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JESÚS, EL ÚNICO

Texto: Lucas 2:21-34

Introducción

Amados hermanos, Lucas en su narración nos trae la gran verdad de que Jesús no
es alguien más; no es un historiador, no es un revolucionario, No es uno más; Él
es Único. La Vida nos presenta oportunidades únicas que pueden ser
desaprovechadas; si las tomamos como oportunidades comunes; como si fueran
algo más. La Narración de Lucas 2:21-34, en los primeros cuatro versículos nos
está presentando todo el proceso que una madre israelita y su hijo recién nacido
debían seguir según las costumbres y las ordenanzas de la Ley de Moisés. (V. 21).
Después de ocho días de nacido debía ser circuncidado. Era un proceso doloroso
para el bebe, pero le hacía un israelita; identificándose con el pacto de Dios con
Abraham y todo su descendencia como pueblo de Dios. En ese mismo momento
quedaba inscrito, con su nombre. (V. 22a) Contando desde el nacimiento (el
parto) debían transcurrir cuarenta días de purificación para las mujeres. (V. 22b-
23) Además de esto Lucas nos recuerda que todo primer niño varón debía ser
presentado a Dios y separado para El en un servicio especial de adoración en el
Templo. Hasta aquí pudiéramos confundir el relato de Jesús y su nacimiento como
el de un niño más que naciera en la región de palestina. Ud. puede sentirlo en sus
escritos como el usa repetidas veces la palabra conforme (vr.22; 24) dando a
entender así el cumplimiento con la tradición de la Ley. Pero no era Jesús un niño
más.

I. Los que reconocen al Mesías (Lucas 25-38).

La narración de Lucas no vuelve a poner en perspectiva de que no hablamos de un


niño más, sino del Mesías anunciado 700 años atrás (Is9:6), el Dios eterno
haciéndose hombre para mostrar la salvación. Lucas nos presenta dos ancianos
que con sus acciones al encontrar a Jesús nos hacen recordar de quien se está
hablando aquí en Lucas 2. Comparemos estos dos ancianos con lo que nos dice
Juan 1:11. El ministerio terrenal de Jesús nos presenta esto con imágenes más
claras; el continuo rechazo de la nación a su mensaje y persona nos dejan ver que
Jesús fue visto y considerado como uno más. Solo un pequeño remanente pudo
ver en Él, al Hijo de Dios. Jesús es el Único. (146)

En una ocasión a un famoso escritor cristiano un escéptico y ateo se le acerco


refutando su fe en Cristo diciendo: ¿Por qué creer en Jesús y en sus palabras si
cualquiera hoy podría decirlas también? Hoy día cualquier pudiera decir cosas
como: Yo soy la Luz del Mundo, o Yo soy el camino, la verdad y la Vida, o
cualquier otra. El escritor le respondió tiene razón pero Jesús consiguió que todos
le creyeran. No podemos poner a Jesús entre el grupo de grandes hombres como
Napoleón, Alejandro Magno y otros; porque él no fue solo un gran hombre,
simplemente Él no fue ni es uno más; Él es el Único.

· Mientras otros son ovejas; Él es el pastor.

· Mientras otros están enfermos; Él es el médico.

· Todos somos pecadores; Él es el Salvador.

Lucas en su narración nos trae la gran verdad de que Jesús no es alguien más; no
es un historiador, no es un revolucionario, no es uno más, el es Único. Aunque
para muchos si para otros no; pero me gustaría que nos hiciéramos una pregunta
¿Para quiénes no es Jesús alguien más? Responderemos esta pregunta mirando a
estos dos personajes ancianos que aparecen en el Templo Simeón y Ana. Y
encontraremos 2 verdades que identifican a aquellos que no ven a Jesús como
alguien más sino que reconocen en el al Hijo de Dios.

