Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Gramática Tema1 PDF
Gramática Tema1 PDF
DIDÁCTICA DE LA GRAMÁTICA
TEMA 1: LA COMPETENCIA GRAMATICAL
José Amenós Pons
1
En este trabajo, utilizamos la denominación L2 en sentido genérico, es decir, en referencia a cualquier
lengua que no sea la propia del usuario, con independencia del entorno y la forma en que la haya aprendido
(en inmersión o sin ella; en el aula o fuera de ella).
2
Por ejemplo, el leísmo personal (uso del pronombre le en lugar de lo para denotar un objeto directo de
persona masculina) está aceptado por la norma culta solo en singular, a pesar de que los hablantes de español
peninsular tienden fuertemente a extenderlo al plural. Igualmente, la Real Academia Española desaconseja
el uso del demostrativo masculino delante de un nombre que empiece por vocal (así, es incorrecto decir
*De este agua no beberé). Estas son decisiones normativas que obedecen al criterio de los académicos.
3
La edición original impresa es de 2005. Existe una versión en línea, basada en la edición impresa,
consultable en el portal de la RAE (http://www.rae.es). Ambas se encuentran en estos momentos en proceso
de revisión y actualización.
4
La GDLE (1999) es la obra más detallada de este tipo acerca de la lengua española. Es un trabajo colectivo
en la que cada capítulo está firmado por un especialista distinto. El capítulo sobre el artículo, del que
proceden los fragmentos aquí reproducidos, fue redactado por Manuel Leonetti.
5
En 2009, la RAE-ASALE publicó una nueva obra gramatical, con el título Nueva gramática de la lengua
española (en adelante, NGLE). La NGLE fue coordinada también por Ignacio Bosque, pero se presenta
como un trabajo más propiamente institucional de la RAE-ASALE. La NGLE es, en buena parte, una obra
descriptiva, aunque menos técnica que la GDLE. Además, y a diferencia de esta, combina descripción y
observaciones normativas. Podría decirse, entones, que la NGLE busca derivar la norma de la
argumentación descriptiva; la prescripción, de la observación de las tendencias internas del idioma.
Posteriormente, la NGLE ha dado lugar a otras publicaciones gramaticales derivadas, dirigidas a públicos
menos especializados, en las que disminuye el detalle descriptivo y se mantiene la información normativa.
USO DE Son esenciales para Son esenciales para Son esenciales, pero no
EJEMPLOS ilustrar las explicaciones ilustrar las explicaciones solo para ilustrar las
explicaciones, sino
también para llamar la
atención sobre la
existencia de los
fenómenos abordados
PRESENTACIÓN Debe resultar clara, pero Debe resultar clara, pero La claridad es esencial.
puede recurrirse a puede recurrirse a Suele evitar las
explicaciones largas y explicaciones largas y explicaciones largas y
detalladas, en párrafos detalladas, en párrafos detalladas, así como los
relativamente densos relativamente densos párrafos densos
Las gramáticas concebidas para la enseñanza de ELE son, o aspiran a ser, pedagógicas. Por
supuesto, existen también gramáticas pedagógicas fuera de este campo: en especial, los materiales
gramaticales que se utilizan en la enseñanza primaria y secundaria son claramente pedagógicos.
Además, la gramática pedagógica no se encuentra solamente en manuales de gramática, sino que
suele formar parte de los libros de texto, bien en explicaciones intercaladas en las unidades del
manual, bien en apéndices al final del libro, bien en ambos.
3. EL CONOCIMIENTO GRAMATICAL
6
Eso no significa, sin embargo, que la información metalingüística de un manual de gramática como este
sea inmediatamente comprensible para todos los aprendientes de cualquier L1: en el caso de lenguas
aislantes como el chino, la mayor parte de información gramatical del español se incorpora a través de
mecanismos léxicos, lo que dificulta la conceptualización. Por otra parte, la tradición educativa de cada
país (incluso dentro del ámbito europeo) varía mucho en cuanto al hincapié que se hace en la terminología
metalingüística a la hora de enseñar las lenguas, y en cuanto al tipo de reflexión (más o menos formalista,
más o menos semántica y comunicativa) que fomentan las metodologías de enseñanza. De ahí la necesidad
de tener en cuenta la lengua y cultura de procedencia de nuestros alumnos a la hora de elegir, o simplemente
recomendar, un material gramatical.
