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WhatsApp que todos conocemos tiene un larga (o no tanto) historia detrás que nos
gustaría repasar contigo. ¿Te apuntas al viaje vital de la app de mensajería más
utilizada del mundo.
Año 1976, fría ciudad de Kiev, Ucrania. Una humilde familia de origen judío
concibe a Jan. Hijo único de una ama de casa y un gerente de construcción, se
crio hasta los 16 años en las afueras de la ciudad soviética hasta que en 1992,
junto a su madre y su abuela, emigró hasta Mountain View, en California, sede
actual de Google. La creciente tensión política y antisemita fueron dos de los
principales motivos para emigrar, pero resulta curioso conocer que Jan, años
después, explicaría cómo el temor al espionaje de las conversaciones en la
antigua unión soviética era también un factor más tenido en cuenta por su familia,
un dato que tomará mayor protagonismo cuando avancemos en la historia.
Jan Koum (que por este entonces ya está crecidito y se merece un apellido)
cambiaría pronto de empleo para recalar en Yahoo!, donde compartió 9 años más
de trabajo y vida junto a Acton, dado que sus padres fallecieron. En septiembre de
2007 ambos dejan sus empleos en la multinacional y se van de viaje a
Sudamérica, donde pasaron un año descubriendo el continente. Koum tira aquí de
los 400000 dólares que obtuvo con su salida de Yahoo!. Ambos aprovecharon
para tirar el curriculum en Facebook. No los contrataron.
Inicialmente la app no fue recibida con mucha expectación dado su propósito, pero
todo cambió con la llegada de las notificaciones Push en junio de 2009. WhatsApp
lanzó su segunda versión con dos importantes novedades: notificaciones cuando
un contacto cambiaba de estado y el envío de mensajes de texto que utilizaban
esas notificaciones para avisar al receptor. Koum, Fishman y los amigos de este
último comenzaron a usar la app en sustitución de los SMS tradicionales
aprovechando esta nueva funcionalidad. La base de usuarios creció rápidamente
hasta los 250000 dado que por aquel entonces las únicas alternativas similares
eran BBM (solo para BlackBerry), G Talk y Skype, pero en ningún caso usaban el
número de teléfono del usuario. Acton, aun desempleado por aquel entonces, se
unió al proyecto como co-fundador en octubre tras reunir 250000 dólares de 5
inversores diferentes.
La idea era crear una app libre de publicidad. Tras trabajar en Yahoo, ambos
sabían cómo funcionaba ese mercado y el proceso de recolección de datos de las
grandes multinacionales para vender publicidad. El objetivo era eliminarla por
competo: eran conscientes de que si creaban una plataforma que ayudara a las
personas, les ahorrase dinero y fuera estable la gente estaría dispuesta a pagar
por el invento. Porque sí amigos, WhatsApp fue en sus comienzos una app de
pago. Había que amortizar los costes, que estaban fundamentalmente en el envío
de mensajes de verificación a los usuarios al registrarse, evitando con ello también
un crecimiento demasiado rápido de la app y quién sabe si su viabilidad.
Ya en los orígenes nacieron las primeras suspicacias sobre el uso de los datos
que hacía la app, nada temible por aquellas fechas en comparación con los días
que vivimos. Fue un año de muchos cambios y novedades donde ya se
introducían por ejemplo los primeros sistemas de acuse de recibo primitivos
mediante letras que aparecían junto a los mensajes:
En agosto de 2009 saldría WhatsApp 2.0 para iPhone y la fase beta acabaría en
noviembre de ese año: la primera versión oficial aparecía solo para iPhone en la
App Store. En diciembre de ese año llegaría una de las funciones básicas hoy en
día: el envío de fotos.
WhatsApp solo estaba disponible en iPhone hasta el año 2010, que comenzó
viendo el lanzamiento de la primera versión de BlackBerry. Chris Peiffer, amigo de
Koum contratado, la crearía aunque sin mucha convicción dado que dejaría la
empresa tiempo después. También vio la luz la versión para el sistema operativo
Symbian de Nokia y solo en agosto llegaría, por fin, la versión para Android de
WhatsApp, lo que nos da una idea del contexto en el que nos movemos en esta
época.
Una de las funciones estrella hoy en día aterriza en febrero de este año: los chats
de grupo. Se estrenaron limitados a 5 participantes, muy lejos de las capacidades
de hoy en día, y desde luego que las opciones disponibles nada tenían que ver
con las actuales.
