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NOMBRE: PAULA DUQUE CAMACHO. CÓDIGO: 251810027.

1. Enumere y explique qué conflictos transcendentales se han presentado en Colombia


después de la Independencia de 1810. Mencione mínimo tres y haga una breve
explicación de sus causas y consecuencias y qué secuelas persisten en nuestra
época actual. 

 Guerra civil colombiana de 1851: A medida que las reformas liberales afectaban a la
Iglesia y a los intereses de hacendados y esclavistas, los ánimos se fueron
calentando. Fue así como en 1851 estalló la primera guerra civil en la que participaron
los partidos políticos Liberal y Conservador.

La abolición de la esclavitud generó un fuerte descontento entre los esclavistas del


suroccidente del país, los cuales promovieron el levantamiento en contra del gobierno
de José Hilario López. Otro de los factores que motivaron la guerra civil, fue el
elemento religioso, entre ellos, la expulsión de los jesuitas.

La guerra comenzó en el suroccidente del país. En Popayán, una junta conservadora


envió al político local Sergio Arboleda al vecino país de Ecuador para obtener recursos
y financiar el conflicto. De esta forma, el 1 de mayo de 1851 un ejército caucano, con
el apoyo del gobierno ecuatoriano y al mando de Julio Arboleda, hermano de Sergio,
se levantó contra la administración colombiana. Este levantamiento armado, si bien
fue derrotado, logró extenderse a otras regiones del país. Como suele suceder en las
guerras civiles, el problema no fue el hombre sino la defensa de los intereses en
conflicto: los terratenientes esclavistas caucanos no estuvieron de acuerdo en
defender la igualdad pues atentaba contra su riqueza. La libertad de los esclavos era
la muerte para sus intereses económicos como latifundistas, basados en la
explotación de la mano de obra negra.

 Guerra civil de 1854: En 1853, el partido Liberal se encontraba dividido en dos grupos:
por un lado, estaban los Gólgotas, que defendían las reformas propuestas para la
cambiar la Constitución; y por el otro, los Draconianos, formado por los sectores
populares y los artesanos, quienes se oponían a las reformas liberales. En este
contexto, fue elegido el draconiano José María Obando (1853-1854), quien aprobó la
Constitución de 1853 la cual separaba la Iglesia del Estado, respetaba la libertad de
cultos, permitía la elección directa por voto popular de presidente, congresistas,
magistrados y gobernadores y otorgaba cierta independencia a las provincias para
que se dieran sus propias constituciones que no se inmiscuyeran en los aspectos
nacionales (por ejemplo, relaciones exteriores y gastos nacionales).

El 1854, los artesanos que apoyaron a Obando, descontentos por las reformas que
trajo la implementación de la nueva Constitución, apoyaron un golpe de Estado
encabezado por el general José María Melo, comandante del Ejército. Aunque Melo
contaba con el respaldo de los artesanos bogotanos, no encontró apoyo en el resto
del país. Por este motivo, el Congreso, reunido en Ibagué, y varios militares
conservadores, asumieron el control del país y derrotaron a los golpistas.

Los artesanos salieron derrotados porque a los comerciantes internacionales no les


interesaba que se desarrollara la producción manufacturera. Además, los partidarios
del libre cambio (importadores) ganaron este pulso y quebraron a los artesanos y
manufactureros. Nuevamente, la falta de entendimiento y diálogo entre los distintos
grupos de opinión le quitó al país la posibilidad de dedicarse enteramente al progreso
de este.

En 1858, bajo la presidencia de Mariano Ospina Rodríguez, se aprobó una nueva


constitución que dio un certero golpe a los gólgotas o radicales ya que esta le restó
poder al sistema federalista al permitirle al gobierno central supervisar cada uno de los
Estados de la época: Antioquia, Panamá, Santander, Cauca, Bolívar, Magdalena y
Boyacá. El nuevo nombre del país fue Confederación Granadina.

