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Marco Constitucional
De los 380 artículos de la CPC, una cuarta parte, los primeros 95, definen el
objetivo de un nuevo sujeto individual y colectivo, solidario, libre, igualitario,
trabajador y democrático, y se determinan las condiciones y garantías para el
florecimiento de las fuerzas esenciales humanas a partir de la integralidad de los
principios fundamentales (Título I) y los derechos (Título II). Las tres cuartas partes
siguientes de la Carta Política, artículos 96 a 380, establecen los medios para
lograr este objetivo: los habitantes y el territorio (Título III), participación
democrática y partidos políticos (Titulo IV), naturaleza y organización del Estado y
el territorio (Títulos V a XI) y Régimen económico y Hacienda pública (Título XII).
1 Economista y máster en teoría económica. Filósofo y especialista en análisis existencial. Catedrático de las maestrías en Derechos Humanos de la UPTC y Economía
ambiental de la U. Santo Tomas. Asesor de la Política Pública Departamental de Juventud y del Plan Estratégico de Desarrollo Juvenil 2011-2020, Gobernación de
Cundinamarca; Consultor para la Cumbre de Gobernadoressobre políticas públicas de Juventud (PGN, Unicef, ICBF, Viva la Ciudadanía), de 2011;Director del estudio
de aplicación en Colombia (Soacha) del sistema de indicadores de bienestar de adolescentes para América Latina y el Caribe, convenio Fundación Escuelas de Paz-
UNICEF; Investigador asociado del Observatorio de Derechos Sociales y Desarrollo y miembro del Comité Científico de la Revista Diálogo de Saberes de la
Universidad Libre. Integrante de los comités editoriales de los periódicos Desdeabajo y Le Monde Diplomatique.
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Además de la búsqueda de la inclusión política y social, y la reducción de las
grandes desigualdades e injusticias que caracterizan históricamente a la sociedad
colombiana, el concepto de sostenibilidad hace parte de la filosofía de la CPC. La
necesidad de lograr la sostenibilidad obliga a que el desarrollo actual no se haga
en detrimento del de las generaciones futuras. En consecuencia, el mandato
constitucional conlleva areconciliar los aspectos económico, social y ambiental,
como se ilustra en el siguiente diagrama.
Desarrollo Sostenible
Evaluación
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0,64.En términos absolutos, en el año 1991 el número de personas viviendo bajo
condiciones de pobreza era de 19.521.957; para el año 2011 el número de pobres
es de 20.949.882, esto es, 1.427.925 personas más que 20 años atrás. En parte,
esto se explica porque la población ha crecido en términos relativos a una tasa
superior al ritmo de disminución del grado de incidencia de la pobreza.
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obedecen, a su vez, al impulso de la globalización y al agotamiento de los
recursos no renovables en el mundo. En el año 1999 la economía colombiana se
derrumbó alcanzando un valor relativo del PIB de -4,2 por ciento, nuevamente, en
su condición de economía periférica y dependiente, en el contexto de una grave
crisis financiera de la economía mundial. El pico más alto se registra en los años
2006-2007 con un crecimiento del PIB de 6,8 por ciento en promedio.
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minero vine creciendo en los últimos tres años a un ritmo superior del 11 por
ciento anual. Por tanto, en este período presenciamos el desarrollo y
consolidación del régimen «oligárquico terrateniente financiero transnacional» que
se viene gestando desde la década de 1970.
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Un modelo rentista y de especulación financiera, que tiene como base la
expoliación de la naturaleza y la explotación laboral no puede llamarse de
desarrollo. Durante el último medio siglo, se registra una tendencia divergente
entre la dinámica productiva y la generación de empleo, esto es, mientras, de una
parte, la economía se encuentra en un ciclo largo de declive, de otra, el
desempleo y la precarización del empleo se elevan (ver gráfico 1). Situación que
se agudiza y se vuelve estructural durante el período postconstitucional. En los
últimos veinte años el desempleo se ha mantenido en una tasa promedio de 13,3
por ciento; alcanzando un pico en los años 1999-2000 de 19 por ciento, en medio
de la crisis nacional y global. A su vez, son cada vez más los colombianos y
colombianas que se encuentran trabajando en el sector informal de la economía,
su participación bordea el 60 por ciento en los últimos años. La precarización e
inestabilidad que caracteriza al mercado laboral explica tres de cada cuatro
trabajadores devenguen menos de dos salarios mínimos legales (la capacidad de
compra del SML es de tan solo un 47%, de los requerimientos básicos familiares)
y que, en conjunto, la clase trabajadora haya perdido cerca de doce puntos
porcentuales en su participación en el PIB durante las últimas tres décadas.
