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El fallo de medro es el incremento de peso y talla inadecuado en niños de 0 a 3 años. Las causas
más importantes son que no se aporte suficiente alimento al niño, problemas de malabsorción de
nutrientes o que la energía consumida no se pueda utilizar adecuadamente. También existen otros
factores que pueden influir en el peso y la talla del niño, como la herencia genética (padres bajos o
delgados), retrasos en el crecimiento intrauterino o los nacimientos prematuros. Por ejemplo, un
tercio de los bebés prematuros no alcanza los percentiles normales de peso hasta los 24 meses, la
talla normal hasta los 40 meses y el perímetro cefálico normal hasta los 18 meses.
Enfermedades
Cualquiera que sea la causa, la nutrición inadecuada puede afectar al crecimiento del
cuerpo y del cerebro del niño.
Los factores ambientales y sociales son los motivos más comunes por los que los niños no reciben
la nutrición que necesitan.
Los trastornos médicos a veces causan retraso en el desarrollo. El trastorno puede ser tan leve
como la dificultad para masticar o para tragar (como en el labio leporino o el paladar hendido).
Algunos trastornos como el reflujo gastroesofágico, el estrechamiento esofágico o la malabsorción
intestinal, también pueden afectar a la capacidad del niño para retener, absorber o procesar la
comida. Algunas otras causas médicas del fallo de medro incluyen infecciones, tumores, trastornos
hormonales o metabólicos (como la diabetes o la fibrosis quística), cardiopatías, enfermedad
renal, enfermedad hepática, trastornos genéticos (como el síndrome de Down o los trastornos
metabólicos hereditarios) y la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). En
raras ocasiones, algunas madres no producen suficiente leche materna o, lo que todavía es más
infrecuente, producen leche materna reducida en calorías.
El primero sería una ingesta insuficiente de alimentos, que podría representar hasta el
80% del total de casos. Son aquellos trastornos en los que se produce una incapacidad
para ingerir alimentos, por enfermedad crónica que cursa con anorexia, como los
trastornos neurológicos y cromosomopatías con dificultad para deglutir, enfermedades
renales o hepáticas, reflujo gastroesofágico con esofagitis o paladar hendido. También,
puede darse esta situación en casos de limitación en el acceso a los alimentos, por un
problema social (pobreza, falta de recursos), por creencias culturales o religiosas o en
casos de desatención parental y maltrato.
El segundo mecanismo es la mal digestión o malabsorción de nutrientes. Se puede dar en
los síndromes de malabsorción, como la enfermedad celíaca o la fibrosis quística, en
metabolopatías, alergias alimentarias, enfermedad inflamatoria intestinal, etc.
El tercer mecanismo son necesidades energéticas aumentadas, como las que se pueden
observar en: cardiopatías congénitas, enfermedades pulmonares crónicas,
hipertiroidismo, trastornos metabólicos o enfermedades oncológicas.