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Posgrado en Economía Social y

Dirección de Entidades Sin Fines de Lucro

Unidad 4

Asociaciones Civiles

Dr. Gustavo Alberto Sosa

ÍNDICE

I.- Definición.
II.- Sinopsis histórica de las asociaciones civiles en Argentina.
III.- Características sobresalientes de las Asociaciones Civiles.
IV.- Asociaciones Civiles y Sociedades. Diferencias y similitudes.
V.- Marco normativo. Las Personas Jurídicas Privadas en el Código Civil y
Comercial de la Nación.
VI.- Asociaciones Civiles: Estructura y principales características legales.
VII.- Las asociaciones civiles y el “bien común”
VIII.- Las simples asociaciones.
IX.- Contralor estatal. La Inspección General de Justicia.
X.- Principales fuentes consultadas

I.- Definición

Se asume como asociación a “toda organización formal, de entrada y salida libre, producto de
una decisión de un grupo inicial de individuos de asociarse de manera duradera para compartir o
hacer juntos determinadas actividades, de acuerdo a reglas que ellos mismos se dan o a las que
1
se adhieren expresamente”

Por su parte, desde una visión más legalista, Taleva Salvat define a la asociación civil como
aquella “persona jurídica privada, constituida por un conjunto de personas llamadas asociados,
que no persigue un fin pecuniario y tiene como finalidad principal el bien común, posee

1
Di Stefano, Sabato, Romero y Moreno (2002).

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patrimonio propio y por sus estatutos puede adquirir bienes y no debe subsistir exclusivamente
por asignaciones del Estado” (1997).

II.- Sinopsis histórica de las asociaciones civiles en


Argentina

La historia de las asociaciones civiles en Argentina encuentra numerosos puntos de contacto con
los orígenes de las mutuales (que son asociaciones), aspecto que ya ha sido oportunamente
estudiado, por lo que aquí haremos sólo algunas breves referencias al respecto 2.

En la segunda mitad del siglo XVIII, en el Virreinato del Río de la Plata tuvieron presencia las
Cofradías y las Terceras Órdenes. Las primeras reconocían finalidades devocionales
(veneración de la virgen), litúrgicas (alumbramiento de sagrario de una iglesia) y caritativas
(sepultura de los difuntos pobres). Requerían aprobación de la corona, las autoridades religiosas
locales y, en oportunidades, del Papa.

Por su parte, las Terceras Órdenes se denominaban así porque eran la orden laica (había una
masculina, una femenina y otras órdenes terciarias). Reconocían aportes más elevados por lo
que resultaban más exclusivas.

Ya entrado el siglo XIX, durante el proceso independentista surgieron las llamadas


“sociedades patrióticas y literarias”, como ser el Café de Marcos y la reconocida Jabonería
de Vieytes.

Durante la presidencia de Bernardino Rivadavia se crearon por Decreto la Sociedad


Literaria y la Sociedad de Beneficencia. Asimismo surgieron la Sociedad Lancasteriana, la
Sociedad Filarmónica y la Sociedad Filantrópica, aflorando asimismo las denominadas
“Sociedades Africanas”.

En los años inmediatamente posteriores a la caída de Rosas y durante el proceso constitucional


de 1853-60 se conformaron en Buenos Aires varios clubes sociales elitarios, como ser el Club
del Progreso (1852), el Club Español (1852), y la Sociedad Alemana de Gimnasia, actual Club
Alemán (1855). Asimismo, en dichos años empezaron a conformarse las primeras asociaciones
mutuales, bajo la denominación usual de sociedades de socorros mutuos.

El fenómeno de la inmigración europea de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, dio
lugar a varios movimientos, apareciendo por un lado los gremiales y por el otro, las mutuales
de las nacionalidades (fundamentalmente españolas e italianas) que se incorporaban a la
nacionalidad argentina. En la misma época surgen las organizaciones territoriales barriales

2
A los fines de profundizar en la historia de las asociaciones en particular y del asociativismo en general en la Argentina
recomendamos la lectura de la obra De las Cofradías a las Organizaciones de la Sociedad Civil. Historia de la Iniciativa
Asociativa en Argentina 1776 – 1990, de Di Stefano, Sabato, Romero, y Moreno, Gadis / Grupo de Análisis y Desarrollo
Institucional y Social, Buenos Aires, 2002.

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que dan lugar a los clubes de fútbol, que son un fenómeno casi único de movimiento asociativo
en ambos márgenes del Río de la Plata.

Ya entrado el siglo XX empiezan a surgir movimientos como el Vecinalismo y el Fomentismo,


siendo años de generación de nuevos clubes y de las denominadas bibliotecas populares. Las
sociedades de fomento (base del vecinalismo) aparecieron casi en cualquier barriada o pequeños
pueblos cuyo objeto fundamental estaba dado por el mejoramiento “edilicio y cultural” del lugar.
La acción del fomentismo fue fundamental en muchos barrios que surgían en la periferia, con
todo para hacer, gestionando pavimentos, cloacas, escuelas, etc.

En la segunda mitad del siglo XX podemos encontrar la formación de numerosas y


importantes asociaciones civiles centradas en la defensa de los derechos humanos, de la
preservación del ambiente, de la protección de los usuarios y consumidores, entre otras.
Asimismo surgieron la mayor cantidad de cámaras empresariales e industriales.

Resulta muy complejo poder graficar la diversidad de asociaciones civiles existentes en la


Argentina, dada la riqueza de experiencias tales como la de las cooperadoras, los clubes, las
bibliotecas populares, entre otras 3.

