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PEDAGOGIA DE LA AUTONOMIA DE PAULO FREIRE

• Índice

Introducción:………………………………………………………………….…….…..

Desarrollo: ……………………………………………………………….………….….

CAPITULO I: No hay docencia sin discencia:……………………………….…….

CAPITULO II: Enseñar no es transferir conocimiento:…………………………..

CAPITULO III: Enseñar es una especificidad humana:……………………….…

Conclusión:……………………………………………………………………………….

Bibliográfica……………….……………………………………………………………..

• Introducción:
En este presente ensayo se describirá el libro “Pedagogía de la autonomía” de Paulo Freire.
Inicialmente se enfocara en la descripción y posteriormente al estudio y análisis de los tres escritos del
autor, las cuales están dirigidos a los educadores. Con la intención de aportar a favor de una escuela
democrática.

• Desarrollo:
Paulo Freire (1921 -1997) pedagogo brasileño, indudablemente unos de los pedagogos más importante
del siglo XX.
Adoptó como método de enseñanza una variante de la teología de la liberación o bien conocida como
Pedagogía de la Liberación.
Cual concibe al docente de una manera diferente, El 10 de abril de año 1997publica su último libro
“Pedagogía de la Autonomía” contrastando en su libro el perfil del profesor ideal.
Las cual el autor las divide en tres capitulo o escritos. Paulo Freire, fallece el 2 de mayo de 1997 en Sao
Paulo, víctima de un infarto agudo de miocardio.

• CAPITULO I:
No hay docencia sin discencia: En este primer escrito nos deja claro que el maestro debe ser un buen
aprendiz, y estar abierto a las realidades de sus educando. No hay docencia sin discencia, ya que el que
enseña aprende a enseñar y quien aprende enseña al aprender. Este pensamiento de Paulo Freire, nos
hace reflexionar que nunca dejamos de aprender, que constantemente aprendemos algo nuevo en todo
momento. Como maestro tanto como aprendiz.
Finalizo esta idea con las siguiente palabras “Para ser un buen maestro primero debes ser un buen
aprendiz”.
El ser maestro no implica que tú lo sepas todo, no implica que el educando te escuche y lo tome como
una verdad absoluta tus temas de avances. Si es así querido lector entonces estas en un error, porque
estas oprimiendo al educando como un opresor del pensamiento crítico. El ser maestro es hacer que los
dicentes busquen y que desarrolle el área de investigación, convirtiéndose en personas autónomas de su
propio aprendizaje y así mismo de su pensamiento. Que la práctica educativa que no quede solamente
en la educación bancaria. Y que a través de esa investigación, el maestro respete ese conocimiento y el
conocimiento previo, experiencias vivida del educando. De este modo logrando dicentes critico y
autónomos de su propio aprendizaje.
Paulo Freire nos dice que:
“El enseñar exige el reconocimiento y la asunción de la identidad cultural”.
Con estas palabras nos hace referencia que nosotros como maestros debemos asumir una identidad
cultural y luego respetar la identidad cultural de los educandos esto nos ayudara como parte de ser
ético. La cual es absolutamente fundamental en la práctica educativa progresista. La diversidad de
identidades culturales demuestra que el educando es diferente uno del otro, cual diferencia no debe ser
visto como si fuera un problema en el salón de clases por el contrario ser diferente nos ayuda a
aprender cosas nuevas conocimientos nuevos. Dentro del salón de clase algo que es muy preocupante,
es la discriminación por estas diferencias de las identidades culturales del educando mencionadas
anteriormente. Por tal razón me atrevo a decir que el profesor debe ser el primero en tratar a todos los
educandos por iguales, respetando las diferencias. Generando un clima de respeto en salón de clases o
aula.

• CAPITULO II:
Enseñar no es transferir conocimiento: El segundo escrito defiende la idea de que el docente no debe
transmitir su conocimiento como dueño de las verdades absolutas. Ser docente no significa que yo
tengo toda la razón, más al contrario hay que ayudar al educando a desarrollar sus propios
pensamientos no debemos implantar nuestras verdades en él. Si hacemos esto, estaríamos pensando que
la mente del educando es solo un recipiente donde se vacían los conocimientos. La enseñanza es algo
más, es propiciar al educando dar un paso de la ingenuidad a la criticidad. La cual permitirá al
educando a desarrollase como seres éticos. Y es así como la formación se convierte en parte de la
educación que se ofrece a los alumnos. El conocimiento es inacabado, por tal razón los educadores son
eternos aprendices y siempre será aquel hombre que siempre estará en busca de nuevos conocimientos.
También es importante que el profesor tenga conciencia de la realidad Socio-histórico-cultural en que
está trabajando para que el mismo pueda desarrollar una buena actividad de acuerdo al lugar donde
aplica la práctica educativa. Terminare diciendo que todo maestro debe tener una curiosidad, ya que el
ejercicio de la curiosidad ayudara al educador a la imaginación, a la intuición, a las emociones, a la
capacidad de comparar. De esta forma logrando que educador participe en la búsqueda del perfil del
objeto o como lo dice Paulo Freire “El hallazgo de la razón de ser”. El educador debe concebir la
disciplina como resultado de la armonía entre autoridad y libertad. En respeto de la una con la otra,
evitando la inclinación a los extremos.

• CAPITULO III:
Enseñar es una especificidad humana Finalizando el último escrito, el ser pedagogo exige una buena
preparación y calificación del profesor, hago mención de que este debe estar seguro de su profesión.
Porque la inseguridad demuestra incompetencia, nos dice Paulo Freire. Debemos estar seguros porque
la seguridad se expresa en la firmeza en la que actuamos, nos ayuda a crear un clima de respeto en el
salón.
Paulo Freire nos dice:
“El profesor que no lleve en serio su formación, que no estudie, que no se esfuerce por estar a la altura
de su tarea, no tiene fuerza moral para coordinar las actividades de sus clases”.
Esto nos aclara toda duda, tomando como referencia de que si el maestro quiere ayudar al educando a
superar su ignorancia. Primero nosotros como educadores debemos superar nuestra propia ignorancia.
Concluyo esta idea con las siguientes palabras “Un ciego no puede guiar a otro ciego”. El maestro debe
saber escuchar para poder profundizar el arte de la docencia, es una de las ideas más relevantes en el
momento, que el educador quiere hablar con el educando. Muchos profesores comenten el error de
hablar primero, sin antes de haber escuchado. “Tú como maestro debes ser el primero en escuchar”.
Debe aprender como maestro a escuchar primero al educado y luego hablar con el educando. Como
educador debes querer bien a los educandos.

• Conclusión:
Para lograr una Práctica Educativa Democrática, la cual con lleva dicentes críticos y no de banca.
Primero debemos convertirnos en profesores críticos, Y para convertirse en un profesor crítico es
necesario ser un agente de cambio en nuestro medio.
Y para aquello el profesor debe:
• Ser el primero que debe tratar a todos por igual, respetando las diferencias individuales del educando,
sin excluir a nadie.
• Concebir la disciplina con el resultado de la armonía o equilibrio entre autoridad y libertad.
• Debe saber escuchar para poder profundizar el arte de la docencia.
• Superar su ignorancia primero, para después ayudar al educando a superar la ignorancia.
• Saber escuchar.
• Querer bien a los educandos.

• Bibliografía
FREIRE, Paulo (2006), Pedagogía de la Autonomía, Siglo XXI, México, undécima edición.2 FREIRE,
Paulo (2006), Pedagogía de la Autonomía, Siglo XXI, México, undécima edición.

En Pedagogía de la autonomía, Freire nos convoca a pensar acerca de lo que los maestros deben saber,
y de lo que deben hacer, en el proceso de la enseñanza y el aprendizaje, sobre todo cuando el énfasis
está puesto en educar para lograr la igualdad, la transformación y la inclusión de todos los individuos
en la sociedad. Freire no va a justificar el analfabetismo o la no asistencia a las escuelas por la
irresponsabilidad de los padres o por el resultado de sus bajos ingresos, porque para él la educación y
las posibilidades que ella brinda de mejoramiento de la humanidad son fundamentales en su concepción
sobre la liberación de los individuos y su inclusión en las sociedades.

