Está en la página 1de 25

Universidad Mariano Gálvez de Guatemala

Sede Jutiapa
Curso: Filosofía
Catedrático: Licenciado Willie Armando Monroy Lemus

RESUMEN DE
FILOSOFÍA

Estudiante: Ricardo Alfonso López Escobar


Carne: 5013-19-13013
Resumen de Filosofía
La palabra filosofía procede de dos voces griegas: Philos (amor) y Sophía (saber). Su
traducción literal sería "Amor a la sabiduría". Se dice que fue Pitágoras el primero
en auto considerarse y autodenominarse "filósofo". Sin embargo, la reflexión
filosófica empezó con Thales de Mileto, quien explicó el cosmos como originado a
partir del agua (lo húmedo). Por otro lado, Heráclito de Efeso fue el primero en
utilizar la palabra "filosofar", aunque en la forma de verbo, al decir: “conviene que
los hombres filosofen, es decir, que sepan de muchas cosas".
Dentro del contexto histórico, la filosofía ha tenido muchos sentidos, según las
inclinaciones particulares de los filósofos. La Filosofía es llamada por Aristóteles
metafísica o filosofía primera, es la ciencia del ente en cuanto ente, la ciencia de
aquello que puede llamarse con toda propiedad la Verdad. Algunas de las
acepciones más generalizadas son las siguientes: "la Filosofía es la ciencia de las
cosas humanas y divinas" , "la Filosofía es el estudio del ser en tanto que ser", "la
Filosofía es el esfuerzo reflexivo por alcanzar la felicidad", "la Filosofía es el saber de
todo saber, la ciencia de todas las ciencias, la ciencia universal", " la filosofía es
aquella concentración mediante la cual el hombre llega a ser él mismo, al hacerse
partícipe de la realidad", etc.
Tales nociones son apropiadas más para la concepción tenida por los antiguos
griegos, los filósofos renacentistas y los de la época moderna, no así para la
aceptación tenida durante la Edad Media. En la Edad Media, la Filosofía estuvo
subordinada a la teología (que según los escolásticos era la "ciencia de Dios"). En
nuestra época, la Filosofía pierde parcelas de conocimiento a medida que las
ciencias van tomando cuerpo y se han desarrollado en numerosas especialidades.
Pero aun así, queda y probablemente quedará, un margen para especular y razonar
sobre el sentido de la vida y del universo; y sobre ese margen, el pensamiento
filosófico seguirá vigente.
 SÓCRATES: La filosofía es la búsqueda de la verdad.
 PLATÓN: La filosofía se pregunta por el porqué de todo lo existente.
 ARISTÓTELES: Ciencia que busca los primeros principios y causas de todo lo
existente.
 AGUSTÍN DE HIPONA: Es la aspiración al conocimiento por medio de la razón
de todo
Las disciplinas filosóficas son todas y cada una de las ramas de estudio que se
encargan de analizar un problema específico o una parte del todo estudiado en la
filosofía, que no es otra cosa que la búsqueda de respuestas a las principales
interrogantes del ser humano.
Algunas de esas preguntas son tan determinantes como la existencia del mismo, su
razón de ser, la moral, el conocimiento y otros tantos tópicos trascendentales,
siempre analizados bajo una mirada racional.
La Ética es la disciplina filosófica que estudia la moral, los principios, fundamentos y
elementos de los juicios morales. Se deriva del griego “Ethikos” que significa
carácter. La ética, por tanto, analiza, define y diferencia lo que es bueno y lo que es
malo, lo que es obligatorio o permitido referente a una acción humana. En definitiva,
determina cómo deben actuar los miembros de una sociedad. La Estética es la
disciplina filosófica que estudia la belleza; las condiciones que hacen que alguien o
algo se perciban bello o no. Se denomina también Teoría o Filosofía del Arte, pues
estudia y reflexiona sobre el arte y sus cualidades. El término viene del griego
“Aisthetikê” que significa percepción o sensación. Ya desde esta primera
aproximación, la Estética –al igual que le Ética- cae en el terreno de la subjetividad,
porque el estudio de la belleza implica también el estudio de las experiencias y los
juicios estéticos. La Axiología es la disciplina filosófica que estudia los valores. Si bien
el concepto de valor fue tema de profundas reflexiones por parte de filósofos
antiguos, el término como tal fue usado por primera vez en 1902 y fue a partir de la
segunda mitad del siglo XIX cuando comenzó a estudiarse formalmente la Axiología
como disciplina. La Axiología pretende distinguir el “ser” del “valer”. Comúnmente
se incluía el valor en el ser y ambos eran medidos por la misma vara. La axiología
comenzó a estudiar los valores aisladamente, tanto los positivos como los negativos
(antivalores). La Lógica, si bien es una ciencia formal y no empírica, es también
considerada una disciplina fundamental de la Filosofía. El término viene del griego
Lógos, que significa pensamiento, idea, argumento, principio o razón. La Lógica es,
pues, la ciencia que estudia las ideas, por lo tanto, está basada en inferencias, que
no es otra cosa que conclusiones a partir de determinadas premisas. Estas
inferencias pueden ser válidas o no, y es la lógica la que permite diferenciar unas de
otras en base a su estructura. La palabra Epistemología viene del griego “Episteme”
que significa conocimiento. Por lo tanto, la Epistemología es el estudio del
conocimiento, ocupándose de los hechos históricos, psicológicos y sociológicos que
conducen a la obtención de conocimiento científico, así como los juicios por los
cuales se los valida o se los rechaza. También es conocida como la Filosofía de la
Ciencia. La Epistemología estudia los diferentes tipos de conocimiento posible, sus
grados de veracidad y la relación entre el sujeto que conoce con el objeto conocido.
Trata de los contenidos del pensamiento, pero también de su significado. La
Ontología se encarga de estudiar qué entidades existen (o no) más allá de las simples
apariencias. Ontología viene del griego “Onthos” que significa ser, por lo que la
Ontología analiza al ser en sí mismo, sus principios y las diferentes clases de entes
que pueden existir. Según algunos estudiosos, la Ontología es considerada parte de
la Metafísica, que estudia el conocimiento en su esfera ontológica en cuanto al
sujeto y las relaciones más generales entre los sujetos. La Metafísica estudia la
estructura de la naturaleza para lograr una mayor comprensión empírica del mundo.
Intenta responder preguntas como ¿Qué es ser? ¿Qué es lo que hay? ¿Por qué hay
algo y no más bien nada?
¿Hasta dónde puede llegar la ciencia en la descripción de esos fenómenos naturales?
La ciencia es uno de los mayores y sorprendentes triunfos del intelecto humano. Por
eso la cuestión fundamental es si nuestro cerebro, grande pero limitado al fin, es
potencialmente capaz de encontrar la teoría del todo. Ésta es una pregunta difícil,
porque nuestra capacidad cognitiva puede muy bien resultar insuficiente para
aprehender el universo que nos rodea: tampoco cabe esperar que la inteligencia de
los chimpancés baste para comprender la teoría de la relatividad. Quizá nuestra
mente no pueda abarcar la naturaleza en su conjunto, aunque no hay que
minusvalorar la creciente capacidad de aprendizaje de los ordenadores. Podría ser,
incluso, que la consciencia fuera una parte esencial de toda descripción coherente
del universo, Por otra parte, tampoco es seguro que exista esa teoría del todo. Yo
me inclino a pensar que sí: una respuesta negativa sería equivalente, creo, a negar
la unidad y la propia consistencia interna del universo. En cualquier caso, la actitud
científica debe ser de permanente insatisfacción ante las preguntas que aún no
tienen respuesta y de curiosidad por conocerla.
