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IseGORíA. Revista de Filosofía Moral y Política


N.º 59, julio-diciembre, 2018, 651-661, IssN: 1130-2097
https://doi.org/10.3989/isegoria.2018.059.15

La idea boederiana del saber civil


y su relación con el idealismo alemán
the Boederian Idea of Civil Consciousness
an its Relation with the German Idealism

MARtíN ZuBIRIA*
universidad Nacional de Cuyo, Conicet

ResuMeN. Reconocer la “filo-sophia” como ABstRACt. Abstract: Recognize the “philo-so-


tal, más acá de la Posmodernidad, significa, a phia” as such, this side of Postmodernism,
partir de los estudios sorprendentes de Heribert means, starting from the surprising studies of
Boeder (1928-2013) verla como un saber edi- Heribert Boeder (1928-2013), see it as a
ficado, epocalmente, sobre una “sophia”, esto thought epochally built on a Wisdom (so-
es, sobre un saber inicial acerca del destino del phia), that is, on a initial Knowledge about
hombre. Para el pensamiento filo-sófico del the Destiny of Man. For the philo-sophical
llamado “Idealismo Alemán”, esa “sophia” no thought of the so-called “German Idealism”,
es ni la de las Musas, como en la Primera that Wisdom is neither that of the Muses, as in
Época, ni la “sapientia Christiana” como en la the First epoch, neither the “Christian sapien-
Época Media, sino el “saber Civil” acerca del tia”, as in the Middle epoch, but the “Civil
deber y de la libertad. Consciousness” about Duty and Freedom.

Palabras clave: Idealismo alemán; saber civil; Key words: German Idealism; Civil Cons-
Rousseau; schiller; Hölderlin. ciousness; Rousseau; schiller; Hölderlin.

A partir de la aparición de la Topologie der había comprendido desde la irrupción “mo-


Metaphysik de Heribert Boeder en 19801, derna” de la meditación heideggeriana. La
las cosas ya no pudieron seguir siendo vis- Topologie der Metaphysik hizo ver, por de
tas del mismo modo in philosophicis. No pronto, que sólo dentro de los límites de la
del mismo modo, al menos, en que se las Modernidad en sentido singular (Moderne)
c
*
Martinzubiria.t@gmail.com ORCID iD: https://orcid.org/0000-0001-7197-6703.
Copyright: © 2018 CsIC. este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia
de uso y distribución Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0).
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tenía sentido eso de reducir la obra histórica ciarse respecto de su impronta tanto natu-
de la Metafísica occidental a un monumen- ral como mundanal, responda en sus po-
tum en memoria del “olvido del ser”; sólo siciones fundamentales a la sapientia
si se aceptaba la identificación tradicional christiana, esto es, a la σοφία que alienta
de la “Metafísica” con la “Ontología”, que en la Revelación Neotestamentaria, tal
vino a tergiversar del modo más grave el como esta, reducida a sus momentos in-
sentido propio del saber de la “filosofía dispensables, se vincula con los nombres
primera”. en cuanto a la relación que aque- de Lucas, de Pablo y de Juan.
lla misma meditación descubre entre el en cuanto a la Época Última, ya no
pensar y el poetizar, como dos modos su- cabe considerarla con Hegel como un “Re-
premos del habitar humano a la luz del se- sultado”, puesto que tampoco la inteligi-
ñorío originario del Lenguaje, ello también bilidad de la historia del “amor sapien-
pone al descubierto las barreras de la Mo- tiae” es la de un todo bipartito que refleja
dernidad en sentido singular, porque el in- la distinción de lo absoluto en “sustan-
terés puesto en esa relación encubre otra so- cia” y “sujeto”;2 su autonomía respecto
bre la que descansa, en rigor, el despliegue de las dos Épocas anteriores y lo que la
histórico de la Metafísica: la de la razón pone en un pie de igualdad con ellas, es
concipiente o “filo-sófica” y un saber ini- una nueva figura de la σοφία, cuya verdad
cial acerca del destino del hombre, una se ve amparada por un nuevo movimiento
σοφία epocal comunicada mediante un len- de la especulación “filo-sófica”.
guaje siempre ajeno al de la conciencia co- en un escrito aparecido hace ya más
tidiana y con la gratuidad de un don, en la de dos décadas, en un volumen de las “Di-
forma elemental del mandato que mueve al sertaciones de la sociedad Científica de
hombre a diferenciarse respecto de sí Brunswick”,3 Heribert Boeder ofreció a
mismo. la comunidad académica, sin que ella pa-
No puede asombrar que, una vez di- rezca haberse anoticiado hasta el presente
suelta la representación de la historia de la de tal cosa, algo que representa a nuestro
Metafísica como la serie “libre” y destinal juicio una novedad infinita: la exposición,
de las respuestas a la pregunta única por nunca antes intentada, de la σοφία de la
“el ser del ente”, su saber se presente Época Última, el “saber Civil”, tal como
como un todo articulado en tres Épocas este se configura de un modo lógico,
autónomas. en la primera de ellas, la puesto que “racional”, a lo largo de las po-
σοφία mentada es la de las Musas, cuyos siciones de Rousseau, de schiller y de
portavoces – Homero, Hesíodo y solón – Hölderlin.
fueron para los mismos griegos, desde un Boeder expone en ese mismo escrito
comienzo, los sabios y maestros de su cómo la razón concipiente se hizo cargo
pueblo, antes que simples “poetas”. de tal “saber”, amparando su verdad de
tampoco puede asombrar que, en la manera “científica”, mediante el trabajo
Época Media, el saber filosófico sensu mancomunado de una reflexión filo-só-
stricto, esto es, el de una razón que se de- fica que principia con Kant, se prolonga en
termina como “concipiente” al diferen- Fichte y llega a su remate con Hegel.

