salud
Autora: Carmen Padró Cabello. Licenciada en Ciencias de la Educación. Doctora en
Filología Románica. Especialista en Comunicación Intercultural. Profesora asociada en la
Escuela de Enfermería de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona.
Dirección de contacto: C/ Beethoven, 115. 43007 Tarragona.
E-mail: carme@tinet.fut.es
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Finally, the context, as in perception, helps us select the information we receive. The
selection and evaluation also obeys, although not exclusively, to important cultural
differences. Determining what these elements are can help us to understand the
complexity involved in communicating and interrelating, both at a personal and at a
professional level with other people who think, feel and live within parameters that are
quite different to those we are used to. We, healthcare professionals, need information
and training in order to overcome the challenges posed by diversity.
Key words: Intercultural communication; perception; values; beliefs; vision of the world;
language; verbal communication styles;no verbal communication styles; space.
INTRODUCCIÓN
Kim explica que la diferencia más importante entre la comunicación intercultural y otros
estudios relacionados con la comunicación es que la comunicación intercultural implica
"contacto" y "comunicación" entre personas de bases culturales significativamente
diferentes. Antropólogos o psicólogos transculturales tienen como objetivo en sus
investigaciones la descripción de culturas o la identificación de similitudes y diferencias
culturales.
Por otro lado, no podemos olvidar que, sobre todo hasta la década de los ochenta del
siglo pasado, los trabajos de comunicación intercultural se basaban en formulaciones
propuestas por otras disciplinas como la antropología, la sociología, la psicología social,
la teoría de la comunicación, las ciencias de la educación o la lingüística. Este hecho ha
marcado el carácter interdisciplinario de esta materia. A medida que se ha ido
consolidando, muchos de los conceptos se han ido reformulando y analizando desde la
óptica específica de la comunicación intercultural pero su carácter interdisciplinario ha
quedado patente. Martin (1986) la definía como una disciplina diversa, multidisciplinaria
y multimetodológica, lo que ha condicionado en gran medida tanto sus planteamientos
teóricos como sus aplicaciones más prácticas.
En el ámbito de la salud, la cultura, entre otras cosas, nos dicta cómo expresamos el
dolor, cómo reaccionamos frente a la enfermedad o cómo vemos el sufrimiento. Por
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ejemplo, en la mayoría de culturas árabes, sudamericanas y mediterráneas, el dolor se
expresa libremente mientras que gran parte de los pacientes provenientes del Este
asiático tiene una expresión más "estoica" en relación al dolor (Galanti, 1997). Esto no
quiere decir, de ningún modo, que todos los pacientes de estas culturas reaccionen según
su patrón cultural pero sí que existen más posibilidades de que esto ocurra. Ante este
hecho, nuestra respuesta como profesionales estará basada también en nuestras
expectativas personales y culturales que son las que valorarán si nuestros pacientes han
tenido una respuesta adecuada o no a la situación.
El siguiente esquema resume los puntos más importantes que trataremos a continuación:
- Percepción.
- Sistemas de valores, creencias y actitudes.
- Visión del mundo.
- Procesos verbales.
- Lengua.
- Patrones de pensamiento.
- Procesos no verbales.
- Concepto del tiempo.
- Proxémica.
- Paralingüística.
- Otras conductas no verbales.
- Contexto.
PERCEPCIÓN
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perciba de forma distinta, lo cierto es que algunas de estas percepciones las compartimos
únicamente con nuestro grupo cultural. Ello implica que cuando interactuamos con
personas de otras culturas tenemos visiones y concepciones de lo que nos rodea no sólo
distintas, sino que a veces son incluso contrapuestas. Es importante ser capaces de
distinguir que nuestra visión del mundo, nuestros valores, nuestras creencias, normas y
actitudes que guían nuestras conductas, no son universales. Responden a una forma
concreta de entender la realidad, a un aprendizaje selectivo de nuestro entorno. Quizás
ser conscientes de esta realidad puede ayudarnos a ser más tolerantes, más comprensivos
y más respetuosos con la diferencia.
