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SUMARIO

SUMARIO
A fondo

La seducción del precipicio // 6


La afición a las conductas de riesgo. Descripción del fenómeno
Por Herminio Otero

Crecer “jugándosela” // 12
Razones psicológicas de la pasión por vivir peligrosamente
Por Alejandro Rocamora

Rozar el límite // 20
¿Los jóvenes buscan el peligro? ¿Qué deportes extremos y
actividades peligrosas?
Por José Luis Rozalén

El despertar del águila // 28


¿Qué otras ofertas apasionantes pueden ofrecer la familia
y la sociedad para encauzar la energía de los jóvenes?
Por José María Jiménez

Entrevista // 34
Con Sebastián Álvaro, director del
programa Al filo de lo imposible Director: Colaboradores:
Por Gloria Díez Pedro Miguel Lamet Herminio Otero
Alejandro Rocamora
Redactor jefe: José Luis Rozalén
Cine // 44 Fernando Alberca José Mª Jiménez
“Sufrir” desde la butaca Gloria Díez
Por Norberto Alcover Dirección de Arte: Norberto Alcover
Cristina Bezanilla Antonio Saugar

A pie de calle // 50 Edita: Diseño y publicidad:


Sobrevivir, adrenalina, televisión e Teléfono de la Esperanza Virginia Vera
Internet Depósito Legal: Impact 5
Por Antonio Saugar M-28,500-1973 Tel.: 917 818 795

Dirección, redacción
Comunicando // 54 y administración:
El Teléfono de Oviedo estrena sede Francos Rodríguez, 51
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Carta del Director

LA ERÓTICA DEL RIESGO


“Quien ama el peligro, sucumbe en él” solían decir los antiguos, se-
gún sabio consejo del libro del Eclesiástico. Ahora la sentencia ha-
bría evolucionado a: “Amo el riesgo y paso de lo que me juego en
él”. Kamikazes urbanos, puenting, rafting, ala delta, parapente,
submarinismo, apretar el acelerador de motos y coches de gran
cilindrada, son sólo algunas muestras de esta moda creciente
de vivir situaciones límite provocadas. Éstas no son sólo físi-
cas, pueden ser también de orden moral: aventurarme en una
historia amorosa sólo para sentirla, sin preocuparme de las
consecuencias; arriesgar insensatamente un trabajo; meter-
me en negocios sin pensarlo; en una palabra, jugar con fuego
o desactivar una bomba sin tomar las debidas precauciones, por el puro “placer” de bordear el precipicio.

Me contaron en una universidad madrileña que los alumnos se rifaban la posibilidad de ir como voluntarios en
las ambulancias del SAMUR, que atienden a los accidentados de carretera. No era evidentemente por altruis-
mo, sino por “el morbo de ver heridos y sangre”. Otra manera de segregar como sea adrenalina, de salir del
aburrimiento, de experimentar algo nuevo, de rozar la sima.

Un fenómeno que no encontraremos ni en los países que pasan hambre o en vías de desarrollo, ni en los que
están en guerra como Irak o Afganistán, ni en donde las necesidades primarias están aún sin cubrir. Ellos, en
cambio, buscan garantías de supervivencia, mínimos de seguridad. Tal pasión por vivir situaciones de riesgo,
claro, se reduce a Occidente y a los países desarrollados.

Es cierto que atravesar las fronteras y rozar los límites han sido siempre facetas de la vida humana. Viven en el
corazón del explorador y el aventurero. Sin esa pasión no se habrían descubierto territorios ignotos, ni se habría
navegado a otros mundos, ni se habría cruzado la barrera del sonido o pisado otros planetas. Pero estos son
riesgos justificados por su fin. En este número de AVIVIR nos ocupamos de un matiz diferente: la necesidad de
experimentar el riesgo por el riego, sin objetivo fuera de él.

El niño se arriesga a subir por primera vez un escalón o a enredar en la cocina por un instinto de crecimiento,
igual que el primer día que nos fuimos a la ciudad en bicicleta o dimos la primera brazada “sin pie” en el mar o
la piscina. Pero éstos son pasos que la vida nos exige para crecer. El amor al peligro al que nos referimos raya
en lo patológico y debemos preguntarnos a qué se debe, qué revela en profundidad.

A bote pronto parece, como hemos dicho, que podría ser una forma de droga, de liberación de la rutina, de hui-
da del hartazgo. Si mañana estallara una guerra cerca de nosotros, o faltara drásticamente el agua, seguro que
nadie se dedicaría a hacer puenting o caída libre en paracaídas. Profundizando más, nos encontraríamos con la
fascinación inconsciente del “más allá”. Decimos huir de la muerte, sí, pero la muerte está en el subconsciente
colectivo y encierra el gran misterio de la vida, que no es otro que la transcendencia. El riesgo es un modo de
rozar con la punta de los dedos a Thanatos, bien cercano por cierto a la seducción de Eros.

Esperemos que este número nos ayude en el análisis de una tentación que quizás muchos lectores pueden no
sentir en sí mismos, pero que seguramente debe preocuparles como evidencia en la gente joven que les rodea,
sus hijos o amigos. Sobre todo cuando este desafío -exclusivo antaño de pilotos de carreras, navegantes, toreros
o escaladores, profesionales del riesgo que al fin y al cabo conocen sus reglas y límites-, ha pasado a ser una
actividad de fin de semana y hasta un peligro para los demás, como son los kamikazes que conducen en direc-
ción contraria por las carreteras.

No defendemos la huida de todo peligro ni la actitud timorata de “la pata quebrada y en casa”, pues con dicha
filosofía ni el hombre ni la humanidad habrían progresado a lo largo de la historia. Estamos en contra del riesgo
como vicio, droga, huida, alienación; puesto que, como asegura Cervantes en Persiles y Segismunda: “En los
apretados peligros toda razón se atropella”.

Pedro Miguel Lamet

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A Fondo

LA SEDUCCION
DEL PRECIPICIO
LA SOCIEDAD ACTUAL
INCITA A DAR “RIENDA
SUELTA” AL INSTINTO
NATURAL DE LOS JÓVENES
POR VIVIR EXPERIENCIAS
“AL LÍMITE”
Por Herminio Otero
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A Fondo

El instinto de violencia que la


Naturaleza proporciona a todo
ser vivo para evitar ser comido
permanece activo en nosotros
y necesita ser alimentado de
vez en cuando con actividades
que nos exponen a un peligro

Acostumbrados a vivir con riesgos a lo largo de la historia,


no sabemos prescindir de ellos. Por eso a veces buscamos el
riesgo de forma inconsciente, declarada o desesperada hasta
convertirnos en adictos a él.

Desde hace millones de años el sol ilumina este Eso ha sido así durante millones de años, aunque
planeta, que gira sin cesar separando el día de las personas que vivimos en los países desarro-
la noche. Por eso todos nosotros anclamos nues- llados nos hemos desnaturalizado hasta el extre-
tras raíces en la noche de los tiempos, una larga mo de no necesitar la violencia para comer o para
noche de peligros superados, a veces con sangre evitar ser comidos. Pero nos queda la memoria en
derramada y siempre con la violencia a flor de los genes: este instinto de violencia y de muerte
piel como recurso de supervivencia. Una noche, permanece activo en nosotros y necesita ser ali-
a la vez, alternada con el día que nos lleva a es- mentado de vez en cuando. Y continúa vigente en
perar un futuro de luz. nuestra sociedad la “ley del más fuerte”.

Este instinto violento impulsa la atracción por el


La violencia y el instinto de muerte riesgo que sienten algunos adultos y especial-
mente los jóvenes, pues, cuando se satisface,
Los seres vivos, especialmente al comienzo de afluye tal cantidad de bioenergía que el cuerpo
su existencia, corren el riesgo de ser devo- humano se llena de vitalidad, lo mismo que cuan-
rados por otro ser que habitualmente se ali- do se satisface el instinto sexual.
menta de él: “el pez grande se come al chi-
co”, y éste a su vez ha comido a otros más Tanto la violencia como la muerte son fuerzas instin-
pequeños. Todo animal tendrá que hacer uso tivas. Al negar su existencia en nosotros, las hemos
de su agresividad para sobrevivir, ya sea para arrojado a la inconsciencia cuyas manifestaciones
comer o para evitar ser comido, para cazar o podemos ver: conjugamos el miedo viendo historias
para evitar ser cazado. Es una ley básica na- de terror y satisfacemos nuestro instinto de muerte
tural que nos ha constituido en la noche de los –tan seductor como el instinto sexual, especialmen-
tiempos: la Naturaleza proporciona a todo ser te cuando ambos están reprimidos– viendo películas
vivo un instinto agresivo para evitar ser co- violentas que susciten sensaciones fuertes. “Nues-
mido, que en la mayoría de los casos se con- tro instinto de muerte, y el pánico que nos provoca,
vierte en instinto asesino cuando se necesita palpita ante la escenificación cinematográfica de las
cazar para comer. fuerzas de nuestro lado oscuro.”

