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CALIDAD EN LOS PROYECTOS

3. RIESGO Y GESTIÓN DEL RIESGO

Después de ver todos los aspectos relacionados con la calidad con el fin de ejercer una
gestión exitosa para nuestro proyecto, resulta de especial importancia hablar sobre el
riesgo y su gestión, ya que, al igual que el criterio anterior, este también es decisivo
para el éxito o el fracaso de nuestra empresa o proyecto.

Día a día, en el desarrollo de nuestra actividad, podemos toparnos con multitud de


riesgos o problemas que necesitan ser solucionados y corregidos con el fin de
proseguir con nuestra actividad en beneficio del logro de los objetivos. La capacidad de
respuesta a esos problemas determinará el éxito del proyecto, por lo que esta debe ser
lo más rápida y precisa posible. Para lograrlo, deberemos haber realizado una buena
gestión de los riesgos que, a modo resumido se refiere al hecho de identificar los
posibles riesgos y problemas con los que nos podemos topar y determinar o bien
acciones preventivas para evitarlos o bien acciones correctoras para superarlos cuando
surjan.

De este modo, en este tercer capítulo hablaremos sobre el riesgo, los tipos de riesgos
con los que nos podemos topar, la gestión integral de estos, el proceso que debemos
seguir para llevar a cabo una buena gestión de riesgos y presentaremos brevemente la
norma ISO 31000 de Gestión de Riesgos, con el fin de conocer las principales
consideraciones que se establecen a nivel legal en relación a la gestión de riesgos.

3.1 RIESGO Y TIPOS DE RIESGO

En términos de definición, el riesgo es definido como la combinación de la


probabilidad de que se produzca un evento y sus consecuencias negativas.

En relación a esta definición, nos encontramos con dos conceptos estrictamente


ligados con el riesgo, que son la vulnerabilidad y la amenaza.

La vulnerabilidad se refiere a la cualidad de ser susceptible a ser lastimado o herido,


mientras que la amenaza trata de un dicho o hecho que anticipa un daño.

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En definitiva, los tres conceptos hacen referencia a la posibilidad de sufrir algún tipo de
daño. De ahí, la necesidad de establecer un sistema de gestión.

A nivel de tipologías de riesgos, y cuando nos referimos a los riesgos empresariales con
los que nos podemos topar, podemos hacer la siguiente distinción a nivel general,
considerando tres grandes grupos.

La primera tipología de riesgos se refiere a los riesgos puros, refiriéndose a la


posibilidad de que se produzca una pérdida física, provocada por un robo, un incendio
o un fallo técnico en el sistema o los recursos. La segunda tipología se refiere a
aquellos riesgos que se especulan como una posible pérdida o ganancia estimada,
después de tomar una decisión como podría ser la de invertir en nuevas tecnologías,
aumentar la plantilla o adquirir unas mayores instalaciones. La tercera tipología es una
combinación de las dos tipologías anteriores y está relacionada con el crédito
interempresarial ya que depende de manera directa de las estrategias definidas por
los directivos y de la incertidumbre acerca de la capacidad de los clientes al cumplir
con sus pagos.

En función de estas tres tipologías, vemos cómo podemos toparnos con dos tipos de
riesgo a nivel de entorno, y es que debemos considerar los riesgos que se produzcan
tanto a nivel interno como a nivel externo.

Son riesgos de carácter interno:

- La estrategia, considerando aspectos tales como la segmentación de los


clientes y el mercado y la diversificación de actividades. Ejemplo:
dirigirnos a un sector de clientes no adecuado, implicando ello que
nuestro producto no llegue al cliente realmente interesado.
- La organización, teniendo en cuenta la renovación en la plantilla, los
cambios organizativos, las fusiones y adquisiciones, el gobierno
corporativo y la responsabilidad social corporativa. Ejemplo: no
disponer de suficiente personal o disponer de demasiado personal, o
llevar a cabo acciones poco respetuosas con el entorno.

