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• Índice
Introducción:………………………………………………………………….…….…..
Desarrollo: ……………………………………………………………….………….….
Conclusión:……………………………………………………………………………….
Bibliográfica……………….……………………………………………………………..
• Introducción:
En este presente ensayo se describirá el libro “Pedagogía de la autonomía” de Paulo Freire.
Inicialmente se enfocara en la descripción y posteriormente al estudio y análisis de los tres escritos del
autor, las cuales están dirigidos a los educadores. Con la intención de aportar a favor de una escuela
democrática.
• Desarrollo:
Paulo Freire (1921 -1997) pedagogo brasileño, indudablemente unos de los pedagogos más importante
del siglo XX.
Adoptó como método de enseñanza una variante de la teología de la liberación o bien conocida como
Pedagogía de la Liberación.
Cual concibe al docente de una manera diferente, El 10 de abril de año 1997publica su último libro
“Pedagogía de la Autonomía” contrastando en su libro el perfil del profesor ideal.
Las cual el autor las divide en tres capitulo o escritos. Paulo Freire, fallece el 2 de mayo de 1997 en Sao
Paulo, víctima de un infarto agudo de miocardio.
• CAPITULO I:
No hay docencia sin discencia: En este primer escrito nos deja claro que el maestro debe ser un buen
aprendiz, y estar abierto a las realidades de sus educando. No hay docencia sin discencia, ya que el que
enseña aprende a enseñar y quien aprende enseña al aprender. Este pensamiento de Paulo Freire, nos
hace reflexionar que nunca dejamos de aprender, que constantemente aprendemos algo nuevo en todo
momento. Como maestro tanto como aprendiz.
Finalizo esta idea con las siguiente palabras “Para ser un buen maestro primero debes ser un buen
aprendiz”.
El ser maestro no implica que tú lo sepas todo, no implica que el educando te escuche y lo tome como
una verdad absoluta tus temas de avances. Si es así querido lector entonces estas en un error, porque
estas oprimiendo al educando como un opresor del pensamiento crítico. El ser maestro es hacer que los
dicentes busquen y que desarrolle el área de investigación, convirtiéndose en personas autónomas de su
propio aprendizaje y así mismo de su pensamiento. Que la práctica educativa que no quede solamente
en la educación bancaria. Y que a través de esa investigación, el maestro respete ese conocimiento y el
conocimiento previo, experiencias vivida del educando. De este modo logrando dicentes critico y
autónomos de su propio aprendizaje.
Paulo Freire nos dice que:
“El enseñar exige el reconocimiento y la asunción de la identidad cultural”.
Con estas palabras nos hace referencia que nosotros como maestros debemos asumir una identidad
cultural y luego respetar la identidad cultural de los educandos esto nos ayudara como parte de ser
ético. La cual es absolutamente fundamental en la práctica educativa progresista. La diversidad de
identidades culturales demuestra que el educando es diferente uno del otro, cual diferencia no debe ser
visto como si fuera un problema en el salón de clases por el contrario ser diferente nos ayuda a
aprender cosas nuevas conocimientos nuevos. Dentro del salón de clase algo que es muy preocupante,
es la discriminación por estas diferencias de las identidades culturales del educando mencionadas
anteriormente. Por tal razón me atrevo a decir que el profesor debe ser el primero en tratar a todos los
educandos por iguales, respetando las diferencias. Generando un clima de respeto en salón de clases o
aula.
• CAPITULO II:
Enseñar no es transferir conocimiento: El segundo escrito defiende la idea de que el docente no debe
transmitir su conocimiento como dueño de las verdades absolutas. Ser docente no significa que yo
tengo toda la razón, más al contrario hay que ayudar al educando a desarrollar sus propios
pensamientos no debemos implantar nuestras verdades en él. Si hacemos esto, estaríamos pensando que
la mente del educando es solo un recipiente donde se vacían los conocimientos. La enseñanza es algo
más, es propiciar al educando dar un paso de la ingenuidad a la criticidad. La cual permitirá al
educando a desarrollase como seres éticos. Y es así como la formación se convierte en parte de la
educación que se ofrece a los alumnos. El conocimiento es inacabado, por tal razón los educadores son
eternos aprendices y siempre será aquel hombre que siempre estará en busca de nuevos conocimientos.