 Guerra civil de 1860-1862: Única guerra civil en la cual el triunfador fue el lado


insurrecto. Comenzó en el Estado Soberano de Santander extendiéndose
al Cauca cuando los liberales tomaron las armas contra el gobierno nacional presidido
por el conservador Mariano Ospina Rodríguez. Tomás Cipriano de
Mosquera, gobernador del Cauca y que había proclamado los “Estados Unidos de la
Nueva Granada”, aunque derrotado al principio, fue apoyado por los liberales radicales
y llegó triunfante a Bogotá; tomó el poder e impuso la Constitución de
1863 (o Constitución de Rionegro por el lugar en donde se
redactó, Rionegro, Antioquia) de carácter marcadamente federalista.

En 1856 un grupo de descontentos liberales y conservadores formó una coalición


llamada Partido Nacional y lanzó la candidatura presidencial del general Tomás
Cipriano de Mosquera, en oposición a las de Mariano Ospina Rodríguez y Manuel
Murillo Toro. La Guerra Civil de 1860-1862 fue un conflicto que enfrentó al gobierno
conservador de Mariano Ospina Rodríguez y el partido liberal defensor del
federalismo, por las reformas llevadas a cabo por los conservadores y el presidente
Ospina Rodríguez. Los jefes liberales encabezados por el general Tomás Cipriano de
Mosquera atacaron y entraron victoriosos a la capital, afirmando el poderío de los
poderes regionales en contra del poder centralizado.
Hasta esta guerra unos 40.000 colombianos han perdido la vida en estos conflictos
que arrasaron el territorio desde 1810.

 Guerra civil de 1876-1877: Se puede considerar que esta guerra marca en un sentido
general una batalla por la formación de ideales en las instituciones educativas, aún por
formalizar, para formar a la gente. Se debate qué institución (ya sea religiosa o el
Estado mismo) determina quiénes deben encargarse de la educación e impartirla,
puesto que se evidencia cómo la iglesia juega un papel extremadamente importante
en este conflicto.
Los conservadores se sublevaron en julio de 1876 contra el gobierno radical
de Aquileo Parra para detener la educación laica (o "neutra" como se la llamó en la
época) y demás medidas anticatólicas. Esta guerra permitió la unidad pasajera entre
las facciones radical e independiente al seno del Partido Liberal Colombiano.

Julián Trujillo triunfó en la batalla de Los Chancos (Estado Soberano del Cauca) y


en Antioquia y aseguró la presidencia para los independientes entre 1878 y 1880, con
lo cual abrió las puertas a la Regeneración de Rafael Núñez.

 Guerra civil de 1884-1885: Los liberales radicales del Estado Soberano de


Santander entraron en inconformidad por las políticas cada vez más centralistas del
gobierno de la República, presidido por Rafael Núñez y su proyecto de
"Regeneración". Dicha inconformidad degeneró en una declaración de guerra que
pronto fue adoptada por los demás estados con gobiernos liberales. Si bien varios
líderes radicales estaban en desacuerdo con un conflicto armado, sus temores fueron
vencidos dada su oposición al presidente Núñez y las perspectivas de victoria que
generaba la guerra en un comienzo. Pronto los estados conservadores se involucraron
en defensa de Núñez.

También lo apoyaron facciones moderadas del liberalismo. El 17 de junio de 1885 se


libró una de las batallas más famosas de la guerra, la de La Humareda, que, aunque
dio el triunfo definitivo a los radicales, propició la muerte de varios de sus principales
dirigentes. A ello se unieron las derrotas de los rebeldes en los estados
de Tolima, Cauca, Panamá y Boyacá. Finalmente, los liberales insurrectos se
rindieron, en noviembre de 1885. El triunfo de las fuerzas gobiernistas fue
aprovechado por el presidente Núñez para anunciar el fin de la validez de
la Constitución política de 1863, inspirada en el radicalismo liberal. A continuación se
emprendió una profunda reforma constitucional que concluyó en la proclamación de
una nueva carta constitucional, en 1886.

 Guerra civil de 1895: La inició el sector guerrerista del Partido Liberal


Colombiano en Bogotá, en enero de 1895, con un fracasado intento de golpe de
estado contra el presidente Miguel Antonio Caro. Luego se quiso convertir en un
levantamiento general, que tampoco contó con suerte pues se vio reducido a
rebeliones de poca significación en algunos departamentos, a las cuales derrotó
fácilmente el gobierno conservador en sólo 60 días de combates centrados
en Cundinamarca y Santander. El 19 de febrero se organizó un ejército de 1.500
hombres al mando de Rafael Reyes, el 15 de marzo derrotó a 2.500 rebeldes
(colombianos y venezolanos) al mando del general José María Ruiz en Enciso,
resultando 200 gubernamentales y 300 rebeldes muertos más un gran número de
prisioneros de los segundos. Poco después Reyes sorprendió a una columna de 2.000
liberales en el Capitanejo y la destrozó.

