Está en la página 1de 11

TEMA 9: EDUCACIÓN MUSICAL Y PSICOMOTRICIDAD

0. INTRODUCCIÓN

1. LA ACTIVIDAD MUSICAL EN LA EDUCACIÓN PSICOMOTRIZ,


COORDINACIÓN GENERAL Y PRÁXICA, ALTERACIONES DE ESQUEMA Y
AJUSTE CORPORAL, TRASTORNOS DE LA ORIENTACIÓN ESPACIO-
TEMPORAL
1.1. Concepto de psicomotricidad

1.2. La actividad musical en la educación psicomotriz

1.3. Coordinación general y práxica

1.4. Trastornos de la psicomotricidad

2. APORTACIONES INTERDISCIPLINARES AL COMPO DE LA EDUCACIÓN


PSICOMOTRIZ TOMANDO COMO BASE LA ACTIVIDAD MUSICAL
2.1. Justificación

2.2. Aportaciones interdisciplinarias

2.3 Desarrollo curricular de la psicomotricidad en educación musical

3. BIBLIOGRAFÍA

0.INTRODUCCIÓN
Movimiento y música se encuentran estrechamente vinculados, nacen simultáneamente de la
necesidad de expresión. El niño desde el momento de su nacimiento se halla inmerso en un mundo
exterior a él, formado por los objetos y por los demás del que depende totalmente. La percepción de
ese mundo exterior, así como su relación con el mismo, la lleva a cabo con su cuerpo. El cuerpo del
niño es la fuente inicial de todo conocimiento. A través del movimiento corporal el niño aprende a
reconocerse a sí mismo y a conocer el mundo que le rodea, en una dimensión. Tanto física como
afectiva. Se ha dicho que el movimiento es el pensamiento en acción. En efecto, parece que el
movimiento sea la primera forma de pensamiento, la que condiciona la aparición del pensamiento
abstracto. Es por tanto, simultáneamente, un producto del psiquismo y un factor de construcción y
modelado de este último.

La psicomotricidad es una percepción del desarrollo, según la cual se considera que existe
una identidad entre las funciones neuromotrices del organismo y sus funciones psíquicas. También
se puede definir como el conjunto de métodos y técnicas que se centran en el cuerpo y en el
movimiento como medios para conseguir un mejor desarrollo de la personalidad y una mejor
relación y comunicación del individuo con el medio que le rodea. Desde el punto de vista educativo,
el papel de la educación psicomotriz está en función de las etapas de desarrollo del niño. En un
primer momento jugará un papel central en cuanto que constituye el fundamento del desarrollo
afectivo e intelectual. Más tarde mantendrá una estrecha relación con diversas actividades escolares
con las que concurrirá simultáneamente al desarrollo integral de la personalidad.

Además de considerarse a la psicomotricidad como una disciplina capaz de influir sobre la


inteligencia, también abarcará aspectos relacionados con el comportamiento general facilitando así
el logro de objetivos relacionados con el aprendizaje. La psicomotricidad ayudará al conocimiento
del cuerpo a través de cada una de las partes que lo componen, influyendo también en el control de
la respiración, dominio de la relajación, control del equilibrio, en la eficacia de las coordinaciones
generales, parciales y en la organización del espacio temporal. Dado que la psicomotricidad se
fundamenta en el esquema corporal, sirve de gran ayuda en la escuela pues una de las técnicas más
importantes, desde el punto de vista de la educación musical, es la educación por y para el
movimiento. Una mala educación psicomotriz podría aportar daños irreparables o de difícil solución
para la consecución de resto de los objetivos planteados en todas y cada una de las áreas que
componen el currículo de la enseñanza primaria. Una buena educación psicomotriz evitará
perturbaciones patológicas, retrasos en la evolución psicomotora, reducirá perturbaciones
psicopatológicas y lesiones de todo tipo, etc.

1.LA ACTIVIDAD MUSICAL EN LA EDUCACIÓN PSICOMOTRIZ, COORDINACIÓN


GENERAL Y PRÁXICA, ALTERACIONES DEL ESQUEMA Y AJUSTE CORPORAL,
TRASTORNOS DE LA ORIENTACIÓN ESPACIO-TEMPORAL
1.1. Concepto de psicomotricidad
Como concepción educativa, la psicomotricidad surge de la idea de que el desarrollo
psicológico del niño se produce a través de la interacción activa del niño con el medio exterior, en
una dirección que va desde lo más simple a lo más complejo, desde el conocimiento y control de su
propio cuerpo al conocimiento y acción consciente sobre el mundo externo. Más específicamente,
podemos definir la Psicomotricidad como una concepción del desarrollo según la cual se considera
que existe una identidad entre las funciones neuromotrices del organismo y sus funciones psíquicas.
Como ya hemos visto, el propio cuerpo del niño es el elemento básico de contacto con la realidad
exterior. Para llegar a desarrollar las capacidades de representación, análisis, síntesis, abstracción y
manipulación mental del mundo externo, de los objetos, de los acontecimientos y de sus relaciones,
es imprescindible que todo esto se haya realizado previamente por el niño de forma concreta y a
través de su propia actividad corporal.