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en esta ocasión nos proponemos pre- que la “mundanal” – amenaza la libertad.


sentar, a partir del mentado escrito boede- Fue ella la que provocó en el hombre una
riano, de qué manera el contenido funda- escisión consigo mismo, puesto que con
mental del “saber Civil” se condensa en su humanidad.
una secuencia de tres rationes cuyos tér- una experiencia o, más precisamente,
minos, procedentes de la pregunta que una “iluminación” aparta a ROusseAu de
vertebra la fase madura de la meditación la filosofía y lo destina a convertirse en la
heideggeriana, son en cada caso “destina- primera “persona” de la σοφία a partir de
ción”, “cosa” y “pensar” (Bestimmung, la cual se articula la Época Última de
Sache, Denken). nuestra historia filo-sófica. esa σοφία es
Puesto que nada nos autoriza a ignorar de suyo racional y puede así representár-
la tesis “moderna”, sostenida también por sela mediante una figura de rationes, la
la Posmodernidad en su conjunto, según la primera de las cuales, la rousseauniana, se
cual la ratio ni es una “facultad” exclusi- abre de manera inmediata, en consonancia
vamente humana ni puede reconocérsela con la iluminación mentada, por el tér-
como la diferencia específica del hom- mino de la destinación (A). Pero no por-
bre,4 permítasenos, a modo de introduc- que la libertad se presente aquí en la forma
ción, recordar cómo Leibniz define la ra- de la intuición, a diferencia de lo que ocu-
zón al comienzo de su Teodicea: “La rre en la ciencia kantiana de la razón,
Raison”, dice, “est l’enchainement des donde se la presupone como una idea, su
verités”; él mismo observa, no habiendo aparición ha de ser injustificada. el pen-
faltado quienes dijesen que jamás habían samiento rousseauniano está determinado
escuchado definir la razón de este modo, por la experiencia de la falta de libertad
que ni lo “inaudito” ha de ser ininteligible, nacida de una pérdida de la unidad del
ni falso o errado lo insólito, por ser sim- hombre consigo mismo, con su natura-
plemente tal. leza; lo que provoca la aparición de tal
Lo que provoca, para entrar ya en ma- pensamiento es una suerte de “Antina-
teria, la aparición de la filosofía kantiana, tura”, presente en la falta de libertad pa-
no es, en rigor, una serie de problemas decida por el hombre. el primer término
irresueltos de la filosofía anterior, ni tam- de la ratio rousseauniana es así la Natura-
poco una suerte de reflexión ulterior de la leza, que se hace presente en la libertad,
conciencia cartesiana que hubiese que- conviene a saber, en la humanidad o en la
dado pendiente. Ya la Crítica de la razón naturaleza misma del hombre.
pura dice de manera inequívoca que la 1. en el horizonte de la destinación
tarea consiste en “salvar la libertad” (B del hombre, Rousseau parte de la falta de
564). ¿salvarla de cuál peligro? Del que libertad imperante e imagina la libertad
había visto Rousseau en relación tanto originaria, cuya condición, en el estado
con las ciencias y las artes (“qui doivent de naturaleza, es la de lo dado. en cuanto
leur naissance à nos vices”, III, 17), como ser “físico”, el hombre singular, lo mismo
con el estado del mundo histórico. en am- que otro animal cualquiera, es una “má-
bos casos la razón – lo mismo la “natural” quina” que funciona por sí sola, incluso en

