Explotación sexual de menores de edad en Bogotá

Estudiante:

Maritza Liliana Jiménez Gómez

Docente:

John Alexander Martínez Granado

Universidad La Gran Colombia

Tecnólogo en Construcciones Arquitectónicas

Competencias Comunicativas II

Bogotá D.C
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Introducción

Según el ICBF (2015), Análisis de la situación de explotación sexual comercial en

Colombia:

“La Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes es una forma de

violencia, una violación de los derechos humanos de la niñez y un crimen que recorre y

hace presencia a lo largo del mundo. Colombia es parte de esta desgracia”. (p.10).

De acuerdo con esto, este, es un país marginado por este flagelo, esta es una problemática

social en la que niños de corta edad son denigrados de la peor manera y, en consecuencia, la

vida, y todos los contextos en los que el menor se desarrolla se ven representados por la

violencia, desigualdad, pobreza y abuso familiar, como un camino sin salida, sin paso alguno a

las oportunidades y a la libertad.

Son diversas las causas que llevan a la explotación sexual y solucionarlas no es fácil. Los

bajos recursos económicos, la inseguridad, el consumo de drogas, la desintegración familiar,

suelen ser los principales causantes de este problema. Si nos enfocamos en esta última, el núcleo

familiar es la columna vertebral para que cada niño y niña, de una u otra manera surja, y cuente

con condiciones de vida necesarias para su buena formación. Sin embargo, la falta de ética, y de

un conjunto de valores, han hecho que los menores vivan en una amenaza constante dentro del

hogar, y si desde este entorno que debería ser un lugar de cobijo no hay seguridad, cómo esperar

que a nivel social la situación mejore, si no hay garantías desde el seno maternal y paternal.

Según lo descrito, vale la pena realizar un análisis enfocado a la falta de moral por parte

de las familias, que han sido participes de esta aberración.

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Según, El tiempo. (2019). Colombia, es uno de los países donde más se explotan

sexualmente niños y niñas:

“El 74% de los casos de explotación sexual son de niños y niñas entre los 5 y 13 años, el

88% de los agresores son cercanos o del núcleo familiar, y el 66% de los casos, el delito

se comete dentro del hogar”.

Si analizamos estos porcentajes, sin ir más a fondo sobre esta problemática, podemos

afirmar que el principal factor de la explotación sexual en menores se enfatiza en el entorno

familiar, y sin conocer aún los motivos, esto ya implica un grave problema a nivel moral, porque

se interpone una necesidad monetaria, antes que la integridad física y ética del individuo, en este

caso del menor de edad.

Por otro lado, según el ICBF (2015), Análisis de la situación de explotación sexual

comercial en Colombia:

“La familia y la comunidad son actores fundamentales en casos que vulneran los

derechos sexuales de niños y niñas, y se debe a varias circunstancias, una de ellas

impulsada por la codicia ante la falta de oportunidad laboral y bajos recursos

económicos”. (P, 71)

Si bien es cierto que, a nivel económico, hay una desigualdad evidente y que esto genera

necesidades que requieren ser atendidas a la mayor brevedad posible, esto no debe ser usado

como escudo para motivar el hecho de afectar la vida de un ser humano que hace parte de un

núcleo familiar que está en la obligación de defender, asegurar y promover la vida digna de

niños, niñas y adolescentes a su cargo.

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La cantidad de datos, narraciones y pruebas sobre la participación de la familia en esta

problemática, enfocada en la explotación sexual de menores de edad es un caso perturbador, pero

al mismo tiempo no es una sorpresa, esto se debe a que son víctimas de la pobreza y

desesperanza, pero principalmente de valores heredados de manera equívoca que hacen

considerar a los niños, niñas y adolescentes como una propiedad, en el que se toma la vida de

indefensos como una máquina de trabajo, de uso y desuso, con el fin último de ser una fuente de

sostén económico; las familias difunden esta manera de vivir, de ver y de valorar la vida y sus

consecuencias a sus hijos, con lo que podemos inferir que existe un vacío moral por parte de

padres, madres, hermanos y demás, puesto que no hay un nivel ético en el hogar ya que ven

como única opción la venta, trata y explotación de menores.

