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Unidad curricular:
Contenidos
Unidad I
La educación literaria en el Nivel Primario
La competencia literaria, objetivo de la educación literaria. El comentario de textos. Los talleres
literarios: cómo formar lectores. Una escuela habitada por la literatura: el espacio y el tiempo
de lectura. Narrar, cantar recitar. Las prácticas en torno a la literatura del Nivel Primario:
tradiciones y experiencias innovadoras.
LA COMPETENCIA LITERARIA
-Lectura de material en PDF Competencia literaria
Actividad
-Defina qué es la competencia literaria
EL COMENTARIO DE TEXTOS
Cuando el docente considera que los niños han construido ¨los cimientos¨ a través de un interesante
intercambio , presenta el tópico del texto y focaliza en la información relevante.: ¨Ahora voy a leer un
cuentos sobre una familia muy especial. ¿Por qué será tan especial?¨
¨Ahora voy a leer un texto sobre un animal, una ballena muy, muy grande que vive en el mar. Por eso
se llama ¨El gigante del mar¨. Vamos a ver cómo es esa ballena. De esta manera el docente está
planteando un objetivo para la actividad, y está promoviendo el desarrollo de una función ejecutiva.
No se le pide al niño que adivine cómo es la ballena. Se trata de despertar su interés y curiosidad para
aprender cómo es.
La lectura en voz alta y expresiva que realiza el docente, marcando la entonación, poniendo énfasis en
los fragmentos importantes y creando suspenso, facilita la comprensión por parte de los niños porque
recurren a las habilidades y a las estrategias que han desarrollado en la conversación cotidiana.
Cuando el docente lee alguna palabra poco familiar, se detiene, mira a los niños y les dice un sinónimo.
Si el texto requiere de la realización de inferencias complejas, como por el ejemplo el cuento ¨ El mono
engañó al yacaré¨, el docente se detiene y pregunta: ¨¿Por qué el mono le mintió al yacaré? ¿Cuál es
la mentira del mono?¨. o a través de afirmaciones: ¨El mono es muy inteligente y como no quiere que el
yacaré se lo coma le miente¨. Estas interrupciones, hechas en un punto difícil del texto dan lugar a que
los niños, apoyándose en el habla del docente y junto con él, realice procesos cognitivos complejos
como las inferencias, que solos no podrían hacer.
Asimismo, al pensar el docente en voz alta cuando se pregunta y pregunta a los niños, les enseña a
pensar y tomar conciencia de estos procesos.
Al principio del aprendizaje los niños no pueden comprender los textos escritos si los leen solos porque
no saben reconocer las palabras. Pero pueden aprender estrategias de comprensión cuando el
docente lee a los niños.
Sin embargo, pueden ¨hacer que leen¨ como todos aquellos niños pequeños a los que, en sus hogares,
les leen una y otra vez el texto. ¿Por qué los niños piden estas lecturas repetidas? Se piensa que esa
demanda responde, por un lado, a las dificultades de comprensión del niño en las sucesivas lecturas
mejora su comprensión. Pero también se debe a que él mismo quiere ¨leer¨ y mirar el libro y, en base a
lo que recuerda, ¨hace que lee¨.
Actividad
Elija un cuento para niños pequeños (primer ciclo- Consultar DCJ) y elaborar una secuencia
de actividades teniendo en cuenta los momentos antes mencionados.
En un taller no debe generarse una vivencia jerarquizada, autoritaria, inflexible, sino al contrario:
abierta, crítica, de plena igualdad o el taller no tendrá validez.
Naturalmente, el taller no enseña per se el camino correcto: abre posibilidades de analizar los caminos
que de repente en la jornada se cruzan. O sea ayuda a descubrir alternativas, variables de trabajo.
Los maestros que deciden participar activamente en un taller, deben primero abandonar los esquemas
de la escolarización. En cuerpo y en espíritu. No pueden permitirse ni en metáfora, la tragedia del oso,
que camina con la jaula puesta. Los maestros no deben ir al taller con el aula encima. De los
bibliotecarios, en su ámbito, puede decirse lo mismo, de alguna manera.