La Psicomotricidad se propone así inicialmente los siguientes objetivos:


a) Educar la capacidad sensitiva: A partir del propio cuerpo. Se trata, sobre todo, de abrir vías
nerviosas que transmitan al cerebro el máximo de información posible. Esta información es de dos
tipos:
– informaciones relativas al propio cuerpo (sensaciones relativas al tono de los músculos, la
posición espacial de los segmentos corporales, equilibrio corporal, respiración.)
– informaciones relativas al mundo exterior (sensaciones relativas a las cualidades sensibles de los
objetos: forma, tamaño, color, peso.)
b) Educar la capacidad perceptiva: Ordenación y estructuración de la información adquirida
referente al propio cuerpo y al mundo exterior, integrándola en esquemas perceptivos que le den
sentido y unidad, y así conseguir una percepción global de su propio cuerpo.
c) Educar la capacidad representativa y simbólica: Una vez conseguido que el cerebro disponga
de una amplia información estructurada y organizada de acuerdo con la realidad, se trata de pasar a
que sea el propio cerebro el que organice y dirija los movimientos a realizar. A través del propio
cuerpo, bien tomado en sí mismo o bien tomado en relación con el mundo externo, y mediante una
planificación de actividades, no sólo estamos educando hábitos neuromotores necesarios para el
natural desenvolvimiento del niño y de sus aprendizajes, sino que simultáneamente estamos
poniendo en funcionamiento sistemas de actividad cerebral y psicológica.

1.2. La actividad musical en la educación psicomotriz


Para que los niños logren comprender los conceptos abstractos, tienen que vivenciar a través
del trabajo corporal individual y colectivo en el espacio, los contrastes, las formas, los planos, las
distancias, la relación espacial entre los objetos, los sonidos y su relación con ellos. La educación
psicomotriz y artístico musical desarrolla las capacidades mentales de: Análisis, Síntesis,
Abstracción, Simbolización y Expresión. La elaboración del esquema corporal constituye el foco de
atención de la educación psicomotriz, se realiza y se construye a través de múltiples experiencias
motrices. Los elementos fundamentales para este desarrollo integral del niño comprenden:
a) Control del tono de los músculos o la tonicidad y relajación global y segmentaria, automática
consciente.
b) El equilibrio o control postural que se construye a través de las experiencias sensomotoras.
c) El dominio y control de la respiración que tanto influye en los procesos psicológicos de las
emociones y la atención.
d) El control espacio-temporal que hace descubrir y asimilar las diversas orientaciones y relaciones
espaciales. Como el tiempo está ligado al espacio, se coordina el ritmo sonoro con la motricidad.

La educación musical desarrolla la capacidad de atención, expresión, relación y abstracción.


Estimula una respuesta creativo-activa que se traduce en danza, movimiento, plástica, etc. Perfila la
sensibilidad auditiva y sirve de equilibrio psicosomático, liberador de tensiones. La educación
psicomotriz, el ritmo musical, el gesto, la danza elemental, los ejercicios de movimiento, el canto, la
dramatización, etc., proporcionan la maduración del niño, la estructuración de su esquema corporal
y el desarrollo de su sensibilidad. De esta forma se le prepara y madura para la integración de
aprendizajes específicos.

El ritmo musical es un buen hilo conductor de todas las actividades de la psicomotricidad. La


percepción del ritmo es fácil de conseguir si se vivencia a través de la prosodia, del movimiento, de
los gestos, etc. El canto tiene suma importancia. Es una actividad sintética, globalizante de forma
especial para los niños inestables, crea y fomenta una gran alegría y seguridad. Para los pequeños el
canto, acompañado de mímica o danza, ofrece gran interés y permite que se exprese su
personalidad. El canto libera de tensiones escolares y ayuda a descargar estados emotivos tensos.
Contribuye a la socialización e integración en el grupo. Todas estas actividades se realizan en un
clima de: espontaneidad, naturalidad, libertad y creatividad.