7
No hay por qué presuponer que el orden de presentación de explicaciones y práctica, ni los recursos con
los que se presenta una y otra, tenga que ser el mismo en un aula. Un libro de gramática es un material que
un alumno puede usar de forma autónoma, y esto tiene consecuencias metodológicas importantes. Para
aspectos de la enseñanza de la gramática en el aula, remitimos al Tema 2 de esta asignatura.
Para muchos lingüistas de orientación generativista, entre los que se encuentran Bosque y
Demonte, los niveles de análisis lingüístico pueden y deben distinguirse desde el punto de vista
teórico; cada uno de esos niveles puede ponerse en relación con un tipo de competencia de los
hablantes: así, dentro de la competencia lingüística pueden diferenciarse, entre otros aspectos, una
(sub)competencia léxica y una (sub)competencia gramatical. Sin embargo, muchos aspectos
combinatorios de la sintaxis están léxicamente determinados, es decir, el conocimiento del léxico
incluye información sobre las combinaciones sintácticas a las que cada unidad puede dar lugar8.
De ahí que, aunque la gramática generativa dé prioridad a la sintaxis en su descripción de la
competencia lingüística, para muchos generativistas la frontera entre léxico y sintaxis sea mucho
menos radical de lo que podría parecer a simple vista9.
Hay reglas de uso sin las cuales las reglas gramaticales serían inútiles. Del mismo modo
que las reglas sintácticas pueden controlar aspectos de la fonología, y las reglas semánticas
quizá controlar aspectos de la sintaxis, las reglas de los actos de habla actúan como factores
que controlan la forma lingüística en su totalidad. (Hymes, 1972: 278)
Surge así el concepto de competencia comunicativa, que fue inicialmente propuesto por el propio
Hymes. Existen distintas formulaciones de este concepto; todas ellas buscan delimitar las
características del conocimiento interiorizado de los hablantes de una lengua, que les permite no
solo emitir enunciados correctos, sino adecuados al contexto; no solo interpretar el significado de
esos enunciados, sino también juzgar su adecuación contextual.
Competencias lingüísticas10:
Competencias sociolingüísticas:
o Las condiciones socioculturales del uso de la lengua (las normas de cortesía, las
normas que ordenan las relaciones entre generaciones, sexos, clases y grupos
sociales, la codificación lingüística de determinados rituales fundamentales para
el funcionamiento de una comunidad).
Competencias pragmáticas:
o Tienen que ver con el uso de los recursos lingüísticos para llevar a cabo funciones
determinadas, sobre la base de conocimientos, creencias y valores socialmente
compartidos.
o También tienen que ver con el dominio del discurso: la capacidad de organizarlo
y estructurarlo de forma coherente y adecuada, la identificación de tipos y formas
de texto…
Dentro de la conceptualización del MCER, nos interesa ahora destacar la interrelación que se
establece entre léxico, gramática y organización cognitiva, y entre capacidad de uso de la lengua
y conocimiento del mundo:
10
Al referirse a la competencia comunicativa y a las distintas (sub)competencias, el MCER alterna, de
manera aparentemente indistinta y en diferentes apartados de la obra, el singular y el plural. Así lo hacemos
nosotros también en esta presentación. Cada una de las competencias está compuesta por más de un aspecto,
con lo cual se justifica el plural (si se quiere subrayar este hecho) tanto como el singular (si se quiere
destacar la integración de los distintos aspectos).
Una forma sencilla de acercarse a esta cuestión es pensar en cómo es el significado de las distintas
clases de palabras. Por una parte, los significados de las denominadas clases abiertas11 o clases
léxicas (sustantivos, adjetivos, verbos y adverbios) remiten siempre a conceptos: conocer el
significado de sustantivos como perro, mesa, amor o compromiso equivale a poder representarse
mentalmente el concepto (concreto o abstracto) al que remite cada término. Un hablante
competente de español es capaz de verbalizar esos conceptos, así como de identificar imágenes o
símbolos gráficos que los representan.