Para ejemplificar esa diversidad y complejidad ofrecemos una enumeración arbitraria que nos
permitirá mostrar la amplitud de instituciones y experiencias conformadas bajo la figura de
asociación civil:

- Bolsa de Comercio de Buenos Aires (1854)


- Sociedad Rural Argentina (1866)
- Bomberos Voluntarios de La Boca (1884)
- Asociación de Fútbol Argentino (AFA) (1893)
- Club Atlético River Plate (1901)
- Automóvil Club Argentino (ACA) (1904)
- Club Atlético Boca Juniors (1905)
- Comité Olímpico Argentino (COA) (1923)
- Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) (1957)
- Biblioteca Popular Constancio C. Vigil (1959)
- Asociación Civil Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (A.P.D.H.)
(1975)
- Comunidad Homosexual Argentina (CHA) (1992)
- Asociación de Defensa de los Consumidores y Usuarios de la Argentina – ADECUA
(1995)
- Unión de Músicos Independientes - UMI (2001)

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En razón de ello, tanto a las cooperadoras como a los clubes y a las bibliotecas populares les dedicamos una clase
especial.

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III.- Características sobresalientes de las Asociaciones


Civiles 4

A la hora de señalar características distintivas de las asociaciones civiles, podemos destacar


ocho sobresalientes:

1. Estructuradas: Presentan alto grado de formalidad, ya que se encuentran regidas por el


capítulo especial que le dedica el Código Civil y Comercial de la Nación.
2. Permanencia en el Tiempo: Deben ser autosustentables. No se les permite subsistir
únicamente con asignaciones del Estado o valerse exclusivamente de aranceles abonados
por prestaciones de servicio que otorgue. Deben existir otro tipo de ingresos.
3. Privadas: Son personas jurídicas formalmente separadas del Estado.
4. Autogobernadas: Capacidad de manejar sus propias actividades. Deben tener la
libertad de elegir sus propios programas de desarrollo que les permitan alcanzar los
objetivos estatutarios seleccionando las alternativas que crean conducentes para lograr
ello.
5. Capacidad de elegir sus propias autoridades: Deben poder elegir sus propias
autoridades sin injerencia alguna estableciendo los mecanismos para su renovación y el
tratamiento de sus funciones.
6. Sin distribución de beneficios: Las ganancias de la institución no se distribuyen entre
sus miembros.
7. Voluntarias: Son de libre afiliación. Vincularse con estas entidades debe ser un acto
voluntario.
8. Con un fin altruista: En las asociaciones civiles el fin altruista está presente tanto si lo
vemos hacia adentro como hacia afuera. Mucho se ha hablado acerca del bien común de
las asociaciones civiles, numerosas normas impositivas y pronunciamientos
administrativos y judiciales han referido al tema. Lo cierto es que independientemente de
ellos y sin desconocerlos, obviamente el fin perseguido a través de una asociación civil es
la de satisfacer necesidades de sus propios integrantes y el de la comunidad en su
conjunto. De ahí la expresión “hacia adentro y hacia afuera”.

IV.- Asociaciones Civiles y Sociedades. Diferencias y


similitudes

Nissen (2008) destaca cinco diferencias sustanciales existentes entre las asociaciones civiles y
las sociedades 5, basadas en el fin, el régimen de capital, el destino del patrimonio en caso de
disolución, las votaciones y las características de los socios:

4
Seguimos en este apartado la obra de Gecik y otros (2012)
5
Conforme la aprobación del Código Civil y Comercial del año 2015 y la consecuente reforma a la Ley N° 19.550 de
Sociedades Comerciales, ahora llamada “Ley General de Sociedades”, ya no existe la sociedad civil.

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Eje Asociaciones Civiles Sociedades de capital

Las inspira el “bien común” Tienen un fin lucrativo que resulta


Fin incompatible con el objetivo de las
asociaciones.

Régimen de No existe capital aportado por los El capital se constituye con el


capital asociados, que se limitan al pago de aporte de los socios.
una cuota social fijada por el estatuto
o la asamblea, la que les da derecho a
utilizar los servicios que brinda la
asociación.

Destino del El destino del remanente se orienta Una vez realizado el activo,
patrimonio en necesariamente hacia un fin de bien cancelado el pasivo y reintegrado
caso de común o al Estado. el capital aportado por los socios,
disolución el remanente se entrega a los
mismos, según como fuera
convenido en el contrato social.

Voto Todos los asociados tienen igual La formación de la voluntad social


6
derecho de voto . se realiza en función del capital y
por ello los socios participan con
una cantidad de votos proporcional
al capital aportado.

Carácter de El vínculo es estrictamente personal y El carácter de socio es


socio no puede transmitirse. transmisible.

Por su parte, Gecik señala como similitudes entre las asociaciones civiles y las empresas
lucrativas las siguientes:
• Autoridad de Control
• Órgano de Administración
• Libros Rubricados
• Presentación de Libros Contables
• Estructura Organizativa
• Procedimientos
• Información Operativa y Gerencial
• Sistemas operativos computarizados
• Profesionalización

6
Veremos luego que en las asociaciones civiles también existen distintas categorías de asociados.

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V.- Marco normativo. Las Personas Jurídicas Privadas en el


Código Civil y Comercial de la Nación.

a) Constitución Nacional.
La Constitución Argentina reconoce (desde su primera redacción) en su artículo 14 a todos los
habitantes de la Nación el goce del derecho de “asociarse con fines útiles”. Este derecho se
encuentra únicamente sujeto “a las leyes que reglamenten su ejercicio”.