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- Los factores operativos, tales como la producción y distribución, la


investigación, el desarrollo y la innovación, el capital intelectual, los
sistemas de información y la gestión de residuos. Ejemplo: un fallo en el
sistema de producción, provocando un retraso importante.
- El capital humano, contemplando aspectos como el cumplimiento legal,
la responsabilidad de directivos, la seguridad laboral, la infidelidad de
los empleados, la productividad y la retención de talento. Ejemplo:
deficiencias en la seguridad de los trabajadores para realizar
determinadas actividades.

Son riesgos de carácter externo:

- Aspectos legales, atendiendo a la legislación local, nacional e


internacional. Ejemplo: en lo cumplimiento de una ley.
- Factores naturales o medioambientales, considerando aspectos como
las catástrofes naturales, el cambio climático, la contaminación y la
gestión de residuos. Ejemplo: la contaminación de un río o las destrozas
ocasionadas por un fuerte viento.
- Aspectos políticos. Ejemplo: cambio en las normativas.
- Aspectos financieros, relacionados con los tipos de interés, tipos de
cambio, políticas crediticias y fluctuaciones de precios. Ejemplo: subida
de los impuestos.
- El mercado, debiendo de considerar los competidores tanto actuales
como posibles, y los cambios de hábitos de consumo. Ejemplo:
disminución de la demanda debido a la aparición de un nuevo producto
sustitutivo.
- Aspectos macroeconómicos. Ejemplo: cambio en los tipos de divisas.
- Aspectos demográficos, englobando aspectos tales como la tasa de
crecimiento de la población, el envejecimiento relativo, las políticas
migratorias y la emigración. Ejemplo: el cliente que adquiría nuestros
productos ya no se encuentra en la región en la que operamos.

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De este modo, y vistas estas tipologías, debemos considerar como riesgo cualquier
aspecto que pueda afectar de manera negativa a nuestra empresa o proyecto,
debiendo de considerar tanto aquellos aspectos que pueden suponer un riesgo a nivel
externo, como los que lo son a nivel interno.

En relación a estos dos entornos, comentar que podemos toparnos con riesgos
predecibles y que pueden evitarse, así como con riesgos predecibles y que no pueden
evitarse pero si corregirse.

Por ejemplo, es un riesgo predecible que puede evitarse el fallo de la maquinaria. Para
evitar que esto suceda, debemos realizar toda una serie de revisiones para detectar el
deterioro en nuestra maquinaria, de modo que podemos evitar que la maquina se
estropee por completo.

Un riesgo predecible que no puede evitarse pero si corregirse sería, por ejemplo, si
tenemos una de nuestras plantas productivas en una zona en la que es habitual que se
den catastros atmosféricas como fuertes tormentas. Por supuesto no podemos evitar
que esto ocurra, pero podemos considerar los daños que una fuerte tormenta puede
provocar y preparar todo un dispositivo de reparación y corrección para cuando esto
ocurra. Además, se pueden llevar a cabo acciones para paliar los daños.

Vistos los diferentes tipos de riesgos, pasemos ahora a hablar sobre qué supone la
gestión de riesgos.

3.2 LA GESTIÓN DE RIESGOS

Tal y como acabamos de ver, supone un riesgo para la empresa cualquier elemento o
factor que pueda implicar un daño, por lo que resulta imprescindible identificar estos
riesgos antes de que se conviertan en una crisis.

Para poder llevar a cabo una buena gestión de los riesgos, la empresa deberá:

- Identificar aquello que pueda suponer un riesgo para la empresa o


proyecto, debiendo de valorarlo y priorizarlo en función de su gravedad
y de su probabilidad de ocurrencia.

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- Decidir de qué manera se gestionará el riesgo. En este caso, la empresa


podrá responder en función de varias estrategias:

Estrategia de prevención: se refiere al hecho de emprender acciones para prevenir que


se produzca el acontecimiento.

Estrategia de reducción: implica emprender acciones con el fin de reducir la


probabilidad o gravedad del riesgo.

Estrategia de transferencia: supone poner en marcha toda una serie de medidas con el
objetivo de que el riesgo quede fuera del proyecto.

Estrategia de contingencia: se refiere a la puesta en marcha de planes una vez se haya


producido el riesgo.

Estrategia de aceptación: implica aceptar y asumir el riesgo tal y como es, sin
emprender ninguna otra acción.

