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GILBERTO OWEN EN ESTAMPA Textos olvidados y otros testimonios ANTONIO CajERO VAZQUEZ 275028 (MUHA BM_cg U.S* 1006 202 COLECCION INVESTIGACIONES SS GILBERTO OWEN EN ESTAMPA. TEXTOS OLVIDADOS Y OTROS TESTIMONIOS ANTONIO CajERO VAZQUEZ EL COLEGIO DE SAN LUIS LOS TEXTOS OLVIDADOS .6n ofrezco varios hallazgos que contribuyen a completar el mosai- tye yl obra de Owen: dos cartas de Gilberto Owen a Benjamin Ca- 2 ae e tener acceso 2 ellas por Ia edicién que hizo Jorge Enrique Adoum rin cas a Benjamin en 1995. La primera est escrta desde el Hotel Tivo- oe Guayaquil, el 7 de junio de 1932. En ella, y en honor a la premisa owe- an iede eer y escribir “entre ineas",'aflora una cascada litica de impresiones pre su experiencia peruana y la llegada a Ecuador. También, Owen alude a sus amigos Alfonso Reyes, Xavier Villaurrutia, Jorge Cuesta, Genaro Estrada, yuime Torres Bodet;a sus clisicos: Rimbaud, Emily Dickinson; a sus amigos ccuatorianos: “Benjamin, Aguedita, Jaime, la Francesilla”. Ta otra carta de Owen a Carrién sirve de vinculo entre este y German Arciniegas. Owen la considera “un elogio de un amigo que quiere serlo tuyo”. Luego va al grano: nesta secci Va aesctibirte, pues, por conversar de esas cosas contigo, jy va a envane- cerme tan por de dentro saberlos tan buenos amigos como los dos mios! (Aqui notards mi prosa muy en decadencia; piensa que estoy aprendiendo 2 escribir para los periddicos y te lo explicards todo). Tii le conocerds, acaso, por sus libros; en amistad y didlogo verds su estatura idéntica. Verds qué justificada mi impresién cuando, refugidndome entre sus libros, entre sus palabras, asocio a nuestras veladas el recuerdo de las mil y una en tu casa, Al final, como en la primera carta, Owen envia saludos a Ia familia de Cain con “un abrazo muy prieto” y promete escribir al otro dia sobre el ae dela revista Didlogo que pensaba fundar en Bogoté y de la que no se mis noticias que las vertidas por Owen en su correspondencia. "Asi esctibi nai wy exeribir- tibia en 1948 a Josefina Procopio: “siempre he sabido leer ~y escribir entre linas, i P ie Son muy pocas veces las ocasiones en que la pasién me arrastra alo literal” (Gilberto Owen, Obras, p. 281). Tambign rescato dos textos que los compiladores de Posy pug los de Obras, dejaron enterrados en Ulises. Curioso como soy, me 5... pertinenteechar una mirada alas primeras publcaciones donde con, Owen pues, segin el consejo de redaccién de Promeeus, en Ulises “ipa, ron sus poemas, la primera parte de la Novela en forma de nube y si on, sobre Lautréamont, Jouhandeau, etcétera’.? Impelido por esta sugerencia, me encontré con “El curioso impertinent” del nim. 5, diciembre, 1927, P 23-26, donde descubri la marca con que Owen firmé hasta en is pigs de El Tiempo: “c. 0.” Esta entrega y la que comento enseguida pasaton nad. vertidas para los editores de los facsimiles de Ulises, pues las incluyen en ls lista de autor “Anénimo”.? El texto en que el rosarino explora sucintamese la obra de Jouhandeau, y comenta y traduce a Lautréamont, alude a otto de su autorla, cobijado por el plural mayestatico: “Para anotar la semejanza endl estilo de los nuevos escritores de prosa castellana, propusimos en el cuaderso 2. de utises un juego, una adivinanza: La pesca y la flecha. ;De quién eracade una de las frases [aisladas] recientes?” Por este indicio, atribuyo 2 Owes l adivinanza que luego él mismo responde en el ntimero 5 de Ulises, firmada con sus iniciales. 2 “Gilberto Owen” '» Prometey > Ulises (1 Mayo, 1952, p, 193. Pas “(1927-1928 cla (193) Ronde de Guha Ezandmic Meson 980° n . SALUDO A BENJAMIN CARRION } Querido Benjamin: Sabfamos el transito y sus cambios, pero sactificamos gustosos la memoria a renovada sorpresa. No es, ademés, lo mismo, porque, aquella vez nuestra yo iba hacia el sur o hacia el norte, no sé, pero hacia la nube, y de ella me wake ahora. Ni viento de las rosas ni viceversa, desnudo de expresiones geogrdfcas destado de dnimo sujeto al paisaje.