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A Fondo

Hay personas que no están


seguras de lo que sienten, por
lo que a veces ponen en
riesgo su relación de pareja,
pues sólo la valoran cuando
creen que la pueden perder

Algunos adictos al riesgo


tienen anestesiados afectos
como la ternura y el placer
y necesitan sensaciones
fuertes porque no pueden
disfrutar de los pequeños
placeres de la vida

En busca del riesgo resistencia hasta convertirse en héroe arriesgan-


do la vida para lograrlo. Ahora los rituales van
Por eso algunas personas buscan de continuo desapareciendo o alargándose hasta quedar in-
sensaciones fuertes más allá de la realidad cine- utilizados: se disfrazan, se edulcoran y se debi-
matográfica: se sienten fascinados por la sensa- litan innecesariamente, y no llegan a cumplir la
ción que experimentan ante el riesgo y disfrutan función que originariamente tenían.
realizando actividades que les ponen en situacio-
nes complicadas y de peligro y que les ayudan Durante siglos la lucha por la vida impulsaba a
a descargar adrenalina. Jóvenes y adolescentes arriesgar continuamente, a veces hasta la vida. Y
se sienten atraídos más que nadie por el ries- siempre había batallas a las que enfrentarse. Hace
go: buscan experiencias nuevas sin llegar a ser poco más de medio siglo terminaron las grandes
realmente conscientes del peligro que corren. O batallas y nos quedamos sin riesgos a los que en-
creen que pueden salir airosos sin perecer en la frentarnos. Los ritos de iniciación se convirtieron
batalla. Se trata de una cuestión biológica (el ce- en una etapa de transición: la adolescencia, cada
rebro no capta el peligro) y social: se dejan llevar vez más larga, cada vez más temprana, cada vez
por lo que hacen otros. alargada. Ante la falta de grandes metas por las
que luchar (“Lo tenemos todo, ya hemos llegado
En algunas épocas de la historia se conjuraba el al final antes de salir”), los jóvenes se convierten
miedo y se salía de él mediante ritos de inicia- en “rebeldes sin causa”, como James Dean, cuyo
ción, que son tan viejos como el mundo. En las personaje recomendaba: “Vive rápido, muere jo-
tribus primitivas el niño se convierte en adulto y ven y deja un bonito cadáver”.
el adulto se convierte en cazador o en guerrero
a través de un ritual que incluía siempre tanto la James Dean pudo ser un prototipo social, donde
sexualidad como la violencia. Cada persona tenía la manifestación espontánea de agresividad, la
la posibilidad de demostrar su capacidad de búsqueda de sensaciones –quizás para vencer un

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A Fondo

vacío depresivo– y el rechazo de la norma so- aunque a veces son controladas por ellas, pues
cial se mostraron como factores que favorecían es imposible vivir en la frontera del peligro sin
la tendencia a correr riesgos ante la ausencia de caer, de vez en cuando, en él. Cuando salen airo-
batallas mayores. sas, las ganancias son importantes, pero cuando
fracasan, las pérdidas suelen ser desastrosas.
Algunos jóvenes mantuvieron la lucha queriendo
cambiar el mundo en los sesenta, pero era una
lucha acomodada y se gastaban su dinero en dis- Personas adictas al riesgo
cos y transistores para terminar no sólo perdidos
sino rodeados y sin metas por las que luchar. Al- Las situaciones de riesgo atraen de tal forma a
gunos, entonces, faltos de enemigos verdaderos, estas personas que les lleva a experimentar sen-
iniciaron conductas de riesgo (ingestión de sus- saciones fuertes y a vivir aventuras intensas en
tancias químicas, relaciones sin prevención...). las que el peligro es la mayor atracción. Se con-
De alguna forma eran fieles a la memoria gra- vierten de alguna forma en personas adictas al
bada en los genes que les había llevado, durante riesgo y tienen más tendencia a ‘jugársela’ en
centenares de miles de años, a luchar y arriesgar algunos aspectos importantes de la vida: eligen
hasta la vida, precisamente para conservarla... la práctica de deportes de riesgo o siguen otras
conductas temerarias que implican riesgos afec-
Ahora también hay adultos –cada vez más– que, tivos o profesionales.
a falta de auténticas batallas, se sienten atraídos
por las situaciones límite y buscan actividades • Riesgo corporal: Algunas personas con pocos
que les hagan sentir sensaciones nuevas. Sólo el recursos psicológicos para reaccionar correcta-
riesgo cumple sus expectativas. mente ante los conflictos anímicos, corren ries-
gos que dañan su cuerpo, de modo que el cuer-
En este caso, la atracción por el riesgo se desarro- po se hace cargo de los sollozos que vienen del
lla paulatinamente: las personas excesivamente alma. Son personas, por ejemplo, que tienen
atrevidas en sus conductas van sobrepasando accidentes con frecuencia. De este modo, es el
poco a poco el límite de la cuerpo el que sufre y el que grita y, por lo tanto,
prudencia hasta llegar el dolor corporal se hace cargo de un sufrimien-
a poner en riesgo sus to psicológico que no se siente o cuyo reconoci-
vidas. Después pro- miento provocaría una angustia excesiva.
vocan con demasiada
frecuencia situaciones • El riesgo profesional: No todas las personas
que ponen en peli- tienen capacidades para emprender un nego-
gro su trabajo, su cio ni para desempeñar cargos de responsabili-
salud o sus re- dad dentro de las empresas, pues han de estar
laciones afecti- preparadas para afrontar riesgos ante situacio-
vas. Se sienten nes difíciles y tomar decisiones que afectarán
tan atraídas tanto a su futuro profesional como al de la em-
por las sen- presa. Algunas personas tienen un miedo tan
saciones fuer- exagerado al fracaso profesional que son inca-
tes, que de- paces de correr el más mínimo riesgo, y otras
sarrollan una tienden a poner en continuo riesgo su propio
curiosa adic- mundo profesional: ponen el puesto de trabajo
ción al ries- en peligro por malas actuaciones, falta de res-
go: les gusta ponsabilidad, descuidos reiterados o dejadez...
controlar las Según los expertos, esta tendencia surge, en
situacio- ocasiones, para calmar una culpa inconsciente
nes di- asociada a ciertas situaciones de éxito laboral.
fíciles, “Cuando una persona está realmente conven-

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A Fondo

En casos extremos, la
atracción por el riesgo puede
estar relacionada con un deseo
inconsciente de morir: no
tienen apego a la vida y les
resulta indiferente vivir o morir

cida de que no se merece ese puesto o que el Cuando los jóvenes acuden al alcohol y a las dro-
cargo que ostenta es demasiado para él, apa- gas, lo hacen en parte por evadirse de la mo-
rece la idea de que se lo está quitando a otra nótona realidad de sus hábitos gregarios, pero
persona de su entorno laboral.” también por experimentar nuevos riesgos, aun-
que resulta paradójico que, a la vez, la juventud
• El riesgo afectivo: Hay personas que no están sea cada vez más reacia al compromiso.
seguras de lo que sienten y tienen dificultades El proceso de juvenilización de la sociedad hace
para amar. A veces necesitan que su pareja les que muchos adultos queden contagiados por es-
reafirme su afecto. En consecuencia, a veces tas mismas actitudes. He aquí dos situaciones en
ponen en riesgo su relación de pareja llegando que quedan patentes:
incluso a disfrutar del riesgo que eso conlleva,
pues sólo la valoran cuando creen que la pueden • Los deportes de riesgo están en auge: Jó-
perder. En el fondo son personas inseguras y venes ejecutivos, muy deportistas y amantes
dependientes, que se disfrazan de conquistado- de la naturaleza, descienden sobre una balsa
res para esconder sus verdaderos temores. Éste por aguas bravas de un río (rafting) o saltan
es el caso de algunas parejas con una relación desde un puente sujetos con un arnés especial
estable, que podrían vivir una vida plácida y sin (puenting) o se sumergen en lo más profundo
sobresaltos en este terreno y, sin embargo, po- de mares o lagos (submarinismo) o vuelan a
nen en peligro constantemente su relación. Les merced del viento (parapente) o cabalgan a lo-
gusta tentar a la suerte, probar hasta dónde es mos de un minimoto (quads)... Y otros acuden
capaz de aguantar su pareja. Hacen y dicen co- los fines de semana a disparar pólvora en ba-
sas que podrían hacer que su pareja se alejara. tallas sonoras de campos de guerra ficticios.
Disfrutan provocando situaciones límite y con la
incertidumbre de cómo reaccionará el otro. • Riesgo al volante: Muchos jóvenes y algu-
nos adultos se sienten atraídos por una de las
conductas de riesgo que más muertes causa:
Algunos riesgos específicos la que se practica al volante del coche. Desean
tener experiencias nuevas y probarse a sí mis-
Los jóvenes siempre se han sentido atraídos por mos. Como no miden, en ocasiones les cuesta
el riesgo, pero nunca como ahora: se eleva cada la vida.
vez más el nivel de dificultad y riesgo de las com-
peticiones, se inventan nuevos deportes para Véanse en el recuadro algunos factores que deter-
practicar en solitario la aventura del peligro, la minan la atracción por el riesgo, aunque cada per-
velocidad se cobra cada día nuevas vidas jóvenes sona tendrá sus razones subjetivas, generalmente
en las carreteras... inconscientes, para sucumbir a sus encantos.

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A Fondo

¿QUÉ SE ESCONDE TRAS LA ATRACCIÓN POR EL RIESGO?

• Interés por la aventura. Nos atrae la vivencia del riesgo como una aventura que sobre-
pasa el límite de lo consciente. Así probamos hasta dónde somos capaces de llegar, y lo
recordamos como una hazaña que fuimos capaces de realizar (“¡Lo hice!”)... La búsqueda
de peligro y aventura se concreta en actividades que impliquen velocidad, desafío a la
gravedad, violencia...

• Reacción ante la pérdida. Algunas personas valoran lo que tienen sólo cuando se puede
perder, por lo que sólo ante la idea de la pérdida son capaces de reaccionar seriamente. De
ahí que se pongan continuamente a prueba: necesitan saber dónde están sus límites.

• Superación de desafíos o retos. Nos demostramos arrojo y valentía como un desafío


personal, o como un desafío hacia la propia naturaleza. Éste es el caso de la atracción
por los deportes de riesgo, practicados en medios naturales y en condiciones muy difíciles
para el ser humano. O la búsqueda de experiencias, de intensidad desusada, a través de
la tendencia al inconformismo.

• Búsqueda de sensaciones fuertes. Nos atrae el riesgo porque provoca unas sensacio-
nes nuevas e intensas que nos hacen vivir ese momento como único e irrepetible. Algunas
personas encuentran en ellas una salida ante una vida rutinaria y aburrida. Sienten la
necesidad de vivir emociones intensas, como si estuvieran dominadas por una especie de
aburrimiento interno, de anestesia psíquica, que sólo se pudiera combatir a base de estí-
mulos exagerados. Algunos individuos adictos al riesgo tienen anestesiados afectos como
la ternura y el placer y necesitan sensaciones fuertes porque no pueden disfrutar de los
pequeños placeres de la vida.

• Consumo de drogas. A veces la conducta temeraria está relacionada con la búsqueda de


la desinhibición, conducta hedonista que se conecta con el consumo de alcohol o de drogas.
El problema es descubrir por qué se consumen.

• Inconsciencia. Algunas personas tienen una conducta temeraria: realizan actividades pe-
ligrosas sin pensar en los posibles riesgos; son inconscientes más que valientes. No domina
estos actos su “yo” consciente, sino un conjunto de impulsos que no pueden controlar y que
se producen porque, en verdad, tienen un cierto desconocimiento de sus límites. Conflictos
internos inconscientes les llevan a asumir riesgos innecesarios.