En cambio, los significados de las expresiones que forman parte de las denominadas clases
cerradas12 o clases gramaticales (determinantes, pronombres, preposiciones y conjunciones) no
remiten a conceptos, sino a combinaciones posibles y a las relaciones que cada término establece
con otros. Si alguien intenta explicar el significado del artículo el o de la conjunción aunque, lo
hará normalmente a partir de ejemplos, glosando el modo en que la presencia del elemento en
cuestión influye en la interpretación del enunciado donde aparecen.
Esta diferencia se observa fácilmente comparando dos definiciones de diccionario como las
siguientes13:
11
La denominación clases abiertas incide en el hecho de que las expresiones lingüísticas que las forman
no constituyen un sistema cerrado o delimitado: su número es potencialmente ilimitado, ya que en cualquier
momento es posible crear y añadir nuevos miembros.
12
Al contrario de lo que ocurre con las clases léxicas, no es posible para un hablante crear y añadir, en
cualquier momento, nuevos miembros a los integrantes de una clase de palabras cerradas o gramaticales
(no es posible añadir un nuevo artículo o un nuevo demostrativo al sistema de los determinantes, ni crear
de repente una nueva preposición).
13
Todas las definiciones están tomadas del Diccionario de la lengua española, de RAE-ASALE (23ª
edición; en adelante, DILE).
Aunque estoy malo, no faltaré a la cita. Si una persona está enferma, es fácil inferir que
faltará la cita. Sin embargo, la presencia de aunque indica que ese hecho no va a
producirse.
Haz el bien que pudieres, aunque nadie te lo agradezca. Si nadie me agradece el bien
que hago, quizás me sienta inclinado a dejar de hacerlo. Aunque instruye al destinatario
acerca de la conveniencia de perseverar en el bien, a pesar de todo.
Aunque severo, es justo. Si describimos a alguien como severo, el oyente puede concluir
que las valoraciones de esa persona tenderán a no ser ecuánimes. Aunque, en este caso,
indica que tal conclusión no debe formularse.
Tanto la definición del DILE como la que nosotros hemos propuesto son formas de describir el
resultado del proceso de interpretar la relación entre dos proposiciones unidas por aunque. Se
puede afirmar, entonces, que aunque codifica una serie de instrucciones para la interpretación de
las proposiciones que une. Lo mismo puede afirmarse, de manera general, del conjunto de
conjunciones y conectores discursivos: su función es la de guiar los procesos interpretativos del
oyente; son, entonces, unidades lingüísticas, pero están directamente orientadas a la consecución
de determinados efectos interpretativos y, por tanto, pragmáticos14.
Los significados de este tipo han recibido, dentro de algunas teorías, el nombre de significados
procedimentales15. Así pues, las conjunciones y conectores son expresiones de significado
procedimental: proporcionan instrucciones sobre la manera en que conceptos y representaciones
mentales deben ponerse en relación para ser interpretados. Tienen igualmente significado
procedimental el resto de integrantes de las clases gramaticales de palabras, y también categorías
flexivas como el tiempo y el modo, expresadas a través de morfemas. Lo que los significados
procedimentales tienen en común es que no tienen referentes extralingüísticos en el mundo real,
es decir, no dan acceso a conceptos que el hablante tenga almacenados en su mente; en
contrapartida, aportan instrucciones que sirven para orientar los procesos de interpretación de los
enunciados.
14
De hecho, el Plan Curricular del Instituto Cervantes (2007) no incluye los conectores en el inventario
de recursos gramaticales, sino dentro del de tácticas y estrategias pragmáticas.
15
En especial, dentro de aproximaciones a la comunicación humana como la Teoría de la Relevancia de
Sperber y Wilson (1986/1995) (cfr. Blakemore 1987; Wilson y Sperber 1993; Escandell, Leonetti y Ahern
(ed.) 2011).
En cuanto a las expresiones pertenecientes a las clases léxicas, codifican en realidad dos tipos de
información: por una parte, dan acceso a un concepto, que corresponde a su significado
propiamente dicho; por otra parte, aportan información sobre la categoría a la que pertenece cada
expresión (sustantivos, adjetivo, verbos o adverbios), y sobre las relaciones sintácticas que la
expresión puede establecer con otras. Este último tipo de información es, al igual que la de las
palabras gramaticales, un conocimiento que normalmente los hablantes poseen solo de manera
implícita.