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el caso del comportamiento regulado por 1. el bien de la vida. esto es, inicial-
la prudencia (III 165). Él hace valer su hu- mente, algo compartido por todos, puesto
manidad sólo en cuanto ser “moral”, pero que obrado por la Naturaleza. Ante el
según una moral que, sin combatir los hombre originario esta se muestra, por un
sentimientos de simpatía por los demás se- lado, como “benefactora”, pues le ofrece,
res vivos y por sus semejantes, es la del siendo un ser físico, cuanto precisa para su
solitario; pues la libertad según la natu- conservación; pero, por otro, es lo libre, el
raleza consiste siempre en la preferencia ámbito donde aquél aprende a compren-
de la elección individual. derse en orden a su “perfectibilité”.
2. [Negatividad] esta libertad del hom- 2. [Negatividad] en un segundo mo-
bre entregado enteramente a sí mismo se mento, el bien es algo procurado por el
pierde en la arbitrariedad del hombre so- hombre mismo mediante una producción
cializado y sujeto, por lo mismo, a otros. de carácter social en la que la naturaleza se
Condicionada por las relaciones de poder, vuelve material de trabajo, o bien un ob-
por el señorío y la servidumbre, ella es en jeto sometido al poder del conocimiento;
cada caso una libertad particular ante así ocurre, sobre todo, con la tierra de cul-
cualquiera otra forma de arbitrariedad. el tivo. el bien deja de ser concedido de ma-
vínculo social no la cancela, pero la so- nera general, porque ahora depende de la
mete a relaciones de derecho que procuran singularidad excluyente, determinada por
volver compatibles entre sí las decisiones la posesión de productos y medios de pro-
propias en lo que tienen de arbitrario. ducción; se ha vuelto “privado”. en su
3. La libertad sin embargo, según su singularización este bien fundado en cosas
determinación cabal o plena, es la poseída exteriores está supeditado al estado de
en común, la de la voluntad general; una li- derecho y a la autoridad pública de la que
bertad debida, en rigor, no a la naturaleza, no puede prescindir.
sino a la libertad, puesto que a una posición 3. el bien del hombre es, por último, el
(Setzung): la del contrato social como fun- bien particular, pero no en el sentido del
damento de todas las relaciones de derecho. concepto; particular, no por hallarse sub-
en tal fundación de lo comunitario, cada sumido bajo lo universal, sino por corres-
cual recupera la libertad individual, en la ponderse con la “esencia” que, como su li-
medida en que cierra el contrato con los de- bertad, el hombre siempre debe comenzar
más a la par que consigo mismo y se com- por ganar, haciendo suya, de intento, la li-
promete como legislador. bertad que le ha sido dada, y ello al traba-
esta secuencia de los momentos de la jar en pro de su diferenciación respecto de
libertad revela que ya la destinación es un sí mismo, vale decir, al entregarse a la
término mediado, cuyos extremos remiten propia “formación”. ella aparta al hombre
a un momento central signado por la ne- del afán por la posesión exterior y mues-
gatividad o la separación. tra la naturaleza humana en el desarrollo
¿Cuál es la cosa (B) en la que se hace de su propia humanidad; en lo siempre
valer de manera inmediata la destinación separado de una moralidad fundada en la
rousseauniana? libertad y por ella.

