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La magistrada presidente saludó brevemente y le dijo a Leinen –cuando quiera-


El 16 de mayo de 1944, a las 10 pm en Génova, un hombre entro a un café lleno de soldados
alemanes, luego de haber activado un detonador inglés, que causaría una explosión más potente
que la de TNT, dejando 14 soldados heridos y algunos muertos.
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El intérprete se encontraba reflexionando sobre cómo había llegado con los soldados, ya que un
oficial nuevo llamado Hans Meyer estaba desde hace semanas a cargo de los nazis de Génova, y
tenía como objetivo poner fin a las huelgas; El intérprete estaba allí luego de que los alemanes lo
encontraran y al darse cuenta que hablaba alemán dijeron que o iba a la cárcel o ejercía de
interprete para ellos, sin explicarle que era lo que pretendían.
En la prisión le dieron una lista de números según los pasillos, en donde el intérprete debía
señalar los nombres que correspondían y traducir que se vistieran, porque iban a ser trasladados,
aunque los prisioneros sabían que iban a morir. Hans Meyer mencionó una “orden de Hitler” de
una proporción de 10 bandidos muertos por cada soldado, luego de saber que algunos bandidos
habían asesinado a 35 soldados, ordenando asesinar en fosas a 355 civiles, ninguno de los cuales
había tenido que ver con el ataque.
El intérprete se quedó junto a los prisioneros traduciendo las instrucciones de los alemanes,
quienes llevaran a cinco prisioneros al foso, con los ojos sin vendas para que vieran las armas, y
sin oportunidad de escuchar sacerdote, ni decir nada; Los prisioneros solo escuchaban “carguen”
“apunten” “fuego”, mientras los soldados daban 10 disparos y traían a otros cinco prisioneros
que veían a sus predecesores en la tierra, amontonados. Luego los soldados cubrieron de tierra la
fosa donde yacían los muertos y pusieron una gran piedra encima. Al terminar solo daban un
reporte que decía “Represalias ejecutas. Sin incidentes reseñables”

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