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Los ideales humanitarios inspiran todo el Derecho internacional de los conflictos armados
dado que sus normas limitan y reglamentan la violencia en los combates. El desarrollo de las
normas humanitarias en los conflictos armados en los tiempos modernos se debe en gran
parte a la labor realizada por el suizo Henry Dunant, creador de la Cruz Roja.
La Segunda Guerra mundial supuso una ruptura de muchos de los esquemas en que se basaba
el Derecho de guerra tradicional: nuevas armas, nuevos métodos y, sobre todo, el fenómeno
de los grupos civiles de resistencia. Pocos años después, el 12 de agosto de 1949, se adoptaron
en Ginebra cuatro importantes convenios que actualizan las normas humanitarias en los
conflictos armados. Los Convenios de Ginebra de 1949, consagraron la distinción fundamental
entre “conflicto armado internacional” y “conflicto armado sin carácter internacional”.
El derecho de los conflictos armados es parte del derecho internacional público; establece
normas referentes a los derechos y deberes de las partes beligerantes y a la protección de las
víctimas del combate, cualquiera que sea la causa del conflicto.
Los conflictos armados son las guerras libradas o batallas libradas, ya sea por países por
cuestión de intereses personales o por problemas familiares.
Su finalidad es aliviar, tanto como sea posible, las calamidades de la guerra. Tiende igualmente
a conciliar las necesidades militares impuestas por la situación táctica y el cumplimiento de
determinada misión, con las exigencias impuestas por principios de carácter humanitario.
Hace ya más de treinta años, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) presentó en la XXI
Conferencia Internacional de la Cruz Roja celebrada en Estambul1 un “Informe sobre la
reafirmación y el desarrollo de las leyes y costumbres aplicables en los conflictos armados”. El
propósito de ese Informe era identificar cuestiones jurídicas que, en opinión del CICR,
justificaran un nuevo esfuerzo de codificación del derecho internacional humanitario (DIH).
Como es bien sabido, casi un decenio después, se aprobaron los textos de los dos Protocolos
adicionales a los Convenios de Ginebra y se abrieron a la firma y ratificación. El Protocolo
adicional I, entre otras cosas, codificaba las reglas sobre la conducción de las hostilidades,
ampliaba la protección a ciertas categorías de personas y, entre las guerras comprendidas
dentro del ámbito de aplicación del conflicto armado internacional incluía las guerras de
liberación nacional. El Protocolo II, aunque previsto más ambiciosamente en sus comienzos,
profundizaba en las disposiciones del artículo 3 común a los Convenios de Ginebra y establecía
salvaguardias fundamentales que debían aplicarse en los conflictos armados no
internacionales.
En el tiempo transcurrido desde la presentación del Informe de 1969, el mundo ha sido testigo
de cambios drásticos en muchos frentes, particularmente el político, el económico y el social,
pero, lamentablemente, la realidad y, sobre todo, las consecuencias de los conflictos armados
no han cambiado. El sufrimiento humano, la muerte, la desfiguración, la destrucción y la
pérdida de la esperanza en el futuro siguen constituyendo, como siempre lo han sido, las
consecuencias inmediatas y a largo plazo de la guerra en las sociedades y los individuos que las
integran. Además de los conflictos armados internacionales y no internacionales, el mundo se
ha visto confrontado recientemente a un auge de los actos de terrorismo transnacional, que
plantea nuevamente ciertos dilemas acerca de la relación entre la seguridad estatal y la
protección del individuo. Este fenómeno ha llevado igualmente a que se reexamine la
adecuación del derecho internacional humanitario, de una manera que no se había visto desde
la iniciativa para complementar los Convenios de Ginebra mediante los dos Protocolos
adicionales.
Es cierto que las normas de DIH se violan, debido, entre otras causas, al stress, la violencia y la
ruptura del régimen social y jurídico internacional característico de los conflictos armados, al
desconocimiento, a la no aceptación de las normas, a la falta de disciplina y organización o a la
obediencia ciega y la impunidad, y que los medios de que se disponen para evitar este
incumplimiento pueden resultar débiles pero es importante destacar que no se trata de que
las normas sean inexistentes, inadecuadas o ineficaces, sino de la falta de voluntad de
aplicarlas por parte de los Estados y actores implicados. Queda probado que las normas de DIH
salvan vidas y protegen a las víctimas de la guerra y que los mecanismos de aplicación
existentes, aunque podrían ser mejorados, han resultado realmente eficaces.
Los actos de hostilidad no pueden ser realizados por cualquiera. En este punto, el D.I. ha
establecido tradicionalmente una distinción entre: a) combatientes, a quienes el D.I. faculta
para tomar parte en la lucha y realizar actos de hostilidad; se encuentran protegidos por las
leyes de la guerra y tienen derecho al trato de prisioneros de guerra si caen en poder del
enemigo, y b) población civil, que debe abstenerse de todo acto de hostilidad contra el
enemigo, pero que, por el hecho de no participar en la lucha, ha de ser respetada por el
enemigo, sin perjuicio de la represión penal a que haya lugar si hubiera cometido actos de
beligerancia, estando sujeta al castigo que el beligerante perjudicado decida en contra suya.