• Deseo inconsciente de morir. En casos extremos, la atracción por el riesgo puede estar
relacionada con un deseo inconsciente de morir. Algunas personas sienten desgana de vivir:
no tienen apego a la vida y les resulta indiferente vivir o morir. Se arriesgan al máximo de-
jando su vida en manos del destino.

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C R EC E R
JUGÁNDOSELA
PSICOLOGÍA DEL RIESGO Y VIDA
COTIDIANA

Por Alejandro Rocamora Bonilla

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A Fondo

La vida cotidiana está impregnada de tomas


de decisiones que, en mayor o menor me-
dida, suponen un riesgo personal, econó-
mico o familiar. Desde la propia elección
de pareja, hasta la mejor universidad
para los hijos, pasando por cómo inver-
tir nuestros ahorros, nuestras vidas son
un carrusel de decisiones con posibilida-
des de éxito pero también de fracaso. Por
esto, hoy nos hacemos las siguientes preguntas:
¿en qué consiste la psicología del riesgo?, ¿el ries-
go favorece o entorpece el crecimiento psicológico
de la persona?, ¿debemos eliminar todo riesgo y
buscar la seguridad absoluta? Interrogantes que
intentaremos contestar en las siguientes líneas.

El hombre actual vive en una “sociedad de ries- el objetivo; es pues, una posibilidad de fracaso,
go” (según Beck), donde ha superado los crite- pero también de éxito; las notas características
rios de producción de la sociedad industrial para del riesgo son: hace referencia a decisiones hu-
centrarse sobre todo en el “valor de la seguri- manas y por lo tanto son evitables (en esto se
dad”: Así se han multiplicado los seguros de vida, diferencian de los peligros), son cuantificables (y
seguro de accidente, seguridad de las relaciones por lo tanto se pueden valorar las posibilidades
sexuales para evitar el sida o la misma preocupa- de éxito y se pueden controlar) y además pue-
ción por la salud, como en un intento por evitar a den ser imputables si no se han puesto los me-
toda costa la enfermedad y la muerte. dios óptimos para evitar el fracaso. Sin embar-
go, el peligro implica una amenaza real sobre
Pero la seguridad absoluta no existe, por lo que la cual podemos actuar para evitar un desenla-
el ser humano debe aprender a vivir en la cuerda ce negativo; el peligro emerge en situaciones de
floja del riesgo, para no caer en la crisis y desli- incertidumbre y no depende de nuestras accio-
zarse hacia su propia destrucción. nes, ni decisiones y sólo nos podemos enfrentar
a él de forma defensiva.

Riesgo, peligro y crisis Por esto, ante un enfermo diagnosticado de cán-


cer terminal habrá que hablar más de “peligro” y
El término “riesgo” es una palabra latina que apa- no de “riesgo” de muerte, pues el desenlace no
rece históricamente en el siglo XII y XIII en algu- depende del propio sujeto sino de la evolución de
nas ciudades de las costas italianas, en relación la enfermedad.
con el comercio marítimo y el desarrollo en tie-
rras lejanas. El riesgo nos enmarca en un horizonte ambiva-
lente donde los éxitos pueden estar acompaña-
La situación de riesgo, pues, sugiere lo que no dos de fracasos. El riesgo nos impulsa a una de-
debería hacerse para conseguir el triunfo, pero cisión: acertada o no. No obstante, la vivencia
no define lo que se debería hacer para conseguir de riesgo puede provocar en el ser humano la

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El riesgo hace referencia


a decisiones humanas y
por tanto son evitables,
mientras que el peligro no
depende de nosotros y sólo
cabe enfrentarse a él de
forma defensiva
tendencia a la pasividad y a la no acción. Así,
si temo que me rechacen una oferta de trabajo,
no me arriesgo a plantearla. De esta forma evi-
tamos la posibilidad de fracaso, pero también la posibilidades, pero es obvio que ese equilibrio no
posibilidad de éxito. es estático y para progresar es preciso un desequi-
librio (crisis) que nos posibilite un nuevo equilibrio
El riesgo está en confrontación con la propia ten- más sano y maduro. Sin riesgo no se puede crecer
dencia del ser humano al control y al equilibrio. Es psicológicamente y sin crecimiento no podemos lo-
cierto, que la felicidad se ha definido como un equi- grar la felicidad. Así, pues la secuencia completa
librio entre las necesidades del ser humano y sus es: riesgo-crisis-crecimiento psicológico.

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De la seguridad al riesgo podemos calcular la posibilidad de que me atra-


quen en una calle solitaria y por la noche, o que
Desde la psicología hablamos de los factores de tenga un accidente de coche si vamos a más
riesgo en la toma de decisiones, sabiendo que la de 250 kms./h.; pero también es algo subjeti-
seguridad absoluta de acertar no existe. En nues- vo, que va depender de la personalidad del su-
tra vida cotidiana continuamente estamos ac- jeto: así podemos comprobar que existen indi-
tuando entre la seguridad y el riesgo: cerrar la viduos que tienen miedo a arriesgar en la bolsa
puerta de la casa con llave poniendo la alarma o o de estar solo en casa, por poner sólo algunos
no; comprar con tarjeta o con dinero metálico; ir ejemplos.
por un sitio oscuro o con luz; hacer un viaje en
tren o en avión, etc. En todos estos casos, ade- Así, pues, la sensación de seguridad no es
más de otros factores (económico, rapidez, etc.) lo mismo que la realidad de la seguridad; la
estamos valorando la mayor o menor seguridad. primera, depende de la personalidad del sujeto
(existen individuos más o menos arriesgados,
Otro dato importante es que cuando buscamos la más o menos seguros, más o menos confiados
seguridad generalmente debemos hacer concesio- en sí mismos); pero la segunda depende más
nes a la comodidad (ponerse o no el cinturón en de la situación concreta y objetivable. Es decir,
el coche), a ‘perder tiempo’ (el control en los ae- existen situaciones que por definición son inse-
ropuertos), al coste económico (poner alarmas en guras: el diagnóstico de una enfermedad mor-
el domicilio), etc. Todo ello es más seguro pero a tal, un hecho traumático como una violación,
cambio de la comodidad, de tiempo o de dinero. etc. Aquí hablamos de esta situación subjeti-
va de seguridad o no, que es la parte psicoló-
La seguridad, por otra parte, es una realidad gica del fenómeno y que constituye el contra-
pero también es una sensación personal; así, punto del riesgo.

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Dogmas sobre el riesgo rá la primera opción. Esta experiencia se pue-


de aplicar a la decisión de elegir un trabajo
El crecimiento psicológico de la persona no se menos retribuido pero más seguro: así, hoy
puede representar por una línea recta ascenden- damos más importancia a un trabajo perma-
te, sino por una línea quebrada, donde el punto nente en una empresa fuerte, si es del Estado
de inflexión debe ser el trampolín para subir un mejor que mejor, que el hecho de ganar más
nuevo escalón. No obstante, en este proceso psi- pero con menos seguridad de permanencia.
cológico podemos describir algunos ‘dogmas’ im-
presos en nuestra cultura, que no favorecen el • “Posición optimista”: tendemos a pensar
crecimiento sino más bien contribuyen al estan- que a nosotros no nos va a pasar lo mismo que
camiento o la paralización. He aquí algunos de al vecino, al panadero de la esquina o a nues-
esos ‘dogmas’: tro amigo íntimo, por poner algunos ejemplos.
Por esto, podemos seguir fumando dos caje-
• “Mas vale pájaro en mano que ciento vo- tillas de tabaco todos los días, pues el cáncer
lando”: este dicho popular pone de manifiesto de pulmón no nos afectara, o ir a 250 Kms./h.
cómo la mayoría de las personas buscan la se- pues los accidentes de coches les ocurren a los
guridad de lo concreto y lo conseguido, sin ver demás... Pero la cruda realidad es otra: el cán-
que también el riesgo les puede llevar a tener cer de pulmón es más frecuente entre los fu-
más cultura, dinero, amigos, etc. Hay diversos madores y está comprobado que a mayor ve-
estudios que ponen de manifiesto este ‘dog- locidad mayor riesgo de accidentes mortales.
ma’: por ejemplo, si proponemos a un gru-
po de personas que ganarán de forma segura • “Sarna con gusto no pica”: existe la convic-
500€ si hacen una acción o bien que tendrán la ción de que la conducta que produce placer no
posibilidad del 50% de ganar 1.000 € si hacen puede ser negativa y por lo tanto no es noci-
otra, está comprobado que la mayoría elegi- va para el sujeto: así el heroinómano o el al-

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A Fondo

Sin riesgo no se puede


crecer psicológicamente y
sin crecimiento no podemos
lograr la felicidad

cohólico, por la situación de “bienestar” que ciden por ellos. En una situación extrema, la de-
esas conductas le producen, tienden a minimi- pendencia puede llevar al anquilosamiento de la
zar sus riesgos. persona y a actuar siempre en función del otro.
Son personas, quizás, que tienen tanto miedo
• Somos más sensibles con los riesgos de los a equivocarse a no acertar, que delegan en los
demás: hijos, esposo/a, padre/madre, etc.: demás, pues solamente el pensar que se pue-
ejemplo tipo es el caso del padre o de la ma- den equivocar les produce temor y angustia.
dre que no se vacunan contra la gripe, pero no
permiten que no lo hagan los hijos; o los pa- • Personalidad pasiva (“no sé qué hacer”):
dres que no permiten a sus hijos fumar pero no depende, pero tampoco avanza ni retroce-
ellos fuman, etc. de. Son personas que nunca se equivocan, pues
nunca deciden, pero tampoco sienten la felici-
dad del acierto. Es como si hubieran renunciado
Personalidad y riesgo a la ‘sal’ de la vida: decidir para poder avanzar o
sentir el fracaso para poder levantarse y seguir.
El factor subjetivo del riesgo, que hemos señalado
antes, está en relación con la personalidad del suje- • Personalidad arriesgada (“me la juego”):
to. Por este motivo, respecto al “valor riesgo” pode- es el ejemplo de la “huida hacia delante” de
mos clasificar a las personas de la siguiente forma: los inversores en bolsa: invierten más de lo
• Personalidad dependiente (“lo que tú di- que tienen. Esto también puede ocurrir a otros
gas”): son los sujetos que están tan pegados al niveles: escoger un trabajo para el que no es-
padre, la madre o pareja, que nunca sienten el tamos preparados, casarnos con una persona
vértigo del riesgo, ya que los otros siempre de- sin convencimiento de éxito, etc. Es pues el

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contrapunto de las anteriores: tiene la posi-


bilidad de grandes fracasos pero también de
grandes éxitos. No calculan los riesgos y están
en continuo movimiento: pueden cambiar en
varias ocasiones de trabajo, e incluso de pare-
jas. Es como si en el continuo cambio pudie-
ran encontrar el equilibrio, aunque la realidad
es que nunca se encuentran satisfechos y ne-
cesitan el cambio y el riesgo por el riesgo.