Durante el año 2011 el éxito de WhatsApp ya es más que relevante, lo que supone
un efecto llamada para otros competidores. WhatsApp es ya con la entrada del
año nuevo una de las 20 aplicaciones más importantes de la iTunes Store en
Estados Unidos, el mercado que marca la pauta. En China por ejemplo nace
WeChat, también en Japón aparece LINE, o Snapchat con un concepto
ligeramente distinto pero basado en la misma idea de enviar mensajes. Son apps
que intentan competir contra WhatsApp pero cuyos mercados principales son
asiáticos, por lo que su impacto a nivel global es relativo aun cuando estos países
tienen poblaciones de gran tamaño. También es el año del definitivo despegue de
la compañía, gracias principalmente a la aportación de algunos socios inversores
como Jim Goetz a través del fondo Sequoia Capital, uno de los fondos de
inversión implicados en el nacimiento de multitud de grandes tecnológicas de
Sillicon Valley. En abril el bueno de Goetz aportaría 8 millones de dólares iniciales
tras meses de negociaciones que le daban el control del 15% de la empresa y que
en el futuro, después de varias rondas de financiación adicionales por valor de 60
millones, le reportarían unos pingues beneficios.
WhatsApp va a ser de pago pronto. La única manera de hacer que siga siendo
gratis es usándolo con frecuencia. Por ejemplo, tienes que tener al menos 10
chats activos. Para convertirse en usuario frecuente hace falta mandar este
mensaje a 10 personas en las que aparecerá que lo han recibido (doble check) y
tu logo de WhatsApp se volverá rojo para indicar que lo has conseguido.
Es curioso: WhatsApp hasta ese punto siempre fue de pago, aunque con algunas
diferencias entre plataformas. Sin embargo el concepto de gratuidad de WhatsApp
estaba tan arraigado entre los usuarios que este mensaje provocó una explosión
de ira. En marzo aparece otra función estrella sin la que hoy en día no podríamos
vivir, el envío de localizaciones. La función para compartir ubicación existía, pero
ahora es más precisa permitiendo señalar sitios concretos y añadirlos a la
conversación. Y ya en agosto se anuncia definitivamente la llegada del cifrado de
datos, aunque sin especificar el cómo y solo para iPhone y Android.
La cuesta de principios de año se hizo un poco más duro para los 200 millones de
usuarios activos por entonces con el siguiente movimiento de WhatsApp: cobrar
por la app de Android, gratuita desde su aparición. En realidad no fue hasta julio
cuando se equipararon las cuotas en Android y iPhone: ambos pasaron a ser de
un año de prueba gratis y un único pago de 0,99 euros o dólares para usar la app
de por vida. Años después confesarían que el sistema nunca funcionó bien (o al
menos llegaron al punto en el que no era necesario, lo que siempre es
sospechoso). Sin embargo a WhatsApp le fue genial, pues Sequoia Capital
invertía otros 50 millones de dólares en el negocio.
Llega otra función que hoy forma parte de nuestro día a día pero que por aquel
entonces se echaba en falta: poder hacer copias de seguridad de las
conversaciones y guardarlas directamente en iCloud. Y en agosto aparecieron los
mensajes de voz. WhatsApp siempre ha innovado facilitando la manera de
compartir mensajes, y los audios eran una posibilidad inexplorada hasta esta
fecha. Esta función salió simultáneamente en todas las plataformas que en este
entonces tenían soporte: iPhone, Android, BlackBerry, Nokia y Windows Phone.
Para finales de año, en diciembre, anunciarían que habían alcanzado la cifra de
400 millones de usuarios activos al mes.
Es curioso porque ese mismo mes de febrero, días después de la gran noticia,
WhatsApp sufrió una de sus caídas de servicio mundiales durante varias horas.
¿Casualidad? Era relativamente normal que se produjeran estos fallos, pero
WhatsApp estaba en el foco de todos los medios y usuarios (hasta el Director de
la oficina alemana de seguridad Thilo Weichert desaconsejó su uso por no
respetar la normativa europea de seguridad y privacidad de la información), que
no dudaron en expresar su ira en redes sociales y buscar alternativas. Mucha
gente temió por el cruce de datos entre Facebook y WhatsApp, y no iban
desencaminados. Fueron horas milagrosas para la competencia, especialmente
para un nuevo jugador recién aparecido: Telegram. Sin embargo, una vez pasado
el susto llegaría la realidad: durante el verano se alcanzarían los 600 millones de
usuarios activos al día, nueva cifra récord.