- En relación a estas estrategias, comentar que se optará por una u otra


en función del nivel de gravedad y probabilidad del riesgo, así como del
coste que suponga, y es que en algunas ocasiones, es mayor el coste de
hacer frente al riesgo que la pérdida que este puede provocar.

Antes de pasar a tratar la gestión integral de riesgos y el proceso que debemos seguir
para realizar dicha gestión, es importante comentar que, al igual que sucede con la
gestión de la calidad, la gestión de riesgos debe ser constante, es decir, no debemos
preocuparnos solamente de los riesgos en el momento de iniciar el proyecto, sino que
debe ser un proceso de gestión continuo ya que, algo que hoy no implica riesgo, puede
suponer un riesgo mañana. Además de ello, hemos visto que podemos toparnos con
riesgos de procedencia muy diferente, por lo que debemos estar atentos a todos los
ámbitos relacionados con la empresa con el fin de detectar cualquier riesgo o
problema que nos pueda afectar negativamente.

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3.2.1 Gestión integral de riesgos

La gestión integral de riesgos se refiere al hecho de detectar de manera oportuna los


riesgos que pueden afectar a la empresa con el objetivo de generar toda una serie de
estrategias que se anticipen a dichos recursos y los conviertan en oportunidades de
rentabilidad para la empresa.

El hecho de detectar estos riesgos aporta valor a la empresa, ya que ello implica el
logro de los siguientes beneficios:

- Identificar y valorar los riesgos nos permite facilitar nuestro esfuerzo de


una manera estratégica, trabajando solo aquellos aspectos que
realmente requieren de un control y una gestión.
- El hecho de controlar aquellos procesos que pueden suponer un mayor
riesgo para la empresa o el proyecto, por norma general, deriva en un
importante ahorro a nivel de recursos financieros, de tiempo y de
desgaste de las personas que conforman la empresa o el proyecto.
- La identificación de riesgos facilita definir las estrategias
organizacionales y la toma de decisiones. El hecho de prepararnos ante
los riesgos implica que debamos definir planes de acción específicos con
el fin de contrarrestar, disminuir o eliminar cualquier suceso que pueda
afectar al desarrollo de la empresa o proyecto.

Volviendo a la gestión integral de los riesgos, decir que ello implica que no debemos
asumir los riesgos que se nos van presentando, sino que debemos estudiarlos
detenidamente y modelarlos para gestionarlos y sacarles todo el partido, intentando
que se conviertan en una oportunidad.

Evidentemente, no todos los riesgos a los que debemos enfrentarnos pueden ser
modelados y concebidos como una oportunidad, ya que, tal y como hemos visto,
existen algunos riesgos que es imposible prevenir ya que el hecho de que ocurran no
depende de nosotros, por ejemplo, que ocurra una catástrofe natural. No obstante, si
existen otros riesgos que podemos controlar y tratar de convertir en oportunidades.

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Por ejemplo, que nos salga un competidor fuerte puede suponer que perdamos
clientes y, por consecuencia, beneficios. No obstante, podemos aprovechar ese riesgo
para innovar en nuestros productos, ofreciendo a nuestros clientes un producto
mucho mejor que el de la competencia, y ganar así cuota de mercado.

Ligado con esto, es importante que percibamos cualquier problema o crisis como una
oportunidad para cambiar y mejorar, de modo que deberemos dar la vuelta a una
situación desfavorable y crear una situación favorable.

De este modo, podemos decir que ejercer una buena gestión integral del riesgo implica
encontrar un equilibrio entre los costes y los beneficios para la empresa. Así, para que
dicha gestión sea exitosa, el equilibrio deberá manifestarse en los siguientes
elementos:

- Riesgo y recompensa: el reto para la empresa implica tomar los riesgos,


conociendo realmente a lo que se expone. Una empresa que no se
arriesga jamás logrará crecer, ya que se mantendrá tal y como está. No
obstante, el hecho de no arriesgar supone un riesgo en sí mismo, ya que
ello implica no crecer. Así, la empresa debe arriesgar y buscar nuevas
oportunidades de negocio, prevaleciendo aquí el dicho “quien no
arriesga no gana”.
- Arte y ciencia: aquí la ciencia se entiende basada en la investigación,
definición y utilización de métodos comprobados de gestión de riesgo,
mientras que el arte se refiere a la utilización de estos métodos por
parte del talento humano, implicando ello que aumente la
productividad, el dinamismo y la apropiación de las personas por el
trabajo que desarrollan en la empresa. En otras palabras, debe haber un
equilibrio entre los métodos y la manera de interpretarlos y ejecutarlos.
- Personas y procesos: la gestión integral de los riesgos está enfocada a
aumentar la productividad de las personas en los procesos y en
facilitarles el trabajo. De lo que se trata es de trabajar para implantar

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toda una serie de procesos permanentes que supongan una mejora en


la productividad y en el bienestar de los trabajadores.

Vistas estas consideraciones en relación a la definición y a lo que supone la gestión


integral de los riesgos, pasemos ahora a conocer el proceso que debemos seguir para
nuestra gestión de riesgos.

3.2.2 Proceso de gestión de riesgos

El proceso de gestión de riesgos implica llevar a cabo tareas de identificación, análisis,


planificación de respuestas, monitoreo y control de resultados, implicando ello tratar
de lograr un aumento en la probabilidad e impacto de eventos positivos, y tratar de
disminuir o eliminar aquellos impactos y eventos negativos.

Para ello, el proceso que deberemos llevar a cabo consta de las siguientes cinco fases:

- Planificación de la gestión de riesgos.


- Identificación de los riesgos.
- Análisis cualitativo y cuantitativo de los riesgos.
- Planificación de las respuestas a los riesgos.
- Monitoreo y control de los riesgos.

Antes de ver en qué consiste cada una de estas fases, debemos considerar el hecho de
que los riesgos están siempre ubicados en el futuro y suponen un efecto negativo en el
logro de los objetivos de la empresa o proyecto, afectando a elementos relacionados
con el alcance, el cronograma, el coste y la calidad. En relación al efecto negativo, es
muy importante que este sea medido, ya que ello nos va a permitir ordenar y clasificar
los riesgos en función del grado de impacto.

De este modo, y tal y como decíamos, gestionar los riesgos no solo se refiere a su
identificación y a la determinación de acciones para eliminarlos o paliarlos, sino que se
deben tratar otros aspectos, como es el análisis y la valoración del impacto que estos
podrían provocar así como de las causas que los pueden ocasionar.

Hechas estas consideraciones, pasemos a tratar las diferentes fases del proceso.

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 Planificación de la gestión de riesgos

La primera fase del plan se refiere al proceso de definir de qué manera vamos a
realizar las actividades referentes a la gestión de riesgos para nuestro proyecto.

Esta primera fase nos servirá para:

- Mejorar la probabilidad de éxito de las fases siguientes en el proceso.


- Asegurar que el nivel, el tipo y la visibilidad de gestión de riesgos son
acordes tanto con los riesgos como con la importancia del proyecto
para la organización.
- Proporcionar los recursos y el tiempo suficientes para las actividades de
gestión de riesgos y para establecer una base acordada para la
evaluación y análisis de los riesgos.

Básicamente, se trata de definir la manera cómo llevaremos a cabo la gestión de los


riesgos en relación a nuestro proyecto o empresa.

 Identificación de los riesgos

Tal y como indicia su nombre, la segunda fase se refiere al hecho de identificar los
riesgos de la empresa o proyecto.

En relación a la identificación, esta deberá llevarse a cabo desde el momento de inicio


del proyecto y deberá ser continua. Tal y como hemos dicho, al igual que con la gestión
de calidad, la gestión de riesgos debe ser un proceso continuo, ya que algunos factores
pueden suponer un riesgo al inicio del proyecto y dejar de serlo durante su desarrollo
o, al contrario, no pueden suponer un riesgo al inicio pero pueden acabar siéndolo más
adelante. Además, y a medida que vayamos avanzando con el proyecto, surgirán
nuevos riesgos que será preciso identificar y gestionar.