1.3. Coordinación general y práxica


La Coordinación general es el resultado de una armonía de acciones musculares en reposo y
en movimiento como respuesta a un determinado estímulo. En un sentido amplio podemos
considerar que el objetivo final de la Educación Psicomotriz será conseguir una adecuada
coordinación de movimientos, como manifestación de un desarrollo equilibrado de la personalidad.
La finalidad de la coordinación es pues la de llevar a cabo de la manera más eficaz posible,
movimientos que interesen a varios segmentos corporales, implicados en un gesto o en una actitud.
Para conseguir una coordinación psicomotriz eficaz es preciso partir de una buena integración del
esquema corporal, así como de un conocimiento y control del cuerpo lo más desarrollado posible.
La coordinación psicomotriz constituye un factor importante en la estructuración espacial del niño
con respecto a su propio cuerpo (lateralidad) o al mundo que le rodea (orientación). Una
coordinación psicomotriz defectuosa afecta a todos los niveles de la actividad del niño.

La coordinación práxica es la resultante de una secuencia motriz con el fin de realizar un


movimiento más eficaz. Ésta implica realizar movimientos coordinados de manos y dedos. Se
inician trabajando la aprehensión de objetos con las manos, dominar la coordinación de
movimientos de ambas manos para posteriormente ir coordinando los movimientos viso-motrices y
viso-digitales. El desarrollo de esta área es imprescindible para conseguir la madurez necesaria para
el inicio de la preescritura y escritura.

La psicomotricidad hace referencia al dominio de los movimientos de las diferentes partes


del cuerpo, en cuanto que comporta o precisa un control coordinado de todos los elementos. La
Educación Psicomotriz se desarrolla de acuerdo con la madurez física y psíquica del individuo y
constituye el punto de partida de todos los aprendizajes preescolares y escolares. De esta manera, la
Educación Psicomotriz dirige su atención fundamentalmente hacia los siguientes aspectos:

a.- Esquema corporal: La adquisición de un esquema corporal bien integrado constituye uno de
los objetivos principales de la Educación Psicomotriz (el conocimiento y reconocimiento de uno
mismo). El esquema corporal consiste en la representación mental del propio cuerpo, de sus
segmentos, de sus posibilidades de movimiento y de sus limitaciones espaciales. La conciencia de
todos los segmentos corporales y de sus posibilidades de movimiento es lo que permite la
elaboración mental del gesto preciso a realizar previamente a su ejecución, y a la posibilidad de
corregir los movimientos innecesarios e inadaptados.

El esquema corporal no es algo que venga dado ya desde el nacimiento, sino que su
elaboración se va construyendo por medio de múltiples experiencias motrices, a través de las
informaciones que proporcionan los órganos de los sentidos y todas las sensaciones propio
perceptivas que surgen en el propio movimiento corporal. La construcción correcta del esquema
corporal se utiliza cuando se acomodan perfectamente las posibilidades motrices con el mudo
exterior. El desarrollo del esquema corporal depende tanto de la maduración del sistema nervioso
como de la propia acción corporal; está influido por el medio ambiente donde se desenvuelve al
niño y por la relación afectiva con las personas de su ámbito; está determinado por la representación
que el niño hace de sí mismo y de los objetos de su mundo con los que se relaciona.

Se han distinguido tres etapas en la evolución del esquema corporal:


a) etapa del cuerpo vivido: hasta los 3 años.
b) etapa de discriminación perceptiva (de 3 a 7 años). Se caracteriza por el desarrollo progresivo
de la orientación del esquema corporal y la afirmación de la lateralidad. Hacia el final de esta etapa,
el niño es capaz de dirigir su atención sobre la totalidad de su cuerpo y sobre cada uno de los
segmentos corporales.
c) etapa del cuerpo representado (de 7 a 12 años). Se corresponde sobre el plano intelectual con
el estadio de las operaciones concretas de Piaget. En este estado juega un papel decisivo el esquema
de acción, aspecto dinámico del esquema corporal y verdadera imagen anticipatoria, por medio de
la cual el niño hace más consciente su motricidad.