Sin lugar a dudas, hay una clara distinción entre la filosofía y la ciencia. El problema
es que muchas veces se genera confusión entre ambas debido a su interrelación,
ambos conceptos pueden ser un poco confuso para muchos; sobre todo porque hay
muchas discusiones en torno a ellas. A pesar de todo, en la mayoría de los casos la
ciencia se auxilia de la filosofía y viceversa.
El método Mayéutica consiste en ayudar a descubrir la verdad por sí misma .La
Mayéutica era el arte donde la partera auxiliaba a la mujer a dar a luz, la madre de
Sócrates , Phaenarete , fue partera . De ahí la figura que significaba como Sócrates
iluminaba a los espíritus. La Mayéutica enseña a la persona a dar a luz las ideas que
ha concebido. El termino Mayéutica (del griego maieutiké: arte obstétrica) fue
adoptado por Platón para expresar un aspecto particular de la enseñanza Socrática.
Para Sócrates, la enseñanza no es la entrega de una verdad desde fuera, sino la
iluminación operada en el discípulo por el maestro consistente en que el discípulo
descubra la verdad que se halla en su intimidad y que desconocía. Posiblemente, la
teoría más famosa de Hegel es la dialéctica, la ley universal del devenir, e, inclusive,
como el mismo proceso de cambio. Se Aplica a todo ente, sea espiritual o material,
de pensar es dialéctico, y lo mismo la historia del pensamiento, los cambios de los
cuerpos físicos La dialéctica Platónica conserva los elementos fundamentales de la
mayéutica socrática. La dialéctica platónica conserva la idea de que el método
filosófico es una contraposición, no de opiniones distintas, sino de una opinión o la
crítica de ella. El sentido de la dialéctica. El termino Dialéctica, sirve para caracterizar
toda la filosofía de Hegel y la de los marxistas, llamándole así también al método:
Método Dialéctico. La dialéctica como estructura de la realidad. Dialéctica significa
la radical oposición ( Hegel) a toda interpretación fragmentaria de la realidad y del
conocimiento. El carácter dialéctico de la realidad significa que cada cosa es lo que
es, y solo llega a serlo en interna, unión y dependencia con otras cosas y, en último
término con la totalidad de lo real. La estructura y esencia de la dialéctica es un todo
complejo constituido por tres momentos o aspectos implicados entre sí, (y es ésta
la auténtica interpretación, y no que sean tesis, antítesis y síntesis términos, por
otro lado, que Hegel nunca utilizó tres pasos sucesivos):
 Lo que se ha llamado tesis suele interpretarse la tesis como una afirmación
cualquiera, una realidad, un concepto.
 Lo que se ha llamado antítesis, suele interpretarse como una negación de la
afirmación anterior, ya que es esa contradicción el motor de la dialéctica.
 Lo que se ha llamado síntesis, suele interpretarse como la superación del
conflicto, la negación de la negación anterior.
Estos tres momentos de la dialéctica hegeliana están vertebrados y constituidos en
una estructura cuya adecuada comprensión se alcanza mediante lo que podíamos
denominar categorías fundamentales de la dialéctica:

 Inmediatez-mediación
 Totalidad
 Negatividad-contradicción
 Superación
La lógica aristotélica se ocupa del estudio de los conceptos, dedicando especial
atención a los predicables, y de las categorías (o predicamentos), que se completa
con el análisis de los juicios y de las formas de razonamiento, prestando especial
atención a los razonamientos deductivos categóricos o silogismos, como formas de
demostración especialmente adecuadas al conocimiento científico. El concepto es
entendido como la representación intelectual de un objeto, diferenciándose, pues,
de lo sentido, lo percibido, lo imaginado o lo recordado. Las propiedades de los
conceptos son la comprensión y la extensión: la primera denota las características
esenciales que contiene un concepto, y la segunda el número, la cantidad de sujetos
a los que puede aplicarse, de los que se puede predicar. Cuanto mayor sea el número
de características que contiene un concepto, menor será el número de sujetos a los
que pueda aplicarse, y viceversa. En función de estas características se pueden
construir los conocidos árboles lógicos, como hizo Porfirio (siglo III d.c.), en los que
se clasifican los conceptos estableciendo entre ellos una relación de jerarquía y
subordinación, de mayor a menor extensión.
Esta concepción de la lógica como método de la filosofía es heredada de Aristóteles
por los filósofos de la Edad Media; los cuales la aplican con un rigor extraordinario.
Es curioso observar cómo los escolásticos, y entre ellos principalmente Santo Tomás
de Aquino, completan el método de la prueba, el método del silogismo, con una
especie de reviviscencia de la dialéctica platónica. El método que siguen los filósofos
de la Edad Media no es solamente, como en Aristóteles, la deducción, la intuición
racional, sino que además es la contraposición de opiniones divergentes. Santo
Tomás, cuando examina una cuestión, no solamente deduce de principios generales
los principios particulares aplicables a la cuestión, sino que además pone en
columnas separadas las opiniones de los distintos filósofos, que son unas en pro y
otras en contra; las pone frente a frente, las critica unas con otras, extrae de ellas lo
que puede haber de verdadero y lo que puede haber de falso. Son como dos ejércitos
en batalla; son realmente una reviviscencia de la dialéctica platónica, y entonces el
resultado de esta comparación de opiniones diversas, complementado con el
ejercicio de la deducción y de la prueba, da lugar a las conclusiones firmes del
pensamiento filosófico.
En su Discurso del Método, Descartes expone su forma de pensar, su método, para
poder llegar a conclusiones verdaderas, utilizando la razón. Descartes expone
brevemente cuatro reglas:
 “No recibir como verdadero lo que con toda evidencia no reconociese como
tal, evitando cuidadosamente la precipitación y los prejuicios, y no aceptando
como cierto sino lo presente a mi espíritu de manera tan clara y distinta que
acerca de su certeza no pudiera caber la menor duda."
 “La división de cada una de las dificultades con que tropieza la inteligencia al
investigar la verdad, en tantas partes como fuera necesario para resolverlas."
 "Ordenar los conocimientos, empezando siempre por los más sencillos,
elevándome por grados hasta llegar a los más compuestos, y suponiendo un
orden en aquellos que no lo tenían por naturaleza."
 “Hacer enumeraciones tan completas y generales, que me dieran la seguridad
de no haber incurrido en ninguna omisión."
El "problema" en Descartes es que no duda de sus creencias, su fe, su metafísica.
Una vez que cree estar seguro de algo, no lo pone en duda, porque "ya lo probó". No
permite que su método se mejore a sí mismo, se adapte, en base a la experiencia.