Por tanto, los hablantes de una lengua son solo conscientes de una pequeña parte de su
conocimiento lingüístico: aquel que pueden relacionar directamente con su conocimiento del
mundo, y que da acceso a los conceptos almacenados en la mente; ese conocimiento se asimila a
las clases léxicas, por más que las unidades léxicas incluyan también información gramatical.
Dicho de otro modo: los significados léxicos son, en parte, extralingüísticos, dado que en su
contenido y organización están directamente influidos por el conocimiento del mundo que tienen
los hablantes. Los significados gramaticales, a su vez, son puramente lingüísticos, pero en la
interpretación se enriquecen también con información contextual, extralingüística.
Veamos un ejemplo de esta última idea, con una de las categorías procedimentales que hemos
mencionado varias veces en este capítulo: el artículo determinado (y, con él, todos los
determinantes). Para desarrollar nuestra explicación, nos fijaremos en estos tres ejemplos:
Por el contrario, el artículo indeterminado de (2) indica al destinatario que debe representarse
mentalmente un referente inespecífico, no mencionado ni disponible anteriormente en el contexto.
La razón por la que el emisor formula una pregunta así, con un referente inespecífico, se determina
por vía inferencial, con la ayuda del conocimiento del mundo: un profesor, en un examen, puede
querer comprobar que su estudiante dispone de una herramienta para escribir; un compañero de
clase, en esa misma situación, puede necesitar pedirle a su compañero un bolígrafo (un ejemplar
cualquiera de esa categoría, no uno en concreto). En ausencia de datos más específicos, ambas
interpretaciones serían posibles.
Por último, el referente resulta aún más inespecífico cuando no se utiliza artículo, como ocurre en
(1): mientras que el artículo indeterminado aísla un ejemplar dentro de una categoría, la ausencia
de artículo hace referencia a la categoría de manera genérica. En ese caso, ya no podríamos
interpretar el enunciado como una petición, sino solo como una pregunta de comprobación.
Las destrezas y habilidades (saber hacer), […] ya sea para conducir un coche, tocar el
violín o presidir una reunión, dependen más de la capacidad de desarrollar procedimientos
que de los conocimientos declarativos, pero se puede propiciar esta destreza mediante la
adquisición de conocimientos interiorizados, y puede ir acompañada de formas de
competencia existencial (por ejemplo, la actitud relajada o la tensión a la hora de realizar
una tarea). De este modo, en el ejemplo citado anteriormente, el hecho de conducir un
coche, que por medio de la repetición y de la experiencia se convierte en una serie de
procesos semiautomáticos (desembragar, cambiar de marcha, etc.), requiere al principio
una separación explícita de las operaciones conscientes, que se pueden expresar con
palabras («levanta el pie lentamente del embrague, pon tercera, etc.»), y la adquisición de
determinados conocimientos (hay tres pedales en un coche no automático que tienen las
siguientes funciones, etc.), en los que no hay que pensar conscientemente cuando «sabemos
conducir». Cuando aprendemos a conducir, necesitamos por lo general un nivel alto de
concentración y una gran autoconciencia, ya que nuestra propia imagen es especialmente
vulnerable (riesgo de fracaso, de parecer incompetente). Una vez que se dominan las
destrezas, se supone que el conductor va a tener mayor facilidad y mayor confianza en sí
mismo; de lo contrario, se desconcertaría a los pasajeros y a los demás conductores. […]
La competencia existencial (saber ser) […] se puede considerar como la suma de las
características individuales, los rasgos y las actitudes de personalidad que tienen que ver,
por ejemplo, con la autoimagen y la visión que tenemos de los demás y con la voluntad de
entablar una interacción social con otras personas. Este tipo de competencia no se
contempla solo como resultado de características inmutables de la personalidad, pues
incluye factores que son el producto de varios tipos de aculturación y que pueden ser
modificados. […]
En una visión modular de la mente humana, la interpretación que reciben los estímulos
lingüísticos no está determinada únicamente por el módulo del lenguaje: por ejemplo, la
percepción del registro y, más generalmente, de la adecuación sociopragmática de un enunciado
