Está en la página 1de 7

Ingeniería En Tecnología Ambiental

Desarrollo Humano
Helem Zulema Vázquez Villa
Asesor en línea: María Teresa Careaga Medina
Título de la actividad: Dimensiones del hombre
Fecha de entrega: octubre 12, 2018
Nombre de la unidad: El compromiso individual y
social del ser humano
Matricula: ES1821015965
Correo institucional:
helem-vazquez-villa@nube.unadmexico.mx
Introducció n
Dimensiones del hombre.
La dimensió n diná mica es el enfoque hacia la actividad del hombre, la
actividad es un principio de perfeccionamiento y por tanto de cambio.
Como se ha mencionado anteriormente, el hombre, mediante su
actividad, debe perfeccionarse a sí mismo, ayudar a los demá s a
perfeccionarse y perfeccionar el entorno. La naturaleza del hombre es
diná mica, no obstante, se pueden distinguir tres aspectos importantes
que forman parte del hombre como ser racional: el ser bioló gico
(dimensió n está tica), el ser social y el ser psicoló gico.
En esta actividad se seccionara una situació n donde se plantee un
problema de identidad en el aspecto psicoló gico, social y bioló gico.
Desarrollo
Aspecto Bioló gico – Anorexia
¨Entrevista a una anoréxica (por Lisa Carver) ¨

Lisa: ¿Cuá ndo comenzó esto?


C.P.: Cuando tenía 18 añ os. Yo nunca pensaba en cuá nto comía o
cuá nto pesaba hasta que tuve este novio. Pesaba 55 kilos y él solía
decir, "Ah, me gusta que mis chicas estén delgadas."
Lisa: Eso de "Mis chicas" suena como a proxeneta.
C.P.: ¡La cuestió n es que él estaba gordo! ¡Lo estaba! "Me gusta que mis
chicas estén entre 46 y 48 kilos." No importa cuá nto traté de reducir mi
comida ni cuá nto aumenté el ejercicio: no conseguía bajar de peso. Así
pues, prefería comer lo que quería y luego me deshacía de ello.
Lisa: Vomitabas.
C.P.: Pues sí, vomité y pasé hambre, alternativamente. Estuve mucho
má s tiempo vomitando que pasando hambre. Era má s fá cil vomitar.
Lisa: ¿Con qué frecuencia vomitabas?
C.P.: En ocasiones só lo un par de veces por semana, otras veces dos al
día. Dependiendo de cuá nto hubiera comido ese día. Como había días
en los que no pensaba comer nada en absoluto, me di cuenta de que si
te despiertas por la mañ ana y no comes, puedes aguantar má s tiempo
sin comer. Pero una vez que como, tengo que comer y comer y comer.
Lisa: ¿Có mo es que después de que largaste a aquel novio todavía
tenías problemas con la comida?
C.P.: Porque después de eso, estar delgada ya era una obsesió n. Todos
mis amigos, ahí en Maryland, son delgados de verdad, entre 41 y 48
kilos, y me sentía gorda.
Lisa: ¿Y te ayudaría tener un grupo de amigos gordos?
C.P.: Probablemente no, porque eso me motivaría y querría estar aú n
má s delgada. Tengo también amigos gruesos y sigo con lo de estar
delgada porque todos dicen, "Mire qué delgadita está s, mira lo finita
que se te ve", y eso me gusta.

La siguiente pregunta da también en la diana. La meta del peso;


otra parada obligatoria en un TCA. Alcanzar la meta es un
momento de satisfacción personal. Uno de los escasos y poco
duraderos momentos, porque inmediatamente habrá una meta de
uno o varios kilos menos. C.P. siente que podría haber bajado más
de peso, siente añoranza por su peso mínimo que sí, que lo añora,
y recordará mucho tiempo su último peso.

Lisa: ¿Cuá l es el peso má s bajo al que has llegado?