Nos ofrece un marco conceptual relacionado con la práctica de los profesionales de la educación,
quienes para este autor estarán comprometidos tanto con la enseñanza como con el aprendizaje.
Articula un total de veinte "saberes" o principios a tener en cuenta, vinculados a tres capítulos
principales, los cuales a su vez son los pilares conceptuales de esta obra: No hay enseñanza sin
aprendizaje; enseñar no es transferir conocimientos; y el proceso de educar es sólo una empresa
humana.
El primer principio entraña una profunda concepción de Freire, mediante la cual nos conmina a pensar
en la interacción entre educar y enseñar. Una no existe sin la otra, al tiempo que demandan del diálogo
con y del respeto por el educando y por su concepción del mundo.

Freire señala que la educación basada en la interacción entre educar y aprender requiere seguir los
siguientes pasos: observa un rigor metodológico; desarrolla la investigación; respeto por el
conocimiento particular de cada estudiante; ejercita el pensamiento crítico; respeta la ética y estética;
haz lo que dices y arriésgate aceptando lo nuevo, al tiempo que rechazas cualquier forma de
discriminación; reflexiona críticamente acerca de las prácticas educacionales; y asume tu identidad
cultural.

Freire condenó las ideas fatalistas mediante las cuales se acepta la inmovilidad ideológica, de que "la
realidad es lo que es y qué podemos hacer ante eso". Ponderó la capacidad del educador de tomar
decisiones que transformen las realidades de los estudiantes, de preconcebidas y desesperanzadas en
esperanzadoras y llenas de posibilidades. Su aproximación a la educación se nutre de sus experiencias
directas con los procesos de individuos en el camino de lograr su liberación personal: "hay que lograr la
expulsión del opresor de dentro del oprimido", nos dirá.

Este libro entraña una tremenda contribución a la enseñanza como profesión mayor. Debe ser lectura
obligada de todo maestro en este mundo y en especial en América Latina y el Caribe, porque sin dudas
aporta nuevas ideas acerca de las maneras más efectivas de formar a los educadores, y acerca de las
reformas que todavía los sistemas de enseñanza deberán emprender, para hacerlos formadores reales de
individuos imbricados en sus sociedades.

En la contratapa de esta edición pequeña, pero cuajada de ideas aleccionadoras, aparecen unas palabras
del teólogo brasileño Fray Betto, que merecen ser reproducidas en parte, porque reflejan el impacto de
las enseñanzas de este maestro brasileño y el aprendizaje de sus discípulos: "A lo largo de las últimas
cuatro décadas sus ‘alumnos’ fueron emergiendo de la esfera de la ingenuidad hacia la de la crítica, del
dolor a la esperanza, de la resignación a la utopía (...) Por este nuevo Brasil, muchas gracias profesor
Paulo Freire."

“PEDAGOGÍA DEL OPRIMIDO”