cualquiera a una situación de comunicación, no depende directamente del procesamiento
fonológico, léxico y morfosintáctico, sino tiene que ver con el papel social que se da a
determinados usos del idioma, y por tanto forma parte del conocimiento social. La capacidad de
adecuar pragmáticamente la producción lingüística propia (y de juzgar la adecuación pragmática
de la producción ajena), entonces, resulta ante todo de los saberes adquiridos a través de la
socialización; los niños, al terminar la escuela primaria, son plenamente competentes en la
morfosintaxis de su L1, pero no ocurre lo mismo con su capacidad de adecuar el registro a
situaciones sociales que escapan a su experiencia vital. Una representación sencilla del modo en
que el conocimiento lingüístico y el conocimiento social interactúan en la actividad lingüística es
la que propone Escandell (2004: 5):
16
En este punto, sin embargo, conviene introducir una precisión: la existencia de dos tipos de significados
lingüísticos (conceptuales y procedimentales, articulados en torno al léxico y la gramática, respectivamente)
no siempre va en paralelo al tipo de conocimiento (declarativo o procedimental) que los hablantes poseen
de las formas. Por ejemplo, los hablantes de una lengua almacenamos en nuestra mente no solo unidades
simples analizadas como tales, sino también secuencias lingüísticas complejas, a las que atribuimos un
significado global, conjunto, de naturaleza no composicional; es el caso de las expresiones idiomáticas, a
las que dotamos de un tipo significado equiparable al de las unidades léxicas simples. Eso no impide que,
además, podamos poseer información, conceptual o procedimental, sobre cada una de las palabras por
separado (Sharwood Smith y Truscott 2014). Aprender una L2, asimismo, nos lleva a menudo a construir
conocimiento declarativo metalingüístico referido a unidades de significado procedimental (véase al
respecto el apartado 3.4 de este mismo tema).
En los estudios lingüísticos, la concepción modular de la mente es desde hace años una idea de
gran influencia, debido en buena parte a las propuestas de Chomsky (1972, 1980). Estas, a su vez,
se basan en datos psicolingüísticos y neurolingüísticos. Pese a todo, si bien existe cierto consenso
teórico en la noción de modularidad, hay gran disparidad en la descripción de cuántos módulos
existen y en cómo operan realmente; tampoco hay acuerdo en el rol de los mecanismos de interfaz,
ni en la existencia de unos sistemas cognitivos generales capaces de coordinar el funcionamiento
de los módulos especializados.
Existe, por otro lado, un conjunto de teorías que niegan por completo la existencia de un módulo
específico dedicado al lenguaje: entre ellas, las que se agrupan bajo la denominación de lingüística
cognitiva (Lakoff 1990; Langacker 1987, 1991; Goldberg 1995, entre otros). Para la lingüística
cognitiva, el lenguaje es el producto exclusivo de las capacidades cognitivas generales, y se
desarrolla a partir de procesos cognitivos básicos como son la percepción, atención y
categorización, sin que intervenga ningún módulo especializado en tratar información lingüística.
17
La Gramática Cognitiva (Langacker 1987, 1991) es, entonces, una de las corrientes que se incluyen en la
lingüística cognitiva: otras aproximaciones distintas a la de Langacker, pero que comparten sus principios
generales en cuanto a la arquitectura de la mente y el carácter simbólico del lenguaje, son la Teoría de la
Metáfora Conceptual (Lakoff y Johnson 1980), la Teoría de los Espacios Mentales (Fauconnier 1994) y la
Gramática de Construcciones (Goldberg 1995). Por otra parte, el adjetivo cognitivo puede aplicarse, en un
sentido más amplio, a otras teorías que prestan atención a los aspectos mentales del conocimiento
lingüístico, pero que (a diferencia de las anteriores) no comparten las concepciones básicas de los teóricos
de la lingüística cognitiva. La gramática generativa es cognitivista en ese sentido amplio; asimismo, una
teoría pragmática como la Teoría de la Relevancia de Sperber y Wilson (1986/1995) es, a la vez, cognitivista
(se centra en los aspectos cognitivos de la interpretación de los enunciados) y compatible con los principios
generales del generativismo (postula una concepción modular del lenguaje y de la mente humana).