* ° He venido ciftendo el litoral, buscéndole un artimo verde inttilmentes mis ojos se tiraban contra las dunas queriendo abrir un hueco hasta la tierra verdadera, y me quedaba en ellos un poco de sal, y yo la bautizaba a escondi- das lagrimas, pero no corria; es peligroso llorar en el polo porque vuelve uno con anteojos de hielo. Y del lado del cielo habfa una nube que lo suplantaba, cielo al alcance de la mano, de todas las manos; una nube monstruosa, puesto que no tenia forma alguna, contra su deber de tenerlas todas. Y en el mar de plomo el barco no hundfa herida perdurable, o era tan breve la vida de la estela que se sepultaba antes de que llegase yo a mirarla sobre el puente. Y, breve y todo, duraba mas que mi recuerdo en las gentes, como mi gesto dura més que mi cara y mi mirada [més] que mis ojos. Hablo también de este gesto senti- mental que ahora ensayo y que tan mal me va, postizo, pues no me importa, en el fondo, ser recordado. (Me olvidan —me matan- luego existo).° Este gesto de algodén que acabo de deshilachar contra la seca, dura costa peruana.® } 4 En este juego de palabras que alude a “la rosa de los vientos", Owen muestra que la ‘geografia y su paisaje no le sirven de guia ni en cuestiones expresivas: “Ni viento de las rosas ni vicevera’.As{ prepara su desacuerdo abierto contra la identifcacion geografia-pasaje-hombres, > En esta misiva adelanta una pardfrasis de la maxima cartesiana (“Me ‘olvidan -me ma- tan luego existo”) y una descontfianza abierta por la geografia ("La geografia no existe, existe el paisaje, existen los hombres, existen las mujeres a veces, existen los vicios, los mangos, la poesia, el aire, Rimbaud y Dios") que recuperara, con variantes, en una carta dirigida a Villaurrutia, desde Bogor, el 8 de mayo de 1933: “Se olvidan de mi—me matan-, luego existo. Nadie mara- ‘iaa.un fantasma. Dicen que hay paises, pero no creo, jay, en la geografia. Hay paisajes. Desde uno muy pobre, muy comido de niebla, ce piensa, con el gran carino de siempre” (Gilberto Owen, Obras, p. 269). ___ § Esta obsesién por el gesto se corresponde cot de ‘nasequible, como lo muestra més abajo con la alusién a Sindbad el Marino. Sobre el gesto, __"ambign puede verse en la cuarteta que cierra “Madrigal por Medusa Déjame asi, de estatua de mé mismo, la cabeza que no corté, en la mano, la espada sin honor, perdido todo lo que gané, menos el gesto huraito. nla biisqueda incesante de un nombre B Se nos repite demasiado ficilmente nuestro deber de set intel nos encarcela en una nube, en una ciudad encerrada en una m nube en forma de ciudad. Se nos grita: Pensad. Venid, Alfonso, Genaro, Jaime, venid’ Ensefadnos cémo. A ver, sefior Descartes, tage use su chimenea. Nosotros pensamos con el acto, ya nuestro tacto nada muss ofiece, porque todos lo senos tienen en una nue el mismo contomn alga ver, y alguna vex ningin contorno. Y ligentes, Se tube, en ung » Xavier, Jorge, todas las frutas del mundo bailan en la orilla de enfrente yesinitil mudarnos de cuerpo. Nosotros pensamos con los ojos, y ahi esté la niebla: nos roe todas ls for ‘mas con sus encias de trapo, hace trampas con las distancias de nuestro sistema de coordenadas, ensucia y revuelve y tesuelve en gris todos los colores, en un gris sin austeridad, tramposo, feo. Y también Pensamos nosotros siete veces con el olfato y con el ofdo y con el gusto, y qué mal gusto encerrarnos ahi con Sefiores sordos, y qué miseria haber fumado siempre tanto. Entonces olvidamos nuestro nombre, declaramos todos los dias martes y treces;' dejamos que nuestros amigos se embarquen sin despedirlos, nos encon- ‘ramos nuestros Angeles y pasamos de largo, fingiendo no haberles reconocido, no reconociéndolos al final, desconocidos de ellos, y nos metemos de novios con Sefioritas bien, gordas y egoistas. Entonces nos interesamos en la politica muni

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