de PAULO FREIRE
CAPITULO I
La justificación de la pedagogía del oprimido.
La contradicción opresores - oprimidos, su superación.
La situación concreta de opresión y los oprimidos.
Nadie libera a nadie, ni nadie se libera sólo. Los hombres se liberan en comunión.
Freire sustenta una pedagogía en la que el individuo aprenda a cultivarse a través de situaciones de la
vida cotidiana que él vive, misma que aporta experiencias útiles para generar situaciones de
aprendizaje.
No se trata de una pedagogía para el oprimido, por el contrario, de él; el sujeto debe construir su
realidad a través de las circunstancias que generan el devenir cotidiano. Los textos que el individuo
construye le permiten reflexionar y analizar el mundo en que vive, pero no para adaptarse a él, sino
para reformarlo.
El método de aprendizaje de Paulo Freire no es simplemente de reproducir las palabras ya existentes,
sino que éstas se crean y le permiten hacer conciencia de la realidad para luchar por su emancipación,
puesto que algunos adquieren una conciencia ingenua en la que se dan cuenta de su situación, sin
embargo no se esfuerzan por modificarla, se sitúan en una actitud conformista al considerarla como
algo normal, incluso suelen adherirse a ella. Otros individuos construyen su realidad y se liberan de la
opresión pero extrañamente se convierten en el polo contra el que luchaban.
El individuo que reflexiona se va formando a sí mismo en su interior y crea su conciencia de lucha por
transformar la realidad y liberarse de la opresión que lo ha insertado la pedagogía que tradicionalmente
hemos considerado, de la misma manera, cuando se adquiere una forma nueva de pensar, su
concepción del status social que guarda contribuye a modificarlo, pero no es necesariamente una
concepción materialista sino cognitiva, cuya trascendencia se manifiesta en la liberación de la opresión
que se encuentra en el interior de la conciencia del individuo justificando su presencia. Freire trata de
que el individuo a través del aprendizaje sistemático además aprenda a luchar por la superación y la
crítica constructiva.
La propuesta de Freire implica dos momentos distintos de manera progresiva: la primera se refiere a
tomar conciencia de la realidad que el individuo vive, como ser oprimido sujeto a las determinaciones
que los opresores imponen; la segunda, es la iniciativa de los oprimidos para luchar y liberarse frente a
los opresores, es decir, él no considera que la situación vivida se quede en la simple toma de conciencia
de la realidad, por el contrario el individuo tiene la necesidad de combatir contra ese status que lo priva.
La empresa del oprimido se sintetiza a través del aprendizaje que la escuela realmente debe darle no
como una adaptación a su contexto, mismo que le imponen los opresores.
En las relaciones que se establecen, lo oprimidos aparecen como los generadores de la violencia, aun
cuando su condición y después de los momentos que anteriormente se contaron lo inciten a modificar
su status, sin embargo, ante los ojos de los opresores, esa lucha se exalta como violencia innecesaria,
sueños utópicos y no como las ideas de un revolucionario el cual se reconoce por el compromiso
ideológico que establece con sus iguales y no por las acciones que ejecuta, puesto que la realidad del
oprimido no es voluntad de Dios, puesto que Él no es culpable de la situación opresora, sin embargo
ante la sociedad sin conciencia se presenta como algo normal. Estas circunstancias en ocasiones
provocan una violencia equivocada entre los oprimidos como un intento de independencia.
Por otra parte, lo opresores acusan a sus adversarios de ser unos viciosos, desobligados, irresponsables
y culpables de su propia situación, por el contrario se debe a que se encuentran oprimidos y ello los
conduce a tal situación cuya causa principal es la explotación de que son objeto. La situación se
agudiza más cuando aceptan la realidad y se adaptan a ella sin cuestionarlo, mejor aún, modificarla;
esta circunstancia genera en ellos una dependencia emocional que parece obligatoria, por ello, es
necesario que los individuos se reconozcan a sí mismos para que emprendan la lucha hacia su
liberación irremediable.
CAPITULO II
La concepción "bancaria" de la educación como instrumento de opresión. Sus supuestos. Su crítica.
La concepción problematizadora de la educación y la liberación. Sus supuestos.
La concepción "bancaria" de la educación y la contradicción educador - educando.
La concepción problematizadora y la superación de la contradicción educador - educando: Nadie educa
a nadie - nadie se educa a sí mismo -, los hombres se educan entre sí con la mediación del mundo.
El hombre como ser inconcluso y consciente de su inconclusión y su permanente movimiento tras la
búsqueda de SER MÁS.
Una característica actual de la educación es la narración y memorización excesiva que se presentan en
las aulas, pero no se analiza la esencia de ello, por ejemplo: 1945 marca el fin de la Segunda Guerra
Mundial, pero se desconoce cómo este hecho influyó en nuestras vidas y las relaciones que
establecemos en lo cotidiano, por el contrario, simplemente se retiene la fecha. Esta situación, Freire la
concibe como si los alumnos fueran unos recipientes en los cuales se depositan los conocimientos, así,
el maestro es un depositario y los conocimientos son los depósitos que realiza cotidianamente. La
concepción bancaria de la educación pretende transformar la mente de los individuos para que se
adapten mejor a las situaciones reales y así poder dominarlos con mayor facilidad. Cuando más pasivos
sean, proporcionalmente se adaptarán, por lo tanto, se disminuye su creatividad, estimulan la inocencia,
lo cual crea las condiciones para que los opresores surjan como sujetos generosos.
Cuando el individuo no lucha por sus intereses y su emancipación cultural y social, parece como si
hubiera perdido el amor por la vida, tal necrofilia es la situación que ha predominado reiterado con la
educación que se imparte en las escuelas, sin embargo la pedagogía que propone Freire es opuesta a lo
anterior, sugiere que el individuo adquiera la biofilia a través del cultivo del ser, estando con el mundo
y no en el mundo, lo cual se alcanza a través de la liberación, para ello se requiere que la educación
deje de ser alienante y mecanicista.
La educación liberadora en el individuo tiene que ser un acto cognitivo en el que se comprenda y
analice el contenido, superando la división existente entre el maestro y el alumno; dejar de lado la
relación unidireccional para que la bidireccionalidad contribuya a la educación integral de ambos,
puesto que los dos tienen elementos que aportar para la enseñanza, de lo contrario si se pierde el
sentido axiológico mutuo, sólo se convierte en un acto memorístico específico. El papel del educador
reside en la problematización del mundo próximo al oprimido, crear las condiciones apropiadas para
que el aprendizaje desarrolle nuevas expectativas avanzando más allá de la “doxa” hasta alcanzar el
nivel de “logos” a fin de alcanzar un carácter auténticamente reflexivo y descubrir su propia realidad,
provocando nuevos desafíos hacia la autoconstrucción del mundo en que tengan participación real y
directa sobre las acciones que emprenden. Lo anterior requiere de problematizar al propio hombre sin
influir en su aprendizaje a través de experiencias artificiales.
CAPITULO III
La dialogicidad: esencia de la educación como práctica de la libertad.
Dialogicidad y diálogo.
El diálogo empieza en la búsqueda del contenido programático.
Las relaciones hombre mundo "los temas generadores" y el contenido programático de la educación.
La investigación de los temas generadores y su metodología.
La significación concienciadora de la investigación de los temas generadores.
Los momentos de la investigación.
La realidad actual que rodea al hombre no le permite entenderla y transformarla porque la educación es
simplemente para adaptarlo, sin embargo la idea es que pueda aplicar la segunda categoría.
Para alcanzar tal objetivo es necesario la dialogicidad que se establezca entre el maestro y alumno,
puesto que el hombre no se hace en el silencio, sino en la palabra, la acción y la reflexión, ante ello se
destaca el uso del diálogo como elemento de aprendizaje.
El diálogo que se establece entre los dos sujetos contribuye a aumentar el amor recíproco, mismo que
no puede ser semejante con la cobardía, por el contrario es un acto de valentía, sin embargo no se trata
de una acción ingenua, sino que el amor impulsa entre los hombres el diálogo.
Algunas personas que se sienten líderes y acuden a las masas para establecer diálogos con ellos, sin
embargo no manifiestan los intereses del pueblo sino los suyos, por lo tanto sólo los adaptan a nueva
forma de vida sin que se atienda a sus demandas históricas, sería caer relativamente en el pensamiento
ingenuo que se adapta a las condiciones sin que se construya una distinta y apropiada que es lo que
demanda el pensamiento crítico; donde se construyan espacios que ofrezcan las oportunidades de
superación y liberación a través de la actuación cognitivo.
Es importante establecer diálogo con el pueblo, pero ello implica emplear un lenguaje similar al de las
costumbres del individuo para que exista esta interacción es necesario integrarse a la vida del hombre,
investigar su lenguaje, su actividad y pensamiento; posteriormente, a través de la educación
problematizadora estos elementos se conjugan para generar conocimiento, puesto que los temas de
aprendizaje no es necesario acudir a otros espacios ajenos para encontrarlos, éstos se encuentran en la
realidad que rodea al individuo, sólo que están envueltos por las "situaciones límite" que los opresores
generan, pero se pueden desaparecer por medio de la educación que el maestro problematizador
propicie, partiendo de lo general hacia lo particular.
Cuando se desea investigar el tema generador, debemos acudir hasta el lugar donde se encuentran los
individuos que pretendemos liberar e investigar el pensamiento de ellos para no descontextualizar su
trabajo, por el contrario se trata que la enseñanza se dé entre su propia realidad para evitar que sea un
acto mecánico, es decir la superación y liberación del hombre no se logra con el consumir las ideas que
abundan entre los hombres, más bien se trata de que el individuo las construya y sobre todo que las
transforme a través de la práctica y la comunicación horizontal.
La investigación del tema generador implica dos etapas distintas en las que se involucra el individuo: la
primera se refiere a acudir hasta el lugar de los hechos para conocer cuál es la forma de pensar de los
oprimidos y la segunda es aplicar el pensamiento en el aprendizaje sistemático a través de la
interacción grupal entre los mismos individuos, de tal manera que la persona vaya adquiriendo
conciencia de su realidad y la expresen realmente, sin embargo el proceso no termina en este momento,
Se trata de que el individuo busque su conciencia máxima posible.
CAPITULO IV
La antidialogicidad y dialogicidad como matrices de teorías de acción cultural antagónicas: la primera
sirve a la opresión y la segunda, a la liberación:
La teoría de acción antidialógica y sus características:
- La conquista
- La división
- La manipulación
- La invasión cultural
La teoría de acción dialógica y sus características
- La colaboración
- La unión
- La organización
- La síntesis cultural
El opresor hace uso de la antidialogicidad para mantener su status quo a través de diversos medios, por
ello, es importante conquistar a los oprimidos con el diálogo concreto repetidamente, convirtiéndose
este acto en una acción necrofilia, incluso algunos opresores hacen uso de otros instrumentos
ideológicos para conseguir su conquista.
Por otra parte, los opresores buscan evitar la unión dialógica con el mismo objetivo anteriormente
expuesto, en sus discursos implícitos advierten lo peligroso que podría ser mantener la "paz social"
cuando a los oprimidos se les habla de los conceptos de unión, organización, entre otros. Entre sus
actividades principales está el debilitarlo a través de la alienación con la idea de que se dividan entre
ellos y así mantener las cosas estables. Ante sus adversarios aparecen como los únicos que pueden
crear la armonía necesaria para vivir, sin embargo ésta sirve para dividir; si algún individuo decide
emprender una lucha liberadora, es desacreditado, incluyéndolo en la "lista negra", evitando de esta
manera la realización, antecedente obligatorio para la liberación.
Otra característica de la antidialogicidad es la manipulación que a través de la ideología busca
conformar a las personas en base a sus objetivos propuestos; En ocasiones la manipulación se da a
través de pactos con la desventaja para los oprimidos. De la misma forma se imponen modelos de vida
burgueses que entre las masas populares encuentra terreno fértil para lograr la manipulación oculta en
los discursos; sin embargo la organización como antídoto es algo absurdo.
Algunos líderes de izquierda acuden a las masas populares para exponer sus ideas, sin embargo la
mayoría de las veces su lucha se centra en lograr el poder; cuando se ha logrado este objetivo, entonces
se olvidan de las masas quienes lo apoyaron; otros individuos denominados líderes, únicamente
"coquetean" con ambas partes, sus acciones son ambiguas y nefastas a las clases populares, puesto que
sólo es un mediador entre la supremacía y ellos, sin que logre realmente la liberación ansiada por los
oprimidos.
Otra característica de la antidialogicidad es la invasión cultural de que son objeto los oprimidos; éstos
son sólo eso, objetos, mientras que los opresores son autores y actores del proceso; es una táctica
subliminal que se emplea para la dominación y que conduce a la inautenticidad de los individuos,
puesto a mayor grado de mimetización la tranquilidad de los opresores aumenta proporcionalmente, por
lo tanto entre las masas populares ocurre una pérdida de valores, una transformación en su forma de
hablar y se adhieren al opresor irremediablemente.
Cuando hay la invasión cultural, las relaciones padre - hijo se modifican para beneficio de los opresores
quienes suponen que deben educar al pueblo, por el contrario éste debe educarse en comunión; lo que
parece más cruel aún es que cuando un individuo oprimido intenta liberarse y lucha porque sus iguales
lo hagan paralelamente se les clasifica negativamente; para lo opresores parece imposible escuchar las
inquietudes del pueblo como si ellos no fueran capaces de pensar. Esta característica implica una visión
concéntrica de la realidad.
Contraponiéndose a lo que se expuso anteriormente, aparece la colaboración como una forma de
emancipación del pueblo, pero ésta no implica la existencia de un líder mesiánico, sino a través de la
comunión entre él y las masas quienes interactúan y se comunican con el compromiso mutuo de luchar
por la liberación, descubrir el mundo, no adaptarse a él ofreciéndose confianza mutua de tal manera que
se alcance una praxis revolucionaria. Tal situación requiere de todos los participantes la humildad y el
diálogo constante.
Además de colaboración, se requiere de unión para realizar un esfuerzo común que conduzca a la
liberación, lo cual implica una forma de acción cultural que enseñe el qué y cómo de la adherencia a la
causa revolucionaria, pero sin caer en la ideologización, sino descubrirse a sí mismo como lo que es
realmente, una actividad humana, no una cosificación exacerbada.
Además de la unión, la acción dialógica requiere de la organización para evitar el dirigismo ideológico,
por el contrario, es un elemento constitutivo de la acción revolucionaria, misma que implica conexión
entre la acción y la práctica, audacia, radicalizar, pero no sectarizar y valentía de amar, todas estas
acciones deben ser claras sin caer en la ingenuidad. Obviamente para que esta acción se realice debe
estar presente la disciplina, orden, objetivos precisos, tareas que cumplir y cuentas que rendir antes sus
semejantes, de ninguna manera se trata de una actividad anárquica, sino el despertar para liberarse de la
opresión en que se encuentran.
La última característica de la acción dialógica es la síntesis cultural que se da simultáneamente con la
investigación temática, puesto que pretende superar las acciones opuestas emprendidas por los
opresores, es decir, va más allá de la inducción, por lo que se trata de la fuerza de su propia cultura
como un acto creador que los reivindica con otra visión de mundo distinta a la que se les impone sin
cuestionarla.
CONCLUSIONES
Paulo Freire pretende que el individuo se forme, no formarlo, para ello propone que las situaciones de
aprendizaje emanen de las vivencias que constantemente enfrenta en su cotidianeidad, eludiendo las
experiencias artificiales en las que suela caer la educación actual, por el contrario propone
problematizar su vida para que se dé cuenta que requiere y puede alcanzar un status distinto.
Sin embargo, estas prácticas pueden enfrentar lo que él denomina "situaciones límite" que dificultan,
pero que son producto de la resistencia de las clases opresoras ha perder el status que guardan, para lo
cual se valen de diferentes instrumentos, incluso hasta ideológicos que le permitan mantenerlos y
mantenerse, de ser posible oprimirlos más aún, puesto que es una "ley de la vida" que no podemos
evadir.

