¿Hasta cuándo la OTAN?

por Serge Halimi

Año XX, número 212 u NOVIEMBRE 2019

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Aún Creemos en los Sueños

Vidaurrázaga, Daniela Manuschevich y

La rebelión
Alexandre Carbonnel

Chile movilizado exige cambios estructurales

se justifica Libio Pérez, Álvaro Ramis y Raúl Zarzuri

Las transformaciones
en el campo chileno
por José Bengoa, Ximena Valdés, Daniela
Manuschevich, Melinda Gurr, Paz Neira,
Cristián Alarcón, Dasten Julián y Manuel Canales

Ecuador: Lenín Moreno

destruye el país
por Rafael Correa
Fernando Dowling, R-evoluciones internas, 2017

Los siete pecados capitales en Por una sociedad más justa,

cambio climático bella y sustentable
por Lucio Cañete por Dante Castillo

A 30 años de la caída del muro de Berlín:

La anexión de Alemania del Este
0718 4344 0 0 2 1 2

En este número: ¿Por qué rechazar la APEC?; El pensamiento estratégico ruso; La tensión en Cachemira; Las tasas de interés negativas...
2 | LE MONDE diplomatique | noviembre 2019
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¿Hasta cuándo la OTAN?
D
por Serge Halimi*
esde que la adhesión del Rei-
no Unido al Mercado Común
allanó el camino para una am-
pliación continua de la Unión
Europea, es difícil detectar una verdade-
ra política exterior. Porque a veces, más es
menos; el compromiso verbal, la no afir-
mación; discreción, sin fuerza. Hoy, la
Unión Europea tiene una mayoría de Es-
tados que participaron en las aventuras
imperiales de los Estados Unidos (dieci-
séis de sus miembros actuales contribu-
yeron a la guerra de Irak); se suma a la in-
jerencia de Washington en América Lati-
na (de ahí su reconocimiento absurdo a la
oposición venezolana como gobierno le-
gal); finge oponerse a los caprichos de la
administración Trump, pero regresa a las
filas tan pronto ésta la amenaza con cas-
tigarla (sanciones económicas contra las
La rebelión de octubre
por Libio Pérez*
El persistente conflicto entre
los estudiantes del Instituto
Nacional con el Ministerio de
Educación, la Municipalidad
de Santiago y Carabineros,
parecía encajonado y
sin salida. Fue tema de
conversación en el movimiento
estudiantil y de a poco se fue
elaborando una táctica que
permitiera descomprimir ese
conflicto y al mismo tiempo
visibilizar acciones y demandas
más globales. El viernes 4
de octubre, breves notas de
prensa informan que el panel
de expertos había decido
“cambiar” las tarifas del Metro
de Santiago y las de buses
del transporte público de
superficie. El alza comenzaría
a regir dos días después, el
domingo siguiente.
L
os jóvenes estudiantes vieron
en esta alza una oportunidad de
movilización. “El encarecimien-
to del transporte afecta directa-
mente a nuestras familias, como a toda la
población. También a los estudiantes, que
vemos a diario las dificultades económi-
cas de nuestras familias” (1). Durante una
semana representantes del Instituto Na-
cional y del Liceo Arturo Alessandri Palma
conversaron sobre cómo resistir al encare-
cimiento de la vida, con las alzas del trans-
porte, la luz eléctrica y otros servicios bási-
cos. Alguien propuso hacer evasiones ma-
sivas en el Metro; la idea prendió enseguida
y fue propuesta otros liceos. “Se definió una
estrategia territorial por comunas, cada li-
ceo o colegio se debía hacer cargo de la esta-
ción de Metro más cercana” (2).
La lunes 7 de octubre un centenar de jó-
venes hizo la primera experiencia de una
evasión masiva en el metro estación Uni-
versidad de Chile, que se repitió al final de
la tarde; mientras otro grupo similar, tam-
bién por la mañana y en la tarde hicieron
empresas que comercian con Irán). Eu-
ropa pesaba mucho más en Medio Orien-
te antes de su ampliación. Y si Charles de
Gaulle se opuso a que el Reino Unido se
uniera al Mercado Común porque pensa-
ba que ese país se convertiría en el caballo
de Troya de Washington en el Viejo Con-
tinente, Estados Unidos no tiene nada que
temer al Brexit porque, a lo largo de las dé-
cadas, la Unión Europea se ha convertido
en su ciego aliado.
El dominio de Washington es aún más
humillante en materia de defensa. Crea-
da durante la Guerra Fría, la Organización
del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es
el instrumento. El apoyo de la Casa Blanca
es suficiente para que un Estado miembro
de esta alianza colonice a otro (Turquía
ocupa una parte de Chipre hace ya cuaren-
ta y cinco años) o trata a uno de sus vecinos
Dossier: De la protesta a la rebelión
lo mismo en la estación Salvador. Desde el
lunes 14 se sumaron más y más liceos y es-
cuelas, al mismo tiempo que aumentaban
las estaciones afectadas por la evasión. Los
estudiantes llegaron a invadir simultánea-
mente 80 de las 136 estaciones del tren sub-
terráneo. La masividad llegó a un punto que
ya no fue posible su contención con la fuer-
za policial, a los estudiantes comenzaron
a sumarse ciudadanos y trabajadores que
a diario ocupan el servicio. El descontento
comenzó a aparecer, primero en las consig-
nas, luego en la acción.
Luego de cuatro días y con evasiones ca-
da vez más masivas, el gobierno anunció la
aplicación de la Ley de Seguridad del Esta-
do. Fue la chispa que encendió la pradera.
Por entonces la movilización ya expresaba
el malestar por las alzas, el encarecimien-
to de la vida, los malos salarios, las pésimas
LE MONDE diplomatique | noviembre 2019 | 3
como su “zona segura”: El ejército de Tur-
quía, segundo de la OTAN, acaba de inva-
dir el norte de Siria para liquidar la auto-
nomía kurda. Pero Washington no se opo-
ne mientras el régimen de Recep Tayyip
Erdogan continúe vigilando una de las
fronteras marítimas de Rusia, comprando
el 60% de sus armas en los Estados Unidos
y alberguando ojivas nucleares estadou-
nidenses. Y poco le importa al Secretario
General de la OTAN, Jens Stoltenberg,
un títere estadounidense, con el elocuen-
te apodo del “noruego Tony Blair”, ya que
Turquía, según él, “actúa con moderación
y en coordinación con los otros aliados de
la OTAN para preservar nuestras ganan-
cias contra el enemigo común: Daesh”.
Al invadir Irak en 2003, con un pretex-
to falaz, Estados Unidos, que maneja la
OTAN, ha causado el caos actual en Medio
Carolina Vilches, Viaje, 2018
pensiones, las extenuantes jornadas de tra-
bajo, la corrupción de las elites, la descon-
fianza en las instituciones, el robo del agua,
la salud y la educación privatizada… Y vino
el reventón.
La población copó las calles y plazas, es-
talló la violencia que apuntó a las estacio-
nes de metro primero, los edificios públi-
cos y las farmacias después, para seguir con
los supermercados y grandes tiendas. La
primera noche de furia llevó al presidente
Piñera a instaurar el estado de emergencia
y toque de queda en Santiago, y en los días
sucesivos al resto del país. Así estalló la más
profunda crisis política que haya conocido
la democracia instalada luego de la dictadu-
ra de Pinochet. Los militares salieron a las
calles por una crisis política como no lo ha-
cían desde 1986, cuando Chile estuvo bajo
Estado de sitio.
Oriente. En su impulso, Estados Unidos,
con otros, desató una guerra en Libia, lue-
go, esta vez solo, cuestionó el acuerdo nu-
clear de julio de 2014 con Irán (cuya con-
clusión marcó uno de los raros momentos
de sabiduría de la década...). En octubre
pasado, cuando los kurdos fueron entre-
gados al ejército turco, sin consultar a sus
aliados europeos de la OTAN presentes en
el terreno, el presidente de EEUU envió
un tweet de admirable franqueza: “Espe-
ro que todos se las arreglen ¡nosotros esta-
mos a 11,000 kilómetros de distancia! Con-
tinuar sometiéndose a este caprichoso so-
berano que no tiene otro interés que el su-
yo significa admitir la relegación definitiva
al rango de protectorado. Para que Europa
salga de ésto, tiene que salir de la OTAN.
*Director de Le Monde Diplomatique.
Ese día de octubre, Piñera enterró el
“oasis” chileno, produjo una fisura en el
acuerdo democrático en el que él mismo
participó al inicio de la transición y puso
en jaque el modelo neoliberal cuya cora-
za fue forjada en un pacto social en el que
la hegemonía empresarial jamás había si-
do cuestionada. Echó al tacho de la basu-
ra su propio proyecto de instalarse como
un liderazgo internacional, que tras sus
aventuras en Cúcuta, Colombia, y su par-
ticipación en cumbres internacionales, es-
peraba consolidar en la COP25 y la APEC,
previstas para las próximas semanas en
Santiago. El discurso militarista de Piñera
de los primeros días, justamente apuntaba
a un rápido aplastamiento de la revuelta,
con la ansiedad por tener el país ordenado
para la vitrina internacional.
El neoliberalismo chileno, pese a todos
los intentos de “corregirlo” y atenuar sus
efectos más brutales, entró en una crisis
abierta. Y el gobierno, con su incapacidad
manifiesta, ha terminado por quebrarlo. Pi-
ñera ya no podrá gobernar como venía ha-
ciéndolo y para llegar al fin de su mandato
tendrá que hacer muchas concesiones, en
un proceso repleto de tensiones, incluso
hasta con la propia alianza que da sustento
a su administración.
El reventón de octubre empujará a Piñe-
ra a barajar medidas y acciones que van des-
de congelar alzas de servicios hasta pactos
para la superación de la crisis en los planos
políticos, económicos e incluso constitu-
cional. De paso, se han debitado las opcio-
nes electorales de la derecha para las elec-
ciones regionales y municipales del próxi-
mo año. Como dijo su esposa, el gobierno
derechista fue “desbordado” pero lo que es
peor para las elites les llegó la hora “reducir
nuestros privilegios y compartir con los de-
más”. Si solo fuera por esto último, la rebe-
lión se justifica. g
1. Valentina Miranda, vocera Coordinadora Nacional de
Estudiantes Secundarios (Cones) en conversación con
Le Monde Diplomatique
2. Idem
*Editor general de la edición chilena de Le Monde
Diplomatique.

4 | LE MONDE diplomatique | noviembre 2019
La más aguda desde que se instalara esta democracia en 1990
Cuatro relatos sobre la crisis
por Álvaro Ramis*
El único consenso que
parece atravesar todo el
espectro social y político
chileno al interpretar
esta crisis es su total
imprevisibilidad. Aunque
diversos estudios
posteriores a las
movilizaciones de 2011
(por ejemplo, los Informes
de Desarrollo Humano
del PNUD) ponían el
énfasis en los efectos en
la subjetividad colectiva
de la enorme desigualdad
social, y anticipaban un
posible estallido social si no
se enfrentaba el problema,
ningún académico pudo
predecir el momento
concreto en que se
generaría una coyuntura
como la actual.
L
os sucesos que comenzaron el
viernes 18 de octubre significa-
ron un momento absolutamen-
te imprevisto, no por sus causas
estructurales, sino por la fecha, forma y
circunstancia en que se ocasionó. Los lla-
mados anónimos a evadir el pago del pa-
saje en el Metro, dispersos en un inicio,
escalaron en la medida en que la reacción
gubernamental deslegitimó las deman-
das y minimizó las causas del desconten-
to. Sin embargo, todavía no está claro por
qué una escaramuza de adolescentes, en
algunas estaciones de metro, en pocos
días pasó a convertirse en la mayor crisis
de gobernabilidad que haya visto el país
desde 1990.
Este contexto obliga a analizar distin-
tos discursos que han emergido para ex-
plicar la crisis, ya que permiten construir
un caleidoscopio de opiniones que refle-
jan los intereses de sus portavoces. En es-
te artículo se revisarán cuatro posiciones,
sostenidas por actores con distinto rol y
relevancia en el proceso, pero que repre-
sentan parte importante del campo de
fuerzas en disputa.
1. La guerra de Sebastián
“Estamos en guerra contra un enemigo
poderoso” afirmó el presidente Sebastián
Piñera la noche del domingo 20 de octu-
bre. El casus belli de esta singular guerra
ha sido el desborde de un movimiento que
sólo el miércoles anterior había empeza-
do a cundir en el centro de la ciudad de
Santiago. Según varios analistas, que po-
seen información interna del gobierno,
esta frase, causante del agravamiento ex-
plosivo de la crisis, tiene relación con una
profunda disputa al interior del propio ga-
binete ministerial, y más en general den-
tro de la coalición oficialista. Mientras un
sector (Evópoli) trató de generar criterios
para la contención preventiva del conflic-
to, suspendiendo de forma oportuna el
alza del precio del Metro, y más amplia-
mente, generando medidas de contención
Dossier
De la protesta a la
rebelión
Magdalena Vial, Paysage incertain (Acrílico/tela), 2019
al alza del costo de la vida, afectado por
meses de alzas sostenidas, otro sector gu-
bernamental (liderado por la UDI) insis-
tió en minimizar el conflicto y sus causas.
Pero no sólo no lo vieron venir, lo incenti-
varon deliberadamente.
Cuando el viernes 18, a mediodía, se
comenzó generar un efecto en cadena en
toda la ciudad la reacción fue iniciar un
proceso in crescendo de represión que
culminó con el país militarizado, toque de
queda y Estado de Emergencia. Es pro-
bable que el viernes 18 en la tarde, en los
salones de decisión de La Moneda, esta
disputa interna llevó a los partidarios de
la vía represiva a buscar o generar algu-
nos “incentivos” adicionales para justi-
ficar sus tesis. Diversos testimonios afir-
man que los lugares vulnerables fueron
abandonados por la policía en medio de
los saqueos y atentados incendiarios. No
es posible todavía verificar cada situación
denunciada, pero la persistencia de estas
afirmaciones, desde múltiples fuentes, su-
pone que la tesis de la “guerra” fue cons-
truida ex profeso con el fin de justificar la
implementación del Estado de Emergen-
cia y el toque de queda.
2. La invasión alienígena de Cecilia
La extraña filtración de un audio donde
Cecilia Morel, esposa del presidente Se-
bastián Piñera, se refiere a las protestas ha
supuesto un conjunto de especulaciones.
La transcripción es la siguiente: “Adelan-
taron el toque de queda porque se supo
que la estrategia es romper toda la cadena
de abastecimiento de alimentos, incluso
en algunas zonas el agua, las farmacias, in-
tentaron quemar un hospital e intentaron
tomarse el aeropuerto, o sea, estamos ab-
solutamente sobrepasados, es como una
invasión extranjera, alienígena, no sé có-
mo se dice, y no tenemos las herramientas
para combatirlas”. Y agrega: “Por favor,
mantengamos nosotros la calma, llame-
mos a la gente de buena voluntad, apro-
vechen de racionar la comida, y vamos a
tener que disminuir nuestros privilegios y
compartir con los demás”.
Más allá de la “invasión alienígena”,
que expresa la absoluta desconexión de
la élite, lo que se ha comentado con más
preocupación, incluso desde el empresa-
riado, es el llamado a “racionar la comida”
producto de una supuesta “estrategia de
romper toda la cadena de abastecimien-
to, de alimentos”. Para el sector del re-
tail esta frase se debe interpretar junto a
otra, pronunciada por el ministro Andrés
Chadwick, el lunes 20, señalando que el
“objetivo” durante esa madrugada fue
“causarle un grave daño a la cadena ali-
menticia y eso se ha reflejado en que los
hechos más violentos se concentraron en
los incendios y los saqueos a supermerca-
dos y a comercio especialmente en el área
alimenticia”. La inducción al pánico por
el desabastecimiento no parece una situa-
ción aislada, sino una forma deliberada de
instalación de terror económico.
3. La crisis como cuestión
generacional
Carlos Peña, rector de la UDP, ha propues-
to una interpretación generacional para
analizar el estallido social: “Una rabia que
se acompasa con el fulgor juvenil”, “hay
una cuestión generacional que se ma-
nifiesta cada vez con mayor intensidad;
hay una cuestión de legitimidad que po-
co a poco se insinúa; y hay una percepción
de la desigualdad que cada día encuentra
menos consuelo”, señaló en su columna
en El Mercurio. “No es casualidad que to-
das las formas de protesta violenta sean
protagonizadas por jóvenes”… “En vez de
contar con una orientación ideológica, las
nuevas generaciones están convencidas
de que su subjetividad, el fervor con que
abrazan una causa, la intensidad de sus
creencias acerca de la injusticia del mun-
do, valida cualquier conducta”, lo que se-
gún él “es siempre la fuente de los peores
excesos”. De esta forma el estallido social
más intenso en décadas se debería anali-
zar como una carencia de auto-regulación
moral: “Sin un momento reflexivo entre el
impulso y la conducta, cualquier cosa es
posible (...) En un mundo donde la subje-
tividad de cada uno es el árbitro final, las
reglas escasean”. Del análsis de Peña se
desprende que la solución para este tipo
de procesos radicaría en dar una correc-
ta “orientación ideológica” a esta genera-
ción indócil, “presa de sus pulsiones”.
El análisis de Peña nos devuelve a la
peor expresión del neokantismo, como
una resurrección a destiempo de la es-
cuela de Marburgo y su “idealismo sub-
jetivo” de inicios del siglo XX. Como esta
corriente, Peña busca escapar del análisis
de la realidad histórica (la desigualdad, la
precariedad, el abuso sistémitco institu-
cional) para remitir a unos principios ge-
nerales, formales, sin contenido, impues-
tos de manera forzada, bajo principio de
obligatoriedad, incluso a ámbitos propios
del análisis sociológico. De esa manera
toda la crisis se remitiría a un fenómeno
moral, y la solución propuesta sería im-
poner a la “generación maldita” acatar el
ideal ético-político de la responsabilidad
weberiana en su versión chilena: el pacto
de la transición de 1989. Cuesta entender
que un intelectual tan destacado recurra
a un enfoque anacrónico y tautológico, a
menos que lo haga con un interés creado
y premeditado.
4. El Nuevo Pacto Social
Una vez que el gobierno desató su imagi-
naria “guerra interna”, y cortados todos
los puentes de diálogo con las dirigen-
cias sociales que podrían colaborar a una
agenda de restablecimiento de la gober-
nabilidad, no se aprecia a esta fecha una
vía de resteblecimiento de la normalidad
perdida. En el momento en que se escri-
be esta crónica todavía no ha renunciado
ningún miembro del gabinete, no se ha
propuesto ningún plan inmediato de re-
forma política, no se ha generado ningu-
na propuesta de política social de contin-
gencia, paliativa al alza de los productos
de primera necesidad. Menos aún, no hay
noticia de una reforma estructural a los
nudos críticos que afectan a la población:
pensiones, salud y fármacos, transporte,
gastos superfluos de las autoridades, edu-
cación, falta de transparencia del Congre-
so, Poder Judicial y Fuerzas Armadas, etc.
Las medidas anunciadas el martes 22 de
octure aumentan el gasto fiscal pero no la
carga tributaria al sector privado, espe-
cialmente los de mayores ingresos. La ca-
lle reacciona por la desigualdad y esta no
se ve afectada.
En este contexto ha surgido en diver-
sos actores sociales el llamado a un “Nue-
vo Pacto Social” que asuma estas dimen-
siones fundamentales. La pregunta es:
¿Cuál sería el alcance de este Pacto, quié-
nes participarían, cómo se negociaría,
desde qué lugares de enunciación?
La consigna del Pacto Social remite, al
menos, a tres discursos: una reedición de
los acuerdos transicionales postdictadu-
ra, entre partidos y élites empresariales,
en una “cocina” controlada por los pode-
res transnacionales. Una segunda versión
podría incluir a una suerte de “sociedad
civil” elitizada y tolerada, para dar trans-
parencia al proceso, como veedores exter-
nos. Pero lo únicamente transformador
sería lograr que el Nuevo Pacto Social se
traduzca en un auténtico Proceso Consti-
tuyente que sancione una Nueva Consti-
tución elaborada de forma participativa,
desde la propia ciudadanía. g
*Rector de la Universidad Academia de
Humanismo Cristiano.
 Dossier
De la protesta a la LE MONDE diplomatique | noviembre 2019 | 5
rebelión

La oportunidad de ir a un nuevo pacto social

Días de furia
por Raúl Zarzuri Cortés*

Durante octubre ¿Qué muestra esto?

Lo que muestra la efervescencia social
hemos vivido lo que -y aquí retomo cosas que ya he señala-
podríamos llamar el do en años anteriores- es la fractura de
carácter tectónica que tenemos como
primer estallido social sociedad que nos muestra que la co-
en Chile en lo que va de hesión social, un bien preciado, ha co-
menzado a desmoronarse. Nos muestra
la llamada recuperación un país fracturado que ha comenzado
de la democracia. un cierto proceso de descomposición,
lento, pero proceso, al fin y al cabo, en
Habría que señalar el cual muchos miembros de ese cuer-
que al contrario de po se desprenden, se separan, y la ten-
lo que ha señalado el dencia es a intentar coserlos al cuerpo
a como dé lugar, construyendo una fi-
presidente Sebastián sonomía a lo Frankenstein. Donde mu-
Piñera y muchos de chos se hacen los sordos y ciegos, a pe-
sar de los diagnósticos con que se cuen-
sus simpatizantes, no ta, a entender que el cuerpo actual no
estamos frente a “un aguanta más; no son posibles más sutu-
ras e injertos.
enemigo poderoso” que Así, las cirugías cosméticas han llega-
ha entrado en guerra do a su fin. Tenemos que avanzar a ciru-
gías mayores, que precisamente puedan
contra el gobierno y detener la descomposición. Necesita-
contra el país y, que mos que, de una vez por todas, se tome
el toro por las astas, y que se asuma que
esté coordinando las se necesitan políticas más radicales para
movilizaciones sociales intentar mitigar algunas de las necesi-
actuales. Al contrario, dades más sentidas por la población. Sa-
bemos que no existen los recursos que
estamos frente a permitan de un golpe brindar una solu-
movilizaciones que no ción general, pero es necesario avanzar
urgentemente en resolver situaciones
tienen una conducción, de exclusión y desigualdad social que
que se han originado estamos viviendo. Y eso es responsabi-
lidad de la clase política. ¿Darán el an-
espontáneamente, cho? Ese es el problema, porque nuestra
cuestión de suyo clase política solo se mira el ombligo y
busca a toda costa su perpetuidad en es-
interesante, porque Federica Matta, octubre 2019 (www.federicamatta.com) pacios de poder. No está conectada con
precisamente nos la vida cotidiana.
¿Cómo podemos solucionar esto?
muestra que hay tente movilizador político. Al son de la pojada de todo valor, lo cual supuso la La falta de cohesión supone que avan-
una efervescencia indignación que recoge expresiones que exclusión/expulsión social de la parti- cemos en la construcción de un nuevo
política que se está a nivel internacional habíamos visto en cipación y de la ciudadanía. Así, un nú- pacto social como sociedad. Pero esto
la llamada “Primavera árabe”, el movi- mero significativo de sujetos tuvo que no debe ser un pacto de unos pocos, co-
construyendo desde miento indignados y también “Occu- vivir un “exilio político”, el cual se sumó mo fue la negociación de la transición,
abajo y no desde py wall street”, se han puesto en movi- a otros “exilios”: económicos, sociales, que ha provocado la actual situación en
miento una ola de indignación que cual culturales, entre otros. Entonces, la po- la que nos encontramos, al no modificar
arriba y que no tiene tsunami ha atravesado toda la epidermis lítica quedó reducida a una mínima ex- el entramado institucional que se here-
la mediación de una de la sociedad, para reclamar por los ba- presión y desconectada de la vida coti- dó de la dictadura. Un entramado que
jos sueldos, por las bajas pensiones, por diana, olvidando un elemento relevante, salvaguardaba el bien de los privados
orgánica o movimiento la precariedad en los accesos a la salud, eso que se llama afectividad vinculante por sobre el bien común. Necesitamos
político que la modele por la continua alza en algunos servi- que nutre la vida social. un nuevo entramado institucional, una
cios básicos. La gente ha comenzado a Muchos podrán decir que es “la de- nueva Constitución.
y module como un expresar su descontento porque no hay mocracia que se pudo conseguir”, que Necesitamos un nuevo pacto social
espacio de negociación. bolsillo ni vida que resista. La consigna es una democracia porque se realizaron que debe ir más allá del gobierno, de
ha sido: ¡Indígnate! dos procesos de votación masiva que la los políticos y los partidos políticos

E
stamos enfrentando uno de los
raros momentos de la histo-
ria de Chile, en que podemos
observar cómo una política
que estaba confinada a los subterráneos
emerge como una erupción volcánica,
como un magma volcánico, que con una
fuerza avasalladora atropella todo lo que
encuentra a su paso. Este tipo de mani-
festaciones son muy heterogéneas, pero
tienen en común una tremenda frustra-
ción con la política formal que ha llevado
a un sector mayoritario de la población a
no poder resolver la producción de su vi-
da en términos dignos.
Lo que afrontamos es una ola de ira y
rabia que se ha transformado en un po-
¿Cómo llegamos a esto?
Hay que recordar que la llamada demo-
cracia que actualmente vivimos es una
democracia que heredamos de la dic-
tadura militar. Una democracia que se
construyó “en la medida de lo posible”
y que se estructuró en base a la “políti-
ca de los consensos” pero de unos pocos
y no de todos como se debió haber he-
cho. ¿Cuál fue el logro de esto? La des-
movilización social y entender la polí-
tica como una simple función de admi-
nistración de las cosas, de competencias
por el poder y el establecimiento de re-
laciones instrumentales y de una lógica
tecnocrática, instalándose una política
vista como una existencia que fue des-
validaron: el plebiscito del 88 y la elec-
ción presidencial del 89. Se puede estar
de acuerdo con eso, pero, habría que se-
ñalar que la democracia que se instaló
no fue una nueva democracia en senti-
do estricto, porque fue “la democracia
de la dictadura militar”, cuya base fue la
Constitución de 1980, la cual, a pesar de
las modificaciones realizadas, mantie-
ne su impronta no democrática; de una
democracia protegida que no tiene co-
mo eje un Estado que proteja derechos
sociales mínimos. Por lo tanto, las mo-
vilizaciones muestran a una ciudadanía
que está tratando de re-imaginar, de ra-
dicalizar la democracia que tenemos, la
cual es solo de mínimos. Entonces la de-
mocracia actual, ya no es suficiente.
actuales. Debe incluir a la ciudadanía,
a las organizaciones sociales. Nos de-
be incluir a todos. Nadie puede quedar
afuera.
Si no se llega a acuerdos, para modifi-
car los mínimos que tenemos, o sea, que
realmente se enfrente las desigualdades
sociales existentes, vamos a enfrentar
nuevos estallidos sociales con situacio-
nes de violencia episódica sobre la cual
no hay ningún control. Y es precisamen-
te lo que tenemos que evitar.
De no mediar estos acuerdos, una lar-
ga noche se dejará caer y la suma de to-
dos nuestros miedos se hará realidad. g
*Sociólogo, Profesor de la Escuela de Sociología.
Universidad Academia de Humanismo Cristiano
6 | LE MONDE diplomatique | noviembre 2019

Opinión

Por una sociedad más justa,

bella y sustentable
por Dante Castillo

L
A los andrajosos as demandas
estructurales que
están en el origen
del mundo de las grandes
movilizaciones ciudadanas,
y a los que iniciadas en octubre, muestran
de manera descarnada el
en ellos se profundo malestar transversal
de la sociedad chilena. Junto a
lo anterior, es un hecho de la
descubren y, así causa que el origen se explica
por el resultado del modelo
descubriéndose, social, cultural y económico
que, entre todos, hemos
con ellos sufren, construido o avalado desde
hace décadas. No hemos
sido capaces de enfrentar la
pero, sobre desigualdad, promover la
cohesión social y asegurar
todo, con ellos de manera equitativa el
progreso, la comodidad y las
luchan. oportunidades para vivir con
tranquilidad nuestra niñez,
Paulo Freire, 1968 juventud adultez y vejez.
Por el contrario, la mayoría
de los chilenos y chilenas
vivimos el futuro con
ansiedad y temor. Es por ello
que hacemos nuestro el deber
de propiciar un diálogo para
la transformación y terminar
con el uso de la violencia
y la represión. El nuevo
PACTO SOCIAL requiere
necesariamente de acciones
concretas e inmediatas que
aseguren la justicia social,
base de la cohesión.
El Programa Interdisci-
plinario de Investigaciones
en Educación y el Institu-
to Paulo Freire de Chile, tal
como lo han señalado las
instituciones de educación
superior estatales, nos pro-
ponemos como otro espa-
cio para la comprensión y el
diálogo. Un espacio que se
requiere para promover los
procesos de cambio que hoy
se le exigen a las autorida-
des políticas y administrati-
vas del país. Contamos con
las capacidades de nues-
tras y nuestros estudiantes,
docentes, académicos e in-
vestigadores para que con
creatividad, libertad y tole-
rancia enfrentemos de ma-
nera urgente las acciones
que nos demanda nuestra
comunidad.
Enfrentamos una oportu-
nidad histórica. Hoy es po-
sible reemplazar la lógica
liberal de la competencia y
el consumo, por la colabora-
ción y la confianza en nues-
tro pueblo. No dejemos pa-
sar la posibilidad de cons-
truir una sociedad más justa,
bella y sustentable. g

Isabel Allende:

Así han comenzado todas

las revoluciones
E
n Chile, que su-
puestamente go-
za de estabilidad,
han estallado gra-
ves protestas populares con
actos de destrucción y pillaje.
Son la expresión iracunda de
un pueblo frustrado. Esta cri-
sis no se resuelve con los mili-
tares en la calle, se requieren
cambios profundos. El siste-
ma neoliberal basado en el lu-
cro ha vendido o privatizado
todo: la educación, la salud, el
agua, el gas, el transporte co-
lectivo, etc. La desigualdad
social y económica es vergon-
zosa. La gente está enfureci-
da por los sueldos de hambre
y el costo de la vida, que obli-
ga a la gran mayoría a vivir a
crédito o en la pobreza, mien-
tras los ricos viven en su bur-
buja, evadiendo impuestos y
acumulando más y más. Esto
inevitablemente crea violen-
cia y en algún momento esta-
lla. Así han comenzado todas
las revoluciones.
Texto de la escritora Isabel
Allende, 21 de octubre de 2019

