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INTRODUCCION Y OBJETIVO PRINCIPAL

El cambio en los usos del suelo en cuencas hídricas, está muy relacionado con la respuesta de los
sistemas fluviales como consecuencia de cambios en el balance hídrico. La deforestación de los
bosques aumenta los riesgos de inundaciones y gravedad de los daños producidos sobre el territorio y
la población (Bradshaw, 2007).
Hewlett and Hibbert (1967) y más adelante Bosch and Hewlett (1982) analizando los resultados para
más de un centenar de cuencas, cuyas extensiones cubrían un rango de 1 a 2500 has., concluyeron lo
siguiente: a) la reducción de la cobertura boscosa aumenta el caudal medio; b) por el contrario, el
establecimiento de una cobertura boscosa en áreas con escasa vegetación disminuye el caudal medio;
c) que no es posible detectar influencia alguna en los caudales medios, cuando la deforestación
es menor al 20% y d) que cuencas experimentales estudiadas de a pares, bajo las mismas
condiciones climáticas, promueven mejores resultados, pues permiten una comparación directa.
Bruijnzeel (1990) en un estudio de la hidrología de bosques tropicales confirma las conclusiones de
Bosch e Hewlett (1982). Un comentario del autor pone de manifiesto la poca cantidad de experimentos
que muestren la respuesta hídrica a la conversión de bosques en cultivos anuales, siendo este cambio
del uso del suelo el más frecuente y que origina la destrucción de los bosques nativos.
El Fondo Mundial Para la Naturaleza (WWF, sus siglas en inglés) ha identificado unas 200 Ecorregiones
Globales prioritarias para su conservación (Olson and Dinerstein, 2002), que representan las regiones
más destacadas del espectro global de los diversos hábitats terrestres y acuáticos, del planeta. En
particular, el Bosque Atlántico (BA), conforma una de las mencionadas ecorregiones en estado crítico o
en peligro de extinción. Originalmente el BA cubría la costa atlántica de Brasil, extendiéndose hacia el
oeste por el Paraguay Oriental y sobre el noreste de Argentina (Fig. 1). El BA está entre los Bosques
Tropicales Lluviosos más amenazados de la tierra, y actualmente se calcula que subsiste solamente el
7% de su cobertura original. La porción sudoeste del BA remanente constituye una sub-ecorregión que
ha sido denominada Bosque Atlántico del Alto Paraná (BAAPA) (Di Bitetti , 2003) (Fig.2). El BAAPA
juega un rol importante en la conservación de las cuencas hídricas regionales, asegurando la cantidad y
la calidad de agua, ya que se ubica dentro de la Cuenca Superiorr del Río Paraná superior, que es de
especial interés en esta propuesta (Olson and Dinestein, 2002; Di Bitetti (2003).
La situación de la Cuenca Superior del Río Paraná, aguas arriba de la ciudad de Posadas, evidenciaba
en el año 1988, que gran parte de la región estaba afectada por una intensa influencia antropogénica
(ANA, 2002; Tucci 2002). El cambio en el uso del suelo se evidenció en el Brasil a partir de los años 60,
fundamentalmente en los estados Mato Grosso do Sul, Paraná y Sao Paulo, donde la producción
intensiva de café, con su cobertura vegetal permanente, fue drásticamente sustituida por cultivos
anuales, tales como el maíz y la soja (Tucci and Clarke, 1998; García, 2000). Brasil incremento
rápidamente la producción de soja y otros cultivos, en base a una notable expansión del área sembrada
(Schnepf et al., 2003). Paralelamente sobre el Paraguay se desarrollaba un proceso similar de cambio en
el uso del suelo, cuya mayor intensidad se dio a partir de los años 70. Un impacto muy importante para la
región fue la construcción sobre el Río Paraná, de la Represa Hidroeléctrica de Itaipu (su construcción se
inicio en el año 1978 y en octubre de 1982 se cerraron las compuertas), con la consecuente apertura de
caminos y rutas hacia el este del país y la expansión de la agricultura mecanizada, especialmente en el
rubro de la soja, entre los años 1981 y1999.

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Fig. 1 Ecorregion Bosque Atlántico Fig. 2 Ecorregion BAAPA y Rio Parana Superior Di Bitetti
Di Bitetti (2003). (2003).

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