b.- Tonicidad: La ejecución de un acto motor de tipo voluntario implica el control del “tono” de los
músculos, control que tiene su base en las primeras experiencias sensomotoras del niño. Para
realizar cualquier movimiento o acción corporal es necesario que unos músculos alcancen un
determinado grado de tensión, así como que otros se inhiban o relajen. El tono muscular necesario
para realizar cualquier movimiento está, pues, sometido y regulado por el sistema nervioso. Para
desarrollar el control de la tonicidad utilizaremos ejercicios que proporcionen al niño la máxima
diversidad de sensaciones posibles de su propio cuerpo, en diversas posiciones (de pie, sentado, a
gatas…), en actitudes estáticas o en desplazamientos, y todo ello con distintos grados de dificultad
que exijan al niño adoptar para cada uno de sus segmentos corporales diversos grados de tensión
muscular. Además, merece una atención especial en este sentido el uso de ejercicios de relajación.
Es el mayor o menor grado de tensión y relajación que necesitan los músculos para realizar
cualquier actividad. Tiene su base en las primeras experiencias sensomotoras del niño. Es regulada
por el sistema nervioso. Para desarrollar el control de la tonicidad utilizaremos ejercicios tendentes
a proporcionar al niño el máximo de sensaciones posibles de su propio cuerpo, en diversas
posiciones. Dentro del desarrollo del control tónico merece atención especial el uso de ejercicios de
relajación. Podemos distinguir en primer lugar dos tipos de relajación: global y segmentaria, y en
segundo lugar automática y consciente. La relajación automática tanto global como segmentaria,
debe ser utilizada de forma general después de ejercicios que hayan producido un estado de fatiga.
La relajación consciente entraña un dominio y conocimiento del esquema corporal que no se
alcanzará antes de los 6-7 años generalmente.
c.- Control Postural: El equilibrio o Control Postural es uno de los componentes fundamentales
del esquema corporal, y reposa sobre las experiencias sensomotoras del niño. La falta de equilibrio
trae como consecuencia la pérdida de la consciencia de la movilidad de algunos segmentos
corporales, lo que afecta a la correcta construcción del esquema corporal y acapara mayor atención
en detrimento de las demás actividades. El equilibrio constituye la base de la actividad relacional y
el sustrato físico de la capacidad de iniciativa y de autonomía del niño: casi todos los niños que
presentan dificultades en su equilibrio suelen ser tímidos, retraídos y excesivamente dependientes,
quizás como consecuencia de múltiples frustraciones y fracasos vividos en experiencias como:
correr, saltar, trepar etc., que constituyen la base física y real de la capacidad de autonomía e
iniciativa en cualquier niño.
Es el equilibrio del cuerpo en sentido estático y dinámico. Es fundamental para la liberación de los
miembros superiores y para la autonomía del niño. Casi todos los niños que presentan dificultades
en su equilibración, suelen ser tímidos y retraídos, quizás como consecuencia de las múltiples
frustraciones y fracasos vividos en experiencias tales como correr, saltar, etc. También es esencial
como una de las condiciones necesarias para una correcta estructuración y orientación espacial.

d.- Control Respiratorio: Dada la importancia de la respiración sobre procesos psicológicos


fundamentales como la atención y las emociones, su educación puede resultar esencial, ya que la
adquisición de una respiración nasal adaptada en amplitud y frecuencia a cada tipo de tarea y el
control de las emociones a través de la respiración es el resultado de un proceso de aprendizaje que
se va consiguiendo paulatinamente, y no un proceso automático del que se disponga ya desde el
nacimiento. Para lograr adquirir un control consciente de la respiración, que se convierta
progresivamente en un proceso automático, utilizaremos diversos ejercicios de inspiraciones y
espiraciones, de retención, en diversos estados de reposo y esfuerzo, tendentes a afianzar la
respiración nasal, desarrollar la amplitud y capacidad respiratoria y controlar su frecuencia.

e.- Estructuración espacial.- La noción del espacio no es una noción simple, sino una noción que
se elabora y diversifica progresivamente en el transcurso del desarrollo psicomotor del niño. Es, en
principio, la diferenciación del Yo corporal con respecto al mundo exterior. A partir de la percepción
del propio cuerpo, y sobre esta base de referencia, es cuando puede ser percibido el espacio exterior.
El desarrollo de la estructuración espacial será propiciado mediante actividades que impliquen
diversos desplazamientos, itinerarios, observación de móviles, manipulaciones, construcciones, las
cuales darán ocasión para descubrir y asimilar las diversas orientaciones y relaciones espaciales.

f.- Estructuración temporal. La organización del tiempo es otra de las bases fundamentales del
desarrollo psicomotor. El tiempo está al principio íntimamente ligado al espacio. Pero este tiempo
es inmaterial, no puede ser objetivado ni expresado en su duración más que por el sonido. Cuando
el sonido vuelve o se acentúa a intervalos regulares, se hace estructura rítmica. La educación
consistirá en buscar la puesta en concordancia entre el ritmo sonoro y el gesto. La estructuración
temporal será desarrollada a través de actividades fundamentalmente rítmicas, cuyo valor educativo
es verdaderamente importante, por cuanto desarrollan en el niño sus procesos de inhibición.