analisis de libro pedagogia de la autonomia


No hay Docencia sin Discencia

En este capitulo la tesis del autor esta orientado a considerar los saberes para la práctica docente he
aquí la importancia de determinar a que tipo de educadores se refiere el autor, progresista  o
conservadores para el autor los saberes son indispensables para ambos  enumerando los saberes
planteados por el autor encuentro:
 Rigor metódico: el verdadero aprendizaje, se da en la capacidad de la crítica, del educando y el
educador.
 Investigación: en donde hay enseñanza sin investigación, o investigación sin enseñanza no se logra
una buena formación.

 Saberes de los educando: debemos tener en cuenta los aportes y conocimientos de los mismos.

 Critica: la curiosidad nos permite llegar a la crítica y tanto el empírico como el experimentado
pueden emitir conceptos críticos.

 Estética y ética: lleva a que la educación tenga un carácter formador tiene que ser un testimonio de
desencia y belleza.

 Corpurificaion de las palabras en el ejemplo es la coherencia entre lo que  se dice y lo se hace

 Riesgo: es enseñar de tal forma que la idea que se trasmite llegue al educando de la manera que se
pretende.

 Reflexión critica sobre la práctica: busca un pensamiento crítico de la practica docente.

 Reconocimiento y la Asunción de la identidad cultural: busca que el educando se reconozca a si


mismo y que se relacione con el entorno social y cultural.

Concluyendo este capítulo “no hay docencia sin discencia” encuentro


que esta  es la relación entre el educador y el educando por lo tanto El docente debe estar claro que
enseñar consiste en crear en los educandos las posibilidades de producir o construir su propio
conocimiento y que tanto el educador como el educando son objeto y sujeto a la vez.
Relacionando esta tesis con la realidad educativa  me doy cuenta que en el sistema educativo nacional
hay grandes deficiencia en la enseñanza esto es debido a la falta acercamiento por parte del docente
hacia los educandos por lo contrario si se produjera este acercamiento permitiría al docente conocer las
inquietudes, conocimientos y necesidades de los educandos y así brindarles una verdadera enseñanza
llena de motivación y así desarrollar en ellos un pensamiento reflexivo y critico capaz de cuestionar  el
tipo de enseñanza que se les esta impartiendo. Provocando en el docente la necesidad de autoevaluarse.

CAPITULO II

Enseñar no es Transferir Conocimiento

La tesis del autor en este capitulo es:  La enseñanza es la creación de posibilidades de producción de
conocimiento Paulo freire propone la existencia de intercambio de saberes que permitan el crecimiento
tanto para el educador como para el educando; el educador debe crear en el educando un pensamiento
critico y reflexivo para despertar la curiosidad y la motivación y así lograr un aprendizaje significativo.
 “Enseñar no es transferir conocimiento” es importante remarcar esta frase, ya que hay que tenerla
presente en nuestras prácticas pedagógicas.
Para Freire
el inacabamiento es propia del ser humano, ya que somos seres culturales, históricos, pero hay que
estar consientes de este inacabamiento ya que esto permitirá seguir adquiriendo conocimientos, y
desarrollando nuestra capacidad crítica, para  entender el mundo donde vive.
Lo dicho en párrafos anteriores es lo que nos hace seres éticos, por lo tanto debemos respetar la
autonomía y dignidad de los alumnos.
El buen juicio del docente incluirá en las practicas docentes valores y factores y así hacer del educando
una persona que viva en el mundo de hoy como un ser integro y no como una máquina social,  Si un
profesor no tiene un “buen juicio”, no incluirá los valores  sino que centrara su practica pedagógica
en enseñar los contenidos preestablecidos por las autoridades de Gobierno, es necesario además la
formación de los educandos como personas dotadas de compromiso, convicción, comprensión, libertad
y respeto, a fin de cuentas, un ser humano que sea más que un animal domesticado, que sea un hombre
en toda su plenitud.
Para que la práctica docente provoque cambios, los docentes tienen que creer en ellos mismo e
implementar métodos que provoquen transformaciones educativas, cambios positivos en la sociedad

Relacionando la tesis del autor con la realidad educativa actual encuentro que:
   En la mayoría de los casos los docentes transfieren conocimientos ya que no motiva al alumno a un
pensamiento critico y reflexivo de la realidad en que viven. si los docentes impartieran una verdadera
enseñanza tendrían un
resultado satisfactorio.
 El bajo rendimiento de los docentes en  la actualidad se debe a que recibieron una formación
conservadora.

CAPITULO III              

Enseñar es una Especificad Humana

Ninguna autoridad docente se mueve sin la seguridad que el profesor tiene de si mismo, esto se funda
con la competencia profesional. Aquel profesor que no toma en serio su trabajo, y no dedica tiempo a
este, no tiene la suficiente fuerza moral para coordinar las actividades.

