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Para iniciar con el análisis sobre el fallo prealudido lo primero que se puede
visualizar desde una mirada más amplia, es el patrón de selectividad del Sistema
que hace foco en aquellos sectores más desprotegidos, en su mayoría
subsumidos en condiciones de pobreza, reforzando su estigmatización,
etiquetamiento y la perspectiva de criminalización de la pobreza:
“los que son castigados y especialmente van a parar detrás de las rejas son, en
gran medida, delincuentes tradicionales de las clases trabajadoras más bajas (…).
Esto divide la sociedad en improductivos y productivos (…) favorece el desvió de
la atención que podría ponerse sobre los miembros de otra clase; y finalmente
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utiliza una variedad de métodos físicos- y no solo físicos- para estigmatizar a los
miembros de la clase mencionada en primer lugar”1
Si además se sabe que “el ámbito penitenciario, no podrá alcanzar nunca un nivel
de respeto de respeto del principio de legalidad y derechos fundamentales de los
reclusos equivalente a la vida en libertad porque (…) La cárcel necesita un alto
grado de autonomía para funcionar, no es posible “gobernar” un multitud de
individuos dentro de un espacio reducido sin recurrir a las más clásicas técnicas
disciplinarias. (…) Y las disciplinas son la vertiente oscura de las libertades y
garantías que nacen con el proyecto jurídico de la modernidad”10
8
MATHIESEN, THOMAS (2003), Juicio a la prisión, Buenos Aires, Ediar, capítulo VI “El futuro del
encarcelamiento”, pág. 224 y 225
9
RIVERA BEIRAS, IÑAKI (2008): La cuestión carcelaria. Historia, Epistemología, Derecho y
Política penitenciaria, Buenos Aires, Del Puerto. Volumen I, Capítulo V “Los derechos
fundamentales de los reclusos en el ámbito internacional. I) La Organización de Naciones Unidas”,
pág. 158 y 159
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vemos como estos tratos crueles no solo están arraigados a la vida en el ámbito
penitenciario, sino que refuerzan un dilema imperante en el mismo:
“se espera que las mujeres cumplan con el rol materno pero no se salvan los
obstáculos para hacerlo desde la cárcel. Aún más, esos obstáculos en ocasiones
son generados por parte del sistema judicial o penitenciario” 11.
“la ejecución de penas privativas de libertad "no tenían rango jurídico" sino que se
trataba de normas interiores del Estado, el cual, en la prestación de determinados
servicios establecía una especie de régimen doméstico en un espacio libre del
Derecho. Los reclusos, (…), como los funcionarios, se vinculan con la
Administración mediante unas relaciones especiales de sujeción. A partir de esta
teoría, el estatus jurídico del interno queda reducido a una forma en extremo
sencilla en la que todo son obligaciones y apenas se reconocen derechos” 12.
Claramente las condiciones descriptas por el fallo dan cuenta que las internas se
encontraban sometidas a normas administrativas impuestas por las autoridades
del penal “que como tales no son derechos”13. Por ejemplo: la tenencia de gatos
para evitar que las ratas deambularan por los lugares donde se encontraban los/as
niños/as, en vez de mejorar las condiciones de higiene y salubridad para que esto
no pase, o darles medicamentos vencidos sin opción de acceder a otros.
Tomando a Tedeschi vemos que “la garantía constitucional de non bis in ídem
(art N° 33 de la C.N), prohíbe ser penado, sancionado, más de una vez por el
mismo hecho. Este principio nos deja en claro la imposibilidad de establecer
limitaciones al goce de los derechos sociales que se agreguen a la privación de la
libertad ya dispuesta. (…) la negativa a otorgar una prestación social por contar
11
CELS, DGN, PPN (2011): Mujeres en prisión. Los alcances del Castigo, Buenos Aires, Siglo XXI.
http://www.cels.org.ar/common/documentos/MujeresEnPrision.pdf. Pág. 172
12
RIVERA BEIRAS, IÑAKI (2008): La cuestión carcelaria. Historia, Epistemología, Derecho y
Política penitenciaria, Buenos Aires, Del Puerto. Tercera Parte, Capítulo XX “El estatus jurídico de
los reclusos”, pág. 511
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con antecedes penales constituye una nueva pena, pues se le priva a una
persona del goce de los derechos por haber sido condenado anteriormente.”14.