El ABC de la cumbre de líderes económicos
¿Qué es la APEC y por qué debería importarte?
APEC es el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico creado
en 1989 como un foro de carácter intergubernamental. Una de
sus peculiaridades es su informalidad, eso quiere decir que no
es un proceso de integración establecido, sino simplemente un
E
foro de cooperación y diálogo.
l foro APEC está compuesto ac-
tualmente por 21 países, de am-
bos lados del Océano. Del lado
asiático participan Rusia, China,
Japón, Filipinas, Papua Nueva Guinea, Bru-
nei, Hong Kong, Singapur, Indonesia, Tai-
landia, Malasia, Taipei, Vietnam y Corea del
Sur. De Oceanía, Australia y Nueva Zelanda.
Del lado de las Américas, Estados Unidos,
Canadá, Chile, Perú y México.
Este año la APEC se reúne en Chile. La
cumbre de presidentes será los días 16 y 17
de noviembre en Santiago. Eso quiere decir
que esos días llegarán al país mandatarios
como Donald Trump, Xi Jinping, Vladimir
Putin, Justin Trudeau, Shinzo Abe, entre
otros. En el actual contexto de guerra co-
mercial, especialmente ente EEUU y China,
esta cumbre tendrá un carácter importante
ya que puede ser un momento donde estos
presidentes aprovechen para sellar acuer-
dos, que no necesariamente van en benefi-
cio de los pueblos, los trabajadores y el me-
dio ambiente.
Aun si es un foro de diálogo, la Cumbre de
APEC es importante porque establece una
hoja de ruta que los países acuerdan en el ca-
mino de una mayor liberalización y apertu-
ra económica. Lo que se acuerda en la APEC
se traduce luego en nuevas leyes y regula-
ciones que blindan la privatización de áreas
de la vida social, como las AFP, y que hacen
cada vez más dificil torcer las políticas que
sólo benefician al sector privado, especial-
mente a exportadores y empresarios del ex-
tractivismo (como la minería), así como a
inversores extranjeros. En cambio, estas po-
líticas tienden a restringir los derechos hu-
manos y la protección del medio ambiente.
¿Cómo impacta a Chile?
Los temas planteados por el gobierno de
Chile para la Cumbre de este año no son no-
vedosos, sino que son parte de una agenda
que se está siguiendo a nivel global entre las
grandes corporaciones y muchos gobiernos
que empujan dicha agenda. Mismo si se pre-
senta como una agenda que trata temas rele-
vantes para la economía global hoy, el abor-
daje que se da a estos temas está viciado de
intereses empresarios.
El tema de la sociedad digital tiene un
impacto gigante sobre las vidas de todas las
personas en un contexto de un “capitalismo
de datos”. Recientemente, Chile junto con
Canadá y Singapur lanzaron una Carta Digi-
tal que va de la mano con las necesidades de
las empresas del sector: se otorga total liber-
tad para la circulación de datos mientras que
los Estados quedan restringidos para impo-
ner condiciones a la apropiación de los da-
tos y a, por ejemplo, imponer impuestos a un
sector que va en crecimiento. Esto muestra
que la sociedad digital no tendrá impactos
positivos para todos/as por igual, sino que las
corporaciones se garantizan la libertad para
acumular mientras se apropian de nuestros
datos y los usan para fines de lucro e incluso
de control sobre la sociedad en su conjunto.
La Integración 4.0 significa, en pocas
palabras, más libre comercio y facilitación
para que las empresas hagan sus negocios,
mientras los pueblos sufren el recorte de sus
derechos. Para avanzar en la “integración”,
se impulsan proyectos de infraestructura
que tendrán un impacto negativo sobre las
comunidades y el medio ambiente de todo
el mundo. Su objetivo no es el bienestar de
los pueblos mediante la construcción de in-
fraestructura necesaria para la vida cotidia-
na de las personas (como hospitales, escue-
las, ferrocarriles para transporte de perso-
nas, etc.), sino proyectos para la rápida sa-
lida de los productos de cada uno de los paí-
ses, lo cual en los países latinoamericanos
implicará la profundización de las políticas
extractivistas ya existentes.
La inclusión del tema “Mujeres” en la
Cumbre APEC es solamente para mostrar-
se “modernos” en los debates, pero no en
los abordajes. Las políticas que impulsa la
APEC están lejos de dar respuestas reales a
las desigualdades de género. Mientras el po-
der corporativo avanza y reafirma una divi-
sión sexual, racial y colonial del trabajo, re-
produce estereotipos de género y un orden
vigente binario heterosexual, la APEC só-
lo ofrece propuestas superficiales para los
efectos que sus propias políticas producen y
se apropia del lenguaje y discursos feminis-
tas. Los países miembros de la APEC termi-
nan viendo las políticas de género desliga-
das de todas la baterías de políticas que ellos
mismos promueven. Así, la liberalización
comercial, la apertura de las economías y el
avance del poder corporativo impactará di-
ferencialmente sobre las oportunidades la-
borales y la cantidad y condiciones del tra-
bajo doméstico y de cuidados no remunera-
do que recae sobre las mujeres.
El modo en que se aborda el tema de
Crecimiento sostenible es una farsa. Los
países de la APEC son responsables de una
gran emisión de gases de efecto invernade-
ro (GEI) en la atmósfera. Y EEUU en parti-
cular, es el país que más ha emitido dióxido
de carbono (CO2) en la historia. Mismo así,
Donald Trump sacó a EEUU del Acuerdo
de París que tiene como objetivo ralentizar
el crecimiento de las emisiones de CO2. La
APEC está compuesta por un grupo de los
países más industrializados y contaminan-
tes del mundo, pero lejos están de diseñar
una respuesta al cambio climático y al cre-
ciente deterioro del planeta.
En ese sentido, Chile presenta la po-
sición más incoherente en política
medioambiental. Mientras el gobierno de
Piñera quiere presentar al país como un pio-
nero en la transición hacia energías reno-
vables y convoca a la reunión COP25, pero
no se ha sumado al Acuerdo de Escazú y a su
vez es país observador en el Tratado sobre
la Carta de Enegía (Energy Charter Treaty)
que es un tratado que otorga prerrogativas
extraordinarias a los inversores en el sector
de energías sucias frente a los Estados que
avancen en un camino de cambio de su ma-
triz energética.
No hay ningún compromiso ético por
parte de los países de la APEC, que dejan de
lado la necesidad de Justicia Climática, con-
cepto que expresa la necesidad de promo-
ver una transición justa a un futuro libre de
combustibles fósiles y que proteja a las re-
giones y poblaciones más vulnerables, con-
siderando que los que más sufren los impac-
tos del cambio climático son quienes menos
contaminan. Tampoco discuten la crisis ci-
vilizatoria que compromete la existencia de
las próximas generaciones.
¿Y la sociedad civil?
La APEC representa un espacio interguber-
namental. Esto significa que los actores prin-
cipales son los Estados. Fuera de ello, la úni-
ca participación “social” es del sector priva-
do a través de reuniones a lo largo del año.
Existen dos espacios para la partici-
pación de los empresarios en la APEC.
Uno es el espacio llamado ABAC, el Con-
sejo Asesor Empresarial de APEC (APEC
Business Advisory Council) (1). Está com-
puesto por representantes de cámaras de
comercio e industria, así como corpora-
ciones financieras y empresas transnacio-
LE MONDE diplomatique | noviembre 2019 | 7
nales, sociedades mineras y fondos de in-
versión. Algunas de las más conocidas son
J. P. Morgan, Coca-Cola, American Air-
lines, UPS, Sinochem Group y Cinépolis.
Las reuniones de ABAC durante el 2019
no serán en territorio chileno, sino que se
realizarán en diversas ciudades del mun-
do, hasta que finalmente tendrán un espa-
cio de “Diálogo ABAC con los Líderes” el
16 de noviembre en Santiago. Esto quiere
decir que los representantes de empresa-
rios y corporaciones cuentan con un es-
pacio para discutir sus ideas y propuestas
con los mandatarios.
También tendrán lugar las reuniones
de los CEO, representantes de las corpo-
raciones más grandes de los países APEC
(APEC CEO Summit), que se define como
“el encuentro más influyente de empre-
sas y líderes de gobierno de la APEC” (2).
El evento proveería de una oportunidad
sin paralelos para que los ejecutivos glo-
bales se embarquen en un diálogo con los
líderes de la APEC y funcionarios de al-
to nivel. El presidente de la APEC CEO
Summit 2019 es Jean Paul Luksic, uno de
los dueños del emporio minero que lleva
su nombre. Esta Cumbre de corporacio-
nes tendrá lugar en Santiago del 14 al 16
de noviembre, días previos a la Cumbre
de Líderes.
¿Y las organizaciones de la sociedad
civil? No existe ningún espacio de esta
envergadura creado para el diálogo con
las organizaciones sociales, sindicales,
ambientalistas y políticas. No hay nin-
gún momento planteado para discutir la
política económica o comercial, ni tam-
poco ningún espacio para entregar docu-
mentos, análisis y propuestas. Por eso el
espacio de la Cumbre de los Pueblos se
vuelve central para visibilizar las prác-
ticas económicas alternativas para las
grandes mayorías, excluidas del “diálo-
go” de la APEC.
¿Cuánto cuesta la Cumbre?
El país anfitrión organiza la logística
de todas las reuniones que se desarro-
llan durante todo el año. Esto implica
gastos en transporte, locación, alimen-
tación, seguridad y equipamiento, ade-
más del grupo de personas encargadas
de la organización. Se calcula que cerca
de 15.000 representantes de las econo-
mías miembros pasarán por Chile este
año. Entonces, es obvio que el gasto que
todos los eventos del año implicará para
el país será gigante.
Este año, se calcula de antemano que el
costo que tendría la APEC para Chile sería
de 40 millones de dólares (3). Estos 40 mi-
llones equivalen al daño que sufrió la pesca
artesanal de todo el país tras el terremoto
de 2010, así como la mitad del gasto en re-
paración de hospitales dañados tras el mis-
mo terremoto. Se trata de una suma enor-
me que sale de los impuestos pagados por
la ciudadanía chilena.
Pero el dato de los 40 millones de dóla-
res es engañoso, ya que es un monto pla-
neado a fines de 2018, por lo cual no se trata
de la cifra definitiva. Ademas, este monto
no considera la seguridad para las delega-
ciones de los 21 países. Para tomar noción
de los costos de estas cumbres, en 2018 la
Cumbre en Papúa Nueva Guinea costó 200
millones de dólares, lo cual fue escandaloso
porque se trata de uno de los países más po-
bres del grupo. En 2017, la Cumbre en Chi-
na costó cerca de 100 millones de dólares.
¿Impor ta a las organizaciones
sociales?
La Cumbre de la APEC este año en Chile es
relevante por varios motivos. Primero, a ni-
vel nacional es relevante porque implica un
compromiso del gobierno de Piñera con el li-
bre comercio y la desregulación bajo el lema
de la “integración hacia el Pacífico”. En rea-
lidad, este mismo modelo de apertura indis-
criminada y firma de TLC ha tenido impactos
negativos sobre la economía y sociedad chile-
na. Este modelo sólo ha beneficiado a los sec-
tores más concentrados en Chile, vinculados
con la exportación y la producción de pocos
productos como salmón y madera, generan-
do una reprimarización de la economía.
A nivel regional, esta Cumbre es impor-
tante porque toda la región mira hoy hacia
el Pacífico. Varios países como Argentina
y Uruguay son ahora “observadores” de la
Alianza del Pacífico, con la intención de su-
marse al bloque y poder abrir sus mercados
de cara a los países asiáticos. En ese camino,
se vienen negociando y firmando Tratados
de Libre Comercio (TLC) entre los países de
los bloques Alianza del Pacífico y el Merco-
sur, donde Chile ha tomado el protagonis-
mo. Estos Tratados, que no son sobre “co-
mercio”, muestran que lo único que importa
es continuar el camino de achicar derechos
ciudadanos y ampliar las prerrogativas del
sector privado en temas que también son
centrales para la Cumbre APEC, como los
temas de la economía digital.
El libre comercio, la privatización y la
pérdida de derechos están en el corazón de
la agenda de la Cumbre de la APEC y de to-
dos los TLC.
NO a la Cumbre APEC
Si dijiste NO al TPP11, entonces la Cumbre
de la APEC es un nuevo momento para que
alces la voz. Hay muchos motivos para eso.
No sólo va a reunir a mandatarios que son
responsables de violaciones de derechos
humanos y medioambientales en sus te-
rritorios, sino que también es un momento
donde querrán avanzar en agendas de ma-
yor liberalización y privatización en nues-
tros países. El “diálogo” y los “acuerdos” a
los que llegan los ministros y los mandata-
rios estarán vestidos de intereses privados,
especialmente de las grandes corporaciones
con las que ellos dialogan. La APEC se ha
puesto como objetivo la creación de un Area
de Libre Comercio del Pacífico, de la cual el
TPP11 es una muestra.
Por ello, las organizaciones sociales, po-
líticas, sindicales, ambientalistas, estudian-
tiles, de pueblos originarios, debemos decir
NO a la cumbre APEC.
La Cumbre de los Pueblos.
Las Cumbres son un espacio de organiza-
ción autónoma de los pueblos. Se trata de
un momento de encuentro, diálogo, articu-
lación y generación de agendas conjuntas.
Nuestras Cumbres de los Pueblos se remon-
tan a la Campaña contra el ALCA a fines de
los años noventa, cuando comenzó a ser un
espacio que vinculaba los temas globales y
regionales con las luchas locales. De estas
cumbres sale la sistematización de las pro-
puestas y alternativas de los movimientos
que avanzan en el camino de vivir en socie-
dades más justas. Desde Chile convocamos a
los pueblos de la región Asia Pacífico y de to-
da América Latina a converger en una gran
“Cumbre de los Pueblos por las alternativas
al neoliberalismo y por justicia climática”
los días 14, 15, 16 y 17 de noviembre.
¡Digamos NO a la presencia de Trump en Chile!
¡Por una verdadera integración de los pueblos!
¡Basta de Tratados de Libre Comercio!
1. http://www2.abaconline.org/
2. https://apecceosummit.cl/
3. https://www.biobiochile.cl/noticias/economia/
actualidad-economica/2018/06/03/costos-de-apec-
chile-2019-alcanzaran-los-40-millones-de-dolares-
incluira-a-regiones.shtml
Plataforma Chile Mejor sin TLC y Plataforma
América Latina Mejor sin TLC.
8 | LE MONDE diplomatique | noviembre 2019
Universidad de Santiago
Los siete pecados capitales en cambio
climático
por Dr. Lucio Cañete Arratia*
L
a historia de Chile no se ense-
ña a través de la gestión que el
Estado y los ciudadanos han
tenido sobre la energía, ni so-
bre el agua. Por ejemplo son pocos los
chilenos que en las clases del colegio
supieron de la Gran Sequía de 1968-69
y de los estragos que causó al país don-
de la fuerza pública tuvo que intervenir
en varias comunas para restaurar el or-
den y donde debutó el cambio horario
invierno-verano. Esta misma visión con
reducido alcance en el eje del tiempo tal
vez no permite mirar un entramado más
complejo, donde las soluciones tecnoló-
gicas que se plantean ante la actual se-
quía se debaten principalmente entre
una Carretera Hídrica y Mega Desala-
doras de Agua de Mar. Sin perjuicio de
la rentabilidad de ambas iniciativas las
cuales para su éxito demandan gran can-
tidad de energía, tanto para bombear
agua fresca desde el sur de Chile como
para retirar la sal del agua marina res-
pectivamente, existen siete actitudes
poco apropiadas que coloquialmente he
denominado como pecados.
Primer pecado: culpar al cambio
climático
La zona centro-sur de nuestro país por
su localización geográfica siempre está
expuesta a sequías, las cuales con distin-
ta duración, intensidad y frecuencia se
han registrado a lo largo de toda nuestra
historia. Éstas tienen diferentes causas
tales como La Niña y la Variación Deca-
dal del Hemisfero Norte, fenómenos pla-
netarios que afectan el régimen de llu-
vias en Chile, los cuales actuando por sí
solos o combinados provocan un déficit
de precipitación (sequía meteorológica)
que puede llevar a disminución de los vo-
lúmenes de los cuerpos de agua tales co-
mo ríos y embalses (sequía hidrológica)
y, a su vez, a una escasez del recurso hí-
drico para el rubro agropecuario (sequía
agrícola).
Por lo tanto, las sequías son tan nues-
tras como los terremotos o las inundacio-
nes y pueden ser mera consecuencia de la
variabilidad climática y no necesariamen-
te del actual cambio climático que enfren-
ta la humanidad. Probablemente la actual
sequía que afecta a gran parte de nuestro
territorio esté agravada por el cambio cli-
mático, pero en esta ocasión no existen ar-
gumentos estadísticos para asegurar que
él es el culpable.
En efecto, en los medios de comuni-
cación chilenos se ha instaurado la idea
de atribuir al cambio climático cualquier
cosa rara que ocurra con precipitaciones
y temperaturas, tal como en las novelas
policiales se culpa al mayordomo de cual-
quier crimen.
Segundo pecado: subestimación de
cambios abruptos
La comunidad científica, política y em-
presarial chilena concentra su preocupa-
ción en los cambios climáticos graduales
en desmedro de los abruptos.
Los primeros tal como su nombre lo
indica, comienzan a manifestarse de ma-
nera paulatina, dando holgura para enca-
rarlos de manera apropiada. Sin embargo
Maite Izquierdo, Desgarro verde (Técnica textil mixta), 2016 (Gentileza Galería Artespacio)
los abruptos ocurren tan de repente que
no hay mucho margen de reacción, ni pa-
ra amortiguar los daños, ni para potenciar
los beneficios.
Estos cambios abruptos ocurren no
porque las causas sean repentinas; sino
porque siendo ellas graduales, empujan
variables ambientales a que superen de-
terminados umbrales provocando toda
una perturbación brusca en el sistema
océano-atmósfera de alguna región en
menos de media década. Un cambio de
este tipo se registró hace 13 mil años en
América del Norte cuando los graduales
deshielos continentales elevaron el ni-
vel del gigantesco lago Agassiz por sobre
las colinas que lo confinaban, haciéndolo
desbordar de manera abrupta y causan-
do una alteración climática repentina en
el Atlántico. Ante esto Chile debe dispo-
ner de un sistema inteligente de vigilan-
cia de geografía física y así anticiparse a
estos cambios abruptos.
Si ese cambio es positivo, habrá más
oportunidades para aprovecharlo y si
es negativo se podrá amortiguar de me-
jor manera. Cuando los cambios son
abruptos, repentinos, súbitos; la inme-
diatez entorpece la acción. Por lo tan-
to, la tecnología debe asumir el adje-
tivo abrupto como protagonista en su
desarrollo.
Tercer pecado: singularización
El clima no es único en el planeta y tam-
poco en Chile que con su “loca geogra-
fía” tiene una veintena de climas. De
hecho en el norte de nuestro país po-
demos diferenciar al menos tres tipos
de climas de desierto: Desierto Coste-
ro, Desierto Interior y Desierto de Al-
tura; todos ellos con marcadas diferen-
cias perceptibles por cualquier perso-
na. Ahora, puesto que el cambio es un
fenómeno universal e inexorable,todos
estos climas pueden cambiar y por eso
no es solo pertinente y necesario hablar
en plural; sino estar preparados para los
diferentes cambios que enfrentarán los
diferentes climas de este único país que
llamamos Chile.
Cuarto pecado: autorreferencia
En Chile se están proponiendo solucio-
nes a problemas futuros con tecnologías
actuales, sin considerar el acelerado de-
sarrollo de éstas. Tal vez se deban reo-
rientar esfuerzos a considerar que las
generaciones futuras por quienes aho-
ra existe preocupación, dispondrán de
mayor tecnología (tal vez muy superior
a la actual) para encarar adversidades
venideras.
Por otra parte, se debe estar aten-
to y no suponer que nuestros descen-
dientes tendrán los mismos valores y
gustos que los actuales; quizás tengan
otros distintos y los chilenos actuales
están despilfarrando recursos por he-
redarles algo que hoy es importante y
quizás para esos otros no lo sea en la
misma magnitud. En este escenario
autorreferente es probable que las ge-
neraciones venideras se compadezcan
en un futuro de las actuales, al consta-
tar que sacrifican ahora parte del pre-
sente para heredarles algo que ellos no
valorarán.
Opinión
Quinto pecado: olvidar a los
ganadores
Como en todo ambiente diverso los
cambios generan pérdidas, pero tam-
bién pueden dejar ganancias. Por lo
tanto, no es adecuada una visión cuasi
apocalíptica de los cambios climáticos,
pues muchas alteraciones ambienta-
les pueden ser una oportunidad para
desarrollar nuevos negocios en su más
amplio sentido. Refrigerantes en zonas
donde predominará el calor y cultivos
xeromórfitos en regiones más áridas,
son iniciativas que pueden ser rentables
sin considerar a los ganadores pasivos
que, por ejemplo, dispondrán de más
holgura para la explotación minera gra-
cias al retiro de glaciares.
Sexto pecado: déficit atencional
Ahora el Calentamiento Global está de
moda y siendo intelectualmente snob, se
corre el riesgo de subestimar otros gran-
des problemas ambientales actuales tales
como las Invasiones Biológicas. En efecto,
en virtud a los acuerdos comerciales y al
avance del transporte, un bicho terrestre
como ejemplo tardaba miles de años en
llegar a un continente. Ahora basta que él
se suba a un contenedor y desembarque
en un puerto burlando los controles sani-
tarios para que se dé un festín en un eco-
sistema sensible como el chileno.
En este contexto la gestión tecnológi-
ca en Chile no debe descuidar, sino por
el contrario debe relacionar otras pre-
ocupaciones ambientales tales como la
contaminación, la pérdida de diversi-
dad y la migración humana entre otros
fenómenos.
Séptimo pecado: no metaforizar
Con los altos niveles de corrupción y otros
problemas apremiantes en Chile: ¿preo-
cuparse ahora de los cambios climáticos?
Sin duda, para muchos gerentes chilenos
estos cambios climáticos a mediano pla-
zo no son prioritarios y están archivados
dentro de la carpeta etiquetada como “No
urgentes”. Evidentemente que las priori-
zaciones obligan a postergar las inversio-
nes menos urgentes; pero prepararse pa-
ra los cambios climáticos es un buen en-
sayo para estar atentos ante los cambios,
sin importar si son políticos, tecnológicos,
sociales o de otro tipo.
En efecto, la historia muestra diversos
episodios donde asentamientos humanos
no sólo fueron incapaces de soportar al-
teraciones ambientales distintas al défi-
cit de precipitación y a olas de calor, sino
que tampoco pudieron reaccionar ante
cambios realizados por el propio hom-
bre. Humberstone en Chile es el ejemplo
donde una sociedad fue incapaz de enca-
rar un cambio tecnológico y el Tsifonte en
Irak en el siglo VI fue incapaz de sopor-
tar un cambio político al declararse a Bag-
dad como capital del imperio. Por lo tanto,
prepararse para los cambios climáticos es
un buen ejercicio para estar presto ante la
adversidad futura e incierta. Sin duda al-
guna pensar metafóricamente crea socie-
dades más resilientes y éstas son las que
mejor resisten los cambios. g
*Facultad Tecnológica Usach.
 Dossier
Nueva cuestión agraria LE MONDE diplomatique | noviembre 2019 | 9

La nueva cuestión agraria en Chile frente a la COP25

Este dossier, que fue concebido y editado por Ximena Valdés, incluye ensayos y reflexio-
nes que son apenas algunas pinceladas sobre lo que llamamos “la nueva cuestión agra-
ria en Chile”. Nueva, en relación a la larga duración que tuvo el sistema de hacienda en
nuestro país.
Esta fase del desarrollo del capitalismo agrario que ya cuenta con cerca de medio si-
glo, se produjo luego del desmantelamiento de una década de reforma agraria realizada
durante los gobiernos de Frei y Allende (1964-1973) y de la contrarreforma que introdujo
con violencia la dictadura cívico militar (1973-1990).
La reforma agraria constituyó uno de los procesos socio-políticos más importantes
del siglo XX, terminó con un largo sistema de dominación sobre la población que habitó
fundos y haciendas acabando con el sistema de inquilinaje.
La contrareforma agraria liberalizó el mercado de tierras y de fuerza de trabajo gene-
rando un escenario que permitió el despliegue con nuevos bríos del capital –nacional y
trasnacional- en la silvicultura, agricultura y agroindustria.
Diversos cambios institucionales y subsidios al empresariado abrieron las fron-
teras nacionales a las exportaciones. Paralelamente una legislación unilateral limitó
los derechos laborales de los trabajadores agrícolas, reorganizó la propiedad sobre
tierras y aguas configurando así las condiciones para el ingreso del país al proceso
de globalización.
Sobre esas bases se despliega el capital precarizando el trabajo de hombres y mujeres
asalariados y amenazando la sobrevivencia de campesinos e indígenas. Algunos salen ade-
lante, otros viven en la cuerda floja de la incertidumbre, muchos se quedan en el camino.
La nueva cuestión agraria hoy día se enfrenta a cambios climáticos y de escasez
hídrica colocando en jaque el modelo agroexportador chileno. Sobre este tema Le
Monde Diplomatique ha contribuido al debate especialmente publicando artículos
de Rodrigo Mundaca de MODATIMA acerca de lo que ocurre en Petorca con la con-
centración de derechos de agua en manos de los productores de paltas, hecho que
ha provocado una profunda crisis del campesinado de los valles de las provincias de
Petorca, Cabildo y La Ligua. Los fondos de esos valles están secos, los pequeños pro-
pietarios no sobreviven a la falta de agua mientras los vergeles de las laderas irriga-
das de los exportadores de paltas crecen y florecen sobre la base del acaparamiento
de las aguas.
En este número previo a la CPP 25 incluimos artículos sobre las contradicciones de
la nueva agricultura, sobre el carácter del empleo temporal en la fruticultura, la preca-
rización del empleo y la escasez hídrica en la zona sur, tema poco abordado hasta aho-
ra y fuente de las resistencias locales y de comunidades y organizaciones mapuche en
la Araucanía. Esta región, bajo una concepción de territorio vacío o deshabitado, ha si-
do invadida por plantaciones forestales en manos de tres grandes compañías que con-
centran buena parte de las tierras. Como demografías del desarraigo o demografías del
abandono podrían nombrase los procesos que afectan a las poblaciones acorraladas por
las plantaciones forestales e impedidas de vivir de la explotación de sus tierras por la es-
casez de aguas. Agregamos una reflexión sobre la tensión entre el habitar y el producir
que se cierne bajo la amenaza de la sequía para finalizar con una reflexión sobre tierra y
el cambio climático.

Los impactos de la liberación de los “factores productivos” luego de la contrarreforma agraria

La nueva agricultura y sus contradicciones

por José Bengoa*

N
o cabe mucha duda que hay
una “Nueva agricultura” en
Chile. Murió el mundo rural
y se impuso el sistema agrario
empresarial dirigido a las exportaciones,
dejando al campesino huérfano.
Cualquiera que viaje al sur por la ca-
rretera central del país, puede ver los
huertos frutales que se perciben bien
trabajados y ordenados, los viñedos que
a veces se suben a los cerros de modo in-
creíble, y al cruzar el río Bíobío las planta-
ciones forestales que se pierden en el pai-
saje como un verdadero “desierto verde”;
y cruzando el viaducto del Malleco, con
ese espléndido puente mecano atribuido
a Eiffel, los campos de trigos y a veces el
amarillo intenso del Raps para fabricar
aceites. Más allá del Toltén los campos se
van llenando de verdes pastos, en donde
bostezan vacas de diferentes colores. De-
jemos nuestro viaje hasta allí (1).
1. Este sistema agrario surge en los años
setenta y sobre todo ochenta gracias a que
se liberaron después de la Reforma Agra-
ria todos los denominados en economía,
“factores productivos”: tierra, agua, mano
de obra, financiamiento y la apertura de los
mercados donde colocar las exportaciones
agropecuarias chilenas.
Las consecuencias son que las expor-
taciones agropecuarias han llegado en el
año agrícola 2017 a la desorbitante suma
de 8.674 millones de dólares. Las cifras
son alucinantes. El año 2003 las expor-
taciones agropecuarias eran de 3.228 mi-
llones de dólares. Las forestales pasaron
de 2.423 millones a 5.286 millones el año
2017 (2), y los vinos pasaron de ser ca-
si nada en las últimas décadas del siglo
veinte a 680 millones el 2003 a US$ 2.023
el 2017, barriendo con la barrera que pa-
recía imposible de los dos mil millones
de dólares (3).
En los últimos quince años 2002/03 al
2016/ 17 las exportaciones agropecuarias
se han multiplicado casi por tres ( de 3.228
millones de US$ a 8.674 millones; y las fo-
restales casi también por tres, de 2.423 mi-
llones a 5.286 millones.
No cansaremos al lector de este breve
artículo con más cifras que podrá encon-
trar fácilmente. Sin embargo el lector aten-
to comprenderá el modo y carácter de los
conflictos que existen hoy en el país (4).
2. La liberalización de los así denomi-
nados “factores productivos” señalados ha
conducido -y está produciendo- las gran-
des contradicciones que marcarán el futu-
ro económico y social inmediato y que ya
recorren el territorio nacional.
La liberalización de las tierras -mercado
libre de tierras- ha conducido a la concen-
tración más grande de tierras, ni siquiera
semejante a la que existía en el “sistema
rural hacendal”, destruido por la Reforma
Agraria. Tres empresas poseen millones de
hectáreas de plantaciones. Las consecuen-
cias de esa “no-política”, de ese “liberalis-
mo naturalizado”, son entre otras cosas el
conflicto más grande que tiene hoy por hoy
el país, el “conflicto mapuche” como se lo
denomina en la prensa adicta.
La liberalización de las “aguas dulces”
(M. A. Illanes), hasta el extremo imposible
e impensable, ha conducido a la apropia-
ción de derechos de aguas especulativos,
más grande de la historia agrícola y rural del
país. Las contradicciones son evidentes y
cualquier persona con algún grado de racio-
nalidad se habría dado cuenta. Los conflic-
tos de aguas recién han comenzado; el Nor-
te chico lo lidera como ha sido siempre (5),
y lo siguen los innumerables conflictos en-
tre centrales hidroeléctricas, de pasada, y el
daño que provocan en las comunidades que
muchas veces ven pasar un rio de enormes
proporciones que pertenece a un propieta-
rio especulador que nadie conoce y espera
que alguien le compre sus derechos (6).
Y la liberalización de la fuerza de traba-
jo acompañada de la creciente demanda de
mano que está provocando la mayor crisis
humanitaria y violación de los derechos de
las personas del siglo XXI chileno. Se cal-
cula según el Censo agropecuario del 2007
en medio millón de personas que trabajan
a tiempo parcial (temporeras y tempore-
ros) en la agricultura. Hoy debe ser mucho
más. Hombres pobres y mujeres pobres
chilenas y cada día más hombres y muje-
res migrantes. Condiciones esclavistas de
trabajo, horarios extenuantes, condiciones
sanitarias pésimas producto de los produc-
tos químicos, y un sistema de sub contra-
tistas que recuerdan a los “enganchadores”
de mano de obra del salitre, que se pasea-
ban por los campos mostrando un diente
de oro y prometiendo el paraíso en el Norte
de la “plata dulce”.
Son los pies de barro de la nueva agri-
cultura, del eslogan “Chile, potencia ali-
mentaria”. Los agricultores, en su mayo-
ría no presenciales, empresarios de so-
ciedades anónimas ausentes, son ciegos,
sordos y mudos. En el caso mapuche son
emblemáticos, solamente piden fuerzas
policiales (7).
3. Habría que hablar, el espacio lo impi-
de, de la “producción cerda de chanchos”,
(US$ 480 millones de exportaciones el
2017); o en la de aves (US$ 290 millones)
en que se exportan trozos congelados que
van a los mercados baratos en que comen
los pobres de los países ricos.
Habría que hablar de la “revolución
verde tardía” que se ha producido en Chi-
le en los ochenta y sobre todo en los no-
venta (8). Los índices de rendimientos en
trigo y otros cereales son espectaculares.
Las consecuencias en el sur por ejemplo
es que dejaron fuera del mercado cereale-
ro a los campesinos y pequeños agriculto-
res, sobre todo mapuches. Un solo empre-
sario de esta “Nueva Agricultura” produce
por hectárea el equivalente a 10 campesi-
nos productores y como el promedio de
superficie sembrada empresarialmente
es de 80.2 hectáreas según el Censo del
2007, cada empresario, y son muchos, re-
emplaza en su producción a la de más de
cien pequeños productores. Lo mismo
ocurre en la ganadería en que se produce
una enorme distancia entre productores
pequeños de leche y los grandes, así carne
como en la ganadería de carne.
4. Finalmente se produjo en Chile un
divorcio y contradicción entre la rurali-
dad y la llamada “nueva agricultura”. La
mayor parte de los conflictos son entre
comunidades rurales, sus poblados y pue-
blos, sus modos de vida y todo aquello que
compone la ruralidad con las empresas,
generalmente anónimas que invaden las
localidades en función de agro negocios,
energías, y todo tipo de procesos hoy día
conocidos como “extractivismos”. Los
nuevos empresarios y sus acólitos se pa-
sean por los campos “viendo oportunida-
des” de negocios de inversión, de explo-
tación rápida, de exportación en fin, igual
que la “Hueste Hispana” que solamente
miraba dónde había oro y metales precio-
sos, sin importarle demasiado o nada lo
que ocurriese con los habitantes.
De estas contradicciones surgen hoy en
día y van a surgir los “Nuevos Movimientos
sociales”, consecuencia evidente de la libe-
ralización extrema y ciega de los elemen-
tos determinantes de la ruralidad: tierra,
agua y comunidades humanas. g
1. Chiloé y sus islas están libres de la masividad y de
la brutalidad del sistema agropecuario moderno
supuestamente, aunque la amenaza es fuerte, por lo
cual hay alta preocupación en esa sociedad basada
en la producción de pequeños productores. La
salmonicultura plantea otro tipo de problemas y
contradicciones que escapan a este artículo.
2. Ha habido un cambio importante en las exportaciones
forestales, pasando de la exportación de astillas y
maderas en bruto a un 51% de celulosas y pulpas, un
44% de manufacturas forestales y solamente un 7% de
madera en bruto.
3. Todas las cifras de este artículo son del “Anuario de
exportaciones chilenas. 2018”. DIRECOM- PROCHILE.
4. Señalemos solamente como un ejemplo fácil de
comprender, que las exportaciones de salmones
(incluidas las truchas) llegaron a US$ 4.631 millones de
dólares. Las exportaciones de “Jibias” son de US$142
millones y las de choritos (mejillones), US$210. Estas
cifras explican por si solas los conflictos y movimientos
sociales de protestas que se han producido este año en las
caletas pesqueras, y sobre todo en Chiloé.
5. Las leyes de aguas en el siglo XIX se construyeron luego
de los conflictos ocurridos en Illapel en que hubo gran
cantidad de muertos entre agricultores y campesinos.
6. Ver: Julio Peña-Torres, Emiliano Vargas y Guillermo
Donoso “Remate de derechos de aguas en Chile: ¿Qué
pasó posreforma del código de aguas de 2005?”, en
Estudios Públicos Número 155, Invierno 2019. pp. 59-103.
Este artículo explica con mucha claridad y pertinencia
la situación de los derechos de aguas, las formas de
adquirirlos, los derechos especulativos, y la situación
de los remates con datos muy adecuados para el debate
actual.
7. Las reuniones entre empresarios y mapuches
realizadas en Temuco el año 2018 fueron no solamente
un gran fracaso del Gobierno, liderado en ese entonces
por un Ministro que es uno de los personajes más ricos de
Chile y que creía que con arreglar la cuestión mapuche
iba a catapultarse a la Presidencia de la República. Las
discusiones allí sostenidas son risibles. La solución de
la agricultura mapuche eran los “arándanos” según
Bernardo Matte y otros conspicuos personajes allí
presentes. Los agricultores empresarios de la zona
miraban escépticos y soñaban con la Operación Jungla y
las fuerzas militares entrenadas en Colombia.
8. Las consecuencias en Chile de la crisis internacional
de los cereales de fines de los noventa, fue respondida
por los agricultores del sur con un salto gigantesco en los
rendimientos por hectárea de modo de competir frente
a las importaciones de trigos principalmente, muchos de
ellos de precios subsidiados en sus países.
*Profesor de la Escuela de Antropología de la Uni-
versidad Academia de Humanismo Cristiano y
miembro del CIIR.