• Personalidad equilibrada (“reflexiono y


actúo”): es aquella que sabe en todo momen-
to si es preciso dar un paso hacia delante o ha-
cia atrás. Arriesga dentro de un orden, pues
conoce sus posibilidades y también sus limita-
ciones en todos los aspectos: psicológicos, so-
ciales, económicos, etc. de que disponen.

Claves para superar el miedo a elegir

En las elecciones importantes (de pa-


reja, laborales, educación de los hijos,
etc.), lo que planea sobre ellas es el miedo
al error, al caos que se puede producir después de
tomar esa o la otra alternativa. Esto explicaría la
angustia anterior a la decisión. Es como si quisié-
ramos atrapar el futuro, para así evitar el fracaso
y asegurarnos el éxito.

Formas de mitigar los aspectos negativos del


riesgo ante cualquier elección:

• El conocimiento de uno mismo: debemos


partir de nuestras propios posibilidades y lí-
mites para aceptar la posibilidad del error. Si
pretendemos en todo momento conseguir la
perfección, lo que se logra es una permanen-
te insatisfacción, ya que no existe el cónyu-
ge perfecto, ni el hijo pluscuamperfecto, ni el
puesto de trabajo ideal. Somos finitos y limita-
dos y todo lo que nos rodea puede “ser más”:
bello, sincero, gratificante, etc. Habrá que lu-
char por conseguir la opción, que en ese mo-
Quien no se arriesga
mento, sea la más adecuada, aunque no cum- nunca se equivoca,
pla con las características del ideal. pero desgraciadamente
nunca acierta
• Es mejor elegir que quedarse pasivo: es pre-
ferible tomar alguna opción, aunque nos equi-
voquemos, que quedarse inmóvil, no decidir;

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si elijo un camino me puedo equivocar pero tam- cadas a lo largo de la existencia. En muchas oca-
bién estoy consiguiendo ‘puntos’ para encontrar siones la angustia ante la decisión que se debe
la buena salida. Es cierto que el que no se decide tomar se produce porque se vive con tanta inten-
nunca se equivoca, pero desgraciadamente nun- sidad que parece el último acto que vamos a rea-
ca acierta. La pasividad ante el conflicto nunca lizar. La actitud adecuada ante el conflicto es con-
es beneficiosa. Es más, es un sufrimiento inútil. vencernos de su temporalidad: aunque me cueste
(dinero o energía) siempre puedo rectificar.
• Las precipitaciones no son buenas conseje-
ras: el dicho “lo pensaré con la almohada” nos
está indicado la necesidad de un plazo para deci- El riesgo como catalizador
dir. Eso sí, no darse tiempo es una precipitación,
pero dilatar la decisión pude dar lugar a cerrar El “riesgo fantasma”, presumir de cualidades per-
la herida en falso, y a que la situación se croni- sonales, económicas o laborales, que no se tie-
fique. Es lo que le ocurrió, según los historiado- nen, se hace no para crecer psicológicamente sino
res, al filósofo Kant: al parecer cuando tenía cin- para impresionar al otro, conseguir su aplauso o
cuenta años un vecino le ofreció en matrimonio compensar un gran sentimiento de inferioridad;
a su bella hija. El filosofo le contestó: “Déjeme este riesgo si es negativo para el individuo, pues
que lo piense”. Reflexionó sobre las ventajas e puede llevar a acciones que se vuelven contra él.
inconvenientes del matrimonio, sobre la respon- Sin embargo, el riesgo, dentro de un orden, pue-
sabilidad de los hijos, sobre la situación econó- de ayudar a ir progresando en el trabajo, en la
mica, etc. Cinco años más tarde dio por termi- convivencia o en la misma posición social y eco-
nadas sus deliberaciones y se presentó en casa nómica. El riesgo, pues, es como un catalizador.
del vecino para pedir a la hija en matrimonio. El
único problema fue que ésta se había casado y El catalizador, en una reacción química, es la sus-
tenía dos hijos. Está claro que Kant pospuso en tancia que puede acelerar o retrasar el proce-
exceso su tiempo de reflexión. so; en este sentido afirmamos que la vivencia de
riesgo, por si misma, implica una posibilidad de
• Pocas decisiones son absolutas y eternas: la crecimiento para el individuo, siempre que sepa
muerte es la única experiencia humana irrever- convertir ese riesgo en un nuevo escalón de as-
sible, el resto de alternativas pueden ser modifi- censo hacia la propia felicidad del sujeto.

ENJABONARTE COLABORA CON EL TELÉFONO DE LA ESPERANZA

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ROZAR EL
EL HECHIZO DEL RIESGO
EN LA GENTE JÓVEN

Por José Luis Rozalén

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EL LÍMITE
Anoche, en un informativo de televisión, lo pude ver y
me quedé admirado de tanta belleza, de tanto arrojo,
de tanto dominio del cuerpo, de tanta valentía: Tenien-
do como fondo grandioso y deslumbrante el paisaje ne-
vado de los Alpes austriacos, los esquiadores se lan-
zaban desde las cimas más elevadas de las montañas y,
con total pericia, a una velocidad que ‘quitaba el hipo’,
con una técnica depurada, con un peligro evidente para
su integridad física, descendían sobre la nieve ‘a tumba
abierta’ por desfiladeros, valles, faldas, sendas, cor-
tes en vertical superados limpiamente, y llegaban, por
fin, a la meta... ¡Realmente espectacular!

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Acciones arriesgadas como éstas las podemos


contemplar frecuentemente en la vida real, o en
los medios de comunicación: jóvenes (y menos
jóvenes) que saltan al vacío en caída libre, a más
de 160 kms. por hora, con un paracaídas a la
espalda; jóvenes que cruzan, sobre el hermoso
e inmenso valle, los aires azules y transparentes
de la mañana haciendo parapente; jóvenes que
se lanzan desde el pretil de un puente atados a
una cuerda larga y elástica que les va a impedir
estamparse contra las rocas allá abajo; jóvenes
que son capaces de escalar paredes escarpadas,
casi verticales, con la exclusiva ayuda de sus ‘ga-
tunas’ manos y de sus fuertes y flexibles pies;
jóvenes que sirviéndose sólo de una cuerda, un
casco y una linterna son capaces de introducirse
en profundas grutas, en oscuras cuevas, con el
afán de inspeccionar las entrañas de la tierra...

Y podemos contemplar a otros jóvenes (y si no


son tan jóvenes, tienen el alma joven) que, en
los sanfermines de Pamplona, son capaces de ju-
garse la vida corriendo peligrosamente ante unos
morlacos astifinos y corniveletos; jóvenes ‘recor-
tadores’ que con un simple y elegante giro de
cintura, jugándose literalmente el tipo, quiebran
al bicho que viene hacia ellos ‘como un tren de
mercancías’; jóvenes y adolescentes que saltan
a las cristalinas aguas del Caribe desde alturas
inverosímiles, con peligro de partirse el espina-
zo, para coger allí unas cuantas monedas que les
lanzan los turistas; jóvenes que son capaces de
surfear sobre las erizadas olas de los mares del
Sur; jóvenes que practican submarinismo hasta
profundidades realmente inquietantes; jóvenes
que practican el moto-cross superando pruebas
de indudable riesgo para su integridad física...

Y podíamos seguir hablando de otros muchos jó-


venes que practican deportes y actividades ‘al filo
de lo imposible’: los que escalan, imperturbables
al frío y a la altura, picos altísimos envueltos en
hielo y niebla; los que, montados en unos frá-
giles monopatines, se lanzan ‘a tumba abierta’
por las calles y plazas de las ciudades realizando
giros y cabriolas casi imposibles; los que, ebrios y
‘despendolados’, verdaderos suicidas y asesinos,
disputan carreras en las calles de la ciudad a ve-
locidades de vértigo, o conducen sus vehículos en
sentido contrario como auténticos kamikazes...

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El reto de lo imprevisible

La felicidad estriba en En nuestros días, podemos ver que la práctica


de estas “actividades peligrosas” llega a todos
valorar nuestra vida, los campos y niveles; acabo de leer en la pren-
nuestra salud, nuestro sa una noticia que me ha sorprendido: una gran
equilibrio físico y psíquico empresa multinacional obliga a sus jóvenes altos
directivos a realizar en los fines de semana “ac-
por encima de toda
tividades y deportes de gran riesgo”, con el fin
actividad peligrosa, en de que el coraje y decisión adquiridos en dichas
comprender que valentía actividades los apliquen, luego, en el trabajo, en
no es temeridad la empresa, para que ésta produzca más y fun-
cione mejor (¡).

Desde que James Dean representase en la inolvi-


dable película Rebelde sin causa a un tipo joven y
especial que se enfrentaba al peligro sin miedo a
nada, parece como si su figura, su estilo de vida,
se agigantase y permaneciera para siempre en
la juventud como símbolo de “rebeldía valiente”,
como paradigma de “vida sin temor”, sobre todo
después de que el actor muriese trágicamente,
siendo aún muy joven. No cabe duda de que Ja-
mes Dean (junto con otros héroes que también
murieron jóvenes) significó un “modelo románti-
co”, un ejemplo de cómo se puede vivir ‘en el filo
de la navaja’.

Si observamos con atención, podemos ver que en


todas estas actividades y deportes de riesgo
se encierra siempre un profundo desafío al
equilibrio emocional y corporal de la perso-
na, un afán de experimentar nuevas y
excitantes emociones que basan su
fuerte atractivo orgánico en la alta
dosis de adrenalina que gene-
ran, hormona segregada por
la médula de las glándulas
suprarrenales y que tiene
una acción estimulante
sobre las terminaciones
del sistema nervioso.