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¿Y cómo se determina el pensar (C) tinción del amor aprende a amar la huma-
para corresponder a una cosa diferenciada nidad y a negar el amor propio en el amor
de tal modo? a la patria. se trata de un aprender en el
1. Primero, al apartarse de la asistencia dolor y el sacrificio. sólo así se aprende
benéfica de la Naturaleza, se vuelve pre- aquel pensar que asume el sentimiento de
ocupación (Sorge), la del individuo por sí sí, el de la “honnêteté” originaria, en el
mismo, debido al sentimiento de las ne- respeto de sí mismo; respeto fundado en el
cesidades naturales que son, en cada caso, yo diferenciado del alma pura. su pensar
las propias (particularización). tal senti- ha alcanzado la singularidad que pone el
miento descansa en el amor de sí mismo, amor en la relación de amistad: no entre
origen de todas las pasiones; quien vela yo y tú, sino entre yo y yo. sin reflexionar
por él es una “razón” que ni lo rechaza ni sobre lo uno y lo otro, ese pensar perma-
lo reprime; razón de una vida que rebosa nece vuelto hacia la destinación que es,
de alma. inicialmente, la libertad fundada en la Na-
2. [Negatividad] este pensar se pierde turaleza y, por último, la libertad fundada
en lo comunitario de la reflexión que en la libertad. el pensar del yo puro,
irrumpe con la socialización. La comuni- puesto que purificado, puesto que dife-
dad no verdadera se constituye a partir renciado, se concentra en la visión de la
del pensar separado, allí donde cada cual Naturaleza primigenia e intocada, visible,
se ve movido a comparar lo suyo con lo por un lado, en la majestad de las monta-
poseído por los demás, hallándose en esa ñas y, por otro, en la virtud del alma sim-
relación siempre fuera de sí. Aquí el amor ple. Yo y yo se vinculan en el “entu-
por sí mismo, el amor “absoluto”, se siasmo” de un amor que piensa en el culto
vuelve “relativo” en la forma del amor de la humanidad del hombre o de la divi-
propio. este rebaja la razón originaria ha- nidad que habita en su interior. Y este pen-
ciendo de ella un instrumento sofístico sar se vuelve finalmente productivo en la
que llega a descomponer el mismo sentido imaginación del “único país digno de ser
moral, el saber acerca de la virtud y la eti- habitado” (II 693). esto, habiendo reci-
cidad simple de la familia. bido la imaginación, a causa de la libertad,
3. Del interés general compartido que una dignidad hasta entonces ignorada.
mueve la mentada reflexión, esto es, del Los términos de la ratio rousseauniana
reflejo del propio bienestar exterior en el así edificada se despliegan en cada caso a
de todos los demás, se separa finalmente partir de la negatividad característica de su
el pensar por sí mismo, esencialmente sin- momento central.
gular. Así el alma “bella” se distingue del La ratio de sCHILLeR, al prolongar el
mundo egoísta que la rodea. en la pasión movimiento iniciado por la de Rousseau, se
de su corazón preserva el sentimiento re- abre por el último término de la de este,
lativo a las necesidades naturales del hom- vale decir, por un pensar (C) predetermi-
bre y su racionalidad originaria reconoce nado por la libertad en cuanto destinación.
el carácter vinculante de los deberes que 1. Y así schiller exige ante todo liber-
son en cada caso los propios. Con la dis- tad de pensamiento (y no libertad de

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credo, como en el comienzo histórico de la minio de una Naturaleza ya enteramente


época moderna). Libertad, sí, pero ¿de objetivada por las ciencias. tanto que el
cuál pensamiento? No se trata, como es pensar mismo se vuelve un instrumento en
obvio, de las ocurrencias de que cada cual la alternancia, propia de un mundo artifi-
es dueño, las reflexiones sujetas al propio cioso, entre el “trabajo que agota” y el
arbitrio referidas a las ciencias, las artes, “placer que embota”.
los oficios, o a la prudencia en el ámbito 3. De allí la tarea de recuperar para el
de lo práctico, sino del pensamiento libre pensamiento en cuanto libertad fundada en
de cada individuo, acerca de la libertad, de la libertad (universalidad), lo que había
la humanidad de la que forma parte. Para perdido en el sentido de la libertad propia
este pensar “la libertad misma es un efecto de la Naturaleza; recuperarlo mediante el
de la Naturaleza” (XX 373, 23), y así trabajo consigo mismo, el de una “forma-
piensa en consonancia con ella; ama la ción” (Bildung) que, puesto que debe tener
Naturaleza, siendo ésta “la vida silencio- en cuenta la sensibilidad, es, en rigor,
samente creadora”. Con este amor, la li- “educación estética”. esta restablece la
bertad del pensar se remonta hasta la sin- comunión entre el pensamiento y el senti-
gularidad del sentimiento. miento en el juego de la imaginación con
Como en el caso de la sabiduría rous- la materia sensible y la forma espiritual.
seauniana, también en la erección de la ra- Pero para que la imaginación logre esta ar-
tio schilleriana los tres momentos en que se monía de las fuerzas el pensamiento debe
despliega cada uno de sus términos no res- apartarse de la realidad inmediata (Carta a
ponden al movimiento de los momentos Herder del 4.11.1795; cf. XX 475, 5). La
del concepto; estos parten de lo universal o armonía con la Naturaleza, dada en un
del todo que luego se particulariza y acaba principio, ha de volverse puesta, “ideal”.
por concretarse en lo singular. el hecho de en relación con ello, el pensar es un creer
que en la ratio sapiencial esos momentos en la realización posible (XX 437, 12) de
presenten una secuencia inversa no puede su libertad recuperada. en cuanto educado
sino resultar propicio para el concebir pro- “estéticamente”, el pensar reconoce “en el
pio de la razón “filo-sófica”. fenómeno” [“in der Erscheinung”] su des-
2. también en la ratio schilleriana el tinación para la libertad.
momento central de cada término se co- 1. La destinación (A) no es sino la be-
rresponde con una experiencia negativa. lleza. también este término encierra un
el pensar “ingenuo” se pierde al di- centro negativo: la experiencia de la des-
vorciarse de su libertad natural en nombre aparición de la belleza en sentido absoluto,
de otra propia: la libertad moral; se separa puesto que, antes que ella, la Naturaleza
así del sentimiento y opone la razón y la misma ha huido. ¿Cuál Naturaleza? No la
sensibilidad en una relación excluyente. Al de los objetos, sino la de las cosas: su
hacerlo, no sólo las inclinaciones quedan “existencia espontánea”, su “consistir por
sometidas a los deberes; el entendimiento sí misma”, su “existencia según leyes pro-
también somete la sensibilidad con un de- pias e inmutables” (XX 413, 29). Con las
signio técnico y práctico en orden al do- cosas así determinadas el hombre se halla