10 | LE MONDE diplomatique | noviembre 2019
Temporeros, mujeres, indígenas, extranjeros
Los “parias” del capitalismo
agrario exportador
por Ximena Valdés S.*
El 26 de noviembre del
2016, 27 nepalíes fueron
llevados a trabajar a una
frutícola de Buin dedicada a
la uva de mesa. En el lugar
ya había temporeros de
distintos países: 8 nepalíes,
20 indios, 25 haitianos, 7
chilenos, mapuche, según
el capataz. El empresario
aseguraba refiriéndose
a sus trabajadores que
“antes sus vidas eran
realmente miserables, pero
ahora vienen (sic) felices”
aunque los nepalíes se
sentían defraudados y
estafados en relación a lo
que se les prometió en su
país de origen. Socio de la
exportadora GESEX que
agrupa a nueve agrícolas,
con oficinas en Estados
Unidos, China y Europa, este
empresario consiguió traer
trabajadores de Asia por
la intermediación de una
empresa chilena que ya traía
también “buenas nanas” a
Chile de Filipinas y Nepal.
E
n la madrugada del 9 de julio
2018 un fundo cercano a Cha-
ñaral Alto fue tomado por más
de 300 temporeros haitianos
a causa del no pago de los salarios adeu-
dados por la contratista y otros abusos y
vulneración de derechos. Los primeros
que llegaron al lugar fueron Carabine-
ros junto a la PDI para fiscalizar papeles
de los extranjeros (¡algo increíble!), lue-
go el administrador municipal que medió
en el conflicto, el Seremi del Trabajo, el
Gobernador… El representante de la co-
munidad haitiana de Coquimbo acudió
al lugar haciéndose eco de las demandas
de los temporeros impagos. El alcalde de
Monte Patria reclamaba al gobierno la
necesidad de hacerse cargo de la nueva
realidad laboral del país, de los trabajado-
res “de otras razas y de otros países” (sic)
que cubrían los requerimientos de mano
de obra y del deber de hacer respetar sus
derechos tal como debía hacerse con los
trabajadores chilenos (TV LIMARI).
Cerca de medio millón de temporeros,
hombres y mujeres, chilenos, indígenas
e inmigrantes extranjeros, más una mi-
noría de trabajadores con empleo todo el
año, sostienen el modelo agroexportador
chileno.
Chile es uno de los primeros produc-
tores de fruta del hemisferio sur. La agri-
cultura y agroindustria se sostienen en la
existencia de tierra, agua y clima y, por
Dossier
Nueva cuestión agraria
Felipe Cusicanqui, Seis trabajadores (Retazos de tela y acrílico sobre arpillera), 2011 (Gentileza Galería Patricia Ready)
sobre todo fuerza de trabajo no califica-
da y barata. La fruticultura es intensiva
en mano de obra. La uva de mesa, las ce-
rezas y los arándanos figuran entre las
frutas de mayor expansión y demanda y
entre las más demandantes de mano de
obra. Se recluta a los trabajadores por
empleo directo, sistema de enganche y
por la subcontratación a cargo de contra-
tistas y empresas de subcontratación.
Mes a mes, estación tras estación,
una serie de faenas en potreros y pac-
king preceden los embarques de fru-
tas a otros países: poda, desbrote, ra-
leo, cepillado, limpieza, embalaje, etc.
Los contratos de trabajo, no siempre los
hay, se fragmentan según cada una de
estas labores, así los temporeros/as tra-
bajan sumando contratos a lo largo de
las temporadas.
Cambios en la fuerza laboral
La producción intensiva y globalizada,
trajo consigo el uso de nuevas tecnologías
desde el riego hasta el tratamiento de la
planta y frutos con productos químicos.
La frontera agrícola se expandió, el uso del
suelo para productos de exportación ganó
terreno en desmedro de los cultivos para
el mercado interno mientras las cuencas
y cursos de agua superficiales y subterrá-
neos fueron evidenciando el agotamiento
de los recursos hídricos lo que hoy pone en
jaque el modelo agroexportador.
En cincuenta años se ha producido un
profundo cambio en la naturaleza y com-
posición de la fuerza de trabajo agrícola.
La nueva cuestión agraria desde los años
70 del siglo pasado se caracteriza por la
sustitución del inquilinaje y peonaje ru-
ral por los temporeros. En la zona central
ellos y ellas viven en “colectivos” mientras
en el norte, recordando a los mineros, lo
hacen en “campamentos”.
Estas transformaciones laborales co-
existen con cambios demográficos gene-
rados por las modificaciones en la matriz
productiva. Mientras la industrialización
sustitutiva vio crecer las grandes ciudades
por la migración campo-ciudad, la matriz
agroexportadora produjo el crecimiento
de las ciudades intermedias en los territo-
rios agrarios. Las metrópolis abrieron pa-
so a las agropolis (1).
Cuando comenzaron las exportaciones
de frutas se incorporaron las mujeres (2)
del campo y periferias de las ciudades co-
mo temporeras, campesinos e indígenas y
luego los inmigrantes extranjeros (3).
Comparadas las condiciones de traba-
jo y los niveles salariales entre fruticul-
tura, salmonicultura y minería del cobre
se encontró que los temporeros/as de la
agricultura y agroindustria eran los que
tenían mayor discontinuidad laboral,
peores condiciones de trabajo y salarios
más bajos (4). Otro estudio reveló que las
plantaciones de uva de mesa en el valle de
Copiapó se caracterizaban por la femini-
zación del mercado laboral regional, por
la incorporación de migrantes indígenas
-aymara y mapuche- y de inmigrantes de
los países andinos (peruanos, bolivianos,
colombianos y ecuatorianos) (5).
Los desplazamientos de los migrantes
de ambos sexos, extranjeros y nacionales,
hombres y mujeres, una vez finalizada la
temporada en el norte se trasladaban ha-
cia el sur recorriendo otros valles para las
labores de cosecha y embalaje mientras
miembros de comunidades mapuche mi-
graban cada año a Copiapó para la uva de
mesa y a Curicó para las cerezas (6). Los
temporeros establecían “territorios mi-
gratorios” (7) que se reconstruían en ca-
da temporada agrícola trazando rutas
y tiempos de desplazamientos a partir
de redes creadas en la misma experien-
cia laboral, a menudo facilitadas por los
subcontratistas que los trasladaban de
valle en valle. Estos desplazamientos
geográficos los realizaban para alargar
el tiempo de empleo siguiendo de nor-
te a sur la maduración de la fruta. Los
temporeros que se decían “trabajadores
del clima” (8) podrían nombrarse como
los nómades asalariados del capitalismo
agrario triunfante.
Feminización laboral
Según el último Censo Agrícola Fores-
tal (2007), cerca de la tercera parte de los
temporeros se mantiene en el mercado de
trabajo agrícola durante doce meses mien-
tras el resto tiene empleo concentrado en
los veranos. Aunque el censo registró ma-
yor proporción de hombres, más de la ter-
cera parte eran mujeres, aumentando es-
ta proporción en primavera y verano para
las faenas de packing a más de la mitad. La
feminización de estas labores se duplicó
entre 1990 y 2015. El año 2014 la participa-
ción de mujeres llegó al 57,1% (9).
En el estudio citado de la Universidad
Católica, el 40% de los/as encuestados/as
declaró trabajar como temporero/a solo
por no tener otras oportunidades labora-
les, el 62% se cambiaría de trabajo mante-
niendo los mismos ingresos mientras las
mayores quejas emanaban del maltrato
recibido de parte de los empleadores. En
encuesta paralela a contratistas, cerca del
tercio declaró que no estaba inscrito en el
registro exigido por ley; una proporción
significativa no pagaba las leyes sociales ni
tampoco lo hacían las empresas. El mismo
estudio señaló que había una percepción
de escasez de mano de obra entre los em-
pleadores. Sin embargo mostró deficien-
tes condiciones laborales, maltrato a los
trabajadores/as e incumplimiento de la le-
gislación. La mayor escolaridad, el cambio
en las expectativas de los jóvenes, el enve-
jecimiento de los temporeros y las políti-
cas sociales hacia los estratos más pobres,
según sus autores figuran entre las causas
de la disminución de 31.000 empleos agrí-
colas temporales mientras que el aumento
de las superficies en frutales exigían el au-
mento de más de 140.000 temporeros en
esa temporada (10). La escasez de fuerza
de trabajo se debería tanto al incremento
de las superficies plantadas en especies
intensivas en mano de obra como a que la

población local (chilenos/as) no trabajaba
por los bajos salarios y deficientes condi-
ciones de trabajo que ofrecen las empre-
sas. Con el aumento de la escolaridad de la
población se buscaba mejores y más esta-
bles niveles de remuneración, mejor trato
y mayor dignidad, empleos más califica-
dos y de mayor prestigio social.
Este mismo estudio sostuvo que era
necesario recurrir a fuerza de trabajo
extranjera para encarar el creciente au-
mento de las superficies de frutales de
exportación (28% entre los Censos Agrí-
colas de 1997 y 2007). De su lado los gre-
mios empresariales (SNA, ASOEX, Fe-
defruta) no han dejado de presionar pa-
ra aumentar desde el 15% de extranjeros
permitidos por empresa de más de 25
trabajadores al 30%.
Los niveles salariales de los tempore-
ros son decrecientes de norte a sur, más al-
tos en áreas especializadas en uva de mesa
(Atacama y Coquimbo) y en la zona central
con diversificación frutícola (Valparaíso,
Metropolitana, O’Higgins, Maule). En las
regiones de mayor ruralidad, agro-fores-
tales, de poblamiento indígena, especia-
lizadas en berries y en plantaciones de
arándanos (Bío Bío y Araucanía) los sala-
rios son más bajos. En el cultivo de arán-
danos en la zona sur, los productores pre-
fieren reclutar a los temporeros entre fa-
milias pobres e indígenas (11).
Máxima precarización
Con respecto de la inmigración de ex-
tranjeros entre el año 2014 y 2017, las re-
giones agrarias se encuentran entre las
que han experimentado mayor aumento
(O’Higgins, 143%, Maule 115%) encontrán-
dose en la región del Maule un importante
número de inmigrantes haitianos a partir
del 2015 (12). Una explosión de la llegada
de inmigrantes en su mayoría haitianos a la
Araucanía se hizo visible el año 2018 lo que
condujo a la apertura de una nueva oficina
de Extranjería en Temuco (13). La mayoría
de los inmigrantes a la Araucanía, espe-
En una zona costera de la Araucanía
Política forestal y cambios
socio-ambientales
por Dra. Daniela Manuschevich* y Dra. Melinda Gurr**
E
n Chile desde 1973 hasta enero
de 2017 el área de plantaciones
forestales aumentó en un 727%,
creando uno de los sectores fo-
restales más vigorosos del mundo basado
en dos especies: pino y eucalipto. Para dis-
minuir los costos y maximizar ganancias,
las plantaciones se hacen en largas exten-
siones, se aplican fertilizantes, se cortan
entre los 10 a 20 años dependiendo del fin
para el cual se usará la fibra. Esto explica
sus concentración espacial y alto impacto
ambiental. Se estima que desde 1973 a la
fecha el área de bosques nativo ha dismi-
nuido entre 1.037.000 y 782.120 hectáreas
a nivel nacional (1). La Ley de Bosque Na-
tivo, que demoró 16 años en ser discutida,
no contiene un instrumento que sea eficaz
en la conservación del bosque, ya que los
subsidios a la conservación son engorro-
sos y entrega montos insignificantes si es
que son comparados con los costos reales
Dossier
Nueva cuestión agraria
cialmente los haitianos, trabaja en labores
estacionales de cosecha y packing de fru-
tas (14). En Atacama el Informe de Dere-
chos Humanos denunciaba las malas con-
diciones de trabajo de los temporeros y la
grave exposición a agrotóxicos que afecta-
ba la salud laboral (15).
Denuncias de prensa, estudios, informes
del Instituto Nacional de Derechos Huma-
nos, de las Pastorales de la Iglesia Católica,
ONGs, organizaciones sociales, informan
sobre las deficientes condiciones de traba-
jo que padecen los temporeros/as: se gana
según lo que el cuerpo resista. Por el pago
a destajo, particularmente en los packing,
las jornadas laborales para las mujeres pue-
den llegar a las 15 y más horas; no se pagan
horas extras sino se paga por cantidad de
cajas limpiadas y embaladas. Una tempo-
rera de Vicuña que estaba trabajando en el
valle de Copiapó nos decía que para que no
se quedaran dormidas les daban Coca Cola
con “pichicata” y así no se dormían y saca-
ban todas las cajas que se les exigía. En los
potreros la exposición a agrotóxicos es fre-
cuente con graves consecuencias en la sa-
lud laboral de las temporeras (16).
Explotación desmedida y sobrepre-
carización (17) conforman el zócalo de la
matriz agroexportadora chilena que se
acentúa cuando se trata de inmigrantes.
Sobre todo de indocumentados, presa fá-
cil de los subcontratistas.
En esta aventura agroindustrial ex-
portadora, hoy amenazada por el sobre
uso del agua, Chile se unió a la ruta de las
agriculturas intensivas globalizadas que
se sostienen en el trabajo precario. En se-
mejante situación se encuentran buena
parte de los/as temporeros o jornaleros
en América Latina y Caribe y aquellos que
trabajan en los enclaves agrícolas de la zo-
na mediterránea europea (18). donde se
recurre a la fuerza de trabajo más despro-
tegida: mujeres, indígenas, extranjeros.
Es lo que permite la creación de condicio-
nes para el logro de altas tasas de ganancia
del negocio agroindustrial.
de conservar, lo que se exacerba en zonas
más aisladas de Chile.
De acuerdo al relato de Don Anselmo,
uno de los ancianos de la zona, hacia co-
mienzos del siglo XX, cuando él llegó con
sus padres en busca de oro, en toda esta zo-
na vivían familias mapuche. Sin embargo,
el área montañosa costera fue declarada
fiscal y, así asignada a familias que llega-
ban de otros sectores de Chile central. La
asignación de tierras por parte del Estado
chileno a personas no mapuche se hizo en
proporción al número de hijos varones de
la familia por un ingeniero fiscal, llegando
hasta las 100 ha por familia. Todos recuer-
dan como esta área estaba completamente
cubierta por montaña. Se vivía en ranchas,
de techo de ñochas (bromelias). La cons-
trucción de la casa era precaria, piso de tie-
rra, sin agua corriente ni electricidad, leja-
na a hospitales y escuelas. El fuego se usa-
ba para abrir espacios para cultivar trigo y
LE MONDE diplomatique | noviembre 2019 | 11
Los temporeros, forman parte de po-
blaciones expuestas a la vulnerabilidad
social, al aumento de las incertidumbres
y a la precarización laboral (19). La degra-
dación del trabajo junto al aumento de la
inseguridad social han dado lugar al con-
cepto de “precariado” que retrata bien la
condición de los temporeros chilenos y
de otras latitudes (20). En la agricultura y
agroindustria, la precarización se ve agu-
dizada por el ingreso de migrantes extran-
jeros y por la feminización del empleo (21).
Estos asalariados/as corresponderían a
las categorías que Varikas (22) recurrien-
do a la metáfora del “paria” incluye en lo
más bajo de la escala social: los dejados de
lado por la modernidad y la globalización
que no logran acceder a derechos ni a la
ciudadanía laboral. g
1. Alejandro Canales y Manuel Canales. De la
metropolización a la agrópolis. El nuevo poblamiento
urbano en Chile actual, Polis, vol 12, N°34, 31-56.
2. Ximena Valdés. La feminización del mercado
de trabajo en Chile Central en Mundo de Mujer:
continuidad y cambio, Santiago, CEM 1988.
3. Tesis resultantes del proyecto FONDECYT 1150646
bajo la responsabilidad de Ximena Valdés de Angie
Mendoza, 2013, Javier Herrada, 2012 y Paz Neira,
2012. Véanse en www.generohistoriaruralidad.cl.
4. X. Valdés. L. Rebolledo, J. Pavez, G. Hernández.
Trabajos y familias en el neoliberalismo. Hombres y
mujeres en faenas de la uva, el salmón y el cobre, LOM,
Santiago 2014.
5. CEDEM/Dirección del Trabajo, Documento de
trabajo N 15, Empleo y condiciones de trabajo en la uva
de exportación en el valle de Copiapó, Santiago 2005.
6. Estudios citados en nota 3.
7. Alain Tarrius, Pobres en migración, globalización
de las economías y debilitamiento de los modelos
integradores en el transnacionalismo migratorio en
Europa meridional. UNED, Empiria N 19, 2010, 133-156.
8. Ximena Valdés et. Al., , op. Cit, 2014.
9. Fondo de Innovación Agraria FIA/Pontificia
Universidad Católica PUC, Estimación y
caracterización de la demanda de mano de obra
asociada a la fruticultura de exportación. Chile, 2014.
10. Op. Cit, pág. 31.
tener algo de pastoreo para vacas y bueyes.
Don Anselmo recuerda: “No voy a decir yo
que me crié en la regalía más grande. No. Pe-
ro de comida sí, porque la gente hacía tra-
bajos, hacían pedazo de roses, los trigos se
daban buenos, pero ahora ya tienen que ser
con abono”.
Hacia 1979 la gran mayoría de esta área
estaba cubierta por bosques nativos, pe-
ro 35 años después casi la mitad del área
de bosques nativos se ha perdido, dando
origen a un 56% de las plantaciones fo-
restales que se pueden encontrar hoy (2).
Asímismo, gran parte de los bosques dio
origen a pastizales y matorrales donde
pasta el ganado. Si bien actualmente hay
agricultura en esta zona, es campesina y
de pequeña escala.
Hoy el paisaje combina plantaciones fo-
restales, pastizales, matorrales y renovales
de bosques nativos. Un sistema mecaniza-
do de extracción de pinos y eucaliptos pro-
11. Fabián Almonacid, El sur de Chile como parte de
las cadenas globales de valor 1985-2016: economía
regional y producción de arándanos. Ponencia en
Jornadas de extractivismo e interculturalidad en la
Araucanía, Universidad Católica de Temuco, abril
2016., Temuco (13).
12. Stefano Micheletti et. Al., Inserción laboral de
migrantes en los territorios agrarios de Chile: el caso
de la Región del Maule, CUHSO, Cultura- hombre-
sociedad, julio 2019, 33-58.
13. Instituto Nacional de Derechos Humanos INDH/
Instituto de estudios indígenas e interculturales,
Universidad La Frontera. Diagnóstico sobre la
migración en la Región de la Araucanía. Avances y
brechas en vivienda y situación laboral, noviembre 2018.
14. Op. Cit.
15. Instituto Nacional de Derechos Humanos INDH.
Informe misión de observación Copiapó y Tierra
Amarilla, Región de Atacama, 17 al 20 de diciembre
de 2018.
16. X. Valdés y C.G. Godoy, Mujeres de cuerpos
dañados: Las temporeras de la fruta en Chile, Revista de
Geografía Espacios, Vol. 6, N 12, , 13-31, Santiago 2016.
17. Pamela Caro, El caso de Chile en Empleo y condiciones
de trabajo de mujeres temporeras agrícolas, Tomo I, en
FAO/CEPAL/OIT, Santiago 2012, 143-221.
18. FAO/CEPAL/OIT, op. Cit; 2012; Andrés Pedreño,
De cadenas, migrantes y jornaleros. Los territorios
rurales en las cadenas globales agroalimentarias.
TALASA, Madrid 2014.
19. Robert Castel. La metamorfosis de la cuestión
social. Una crónica del salariado, Argentina, México,
Madrid, PAIDOS 1997; Robert Castel, El ascenso de las
incertidumbres. Trabajo, protecciones, estatuto del
individuo,, Argentina, FCE, 2010.
20. Robert. Castel. La inseguridad social. ¡Qué es
estar protegido?, Manantial, Buenos Aires, 2004; Guy
Standing, Precariado, una carta de derechos,, Capitan
Swing, Madrid 2014.
21. FAO/CEPAL/OIT op. Cit. , 2012
22. Eleni Varikas. Les rebuts du monde. Figures du
paria, Stock, Paris 2007.
*Geógrafa. Doctora en Estudios Americanos.
Escuela Geografía, Universidad Academia
de Humanismo Cristiano/CEDEM. Fondecyt
1190697. Género, etnia, nacionalidad en los tem-
poreros de la agricultura de exportación.
duce un flujo constante de transporte de
maderas que, en tiempos de explotación,
dominan los caminos. Para los campesinos
la yunta de bueyes sigue siendo un medio
fundamental para trabajar, los caminos ha-
ce 50 años eran un trazo entre bosques ma-
duros, transitado por carretas elaboradas
por las mismas familias campesinas. Llegar
al pueblo más cercano tomaba cuatro días
en caravanas donde la gente dormía deba-
jo del carro en pieles de ovejas, con lluvia y
frío. En el pueblo se vendían los productos
y traían mate, azúcar y sal de vuelta.
Los mayores recuerdan que por lo du-
ro del trabajo, todos eran más unidos. La
Señora. María, una mujer de 60 años que
vivió en Santiago y regresó a cuidar a su
padre, hace memoria del sacrificio y la
solidaridad:
“Era complicado eso, pero si tengo un
buen recuerdo de lo que era la gente, la gen-
te era muy solidaria entre sí, porque tanto

12 | LE MONDE diplomatique | noviembre 2019
hombres como mujeres ellos trabajaban
una jornada dura de trabajo igual que si
les estuvieran pagando un sueldo brillan-
te, trabajaban a todo dar, el otro devolvía
mano de la misma manera y ellos unían esa
fuerza y era una cosa muy bonita, lo que no
se ve hoy día”.
La economía local dependía de los pro-
ductos forestales y del conocimiento in-
dígena. Los colonos cosecharon corteza
de árbol “santo” (Saxegothaea conspicua)
y Ulmo, (Eucryphiacordifolia), valiosas
fuentes de colorantes y taninos. Las cor-
tezas eran extraídas a mano para ser reco-
lectadas, y traídas a carreta hasta Trovol-
hue donde había una incipiente industria
de taninos, desde los cuales se extraía tin-
ta, que se exportaba por un sistema fluvial
de transporte hacia el tren y las metrópolis.
Llegan las forestales
Hacia 1950 se cultivaba en pequeñas
áreas de tierra la frutilla nativa (Fragaria
chiloensis), cultivadas durante al menos
1,000 años (3). Las frutillas eran la empre-
sa que dio trabajo a este sector, ya que se
hacía a mano sin pesticidas ni herbicidas,
como recuerda Eleuterio, ex dirigente so-
cial de 54 años:
“Métale limpiar la frutilla aquí, no es co-
mo ahora que hay tanto producto químico
que, si queremos que el pasto suba esto, su-
ba esto, si queremos que haya este otro, es
este otro” .
Esta empresa de frutillas quebró hacia
fines de 1960. Y según recuerda Eleuterio,
eso fue lo que intensificó la producción de
maderas nativas
“Se terminó el tema de la frutilla y ¿qué
vamos a hacer ahora? Y parecía que nunca
más íbamos a tener una fuente de trabajo y
que de ahí cuando se terminó la frutilla em-
pezaron los verdaderos madereros a ase-
rrar y todo el cuento, se trató siempre que
fue una supervivencia, no había de qué otra
manera poder llegar con los alimentos y to-
do el cuento a la casa”.
Los árboles cortados eran llevados a
aserraderos con máquinas a vapor cono-
cidos por su marca como ransomes; eran
operados por equipos de doce personas
a veces arriesgando sus vidas. Muchos
hombres perdieron los dedos y los ojos en
los rescates, ya que trabajaban muy cerca
de la sierra mecánica en turnos de 10-12
horas. Relata Maria:
“La sierra cortaba y cortaba, el palan-
quero por ejemplo seguía dando vuelta el
palo y dále y daban vuelta y dále de nuevo e
iba saliendo tabla, tablón, listón, tapa y eso
había que correr y llevarlo, dejarlo en el lu-
gar, si era una cosa, venia el hombre ponía
el hombro, venía el otro y ponía el hombro,
así era el trabajo, era rápido”.
A fines de la década de 1970, los ran-
somes fueron abandonados. Sus cuerpos
oxidados hoy yacen en las calles de pue-
blos empobrecidos. Habiendo agotado la
mayoría de las reservas de los bosques an-
tiguos, las familias campesinas comenza-
ron a vender y producir carbón, una de las
fuentes de combustible en la región. Algu-
nas familias continúan produciendo car-
bón en hornos subterráneos, sellados para
controlar la combustión. Respecto de este
tercer cambio productivo Eleuterio lo co-
necta al ciclo anterior, de las frutillas.
“Se terminó el tema de la madera prime-
ro que no se compra la madera, vino des-
pués ya: ¿Qué vamos a hacer ahora? ¡Car-
bón! Vamos haciendo carbón”.
Hacia 1980 comenzaron a aparecer las
plantaciones forestales. La tierra era bara-
ta y se pagaba por plantar largas extensio-
nes de tierra. Desde la costa hacia la cor-
dillera, recuerda Don Julio, un hombre de
62 años, aparecieron las forestales, y las
familias comenzaron a irse. Las escuelas
cerraron, y en las zonas que estaban po-
bladas hoy no vive nadie, por lo que han
Dossier
Nueva cuestión agraria
Tomas Bennett, Arboles para navegar, (Hollín sobre fibrocemento), 2013
cerrado las escuelas, postas y se han reti-
rado otros programas del gobierno. Según
el censo de 2017, la población de este dis-
trito censal disminuyó en un 26% pero de
acuerdo con datos más detallados del hos-
pital rural que atiende a toda esta zona, las
personas registradas allí disminuyeron en
un 47% entre 1976 y 2018.
La Señora. Amanda es la compañera de
Don Julio, trabaja como paletera en la fo-
restal señalizando cuando pueden pasar
los vehículos en la vía pública cuando una
máquina interrumpe el paso. Lo hace en
turnos de 5 por 10 días; pese a llevar varios
años trabajando, no tiene contrato y mes a
mes debe ir viendo qué ingresos tendrá, de-
pendiendo de si la llaman o no. Ella es cons-
ciente de que su trabajo depende de que
las forestales usen caminos públicos. Si las
empresas forestales hacen nuevos caminos
y estos son privados no se requiere señali-
zar. Su caso es similar al de Eugenio, de 33
años que trabajó como guardia nocturno
en la misma forestal cuidando maquinaria,
pero se aburrió de que no le avisaran de an-
temano y de las condiciones laborales.
Lo más común es emigrar a Santiago o
Temuco, como la cuñada de Eugenio, que
trabaja en Santiago en el Fashion’s Park,
pero según Natalia, compañera de Euge-
nio, ella no tiene tiempo ni para tener hi-
jos, razón por la cual ella jamás viviría en
Santiago.
Otras familias de la zona tienen otras
estrategias para mantenerse. Catalina de
unos 40 años pasa la mitad del año so-
la mientras su marido sale a hacer leña
a Chiloé, ella comenta que allá la leña la
pagan al doble. Durante los últimos dos
años, su marido se ha llevado a su hijo
mayor a trabajar; en el verano vuelven a
sembrar papas y en marzo nuevamente se
van. Egidio y Rosa tienen un hijo, llama-
do Alberto, que se va en turnos a trabajar
en las salmoneras de Puerto Montt. Al-
berto, de 20 años se enteró por aviso ra-
dial que estaban contratando gente y de-
cidió irse. Trabaja en turnos de 12 por 7
de descanso, de los cuales demora 12 ho-
ras en llegar. Su formación técnica es de
operario de máquinas, pero no encontró
trabajo en la zona. Según Alberto la gente
de Puerto Montt “es muy floja”, por lo que
las empresas vienen a anunciar a su zona.
La municipalidad recibe los currículos y
se los entrega a la empresa, de esta forma
las personas de la zona buscan trabajo.
Él agradece que al menos tiene contrato,
pero está preocupado por la marea roja,
que se ha encontrado en la zona de Puerto
Montt. Puede haber despidos.
En otros casos las faenas forestales
traen un impulso de dinero que las fami-
lias campesinas saben que deben aprove-
char. Mauricio y Marcela tienen tres hijos,
el mayor está haciendo el servicio militar
en Curarrehue, luego quiere ser carabine-
ro; los menores van a la escuela. Para cu-
brir los gastos Mauricio toma doble tur-
no, es decir en sus días de descanso toma
otro turno, y Marcela cocina para los tra-
bajadores. Ante tanto trabajo Marcela co-
menta: “Llevamos 20 años esperando para
que comiencen las faenas, así que debemos
aprovechar”. Las plantaciones forestales
emplean gente en dos momentos puntua-
les: la siembra y la cosecha, lo que depen-
de del ciclo de rotación de la plantación.
El caso de Elso es excepcional, qui-
zás por ser varón y es el hijo menor que
se quedó con sus padres que aún tienen
80 hectáreas de las cuales más de la mi-
tad tiene bosque nativo, el que trabaja
con plan de manejo junto con su padre ya
mayor. Elso tiene 31 años y es de los adul-
tos más jóvenes del área. El resto migró
a Santiago, Temuco, Labranza o Puerto
Montt, algunos a estudiar carreras uni-
versitarias, como enfermería, medicina
o ingeniería y otros a trabajar en el área
de servicios, como carpinteros, conduc-
tores de buses o en la construcción.
Disminuye la población
Los habitantes de esta zona rural tienen
niveles educativos menores que el pro-
medio nacional. La población está enveje-
ciendo, lo que significa que, por cada 100
personas en edad laboral, 62.5 son ancia-
nos o niños. La emigración y la falta de tra-
bajo estable y bien remunerado ha hecho
que la población joven disminuya, y mu-
chas veces los trabajos del campo, tales
como la siembra, hacer una bodega o un
cerco, sean difíciles de concretar por la
falta de mano de obra ya que las personas
más ancianas no tienen la salud o la ener-
gía para hacer el trabajo solos.
La familia de la Señora Emilia nos
muestra su campo plantado con papas
para autoconsumo y luego su huerto. Allí
sus cebollas están muriendo porque no
tiene agua para regarlas. Su familia reci-
be 500 litros de agua en camión aljibe to-
dos los viernes. A veces el camión no lle-
ga por que los caminos no están buenos,
los 500 litros deben alcanzar para todos
los habitantes del hogar.
Varias sedes vecinales y hasta la pos-
ta de atención médica no tienen agua en
verano, por lo que las atenciones médicas
no se hacen con agua corriente y todo pro-
cedimiento que sea más complejo que un
control médico debe ser derivado al pue-
blo. No hay agua en los baños. La escasez
de agua está asociada a uno de los incen-
dios que los afectó hace unos 9 años. En
esta zona, antes de eso el agua no era un
problema. Ahora solo un tercio de las ca-
sas tiene agua todo el año. Ante esta reali-
dad las mujeres comentan:
“Ya casi no queda agua, no alcanza para
todo, hay que elegir entre regar la huerta y
el agua para la casa”.
La escasez de agua impide que se pue-
da crecer talaje (pasto) lo que limita la
cantidad de animales que se puede tener.
Irónicamente, la única fuente de ingresos
que quedó después del incendio es la leña.
Las mujeres a causa del incendio y la falta
de agua comentan:
-“Quedamos pobres con la pasada del
fuego, todo se está secando... Y nosotros
también”.
En contraste, los hombres dedicados a
la leña consideran que los incendios han
sido buenos, pues ahora, pueden conse-
guir permisos de extracción de leña con
mayor facilidad.
Política forestal y COP25
Las transformaciones socio ambientales de
la costa de la Araucanía están marcadas por
la pérdida de bosques, disminución de la
biodiversidad, escorrentía de agua, dismi-
nución de la población y expansión de las
plantaciones forestales. Es difícil que una
política forestal efectivamente sea parte del
desarrollo integral de los territorios si no
considera las dinámicas campesinas y los
efectos ya producidos por las transforma-
ciones ambientales de los últimos 100 años.
Esta COP25 podría marcar un hito en cuan-
to la forma de generar pactos sociales para
embarcarnos en una nueva ruta de relación
con la naturaleza, lo que necesariamen-
te pasa por políticas de Estado, un modelo
económico que efectivamente sea motor de
desarrollo mano a mano con el uso y cuida-
do de los bosques. Esto requiere una visión
integradora que considere no solo las diná-
micas ambientales, los efectos ya pronosti-
cados del cambio climático, sino que tam-
bién las dinámicas humanas de las zonas
campesinas e indígenas. Encontrar alter-
nativas que permitan la convivencia de las
personas con los bosques depende por un
lado del desarrollo tecnológico de sus usos,
que permitan entregar un sustento perma-
nente a las familias campesinas, siempre
respetando sus propias lógicas productivas
y temporales, así como entendiendo que
el proceso de emigración ha disminuido la
fuerza de trabajo, elemento clave para la re-
producción del campesinado. g
1. CONAF. (2011). Sistema de Informacion Terriorial.
Recuperado de http://conaf2010.siigsa.cl/
Heilmayr, R., Echeverría, C., Fuentes, R., & Lambin,
E. F. (2016). A plantation-dominated forest transition
in Chile. Applied Geography, 75, 71–82. Miranda, A.,
Altamirano, A., Cayuela, L., Pincheira, F., & Lara, A.
(2015). Different times, same story: Native forest loss
and landscape homogenization in three physiographical
areas of south-central of Chile. Applied Geography, 60,
20-28. https://doi.org/10.1016/j.apgeog.2015.02.016
2. Datos generados con imágenes satelitales de un vuelo
de Servicio Aerofotogramétrico 1979 SAF comparados
con datos de Zhao, et al (2016). Detailed dynamic land
cover mapping of Chile: Accuracy improvement by
integrating multi-temporal data. Remote Sensing of
Environment, 183, 170-185. https://doi.org/10.1016/j.
rse.2016.05.016
3. Hancock, J. F., Lavín, A., & Retamales, J. B. (1999). Our
southern strawberry heritage: Fragaria chiloensis of
Chile. HortScience, 34(5), 814–816.
**Universidad Academia de Humanismo Cristiano
**Lahore University of Management Sciences
 Dossier
Nueva cuestión agraria LE MONDE diplomatique | noviembre 2019 | 13

Cómo se reparte el recurso hídrico

El agua en la Araucanía
por Paz Neira Barría*

Respecto a las aguas subterráneas es
En el imaginario poco lo que se sabe, ya que se están mo-
colectivo, la Araucanía nitoreando sólo desde el 2013. Entre el
2013 y 2016, la DGA (2):elaboró un estu-
es un territorio de dio que señaló que:
-La constitución de derechos de aprove-
abundante agua, chamiento de aguas subterráneas ha regis-
verde, lluvioso, trado un importante aumento. Actualmen-
te el uso de estas aguas corresponde a agua
surcado de caudalosos para consumo humano y animal (55%),
ríos. La ocupación de agua para riego (33%), aguas para uso in-
dustrial (10%), y otros usos (2%).
la Araucanía, como -Se identificaban dos niveles acuíferos,
es bien conocido, uno superficial (a menos de 20 m) y otro
profundo (más de 20 m). Los pozos situa-
modificó a fuego, dos en el primer nivel tienden a secarse en
hacha y corvina este una simulación a corto plazo.
Por otra parte, ha habido un manifies-
paisaje. Enormes to acaparamiento de los derechos de agua.
superficies de bosque Entre las Empresas Sanitarias, Comités de
Agua Potable y Comunidades indígenas
ardieron por meses hay derechos por 7.152 litros por segundo
para crear nuevas de un total de 192.729, correspondientes
a un 3,7 % del total regional (3).La mayor
tierras para el uso parte de los otros derechos de agua, tienen
como destino prioritario el riego, pero en
agrícola y ganadero. esta región se riega una superficie mucho
Enormes superficies menor, por lo que se desprende que estos
derechos no se están utilizando. Como no
de bosques fueron se usan, los titulares deben pagar patentes
talados para abastecer por ellos. La Política Regional de Recursos
Hídricos estima que durante el 2017 en La
la demanda de Araucanía son 961 derechos de agua (más
madera y leña de las de 3,6 millones de litros por segundo), tan-
to consuntivos como no consuntivos, que
crecientes ciudades, en forma conjunta significarían un total de
Cantidad de camiones aljibes contratados por año, costo anual y número de
familias atendidas
Fuente: Comisión Regional de Recursos Hídricos. 2017; 35.
Así, el sector agropecuario acapara la
mayoría de los derechos de agua pero no
los usan pagando millonarias patentes.
Esta situación se podría explicar como
negocio a largo plazo: cuando la escasez
hídrica sea más grave, esos derechos val-
drán mucho dinero.
Los camiones aljibe: un gran
negocio (ado).
La encuesta Casen 2015 estima que en los
sectores rurales de la Araucanía un 22% de
la población no tiene acceso a una red públi-
ca de agua. Estos sectores, que se abastecen
de agua de pozos o vertientes son los más ex-
puestos a la crisis del agua, ya que las fuen-
tes de agua tradicionales se han ido secando
o deteriorando (5). El número de familias
que depende de camiones aljibe aumenta de
Censo del 2007 en la Araucanía, el 64,3%
del suelo está dedicada al uso forestal, si-
guiendo los cereales con un 18,5% y plan-
tas forrajeras con un 9,8% (9). La mayor
parte de la superficie de las plantaciones
forestales se encuentra en la provincia
de Malleco, en las comunas de Lumaco,
Los Sauces, Collipulli, Ercilla, Galvarino,
Cholchol, Tolten y Carahue. Estas comu-
nas han evidenciado las consecuencias
de los monocultivos: pérdida de tierras,
pérdida de suelo, agotamiento de las na-
pas subterráneas y superficiales de agua,
sustitución del bosque nativo, erosión
del suelo por tala rasa, migración rural
urbana, pobreza y despojo de tierras an-
cestralmente mapuche. g
1. Santibañez, 2016; 8.

gracias al tren que la 144.300 UTM (más de 6 mil 670 millones

de pesos) recaudados para el fisco, y que
trasladaba al resto del sancionan el no uso de derechos de agua.
año a año. En la actualidad las 32 comunas de
la región sufren de déficit hídrico, y deben
abastecerse con camiones aljibe (6).
2. Comisión Regional de Recursos Hídricos. 2017; 19.
3. Comisión Regional de Recursos Hídricos. 2017; 26.
4. Comisión Regional de Recursos Hídricos. 2017; 26.

país. Concentración de derechos de agua, de uso consuntivo y de ejercicio

5. Ministerio de Desarrollo Social, 2017.

S
e estima que la región de la Arau-
canía tiene una disponibilidad
natural de agua entre 6.000 m3/
persona/año y 49.000m3/perso-
na/año (1). Sin embargo, se ha llegado a
una situación crítica, fuente de grandes
conflictos en el territorio, relacionados
con su acaparamiento por ciertos sectores
productivos, en desmedro de las poblacio-
nes, especialmente rurales e indígenas.
La región tiene tres cuencas princi-
pales: la del río Imperial, la del río Tol-
tén y la cuenca alta del Bío Bío (Icalma,
Galletué). Las precipitaciones en la re-
gión han ido disminuyendo así como los
caudales de los ríos que al bajar las pre-
cipitaciones y subir la isoterma (que ha-
ce que se junte menos nieve en la cordi-
llera), también han ido bajando de forma
sostenida, especialmente en las cuencas
de los ríos Bío Bío e Imperial.
Comparación de caudal medio anual registrado en el año 2016 con el caudal
medio histórico y porcentaje de déficit para 9 estaciones fluviométricas
seleccionadas de la Región de la Araucanía.
Fuente: Comisión Regional de Recursos Hídricos. 2017; 13.
permanente y continuo. Región de la Araucanía
Comisión Regional de Recursos Hídricos. 2017; 26.
2.361 titulares (un 49% del total), tie-
ne apenas el 1% de los derechos de agua
otorgados, con un caudal promedio de
0,5 l/s. mientras 16 titulares tienen casi el
23% de los derechos entregados, con un
caudal promedio de 2.730 l/s. Gran parte
de esa agua (81,6%) está destinada al sec-
tor agropecuario. La misma fuente señala
que aunque casi la totalidad de los dere-
chos de agua (96,3%) se han otorgado con
el destino prioritario de riego, en la región
sólo se riegan 40.000 hás, con un uso real
de 50 l/s, por lo que se presume que estos
derechos de agua no se aprovechan (4).
Ciper reveló que la Araucanía es la se-
gunda región donde más recursos se han
gastado en la repartición del agua en ca-
miones: $17.996 millones entre 2010 y
agosto de 2016 (7). Un hecho alarmante
es que en esta región es notoria la can-
tidad de adjudicaciones por trato direc-
to a proveedores, lo que debería ser una
herramienta excepcional para una cri-
sis puntual, destinado a emergencias o
imprevistos. En varios municipios se
acusa que estos gastos son usados pa-
ra favorecer a “amigos políticos” de las
autoridades municipales. De acuerdo a
este reportaje, los principales provee-
dores de servicios de camiones aljibes
y los montos de sus prestaciones en la
Araucanía son: Gustavo Ketterer Figue-
roa ($ 446.010.323), Luis Farias Cister-
nas ($ 425.459.678), Mario Peña Riquel-
me ($295.235.699) y Transportes Het-
tich Ltda. ($268.726.855) (8). Al indagar
acerca de quiénes son estas personas, se
encontró que Luis Farías Cisternas es de
Collipulli, miembro de la directiva co-
munal de la UDI, y presidente de la Aso-
ciación Gremial de Dueños de Camio-
nes de Collipulli; Mario Peña Riquelme,
es presidente del Club de Rodeo Criollo
Los Corraleros de Carahue (sic).
El impacto de las plantaciones fores-
tales sobre el agua es evidente. Según el
6. En las comunas de Tolten, Melipeuco y Perquenco, los
municipios atienden con recursos propios la situación
de déficit. La comuna de Saavedra por lo demás, tiene
una lancha que abastece de agua a las cuatro islas del
Lago Budi. Andrade, 2016; 3.
7. Arellano, 2017.
8. Arellano, 2017.
9. Gobierno de Chile. ODEPA. Información Regional
2018.
*Antropóloga Social. Magíster en Planificación
Territorial Rural. Miembro/a de “Defensa del
Territorio de Melipeuco”, “Red de Defensa de los
Territorios Araucanía”, y, “Movimiento por el
Agua y los Territorios”, MAT.
Bibliografía:
•Araya, José. 2003. La invasión de las
plantaciones forestales en Chile. Efectos
de la actividad forestal en la población
indígena mapuche. Observatorio Latino-
americano de Conflictos Ambientales
•Arellano, Alberto. El negocio de la
sequía: el puñado de empresas de camio-
nes aljibe que se reparte $92 mil millo-
nes. 21.03.2017. Ciper. https://ciperchile.
cl/2017/03/21/el-negocio-de-la-sequia-
el-punado-de-empresas-de-camiones-
aljibe-que-se-reparte-92-mil-millones/
•Comisión regional de Recursos Hídri-
cos. Secretaría Ejecutiva. 2017. Política
Regional de Recursos Hídricos 2017-
2027. Región de la Araucanía.
•Ministerio de Desarrollo Social. Sínte-
sis de Resultados. Vivienda y Entorno.
Octubre del 2018. http://observatorio.
ministeriodesarrollosocial.gob.cl/casen-
multidimensional/casen/docs/Resulta-
dos_vivienda_casen_2017.pdf