Aunque a simple vista parezca una tarea sencilla, se trata de algo realmente complejo,
ya que implica contemplar todos los elementos que de alguna manera tienen relación
o afectan a la empresa o proyecto e identificar aquellos que puedan suponer un
impacto negativo. Para ello, esta fase no debe realizarla una única persona, sino que lo

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habitual es que tomen parte de este proceso el director del proyecto, los miembros del
equipo del proyecto, el equipo de gestión de riesgos, clientes, expertos en la materia
externos a la empresa, los usuarios finales, las partes interesadas y expertos en la
gestión de riesgos.

Además de identificar el riesgo, resulta interesante determinar la procedencia de estos


riesgos. Ya hemos visto en el primer apartado de este capítulo que los riesgos pueden
proceder de elementos internos y elementos externos a la empresa, por lo que resulta
de especial importancia, para su análisis y valoración, determinar de dónde procede el
riesgo.

Aunque existen numerosas procedencias de riesgos, las más habituales son:

- Alcance.
- Coste.
- Calidad.
- Personal.
- Competencia.
- Comunicación.
- Integración.

Algunas herramientas que podemos utilizar para identificar los riesgos son:

- Diagrama causa-efecto.
- Diagrama de flujo o de sistemas.
- Análisis DAFO.
- Diagrama de influencias.
 Análisis cualitativo y cuantitativo de los riesgos

Cuando hayamos identificado los riesgos y su procedencia, debemos proceder a su


análisis, tanto a nivel cualitativo como cuantitativo. Se trata de una fase realmente
importante, ya que nos servirá para medir el impacto e importancia de los riesgos
identificados, permitiéndonos establecer prioridades en relación a su actuación.

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Análisis cualitativo

El análisis cualitativo se refiere a priorizar los riesgos para, posteriormente, realizar


otros análisis o acciones, evaluando y combinando la posibilidad de ocurrencia y el
impacto.

Este proceso evalúa la prioridad de los riesgos identificados utilizando la probabilidad


relativa de ocurrencia, el impacto correspondiente sobre los objetivos del proyecto si
los riesgos se presentan, así como otros factores como el plazo de respuesta y la
tolerancia al riesgo por parte de la organización asociados con las restricciones del
proyecto en relación a los costes, cronograma, alcance y calidad.

Dicho análisis es, generalmente, un medio rápido y económico que permite establecer
prioridades para la planificación de la respuesta a los riesgos y sienta las bases para
llevar a cabo el análisis de tipo cuantitativo.

Análisis cuantitativo

Este segundo análisis lo llevaremos a cabo una vez hayamos determinado las
probabilidades e impactos a nivel cualitativo de los riesgos.

Aquí, deberemos analizar de manera numérica el efecto de los riesgos identificados


sobre los objetivos del proyecto. Comentar que dicho análisis se realizará sobre los
riesgos determinados como prioritarios a través del análisis anterior.

Este análisis puede utilizarse para asignar a los riesgos una calificación numérica
individual o para evaluar el efecto acumulativo de todos los riesgos que afectan al
proyecto.

Básicamente, este proceso consiste en cuantificar los riesgos, de modo que deberemos
repetir dicho análisis después de las fases relativas a la planificación de las respuestas a
los riesgos y de monitoreo y control, ya que podremos ver si dicho riesgo se ha
reducido. El hecho de cuantificar los riesgos es una buena medida de control, ya que
nos permite ver la evolución del mismo.

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 Planificación de las respuestas a los riesgos

La fase de planificación de las respuestas a los riesgos tendrá lugar una vez hayamos
analizado y valorado los riesgos identificados, de modo que solo planificaremos
respuestas para aquellos riesgos con un mayor impacto o con una mayor probabilidad
de ocurrencia.

Esta fase implica desarrollar opciones y acciones para mejorar las oportunidades y
reducir las amenazas a los objetivos del proyecto. Así, como decíamos cuando
hablábamos de la gestión integral de los riesgos, se deberá tratar de convertir la
amenaza en una oportunidad.

Para poder llevar a cabo esta fase de manera exitosa, no solamente consideraremos el
riesgo y su impacto y probabilidad, sino que para una buena planificación deberemos
considerar también los aspectos de los recursos disponibles, el presupuesto, el
cronograma y el plan de dirección.

