Está en la página 1de 6

Exégesis bíblica del capítulo 13 del libro de Daniel: Susana y el juicio de Daniel

Panorama general del libro

El libro de Daniel es clasificado por la tradición cristiana como un libro profético, sin
embargo en la tradición hebrea no entra dentro de esa clasificación y queda dentro del
conjunto llamado “Escritos”. Las Biblias griega y latina vuelven a colocarlo entre los
profetas y le añaden algunas partes deuterocanónicas evidentemente escritas en griego,
recordando que para la tradición hebrea no era aceptable colocar un escrito canónico si
su lengua era el griego, lo que se añadió fue lo siguiente: el Salmo de Azarías y el
Cántico de los tres jóvenes, Dan3, 24-90, la historia de Susana, donde brilla el candor
clarividente del joven Daniel, las historias de Bel y de la serpiente sagrada que son
sátiras de la idolatría.

Posee una variedad de géneros literario como: profecía, apocalíptica, historia, ficción,
interpretación de la historia y de corte sapiencial. Tiene textos en las tres lenguas
bíblicas. El libro consta de catorce capítulos los cuales están organizados en tres partes
en las que se pueden percibir características muy propias, la división es la siguiente:
capítulo uno al seis primera parte, capítulos del siete al doce segunda parte y la última
serán los capítulos trece y catorce.

“Las dos partes principales del libro se sitúan en ámbitos sociales y en perspectivas
teológicas distintas” (Asurmendi J.), con esto se deduce que el libro fue compuesto por
una diversidad de autores en diversas épocas, así los primeros seis capítulos se ubican
probablemente antes, en la primera fase de la época helenística, aunque utilizando
narraciones y elementos literarios anteriores, de la época persa, las visiones en tiempos
de la guerra macabea.

Susana, los viejos y el joven Daniel

La historia de Susana se compuso en el siglo I a.C. y se incluyó como una interpolación


apócrifa al Libro de Daniel, ya que está escrito en griego (aunque los comentaristas
dicen que su origen pudo haber sido en hebreo).

Hay dos versiones de este capítulo la de los LXX que se basa en el texto antiguo y la de
un judío llamado Teodoción que es una versión tardía y mucho más pintoresco e
ilustrativo.
Nunca se creyó que este relato fuera de inspiración divina y por eso fue
excluido del canon de la Biblia judía. Según Lacocque, existe otra
explicación para esta exclusión y es que los rabinos consideraron
condenable la perversión de los supuestos venerables jueces que con su
conducta desacreditaban al pueblo hebreo. Por lo tanto, amparándose en
esas dudas sobre la veracidad del relato decidieron quitarla del canon.
Sin embargo, los Padres de la Iglesia y los apologistas cristianos de los
primeros siglos, tales como Orígenes, Ireneo de Lyon , Hipólito de
Roma, Cipriano de Cartago, o Cirilo de Jerusalén, defendieron la
canonicidad de la historia de Susana. Finalmente, Jerónimo de Estridón
la incluyó al final del Libro de Daniel en la Vulgata, convirtiéndose así
en uno de los documentos deuterocanónicos (Walker M.)

El libro se ubica dentro del mismo estilo de los primeros seis capítulos es decir ficticio y
eventualmente legendario. Es considerado como un texto edificante. El resumen de la
historia se detalla aquí:

En Babilonia vivía un hombre llamado Joaquín, el cual estaba casado con una mujer
muy hermosa y temerosa de Dios llamada Susana. Joaquín era un rico burgués y tenía
una casa muy grande con un jardín. Como miembro respetable se su comunidad,
muchos judíos se congregaban en su casa.

Entre los judíos que visitaban la casa de Joaquín había dos viejos jueces. Cuando las
visitas salían de la casa de Joaquín, su esposa, Susana, salía a pasear al jardín.
Viéndola todos los días salir, los viejos empezaron a desearla. Al principio ninguno de
los dos sabía de los deseos secretos del otro, hasta que un día cuando ambos se habían
despedido ya se volvieron a encontrar cuando regresaban a la casa de Joaquín para
espiar a Susana. Ambos confesaron sus deseos lujuriosos y se pusieron de acuerdo
para buscar una ocasión para que ambos pudieran estar solos con la joven judía. Un
día Susana salió al jardín como de costumbre sin sospechar que los viejos se habían
escondido en su jardín para espiarla.