También es importante que el profesor tenga conciencia de la realidad Socio-histórico-cultural en que
está trabajando para que el mismo pueda desarrollar una buena actividad de acuerdo al lugar donde
aplica la práctica educativa. Terminare diciendo que todo maestro debe tener una curiosidad, ya que el
ejercicio de la curiosidad ayudara al educador a la imaginación, a la intuición, a las emociones, a la
capacidad de comparar. De esta forma logrando que educador participe en la búsqueda del perfil del
objeto o como lo dice Paulo Freire “El hallazgo de la razón de ser”. El educador debe concebir la
disciplina como resultado de la armonía entre autoridad y libertad. En respeto de la una con la otra,
evitando la inclinación a los extremos.
• CAPITULO III:
Enseñar es una especificidad humana Finalizando el último escrito, el ser pedagogo exige una buena
preparación y calificación del profesor, hago mención de que este debe estar seguro de su profesión.
Porque la inseguridad demuestra incompetencia, nos dice Paulo Freire. Debemos estar seguros porque
la seguridad se expresa en la firmeza en la que actuamos, nos ayuda a crear un clima de respeto en el
salón.
Paulo Freire nos dice:
“El profesor que no lleve en serio su formación, que no estudie, que no se esfuerce por estar a la altura
de su tarea, no tiene fuerza moral para coordinar las actividades de sus clases”.
Esto nos aclara toda duda, tomando como referencia de que si el maestro quiere ayudar al educando a
superar su ignorancia. Primero nosotros como educadores debemos superar nuestra propia ignorancia.
Concluyo esta idea con las siguientes palabras “Un ciego no puede guiar a otro ciego”. El maestro debe
saber escuchar para poder profundizar el arte de la docencia, es una de las ideas más relevantes en el
momento, que el educador quiere hablar con el educando. Muchos profesores comenten el error de
hablar primero, sin antes de haber escuchado. “Tú como maestro debes ser el primero en escuchar”.
Debe aprender como maestro a escuchar primero al educado y luego hablar con el educando. Como
educador debes querer bien a los educandos.
• Conclusión:
Para lograr una Práctica Educativa Democrática, la cual con lleva dicentes críticos y no de banca.
Primero debemos convertirnos en profesores críticos, Y para convertirse en un profesor crítico es
necesario ser un agente de cambio en nuestro medio.
Y para aquello el profesor debe:
• Ser el primero que debe tratar a todos por igual, respetando las diferencias individuales del educando,
sin excluir a nadie.
• Concebir la disciplina con el resultado de la armonía o equilibrio entre autoridad y libertad.
• Debe saber escuchar para poder profundizar el arte de la docencia.
• Superar su ignorancia primero, para después ayudar al educando a superar la ignorancia.
• Saber escuchar.
• Querer bien a los educandos.
• Bibliografía
FREIRE, Paulo (2006), Pedagogía de la Autonomía, Siglo XXI, México, undécima edición.2 FREIRE,
Paulo (2006), Pedagogía de la Autonomía, Siglo XXI, México, undécima edición.
En Pedagogía de la autonomía, Freire nos convoca a pensar acerca de lo que los maestros deben saber,
y de lo que deben hacer, en el proceso de la enseñanza y el aprendizaje, sobre todo cuando el énfasis
está puesto en educar para lograr la igualdad, la transformación y la inclusión de todos los individuos
en la sociedad. Freire no va a justificar el analfabetismo o la no asistencia a las escuelas por la
irresponsabilidad de los padres o por el resultado de sus bajos ingresos, porque para él la educación y
las posibilidades que ella brinda de mejoramiento de la humanidad son fundamentales en su concepción
sobre la liberación de los individuos y su inclusión en las sociedades.
Nos ofrece un marco conceptual relacionado con la práctica de los profesionales de la educación,
quienes para este autor estarán comprometidos tanto con la enseñanza como con el aprendizaje.
