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En este proceso las percepciones y la opinión tanto del educador como de los estudiantes son
necesarias y valiosas para así poder crearse un panorama completo del proceso enseñanza-
aprendizaje.
Se tiende a confundir calificación con evaluación. Se podría decir que la calificación es la
transformación lo más adecuada posible de una serie de factores que inciden en el proceso de
enseñanza-aprendizaje del estudiante en un número o concepto.
Para ello el docente ha tenido que evaluar (o sea tomar en cuenta y sopesar) en más de una
ocasión y de diferentes maneras el actuar de sus alumnos.
Evaluación formativa: en el desarrollo de las habilidades musicales tales como la
interpretación y creación es fundamental la constante interacción con el profesor. Los comentarios
orales del momento son vitales en este proceso y son parte de la tradición del aprendizaje musical.
Es probable que para cerrar un ciclo y seguir adelante el profesor evalúe en forma más específica
para lo cual podrá valerse de una pauta especialmente elaborada para la ocasión. En el caso del
desarrollo de la escucha musical se aplicará el mismo criterio. Los estudiantes estarán
permanentemente escuchando y volcando sus impresiones por diferentes medios (verbales,
corporales, visuales y musicales). Tanto el profesor como los estudiantes se beneficiarán de los
aportes de cada integrante de la sala. Todos estos comentarios servirán de base para ir guiando
los criterios de evaluación de esta actividad.
Evaluación sumativa: En la educación musical este tipo de evaluación corresponde
generalmente al cierre de un ciclo el cual puede ser compartido con una audiencia. Para que esta
evaluación sea significativa es imprescindible incorporar los procesos previos en la calificación
final.
Instrumentos de evaluación
El portafolio se podrá transformar en una "bitácora" del curso en la cual exista cierto material que
todo estudiante tendrá tales como las fichas de datos, las partituras de las obras a interpretar, los
dibujos y comentarios escritos de sus audiciones, el material audiovisual (si fuese posible), sus
apuntes, partituras convencionales o no convencionales de sus creaciones y cualquier material
complementario que el estudiante y el profesor estimen conveniente. Esta herramienta es una
evidencia para el profesor del trabajo en clase del alumno y a su vez es útil para el alumno para
ordenar y clasificar las experiencias de sus clases.
Es importante que el profesor ayude y guíe al estudiante en su portafolio el cual puede ser
realizado en forma individual o en grupos pequeños de dos a cuatro alumnos. Al final de una
unidad o del año, la revisión del portafolio en conjunto servirá también como repaso y
reforzamiento de lo realizado en clases.
Los aportes desde las otras artes y asignaturas (tales como escenografías, programas con datos
del contexto de la obra e ilustraciones, la incorporación de la expresión corporal entre otros), serán
un gran complemento y permitirán tanto a los estudiantes como al público invitado comprender
mejor la música presentada.
Para calificar un trabajo de este tipo es fundamental que el profesor tome en consideración tanto el
proceso como el producto y que la presentación sea una instancia más del proceso enseñanza
aprendizaje, donde se aprende también de los errores y de cómo se enfrentan y solucionan en el
momento. En la medida que los estudiantes se sientan comprometidos e involucrados en la
preparación (a medida de sus posibilidades) es más probable que su desempeño sea mejor a que
si lo siente ajeno.
Pautas de evaluación
Junto con preocuparse de establecer criterios claros y basados en los objetivos, se recomienda
que se inserten otros más amplios que podrán entregar datos que ayuden al crecimiento de los
estudiantes como por ejemplo: "¿Qué aspectos podrían trabajarse más y mejor?", ¿"Qué más
descubrí de mis alumnos?" o "¿Qué otro elemento o procedimiento musical se trabajó?"