¿Pero entonces, debemos basar, como los existencialistas, el ser en la existencia?
No, por las razones ya expuestas por Descartes, pero sí, por lo que acabamos de
exponer. Podemos decir que la razón se basa en la existencia, y la existencia en la
razón: pienso, luego existo Y existo y luego pienso. Pienso sí y sólo si existo.
Hay que plantear la pregunta por el sentido del ser. Si es una pregunta fundamental,
o aun la pregunta fundamental, tal pregunta necesita entonces la adecuada
transparencia. Por eso debe brevemente examinarse la que es inherente general a
la pregunta, para poder así hacer visible, arrancando de ahí, la pregunta por el ser
como pregunta destacada. El ser constituye el objeto de la ontología; conviene, pues,
cuanto antes definirlo, evitando así el peligro de confundirlo con otros conceptos.
Definir una cosa es lo mismo que saber lo que la cosa es. ¿Qué es el hombre? ¿Qué
es el triángulo? Las respuestas a estas preguntas constituyen la definición. En
consecuencia, la definición de ser consistirá en la respuesta a: ¿Qué es el ser?
Respuesta adecuada a tal pregunta no es posible darla: lo que equivale a decir que
la definición rigurosa del ser es imposible. Y la razón está en que el concepto de ser
es general, el más extenso; no existe ningún concepto superior en extensión al de
ser. Con lo cual queda dicho que su definición es imposible, pues sabemos que para
definir un objeto hay que buscarle primeramente el género inmediato superior. A
pesar de esta imposibilidad existen dos conceptos sobre el ser, que es el univoco y
el análogo. El univoco según su enfoque, "(ser) viene a ser la característica más
general de diferentes cosas (llamadas entes o entidades). Es aquello que sigue siendo
igual a todos los entes, después de que se han eliminado todas las características
individuales a los entes particulares, esto es: el hecho de que sean, es decir, el hecho
de que a todas ellas les corresponda ser.
Cabe distinguir cuatro elementos o principio que lo constituyen:
1. Aquello por virtud de lo cual el hombre es hombre. Un principio constitutivo
es pues la esencia.
2. Este hombre, existen en realidad. En la existencia hallamos, pues, otro
elemento constitutivo del ser.
3. Este hombre antes fue niño; pero cuando era niño estaba en potencia o tenía
la aptitud para llegar a hombre maduro. Por lo tanto, la potencia es otro
principio del ser.
4. Finalmente, si este hombre se encuentra, en el estado de adulto, es en virtud
de haber perdido la niñez y ganado la forma, acto o estado del adulto. Luego
el acto es también otro principio constitutivo del ser.
La potencia y el acto no son entes, sino estado del mismo. Potencia procede del
verbo poder, y significa la aptitud de una cosa para recibir o hacer algo. Así, vosotros
podéis llegar a ser sabio; sois sabios en potencia. No es posible definir el acto, sino
en relación con la potencia. La potencia es la posibilidad de una cosa para recibir una
forma o perfección; pues bien, el acto es la perfección o forma coya virtud se realiza
la potencia. El acto se divide en primero y segundo. Acto primero es aquel que no
supone ningún otro acto anterior, aunque se ordena a otro. Así el alma es acto
primero, pues no supone ningún otro. Acto segundo es el que supone otro acto
anterior y esta ordenado a otros. La virtud, la sabiduría son actos segundos.
La esencia es aquello por lo cual un ser es lo que es y se distingue de los demás. El
principio en virtud del cual e hombre es hombre y no es bruto es la esencia humana;
el elemento que hace que un árbol sea árbol y no mineral ni animal es la esencia de
árbol. Todas las cosas son seres, pero no todos pertenecen a la misma clase. En el
mundo hay una rica variedad de especies, cada ser está integrado en una especie
determinada, distinta de todas las restantes. Pues bien, el principio óptico que
constriñe al ente a pertenecer a una especie u otra es la esencia. La composición d
las esencias de las cosas no empecé que sean eternas, necesarias e indivisibles. En
efecto, as esencias, en sí consideradas, son eternas con eternidad negativa, esto es,
prescinden del tiempo; así, siempre ha sido y es y será verdadero que el hombre es
animal racional. Por existencia se entiende aquello por la cual la esencia tiene
realidad fuera de la mente. La existencia es, pues, un principio constitutivo del ente
real y actual; es la última actualidad de las cosas. Por ella las esencias salen del modo
de la posibilidad, para ganar el estado de realidad.
El ser de Heráclito, entendido como logos, es la Inteligencia que dirige, ordena y da
armonía al devenir de los cambios que se producen en la guerra que es la existencia
misma. Se trata de una inteligencia sustancial, presente en todas las cosas.
El problema de la metafísica es tratar de contestar la pregunta ¿quién existe? ¿Qué
es lo que existe?, dejando de lado las cosas aparentes que no tienen existencia en sí
mismas porque derivan de otras o están contenidas en otras. Parménides de Elea
revoluciona la filosofía griega y logra una verdadera hazaña que aún perdura en
nuestros tiempos. La filosofía de Parménides se relaciona estrictamente con el
pensamiento de Heráclito, porque es la manifestación de su reacción contra ella.
Parménides analiza la solución que propone Heráclito al problema metafísico, al
afirmar que la realidad fundamental es el devenir, el cambio, el perpetuo fluir de las
cosas; y se da cuenta que según este concepto, una cosa es y no es al mismo tiempo,
o sea que el ser deja de ser lo que es para convertirse en otra cosa, siendo esto una
contradicción lógica, un absurdo, algo ininteligible e imposible. De esta forma
descubre uno de los fundamentales principios lógicos del pensamiento: el ser es, el
no ser no es, que luego será denominado principio de identidad. Este aporte de
Parménides fue suficiente para que fuera considerado un filósofo extraordinario y le
sirvió como base para su metafísica. En virtud del principio de identidad, que nadie
puede negar, puede afirmar que ese ser es único, porque no puede haber dos seres,
porque uno sería ser y el otro no ser; es eterno, porque si no lo fuera tendría principio
y fin, y tener principio y fin implica que antes y después de ser era no ser y lo que es,
no puede ser y no ser. El ser es inmutable, no puede cambiar porque si cambia deja
de ser lo que era para no ser y eso es una contradicción. Es ilimitado, o sea infinito,
y no está en ninguna parte porque si estuviera en un lugar significaría que hay algo
más extenso que él que lo contiene y si tuviera límites, después del límite sería otra
cosa. Es inmóvil, porque moverse quiere decir estar en un lugar y trasladarse a otro
y el ser no está en ningún lugar. Por lo tanto, para Parménides, el ser es único, eterno,
ilimitado, inmutable e inmóvil. Sin embargo el Universo es completamente diferente,
por lo que Parménides saca la conclusión de que este mundo es una ilusión de los
sentidos, una percepción ilusoria. Para Parménides hay un mundo sensible y un
mundo inteligible y es en ese instante en que comienza la distinción, el dualismo que
continúa aún en nuestros días. El mundo sensible es el de los sentidos, que es
ininteligible, absurdo, contradictorio y falso, porque todo cambia, tiene principio y
fin, movimiento y límites. El mundo inteligible es el del pensamiento, ese es el
mundo auténtico, porque para Parménides, ser y pensar es una y la misma cosa. Para
conocer sólo tenemos el pensamiento lógico y formal y las cosas que están fuera del
pensamiento son idénticas a mi pensamiento; es decir, que no necesito salir de mi
mismo, porque las propiedades esenciales del ser son idénticas a las propiedades
esenciales del pensar.