1.4. Trastornos de la psicomotricidad


Las posibles alteraciones o desajustes del esquema corporal pueden producir determinados
trastornos de la psicomotricidad, de origen y duración muy diversos, que dificultan o impiden el
dominio de algunos movimientos. Es en el terreno de las alteraciones de los aprendizajes escolares
donde más claramente podemos comprobar la importancia de la Psicomotricidad en la educación.
Muchos de los trastornos y perturbaciones del comportamiento escolar tienen como causa un déficit
en la estructuración y percepción espacio-temporal. Aprendizajes básicos como la lectura y la
escritura tienen su fundamento en una actividad perceptivo motriz que cuando es deficiente o
presenta alguna alteración da lugar a dificultades en su aprendizaje de tipo de la dislexia, la digrafía
y la disortografía. Una buena estructuración espacio temporal no es posible sin una experiencia
vivida en relación con el dominio del tiempo y del espacio.

La estructuración espacio-temporal está muy ligada a la lateralidad, por ello una mala
estructuración puede llevar a una lateralidad no bien definida o una lateralidad cruzada y como
consecuencia un déficit en las tareas que exijan un fuerte componente de tipo espacio-temporal. En
el desarrollo del niño debe favorecerse la lateralidad porque es fundamental en el equilibrio
psicomotor, en la adquisición de las nociones espacio-temporales, en el desarrollo del esquema
corporal y en el aprendizaje de la lectoescritura. En las formas más comunes se trata casi siempre de
una dificultad en la ejecución de actos complejos de la vida diaria (falta de destreza) en la que se
incluyen varios tipos:
– Atrasos motores: Hacen referencia a un retraso en el desarrollo motor. Presentan un cierto retraso
con respecto al niño “normal” de su misma edad.
– Alteraciones en los procesos de atención: el estado de atención es una respuesta ante
determinados estímulos, que se acompaña de reacciones concomitantes en la tensión muscular y en
la respiración. Por ello, los niños que no han conseguido controlar estos aspectos suelen tener
grandes dificultades en concentrar su atención en las tareas de tipo escolar, que se agrava por el
hecho de que la falta de control de estos elementos conduce fácilmente a la fatiga, estando
incompatible con la atención.
– Alteraciones de la organización y estructuración espacio-temporal: Las dificultades de
orientación y organización espacio-temporales están a menudo relacionadas con dificultades de
lateralización. Los problemas de dominancia lateral suelen aparecer porque no se ha determinado
una dominancia neta, con lo cual tampoco se establece una buena coordinación entre la parte del
cuerpo dominante (encargada de la actividad de precisión) y la no dominante (encargada de las
actividades de apoyo). Estas alteraciones inciden especialmente en las dificultades de aprendizaje
de lectura (dislexia), escritura (disgrafía), ortografía (disortografía), y cálculo (discalculia). Por otro
lado, existe una clara relación entre lateralidad y lenguaje, el lenguaje está regulado, a nivel
cerebral, por el hemisferio dominante; de aquí que una dificultad en el establecimiento de la
dominancia hemisférica pueda traer como consecuencia alteraciones en las actividades de tipo
lingüístico.
– Trastornos de las “praxis” (dispraxias): Se refieren a la imposibilidad de ejecutar series de
movimientos coordinados encaminados a la consecución de un objetivo: el niño sabe lo que debe
hacer, no tiene imposibilidad motriz para ejecutar el gesto, pero no puede realizarlo debido a
trastornos del esquema corporal que impiden la coordinación e integración adecuadas en el espacio
y en el tiempo.