A su vez, es importante destacar dos aspectos introducidos por la última reforma constitucional
del año 1994: por un lado el reconocimiento de jerarquía constitucional a un grupo de tratados
internacionales a los que Argentina adhirió, en varios de los cuales se reconoce el derecho a la
libertad de asociación.

El artículo 16 (“Libertad de Asociación”) de la Convención Americana sobre Derechos


Humanos, tratado con jerarquía constitucional conforma la reforma constitucional del año 1994,
reconoce que “todas las personas tienen derecho a asociarse libremente con fines ideológicos,
religiosos, políticos, económicos, laborales, sociales, culturales, deportivos o de cualquiera otra
índole”. Asimismo expresa que “el ejercicio de tal derecho sólo puede estar sujeto a las restricciones
previstas por la ley que sean necesarias en una sociedad democrática, en interés de la seguridad
nacional, de la seguridad o del orden públicos, o para proteger la salud o la moral públicas o los
derechos y libertades de los demás”. Finalmente aclara que “lo dispuesto en este artículo no impide la
imposición de restricciones legales, y aun la privación del ejercicio del derecho de asociación, a los
miembros de las fuerzas armadas y de la policía”.

Por otro lado es necesario destacar la relevancia que el párrafo segundo del artículo 42 de la
Constitución Nacional otorga a un grupo de asociaciones como son las que aglutinan a los
consumidores y usuarios: “Las autoridades proveerán a la protección de esos derechos, a la
educación para el consumo, a la defensa de la competencia contra toda forma de distorsión de
los mercados, al control de los monopolios naturales y legales, al de la calidad y eficiencia de los
servicios públicos, y a la constitución de asociaciones de consumidores y de usuarios”.

b) Código Civil histórico.


Hasta el año 2015 las asociaciones civiles no contaban con una legislación específica. Hasta
entonces se regían por lo establecido en el histórico Código Civil de Dalmacio Vélez Sársfield, el
cual en su artículo 33 reconocía como personas jurídicas de carácter privado a las “las
asociaciones y las fundaciones que tengan por principal objeto el bien común, posean patrimonio
propio, sean capaces por sus estatutos de adquirir bienes, no subsistan exclusivamente de
asignaciones del Estado, y obtengan autorización para funcionar”.

Por su parte, el artículo 45 reconocía el comienzo de la existencia de “las corporaciones,


asociaciones, establecimientos, etcétera., con el carácter de personas jurídicas, desde el día en
que fuesen autorizadas por la ley o por el Gobierno, con aprobación de sus estatutos, y
confirmación de los prelados en la parte religiosa...”. El artículo 46 hacía referencia a las simples
asociaciones.

Pese a la existencia de numerosos proyectos de ley, el panorama legal de las asociaciones civiles

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se encontró huérfano de una ley especial.

c) Código Civil y Comercial de la Nación (CCyC)


El 1° de Agosto de 2015 entró en vigencia el nuevo Código Civil y Comercial (aprobado por Ley
N° 26.994), reemplazando el texto de los históricos Códigos Civil de la Nación (de 1870) y de los
capítulos vigentes del Código Comercial de la Nación (de 1890), derogando y modificando
asimismo otras leyes.

El Título II del Libro Primero (Parte General) del nuevo Código trata lo referente a las
personas jurídicas (arts. 141 a 224), destinándose el Capítulo 2 del mismo al
tratamiento específico de los asociaciones civiles y simples asociaciones (arts.
168 a 192).

A continuación analizaremos el tratamiento que el Código hace de las personas jurídicas privadas
en general y de las asociaciones civiles en particular.

En el Código se hace previamente la distinción entre Personas Humanas (ya no más “persona
física”) y Personas Jurídicas, definiendo a estas últimas como “todos los entes a los cuales el
ordenamiento jurídico les confiere aptitud para adquirir derechos y contraer obligaciones para el
cumplimiento de su objeto y los fines de su creación” (art. 141).

Posteriormente se hace la diferenciación entre las Personas Jurídicas Públicas y las Personas
Jurídicas Privadas. Conforme lo previsto en el artículo 146, son personas jurídicas públicas:
“a) el Estado nacional, las Provincias, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, los municipios, las
entidades autárquicas y las demás organizaciones constituidas en la República a las que el
ordenamiento jurídico atribuya ese carácter; b) los Estados extranjeros, las organizaciones a las
que el derecho internacional público reconozca personalidad jurídica y toda otra persona jurídica
constituida en el extranjero cuyo carácter público resulte de su derecho aplicable; c) la Iglesia
Católica”.

Por su parte, el artículo 148 establece que son Personas Jurídicas Privadas:

a) las sociedades;
b) las asociaciones civiles;
c) las simples asociaciones;
d) las fundaciones;
e) las iglesias, confesiones, comunidades o entidades
religiosas;
f) las mutuales;
g) las cooperativas;
h) el consorcio de propiedad horizontal;
i) toda otra contemplada en disposiciones de este Código o en otras leyes y cuyo
carácter de tal se establece o resulta de su finalidad y normas de funcionamiento.

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La existencia de las personas jurídicas privadas comienza desde su constitución. No necesita


autorización legal para funcionar, excepto disposición legal en contrario. En los casos en que se
requiere autorización estatal, la persona jurídica no puede funcionar antes de obtenerla (art.
142).