El promotor-coordinador del taller debe conocer, por tanto, los juegos de integración grupal, que
primero humanizan el medio y después crean un ambiente de confraternidad participativa, sin el cual
un taller no pasa de ser un camino adoquinado de buenas intenciones.
Los participantes pueden escoger un cuento, y uno de ellos se encargará de redactarlo como si fuera
una noticia periodística de última hora. Con este trabajo, el tallerista tiene la posibilidad de valorar la
importancia de la estética en un cuento, sobre todo si por asociación de ideas confronta el cuento con
los consabidos resúmenes, que son tan frecuentes en los textos escolares y en las aulas.
La técnica es muy simple: uno de los participantes, motivado por el instructor, redacta el cuento como
noticia. De esta forma la Caperucita Roja, por ejemplo puede parecer una información de crónica roja,
más que cruel, cursi y trivial. He aquí la noticia: Lobo devoró una niña en el bosque…
Una niña llamada Caperucita Roja fue devorada el día de ayer por un lobo mientras cruzaba un
bosque. El hecho cruel y salvaje se produjo en circunstancias que la infortunada niña iba a visitar a su
abuelita en su casa en el campo.
Los bosques, a pesar de las múltiples denuncias y peticiones de protección de la gente, son en la
actualidad muy peligrosos.
Descubierto el lobo asesino por un leñador, el animal fue a su vez asesinado a hachazos, con lo que
se logró rescatar a la niña aún con vida. La denuncia correspondiente ha sido presentada en la
Intendencia de Policía por los padres de Caperucita.
Más tarde alguien narra el cuento en forma matizada, o lo lee en su versión completa. Resultado: los
participantes terminan por valorar la versión estética. Desdeñan el resumen. Es decir, aquello que en
los colegios y escuelas llaman el fondo resumido de la obra. La versión que acaso sea útil para
enseñar gramática, pero que en ningún caso sirve para cultivar un lector.
Cuando la maestra utiliza láminas secuenciales para narrar un cuento, ayuda a que el niño grafique lo
que escucha.
Cuando concluye el relato, ella debe cambiar el orden de las láminas para que el niño las ordene de
acuerdo con lo que vio y escuchó. Este juego sencillo consigue que el niño recuerde la historia, ubique
el inicio y el fin del relato, la secuencia lógica de los hechos, la secuencia espacial y temporal. Es como
hacer un resumen sin necesidad de pedir el resumen.
En una narración sin láminas, el maestro o el bibliotecario puede leer a los niños un cuento que ya ha
sido contado una primera vez, cambiando el nombre de un personaje, el lugar, etc. el maestro debe
advertir a los niños que atiendan a la primera narración para que puedan descubrir las equivocaciones
que aparecerán en la segunda narración. Sin recurrir a la calificación, al cero en atención, a la
amenaza, se puede motivar el hábito de escuchar una narración.
Un encuentro o competencia de preguntas y respuestas entre dos grupos sobre un libro que se ha
leído, es una experiencia que motiva a los niños a leer un texto, a desentrañar su contenido, a
investigar sus temas, y les permite elaborar preguntas para sorprender al contrincante.
El maestro lee detenidamente un cuento a los participantes. Posteriormente, imaginación de por medio,
altera las partes del cuento para probar variantes. Los participantes, a modo de rompecabezas,
pueden, con sugerencias y basándose en el cuento original, armar uno distinto.
Con los niños que ya saben leer se puede jugar con tarjetas donde está escrito un cuento. Las
variantes pueden surgir según el interés y ganas de jugar que tengan los maestros y los niños. Bien
podrían con las tarjetas ordenar por grupos la historia que escucharon, cambiar la secuencia del relato
sin que pierda sentido, añadir una carta integrando otra acción, hecho o personaje en el relato,
intercalar las tarjetas de dos cuentos, en fin.
Los resultados pueden ser creativos, absurdos, extraños, risibles. El hecho es que el alumno logra
involucrarse en el proceso de creación, se apropia del relato, lo convierte en un juego.
Los cuentos que escuchan, miran o leen los niños son extranjeros, especialmente europeos. Son los
llamados cuentos de hadas o maravillosos, que se han integrado a nuestra memoria individual y
colectiva. Son cuentos que evidentemente ofrecen a los niños un enriquecimiento cultural, de alguna
manera le universalizan y avivan su imaginación y fantasía.