Articula un total de veinte "saberes" o principios a tener en cuenta, vinculados a tres capítulos
principales, los cuales a su vez son los pilares conceptuales de esta obra: No hay enseñanza sin
aprendizaje; enseñar no es transferir conocimientos; y el proceso de educar es sólo una empresa
humana.
El primer principio entraña una profunda concepción de Freire, mediante la cual nos conmina a pensar
en la interacción entre educar y enseñar. Una no existe sin la otra, al tiempo que demandan del diálogo
con y del respeto por el educando y por su concepción del mundo.
Freire señala que la educación basada en la interacción entre educar y aprender requiere seguir los
siguientes pasos: observa un rigor metodológico; desarrolla la investigación; respeto por el
conocimiento particular de cada estudiante; ejercita el pensamiento crítico; respeta la ética y estética;
haz lo que dices y arriésgate aceptando lo nuevo, al tiempo que rechazas cualquier forma de
discriminación; reflexiona críticamente acerca de las prácticas educacionales; y asume tu identidad
cultural.
Freire condenó las ideas fatalistas mediante las cuales se acepta la inmovilidad ideológica, de que "la
realidad es lo que es y qué podemos hacer ante eso". Ponderó la capacidad del educador de tomar
decisiones que transformen las realidades de los estudiantes, de preconcebidas y desesperanzadas en
esperanzadoras y llenas de posibilidades. Su aproximación a la educación se nutre de sus experiencias
directas con los procesos de individuos en el camino de lograr su liberación personal: "hay que lograr la
expulsión del opresor de dentro del oprimido", nos dirá.
Este libro entraña una tremenda contribución a la enseñanza como profesión mayor. Debe ser lectura
obligada de todo maestro en este mundo y en especial en América Latina y el Caribe, porque sin dudas
aporta nuevas ideas acerca de las maneras más efectivas de formar a los educadores, y acerca de las
reformas que todavía los sistemas de enseñanza deberán emprender, para hacerlos formadores reales de
individuos imbricados en sus sociedades.
En la contratapa de esta edición pequeña, pero cuajada de ideas aleccionadoras, aparecen unas palabras
del teólogo brasileño Fray Betto, que merecen ser reproducidas en parte, porque reflejan el impacto de
las enseñanzas de este maestro brasileño y el aprendizaje de sus discípulos: "A lo largo de las últimas
cuatro décadas sus ‘alumnos’ fueron emergiendo de la esfera de la ingenuidad hacia la de la crítica, del
dolor a la esperanza, de la resignación a la utopía (...) Por este nuevo Brasil, muchas gracias profesor
Paulo Freire."
En este capitulo la tesis del autor esta orientado a considerar los saberes para la práctica docente he
aquí la importancia de determinar a que tipo de educadores se refiere el autor, progresista o
conservadores para el autor los saberes son indispensables para ambos enumerando los saberes
planteados por el autor encuentro:
Rigor metódico: el verdadero aprendizaje, se da en la capacidad de la crítica, del educando y el
educador.
Investigación: en donde hay enseñanza sin investigación, o investigación sin enseñanza no se logra
una buena formación.
Saberes de los educando: debemos tener en cuenta los aportes y conocimientos de los mismos.
Critica: la curiosidad nos permite llegar a la crítica y tanto el empírico como el experimentado
pueden emitir conceptos críticos.
Estética y ética: lleva a que la educación tenga un carácter formador tiene que ser un testimonio de
desencia y belleza.
Riesgo: es enseñar de tal forma que la idea que se trasmite llegue al educando de la manera que se
pretende.
CAPITULO II
La tesis del autor en este capitulo es: La enseñanza es la creación de posibilidades de producción de
conocimiento Paulo freire propone la existencia de intercambio de saberes que permitan el crecimiento
tanto para el educador como para el educando; el educador debe crear en el educando un pensamiento
critico y reflexivo para despertar la curiosidad y la motivación y así lograr un aprendizaje significativo.
“Enseñar no es transferir conocimiento” es importante remarcar esta frase, ya que hay que tenerla
presente en nuestras prácticas pedagógicas.
Para Freire
el inacabamiento es propia del ser humano, ya que somos seres culturales, históricos, pero hay que
estar consientes de este inacabamiento ya que esto permitirá seguir adquiriendo conocimientos, y
desarrollando nuestra capacidad crítica, para entender el mundo donde vive.