El órgano de las Naciones Unidas que se ocupa principalmente de promover y proteger los
derechos humanos es la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, establecida
en 1946 por el Consejo Económico y Social. La Comisión proporciona orientaciones sustantivas
generales, estudia problemas de derechos humanos, desarrolla y codifica nuevas normas
internacionales y vigila la observancia de los derechos humanos en todo el mundo. En su
calidad de principal órgano intergubernamental de formulación de políticas de derechos
humanos de las Naciones Unidas, la Comisión esta facultada para examinar la situación de los
derechos humanos en cualquier parte del mundo y la información proveniente de los Estados,
las organizaciones no gubernamentales y otras fuentes.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos es el funcionario de
las Naciones Unidas que desempeña un cometido más destacado en la esfera de los derechos
humanos. El Alto Comisionado, cuyo mandato es de cuatro años, tiene a su cargo numerosas
tareas, entre las que figuran las siguientes: promover y proteger el disfrute efectivo de todos
los derechos humanos de todas las personas, promover la cooperación internacional en pro de
los derechos humanos, estimular y coordinar las medidas sobre los derechos humanos en el
sistema de las Naciones Unidas y prestar asistencia para desarrollar nuevas normas de
derechos humanos y fomentar la ratificación de los tratados sobre derechos humanos.
Además, el Alto Comisionado tiene encomendada la tarea de responder a las violaciones
graves de los derechos humanos y de adoptar medidas para impedir violaciones.
La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos es el centre de coordinación de
las actividades de derechos humanos de las Naciones Unidas y desempeña las funciones de
secretaria de la Comisión de Derechos Humanos, los órganos creados en virtud de tratados
(comités de expertos que supervisan el cumplimiento de los tratados) y otros órganos de
derechos humanos de las Naciones Unidas. Además, realiza actividades en la esfera de los
derechos humanos y prestos servicios de asesoramiento y asistencia técnica.
Una de las prioridades del programa de derechos humanos de las Naciones Unidas es velar por
el disfrute de los derechos humanos en la práctica. En consecuencia, la Oficina del Alto
Comisionado para los Derechos Humanos esta realizando actividades en unos 30 países, en las
que participan mas de 200 funcionarios. Además de prestar asistencia técnica sobre el terreno,
suele desempeñar funciones de supervisión y protección, como la reunión de información, la
investigación de situaciones relacionadas con los derechos humanos y las denuncias de
violaciones, lo que permite que los gobiernos puedan adoptar medidas de corrección cuando
sea necesario.
Para las Naciones Unidas la educación es un derecho humano fundamental y uno de los
instrumentos más eficaces para promover los derechos humanos. La educación en materia de
derechos humanos, ya sea estructurada o no, tiene por objeto impulsar una cultura universal
de los derechos humanos mediante métodos de enseñanza innovadores, la difusión de
conocimientos y la modificación de actitudes.
El Decenio de las Naciones Unidas para la educación en la esfera de los derechos humanos
(1995-2004) tiene por objeto crear una mayor conciencia a nivel mundial sobre los derechos
humanos y fomentar una cultura universal al respecto. En su marco se ha conseguido que unos
40 países fomenten la educación en la esfera de los derechos humanos promoviéndolos en sus
programas escolares. Varios países ya han aprobado planes de acción nacionales y han
apoyado la participación de instituciones nacionales en esta esfera.
El derecho de guerra interviene en la parte del derecho internacional en donde trata de las
relaciones entre los estados que se encuentran en estado formal de guerra o llevando a cabo
hostilidades reales en una guerra no declarada; constituye un vasto cuerpo de normas
consuetudinarias y establecidas en los tratados. En su forma actual es, principalmente, un
resultado en el hecho y experiencias del siglo XIX entre el siglo XIX y la primera mitad del XX
ese derecho ha seguido un proceso de codificación parcial por medio de diversos
instrumentos, en especial las Convenciones de Ginebra y de La Haya. En el derecho
internacional limita en la parte del uso de métodos de guerra y el empleo de medios utilizados
en los conflictos, pero no determina si un país tiene derecho a recurrir a la fuerza, pues esto es
regulado por la carta de Naciones Unidas, este derecho refleja en los Convenios de Ginebra y
los Protocolos adicionales que tiene como objetivo principal la protección de las personas no
participantes en las hostilidades o que halla dejado de participara en el enfrentamiento. Ellos
pretenden evitar y limitar el sufrimiento de los humanos en tiempos de conflictos armados la
normas que ellos tiene es obligatorio tanto en el gobierno, los ejércitos participantes en el
conflicto como por los distintos grupos armados de oposición o cualquiera parte de
participante en el conflicto.