La autoridad, de la que habla Freire, se basa en el respeto mutuo, por parte de los docentes y alumnos,
de relaciones justas, serias y humildes. Las libertades de los actores educativos están ligadas a asumir
los actos que cada uno realizan. La libertad y la autoridad se asumen éticamente, lo que le da un
carácter formador al espacio pedagógico.

El educando que ejerce su libertad, y en cuanto más libre se vuelva más éticamente asume la
responsabilidad de sus actos. De esta forma va fundando su autonomía, ya que esta consiste en la
responsabilidad asumida.

El no faltar a la verdad, a la hora que alguna pregunta, por parte de algún alumno, hace no faltar a
nuestro compromiso ético. Como profesores tenemos el compromiso de seguir preparándonos y
adquiriendo conocimientos, además del compromiso por cambiar las cosas.

“… una pedagogía de la autonomía tiene que estar centrada en experiencias estimuladoras de la


decisión y de la responsabilidad, valga decir, en experiencias respetuosas de la libertad”

Relacionando este capítulo


con la realidad encuentro que los pilares de la enseñanza de cada educando son los padres de familia y
el docente por lo que ambos deben mantener una estrecha relación para determinar el tratamiento
adecuado que se le va impartir al educando en el proceso enseñanza y aprendizaje. Lo que me lleva a
preguntarme existe esta relación entre el docente y los padres de familia?
Esto va a variar de acuerdo al nivel de educación y el estado de ánimo de los padres de familia y del
interés que el docente ponga por comprender y asumir por si solo la responsabilidad de llevar el acto
educativo.  

Conclusiones

 Si lo más educadores  se inclinaran hacia esta línea de pensamiento, (Paulo Freire) la  educación no
sería lo que es hoy en día.

 Para lograr una mejor enseñanza y aprendizaje debemos de aprender a aprender y tomar en cuenta
que los educandos de hoy, cuentan los medios tecnológico para facilitarse por si mismo la información
necesaria es por esto que como docentes tenemos que adquirir conocimientos día a día.

 Como docentes tenemos la responsabilidad de provocar cambios en los alumnos.

 Debe haber una relación entre el educador y el educando por lo tanto El docente debe estar claro que
enseñar consiste en crear en los educandos las posibilidades de producir o construir su propio
conocimiento y que tanto el educador como el educando son objeto y sujeto a la vez.

 Esta obra el autor nos invita a reflexionar críticamente nuestro quehacer pedagógico para totalizar
una enseñanza transformadora

CATEDRA: PEDAGOGIA

TRABAJO PRÁCTICO Nº 5

PEDAGOGIA DE LA AUTONOMIA

ALUMNA: AGUIRRE, Marta Inés

AÑO 2.010

INTRODUCCION
El presente trabajo, se plantea como una lectura reflexiva y relacionada con nuestra práctica, que
intuyo, como toda la obra de P. Freire, va a movilizar estructuras, conceptos e imágenes que tengo;
tanto en lo referido a mi práctica, lo referido a los alumnos, al contexto socio-político, etc.
Inicio la lectura con la actitud abierta de “leer” y a la vez   “entender” que hay otras visiones del mundo
y de la Educación, con la actitud de aceptar mi “imperfección” y que hay personas menos imperfectas
que pueden guiarme en mi aprendizaje permanente.
De   mi tesina, presentada como culminación del cursado del profesorado “Los valores y la Escuela”,
rescaté estas tiras de Mafalda y las he incluido como   recurso que plasme en imágenes, el efecto que en
mí tiene esta lectura.

1.-   NO HAY DOCENCIA SIN DISCENCIA


    ...” Una de sus tareas primordiales es trabajar en los educandos el rigor metódico con que debe
aproximarse a los objetos cognoscibles. Y este rigor metódico no tiene nada que ver   con el discurso”
bancario” meramente transferidor del perfil del objeto o del contenido…” (Pág. 27 – Párr. 1)
“… la importancia del papel del educador, el merito de la paz con que viva la certeza de que   parte de
su tarea docente es no solo enseñar los contenidos, sino también a pensar correctamente…” (Pag.28 –
Párr. 2)
“…esta forma viciada de leer no tiene nada que ver
con el pensar acertadamente y con el enseñar acertadamente.” (Pág. 29 – Párr. 3)
“…Al ser producido, el nuevo conocimiento supera a otro que fue nuevo antes y envejeció y se
“dispone” a ser sobrepasado mañana por otro.” (Pág. 29 – Párr. In fine.)
“No hay enseñanza sin investigación ni investigación sin enseñanza. Esos quehaceres se encuentran
cada uno en el cuerpo del otro. Mientras enseño continuo buscando, indagando. Enseño porque busco,
porque indagué, porque indago y me indago. Investigo para comprobar, comprobando intervengo,
interviniendo educo y me educo. Investigo para conocer lo que aún no conozco y comunicar y anunciar
la novedad.” (Pág. 30 – Párr. 2)
“¿Por qué no   establecer una “intimidad” necesaria entre los saberes curriculares fundamentales para
los alumnos y la experiencia social que ellos tienen como individuos?” (Pág. 32 – Párr. 2.)
“…Porque, dirá un educador reaccionariamente pragmático, la escuela no tiene nada que ver con eso.
La escuela no es partido. Ella tiene que enseñar los contenidos, transferirlos a los alumnos. Una vez
aprendidos, estos operan por sí mismos.” (Pág. 32 – Párr. 2. In fine)
“En la diferencia y en la “distancia” entre la ingenuidad y la crítica, entre el saber hecho de pura
experiencia y el que resulta de los procedimientos metódicamente rigurosos, no hay para mi ruptura,
sino una superación. La superación y la ruptura se dan en la medida en que la curiosidad ingenua, sin
dejar de ser curiosidad, se hace critica…” (Pág. 32 – Párr. 1)
“…Precisamente
porque la promoción de la ingenuidad a la crítica no se da de manera automática, una de las tareas
principales de la practica educativo – progresista es exactamente el desarrollo de la curiosidad critica,
insatisfecha, indócil…” (Pág. 33 – Párr. 3)

“La necesaria promoción de la ingenuidad a la crítica no puede o no debe ser hecha a distancia de una
rigurosa formación ética al lado de la estética…” (Pág. 34 – Párr. 1)
“… Transformar la experiencia educativa en puro adiestramiento técnico es despreciar lo que hay de
fundamentalmente humano en el ejercicio educativo: su carácter formador…” (Pág. 34 – Párr. 2)
“… Pensar acertadamente, por el contrario, demanda profundidad y no superficialidad en la
comprensión y en la interpretación de los hechos…” (Pág. 35 –   In fine)
“Quien piensa acertadamente está cansado de saber que las palabras a las que les falta la corporeidad
del ejemplo poco o casi nada valen. Pensar acertadamente es hacer acertadamente.” (Pág. 35 – Párr. 1)
“No existe el pensar acertado fuera de una práctica testimonial que lo redice en lugar de desdecirlo…”
(Pág. 36 – Párr. 2)
“También el rechazo definitivo a cualquier forma de discriminación   forma parte del pensar
acertadamente.” (Pág. 37 – Párr. 1)
“… el pensar acertado que debe ser enseñado concomitantemente con la enseñanza de los contenidos
no es un pensar formalmente anterior   al y desgarrado   del   actuar acertadamente.” (Pág. 38 – Párr.2)
“… No hay entendimiento (…) que no sea también comunicación
de lo entendido. La gran tarea del sujeto que piensa acertadamente no es transferir, depositar, ofrecer,
dar al otro, tomado como paciente de su pensar, el entendimiento de las cosas, de los hechos, de los
conceptos. La tarea coherente del educador que piensa acertadamente es, mientras ejerce como ser
humano la practica irrecusable de entender, desafiar al educando con quien se comunica y a quien
comunica, a producir su comprensión de lo que viene siendo comunicado…”(Pág. 38 – in fine)
“… La práctica docente critica, implícita en el pensar acertadamente, encierra el movimiento dinámico,
dialectico, entre el hacer y el pensar sobre el hacer.” (…) “… el pensar acertadamente que supera al
ingenuo tiene que ser producido por el mismo aprendiz en comunión con el profesor formador…” (Pág.
39 – Párr. 1)
“… Es pensando críticamente la práctica de hoy o la de ayer como se puede mejorar la próxima…”
(Pág. 39 – Párr. 2)
“ … Una de las   tareas más importantes de la practica educativo – critica es propiciar las condiciones
para que los educandos en sus relaciones