2. APORTACIONES INTERDISCIPLINARIAS AL CAMPO DE LA EDUCACIÓN


PSICOMOTRIZ, TOMANDO COMO BASE LA ACTIVIDAD MUSICAL.
2.1. Justificación
La Educación Psicomotriz y la Educación Musical son dos aspectos perfectamente
integrados, tanto en sí como junto a otras actividades, persiguen finalmente un mismo objetivo: el
desarrollo integral de la personalidad del niño a través del reconocimiento de sí mismo y de su
proyección al mundo exterior. Las aportaciones de la Educación Psicomotriz a la actividad musical
son evidentes:
– necesidad de constitución del esquema corporal como punto de partida.
– Necesidad de desarrollar el control tónico y postural que posibiliten la actividad musical.
– Importancia del proceso de respiración, tanto en la ejecución vocal como instrumental.
– Necesidad de una adecuada estructuración espacial que permita la actividad.
– Trascendencia de la estructuración temporal en la actividad sonora.
– Oportunidad de distinguir y vivenviar los distintos elementos musicales a través del movimiento.
– Necesidad de una adecuada coordinación práxica que permita la ejecución instrumental
determinada.
– Influencia de la Psicomotricidad en los procesos de percepción, comprensión y expresión musical,
así como en el desarrollo de la afectividad emocional.

La actividad musical, por su parte, ofrece así mismo múltiples aspectos que favorecen el
adecuado desarrollo de la Educación Psicomotriz. La Música como estímulo sonoro exterior, al
entrar en contacto con las zonas receptivas del niño (sentidos, afecto, mente) tiende a penetrar e
interiorizarse, induciendo a un mundo sonoro interno (reflejo directo o representación de aquél) que
a su vez tenderá naturalmente a proyectarse en forma de respuesta o de expresión musical.
Inicialmente, la sensación musical comporta una respuesta motriz. De acuerdo con las distintas
calidades receptoras del niño y sin intervención de la conciencia mental, los datos musicales serán
registrados con mayor o menor nitidez, progresivamente separados sus elementos, simplificados,
recompuestos, organizados, fijados, en un proceso perceptivo. En esta segunda etapa, donde se
produce una progresiva y natural diferenciación de los elementos musicales, el niño manifiesta a
través del lenguaje hablado una respuesta de carácter marcadamente afectivo al estímulo musical.
Esta participación afectiva conlleva una respuesta de manipulación espontánea del material sonoro,
especialmente a través del canto. Por otra parte , la música contribuye esencialmente al desarrollo
de la Educación Psicomotriz aportando innumerables actividades, basadas generalmente en el
juego, que favorecen la adecuada coordinación y control psicomotor, a través de una dimensión
rítmica fundamental.

2.2. Aportaciones interdisciplinarias


La psicomotricidad tiene gran variedad de enfoques y consiste en una actividad interdisciplinar
cuyo objetivo fundamental es la motricidad conductual. El niño antes que nada es movimiento. Por
ello, la psicomotricidad se concibe como el desarrollo psíquico que se obra en el sujeto a través del
movimiento. Según esta variedad de enfoques y los objetivos que se propongan, la psicomotricidad
se podrá trabajar con distintos métodos y desde distintos campos de la educación, entre los que
podríamos señalar:
- Educación física.
- Educación gestual: ritmo musical, visualización, reproducción gráfica y motricidad.
- Educación musical: la música puede ser considerada como un ámbito de síntesis, ya que por
medio de ella se puede conseguir: Educación sensorial, Educación motriz y corporal, Educación
espacio-temporal, Educación de la afectividad y Educación del gusto y del sentido estético.

Ya que mediante el trabajo de los distintos elementos musicales ayudaremos al niño a tomar
conciencia de su cuerpo. Así cuando utiliza su propio cuerpo como instrumento de percusión va
adquiriendo mayor dominio de él y sus posibilidades. Lo mismo ocurrirá con su voz, reconociendo
en ella distintas características de los sonidos y adquiriendo una mejor utilización de las mismas,
favoreciendo una buena respiración, articulación y forma adecuada de la emisión de la voz. Por otro
lado, la manipulación de los instrumentos musicales pondrá al niño en contacto con el mundo de los
objetos.

2.3 Desarrollo curricular de la psicomotricidad en educación musical


a) Objetivos
- Desarrollar, desenvolver y armonizar las funciones motrices.
- Coordinar los movimientos corporales en el tiempo y en el espacio.
- Desarrollar la atención.
- Desarrollar la memoria, visual y auditiva.
- Conocer el espacio, a partir de estímulos sonoros.
- Conocer el propio cuerpo.
- Independizar los sentidos.
- Captar y diferenciar ritmos.
- Captar y diferenciar melodías.
- Asimilar esquemas rítmicos, por medio del movimiento.
- Desarrollar la capacidad de reacción y respuesta inmediata, ante un estímulo sonoro.
- Dominar y controlar la capacidad motora.
- Utilizar el espacio de forma consciente.
- Ajustar el movimiento corporal, a la música no producida por uno mismo.