Lo dicho en párrafos anteriores es lo que nos hace seres éticos, por lo tanto debemos respetar la
autonomía y dignidad de los alumnos.
El buen juicio del docente incluirá en las practicas docentes valores y factores y así hacer del educando
una persona que viva en el mundo de hoy como un ser integro y no como una máquina social, Si un
profesor no tiene un “buen juicio”, no incluirá los valores sino que centrara su practica pedagógica
en enseñar los contenidos preestablecidos por las autoridades de Gobierno, es necesario además la
formación de los educandos como personas dotadas de compromiso, convicción, comprensión, libertad
y respeto, a fin de cuentas, un ser humano que sea más que un animal domesticado, que sea un hombre
en toda su plenitud.
Para que la práctica docente provoque cambios, los docentes tienen que creer en ellos mismo e
implementar métodos que provoquen transformaciones educativas, cambios positivos en la sociedad
Relacionando la tesis del autor con la realidad educativa actual encuentro que:
En la mayoría de los casos los docentes transfieren conocimientos ya que no motiva al alumno a un
pensamiento critico y reflexivo de la realidad en que viven. si los docentes impartieran una verdadera
enseñanza tendrían un
resultado satisfactorio.
El bajo rendimiento de los docentes en la actualidad se debe a que recibieron una formación
conservadora.
CAPITULO III
Ninguna autoridad docente se mueve sin la seguridad que el profesor tiene de si mismo, esto se funda
con la competencia profesional. Aquel profesor que no toma en serio su trabajo, y no dedica tiempo a
este, no tiene la suficiente fuerza moral para coordinar las actividades.
La autoridad, de la que habla Freire, se basa en el respeto mutuo, por parte de los docentes y alumnos,
de relaciones justas, serias y humildes. Las libertades de los actores educativos están ligadas a asumir
los actos que cada uno realizan. La libertad y la autoridad se asumen éticamente, lo que le da un
carácter formador al espacio pedagógico.
El educando que ejerce su libertad, y en cuanto más libre se vuelva más éticamente asume la
responsabilidad de sus actos. De esta forma va fundando su autonomía, ya que esta consiste en la
responsabilidad asumida.
El no faltar a la verdad, a la hora que alguna pregunta, por parte de algún alumno, hace no faltar a
nuestro compromiso ético. Como profesores tenemos el compromiso de seguir preparándonos y
adquiriendo conocimientos, además del compromiso por cambiar las cosas.
Conclusiones
Si lo más educadores se inclinaran hacia esta línea de pensamiento, (Paulo Freire) la educación no
sería lo que es hoy en día.
Para lograr una mejor enseñanza y aprendizaje debemos de aprender a aprender y tomar en cuenta
que los educandos de hoy, cuentan los medios tecnológico para facilitarse por si mismo la información
necesaria es por esto que como docentes tenemos que adquirir conocimientos día a día.
Debe haber una relación entre el educador y el educando por lo tanto El docente debe estar claro que
enseñar consiste en crear en los educandos las posibilidades de producir o construir su propio
conocimiento y que tanto el educador como el educando son objeto y sujeto a la vez.
Esta obra el autor nos invita a reflexionar críticamente nuestro quehacer pedagógico para totalizar
una enseñanza transformadora
CATEDRA: PEDAGOGIA
TRABAJO PRÁCTICO Nº 5
PEDAGOGIA DE LA AUTONOMIA
AÑO 2.010
INTRODUCCION
El presente trabajo, se plantea como una lectura reflexiva y relacionada con nuestra práctica, que
intuyo, como toda la obra de P. Freire, va a movilizar estructuras, conceptos e imágenes que tengo;
tanto en lo referido a mi práctica, lo referido a los alumnos, al contexto socio-político, etc.
Inicio la lectura con la actitud abierta de “leer” y a la vez “entender” que hay otras visiones del mundo
y de la Educación, con la actitud de aceptar mi “imperfección” y que hay personas menos imperfectas
que pueden guiarme en mi aprendizaje permanente.