Como el día era muy caluroso, Susana decidió darse un baño y envió a sus sirvientas a
que le trajeran aceite y jabón y les ordenó que cerraran la puerta del jardín. Cuando
las sirvientas salieron, los viejos salieron de su escondite y acosaron a la joven
diciendo que si no se doblegaba a sus deseos lujuriosos ambos testificarían en contra
de ella diciendo que había sido infiel a su marido con un joven. Susana se negó y los
viejos la llevaron a juicio testificando en contra de ella como había dicho. Los viejos
jueces la condenaron a ser lapidada. Mientras iba camino de su castigo, Susana le
pidió ayuda a Dios.

El joven Daniel los detuvo a todos diciendo que Susana era inocente. Después de
hablar con los viejos, Daniel descubrió que estaban mintiendo y al final fueron ellos los
condenados a muerte.

La historia se desarrolla en un contexto babilónico, dentro de una familia judía que ha


conservado las tradiciones de sus padres, está acomodada y goza de prestigio dentro de
la sociedad, a pesar de ser tierra de destierro.

El nombre de la protagonista tiene una etimología que se convirtió en el símbolo de la


castidad porque su nombre, en hebreo, significa hija de los lirios. Esta asociación, junto
con su presencia en el jardín, puede relacionar a Susana con deidades femeninas
orientales de la fertilidad y el reino vegetal, tales como Ceres o Deméter, o con deidades
occidentales como Flora o Pomona.

Si bien, es oportuno señalar que asumir sin reservas como un hecho el carácter
mitológico de este documento, resulta sumamente anticipado, en vista de la falta de
estudios detallados al respecto, y debido a que, aparte de los escritos bíblicos, se ignora
los detalles de los hechos históricos vividos por las comunidades judías en el exilio.

En tanto los exégetas se animan a intentar dilucidar posibles relaciones contextuales de


este interesante documento con hechos mitológicos, o bien, historiográficos,
subyacentes al mismo, la Historia de Susana podría representar, por una parte, el relato
de hechos que eran muy frecuentes y habituales entre las sociedades y contextos
geográficos e históricos de todo el Mundo Antiguo; y, por otra, un clarísimo ejemplo de
la penetración de sincretismos de tipo religioso en los contextos bíblicos, y en la
mentalidad del pueblo de Israel, el pueblo que, de acuerdo con la historia, se diera a la
tarea de redactar la Biblia.

La casa de Joaquín y la hermosa Susana era punto de encuentro para el pueblo, ahí se
hacían juicios, se tomaban decisiones, se hacían fiestas; mucha gente acudía y conocía a
Susana de antemano; hasta que salen a escena los dos ancianos jueces del pueblo cuyos
corazones ya habían abandonado a Dios y su justicia.
La perversión de esos dos ancianos había sido ocasionada por sus deseos sexuales y
probablemente afectivos, eran personas inmaduras, impulsivas e inestables; tenían una
patología que los llevaba a abusar de las mujeres de su pueblo como lo refiere el texto
más adelante “…así tratabas a las mujeres israelitas, ellas por miedo se acostaban con
ustedes…”, para ellos no era necesario usar la violencia para violentar a las mujeres;
cometían un pecado mayor abusaban de su autoridad moral y legislativa para cometer
sus delitos.

La pasión y la morbosidad de estos viejos era enfermiza, diariamente se quedaban a


espiar a Susana. Son personas con ausencia de valores y estabilidad emocional que
tienen una personalidad difícil de definir. Tenían una cara ante los varones del pueblo
con manifestaciones de amabilidad, justicia, conciliación, pero el objetivo apunta
siempre a lo mismo: el sometimiento. Para ellos su 'amada o amado' "tiene que aceptar a
no oponerse a sus deseos".

Hasta que se les presentó el momento de ser acosadores pasivos a activos, mientras
acechaban a Susana mientras se bañaba, ellos se acercan, le exponen sus deseos y
utilizando la manipulación y la amenaza quieren que Susana se entregue a ellos. Es un
episodio tan denigrante y enfermo en cuanto a la conducta de los jueces que no les basta
con sus delitos acumulados sino que están dispuestos a usar la mentira e incluso el
asesinato para continuar con su vida de abusos. Susana se encuentra frente a una
elección eminentemente trágica, y escoge, como sabemos, la virtud y la muerte.