PROCESOS VERBALES
Más allá de la lengua o del estilo de interacción verbal, pero igualmente importante,
están los modelos o patrones de pensamiento. Depende de cómo las personas de una
cultura concreta piensen, así interpretarán los mensajes que reciben de los demás. La
forma de resolver los problemas cambia de una cultura a otra. D. Lieberman (1991) cita
Luria (1966) afirma que todos tenemos los mismos componentes cognitivos, pero
mediante la experiencia aprendemos a utilizarlos de forma distinta. Por ejemplo, hay
culturas que resuelven las situaciones con planteamientos concretos y participativos,
mientras que otras lo hacen de forma abstracta y individualista. Hay culturas que son de
tendencia más impulsiva y otras que son más reflexivas.
PROCESOS NO VERBALES
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culturales por ser nuestro objeto de estudio, pero no debemos olvidar que hay otras
variables que también inciden.
Uno de los primeros autores que trabaja y demuestra como el uso del espacio viene
condicionado por la cultura y puede incidir en muchos ámbitos es ET Hall (1966) en el
libro The Hidden Dimension. Un factor decisivo en el uso de la distancia es la forma en
que las personas nos sentimos con relación a los demás. Podemos afirmar que distintas
culturas utilizan el espacio para mostrar valores diversos como, por ejemplo, el de
respeto o el de hospitalidad. Un parámetro relacionado con el concepto de espacio y del
que podemos encontrar dos tendencias culturales es lo que Hall definía como culturas de
"alto contacto" y culturas de "bajo contacto". En las primeras se mantiene en las
distancias cortas un mayor contacto visual, un tono de voz más alto y un contacto físico
más frecuente entre sus miembros. En este último aspecto también las variables de edad,
género y etnicidad de las personas implicadas juegan un papel muy decisivo.
También Hall (1983) escribió el libro The dance of Life donde explica como el concepto
de tiempo puede tratarse como un sistema cultural puesto que es el organizador primario
de todas las actividades. El concepto de tiempo también nos permite establecer
prioridades y categorizar experiencias. Es un instrumento para medir la capacidad, el
éxito, el esfuerzo y también un sistema que muestra si las personas están cómodas juntas.
Según este autor, hay dos tendencias culturales que marcan la forma de organizarse en
las llamadas sociedades complejas. Una se conoce como tiempo monocrónico y la otra
como tiempo policrónico. Cada una de ellas tiene asociadas características culturales
diferentes. Por ejemplo, las culturas que tienden hacia un concepto de tiempo
monocrónico valoran los horarios rígidos, enfatizan la eficiencia y se deben sobre todo al
trabajo. Entienden el tiempo como "reloj" puesto que es el reloj el que determina la
acción. Por el contrario, en las culturas policrónicas se valora la flexibilidad en los
horarios, se cambia de planes con facilidad y se enfatizan las relaciones humanas.
Entienden el tiempo como una experiencia, puesto que es la actividad la que determina
la acción. Ambas tendencias inciden en el concepto de puntualidad, de espera y de
ritmo. Por ejemplo, hay culturas que valoran positivamente dar respuestas rápidas
mientras que otras ven a las personas que responden rápidamente como imprudentes y
merecedoras de poca confianza.
Aparte del concepto de tiempo y espacio, hay otras conductas no verbales que pueden
generar malos entendidos y conflictos a nivel intercultural. A veces, una misma conducta
no verbal quiere decir lo mismo en las dos culturas implicadas en el proceso de
comunicación. Otras veces, para una tiene significado pero para la otra no. En este caso
el conflicto es mínimo. El problema real es cuando una misma conducta no verbal tiene
un significado opuesto en las dos culturas. Por ejemplo, el mirarse a los ojos para algunas
culturas está asociada al respeto mientras que para otras precisamente una forma de
demostrar respeto es no mirarse a los ojos. También, según Gudykunst y Kim (1992), hay
bastantes diferencias culturales en la expresión y el reconocimiento de las emociones.
Todo ello sólo para confirmar un poco más que ser un buen profesional, persona, tener
correctas intenciones o ser uno mismo, no es razón suficiente para comunicarnos de
manera efectiva y apropiada entre personas de bases culturales distintas.