El Ser es, el No Ser no es. Estas ocho palabras resumen la ideología del filósofo
Parménides. Aparentemente demasiado simples, rozando la obviedad. Y sin
embargo pretenden explicar la Realidad al completo. El sabio de Grecia amplía su
razonamiento: El Ser es lo pensable, y por tanto posible. El No Ser no es pensable y
tampoco posible. Y esta confrontación de contrarios es la respuesta a todas las
preguntas. Hay dos maneras de vivir la vida, nos explica Parménides. Por un lado a
través de la opinión, es decir, analizando la información que nos transmiten los
sentidos. Los cuales, por otro lado, a menudo nos engañan, cómo ya está
comprobado. Pues no es la misma Realidad la que percibe una persona ciega que
una que ve. Una persona enferma que otra que goza de salud. Y la Realidad no puede
variar según el sujeto, ha de ser común a todos los seres de la tierra. Por tanto,
pretender percibirla a través de nuestro cuerpo físico es puramente erróneo. Por el
otro lado tenemos el camino de la Verdad, una única y complicada senda. Ha esta se
llega a través del pensar, que no es físico, si no intelectual y ajeno a los sentidos,
jamás necesita recurrir a ellos. Y el pensar, según Parménides, es el Ser mismo. El Ser
no tiene una definición clara, pero si unas características determinantes. El Ser es
eterno, inmutable e inmóvil, único e indivisible. Eterno porque siempre ha estado
ahí, no ha nacido ni morirá. Pues de haber surgido de algo, tendría que ser del No
Ser, y éste es imposible. Y morir implicaría regresar a ese origen, que como ya hemos
dicho es impensable. Inmutable e inmóvil, porque el movimiento significa cambio, y
cambio supondría pasar del Ser al No Ser, y el último es inexistente. Único porque
de haber algo más tendría que ser No Ser, que no es posible. Indivisible porque si se
dividiera en dos partes, estas ya no serían Ser, sino No Ser, y esto, según el dogma
de Parménides es impensable.
El ser es ingénito, pues, dice Parménides ¿qué origen le buscarías? Si dices que
procede del ser entonces no hay procedencia, puesto que ya es; y si dices que
procede del "no ser" caerías en la contradicción de concebir el "no ser " como "ser",
lo cual resulta inadmisible. Por la misma razón es imperecedero, ya que si dejara de
ser ¿en qué se convertiría? En "no ser " es imposible, porque él no ser no es... ("así
queda extinguido nacimiento y, como cosa nunca oída, destrucción") El ser es
entero, es decir no puede ser divisible, lo que excluye la multiplicidad. Para admitir
la división del ser tendríamos que reconocer la existencia del vacío, es decir, del no
ser, lo cual es imposible. ¿Qué separaría esas "divisiones" del ser? La nada es
imposible pensarlo, pues no existe; y si fuera algún tipo de ser, entonces no habría
división. La continuidad de del ser se impone necesariamente, y con ello su unidad.
Igualmente, ha de ser limitado, es decir, mantenerse dentro de unos límites que lo
encierran por todos lados. El ser es inmóvil, pues, de lo visto anteriormente queda
claro que no puede llegar a ser, ni perecer, ni cambiar de lugar, para lo que sería
necesario afirmar la existencia del no ser, del vacío, lo cual resulta contradictorio.
Tampoco puede ser mayor por una parte que por otra, ni haber más ser en una parte
que en otra, por lo que Parménides termina representándolo como una esfera en la
que el ser se encuentra igualmente distribuido por doquier, permaneciendo idéntico
a sí mismo. El ser al que se refiere Parménides es material, por lo que difícilmente
puede ser considerado éste el padre del idealismo. El hecho de que Platón,
posteriormente, aceptando los postulados Parménides, identificara a ese ser con la
Idea, no debe ser extrapolado históricamente hasta el punto de llegar a afirmar que
Parménides interpretaba el ser como algo no material. La afirmación de que del ser
es Uno, finito, parece indicar claramente una concepción material del ser. Por lo
demás, la asociación de la vía de la verdad con el pensamiento racional y de la vía de
la opinión con la sensación parece poder aceptarse, aunque sin llegar a la claridad
de la distinción que encontramos en Platón. Efectivamente, Parménides afirma en el
poema la superioridad del conocimiento que se atiene a la reflexión de la razón,
frente a la vía de la opinión que parece surgir a partir del conocimiento sensible. Pero
el conocimiento sensible es un conocimiento ilusorio, apariencia. Podemos aceptar
pues que Parménides introduce la distinción entre razón y sensación, entre verdad
y apariencia. Algo más conocemos de su pensamiento, del que tenemos referencias
por Platón y Aristóteles, especialmente en lo que respecta a su actividad dialéctica,
orientada hacia el combate del pluralismo (en general, según unos; del pitagórico,
según otros estudiosos, dada la oposición que la escuela de Elea había manifestado
hacia los pitagóricos). Tal actividad se caracteriza por haber elaborado numerosos
argumentos (aporías o paradojas) contra la pluralidad y el movimiento, en
consonancia con la defensa de las teorías eleáticas de la unidad e inmovilidad del
ser, de los que conservamos algunos, basados en la reducción al absurdo; se parte
de las tesis que se quiere criticar y se conduce la argumentación a una, o una serie
de contradicciones que ponen de manifiesto, en consecuencia, la invalidez de las
tesis.
La filosofía de Parménides (junto a Zenón, ambos de Elea, de ahí el nombre
“Eleatismo” ) sienta dos bases fundamentales: La identificación del ser con el pensar,
y la aplicación rigurosa de las condiciones de pensar a la determinación del ser. De
lo cual concluimos que en realidad, Parménides no es un idealista, sino más bien
sienta las bases del realismo filosófico, o realismo metafísico.
Formalismo de los Eleáticos: Todo el eleatismo no es más que una metafísica de la
pura forma, sin contenido, que se describen únicamente con palabras como: algo,
esto, aquello, un simple molde donde no se vierte realidad alguna.
Platón. El ser y la unidad: Platón debe una parte de su filosofía a Parménides y otra
parte a Sócrates. Platón dice que Parménides confunde aquello que es, o sea la
existencia de algo, con la unidad de lo que ello es, o sea con la unidad de las
propiedades de eso que existe. Confunde pues, según Platón, el existir con lo que
llamo el consistir. Confunde la existencia con la esencia, confunde lo que más tarde
va a llamar Aristóteles “la substancia”.
Elementos Eleáticos en el platonismo: A Parménides le debe Platón tres elementos:
La intuición intelectual, la teoría de los dos mundos: del mundo sensible y del mundo
inteligible y la dialéctica.