Respecto a novedades en la app, ese febrero no dejó de ser un mes movidito: tres
días después del anuncio de la venta a Facebook Koum anunciaría también que
estaban trabajando en las llamadas de voz para los próximos meses, otra de las
funciones estrella en la historia que nos ocupa. ¡Ah! También aparece otra
pequeña pero muy importante novedad durante el mes de noviembre: el doble
check azul que indica si el receptor ha leído un mensaje, una pequeña fuente de
conflictos más con ciertos contactos. Hasta ese momento, y tras el paso por el
sistema de letras del que hablábamos párrafos atrás, se utilizaban los típicos
check para indicar si el mensaje se había enviado (1) y si era entregado (2), lo que
no significaba necesariamente que hubiera sido leído. El doble check azul suponía
que ahora podías saber si el receptor había leído un mensaje.... Y no había
querido contestarlo.
¿Conoces los MODs de WhatsApp? Seguramente sí, pero si has vivido en otro
planeta durante los últimos años debes saber que son versiones de WhatsApp
creadas por terceros que añaden nuevas funciones, y muy demandadas.
WhatsApp ha cambiado mucho con el paso del tiempo, en algunas cosas para
bien y en otras para mal, y a veces no lo suficiente. Los MODs de WhatsApp, que
realmente son algo casi exclusivo para Android, llevan mucho más allá las
opciones disponibles en la app, desde permitir usar dos números de teléfono a
configurar todas las opciones posibles de privacidad, cumpliendo los deseos de
millones de usuarios.
Obviamente esto a Facebook no le gusta. A comienzos del año 2015 todos los
usuarios de estas versiones no oficiales fueron baneados de WhatsApp hasta que
desinstalaran el problema. Era la primera vez que se tomaban medidas de este
tipo de forma masiva. Pese a que algunos servicios de terceros anunciaron el
cierre, otros muchos continuaron gracias a la permisiva política de WhatsApp al
respecto pese a los actualizados términos y condiciones del servicio. Hoy en día
muchos MODs continúan ofreciendo sus servicios y de hecho son apps muy
demandadas.
Cuando el año tocaba a su fin se produce una nueva noticia referente a Jan Koum
y que a la postre sería un primer indicio de lo que sucedería después: vende 2400
millones de dólares en acciones de Facebook, el 50% de todas las que poseía,
quedándose el resto. Un pellizco extra por si la venta total de la empresa el año
anterior no había sido lo bastante beneficiosa.
Sería necesario esperar hasta el 18 de enero para ver al fin un WhatsApp gratuito.
A comienzos del mes de abril llegaría una nueva función de seguridad también
muy demandada por influencia de Telegram y futuro foco de problemas en la
dirección: el cifrado extremo a extremo, que garantizaba el secreto de tus
comunicaciones incluso ante la propia empresa. Lo cierto es que más allá de
cuestiones técnicas nunca ha quedado claro si este cifrado es seguro y si no
contiene la manera de acceder a las conversaciones en casos específicos.
Anonymous ya alertó de la posible existencia de backdoors, teniendo en cuenta
que Facebook es una de las empresas señaladas como colaboradora del gobierno
estadounidense tras el escándalo de PRISM destapado por Edward Snowden.
Una de las primeras funciones renovadas con el año nuevo fue la de Estados. En
febrero una nueva actualización permitía colocar allí vídeos o fotos decorados por
ti mismo que desaparecían tras 24 horas, una función copiada de Snapchat o de
Instagram Stories con la que se pretendía dar una vuelta de tuerca más a la app
de mensajería. WhatsApp Status que se llama el invento ha tenido un éxito relativo
al menos en nuestro país, aunque ahí sigue a día de hoy.
El último de los hitos constatables este año fue la aparición de Facebook Pay, un
sistema de pagos integrado y compartido entre varias de las apps de Facebook,
como son Messenger, Instagram y por supuesto WhatsApp. Su lanzamiento se
limitó inicialmente a Estados Unidos, pero la intención es que durante los próximos
meses llegue a otros países.
A partir de aquí solo podemos hablar de rumores, aunque estén casi confirmados.
Se espera que la app añada de forma inminente un modo oscuro, que cuente con
funciones multidispositivo (se dice que la versión para iPad ya está lista y
pendiente de esta nueva característica para ser lanzada al mercado) y uno más
relacionado con la monetización: la aparición de publicidad en los estados tal y
como sucede en Instagram. La idea es intercalar publicaciones publicitarias entre
las historias de nuestros contactos.