Adentrándonos más en esta situación podemos ver como el fallo detalla en forma
minuciosa como esta doble condena ocurría, “devaluando los derechos”
inherentes a las personas detenidas como lo indica Rivera Beiras:
“Esa “devaluación” de los derechos fundamentales de los reclusos no se produce
debido al estado en que –de hecho- se hallen las cárceles sino que, aún
optimizando semejante situación fáctica, aún pensando en “la mejor cárcel”, la
“devaluación” aludida obedece a un proceso de construcción jurídica” 15
14
TEDESCHI, SEBASTIÁN (2012): “Los derechos sociales de las personas privadas de libertad y
el sistema penitenciario”, en GUTIÉRREZ, MARIANO, Lápices o rejas, Buenos Aires, Del Puerto,
pág. 201 y 202
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etc., son todos efectos que trascienden a la familia y a otras personas cercanas o
dependientes del condenado [...]. Si esto no se puede sortear con carácter
absoluto, es necesario, por lo menos, tratar de evitar 'que la trascendencia a
terceros exceda del marco de lo razonable y que constituya una sanción también
para éstos' [...]".21
Es por esta razón que se destaca el impulso del habeas corpus colectivo iniciado
por La Comisión Provincial por la Memoria, en tanto suelen ser organizaciones de
la Sociedad civil las que encabezan reclamos de derechos de este tipo, por ser un
“nexo importante con el resto de la sociedad civil para lograr el acercamiento de
esta al conocimiento del problema22” y contribuyendo “ al control de la actividad de
los órganos encargados de hacer cumplir la ley y a una progresiva eliminación de
estas prácticas23”
Por último es importante destacar que el habeas corpus correctivo, el cual tiene
como objetivo “generar un procedimiento rápido y desprovisto de formalidades
para que una autoridad judicial pueda remediar, lo antes posible, cualquier
agravamiento ilegitimo de las condiciones en que se ejecuta la privación de
libertad”24, es una herramienta fundamental para la “ disminución y reducción de
prácticas estructurales que agravan las condiciones de detención y la injerencia
en la implementación de políticas públicas que permitan promover y proteger los
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derechos humanos de las personas privadas de libertad”
21
CESANO, JOSE DANIEL (2007): Derecho penitenciario: aproximación a sus fundamentos,
Córdoba, Ediciones Alveroni, Capítulo segundo, apartado III, 3º “Derecho a la integridad corporal
de la persona detenida” y 4º “Respeto a la dignidad del interno”, pág. 190
22
ALES, BORDA, ALDERETE (2005): “Sobrepoblación y violencia carcelaria en la Argentina.
Diagnóstico de experiencias y posibles líneas de acción”, en CELS Colapso del sistema carcelario;
Buenos Aires, Siglo XXI, pág. 56
23
ALES, BORDA, ALDERETE (2005): “Sobrepoblación y violencia carcelaria en la Argentina.
Diagnóstico de experiencias y posibles líneas de acción”, en CELS Colapso del sistema carcelario;
Buenos Aires, Siglo XXI, pág. 56
24
SALT, MARCOS GABRIEL (1999): Segunda Parte, Capítulo IV “I. La figura del juez de ejecución.
El control judicial y la judicialización de la ejecución penal”, pág. 279, en RIVERA BEIRAS y SALT,
Los derechos fundamentales de los reclusos. España y Argentina. Buenos Aires, Editores del
Puerto.
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Clase 10. Pág. N° 14
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¿Qué reintegración es posible para una mujer, madre no solo del hijo menor que
habita con ella en ese espacio de encierro intramuros, sino de otros/as hijos/as
que quedaron por fuera, única jefa de familia, con hogares uniparentales, en
26
SALT, MARCOS GABRIEL (1999): Segunda Parte, Capítulo IV “I. La figura del juez de ejecución.
El control judicial y la judicialización de la ejecución penal”, pág. 262, en RIVERA BEIRAS y SALT,
Los derechos fundamentales de los reclusos. España y Argentina. Buenos Aires, Editores del
Puerto.
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Clase 5. Pág. N° 4
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