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Apuntes para una transición ecosocialista

Es un hecho constatable que, al menos durante la última década, la


denominada “cuestión ambiental” en Chile se ha ido posicionando con
cada vez más fuerza en los movimientos sociales y en la opinión
pública, tanto así que los gobiernos de turno se han visto obligados a
referirse constantemente al tema para legitimar su accionar.
Contrastando con las dos primeras décadas de transición democrática,
en estos últimos años se han visibilizado gran parte de los devastadores
impactos ambientales y sociales que han afectado a distintas regiones y
localidades a lo largo del país (Aysén, Antofagasta, Biobío, Araucanía,
Chiloé, Quintero, entre otras). Sin embargo, el avance en el
esclarecimiento de las verdaderas fuentes de dichos impactos y las
soluciones de fondo es, por decir lo menos, acotado. ¿Se trata
simplemente de la falta de regulación? ¿de la insuficiencia y corrupción
de la institucionalidad vigente? ¿del accionar del mercado y del Estado?
¿de la profundización de “políticas extractivistas”?

El presente artículo tiene como objetivo problematizar sobre lo que


significa desplegar una política ecosocialista en la práctica, además de
presentar algunas propuestas reivindicativas, programáticas y
estratégicas. Lo anterior, bajo el marco general de lo que entendemos
como “Socialización y gestión pública y democrática de los bienes
comunes”. Más que definiciones acabadas, exponemos problemas y
posibles soluciones. Pasos urgentes y de largo aliento. En definitiva,
intentamos indagar sobre las mediaciones concretas para una
transición ecosocialista.

Consideraciones previas sobre el movimiento ambiental y el


ecosocialismo como horizonte de totalidad

Algunos de los elementos que permiten demarcar las posiciones del


movimiento ambiental son, entre otros, la forma específica en que se
asume el problema ambiental, el rol del Estado, y el problema de la
democracia. Con el riesgo de falta de profundidad, a grandes rasgos
podríamos dar cuenta de dos matrices muy generales dentro de un
amplio movimiento ambiental de carácter antineoliberal. Por una parte,
un neo-desarrollismo de corte progresista que, si bien pone en cuestión
la idea de desarrollo, la legitima como momento en el cual redistribuir
las utilidades de los recursos. No se asume que el patrón rentista de la
acumulación de capital, permea las formas y orientación que asume un
programa político de largo aliento. Por tanto, no queda claro la
existencia de momentos de ruptura con dicho patrón económico-social.
Otra posición, que, si bien es más diversa teóricamente y en su práctica
política, podríamos caracterizarla como un autonomismo localista,
quienes apostarían solo por diversas formas de desarrollo local o de
pequeña escala, sin asumir ni dialogar conflictivamente con los
elementos estructurales que determinan y producen la naturaleza
capitalista a nivel nacional (código de aguas, propiedad privada, renta
de la tierra, AFPs, etc.). A pesar de existir oposición amplia a nivel
nacional, las consecuencias políticas de estas prácticas
socioambientales se expresan hegemónicamente a través del localismo,
la dispersión y el coyunturalismo, además de estar fuertemente
permeadas por la parcelación de las luchas (solo por el medioambiente,
pero no por l@s trabajadores u otras demandas que alimentan la matriz
productiva como las AFPs, educación, etc.). Por consiguiente, se
expresa una imposibilidad de definir conjuntamente elementos mínimos
de unidad y acción colectiva concertada.

Asimismo, la falta de profundidad en la comprensión de los procesos y


mecanismos económicos, políticos y sociales que explican la cuestión
ambiental –muchas veces velada por una cortina de humo estadístico
que nunca llega a dar cuenta de lo esencial– no ha permitido que los
diversos sectores movilizados o en resistencia puedan debatir a fondo
sus perspectivas y, de esta manera, orientar estratégica y tácticamente
su acción social y política. Este necesario debate ha sido históricamente
hegemonizado, a nivel mundial, por partidos, fundaciones y
organizaciones no gubernamentales –organismos que, en algunos casos,
se arrogan la representatividad de la sociedad civil con el objeto de
validarse como interlocutores en la negociación con empresas e
instituciones estatales. Por ende, el ámbito de discusión ha sido
notoriamente estrecho, limitándose a las visiones que estas entidades
priorizan, en desmedro de otras.