Por su parte, el art. 143 señala que la persona jurídica tiene una personalidad distinta de la de
sus miembros, no respondiendo estos por las obligaciones de la persona jurídica, “excepto en los
supuestos que expresamente se prevén en este Título y lo que disponga la ley especial”.

Un aspecto sustancial sobre la regulación de las personas jurídicas privadas es la extensión del
principio de “inoponibilidad de la personalidad jurídica” que hasta antes de la aprobación del
nuevo Código sólo estaba previsto para las sociedades comerciales. Dicho principio señala que la
actuación que esté destinada a la consecución de fines ajenos a la persona jurídica,
constituya un recurso para violar la ley, el orden público o la buena fe o para frustrar derechos
de cualquier persona, se imputa a quienes a título de socios, asociados, miembros o
controlantes directos o indirectos, la hicieron posible, quienes deberán responder solidaria e
ilimitadamente por los perjuicios causados. Se aclara que esta disposición se aplica “sin
afectar los derechos de los terceros de buena fe y sin perjuicio de las responsabilidades
personales de que puedan ser pasibles los participantes en los hechos por los perjuicios
causados” (art. 144).

En atención a la diversidad normativa existente sobre personas jurídicas privadas (como en el


caso de las cooperativas y mutuales, que tienes sus leyes específicas), el artículo 150 prevé una
suerte de “pirámide jurídica” para las mismas. Conforme el mismo, las personas jurídicas
privadas que se constituyen en la República Argentina se rigen:

a) por las normas imperativas de la ley especial o, en su defecto, del Código


Civil y Comercial;
b) por las normas del acto constitutivo con sus modificaciones y de los
reglamentos, prevaleciendo las primeras en caso de divergencia;
c) por las normas supletorias de leyes especiales, o en su defecto, por las del
Título específico del Código Civil y Comercial.

VI.- Asociaciones Civiles: Estructura y principales


características legales.

• Objeto
Conforme lo previsto en el art. 68 del CCyC la asociación civil debe tener un objeto que no sea
contrario al interés general o al bien común. El interés general se interpreta dentro del
respeto a las diversas identidades, creencias y tradiciones, sean culturales, religiosas, artísticas,
literarias, sociales, políticas o étnicas que no vulneren los valores constitucionales.

No puede perseguir el lucro como fin principal, ni puede tener por fin el lucro para sus

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miembros o terceros.

Posteriormente volveremos sobre este aspecto.

• Acto Constitutivo
El acto constitutivo de la asociación civil debe ser otorgado por instrumento público y ser
inscripto en el registro correspondiente una vez otorgada la autorización estatal para funcionar.
Hasta la inscripción se aplican las normas de la simple asociación.

El acto constitutivo debe contener:


a) la identificación de los constituyentes;
b) el nombre de la asociación con el aditamento “Asociación Civil” antepuesto o
pospuesto;
c) el objeto;
d) el domicilio social;
e) el plazo de duración o si la asociación es a perpetuidad;
f) las causales de disolución;
g) las contribuciones que conforman el patrimonio inicial de la asociación civil y el valor
que se les asigna. Los aportes se consideran transferidos en propiedad, si no consta
expresamente su aporte de uso y goce;
h) el régimen de administración y representación;
i) la fecha de cierre del ejercicio económico anual;
j) en su caso, las clases o categorías de asociados, y prerrogativas y deberes de cada una;
k) el régimen de ingreso, admisión, renuncia, sanciones disciplinarias, exclusión de
asociados y recursos contra las decisiones;
l) los órganos sociales de gobierno, administración y representación. Deben preverse la
comisión directiva, las asambleas y el órgano de fiscalización interna, regulándose su
composición, requisitos de integración, duración de sus integrantes, competencias,
funciones, atribuciones y funcionamiento en cuanto a convocatoria, constitución,
deliberación, decisiones y documentación;
m) el procedimiento de liquidación;
n) el destino de los bienes después de la liquidación, pudiendo atribuirlos a una entidad de
bien común, pública o privada, que no tenga fin de lucro y que esté domiciliada en la
República.

• Administradores
Al igual que la mayoría de las personas jurídicas privadas, las asociaciones civiles cuentan con
tres órganos:

• Asamblea,
• Comisión Directiva y
• Órgano de Fiscalización.

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Los integrantes de la comisión directiva deben ser asociados. El derecho de los asociados a
participar en la comisión directiva no puede ser restringido abusivamente.

El estatuto debe prever los siguientes cargos y, sin perjuicio de la actuación colegiada en el
órgano, definir las funciones de cada uno de ellos: presidente, secretario y tesorero. Los
demás miembros de la comisión directiva tienen carácter de vocales. En el acto constitutivo se
debe designar a los integrantes de la primera comisión directiva.

Responsabilidad de los Administradores: Conforme lo previsto en el art. 159 CCyC los


administradores de la persona jurídica “deben obrar con lealtad y diligencia. No pueden perseguir
ni favorecer intereses contrarios a los de la persona jurídica. Si en determinada operación los
tuvieran por sí o por interpósita persona, deben hacerlo saber a los demás miembros del órgano
de administración o en su caso al órgano de gobierno y abstenerse de cualquier intervención
relacionada con dicha operación. Les corresponde implementar sistemas y medios preventivos
que reduzcan el riesgo de conflictos de intereses en sus relaciones con la persona jurídica”.