18
Véanse especialmente, para el español, los estudios incluidos en Llopis García, Real Espinosa y Ruiz
Campillo 2012, así como Castañeda (coord.) y otros 2014).
19
Utilizamos aquí de forma intercambiable los términos adquisición y aprendizaje, sin que esto suponga
por nuestra parte un posicionamiento a priori en cuanto a la igualdad o diferencia de los mecanismos de
incorporación de L1 y de L2.
20
La denominada etapa crítica corresponde a una edad, normalmente identificada en torno a la pubertad,
más allá de la cual se hace más difícil la adquisición de una lengua. La incidencia de la edad en la la
adquisición de una L2 no se niega desde ningún posicionamiento teórico, pero las investigaciones recientes
tienden a matizar la incidencia de dicho periodo en las distintas capacidades que configuran la competencia
lingüística y la competencia comunicativa.
21
El modelo aquí descrito se separa de las hipótesis clásicas de Krashen (1976), que serán expuestas en el
Tema 2; en síntesis, Krashen, al igual que Sharwood Smith y Truscott, defiende la existencia de dos
mecanismos distintos de incorporación de una L2: uno es específicamente lingüístico (GU), y solo se activa
al procesar input lingüístico abundante; el otro es un mecanismo general de aprendizaje, que se enriquece
al incorporar reglas de uso introducidas conscientemente a través del estudio. Ahora bien: Krashen niega
que el segundo tipo de conocimiento pueda transformarse en auténtico conocimiento lingüístico, rápido,
intuitivo y eficaz; en cambio, Sharwood Smith y Truscott sostienen la utilidad indirecta del conocimiento
metalingüístico consciente para el desarrollo de conocimiento lingüístico operativo. Para más detalles
acerca de los planteamientos de Krashen, véase el Tema 2 de esta asignatura.
22
Conviene recordar aquí que la gramática cognitiva sostiene que en la actividad lingüística no interviene
ningún módulo especializado, sino que es totalmente fruto de capacidades cognitivas generales.
4. RECAPITULACIÓN
Hemos comenzado este tema reflexionando sobre las distintas acepciones de la palabra gramática.
Ello nos ha permitido, por una parte, diferenciar entre la gramática como un conjunto de
estructuras y combinaciones y la gramática como saber, que a su vez puede estudiarse como
conocimiento interno y como conocimiento metalingüístico.
Esta distinción nos ha llevado, posteriormente, a abordar dos aspectos diferentes: así, en primer
lugar, hemos revisado los distintos enfoques (descriptivo, normativo y pedagógico) con los que
puede abordarse el estudio de la gramática; en segundo lugar, hemos presentado las características
de la gramática como conocimiento interiorizado de los hablantes. En relación con este último
aspecto, hemos desarrollado la diferencia entre los significados léxicos y los significados
gramaticales, estableciendo también, en los apartados finales, distinciones entre el conocimiento
gramatical de la L1 y el de la L2.
En nuestra descripción, hemos dado protagonismo a las teorías que adoptan una concepción
modular de la mente humana y que, dentro de esta, postulan la existencia de un módulo encargado
de procesar y almacenar información lingüística. Sin embargo, hemos tendido puentes entre estas
teorías, de base generativista, y la lingüística cognitiva, que concibe el conocimiento lingüístico
como el fruto de procesos generales, sin la actuación de un módulo dedicado al lenguaje. Hemos
subrayado la utilidad de estas últimas teorías para la enseñanza y el aprendizaje de la L2,
asociándola a la mayor incidencia que dichos procesos tienen en la adquisición de la L2 (frente a
lo que ocurre con la L1).
Alonso, Rosario et al. (2005): Gramática Básica del Estudiante de Español. Barcelona: Difusión.
Andersen, Roger W. (1984): “The One to One Principle of interlanguage construction”. Language
Learning 34, 77-95
Anderson, John R. (1983): The Architecture of Cognition. Cambridge, MA: Harvard University
Press.
Bosque, Ignacio y Violeta Demonte (coord.) (1999): Gramática descriptiva de la lengua española.