De mi tesina, presentada como culminación del cursado del profesorado “Los valores y la Escuela”,
rescaté estas tiras de Mafalda y las he incluido como recurso que plasme en imágenes, el efecto que en
mí tiene esta lectura.
“La necesaria promoción de la ingenuidad a la crítica no puede o no debe ser hecha a distancia de una
rigurosa formación ética al lado de la estética…” (Pág. 34 – Párr. 1)
“… Transformar la experiencia educativa en puro adiestramiento técnico es despreciar lo que hay de
fundamentalmente humano en el ejercicio educativo: su carácter formador…” (Pág. 34 – Párr. 2)
“… Pensar acertadamente, por el contrario, demanda profundidad y no superficialidad en la
comprensión y en la interpretación de los hechos…” (Pág. 35 – In fine)
“Quien piensa acertadamente está cansado de saber que las palabras a las que les falta la corporeidad
del ejemplo poco o casi nada valen. Pensar acertadamente es hacer acertadamente.” (Pág. 35 – Párr. 1)
“No existe el pensar acertado fuera de una práctica testimonial que lo redice en lugar de desdecirlo…”
(Pág. 36 – Párr. 2)
“También el rechazo definitivo a cualquier forma de discriminación forma parte del pensar
acertadamente.” (Pág. 37 – Párr. 1)
“… el pensar acertado que debe ser enseñado concomitantemente con la enseñanza de los contenidos
no es un pensar formalmente anterior al y desgarrado del actuar acertadamente.” (Pág. 38 – Párr.2)
“… No hay entendimiento (…) que no sea también comunicación
de lo entendido. La gran tarea del sujeto que piensa acertadamente no es transferir, depositar, ofrecer,
dar al otro, tomado como paciente de su pensar, el entendimiento de las cosas, de los hechos, de los
conceptos. La tarea coherente del educador que piensa acertadamente es, mientras ejerce como ser
humano la practica irrecusable de entender, desafiar al educando con quien se comunica y a quien
comunica, a producir su comprensión de lo que viene siendo comunicado…”(Pág. 38 – in fine)
“… La práctica docente critica, implícita en el pensar acertadamente, encierra el movimiento dinámico,
dialectico, entre el hacer y el pensar sobre el hacer.” (…) “… el pensar acertadamente que supera al
ingenuo tiene que ser producido por el mismo aprendiz en comunión con el profesor formador…” (Pág.
39 – Párr. 1)
“… Es pensando críticamente la práctica de hoy o la de ayer como se puede mejorar la próxima…”
(Pág. 39 – Párr. 2)
“ … Una de las tareas más importantes de la practica educativo – critica es propiciar las condiciones
para que los educandos en sus relaciones
Esta idea de “enseñar” implica que debemos como docentes, otorgar libertad a nuestros alumnos de
expresar sus pensamientos y al mismo tiempo respetarlos, desde nuestro lugar y como parte de un
proyecto educativo; además de suponer para los alumnos una cuota de responsabilidad por lo que hace
y dice, ya que es tenido en cuenta. Su palabra se escucha. Justamente por lo que antes se expuso, es
necesario que contextualicemos y relacionemos el conocimiento científico con la realidad del alumno,
de otra manera, aunque académicamente sea incorporado, no serviría como recurso para su
cotidianeidad.
Si hablamos de saberes previos, de experiencia, de intuición en los alumnos, se requiere de una
posición del docente como receptor, docente
que propone una enseñanza que “recicla” esos saberes naturales en saberes críticos, al estar
relacionados con los contenidos curriculares que se deben desarrollar.
Antes de considerar las técnicas, materiales, métodos para una clase dinámica que promueva el interés
de nuestros alumnos, es preciso, incluso indispensable, sostener que el disparador de la educación es
la curiosidad del ser humano. Es ella la que nos hace preguntar, conocer, actuar… y si se ejercita
naturalmente en la escuela creo, esa “actitud” curiosa se vuelve “curiosidad epistemológica”.