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en una relación de comunidad y ello en or- como gracia. Manifiestan así la libertad en
den a la belleza, “que la naturaleza pro- una belleza que sólo puede ser la belleza
duce, si bien sólo en su libertad” (XX 280, separada “de algunos pocos círculos es-
35). esta belleza común al hombre y a las cogidos” (XX 412, 31).
cosas (universalidad) ha desaparecido. su Bajo esta destinación, la cosa (B) de la
presente no es el imaginado, el del estado ratio schilleriana ya no es el bien de las al-
originario de naturaleza, sino el presente mas y de sus pasiones, que hallan en la co-
recordado de un mundo histórico deter- rrespondencia su expresión adecuada, sino
minado: el del mundo griego. lo valioso del actuar en un mundo histó-
2. el segundo momento de la destina- rico representado en el drama. La cosa,
ción (singularidad) corresponde a la pues, no es la felicidad, sea cual fuere su
negación de la belleza, pero no como feal- género, ni una dicha merecida de tal o
dad. si la belleza, en su acepción funda- cual modo y ni siquiera el objeto trascen-
mental, ha de ser pensada en relación con dente y moral de la razón, sino sólo el ac-
la libertad, su negación es la necesidad o tuar, en cuanto puede ser bello y manifes-
la penuria [Not]. Ésta hace ver sólo una tar así la mentada libertad. ese actuar
pluralidad de urgencias insatisfechas que exterioriza también el juicio acerca de su
reclaman, por su parte, una pluralidad de verdad, de su bondad.
técnicas. en el mundo constituido según 1. según su determinación inmediata o
ellas, “toda Naturaleza acaba siendo natural, se trata del obrar desde siempre
devorada por el artificio”. La condición de separado (particularidad) de quien se afe-
la belleza como bien común cede a las rra a su libertad en cuanto dada y la hace
necesidades siempre aisladas. Y el aisla- valer frente a la indiferencia entronizada
miento del hombre mismo en el “estado por la costumbre.
de penuria” se ve agravado por la división 2. Luego el obrar se determina como
del trabajo en el proceso de producción y algo comunitario (universalidad), que ha
por el desarrollo unilateral de la capacidad cobrado el sentido de la villanía, y ello, en
de los individuos. una relación excluyente ante la libertad,
3. La belleza, en el último de sus mo- debida a una tradición tiránica en la fami-
mentos (particularidad), no es la dada en lia y el estado y también dentro de una
la apariencia, sino la libertad que ha de po- cultura facticia cuya moralidad es, en ri-
nerse en la apariencia misma. Y esto me- gor, mera hipocresía.
diante un producir que, de manera lúdica, 3. Bello, por último, es el actuar por el
armoniza el impulso material con el for- que uno (singularidad) hace suya la li-
mal. La belleza correspondiente no es sólo bertad de tal modo que vuelve visible,
la de las cosas, sino, ante todo, la de una hasta en la propia muerte (XXI 38, 26), la
sociabilidad fundada en la “comunicación distinción del hombre respecto de sí
bella” de los atentos a la belleza (XX 411, mismo (XX 151, 20), como un trabajo
3), esto es, de “personas” por las que ha- consigo mismo en su tránsito hacia el
bla la “formación humana” (XX 272) y en ideal. sólo éste concede a quien actúa
cuyo trato mutuo revelan tanto dignidad “una personalidad propia”, que se exte-

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rioriza siempre en la acción individual. no es sino la representación de la huma-