Un centro de jefes liberales de la capital, encabezado por el expresidente Santos


Acosta, había convenido el 23 de enero de aquel año como santo y seña para el
estallido de la revolución, pero tan astensible y permeable pretexto fue detectado por
Enrique de Narváez, director general de comunicación del gobierno, regenerando a
raíz del deceso del presidente Rafael Núñez. Dos días antes, el 21 de enero, comenzó
la represión oficial con la detención del general Acosta y de los jefes comprometidos
en el alzamiento. Aquella fecha anunciada y su represión fueron perfeccionadas con la
traición, el espionaje y la delación.

 Guerra de los Mil Días (1899-1902): Fue el intento del liberalismo radical por recuperar
el poder. Salvo al principio, no involucró grandes ejércitos.

Este largo enfrentamiento irregular desgastó a los liberales en una lucha de pequeñas
partidas, con excepción de Panamá, único lugar en donde triunfaron. La guerra
civil terminó en una especie de empate acordado en los tratados
de Chinácota, Neerlandia y Wisconsin. Consecuencia de esta guerra civil fue
el derrocamiento de Manuel Antonio Sanclemente (1900) y el ascenso de José
Manuel Marroquín, la separación de Panamá, y la elección de Rafael
Reyes en 1904 quien llevó al poder a los conservadores y a un sector liberal.

Las principales causas de estos conflictos fueron las siguientes:

 La ambición de los dirigentes y los partidos políticos que veían en la guerra un medio


para conquistar el poder y retenerlo.
 La intemperancia de los mismos dirigentes al debatir sus diferencias políticas o
ideológico-religiosas.
 Injusticia política o social, que estimuló la pobreza y la carencia de industrias en el
país.
 Ciertos sectores especuladores hacían negocios con los conflictos civiles y, por tanto,
estaban interesados en que éstos se presentasen.
Las consecuencias de las guerras civiles fueron las siguientes:

 Miles de personas murieron en combate, quedaron heridos, lisiados o discapacitados.


 Destrucción de riqueza y daño a la institución de la familia.
 Constante odio entre familias o grupos sociales.
 El crédito exterior de los vínculos nacionales entre las secciones del país, hasta el
peligro de la integridad nacional, como apareció después de la Guerra de los Mil Días.
 La ruina fiscal que produjo el régimen de papel moneda que llegó a extremos
indecibles.
 Empobrecimiento del país y estancamiento del progreso social y económico.
 La separación de Panamá.
 Formación de una actitud política intolerante fomentada por los dos principales
partidos políticos (Liberal y Conservador), que derivó en el siglo XX en otras guerras
partidistas, la de 1930 que se denomina eufemísticamente como «Pequeña violencia»
y «La Violencia» a partir de 1948. Esta última, a su vez, dio origen al actual conflicto
armado.

2. Con base en los conflictos que usted mencionó en el punto anterior, ¿cuál considera
es la variable más constante que se presentan en cada uno de estos conflictos?
Anuncie y explique dos de esas variables.

Es posible distinguir durante el siglo XIX tres grandes motivos o constantes que llevaron a que
se dieran estos conflictos. La categoría más grande se compone de las guerras secesionistas
que tienen lugar dentro de los imperios; l a mayoría de las veces, éstas se libraron por medios
convencionales con el fin de conseguir la separación de una parte del pueblo o del territorio
del país para formar un estado independiente o unirse a otro estado. La segunda categoría
comprende un número menor de conflictos en los que el objetivo era el control del centro; estos
conflictos tomaron la forma de insurrección urbana, se entendieron como revoluciones, en lugar
de guerras civiles, ya que no involucraron combates a gran escala entre actores armados
organizados. Por último, un gran número de guerras que se caracterizaron por la guerra
irregular tuvo lugar en el contexto de las guerras de expansión imperial y el asentamiento.