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La política social poco ha contribuido a revertir esta dialéctica
concentración/exclusión. Inicialmente, en el marco del nuevo Estado Social y
Democrático de Derecho, la política social cambió su naturaleza al asumir el reto
de la universalidad de los Derechos económicos, sociales y culturales –DESC. Por
un breve lapso, el gasto social alcanzó a superar ligeramente, en términos
relativos, el 10% del PIB, para después caer, en medio del ajuste fiscal provocado
por la crisis económica de finales de los años 1990 y la prioridad al gasto militar
durante las administraciones Uribe-Santos, al promedio histórico del 7% (uno de
los más bajos en América Latina). Una alta proporción del gasto social es
controlado directamente por la presidencia de la república, ejecutado en
programas asistencialistas que buscan la cooptación y la dependencia política de
las comunidades en condición de miseria, no exentos de la corrupción que corroe
todo el sector social, como se ilustra con “Agro Ingreso Seguro” y en el sistema de
salud. Con la aprobación de la “Ley de Regla Fiscal” por parte del Congreso, en
Junio de 2011, la cual tiene por objetivo comprometer al Gobierno con un manejo
estricto de las finanzas públicas, se da la estocada final al medio con que
contaban las y los colombianos pobres, esto es, la tutela, como medio para exigir
sus derechos sociales que les promete la CPC.
En las zonas rurales, la población ha llevado la peor parte durante las últimas
décadas. Todo esto, producto del destierro y expropiación asociado a la guerra, a
la consolidación de poderes regionales-paramilitares, a la presencia directa de
empresas transnacionales y la invasión de tropas estadounidenses, a la ejecución
de megaproyectos en marcha (minería, biocombustibles y explotación maderera)
y a la pérdida progresiva de ingresos de los pobres del campo.De la mano de esta
guerra en contra de los pobres del campo, la concentración de la propiedad rural
es alarmante; en efecto, el vuelco en la distribución de la tierra, según datos del
IGAC, ha sido abrumador: en el último cuarto de siglo la gran propiedad (más de
500 hectáreas) pasa de controlar 47% a 68% de la superficie catastrada, entre
tanto, la pequeña propiedad cae de 15% a 9%. Las fincas menores de 3 has
pertenecen al 57.3% de los propietarios; en contraste, las fincas con más de 500
ha corresponden al 0.4% de los propietarios. En Colombia, 13.000 personas
naturales son dueñas de 22 millones de hectáreas. En este período, el despojo de
tierras de los campesinos se estima en 5,5 millones de hectáreas; apropiadas de
manera fraudulenta por los paramilitares, con la complicidad de terratenientes
regionales, la clase política, militares y funcionarios del Estado.
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16 por ciento en condición de pobreza extrema. Sumado a lo anterior, el
coeficiente de Gini, que mide la desigualdad de los ingresos de los países, es
dealrededor de 0,57, y es hoy en día uno de los más altos del mundo.Así mismo,
Colombia cuenta con una de las tasas de desempleo más altas de la región
latinoamericana”.
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Mapa de Conflictos de uso de la tierra en Colombia 2010
Convenciones:
Conclusiones
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La Constitución por sí sola no logra transformar una estructura ni cambiar el
rumbo del sistema económico. Se requieren fuerzas sociales conscientes,
organizadas, con voluntad de cambio y con el poder político e institucional
suficiente para revertir el régimen hegemónico en Colombia.
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