Representar la humanidad en la propia nidad del hombre. La belleza, empero,
persona: tal es la cosa a que conduce el más allá de la apariencia, es real en aquel
movimiento de la ratio schilleriana. hombre que es también divino; y lo es tan
A Hölderlin le ocurrió con la filosofía pronto como cumple con su destinación.
de Fichte lo que a schiller con la de Kant: Pero él surge como tal, de manera inme-
así como ingresó en ella, así también se diata, sólo “de las manos de la natura-
despidió luego de ella para entregarse a su leza”, que es de suyo divina: nacido para
tarea propia: la configuración de una ratio el arte, para la religión, para la filosofía o,
de la σοφία. Él acabará por reconocer a la de un modo más radical, puesto que en or-
Naturaleza – tras la libertad (Rousseau) y den al “principio y el fin de esta ciencia”:
la belleza (schiller) – su presente pleno. el para la poesía (III 144, 11). No en el sen-
presente de la Naturaleza en la libertad tido universal y abstracto de este nombre,
(Rousseau) es un aparecer y un reflejarse por cierto, sino en relación con esas tres fi-
de la libertad del hombre en el interior de guras de una realidad que ha de concebirse
aquellas almas que se dan a conocer mu- como “el espíritu”. esto, teniendo en
tuamente mediante la correspondencia. en cuenta la caracterización de Hölderlin
un segundo momento (schiller) la libertad como “poeta del poeta”, es algo digno de
está presente como belleza en lo exterior nota, porque es sólo a través de la desti-
de la apariencia y, por lo que atañe a la hu- nación del poeta como él descubre la del
manidad, en el mundo de la acción, ex- hombre (v. su escrito sobre los modos de
puesto por el drama de un modo bello. proceder del espíritu poético, III 241ss.).
Hölderlin se aventuró con el Hiperión y La cosa de la ratio hölderliniana es el
con la Muerte de Empédocles en ambos hombre humano y más exactamente el
géneros de exposición poética, pero se vio hombre en cuanto “poético”; no sólo el
por fin llevado a ejercitar uno diferente, el poetizado en su actuar, sino quien por sí
del canto, como el más apropiado. ¿Para mismo poetiza, siendo así “poiético” o
qué? también la belleza se manifiesta en productivo en el lenguaje; en un lenguaje
un presente diferente de ella, en una suerte que no es sino el del espíritu mentado.
de “cosa en sí” frente a la “apariencia” o, 1. ese hombre es primeramente la “in-
con mayor precisión, en la realidad de lo dividualidad poética” determinada por una
santo. en esta queda asumida la oposi- relación de intimidad con la Naturaleza;
ción de lo libre y lo no libre, pero también interpelado por su belleza y de ese modo
la de lo bello y lo no bello, puesto que la también por su libertad, que confiere a su
de lo puro y lo basto. ¿Cómo Hölderlin se ánimo una disposición ideal (“idealische
hace cargo de la tarea correspondiente? Stimmung”).
su ratio se abre por el término de la 2. en tanto este ser singular busca a sus
cosa (B). Así como schiller recibe de la iguales y se abre así a un mundo compar-
ratio que lo precede la libertad del pensar, tido, se reconoce en su particularidad,
así le ocurre a Hölderlin con la belleza de más aún, en su rareza; pues más allá de las
la cosa que, en toda esta figura sapiencial, necedidades del individuo natural padece

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La idea boederiana del saber civil y su relación con el idealismo alemán

la necesidad sin igual provocada por la terminación el sentimiento de lo in-finito