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Por ejemplo, la tradición occidental tiene una actitud relativamente negativa con relación
al silencio y la ambigüedad, especialmente en las relaciones sociales y públicas. Se da
valor a la palabra, la autoafirmación y la informalidad. Por otro lado, las culturas
orientales favorecen el silencio, la reserva y la formalidad. Es cierto que la forma básica
del silencio es universal pero sus funciones e interpretaciones varían entre las culturas.
Otro ejemplo está relacionado con el tono de voz. Los árabes y los latinoamericanos
tienen un tono de voz más alto que, por ejemplo, los japoneses. Este hecho a veces
puede interpretarse como falta de consideración, inmadurez o, incluso, como una
conducta agresiva.
Para entender el gran impacto que la comunicación no verbal tiene en los demás,
reproducimos gráficamente las aportaciones del Dr. Albert Mehrabian (Gráfico 1). En él
podemos comprobar que el 93% del impacto del mensaje en el receptor corresponde a
los aspectos no verbales, incluyendo la paralingüísitica anteriormente citada.
CONTEXTO
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Ambas tendencias pueden verse comparadas en el excelente esquema propuesto por
Halverson (1992) (Gráfico 2).
A parte de estos aspectos de variabilidad cultural es preciso mencionar, aunque sólo sea
muy brevemente, que la comunicación intercultural se da en contextos sociales bien
diversos. En nuestro caso nos centramos en el contexto medico-terapéutico pero como
afirma Kim (1984) la comunicación intercultural puede aplicarse a contextos tan diversos
como el económico, el político, el contexto de las migraciones, el educativo entre
algunos otros.
Como conclusión, sólo constatar que los elementos que configuran la comunicación
intercultural son muchos y muy complejos y, por tanto, las variables que intervienen en
el proceso de comunicación entre personas de culturas distintas no son fáciles de
controlar. También es importante señalar que no podemos generalizar sino que debemos
ver cada uno de estos elementos como parte de un continuo y no como parámetros
absolutos.
CONCLUSIÓN
No debemos olvidar que el miedo, los equívocos y las tensiones son muchas veces el
resultado de la ignorancia, de no saber más y de actuar de la única forma que hemos
aprendido. No responden ni a la mala fe ni a la falta de profesionalidad. No deberíamos
olvidar que nuestras habilidades personales y profesionales pueden funcionar en nuestro
contexto cultural pero ser inapropiadas cuando interactuamos con personas que viven,
piensan y sienten desde parámetros distintos a los que estamos acostumbrados.
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Cuanto más sepamos, más probabilidades tendremos de crear relaciones positivas,
gratificantes y satisfactorias con nuestros pacientes y con sus familias y descubriremos
que hay muchas posibilidades distintas de ser humanos.
BIBLIOGRAFÍA
- Galanti GA. Caring for Patients from Different Cultures. 2nd ed. Philadelphia:
University of Pennsylvania Press; 1997.
- Gudykunst WB, Kim YY. Communicating with strangers: an approach to intercultural
communication. 2nd ed. New York: McGraw Hill; 1992.
- Hall ET. The Hidden Dimension. New York: Doubleday; 1966.
- Hall ET. Beyond Culture. New York: Doubleday; 1976.
- Hall ET. The Dance of Life. The Other Dimension of Time. New York: Doubleday;
1983.
- Halverson C. Managing Differences on Multicultural Teams. Cultural Diversity at
Work 1992; 4 (5): 10-15.
- Kim YY. Searching for Creative Integration. International and Intercultural
Communication Annual. Sage: Newbury Park. CA. (Vol. 8); 1984.
- Lieberman D. Ethnocognitivism and Problem-solving. 6» ed. Belmont: Intercultural
Communication: a Reader Wadsworth Publishing Company, Inc; 1991. p. 229-234.
- Martin JN. Training Issues in Cross-Cultural Orientation. Vol. 10. New York:
International Journal of Intercultural Relations. Pergamon Press; 1986. p. 103-116.
- Samovar LA, Porter R. Communication Between Cultures. 1» ed. Belomont:
Wadsworth Publishing Company, Inc.; 1991.
Padró Cabello C. Aportaciones de la comunicación intercultural en el ámbito de la salud.. Educare21 2004; 7. Disponible en:
http://enfermeria21.com/educare/educare07/ensenando/ensenando1.htm