Enseñar a los alumnos para promover su formación integral supone a mi criterio, contemplar todos los
aspectos: el cognoscitivo, el valorativo, el procedimental, etc.; esto requiere de un pensamiento
reflexivo y profundo de parte nuestra, para que el término “formar” no se convierta en “Moldear a mi
gusto y según mis creencias o según lo impuesto desde la política educativa”. Debemos enfatizar en la
construcción compartida del conocimiento con los alumnos. Repito, son muchas las experiencias en el
aula que ejemplifican que el discípulo supera al maestro; y en mi caso me ha posicionado algunas
veces como mero presentador y mediador entre él y el alumno.
He aprendido que los alumnos (sobre todo los de un estrato socio- económico bajo) generan
naturalmente estrategias y recursos provenientes de su experiencia personal para sortear dificultades
en el aprendizaje, que superan ampliamente a los que he aprendido desde las instituciones
formadoras. Adoptar esta postura creo, me sitúa opuesta a toda discriminación, sobre todo a la que
resulta de pensar que como soy la maestra se mas.
Me remonto al año 2007 y 2008 si tengo que expresar con palabras lo que esos años representaron para
mí como maestra y como incidieron en mi practica posterior. Diría: “Me divertí igual o más que mis
alumnos”, “Los padres en muchas ocasiones cumplían el rol de maestros”, etc., todos los días estaba
obligada a reconstruir conocimientos ya adquiridos y a aprender otros nuevos.
Creo encontrarme en una situación de privilegio, ya que desde hace diez años que estoy en una escuela
donde una de las prioridades ha sido rescatar la identidad de los alumnos… eso se manifiesta en los
proyectos desarrollados en la institución vinculados con el barrio donde está ubicada la escuela, la
ciudad, la provincia, con sus manifestaciones religiosas y culturales; acercando a distintos personajes
de la cultura, la política, la comunidad en general al espacio escolar, enseñándonos y compartiendo con
nosotros sus vivencias y sus conocimientos.
Esta forma de encarar el proyecto institucional y los proyectos específicos de cada área, permitió que
los contenidos curriculares puedan ser trabajados realmente relacionados con el contexto y la realidad
de los alumnos y maestros; favoreciendo la integración de padres y de la comunidad en el proceso
educativo.
Nuestro pensamiento debe ser congruente con nuestra acción; justamente por lo que representa la figura
del maestro en los alumnos, más que decir es hacer; ellos deben observar esta coherencia entre nuestro
discurso y nuestra práctica y, ante cualquier circunstancia que se suscite en el espacio escolar, lo que
hemos manifestado verbalmente condice con nuestras acciones pues permanentemente somos
observados por los alumnos.
(…Lo bello de ser persona se encuentra, entre otras cosas, en esa posibilidad y en ese deber de pelear.
Saber que debo respeto a la autonomía y a la identidad del educando exige de mí una práctica
totalmente coherente con es saber.) (Pág. 60 – Párr. 1)
“La vigilancia de mi buen juicio tiene una importancia enorme en la evaluación que, a cada instante,
debo hacer de mi practica…” (Pág. 60 –
Párr. 2)
“Saber que debo respeto a la autonomía, a la dignidad y a la identidad del educando y, en la práctica,
buscar la coherencia con este saber, me lleva inapelablemente a la creación de algunas virtudes o
cualidades sin las cuales ese saber se vuelve falso, palabrería vacía e inoperante.” (Pág. 61 – Párr. 2)
“Las cualidades o virtudes son construidas por nosotros al imponernos el esfuerzo de disminuir la
distancia existente entre lo que decimos y lo que hacemos” (Pág. 63 – in fine)
“Ellos y ellas deben verse a sí mismos como profesionales idóneos, pues en la competencia que se
organiza políticamente donde tal vez radica la mayor fuerza de los educadores. Es en este sentido
como los órganos de clase deberían dar prioridad al empeño de formación permanente de los cuadros
del magisterio como tarea altamente política y repensar la eficacia de las huelgas. La cuestión que se
plantea, obviamente, no es para la lucha sino, reconociendo que la lucha es una categoría histórica,
reinventar la forma también histórica de luchar.” (Pág. 66 – in fine)
“La capacidad de aprender, no solo para adaptarnos sino sobre todo para transformar la realidad, para
intervenir en ella y recrearla, habla de nuestra educabilidad en un nivel distinto del nivel del
adiestramiento de los otros animales o del cultivo de las plantas.” (Pág. 67 – Párr. 2)
“…Para nosotros aprender es construir, reconstruir, comprobar para cambiar, lo que no se hace sin
apertura al riesgo y a la aventura del espíritu.” (Pág.
