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Anemia

La anemia –disminución de la concentración de hemoglobina en la sangre–, puede deberse a


diversas causas, siendo la más común la falta de hierro, o ser un síntoma de un trastorno
subyacente.

Tipos de anemia: clasificación morfológica

La apreciación del tamaño y el contenido hemoglobínico de los eritrocitos es uno de los análisis de
laboratorio más empleados en el diagnóstico de las anemias. El índice eritrocitario de mayor valor
clínico es el volumen corpuscular medio (VCM), ya que constituye un criterio morfológico para
clasificar las anemias en normocíticas (VCM: 82-98 fl), macrocíticas (VCM >98 fl) y microcíticas
(VCM <82 fl).

El VCM se correlaciona con la hemoglobina corpuscular media (HCM), magnitud que informa sobre
el valor medio del contenido hemoglobínico de los eritrocitos circulantes. En consecuencia, la HCM
disminuye al hacerlo el VCM (anemias microcíticas e hipocromas) y aumenta cuando aumenta el
VCM (anemias macrocíticas e hipercromas).

Tipos de anemia: clasificación fisiopatológica

La clasificación fisiopatológica (según su mecanismo de producción) de una anemia se basa en la


capacidad de la médula ósea para adaptarse al descenso de la concentración de hemoglobina en
sangre. El recuento de reticulocitos (que son las células precursoras de los glóbulos rojos), indica
cuál es la capacidad de respuesta de la médula ósea frente a la anemia. La disminución de la
concentración de hemoglobina en sangre siempre origina un aumento compensador de la
eritropoyesis por aumento de la Epo. Por ello, cuando la médula presenta una capacidad
regenerativa normal, siempre debe existir una relación inversa entre disminución de hemoglobina
y aumento del número de reticulocitos (anemia regenerativa).

Por el contrario, cuando la anemia no se acompaña de un aumento proporcional del número de


reticulocitos, es que la capacidad regenerativa de la médula ósea se halla disminuida (anemia
arregenerativa).

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