Influencia de Sócrates en el platonismo “El concepto”: Sócrates enseña a Platón lo
que llamamos “Los conceptos”. Los geómetras analizan las formas y las reducen a
polígonos, triángulos, cuadriláteros, cuadrados, círculos, eclipses, etc. Sócrates
reduce un cierto número de métodos de conductas a un cierto número de virtudes:
la justicia, la moderación, la templanza, la valentía, el amor, la compasión, etc. Y
luego, después de haber hecho de cada una de esas virtudes o formas primordiales
de la vida moral lo mismo que han hecho los geómetras con sus figuras, aplica el
entendimiento, aplica la intuición intelectual, para llegar a decir qué es la justicia,
qué es la moderación, qué es la templanza, qué es la valentía, qué es el amor, qué
es la compasión, etc., etc. Ahora bien: ¿qué es?, significa para estos griegos "dar
razón de ello", encontrar la razón que lo explique, encontrar la fórmula racional que
lo cubra completamente, sin dejar resquicio alguno.
Se atribuye a Aristóteles una posición realista moderada que coincide en gran parte
con el conceptualismo, pero en rigor, se trata de una simplificación y quizá también
de una interpretación aristotélico-tomista de la posición aristotélica original. Las
filosofías de Platón y de Aristóteles marcan actitudes netamente distintas, cuyo
profundo influjo se prolonga en la historia del pensamiento, hasta nuestros días. Y
seguirá. Se trata de dos espíritus y dos actitudes diferentes ante la realidad. No cabe
armonizarlos, porque resulta mezcla absurda. El esfuerzo extraordinario de Platón
queda invalidado por el uso de método equivocado y la aceptación de premisas sin
fundamento. Aristóteles adopta método diferente, basado en la realidad, que
comprendió como pocas personas, y alcanzó así valiosos resultados.
Aristóteles en cierto modo retorna al método socrático en su verdadero sentido
ascendente, partiendo de la realidad de los individuos sustanciales del mundo físico.
Sobre ellos construye las ciencias en el orden lógico hasta alcanzar, por pasos bien
fundados, la única realidad trascendente que es Dios. Revaloriza la experiencia
sensible, combinada con firme confianza en el poder universalizador de la razón,
fundamentos de su vigoroso realismo.
El filósofo griego Aristóteles nació en Estagira, Macedonia. A los 18 años se mudó a
Atenas en donde permaneció 20 años. Estuvo en Assos y Mitilene hasta que fundó
su escuela llamada El Liceo.
Aristóteles decía:
1. Que todos los hombres desean saber por naturaleza.
2. El ser humano es un animal político.
3. Todo lo que se mueve es movido por otro, pero hay algo que mueve y es
inmóvil.
Su filosofía puede centrarse en tres focos de interés fundamentales:
1. El estudio del "ser".
2. El estudio de la "naturaleza".
3. La acción "ética".
El tema de la naturaleza no es otro que el problema de la realidad, por ello este tema
irá ligado a la cuestión del "ser", pero desdoblándose en dos ámbitos: uno físico
referido a la realidad sensorial, y otro metafísico referido en este caso a un tipo de
realidad que está más allá del puro ámbito físico de la percepción, y que encuentra
su culminación en el Zeos. Aristóteles al igual que Platón, consideraba que el hombre
es un compuesto de alma y cuerpo. Para Aristóteles ambos constituyen una unidad
sustancial de materia (cuerpo) y forma (alma).
Sus obra fundamental suele dividirse en dos: EXOTÉRICOS: escritos en forma de
diálogo dirigidos al gran público y de los que apenas se conservan fragmentos.
ACROMÁTICOS: escritos de manera sistemática y destinados a sus discípulos de
Liceo. A este grupo pertenecen sus obras más conocidas. Física, Metafísica, Ética a
Nicómaco y Política.
Se atribuye a Aristóteles una posición realista moderada que coincide en gran parte
con el conceptualismo, pero en rigor, se trata de una simplificación y quizá también
de una interpretación aristotélico-tomista de la posición aristotélica original. a
palabra 'metafísica' fue consecuencia de una denominación espacial que Andrónico
de Rodas hiciera de la obra de Aristóteles en el siglo I. Esta designación
exclusivamente clasificadora tuvo más tarde un significado más profundo, pues con
los estudios que son objeto de la filosofía primera se constituye un saber que aspira
a penetrar en lo que está situado más allá o detrás del ser físico en cuanto a tal.
NATURALEZA (PHYSIS). Aristóteles distingue entre:
 seres naturales: tienen el movimiento por sí mismos.
 seres fabricados: tienen el movimiento en tanto que recibido de fuera.
Por ello sostiene que lo característico de todos los seres naturales es que se mueven,
se desarrollan, se transforman, en función de una “fuerza interna”. Por tanto, la
naturaleza, (physis) es el principio del movimiento y del cambio. La noción de physis
es importante en todos los filósofos griegos, pero fue Aristóteles quien con más
detalle la estudió. Podemos afirmar que toda su filosofía gira en torno a este
concepto, del mismo modo que la platónica lo hace en torno a la concepción de las
Ideas.
Aristóteles expone sus reflexiones éticas en la "Ética a Nicómaco",
fundamentalmente. Sus otras dos obras sobre el tema son la "Ética a Eudemo", que
recoge elementos de la reflexión aristotélica de su período de juventud y, por lo
tanto, anteriores a la teoría de la sustancia, por lo que contienen algunos vestigios
de platonismo; y la "Gran Moral", en la que se resumen las ideas fundamentales de
la "Ética a Nicómaco", por lo que lo que coincide con el Aristóteles de la madurez;
ninguna de ellas aporta, pues, algo distinto a lo expuesto en la "Ética a Nicómaco"
(en la "Ética a Eudemo", por ejemplo, se repiten textualmente cuatro de los libros
de la "nicomáquea").
La ética de Platón, al igual que la socrática, identificaba el bien con el conocimiento,
caracterizándose por un marcado intelectualismo. Por naturaleza el hombre tiende
a buscar el bien, por lo que bastaría conocerlo para obrar correctamente; el
problema es que el hombre desconoce el bien, y toma por bueno lo que le parece
bueno y no lo que realmente es bueno. De ahí que Platón en la República, en la
explicación del mito de la caverna, insista en que la Idea del Bien debe
necesariamente conocerla quien quiera proceder sabiamente tanto en su vida
privada como en su vida pública, una Idea de Bien que es única y la misma para todos
los hombres. Para Aristóteles, sin embargo, en consonancia con su rechazo de la
subsistencia de las formas, no es posible afirmar la existencia del "bien en sí", de un
único tipo de bien: del mismo modo que el ser se dice de muchas maneras, habrá
también muchos tipos de bienes.