68 – Párr. 2)
“… no puedo, como profesor, permitirme la ingenuidad de pensarme igual al educando, de desconocer
la especificidad de la tarea del profesor, ni puedo tampoco, por otro lado, negar que mi papel
fundamental es contribuir positivamente para que el educando vaya siendo artífice de su formación con
la ayuda necesaria del educador…” (Pág. 69 – Párr. 1)
“Mi involucramiento con la práctica educativa, sabidamente política, moral, gnoseológica, nunca dejo
de realizarse con alegría, lo que no quiere decir que haya podido fomentarla siempre en los educandos.
Pero en cuanto clima o atmósfera del espacio pedagógico, nunca deje de estar preocupado por ella…”
(Pág. 70 – Párr. 3)
“Hay una relación entre la alegría necesaria para la actividad educativa y la esperanza. La esperanza de
que el profesor y alumnos podemos juntos aprender, enseñar, inquietarnos, producir y juntos
igualmente resistir a los obstáculos que se oponen a nuestra alegría…” (Pág. 70 – Párr. 4)
“…Al comprobar, nos volvemos capaces de intervenir en la realidad, tarea incomparablemente más
compleja y generadora de nuestros saberes que la de simplemente adaptarnos a ella…” (Pág. 75 – Párr.
1)
“… En el mundo de la Historia, de la cultura, de la política, compruebo, no para adaptarme, sino para
cambiar…” (Pág. 75 – Párr. 1)
“…La transformación del mundo implica establecer una dialéctica entre la denuncia de la situación
deshumanizante y el anuncio de su superación, que es, en el fondo, nuestro sueño.” (Pág. 77 – Párr.
1)
“…El buen clima pedagógico- democrático es aquel en el que el educando va aprendiendo, a costa de
su propia practica, que su curiosidad como su libertad debe estar sujeta a límites, pero en ejercicio
permanente…Limites asumidos éticamente por él. Mi curiosidad no tiene derecho de invadir la
privacidad del otro y exponerla a los demás” (Pág. 82 – Párr. In fine)
“La disciplina, que resulta de la armonía o equilibrio entre autoridad y libertad, implica por necesidad
el respeto de la una por la otra que se expresa en la asunción que hacen ambas de límites que no pueden
ser transgredidos.” (Pág. 86 – Párr. 2)
Ligado al capítulo anterior, infiero que Freire nos muestra la postura que habría de asumirse – como
docentes y como personas – de tomar nuestro inacabamiento o inconclusión como un motor natural que
nos impulse constantemente a superarlo. Sobre todo en la docencia, lo que implica para mi, una
permanente capacitación para potenciar nuestro profesionalismo.
“Me gusta ser hombre, me gusta ser persona…” nos dice Freire, es en parte lo que quisiera transmitir a
mis alumnos: cada uno escribe su propio destino, más allá de los condicionantes externos que
obstaculizan la llegada a lo propuesto… que mas tarde o más temprano siempre se llega. Cuando se
trabaja con alumnos de nivel socio-económico bajo, con limitadas expectativas sobre su futuro (solo
llegan a terminar la primaria porque tienen que trabajar para ayudar al mantenimiento del hogar),
hacer que internalicen la idea de que pueden
superar los condicionamientos que tienen, es un desafío y una responsabilidad ineludible. Lograr que
comprendan la diferencia entre estar determinados a estar condicionados; para lo que es indispensable
promover en ellos una actitud crítica, para que logren cuestionar y elegir entre los discursos producidos
y reproducidos en el entorno. Desde ya que para poder
generar esto, es necesario que nosotros los docentes como personas “menos imperfectas” lo
manifestamos con nuestra practica.