En cuanto a su responsabilidad deben responder en forma ilimitada y solidaria frente a la


persona jurídica, sus miembros y terceros, por aquellos daños que fueran causados por su
culpa “en el ejercicio o con ocasión de sus funciones, por acción u omisión” (art. 160 CCyC).

La responsabilidad de los directivos se extingue por la aprobación de su gestión, por renuncia o


transacción resueltas por la asamblea ordinaria. No se extingue en los siguientes casos: a) si la
responsabilidad deriva de la infracción a normas imperativas; b) si en la asamblea hubo
oposición expresa y fundada de asociados con derecho a voto en cantidad no menor al diez por
ciento del total. En este caso quienes se opusieron pueden ejercer la acción social de
responsabilidad prevista para las sociedades en su ley especial.

• Fiscalización
El estatuto puede prever que la designación de los integrantes del órgano de fiscalización
recaiga en personas no asociadas (aunque es muy poco habitual). En el acto constitutivo de debe
consignar a los integrantes del primer órgano de fiscalización.

La fiscalización privada de la asociación está a cargo de uno o más revisores de cuentas. La


comisión revisora de cuentas es obligatoria en las asociaciones con más de cien asociados.

Los integrantes del órgano de fiscalización no pueden ser al mismo tiempo integrantes
de la comisión, ni certificantes de los estados contables de la asociación. Estas
incompatibilidades se extienden a los cónyuges, convivientes, parientes, aun por afinidad, en
línea recta en todos los grados, y colaterales dentro del cuarto grado.

En las asociaciones civiles que establezcan la necesidad de una profesión u oficio específico
para adquirir la calidad de socio, los integrantes del órgano de fiscalización no
necesariamente deben contar con título habilitante. En tales supuestos la comisión
fiscalizadora debe contratar profesionales independientes para su asesoramiento.

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• Asociados
Como se señaló previamente, la calidad de asociado es intransmisible. El pago de las cuotas y
contribuciones correspondientes al mes inmediato anterior es necesario para participar en las
asambleas. En ningún caso puede impedirse la participación del asociado que purgue la mora con
antelación al inicio de la asamblea.

Los asociados no responden en forma directa ni subsidiaria por las deudas de la asociación civil.
Su responsabilidad se limita al cumplimiento de los aportes comprometidos al constituirla o
posteriormente y al de las cuotas y contribuciones a que estén obligados.

En cuanto a la participación de los asociados en los actos de gobierno el Código admite


que el estatuto imponga condiciones, tales como antigüedad o pago de cuotas sociales. Por otro
lado, la cláusula que importe restricción total del ejercicio de los derechos del asociado es de
ningún valor.

El derecho de renunciar a la condición de asociado no puede ser limitado. El renunciante debe


en todos los casos las cuotas y contribuciones devengadas hasta la fecha de la notificación de su
renuncia.

Los asociados sólo pueden ser excluidos por causas graves previstas en el estatuto. El
procedimiento debe asegurar el derecho de defensa del afectado. Si la decisión de exclusión
es adoptada por la comisión directiva, el asociado tiene derecho a la revisión por la asamblea
que debe convocarse en el menor plazo legal o estatutariamente posible. El incumplimiento de
estos requisitos compromete la responsabilidad de la comisión directiva (art. 180).

¿Existen distintos tipos de asociados?


A la hora de confeccionar el estatuto se deben decidir las distintas categorías de socios que
tendrá la entidad, especificando los requisitos, derechos y obligaciones, que se exigen para
pertenecer a cada categoría.

Es común establecer una categoría de asociados activos o plenos (que son aquellos que
tienen voz y voto y, por ende, pueden elegir y ser elegidos), diferenciándolo de otra categoría,
los asociados adherentes (que son los que tienen voz pero no voto).

A su vez, puede preverse una categoría de asociados cadete (los clubes deportivos suelen
adoptarla para incorporar a los menores de 18 años a las actividades de la entidad); también, es
posible establecer la categoría de asociados vitalicios, que habitualmente se utiliza como
reconocimiento a aquellos socios que alcanzan una determinada antigüedad, durante un lapso
ininterrumpido de tiempo, para eximirlos del pago de la cuota social, o de ciertos aranceles, o
reducirles su monto.

Los asociados honorarios son una categoría honorífica, normalmente utilizada para agradecer
o distinguir a aquellos socios que hayan prestados importantes servicios a la asociación o que se
destaquen por ciertas cualidades personales.

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Por último, puede incorporarse la categoría de asociados benefactores, que serán aquellos que
hayan aportado, por su propia voluntad, una determinada contribución anual extraordinaria.

No es indispensable que cada asociación contemple todas las categorías mencionadas sino que
ello dependerá de las características de la entidad y, en definitiva, de lo que decidan los socios
fundadores.

• Disolución y Liquidación
En líneas generales las personas jurídicas se disuelven por:
a) la decisión de sus miembros adoptada por unanimidad o por la mayoría establecida por el
estatuto o disposición especial;
b) el cumplimiento de la condición resolutoria a la que el acto constitutivo subordinó su
existencia;
c) la consecución del objeto para el cual la persona jurídica se formó, o la imposibilidad
sobreviviente de cumplirlo;
d) el vencimiento del plazo;
e) la declaración de quiebra; la disolución queda sin efecto si la quiebra concluye por
avenimiento o se dispone la conversión del trámite en concurso preventivo, o si la ley especial
prevé un régimen distinto;
f) la fusión respecto de las personas jurídicas que se fusionan o la persona o personas jurídicas
cuyo patrimonio es absorbido; y la escisión respecto de la persona jurídica que se divide y
destina todo su patrimonio;
g) la reducción a uno del número de miembros, si la ley especial exige pluralidad de ellos y ésta
no es restablecida dentro de los tres meses;
h) la denegatoria o revocación firmes de la autorización estatal para funcionar, cuando ésta sea
requerida;
i) el agotamiento de los bienes destinados a sostenerla;
j) cualquier otra causa prevista en el estatuto o en otras disposiciones del Título del CCyC o de
ley especial.