Una visión general de los patrones de conflicto durante el siglo XIX sugiere que la guerra
civil, la guerra irregular y la revolución fueron los fenómenos que se distinguen de manera
clara, tanto conceptual como empíricamente: las guerras civiles, en su mayoría, se libraron
convencionalmente; las revoluciones en su mayoría tomaron la forma de levantamientos
urbanos, y las guerras irregulares en su mayoría se caracterizaron como resistencia
"primitiva" a la expansión imperial o colonial.

Las guerras civiles no fueron solo enfrentamientos cruentos y violentos; choques de


ejércitos rivales, sangre derramada, cadáveres esparcidos, humo, incendios y destrucción.
Las guerras se desplegaron también en múltiples ámbitos de la vida social, estuvieron
superpuestas con los contextos sociopolíticos, (regionales, locales y nacionales), y
entrelazadas con las relaciones de poder y dominio a las que contribuyeron a redefinir y a
configurar; esto quiere decir que sus dramáticas y sus gramáticas se desplegaron hacia
sectores, actividades y territorios que en principio no tenían relación con el conflicto
armado, pero que terminaban involucrándose con él.

Las guerras civiles no se limitan a lo estrictamente militar ni se restringen a sus


dimensiones bélicas, ello quiere decir que tenían un innegable perfil político, que
constituían una manera de hacer política y de entender la política cuyo referente era el
Estado pero que lo trascendían, instalando la hostilidad manifiesta en el conjunto de la
sociedad. Las guerras civiles como las definía Andrés Bello, siguiendo a su maestro
Emmerich de Vattel, eran, ante todo guerras entre ciudadanos; guerras públicas, por el
control efectivo del territorio, por el orden justo, por la generalización y ampliación de las
figuras de la modernidad política: el ciudadano y el soberano; luchas crueles y violentas por
el control de los grandes monopolios estatales: el de la violencia legítima, el de los
impuestos, el del control administrativo y el de la definición moral y cultural del cuerpo
político sobre el que debía descansar la legitimidad buscada.

Si las guerras civiles del siglo XIX, se anudaban con la política y entretejían en sus
gramáticas y sus dramáticas a muy diversos sectores, estamentos, actores y territorios, ello
significa que no eran guerras mudas; por el contrario, eran también guerras con palabras,
con relatos y narraciones; con lenguajes políticos y con metáforas, o en otros términos,
guerras acompañadas de retóricas, poéticas y imitaciones dirigidas a públicos diversos con
el propósito de convencerlos o conmoverlos para que actuasen en consecuencia.

3. ¿Qué incidencia o agravante produjo el narcotráfico en el proceso de dichos


conflictos? ¿Qué otros actores se agregaron o se hicieron partícipes en la dinámica
de los conflictos?

En la década de 1990, Colombia se convirtió en el primer productor de hoja de coca del


planeta. Según Rafael Pardo en su libro "La historia de las guerras", entre 1975 y 1995 la
estructura del negocio era sencilla. Bolivia y Perú producían el 90 por ciento de la hoja de
coca y de la pasta y base de coca, ésta se transportaba en pequeños aviones a las selvas
colombianas donde se refinaban el 90 por ciento de la cocaína del mundo, la cual se
vendía a Estados Unidos. Esta estructura se volvió más compleja cuando los gobiernos de
Perú, Colombia y Ecuador decidieron controlar las fronteras. Sin embargo, en el momento
en que en Perú y Bolivia apareció un hongo que acabó con el área cultivada, Colombia
pasó a controlar también el cultivo. Las FARC-EP acogieron gran parte de las hectáreas de
cultivo, lo que provocó que su capacidad militar también se incrementara y pasó a controlar
150 mil hectáreas de cultivos de hoja de coca localizados en dos millones de hectáreas de
selva en el sur del país.  

La participación de las FARC-EP en el narcotráfico tiene que ver con el proceso de


producción de este narcótico. La guerrilla se financia del cobro por seguridad a los cultivos
ilícitos, del impuesto a laboratorios ("impuesto de gramaje") y del uso de pistas
clandestinas. Por lo tanto, en medio del conflicto armado, el narcotráfico ha servido como
medio de financiación tanto para las guerrillas como para las autodefensas.  