14 | LE MONDE diplomatique | noviembre 2019
La cuestión de la tierra, la emergencia climática y la ecología política del nexo suelo-agua-energía
Terremoto silencioso en Chile
por Dr. Cristián Alarcón Ferrari*
U
sando la expresión acuñada
en 1969, hoy se piensa la se-
quía como un terremoto si-
lencioso y, como en 1969, la
sequía actual conlleva potencialmente
conflictos políticos asociados a la con-
flictividad socio-ecológica estructural
del modelo de desarrollo rural capitalis-
ta en Chile. La escasez hídrica evidencia
desigualdades en la propiedad de la tie-
rra y nuevas contradicciones de la hege-
monía territorial de la agricultura y sil-
vicultura capitalista altamente tecno-
logizadas y automatizadas. Problemas
propios de la escasez de agua y el posible
encarecimiento de alimentos se suman
a la subsistencia de la agricultura cam-
pesina en contextos de creciente des-
igualdad en el acceso a recursos hídricos
y tensiones locales por el empleo inmi-
grante en la temporada agrícola.
Petorca muestra las contradicciones
y conflictividad en el uso de recursos y
la desposesión y apropiación convierte
a las plantaciones de paltos en ejemplos
de las relaciones espaciales y temporales
del desarrollo capitalista. Acumuladores
de agua construidos como infraestructu-
ra privada forman parte de las estructu-
ras socio-ecológicas de acumulación de
capital y materializan la acumulación de
capital en tanto abstracción conceptual
usada por Marx al explicar el crecimien-
to capitalista (1).
Conflictos por el uso del agua en Pe-
torca son centrales para el movimien-
to socio-ecológico luchando por cam-
bios en el manejo y regulación legal del
agua. Entender esos conflictos en rela-
ción a la acumulación de capital actua-
liza la obra de Rosa Luxemburgo, quien
100 años atrás fue ejecutada y arrojada a
un canal de Berlín por paramilitares ale-
manes en complicidad con la Social de-
mocracia alemana. Luxemburgo teorizó
la relación entre espacios de producción
capitalista y espacios de producción no
capitalista, señalando que no era posi-
ble concebir el capitalismo como sistema
cerrado de pura producción y consumo
capitalista (2). Por el contrario, ella en-
tendió el sistema capitalista como siste-
ma que se nutre de espacios y tiempos de
producción no capitalista donde se rea-
liza parte del valor producido en el sis-
tema capitalista y donde hay producción
que, al ingresar al circuito de consumo
capitalista, contribuye a la acumulación
de capital. Teorizó también la lucha del
capital contra la economía natural y con-
tra la economía campesina y sin idealizar
formas alternativas al capital, entendió la
lucha del capital por expansión e intensi-
ficación como una lucha contra otras for-
mas de vida, lo que junto a la teorización
de Marx sobre la sumisión del trabajo al
capital entrega perspectivas para expli-
car el dominio del capital y las posibili-
dades revolucionarias del trabajo versus
el capital en contextos rurales. Entender
la transformación de relaciones agrarias
por el capital constituyó el centro teórico
de la cuestión agraria, cuya complejidad
estuvo dada en gran medida por procesos
diferenciados a través de los cuales el ca-
pital penetraba y transformaba relacio-
nes agrarias.
Retomar críticamente el análisis de la
cuestión agraria obliga a centrar el análi-
sis y explicación de problemáticas socio-
ecológicas. La propuesta de Kautsky so-
Dossier
Nueva cuestión agraria
bre nacionalización de la tierra, aguas y
bosques, apuntaba a sustituir relaciones
de propiedad en un proyecto político his-
tóricamente especifico (y objeto de dispu-
ta en todo caso) (3). Sin embargo, más allá
de la posible nacionalización de recursos,
la emergencia climática obliga a analizar
la cuestión agraria, la del agua y la forestal
en forma conjunta y como momentos de
una cuestión más amplia sobre el uso de la
tierra en el desarrollo capitalista.
La cuestión de la tierra, la
emergencia climática
Quién debe y tiene derecho a usar la tie-
rra, el tipo de producción, y reproduc-
ción, y los fines socio-ecológicos para los
que se debería usar la tierra son pregun-
tas que marcan la cuestión de la tierra
hoy (4). Hablar de emergencia climática
implica entender eventos climáticos ex-
tremos y transformaciones ecosistémi-
cas producto de la concentración de ga-
ses efecto invernadero (GEI) originados
en actividades humanas. Consecuencias
negativas de esos cambios son inevita-
bles, no es posible asegurar temperatu-
ras bajo 2 ºC o 1,5 ºC respecto a niveles
preindustriales y existe incertidumbre
científica sobre lo adecuado de esos ob-
jetivos. Consecuencias devastadoras en
ecosistemas y sus habitantes configu-
ran una emergencia climática donde el
uso de la tierra es doblemente conflic-
tivo: conflictos inherentes al desarro-
llo capitalista y crisis de subsistencia y
producción socio-ecológica convergen
con efectos multiplicadores del cambio
climático en esos y nuevos conflictos y
crisis propiamente atribuibles al cambio
climático.
La tendencia a la barbarie y la produc-
ción de catástrofes del capitalismo (5)
acompaña al cambio climático. 20 em-
presas de combustibles fósiles producen
un tercio de las emisiones globales de GEI
y esas empresas planifican producir 7 mi-
llones de barriles diarios de petroleo du-
rante los próximos 10 años (6). Los mer-
cados de bonos de carbono abren nuevas
posibilidades de acumulación de capital
para empresas que causan devastación
ecológica y social a nivel local y global (7).
El informe Stern reconoce en el cambio
climático la mayor falla del mercado pe-
ro al mismo tiempo ofrece mecanismos
de mercado para dotar de supuesta ra-
cionalidad económica lo que antojadi-
zamente se propone como economía del
cambio climático (8).
La cuestión de la tierra y la emergencia
climática implican relaciones espaciales
y temporales de producción dependien-
tes de interacciones ecológicas que esca-
pan a definiciones legales de propiedad e
implican además luchas y conflictos en
torno a la producción (y no producción)
y el uso (o no uso) de datos socio-ecoló-
gicos. La reducción de emisiones de GEI
pasa por entender el trabajo humano en
tanto proceso social-ecológico y la reso-
lución justa de la cuestión de la tierra y la
emergencia climática requiere moviliza-
ciones por justicia climática. Hoy vemos
una masiva movilización global en torno
a la emergencia climática y ese poder so-
cial en formación tiene el potencial para
presionar por reducciones de emisiones
en concordancia con la ciencia del cam-
bio climático durante la COP 25. Plan-
tear la cuestión de la tierra en ese con-
texto permite visualizar elementos de
una revolución transformadora y siste-
mas socio-ecológicos alternativos donde
definiciones sobre valores de uso y fines
socio-ecológicos de esos valores es fun-
damental. Pensar políticamente el nexo
suelo-agua-energía implica desmontar
la ideología capitalista de la separación,
considerando las interdependencias so-
cio-ecológicas entre recursos y entender
la ecología y el trabajo como procesos de
producción de valores de uso no prede-
terminados por la acumulación de capi-
tal. Como en Marx, se trata de pensar el
trabajo humano en una relación meta-
bólica en ecosistemas y pensar así políti-
camente la rearticulación de las fuerzas
ecológicas y las fuerzas del trabajo.
La ecología política del nexo suelo-
agua-energía en Chile
Podemos pensar lo anterior en el caso
concreto de la Región del Ñuble, región
caracterizada por la agricultura, pre-
sencia de bosques nativos, expansión de
plantaciones industriales y usos de re-
cursos hídricos. El Complejo Nueva Al-
dea de Arauco produce alrededor de 1
millón de toneladas de celulosa al año y
existen 380.714 ha. de plantaciones fo-
restales, 247.980 ha. de bosque nativo y
387.849,5 ha. de terrenos agrícolas en la
región (9.) El proyecto embalse La Puni-
lla contempla almacenar 625 millones de
metros cúbicos de agua para usos múl-
tiples y una central hidroeléctrica de 94
MW (10). El territorio ha experimenta-
do importantes cambios de uso del sue-
lo: entre 1998 y 2008 los suelos agrícolas
disminuyeron en 56.000 ha. y los suelos
con plantaciones forestales aumentaron
en 116.682 ha. (11). 33.278 ha. fueron afec-
tadas durante los incendios forestales
del año 2017 y la región fue severamen-
te afectada por el incendio forestal del
2012. La escala y las dimensiones socio-
ecológicas de estos eventos y procesos
hablan de un territorio marcado por es-
tructuras socio-ecológicas de acumula-
ción de capital y un desarrollo rural ca-
pitalista que combina recursos y hace del
nexo suelo-agua-energía una cuestión en
disputa. Nueva Aldea y La Punilla mues-
tran las escalas de la transformación del
nexo suelo-agua-energía y los conflictos
socio-ecológicos en esos proyectos. La
Punilla se orienta a la irrigación agrícola,
pero recientemente se posicionó como
proyecto de energía limpia en línea con
procesos de incorporación del cambio
climático en la ideología de la acumula-
ción de capital a nivel local. Nueva Aldea,
primariamente un proyecto industrial
para fabricación de celulosa y productos
de madera, es también una unidad gene-
radora del sistema interconectado cen-
tral basada en el uso de biomasa como
combustible (12).
Nueva Aldea y La Punilla han sido ob-
jeto de resistencia precisamente por la
afectación de diferentes recursos. En el
caso de Nueva Aldea, la protesta local
apuntó a la defensa de las aguas y el lito-
ral y también se basó en oposición a la ex-
pansión del modelo forestal y en La Pu-
nilla, la oposición al proyecto articula la
defensa de bosques nativos cordilleranos
y la defensa del Rio Ñuble. Usar el nexo
suelo-agua-energía solo para describir
lo anterior no basta: se trata de explicar
la ecología política de ese nexo. En este
sentido, Nueva Aldea y La Punilla son al
mismo tiempo proyectos económicos y
proyectos políticos, y son al mismo tiem-
po proyectos ecológicos y proyectos so-
ciales. En la perspectiva de una ecología
política del nexo, producción de conoci-
miento, relaciones de poder y conflictos
por el uso combinado de recursos en esos
proyectos son parte de la cuestión de la
tierra en una región donde la subsistencia
de trabajadores campesinos desarrollan-
do labores agrícolas y forestales contrasta
con el trabajo asalariado en la agricultura
y silvicultura industrial. Aquí, iniciativas
agro-ecológicas en la agricultura cam-
pesina y el manejo y uso del bosque na-
tivo y recursos hídricos dan lugar a nue-
vos fines ecológicos y sociales en el uso
de recursos. San Nicolás (municipalidad
localizada en territorios de expansión
de plantaciones forestales) adoptó hace
años una perspectiva agro-ecológica y en
conjunto con comités campesinos impul-
sa la agro-ecología como alternativa de
desarrollo rural (13). Ejemplo de lo ante-
rior es la reciente adjudicación a comités
campesinos de fondos para proyectos que
incluyen técnicas para capturar aguas
lluvia, uso de especies nativas para amor-
tiguar incendios forestales, conservación
y mejoramiento de suelos, optimización
de agua para riego y diversificación de
cultivos que usan menos agua (14).
Esta rearticulación del nexo suelo-
agua-energía en la perspectiva de una
alternativa socio-ecológica es una cues-
tión política clave a nivel local. Aquí la
cuestión de la tierra y la emergencia cli-
mática permiten todavía discutir teórica
y empíricamente alternativas socio-eco-
lógicas al capital. g
1. Marx, K. (2018) [1867]. El Capital, Tomo I, Editorial
Siglo XXI.
2. Luxemburgo, R. (2003) [1913]. The Accumulation of
Capital, Routledge.
3. Kautsky, K. 1988 [1899]. The Agrarian Question, Zwan
Publications.
4. Autores como Philip McMichael, Cristobal Kay y A.
Haroon Akram-Lodhi destacan la dimensión ecológica
al estudiar la cuestión agraria. Ver: McMichael, P. (2016).
Regímenes alimentarios y cuestiones agrarias, Icaria
Editorial; Kay. C y Haroon Akram-Lodhi, A. (2010).
Surveying the agrarian question (Part 2): current debates
and beyond. The Journal of Peasant Studies. 37(2), 255-284.
5. Identificada por Luxemburgo, y Adorno y Horkheimer
entre otros y otras. Ver: Adorno, T. y Horkheimer M.
(1988) [1944]. Dialéctica de la Ilustración, Trotta.
6. https://www.theguardian.com/environment/2019/
oct/09/revealed-20-firms-third-carbon-emissions
7. Alarcón C. (2012). Forest: capital accumulation, climate
change and crises in Chile and Sweden” en Alf Hornborg,
Brett Clark y Kenneth Hermele (eds.) Ecology and Power-
Struggles over Land and Material Resources in the Past,
Present and Future. Routledge, London, Alarcón. C.
(2009). Politics of Methane Abatement and CDM Projects
based on Industrial Swine Production in Chile” in Steffen
Böhm y Siddhartha Dabhi (eds.) Upsetting the Offset: The
Political Economy of Carbon Markets. Mayfly Books, UK.
8. Alarcón, C. (2015). “Forests at the limits. Forestry,
land use and climate change from political ecology and
environmental communication perspectives: the case of
Chile & Sweden”, Doctoral Thesis No. 2015: 5, Faculty of
Natural Resources and Agricultural Sciences, Swedish
University of Agricultural Sciences.
9. CONAF. (2017). Monitoreo de Cambios, Corrección
Cartográfica y Actualización del Catastro de los Recursos
Vegetacionales Nativos de la Región del Biobío.
10. www.dirplan.cl › estudios › Documents › Segunda_
Mision_BID › Embals...
11. CONAF.(2010). Inventario de recursos vegetacionales
en Chile.
12. Paneque, M. (2013). Estado del Arte y novedades de la
Bioenergia en Chile, En La Bionenergia en América Latina
y el Caribe. El Estado del Arte en países seleccionados,
FAO.
13. Alarcón, C. (2015). op.cit.
14. https://mma.gob.cl/comunidades-campesinas-de-
san-nicolas-inician-proyectos-agroecologicos-por-
136-millones-de- pesos-gracias-al-fondo-del-medio-
ambiente-mundial-y-al-ministerio-del-medio-ambiente/
*Profesor Escuela de Derecho, Universidad
Academia de Humanismo Cristiano.
calarcon@academia.cl

Mercado de trabajo, estructura del empleo, culturas, espacios y poder…
¿Precarización del campo o
campo precario?
por Dasten Julián Vejar*
D
urante el período 2016-2019, rea-
lizamos una investigación (1) que
buscaba identificar y caracte-
rizar las formas que asume el
trabajo, en general, y el trabajo precario, en
particular, considerando la heterogenei-
dad social, cultural, histórica, económica
y geográfica de la Macro-zona Sur de Chile
(Maule, Biobío y La Araucanía). Esta inves-
tigación exploró la relación existente entre:
1) los sentidos e identidades con el trabajo;
2) los procesos y la organización del traba-
jo; 3) las esferas sociales más allá del traba-
jo; y 4) las formas de asociatividad y acción
colectiva. Las tres regiones estudiadas se
encuentran caracterizadas por contar con
una alta presencia de población rural y por
la coexistencia de territorios de carácter
agrícola y silvícola.
Pensar la realidad del empleo y del tra-
bajo en las zonas rurales, no sólo involu-
cra considerar el mercado de trabajo y la
estructura del empleo, sino que también
involucra pensar en culturas, espacios y
poder. Sin embargo, analizar la ruralidad
desde enfoques culturalistas ha sido par-
te de una suerte de descripción que se ha
convertido lentamente en una normaliza-
ción e incluso justificación de los procesos
de precarización y de las relaciones de do-
minación en lo que el imaginario metro-
politano denomina como “el campo”. En
este sentido, la historicidad de la multi-
plicidad de culturas que coexisten en este
espacio involucra reconocer una serie de
relaciones de poder, actores y clases que
se han disputado el cuerpo y la vida de los
trabajadores y trabajadoras, de sus fami-
lias y su descendencia en un largo ciclo de
procesos de desposesión, dominación y
negociación de las carencias y faltas.
Desplazamientos
Considerando este enfoque, es que pode-
mos adentrarnos en dos procesos sincróni-
cos que en las zonas estudiadas presionan
y pujan lo que David Harvey (2018) ha lla-
mado los límites del capital. Por una parte,
encontramos el avance del modelo extrac-
tivo forestal, el cual se profundiza en una
lucha por el uso de la tierra y el agua, mar-
cando la pauta de las relaciones entre el ca-
pital por la construcción y modelación del
espacio. La lucha por los recursos hídricos,
la propiedad de la tierra, la disputa por la fi-
delización, atracción y retención de la “ma-
no de obra”, la innovación y diversificación
productivas, así como los límites ecológi-
cos y ambientales, son parte de las contra-
dicciones que actualmente encuentra el
capital forestal en las regiones del Maule,
Biobío y La Araucanía.
En este sector se distinguen trabajado-
res de planta, subcontratistas y trabajado-
res por cuenta propia, los cuales, mayor-
mente hombres, se encuentran jerarqui-
zados y segmentados en sus condiciones
de trabajo y remuneraciones. Con flujos
de movimiento entre las plantas de celu-
losa, los aserraderos, las faenas de descar-
ga, la tala, el transporte y la logística, pre-
sentan un panorama amplio de precarie-
dades, desigualdades y reinvenciones del
espacio y la vida en la ruralidad. Despla-
zamientos interregionales, fronteras ad-
ministrativas y comunales que no cons-
Dossier
Nueva cuestión agraria
Mariana Ábalos, Entre espigas (Vidrio, aluminio y espigas), 2005 (Gentileza Galería La Sala)
tituyen límites para estas movilidades, y
nuevas cadenas de ensambles entre las
pequeñas propiedades (plantando pino y
eucaliptus), los centros de procesamiento
de la madera y los países destinatarios de
la exportación, al ritmo de la ranchera y
de la construcción de iglesias evangélicas.
Por otra parte, se encuentran las acti-
vidades agrícolas y agroindustriales. La
agricultura, como práctica productiva y
reproductiva de la vida en sociedad, invo-
lucra un conjunto de conocimientos, dis-
posiciones geográficas, tecnologías y rela-
ciones sociales, que hacen posible confi-
gurar zonas y territorios con una espacia-
lidad productiva específica. Su modifica-
ción y mutación se ve sujetada a procesos
de valorización, industrialización, inter-
nacionalización y compresión del espa-
cio-tiempo de trabajo y vida. En esta mis-
ma línea, es posible también constatar las
relaciones de propiedad de semillas y de
tecnologías, las pautas de consumo, y los
volúmenes productivos, los cuales van de-
marcando un complejo escenario de per-
dedores y vencedores en el campo.
Nuevos códigos
De acuerdo con esta tendencia, es posible
identificar un crecimiento en la produc-
ción de arándanos y de berries, emergien-
do como uno de los sectores más dinámi-
cos en la agroindustria, lo cual va presio-
nando la transformación de la economía
triguera, y de otras especies, como parte
de un imperativo para los productores lo-
cales y nacionales. Las escalas se sujetan a
dinámicas de valorización internacional,
en donde hoy se consolida una geografía
mundial de los alimentos, y en donde los
pequeños productores y productoras que-
dan reducidos y cercados en sus espacios
de producción y comercialización.
Sumado a problemas climáticos/ecoló-
gicos, los cuales refuerzan la incertidum-
bre que siempre acompaña a la produc-
ción agrícola, los modelos de habitar el
LE MONDE diplomatique | noviembre 2019 | 15
campo comienzan a ser cada vez más re-
currentes a la asalarización que al trabajo
por cuenta propia. Si bien, esta tendencia
no es nueva, la introducción de empresas
que combinan modelos productivos de al-
ta gama y relaciones laborales despótico-
oligárquicas, muestran una hibridización
de prácticas y lógicas de producción que
logran situar un espacio de la nueva rura-
lidad agroindustrial y forestal.
Si bien la sequía, los “desastres ambien-
tales”, los incendios forestales, el desem-
pleo, el emprendimiento, etc., han intro-
ducido nuevos códigos para pensar la
persistencia de “lo rural”, este escenario
no se encontraría completo, sin señalar la
importancia de cambios generacionales,
la redefinición de roles de género y la in-
troducción de transformaciones simbó-
licas en los significados de la vida en “el
campo”. Estas barreras y fronteras tan di-
luidas en el presente entre campo/ciudad,
especialmente considerando la movilidad
y flujos de personas y cuerpos, ofrece una
interesante perspectiva para entender los
tránsitos de la vida rural agrícola hacia la
vida urbana precaria. Los motivos de mo-
vilidad son diversos, y están asentados en
la expansión de la influencia del Estado y
sus organismos de educación, en la intro-
ducción de una perspectiva global y urba-
no-centrista del desarrollo, en la modifi-
cación de las identidades en la juventud y
en la desvalorización simbólica del traba-
jo y las actividades agrícolas en general.
Economía de servicios
En esta nueva ruralidad, que se encuentra
atravesada por el turismo, el extractivis-
mo, la agroindustria y la economía tradi-
cional, la precariedad se ha convertido en
una práctica instituida por el Estado. Las
carencias, necesidades y vulnerabilidad
de la gran parte de la población rural, hace
que muchas de estas faltas sean utilizadas
por el capital para asentarse en el espacio
y ganar el consentimiento para la produc-
ción de parte de la población. Sumado a
las escasas regulaciones y las abundantes
facilidades tributarias y laborales, el Esta-
do, al no suplir estas carencias, ha permi-
tido mayor fluidez al capital para asentar-
se, movilizarse y expandirse en los territo-
rios, convirtiéndose en un nuevo dínamo
de re-institución del trabajo rural.
En este sentido, la precariedad y la pre-
carización del trabajo se han introducido
como elementos que no solo determinan
las formas de comprender y apropiar el
espacio rural, estableciendo los límites
simbólicos dentro de los cuales habitan
los sujetos, también operan como re-ins-
tituyentes del trabajo agrícola y forestal,
tanto para entender la introducción de
especies, empresas, capitales y actores
transnacionales, como en su expresión
salarial y por cuenta propia.
Por ello, no sólo hablamos de materias
de regulación, fiscalización y educación
en derechos laborales, lo cual parece no
ser un horizonte político para el Estado
y el gobierno, sino que también de las ca-
rencias de electricidad, infraestructura,
educación, salud, vialidad, etc. Este con-
junto de derechos se ha convertido en ele-
mentos importantes para el significado de
la permanencia y persistencia de la vida
en la ruralidad, y de la vulnerabilidad de
los espacios de negociación locales. Esta
economía de servicios vuelve a ser obje-
tivo del capital, mientras de cierta forma
la precariedad es negociable en centros de
formación técnica, empleos temporales,
planes de capacitación, cajas de alimen-
tos y cadenas de subcontratación.
Por último, y no menos gravitan-
te, es la realidad del pueblo mapuche
en la región de La Araucanía. Esta(s)
realidad(es) puede(n) introducirnos a
repensar lo que anteriormente venimos
definiendo como ruralidad, consideran-
do un modelo neocolonial de pensar el
territorio por parte del Estado y el ca-
pital. En este marco, las disputas por la
apropiación y concentración de la tie-
rra, por la ocupación y significación del
espacio, y por la disputa entre modelos
de desarrollo, nos provee de un panora-
ma amplio de las coordenadas que fijan
las modificaciones y cambios que se en-
cuentran emergiendo en las zonas rura-
les y que nos invitan a problematizar sus
(des)continuidades y contradicciones. g
1. Proyecto FONDECYT Regular N° 1161347
“Cartografía de la(s) precariedad(es) laboral(es) y las
relaciones laborales de la Zona Centro Sur de Chile.
Tipología del Trabajo Precario y su incidencia en la
práctica sindical en las regiones del Maule, Biobío y La
Araucanía” (2016 – 2019).
*Dr. en Sociología. Director del Grupo de Estudios
del Trabajo desde el Sur.
Académico Departamento de Sociología y Cien-
cias Políticas. Universidad Católica de Temuco.
Bibliografía:
Harvey. D. (2018) The Limits to Capital.
Verso, Londres.
Sassen, S. (2015) Expulsiones. Brutalidad
y complejidad en la economía global. Akal,
España.

16 | LE MONDE diplomatique | noviembre 2019
Impactos del neoliberalismo
La razón del habitar o el
fantasma que recorre el valle
por Manuel Canales Cerón*
Habitante local
contra productor
global no
alcanza pero
suena distinto al
revés: habitante
global, productor
local, instala una
asimetría inversa
y que pone
sobre la razón
del producir,
la razón del
habitar.
1.
Adelante, adelante.. así escuchaba, y elo-
giaba, Marx que rugían las fuerzas pro-
ductivas desatadas de su letargo feudal
por el ánimo capitalista. Es el tiempo de
los productores. Producir, “tirar” (duce)
hacia “adelante” (pro).
La razón del mercadeo, llevada a
doctrina total, tuvo en estos campos
tierra más que fértil para el invento y
pudo, y así lo puede hasta ahora mis-
mo, desplegarse sin restricciones.
Así fue creciendo, en 45 años ya, el
valle. Se drenaron las vegas que queda-
ban, la fruta fue tomando las tierras ora
de pasto, luego del maíz, y poniendo su
ley de la eficiencia y la rentabilidad a lo
ancho de los campos y hasta en el rulo.
Se llenaron las ciudades de pobladores,
y se movió todo; van y vienen los huma-
nos entre aldeas y entre urbes agrarias
como nunca se pensó que fuere.
Son, los valles actuales chilenos, tes-
timonio actual de aquel vigor del capi-
tal. Y en un sentido fuerte, viven hoy su
apogeo.
2.
Sin embargo, en medio de sus noticias
recurrentes de nuevos incrementos, se
aparece la crisis climática y sus adver-
tencias. Un nuevo dilema, despues del
progreso o en medio de él: como su vic-
toria, la producción -la técnica y la ga-
nancia- , y su deuda, la vida -todo lo otro,
lo que se escapa a la razón de la eficien-
cia y del cálculo de capital-.
Las dos fantasías del capital -el fin de
la historia o el futuro era esto-, y la geo-
grafía infinita -las tecnologías humanas
hacen de la tierra un recurso inagota-
ble- se caen a pedazos. La historia vuel-
ve a escribirse y la geofísica acusa el de-
lirio del crecimiento, y en continuo, co-
mo modo de producir y consumir.
Dossier
Nueva cuestión agraria
Purísima Ibarra, Casa ladeada (Bordado sobre tela), 1973 (Colección Museo Nacional de Bellas
Dijo el ministro de Agricultura, An-
tonio Walker:
“Aquí viene un reordenamiento te-
rritorial, creemos que cada especie, va-
riedad, no se puede plantar en cualquier
parte de Chile. Chile tiene 104 cuencas,
1.500 ríos, y tenemos que ir descubrien-
do el distrito agro climatológico para ca-
da especie y variedad”.
“No podemos hacer ganadería en la
zona de la Región de Valparaíso, tene-
mos que hacerla en Los Ríos...”
“No podemos, a lo mejor seguir
plantando paltas en Petorca, que es el
ejemplo más clásico que se da, porque es
verdad que los acuíferos tienen menos
agua”. “Y yo diría que es un ejemplo de
lo que no queremos hacer, porque que-
remos fortalecer las organizaciones de
usuarios, que las juntas de vigilancia,
las asociaciones de canalistas, las co-
munidades de agua, hagan su trabajo,
y en Petorca todo eso ha sido muy atra-
sado, entonces no podemos replicar el
ejemplo de Petorca”.
El mercado manda
¿Cómo llegó a ser posible que un minis-
tro de Agricultura de un gobierno con-
fesamente neoliberal esté anunciado
una planificación estatal de los cultivos
y, además, haga el elogio de la juntura,
el lazo, la cooperación? ¿No era acaso el
mercadeo el que definía las decisiones
productivas - nunca un burócrata esta-
tal- y la individualidad competitiva -no
sus uniones o reuniones de cualquier ti-
po- donde descansaba el orden sano?
En los mismos días de estas declara-
ciones, y desde hace ya un año o acaso
más, letreros negros alertan a los peque-
ños agricultores del supuesto peligro de
sus derechos perpetuos (como cuando
las mercedes de la tierra que distribuye-
ron los monarcas) a las aguas del riego.
La hierba reseca que rodea los maderos
hace más patético y violento el mensaje.
Así, mientras los dueños aletean sobre
sus pretensiones de propietario indivi-
Artes - Exposición hasta el 24 de noviembre)
dual de recursos naturales, sus minis-
tros ya deben hacer las cuentas con la
planificación estatal de los trabajos.
Y hasta FAO gira a ecológica y pro-
mueve con alarma una nueva agricultu-
ra, bien lejos de la llamada Revolución
verde, y más cerca de antiguas intuicio-
nes campesinas e indígenas -esas, las
mismas denostadas con la soberbia ca-
racterística de la modernidad-.
“Quiero a toda la sociedad presio-
nando a los gobiernos para que en-
tiendan que deben ir más rápido, por-
que estamos perdiendo la carrera, las
consecuencias de los desastres natura-
les son cada vez más devastadoras” (Se-
cretario General de la ONU)
¿Qué lleva al Secretario General de
las Naciones Unidas a agitar a las masas
a rebelarse contra sus gobiernos indo-
lentes? Llama a presionar a los mismos
que lo designan; algo está descuadrado.
¿Qué desfonde está ocurriendo que
se subviertan tan notoriamente, sin ver-
güenza, los supuestos hasta ayer no mas
sagrados?
3.
Voy a plantearlo como una tensión, has-
ta guerra, entre una razón del producir
y una razón del habitar. Quien produce
tira hacia adelante, solo eso, y así se con-
centra y se ciega a todo lo que escape a
aquel intento. Quien habita, cuida, sos-
tiene, lo que tiene; no se mide en una di-
mensión instrumental simple (cálculo
de capital) sino en un entramado en que
ninguna lógica puede imponerse sobre
las otras: y si busca producto, antes sabe
que vive, y sigue viviendo.
Es la victoria de la razón sustantiva so-
bre la razón formal, de la sensatez de lo
bueno contra el totalitarismo del “óptimo”.
Unión mundial
Es cierto que la tensión viene desde el
origen del modelo: las luchas contra las
termoeléctricas, la contaminación de
la agroindustria, son parte de la agen-
da cotidiana de estos años; sin embargo,
siempre fueron en el esquema de David
contra Goliat y sus desenlaces, salvo ha-
zaña, conocidos. Después de todo, el ca-
pital confrontado bien podía ser global y
el pueblo levantado solo a la escala de la
localía afectada.
Habitante local contra productor
global no alcanza pero suena distinto al
revés: habitante global, productor local,
instala una asimetría inversa y que po-
ne sobre la razón del producir, la razón
del habitar. Así se entiende el revuelo
de Petorca: cuando el habitante mun-
dial -después de todo, los clientes- hace
la resonancia al local, la suerte comien-
za a cambiar. Puede entenderse así que
ya comience a entregarse lo que hasta
unos lustros sería intocable -ese ejem-
plo de progreso técnico y comercial de
la exportación de paltas de aquella pro-
vincia-. La razón técnica y mercantil del
productor, debe someterse a la razón
imperiosa de sus compradores que vie-
nen esta vez con el espíritu cambiado y
preguntan por la sostenibilidad o el mo-
do de habitar de aquellos productores.
Siendo agrarios y alimentarios, la ra-
zón del habitar se aparecerá una y otra
vez; como al planeta entero pero en
modo intenso y cercano. En presente y,
aquí, chocarán, están chocando, la ra-
zón productiva llevada al paroxismo y la
razón reproductiva, o del habitar, nega-
da por aquella y que regresa, harto urgi-
da, por su imperio.
Si hasta ahora la razón del productor
-su técnica, sus mercancías y sus leyes,
la mano invisible o alguna ley objetiva
de la historia humana- ha impuesto sus
reglas sin contrapeso -y ha hecho del
mundo físico y humano su laboratorio,
para sus experimentos continuos, o su
fábrica, se le opone desde estos tiempos
la razón del habitante, - el que vive-
Quizás, contra la unión mundial de
productores desatados que vino a ser el
neoliberalismo triunfante, solo puedan
los habitantes del mundo, unidos por es-
ta razón del cuidar, sostener, mantener,
lo que se tiene y mientras se le tiene. Ese
es el fantasma que recorre el valle.
Como fuere, así como es ostensi-
ble que la agricultura actual es mundo
aparte respecto de la tradicional, y que
aún se vive bajo el vértigo de los cam-
bios que han venido sucediéndose, y si-
guen, en una misma dirección tecno-co-
mercial por ya casi medio siglo, el caso
es que habrá que hacerse a la idea de un
nuevo cambio de las mismas proporcio-
nes. Lo mismo que ha hecho el progreso
es lo que no puede seguir.
Y acaso empecemos a escuchar plan-
teamientos tan perturbadores del senti-
do común neoliberal como los de la pla-
nificación estatal de los rubros produc-
tivos y la apelación tan sentida a la po-
tencia del colectivo. Y es que el habitar
viene en conjunto, como el producir lo
fue durante toda la historia antes de la
propiedad privada. g
*Doctor en Sociología. Escuela de Sociología,
Universidad de Chile. Universidad estatal de
O’Higgins.