Madrid: Espasa-Calpe (3 volúmenes).
Campbell y Wales (1970): “The study of language acquisition”, en John Lyons (ed.): New Horizons
in Linguistics. Harmondsworth: Penguin, 242-260.
Chomsky, Noam (1965): Aspects of the theory of syntax. Cambridge, MA: MIT Press.
Chomsky, Noam (1972): Language and mind (enlarged edition). New York: Harcourt, Brace,
Jovanovich.
Chomsky, Noam (1980): Rules and representations. New York: Columbia University Press.
Clahsen, Harald y Claudia Felser (2006): “Grammatical processing in language learners”. Applied
Psycholinguistics 27: 3-42.
Clahsen, Harald y Pieter Muysken (1986): “The availability of Universal Grammar to adult
language learners: the acquisition of German word order”. Second Language Research 2, 93-119.
Consejo de Europa: Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas. Madrid: Instituto
Cervantes / Anaya.
Croft, William (2001): Radical Construction Grammar: Syntactic theory in typological Perspective.
Oxford: Oxford University Press.
Escandell, Victoria, Manuel Leonetti y Aoife Ahern (ed.) (2011): Procedural Meaning: Problems
and Perspectives. Bingley: Emerald.
Fauconnier, Gilles (1994): Mental spaces: Aspects of meaning construction in natural language.
Cambridge: Cambridge University Press.
Fodor, Jerry A. (1983): The Modularity of mind: An essay on faculty psychology. Cambridge, MA:
MIT Press.
Fodor, Jerry, A. (2000): The mind doen’t work that way: The scope and limits of computational
psychology. Cambridge, MA: MIT Press.
Instituto Cervantes (2007): Plan Curricular del Instituto Cervantes. Niveles de Referencia del
Español. Madrid: Biblioteca Nueva (3 volúmenes).
Iten, Corinne (1998): “The meaning of although: a Relevance theoretic account”, UCL Working
Papers in Linguistics 10.
Iten, Corinne (1999): “Although revisited”, UCL Working Papers in Linguistics 11.
Jackendoff, Ray (1987): Consciousness and the computational mind. Cambridge, MA: MIT Press.
Jackendoff, Ray (1997): The architecture of the language faculty. Cambridge, MA: MIT Press.
Krashen, Stephen D. (1976): “Formal and informal linguistic environments in language learning”
Lakoff, George (1980): Metaphors we live by. Chicago: Chicago University Press.
Leonetti, Manuel (1996): “El artículo definido y la construcción del contexto”. Signo y seña 5, 101-
138.
Leonetti, Manuel (1999): “El artículo”, en I. Bosque y V. Demonte (eds.) (1999): Gramática
Descriptiva de la Lengua Española, Volumen I. Madrid: Espasa-Calpe, 787-890.
Llopis García, Reyes, José Manuel Real Espinosa y José Plácido Ruiz Campillo (2012): Qué
gramática enseñar, qué gramática aprender. Madrid: Edinumen.
Olmos, Susana y Aoife Ahern (2009): “Contrast and propositional attitude: A relevance theoretic
analysis of contrast connectives in Spanish and English”. Lingua 119(1):51-66.
Pinker, Steven (1994): The language instinct: The new science of language and mind. Londres:
Penguin.
Schwartz, Bonnie D. (1986): “The epistemological status of second language acquisition”. Second
Language Research 2: 120-159.
Sharwood Smith, Michael y John Truscott (2014): The Multilingual Mind. Cambridge: Cambridge
University Press.
Truscott, John (2015): Consciousness and second language learning. Clevedon: Multilingual
Matters.
Vanikka, Anne y Martha Young-Scholten (1996): “The early stages of adult L2 syntax: additional
evidence from Romance languages”. Second Language Research 15: 140-176.
VanPatten, Bill (1996): Input processing and second language instruction in second language
acquisition. Norwood, NJ: Ablex.
VanPatten, Bill (2007): “Input processing in adult SLA”. En B. VanPatten and J. Williams (eds.):
Theories in Second Language Acquisition. Mahwah, NJ: Erlbaum, 115-135.
White, Lydia (1985): “The pro-drop parameter in adult second language acquisition”. Language
Learning 35: 47-62.