4. Con base en todo lo anterior, ¿qué propone usted para mejorar las condiciones
conflictivas de nuestro país? Mencione dos y explique cómo.

A lo largo de 52 años de conflicto armado, Colombia ha creado numerosas y creativas


prácticas de solución de conflictos y justicia local en comunidades rurales y urbanas: los
conciliadores en equidad, los jueces de paz y los líderes comunitarios han prevenido que
los conflictos pasen a mayores. Pero hace falta mucha más mediación para acabar con la
cultura de guerra en el país.
John Paul Lederach, uno de los académicos más reconocidos en materia de mediación de
conflictos y construcción de paz en el mundo, dice que no es fácil pasar de la guerra a la
paz y por eso la mediación social es tan importante para Colombia. Se necesita recrear
una política que permita participación sin violencia y sin manipulaciones que vienen detrás
de la violencia.

En Colombia diversos movimientos campesinos ya tienen claras sus necesidades


concretas, saben qué necesita la comunidad. Por eso la reivindicación más certera reposa
en la idea de que se les reconozca como actores claves en la vida cotidiana de las
regiones, en esa búsqueda constante por el bienestar de sus habitantes.

Pero además de mediar entre el Gobierno y las comunidades, también hace falta resolver
conflictos entre vecinos, familias, escuelas, instituciones penitenciarias, policías, juntas de
acción comunal y muchos otros grupos que deben resolver problemas a diario.

Una sociedad donde la injusticia social está banalizada genera todo tipo de conflictos. Para
resolver el problema la única solución es dialogar. El primer paso es crear espacios y tener
el proyecto común de la construcción de la paz. No se va a hablar solamente de la paz, se
va a hablar también de la construcción de una sociedad nueva porque todo va a cambiar a
partir de ahora.

Gran parte de este cambio empieza en los colegios. La escuela puede impactar
favorablemente a los niños y enseñar a gestionar los conflictos de una mejor manera.
También se debe tener en cuenta que si la conflictividad disminuye en el campo social en
general la violencia también descenderá en el campo escolar.

Algunos de los conflictos sociales que se pueden agudizar en un eventual postacuerdo son
los que se dan entre las comunidades y las empresas extractivas en los territorios.  Esto
pasa con frecuencia en países que, cuando solucionan un conflicto armado de larga data,
otros conflictos secundarios toman relevancia. Es importante prever estos desacuerdos y
crear un sistema de resolución de conflictos que sea eficiente y que tenga la confianza de
la comunidad. Lo más importante es cultivar una relación de confianza y respeto. Esto es
vital para que los pequeños conflictos no escalen.  

Se van a necesitar las habilidades de muchos constructores de paz para evitar que la
violencia se recicle o que el espacio dejado por las guerrillas sea ocupado por otro tipo de
violencia. Los mediadores y conciliadores serán vitales para lograr pactos de convivencia
comunitaria, tanto en la intervención interpersonal como la colectiva.

5. ¿Qué oportunidad encuentra usted en la crisis que ha generado la pandemia del


Coronavirus en el mundo para mejorar la situación socioeconómica y conflictiva en
nuestro país Colombia? 

COVID-19 no discrimina, no toma en cuenta género, raza, edad y mucho menos estrato
social, por lo tanto, esta crisis sanitaria actual ha dejado en evidencia las falencias
económicas y la gran brecha social que existen, no solo en Colombia, sino en todo el
mundo.

Nos ha mostrado de manera mucho más clara que las riquezas están muy mal distribuidas,
y que resulta más urgente que necesario invertir más en salud y en educación, porque
pocas son las personas que pueden acceder a una universidad o colegio, y ahora que se
están impartiendo clases virtuales, por ejemplo, es mucho menor el número de estudiantes
que pueden acceder debido a que la mayoría pertenece a entidades públicas y no cuentan
con servicio de internet o un computador, a veces ni un celular.
Es la oportunidad para que se redistribuyan las riquezas y además, se imparta mejor
educación, logrando que no exista la necesidad de crear guerrillas ni conflicto armado,
porque la existencia de estos mismos es justamente la pobreza e ignorancia que existe,
sobre todo en las clases bajas que, con el fin de ayudar a sus familias, terminan
involucrándose en grupos armados o robando y matando a sueldo,

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