Los cuentos, sobre todos los cuentos de hadas, que son los más difundidos y aceptados, enriquecen el
lenguaje de los niños, su poder comunicativo, hecho que no se logra, por ejemplo, con las tiras
cómicas, esa nueva forma de narrar a través de imágenes, de pintar hechos vacíos, con la ayuda de
onomatopeyas, que son el zurcido invisible de auténticos disparates.
En las diversas experiencias que hemos tenido en talleres de motivación a la lectura con adultos y con
niños, un material valioso y recurrente han sido los cuentos de hadas.
En un cuento determinado hay que reemplazar, de acuerdo con la libre elección de los personajes, a
los personajes del mismo. Así, por ejemplo, en el cuento de la Cenicienta se puede identificar a la niña
rubia y humilde con una servidora doméstica común y corriente, y al príncipe, con un empresario. Por
ese camino se puede ver el reverso actual del cuento, se puede desentrañar los hilos ocultos de una
ideología de dominación. En suma, es una forma de nacionalizar los cuentos clásicos. Gianni Rodari ,
escritor y pedagogo italiano, en su libro Gramática de la fantasía nos ofrece algunos juegos para
motivar la creatividad en los niños, utilizando los cuentos tradicionales:
La ensalada de fábulas: Qué pasaría si Caperucita Roja encuentra en el bosque a Pulgarcito y sus
hermanos? La técnica consiste en unir dos fábulas o dos cuentos y dejar que la imaginación de los
niños haga lo demás.
Caperucita Roja en bicicleta: se trata de introducir un elemento extraño en un cuento, así por ejemplo,
qué pasaría si Caperucita Roja se encuentra en el bosque con una bicicleta.
¿Qué sucede después? Al terminar un cuento el narrador podrá motivar a los niños para que sigan con
la historia.
Un maestro narra un cuento determinado. Describe a los personajes, reseña hechos puntualmente.
Un ejemplo: Cenicienta. Actores: la Cenicienta, la madrastra, las hermanastras, el príncipe y el hada
madrina. Los maestros, en libre consenso, eligen un fiscal, un abogado defensor, juez, un grupo de
testigos de uno y otro bando, y de las personas que conforman el tribunal. Se inicia el proceso y se
escucha a las partes. El secretario, brevemente, lee la acusación que pesa sobre los cuentos.
…los reyes y las reinas, los príncipes y las princesas son inevitablemente generosos y caritativos,
amados por sus súbditos, respetados por sus vecinos: no tienen ejércitos ni policía (a lo sumo,
guardabosques compasivos), jamás han declarado la guerra ni, con la excepción de las madrastras
terribles, han ordenado la muerte de uno solo de sus vasallos. No deberá crecer mucho el pequeño
latinoamericano para darse cuenta de que, frente a la realidad, todo aquello no fue sino una mentira de
adultos.
Es obvio que en cuentos europeos que recogen tradiciones escandinavas, germánicas o eslavas, los
personajes tengan la piel blanca, los ojos azules y el cabello rubio (con la sola excepción de
Blancanieves, de pelo ¨negro como el ébano¨). Pero en nuestras sociedades, donde la discriminación
económica coincide casi siempre con otra de índole racial, la tácita identificación de este tipo de
belleza con bondad puede transformar en un sentimiento de inferioridad, la justa disconformidad de ls
muchachitas indígenas, mestizas o mulatas, ya marginadas en la escuela y en la vida por las niñas
más o menos blancas, de las que generalmente son sirvientas.
Los personajes varones, como Pulgarcito y el Gato con Botas, aunque sumisos, son capaces de burlar
la injusticia o de convertir en beneficio propio los absurdos caprichos de los poderosos. Pero en los
cuentos –miniatura de la sociedad-, las niñas están destinadas a la obediencia, a la espera de la
recompensa, lo que afirma en ellas una sensación de impotencia personal para evadirse de una
situación miserable.
