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ALUMNO:
JORGE LEONEL OTERO CHAMBEAN
GRUPO. A – MAESTRIA EN EDUCACIÓN BÁSICA
Para los más jóvenes, es ajena quizá la Reforma Educativa que se dio en
educación media básica. Producto de los llamados acuerdos de Chetumal en
1974, se pone en marcha, allá en el ciclo 1975-1976. En el plan de estudios de
la mayoría de las escuelas secundarias se integraron las asignaturas de
historia, geografía y civismo en una de Ciencias Sociales. Igual destino para
Biología, Física y Química, que se transformaron en el área de Ciencias
Naturales. En algunas pocas escuelas no trabajaron por aéreas sino que
continuaron llevando asignaturas. La Escuela Secundaria Técnica 13, del
Estado de México, en la cual entré a trabajar en 1981, era una de esas. El
modelo educativo que privaba en la época estaba sustentado por una
psicología emblemática: El conductismo. Ellos, los seguidores de Pavlov,
Watson y llegando a Skinner, precisaban que la conducta es todo aquello que
hacen los organismos, es decir lo observable, luego entonces el aprendizaje
era vinculado a una modificación de conducta. En la práctica docente se
enfatizaba en la planeación, que en la redacción de objetivos se utilizarán los
verbos operativos, especificando en términos precisos lo que debería hacer el
alumno. Bloom aportó la taxonomía con una estructura jerárquica que va
desde el nivel más simple el conocimiento, luego la comprensión y así hasta la
evaluación, y de ahí tomábamos nota, el alumno escribirá, el alumno
clasificará o comparará tal o cual cosa. Bajo el esquema E-R (Estímulo-
Respuesta) del condicionamiento operante, el reforzamiento contiguo a la
respuesta operante, podía elevar la probabilidad de aparición de esa conducta.
De ahí que a grosso modo se consideraba que la enseñanza consistía en el
arreglo de contingencias de reforzamiento. Mención aparte también lo
constituyen las llamadas pruebas “objetivas” pues eran los instrumentos
“ideales” para corroborar si los alumnos alcanzaron o no los objetivos
estipulados.
Y así pasaron los años. Dicen que veinte años no es nada, pero aquí
constituyen el interregno donde surge otra Reforma: La de 1993. Ésta trajo
para el nivel grandes cambios estructurales. Con el establecimiento previo de
la obligatoriedad de la Secundaria y la inserción de este nivel en la Educación
Básica, se da inicio a la integración de ésta a las acciones de Preescolar y
Primaria. Para la vertiente de Secundarias Técnicas, en el campo de las
Tecnologías, se redujeron de 8 a 3 horas, en un ajuste radical, que en su
momento no fue valorado por ese sector, ni por el gremio, con la meticulosidad
debida, ya que a partir de ahí las escuelas de nueva creación sólo dispondrían
de 3 horas para los Talleres. Aquí se vuelven a establecer los cursos por
asignaturas y las áreas se desdoblan, como por ejemplo Ciencias Sociales, en
Historia, Geografía y Civismo. Un ingreso importante al currículo es la
asignatura de Orientación Educativa.
En los corrillos, en las aulas, aunque con poca intensidad, empiezan a oírse
las voces de Piaget, de Ausubel, como un aire que refresca la actividad de las y
los profesores. Pero como esta Reforma está ya muy vinculada a la de 2006, la
más reciente, pues aquí es donde centraremos la reflexión sobre la práctica
docente y el constructivismo. Y es que ya para el 2006, más de uno, habían
escuchado las etapas del desarrollo: Sensioromotora, Preoperacional, la de las
Operaciones Concretas y la de las Operaciones Formales, y acaso también la
cronología respectiva, que de 0 a 2 años, que de 2 a 7 años, etc. También llegó
a los oídos, al corazón y a lo más hondo del espíritu magisterial eso del
“Aprendizaje Significativo”. Antes no había Reuniones de Consejo Técnico,
pero en Academias, Cursos, se declaraba el afán de hacer significativos todos
los aprendizajes de los educandos. Por cierto, esas reuniones de Consejo
señaladas, están adquiriendo carta de naturalización en la actualidad, y
aunque de manera incipiente quizá, esos trabajos colegiados que se esbozan
en ellas, están incidiendo en menor o mayor medida en la práctica del docente.
Competencias
A manera de conclusión
Pero en este sentido, quisimos evocar algo de ese pasado, porque el trabajo
educativo siempre parece realizarse en escenarios de crisis, donde se
cuestiona en todo momento su eficacia y eficiencia. Con el conductismo nunca
me sentí y eso era compartido por varios, como un “ingeniero conductual” o
como entrenador de focas entregando pececitos a los alumnos. Ni hoy siento
que en el constructivismo se asista diariamente al parto donde se dé el
alumbramiento de las nuevas ideas que construyen los alumnos. Creo que esos
modelos intentan desde corrientes psicológicas diversas explicar cómo
aprendemos y dar algo de luz acerca de lo que ocurre en el aula. La magia del
trabajo docente, sin embargo traspasa, esos marcos teóricos. Por eso cuando
en el salón z, de una escuela y, el maestro le dice a su alumno: ¡Bien Juanito,
te quedó bonito tu dibujo! No importa si le está dando reforzamiento. O si está
trabajando para generar un ambiente adecuado para el aprendizaje. O si
incluso nos remontamos más allá, a la tradición de los Mexicas donde el
Temachtiani tenía la doble misión de dar sabiduría a los rostros ajenos y
fortaleza a los corazones. Entonces a la mejor al alentar la autoestima del
chiquillo lo único que hacemos es enaltecer esa vocación de apoyar el
crecimiento de otros. A solventar pues los obstáculos.
Bibliografía