La amenaza de un nuevo estallido financiero
Los peligros de las tasas de interés negativas
por Frédéric Lemaire y Dominique Plihon*
¿Pagar para depositar dinero en el banco?
La idea parece descabellada. Sin embargo,
en Alemania, y más recientemente en Sui-
za, unas treinta instituciones han decidido
facturar los depósitos de sus clientes más ri-
cos. La filial suiza de UBS ha anunciado que,
a partir del 1° de noviembre de 2019, recibirá
un pago de 0,75% de interés sobre los depó-
sitos superiores a 2 millones de francos sui-
zos (aproximadamente 1.800.000 euros). En
Francia, estas medidas no están en la agenda.
Pero las tasas de interés de algunas cajas de
ahorro, como la libreta Livret A, son inferio-
res a la inflación; en resumen, el ahorro pier-
de valor. En el sector financiero todas estas
señales apuntan a disfunciones cada vez más
evidentes. En el centro del problema, algo
que se asemeja a una aberración económica:
la aplicación de tasas de interés negativas.
En general, cuando un agente económi-
co pide prestado dinero a otro, reembolsa
un importe mayor: la suma inicial más una
remuneración calculada sobre la base de la
tasa de interés aplicada. Cuando las tasas se
sumergen en el universo negativo, la transac-
ción toma un giro incongruente. Así, un cré-
dito de 100 euros con un tipo de interés del
-2% anual da lugar a un reembolso de 98 eu-
ros al cabo de doce meses. En otras palabras,
con tasas negativas, es posible ganar dinero....
endeudándose.
¿Una situación inimaginable? Para na-
da. En los últimos años, los bonos soberanos
franceses y alemanes se han emitido a tasas
negativas. Por lo tanto, París y Berlín se en-
deudan sin tener que reembolsar todas las
sumas prestadas. La política de remunera-
ción de los depósitos que aplican algunos
bancos se basa en la misma lógica de tasa ne-
gativa: los depositantes se ven utilizados, in-
cluso cuando “prestan” a los bancos las su-
mas que depositan en sus cuentas.
El origen
Para explicar una situación tan singular, de-
bemos evocar las medidas adoptadas tras la
crisis financiera de 2007-2008. En un esfuer-
zo por evitar el colapso del sistema financie-
ro, que en gran medida fue responsable de la
crisis, los gobiernos occidentales rescataron
a los principales actores de la crisis. Pero los
“planes de salvataje” adoptados con urgen-
cia no eran más que uno de los aspectos de la
operación. El segundo, esencial, consistió en
aplicar las llamadas políticas monetarias “no
convencionales”, de una amplitud sin prece-
dentes. ¿Su principio? Inyectar liquidez tanto
a los agentes como a los mercados financie-
ros, y hacerlo sin fijar ninguna condición.
Así, en 2011 y 2012 el Banco Central Euro-
peo (BCE) concedió préstamos a largo plazo
a las entidades de crédito mediante long term
refinancing operations (LTRO) [operaciones
de refinanciación a largo plazo] en condicio-
nes particularmente favorables: por ejem-
plo, préstamos a tasa cero por un período de
treinta y seis meses. Esta intervención ma-
siva en un contexto de fuerte inestabilidad
bancaria tenía por objeto ayudar a los bancos
a cumplir con sus vencimientos de pago.
Estas inyecciones de liquidez también
adoptaron la forma de rescate de títulos,
en especial a partir de mayo de 2010, cuan-
do la crisis de la deuda griega obligó a las
principales instituciones financieras euro-
peas a romper con la ortodoxia monetaria,
que se oponía a cualquier intervención di-
recta en los mercados de la deuda pública.
Entonces, el BCE intervino en el mercado
secundario (1) para recomprar a bancos e
inversores títulos de países sobreendeu-
dados (Grecia, Irlanda, Portugal…). Poste-
riormente, a partir del primer trimestre de
2015 el BCE llevó a cabo varios programas
de expansión cuantitativa (quantitative
easing), siguiendo el ejemplo de la Reserva
Federal (Fed), su homóloga estadouniden-
se. En 2016, entre el 8 de junio y el 15 de ju-
lio, con el objetivo de sostener la cotización
de las obligaciones y, sobre todo, limitar
el riesgo de un colapso del mercado de las
obligaciones, rescató títulos de deuda pri-
vada por más de 10.000 millones de euros.
El tercer aspecto de las políticas moneta-
rias no convencionales: los bancos centrales
han recurrido a una reducción significativa
de sus tasas directoras (aquellas a las que los
bancos tienen acceso, en el corto plazo, para
refinanciarse). En septiembre de 2007, des-
de el comienzo de la crisis, la Reserva Federal
orientó su tasa a la baja. Después de haber ti-
tubeado –debido a la ortodoxia monetaria–,
el BCE se resignó a imitarla a partir de 2011.
Esta continua reducción ha llevado a varios
bancos centrales, incluido el BCE, a sumer-
girse en el universo de las tasas negativas. El
objetivo declarado: que los bancos transfie-
ran a la economía real las dádivas de las que
han disfrutado. En otras palabras, que ali-
menten al resto de la economía para así gene-
rar inversión, crecimiento y empleo.
Efectos perversos
La operación terminó en un fracaso. Las ba-
jas tasas no condujeron a una recuperación
de la actividad económica, sino a una expan-
sión sin precedentes del sector financiero y a
un aumento de la inestabilidad, cuyos signos
se multiplican. En efecto, la caída de las tasas
presenta varios efectos perversos.
En primer lugar, erosiona la rentabilidad
de las actividades tradicionales de préstamo
de los bancos, especialmente en Alemania,
país cuyo sector bancario depende especial-
mente de las actividades relacionadas con las
tasas de interés. Para luchar contra la caída de
la rentabilidad de sus actividades de crédito,
los bancos aumentan las comisiones banca-
rias, reducen la retribución de los depósitos
y desarrollan sus actividades comerciales, las
más peligrosas.
La caída de la rentabilidad de los títulos
de la deuda pública también afecta a los in-
versores institucionales, como las asegura-
doras o los fondos de pensión. La deuda en
bonos constituye, en efecto, una parte esen-
cial de sus activos. Cuando la disminución
de la rentabilidad de las obligaciones ame-
naza su capacidad para cumplir sus com-
promisos, exploran inversiones más renta-
bles. Y por lo tanto más arriesgadas.
Como resultado, se acumulan los facto-
res de inestabilidad financiera. Porque el au-
mento de la actividad en estos mercados y el
desarrollo de actividades de riesgo alimen-
tadas por el crédito barato han llevado a los
actores a tomar préstamos masivos. El nivel
del endeudamiento mundial, tanto público
como privado, ha aumentado considerable-
mente: expresado en porcentaje del Produc-
to Interno Bruto (PIB) global, pasó del 200%
en 2008 –en ese momento, su punto máxi-
mo– al 230% en 2018, mientras que en ese
período la producción mundial de riqueza
aumentaba alrededor del 35%. Esta burbu-
ja crediticia impulsó el alza de los precios de
los mercados de acciones y obligaciones, que
alcanzaron niveles históricamente elevados.
Tanto es así que uno de los instigadores de la
euforia financiera de la década de 2000, el ex
presidente de la Fed Alan Greenspan, en fe-
brero de 2018 advirtió contra la formación de
LE MONDE diplomatique | noviembre 2019 | 17
burbujas. La historia de las crisis financieras
confirma sus temores…
Burbuja especulativa
Las tasas negativas de los títulos de deuda
pública en países considerados seguros, co-
mo Alemania y Francia, reflejan una gran in-
certidumbre en cuanto a la evolución futura
de la economía y de los mercados financieros.
En este contexto, los inversores se disputan
esos títulos considerados valores libres de
riesgo, a pesar de sus bajos o incluso negati-
vos rendimientos.
Las tasas bajas también tienen impacto en
términos de desigualdades sociales. “Sólo se
le presta a los ricos”, afirma la sabiduría po-
pular. Esto sigue siendo cierto, incluso cuan-
do el dinero es barato. En el caso de los bienes
inmuebles, la situación actual ofrece a los in-
versores y particulares más ricos la oportu-
nidad de multiplicar sus inversiones en la-
drillos. Como resultado, en la mayoría de las
principales capitales europeas los precios de
la vivienda no dejaron de subir en los últimos
diez años a expensas de las poblaciones me-
nos favorecidas, que sufren el aumento de
los precios y de los alquileres. Sin mencionar
que en algunas capitales, como París, este au-
mento se asemeja a una burbuja especulativa
que, si se produjese un cambio de situación,
podría causar importantes perjuicios finan-
cieros. Otro ejemplo de un rebote negativo
es que algunas grandes empresas se apro-
vechan del crédito de bajo costo para reali-
zar operaciones de buy-back [recompra]. Se
endeudan no para invertir, sino para resca-
tar sus acciones, con el fin de inflar artificial-
mente su cotización…
Punto de no retorno
Por último, las tasas negativas afectan a las
divisas. Fomentan el desplazamiento de los
capitales flotantes para encontrar mejores
rendimientos, en particular hacia los países
emergentes como China y Brasil, donde las
tasas de interés son más altas; esto empuja al
alza del precio de sus monedas y, por lo tan-
to, degrada la competitividad de sus expor-
taciones. En un intento de frenar el fenóme-
no, los bancos centrales de los países emer-
gentes han recurrido a sus reservas de divi-
sas para contener el aumento y la volatilidad
de sus tipos de cambio. Según Reuters, las
reservas de divisas de las quince economías
emergentes más grandes disminuyeron en
514.100 millones de dólares en 2015 (2). Las
del Banco de China cayeron en 207.400 mi-
llones de dólares sólo entre diciembre de
2015 y enero de 2016.
En general, actuando como una droga,
mantener las tasas bajas durante un largo pe-
ríodo causa profundos trastornos, así como
un fenómeno de adicción. Esto explica por
qué ahora sea tan delicado para los bancos
centrales considerar un cambio en la políti-
ca monetaria. En primer lugar, porque un as-
censo significativo de las tasas de interés po-
dría provocar una ola de insolvencia entre las
empresas más frágiles, que subsisten gracias
a condiciones de crédito especialmente favo-
rables. Luego, porque podría causar un co-
lapso en el mercado de las obligaciones. Un
alza de las tasas tendría el efecto mecánico de
devaluar el precio de las deudas contraídas
sobre la base de remuneraciones más bajas,
generando una dinámica de ventas urgentes
de obligaciones en un mercado ya al acecho.
Por último, un cambio de rumbo por parte de
los bancos centrales podría provocar la apre-
ciación de determinadas monedas, en detri-
mento, en particular, de las exportaciones de
los países afectados, y así generar una guerra
de divisas.
Así, las políticas monetarias “no conven-
cionales” han llegado a un punto de no retor-
no, aunque su ineficacia es evidente. Se jus-
tificaron por la necesidad de apoyar al sector
financiero, de salir de la crisis y de reactivar
la actividad económica. Ahora bien, por una
parte han contribuido mucho al aumento de
la inestabilidad financiera, y por la otra no
han permitido el relanzamiento de la ma-
quinaria. El crecimiento mundial sufrió una
fuerte desaceleración, por lo que algunos
comentaristas están anunciando un posible
“estancamiento secular”. Se hace eviden-
te la impotencia de los bancos centrales y su
política de tasas bajas, en especial en la zona
euro. Aunque ha inyectado más de 2.600 mil
millones de euros en el sistema financiero eu-
ropeo, equivalentes al PIB de Francia, el BCE
no ha impedido que la zona euro se convierta
en una de las regiones del mundo más depri-
midas en el plano económico, con una eleva-
da tasa de desempleo que en 2009 se mante-
nía en un nivel promedio cercano al 9%.
¿Por qué no funcionan los medios excep-
cionales instaurados por los bancos centra-
les? Una primera explicación es la “trampa
de la liquidez” que ya formulara el econo-
mista británico John Maynard Keynes. Pa-
ra que la inyección masiva de liquidez en el
sector financiero estimule la economía, to-
davía tendría que existir una demanda in-
satisfecha de crédito: de las empresas, por
ejemplo, que quieren invertir pero no pue-
den hacerlo debido a la falta de recursos. De
lo contrario, la liquidez alimenta la especu-
lación. El caso de la Unión Europea ilustra
este mecanismo. Las empresas se endeu-
dan a tasas bajas no para aumentar su ca-
pacidad de producción, sino para rescatar
sus propias acciones, en un clima de incerti-
dumbre económica, consumo a media asta
y falta de confianza en el futuro.
Los desastrosos resultados de las masi-
vas inyecciones de liquidez se deben funda-
mentalmente a la naturaleza contradictoria
de las políticas neoliberales en la zona euro.
Por una parte, el BCE sigue utilizando el ace-
lerador monetario: está atrapado en una po-
lítica de tasas bajas –incluso negativas– que,
si se abandona, podría conducir a otra crisis
financiera a gran escala. Por otro lado, los go-
biernos y las empresas se encuentran enre-
dados en políticas de rigor presupuestario y
salarial que frenan la actividad y el empleo,
y que explican el escaso dinamismo de la in-
versión en el ámbito productivo.
Sin embargo, las tasas bajas ofrecen una
oportunidad: pueden financiar inversiones,
aumentos salariales, creación de empleo a
través del gasto público, y por fin priorizar los
objetivos de la transición ecológica y social.
Porque los errores de la política económica
actual permiten al menos demostrar que los
actores privados son incapaces de realizar las
inversiones masivas a largo plazo que requie-
re la transición.... incluso cuando las tasas de
interés fueran bajas. g
1. Existen dos mercados de la deuda pública. El mercado
primario es aquel en el que el Estado emite obligaciones
que vende a los inversores; el mercado secundario es
donde los inversores revenden sus títulos antes de su
vencimiento. Véase Renaud Lambert y Sylvain Leder,
“El inversionista no vota”, Le Monde diplomatique,
edición chilena, agosto de 2018.
2. Jamie McGeever y Sujata Rao, “Chute de $500 mds
des réserves de change des émergents”, Reuters,
15-12-2015.
*Miembros de la Asociación por una Tasa a las
Transacciones Financieras y Ayuda a los Ciudada-
nos (ATTAC)
Traducción : Teresa Garufi
18 | LE MONDE diplomatique | noviembre 2019
El levantamiento popular en Ecuador gatillado por subordinación del gobierno al FMI
Lenín Moreno, destruir el país
en dos años
por Rafael Correa*
En marzo de este año
el Directorio Ejecutivo
del Fondo Monetario
Internacional (FMI)
aprobó el décimocuarto
acuerdo con Ecuador, el
cual impone una serie
de condicionamientos
y reformas para que el
país pueda recibir en los
próximos años 4.200
millones de dólares
de financiamiento
del Fondo y 6.000
millones de dólares de
préstamos adicionales
de diferentes
instituciones.
C
omo parte de los compromi-
sos con el FMI, el 2 de octubre
de 2019 Lenín Moreno Gar-
cés, presidente de Ecuador,
emitió el decreto 883 liberalizando el
precio de los combustibles, lo que origi-
nó las más grandes protestas y represión
que recuerde la historia contemporánea
del país. El 3 de octubre decretó el estado
de excepción, lo que implicaba la pérdi-
da de varias garantías constitucionales y
el uso de las Fuerzas Armadas para con-
tener las movilizaciones, pese a lo cual el
12 de octubre tuvo que declarar toque de
queda, algo que no se veía en esa magni-
tud desde la época de la dictadura mili-
tar de los setenta.
Dentro del marco del estado de ex-
cepción, Moreno decidió -por segunda
vez en la historia del país- sacar la sede
del Gobierno de la capital y trasladarla a
Guayaquil, dominada por sus aliados po-
líticos. Lo anuncia el 7 de octubre en ca-
dena nacional, culpando al expresidente
Correa (2007-2017) de querer dar un gol-
pe de Estado, y rodeado del alto mando
militar, en una muestra de gran debilidad
política y recordando la antigua Consti-
tución que incomprensiblemente desig-
naba a las Fuerzas Armadas como garan-
tes de la democracia.
Hasta el lunes 30 de septiembre, la me-
dida que se había anunciado a los gremios
empresariales era el incremento de 3 pun-
tos en el impuesto al valor agregado (IVA),
lo cual requería reforma legal. La elimina-
ción del subsidio a los combustibles fue
un cambio de última puesto que no con-
siguieron el apoyo necesario en la Asam-
blea Nacional para el aumento del IVA.
Pese a ello, Moreno anunció el alza de los
combustibles como una decisión “valien-
te” (sic) que se debió tomar hace años.
La eliminación de subsidios y el incre-
mento drástico del costo de servicios pú-
blicos son medidas conocidas en Ecuador
como “paquetazos”, los cuales ocurrían
desde el 2003. Menos de un año antes,
Moreno había declarado en cadena nacio-
nal que jamás subiría el precio de los com-
bustibles, porque afectaba a los más po-
bres. Luego de iniciadas las protestas, ase-
guró en reiteradas ocasiones que no daría
marcha atrás en su decisión, y que iba a
terminar definitivamente con esa “zan-
ganería” (sic). Pocos días después, el 13
de octubre, el presidente tuvo finalmente
que comprometerse a derogar el decreto
883, después de verse obligado a negociar
con la Confederación de Nacionalidades
Indígenas del Ecuador (CONAIE), la or-
ganización que constituyó el núcleo más
organizado y fuerte de las protestas que se
dieron a lo largo y ancho del país.
De acuerdo con cifras oficiales de la
Defensoría del Pueblo, actualizadas al 13
de octubre, el nuevo y trágico episodio de
la turbulenta vida política y social del país
había costado 8 muertos, 1340 personas
heridas, y 1192 detenidos.
Justificación del acuerdo con el FMI
Para justificar el acuerdo con el FMI se
mantuvo un discurso de crisis y sobre en-
deudamiento heredados. Se manipularon
cifras asegurando que la deuda pública
alcanzaba los 60.000 millones de dólares
(MMUSD). La realidad es que, de acuerdo
con cifras oficiales del Ministerio de Fi-
nanzas del Ecuador (MFE), la deuda pú-
blica agregada alcanzaba a junio de 2017
los 43.542.4 MMUSD, correspondiente al
41.7% del PIB, y la deuda pública externa
era apenas de 28.552.1 MMUSD, un 27.4%
del PIB (1), con una inversión pública en el
período 2007 a mayo de 2017 que alcanzó
un récord histórico cercano a los 100.000
MMUSD. Se estima que estas inversiones
generan directamente al sector público
un ahorro neto de 2.300 MMUSD, además
de incuantificables beneficios al sector
Jose Vicente Gajardo, Sin titulo (Granito), 1993
privado por mejora en la infraestructura,
energía, control de inundaciones, etc.
La economía en el 2016 había decre-
cido 1.2% producto del desplome de los
precios del petróleo, la fuerte aprecia-
ción del dólar, juicios internacionales
contra el Estado que obligaron a pagos
superiores al 1% del PIB, y un devastador
terremoto cuyas pérdidas se estimaron
en más de 3.000 MMUSD. Pese a todos
estos graves choques externos, el cuarto
trimestre de 2016 la economía comenzó
a recuperarse. En 2017 el crecimiento fue
2.4% y en 2018 de 1.4%.
Subsidio ineficiente
También hablaron de grandes déficits fis-
cales. El resultado fiscal tradicional con-
tiene un grave error metodológico, al in-
cluir la inversión como un gasto más.
Comparando la inmensa inversión pú-
blica con el incremento de deuda exter-
na pública, cuyo saldo en el 2006 era de
10.214.9 MMUSD, se demuestra un gran
ahorro público, pero el resultado puede
ser un “déficit”. En consecuencia, la regla
fiscal que que establece la Constitución en
su art. 286, es que el ingreso permanente
-aquellos inherentes al Estado, tales como
impuestos-, cubran el gasto permanente
-aquellos gastos esenciales para su fun-
cionamiento, tales como sueldos y sala-
rios-. Esta regla siempre se cumplió.
Después de tener déficits fiscales -in-
cluyendo inversión pública- de 5.34% y
5.39% en 2016 y 2017, respectivamente,
fruto esencialmente de la pérdida de in-
greso petrolero, en el 2018 el déficit fue de
2.4%, menor que lo requerido por el Tra-
tado de Maastricht que rige a la Unión Eu-
ropea. La pregunta es, entonces, ¿de qué
“crisis” estaban hablando?
El problema siempre ha sido un terri-
ble y politizado manejo económico. Desde
el inicio redujeron o eliminaron aranceles
para 372 partidas presupuestarias, con un
impacto para el fisco de 400 MMUSD, pe-
ro, además, permitiendo un incremento
estimado en 800 MMUSD de importa-
ciones no indispensables, lo cual, junto a
medidas como la propuesta de reducción
del Impuesto a la Salida de Divisas (ISD),
pone en riesgo la dolarización. Recono-
cieron obligaciones de muy dudosa lega-
lidad con Instituto de Seguridad Social
(IESS) y maestros jubilados, que alcanzan
un monto de alrededor de 2.900 MMUSD,
y, por motivos esencialmente políticos, re-
establecieron de una forma antitécnica el
subsidio al IESS, correspondiente al 40%
de las pensiones jubilares, que, paradóji-
camente, alcanza un monto anual de alre-
dedor de 1.300 MMUSD, equivalente a lo
que esperaban obtener con la liberación
de precios de los combustibles. Este sub-
sidio había sido eliminado en el Gobier-
no anterior por ineficiente, ya que el IESS
tiene superávit de caja, estableciendo que
el Estado garantizará las pensiones.
Finalmente, se prohibieron las dos más
importantes fuentes de financiamien-
to interno que tenía el Estado Central: el
IESS y el Banco Central, entidades públi-
cas que ahora enviarán sus excesos de li-
quidez y reservas al exterior.
Sin crisis económica ni desastres natu-
rales, los llamados “paquetazos” no tienen
sentido. Lo que sucedió es que las contra-
dicciones en política económica fueron
un verdadero cóctel Molotov que hizo es-
tallar las posibilidades de financiamiento.
Las protestas.
Desde su origen como República, Ecua-
dor se ha caracterizado por su inestabi-
lidad política. Entre 1996 y 2006 ningún
Gobierno había logrado terminar su pe-
ríodo, y en esos 10 años tuvimos 7 presi-
dentes. Las soluciones a las tensiones
políticas normalmente se daban al mar-
gen de la institucionalidad democrática.
A manera de ilustración, basta recordar
que en 1997 el Congreso con 44 votos de
82 posibles destituyó al presidente Abda-
lá Bucaram por “incapacidad mental para
gobernar”, y, en lugar de la vicepresiden-
ta, se nombró como presidente “interino”
al presidente del Congreso.
Para procesar constitucional y demo-
cráticamente las permanentes tensiones
políticas, la Constitución del 2008 esta-
bleció en sus artículos 130 y 148 que “en
caso de grave crisis política o conmoción
social”, la Asamblea o el presidente pue-
den anticipar elecciones generales, la lla-
mada “muerte cruzada”.
Esta inestabilidad crónica se rompió
en la década 2007-2017, donde hubo un
presidente electo en tres ocasiones con-
secutivas, dos de ellas en una sola vuelta,
algo inédito en la política nacional. Du-
rante ese período, la propuesta política
de izquierda llamada “Revolución Ciu-
dadana” ganó todas las elecciones, inclu-
so aquella donde precisamente fue elegi-
do Lenín Moreno.
Una vez posesionado como presidente,
abandonó el programa político de la Re-
volución Ciudadana y adoptó en lo eco-
nómico una línea neoliberal y, en lo polí-

tico, de reparto de poder entre los grupos
tradicionales. Comenzó a perseguir a sus
antiguos compañeros por todas las vías,
incluyendo la judicial, y debilitó grande-
mente la institucionalidad del país. Por
ejemplo, en menos de dos años tuvo tres
vicepresidentes.
Pese a la traición a la voluntad popular
y a varios rompimientos constitucionales,
el pueblo ecuatoriano esperó paciente-
mente por la promesa de algo diferente y
mejor. Sin embargo, frente a los pésimos
resultados económicos y sociales, la to-
tal ausencia de obras, y casos de corrup-
ción que involucran al propio presidente,
la popularidad del régimen se derrumbó.
Con el decreto 833 el país explotó. Los
transportistas se declararon en paro, que
fue controlado rápidamente por las au-
toridades gubernamentales, pero luego
las bases indígenas decidieron levantarse
contra el Gobierno, y fueron seguidas rá-
pidamente por toda la población.
Desde el inicio las élites quisieron
deslegitimar la protesta. La alcaldesa de
Guayaquil incluso cerró el puente de ac-
ceso a la ciudad para defenderla de los
saqueos y de una ficticia marcha indíge-
na, cuando era claro que el vandalismo
venía de los cinturones de miseria que
rodean la ciudad. Jaime Nebot, exalcalde
guayaquileño, mostró su racismo al de-
cirle a los indígenas que se queden en el
páramo, enterrando así su potencial can-
didatura presidencial (2).
Con el fin de manipular políticamente
la protesta, el Gobierno y la prensa insta-
laron el framing (encuadre comunicacio-
nal) de que las protestas eran un intento
de golpe de Estado dirigido por el expresi-
dente Rafael Correa y el presidente Nico-
lás Maduro, quienes, además, habrían pa-
gado a infiltrados para generar violencia.
Se llegó a detener a diecisiete venezolanos
que fueron presentados como infiltrados,
cuando en realidad eran conductores de
Uber con base en el aeropuerto de Quito.
En los disturbios se atacó el edificio de
la Contraloría General de la Nación. Los
indígenas lograron capturar a uno de los
vándalos, y demostraron que en realidad
era un miembro de inteligencia militar (3).
Pese a ello, el relato gubernamental es que
los ataques fueron un intento del llamado
“correísmo” para dejar en la impunidad
su “corrupción”. En esta ficción también
colaboró activamente el cuestionado con-
tralor Pablo Celi, que en la mesa de nego-
ciaciones con los indígenas era el que re-
dactaba el nuevo decreto para el Ejecu-
tivo. Ya superadas las protestas, Moreno
continúa con estas insólitas falsedades.
Refiriéndose al vandalismo contra Con-
traloría, manifestó:
“Seguramente, el loco (Nota de la Re-
dacción: Rafael Correa) estaba coman-
dando desde Venezuela todo este tipo de
actos porque sabe que precisamente en
cualquier momento le cae la justicia” (4).
El correísmo no convocó las marchas.
Fue una reacción espontánea de tal mag-
nitud, que nadie puede atribuirselas, pe-
ro durante 12 días el país escuchó en me-
dios nacionales e internacionales y con los
peores calificativos, repetir una y otra vez,
que todo era culpa de los “correístas”, co-
mo lo han hecho recurrentemente en es-
tos dos años y medio de administración.
Este es el discurso con el que se alinearon
todos sus ministros, medios de comunica-
ción, y aliados políticos, incluyendo a Gui-
llermo Lasso, el otro potencial candidato
presidencial de la derecha.
Rol de la prensa
Mientras se daban protestas, violencia y
represión nunca vistas en la historia re-
ciente, y se cerraban los pocos medios que
informaban directamente lo que pasaba,
como el caso de Pichincha Universal, los
medios de comunicación nacionales dis-
torsionaban la realidad para favorecer al
Gobierno. Los manifestantes indignados
sacaron de las marchas a los periodistas
de estos medios, y lamentablemente algu-
nos de ellos fueron agredidos. La descara-
da manipulación mediática fue otra forma
de violencia. La prensa es sin duda una de
las grandes derrotadas con la protesta.
Durante todos los días de manifesta-
ciones ciudadanas, César Litardo, presi-
dente de la Asamblea Nacional y aliado de
Moreno, impidió que la Asamblea sesio-
nara, cuando la gravedad de la situación
ameritaba declararse en sesión perma-
nente para tomar decisiones que hubieran
LE MONDE diplomatique | noviembre 2019 | 19
impedido tanta violencia, como por ejem-
plo la destitución de los ministros del In-
terior y Defensa, responsables directos de
la represión.
Oswaldo Jarrín, ministro de Defen-
sa, criminalizando la protesta, llegó a
declarar que, de ser necesario, se utili-
zaría armas letales, y que: “Actos crimi-
nales o de terrorismo, serán repelidos
con la fuerza en sus reales términos, co-
mo emplean las Fuerzas Armadas de ser
necesario. No se olvide que las Fuerzas
Armadas, orgullosamente, tienen expe-
riencia de guerra” (5).
Como pago a los favores de Litardo, el
régimen nombró a su mentor político co-
mo secretario nacional del Agua.
Con la intermediación de la represen-
tación de las Naciones Unidas en Quito, y
de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana,
un Gobierno desesperado decide “dialo-
gar” y legitima como único interlocutor
a la CONAIE, una importante aliada del
régimen. Hasta el inicio de las protestas,
Humberto Cholango, expresidente de la
Confederación, era el secretario nacional
del Agua. El partido indígena, Pachakutik,
forma parte de la mayoría gubernamental
en la Asamblea Nacional. Varios líderes
indígenas han sido designados por More-
no para importantes cargos públicos.
La dirigencia de la CONAIE no quería
la protesta, pero fueron rebasados por el
levantamiento de sus bases. El régimen
astutamente usó a sus aliados para soste-
ner un diálogo que desmovilizara las ma-
nifestaciones concediendo tan solo la de-
rogatoria del decreto 883, cuando el pue-
blo indígena pedía la salida del Fondo Mo-
netario y de Moreno.
El día después
Luego de neutralizar al movimiento indí-
gena, desde la madrugada del lunes 14 de
octubre se inició una nueva fase de per-
secución contra los dirigentes del llama-
do “correísmo”. Ese día fueron allanados
los domicilios de la prefecta de Pichincha,
Paola Pabón, del secretario ejecutivo de
partido “correísta”, Virgilio Hernández,
y los de 5 personas más, entre ellos, el de
la expresidenta de la Asamblea Nacional,
Gabriela Rivadeneira, quien ha solicita-
do refugio en la Embajada de México, con
otros tres asambleístas. También fueron
allanadas las oficinas del partido y las de
la Prefectura de Pichincha. La prefecta
se halla en prisión, como también sucede
con “correístas” encarcelados durante las
protestas, como el asambleísta de Sucum-
bíos, Yofre Poma, la exalcaldesa de Durán,
Alexandra Arce, y varios militantes más.
El correísmo fue el único sector polí-
tico que pidió la aplicación de los art. 130
o 148 de la Constitución para solucionar
en forma pacífica, democrática y consti-
tucional la crisis. Por eso fue tildado de
“golpista”, cuando estos innovadores ar-
tículos constitucionales fueron diseña-
dos precisamente para situaciones como
las que vivía el país.
En forma inédita, el FMI ha declara-
do que apoya la derogación del alza de
los combustibles, en clara muestra de que
respaldarán al régimen pese al incumpli-
miento del acuerdo. La decisión es mante-
ner a Moreno por todos los medios. Ecua-
dor se ha convertido en la cabeza de playa
de los Estados Unidos en la región, y no es-
tán dispuestos a perderlo. Moreno se unió
al Grupo de Lima y a los ataques contra Ve-
nezuela; entregó a Julian Assange; aban-
donó UNASUR, cuya sede es el propio
Quito; permitió una nueva base estadou-
nidense en Galápagos; y, finalmente, trai-
cionó y persigue al peligroso “correísmo”.
Mientras tanto, el país va a la deriva. La
situación económica, social y política si-
gue siendo extremadamente grave y, pa-
ra cualquier efecto práctico, ya no existe
Gobierno. g
1. Con resolución No. MEF-20180134 de 19 de
noviembre de 2018, el Ministerio de Finanzas
estableció una controvertida nueva metodología de
cálculo de la deuda pública. La diferencia entre las
dos metodologías es de menos de 5% del PIB.
2. https://www.youtube.com/
watch?v=pu8r0uSBhBw
3. https://youtu.be/vfETqZOAdeQ
4. https://www.eluniverso.com/noticias/2019/10/18/
nota/7563806/moreno-advierte-que-quito-sierra-
hay-gente-que-se-esta-armando
5. https://www.youtube.com/watch?v=22NOt3zoQcc
*Presidente de Ecuador de 2007 a 2017.
20 | LE MONDE diplomatique | noviembre 2019

Tras el golpe constitucional de Narendra Modi

Aumenta la tensión en Cachemira

por Vaiju Naravane*

Desde su reelección, Valle de Shaksgam

Desde la independencia en 1947, los
gobiernos de Nueva Delhi consideran
el primer ministro (cedida por Pakistán
a China en 1963)
CHINA
que todo el antiguo Estado principesco
indio, Narendra de Cachemira es parte de la Unión
India. En la práctica, está dividido en
Modi, multiplica Gilgit K2
dos zonas disputadas a cada lado de
los ataques contra GILGIT-BALTISTÁN Glaciar
AKSAI CHIN
(administrada
la línea establecida por las Naciones
Unidas (ONU) en 1949. La delimitación
los musulmanes. de Siachen por China
desde 1962) del glaciar Siachen sigue siendo muy

In
En Assam, el 31 de

du
controvertida. Entre 1957 y 1962, China

s
se ha apoderado del Aksai Chin, esencial
agosto, les quitó la LADAKH
para el control del Tíbet.
Muzaffarabad Kargil Leh
nacionalidad a 1,9 Srinagar
El nuevo territorio de Ladakh, creado
AZAD el pasado agosto, reúne el distrito de
millones de ellos. Tres CACHEMIRA Límite de los Leh, poblado principalmente por una
semanas antes, había Islamabad JAMMU-Y-CACHEMIRE nuevos
territorios
población budista tibetana-birmana,
y Kargil, en su mayoría habitada por
privado al Estado de Mirpur
baltis, un pueblo tibetano de confesión
Jammu y Cachemira Jammu musulmana-chiita.
PAKISTÁN
de su estatuto INDIA
0 100 km
Fuente: Organización de Naciones Unidas.
especial, dividiéndolo
Línea de control
en dos “territorios de Zonas administradas por Pakistán reivindicado
Estado de Cachemira
histórico (cese el fuego de 1949)
la Unión”, más fáciles India
(Impugnadas por Pakistán) China
por India
Rutas estratégicas Fronteras según China
de controlar.