Dosificar la aventura

Parece ser que la causa por la que las


personas buscamos el riesgo es la afir-
mación de nosotros mismos, ya que en el
riesgo y la conquista estriba muchas veces

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nuestra auto-realización; quien nunca se arries-


ga por algo, quien jamás lucha y se la juega por
algo, puede llegar a convertirse en una persona
mediocre y pusilánime. Y suelen ser los jóvenes
y adolescentes, (precisamente por estar en una
etapa de formación y crecimiento, de búsqueda
de su propia personalidad, de su auto-afirmación
como personas autónomas) los que en muchas
ocasiones se muestran “más excesivos y lanza-
dos” en estas actitudes arriesgadas, sin tener en
cuenta que acercarse al riesgo de forma incontro-
lada e irracional les puede costar caro, tanto en el
aspecto de su integridad física, como en el de su
madurez personal.

Muchas veces, la publicidad excesiva, los mitos


del deporte o del espectáculo, el excesivo culto al
cuerpo, la religión del triunfo y de la fama hacen
que los jóvenes se queden embobados ante estos
ideales de riesgo, de poder, de ser admirados por
la gente, y que pongan sólo en ellos sus metas,
sus ambiciones, olvidándose de que la verdade-
ra felicidad no estriba exclusivamente en estos
ideales de vigor y valentía, sino que estos valores
hay que complementarlos con perspectivas y ac-
tividades más nobles y elevadas.

La clave, creo yo, está en saber dosificar la aven-


tura, en saber detectar el grado de dependencia
que ese riesgo nos va a originar, en controlar el se muestra de forma abierta e intensa, probable-
estado de nuestra salud y la capacidad de nuestro mente por la debilidad en esa etapa de la vida de
cuerpo para este tipo de actividades, en espaciar un adecuado auto-control intelectual y emocio-
la frecuencia con que realizamos estas acciones nal, y por la tendencia a imponerse al ambiente
arriesgadas, procurando no caer en la adicción, que le rodea”.
y, sobre todo, la clave está en valorar nuestra
vida, nuestra salud, nuestro equilibrio físico y Efectivamente, ésa puede ser la causa de ese
psíquico por encima de toda actividad irrespon- espíritu aventurero y arriesgado de muchos jó-
sable y peligrosa, en comprender que valentía no venes: buscar emociones fuertes y nuevas que
es temeridad. les impulsen a renovar su vida, muchas veces
acomodada y fácil, aburrida y repetitiva; des-
El doctor Z. Jan Ryn, de la Universidad de Craco- cubrir experiencias excitantes, paisajes nuevos,
via, en unas interesantes declaraciones a la re- deslumbrantes, desconocidos para la mayoría;
vista Hacer Familia, no 57, nos dice que “a los por ese motivo, afirma Ryn, “buscar emociones y
jóvenes les gusta exponerse a los peligros por di- novedades fuertes no siempre tiene que ir unido
versas razones, unas externas y otras internas”. a tener traumas o carencias, sino más bien a dar
Las razones externas tienen su base en el deseo sentido a su existencia a través de múltiples ex-
que tienen los jóvenes de explorar el mundo que periencias, aunque a veces puedan estar mal en-
les rodea, y las internas, explica el profesor Ryn, focadas... En la jerarquía de valores de muchos
“se basan en aquella ‘parte heroica’ que existe en jóvenes el punto más alto no lo ocupa el valor de
nuestra personalidad y que durante la juventud la vida, sino el valor del riesgo”.

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¿Valentía? La justa

Ahora bien ¿es necesaria la valentía, el arrojo,


para vivir? Explica José Antonio Marina en su es-
pléndido libro Anatomía del miedo que “uno de
los hilos que trenzan la historia de la humani-
dad es el continuo afán de librarse del miedo,
una permanente búsqueda de la seguridad”. La
valentía, el arrojo vital, el coraje por mantener
nuestra vida sin ataduras, con dignidad frente
a los que nos quieren atemorizar, es una virtud
esencial, un comportamiento completamente
necesario.

“La ansiedad, la angustia, el temor”, manifiesta el


profesor Marina, “revelan nuestra vulnerabilidad,
por lo que hemos de aprender a soportarlos y a
convivir con ellos, pero también hemos de apren-
der a superarlos, a sobreponernos valientemente
a ellos... Valiente no es el que no siente miedo
(ése será un impávido, un insensible), sino el que

El 85% de los jóvenes


españoles desea tener
experiencias ‘al límite’ y
vivir emociones fuertes

no le hace caso, el que es capaz de ‘cabalgar so-


bre el tigre’; valor es saber mantener la gracia, la
soltura, la ligereza estando bajo presión”.

Aunque (glosando a Hobbes) nacemos envuel-


tos en la placenta del miedo, nuestro destino es
apuntar hacia la valentía, la libertad y la dignidad
personal; la Naturaleza nos hizo miedosos, pero
nuestra alta misión ética consiste en escapar del
mundo de la selva, violento y terrorífico, crear
arte y ciencia, y llegar al mundo de los valores
y de la responsabilidad moral. Por eso, si estos
deportes y actividades que implican riesgo y va-
lentía, arrojo y decisión, nos pueden ayudar a
entrenar nuestro cuerpo y nuestro espíritu para
ser más felices y racionales, para luchar con más
ímpetu por una Humanidad más justa y armó-
nica, en donde desaparezcan las cadenas y los
miedos injustificados y absurdos, entonces...
¡bienvenidos sean!

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Qué dicen los jóvenes juventud de hoy no practica deportes de riesgo,


porque está aburrida y medio atontada, droga-
Para conocer qué piensan los jóvenes sobre este da”. ”Lo que le interesa es la televisión, el móvil,
tema, les planteamos una serie de preguntas, la tele, las maquinitas, nada de aventuras al aire
para que, como siempre, las contestasen de forma libre”. “El único deporte que practican los fines de
voluntaria y anónima, indicando únicamente si se semana es el botellón y ‘ponerse hasta el culo’ de
trataba de un chico o de una chica, y su edad. alcohol”), la mayoría, un 80%, contesta con un
sí, con diferentes matices: “Yo conozco a chicos
La primera pregunta era ésta: ¿Vives, o te gus- que no podrían dejar de realizar el paracaidismo,
taría vivir, (en los deportes, en los juegos, en tu puenting, moto-cross”. “Hay gente que sí practi-
vida...) emociones fuertes, experiencias ‘al lími- ca, pero un poco ‘para darse el pisto’ delante de
te’, vivencias de ‘alto riesgo’, de esas que gene- los demás”. “Tengo amigos que los practican y
ran en el organismo grandes dosis de adrenalina? son estupendos: seguros de sí mismo y muy bue-
¿O, tal vez, no te interesan ese tipo de experien- na gente”. “Hay muchos chicos y chicas que no
cias? Explica brevemente cuáles son los motivos los practican, pero porque no pueden, no tienen
que tienes para buscarlas o realizarlas, o para no medios, no tienen valor, no tienen ocasión, pero
interesarte por ellas. les gustaría hacerlo, porque piensan que les daría
fortaleza y seguridad en sí mismos”.
Sólo un 15% dice tajantemente que no practica
ni le interesa este tipo de actividades con alto La tercera pregunta se les formuló de esta mane-
riesgo: “No, no me interesan en absoluto; ni ra: ¿Cuáles son las experiencias de ‘alto riesgo’
practico ni quiero practicar; todo lo que ponga más frecuentes que tú practicas o que conoces
en peligro mi vida no tengo por qué intentarlo; que otros jóvenes realizan?
soy feliz con una vida más tranquila y me parece
absurdo ‘jugársela’ de forma tonta”. El 85% de Algunos, naturalmente, contestan que “ni practican
los encuestados se decantan por el sí, bien por- ni conocen”, pero una gran mayoría citan varias
que practica este tipo de deportes o actividades a actividades, bien porque las practican ellos, bien
menudo (el 40%), bien porque le gustaría practi- porque les gustaría practicar, bien porque saben
carlas más frecuentemente (45%). He aquí algu- que otros las realizan: “Moto-cross, puenting, pa-
nas respuestas: “Son completamente necesarios rapente, sky acuático, escalada, copiloto de coche
para descubrir sensaciones excitantes, para su- de carreras, el patinete en la ciudad”. Tristemente
perar el miedo”. “De esa forma libero mis tensio- hay algunas respuestas preocupantes, que vuel-
nes y salgo de la rutina diaria”. “La adrenalina te ven a incidir en algo dicho en la pregunta anterior:
mantiene despierto, vivo, en guardia”. “Es bueno “Muchos jóvenes los únicos deportes de riesgo que
llegar al límite, sin hacer mal a nadie, sin arries- practican son el vandalismo, la droga, el alcohol,
gar estúpidamente tu vida y la de los demás”. romper mobiliario, pertenecer a grupos radicales”.
”En ocasiones he llegado a situaciones de riesgo,
pero ha sido en el mundo de la droga y la bebida:
menos mal que me detuve a tiempo”. “Necesito
excitarme, tener vivencias diferentes, probarlo
todo”. “Me gustaría hacer puenting, debe ser algo
‘bestial’, la mente en blanco, adrenalina a tope”.

La segunda cuestión se les planteó de esta forma:


¿Crees que la juventud actual practica habitual-
mente este tipo de deportes de riesgo, de aventu-
ras, de peligro? ¿Por qué crees que los practica?

Aquí, salvo un 20% que afirma que la juventud


no suele realizar este tipo de actividades (“La

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Cuarta y última cuestión: ¿Piensas que para vivir


una vida intensa, plena, feliz, realizada, es total-
mente necesario llegar ‘al límite’, correr graves
riesgos, tener experiencias ‘fuertes’, desafíos pe-
ligrosos, o crees, más bien, que las experiencias
normales, las actitudes equilibradas (amar a otras
personas, competir en deportes ‘normales’, salir al
cine con los amigos...), pueden también propor-
cionarnos plenitud, felicidad, equilibrio interior?

Salvo un 10% que afirma que sí es completa-


mente necesaria una vida “al filo de los imposi-
ble” para ser plenamente feliz, un 30% se decan-
ta porque no es imprescindible, ni mucho menos,
este planteamiento vital tan arriesgado y peligro-
so, y un 60%, la mayoría (creo yo que con buen
sentido), contesta que “aunque hay que valorar,
por supuesto, la vida ‘normal’ de cada día, las
actitudes equilibradas y serenas, no estaría de
más experimentar de vez en cuando sensaciones
nuevas, emociones desconocidas y excitantes,
aventuras fantásticas, que nos suban la adrena-
lina y eviten la monotonía de una vida repetitiva
y gris. Arriesgarse por algo noble y hermoso sí
merece la pena”.