entre si y de todos   con el profesor o profesora   puedan ensayar la experiencia profunda de


asumirse…” (Pág. 42 – Párr. 1)
“La cuestión de la identidad cultural, de la cual forman parte la dimensión individual y de clase de los
educandos cuyo respeto es absolutamente fundamental en la práctica educativa progresista, es un
problema que no puede ser desdeñado. Tiene que ver con la asunción de nosotros por nosotros
mismos.” (Pág. 42 – Párr.
2)
“…El aprendizaje de la asunción del sujeto es incompatible con el adiestramiento pragmático o con el
elitismo autoritario de los que se creen dueños de la verdad y del saber articulado.” (Pág. 43 – Párr. 2)
En alusión   con lo que propone Freire, entiendo a   ese rigor metódico al que   refiere tiene que ver con
la promoción por parte del docente de circunstancias que favorezcan la construcción y reconstrucción
del conocimiento (tanto por parte de los alumnos como de él mismo); que lo posiciona al docente como
una persona en permanente aprendizaje,   con una actitud crítica frente a lo que se conoce y abierto a
las enseñanzas que puede recibir de sus alumnos.
Desde mi experiencia, es muy enriquecedor   cuando se propone el desarrollo de algún contenido desde
un disparador que interese e involucre a los alumnos. Ellos aprehenden con mayor   facilidad lo
conceptual, pero además en el camino me enseñan distintos modos de acceder a ese conocimiento, que
me sirve a mí para fortalecer mi práctica pedagógica con otros grupos.
Enseñar a pensar correctamente – nos dice Freire - agregaría… a sentir correctamente, porque en la
medida que el alumno reconozca   la importancia de lo conceptual en su vida cotidiana y su relaciones,
de que sienta que los saberes que adquiere en la escuela “le sirven” en su vida, mayor será la actitud y
predisposición para aprender.
Lo que me lleva a   reflexionar que enseñar correctamente   no significa una invasión sin sentido de
textos y bibliografía   que los alumnos
deben memorizar para promover   en los distintos años, sino a   una actitud   crítica del docente que
utilice la   teoría   vinculada con aspectos concretos de la vida del alumno. Pero para que esto se dé, un
docente   debe tener una actitud investigadora, primero para acceder a nuevos conocimientos que
enriquezcan su práctica, y también para   enseñar desde una postura que implica brindar a sus alumnos
saberes actualizados y contextualizados para ellos. Además, promoviendo esta actitud investigadora  
en los alumnos   el resultado seguramente será que estará en continuo aprendizaje también. Es
increíble, lo que los maestros   aprendemos cuando estamos abiertos a las enseñanzas de nuestros
alumnos cuando expresan los conocimientos que provienen de su experiencia.

Esta idea de “enseñar” implica que debemos como docentes, otorgar libertad a nuestros alumnos de
expresar sus pensamientos y al mismo tiempo   respetarlos,   desde nuestro lugar y como parte de un
proyecto educativo; además de suponer para los alumnos una cuota de responsabilidad por lo que hace
y dice, ya que es tenido en cuenta. Su palabra se escucha.   Justamente por lo que antes se expuso, es
necesario que contextualicemos y relacionemos el conocimiento científico con la realidad del alumno,
de otra manera, aunque académicamente   sea incorporado, no serviría como recurso para su
cotidianeidad.
Si hablamos de saberes previos, de experiencia, de intuición en los alumnos, se requiere   de   una
posición del docente como receptor, docente
que   propone una enseñanza que “recicla” esos saberes naturales en saberes críticos, al estar
relacionados con los contenidos curriculares que se deben desarrollar.
Antes de considerar las técnicas, materiales,   métodos para una clase dinámica que promueva el interés
de nuestros alumnos, es preciso, incluso indispensable, sostener   que   el disparador de la educación es
la curiosidad del ser humano. Es ella la que nos hace preguntar, conocer, actuar… y si se ejercita
naturalmente en la escuela creo, esa “actitud” curiosa se vuelve “curiosidad epistemológica”.
Enseñar a los alumnos para promover su formación integral supone a mi criterio, contemplar   todos los
aspectos: el cognoscitivo, el valorativo, el procedimental, etc.; esto requiere de un pensamiento
reflexivo y profundo de parte nuestra, para que   el término “formar” no se convierta en “Moldear a mi
gusto y según mis creencias o según lo impuesto desde la política educativa”. Debemos enfatizar en la
construcción compartida del conocimiento con los alumnos. Repito, son muchas las experiencias en el
aula que ejemplifican   que el discípulo supera al maestro; y en mi caso me ha posicionado algunas
veces como mero presentador y mediador entre él y el alumno.
He aprendido que los alumnos (sobre todo los de un estrato socio- económico bajo) generan
naturalmente estrategias y recursos provenientes de su experiencia personal para sortear   dificultades
en el aprendizaje, que superan ampliamente a los que he aprendido desde las instituciones
formadoras. Adoptar esta postura creo, me sitúa opuesta a toda discriminación, sobre todo a la que
resulta de pensar que como soy la maestra se mas.
Me remonto al año 2007 y 2008 si tengo que expresar con palabras lo que esos años representaron para
mí como maestra y como incidieron en mi practica posterior. Diría: “Me divertí igual o más que mis
alumnos”, “Los padres en muchas ocasiones cumplían el rol de maestros”, etc., todos los días estaba
obligada a reconstruir conocimientos ya adquiridos y a aprender otros nuevos.

Creo encontrarme en una situación de privilegio, ya que desde hace diez años que estoy en una escuela
donde una de las prioridades ha sido rescatar la identidad de los alumnos… eso se manifiesta en los
proyectos desarrollados en la institución vinculados con el barrio donde está ubicada la escuela, la
ciudad, la provincia, con sus manifestaciones religiosas y culturales; acercando a distintos personajes
de la cultura, la política, la comunidad en general al espacio escolar, enseñándonos y compartiendo con
nosotros   sus vivencias y sus conocimientos.
Esta forma de encarar el proyecto institucional y los proyectos específicos de cada área,   permitió que
los contenidos curriculares puedan ser trabajados realmente relacionados con el contexto y la realidad
de los alumnos y maestros; favoreciendo la integración de padres y de la comunidad en el proceso
educativo.
Nuestro pensamiento debe ser congruente con nuestra acción; justamente por lo que representa la figura
del maestro en los alumnos, más que decir es hacer; ellos deben observar esta coherencia entre nuestro
discurso y nuestra práctica y, ante cualquier circunstancia que se suscite en el espacio escolar, lo que
hemos manifestado verbalmente condice con nuestras acciones pues permanentemente somos
observados por los alumnos.