falta de belleza, por la falta de libertad –el del fundamento, según el cual si el
entre los hombres de su mundo. todo in- hombre poético está contenido como uni-
tento de apelar a la propia fuerza y al pro- dad en lo divino, también lo divino está
pio arbitrio para que la libertad y su ley se contenido como unidad en aquél (IV 1,
manifiesten en el orden político está con- 259, 2)– y, por otra, de pensarlo de manera
denado al fracaso. diferenciada, el poeta se ve en un aprieto
3. La individualidad poética debe di- tal que lo aísla hasta volverlo un solitario
ferenciarse no sólo de la individualidad (singularidad); pues, en primer lugar, fal-
natural del poeta, sino también respecto de tan los “nombres sagrados” (II 99, 101),
sí misma, y ello, en cuanto a lo poético de supuesto que los tales deban ser precisa-
su carácter. el producir, en el sentido de la mente aquellos con que un dios presente y
realidad del espíritu de la Naturaleza, ha manifiesto se nombra a sí mismo (II 34,
de ser un producir destinado (geschick- 28); luego, enmudece el lenguaje del elo-
tes). Y el hombre poético es lo que debe en gio, que es el “oficio” del poeta, pues para
cuanto se entrega como “ofrenda” a un elogiar “lo más elevado” que nosotros (I,
destino (Geschick) libremente aceptado. 312, 26), primero ha de ser posible un
el espíritu vuelve comunitaria la cosa po- pensar en el sentido del agradecer, que no
ética al asumir la extrañeza del mundo en puede carecer del debido fundamento.
la condición de lo patrio, esto es, en la de Pero el poeta que quiere agradecer y cele-
una patria que, habiendo sido invocada, brar ha de preguntarse: ¿por qué motivo?
despierta (II 337, 15). Así el hombre poé- (II 77, 57; cf. 109), e incluso ha de poner
tico resulta ser, por último, el hombre de en tela de juicio su vocación: “¿Para qué
la patria. poetas en tiempos de indigencia?” (II 94,
Como en la ratio hölderliniana el pen- 122). Pero la distinción del tiempo hace
sar (C) sigue a su cosa, la tarea del mismo que el pensar recuerde cómo fue otrora la
consiste no en ponerla (setzen) o produ- realidad del espíritu y que mantenga, de
cirla, sino en manifestarla mediante el len- ese modo, su sentimiento originario.
guaje como una realidad del espíritu. 3. Finalmente, el pensar “se asegura” de
1. el pensar poético en consonancia lo recordado por él, al reconocer que “todo
con ello es, primeramente y de manera está bien” (II 167, 88); incluso el tiempo en
general, un nombrar lo de suyo innom- que lo in-finito no se hace sentir por do-
brable, lo que, incluso, no debe nom- quier. el pensar alcanza su particularidad
brarse, tal como ello se ha apoderado del poética en tanto concibe lo que es, lo que
sentimiento del poeta y como este, por su ocurre (II 182, 162). este concebir es un
parte, se lo ha apropiado mediante el sen- “contemplar con razones” (Schauen mit
timiento. este pensamiento se limita, en Schlüssen) (II 186, 162) que unen a) lo que
un primer momento, a mostrar la condi- ha de sentirse de manera determinada con
ción espiritual de lo real. b) lo inicialmente sentido mediante c) el tér-
2. Pero, tan pronto como se trata, por mino medio de la privación de la posibili-
una parte, de expresar con la debida de- dad de ser sentido. también el poema ha de

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Martín Zubiria

tener un fundamento y sólo lo tiene, por lo lancolía” ya “arrebató” (“weggezehret”) al


que atañe al sentimiento, en algo presente poeta más de un canto que pensaba cantar al
por sí mismo y no en algo cuyo presente de- Padre (II 211, 8). este, aun cuando el poeta
pende de que la conciencia quiera repre- piensa haberlo visto, al menos “con ojos
sentárselo como tal. Al volver perceptible crepusculares”, y aun habiéndolo invo-
lo poetizado (IV 1, 243, 10), el pensar cum- cado, vacila todavía en venir como aquel
ple, en cuanto poético, con su tarea. en el “Príncipe de la fiesta” (III 533, 15) que,
poema edificado por el concebir, el espíritu con la alianza de los dioses y los hombres,
reproduce su realidad, que, siendo in-fi- hace prosperar la patria (cf. Rousseau,
nita, carece de cuanto pueda oponérsele de Contrato). en su fiesta queda “el destino
un modo simplemente exterior. por algún tiempo equilibrado” (II 147,
1. el último término de la ratio höl- 183), esto es, ha sido alcanzado el funda-
derliniana es precisamente esta realidad mento, en tanto el hombre poético se halla
que, en cuanto santa, se presenta en ella en la divinidad y esta en él. Pero al Padre
como su destinación (A): lo divino y, por de la Patria no se lo ha de esperar como a
ende, lo separado de la Naturaleza (par- un semidiós, sea Dioniso o Héracles, ni
ticularidad). La divinidad que le es propia como a un hombre que también es Dios:
se despliega en los “tres que son únicos” Cristo. esto es algo que la sabiduría de la
(die “einigen Drei”, II 83, 99): el Éter, Época Última rechaza. el Padre de la Pa-
como ámbito de las “medidas”, visibles en tria halla en esta su única manifestación.
el sucederse del día y la noche; frente a él en ella se acredita la realidad de aquél.
la tierra, predispuesta, maternal y amo- Con la ratio hölderliniana la figura sa-
rosa; y entre ambos la Luz, concedida piencial de la Época Última de la Historia
siempre desde lo alto (II 81, 34). del “amor sapientiae” ha quedado com-
2. en su universalidad, la realidad de pleta, pues la destinación, propia de tal fi-
lo divino es la de la “ley”. esta, en conso- gura, se ha presentado dentro de la misma
nancia con la posición central de este mo- en cada una de las posiciones posibles
mento y pensada como la de la Naturaleza (como principio, como término medio y
en cuanto realidad espiritual, es el des- como resultado) y, al hacerlo, también ha
tino que hermana para “que todos se co- experimentado las transformaciones de su
nozcan” (II 535, 83). Para cada cual se presente. La Naturaleza, decisiva en rela-
trata del destino de la experiencia de su ción con la distinción del hombre respecto
“yo”, la del propio ser en su doble dimen- de sí mismo, ha revelado la unidad de la
sión, divina y humana. humanidad de este con la divinidad, cuya
3. Lo divino de la destinación hölder- realidad está sujeta al devenir; y el hom-
liniana se concreta, en el momento de la bre corresponde a ese devenir mediante la
singularidad, como el Éter, en la figura del historia de su formación (Bildung). el tér-
“Padre de la patria” (II 83, 98). A diferen- mino medio negativo de la ratio es, en úl-
cia de sus hijos venidos otrora, él todavía tima instancia, la noche del mundo del
ha de descender y ha de hacerlo determi- hombre humano, noche que no menos-
nado de tal modo. Aguardándolo, “la me- caba el presente de la Naturaleza en