En este sentido, debemos ampliar el marco conflictivo del


Ecosocialismo, o de lo que se ha entendido como el campo de la lucha
ambiental, el cual no está limitado únicamente a los conflictos de índole
energético, minero, forestal, pesquero, etc. Debemos sumar toda una
serie de conflictos que tienen su causa estructural en la producción de
la naturaleza capitalista: segregación espacial, basurales y
contaminación (acústica, atmosférica), urbanización y ciudad
(carreteras, viviendas, transporte), en síntesis: los determinantes
sociales de la salud entendida de manera integral. Además de la
confrontación con los elementos estructurales que han cimentado la
reconfiguración territorial a nivel nacional en función de la acumulación
incesante de capital.

Es más, creemos que, así como el Feminismo, el Ecosocialismo no se


limita a un frente ni a un conflicto. Es más bien un proyecto político
amplio que implica un nuevo horizonte civilizatorio. En ese sentido,
debe concebirse como una práctica política transversal a los
distintos frentes de lucha desarrollados actualmente. De ahí la
necesidad de desplegar reivindicaciones y construir embriones
programáticos en conjunto1, y no por mero apoyo o unidad simbólica,
sino porque precisamente los resortes histórico-estructurales son
comunes, por ende, la superación debe ser un camino conjunto. A
continuación exponemos algunas reivindicaciones y propuestas,
inscritas dentro de un marco general desde el cual desplegar una
actividad política ecosocialista.

“Socialización y gestión pública y democrática de los bienes


comunes”

¿Dónde yace la potencialidad para la emergencia y desarrollo de una


naturaleza ecosocialista? Al contrario de lo que se pudiera pensar, para
nosotros, esta pregunta no tiene que ver con cuáles son los modelos
alternativos que podríamos enumerar en abstracto, 2 desde nuestras
buenas intenciones o nuestras teorías, sino que más bien nos referimos
a en qué dirección concreta debe desarrollarse la situación actual para
encaminarse efectivamente hacia una transición ecosocialista. Es
importante comprender desde un comienzo que dicha transición no
será un proceso en paralelo, por fuera o en abstracción del actual
metabolismo ser humano-naturaleza regido por la acumulación del
capital. No emana de la negación “moral” absoluta de la acumulación
capitalista, sino que de las propias contradicciones del proceso de
1
http://desborde.cl/index.php/ando-opinando/197-el-sistema-de-reparto-una-alternativa-democratica-y-
ecologica-para-el-pueblo-trabajador
2
Como, por ejemplo, “sustentabilidad”, “economía de recursos”, “decrecimiento”, “post-extractivismo”,
“post-desarrollismo”, etc.
acumulación, las que se expresan en la lucha del pueblo trabajador por
personificar el proceso de su superación, tomando las riendas de éste y
reconduciéndolo hacia la “reconstitución sistemática” del metabolismo
socio-natural como una “ley reguladora de la producción social”. 3 De lo
que se trata, entonces, es de la transformación de la actual
organización autónoma del metabolismo social regida por el capital, en
un proceso de metabolismo conscientemente organizado por la
sociedad humana. Si el socialismo clásico se definía como la gestión
colectiva y consciente de la producción y reproducción de la vida, el
ecosocialismo se define como la gestión colectiva y consciente del
espacio vital de la naturaleza humana y no-humana, es decir, de los así
llamados “bienes comunes”. En suma, apuntamos hacia una nueva
relación no destructiva entre el cuerpo, la sociedad y la naturaleza.
¿Cuáles son algunas de las medidas concretas que nos pueden
encaminar hacia este horizonte?