Las asociaciones civiles se disuelven por las causales generales de disolución de las personas
jurídicas privadas (previstas en el art. 163 del CCyC) y también por la reducción de su
cantidad de asociados a un número inferior al total de miembros titulares y suplentes
de su comisión directiva y órgano de fiscalización, si dentro de los seis meses no se
restablece ese mínimo (art. 183).

En caso de liquidación de una asociación civil, el liquidador debe ser designado por la asamblea
extraordinaria y de acuerdo a lo establecido en el estatuto, excepto en casos especiales en que
procede la designación judicial o por la autoridad de contralor. Puede designarse más de uno,
estableciéndose su actuación conjunta o como órgano colegiado. La disolución y el nombramiento
del liquidador deben inscribirse y publicarse.

El procedimiento de liquidación se rige por las disposiciones del estatuto y se lleva a cabo
bajo la vigilancia del órgano de fiscalización. Cualquiera sea la causal de disolución, el

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patrimonio resultante de la liquidación no se distribuye entre los asociados.

En todos los casos debe darse el destino previsto en el estatuto y, a falta de previsión, el
remanente debe destinarse a otra asociación civil domiciliada en la República de objeto
igual o similar a la liquidada.

• Aspectos impositivos
Las asociaciones civiles pueden solicitar exenciones respecto a impuestos como el IVA,
Ganancia, e Ingresos Brutos. Ahora bien, esas exenciones de tributar se mantendrán vigentes
siempre y cuando los ingresos que perciba la entidad sean destinados al objeto previsto en el
estatuto y en ningún caso se distribuyan, directa o indirectamente, entre los socios.

En materia de Ganancias, quedan expresamente excluidas de dicha exención -según la


normativa vigente-, aquellas asociaciones que obtengan sus recursos, en todo o en parte, de la
explotación de espectáculos públicos, juegos de azar y actividades similares. También, están
exentas del Impuesto al Valor Agregado (I.V.A.) los servicios prestados por la Asociación Civil en
la medida que se relacionen en forma directa con sus fines específicos.

De todos modos, reiteramos, para obtener la exención, es indispensable acudir a una


dependencia de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y presentar el
trámite respectivo, con copia de la Resolución de la IGJ (o registro público provincial) que
otorga la personería jurídica, y copia del estatuto aprobado, para que dicha dependencia fiscal
dictamine sobre la procedencia de la exención.

VII.- Las asociaciones civiles y el "bien común".

Como se señaló precedentemente, el objeto de la asociación civil nunca puede ser contrario al
interés general o al bien común. Esta cuestión ha sido largamente debatida tanto en los ámbitos
doctrinarios como en los judiciales, originando polémicas que a la vez dieron lugar a avances y
retrocesos en el reconocimiento de los derechos sociales de la comunidad.

Para Calcagno y Vita, el concepto de “bien común” indudablemente conlleva un contenido


notoriamente político, y es justo que cada administración del Estado establezca sus prioridades
en cuanto a políticas públicas, privilegiando en ese caso a las entidades que se propongan
cumplir con objetivos afines.

Un caso paradigmático que alcanzó trascendencia nacional fue la sentencia de la Corte


Suprema de Justicia de la Nación fue el conocido “Fallo C.H.A.” del 22 de noviembre de
1991: la Comunidad Homosexual Argentina (C.H.A.) había solicitado el otorgamiento de la
personería jurídica. Denegado el pedido por la Inspección General de Justicia, la asociación
apeló judicialmente la resolución, que fue confirmada por la Cámara.

Contra tal pronunciamiento, la C.H.A. interpuso recurso extraordinario. Fue entonces

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cuando la Corte Suprema de Justicia de la nación, por mayoría, dictó un fallo muy criticado
por sus fundamentos, confirmando la sentencia que denegaba la personería jurídica a la
asociación: “No teniendo la Comunidad Homosexual Argentina por objeto principal el bien
común, sino la protección de las personas homosexuales frente a discriminaciones
arbitrarias, y, esencialmente, la pública defensa de la homosexualidad en sí considerada
con vistas a su aceptación social, resulta razonable la decisión de la Inspección General de
Justicia en cuanto a denegar la personería jurídica que oportunamente solicitara La
autoridad de aplicación pudo razonablemente considerar que la Comunidad Homosexual
no cumple con las condiciones exigidas por la ley para su otorgamiento. En la decisión
cuestionada no se niega la autorización en razón de la homosexualidad que se atribuye a
los miembros de la asociación proyectada, sino con prescindencia de ello, en la
descalificación del objeto de dicha asociación, en tanto incluye la pública defensa de la
homosexualidad, pues no otra cosa ha de entenderse por el término difundirla (dellatín
"diffundere": extender, derramar, divulgar, propagar.”

