ÚNTESE

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¡ÚNTESE!

Monólogo 1:

Yo soy Victoria Osorio

Yo me enamoré perdidamente de Santiago Camacho, ese “sociólogo” que por no encontrar un trabajo, o
más bien por el miedo de salir a buscarlo, se la pasaba de pendejo de bus en bus supuestamente “analizando
la sociedad” y su comportamiento, para estar más preparado para el momento que vaya a buscar uno.

Se ponía dizque a educar a la sociedad con una media clase que tenía en la cabeza que le había dado Rangel
Gómez en el almuerzo sobre Urbanidad.

-Señor cédale el puesto a la dama.

- Joven pida permiso

- ¿Señora, le ayudo con el bebé?

Ese sapo andaba de metido en todo lado, una vez en plena parada del bus, por andar “organizando la fila
estratégicamente y equitativamente”, hasta que César Puerta le pegó una puñalada por andar diciéndole que
no se colara, y en un momento ya estaba en la Clínica San Judas Tadeo muerto.

Ese César si es un papacito, ¡yo lo amo!

Monólogo 2:

Yo soy Mariana Espinoza

Enrique Mejía estaba acusado de estafa, robo y asesinato, supuestamente por quedarse unas propiedades e
hipotecas de la élite ibaguereña y después supuestamente asesinarlos, al mejor estilo de Nepomuceno
Matallana. Jaime Espinoza, mi papá, es el abogado de Enrique, bueno, lo era.

El bololó empezó cuando el hijueputa de Esneider Arias me hinchó el buche en el cuarto de sanalejo, el
problema estuvo a los 3 meses cuando la hinchazón se notó, y ahí mismo llegó mi papá:

- Mariana Jimena Espinoza Salazar, el mocoso se le nota, que va a decir su tío Abel y su tía Ángela
que son los ilustres dueños de Ferro eléctricos América S.A o que va a decir su primo Simón, gerente
de Transportes Agamenón S.A.S, somos una familia de clase, de alcurnia, para que una Espinoza
Salazar con tan solo 15 años quede así.

Bueno y puras pendejadas. Enrique le confesó todo a mi papá, que si estafó, que si robó e inclusive que si
los mató. Mi papá desesperado de quedar mal con la familia, chantajeó a Enrique para que obligara a su hijo
Sergio a casarse conmigo o iba a sapear al juzgado 31 que Enrique hizo lo que hizo.

Casada a los 15 con uno de 42, yo al que amo es a Saúl Hinestroza, lástima que lo maté con Enrique.

Monólogo 3:

Yo me llamo Julián Ordóñez.

Ha habido dos grandes tragedias en el 23, cuando hubo fuego y la que les voy a contar.

(Leyendo) Sandra Mora era una profesora de historia y de geografía, en geografía solo hablaba de Turquía y
en historia solo hablaba de Anacaona. Se casó con Sansón Batalla que porque disque Sansón se enamoró de
ella porque movía las caderas como los cañaverales, pero bueno, Sansón era hermano de Ramona la de la
ventana y de Tania, que curiosamente se la llevó un amigo de Sandra que dejó el basural y vino a la ciudad a
buscar el placer.

Sandra quedó viuda una vez que Sansón falleció porque mantenía recibiendo galletazos por toíta la ciudad,
Sandra después se dedicó a la mala vida y a jugar con el yo-yo de Teresa; pero se salió de esa mala vida
como por el barrio Obrero, descubrió el son, la guaracha, la guajira, el guaguancó, la salsa, el mambo, el
montuno, el bembé, etc… y se quedaba en discotecas, viejo tecas, bailaderos, tabernas, bailo tecas y antros
con una tal Micaela y con un tal Charrupi, se untó del ritmo afrocubano y antillano, se volvió naturalista y
cambió de religión, gritaba “No me tumben mi palo e’ mango” y “Que viva Changó”, esos gritos aún se
escuchan en la verja.

Pero Sandra Mora se despidió de este platanal, una vez que Borondongo le dijo a Sandra “Caleña, caleña
linda” y Songo que era hermano de Catalina la O que era la esposa de Borondongo lo escuchó. Songo llamó
a su hermano Bernabé y ahí empezó, Songo le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé, y en un
error Muchilanga, una chismosa, le pegó Bernabé y ella echó Burundanga, a Sandra la burundanga le hincha
los pies, y ante la desgracia de ella no poder dejarse llevar por el Boogaloo, se mató, y como la vida te da
sorpresas; del puente para acá, Sandra Mora se bailó un bolero bravo en baldosa azotá.
Monólogo 4:

¿Cómo me llamo? Francisco Valcárcel Bárcida

Con Javier Ibarra Cerdá fundamos la “Caserna Elit”, ¿el motivo?, defender el territorio (indicando con las
manos verticalmente) entre la calle de los Ricaurte hasta la de los Montserrat y (indicando con las manos
horizontalmente) entre la calle de los Polión hasta la de los Borgoña, ¿defender de qué? Del diablo, de la
pobreza, de la desgracia, del proletariado, de esa calaña de gente.

Al territorio llegó una vez una de esa calaña gritando: “

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