1. Reorientación pública y de carácter social y ambiental de


los sectores estratégicos (Sanitarias, generadoras,
transmisoras y distribuidoras de energía)

Proponemos dos reivindicaciones urgentes, para encaminarnos hacia


una reorientación pública y social de los sectores estratégicos. El
carácter “estratégico” que les concede el Estado a estas empresas
transnacionales sólo se traduce en la prohibición de huelga,
debilitando la capacidad de los trabajadores para contrapesar el poder
de las transnacionales. Por ende, una reivindicación de carácter
urgente debería ser, el restablecimiento del derecho a huelga.

En segundo lugar, planteamos la necesidad de bloquear todas las


formas legales que permiten lucrar. Por ejemplo, las empresas del
sector energético, mediante la gran farsa de la crisis energética,
emprendieron el despliegue de una serie de proyectos que les
3
“Con la preponderancia incesantemente creciente de la población urbana, acumulada en grandes
centros por la producción capitalista, ésta por una parte acumula la fuerza motriz histórica de la
sociedad, y por otra perturba el metabolismo entre el hombre y la tierra, esto es, el retorno al
suelo de aquellos elementos constitutivos del mismo que han sido consumidos por el hombre bajo la
forma de alimentos y vestimenta, retorno que es condición natural eterna de la fertilidad permanente
del suelo. Con ello destruye, al mismo tiempo, la salud física de los obreros urbanos y la vida
intelectual de los trabajadores rurales. Pero a la vez, mediante la destrucción de las circunstancias de
ese metabolismo, circunstancias surgidas de manera puramente natural, la producción capitalista obliga
a reconstituirlo sistemáticamente como ley reguladora de la producción social y bajo una forma
adecuada al desarrollo pleno del hombre.” Marx, Karl. El Capital, Tomo I, vol. 2 (México: Siglo XXI), 611-
612.
permitieran aumentar su capacidad productiva con el único fin de
exportar energía hacia el extranjero. Por su parte, tal como
profundizamos en otro artículo4, el Decreto con Fuerza de Ley N°70,
promulgado en plena dictadura cívico-militar y destinado a promover e
incentivar el ingreso de capitales privados, garantiza para las
sanitarias un 7% de ganancias mínimas. En 2013, las utilidades de las
25 sanitarias más grandes del país fueron $261.000 millones, siete
veces más que las obtenidas por las ISAPRES el mismo año.

2. Reestructuración de los servicios públicos de evaluación y


fiscalización ambiental (SEIA, SMA, SISS)

El 28 junio el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad aprobó el


proyecto de ley para la modificación del Sistema de Evaluación
de Impacto Ambiental (SEIA). Marcela Cubillos, en ese entonces
Ministra de Medio Ambiente, lo tildó como un instrumento que
protegerá el medio ambiente. En la siguiente tabla 5 se explica
sintéticamente lo que significaría la implementación de dicho
proyecto.

Normativa ambiental vigente Normativa ambiental propuesta

1. Las direcciones regionales del


SEA son remplazadas por tres
Él SEIA es administrado por el
grandes Direcciones
Servicio de Evaluación Ambiental
Macrozonales ubicadas en
(SEA). Él SEA tiene oficinas en
Antofagasta, Santiago y Valdivia.
cada capital regional, donde se
De esta forma, cada oficina
evalúan los proyectos, junto con
Macrozonal se hace cargo de la
los otros organismos del Estado
evaluación de proyectos, desde el
con competencia ambiental,
escritorio, alejando
desde el conocimiento regional y
completamente a la misma del
además permite un “espacio de
territorio donde se ejecutarán las
consulta y diálogo con las
obras.
comunidades afectadas”.
2. Se eliminará la evaluación de los
Gobiernos Regionales.