El Estado es una asociación y como tal para que su funcionamiento sea eficiente, la
comunidad política debe necesariamente abrazarlo todo, o no abrazar nada. El suelo,
por lo menos debe ser necesariamente común, porque la unidad del lugar lleva
consigo la unidad de la ciudad. Platón sostiene que debe existir una comunidad de
hijos, mujeres y bienes, pero lo que es común al mayor número, es de hecho, objeto
de menor cuidado, ya que siempre uno se ocupa más de las cosas propias, que de
las comunes. Dos son las cosas que mueven al hombre a hacer algo, el sentirlo propio
y el sentirlo único, si el hombre no siente ninguna de éstas, no se ocupa de las cosas
porque piensa que otro puede hacerlas. También sostiene Platón que el ideal
supremo de una ciudad, es su unidad absoluta, lo que también es criticado por
Aristóteles, quien alega que de ésa manera, ya no habría más ciudad "El bien para
cada cosa es lo que asegura su existencia"(pág. 69).No es posible que en una
comunidad manden todos a la vez, por lo que lo mejor sería la continuidad de oficios,
incluso en la comunidad política, sería conveniente que siempre estuvieran los
mismos en el mando. Para Aristóteles, esto no puede ser, ya que los ciudadanos son
naturalmente todos iguales, por lo que todos deben tener igualmente el poder;
según esta idea, el régimen que más se acomoda, es aquel en el que los gobernantes
se retiran del poder en el que han sido desiguales, por turnos. Otra cuestión, es si
debe o no admitirse la comunidad de bienes, y buscar la forma de organizar la
propiedad, de alguna de esas maneras. Para Aristóteles, el mejor sistema es el que
regía en ese momento, donde la propiedad es común, pero individual, estaba
distribuida para que cada uno se ocupara de la suya, obteniendo siempre así el
mayor beneficio. Ayudar es el mayor placer, pero no lo es sin propiedad privada, por
eso el mejor sistema, es el de la propiedad privada con uso común, ya que nada se
puede hacer si se unifica la ciudad; sin duda debe haber ente la familia y la ciudad
una unidad, pero no absoluta, el modo de atraer a la comunidad y a la unión del
Estado, es mediante la educación.
Es considerado unánimemente como el fundador de la filosofía moderna,
independientemente de sus grandes aportaciones a las matemáticas y a la física.
René Descartes afirmaba que el sujeto pensante puede dudar de todo menos de que
está pensando. Al situar la verdad en la propia mente del individuo, el filósofo abrió
las puertas al subjetivismo. También señaló que la naturaleza carece de propiedades
y sentido propio. Su destino es el de ser utilizada en provecho del hombre. De ahí su
defensa de la filosofía práctica, cuyo fin es convertirnos en dueños y señores de la
naturaleza, como proclama su gran obra, Discurso del método.

Ruptura con Santo Tomás. Sin duda, fue el profeta del desarrollo tecnológico y el que
anunció de alguna forma el advenimiento de la Revolución Industrial y la
consiguiente explotación de la naturaleza, que tuvo su máxima expresión en el
colonialismo europeo. En el Discurso del método, el filósofo arremetió también
contra la escolástica que se enseñaba en las universidades, lo que equivalía a romper
con el pensamiento de Santo Tomás de Aquino, hasta entonces una personalidad
intocable en el mundo académico. Proceso matemático. El objetivo de su
pensamiento era tratar de desterrar el silogismo aristotélico empleado durante toda
la Edad Media. Descartes sabía que eso podía acarrearle problemas similares a los
que tuvo Galileo con la Iglesia cuando apoyó la teoría heliocéntrica de Copérnico,
que establecía que la Tierra y los demás planetas giraban alrededor del Sol. En un
intento para evitar ser anatemizado, el filósofo camufló parcialmente la novedad de
sus ideas, que a la postre supondrían una verdadera revolución para la teología y la
filosofía. Mente y cuerpo, divididos. Lo esencial de su pensamiento es que centra la
base del conocimiento en la “cosa pensante” o “res cogitans”, una idea que se
plasma en su famosa frase “pienso, luego existo”. Postuló que mente y cuerpo son
las dos sustancias de las que se compone el mundo. Por lo que se refiere a la idea de
Dios, el filósofo afirmó que el simple hecho de pensar en su existencia es la prueba
de que existe. Descartes redujo la verdad sobre la ciencia y el hombre a dos
conceptos básicos: razón y cálculo. Pero fue incapaz de desarrollar un método capaz
de comprender al hombre como una totalidad.
La actitud del idealismo propone la afirmación de la existencia del yo pensante; y
que todo pensamiento garantiza la existencia del yo que piensa. Como consecuencia,
los objetos del pensamiento se convierten en problemas. Para poder salir del si
mismo, Descartes distingue una idea entre los pensamientos, que garantiza que el
objeto pensado existe: es la idea de Dios. La actitud idealista lleva en primer lugar a
la filosofía a una reflexión lógica y psicológica sobre los pensamientos y sus objetos.
Los pensamientos sobre los objetos son conocimientos de ellos, por lo tanto esta
postura tiene que comenzar con una teoría del conocimiento. Esta teoría podrá ser
principalmente psicológica, o sea, teniendo en cuenta a los pensamientos como
vivencias o podrá ser una teoría lógica, que se fijará en los pensamientos como
enunciados del objeto. Todos los filósofos del idealismo sintieron la necesidad de
anteponer una teoría del conocimiento, estableciendo sus orígenes, sus alcances,
sus límites y sus posibilidades, antes de tratar el tema metafísico. John Locke, por
ejemplo, hace una teoría del conocimiento en su “Tratado sobre el entendimiento
humano”, donde estudia el origen de las ideas y de los pensamientos; donde se
ocupa de si las ideas corresponden a realidades o impresiones efectivas y de cómo
las ideas complejas derivan de las simples; y otros filósofos ingleses también hacen
lo mismo.
Los pensadores empiristas todos coinciden en la tesis según la cual nuestros
pensamientos ideas concepto y conocimientos provienen de la experiencia. Tomas
Hobbes cree en la capacidad de estimular el placer a través de los sentidos, no acepta
otra experiencia que lo sensitivo y piensan que no hay nada en el espíritu que no
haya pasado antes por lo sensitivo.
Para estos pensadores la experiencia es de lo particular, no de lo general, pero en la
forma en que se repiten experiencias, da lugar a un proceso de abstracción, la
experiencia deja marca en la memoria. Esto delimita una suerte de forma de
esquema que se convierte en una idea general en la que se asocia una palabra. La
huella del esquema se convierte en la representación mental (la idea) en conjunto a
la palabra.
El concepto básico de – sustancia -, en Aristóteles la sustancia se compone de
materia que particulariza, y aporta los rasgos contingentes. Y forma los que es
general, esencial a los caracteres necesarios. La identidad real del individuo es un
compuesto de esta naturaleza, solo hay una ciencia de lo general, el conocimiento
consiste en disociar la forma de la materia por una operación intelectual del espíritu.
Así llegamos a la conclusión clara y distinta que dice Aristóteles de que lo que es la
sustancia pensante y lo que es la sustancia extensa. La idea de la materia y la idea
del espíritu están en nosotros son innatas. El todo de este proceso de conocimiento
se desarrolla a priori, de la experiencia sensible.
Por otra parte los empiristas ingleses atacan la idea de sustancia, de las ideas innatas
y de la intuición intelectual a priori de la esencia de las cosas. John Locke reduce la
idea de sustancia a – algo indeterminado – que no podemos conocer. Conocemos a
través de las percepciones, estas percepciones son del mundo exterior de cosas
independientes, no tenemos entrada directa a ese algo en sí. La esencia de ese algo
que forma la sustancia de lo real, no está impresa en nuestro entender. No hay idea
innatas el espíritu es una tabla sin escribir, o un espejo en la que se imprimen las
experiencias sensibles o perceptivas dice Locke.
