La escuela como un modelo político y discriminador.
En contraste con la visión liberal de la educación como el gran igualador,
los educadores radicales vieron los objetivos de la escuela de manera bastante distinta; como lo establece Paul Willis, “La educación no estaba por la igualdad, sino por la desigualdad...
Se despojó a las escuelas de su inocencia política y se las conectó a la matriz social y
cultural de la racionalidad capitalista
Más específicamente, las teorías de
reproducción se ubicaron continuamente en la línea de las versiones marxistas estructural-funcionalistas que acentúan que la historia se hace “detrás de las espaldas” de los miembros de la sociedad. La idea de que la gente sí hace la historia, incluyendo sus condicionamientos, ha sido descuidada (ignorada).
Una de las más importantes hipótesis de la teoría de la resistencia es que los
estudiantes de la clase trabajadora no son meramente el producto del capital, sometidos en forma cómplice a los dictados de maestros autoritarios y escuelas que los preparan para una vida de trabajo mortal.
En otras palabras, las escuelas son sitios sociales caracterizados
por currículos abiertos y ocultos, culturas subordinadas y dominantes, e ideologías de clase en competencia.