II. Aquellos que viven a la Luz de su Venida.

El evento de la encarnación y la Venida del Cristo fue profetizado 700 años antes
de que aconteciera en boca de profetas como Isaías (9:6) y Miqueas (5). Y
aunque el pueblo tenía un fervor especial por el cumplimiento de estas promesas,
las duras circunstancias a que se enfrentaban traían desánimos. Aun muchos
habían abandonado esa esperanza. Lucas nos presenta a estos dos ancianos que
se mantenían firmes esperando este evento (v. 25b) que traería gran gozo a toda
la nación. Podemos encontrar que el vivir a la esperanza de la venida del Mesías
traía consecuencias visibles en las vidas de estos dos personajes.

A. Simeón (vr25): Un carácter de integridad.

(vr25) Lucas nos describe a este hombre y nos deja ver dos cualidades que forman
la esencia de su carácter: justo y piadoso. Alguien decía que la justicia tenía que
ver en nuestro trato recto con los hombres; y la piedad con nuestra vida recta para
con Dios. No hay duda que Lucas nos está presentando un hombre recto en todos
los aspectos ya sea en lo individual en su trato con Dios o en sus relaciones en su
trato con los demás. Ahora en los tiempos en los que llega Jesús a este mundo en
especial a la nación de Israel no había muchas personas así. Pues la religión y la
corrupción habían dañado la fe de muchos (los fariseos en Mateo 23; hipócritas 7
veces). ¿Qué era lo que permitía que Simeón conservara su vida de integridad y
fe a pesar de los tiempos difíciles en los que vivía? La espera de su venida (v. 25c).

La frase Consolación de Israel: Debe ser entendida como la paz y tranquilidad que
el Mesías traerá a la nación cuando se siente a reinar, tomando el trono de David.

Toda la vida de fe, y de piedad de este hombre era generada por su esperanza en
la Venida del Mesías y en su reino. Esperaba: No es simplemente sentarse a que
algo llegue; sino que es vivir a la expectativa de ese algo; tomando medidas que
ayuden para que estar listos al momento que suceda. Lucas usa esta misma idea
de esperar describir en 12:35 (parábola), a un grupo de hombres que esperan a su
Señor, velando y despiertos para su llegada. Por lo que vivir a la espera de su
Venida implicaba vivir en justicia para con los hombres y en piedad para con Dios.

B. Ana (vr36-37): Una vida de Servicio y Perseverancia.

No cabe duda que esta mujer también orientaba y dirigía su vida a la Luz de la
venida del Mesías. Lo cual hacia que dedicara toda su vida y su juventud al
servicio de Dios. (V. 37b) Nos dan dos pistas importantes para conocer a esta
mujer: No se apartaba del Templo y servía. Servía: Literalmente significa
entregarse al trabajo de Dios o para Dios. Y se usaba esta palabra para referirse a
eso a lo que uno dedicaba toda su vida en servicio. Esta mujer había entregado su
vida entera al servicio de Dios en el Templo (v. 37a): ya sea que tuviera 84 años
de edad o 103 como otros suponen. Había dedicado toda su vida después de
viuda para Dios. No se apartaba del Templo: este es un cuadro de su devoción a
Dios; pero considero que también de su perseverancia. Esta mujer no solo servía,
sino se aferraba y persevera en su fe en Dios no importando los problemas, o las
necesidades.

David también nos dice lo mismo en Salmo 44:17-18

“Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti,


Y no hemos faltado a tu pacto.
No se ha vuelto atrás nuestro corazón,
Ni se han apartado de tus caminos nuestros pasos”,

Estos dos ancianos nos hacen ver como el vivir a la luz de la Venida repercute en
cada uno de nosotros; en nuestra relación con Dios, en nuestra relación unos con
otros, en nuestro servicio y Fe. Pero Ud. pudiera decir si pero ya no podemos vivir
como ellos pues ya Jesús vino; pero recuerde que aunque ellos esperaban y vivían
a la luz de su primera venida; hoy nosotros estamos a la expectativa de la
segunda. (1Ts4:13-18; 2ª Tesalonicenses 2:1-2) Jesús nunca será alguien más
para aquellos que viven esperándolo, y hacen de este evento su esperanza
gloriosa; el impulso para la santidad; la razón de su servicio y la fuerza de su fe.