Cabe aclarar que el entorno familiar no es el único factor que da origen a este problema

social, existen otros motivos, sin embargo, al hablar del desarrollo, cuidado y buen futuro de

menores, las familias son y deben ser los pioneros en la gestión del cuidado, educación y

protección de la niñez y de sus derechos. Es allí donde los valores familiares son primordiales, e

influyen en la capacidad de fomentar el derecho a la dignidad, y a la percepción que el niño, niña

o adolescente tiene de sí mismo y del mundo que le rodea. Cuando por diferentes circunstancias,

el entorno familiar no puede ni quiere cumplir estas obligaciones básicas, comieza a romperse el

límite principal de la defensa de los menores de edad contra un mundo inseguro e

incomprensible, lo que desprende una cadena de problemas a nivel social que hacen de este

flagelo un camino sin fin, y con una fuerte creciente.

La mayor parte de las familias venden a sus hijos plenamente conscientes de las

actividades que implica este tipo de explotación, algunas veces el niño o la niña son vendidos por
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progenitores que han llevado a cabo abusos de tipo sexual a sus propios hijos. Sin importar la

edad que tenga el menor, el padre o la madre lo encuentra capaz de ganar dinero para la familia y

la forma para adquirirlo, lo pone en una situación constante de esclavización.

No se puede pretender erradicar este problema si desde el entorno familiar no hay

consciencia del daño causado a menores, ni se tiene en cuenta el derecho que tienen los niños de

tener una vida digna, segura, tranquila y sin riesgos. Cuando el núcleo familiar no da garantías

sobre las condiciones necesarias para buena la crianza y el desarrollo en la etapa inicial de vida,

esto se convierte en un ambiente que fomenta el abandono y la exposición de niños y niñas a

entornos violentos que no son para su crecimiento. El eje fundamental para la buena crianza de

un hijo parte de las buenas prácticas morales impartidas por lo padres, pero cuando existe una

ruptura en valores, se desencadenan problemas que afectan a aquellos que consideramos el futuro

de una sociedad y de un país.

Dar solución a esta problemática no es una tarea fácil, pero desde el punto de vista

político el Estado debe brindar recursos de índole pedagógico, técnico, financiero y demás que

permita cambiar de manera progresiva la situación de los menores de edad explotados, dando

cumplimiento a los derechos y libertades que deben tener los niños, niñas y adolescentes,

transformando el enfoque estructural y cultural en los rincones donde se presenta este flagelo.

Esto también debe involucrar el fortalecimiento de los programas de recuperación de víctimas

para lograr fomentar caminos de reflexión en aquellas familias que recurren al camino de la

violencia, y sí, cambiar al individuo en su estructura ética es un camino difícil, pero si el núcleo

familiar presencia más oportunidades a nivel económico los índices de explotación tal vez

disminuirían.
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Referencia o Bibliografía

• ICBF (2015), Análisis de la situación de explotación sexual comercial en Colombia.

Recuperado de

http://www.derechoshumanos.gov.co/Observatorio/Publicaciones/Documents/2014/1407

18_libro_explotacion_sexual_nna.pdf

• El tiempo. (10 de abril del 2018). Colombia, uno de los países donde más se explota

sexualmente a niños. Recuperado de

https://www.eltiempo.com/justicia/investigacion/cifras-de-explotacion-sexual-a-ninos-en-

colombia-203568

• La FM. (20 de diciembre del 2019). Durante 2020 aumentaron en el país los procesos por

explotación sexual de menores. Recuperado de

https://www.lafm.com.co/colombia/durante-2020-aumentaron-en-el-pais-los-procesos-

por-explotacion-sexual-de-menores