Quince años después, en el año 2006 la Corte Suprema (con otra conformación) sentó un
criterio totalmente distinto en el fallo A.L.I.T.T.: La Cámara había confirmado la
resolución de la Inspección General de Justicia que denegó a una asociación (Asociación
Lucha por la Identidad Travesti - Transexual), que tiene como fin luchar para que el
Estado y la sociedad no discriminen al travestismo como una identidad propia, la
autorización para funcionar como persona jurídica, en el marco del art. 33, segunda parte,
ap. 1° del Cód. Civil. Contra dicha decisión la asociación peticionaria interpuso un recurso
extraordinario, cuya desestimación dio lugar a la presentación directa.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación hizo lugar a la queja, declaró procedente el


recurso extraordinario y revocó la sentencia apelada: “La sentencia confirmatoria de la
resolución de la Inspección General de Justicia que denegó personería jurídica a una
asociación, que tiene como fin luchar para que el Estado y la sociedad no discriminen al
travestismo como una identidad propia, restringe el derecho de asociación consagrado en
el art. 14 de la Constitución Nacional y por los Tratados Internacionales de igual jerarquía
reconocidos por el art. 75 inc. 22 de la Ley Fundamental.”

En la Resolución N° 7/15 de la Inspección General de Justicia (vigente desde el 3 de agosto de


2015), ante la entrada en vigencia del nuevo Código Civil y Comercial, se establecieron pautas
para entender conceptos tan difusos como lo son el “Interés General” y el “Bien Común”. En
el art. 373 se establece que “en cuanto a la consideración del interés general en la asociaciones
civiles, se interpretará dentro del respeto a las diversas identidades, creencias y tradiciones,
sean culturales, religiosas, artísticas, literarias, sociales, políticas o étnicas que no vulneren los
valores constitucionales conforme lo establecido en el artículo 168 del Código Civil y Comercial de
la Nación. En la ponderación de las finalidades de bien común de las entidades se considerarán
aquellas que contribuyan al bien de la comunidad en general o a las mejores condiciones de la
vida social, en contraposición al bien individual o al bien egoísta de un grupo determinado de
personas, sin colisionar o contrariar las valoraciones sociales imperantes en el momento en que

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dicha valoración deba ser efectuada…”.

VIII.- Las simples asociaciones.

El nuevo Código hace referencia a las “Simples Asociaciones” en sus artículos arts. 187 a 192.
Estas entidades (que ya eran mencionadas en el art. 46 del derogado Código Civil) son
consideradas expresamente personas jurídicas privadas, siendo tratadas conjuntamente con las
asociaciones civiles.

El acto constitutivo de la simple asociación debe ser otorgado por instrumento público o por
instrumento privado con firma certificada por escribano público.

Al nombre debe agregársele, antepuesto o pospuesto, el aditamento “simple asociación” o


“asociación simple”. Se rigen en cuanto a su acto constitutivo, gobierno,administración, socios,
órgano de fiscalización y funcionamiento por lo dispuesto paralas asociaciones civiles y las
disposiciones especiales del capítulo de asociacionesciviles.

Comienza su existencia como persona jurídica a partir de la fecha del acto constitutivo. Las
que cuenten con menos de 20 asociados pueden prescindir del órgano de fiscalización; subsiste
la obligación de certificación de sus estados contables.

En caso de insuficiencia de los bienes de la asociación simple, el administrador y todo


miembro que administra de hecho los asuntos de la asociación es solidariamente responsable
de las obligaciones de la simple asociación que resultan de decisiones que han suscripto durante
su administración. Los bienes personales de esas personas no pueden ser afectados al pago de
las deudas de la asociación, sino después de haber satisfecho a sus acreedores individuales.
Quien no intervino en la administración de la simple asociación no está obligado por las deudas
de ella, sino hasta la concurrencia de la contribución prometida o de las cuotas impagas.

IX.- Contralor estatal. La Inspección General de Justicia.

Conforme lo previsto en el art. 174 del CCyC, las asociaciones civiles requieren autorización para
funcionar y se encuentran sujetas a contralor permanente de la autoridad competente, nacional o
local, según corresponda.

En materia de entidades de bien común, el Estado ejerce la fiscalización permanente,


desde el nacimiento hasta la disolución de las entidades en tanto personas jurídicas.

La autorización para funcionar no es un mero trámite registral; el Estado se reserva la posibilidad


de denegar la autorización cuando no se encontraren cumplidos los recaudos para acceder a la
personería solicitada, atendiendo fundamentalmente al objeto que se pretende cumplir. No se
viola, con ello, la garantía constitucional de asociarse con fines útiles ya que existen diferentes

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formas asociativas no siendo menester una persona jurídica para trabajar colectivamente. Por
supuesto que la Justicia actúa como revisor de dichas decisiones, pudiendo revocar decisiones de
la administración (como hemos visto) por considerarlas violatorias de derechos como el de libre
asociación.

Conforme el art. 3° de la Ley N° 22.315, en la Capital Federal la Inspección General de Justicia


tiene a su cargo las funciones atribuidas por la legislación pertinente al Registro Público de
Comercio, y la fiscalización de las sociedades por acciones excepto la de las sometidas a la
Comisión Nacional de Valores, de las constituidas en el extranjero que hagan ejercicio habitual
en el país de actos comprendidos en su objeto social, establezcan sucursales, asiento o cualquier
otra especie de representación permanente, de las sociedades que realizan operaciones de
capitalización y ahorro, de las asociaciones civiles y de las fundaciones.