Sin embargo Susana a pesar del miedo los enfrenta, grita, pide auxilio; se ocasiona un
lío confuso porque ellos también gritan; inventan una calumnia que lleva a Susana a
comparecer ante el pueblo como una adultera.

Los jueces dan su versión, a ella ni siquiera le dan la palabra (por ser mujer), pero ella
confía en Dios y es capaz de levantar la mirada al cielo a pesar de todo lo que ha tenido
que pasar:

- Acoso de los ancianos


- Calumnias
- Poner en duda su honestidad y la fidelidad a su esposo
- Abandono de su esposo, ya que él tampoco dio la cara en ningún momento
- Ser expuesta ante toda la comunidad
- Ser condenada por delitos que no cometió

Susana no esperó nada de su familia, del pueblo, de su esposo; sólo confío en el Dios de
sus padres, en el Señor y con mucha valentía después de haber sido condenada a muerte
grito: «Dios eterno, tú que conoces los secretos, tú que conoces todas las cosas antes
que sucedan, tú sabes que ellos han levantado contra mí un falso testimonio. Yo voy a
morir sin haber hecho nada de todo lo que su malicia ha tramado contra mí» (Dn 13, 42-
43).

A “la casta Susana” no le creyó su pueblo a quien conocían que era recta y honesta. No
la defendió un marido que sabía de su fidelidad y de su amor; la condenaron dos
hombres enfermos que hicieron uso de su poder al no lograr su objetivo de violentarla;
Susana no fue como otras mujeres que por miedo fueron lastimadas. Susana denuncia
los abusos sobre su género, se vuelve la voz de aquellas mujeres sin voz, no para que la
escuchen los demás sino el Señor compasivo y misericordioso que atiende aquellos que
sufren.

La enseñanza moral de esta historia se centra en la elección de Susana de respetar a


Dios antes que acomodarse al influjo de los malos por temor a perder todos sus
privilegios como una dama noble, rica y acomodada. Y busca contrastar, por otra parte,
la conducta perversa y corrupta de dos ancianos jueces prestigiados, con la sabiduría e
inteligencia, candor e ingenuidad de un tierno jovencito, hacer un gran elogio a las
virtudes de los más jovencitos, e ilustrar la idea de que Dios socorre a los justos que
prefieren sufrir a manos de los malos antes que ofenderlo a él.

El final del libro aparentemente es agradable porque ante la intervención del joven
Daniel, Susana es liberada de las calumnias de los ancianos y ellos son ejecutados; sin
embargo al autor menciona que todos daban gracias a Dios, pero no porque se hubiera
desenmascarado a los jueces corruptos y pervertidos, sino por la sabiduría del joven que
sin su participación la historia hubiera terminado en tragedia; pero hay algo que tener en
claro que se desenmascaró a los viejos por la valentía de Susana que los enfrentó y que
dijo no, Daniel fue el instrumento de Dios para que todo se desvelara; pero el autor
decepciona aún más al lector atento, añade que los padres de Susana, Joaquín y sus
parientes agradecían de que Susana no hubiera hecho nada deshonroso. Ellos que nunca
aparecieron en el juicio para dar la cara por Susana como lo hizo Daniel, aparecen al
final sólo para dar a entender que sí habían puesto en duda la reputación de uno de sus
seres queridos: su hija, su esposa, su prima, su vecina; alguien cercana, de una mujer
que siempre los había acogido en su casa, de una mujer que siempre se mostró entera.
Ella era la víctima, hoy día las mujeres siguen siendo víctimas no sólo de sus
acosadores, sino de todos aquellos que declaran o insinúan que la mujer provoca sus
desgracias.

Daniel desde ese día gozó de gran estima ante el pueblo, probablemente Susana quedó
estigmatizada para siempre, pero con la certeza de que el Señor la escucha, que la ama y
que está con ella siempre. Porque él fue el que le dio la fuerza para ser el instrumento
del cual se valió para terminar una historia de tragedia no sólo para ella sino para todas
las mujeres de Israel.

Bibliografía

Daniel y La Apocalíptica
Jesús M. Asurmendi
pp. 479-519

Introducción al Profetismo Bíblico


Verbo Divino
José Luis Sicre
Pp 478-482

SUSANA Y LOS VIEJOS


Mónica Ann WALKER VADILLO
University of Waterloo
Department of French Studies
mawalk01@ghis.ucm.es

https://es.scribd.com/doc/266571425/Historia-de-Susana-pdf

También podría gustarte