Cenicienta sometiéndose a los vejámenes de sus hermanastras; Piel de Asno, confinada a cuidar
corderos, Blancanieves, condenada a vivir en la clandestinidad, son el ejemplo de la resignación… uno
de los contenidos capitales de esa literatura es la solución de los problemas por medios providenciales,
ajenos al esfuerzo humano, lo que constituye además el premio a la sumisión : un hijo de rey cambiará
la existencia de Cenicienta y otro a la Bella Durmiente del Bosque, un dragón y un mosquetero llegarán
en el último instante para salvar a la tercera mujer de Barba Azul.
El abogado defensor solicita que se lea un fragmento de un pensador que promueve y rescata los
cuentos de hadas.
Texto de Luis Darío Bernal:
… Los cuentos de hadas suelen plantear todos los conflictos existenciales, de una manera breve y
concisa. En forma, quizá un poco plana desde el punto de vista estético literario, permiten al niño
atacar los problemas o reconocerlos en su forma esencial. Las tramas complejas, propias de la
literatura para adultos, no son fácilmente aprendidas por los niños. Ellos pueden llegar a confundirse.
Los cuentos de hadas simplifican situaciones, sin descartarlas. Los cuentos de hadas tienen la
características de estar perfectamente definidos, sin ambigüedades en su comportamiento. La bruja es
bien mala, y el príncipe totalmente bueno. Blancanieves o la Cenicienta son bellísimas, y las hermanas
de ésta, horriblemente feas. La polarización domina la mente del niño y está presente en los cuentos…
Todas las figuras en los cuentos de hadas son típicas, en vez de ser únicas. Esto permite a los niños
su plena identificación.
Posteriormente, interviene el abogado defensor, quien llama a su testigo, que debe responder a las
preguntas que las partes le formulan. Igualmente procede el fiscal.
Después de escuchar el veredicto, se descompone al personaje y se le asocia con los papeles sociales
que ahora representarían. De esa forma el maestro puede descubrir las eventuales connotaciones de
la historia.
Para terminar, como conclusión final. Los ejercicios de motivación a la lectura deben ser a la vez
ejercicios que motiven y desarrollen la creatividad en los niños, la comunicación verbal de sí mismos y
de su realidad.
Lo primero que puede hacer un maestro que quiere “enseñar a leer” es crear la ocasión, un tiempo y un
espacio propicios, un estado de ánimo y también una especie de comunión de lectura.
Los lectores no se encuentran con los textos en el vacío, sino –siempre– en situaciones históricas
concretas, en determinado lugar y determinada hora del día, en determinado momento de su historia
personal, en ciertas circunstancias, mediando ciertos vínculos... El texto no es una entelequia. Está
cifrado en un cuerpo (imágenes en movimiento, una tipografía, un diseño de página, un soporte...).
Nada de eso es indiferente. Y los mediadores, que hacen de nexo, de casamenteros entre el lector y el
texto, quedan ligados a la experiencia misma. La voz de quien lee un cuento en voz alta, su presencia,
el libro que sostiene en la mano, las ilustraciones que se espían o se adivinan, el lugar en que se
desarrolla la escena, los olores y sonidos circunstanciales forman parte de la experiencia y llaman la
atención sobre ella. Hay condiciones propicias y otras menos propicias, o incluso disuasivas. Hay
mediadores encendidos y mediadores indiferentes...
La ocasión a veces no está, en ese caso habrá que crearla.La escuela tiene sus rutinas, sus tiempos y
sus espacios de larga tradición. Pero, si quiere dar lugar a la experiencia de la lectura personal –la que
vale la pena– y permitir que se despliegue en todas sus posibilidades, deberá reservarle un lugar –en el
espacio y en el tiempo– cómodo, holgado y específico. Una ocasión precisa, las condiciones
necesarias y un ánimo deliberado. De modo que quede claro para todos que lo que se hará en ese
espacio y ese tiempo elegidos será justo eso: leer.