C.P.: 38 kilos. No llegué má s abajo porque me llevaron muy pronto al
hospital. La inanició n es má s peligrosa para mí que para otros porque
tengo diabetes. Conseguí bajar a 38 con analgésicos. Creo que los
analgésicos son el mejor medicamento dietético ¡No sientes nada de
hambre! Simplemente te tumbas en la cama todo el rato y pierdes peso.
Pero cuando no está s cansado, te hacen salir y moverte de acá para allá
sin pensar en nada; solo sigues adelante.
Lisa: ¿Durante esa época fuiste capaz de conservar algú n trabajo?
C.P.: Entonces no, porque tenía un quiste ová rico, y por eso no tenía
trabajo. Yo nunca me puse a contar calorías. Comía só lo una lechuga y
bebía agua. Yo no quería hacer todo eso de comer un M&M y de tres
horas de ejercicio. Nunca fui tan quisquillosa con eso. Soy demasiado
perezosa.
Lisa: ¿Fuiste al hospital por decisió n propia?
C.P.: No. La verdad es que por entonces no podía luchar con ello porque
estaba demasiado descontrolada. Estaba demasiado débil y con un pie
dentro y otro fuera. Fue mi novio quien me llevó porque estaba al
límite de la inconsciencia. Mis compañ eros de habitació n le llamaron y
dijeron, "Su pulso está bajísimo, no responde bien y está deshidratada."
Entonces vino, me recogió y me llevó a urgencias.
Lisa: ¿Era ese al que le gusta que sus chicas sean delgadas?
C.P.: No, otro distinto. Este novio nunca me dijo que estaba demasiado
flaca.
Lisa: ¿Có mo te trató la gente mientras te recuperabas en el hospital?
C.P.: Unos eran bastante agradables y comprensivos y otros eran
mezquinos e insensibles. Estos dirían, "¡Bueno, te has metido en esto
porque quieres, deberías saberlo bien, así que no te compadezco!" y los
otros dirían, "Ah, pobrecita." Los trabajadores sociales eran agradables,
pero muchas enfermeras eran crueles, las gordas. Pero esas cosas
pasan, no tiene que ver con porqué está s en el hospital, unas
enfermeras son agradables y otras son desagradables.
Lisa: ¿Cuá nto peso te hicieron ganar antes de que te dejasen marchar?
C.P.: 5 ó 7 kilos.
Lisa: ¿Có mo ganaste peso? ¿Te pusieron un gotero con suero?
C.P.: Sí. Me pusieron una solució n salina y luego glucosa. También
hablaron de ponerme la sonda esa en la nariz.
Lisa: ¿Por qué? ¿Tenías miedo a comer?
C.P.: No, só lo que en aquel momento les pareció necesario, pero yo
estaba en plan, "¡No, no, no, comeré!" Y luego tuvieron que vigilarme
cada vez que iba al cuarto de bañ o. Tenía que avisar a una enfermera y,
mientras, dejar la puerta medio abierta para que pudieran asegurarse
de que no iba a hacer otras cosas.
Lisa: ¿Cuá nto tiempo te costó ganar esos 5 kilos?
C.P.: Me llevó un par de meses, porque el estó mago se encoge, y lo que
para mí era una comida normal, para otros sería como un bocado.
Incluso ahora, cuando no como durante un rato, mi estó mago se
encoge, y luego con dar un par de muerdos estaré llena. ¡No podré dar
otro muerdo y será estupendo! Al salir del hospital fui a casa de mi
novio, que estaba gordo -toda su familia estaba gorda- y me cuidaron.
Se aseguraron de que fuera alimentá ndome. Y él trabajaba en “Taco
Bell” así que tenía que comer tacos todo el rato. Trataban de obligarme
a comer, y como luego me sentía mal decían, "Ah estas estupenda" y
como me alimentaron a la fuerza me puse enferma de verdad y vomité.
Lisa: ¿Có mo te sientes cuando ves a una persona gruesa?
C.P.: No sé, creo que mucha gente gorda es maravillosa. A veces quiero
estar gorda, tener un poco de carne extra. Pero no puedo hacerlo por
mí misma. Aunque a veces me vuelvo loca con ellos porque creo que
son gruesos y asquerosos, y otras veces creo que está n bien y son
hermosos. Mi buena amiga Cindy tiene sobrepeso y unas veces pienso,
"¡Parece una cerda!" y otras  "Ah, está bien"

Igual que para un alcohólico puede ser duro ver beber, tener que
rechazar una copa, etc. para una persona con TCA, ver a alguien
que está o parece estar fuera de su peso, dispara su propia
obsesión y pone en marcha su lucha interior.

Lisa: ¿Có mo te sientes cuando ves a una persona delgada?