L
a derogación del artículo 370 de
la Constitución india, que ga-
rantizaba la autonomía del es-
tado de Jammu y Cachemira,
se realizó entre gallos y medianoche, por
decreto presidencial, en pleno verano,
el 5 de agosto. La maniobra se asemeja a
un “golpe de Estado constitucional, una
completa traición al pueblo de Cachemi-
ra y a nuestra Constitución Federal” (1),
subraya el ensayista y periodista Prem
Shankar Jha.
El golpe estuvo muy bien orquestado.
Algunos días antes, Nueva Delhi hizo eva-
cuar a los turistas extranjeros del valle de
Cachemira y a los peregrinos hindúes que
se dirigían a Amarnath, en el Himalaya,
bajo el pretexto de supuestas “amenazas
a la seguridad”. Varios miles de soldados
fueron desplegados en la región, sumán-
dose a los 500.000 hombres ya en posi-
ción. Cerca de 4.000 personas, conside-
radas como potenciales “agitadores”, fue-
ron detenidas, entre ellas había dirigentes
políticos, incluso pro-indios, militantes,
abogados, universitarios, periodistas, em-
presarios y ciudadanos comunes (algunos
menores de edad).
Justo antes de la publicación del de-
creto, las vías de comunicación, las redes
telefónicas e Internet fueron cortadas, se
cerraron los establecimientos escolares,
se prohibieron las reuniones de más de
cinco personas y se redujo la libertad de
circulación. Así, aislada del mundo exte-
rior, Jammu y Cachemira quedó incomu-
nicada hasta mediados de septiembre. Y,
contrariamente a lo que pretende Nue-
va Delhi, la situación está lejos de haber
“vuelto a la normalidad”.
Hasta ese momento, este estado dispo-
nía de una Asamblea elegida, de una Cons-
titución y una bandera propias; además, el
artículo 35A prohibía a los no cachemiros
comprar bienes inmuebles en la región y
acceder a cargos públicos. Al suprimir es-
tas disposiciones, Nueva Delhi busca mo-
dificar la demografía local. El primer mi-
nistro, Narendra Modi, afirma inspirarse
en Israel, cuyo “control” de la población
palestina en Gaza y Cisjordania admira.
“No queremos que Cachemira se trans-
forme en Palestina”, responde Manish
Tiwari, dirigente del Partido del Congre-
so, principal formación de oposición.
Un antiguo principado
Desde su prisión, Mehbooba Mufti, pri-
mera mujer en dirigir Jammu y Cachemi-
ra, logró concederle una entrevista a la Bri-
tish Broadcasting Corporation (BBC) a co-
mienzos del mes de agosto: “Esta decisión
hará de la India una fuerza de ocupación
en Jammu y Cachemira. […] Al desmante-
lar el Estado y privarnos de manera fraudu-
lenta de lo que nos pertenece por derecho,
complejizaron el conflicto ligado a Cache-
mira. Lo único que quieren es ocupar nues-
tro territorio y hacer de este estado mayo-
ritariamente musulmán, un estado como
los demás, reduciéndonos al rango de mi-
noría impotente” (2). Tras estas declara-
ciones, Mufti quedó incomunicada.
El alcance internacional de lo que Mo-
di describe como “un asunto puramente
interno” es tal que podría esperarse el de-
sarrollo de una confrontación mayor, o in-
cluso de una guerra abierta, en esta región
inestable en la que dos potencias nuclea-
res, India y Pakistán, se enfrentan desde
1947, fecha en la que lograron independi-
zarse del Reino Unido. Ambos países li-
braron ya tres guerras abiertas: en 1947-
1948 y en 1965 en Cachemira –que conti-
núa siendo la manzana de la discordia–,
y en 1971, respecto de Pakistán Oriental,
que se convirtió en Bangladesh. El control
del glaciar de Siachen también da pie a en-
frentamientos esporádicos desde 1984.
La decisión autoritaria de Modi, en
consonancia con su visión de India co-
mo hogar nacional hindú (hindu rashtra),
sumergió al territorio del Himalaya en el
caos y la incertidumbre. Fue ampliamen-
te apoyada en el país, donde el ultrana-
cionalismo hindú y la política identitaria
avanzan viento en popa. La mayoría hin-
dú estima que la minoría musulmana, en
particular en Cachemira, se vio benefi-
ciada por incontables regalos destina-
dos a amansarla, y esta victimización es-
tá ahora en el centro del relato nacional.
Según los ideólogos del régimen, Cache-
mira pertenece a India y debe ser tratada
como cualquier otro estado de la Unión.
Pero olvidan que cuando se alcanzó la in-
dependencia este territorio no pertenecía
a India, ni tampoco a Pakistán.
La historia de Cachemira, larga, com-
pleja y tortuosa, está compuesta por una
serie de conmociones políticas y milita-
res que pueden ser imputadas, en gran
medida, al Reino Unido y a su herencia
colonial. Cuando los británicos se retira-
ron del subcontinente, sólo una parte del
territorio –las Indias británicas– estaba
bajo el control de la Corona. El resto esta-
ba compuesto por 565 Principados “sobe-
ranos” dirigidos por pequeños y grandes
rajas, nababs y maharajas, algunos de los
cuales reinaban sobre vastos reinos, otros
sobre un puñado de pueblos. El más ex-
tenso, y el más diverso desde el punto de
vista lingüístico y cultural, era Cachemira.
“En el valle central que rodea a la ciu-
dad de Srinagar, la lengua dominante era
el cachemir, hablado tanto por la mayo-
ría musulmana como por la minoría hin-
dú. Hacia el sur, se extendía la provincia
de Jammu, donde el dogri era la lengua
más hablada entre los habitantes, princi-
palmente musulmanes en el oeste e hin-
dúes al este. Ladakh, una región de gran
altitud al noreste, estaba poblada por bu-
distas que presentaban fuertes afinidades
religiosas y lingüísticas con el vecíno Tí-
bet. Baltistán, al oeste de Ladakh, estaba
ocupado por un pueblo proveniente de
una etnia cercana pero principalmente de
confesión musulmana chiita. Más al nor-
te, los valles de Gilgit, con baja densidad
de población, albergaban una impresio-
nante variedad de culturas y de dialectos
locales. Finalmente, en el oeste del estado,
se extendía una banda de tierra que com-
partía lazos étnicos y lingüísticos con Pa-
kistán. Las poblaciones de estas regiones
eran mayoritariamente musulmanas, con
importantes minorías hindúes y sij, en
particular en Mirpur” (3), escribe Chan-
drashekhar Dasgupta en una obra nota-
blemente documentada. El único factor
de unidad entre estos territorios divididos
no era otro que un monarca... hindú.
Al abandonar India, los británicos le
dejaron un regalo envenenado, al anun-
ciar a los dirigentes locales que recupe-
rarían su soberanía y tendrían entonces
dos opciones: integrarse a India o a Pa-
kistán. Ahora bien, Cachemira limita
con los dos países. Debido a su mayoría
musulmana, Pakistán estimaba tener
mayor legitimidad para tomar posesión
del territorio. Esto no impidió que Del-
hi también lo reivindicara. El maharaja
cachemir Hari Singh solicitó una mora-
toria porque no lograba decidirse. Pero
Pakistán no escuchó razones: decidió to-
mar riendas en el asunto y envió a Cache-
mira a mercenarios pashtunes apoyados
por soldados del ejército regular. Al verse
rodeado, Hari Singh solicitó la asistencia
militar de India, donde se refugió, y, el 26
de octubre de 1947, firmó el acta de ce-
sión de Cachemira a India.
Elecciones manipuladas
Cuando Jawaharlal Nehru, el primer
ministro hindú en esa época, apeló a la
Organización de las Naciones Unidas
(ONU), esta última solicitó, el 13 de agos-
to de 1948, que Pakistán e India retiraran
sus tropas y organizaran luego un refe-
réndum de autodeterminación. Como
Pakistán se negó a abandonar el territo-
rio que ocupaba, India también mantuvo
sus tropas, y la consulta popular nunca
pudo ser llevada a cabo. El asunto quedó
estancado. En 1962, China ocupó a su vez
una parte de Cachemira tras su victoria
militar frente a India.
Como explica el abogado constitucio-
nalista Aman Hingorani: “Todos los Prin-
cipados que se integraron a la Unión india
renunciaron a sus prerrogativas en tres
grandes ámbitos: la defensa, los asuntos
exteriores y la comunicación, a los que se
suman otros de menor importancia. Algu-
nos firmaron acuerdos suplementarios,
pero Jammu y Cachemira se negó a hacer-
lo. Para todo lo que exceda estos tres ám-
bitos, la Unión india debe solicitar la auto-
rización del Estado de Cachemira [...]. Es-
ta es la situación que se ve reflejada en el
artículo 370 de la Constitución india” (4).
La población de Cachemira nunca
aceptó totalmente la dominación india y no
experimenta ningún sentimiento de perte-

nencia a la Unión, contrariamente a los ha-
bitantes de otros antiguos Principados. En
1987, la manipulación de las elecciones lo-
cales por parte de Nueva Delhi, que intentó
asegurarse la victoria de sus aliados, desató
la insurrección (5). Pakistán aprovechó la
ocasión que le brindaba esta explosión de
cólera, y el engranaje se puso en marcha.
La represión de las fuerzas indias arreme-
tió contra los militantes en nombre de la
lucha contra los ataques terroristas, ya fue-
ran de origen local o impulsados por la po-
tente agencia paquistaní de inteligencia, la
Inter-Services Intelligence (ISI). Islama-
bad financió o permitió que se produjeran
ataques sobre el territorio indio.
Conflicto tripartito
En la región de Srinagar, musulmána en
un 95%, el desencanto con respecto a un
poder indio, cada vez más autoritario, es
total. Desde 1989, Jammu y Cachemira vi-
ve una insurrección anti-india cuya inten-
sidad fluctúa según los períodos. El con-
flicto es tripartito, implica a India, al an-
tiguo Principado de Jammu y Cachemira
y a Pakistán, que aporta un apoyo moral,
material y financiero a la rebelión.
En la actualidad, tras el dictado de Mo-
di, Pakistán espera que India sea conde-
nada a nivel internacional, lo que proba-
blemente exacerbaría las tensiones. La
Coalición de la Sociedad Civil de Jammu
y Cachemira, con base en Srinagar, infor-
ma que, sólo durante el año 2018, el con-
flicto produjo la muerte de 586 personas,
de las cuales 267 eran miembros de gru-
pos armados, 159 miembros de fuerzas
de seguridad y 160 civiles. El profesor Su-
mantra Bose, que enseña política interna-
cional comparada en la London School of
Economics, estima en 40.000 los muertos
En venta a $3500 en Librerías y Le Monde Diplomatique - espartacoediciones@gmail.com
desde 1989 (6). Algunos hablan de 70.000
desde 1947. En cuanto al gobierno indio, se
niega a brindar cifras oficiales.
La revocación de la autonomía de
Jammu y Cachemira se parece mucho a
una anexión de hecho que podría condu-
cir a la ocupación total de la región. Los
habitantes de Ladakh, por su parte –con
la notable excepción de los musulmanes
chiitas del distrito de Kargil–, están más
bien satisfechos de que su territorio se en-
cuentre ahora separado del de los cache-
mires musulmanes. Pero comparten con
estos últimos el temor a la llegada masiva
de inversiones por parte de los especula-
dores indios y a una ola de adquisición de
sus tierras, que ya se ven afectadas por el
turismo de masa. En India, los grupos de
presión iniciaron acciones legales para
cuestionar la constitucionalidad del de-
creto. El caso se encuentra en manos de la
Corte Suprema.
Mientras tanto, a excepción de las con-
denas sostenidas de Islamabad y de las
críticas de Pekín, el silencio de la “comu-
nidad internacional” es ensordecedor.
Durante la visita de Modi a Francia, el pa-
sado 22 de agosto, Emmanuel Macron,
animado por la perspectiva de nuevas
ventas de Rafale y otros contratos jugosos,
se abstuvo de hacer comentarios sobre la
restricción de las libertades civiles, la de-
tención arbitraria de dirigentes políticos y
la censura total de la prensa, y estimó que
“les corresponde a India y Pakistán resol-
ver sus diferencias en el marco bilateral”.
El 9 de septiembre, la Alta Comisiona-
da de la ONU para los Derechos Huma-
nos, Michelle Bachelet, anunció haber
“lanzado un llamado particular a India
para que atenúe las medidas actuales de
restricción o de toque de queda, asegure
EDICIONES ESPARTACO
LE MONDE diplomatique | noviembre 2019 | 21
que las personas tengan acceso a los servi-
cios de base y respete el derecho a un jui-
cio justo para todas las personas que han
sido detenidas”. Apenas un reproche, una
simple palmadita.
“Black-out” mediático
Esta “situación extremadamente peligro-
sa debería tener consecuencias negativas
considerables en tres niveles –afirma Sidd-
harth Varadarajan, fundador del sitio inde-
pendiente de información en línea Thewi-
re.in–. En primer lugar, desde el punto de
vista de las violaciones de los derechos hu-
manos en Cachemira. En segundo lugar,
en lo que concierne al lugar de India en el
escenario internacional: Modi quebró el
prestigio democrático del país. Por último,
plantea graves problemas para el funciona-
miento de la democracia, porque pueden
tomarse medidas similares contra otros
estados considerados como recalcitrantes
u hostiles al gobierno”. Estos estados po-
drían entonces perder su autonomía y con-
vertirse en “territorios de la Unión” admi-
nistrados directamente por Nueva Delhi.
A pesar del “black-out” mediático y
los artículos pro-indios redactados por
periodistas complacientes, comienzan a
difundirse reportajes sobre las manifes-
taciones, los fusilamientos, la tortura y
las detenciones masivas practicadas por
la policía, o sobre los manifestantes que
quedaron ciegos tras recibir disparos de
balines de plomo por parte de las fuerzas
del orden. Las autoridades reconocen dos
muertes, pero según varias fuentes no ofi-
ciales ascenderían a dieciséis.
“A medida que el balance crece –con-
cluye Prem Shankar Jha– millones de jó-
venes cachemires que se habían mante-
nido hasta entonces al margen de la insu-
rrección se unirán a sus filas. Según las de-
claraciones de la oganización del Estado
Islámico, yihadistas provenientes de Me-
dio Oriente, o incluso de Europa, podrían
penetrar en el valle de Cachemira a pesar
de las fuerzas de seguridad. Bajo una cre-
ciente presión popular, Islamabad podría
soltarles la rienda a los grupos yihadistas
[tanzeem] pretendiendo que es incapaz de
detenerlos. Se iniciaría entonces una gue-
rra larga y sangrienta que vería al terro-
rismo expandirse hacia el resto de India,
donde los puntos débiles no son pocos.
Como respuesta, el país se transformaría
en un Estado policial. Los falsos combates
cuidadosamente montados se multipli-
carían. Los musulmanes serían sus prin-
cipales víctimas. Para la India tal como la
conocemos hasta ahora sería el principio
del fin”. Una perspectiva muy sombría. g
1. Salvo indicación contraria, todas las citas
corresponden a entrevistas con el autor. Véase Prem
Shankar Jha, Kashmir 1947. Rival Versions of History,
Oxford University Press, 1996.
2. BBC, 6-8-19.
3. Chandrashekhar Dasgupta, War and Diplomacy in
Kashmir 1947-1948, Sage Publications India Private
Limited, Nueva Delhi, 2014.
4. Aman Hingorani, Unravelling the Kashmir Knot, Sage
Publications India Private Limited, 2016.
5. Véase Alexandre Dastarac y Maria Levent, “Montée
des périls au Cachemire”, Le Monde diplomatique, París,
marzo de 1990.
6, Sumantra Bose, Kashmir. Roots of Conflict, Paths to
Peace, Harvard University Press, Cambridge, 2005.
*Profesora en la Facultad de Periodismo, Medios y
Cine de la Universidad Ashoka, en India; directora
del Centre for Social and Behaviour Change (Cen-
tro por el Cambio Social y Comportamental).
Traducción: María Julia Zaparart
22 | LE MONDE diplomatique | noviembre 2019

Hace treinta años, el Muro, la democracia y el marco alemán

Alemania del Este, historia

de una anexión
por Rachel Knaebel y Pierre Rimbert*

L
a exultación, la libertad, un
chelista virtuoso –Mstislav
Rostropovich– tocando al pie
de un muro resquebrajado, la
posibilidad de otro mundo, la promesa
de “paisajes florecientes” (1): la gesta del
9 de noviembre de 1989 se suele cantar
al ritmo del Himno de la alegría. Sin em-
bargo, desde hace algunos meses, se ha
puesto de manifiesto la discordancia en-
tre el gran relato de la “reunificación” y
la violencia que siguió a aquella revolu-
ción “pacífica”. Este año, tras los resulta-
dos superiores al 20% que obtuvo el par-
tido de extrema derecha Alternativa pa-
ra Alemania (AfD) en varios Länder de la
antigua República Democrática Alema-
na (RDA), los sondeos según los cuales el
“58% de los alemanes del Este tienen la
sensación de que no están más protegi-
dos de la arbitrariedad del Estado que en
la RDA” (Die Zeit, 3 de octubre de 2019) y
el éxito de obras que muestran la década
de 1990 desde la perspectiva de los “per-
dedores”, la conmemoración de la caída
del Muro adquiere un tono menos triun-
fal que en ocasiones anteriores. Hay al-
go que no encaja en esa bella historia de
una Alemania Occidental que le ofrece Daniela Montecinos, de la serie Alfabetos (Carboncillo y sanguina/papel), 2012 (http://danielamontecinos.blogspot.com)
de manera generosa el marco alemán y
la democracia a su vecino, arruinado por
cuatro décadas de dictadura comunista. Bonn –entonces capital de la RFA– em- del Interior de la RFA encargado de las acoplar con firmeza la RDA al Oeste, en
prendieron la conquista electoral del negociaciones del Tratado de Unifica- caso de que el tan complaciente Mijaíl
Verdadero socialismo país vecino. En los comicios legislati- ción, hizo declaraciones inequívocas al Gorbachov fuera derrocado en Mos-
Durante el otoño de 1989, el pueblo de la vos del 18 de marzo de 1990 –los prime- respecto ante la delegación germano- cú. Pero, sobre todo, su objetivo era ga-
RDA escribió su propia historia. Sin apo- ros sustraídos a la influencia del Estado- oriental: “Estimados amigos, se trata del nar las elecciones legislativas en la RDA
yo externo, las manifestaciones masivas partido y de Moscú–, su injerencia fue tal ingreso de la RDA a la República Federal, previstas para el 18 de marzo. Sin em-
en Berlín, Leipzig y Dresde derrocaron que Egon Bahr, ex ministro socialdemó- y no de lo contrario […] Lo que está su- bargo, según los sondeos, el Partido So-
al Estado-partido dirigido por el Partido crata y artífice en los años 1970 del acer- cediendo aquí no es la unificación de dos cialdemócrata de Alemania (SPD), re-
Socialista Unificado de Alemania (SED), camiento entre las dos Alemanias, se Estados iguales” (4). En lugar de someter cién creado, tenía una amplia ventaja
así como a su policía política y los medios refirió a estas elecciones como las “más una nueva Constitución a la votación de sobre la Unión Demócrata Cristiana de
de comunicación a su servicio. En las se- sucias que he observado en mi vida” (3). los dos pueblos alemanes reunidos, con- Alemania (CDU), que participaba desde
manas posteriores a la caída del Muro, la Meses después, con el apoyo de Estados forme a la Ley Fundamental de la RFA hacía décadas en el gobierno dominado
inmensa mayoría de los opositores al ré- Unidos y la pasividad de una URSS de- (artículo 146) y al deseo de los movimien- por los comunistas. La solución de una
gimen –el 71%, según un sondeo de Der bilitada, la República Federal, dirigida tos cívicos, Bonn impuso, simple y llana- “integración inmediata de la economía
Spiegel (17 de diciembre de 1989)– no as- por el canciller conservador Helmut Ko- mente, una anexión de su vecino, en vir- de la RDA en el área económica y mone-
piraba a la unificación, sino a una RDA hl, llevó a cabo un espectacular golpe de tud de una oscura disposición que se ha- taria del marco alemán” (6) conciliaba
democrática. Las palabras de un pastor fuerza: anexó un Estado soberano, liqui- bía utilizado en 1957 para integrar el te- estos dos requisitos. Inspirada particu-
durante la enorme manifestación del 4 de dó por completo su economía e institu- rritorio del Sarre a la República Federal. larmente por el especialista en asuntos
noviembre de 1989 en la Alexanderplatz ciones y le transplantó el régimen capi- El Tratado de Unificación, que se firmó el monetarios Thilo Sarrazin –que se vol-
de Berlín traducen ese estado de ánimo: talista liberal. 31 de agosto de 1990 y entró en vigor el 3 vió famoso veinte años después por su
“Nosotros, los alemanes, tenemos una Sin embargo, cuatro décadas después de octubre siguiente, tan solo extendió la libro xenófobo Deutschland schafft sich
responsabilidad ante la historia: demos- de la fundación de la RDA, en 1949, el Ley Fundamental de Alemania Occiden- ab [Alemania se desintegra]–, esta idea
trar que un verdadero socialismo es po- pueblo ya se había forjado una identidad tal a cinco nuevos Länder que se crearon surgió en enero de 1990 en el Ministe-
sible” (2). Con el mismo tono, la escritora propia, marcada por las conquistas so- para la ocasión y borró de un plumazo un rio de Finanzas en Bonn. A comienzos
Christa Wolf lanzó y presentó en la tele- ciales en materia de trabajo, solidaridad, país, del que hoy no se recuerda más que de febrero, el canciller Kohl, escéptico
visión nacional el manifiesto “Por nuestro salud, educación y cultura, y, a la vez, por la inflexible dictadura policial, la indu- hasta entonces, adoptó la propuesta de
país”, que reunió 1,2 millones de firmas una hostilidad temeraria hacia el Esta- mentaria kitsch y el automóvil Trabant. una unión monetaria acelerada y no tu-
sobre un total de 16,6 millones de habitan- do-partido autoritario, un repliegue so- Se enfrentaban dos fuerzas desigua- vo en cuenta en absoluto la oposición del
tes: “Todavía tenemos la oportunidad de bre la esfera privada y una atracción por les. Los alemanes del Este querían liber- presidente de la Bundesbank –teórica-
desarrollar una alternativa socialista a la el Oeste. Los arquitectos de la “reunifi- tades políticas y prosperidad, pero sin mente independiente–, quien tuvo que
RFA [República Federal de Alemania]”. cación” se dieron cuenta un poco tarde renunciar a las características de su so- comerse sus palabras.
En la “Mesa Redonda”, creada el 7 de di- de que un pueblo no se disuelve del mis- ciedad. Para Bonn, explica el académico Ante el público, esta posibilidad actuó
ciembre sobre el modelo polaco y húnga- mo modo en que se cierra un Kombinat italiano Vladimiro Giacché, autor de una como un fantástico acelerador de cam-
ro para “preservar la independencia” del (conglomerados de empresas en el blo- esclarecedora investigación que se titula paña. Dado que el marco del Oeste va-
país y redactar una constitución, movi- que socialista). Anschluss. La anexión, “la prioridad era lía en ese momento 4,4 marcos orienta-
mientos de oposición y partidos tradicio- la liquidación absoluta de la RDA” (5). les, la promesa de un cambio inmediato
nales esbozaron los contornos de un so- Un país borrado La primera etapa consistió en llenar con una tasa de uno a uno entusiasmó a
cialismo democrático y ecológico. Sin em- Para comprender los defectos de la his- a la vez las urnas y los bolsillos, dos ob- los habitantes del Este, acostumbrados
bargo, la irrupción de las fuerzas políticas toria oficial, en la cual nadie o casi na- jetos que el Estado-SED había desaten- a la penuria. Además, instaló el tema de
germano-occidentales pronto neutralizó die cree en el Este, es preciso deshacerse dido bastante. El 6 de febrero de 1990, la unificación de ambos Estados en el
dicha movilización. del propio término que la resume: nun- Kohl, al proponer extender el marco ale- centro de la campaña. La CDU y sus alia-
Luego del desconcierto causado por ca hubo “reunificación”. En la primave- mán occidental al Este, perseguía varios dos recuperaron su retraso y ganaron las
los acontecimientos, los dirigentes de ra de 1990, Wolfgang Schäuble, ministro objetivos. En primer lugar, se proponía elecciones con más del 48% de los votos,

contra un 21% para el SPD y un 16% pa-
ra el Partido del Socialismo Democrático
(PDS, heredero del SED). Sin embargo,
detrás del “acto de generosidad política
de la República Federal de Alemania”,
del que se vanagloriaba Lothar de Mai-
zière, dirigente de la CDU del Este y gran
vencedor de las elecciones, se escondía
una decisión política: la “de asegurar,
por medio del marco, la rápida anexión
de la RDA a la RFA”, como observa Chris-
ta Luft, ministra de Economía desde di-
ciembre de 1989 hasta abril de 1990 (7).
Con la moneda, toda la economía de
mercado se transplantó de golpe a la
RDA. “El marco alemán solo se podía dar
a cambio de una transformación com-
pleta del sistema económico”, recuer-
da Sarrazin. Los términos del Tratado
que se firmó el 18 de mayo ratificaban un
cambio de régimen. “La unión económi-
ca se basa en la economía social de mer-
cado en cuanto orden económico común
de las dos partes contratantes. Este últi-
mo está determinado, en especial, por la
propiedad privada, la competencia, la li-
bertad de precios y la libre y fundamen-
tal circulación de mano de obra, capita-
les, bienes y servicios” (art. 1, párrafo 3).
“Las disposiciones de la Constitución de
la República Democrática Alemana so-
bre los fundamentos hasta ahora socia-
listas de la sociedad y el Estado dejarán
de aplicarse” (art. 2), puesto que contra-
dicen el liberalismo político, el libre co-
mercio, así como “la propiedad de los in-
versores privados en las tierras y los me-
dios de producción”.
Poco después de la aplicación del Tra-
tado –el 1º de julio de 1990– y la avalan-
cha hacia los bancos que le siguió, los ale-
manes del Este se desilusionarían. Mien-
tras que los consumidores buscaban fre-
néticamente los productos del Oeste, los
precios reales de los bienes y servicios
producidos en el Este dieron un salto de
entre 300% y 400% y las empresas per-
dieron de repente toda competitividad.
Estas se vieron privadas no solo del mer-
cado interior, captado por los grupos oc-
cidentales, sino también de sus clientes
del Este, sobre todo la URSS, que absor-
bían entonces entre el 60% y el 80% de
las exportaciones germano-orientales.
Tal como admitió el propio ex presidente
de la Bundesbank, Karl Otto Pöhl, el país
fue sometido a “un remedio para caballos
que ninguna economía estaría en condi-
ciones de soportar” (8). Convencidos co-
mo el médico de Molière de las virtudes
del sangrado, los negociadores de Bonn
rechazaron cualquier contramedida de
apoyo (alineamiento progresivo de la ta-
sa de cambio, subvenciones para la pro-
ducción en el Este, impuestos suplemen-
tarios en los productos del Oeste).
Demolición social
En una noche, la RDA llevó a cabo la libe-
ralización económica que Alemania Oc-
cidental había realizado, tras la guerra,
en una década. En julio, la producción
industrial cayó un 43,7%, en agosto, un
51,9% y a fines de 1991, un 70% con res-
pecto al año anterior. La cifra oficial de
desempleo, por su parte, trepó de apenas
7.500 en enero de 1990 a 1,4 millones en
enero de 1992 –más del doble si se tiene
en cuenta a los trabajadores en paro téc-
nico, reconversión o jubilación antici-
pada–. Ningún país de Europa central y
oriental que haya salido de la órbita so-
viética tuvo peor rendimiento…
La decisión de la demolición social fue
deliberada: decenas de informes habían
detallado las consecuencias que esto
provocaría. “Mejor llegar a la unidad con
una economía destruida que permanecer
más tiempo en el bloque soviético con
una economía semidestruida”, conside-
raba el teólogo socialdemócrata Richard
Schröder (9). Decir que su plegaria fue
atendida es poco. Para los “ossies” –los
habitantes del Este–, el ángel extermina-
dor tiene un nombre: la Treuhand, abre-
viatura de Treuhandanstalt, o “Agencia
Fiduciaria”. Esta institución, creada el 1º
de marzo de 1990, fue la herramienta de
conversión de la ex RDA al capitalismo.
La Treuhand cumplió su misión priva-
tizando o liquidando casi todo el “patri-
monio del pueblo” –nombre que se le dio
a las empresas y a los bienes de Estado,
cuya propiedad la Agencia Fiduciaria re-
cibió el 1º de julio de 1990–. A cargo de
un imperio inmobiliario de 8.000 Kom-
binat y empresas, con sus 32.000 estable-
cimientos –desde acerías hasta colonias
de verano, pasando por almacenes y ci-
nes barriales– que representaban el 57%
de la superficie inmueble de la RDA, es-
ta institución, que en una noche se con-
virtió en el conglomerado más grande
del mundo, presidía el destino de 4,1 mi-
llones de trabajadores (45% de los em-
pleados del país). A su disolución, el 31
de diciembre de 1994, había privatizado
o liquidado la mayor parte de su cartera
y podía enorgullecerse de un resultado
sin precedentes en la historia económica
contemporánea: una ex RDA desindus-
trializada, 2,5 millones de empleos des-
truidos y pérdidas estimadas en 256.000
millones de marcos por un activo neto
inicial que su propio presidente, en oc-
tubre de 1990, ¡evaluaba en 600.000 mi-
llones (10)! Este milagro del liberalismo
representa, para Luft, última ministra de
Economía de la RDA, “la mayor destruc-
ción de capital productivo en tiempos de
paz” (11). Los investigadores Wolfgang
Dümcke y Fritz Vilmar lo interpretan,
por su parte, como el punto culminante
de la colonización estructural que sufrió
la RDA (12): inversores y empresas de
Alemania Occidental compraron el 85%
de las plantas de producción germano-
orientales, mientras que los alemanes del
Este adquirieron solo el 6%.
Las privatizaciones
La idea de una guerra relámpago con-
tra la economía planificada del vecino
data, en realidad, de los años cincuen-
ta. El historiador Markus Boïck, que
publica en 2018 un enorme estudio so-
bre la Treuhand, atribuye a Ludwig Er-
hard, ministro de Economía tras la gue-
rra y guardián del templo ordoliberal,
la paternidad intelectual de esta extra-
ña criatura burocrática. En su ensayo
prospectivo “Wirtschaftliche Proble-
me der Wiedervereinigung” [Proble-
mas económicos de la reunificación],
publicado en 1953, Erhard ya abogaba
por una unión monetaria rápida y pro-
porcionaba el “modelo, que no carece
en absoluto de alternativas, de una ‘te-
rapia de choque’” (13).
Ironía de la historia, la Treuhand,
en principio, no había sido creada para
privatizar la economía. Esta “sociedad
fiduciaria para la preservación de los
derechos de los ciudadanos germano-
orientales sobre el patrimonio del pue-
blo de la RDA” había sido concebida en
los círculos disidentes y los movimien-
tos cívicos y tenía como objetivo redis-
tribuir al pueblo las acciones de las em-
presas del Estado. El sindicato IG Me-
tall proponía, por su parte, transmitir la
propiedad directamente a los trabajado-
res. Pero el triunfo de los conservadores
en las elecciones de Alemania Oriental
del 18 de marzo volvió a barajar las car-
tas. Dos semanas antes de la entrada en
vigor de la unión monetaria, el 1º de ju-
lio, la Volkskammer –el Parlamento de
la RDA– adoptó con urgencia una “ley
para privatizar y organizar el patrimo-
LE MONDE diplomatique | noviembre 2019 | 23
nio del pueblo”. Así concluyó la búsque-
da de un compromiso entre socialismo y
capitalismo, que motivaba desde la caí-
da del Muro el pensamiento económi-
co reformista en la RDA. La “terapia de
choque”, ideada medio siglo antes, ter-
minó por imponerse.
Establecida en tan solo unas sema-
nas, la Treuhand se puso en marcha de
manera improvisada. Como no existía
una red telefónica común a las dos Ale-
manias, sus empleados de Berlín Este se
desplazaban a la misma hora cada día a
las cabinas telefónicas de Berlín Oeste
para hablar con sus interlocutores occi-
dentales (14). Este aspecto artesanal no
impidió que llegaran a la cabecera del
organismo todos los profesionales de
reestructuración de empresas que po-
seía la RFA. Su primer presidente, Rei-
ner Maria Gohlke, ex director general
de IBM, le cedió su lugar en agosto de
1990 a Detlev Karsten Rohwedder, pre-
sidente del grupo metalúrgico Hoesch.
La presidencia del Consejo Directivo
recaía, por su parte, en Jens Odewald,
amigo del canciller Kohl y director de
una cadena de tiendas multimarca ger-
mano-occidentales, Kaufhof, que ad-
quiriría los fructíferos negocios de la
Alexanderplatz. En el verano de 1990,
Bonn comenzó a supervisar las opera-
ciones: el Ministerio de Finanzas ins-
taló en la presidencia de la Treuhand
un gabinete lleno de ejecutivos de con-
sultoras como KPMG, McKinsey y Ro-
land Berger, que evaluaron sin criterios
precisos qué empresas se recuperarían,
cuáles se privatizarían de inmediato y
cuáles se liquidarían (15).
Una serie de decisiones absurdas, así
como la colusión entre la Treuhand, el
gobierno conservador y los empresarios
germano-occidentales, alimentaron la
convicción –nunca desmentida– de que
la Treuhand había actuado en primer lu-
gar para eliminar del mercado toda com-
petencia que pudiera disminuir los már-
genes de los grupos de Alemania Occi-
dental. Asfixiada y poco competente, la
economía germano-oriental contaba, sin
embargo, con algunas joyas. El 3 de octu-
bre de 1990, el día anterior a la reunifi-
cación, la dirección de la Treuhand deci-
dió, por ejemplo, cerrar la fábrica de cá-
maras fotográficas Pentacon, en Dresde,
que empleaba a 5.700 personas y expor-
taba su modelo Praktica a varios países
del Oeste.
En materia de ecología, uno de los po-
cos logros de la RDA fue Sero, una socie-
dad nacional de reciclado y reutilización
de materiales. Cuando las comunas pi-
dieron que se transformara en una red
de empresas municipales, la Treuhand
se negó para darle prioridad a una venta
por partes en beneficio de los grupos del
Oeste. El empeño de la Agencia en des-
truir la compañía aérea Interflug, consi-
derablemente rentable, para transferir
de forma gratuita los derechos de explo-
tación de sus líneas y el uso del aeropuer-
to a la competencia germano-occidental
Lufthansa, caricaturiza dicha realidad.
En el pueblo minero Bischofferode, en
Turingia, resultaría muy difícil vender-
les a los habitantes el principio de com-
petencia libre y sin distorsiones. En 1990,
la Treuhand reunió en una sola entidad
a todas las minas de potasio y las cedió al
competidor del Oeste, la empresa K+S,
que decidió cesar sus actividades de in-
mediato. “Bischofferode es un ejemplo
de empresa competitiva que cerró a cau-
sa de la competencia germano-occiden-
tal –nos explica Dietmar Barstsch, dipu-
tado del partido de izquierda Die Linke–.
Tenían que demostrar que la RDA estaba
acabada, que no había allí nada que valie-
ra la pena”.
Contra el liberalismo
A la pérdida de miles de puestos de tra-
bajo respondieron las protestas. En mar-
zo de 1991, las 20.000 trabajadoras de la
industria textil de Chemnitz (Sajonia)
amenazadas de despido, los 25.000 tra-
bajadores de la industria química que se
encontraban ocupando las fábricas en
Sajonia-Anhalt, los 60.000 manifestan-
tes que protestaban en las calles contra
IG Metall, así como iglesias evangélicas y
antiguos opositores no luchaban más por
la libertad política sino contra el libera-
lismo económico. El 30 de marzo, un gru-
po incendió una oficina de la Treuhand
en Berlín y al día siguiente el director de
la institución, Rohwedder, fue asesinado.
Para reemplazarlo, la consultora Roland
Berger contrató de inmediato a Birgit
Breuel, miembro de la CDU y fanática de
las privatizaciones.
Embusteros novatos, farsantes y esta-
fadores en bandas organizadas se dieron
cuenta rápido de que la Treuhand funcio-
naba como un distribuidor de dinero pú-
blico al que podía acceder todo aquel que
pretendiese comprar uno de sus activos.
Como el organismo, por negligencia, no
verificaba los antecedentes penales y las
referencias de sus clientes, los escándalos
se multiplicaron: se descubrieron desvíos
de subvenciones en la venta de la refine-
ría Leuna a Elf-Aquitaine en 1991, casos
de corrupción por parte de ejecutivos de
la Agencia en Halle, en 1993, y transfe-
rencias de miles de millones de marcos a
la sociedad germano-occidental Bremer
Vulkan para reparar los astilleros navales
de Rostock y Wismar –hecho que tuvo co-
mo broche final el despido de 15.000 tra-
bajadores–. Las malversaciones se suce-
dían a un ritmo tan sostenido que surgió
un término específico para nombrarlas:
Vereinigungskriminalität (“delincuencia
de la unificación”). En 1998, una comisión
parlamentaria estimó su monto en entre
3.000 y 6.000 millones de marcos (16), a
los que estaríamos tentados de agregar los
suntuosos emolumentos de los liquidado-
res (44.000 marcos de prima por privati-
zación y 88.000 en caso de superación de
objetivos), así como el costo exorbitante
de los consultores: en cuatro años de ac-
tividad, los colaboradores externos de la
Treuhand se devoraron 1.300 millones de
marcos, de los cuales 460 millones se gas-
taron en asesoramiento para tan solo el
año 1992 (17).
La punta del iceberg
“Lo que hagamos mal hoy nos persegui-
rá durante los próximos veinte o treinta
años”, había admitido en julio de 1990 el
director de la Treuhand (18). En la pe-
queña ciudad de Grossdubrau, en Sajo-
nia, todos recuerdan aún la liquidación
de la fábrica de cerámica que emprendió
la empresa de auditoría KPMG, a pesar
de las propuestas de compradores se-
rios. En las elecciones regionales del 1º
de septiembre de 2019, más del 45% del
electorado votó a la AfD. Petra Köpping,
ministra socialdemócrata de Integración
e Igualdad de la región de Sajonia ve en
estos resultados una relación de causa
efecto y recomienda crear “una comisión
de la verdad”, ya que “es necesario rendir
cuentas a los ciudadanos sobre lo que pa-
só con la Treuhand”.
A pesar de los obstáculos que puso el
Ministerio de Finanzas al impedir la con-
sulta de archivos y contratos, dos comi-
siones de investigación parlamentaria
expusieron la punta del iceberg en 1993-
1994 y luego en 1998. “El gobierno y la
Treuhandanstalt derogaron el derecho al
control parlamentario como ningún otro
gobierno democrático legítimo se había
atrevido a hacer desde 1945”, denuncia-
ron los diputados socialdemócratas d
24 | LE MONDE diplomatique | noviembre 2019
d en agosto de 1994 (19). Luego, el tema
desapareció del debate público. Después
de todo, ¿a quién le importan los Jamme-
rossies, esos “llorones del Este”, como se
los llama en el Oeste?
Sin embargo, en los últimos años, el
espectro de la Treuhand volvió a apa-
recer. “Antes, la gente todavía tenía es-
peranzas –analiza Köpping–. Se decían:
‘Trato de salir adelante una vez más, me
sigo formando, cambio de profesión’.
Eso duró un tiempo. Pero, una vez ju-
biladas, estas personas que se perciben
como la generación de la construcción
tras la reunificación terminan recibien-
do a veces una pensión de 500 euros. Se
dan cuenta entonces de que lo que hi-
cieron para cambiar el país no se reco-
noce en absoluto.” El historiador Mar-
cus Böick compara la Treuhand con un
“zombie memorial” que cristaliza todas
las “deudas podridas” de la unificación
alemana: la destrucción de la industria,
el despoblamiento de las regiones, las
desigualdades, el desempleo masivo en
un país en el que, más que en cualquier
otro, el estatus social estaba basado en
el trabajo. Die Linke exigió que se crea-
ra una nueva comisión de investigación
parlamentaria para acceder a documen-
tación secreta de 1990. Todos los demás
partidos del Bundestag se opusieron,
excepto la AfD. Puede que los siete ar-
Anna Seghers o la ética del silencio
Los “remigrados” en la RDA
por Sonia Combe*
Para los artistas
e intelectuales
que, después de
1945, decidieron
regresar a la
que sería desde
1949 la República
Democrática
Alemana (RDA),
el imperativo
era ayudar a
construir el
socialismo. La
lealtad en sus
convicciones los
llevó a guardar
silencio, pese a
sus desacuerdos.
Entre ellos, Anna
Seghers, autora
de Transit.
chiveros, que acaban de ser contratados
para examinar los 45 kilómetros de do-
cumentos, envidien a los 1.400 emplea-
dos que desclasificaron los papeles de la
Stasi.
A la espera de sus conclusiones, pode-
mos hacer dos balances sobre la anexión
de la RDA. Del primero, los dirigentes
alemanes pueden estar orgullosos: en la
década de 1990, el país recuperó su po-
sición central, la Unión Europea aceleró
su integración política y monetaria se-
gún los principios del rigor germánico y,
como fruto tardío del Tratado de Unifi-
cación, el Tratado de Maastricht le dejó
a Europa millones de desempleados. El
otro balance lleva el color de la desilu-
sión. A cambio de las libertades políti-
cas y el desarrollo de infraestructuras, el
pueblo germano-oriental fue arrojado a
las aguas del capitalismo con una piedra
atada al cuello. “La paradoja de la unifi-
cación es que los alemanes del Este fue-
ron integrados a la democracia y la eco-
nomía social de mercado pero a la vez
fueron excluidos en gran medida de lo
que constituye su base esencial, a saber,
el trabajo y la propiedad” (20), observó
en 1998 Edelbert Richter, ex opositor del
Estado-partido.
La economía de la ex RDA, hasta hace
poco industrial y exportadora, depende
ahora de la demanda interior y las ayu-
A
nna Seghers (1900-1983) se sal-
vó del fin de la República Demo-
crática Alemana (RDA) el 3 de
octubre de 1990. De haber vivi-
do algunos años más, la novelista cierta-
mente hubiese firmado la convocatoria
lanzada el 28 de noviembre de 1989, ini-
ciada por la escritora Christa Wolf, a favor
del mantenimiento de una Alemania del
Este fiel a los valores socialistas. Al pro-
yecto de reunificación del canciller Hel-
mut Kohl, los firmantes le opusieron el de
una RDA “no como había sido, sino como
habría debido ser”. ¿Una utopía? Tal vez.
En vísperas del trigésimo aniversario de
la caída del Muro de Berlín, ya nadie se
atreve a cuestionar la legitimidad de la re-
unificación alemana. Aquellos que habían
justificado la existencia de la RDA con-
sideraron igualmente fundamentada su
desaparición. El orden establecido siem-
pre reviste las apariencias de lo racional.
Pero también es cierto, como lo recorda-
ba en junio pasado el escritor Christoph
Hein durante el Festival de Verano cele-
brado en el cementerio de la Chaussees-
trasse, en Berlín, delante de la tumba de
Anna Seghers y no lejos de la del drama-
turgo Bertolt Brecht, que “aquí está ente-
rrada una generación que se sacrificó por
un porvenir que ya nadie quería”. Una ge-
neración doblemente vencida, por haber
caído casi en el olvido, cuando no se en-
contraba en el banquillo de los acusados.
De esa generación que volvió del exilio
después de la Segunda Guerra Mundial,
como Brecht, los escritores Stephan Her-
mlin y Arnold Zweig, el historiador de eco-
nomía Jürgen Kuczynski –por citar a algu-
nos–, Anna Seghers es probablemente una
de las figuras más representativas. Su leal-
tad hacia el régimen comunista, reforza-
da por su elección de retornar a esa parte
das sociales otorgadas por el Estado fe-
deral. Para los empresarios, la anexión
puso en marcha un círculo virtuoso: las
transferencias públicas a los nuevos Län-
der financiaron bienes y servicios pro-
ducidos por empresas occidentales y se
transformaron en ganancias. “En verdad
–admitió en 1996 el ex alcalde de Ham-
burgo, Henning Voscherau (SPD)– los
cinco años de ‘construcción del Este’ (21)
representaron el mayor programa de en-
riquecimiento de la historia para los ale-
manes del Oeste”. Esto es también lo que
conmemora, cada 9 de noviembre, la cla-
se pudiente occidental. g
1. Promesa del canciller Helmut Kohl en 1990.
2. Citado por Sonia Combe, La Loyauté à tout prix. Les
floués du “socialisme réel”, Le Bord de l’eau, Lormont,
2019.
3. Citado por Ralph Hartmann, Die Liquidatoren: der
Reichskommissar und das wiedergewonnene Vaterland,
Edition Ost, Berlín, 2008.
4. Wolfgang Schäuble, Der Vertrag: wie ich über die
deutsche Einheit verhandelte, DVA, Stuttgart, 1991.
5. Vladimiro Giacché, Anschluss. La anexión. La
unificación de Alemania y el futuro de Europa, Jaén
Ciudad Habitable, Jaén, 2015.
6. Thilo Sarrazin, “Die Entstehung und Umsetzung
des Konzepts der deutschen Wirtschafts-und
Währungsunion”, en Theo Waigel y Manfred Schell,
Tage, die Deutschland und die Welt veränderten, Ferenczi
bei Bruckmann, Múnich, 1994.
de Alemania, parece haberla condenado a
observar una “ética del silencio” que le fue
reprochada después de la caída del Muro.
Y sin embargo, cuando se confronta su co-
rrespondencia con los archivos del Partido
o, mejor, con los de la Unión de Escritores,
de la que fue largo tiempo su presidenta –
sin olvidar, naturalmente, los legajos de la
Stasi, que no dejó de vigilar a la novelista
más famosa y más leal de la RDA–, vemos
dibujarse un retrato muy distinto del que
ofreció públicamente hasta su muerte en
1983.
Libro sobre campos nazi
Cuando Anna Seghers dejó Berlín, en el
momento en que los nazis llegan, ya era
una novelista consagrada, galardonada
con el premio Kleist. Casada con un co-
munista húngaro amigo del filósofo Georg
Lukács, militaba en el seno del Partido
Comunista Alemán (KPD). De origen ju-
dío, por añadidura. Su pareja e hijos fue-
ron los primeros en refugiarse en París y,
al entrar las tropas alemanas a Francia, se
dirigieron a Marsella, ciudad que abando-
naron en 1941 con la ayuda del periodista
estadounidense Varian Fry y el Comité de
Salvataje de Urgencia (Emergency Rescue
Committee). Producto de esta parada, Se-
ghers escribió el relato Transit, llevado a la
pantalla en 2018 por Christian Petzold y
que narra la espera de un barco de antifas-
cistas alemanes en esa ciudad. Fichada co-
mo comunista, no recibió la autorización
de permanecer en Estados Unidos y se
instaló en México, donde en 1942 publicó
la novela que la haría famosa: La séptima
cruz, primer libro sobre los campos nazis.
Las cifras de la emigración de lengua
alemana a partir de 1933 nunca fueron es-
tablecidas de manera precisa. Se estima en
500.000 la cantidad de personas que huye-
7. Christa Luft, Zwischen Wende und Ende, Aufbau,
Berlín, 1991.
8. Citado por Vladimiro Giacché, op. cit.
9. Richard Schröder, Die wichtigsten Irrtümer über die
deutsche Einheit, Herder, Friburgo de Brisgovia, 2007.
10. Der Spiegel, Hamburgo, 19-12-1994. Si se tiene en
cuenta la inflación, 1.000 marcos de 1990 equivalen a
unos 300 euros de 2018.
11. Marcus Böick, Die Treuhand: Idee-Praxis-Erfahrung,
1990-1994, Wallstein Verlag, Gotinga, 2018.
12. Wolfgang Dümcke y Fritz Vilmar (dirs.),
Kolonialisierung der DDR: kritische Analysen und
Alternativen des Einigungsprozesses, Agenda Verlag,
Münster, 1996.
13. Marcus Böick, op. cit.
14. Ibid.
15. “Beschlussempfehlung und Bericht des 2.
Untersuchungsausschusses ‘Treuhandanstalt’”,
Bundestag, Berlín, 1994.
16. Die Welt, Berlín, 2-10-10.
17. Ralph Hartmann, op. cit.
18. Citado por Marcus Boïck, op. cit.
19. Dirk Laabs, Der Deutsche Goldrausch: Die wahre
Geschichte der Treuhand, Pantheon Verlag, Múnich,
2012.
20. Citado por Fritz Vilmar y Gislaine Guittard, La Face
cachée de l’unification allemande, L’Atelier, París, 1999.
21. Citado por Vladimiro Giacché, op. cit. La
“construcción del Este” (Aufbau Ost) hace referencia al
programa de financiación para los nuevos Länder.
*Periodista, Berlín.
Traducción: Andrea Romero
ron del régimen nazi, 130.000 de las cuales
habrían logrado llegar a Estados Unidos.
Menos de la mitad de ellas (de las cuales
solo el 4% eran judías) habría optado por
el retorno al final de la guerra pero, una
vez más, no existen estadísticas oficiales al
respecto. Ningún organismo se encargó de
realizar ese censo, ni en la Alemania Occi-
dental ni en la RDA.
Una cosa es segura: contrariamente a
la emigración, el retorno hacia los países
de origen no era un fenómeno masivo. No
sólo la toma de conciencia de la amplitud
de los crímenes nazis desalentó a los emi-
grados, judíos o no, a volver, sino que el
retorno estaba sometido al aval de las au-
toridades de ocupación. Pero los aliados
occidentales, que se repartían el control
de la Alemania vencida con los soviéticos,
intentaban impedirlo, a fortiori cuando
se trata de comunistas. La burocracia ale-
mana los secunda en esta tarea. Acaso por
resentimiento, por odio para con los anti-
nazis, o bien porque les remiten a su mala
conciencia, la población alemana no veía a
esos “remigrados” con buenos ojos. En las
regiones bajo autoridad occidental no se
previó ningún plan de acogida.
A la inversa, la zona de ocupación so-
viética intentaba atraerlos. Hasta la crea-
ción de la RDA, el 3 de octubre de 1949, los
oficiales rusos llevaron a cabo una política
cultural que daría sus frutos. Así, la prime-
ra obra que se representó en Berlín des-
pués de la capitulación de Alemania sería
Nathan el sabio, de Gotthold Ephraim Les-
sing; uno de los primeros libros publicados,
el estudio del filólogo Victor Klemperer so-
bre la lengua nazi, LTI. La lengua del Ter-
cer Reich; mientras que Wolfgang Staud-
te realizó el gran film de la posguerra Los
asesinos están entre nosotros. Esto fue su-
ficiente para tranquilizar a los potenciales