4
https://www.revistaposiciones.cl/2018/07/12/privatizacion-de-las-sanitarias-lucro-y-el-rol-del-estado-el-
caso-de-aguas-andinas/
5
Síntesis de la tabla presentada en el siguiente articulo: https://resumen.cl/articulos/modificaciones-de-
pinera-a-normativas-ambientales-luz-verde-al-mundo-empresarial-retroceso-institucionalidad
Se crean Comisiones Macrozonales
de Evaluación a cargo de calificar a
Comisión de Evaluación: Al los proyectos, integradas por
finalizar el proceso de funcionarios designados.
evaluación, él SEA realiza una Algunos miembros de estas
comisión de evaluación que comisiones son el Intendente, el
decide si aprobar o rechazar el Seremi de Medio Ambiente y dos
proyecto. Es la instancia que delegados designados por el
finalmente decide. Esta Comisión presidente de la República, mientras
está presidida por el Intendente que el director Macrozonal, más un
Regional y conformada por todos profesional científico y un abogado,
los SEREMIS de la región, serán seleccionados mediante Alta
quienes votan la calificación del Dirección. Se usa el argumento de la
proyecto. despolitización de la Comisión de
evaluación para ocultar una
selección a dedo.

Participación Ciudadana: La
participación es obligatoria y
tiene un plazo de 60 días en los
cuales, debe conocerse la La Participación Ciudadana dentro
intervención que se realizará en del SEIA se acotará a de 60 a 30
su territorio, poder consultar, días en el EIA. Además, serán sólo
opinar u observar observaciones electrónicas.
informadamente y poder
reclamar si sus observaciones no
fueron respondidas.

Estas modificaciones apuntan a satisfacer y maximizar las


inversiones y las ganancias del empresariado, acelerando el proceso
de aprobación de proyectos, y atentando contra la soberanía de las
comunidades y localidades afectadas sin importar los impactos
sociales y ambientales. Se perfecciona la maquinaria institucional de
aprobación de proyectos y la transforma en un simple “Check list”. A
Esto se suma la SMA, organismo al que le corresponde de forma
exclusiva ejecutar, organizar y coordinar el seguimiento y
fiscalización de las Resoluciones de Calificación Ambiental. Lo
anterior nos obliga a asumir una perspectiva de confrontación con
elementos institucionales que tienen alcance nacional, y por ende la
concepción de la lucha local o territorial como un momento, como el
primer paso desde el cual ser capaces de conectar reivindicaciones y
demandas programáticas con otras organizaciones hermanas. En
concreto, la reestructuración implica fundamentalmente:
- i) Mayor rigurosidad en las fases iniciales de aprobación de
proyectos (especialmente en lo que se refiere a la DEA y a las
líneas de base)
- ii) Participación y control democrático de las comunidades
afectadas por la intervención extractivista en los procesos de
toma de decisión y en las resoluciones de los servicios de
evaluación y fiscalización ambiental del Estado
- iii) Garantizar la voz de los no propietarios, la interlocución
tiene que dejar de estar limitada a los propietarios de tierras,
derechos de aguas y medios de producción
- iv) Exclusión total de estos entes públicos de aquellas personas
(naturales o jurídicas) con conflictos de interés
- v) Carácter vinculante de las sanciones para aquellas empresas
que incumplan la normativa ambiental.

3. Reconversión laboral y productiva


Así como la explotación y degradación de los ecosistemas, la
precarización laboral es un elemento fundamental en el desarrollo de
los diversos proyectos de carácter extractivista y rentista.
Contradictoriamente se transforma, a su vez, en una de las formas de
cooptar y legitimar estos proyectos por parte de los mismos
trabajadores y localidades. Se asume que un determinado proyecto
traerá trabajo y desarrollo a una comunidad. Este es el caballito de
batalla de las empresas para legitimarse localmente. Por tanto, la
disputa por rechazar un proyecto debe asumir al menos, la necesidad
de pensar nuevas formas de “desarrollo local”. Una reconversión de la
matriz productiva implica entonces, velar por los miles de empleos que
dejarían de ofrecerse. Debemos avanzar hacia una reconversión laboral
bajo una línea de producción que no presente rasgos extractivistas ni,
por supuesto, de precarización laboral. En definitiva, hacerse cargo de
dar respuesta a una problemática medianamente evadida por la
izquierda: una reconversión laboral y productiva.