III. Los que reconocen al Salvador (la respuesta de Dios a la condición del
hombre).

Cuando Lucas comenzó este pasaje comentábamos que estaba relacionándonos


con las costumbres que debió cumplir cualquier niño judío. Simeón y Ana habían
estado en el Templo esperando este evento de ver el Dios encarnado en Jesús por
muchos años. ¿Cuántos niños podrían haber pasado por ahí antes de este? Miles.
No cabe duda que Dios mismo los guio a reconocer a este como el Mesías, así
como lo hizo con los magos que venían del oriente. Una vez que lo tienen
enfrente y ven el cumplimiento de la profecía; saltan de adoración y
reconocimiento para aquel que no es uno más sino a aquel que es el Único.
Miremos la declaración de Simeón y las Acciones de Ana.

A. Declaración de Simeón; reconociendo al Salvador (vr29-32).

1. (vr29-30) Salvación Segura

“Ya puedo morir en paz, pues he visto el cumplimiento de tu promesa de un


Salvador”. Recordemos que morir sin Cristo es una muerte para condenación pero
con Cristo es ganancia (Filp1:21)

2. (vr31) Salvación Hecha Realidad

La cual has preparado (hablando de la salvación): La palabra preparado tiene que


ver con algo que está reservado con anticipación, pero se va revelando o
manifestando en su momento. Simeón dice tu plan de salvación que estaba
reservado desde la eternidad ahora lo vemos materializado, hecho realidad.
Piense por un momento la salvación fue profetizada en el Edén (Gn3:15); revelada
y declarada a Israel (AT) y hecha realidad encarnada en Jesús.

(vr32) Salvación Universal. Dios no estaba enviado a Jesús a morir solo por los
israelitas; Simeón reconoce que este Salvador a de restaurar la creación perdida
de Dios; compuesta por judíos y gentiles. Gentiles: Abarcaba a todos aquellos que
no eran parte del pueblo judío.

Efesios 2:14-18. Jesús el único y suficiente Salvador para todos.

B. Acciones de Ana; reconociendo al Salvador (vr38).


Agradecía: Lo primero que nos dice que esta mujer hizo fue comenzar a dar
gracias a Dios. Literalmente esta mujer respondió en alabanza y acciones de
gracias a Dios porque este niño era la respuesta y la salvación de Dios. ¿No es
acaso esta la respuesta que debe haber en aquellos que saben que han sido
librados de la ira venidera y de la condenación eterna por medio de Él?

Hablaba: Luego nos dice que le hablaba de este niño a todos los que también
estaban esperando la redención de Israel; es decir a los que esperaban al Mesías.
Esta palabra también es traducida en otros pasajes como predicar (Marcos2:2;
Hechos 14:25). Esta mujer estaba declarando a todos el mensaje que ellos
esperaban, el mismo de los ángeles: Ha nacido un Salvador; Ya está aquí Él es.

CONCLUSIÓN

Jesús nunca será alguien más para aquellos que reconocemos en el no solo al
Salvador y el plan de Dios para salvar hecho realidad sino a nuestro Salvador, el
que nos libró del poder de Satanás, el pecado y la muerte. Para esos Él nunca
será alguien más. Por lo que nuestra responsabilidad es vivir en gratitud a Dios
pues él hizo por nosotros lo que nosotros solos no podíamos: salvarnos y además
hablar a otros de este Dios tan maravilloso, grande y poderoso que es. Para que
así no lo vean como alguien o como un Dios más. Lucas en su narración nos trae
la gran verdad de que Jesús no es alguien más; no es un historiador, no es un
revolucionario, No es uno más; él es Único.

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