candidatos a su regreso. Además, la zona
soviética les devolvió el porvenir del cual
los había privado el régimen nazi. A Brecht
le propusieron un teatro; al filósofo Ernst
Bloch una cátedra en la Universidad de
Leipzig; a Alfred Kantorowicz otra en Ber-
lín. Jürgen Kuczynski, por su parte, fundó
su propio instituto de historia económica.
Los intelectuales de la RDA
Al llegar a Berlín en abril de 1947, Anna
Seghers encontró, según sus palabras, “un
pueblo con el corazón de piedra”. Habló
de “la locura de esos hombres y mujeres
a los cuales los bombardeos les arrebata-
ron todo, muebles y ropa, y que no sacaron
de eso ninguna, rigurosamente, ninguna
lección”. Pero, aquellos que escogieron
entrar en esa parte de Alemania estaban
animados por el poderoso deseo de volver
a encontrarse entre ellos, de volver a es-
tar juntos, después del exilio y las adver-
sidades padecidas. Con la creación de la
RDA, una suerte de contra Alemania, no
sólo construyeron el socialismo, sino que
se vengaron de los que los persiguieron.
En otras palabras, se lanzaron a la cons-
trucción del “primer Estado alemán de
obreros y campesinos”, tratando de hacer
la vista gorda ante cualquier cosa que no
les gustara, o incluso peor. Más que ningu-
na otra, Anna Seghers estaba involucrada.
Testigo de la época, la periodista estadou-
nidense Edith Anderson comentó: “La
mostramos en público, la impulsamos por
todas partes, la exhibimos en fábricas y es-
cuelas que llevan su nombre, la arranca-
mos de su oficina para ir a conferencias en
Alemania y en el extranjero. No se atreve
a negarse”.
Pero Seghers, Brecht, Bloch, Kuczyns-
ki o incluso Arnold Zweig, que regresó de
Palestina, no eran sólo los garantes inte-
lectuales de la RDA. Estos intelectuales
fueron los mentores de una juventud ani-
quilada por la revelación de la monstruo-
sidad del régimen bajo el cual crecieron y
que estaba en busca de figuras de referen-
cia. “Ese compromiso por la RDA, escri-
bió el dramaturgo Heiner Müller, estaba
ligado a Brecht; Brecht legitimaba ser de
la RDA. […] La prueba de la superioridad
del sistema era el hecho de que había una
mejor literatura: Brecht, Seghers, Shólo-
jov, Mayakovski”. Para Christa Wolf, es
Anna Seghers quien desempeñó el papel
de autoridad moral.
En el curso del último año de existen-
cia del régimen, el aura de Anna Seghers
se vio empañada por el testimonio de Wal-
ter Janka, víctima del último proceso-es-
pectáculo organizado por el régimen de
Alemania del Este. En 1956, motivado por
la revelación de los crímenes de Stalin en
el XX Congreso del Partido Comunista
Soviético, un grupo de marxistas críticos
se reunió en la editorial Aufbau. Anna Se-
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Daniela Montecinos, Sonámbula (Óleo/tela), 2013 (http://danielamontecinos.blogspot.com)
ghers era una de ellas, al igual que el mi-
nistro de Cultura, el poeta Johannes R.
Becher. Siguieron de cerca la insurrec-
ción de Budapest y temieron lo peor pa-
ra el filósofo Lukács, autor de la editorial,
que se había puesto al servicio de los in-
surrectos. Lukács había aceptado ser mi-
nistro de Cultura en el gobierno de Imre
Nagy. Seghers y Becher planeaban enviar
a su editor, Janka, a Budapest para traerlo
de vuelta a Berlín Oriental, pero en el úl-
timo minuto, Walter Ulbricht, secretario
general del Partido, se opuso.
Janka fue detenido por conspiración
y condenado a diez años de prisión al
término de un proceso donde Seghers y
Becher, citados como testigos, permane-
cieron en silencio. Cuando publicó sus
Memorias en 1989, en las que denunciaba
la falta de apoyo, Seghers y Becher ya no
formaban parte de este mundo. Las car-
tas exhumadas de los archivos dan fe de
las intervenciones de Seghers en nom-
bre de Janka ante Ulbricht. Nada, por su-
puesto, se había filtrado sobre este tema,
pero Janka fue liberado mucho antes de
la conclusión de su pena. Becher envió
regalos a los hijos de Janka, detenido la
víspera de Navidad. Se emborrachó has-
ta decir basta la noche del juicio, luego se
enfermó y murió un año después. El si-
lencio tuvo su precio.
Llame al 22 608 35 24
Por internet:
LE MONDE diplomatique | noviembre 2019 | 25
Al servicio de la República
En el seno de la Unión de Escritores, Anna
Seghers marcó sus desacuerdos multipli-
cando los signos “infrapolíticos” (James
C. Scott). Así, se observó que a menudo
abandonaba las sesiones con una ligera
sonrisa en los labios que no engañaba a
nadie. Una sola de sus palabras podía mo-
dificar la atmósfera, pero no era usual que
interviniera directamente. Heiner Mü-
ller recuerda que después de haber sido
corroído por el apparátchik de servicio,
Seghers simplemente se puso de pie, “se
aproximó a Inge [su esposa] y a mí, nos
dio la mano a ambos y se fue”. En mayo de
1963, durante la conferencia sobre Kafka
en Liblice, se alejó ostensiblemente de sus
dogmáticos compatriotas que habían ido
a oponerse a la tentativa de los escritores
checos para reintegrar a Kafka al patrimo-
nio literario. En febrero de 1966, después
del famoso onceavo plenario del Partido,
donde la literatura de Alemania del Este
fue calificada de “pornografía” por quien
iba a tomar las riendas del país algunos
años más tarde, Erich Honecker, Seghers
alentó a los escritores a recuperarse tra-
bajando. “Trabajar” era un término que
utilizaba a menudo, y ella misma lo hacía.
La escritura era su terapia.
Aunque sólo había recibido honores
y elogios públicos, Anna Seghers fue ob-
servada muy de cerca por la Stasi. Todas
sus declaraciones, que se desviaban li-
geramente del discurso oficial, fueron
grabadas. El 2 de octubre de 1963, una
informante dijo que se negó a trabajar
en el guión basado en su novela La sép-
tima cruz. Destacó que llamaba delibe-
radamente al guionista “Kaltenbrun-
ner” (nombre del dignatario nazi ejecu-
tado al final del juicio de Núremberg),
mientras que su nombre era Kaltofen.
Tan pronto como se abrió su caso, se ob-
servó cuidadosamente que, al regreso
de su exilio, Seghers expresó “reservas
con respecto a la dirección alemana del
Partido, debido a que es judía y tiene ‘un
cierto rechazo a los alemanes’”. En pri-
vado o en reuniones, era muy crítica en
algunos puntos. Fue sorprendida en la
embajada soviética gritando: “¿Qué es-
tán haciendo con Solzhenitsyn? ¡Déjen-
lo recibir su premio de una vez!”. (En
efecto, el autor del Archipiélago Gulag no
había sido autorizado para ir a Estocol-
mo a recibir su Premio Nobel en 1970).
Más tarde, denunció el trato que recibió
el cantante de protesta Wolf Biermann,
que había perdido la ciudadanía en 1976.
Sin embargo, no se unió a los firmantes
que protestaban contra esa decisión.
Al igual que Anna Seghers, la mayoría de
los “remigrados” fueron leales, unidos
por un pasado común, por su elección de
la RDA y su rechazo a la otra Alemania.
Para salvar su visión del mundo venide-
ro aceptaron la vigilancia policial como
un mal necesario (sin sospechar su ex-
tensión), se sometieron a dirigentes dog-
máticos y a representantes del Partido
con la conciencia tranquila, diciéndose
que sólo estaban de paso, mientras que
el Partido permanecería, del mismo mo-
do que su misión histórica. Bastaba con
esperar tiempos mejores. Por cierto, fue-
ron los formadores del espíritu crítico
de la generación siguiente, la de Chris-
ta Wolf, Volker Braun y Heiner Müller,
pero también les inculcaron la regla del
silencio. Durante los acontecimientos
de noviembre de 1989, los “remigrados”
que aún estaban en este mundo y sus he-
rederos –esos marxistas críticos todavía
miembros del Partido o cercanos a él– no
tomaron públicamente la palabra sino
hasta el último momento, en la manifes-
tación del 4 de noviembre en la Alexan-
derplatz, en Berlín, o sea, cinco días an-
tes de la caída del Muro. Pero ya habían
perdido todo crédito en la sociedad y no
pudieron constituir una fuerza política
capaz de negociar otra cosa que una ane-
xión incondicional a la RDA. g
*Historiadora, autora de La Loyauté à tout prix. Les
floués du “socialisme réel”, Lormont, Le Bord de
l’eau, 2019.
Traducción: Victor Goldstein
26 | LE MONDE diplomatique | noviembre 2019
Comprender el pensamiento estratégico ruso
El mundo visto desde Moscú
por Richard Sakwa*
De ambos lados del
Atlántico cuestionan
a Rusia con el
argumento de que
socava el derecho
internacional. Pero
Moscú, favorable
a un mundo
multipolar, replica
que Washington
debe compartir el
poder y respetar
el principio de
soberanía de los
Estados. Y con
la guía de Vladimir
Putin, recupera
posiciones de
liderazgo.
¿Qué quiere Rusia? Si les creemos a nu-
merosos analistas occidentales, Rusia se
aferra a un orden internacional ya aca-
bado: el sistema de Yalta de los años de
la Guerra Fría, durante los cuales el Kre-
mlin disponía de una esfera de influencia
en Europa del Este. La anexión de Cri-
mea en 2014 demostraría que no pien-
sa permitir que Ucrania se le escape. El
informe sobre la estrategia de seguri-
dad nacional (National Security Strate-
gy) de Estados Unidos, publicado el 18
de diciembre de 2017, calificaba a Rusia
de “potencia revisionista”, insinuando
su voluntad de destruir el sistema nacio-
nal existente (1). Se trataría de un régi-
men autoritario que pretende desviar la
atención de sus problemas internos gra-
cias a una temeridad exterior. Peor aun:
de aquí en más, Moscú pretendería ex-
portar su modelo político, creando una
alianza de autocracias con China.
Los desafíos que Moscú lanza a Oc-
cidente refuerzan la cohesión política
del país. No obstante, sería un error ex-
plicar su comportamiento en función de
esa única consideración. ¿Qué quiere el
Kremlin realmente, y qué papel juega el
acercamiento con China en la persecu-
ción de sus objetivos?
La exigencia fundamental del poder
ruso es convertirse en cogestor de los
asuntos internacionales y ser recono-
cido como tal. Ambición amargamente
frustrada. Al final de la Guerra Fría, la
Unión Soviética, y luego Rusia, inten-
tó transformar lo que se complacía en
llamar el “Oeste histórico” en un “Gran
Oeste” que incorporara a Rusia (2). Mos-
cú esperaba que esa configuración libe-
rase a Europa Occidental del marco ins-
titucional e ideológico atlantista de la
Guerra Fría; que permitiese desarrollar
una cultura del diálogo político y de la
Patricio González Bezanilla, Just a little further (óleo y láminas de oro/tela), 2019
(Exposición en Galería La Sala hasta el 16 de noviembre)
interacción mutuamente provechosa.
Pero Occidente solo concedió una ex-
tensión del sistema establecido. Libe-
rado de la amenaza ideológica y militar
de la Unión Soviética, el orden liberal to-
mó la forma de una doctrina Monroe (3)
universal bajo el liderazgo de Estados
Unidos: la esfera de influencia estadou-
nidense se ampliaba al mundo entero,
sin dejar lugar a subconjuntos indepen-
dientes del centro hegemónico.
Triángulo estratégico
Rusia termina oponiéndose a ese univer-
salismo, que consideraba utilizado para
otros fines. Como ministro de Relaciones
Exteriores (1996-1998), luego como Pri-
mer Ministro (1998-1999), Evgueni Pri-
makov fue el primer dirigente que dio a
su país el estatuto de potencia resisten-
te. Cuando se hizo evidente que la Orga-
nización del Tratado del Atlántico Norte
(OTAN) continuaría incorporando nue-
vos miembros y preparando su interven-
ción en Kosovo sin tomar en cuenta los in-
tereses de Rusia, Primakov volvió a poner
en circulación el concepto de multipola-
ridad. Durante una visita a India, en di-
ciembre de 1998, formuló la idea de hacer
contrapeso al unilateralismo estadouni-
dense. Sobre esa base, sugirió una alianza
entre potencias no atlánticas, un “trián-
gulo estratégico” Rusia-India-China, que
más adelante se convertiría en el núcleo
de la asociación de los BRICS (Brasil, Ru-
sia, India, China y Sudáfrica). Su política
estaba inspirada en la doctrina de la “coe-
xistencia pacífica” de Nikita Kruschev, el
ex secretario general del Comité Central
del Partido Comunista de la Unión Sovié-
tica, según la cual ciertos sistemas socia-
les y políticos pueden ser antagonistas sin
entrar necesariamente en conflicto (4).
Cuando llega al poder, en el año 2000,
Vladimir Putin se esfuerza por combinar
el atlantismo del primer período posco-
munista con la estrategia de Primakov.
En 2001 se crea la Organización de Coo-
peración de Shanghai (OCS), compuesta
en ese momento por China, Kazajistán,
Kirguistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekis-
tán –India y Pakistán se incorporarían
en 2017–. Su nacimiento marca un paso
suplementario en la creación de un sis-
tema de alianzas no occidental. Paralela-
mente, Putin procura estrechar vínculos
con la Unión Europea. Se analiza incluso
la adhesión de Rusia a la OTAN. Pero con
el paso de los años, con las intervencio-
nes de Estados Unidos en Irak, la deci-
sión de George W. Bush en 2002 de dero-
gar el tratado ABM (Anti-Ballistic Missi-
le) de 1972 –que limitaba el despliegue de
esas armas–, así como las “revoluciones
de color” apoyadas por fundaciones cer-
canas al Departamento de Estado, Putin
pierde sus ilusiones. Condena sin amba-
ges a Estados Unidos en la Conferencia
de Seguridad de Munich, en febrero de
2007. Advierte contra los peligros de un
“mundo unipolar […] en el que hay un so-
lo amo, un soberano”, y termina hacien-
do notar que Rusia, “con sus mil años de
historia”, no necesita que nadie le ense-
ñe cómo debe comportarse en los asun-
tos internacionales.
En esa época, el Kremlin todavía veía
posible trabajar con las potencias atlánti-
cas sobre asuntos de interés común con-
cretos, en particular en la lucha contra
el terrorismo. Todo eso se desploma por
la intervención de la OTAN en Libia en
2011. Y en 2014, la vigorosa reacción con-
tra lo que en Moscú se percibe como una
tentativa no negociada de la Unión Euro-
pea de integrar a Ucrania a la esfera de
influencia atlántica provoca la más grave
crisis de la pos Guerra Fría.
Hacia una “gran Eurasia”
Sinónimo de rechazo a la hegemonía de
Estados Unidos, omnipresente en el dis-
curso de los dirigentes rusos, la multipo-
laridad sigue siendo un concepto vago.
¿Es un objetivo a alcanzar, como compo-
nente de una estrategia activa –dar más
peso a potencias de segundo rango, como
Rusia–, o se trata de una realidad tangible,
resultante de un reequilibrio en la escena
mundial? El 19 de septiembre de 2013, du-
rante una sesión del Club Valdai (un think
tank que reúne a decisores y expertos ru-
sos y occidentales, creado en 2004), Putin
condenó “las tentativas orientadas de uno
u otro modo a restaurar el modelo están-
dar del mundo unipolar”, sugiriendo que
este último pertenecía objetivamente al
pasado. “Un mundo así –añadió– no nece-
sita Estados soberanos, sino vasallos. His-
tóricamente, equivale a rechazar la propia
identidad y la diversidad del mundo que
Dios nos ha dado.” En otra reunión, el 27
de octubre de 2016, expresó su esperanza
de que “el mundo [se vuelva] más multi-
polar”, viendo en ello la condición necesa-
ria para que un día “unas reglas comunes
universalmente aceptadas […] garanticen
la soberanía y los intereses de los pue-
blos”, principalmente a través de Nacio-
nes Unidas.
Cuando se trata de describir la ambi-
ción de Rusia, el término “neorrevisio-
nismo” parece más apropiado (5). Tam-
bién aplicable a China, refleja un descon-
tento hacia el modo en que actualmente
se conducen los asuntos internacionales.
Para esos países, no se trata tanto de deli-
near sus propias esferas de influencia, si-
no de reafirmar el principio –típicamen-
te formulado en términos de soberanía–
según el cual los Estados deben forjar las
relaciones con sus respectivos vecinos
(lo cual no siempre asume la forma tradi-
cional de pertenencia a un bloque).
¿Simple retorno al modelo de Westfa-
lia del siglo XVII, en el que los Estados in-
teractúan como si fueran bolas de billar,
haciendo alianza con unos para contra-
rrestar a los otros? Moscú y Pekín conci-
ben la multipolaridad con mayor sutile-
za. Si bien la soberanía sigue siendo a su
entender el valor central, proponen mo-
derarla con un compromiso a favor de las
instituciones multilaterales, sea creando
nuevas a nivel regional, sea defendiendo
 LE MONDE diplomatique | noviembre 2019 | 27