Es muy importante que las respuestas planificadas se adapten a la importancia del


riesgo, sean rentables en relación al desafío por cumplir, sean realistas dentro del
contexto del proyecto, sean acordadas por parte de todos los miembros involucrados y
sean asignadas a un responsable.

Tal y como hemos visto, las respuestas en relación a estos riesgos podrán basarse en
diferentes estrategias:

- Prevención.
- Reducción.
- Transferencia.
- Contingencia.
- Aceptación.
 Monitoreo y control de los riesgos

La última fase del proceso de gestión de riesgos se refiere a las siguientes actividades:

- Implementación de los planes de respuesta a los riesgos.

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- Rastreo de los riesgos identificados.


- Monitorear los riesgos residuales.
- Identificar nuevos riesgos.
- Evaluación de la efectividad del proceso para los riesgos.

Es muy importante que esta fase no termine, ya que las acciones de monitorear y
controlar implican analizar la situación, suponiendo ello la identificación de nuevos
riesgos o presentando la necesidad de un replanteamiento en las respuestas
planificadas.

Tal y como hemos dicho, la gestión de riesgos debe ser un proceso continuo en la
empresa o proyecto, de modo que esta última fase debe suponer el comienzo de un
nuevo proceso.

3.3 NORMA ISO 31000

Para acabar con el tema sobre la gestión de riesgos, en este último apartado vamos a
presentar de manera breve la norma ISO 31000 de gestión de riesgos, con el fin de
conocer las principales consideraciones que hace la ley en relación a este tema.

Comentar que aquí no presentaremos toda la normativa, ya que para su consulta


hemos dispuesto el enlace en el apartado de la bibliografía.

La norma ISO 31000 de Gestión de Riesgos es relativamente reciente, ya que se creó y


publicó en el año 2009 por la Organización Internacional de Normalización. Se trata de
una norma global que proporciona a las empresas toda una serie de principios y
directrices de carácter genérico para una eficaz implantación de un sistema de gestión
compatible con los estándares de gestión de riesgos de cualquier sector.

 Principios básicos

Los principios básicos sobre los que se rige esta norma son:

- Crea valor.
- Está integrada en los procesos de la organización.

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- Forma parte de la toma de decisiones.


- Trata de manera explícita la incertidumbre.
- Es sistemática, estructurada y adecuada.
- Está basada en la mejor información posible.
- Está hecha a medida.
- Tiene en consideración factores humanos y culturales.
- Es transparente e inclusiva.
- Es dinámica, interactiva y sensible al cambio.
- Su objetivo es facilitar la mejora continua en la organización.
 Objetivos

Con la implementación y aplicación de esta normativa, se pretende que las empresas


alcancen los siguientes objetivos:

- Incrementar la posibilidad de alcanzar los objetivos trazados.


- Fomentar la gestión proactiva.
- Concienciar de la necesidad de identificar y tratar los riesgos en toda la
organización.
- Mejorar el proceso de identificación de amenazas y oportunidades.
- Cumplir con las exigencias legales y reglamentarias, así como con las
normas de carácter internacional.
- Mejorar los informes financieros.
- Mejorar la gobernabilidad.
- Mejorar la confianza de los inversores.
- Establecer una base confiable para la toma de decisiones y la
planificación de resultados.
- Mejorar los procesos de control.
- Asignar y utilizar de manera eficiente los recursos.
- Mejorar la eficiencia y eficacia operativa.
- Mejorar la salud y seguridad, así como la protección del medio
ambiente.
- Prevenir pérdidas e incidentes.

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- Mejorar el aprendizaje organizacional.


- Mejorar la capacidad de resistencia de la organización.
 Estructura

En lo que se refiere a la estructura de presentación de la norma, esta presenta tres


áreas claramente diferenciadas:

- Los principios básicos para la gestión de riesgos.


- La estructura de soporte.
- El proceso de gestión de riesgos.

En lo que se refiere a esta norma, no nos extenderemos más, ya que el proceso de


gestión de riesgos que esta presenta se corresponde con el proceso que hemos
presentado en el apartado anterior.

Si el alumno desea obtener más información sobre dicha normativa, en el apartado


destinado a la bibliografía encontrará un enlace al texto normativo completo.

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