b) Contenidos
- Conocimientos musicales.
- Formas de desplazamiento.
- Forma de los movimientos (elásticos, duros, suaves, etc.)
- Sentido direccional.
- Pasos típicos de marcha, de valse, etc.
- Posibilidades de agrupamiento y distribución.
- Ejercicios con desplazamiento.
- Ejercicios sin desplazamiento.
- Utilización de otros materiales didácticos, como pelotas, aros, cintas, etc., además del puramente
musical.
- Ejercicios para crear automatismo.
- Ejercicios de reacción espontánea.

c) Metodología
El movimiento nos brinda un sin fin de posibilidades y recursos para la educación, en
especial para los niños más pequeños, que cuando llegan a la edad escolar, se ven coartados y faltos
de su actividad usual (el juego) y de la posibilidad de moverse de un lado para otro sin parar. Los
ejercicios irán acompañados de un instrumento, rítmico o melódico, incluyendo también, la propia
voz y el canto, unas veces es el profesor quien los utiliza, y en otras ocasiones, es conveniente que
los niños (alumnos) sean capaces de dirigir las actividades para que se acostumbren a marcar la
velocidad adecuada, los matices, acentos, etc...

En ocasiones, podemos trabajar asociando palabras al ritmo y al movimiento, como expone


Violeta Hemsy de Gainza en su metodología, asociando primero una palabra a cada figura o valor:
(pa-ro rá-pi-do, voy li-ge-ri-to, co-rro sal-to). Como idea básica y general para desarrollar las clases,
tendremos en cuenta las posibilidades que tenemos, por un lado, el espacio, por otro, el cuerpo y,
por último y fundamental, el ritmo y la música en general. Así tenemos:
-El espacio.
Formas fundamentales de locomoción: Andar, Correr, Galopar, Saltar, Deslizarse, Girar.
- Formas de desplazamiento. Hacia delante. Hacia atrás. Hacia la derecha. Hacia la izquierda. En
diagonal. En círculo.
- Formas de distribución. Individual. En pareja. En círculo. En línea recta o fila. En líneas paralelas.
En espirales. Agrupaciones.

El cuerpo. El desarrollo rítmico-corporal, espacial y la conquista de ese espacio, supone un


control y una diversificación de los movimientos que consideramos desde les siguientes
perspectivas:
A) Coordinación sin desplazamiento: Actividades rítmicas para el desarrollo del control postural,
coordinación y expresión de los miembros inferiores y superiores que realizamos con los niños
marcando diferentes valores musicales (blanca, negra...) ostinatos y juegos rítmicos, audiciones para
seguir con ritmos diversos, percusiones corporales, manejo de instrumentos de percusión, etc..
B) Coordinación con desplazamiento: Implica el funcionamiento de los elementos corporales
superiores e inferiores. Actividades: marchas, reacción a un ostinato marcado, desplazamientos y
movimientos simultáneos con percusión corporal y manejo de instrumentos de percusión
indeterminada, montajes y juegos rítmicos organizados, etc.
C) Coordinación visomanual: Íntimamente unida a la manipulación de objetos y actividades de
los miembros superiores. Debemos estar seguros de que el niño se halla en una etapa evolutiva que
le permite la manipulación básica de los materiales, con una prensión y desplazamiento adecuado
de mano y brazo. El niño gesticula, habla, toca, traza, dibuja. Esto implica una comunicación
receptiva y expresiva del ritmo y el movimiento. Utilizaremos ritmos, ostinatos, audiciones
musicales y canciones, que impliquen la manipulación de instrumentos, percusiones corporales,
percusiones sobre objetos, ejercicios de grafomotricidad y disociación de movimientos de manos,
muñecas y dedos.
D) Orientación espacial: Adquisición del sentido de la dirección y la percepción de las
dimensiones que nos rodean. Los ejercicios rítmicos incidirán primero en los contrastes, para ir
aumentando gradualmente la dificultad según vayamos alcanzando los objetivos propuestos.
Utilizaremos los diferentes parámetros musicales para crear ejercicios, actividades y juegos
rítmicos, así como diversos matices, valores, ostinatos, frases rítmicas, instrumentos variados,
canciones con frases rítmico-melódicas bien diferenciadas etc. Las consignas se referirán a:
arriba/abajo, derecha/izquierda etc.
E) Orientación temporal: El concepto tiempo es el más difícil de captar por el niño puesto que no
está capacitado para comprender medidas homogéneas hasta los 5 años. A esta edad puede hacer
uso de relaciones temporales muy sencillas mediante la descripción cronológica de sucesos
personales y escolares vinculados a su experiencia diaria. La estructuración y comprensión del
tiempo a través del ritmo, requiere una destreza motriz y una comprensión de las consignas, ya sea a
nivel intuitivo o intelectivo. Las estructuras rítmicas más o menos complejas, requieren
comprensión y capacidad de reproducción. Una "estructura rítmica" es una serie de sonidos
ordenados que forman un conjunto rítmico. Los conceptos utilizados son: Largo/corto; lento/rápido;
junto/separado.

