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Desde que el presidente Vizcarra anunció el primer caso de la pandemia de

enfermedad por coronavirus (COVID-19) en nuestro país hasta la declaración del


estado de emergencia nacional, transcurrieron diez días, tiempo valioso en el que
se promulgó el Decreto Supremo N° 044-2020-PCM, tal medida no fue suficiente y
en el interludio los casos de contagio se incrementaron. Así pues, la celeridad de
la propagación del virus no pudo ser aquilatada, ya que las pruebas de diagnóstico
del coronavirus - que por cierto, requieren personal capacitado y laboratorios para
ser realizadas - eran ínfimas en cantidad.

No existía - ni aún lo hay - un plan estratégico de preparación y respuesta ante el


coronavirus, además, las medidas adoptadas se han hecho sobre la marcha y eso
es lo que se deduce de las tardías decisiones de distanciamiento social que fueron
implementadas cuando ya no era posible rastrear el contagio (nivel 3), también de
los apenas 10 mil test que a fines de enero el gobierno adquirió. Otras señales
más de esta improvisación fueron el cambio de ministro de salud (necesario, pero
que debió haberse llevado a cabo antes); la inexistencia de un plan económico
que se aplicara desde el inicio de la crisis de salud por coronavirus y, últimamente,
la cancelación de la medida del pico y placa por género debido a que resultó
contraproducente.

Es oportuno preguntarse sobre los motivos de la carencia de un plan estratégico


gubernamental, pues el ejemplo de la evolución de la pandemia en algunos países
demostraba que era necesario tomar medidas rápidas y drásticas, sobre todo las
advertencias de la OMS, que incidían en las medidas de distanciamiento social y
que también enfatizaban en la masificación de los test moleculares para identificar
a los infectados, aislarlos y establecer el vital cerco epidemiológico.

¨Para ganar, debemos atacar el virus con estrategias agresivas y bien dirigidas:
hacer el test a cada caso sospechoso, aislar cada case confirmado y hallar y
poner en cuarentena a cada una de las personas con las que estuvo en contacto
estrecho¨. Esas son las recomendaciones del director general de la Organización
Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien siempre lo
reitera en cada oportunidad que toma la palabra en público.
Testear y aislar es la única receta para ganarle al coronavirus, según los expertos,
y el aumento de los casos de esta semana están relacionados directamente a que
no se ha aplicado correctamente la fórmula. De hecho, para el testeo se cuenta
con dos tipos de pruebas: molecular y las denominadas pruebas rápidas.

Pero he aquí otro problema, hasta el momento las pruebas rápidas han
comprobado en varios países su ineficacia. España, Reino Unido, República
Checa, han devuelto casi todos los kits de pruebas a China, el principal proveedor.
La conclusión preocupante de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas
y Microbiología Clínica (SEIMC) es que la sensibilidad de este tipo de pruebas es
inferior al 30%.

Sin embargo, el ministro de salud declaró que las pruebas rápidas han
demostrado ser óptimas, luego de ser aplicadas a los casos sospechosos, pero
agregó algo importante: “Tienen un desempeño óptimo para poder realizar
evaluaciones complementarias de tipo epidemiológico"

Declaración similar fue dada por el presidente al darse cuenta de que estas no
pretenden reemplazar a las moleculares sino ser complementarias. En la misma
línea, el experto en salud pública, el Dr. Elmer Huerta explicó para RPP que
ambas pruebas tienen diferente función, pero que se complementan una a la otra.
"Es importante hacer ambas, si quiero hacer diagnóstico de la infección activa al
primer momento, pues tengo que buscar al virus y esa es la prueba molecular y
esa es la que se va a hacer en el Perú y todos esperamos que se compre¨

Hay que interrogarnos ¿Se están comprando ambas y en la cantidad óptima de


acuerdo a las recomendaciones de los especialistas?

Ni siquiera durante esta semana en el que se han incrementado drásticamente las


cifras de víctimas de la pandemia, podemos considerarlas totalmente
representativas de la situación real, precisamente debido al muy bajo número de
pruebas realizadas hasta ahora. Esta es la principal falla en la actual lucha de las
autoridades contra el coronavirus. 
En realidad se desconoce el número exacto de infectados por este virus en el
Perú. Lo que sí es vox populi conocido es la incapacidad de su sistema sanitario,
por tal motivo es vital el rol del Estado durante esta emergencia. Hay que ser
conscientes de que un declive del aislamiento social provocaría un despunte en
las infecciones por coronavirus. Singapur, considerado un modelo en la gestión y
el control del covid-19, ha presenciado un repunte de infectados y los medios de
Corea del Sur, otro país modelo, informan que el patógeno se reactivó en al menos
91 pacientes que habían sido dados de alta. Ello nos hace pensar que el estado de
emergencia deberá prolongarse por varias semanas o meses

¿En qué falló el gobierno? Falló desde el inicio en los controles de salud en los
aeropuertos, en la realización de pruebas exhaustivas en cada caso sospechoso y
en el rastreo a potenciales contagiados, además confinarlos en sus hogares. En
fin, falló el cerco epidemiológico.

Finalmente, las declaraciones de Pilar Mazzetti, presidenta del Comando de


Operaciones COVID-19, en donde reconoce que el país no cuenta con los equipos
suficientes para combatir la pandemia del coronavirus y juntas con las
explicaciones del ministro de salud, quien al analizar la dura situación, concluye
que se aproxima un escenario oscuro e insostenible, nos permiten conocer sobre
las calamitosas consecuencias de la pandemia en el sistema de salud peruano.

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