Es posible que en un primer momento haya que marcar el comienzo de ese espacio-tiempo particular
de manera muy precisa. Con ciertos gestos, ciertos llamados o ciertas rutinas, por ejemplo, formando
un círculo o cerrando la puerta del aula para ahuyentar las interrupciones externas (la llamada
“animación a la lectura” desarrolló un tremendo repertorio de recursos, no todos funcionales a la
lectura).... Luego, a medida que se trate genuinamente de una experiencia y no de la alusión a una
experiencia o el ritual de una experiencia, el ingreso a ese lugar ¨especial¨, de la lectura, un lugar de
recogimiento –o ¨puesta al margen¨- de exploración o protagonismo lector, será mucho más natural y
formará parte del trato diario del aula. El deseo y la actitud se presentarán de improviso y muy a
menudo (el lector una vez embarcado en la lectura, es muy persistente), y no por iniciativa solo del
maestro sino también de los lectores que van creciendo.
La escuela puede dar lugar a muchas y muy diversas maneras de leer, algunas por completo solitarias.
Se puede leer simultáneamente pero en paralelo, cada uno con su texto... Se puede estudiar una
lección. Se puede leer en un rincón de la biblioteca, o del aula, o leer de a dos en un recreo... Pero
aquí, en esta propuesta, nos interesa poner el énfasis en el círculo y recuperar la comunidad del aula,
la primera y más rica comunidad de lectura que puede generar la escuela. No la única, pero sí la más
propia. La escuela, si está dispuesta a asumirse como la gran ocasión y realmente “enseñar a leer”, no
puede desaprovechar esa escena. Luego, ya se verá, las sociedades se irán ampliando, entretejiendo,
cruzando y extendiendo, pero habrá que comenzar por el aula, la comunidad diaria, en la que habrá
que dibujar ese círculo claro y contundente: “estamos leyendo”.
Actividad
Elija una de las técnicas propuestas y arme su relato (libre elección de cuentos). Actividad
para ser compartida ente los compañeros en el foro.
La narración de cuentos
Los aspectos teóricos que hacen a la narración de cuentos son en general menos conocidos pero no
por ello menos importantes. Esta importancia se debe a que si bien contar cuentos parece ser una
actividad eminentemente práctica y guiada por el solo interés y deseo de hacerlo (para lo cual poco
importaría la teoría), el conocimiento de la misma puede ayudar a encausar y desarrollar ese impulso,
puede resolver dudas y dificultades y orientaren una actividad que aunque siempre debe ser viva y
espontánea, lograra su plenitud con el trabajo y la preparación previa. El docente que cuenta cuentos
tiene una posibilidad que no todos los narradores poseen: podrá hacer su descubrimiento y
entretenimiento con sus propios alumnos, en la medida en que vaya desplegando esta actividad para
ellos y se dedique a observar su propio estilo como narrador. Descontamos que siempre será
necesario un pequeño trabajo previo, de preparación del texto y el modo de contarlo. Ello aseguraran la
más atenta escucha y el más profundo agradecimiento de parte de los niños. Dado que esta actividad
se desarrolla fundamentalmente con la práctica será oportuno referirnos a ella. El procedimiento para
contar es igual ya se trate de cuentos literarios o tradicionales, pero habrá que hacer una distinción
entre ambos en lo que se refiere a cómo abordar la materia prima, es decir, el texto, dado que en los
primeros preexiste una voz, la del autor, y en los segundos esta vendrá en el decir de las gentes y en el
correr de los tiempos, lo que permite una apropiación distinta. Los análisis que realizaremos serán
desde el punto de vista de la narración oral, pues es importante tener en cuenta que no es lo mismo
escuchar que leer. La vista tiene tiempos distintos respecto del oído, el lector puede volver atrás, puede
darse su propio ritmo. La elección de los cuentos
Respecto de este tema lo importante será el “primer flechazo” que el cuento nos provoque (aquí tal vez
es válido aquello del “amor a primera vista”). Después podrá comprobarse qué características tiene y a
partir de ahí, y en la medida en que estas se repitan, se irá descubriendo cuales son los intereses que
marcan el estilo propio de cada narrador. Es decir, a algunos les puede interesar lo potente de la