2.-   ENSEÑAR NO ES TRANFERIR CONOCIMIENTO


    “… el inacabamiento del ser o su inconclusión es propio de la existencia vital…”   (Pág. 50 – Párr. 2)
“…se que las cosas pueden incluso empeorar, pero también sé que s posible intervenir para
mejorarlas…” (Pág. 52 – Párr. 1)
“… Me gusta ser hombre, ser persona, porque sé que mi paso por el mundo no es algo predeterminado,
preestablecido. Que mi “destino” no es un dato sino algo que necesita ser hecho y de cuya
responsabilidad no puedo escapar…” (Pág. 52 – Párr. 2)
“Me gusta ser persona porque, inacabado, sé que soy un ser condicionado pero, consciente del
inacabamiento, sé que puedo superarlo. Esta es la diferencia profunda entre el ser condicionado y el ser
determinado…” (Pág. 52 – in fine)
“Me gusta ser persona porque, aun sabiendo que las condiciones materiales, económicas, sociales y
política, culturales e ideológicas en que nos encontramos generan casi siempre barreras de difícil
superación para la realización de nuestra tarea histórica   de cambiar el mundo, también se que los
obstáculos no se eternizan.” (Pág. 53 – in fine)
“…Cuando salgo de casa para trabajar con los alumnos, no tengo ninguna duda de que,
inacabados y conscientes del inacabamiento, abiertos a la búsqueda, curiosos, “programados para
aprender”, ejercitemos tanto más y mejor nuestra capacidad de aprender y de enseñar cuando más nos
hagamos sujetos y no puros objetos del proceso.” (Pág. 54 – Párr. 1)
“Otro saber necesario a la práctica educativa, y que se apoya en la misma raíz que acabo de discutir –la
de la inconclusión del ser que se sabe inconcluso-, es el que se refiere al respeto debido a la autonomía
del ser del educando…) (Pág. 58 – Párr. 2)
“El profesor que menosprecia la curiosidad del educando, su gusto estético, su inquietud, su lenguaje,
más precisamente, su sintaxis y su prosodia: el profesor que trata con ironía al alumno, que lo
minimiza, que lo manda “ponerse en su lugar” al más leve indicio de su rebeldía legitima, así como el
profesor que elude el cumplimiento de su deber de poner límites a la libertad del alumno, que esquiva
el deber de enseñar, de estar respetuosamente presente en la experiencia formadora del educando,
transgrede los principios fundamentalmente éticos de nuestra existencia…” (Pág. 59 – Párr. 1)

(…Lo bello de ser persona se encuentra, entre otras cosas, en esa posibilidad y en ese deber de pelear.
Saber que debo respeto a la autonomía y a la identidad del educando exige de mí una práctica
totalmente coherente con es saber.) (Pág. 60 – Párr. 1)
“La vigilancia de mi buen juicio tiene una importancia enorme en la evaluación que, a cada instante,
debo hacer de mi practica…”  (Pág. 60 –
Párr. 2)
“Saber que debo respeto a la autonomía, a la dignidad y a la identidad del educando y, en la práctica,
buscar la coherencia con este saber, me lleva inapelablemente a la creación de algunas virtudes o
cualidades sin las cuales ese saber se vuelve falso, palabrería vacía e inoperante.”   (Pág. 61 – Párr. 2)
“Las cualidades o virtudes son construidas por nosotros al imponernos el esfuerzo de disminuir la
distancia existente entre lo que decimos y lo que hacemos”   (Pág. 63 – in fine)
“Ellos y ellas deben verse a sí mismos como profesionales idóneos, pues en la competencia que se
organiza políticamente donde tal vez radica   la mayor fuerza de los educadores. Es en este sentido
como los órganos de clase deberían dar prioridad al empeño de formación permanente de los cuadros
del magisterio como tarea altamente política y repensar la eficacia de las   huelgas. La cuestión que se
plantea, obviamente, no es para la lucha sino, reconociendo que la lucha es una categoría histórica,
reinventar la forma también histórica de luchar.” (Pág. 66 – in fine)
“La capacidad de aprender, no solo para adaptarnos sino sobre todo para   transformar la realidad, para
intervenir en ella y recrearla, habla de nuestra educabilidad en un nivel distinto del nivel del
adiestramiento de los otros animales o del cultivo de las plantas.”   (Pág. 67 – Párr. 2)
“…Para nosotros aprender es construir, reconstruir, comprobar para cambiar, lo que no se hace sin
apertura al riesgo y a la aventura del espíritu.” (Pág.
68 – Párr. 2)
“… no puedo, como profesor, permitirme la ingenuidad de pensarme igual al educando, de desconocer
la especificidad de la tarea del profesor, ni puedo tampoco, por otro lado, negar que mi papel
fundamental es contribuir positivamente para que el educando vaya siendo artífice de su formación con
la ayuda necesaria del educador…” (Pág. 69 – Párr. 1)
“Mi involucramiento con la práctica educativa, sabidamente política, moral, gnoseológica, nunca dejo
de realizarse con alegría, lo que no quiere decir que haya podido fomentarla siempre en los educandos.
Pero en cuanto clima o atmósfera del espacio pedagógico, nunca deje de estar preocupado por ella…”
(Pág. 70 – Párr. 3)

“Hay una relación entre la alegría necesaria para la actividad educativa y la esperanza. La esperanza de
que el profesor y alumnos podemos juntos aprender, enseñar, inquietarnos, producir y juntos
igualmente resistir a los obstáculos que se oponen a nuestra alegría…” (Pág. 70 – Párr. 4)
“…Al comprobar, nos volvemos capaces de intervenir en la realidad, tarea incomparablemente más
compleja y generadora de nuestros saberes que la de simplemente adaptarnos a ella…” (Pág. 75 – Párr.
1)
“… En el mundo de la Historia, de la cultura, de la política, compruebo, no para adaptarme, sino para
cambiar…” (Pág. 75 – Párr. 1)
“…La transformación del mundo implica establecer una dialéctica entre la denuncia de la situación
deshumanizante y el anuncio de su superación, que es, en el fondo, nuestro sueño.” (Pág. 77 – Párr.
1)
“…El buen clima pedagógico- democrático es aquel en el que el educando va aprendiendo, a costa de
su propia practica, que su curiosidad como su libertad debe estar sujeta a límites, pero en ejercicio
permanente…Limites asumidos éticamente por él. Mi curiosidad no tiene derecho de invadir la
privacidad del otro y exponerla a los demás” (Pág. 82 – Párr.   In fine)
“La disciplina, que resulta de la armonía o equilibrio entre autoridad y libertad, implica por necesidad
el respeto de la una por la otra que se expresa en la asunción que hacen ambas de límites que no pueden
ser transgredidos.” (Pág. 86 – Párr. 2)
Ligado al capítulo anterior, infiero que Freire nos muestra la postura que habría de asumirse – como
docentes y como personas – de tomar nuestro inacabamiento o inconclusión como un motor natural que
nos impulse constantemente a superarlo. Sobre todo en la docencia, lo que implica para mi, una
permanente capacitación para potenciar nuestro profesionalismo.
“Me gusta ser hombre, me gusta ser persona…” nos dice Freire, es en parte lo que quisiera transmitir a
mis alumnos: cada uno escribe su propio destino, más allá de los condicionantes externos que
obstaculizan la llegada a lo propuesto… que mas tarde o más temprano siempre se llega. Cuando se
trabaja con alumnos de nivel socio-económico bajo, con limitadas expectativas sobre su futuro (solo
llegan a terminar la primaria porque tienen que trabajar para ayudar al mantenimiento del hogar),  
hacer que internalicen la idea de que pueden
superar   los condicionamientos que tienen, es un desafío y una   responsabilidad ineludible. Lograr que
comprendan la diferencia entre estar determinados a estar condicionados; para lo que es indispensable
promover en ellos una actitud crítica, para que logren cuestionar y elegir entre los discursos producidos
y reproducidos en el entorno. Desde ya que para poder

