La venganza, la violencia y la deshumanización del enemigo fueron las sombrías

estrategias de acción estatal que se manejaron durante la guerra de los mil días.
Durante la guerra de los mil días, Colombia, vivió una extrema polarización que
se terminó desencadenando en una profunda e inevitable violencia.
En este conflicto, se manejaron diferentes estrategias por parte de ambos
bandos, liberales y conservadores, para mantener a la raya a sus enemigos, siempre
estas estrategias se basaron en la violencia, ya que el régimen del terror en el que se
vivía alimentaba odios que no se podían extinguir y a la vez el ideal de la que guerra
era a muerte ya que se decía que la única forma en la que se podía llegar a la “paz” era
a través de la aniquilación total del enemigo o por lo menos del apaciguamiento de este
con tácticas y pericias no políticas ni jurídicas en las cuales se maquinaba bajo la
muerte.
Es entonces, en este momento histórico, donde vuelve a aparecer la
sistematización de la ley como principal método para lograr lo que se desea, mantener
el monopolio del poder del gabinete al que pertenece el gobierno a través de la
regulación de la muerte del enemigo, justificando la manera en la que se actúa con las
injusticias y errores cometidos por el contrario, y deshumanizándolo de tal manera que
se le vea públicamente como un ejemplo a no seguir, como un total salvaje y esto se
logra a través de la exhibición de cadáveres. En esta estrategia se maneja el ideal de
que es mejor exterminar al enemigo, regular la muerte y la violencia ya que la sangre
se debe de regular con mas sangre y los argumentos y las conciliaciones entre bandos
son totalmente ineficaces, ya que el otro polo va a seguir existiendo y la única manera
en la que se llega a la verdadera “paz” es a través de la hegemonía total.
Sin embargo, el desenlace aquí nunca es paz, ya que, con estas sombrías
pericias, lo único que se lograba era alimentar violencia la cual opera bajo el disfraz de
paz, con una cultura antijurídica y política, en la cual el gobierno es hegemónico
eliminando rastros de subversión a través de la ley que se sistematiza para regular la
muerte del enemigo.