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EL DESPERTAR
DEL ÁGUILA
LA VIDA COMO UN RETO

Por José María Jiménez Ruiz

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La vida es, sin duda, para cada ser humano la más


fascinante empresa a que es invitado a participar. Pero no, o por
lo menos no sólo, porque le esperen viajes cargados de sorpresas,
cumbres imposibles a las que vencer, peligros no suficientemente
calculados a los que medirse o experiencias apasionantes en las que
zambullirse. Es, sobre todo, porque del corazón humano surge es-
pontáneamente la tendencia a superar límites, a traspasar fronteras y
a explorar todo tipo de posibilidades.

Probablemente sea la innata inclinación a la jarnos de refugios tranquilizadores. Porque quien


aventura del hombre lo que haya constituido uno quiere avanzar debe ser osado, estar dispuesto
de los principales acicates para el avance de las a arriesgar y a perderle miedo al miedo. Sin una
comunidades y uno de los más poderosos mo- importante ración de audacia y una considerable
tores del progreso humano. Porque sólo cuando dosis de atrevimiento no hay posibilidad alguna
se asumen riesgos es posible el crecimiento, sólo de realización personal y de crecimiento auténti-
quienes no retroceden ante lo desconocido pro- camente humano.
gresan, únicamente cuando uno no queda parali-
zado por el temor al error puede descubrir peque- De ahí que el verdadero reto, el desafío más defi-
ñas parcelas de verdad, sólo, en fin, quien supera nitivo al que todo hombre o mujer deben enfren-
sus temores y no se deja vencer irracionalmente tarse tiene que ver, fundamentalmente, con su
por sus fantasmas acaba conquistando algunos capacidad de respuesta a esa especie de llamada
espacios de libertad. que le invita a perseguir la plenitud, a no dar la
espalda a su hambre de infinito. Por encima de las
pequeñas ambiciones y más allá de esos nimios
LOS VERDADEROS DESAFÍOS e inconsistentes deseos, tan sutil y permanente-
mente incentivados desde el entorno en el que
Por eso los más arriesgados desafíos a los que po- nos movemos, el hombre no puede vivir dando
demos enfrentarnos no consisten en batirnos con la espalda a su natural tendencia hacia algo que
dificultades exteriores o en probar nuestra capa- le sobrepasa y que, en sus momentos de más lu-
cidad de resistencia, como en esos populares pro- cidez, vislumbra y ambiciona. No lo podemos ig-
gramas de televisión en los que los protagonistas norar: la persona humana es ascendente inquie-
son obligados a vivir las más extrañas y, a veces, tud, pregunta formulada y nunca suficientemente
incomprensibles experiencias. Hay otro tipo de re- respondida, proyecto hacia un horizonte jamás
tos que tienen que ver con la ambición de superar- definitivamente alcanzado.
nos a nosotros mismos y liberarnos de los corsés
que nos constriñen y no nos permiten traspasar
los lindes que nos hemos autoimpuesto. EL FUNDAMENTO DE LA FELICIDAD

Es cierto que los límites nos proporcionan seguri- En efecto, es una experiencia universalmente
dades, nos instalan en un ámbito de certezas en- compartida que la simple satisfacción de los de-
tre las que nos movemos con confianza y como- seos más triviales jamás ha logrado saciar nues-
didad. Pero no es menos verdad que en nuestra tra sed de absoluto, nuestros anhelos de infinitud.
más profunda intimidad brota un impulso que nos Perseguir la felicidad por las sendas del poder, la
empuja a explorar caminos no trillados y a ale- riqueza, el reconocimiento social o el consumo

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de sustancias que pueden transportar momen- para salvarla. Una vez en su hogar la tomó con
táneamente a efímeros paraísos, nos condena al delicadeza en sus manos, le dio agua con azúcar
vacío existencial y a la más absoluta frustración. para recuperarla de una deshidratación manifies-
Es otro el verdadero señuelo que llena de inquie- ta, le entablillo las extremidades dañadas y espe-
tud el alma humana: es la pasión por entenderse ró... Afortunadamente, al cabo de algún tiempo
a sí mismo, por descubrir la misión que cada uno se produjo el milagro: el aguilucho recuperó poco
tenemos en la vida, por descifrar su sentido y a poco su vitalidad, sus huesos rotos se fueron
seguirlo con fidelidad y honestidad. Como atina- soldando y todo pareció indicar que ya había des-
damente nos recuerda Viktor Frankl lo que toda aparecido el peligro.
persona quiere realmente no es la felicidad en sí,
la felicidad a cualquier precio o por no importa Sucedió entonces que aquel hombre al que le de-
qué caminos, sino un fundamento para ser feliz. bía la salud y, aún, la vida, le condenó, sin ser
consciente de ello, a una existencia impropia, a
Se trataría de encontrar los “porqués” fundamen- una existencia sin horizontes. Como le había to-
tales de la vida y comprometerse con ellos reco- mado un sincero afecto y le era muy doloroso
nociéndose en el horizonte de valores que consti- desprenderse de él, pensó que no era una mala
tuyen el verdadero objetivo, la meta a que tender idea criarlo en el corral junto a sus gallinas. Y fue
o el proyecto que realizar. La persona, toda per- así como aquel polluelo de águila real se habituó a
sona, tiene una vocación mucho más rica que la una vida que nada tenía que ver con su verdadero
de mantenerse sin más en la existencia, pasiva y destino y su auténtica naturaleza: escarbaba en
anodinamente, que la de acomodarse en la bu- el estiércol, agitaba estruendosamente sus alas
taca del gran teatro del mundo para contemplar sin ensayar ningún tipo de vuelo, picoteaba por
como mero espectador el transcurrir de una vida acá y por allá, se peleaba con las gallinas por un
mortecina, huérfana de alicientes. Su más genui- gusano o un insecto e, incluso, lo que resultaba
no destino no es otro que el de actuar de cuerdo absolutamente sorprendente, aprendió a cacarear
a su insuperable dignidad, el de ser protagonista y a piar como cacarean y pían las gallinas.
de la pieza teatral más compleja y apasionante: la
que tiene como guión el compromiso con el propio Pasado el tiempo aquel pollito enclenque y mo-
desarrollo y la disposición a trabajar sin desmayo ribundo creció y adquirió el porte y la prestancia
en el crecimiento personal. Quienes aturdidos por de una soberbia águila real. El problema era que
engañosos cantos de sirena acaban sucumbiendo no lo sabía. Después de tanto tiempo en el co-
a la tentación de la mediocridad, encorsetan su rral había llegado a convencerse de que ella era,
propio ser y se convierten en seres ajenos a su simplemente, una más de las gallinas con las
más propia, auténtica y genuina personalidad. que convivía...

EL ÁGUILA QUE SE CRIÓ ENTRE GALLINAS EL DESPERTAR DEL ÁGUILA

Cuéntase que un modesto aldeano, al regreso de Quiso, no obstante, la fortuna que un buen día
una jornada de caza en la que no le había acom- pasara por aquellos pagos un naturalista que ini-
pañado el éxito, encontró, en un talud junto al ciaba un trabajo de investigación sobre la fauna
camino, una desvalida cría de águila. Su estado de la zona. Su sorpresa fue mayúscula cuando,
era deplorable y sólo el encuentro fortuito con paseando por la aldea, descubrió un magnífico
aquel buen hombre salvó al pobre animalillo de ejemplar de águila real en perfecta convivencia
una muerte segura. Tenía sus patas quebradas y con un nutrido grupo de pacíficas gallinas. No se
sus alas rotas y todo parecía indicar que estaba lo podía creer. Cuanto más trataba de analizar
dando sus últimas bocanadas. Conmovido ante aquella sorprendente situación con más fuerza
tan penosa situación, aquel compasivo labriego la deploraba el triste destino al que parecía haberse
recogió del suelo, la metió cuidadosamente en su habituado quien era, ni más ni menos, la reina in-
zurrón y se la llevó a casa por si podía hacer algo discutible de todas las aves. Algo tenía que hacer

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riciándole el rostro, tomó el águila y, llegado que


hubo a lo más alto de la colina, le repitió con fuer-
za y renovada convicción: “Mira, tú eres un águila
real, tienes alas de águila, ojos de águila y corazón
de águila, ¡vuela!” Y aquella ave imponente y ma-
jestuosa se desprendió de sus brazos y emprendió
el vuelo. Inicialmente sus movimientos parecían
torpes, vacilantes. Por un momento se pudo temer
que se estrellara contra un peligroso pedrusco que
emergía en uno de los costados del otero, pero
luchó contra sus inseguridades, disipó sus dudas
y fue elevándose poco a poco, cada vez más se-
gura, cada vez más impresionante, cada vez más
rápida. Antes de perderse libre y dominadora en el
horizonte infinito del cielo, aún tuvo tiempo de eje-
cutar un vuelo rasante y observar, a modo de des-
pedida, el corral donde sus, hasta ese momento,
compañeras iniciaban sus habituales tareas de es-
carbar estiércoles, cacarear, rebuscar lombrices o
Sin una importante ración agitar torpemente unas alas que apenas si les ser-
de audacia y una conside- vían para alzarse medio metro del suelo... Conoció
entonces por primera vez el sabor de la libertad,
rable dosis de atrevimiento
se reencontró entusiasmada y agradecida con su
no hay posibilidad alguna auténtico ser y ascendió, sin añoranza alguna de
de realización personal y de lo que dejaba, hacia el infinito. En unos instantes
crecimiento humano se perdió en el horizonte dichosa de la vida nueva
que acababa de recobrar.

