Los recetarios, más que un libro, es una herramienta que auxilia a todo el mundo,

son parte esencial de las cocinas y nos funciona como un claro ejemplo de
patrimonio gastronómico, por eso que son tan valiosos, importantes e
indispensables en la vida de los cocineros, ya sean profesionistas, los que lo
hacen como pasatiempo, por necesidad o como jefes de familia.
Personalmente puedo comparar los recetarios con las fotografías, puesto que a mí
me parecen indispensables para recordar, para volver a sentir las sensaciones de
ese momento, y creo que las recetas funcionan igual, plasman un momento y
sirven como recuerdo, podemos recordar el olor, los sabores, con quien
compartimos la preparación y con quien compartimos el platillo.
Lo que comento sobre que los recetarios traen consigo no sólo recetas, sino que
también forman parte de la época en la que se escribe, marcando las tendencias
del momento y creo que, de esa manera, el recetario forma parte de un registro
histórico de donde basarse para poder estudiar una época, así como los
periódicos con sus noticias, la literatura o la música. Son los recetarios registros
históricos que representan en su totalidad a la gastronomía.
Y para finalizar puedo decir, que después de conocer su importancia, nosotros
como futuros gastrónomos, nos deberíamos animar a crear nuestros propios
recetarios, muy amateurs tal vez, pero que conservemos el recuerdo de lo que
nosotros hacemos, de la época en lo que lo hacemos y así poder documentar todo
lo que para nosotros es clásico y todo lo que está marcando tendencia, siendo de
manera indirecta escritores de la historia de la gastronomía.