generar esto, es necesario que nosotros los docentes como personas “menos imperfectas” lo
manifestamos con nuestra practica.
Entendiendo que enseñar no es transferir conocimientos, y   que aprender no es repetir la lección dada,  
que hay que experimentar, comprobar y construir para cambiar y mejorar, se   ubica al que   aprende
como el propio artífice de su formación, con la ayuda del docente; pero para que esto se dé es
imprescindible que desde nuestro lugar   estemos abiertos y respetemos los modos y las formas
naturales en que los alumnos acceden al conocimiento presentado. Esto supone para mí respetar la
autonomía de los alumnos
Pensar correctamente es hacer correctamente. Esto incluye el valor del ejemplo   que   damos al
enseñar, sin el cual poco o nada valen nuestras palabras; porque entiendo, que   la percepción que se
llevan nuestros alumnos   no solo depende de nuestra actuación , sino de cómo entienden esa actuación,
es por eso que nuestra presencia no puede pasar inadvertida   ante nuestros alumnos; tenemos la
obligación de revelar a nuestros alumnos cómo analizamos, como comparamos, como decidimos, como
optamos, cómo hacemos justicia y cómo no faltamos a la verdad. Por ello, nuestro hacer   tiene que ser,
ético. 
Al imponernos el esfuerzo de reducir la brecha entre lo que hacemos y lo que decimos vamos
construyendo esas cualidades en nosotros mismos; este esfuerzo nos conduce a una virtud
indispensable en alguien que piensa correctamente: la coherencia. 
Si bien es cierto que desde el Estado en sus diferentes jurisdicciones emana un discurso   político en el
que se evidencia que, no es la Educación un aspecto considerado como prioritario, creo que no es con
paros que vamos a modificar la situación de desinterés, desamparo y utilización partidaria en la que se
encuentran las escuelas, los maestros y sobre todo los niños.   Todo lo contrario, es con un efectivo
ejercicio de nuestra vocación y autonomía, y la promoción de que cada vez más niños crezcan con las
herramientas que los conviertan en adultos críticos y reflexivos. Cuando hay Educación: no hay
sometimiento, hay posibilidad de opción y en consecuencia hay posibilidad de cambio.
Nuestra tarea fundamental como maestros – profesionales de la Educación - es lograr   que el
aprendizaje de nuestros alumnos   sea práctico y útil   y que debe estar encarnado,   corporeizarse,
entroncar con la realidad material que somos en el mundo en que vivimos. Precisamente porque no se
trata sólo de transmitir información, ni siquiera construir conocimiento, sino de potenciar saberes para
la vida; ello requiere superar la dicotomía entre teoría y praxis y desvelar
constantemente la utilidad y aplicabilidad de los conocimientos.
Si nos consideramos docentes   con una postura crítica y reflexiva   ante nuestra practica,   si
entendemos que enseñar es una experiencia alegre por

naturaleza y que la alegría no es enemiga del rigor, es necesario   “ocuparnos”   del clima y atmósfera
del espacio pedagógico,   en primer lugar para que nuestra practica sea efectiva, y en segundo lugar
porque creo toda labor realizada con alegría siempre nos deja algo positivo para nuestra vida y la de los
alumnos. Unido esto al sostenimiento de la esperanza creo, sería un combustible excelente   en el
ejercicio de enseñar y aprender  en la escuela y en la vida.
Creo que una de las cuestiones primordiales   a lograr en nuestros alumnos es que accedan al
entendimiento de que el aprender (no solo en la escuela)   de manera crítica y reflexiva es un recurso
invalorable para su vida, que va a otorgarle herramientas que lo llevan inexorablemente a la libertad, al
discernimiento, a la posibilidad de opción y a la generación de cambios.
Todo eso supone enseñar estimulando el ejercicio de la libertad, a partir de la   toma de   decisiones y
asumiendo las consecuencias de estas, porque esto también es parte del aprendizaje: que cualquier
decisión supone una consecuencia que debemos asumir y aceptar. Que nuestras acciones y decisiones
siempre deben estar alumbradas por el respeto hacia el otro.
La formación ética demanda de nosotros, hoy más que nunca, referentes claros, una preparación
específica de los docentes en el tema y un compromiso de todos los actores e instituciones. Requiere
claridad en los fundamentos conceptuales y pedagógicos que nutren y dan vida a las propuestas
educativas, a la vez que un proceso de reflexión continúa que tenga como mira constante orientar los
actos hacia fines y valores compartidos, que resguarden la dignidad humana, la vida y el bien común.

3.-   ENSEÑAR ES UNA ESPECIFICIDAD HUMANA


“La seguridad con que la autoridad docente se mueve implica otra, la que se funda en su competencia
profesional. Ninguna autoridad docente se ejerce sin esa competencia…” (Pág. 88 Párr. 2)
“…Lo que quiero decir es que la incompetencia profesional descalifica al maestro.”   (Pág. 89 Párr. 1)
“Nunca me fue posible separar en dos momentos la enseñanza de los contenidos y la formación   ética
de los educandos…” (Pág. 91 Párr. 3)
“…Es respetando concretamente el derecho del alumno a indagar, dudar, criticar, como “hablo” de esos
derechos…” (Pág. 92 Párr. 1)
“Si un alumno me pregunta que es “tomar distancia epistemológica del objeto” le respondo que no sé,
pero que puedo llegar a saber, eso me da la autoridad de quien conoce, me da la alegría de, al asumir mi
ignorancia, no haber mentido…”   (Pág. 93 Párr. 2)
“Saber que no puedo pasar inadvertido a los alumnos, y que la manera   en que me perciben me ayuda o
me perjudica en el cumplimiento de mi tarea como profesor, aumenta en mi los cuidados con mi
desempeño…” (Pág. 93 Párr. 3)
“En cuanto a presencia no
puedo ser una omisión sino un sujeto de opciones. Debo revelar a los alumnos mi capacidad de
analizar, de comparar, de evaluar, de decidir, de optar, de romper. Mi capacidad de hacer justicia, de no
faltar a la verdad. Mi testimonio tiene que ser, por eso mismo, ético.” (Pág. 94 Párr. 3)
“Otro saber del que no puedo dudar   un momento en mi practica educativo – critica es el de que, como
experiencia específicamente humana, la educación es una forma de intervención en el mundo.
Intervención que va mas allá del conocimiento de los contenidos bien o mal enseñados y/o aprendidos
implica tanto el esfuerzo de reproducción de la ideología dominante como su desenmascaramiento…”
(Pág. 95 Párr. 1)
“Desde el punto de vista de los intereses dominantes, no hay duda de que la educación debe ser una
práctica inmovilizadora y encubridora de verdades…” (Pág. 95 Párr. 4)
“No puedo ser profesor sino percibo cada vez mejor que mi practica, al no poder ser neutra, exige de
mi una definición. Una toma de posición. Decisión. Ruptura. Exige de mi escoger entre esto o aquello.
No puedo ser profesor a favor de quienquiera y a favor de no importa que…” (Pág. 98 Párr. 4)

Desde una concepción progresista, se rechaza abiertamente el carácter inexorable, determinístico de la


ideología hegemónica. En cambio se reafirman los principios de las auténticas democracias sustentadas
en una conceptualización filosófico socio antropológica que reconoce a los hombres como seres
históricos
e inacabados, forjadores de su propio destino, hacedores de su praxis, por ende, protagonistas de las
luchas permanentes para su humanización, que sólo puede ser entendida en términos de una sociedad
más libre con relaciones más igualitarias.
En estos principios se fundamenta la Pedagogía de la autonomía de Paulo Freire. Autonomía significa
la superación de los estados de dependencia, la construcción de espacios propios en dónde se recobra la
identidad histórico cultural y se llenan con estados de derechos, que implican también compromisos y
responsabilidades indeclinables en la toma de decisiones; así la autonomía va llenando el vacío que
deja la dependencia cuando es reconocida y significada como tal, cuando se la enfrenta, se la desafía
socialmente y se le va quitando terreno sobre la base de valores liberadores, de intereses compartidos
que priorizan la lucha de la satisfacción de sus necesidades reales y colectivas.
La Pedagogía de la autonomía, es la reconfirmación de los postulados básicos de la teoría freireana en
este final de siglo, desde lo filosófico, epistemológico y científico; es la recreación de la pedagogía
crítica de Freire en las realidades actuales que desde una óptica "esperanzadora" ve en la formación del
docente situada en el contexto escolarizado una posible alternativa contribuyente a un cambio social,
ante la inexorabilidad de las ideologías sustentadas por las políticas neoliberales dominantes en
nuestras inexpertas y asediadas democracias latinoamericanas.

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