C.P.: Cuando veo alguna má s delgada que yo, me vuelvo loca. Un día vi a
una señ ora tan flaca, que me quedé mirá ndola y pensé, "Debe pasarle
algo realmente chungo. Debe tener cá ncer. Está extremadamente
flaca."
Lisa: ¿Era horrorosa o elegante?
C.P.: Era horrorosa. Era realmente repugnante.
Lisa: ¿Te dabas cuenta de que resultabas desagradable cuando estabas
tan delgada?
C.P.: No. Porque tienes una imagen propia sobre tu aspecto. En casa de
Rick tienen un espejo al que llamo el Espejo Adelgazante, porque me
miré en él un día y parecía realmente delgada. Todos dijeron, "Eso son
cosas tuyas." Pero entonces, la novia de este tío se miró en él y lo
confirmó , así que ahora lo llamamos el Espejo Adelgazante. Por eso,
cuando me siento gorda, voy y me miro en el Espejo Adelgazante. Hay
días que me miro y pienso, "Guau, estoy estupenda, no necesito
cambiar." Y hay otros días que me miro en el espejo y empiezo a
escudriñ ar cada centímetro de mi cuerpo: "Tengo el culo gordo. Las
piernas gordas. La tripa enorme." Pero no quiero volver a pasar por el
hospital otra vez, nunca me dejaré llevar hasta ese punto otra vez.
Ahora tengo el esó fago hecho una mierda de tanto vomitar. A veces
tengo ná useas con solo chupar el capuchó n de un bolígrafo, porque
solía meter en la garganta el cepillo de dientes, los dedos, cualquier
cosa. Y ahora cuando vomito me duele y quema, y siento que el pecho
entero me va a estallar.
Lisa: ¿Cuá ndo estabas tan delgada, có mo tenías la piel y el pelo?
C.P: Pues me creció una capa fina de vello. Era como de bebé rubio.
Como una capa extra que te mantiene caliente. Al estar tan delgada, el
cuerpo no puede mantenerse caliente.
Lisa: ¿Por todo el cuerpo y la cara?
C.P.: En la cara no tanto. Má s que nada en el tronco, el pecho y la
espada.
Lisa: ¿Y tu novio có mo llevaba que tuvieras pelo en el pecho?
C.P.: Estaba como disgustado por ello, pero me tenía cariñ o de verdad y
no decía nada. No teníamos relaciones por aquel entonces, porque yo
estaba demasiado débil y él tenía bastante miedo de romperme. Era
muy delicado conmigo todo el tiempo. Si me cogía la mano, su mano
rodeaba la mía por completo.
Lisa: ¿Todavía sientes el impulso de no comer y vomitar?
C.P.: Todavía, si. Habrá días que no comeré nada. Simplemente porque
temo llegar a ese punto donde esté demasiado gorda otra vez y todo
vuelva a empezar. Otros días comeré como una cerda y me sentiré
horrible durante semanas. Y será algo así como, "Vale, no puedo comer
durante dos días porque ayer comí mucho." Ú ltimamente no he
vomitado. Lo hice hace un par de meses, porque había comido tanto
que tuve que hacerlo. Y ya sabes, cuando vomitas te deshidratas, así
que bebía unos 3 ó 4 litros de agua primero y luego lo echaba todo. Yo
solía vomitar cada noche hasta el añ o pasado.
Lisa: ¿Tomas analgésicos ahora?
C.P.: Tomé el otro día. Pero muchos doctores extreman las
precauciones con lo que te recetan. Tuve una infecció n de riñ ó n hace
dos semanas y ni siquiera me recetaron analgésicos para eso. Pero es
normal, porque estaba fatalmente enganchada a ellos. Cuando dejé de
tomarlos, tuve que pasar por los espasmos de la retirada. Incluso si
tomara ahora uno o dos, me engancharía casi automá ticamente, así que
está bien que no me los receten a la ligera en adelante. No piensas
mucho cuando tomas analgésicos. Los analgésicos son muy peligrosos,
no só lo por motivos obvios, sino  por la forma en que te hacen pensar y
actuar. Estoy orgullosa de haber terminado con  los analgésicos y el
trastorno alimentario. Todavía tengo mis días malos. Dicen que esto
nunca se cura del todo, que siempre lo tienes en el subconsciente. Es
só lo cuestió n de controlarlo. No me voy a poner a vomitar nunca má s.
Cuando vuelvo la vista atrá s y veo lo que solía hacer, de verdad que me
repugna. 

Referencia
Entrevista a una anoréxica (por Lisa Carver). (Jueves, 23 de mayo de 2013). Entrevista a
una anoréxica (por Lisa Carver). Octubre 12,2018, de blogspot Sitio web:
http://unaflorsobreelgarrotevil.blogspot.com/2013/05/entrevista-una-anorexica-por-
lisa-carver.html

También podría gustarte