Las relaciones espaciales, de movimiento y temporales son inseparables.


- Tipos de coordinación motriz: Con uno mismo, con otra persona, con otras personas, con
objetos…
- Calidad de los movimientos, con o sin desplazamientos: Movimientos pesados, movimientos
duros, movimientos elásticos, movimientos cortantes, movimientos suaves, movimientos lentos,
movimientos rápidos…
- Coordinación con uno mismo: Lateralidad, destreza manual. , eje medial, formas de andar (con
todo el pie, con puntas, con pasos largos, etc.), formas de mover las articulaciones (muñecas,
hombros, dedos, etc.)

Estos ejercicios se pueden enfocar de dos formas diferentes, según queramos trabajar en el
niño la adquisición de automatismos o provocar reacciones espontáneas. En los ejercicios de
reacción, en ningún caso haríamos una distribución regular, puesto que entonces, no necesitan
prestar atención al cambio, pues de forma natural captan la regularidad en el tiempo.
Entre los PRIMEROS (adquisición de automatismos) tenemos:
- Ejercicios con o sin desplazamientos sobre un ritmo de períodos regulares.
- Ejercicios con acentuaciones de distribución regular.
- Ejercicios con cambio regular de matices.
- Ejercicios con cambio regular de timbres.

Entre los SEGUNDOS, de reacción, tenemos los siguientes ejercicios:


- Con o sin desplazamiento con ritmos cambiantes.
- Silencios con distribución irregular.
- Acentuación con distribución irregular.
- Cambios irregulares de matices.
- Cambios irregulares de timbre.
Las primeras actividades que se realizan deben estar basadas en un ritmo constante de negras,
cambiando los movimientos con o sin desplazamiento; requieren un lugar amplio como un gimnasio
o el patio. En este ritmo constante se van incluyendo sucesivamente, acentos regulares o no
(depende si es ejercicio de reacción o no), silencios, cambios de instrumentos, usando dos timbres
al principio, luego se irán añadiendo más cambios de intensidad, etc. Así sucesivamente se
presentan dos o más ritmos, llevando al movimiento los contenidos que se van aplicando en otros
bloques de contenido para trabajar y afianzar los distintos conceptos.

3. BIBLIOGRAFÍA
A.A.V.V. (2010). Didáctica de la música. Barcelona: Ministerio de Educación de España, Graó.

Alsina, P. (2006). El área de educación musical: Propuestas para aplicar en el aula. Barcelona:
Graó.

Cobos, P. (2003). El desarrollo psicomotor y sus alteraciones: manual práctico para evaluarlo y
favorecerlo. Madrid: Pirámide.

Díaz, M. & Giráldez A. (2007). Aportaciones teóricas y metodológicas a la educación musical.


Barcelona: Graó.

Enguidanos, M. J. (2004). Expresión corporal. Vigo: Ideaspropias.

Hemsy, V. (2003). Música y eutonía: el cuerpo en estado de arte. México: Lumen.

Hemsy, V. (1997). La transformación de la educación musical a las puertas del siglo XXI. Buenos
Aires : Guadalupe.

Montoya, J. C. (2010). Música y medios audiovisuales: Planteamientos didácticos en el marco de la


educación musical. Salamanca: Universidad de Salamanca.

Navarro, V. & Trigueros, C. (2009). Investigación y juego motor en España. Lleida: Edicions de
l'Universitat de Lleida.

Palacios, J.I. (2005). La educación musical y sus nuevos retos. Zaragoza: Asociación Universitaria
de Formación del Profesorado.

Pascual Mejía, P. (2007). Didáctica de la Música. Madrid: Pearson Prentice Hall.

Sassano, M. (2014). Cuerpo, función tónica y movimiento en psicomotricidad. Buenos Aires: Miño
y Dávila.

Schinca, M. (2003). Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal. Barcelona: Cisspraxis.

Willems, E. (1984). Las bases psicológicas de la educación musical. Buenos Aires: EUDEBA.
Azahara Arévalo Galán
Preparadora Educación Musical

También podría gustarte