Thomas Hobbes es el materialista más radical entre los empirista, solo se basa en la
experiencia externa y toma una visión mecanicista de lo real. El niega la existencia
de una sustancia espiritual y critica, no niega la percepción de una actividad del
pensamiento, pero no quiere deducir de ello la existencia de una sustancia espiritual,
piensa que el pensamiento es la actividad particular de un cuerpo que piensa, por lo
tanto sigue siendo oscura a la reflexión y a la introspección. El pensamiento se
manifiesta así como un fenómeno de la materia que no se puede conocer de forma
inmediata y a priori en su realidad propia.
La filosofía política de Hobbes excluye el ejercicio arbitrario y abusivo del poder,
porque lo vuelve contradictorio con la razón de su institución. Este poder pervertido
se debilita, pues engendra en la sociedad resistencias. Debilitado desde dentro. El
leviatán corre el riesgo de ser destruido y conquistado desde el exterior por otro
Leviatán (otro ESTADO-NACION), por lo tanto el príncipe injusto deteriora su cuerpo
político y se condena a sí mismo.
Berkeley tiene un concepto del empirismo en contradicción con las ideas de Hobbes
y termina en un inmaterialismo. Siguiendo la tesis empirista por la cual accedemos a
las percepciones, deduce de ello que no podemos hablar de una realidad sustancial
exterior, que existiría aun si no la percibiéramos y seria la fuente de las percepciones.
En el tiempo, Locke está entre Hobbes y Berkeley tiene una posición intermedia, que
es también su concepción del mundo que no es materialista ni inmaterialita. No
descree de la legítima existencia de un mundo exterior real, hace de él un conjunto
de sustancias indeterminadas, inaccesible. Parte del principio empirista del cual no
conocemos nada si no es atreves (la precepción, hace una distinción entre esencia
fenomenal o nominal de las cosas y la esencia real inaccesible. La esencia fenomenal
es el conjunto de lo perceptible, y que parecen conectadas, de manera que su
presencia sirve como criterio de identidad, reconocimiento, que permite dar un
nombre a una cosa o negárselo.
Los pensadores ingleses afirman, la fiabilidad de las matemáticas, y sobre todo de la
experiencia y de la experimentación. Se piensa que la experiencia es la única fuente
de verdad y de saber y según algunos, la única fuente del pensamiento mismo. Por
eso se habla del empirismo que se opone al racionalismo continental
particularmente al francés y, más tarde al idealismo alemán. El empirismo pretende
extraerlo todo de la experiencia y por tanto, del mundo exterior, el racionalismo lo
busca todo en la razón y su capacidad de introspección, de análisis reflexivo y de
deducción.
El racionalismo (del latín, ratio, razón) es una corriente filosófica que apareció en
Francia en el siglo XVII, formulada por René Descartes, que se complementa con el
empirismo, y que es el sistema de pensamiento que acentúa el papel de la razón en
la adquisición del conocimiento, en contraste con el empirismo, que resalta el papel
de la experiencia sobre todo el sentido de la percepción.
El racionalismo ha aparecido de distintas formas desde las primeras etapas de la
filosofía occidental, pero se identifica ante todo con la tradición que proviene del
filósofo y científico francés del siglo XVII René Descartes, quien creía que la
geometría representaba el ideal de todas las ciencias y también de la filosofía.
Mantenía que sólo por medio de la razón se podían descubrir ciertas verdades
universales, evidentes en sí, de las que es posible deducir el resto de contenidos de
la filosofía y de las ciencias. Manifestaba que estas verdades evidentes en sí eran
innatas, no derivadas de la experiencia. Este tipo de racionalismo fue desarrollado
por otros filósofos europeos, como el holandés Baruch Spinoza y el pensador y
matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibniz. Se opusieron a ella los empiristas
británicos, como John Locke y David Hume, que creían que todas las ideas procedían
de los sentidos.
El racionalismo epistemológico ha sido aplicado a otros campos de la investigación
filosófica. El racionalismo en ética es la afirmación de que ciertas ideas morales
primarias son innatas en la especie humana y que tales principios morales son
evidentes en sí a la facultad racional. El racionalismo en la filosofía de la religión
afirma que los principios fundamentales de la religión son innatos o evidentes en sí
y que la revelación no es necesaria, como en el deísmo. Desde finales del siglo XIX,
el racionalismo ha jugado sobre todo un papel antirreligioso en la teología.
Es una corriente filosófica europea que posteriormente fue subdividida por los
historiadores, quizás en forma arbitraria, en dos bloques antagónicos: racionalismo
y empirismo. Comprende todo el siglo XVII y es un largo e intenso epígono metafísico
a los grandes progresos de la ciencia del Renacimiento. En él la filosofía adopta el
paradigma matemático de la geometría y el paradigma experimental de la física,
oponiéndose tanto al escepticismo pirrónico como al formalismo escolástico. Sus
características principales son:
 Confianza en el poder de la razón.
 Postulación de las ideas innatas.
 Utilización del método lógico-matemático para explicar los razonamientos del
empírico y confirmarlos cuando ello es posible.
El conocimiento de la razón y el conocimiento de la fe no pueden últimamente
oponerse, aunque a menudo están en una relación mutua conflictiva. El
conocimiento de la razón se refiere al conocimiento general de la realidad, que se
puede adquirir independientemente de la fe. El conocimiento de la fe se refiere a un
conocimiento para el cual hay que recurrir al auto comunicación de Dios. El
conocimiento de la razón dice una relación ante todo negativa al conocimiento dé la
fe. No puede ni demostrar la fe, ni refutarla, ni hacerla comprensible. , Por eso la
razón no tiene respecto a la fe una función de apoyo, sino más bien una función de
filtro. Con esto se quiere decir, expuesto negativamente, que no se puede creer nada
que contradiga a una razón que mantiene justificadamente su-autonomía. Esa razón
crítica preserva a la fe de la superstición. -Y en esa razón está interesada la fe en
atención a sí misma. Se puede afirmar absolutamente que la fe fomenta la
independencia` de la razón y que se opone a la razón (con argumentos de razón)
cuando ésta contraviene sus propias leyes (lo que, por supuesto, no es, ninguna
prueba de la verdad dé la fe).
Los filósofos racionalistas le otorgan un valor extremo a la razón entendida como la
única facultad susceptible de alcanzar la verdad. Sólo tienen validez científica
aquellos conocimientos derivados de la razón con independencia de la experiencia.