Entendiendo que enseñar no es transferir conocimientos, y que aprender no es repetir la lección dada,
que hay que experimentar, comprobar y construir para cambiar y mejorar, se ubica al que aprende
como el propio artífice de su formación, con la ayuda del docente; pero para que esto se dé es
imprescindible que desde nuestro lugar estemos abiertos y respetemos los modos y las formas
naturales en que los alumnos acceden al conocimiento presentado. Esto supone para mí respetar la
autonomía de los alumnos
Pensar correctamente es hacer correctamente. Esto incluye el valor del ejemplo que damos al
enseñar, sin el cual poco o nada valen nuestras palabras; porque entiendo, que la percepción que se
llevan nuestros alumnos no solo depende de nuestra actuación , sino de cómo entienden esa actuación,
es por eso que nuestra presencia no puede pasar inadvertida ante nuestros alumnos; tenemos la
obligación de revelar a nuestros alumnos cómo analizamos, como comparamos, como decidimos, como
optamos, cómo hacemos justicia y cómo no faltamos a la verdad. Por ello, nuestro hacer tiene que ser,
ético.
Al imponernos el esfuerzo de reducir la brecha entre lo que hacemos y lo que decimos vamos
construyendo esas cualidades en nosotros mismos; este esfuerzo nos conduce a una virtud
indispensable en alguien que piensa correctamente: la coherencia.
Si bien es cierto que desde el Estado en sus diferentes jurisdicciones emana un discurso político en el
que se evidencia que, no es la Educación un aspecto considerado como prioritario, creo que no es con
paros que vamos a modificar la situación de desinterés, desamparo y utilización partidaria en la que se
encuentran las escuelas, los maestros y sobre todo los niños. Todo lo contrario, es con un efectivo
ejercicio de nuestra vocación y autonomía, y la promoción de que cada vez más niños crezcan con las
herramientas que los conviertan en adultos críticos y reflexivos. Cuando hay Educación: no hay
sometimiento, hay posibilidad de opción y en consecuencia hay posibilidad de cambio.
Nuestra tarea fundamental como maestros – profesionales de la Educación - es lograr que el
aprendizaje de nuestros alumnos sea práctico y útil y que debe estar encarnado, corporeizarse,
entroncar con la realidad material que somos en el mundo en que vivimos. Precisamente porque no se
trata sólo de transmitir información, ni siquiera construir conocimiento, sino de potenciar saberes para
la vida; ello requiere superar la dicotomía entre teoría y praxis y desvelar
constantemente la utilidad y aplicabilidad de los conocimientos.
Si nos consideramos docentes con una postura crítica y reflexiva ante nuestra practica, si
entendemos que enseñar es una experiencia alegre por
naturaleza y que la alegría no es enemiga del rigor, es necesario “ocuparnos” del clima y atmósfera
del espacio pedagógico, en primer lugar para que nuestra practica sea efectiva, y en segundo lugar
porque creo toda labor realizada con alegría siempre nos deja algo positivo para nuestra vida y la de los
alumnos. Unido esto al sostenimiento de la esperanza creo, sería un combustible excelente en el
ejercicio de enseñar y aprender en la escuela y en la vida.
Creo que una de las cuestiones primordiales a lograr en nuestros alumnos es que accedan al
entendimiento de que el aprender (no solo en la escuela) de manera crítica y reflexiva es un recurso
invalorable para su vida, que va a otorgarle herramientas que lo llevan inexorablemente a la libertad, al
discernimiento, a la posibilidad de opción y a la generación de cambios.
Todo eso supone enseñar estimulando el ejercicio de la libertad, a partir de la toma de decisiones y
asumiendo las consecuencias de estas, porque esto también es parte del aprendizaje: que cualquier
decisión supone una consecuencia que debemos asumir y aceptar. Que nuestras acciones y decisiones
siempre deben estar alumbradas por el respeto hacia el otro.
La formación ética demanda de nosotros, hoy más que nunca, referentes claros, una preparación
específica de los docentes en el tema y un compromiso de todos los actores e instituciones. Requiere
claridad en los fundamentos conceptuales y pedagógicos que nutren y dan vida a las propuestas
educativas, a la vez que un proceso de reflexión continúa que tenga como mira constante orientar los
actos hacia fines y valores compartidos, que resguarden la dignidad humana, la vida y el bien común.