Está en la página 1de 2

La pereza

Hay muy pocos jóvenes que se dan cuenta de que la pereza es mala. No sólo porque
cuando uno es perezoso, no está haciendo lo que debería o lo que podría estar
haciendo, sino también porque cuando uno pierde el tiempo siendo perezoso, deja la
puerta abierta a las tentaciones del enemigo. Pueden meterse pensamientos en la
cabeza que nunca se hubieran metido si se hubiera estado trabajando duro y haciendo
lo que se debía. La pereza y perder el tiempo son dos de los grandes peligros para la
pureza.

La pereza es algo que tenemos que vencer. ¿Por qué? ¿Por qué es mala la pereza? Hay
muchas formas o maneras en que uno puede ser perezoso. Aunque, en general, cuando uno
es perezoso, es que no está haciendo lo que debería o lo que podría estar haciendo. 

Una forma de ser perezoso es quedarse en la cama media hora después de que suene el
despertador, es decir, de la hora en que uno tendría que haberse levantado. Otra forma es no
hacer los cargos con empeño y dedicación, sino hacerlos despacio y chapuceramente. Uno
podría decir: “¡Pero estoy cansado! ¿No puedo descansar un rato? ¿Por qué tengo que estar
siempre trabajando?”.

Hay que entender la diferencia entre descansar y ser perezoso. 

Descansar es, después de haber hecho lo que uno tenía que hacer, parar un rato para
después poder seguir trabajando bien. 

Pereza es cuando no estás haciendo lo que deberías estar haciendo.

Y podrías preguntar: ¿Por qué tengo que trabajar? ¿Por qué no puedo quedarme en el sofá
todo el día sin hacer nada? Recordad el propósito de vuestra vida. ¿Para qué nos ha creado
Dios? Para conocerle, amarle y servirle. Cuando eres perezosa, ¿Estás cumpliendo el
propósito de tu vida?

Uno podría preguntar también: Y ¿Por qué me creó Dios con esta tendencia a ser perezoso?
Si me creó para conocerle, amarle y servirle y esto es lo que quiere de mi, ¿Por qué me lo
pone tan difícil?

No es que Él nos lo haya puesto difícil. Nuestra tendencia a ser perezosos y todas las demás
pasiones y vicios vienen del pecado original. 

Cuando Adán y Eva fueron creados por Dios, no tenían que luchar contra sus pasiones, tenían
un control completo sobre sus sentidos. Sin embargo, cuando desobedecieron a Dios por
orgullo, el hombre perdió el control de sus pasiones. Así de la misma forma en que entonces
entró el sufrimiento en el mundo, también entró la lucha del hombre oír conquistar sus
pasiones; palucha del ser humano para librarse de los vicios y así poder amar a Dios
perfectamente.
Así debido al pecado humano, tenemos que luchar contra la pereza. Y lo hacemos por amor a
Dios. Dios nos ama y nos creó a cada uno de nosotros para hacer aquello a lo que a Él nos
llama. Por eso, tenemos que hacer lo que Él nos pide y no dejarnos llevar por nuestras
pasiones.

Tenemos que devolverle su amor y el modo es haciendo lo que Él nos pide, cada día, incluso
en las cosas pequeñas.

¿Cuál es la otra razón por la que tenemos que luchar con toda nuestra fuerza para vencer
esta tendencia?

Cuando uno pierde el tiempo siendo perezoso, deja la puerta abierta a las tentaciones del
enemigo. Puede meterse pensamientos en la cabeza que nunca hubiera podido meter si
estuvieras trabajando duro y haciendo lo que debías. La pereza y el perder el tiempo es uno
de los grandes peligros para la pureza.

El tiempo es un regalo de Dios y no debemos perderlo. Debemos usarlo para conocerle,


amarle y servirle.

¿Cómo podemos luchar contra esta tendencia que tenemos? Todo es cuestión de fuerza de
voluntad. Con la gracia de Dios, podemos; pero tenemos que poner un poco de nuestra parte.
El resultado de vencer las pasiones poniendo de nuestra parte, con fuerza de voluntad, es una
gran paz interior, dominio de nosotros mismos y en consecuencia, una mayor capacidad para
darnos a los demás.

También podría gustarte