Siguiendo la tradición abierta por Platón, para el cual el conocimiento verdadero
podía ser alcanzado a través del recuerdo, al estar las Ideas de algún modo
"presentes" en el alma humana, los racionalistas afirman que la conciencia posee
ciertos contenidos o ideas en las que se encuentra asentada la verdad. La mente
humana no es un receptáculo vacío, ni una "tabla rasa" como defendieron los
empiristas, sino que posee naturalmente un número determinado de ideas innatas
o naturalezas simples (como las denomina Descartes) a partir de las cuales se
vertebra y fundamenta deductivamente todo el edificio del conocimiento. La
característica fundamental de tales ideas es su simplicidad, claridad y distinción, es
decir, la evidencia. En Descartes las ideas innatas y en particular la idea de Dios
garantizan y son los pilares desde los que reconstruir con plena certeza todos los
saberes, desde la física hasta la metafísica. La utilidad del método estriba no sólo en
escapar del error, sino que persigue una intención clara: la unificación de las ciencias
e incluso la creación de una "Mathesis Universalis" o ciencia cierta de carácter
universal que pudiera utilizar un lenguaje simbólico matemático con el que analizar
y reducir a lo simple (y cierto) toda proposición compleja de la ciencia, incluida la
filosofía y la moral. Por substancia entienden los racionalistas "aquello que existe de
tal manera que no necesita de ninguna otra cosa para existir" (Descartes). Ahora
bien, no todos estos filósofos admitieron el mismo número de ellas ni le otorgaron
las mismas características. Descartes afirmó la existencia de tres substancias
distintas (res infinita o Dios, res cogitans o pensamiento y res extensa o substancias
corpóreas), lo cual le condujo al establecimiento de un acusado dualismo que
escindió la realidad en dos ámbitos heterogéneos (lo corporal o material y lo
espiritual) irreconciliables entre sí y regidos por leyes absolutamente divergentes
(leyes mecánicas para el mundo físico).
El racionalismo entonces, es la absolutización de la razón, y se da con mucha fuerza
en la época moderna, aunque no surgió en este período, porque desde mucho antes,
se habían dado intentos en torno a la razón frente a los hechos de la experiencia.
Esta corriente se caracteriza por lo real, por los conceptos o sistemas mentales y a la
explicación de la ciencia en términos lógicos. Al hombre se le presenta como animal
pensante, con dignidad y atributos de persona. Más tarde llegan Plotino y
posteriormente San Agustín, quienes tienen una forma más distinta de racionalismo.
El primero coloca el mundo de las ideas en el Nus cósmico, o sea Espíritu del
Universo. Las ideas ya no son un reino de esencias existentes por sí, sino un auto
despliegue del Nus, y nuestro espíritu es una emanación de este Espíritu Cósmico:
"La parte racional de nuestra alma es alimentada e iluminada continuamente desde
arriba." El racionalismo entiende la vuelta al sujeto como una vuelta a la razón, al
tiempo que como una desvirtuarían de la sensibilidad. Conocemos ya la duda
sistemática de Descartes, que a través de una crítica radical a la experiencia sensible,
conduce a las últimas condiciones indudables de todo conocimiento en el sujeto.
Esas condiciones de las que depende todo conocimiento, son las ideas o principios
de la razón.
Por idealismo podemos entender fundamentalmente dos cosas: un idealismo de los
ideales y un idealismo de las ideas. El idealismo de las ideas posee una índole más
filosófica que el anterior, y hace referencia a toda doctrina que afirma que el sujeto
(la conciencia, el "yo", la mente, o el espíritu) es el punto de partida y el origen de
toda reflexión sobre el mundo. Esto quiere decir que la realidad no es conocida por
sí misma y que conocer no es adecuar el pensamiento a las cosas, a lo "dado". Antes
bien, es la propia realidad la que ha de inferirse de las "ideas" y representaciones
que tenemos sobre ella. Es el sujeto es punto de partida. El idealismo de las ideas
afecta, por lo tanto, tanto a aspectos gnoseológicos (pregunta por el conocimiento,
su origen y sus límites) como metafísicos (pregunta por el "ser" de aquello que
conocemos). Lo que sea el ser va a identificarse con lo que auténticamente puedo
conocer de él. El ser es lo cognoscible con evidencia y se identifica con lo dado o
contenido en la conciencia, aunque esto no implica necesariamente que todo
idealismo reduzca el ser a un contenido de conciencia o que postule que el sujeto.
Si la conciencia o el sujeto se consideran como algo real o como una entidad psíquica
e individual, nos hallamos frente a un idealismo subjetivo o psicológico. Es la
conciencia individual la dadora de ser, y éste último se reduce a lo percibido por mí.
La entidad del ser es psicológica al igual que la actividad de la conciencia. Dentro del
idealismo subjetivo podemos encuadrar tres corrientes:
 El idealismo del filósofo empirista G. Berkeley (1685-1753):. El ser de las
"cosas" se agota en su ser percibido, es decir: identifica "ser" con "ser
percibido"
 La rehabilitación por parte del empiriocriticismo del idealismo de Berkeley,
representado por la filosofía de Avenarius.
 La filosofía gnoseológica de la inmanencia desarrollada desde finales del siglo
XIX, cuyos máximos exponentes serían Wilhelm Cupe, Max Kaufmann,
Schubert-Soldern, Martin Keibel e incluso el propio Mach y Avenarius.
El idealismo trascendental de Kant (1724-1804), para el que el conocimiento es fruto
de una síntesis entre lo dado al sujeto cognoscente (un material desordenado y
caótico) y lo aportado o "puesto" por ese mismo sujeto en el acto de conocer: ciertos
esquemas previos (formas puras a priori), a través de los cuales se organiza y
estructura ese material. La universalidad y necesidad de las leyes que observamos
en las matemáticas, la lógica y en la naturaleza provienen de la estructura
cognoscitiva del sujeto. Es el sujeto el que impone sus leyes, no la realidad exterior.
El término "idealismo" tiene distintos significados. Desde el punto de vista metafísico
es la creencia en que el fundamento de la realidad es de índole espiritual o sea de
poderes ideales; y desde el enfoque epistemológico es la postura que sostiene que
no existen cosas reales fuera de la conciencia. O sea que al eliminar la existencia de
todos los objetos, quedan solamente como objetos reales los contenidos de la
conciencia (representaciones, imágenes, sentimientos, etc.) y los objetos ideales (la
lógica y la matemática).
El idealismo de Berkely tiene base metafísica y teológica, característica que no
aparece en las nuevas formas de idealismo subjetivo como por ejemplo, el
empiriocriticismo de Avenarus y Mach, que creen nada más que en las sensaciones,
y la filosofía de la inmanencia de Schupe y de Schubert-Soldern, que proponen que
todo es inmanente a la conciencia. En el caso de este último lo único existente es la
conciencia cognoscente.
En cuanto al idealismo objetivo o lógico es diferente, porque parte de la conciencia
objetiva de la ciencia, cuyo contenido es una suma de juicios lógicamente ideales,
elementos lógicos, que distinguen lo dado en la percepción de la percepción misma
y consideran al objeto como nacido del pensamiento, un producto del pensamiento,
un concepto, un ser lógico ideal, postura que es denominada panlogismo.
Con la inmanencia, intentan probar que la tesis del realismo es lógicamente absurda;
sin embargo, la tesis del idealismo tampoco es consistente, porque se puede decir
que el objeto que pensamos es un contenido de la conciencia pero no que el objeto
sea idéntico a este contenido, sino que es una representación o un concepto que se
refiere al objeto, que por lo tanto sigue siendo independiente de la conciencia.

También podría gustarte