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La vocación, una decisión oscura y con los riesgos propios de la

vida

La estrategia clínica según Bohoslavsky es analizada por los autores


de esta nota. La "encrucijada" y los actos humanos.

Por Elsa Emmanuele y Andrés Cappelletti*

En los albores de la década del '70, Rodolfo Bohoslavsky propone reformular


la estrategia clínica, modalidad que él mismo acuñara durante la década
anterior, para las prácticas psicológicas de orientación vocacional. Una
renovada materialidad discursiva -lecturas incipientes en la Argentina de
entonces- nutrida por la vertiente lacaniana de un psicoanálisis capaz de
retornar a Freud sin escamotear rupturas -y sobre el trasfondo de un
movimiento kleiniano en decadencia- más el auge de un marxismo
althusseriano, conforman la caja de herramientas para nada despreciable, con
que un pequeño grupo de autores en época convulsionada, abren los más
profundos interrogantes teórico epistemológicos, silenciados prontamente por
el oscurantismo dictatorial.
Tras una severa crítica y autocrítica a las prácticas del psicólogo en el campo
de la orientación vocacional, Bohoslavsky anuncia en su obra -obra que data
de 1973, editada en 1975 y confiscada de la libre venta entre 1976 y 1984-:
"intentamos hoy en día redefinir nuestro locus profesional y nuestra posición
ante lo social. (...) (Dar) cuenta de los caminos que hemos logrado despejar
de la encrucijada vocacional como de los puntos oscuros que debieran ser
profundizados para su esclarecimiento".
Escribe así -sumado a los aportes de los autores que lo acompañan- los
bosquejos de aquella postura a la que considera históricamente como una
tercera modalidad de abordaje de la problemática vocacional, que no
precisamente por azar, se anuncia en el universo simbólico bajo la nominación
de una encrucijada.
"Tal encrucijada, en su doble sentido, como oscuro cruce de caminos
convergentes y como acechanza o emboscada", condesa una multiplicidad de
significaciones enlazadas a vicisitudes de la constitución subjetiva, ya que no
sólo se erige como palabra clave para nombrar lo vocacional, sino que
asimismo "se materializa en ese tránsito designado como adolescencia",
tránsito social y singular por los senderos de las mutaciones biológicas. De lo
que se trata en definitiva, es de admitir a punto de partida, "la trama
estructurante que hace del devenir humano una constante encrucijada".

Sin duda, es también una cierta encrucijada histórico política de aquellos


convulsionados tiempos lo que opera como paradójico aunque fecundo suelo,
para la emergencia de tal postulación que hoy -muy a pesar de teorizaciones
que lo intentan con esmero- continúa francamente inclonclusa e innombrable.
Es así que Bohoslavsky y sus colegas, vislumbran que dilucidar ese oscuro
cruce de caminos que hace a la sujeción humana, esa "trama indisoluble de
sujeciones" (político sociales y desiderativas), ese "complejo anudamiento
propio del devenir humano" no es trabajo fácil. Implica "una perspectiva
teórica ardua. Ni más ni menos que construir modelos que develen la
articulación entre el sistema social que constituye a los hombres y los sujetos
que lo soportan, lo mantienen, lo transportan, pero que es bueno tenerlo en
cuenta, también lo transforman.
Tal como afirma Raúl Courel, "una teoría siempre se funda en la reflexión
acerca de la práctica" y a su vez, toda práctica funda conocimientos "a través
de la mediación de conceptualización", sobre el suelo ineludible de la
"historicidad del conocimiento". "En el caso de la "orientación vocacional, cabe
preguntarnos de qué manera es soslayada la práctica en el pensamiento o (y)
complementariamente, es soslayado el pensamiento en la práctica.
En la actualidad, casi veinticinco años después, las prácticas de la
orientación vocacional permanecen ancladas mayoritariamente en aquella
estrategia clínica que el propio autor ha destituido con audacia, hoy adecuada
sin duda a los falsos objetos naturales, mercancías de esta sociedad del
conocimiento. Es por ello que aún preservan vigencia unas viejas palabras de
Raúl Courel: "tal vez sea (¿todavía?) la hora de sacudir la inercia mental de
los bien comidos (o de los que hoy anhelan serlo) para repensar críticamente
nuestra inserción en el campo de la orientación vocacional.

*Texto extraído del libro "La Vocación. Arqueología de un mito", (Lugar


Editorial), de Elsa Emmanuele y Andrés Cappelletti.

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