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-Una cualquiera.

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La cualquiera ejerce un poder sobre el Lobo, fuera de toda lógica heteropatriarcal,


propio de una lógica que reivindica a la persona como ser independiente, autónomo
y dueño de su vida, o de su muerte.

Al cabo de horas despertó con la lucidez espantosa que, desde que lo alcanzaron
los primeros gritos, le reveló que alguna desgracia pasaba.

Siguió el tropel enloquecido hasta las puertas de Palacio. Antes de divisar el cuerpo
del Pocho, el Artista sintió el miedo del tumulto. Apenas un par de voces hendían a
maldiciones el silencio y el escalofrío de los cortesanos que rodeaban el cadáver.
Tenía los ojos abiertos y las manos cruzadas al frente, como si tuviera frío. Una
daga de curvas entraba y salía por los oídos, sin provocar sangre apenas. 42

-Fueron estos cabrones -dijo el Gringo-, los del sur. El Traidor no iba a hacer algo
así solo, tienen que estar detrás de él.

-Si quieren guerra, dásela -dijo la Bruja, que era la única que no miraba al cadáver,
sino a los ojos del Rey, como una cuerda tensa su mirada.

El Rey se inclinó y le peinó el copete al Pocho, algo le dijo sin voz, nomás abriendo
los labios. Enseguida se volvió hacia el Heredero. ¿Cómo ves?

-Al que haya que bajar lo bajamos – dijo aquel-, pero ¿y si eso es lo que andan
buscando? ¿A quién le conviene una guerra? A nosotros no.

-¡Maricón! -escupió la Bruja-. ¿Avientan un muerto a tu casa y no respondes?

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