aquellas de vocación universal emana- da en relaciones “ganador-ganador”. Los ses euroatlánticos niegan realmente sus Vol. 42, N° 5-6, Moscú, 1996.
das de los Acuerdos de Bretton Woods de escépticos ironizan, pero el hecho de que raíces, incluidos los valores cristianos 5. Richard Sakwa, Russia Against the Rest: The Post-
1944. La cuestión es liberar a las segundas estos conceptos se apoyen concretamen- que constituyen la base de la civilización Cold War Crisis of World Order, Cambridge University
de su subordinación al sistema atlántico te en las grandiosas inversiones de las occidental”. Pekín sospecha, probable- Press, 2017.
dirigido por Estados Unidos, creando un nuevas “Rutas de la Seda” y la creación mente con razón, que Rusia sigue soñan- 6. Véase Isabelle Facon, “Pékin et Moscou, complices
sistema internacional pluralista. de un banco multilateral invita a pestar- do con tomar la iniciativa en la reinven- mais pas alliés”, Le Monde diplomatique, París, agosto
Rusia y China son el corazón de un ali- les cierta atención. ción de Occidente si las circunstancias de 2018.
neamiento antihegemónico naciente (6). El acuerdo chino-ruso no se extien- lo permiten. ¿Qué quedaría entonces del 7. “Interfax: Putin says Eurasia’s not a chessboard, it’s
Mientras Rusia enfrenta las sanciones de necesariamente a la cuestión funda- proyecto de la Gran Eurasia? g our home”, Johnson’s Russia List, 9-7-2015, http://
económicas y China enfrenta la presión mental de la identidad cultural. Aunque russialist.org
militar estadounidense en el Pacífico, los Rusia se ha ido alejando cada vez más del 1. “National Security Strategy of the United States”, Casa 8. “World military expenditure grows to $1.8 trillion in
dirigentes de ambos países se reunieron sistema atlántico, especialmente tras los Blanca, Washington, DC, 12-2017, www.whitehouse.gov 2018”, Instituto Internacional de Investigación sobre la
cinco veces en 2017 y cuatro en 2018. En setenta y ocho días de bombardeos de la 2. Véase Hélène Richard, “Quand la Russie rêvait Paz de Estocolmo (SIPRI), Solna, Suecia, 29-4-2019.
distintos grados, todos los dirigentes ru- OTAN contra Serbia en 1999, jamás re- d’Europe”, Le Monde diplomatique, septiembre de 2018.
sos buscaron una integración económica nunció a su identidad occidental. Putin 3. La doctrina de política exterior definida en 1823 por *Profesor de la Universidad de Kent (Reino Unido);
eurasiática, pero Putin la inscribió en una lo decía implícitamente incluso cuando el presidente James Monroe transformaba a América autor de Russia’s Futures, Polity Press, Cambridge,
lógica geopolítica más profunda. Con la castigaba la decadencia de Occidente en Latina en el “patio trasero” de Estados Unidos. 2019.
Unión Económica Eurasiática (UEE), ofi- la reunión del Club de Valdai en septiem- 4. Evgueni Primakov, “The world on the eve of the 21st
cialmente creada el 1º de enero de 2015, bre de 2013: “Vemos cómo muchos paí- century: problems and prospects”, International Affairs, Traducción: Patricia Minarrieta
expresó claramente su voluntad de cons-
truir sus propias redes de integración re-
gional. Lo cual se confirmó en mayo de
2015, cuando firmó con el presidente chi-
no Xi Jinping un acuerdo de armonización
(sopryazhenie) entre la UEE y la iniciati-
va de las “nuevas Rutas de la Seda” (Belt
and Road Initiative, BRI). Rusia también
anuncia el proyecto de “gran Eurasia”, en
reemplazo del proyecto muerto al nacer
de “gran Europa” (de Lisboa a Vladivos- 2020
tok), soñado por el último líder soviético, POSTULACIONES
Mijail Gorbachov. Este englobaría a la ma- ABIERTAS
yor parte de la región dentro de un conjun-
to de geometría variable de circuitos in-
terconectados que incluyen entidades ya
existentes, como la Asociación de las Na-
ciones del Sudeste Asiático (ASEAN).
Ese dispositivo representa lo que po-
"El Análisis Existencial ayuda a alcanzar libertad
demos llamar la estrategia de la “tierra del
medio” (heartland), concepto clásico de
en decidir y tomar posiciones auténticas,
geopolítica –teorizado por Halford John
Mackinder (1861-1947) y reformulado por
desde la responsabilidad por sí y su entorno"
el politólogo estadounidense Zbigniew
Brzezinski–, que convierte a Eurasia en el
pivote geográfico del mundo, y por lo tan-
to, en el objeto de una lucha entre gran- Pos-Título en Psicoterapia
des potencias. El 9 de julio de 2015, en la
apertura de un encuentro conjunto entre (especialidad Análisis Existencial)
los BRICS y la OCS, en presencia de otros
Dirigido a : Psicólogos y psiquiatras
dirigentes de la UEE en Ufá, Rusia, Putin
declaró: “Para nosotros, este bloque conti- Jornadas : Un viernes y sábado al mes de 9 a 19 hrs
nental eurasiático no es un tablero de aje- Duración : 3 años (teoría, autoexploración, supervisión = 1.443 hrs
drez, no es un campo de juego geopolítico;
es nuestro hogar. Todos queremos que sea
Programa institucional reconocido por la Sociedad Chilena de Psicología Clínica (SCPC)
pacífico, próspero y que no esté a merced
del extremismo o de intentos de protec-
ción de los intereses de unos a expensas
de los de los otros” (7). Pos-Título en Consultoría–Coaching
Zona de fractura Existencial
Objetivo fundamental: velar por que Eu- Dirigido a : Psicólogos, Psiquiatras, Terapeutas Ocupacionales,
rasia no se transforme en una extensa zo-
na de fractura en el enfrentamiento entre Trabajadores Sociales, Ingenieros, Profesores y Profesionales
un sistema atlántico ampliado y las po- Jornadas : Un viernes y sábado al mes de 9 a 19 hrs
tencias ascendentes de Asia, en particular Duración : 2 años (teoría, autoexploración, supervisión = 950 hrs)
China. En 2018, Pekín aumentó por vigé-
simo cuarto año consecutivo su gasto mi-
litar, que así y todo no representa más que
el 40% del de Washington (649.000 millo-
nes de dólares). El presupuesto militar de
Rusia empezó a bajar en 2016, pero sigue ICAE-Chile y GLE-Austria (Sociedad Internacional de Logoterapia y Análisis Existencial),
siendo el sexto del mundo (8). Eurasia se convocan a la 10ª versión de ambos Postítulos.
encuentra entrampada entre un Occiden-
te todavía muy poderoso y un frente orien-
tal en pleno ascenso. Entre ambos, Rusia
ocupa una posición ideal pero peligrosa.
Sigue habiendo diferencias relevan-
tes entre las posiciones de Moscú y Pe-
CHARLA INFORMATIVA GRATUITA
kín. Rusia reconoce la primacía de Esta-
dos Unidos en los ámbitos militar y eco- Noviembre 21, 19:30 hrs Bremen 585, Ñuñoa
nómico. En el Foro Económico Interna-
cional de San Petersburgo, el 17 de junio
Más Información:
de 2016, Putin declaró: “Estados Unidos www. icae.cl
es una gran potencia, tal vez hoy la única
superpotencia. Nosotros aceptamos esa
realidad”. A la inversa, China, más con-
fiada en su poderío económico, empieza
a formular un proyecto político global. ICAE, Instituto Chileno de Análisis Existencial Bremen 585 Ñuñoa, Santiago Tel: 224589456 contacto@icae.cl
Pekín anticipa una serie de ideas tales
como la “comunidad de destino”, basa-
28 | LE MONDE diplomatique | noviembre 2019
Una de cada cinco mujeres ha sufrido agresiones de su pareja
Violencia doméstica,
la singularidad rusa
por Audrey Lebel*, enviada especial
P
odrían recibir una pena de hasta
veinte años de prisión. Inculpa-
das de homicidio con premedita-
ción, Krestina, Angélina y Maria
Khatchatourian esperan ser juzgadas por
el asesinato de su padre, autor de agresio-
nes sexuales, violaciones, golpes y heridas
a sus tres hijas de 19, 18 y 17 años respectiva-
mente. Fue el 27 de julio de 2018. Desde en-
tonces, las tres hermanas se convirtieron en
símbolo del calvario que viven 16 millones
de mujeres en Rusia, según las últimas ci-
fras del Servicio Federal de Estadística Es-
tatal (1), Rosstat, que datan del 2012. En esta
encuesta, que se realizó sobre un conjunto
representativo de diez mil mujeres de entre
15 y 44 años, una de cada cinco mujeres en-
cuestadas declaró haber sufrido algún tipo
de violencia física por parte de su pareja al
menos una vez en su vida.
Frente a las penas a las que se enfren-
tan las hermanas Khatchatourian, la mi-
litante feminista Alena Popova lanzó una
campaña de denuncia de las violencias se-
xistas en las redes sociales. En Instagram,
Vkontakte (el Facebook ruso) o Twitter,
millones de internautas publican fotos de
sus rostros maquillados para sugerir heri-
das y hematomas. Según el centro Anna, la
primera asociación creada en el país –en
1993– para brindar ayuda a las víctimas de
violencia conyugal, cada sesenta y tres mi-
nutos muere una mujer a causa de los gol-
pes de su pareja o de su ex pareja, es decir,
más de 8.300 víctimas por año, una cifra
que se mantiene desde 1995.
Rusia es uno de los pocos países que no
disponen de una ley específica sobre el te-
ma. En el pasado mes de julio, por primera
vez, el Tribunal Europeo de Derechos Hu-
manos (TEDH) sancionó a Rusia en un ca-
so de violencia conyugal. Ordenó el pago de
una indemnización de 20.000 euros a la de-
mandante, Valeria Volodina, que estimaba
que no había recibido suficiente protección
por parte de las autoridades de su país. El
TEDH concluyó que el vacío jurídico y la
ausencia de medidas de protección deno-
taban una incapacidad sistémica para lu-
char contra este flagelo social. Entre los 47
Estados miembro del Consejo de Europa,
Rusia y Azerbaiyán son los únicos que no
ratificaron ni firmaron, en 2011, el Conve-
nio de Estambul sobre la prevención y la lu-
cha contra la violencia contra las mujeres y
la violencia doméstica. En su dictamen, la
Corte declaraba que las autoridades rusas
“se negaban a reconocer la gravedad” del
problema. Otros cuatro casos similares es-
peran ser tratados por el TEDH.
Legislación pendular
La ausencia de legislación específica se ex-
plica en parte por la herencia ambivalente
del derecho soviético. En sus comienzos, la
URSS se posicionó a la vanguardia en mate-
ria de derechos de las mujeres. Desde 1917,
un decreto sobre la “disolución del matri-
monio” admite ampliamente el divorcio;
el mismo año, los bolcheviques otorgaron
el derecho a votar a las mujeres. En 1920, la
Unión Soviética se convirtió en el primer
Estado en legalizar la interrupción volun-
taria del embarazo (IVE). Para liberar a las
Tomás Fernández, Sin título, 2017 (Gentileza Galería XS)
mujeres de las tareas domésticas, se crea-
ron guarderías, lavanderías y comedores
bajo el impulso de Alexandra Kollontaï, pri-
mera mujer ministro de la historia contem-
poránea, que reivindicó principalmente la
abolición del amor exclusivo. El objetivo de
entonces era destruir la concepción de la
familia como institución burguesa.
Pero, en los años 30, Joseph Stalin detu-
vo todos estos avances. Mientras que a las
mujeres se les dificultaba encontrar pareja
debido a las pérdidas masculinas durante
la Primera Guerra Mundial y la guerra ci-
vil, la liberalización del divorcio no siem-
pre fue favorable para las mujeres. Las ma-
dres solteras, cuya cantidad aumentaba
considerablemente, inundaban los tribu-
nales con demandas por falta de pago de las
pensiones alimentarias. Al encontrarse en
la miseria, la mayoría prefería abortar. Las
autoridades se preocuparon por la caída de
la tasa de natalidad. Esta realidad, combi-
nada con la promoción de directivos pro-
venientes del campesinado en las filas del
partido, favoreció el endurecimiento de las
medidas. “La cuestión de las mujeres y la
cuestión sexual fueron decretadas oficial-
mente como resueltas. La familia soviéti-
ca debía ser, a partir de entonces, estable y
fértil” (2), expone la socióloga Mona Claro.
En 1936, la IVE fue prohibida y el trámite
de divorcio se hizo considerablemente más
complicado. Después de la guerra, este mo-
vimiento pendular en la legislación encon-
tró su punto de equilibrio entre el retorno
parcial a la tradición revolucionaria y la
preocupación por reforzar la célula fami-
liar centrada en los hijos.
Al constatar la diferencia flagrante en-
tre el derecho y las costumbres, las auto-
ridades se deshicieron del lastre tras la
muerte de Stalin. En 1954 volvió a lega-
lizarse el aborto. Diez años más tarde, se
simplificaron los trámites de divorcio. Sin
embargo, el poder seguía obnubilado por
la cuestión demográfica. “La sociedad so-
cialista concede una gran importancia a la
protección y el fomento de la maternidad,
así como a las garantías para una infancia
feliz”, afirman los Fundamentos de la le-
gislación sobre el matrimonio y la familia
adoptados en 1968. Este texto autoriza el
divorcio por simple declaración ante el Re-
gistro Civil… para las parejas sin hijos. Si la
vida conyugal se considera como un asunto
privado sobre el cual el Estado debe man-
tenerse discreto, no sucede lo mismo cuan-
do la pareja tiene descendencia.
Oposiciones y retrocesos
En este contexto, la violencia contra las
mujeres no puede ser atribuida a una do-
minación masculina estructural (oficial-
mente erradicada). Para las autoridades,
sólo se debe a “los ‘malos soviéticos’, que
se entregan al alcohol o que perpetúan las
tradiciones familiares que datan de antes
de la Revolución”, subrayan los sociólo-
gos Françoise Daucé y Amandine Rega-
mey. Por su parte, “la policía considera a
la violencia en la pareja como violaciones
del orden público o como ‘escándalos fa-
miliares’ en los cuales la intervención de
las fuerzas del orden debe llevar esencial-
mente a la reconciliación” (3). Sobre todo
cuando hay niños involucrados.
La legislación soviética está muy avan-
zada en materia de igualdad civil entre
hombres y mujeres –recordemos que, en
Francia, hubo que esperar a 1965 para que
el marido dejara de ser “jefe de familia”
y para que la esposa pudiera ejercer una
profesión y abrir una cuenta bancaria sin
autorización–. También somete a las mu-
jeres y a los hombres al mismo rigor en
materia penal… Ni el sexo de la víctima,
ni la naturaleza de la relación existente (o
que hubiera existido) con el agresor son
tenidos en cuenta.
En los años 90, las organizaciones femi-
nistas, que se fueron multiplicando, comen-
zaron a militar por la adopción de los están-
dares occidentales en materia de preven-
ción de la violencia conyugal. Bajo la presión
de las organizaciones internacionales, Rusia
consideró en varias ocasiones la adopción
de una ley especial: en los 90, luego en 2012,
y nuevamente en 2014. En julio de 2016, la
mayoría gubernamental operó un tímido
avance. Golpear a un familiar (cónyuge, hi-
jo, hermano o hermana) se convierte en una
circunstancia agravante (artículo 116 del
Código Penal). La noción de “familiar” deja
en claro a quiénes buscan proteger los legis-
ladores: a la familia, a la que hay que inmu-
nizar contra la violencia, y no a las mujeres.
Al mismo tiempo, esta ley atenúa las penas
previstas para las agresiones cometidas en
el espacio público por un desconocido (sal-
vo en caso de reincidencia); una evolución
saludable en un país conocido por la riguro-
sidad de su Código Penal y cuyas cárceles se
encuentran desbordadas.
El texto suscitó la ira de la Iglesia Orto-
doxa y de otros defensores de la familia tra-
dicional, que juzgaron a estas disposicio-
nes como discriminatorias. En efecto, ex-
plican, mientras que un desconocido que
agrede a alguien en la calle está seguro de
poder evitar la prisión, un padre que corri-
ge a su hijo puede, por su parte, terminar
detrás de las rejas. “Los padres rigurosos se
verían amenazados por denuncias penales
con penas de hasta dos años de prisión [en
caso de reincidencia], por recurrir de cual-
quier modo, incluso de manera moderada
o razonable, a la fuerza física en la educa-
ción de sus hijos”, se indigna, en su página
de Internet, la Comisión de Asuntos Fami-
liares del Patriarcado.
La senadora Elena Mizoulina utiliza el
mismo registro. Al frente del combate por
la supresión de la noción de “familiar”, de-
nuncia lo que llama la “ley de la cacheta-
da”. Tras haber propuesto en varias opor-
tunidades medidas para limitar el acceso a
la IVE o imponer un impuesto al divorcio,
declara que la violencia doméstica no es
“el problema principal en las familias, sino
los insultos, la falta de cariño, de respeto,
sobre todo por parte de la mujer. Nosotras,
las mujeres, seres débiles, no nos sentimos
ofendidas cuando nos pegan. Cuando un
hombre le pega a su mujer, no se trata de la
misma vejación que cuando un hombre es
humillado” (4).
La oposición logra su objetivo: toda
mención a un “familiar” desaparece del
Código Penal a partir de 2017. El Kremlin
hace saber a través de su portavoz que “cali-
ficar de ‘violencia doméstica’ a algunos ges-
tos en el seno de la familia, [es finalmente]
dramatizar las cosas desde el punto de vista
jurídico”. Por su parte, las asociaciones fe-
ministas se alarman ante una situación aún
más crítica que antes del 2016. Como el la-
zo familiar entre el agresor y la víctima ya
no constituye una circunstancia agravante,
los golpes de los maridos violentos (salvo
si provocan una hospitalización) pueden
ahora ser castigados con una simple mul-
ta de 5.000 rublos (aproximadamente 70
euros). “El mismo monto que una multa de
estacionamiento o por fumar en un lugar
público en el que no está permitido hacer-
lo”, se indigna Ioulia Gorbounova, quien
escribió para Human Rights Watch, a fines
de 2018, un informe titulado “Yo podría ma-
 LE MONDE diplomatique | noviembre 2019 | 29

tarte, y nadie me detendría”. En caso de re-
incidencia, la multa puede ascender hasta
los 30.000 rublos (aproximadamente 410
euros) –acompañada de quince días de
prisión–, que suelen ser descontados de la
cuenta bancaria común de la pareja.
Desprotección absoluta
Es poco decir que, en Rusia, realmente no
hay nada previsto para proteger a las muje-
res de un cónyuge violento. A unas dos ho-
ras de ruta de Moscú, el refugio Kitej, cuya
dirección se mantiene en secreto para pre-
servar su seguridad, recibe a las víctimas
de violencia doméstica. Cada año, desde su
apertura en 2013, este refugio privado alo-
ja de manera gratuita a entre treinta y cua-
renta mujeres acompañadas por sus hijos.
Una gota de agua en el océano; la falta de
alojamientos de emergencia es escandalo-
sa. Según las cifras oficiales (5), Rusia só-
lo dispone de veintidós hogares sociales.
Y las mujeres deben imperativamente
estar domiciliadas en la ciudad en la que
se encuentra el hogar, lo que es imposible
para la mayoría de ellas. “Me veo constan-
temente obligada a rechazar solicitantes.
Trato de evitar enviarlas a refugios admi-
nistrados por religiosas, o incluso a cen-
tros estatales, porque instalan un discur-
so de reconciliación, de perdón y de com-
prensión entre parejas que está completa-
mente fuera de lugar”, sostiene la directo-
ra de Kitej, Aliona Sadikova.
En 2019, la violencia conyugal sigue
siendo considerada como un desacuerdo
en el seno de la pareja, las reacciones de la
policía oscilan entre la negación, la burla y
la inacción. Volodina, la primera en haber
ganado un juicio contra Rusia ante el TE-
DH, soportó que le dijeran en varias opor-
tunidades que se trataba de una “pelea de
enamorados” ante las múltiples denun-
timas de violencia conyugal. O si, como (estudio cofinanciado por el Fondo de Población de las
En Rusia cada reconoce desde diciembre de 2017 el mi- Naciones Unidas), 2011, https://www.gks.ru
sesenta y tres nistro del interior, Vladimir Kolokolstev,
la multa no permite una prevención eficaz
2. Mona Claro, “Interpréter et transformer? La ‘question
des femmes’ et la ‘question sexuelle’ dans les sciences
minutos muere de la violencia doméstica. sociales soviétiques”, Clio. Femmes, Genre, Histoire, N°
Las próximas audiencias correspon- 41, París, 2015.
una mujer a causa dientes al caso de las hermanas Katcha- 3. Françoise Daucé y Amandine Regamey, “Les
de los golpes de tourian deben realizarse este otoño bo-
real. Será el momento de saber si este
violences contre les femmes en Russie: des difficultés du
chiffrage à la singularité de la prise en charge”, Cultures
su pareja o de su parricidio puede hacer evolucionar la le- & Conflits, N° 85-86, París, 2010.
gislación. Mientras tanto, las redes socia-
ex pareja. les rusas están inundadas por cientos de
4. En la cadena privada Dojd, 28 de septiembre de 2016.
5. Ibid.
usuarias que se fotografían cubiertas de 6. Prefirió darnos su patronímico antes que su apellido.
cias que realizó en la policía por las agre- hematomas y de sangre para reclamar el
siones que sufría. fin de la impunidad. g *Periodista.
Además del diputado del Partido Co-
munista de la Federación de Rusia, Iouri 1. “La salud reproductiva en Rusia” (en ruso), Rosstat Traducción: Julia Zaparart
Sineltchikov, quien, durante el debate que
precedió a la adopción de la ley en la Du-
ma, recordó que “las tradiciones rusas no
descansan sobre la educación de las mu-
jeres con el látigo, como algunos tratan
de hacernos creer”, son escasos los par-
lamentarios que se indignan. El repre-
sentante del partido Rusia Unida, Andreï
Issaïev, aseguraba, al contrario, querer
demostrar que sus colegas y él no iban a
“imitar los excesos que vemos en Europa
del Oeste”. Este estribillo, de moda estos
últimos años, opone los valores tradicio-
nales rusos a un Occidente en decadencia
que intentaría imponer los suyos median-
te agentes del extranjero. Esto mismo sos-
tiene Vera Nikolaevna (6), la secretaria de
la Organización Rusa de Apoyo a los Pa-
dres. Nos asegura que, si la noción de “fa-
miliar” no hubiera sido eliminada del artí-
culo 116, se habría “enviado a los padres a
prisión por una nalgada, como sucede en
Europa. Después, nuestros hijos hubieran
sido adoptados por parejas gay europeas”.
Poco importa si esto priva de un mínimo
de protección a las mujeres que son víc-

Dr. Edgardo Condeza y Arquitecta Ana Dall´Orso, son

un matrimonio de reconocidos activistas por los Derechos
Humanos, Regionalismo, Ecología y por la incorporación
en Chile de la Participación de los Ciudadanos en un
contexto de una Democracia Directa -Plebiscitos vinculantes
convocados por los ciudadanos y Revocatoria de las
autoridades elegidas-, han abordado en este libro los cambios
indispensables en la sociedad.
¿Es el socialismo posible? ¿Cómo avanzar libre y
democráticamente al socialismo? Este es un libro dedicado
a la imprescindible, e inevitable superación del capitalismo
por una sociedad verdaderamente socialista. No a los hasta
ahora denominados “socialismos reales” sin serlo.

Librerías: Le Monde Diplomatique, Cuarto Propio, Antártica, Editorial Universitaria S.A,

GAM, Metales Pesados... y en sus librerías de provincia. En Concepción: Estudio Paz,
Nuestra América, HV, Caribe, Antártica...

30 | LE MONDE diplomatique |
Acerca de la luz o del comienzo
de las formas
Roberto Grosseteste
Introducción, comentario y notas de María
Isabel Flisfisch y Humberto Giannini.
Editorial Universitaria, 2017, 86 págs.
Estamos frente a un gran trabajo de tra-
ducción y presentación de una intere-
sante obra medieval de una figura cuya
revaloración para la historia filosófica
y científica se ha producido en los últi-
mos cincuenta años. Roberto Grosse-
teste (1175-1253) fue un filósofo escolás-
tico, erudito en casi todos los ámbitos
del saber de su época. Incluso, en cierto
sentido, ha interesado más y más tem-
pranamente a la historia de la ciencia.
Este filosofo que comentara y traduje-
ra obras de Aristóteles y otros filósofos,
dejó numerosos escritos sobre historia
natural. Recuperó para el método cientí-
fico la idea griega de explicación, y habló
de aplicar el método de la “reducción al
absurdo” a la investigación de la naturale-
za; por cierto, su concepción de la ciencia
implicaba observaciones y experimen-
tos, dirección ésta que se desarrolló más
ampliamente en el siglo siguiente. Este
trabajo resulta un claro antecedente de
una nueva mentalidad, que en el siglo
XIII estaba en germen, a pesar de care-
cer de los desarrollos y precisiones nece-
sarios para constituir por sí mismos una
teoría científica en sentido moderno.
La notable introducción de María Isa-
bel Flisfisch y el fallecido filosofo Hum-
berto Giannini, nos aclara el problema de
“La Luz” desde la tradición griega, en par-
ticular de Platón y Aristóteles, su relación
con Dios, el origen de la materia y del uni-
verso. Grosseteste es original y la excelen-
te traducción nos ayuda; luego que Dios
creara los cielos y la tierra, y donde hubo
caos y tinieblas, en ese mismo primer día,
Él creó la luz. Con esto hubo un primer
ordenamiento entre lo recientemente
creado, se separó el día de la noche, la luz
de las tinieblas, el orden del caos.
Vale la pena pensar estos argumen-
tos, en nuestra lengua, si entendemos la
filosofía como una actividad y no como
un camino, en el sentido de algún tipo
de progreso. Entonces comprendemos la
historia de la filosofía como un proceso
de mayor comprensión de los problemas
y no como una acumulación ordenada
de conocimientos. Cada paso en la filo-
sofía nos resulta importante, nos ayuda a
resolver otros problemas. El esfuerzo de
traducir este texto, de la primera mitad
del siglo XIII, nos permite comprender
los pasos de solución de problemas de la
ciencia y de la lógica.
El cuidado trabajo de los traductores y
la notable contribución que nos dejó Don
Humberto se valora tras leer esta obra que
está cumpliendo ochocientos años. Me
quedo con una traducción fácil de leer,
en que la introducción y notas nos ayu-
dan a comprender la belleza del texto y
cómo entendió Grosseteste La Luz. u
Gonzalo Rovira
Los libros
noviembre 2019 del mes
Cartas de la Revolución
Un obrero chileno en la Guerra Civil
española (1936-1939)
Félix López Cáceres
Prólogo y selección de Víctor Muñoz
Cortés
Mar y Tierra Ediciones, 2016, 74 págs.
Hace más de 80 años los ojos del mundo
se posaron sobre España. Mujeres, hom-
bres, ancianos y niños, entregaban todas
sus fuerzas -en el campo y en la ciu-
dad- luchando contra el fascismo, sem-
brando el mundo nuevo, en un proceso
revolucionario que esperanzaba al orbe
entero. La colectivización de las fábri-
cas, del transporte, de los hoteles y gran
parte de la economía, así como la puesta
en común de la tierra y el trabajo, eran
sucesos admirados y seguidos de cerca
por la prensa obrera desde el otro lado
del charco: en Latinoamérica y Chile
particularmente.
Desde estos remotos parajes, los anar-
quistas -aglutinados mayormente en
la Confederación General del Trabajo
(CGT)- alentaban a sus pares ibéricos
enviando aportes pecuniarios, llevando
a cabo interesantes veladas solidarias,
en las que destacaba la representación
teatral como un medio para divulgar
la causa española, que entonces era la
causa de los proletarios del mundo, a
la vez que reunir finanzas para hacer
efectivo el aporte. En este contexto, sin
duda la mayor aventura de los libertarios
chilenos, fue enviar un delegado de sus
propias filas a cubrir la complejidad de
la revolución social española; la guerra,
las transformaciones, las luchas internas
y la vida cotidiana.
Esta responsabilidad recayó en el
electricista Félix López, ferviente agi-
tador con una vasta experiencia en el
mundo libertario criollo, a quien se le
nombró corresponsal de los periódicos
El Andamio, de los estucadores, y La
Hora, del Frente Popular, desde donde
informó los pormenores, las hazañas,
contradicciones y retrocesos del pueblo
español.
“Cartas de la Revolución”, publicado
el año 2016 por Mar y Tierra Ediciones,
reúne estos escritos y los contextuali-
za en su época, aportando anteceden-
tes biográficos de este obrero-reporter,
ex wobblie, y posterior integrante de la
Federación Anarquista Internacional
de Chile (FAI), cuya trayectoria biográ-
fica y militante puede aportar algunos
elementos para indagar en los debates,
tensiones y conflictos que animaron los
anarcos locales.
A la luz de las conmemoraciones en
torno a los 80 años de la llegada del Win-
nipeg al puerto de Valparaíso, barco en el
que además de refugiados republicanos
arribó también un puñado de mujeres y
hombres cargados de esperanzas liberta-
rias, quisiera recomendar su lectura así
como una revisión crítica de esta gesta
histórica. u
Camilo Araya Fuentes
¿Qué es la Ilustración?
El debate en Alemania fines del siglo
XVIII
María Jimena Solé
Universidad Nacional de Quilmes,
Buenos Aires, 2018, 430 páginas.
Este libro de la filósofa argentina María
Jimena Solé es la compilación más riguro-
sa y completa que se ha hecho en lengua
española sobre el debate en torno a ¿Qué
es Ilustración? Están aquí los textos tradi-
cionales de aquel momento: los de Kant,
Herder, Hamann, Lessing, Mendelssohn y
Schiller, pero también unos menos cono-
cidos como los de Von Moser, Zollner y
Reinhold, entre otros. Todos han sido tra-
ducidos por Solé -incluso en los casos que
ya existía traducción al español- lo que,
como deja claro en su extenso y acabado
estudio preliminar, no implica sólo con-
vertir el texto a otro idioma, sino imbuirse
en el espíritu de la época y en las comple-
jidades, de todo orden, de cada autor. Algo
que asume casi imposible, a menos que se
tome la apropiación como un valor y no
como mera falta.
Pero ¿por qué hacer -y nosotros leer-
un libro dedicado a la restitución del
debate en torno a la Ilustración a fines
del siglo XVIII? La pregunta en rigor se
puede hacer frente al interés por cual-
quier época o fenómeno pasado, y al inte-
rés por el estudio de la historia en gene-
ral. Pero en este caso la pregunta tiene
una motivación particular: ¿qué es lo que
puede movilizar tantas energías y trabajo
para compilar, traducir, organizar y con-
textualizar el debate que se dio en torno a
qué es la Ilustración en Alemania? Pues lo
que a primera vista sorprende -o abisma-
es la magnitud del trabajo que se ha plas-
mado en este libro, casi de otra época, de
una existencia inverosímil en tiempos de
papers, indexación, acreditación y cuantas
otras formas de redireccionamiento de la
universidad y los (as) intelectuales.
Al inicio la autora da su razón: “Al apro-
piarnos de este debate, quienes hablamos
la lengua española, quienes construimos
nuestras convicciones y configuramos
nuestras acciones en el mundo a través de
ella, nos convocamos a participar en un
debate que, en gran medida, gira en torno
a la cuestión de las condiciones materia-
les y políticas del pensar, del decir y del
comunicar” (p. 18). En efecto, en los dife-
rentes textos compilados lo que emerge
es principalmente el cuestionamiento a
la posibilidad de algo así como el “libre
pensamiento”, con unos matices y refi-
namientos que hacen palidecer al pensa-
miento contemporáneo. Es también en
muchos casos una bofetada a la noción de
tolerancia que se ha instalado hoy a nivel
de sentido común: tan correcta, tan vacía
y tan cómplice de la muerte del polemos.
Pero como lectores podríamos descu-
brir otra razón de la pasión que explica a
éste trabajo: están aquí los fundamentos
perdidos de nuestra cultura, y vivimos en
esa no correspondencia. u
Pablo Aravena Núñez
La policía en democracia
Sebastian Roché
Ediciones Radio Universidad de Chile,
Cátedra Michel Foucault, Institut
Français, Centre National du Livre.
Santiago, 2019, 325 páginas.
La necesidad de superar las creencias
socialmente compartidas para reformar la
policial. El institucionalismo ha desarro-
llado argumentos sobre ciertas caracte-
rísticas que comparten los aparatos poli-
ciales. Las policías forman parte de aque-
llas organizaciones institucionalizadas, es
decir, consideradas como parte del orden
natural de las cosas. Como tales, presen-
tan entornos institucionales saturados
de creencias que influyen sobre ellas de
manera decisiva. Desde su uniforme, sus
técnicas y prácticas de trabajo, hasta su
comportamiento están determinados por
las creencias compartidas por los respon-
sables políticos y el público en general.
Las unidades de investigación criminal
para mejorar la efectividad del sistema
penal, las patrullas aleatorias preventivas
para disuadir la ocurrencia de delitos, los
sistemas de llamados de emergencia con
respuestas rápidas para aumentar la efec-
tividad policial, hasta su misma misión de
combatir el delito, corresponden a repre-
sentaciones socialmente compartidas
consideradas, por todos, como incuestio-
nables. Sin embargo, numerosos estudios
han mostrados ineficiencia e ineficacia de
manera concluyente (la literatura cien-
tífica es abundante). Se publicó en Chile
la versión en español de “De la police en
démocratie” (2016) de Sebastian Roché,
que ahora comentamos. El argumento
central que desarrolla el autor es que las
policías no deben centrarse en la reduc-
ción del crimen y el mantenimiento del
orden. Estos fines (aparentes), no son
más que medios para generar confianza
en la ciudadanía. La confianza es, según
argumenta el autor, el elemento central
sobre el cual las policías contribuyen a
generar cohesión social. Con dicho pro-
pósito, su actuar respecto de los ciudada-
nos debe estar orientado a un trato justo
e imparcial, proveyéndoles un servicio
público centrado en sus necesidades de
seguridad. Dicho de otro modo, más allá
de las representaciones sociales y de
creencias populares, en las sociedades
modernas y democráticas las policías no
deben ser concebidas como aparatos de
represión, sino más bien, como servicios
públicos que generan respuestas adapta-
das a las preocupaciones del público. Las
policías están al servicio de los ciudada-
nos; se orientan a la protección de las per-
sonas y sus derechos guiadas por valores
democráticos universales. Sorprende que
esta importante contribución al debate
sobre la reforma policial (en curso con
las 150 medidas propuestas por el gobier-
no de Chile en base al material elaborado
por comisiones compuestas por expertos)
no haya suscitado aún la debida atención
que requiere. u
Antonio Frey
 LE MONDE diplomatique | noviembre 2019 | 31

que reconocen su calidad de escritora y

Gabriela Mistral
La revolución mestiza de la tierra
Maximiliano Salinas Campos.
Editorial USACH, Santiago, 2019,
184 páginas.
He visto fealdades, corrupciones políti-
cas y matonerías de hacer llorar por esa
América del Pacifico que yo quiero tanto!
Así se expresaba Gabriel Mistral en
1939 respecto al continente y a Chile.
Quién lo diría, hoy en 2019, el pueblo en
las calles expresa lo mismo en estalli-
dos sociales para decir basta a las injus-
ticias y a la matonería política y social
impuestas desde un sistema neoliberal
que favorece a un ínfimo porcentaje de
la población chilena, que se defiende
con armas y matanzas para contener el
estallido social que se va transformando
en rebelión popular. El autor nos devela
una Gabriela orgullosa de su mestizaje,
consciente de las injusticias sociales y
étnicas en Chile y el continente. Crítica
del sistema educacional formal, desde el
primario al universitario, comprometi-
da con su tiempo histórico, mujer inde-
pendiente desde temprana edad, que al
decir de Roberto Matta era un enorme
espíritu revolucionario, en el sentido más
humano del término. Muchas biografías
poetisa, su ser de maestra y su enorme
sensibilidad, esta propuesta resalta sus
posiciones políticas, su ser antirracista,
y sus proclamas por las libertades y las
justicias humanas en todos los lugares
por donde pasó. Ya en los años 30 del
siglo pasado reivindicaba nuestra perte-
nencia indígena no aceptada histórica,
social y políticamente: Somos una curio-
sa raza que se ignora en la mitad de sus
orígenes, sino en más, al ignorarse en su
parte indígena. Según Salinas Mistral se
instala a contracorriente de las ideologías
nacionalistas, conservadoras o liberales
del siglo pasado que formaron al conjunto
de intelectuales, académicos, empresarios
y políticos, que menospreciaron la ascen-
dencia indígena de la sociedad chilena.
Impresiona la actualidad de algunos pen-
samientos y escritos de Gabriela Mistral
en la primera mitad del siglo XX; cuando
hoy vivimos un estallido social sin pre-
cedente en Chile de las últimas décadas:
Pero sucede que entre los intereses de los
capitalistas criollos y los intereses de los
capitalistas extraños, desarrolla su vida
entera la masa de un pueblo que no veri-
fica esos arreglos y que solo padece más,
masa que constituye el cuerpo del país,
es decir la carne de la patria, y que no
habiendo comprado ni vendido, debe sufrir
las consecuencias enteras de la terrible
operación. La vida de Gabriela Mistral
observada y analizada desde la naturale-
za, fundamento imperecedero de su ser y
sentir, o en su singularidad social y cul-
tural de su ser mestizo y el carácter polí-
tico y estético revolucionario propios de
Gabriela, nos hacen viajar en el tiempo
en un presente que nos plantea dudas
e inquietudes similares a 62 años de su
partida. ¡Qué embriaguez semejante futu-
ro, qué hermosura, qué reinado vasto para
la libertad y las excelencias mayores! u
Margarita Iglesias Saldaña

do de dictaduras que han golpeado a La autora registra celosamente

Las Largas sombras de la
dictadura: a 30 años del
plebiscito
Julio Pinto (editor), María Angélica
Illanes, Rolando Álvarez, Mario Garcés,
Francisco Figueroa, Verónica Valdivia y
Naín Nómez
Lom ediciones, 2019, 206 páginas
Este libro se amarra a una fecha que
invita a pensar los 30 años del plebiscito
en una fecha redondeada -como señala
Julio Pinto- que da fuerza y complica
la data. El libro sin embargo se escapa.
A veces lo sigo con cuidado, otras no
tanto, salto páginas y me detengo en
otras a las que regreso. Como las escri-
tas por María Angélica para ese home-
naje que les hace a las luchadoras(es)
sociales. Su texto deja oír el grito de
guerra contra el despojo de las empre-
sas que emana del corazón de lo huma-
no, en acciones colectivas que buscan lo
que ningún dueño de Chile podrá jamás
aceptar. Chile ha cambiado -parece-
pero la esencia del poder capitalista
permanece y se actualiza con el lega-
los trabajadores. Hoy se asesina con el
esmero que exige esta democracia for-
jada en impunidades y violencias.
En efecto, este libro, elaborado duran-
te su estancia académica en la Universi-
dad de Guadalajara, México, es un texto
riguroso, profundo, polémico, teórica y
políticamente sugerente, al mismo tiem-
po un recorrido epistemológico sobre
el pensamiento político de los pueblos
originarios de Nuestra América. Materia
ampliamente conocida por la autora.
El libro impulsa a detenerse en el
Golpe que arremetió contra todo y logró
que “algo” nos pasara por encima para
colocar el peso que nos ha dejado inmó-
viles. A 30 años del Plebiscito, faltan las
luchas sociales a las que alude Mario
para advertir que la gran paradoja de
esta “eterna” transición a la democracia
es que se dio gracias a movilizaciones
sociales protagonizadas por el mundo
pobre. La dictadura dejó una herencia
terrible al tejer la vida chilena con los
peores hilos que extrajo de nosotros,
consiguiendo que el miedo incidiera en
la impunidad, que el olvido tratara de
instalarse y que las fuerzas del Estado
atacaran a los más frágiles, como dice
Verónica sobre la imposición de la segu-
ridad ciudadana que destaca a un suje-
to que es peligro para otros. La nación
implica defenderse de todo peligro,
cada uno(a) se siente un “nacional” en
potencia y también un militar, aunque
no porte uniforme.
Leamos este libro, Es un gran aporte
que nos ayuda a pensar al presente sin
dejar atrás la historia que nos ha cons-
truido. Solo de ese modo es posible ima-
ginar un porvenir. u
María Emilia Tijoux
Arpilleras: Hilván de
memorias
Catalina Larrere Salort
Pie de Texto, 2019, 160 páginas.
La autora nos introduce de manera
atractiva por el mundo de las arpille-
ras. Al recorrer sus páginas el lector
podrá, junto con admirar coloridos
tapices, ir penetrando en los universos
de una creación nacida desde el dolor
extremo pues las primeras piezas se
produjeron en talleres integrados por
familiares de detenidos y de desapare-
cidos durante la dictadura militar.
En el rescate de esa experiencia
y lucha de las mujeres está la fuerza
de este libro. Con maestría, la auto-
ra, construye la historia de los talle-
res, recuperando trozos y fragmen-
tos olvidados en los pliegues de la
memoria de las protagonistas entre-
vistadas. Emociona al lector compro-
bar que en el relato no hay imagina-
rio: cada bordado nació de la expe-
riencia personal de la vivencia que se
convirtió en tapiz.
los nombres de cada una de las pio-
neras y de aquellas que les siguie-
ron y ello no es casual, el centro de
este libro es un homenaje a aquellas
mujeres que se organizaron y que
hasta hoy levantan su voz de denun-
cia a través del bordado. Como abo-
gada y colaboradora de la Vicaría
de la Solidaridad, trabajando junto
a Val e n ti n a Bo n é, re ci e n te me n te
fallecida, tuve el privilegio de ense-
ñar a esas mujeres los misterios de
los hilos y colores, apoyar la organi-
zación de sus talleres y alentarlas a
alzar la voz.
Las arpilleristas fueron persegui-
das y amedrentadas, sin embargo,
nada las detuvo, los talleres se mul-
tiplicaron, se hicieron conocidos
en el mundo y, a través de ellos, las
mujeres fueron empoderándose, ocu-
paron el espacio público, llevaron el
sustento a sus hogares y denunciaron
nacional e internacionalmente las
violaciones a los derechos humanos
que se vivían en Chile.
Te r m i n a d a l a d i c t a d u r a p a r e -
ció que la técnica se olvidaba. Pero
quienes fueron las pioneras logra-
ron mantenerla viva llegando a ser
reconocidas como patrimonio vivo.
Hoy los talleres y la práctica están
resurgiendo. Una de las experien-
cias vigentes es la que nos presenta
el colectivo Memorarte que se hace
cargo de la exigencia actual de la
denuncia como método de acción
social. El ayer y el hoy de las arpi-
lleras es lo que con tanto acierto nos
presenta en su libro Catalina Larrere
Salort. u
Gloria Torres Ávila
 Nuevo libro $3.500
Chile en emergencia ecológica
¿Cómo enfrentamos
el cambio climático?
Flavia Liberona, Álvaro Ramis, Reinaldo Ruiz, Rodrigo Mundaca, Hernán Neira,
Ignacio Vidaurrázaga, Daniela Manuschevich y Alexandre Carbonnel
La deuda de Chile frente a la crisis climática
por Flavia Liberona
Chile en emergencia climática
por Álvaro Ramis
Cambio climático y recursos hídricos: un vínculo de alto riesgo
por Reinaldo Ruiz
Un modelo de producción de alimentos ecocida
por Rodrigo Mundaca
Derechos sin derecho: el agua
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Un corredor de ballenas bajo amenaza
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Arquitectura plástica: del reciclaje a la revalorización
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