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Universidad Católica de Honduras

“Nuestra Señora Reina de La Paz”

Doctrina Social de la iglesia

Catedrático: José Hidalgo

Alumno: Ricardo Zelaya

Tarea Resumen de la biblia

Fecha de Entrega: 21/02/19


Resumen de Levítico
Levítico 5;
Este capítulo habla del pecado y, más específicamente, de la ofrenda por la ofensa o
transgresión, la ofrenda por la culpa de actos específicos cometidos por ignorancia y la
ofrenda por la culpa de actos no específicos cometidos por ignorancia.
En la lectura de este pasaje, consideraremos todo el capítulo como la ofrenda por la
culpa. La palabra transgredir implica invadir los derechos de otras personas. Se ha
abusado mucho de la libertad y muchas personas que la proclaman violan los derechos
de otras personas. Una transgresión es una invasión a los derechos de Dios y del ser
humano. Siempre debemos tener en cuenta que nuestras ofensas o transgresiones
surgen de nuestra naturaleza pecaminosa. El ser humano está corrompido y, de hecho,
no tiene absolutamente ninguna capacidad para agradar a Dios. Dios ha afirmado
claramente que no puede aceptar las obras de un ser humano perdido e impotente
para lograr su salvación. Dios no salva por las pretendidas obras de justicia que ese ser
humano pueda realizar, sino que salva por Su gracia, por su bondad y misericordia.
Levítico 11;
Este capítulo es peculiar porque Dios proveyó una dieta, un menú, para los israelitas.
Tenían que comer ciertos alimentos, y debían abstenerse de comer aquellos que Dios
había dejado fuera de la dieta. Ya que Dios prohibió que se comiesen ciertos animales
y permitió que se comiesen otros, debe suponerse que estaba implicado el factor de la
salud. Los israelitas podían comer ciertos animales, pescados y aves y no otros. El
hacer una distinción entre animales puros o impuros no constituía una superstición y
era más que un rito religioso. Considerando que Dios prescribió ciertos animales para
la dieta de Su pueblo y prohibió definitivamente otros, tenía que haber algún beneficio
en seguir aquella dieta
Lo interesante fue que los animales que se prohibieron comer se alimentaban
mayormente de forma impura. Los animales excluidos por la ley de Moisés eran más
propensos a contraer y transmitir enfermedades.
Dios trazó una línea estricta de demarcación entre la luz y la oscuridad, el día y la
noche, los colores blanco y negro, lo correcto e incorrecto, y entre lo puro e impuro. Y
por cierto, Dios es el que establece la diferencia entre la luz y la oscuridad. Su
intención es agudizar la naturaleza discriminadora del ser humano para que ésta sea
sensible a estas distinciones divinas. La época actual está presenciando el
entorpecimiento de la sensibilidad humana con respecto a una clara diferenciación
entre lo que es correcto y lo que no lo es, entre el bien y el mal. El hombre trata de
colocar todos los valores de la vida en la zona gris de la amoralidad. Dios ha
establecido estas distinciones para conducir al ser humano al altar de la cruz y a la
sangre derramada por Cristo para la limpieza y el perdón.
Dios se introdujo en al ámbito de la vida diaria y nada es más propio de esa vida
cotidiana que lo que el ser humano come. Dios ha declarado que ciertos alimentos son
puros y otros no lo son. A ese ser humano se le recuerda que vive en un mundo donde
predomina el pecado, y que tiene que elegir el bien y eludir el mal.
La distinción fue moral, pero aun así las criaturas puras eran sanas y proporcionaban
alimento al cuerpo. Es evidente que la elección de animales, pescado y aves
comestibles, sigue generalmente el modelo adoptado por el hombre civilizado a través
de los siglos y hasta la época actual. Y esto no es accidental. Dios hizo la distinción,
pero hay ciertos animales que queremos comer y algunos que no desearíamos comer.
Otra característica digna de destacar es que ciertos animales eran probablemente
saludables en aquellas tierras Bíblicas y en aquella época, lo cual no sería
necesariamente una realidad en otras regiones y épocas. En la actualidad no vemos un
mandamiento aplicable en relación con animales puros e impuros para la nutrición.
Levítico 13;
Llegamos a otra sección extraña de este libro; la que trata sobre la enfermedad de la
lepra. Alguien podría preguntarse si éste es realmente un asunto práctico para nuestro
tiempo. Creo que la totalidad de este libro tiene un valor práctico. Estamos en la
sección general del libro que habíamos titulado "La santidad en la vida diaria". Es que a
Dios le preocupa la conducta de Sus hijos. Ya hemos visto esa actitud en Su
preocupación por los alimentos. Ahora, en los capítulos 13, 14 y 15 comprobaremos
que se ocupó de la lepra y la purificación de esas enfermedades de la piel
La lepra y dichas enfermedades de la piel son símbolos precisos de las manifestaciones
del pecado en el corazón humano. Muestran la inmensa maldad del pecado y los
efectos del pecado en plena actividad. El énfasis del libro del Levítico se coloca sobre el
pecado.
Levítico 14;
Se trata de una limpieza ritual. En el capítulo anterior vimos los detalles del diagnóstico
de la lepra. Evidentemente hubo leprosos que se curaron por medio de los
tratamientos de la época y algunos se sanaron de forma sobrenatural. Hoy sabemos
que la lepra se puede curar. La Biblia nos la presenta para enseñarnos una gran lección
espiritual sobre el pecado y sus efectos en el ser humano.
Este capítulo arroja un rayo de luz y esperanza sobre la oscuridad de la condición del
leproso. En él se muestra la limpieza ceremonial que seguía a la cura de la
enfermedad. Lo cual alude a la redención del pecador. El ritual era completamente
simbólico, aunque había un valor terapéutico en la limpieza y purificación.
La característica notable de este capítulo es la ceremonia única de purificación y
tratamiento de la plaga de la lepra en una casa. La casa era tratada como un leproso,
obviamente, para enfatizar la idea del contagio.

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