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La idea boederiana del saber civil y su relación con el idealismo alemán

cuanto espiritual y que resulta palpable Braunschweigischen Wissenschaftli-


en su misma santidad. chen Gesellschaft, Bd. XLIII, 1992, pp.
¿Qué se ha ganado al comprender la 345-360.
unidad “racional” que religa la palabra Boeder, Heribert, In officium Sapientiae. An-
“poética” de Rousseau, de schiller y de tología de textos filosóficos, vols. I-III,
Hölderlin? Mucho. Por de pronto, la po- trad. y notas M. Zubiria, Biblioteca Di-
sibilidad de reconocer que las posiciones gital de la universidad Nacional de
del “Idealismo alemán”, siendo deudoras Cuyo: dirección uRL: http://bdigital.uncu.
de esa palabra –en otra ocasión habrá que edu.ar/8889, 8890, 8891.
mostrar en qué medida– no representan un Hölderlin, Friedrich, sämtliche Werke, Gro-
nuevo empeño de la razón natural o mun- ße stuttgarter Ausgabe, hg. v. Fr. Beiß-
danal, esto es, de la razón en cuanto li- ner, A. Beck u. u. Oelmann, stuttgart
brada a sus solas fuerzas (la razón de Des- 1943-1985.
cartes, la de Hobbes), por conocer la Hölderlin, Friedrich, Sämtliche Werke und
totalidad de lo cognoscible y su funda- Briefe, in drei Bänden, hg. von J. schmidt,
mento. el “Idealismo alemán”, compren- Francfort del Meno, Deutsche Klassiker
dido a la luz del “saber Civil”, se deter- Verlag, 1994.
mina como la respuesta (Ant-Wort) de la Rousseau, Jean-Jaques, Oeuvres complè-
razón “concipiente” a una palabra (Wort) tes, éd. publiée sous la direction de B.
de orden sapiencial que amonesta al hom- Gagnebin et M. Raymond, Paris, Galli-
bre a consumar la tarea de su diferencia- mard, “La Pléiade”, 1959 ss.
ción respecto de sí mismo. schiller, Friedrich, Werke. Nationalausgabe,
hg. von J. Petersen, B. von Wiese, L. Blu-
Bibliografía menthal et al., Hermann Böhlaus Nach-
folger, Weimar 1959 ss.
Boeder, Heribert, Topologie der Metaphysik, schiller, Friedrich, Sämtliche Werke, in fünf
Friburgo/Múnich, Alber 1980. Bänden, hg. von G. Fricke y H. G. Göp-
Boeder, Heribert, Das Vernunftgefüge der Mo- fert, Múnich, Hanser 1987.
derne, Friburgo/Múnich, Alber 1988. Zubiria, Martín, “Marx, Nietzsche, Hei-
Boeder, Heribert, “Die conceptuale Ver- degger: la unidad de una meditación”
nunft in der Letzten epoche der Me- en: Estudios Filosóficos 126 (1995), pp.
taphysik“ en: Abhandlungen der 269-285.

NOtAs
1
Friburgo/Múnich, Alber. der Braunschweigischen Wissenschaftlichen
2
Distinción que preside el despliegue de la Gesellschaft, Bd. XLIII, 1992, pp. 345-360.
Ciencia de la Lógica pero que Hegel ya no 4
Cf. Boeder, H., Die Vernunftgefüge der
mantiene en la exposición enciclopédica de la Moderne, Alber, Friburgo/Múnich 1988; véase
misma. nuestro artículo: “Marx, Nietzsche, Heideg-
3
“Die conceptuale Vernunft in der Letzten ger: la unidad de una meditación” en: Estudios
epoche der Metaphysik“ en: Abhandlungen Filosóficos 126 (1995), pp. 269-285.

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