4. Reorientación y transformación de la matriz productiva, sobre


todo su dimensión minera y energética.
Creemos que es necesario pensar medidas transicionales que nos
permitan definir hacia dónde se proyecta una política de recuperación
de los servicios estratégicos. Se proponen tres ejes:

- i) La generación energética está subordinada a la producción


minera, por lo que no es posible detener la sobre-intervención
de centrales energéticas sin una regulación y cambio en la
política minera del cobre. La principal dinámica que detener
entonces, sería la sobreproducción de cobre, causante de la
alta demanda de energía. A su vez, los agentes impulsores de
esta dinámica son las transnacionales mineras. A ellas hay que
aplicar un alto impuesto a la renta diferencial que se apropian
producto de que se benefician al poseer los yacimientos de
mejor calidad y una capacidad superior de invertir en
tecnología, lo que le da una ventaja sobre otros productores.
- ii) Al mismo tiempo, fortalecer la propiedad de CODELCO y la
regulación del precio y masa total de cobre producido por
parte del Estado.
- iii) Impulsar paralelamente una política de expropiación a las
grandes empresas energéticas, actualmente en proceso de
centralización, en tanto que ningún interés público justifica su
actividad desregulada y orientada por el lucro.

Estas medidas de mediano plazo deben acompañarse del


fortalecimiento de la capacidad decisional del pueblo trabajador en
todos sus niveles, única garantía para que con lo recaudado con la
producción del cobre y la expropiación de las empresas energéticas se
pueda efectivamente impulsar una política de transición productiva que
cambie radicalmente el metabolismo socioambiental basado en el
extractivismo y la matriz primario-exportadora.

5. Pedagogía ecosocialista:

Necesitamos disputar y construir un sentido común con elementos


concretos que argumenten:

1) La innegable crisis ambiental a nivel mundial. Una crisis que


tiene culpables históricamente constatables: el capitalismo. Por ende,
introducir la noción de la “necesidad y urgencia del cambio”: evitar
el colapso climático y civilizatorio. Lo anterior tiene relación con
afrontar una de las formas mediante las cuales sectores de la izquierda
evaden el problema ambiental: creer que las propias contradicciones
del capitalismo se encaminarán, mecánicamente, hacia un momento en
el cual ya no habrá más formas para apoderarse de la naturaleza y el
ser humano, generando un momento de ruptura natural o apocalíptica.
Esas lecturas desmovilizan, y desconocen la capacidad histórico-
tecnológica del capitalismo para afrontar las crisis y su
reestructuración. En términos concretos, no hay límites. El capitalismo
puede destruir la naturaleza y el ser humano hasta el infinito. Por tanto,
ante la crisis necesitamos organizarnos y dotarnos de una perspectiva.

2) Exponer posibilidades y propuestas alternativas. Ante un


escenario de desesperación, necesitamos mostrar un camino. Esto
implica una acción pedagógica sobre la posibilidad de otra forma de
vivir. Hay que llegar a la iglesia, a los colegios, a las juntas de vecinos.
Aquí es cuando la dualidad ecosocialismo o barbarie cobra sentido
literal. ¿Qué producir? ¿Cómo producir? ¿Qué necesidades? Profundizar
el discurso y los contenidos para que no puedan ser cooptados por
sectores dominantes ni ser parte de un acto por arriba 6. El miedo, la
crisis y la inseguridad sobre el futuro, puede traer consigo el
fortalecimiento de salidas de carácter reaccionario o fascistas, una
tendencia preocupante a nivel global. De esta manera, el despliegue de
una pedagogía ecosocialista contiene un componente estratégico:
¿Como enfrentar el proceso de expropiación en el marco de la
existencia de clases sociales que no permitirán destrabar sus núcleos
de acumulación? Para ello no basta tener claridades programáticas. La
pedagogía ecosocialista no es un ejercicio meramente de educación o
construcción de una consciencia ambiental. Es más bien el punto de
partida para abrir paso a la conformación de un actor colectivo que
haga suyas dichas reivindicaciones dotándolas de una perspectiva
anticapitalista.

6
El cobre ya no tendría suficiente peso dentro de la economía mundial y, a su vez, se instala el discurso de
los autos eléctricos como parte del desarrollo sustentable. Esto que implica relanzar los proyectos de
extracción minera y de litio (uso de baterías y centros de carga). Evadiendo el problema central: la industria
automotriz.

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