historia, a otros la composición de los personajes, a otros el movilizar alguna emoción, a otros la índole
de su final, ya sea sorpresivo o reflexivo, etc. Otro punto igualmente importante es considerar la edad
del público al que van dirigidos. Este concepto no siempre es fácil de precisar porque a veces, sobre
todo tratándose de niños, la edad cronológica no corresponde con la madurativa, pero siempre esta
última deberá ser considerada prioritaria, o sea la capacidad de simbolización o abstracción del
pensamiento. Si bien es difícil determinar con absoluta precisión el tema de las edades pueden
considerarse algunos periodos dentro del desarrollo evolutivo, que orienten en cuanto a la búsqueda de
cuentos adecuados para cada una de ellas. Así podemos considerar, siguiendo a la investigadora Otilia
Chaves, que entre los 3 y los 5 años el niño atraviesa un periodo que podríamos designar como
“rítmico-realista”: le importaran más las acciones que las descripciones, así como las reiteraciones
rítmicas y la interpretación mágica de la realidad. Su vida imaginativa es muy rica y preferirá las
historias centradas en un personaje. Entre los 6 y los 8 años se situara el periodo “imaginativo”, en el
que los cuentos de hadas, lo fantástico, logra un más amplio desarrollo. Entre los 9 y los 12 años será
el periodo “aventurero”: allí los cuentos y novelas de aventura serán los preferidos, lo fantástico se
despliega con mayor intensidad, si bien se combina en partes iguales con la realidad. San también
adecuados los cuentos de humor, de amor, siempre que impliquen ternura y alegría: los de fantasma,
detectives, así como los de ciencia ficción.
De los 12 a los 17 se da el ciclo “idealista”: aparecen los héroes, las figuras paradigmáticas que sirven
de modelo y ayudan a superar las dificultades de la vida: en este sentido los mitos son especiales para
esta edad. A partir de los 18 años se presenta el ciclo “altruista”, aparece la realidad social como
determinante de situaciones: los gestos de nobleza, la generosidad ganan terreno y será bueno
revalorizarlos. La curva de la vida hace que muchas veces las etapas finales parezcan juntarse con las
primeras, por lo cual los cuentos que suponemos para niños pueden ser disfrutados por personas muy
mayores. Este modo de clasificar las edades así como las restantes consideraciones son simplemente
aproximativas y no exclusivas. Téngase en cuenta que siempre es interesante que el docente ofrezca
variada cantidad de materiales y de recursos. Trabajo con el material Una vez que se ha hecho la
elección del cuento porque se lo leyó, se lo escucho o se lo invento, siguiendo lo ya expresado en
cuanto al placer que produjo su hallazgo y el deseo de compartirlo, convendrá considerar si se lo puede
transmitir según la versión original o si conviene efectuar alguna adaptación.
Un narrador/a debería:
Conocer y sostener un estilo personal: ¨encontrar su propia voz¨.
Leer libros y elegir lo que le agrade para narrar o leer.
Trabajar su voz con ayuda si fuera necesario de un fonoaudiólogo.
Sentir lo que narra.
Hacer un curso de narración, no para convertirse en profesional , sino para adquirir estrategias
y seguridad en su hacer.
¨Leer un cuento puede resultar tan atractivo como narrarlo¨, esto significa que narrar y leer no
son excluyentes, son complementarios.
Narrar cuentos ¨fundantes, tradicionales, folclóricos y actuales sin traicionar ¨la materialidad de
cada uno de ellos¨.
Actividad
De acuerdo a lo leído ¿Qué debe tener en cuenta el narrador a la hora de contar un cuento?
-En el artículo se mencionan intereses de los niños por los textos literarios según las edades.
Seleccione del Diseño Curricular Jurisdiccional de la provincia de Salta ¿qué tipos de textos literarios
se deben seleccionar para los diferentes grados, teniendo en cuenta el siguiente cuadro:
Área: Lengua
2º
3º
4º
5º
6º
7º
IMPORTANTE
Tiempo Actividades
Mensajería interna: se envían y reciben mensajes a la profesora o cualquier alumno del curso.
Foros: en esta sección se crearán temas de debate entre los alumnos y profesora.
Tutorías:
Con el objetivo de sostener un canal abierto de comunicación, ayudar a quien lo necesite, aclarar
dudas, etc. se podrá consultar los días lunes 19 a 21: 30 hs. por mensajería interna o correo electrónico
(si aún no están en el aula virtual)