para corregir una circunstancia que se le antoja- VOCACIÓN DE ÁGUILA


ba tan lamentable.
El hombre es realmente un ser contradictorio, no
Obtenidos los permisos pertinentes, se propuso siempre fácil de comprender. Dotado de una vo-
adiestrarla para ayudarle a descubrir su verdadera cación sublime y llamado a abrazar las más no-
naturaleza y señalarle las infinitas posibilidades de bles utopías, se entrega, no obstante, con algu-
una vida más en consonancia con su auténtico ser na frecuencia, a modelos de vida absolutamente
a las que, sin ser consciente, estaba renunciando. chatos y carentes de alicientes. Razón tenía ya
Un día tras otro se la llevaba a las afueras del pue- en el siglo VI antes de Cristo el filósofo Heráclito
blo, hasta la cima de un cerro cercano en la que cuando afirmaba que se había zambullido en el
parecían entrecruzarse los vientos de los cuatro corazón humano y cuanto más profundizaba me-
puntos cardinales. En aquel apartado lugar, seña- nos lo entendía... Águilas somos, cercados por
lándole el cielo, le gritaba: “Eres un águila, tienes poderosas tentaciones de vivir como gallinas. Esa
corazón de águila, alas de águila, ojos de águi- es, quizá, la más dramática opción a que se en-
la, ¡vuela!”... Solía regresar al atardecer, fatigado frenta la libertad humana.
pero sin que en ningún momento se apagara de su
mirada la chispa inconfundible de la esperanza. Para ascender, para crecer y volar hay que supe-
rar miedos, abandonar rutinas, renunciar a co-
Así, hasta que finalmente su constancia dio fruto modidades, desechar viejos aprendizajes..., hay
y se produjo el milagro. Una mañana luminosa, que vencer inercias y prestar oído a la llamada de
limpio el cielo de nubes y con una suave brisa aca- la propia vocación que nos insta a desprendernos

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A Fondo

de ataduras y dar la espalda a la mediocridad. El


reto más noble al que se enfrenta el ser humano,
insisto, no es medirse a peligros en los que sea El reto más noble al que se
posible consumir altas dosis de adrenalina, es vi- enfrenta el ser humano no
vir de acuerdo a lo que para él es más auténtica- es medirse a peligros en los
mente valioso, en consonancia con lo que es su
más genuina vocación. Una vocación más próxi-
que sea posible consumir al-
ma a la del águila que experimenta la atracción tas dosis de adrenalina, sino
de la altura y de lo sublime que a la de la gallina entenderse a sí mismo, des-
que envejece entre basuras y que no conoce otro
cubrir su sentido en la vida y
mundo que el constreñido entre las destartaladas
paredes de un humilde corral. vivir en consonancia con él

ADIESTRADORES DE ÁGUILAS, NO CUIDA-


DORES DE GALLINAS rencia de nuestros comportamientos. Se trata-
ría de una especie de compromiso con el afán
En los amaneceres de la cultura occidental el de superación y la utopía. Una utopía que nada
trágico Sófocles mostraba su admiración por la tendría que ver con quimeras irrealizables sino
inmensa maravilla de todo ser humano, capaz con posibilidades reales de construir un entorno
de lo mejor y de lo peor. La educación debía ser- más libre y más amable y la disposición de cre-
vir, según él, para hacer del hombre alguien que cer hacia dentro; a convertirse en personas que
tendiera hacia los más altos ideales y sirviera ambicionan, por encima de todo, ser mejores y
a valores superiores, alguien capaz de alzarse sueñan con liberarse de lastres y soltarse de las
sobre la ramplona mediocridad y elevar su vue- cadenas invisibles que les impiden saltar las va-
lo por encima de lo más convencional. La refe- llas de sus particulares corrales y los reducen a
rencia a principios, en cierta medida utópicos, mundos oscuros en los que apenas llega la luz y
constituía la piedra angular sobre la que debía desde los que no se vislumbra ningún horizonte.
articularse una verdadera educación. Esos idea-
les transcendían el mundo de las apariencias, ¿Por qué no creer que son posibles alternati-
el mundo de la materia para apuntar hacia un vas humanizadoras y utópicas a tantas fórmulas
ámbito superior, el ámbito de lo divino. Sin dejar gastadas que aprisionan a los seres humanos
de formar parte del mundo sensible, el hombre en las mazmorras de los egoísmos más feroces
siente la llamada del Infinito, de un mundo cuya y de los materialismos más reductores y más
orilla se sitúa, más allá de toda apariencia, en frustrantes? ¿Por qué no escuchar los susurros
un horizonte hacia el que es preciso aspirar y de los vientos que nos invitan a ser nosotros
por el que vale la pena vivir. Ésta es, por encima mismos, a descubrir nuestro yo más auténti-
de cualquier otra, la auténtica aventura a que co oculto tras las caretas de tanto “deberías” y
todos estamos invitados a participar. Se tata de tanto convencionalismo? ¿Por qué no abrazar,
romper las ataduras interiores que nos imponen en fin, la firme convicción de que nuestra exis-
nuestros miedos, nuestras cobardías, nuestras tencia de seres humanos está orientada hacia la
comodidades o nuestra sumisa aquiescencia a altura y sólo adquiere su verdadera dimensión
mensajes adoctrinadores de lo que algunos con- cuando nos adherimos a valores superiores y
sideran y sancionan como lo convencionalmente aspiramos hacia la plenitud, en definitiva, hacia
correcto. el Bien? He aquí, en cualquier caso, unos com-
promisos diferentes que reclaman nuestra aten-
Este podría ser el ideal de un paradigma edu- ción, he aquí una aventura distinta a la que vale
cativo que asumiera una visión antropológica la pena apuntarse, he aquí, en fin, un proyecto
en la que los valores morales y la apertura a la novedoso con el que puede resultar interesante
trascendencia constituyeran el marco de refe identificarse.

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LOS PROCESOS DE LA RELACIÓN DE AYUDA

ERA
¡TERC A A
I C I Ó NY
E D TA!
V E N
LA

Prólogo de
José Antonio Marina

Esta obra pretende traducir e integrar las princi-


pales cuestiones que ocupan y preocupan a los
profesionales de la ayuda psicológica –frecuente-
Jesús Madrid es psicólogo, filósofo,
mente complejas y explicadas en términos “para terapeuta familiar y ha compaginado
especialistas”– a unos esquemas claros y asequi- la práctica terapéutica con el estudio
bles para un número creciente de personas intere- y la dirección de centenares de cursos
sadas en ayudar a otros seres humanos en situa- para la formación de “agentes de ayu-
ciones de crisis emocional. da” (personas voluntarias preparadas
para prestar una ayuda en situaciones
de conflicto emocional). En la actua-
Los procesos de la relación de ayuda es fruto, en lidad, preside la Asociación Interna-
gran medida, de la propia experiencia del autor, cional del Teléfono de la Esperanza y,
Jesús Madrid, como voluntario durante 36 años durante muchos años, ha sido vice-
en el Teléfono de la Esperanza. presidente de IFOTES (Internacional
Federation Of Telephonic Emergency
Services), la organización internacio-
nal que aglutina los servicios de ayuda
telefónica de urgencia.

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ENTREVISTA

“LA ÚNICA CERTEZA


MORIR, ASÍ QUE VIV

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ENTREVISTA

ZA ES QUE VAMOS A
IVIR ES UN RIESGO”
SEBASTIÁN ÁLVARO,
DIRECTOR DE “AL FILO DE LO IMPOSIBLE”
Por Gloria Díez
Fotos: Cristina Bezanilla

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ENTREVISTA

La primera vez que el director de “Al filo de lo imposible” se escapó de


casa tenía seis años. La Guardia Civil le encontró caminando por una
carretera, sin más rumbo que el horizonte. Para el viaje, llevaba un duro
en el bolsillo. Desde entonces practica el arte de alcanzar lo más alto y
llegar a lo más lejano. Porque Sebastián Álvaro, periodista de oficio y
explorador de corazón, no entiende la vida sin intensidad, sin perseguir
un último desafío, sin la emoción del límite.

¿Quién le metió el gusanillo de explorar en tu madre, ese día te hubiera estrangulado”. Desde
el cuerpo? ¿Verne? ¿Salgari? entonces ella decía: “He tenido tres hijos normales
Fue mi madre. La parte exploradora y aventurera y otro que eres tú”. Sabina tiene una canción que
me viene por la sangre de mi madre, una astu- dice: “Yo lo primero que quise fue marcharme muy
riana. La familia de mi padre, que venían de Se- lejos”, pues mi vida siempre fue así y eso es as-
govia, es gente más prudente, más sensata; sin turiano cien por cien. Luego hay que decir que las
embargo, la sangre de mi madre era vehemente, lecturas infantiles que poblaron mi imaginación,
exploradora. Cuando yo tenía seis años, un día dis- (Salgari y Conrad vinieron después), fueron las
cutimos y me vino a decir que yo todavía no valía del Capitán Trueno, otro viajero impenitente, pero
para nada, que, con seis años, qué iba a hacer. Le mi imaginación tiene alas propias y no necesita de
dije: “Yo tengo dinero”. Ella me contestó: “Tienes grandes estímulos para revolotear.
dinero, pero es una cuenta que te hemos abierto tu
padre y yo”. “El otro día la abuela me dio un duro”, ¿Tuvo siempre claro lo que quería ser?
le respondí. Entonces mi madre me tiró un duro al No. Como buena parte de mi generación. Nosotros
suelo: “Ahí tienes, a ver qué haces con él”, y se me- éramos lo que podíamos ser. Mi padre era el leche-
tió en casa para cocinar. A la hora de la comida, no ro del barrio. Cuando yo estaba terminando el ba-
me encontraban y saltó la alarma: “¿Dónde está el chillerato, hubo una gran crisis en las lecherías de
niño?” Hubo que avisar a la Guardia Civil, que me Madrid y me tuve que poner a estudiar formación
pilló caminando por una carretera. Fue la primera profesional. Mi padre quería que estudiara mecáni-
vez que me fui de casa. Mi padre, que todavía vive, co, pero a mí me dio por la electrónica. Yo creo que
el otro día me comentaba: “Si le hubiera dejado a el azar determina buena parte de nuestras vidas,

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ENTREVISTA

“En 1994
perdimos a un
compañero y a otro le
amputaron seis dedos.
Fue la primera vez que
pensé si merecía la pena
seguir. Y es una pregunta
tonta porque seguir
es lo único que
podemos hacer”

aunque nos demos cuenta mucho tiempo después. La juventud se cura, queda la experiencia
Cuando terminé formación profesional, la situa-
ción económica en mi casa había mejorado. Hice ¿Qué ha cambiado en veintisiete años al
el primer cursillo del Instituto de Radio y Televisión afrontar una nueva aventura?
y desde ahí entré en televisión. Luego, mientras La juventud (si te va bien la cosa, y en nuestro ne-
trabajaba, me di cuenta de que lo que me gustaba gociado necesitas suerte) es una enfermedad que
era la Historia, mi gran pasión. Debí estudiar Geo- se cura con el tiempo. Por un lado, se me ha ido
grafía e Historia, pero estudié Periodismo. parte de la vehemencia que tenía y probablemente
algo de las fuerzas (no se tienen las mismas a los
Ha escrito unos quince libros (*) y al frente 57 años que a los 30) y, por otro, supongo que algo
del programa Al filo de lo imposible, ¿cuán- de la experiencia y de la capacidad de reflexión me
tos años lleva? ha enriquecido. Yo he perdido a más de 25 ami-
Veintisiete. gos cercanos, que no eran más tontos que yo, ni
menos fuertes que yo, simplemente tuvieron peor
¿Es el programa que más ha durado en Tele- suerte que yo. Cuando uno lleva ciento cuarenta y
visión Española? tantas expediciones y ha sobrevivido (eso no quie-
Salvo la Santa Misa, pero dice mi guionista que re decir que no pueda morir en la siguiente), creo
ellos llevan con el mismo guión más de 2.000 que tiene que ver con que hemos hecho bien las
años. También está Informe Semanal, que man- cosas, supimos reflexionar y ser prudentes, supi-
tiene el nombre, aunque ha cambiado de forma- mos darnos la vuelta, y posponer proyectos que
to, de director y de equipo. acometimos cuando estábamos preparados.