Los Derechos Humanos son prerrogativas que de acuerdo al Derecho Internacional, tiene la
persona frente al Estado para impedir que éste interfiera en el ejercicio de ciertos derechos
fundamentales, tales como Derechos Civiles, Políticos, Económicos y Sociales, o para obtener
del Estado la satisfacción de necesidades básicas y que son inherentes a todo ser humano por
el simple hecho de ser humano.
Ambos aspiran a proteger a las personas, pero las circunstancias y el modo en que se aplican
son diferentes. El derecho humanitario se aplica en situaciones de conflicto armado, mientras
que los derechos humanos, o al menos algunos de ellos, protegen a las personas en todo
momento, en tiempo de guerra y en tiempo de paz. El propósito del derecho humanitario es
proteger a las víctimas, procurando limitar los sufrimientos que causa la guerra, mientras que
los derechos humanos aspiran a proteger a las personas y promover su desarrollo.
Semejanza: Que la mayor parte de sus normas tienen como fin la protección de las personas
vulnerables en los conflictos armados y que esas normas sólo pueden cumplirse en la práctica
si se aplican a ambas partes.
Que el derecho humanitario y los derechos humanos, es que el primero no está formulado
como una serie de derechos, sino más bien como una serie de obligaciones que los
combatientes deben cumplir. Todas las personas protegidas serán tratadas por la Parte en
conflicto, en cuyo poder están, con las mismas consideraciones, sin distinción alguna
desfavorable".
Al derecho humanitario competen, principalmente, el trato debido a las personas que están en
poder de la parte adversaria y la conducción de las hostilidades. La principal finalidad de los
derechos humanos es impedir la arbitrariedad, limitando el dominio del Estado sobre los
individuos; no es su objeto regular la conducción de las operaciones militares.
Conocidas como Derecho de Ginebra o Derecho Humanitario propiamente dicho, incluyen los
cuatro Convenios de Ginebra suscritos el 12 de Agosto de 1949 y sus dos Protocolos
adicionales de fecha 10 de Junio de 1977, los cuales tratan los siguientes aspectos:
- Convenio l, relativo a los heridos y a los enfermos de las Fuerzas Armadas en campaña.
- Convenio ll, relativo a los heridos, a los enfermos y a los náufragos de las Fuerzas Armadas del
mar.
- Convenio lV, relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra.
- Protocolo adicional l, relativo a la protección debida a las víctimas de los conflictos armados
no internacionales.
- Protocolo adicional ll, relativo a la protección debida a las víctimas de los conflictos armados
no internacionales.
- Respetar al ser humano, su honor, los derechos de la familia, las convicciones religiosas.
- Prohibir los tratos inhumanos, la toma de rehenes, los exterminios, la tortura, las ejecuciones
tras juicio sumario, las deportaciones, los saqueos y la destrucción injustificada de bienes
particulares.
La responsabilidad de proteger está formulada de forma tal que respete los principios de la
ONU, o sea la necesidad de una autorización previa del Consejo de Seguridad antes de
cualquier intervención militar. Pero, formulada de esa manera, ni siquiera es realmente nueva
porque antes de la introducción de la responsabilidad de proteger el Consejo de Seguridad ya
podía autorizar una intervención en caso de genocidio. SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS CON EL
DIH
La mayor parte de sus normas tienen como fin la protección de las personas vulnerables en los
conflictos armados y que esas normas sólo pueden cumplirse en la práctica si se aplican a
ambas partes. Además, tal como sucede con principios básicos de los derechos humanos, el
derecho humanitario tiene como premisa fundamental la aplicabilidad de la protección de
todas las personas, independientemente de si son consideradas buenas o malas
La observación general más importante que se puede formular en este punto, es que, al igual
que el derecho de los derechos humanos, el derecho humanitario se basa en la premisa de que
la protección brindada a las víctimas de la guerra debe ser sin discriminación.
Al derecho humanitario competen, principalmente, el trato debido a las personas que están en
poder de la parte adversaria y la conducción de las hostilidades. La principal finalidad de los
derechos humanos es impedir la arbitrariedad, limitando el dominio del estado sobre los
individuos; no es su objeto regular la conducción de las operaciones militares.
La diferencia jurídica más importante entre el Derecho Humanitario y los Derechos Humanos,
es que el primero no está formulado como una serie de derechos, sino más bien como una
serie de obligaciones que los combatientes deben cumplir. Desde este punto de vista de la
teoría jurídica, esto tiene una clarísima ventaja, porque el derecho humanitario no es objeto
del tipo de debates que siguen complicando la aplicación de los derechos económicos y
sociales.
El derecho humanitario se aplica en situaciones de conflicto armado mientras que los derechos
humanos o, al menos, algunos de ellos protegen a la persona humana en todo tiempo, haya
guerra o paz.
Si el derecho humanitario tiene por objeto proteger a las víctimas procurando limitar los
sufrimientos provocados por la guerra, los derechos humanos protegen a la persona humana y
favorecen su completo desarrollo.