En el ejercicio de sus funciones registrales, la Inspección General de Justicia lleva los registros
nacionales de asociaciones y de fundaciones (art. 4°).

Respecto a las asociaciones civiles, son funciones de la IGJ:


a) Autorizar su funcionamiento, aprobar sus estatutos y reformas.
b) Fiscalizar permanentemente su funcionamiento, disolución y liquidación.
c) Autorizar y fiscalizar permanentemente el funcionamiento en el país de las constituidas
en el extranjero, cuando pidan su reconocimiento o pretendan actuar en la República.
d) Autorizar y controlar la fusión o disolución resueltas por la entidad.
e) Intervenir, con facultades arbitrales, en los conflictos entre las asociaciones y sus
asociados, a petición de parte y con el consentimiento de la otra. En este caso, el
procedimiento y los efectos se regirán en lo pertinente por el Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación.
f) Considerar, investigar y resolver las denuncias de los asociados o de terceros con
interés legítimo.
g) Dictaminar sobre consultas formuladas por las entidades.
h) Asistir a las asambleas.
i) Convocar a asambleas en las asociaciones y al consejo de administración en las
fundaciones, a pedido de cualquier miembro, cuando estime que la solicitud es pertinente,
y si los peticionarios lo han requerido infructuosamente a sus autoridades, transcurridos
treinta (30) días de formulada la solicitud. En cualquier caso, cuando constate
irregularidades graves y estime imprescindible la medida, en resguardo del interés
público.
j) Solicitar al Ministerio de Justicia de la Nación la intervención, o requerirle el retiro de la
autorización, la disolución y liquidación en los siguientes casos:
1) Si verifica actos graves que importen violación de la ley, del estatuto o del
reglamento.
2) Si la medida resulta necesaria en resguardo del interés público.
3) Si existen irregularidades no subsanables.
4) Si no pueden cumplir su objeto.

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k) Conformar y registrar los reglamentos que no sean de simple organización interna.

Entre otras funciones administrativas, la Inspección General de Justicia tiene a su cargo asesorar
a los organismos del Estado en materias relacionadas con las sociedades por acciones, las
asociaciones civiles y las fundaciones.

La Inspección General de Justicia puede aplicar sanciones a las asociaciones, a sus directores,
síndicos o administradores y a toda persona o entidad que no cumpla con su obligación de
proveer información, suministre datos falsos o que de cualquier manera, infrinja las obligaciones
que les impone la ley, el estatuto o los reglamentos, o dificulte el desempeño de sus funciones.

En este orden, las asociaciones civiles son pasibles de las siguientes sanciones:
a) apercibimiento;
b) apercibimiento con publicación a cargo del infractor;
c) multa, la que no puede exceder de TREINTA MILLONES DE PESOS ($ 30.000.000) por cada
infracción. Este monto debe ser actualizado semestralmente por el Poder Ejecutivo

El monto de la multa se debe graduar de acuerdo con la gravedad del hecho, con la comisión de
otras infracciones por el responsable y se tomará en cuenta el capital y el patrimonio de la
entidad. Cuando se trate de multas aplicadas a los directores, síndicos o administradores, la
entidad no podrá hacerse cargo de su pago.

Recursos contra resoluciones de la IGJ: Las resoluciones de la Inspección General de Justicia


son apelables ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial de la Capital Federal,
cuando se refieran a comerciantes o sociedades comerciales. Cuando dichas resoluciones o las
del Ministerio de Justicia de la Nación, se refieran a asociaciones civiles y fundaciones, serán
apelables ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil de la Capital Federal.

Resolución General IGJ N° 7/2015: Entró en vigencia el 3 de agosto de 2015 para las
fundaciones y asociaciones civiles. Contiene pautas referidas a la autorización para
funcionar, el funcionamiento (libros, estados contables, cambio de sede, modificaciones
estatutarias, etc.), en retiro de personería, la disolución, liquidación y cancelación.
En uno de sus Considerandos se señala“que, como consecuencia de las nuevas
disposiciones especiales aplicables a las asociaciones civiles y fundaciones anteriormente
referidas del nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, se procedió con la adaptación de
las normas contenidas en las Normas de esta INSPECCIÓN GENERAL DE JUSTICIA,
trasladando los artículos contenidos en el Libro VIII de la Resolución General I.G.J. N°
7/05 al Libro VI del nuevo cuerpo normativo que mediante el presente se aprueba.”

En cada provincia existe un registro público de personas jurídicas encargado de registrar a las
asociaciones civiles (al igual que las sociedades y las fundaciones).

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XI.- Principales fuentes consultadas.

• Di Stefano, Roberto, Sabato, Hilda, Romero, Luis Alberto Romero y Moreno, José Luis, De
las Cofradías a las Organizaciones de la Sociedad Civil. Historia de la Iniciativa Asociativa
en Argentina 1776-1990, Gadis / Grupo de Análisis y Desarrollo Institucional y Social,
Buenos Aires, 2002. Disponible en www.unsam.edu.ar
• Gecik, Pedro M., Calcagno, Luis, Vita, Osvaldo, Micko, Jorge y Serpa, Jorge Luis, Manual
de Asociaciones Civiles y Fundaciones, Editorial La Ley, Buenos Aires, 2012.
• Taleva Salvat, Orlando, Como hacer un Asociación Civil, Editorial Valletta, Buenos Aires,
1997.
• Nissen, Ricardo A., Curso de derecho societario, Editorial Ad Hoc, Buenos Aires, 2008.

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