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ENTREVISTA

“Nunca se piensa
mejor que cuando
caminamos”

“Estar
colgando de una
cuerda en el
fondo de una
grieta a 25 metros,
absolutamente solo,
es muy aleccionador”

Cuando eres joven a veces te arriesgas por Vivir sin riesgo, una utopía
nada. ¿Es porque se ve muy lejana la muerte?
Supongo que es algo que tiene que ver con las En nuestra sociedad ya no hay “pruebas de
ganas de vivir, con la potencia. Nosotros, hasta valor”, los llamados “ritos de paso”, que
el año 1986, en buena medida, nos creíamos convertían al adolescente en hombre.
invulnerables. Es una sensación de que las co- Ahora ya no, pero hasta la supresión de la mili,
sas malas le pasan “a otra gente”, a ti no te probablemente sí. Nuestra sociedad camina por
puede pasar nada. Y no te pasa. Y las explica- una especie de sueño idílico en el que cree que
ciones que sueles darte son del tipo: “Los de- es posible el riesgo cero, la seguridad total, sin
más se equivocaron, yo no me equivoco”, pero saber que es justo todo lo contrario: desde que
luego te das cuenta de que no es así. En el nacemos recorremos un camino seguro hacia la
año 1987 tuvimos un accidente serio, aunque muerte.
no fue mortal, pero ese mismo año ya habían
muerto dos compañeros que habían estado Pero los chavales se juegan la vida en de-
con nosotros en la expedición anterior, uno de portes extremos, o corriendo por la carre-
ellos se mató volando en Somosierra con un tera.
parapente y otro desapareció en la cara sur del Necesitan una alternativa para sentirse vivos,
Aconcagua. Fue la primera vez que nos dimos para creer que la vida se puede vivir intensamen-
cuenta de que nos podía tocar también a noso- te. Ahora parece que se vuelve, en algunas comu-
tros. Y en el año 1994 nos tocó: perdimos a un nidades autónomas, a fomentar que la gente sal-
compañero y a otro le amputaron siete dedos ga a los campamentos, que viva en contacto con
de las manos. Fue una experiencia terrible, de- la naturaleza, que tenga la capacidad de poder
masiado dura, viviendo además un momento montar una tienda, hacerse la comida, sobrevivir
muy malo dentro de la tele, que nos dejó muy por ellos mismos. Me parece una utopía inalcan-
tocados anímicamente. Fue la primera vez que zable que se pueda vivir sin riesgo. Lo único que
pensé seriamente si merecía la pena seguir. Y sabemos con certeza es que vamos a morir, así
es una pregunta tonta, porque sólo se puede que vivir es vivir en riesgo. Vivir es vivir al límite,
seguir. Hay que seguir porque es lo único que buscando nuestros límites físicos y mentales, no
podemos hacer. hay otra alternativa.

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ENTREVISTA

“Mientras el resto de las


especies arriesgan la vida
para comer, para
aparearse o para
defenderse, nosotros
somos capaces de
arriesgar la vida por un
sueño. Eso nos hace
grandes y terribles,
al mismo tiempo”

Entonces, el funcionario que se pasa el día Las montañas más hermosas


gestionando formularios, ¿diría que no vive?
No me atrevo a criticar al resto de la gente. Dígame cuál es la cumbre más alta que ha
De hecho, mi tipo de vida no me gustaría que pisado.
la llevara mi hijo, así que ¿cómo criticar? Creo He estado en la cumbre de montañas preciosas,
que sólo hay dos tipos de vida: se puede vivir bellísimas. He llegado a estar a 7.300 metros de
con pasión o de otra forma. Yo tengo claro la altitud, pero he estado en montañas, que sin ser
que he elegido. No digo que la mía sea mejor tan altas, eran preciosas.
que la del oficinista, pero es apasionante y muy
divertida. ¿Cuál es su favorita?
Tengo muchas.
¿Qué hay en el límite? ¿Adrenalina?
No..., nada de eso. La adrenalina es la conse- Tiene que elegir una. Esto es como las mu-
cuencia de ponerse al límite. Yo creo que la histo- jeres.
ria de la humanidad es la historia de la gente que Tengo una teoría al respecto: se puede querer
intenta llegar más lejos. Nos hicimos humanos a todas aquellas que te apasionen. Guardo un
porque un primate se irguió y se puso a caminar recuerdo especial de una montaña muy bella de
hacia el horizonte. Probablemente, fuimos espe- la Antártida a la que pusimos nombre, se llama
cie humana porque siendo más pequeños, menos monte Jaca y mide unos 3.800 metros. Fue en
rápidos, menos fuertes que otras especies, su- 1995, estuvimos escalando varias montañas, en-
pimos controlar el miedo. Mientras el resto de tre ellas la más alta de la Antártida, el monte
las especies arriesgan la vida para comer, para Vinson. Dos días después, unos cuantos nos fui-
aparearse o para defenderse, nosotros somos ca- mos a escalar una montaña puntiaguda, precio-
paces de arriesgar la vida por un sueño. Eso nos sa, íbamos caminando por una arista con el vacío
hace grandes y terribles, al mismo tiempo. Nos a ambos lados. Llegué el primero a la cumbre y
da la capacidad de matar por un trapo al que la cumbre era un mogote de roca de unos 20 cen-
dotamos de sentimientos, o de montar un campo tímetros de diámetro. Fue una sensación..., do-
de concentración, pero también somos capaces minar toda la Antártida, un día bueno, con buena
de amar, de escribir obras de arte... gente. También guardo un gran recuerdo del vol-

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ENTREVISTA

cán Lascar, en Chile, allí volé en parapente, es- Si te paras, te congelas


tuve volando 18 kilómetros desde un volcán que
mide casi 6.000 metros de altitud. Esa unión de ¿Se ha sentido alguna vez al borde de la re-
subir a una montaña y bajar volando con un trozo sistencia frente al frío?
de plástico me parece que es inenarrable. Sí, en dos ocasiones, una en la subida al monte
Vinson, que ya he citado. Se unían diecisiete horas
Dice usted que se piensa mejor caminando. caminando con treinta y cinco grados bajo cero. Es
De hecho, de las pocas cosas que todavía soy decir que estás agotado y por tanto necesitas pa-
proselitista es de eso, del caminar. No sólo por- rar; pero si paras, te congelas. Notas como el su-
que me parece que es el ejercicio más placentero dor que te recubre la espalda se hiela, si escupes lo
y saludable de cuantos se pueden hacer, sino por- que llega al suelo es una bola. Recuerdo que, muy
que, en efecto, estamos diseñados genéticamen- cerca de la cumbre, estábamos todos tan hechos
te para ello. Nunca se piensa mejor que cuando polvo y tan agotados, que teníamos que subir por
caminamos. una pared que estaba en sombra a un collado (del
collado a la cumbre quedaba nada, en línea recta
Los peregrinos, de cualquier clase, buscan unos cien metros) y pensé: “Si al llegar al collado
también pensar, caminar, encontrar, y quizá hay viento, no hago la cumbre, me doy la vuelta”,
encontrarse. porque no lo hubiera podido soportar.
Sí, porque como contaron muy bien Kavafis y Ma-
chado, cuando llegas a un sitio lo interesante es ¿Cuando te encuentras en esas situaciones,
haber recorrido el camino. Aunque (dice riendo) de estar rozando los límites de la resisten-
a mí, hay caminos que me han llevado a lugares cia física, lo que manda es la mente sobre la
muy interesantes. sensación de riesgo?

“Yo he visto la muerte de cerca


cinco o seis veces, e incluso,
en esos momentos, la mente
ha sido capaz de contarme lo
que estaba pasando, de ana-
lizar la situación, incluso con
extrema frialdad”

“Yo he visto
arder el cielo por
encima de las montañas,
en el Annapurna y he
sentido lo pequeños y
vulnerables que
somos”

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ENTREVISTA

La mente siempre tiene que mandar; si no es Al filo de lo imposible, ¿ha creado escuela?
así, probablemente te estás muriendo. Yo he No sé si habrá otro programa así, creo que no,
visto la muerte muy de cerca cinco o seis veces, porque “Al filo” fue el hijo de unas circunstancias
e incluso, en esos momentos, la mente ha sido determinadas y un equipo determinado. Cuan-
capaz de contarme lo que estaba pasando, de do Félix Rodríguez de la Fuente muere, mueren
analizar la situación, incluso con extrema frial- sólo dos personas de su equipo y sin embargo
dad. No digo que suceda siempre, pero en algún hemos sido incapaces de volver a reproducir El
caso, no es dramático y no te invita al desaso- hombre y la tierra. Lo que sí creo que hemos
siego, más que por la gente que te quiere y que creado escuela, y es lo más importante, es de
va a sufrir. una parte de la cultura de la aventura y de la
protección de la naturaleza en la gente de este
La soledad, la mala, la que te hace sentirte país. Ése es uno de los muchos efectos positivos
desvalido, ¿la ha sentido? de “Al filo”.
Yo siempre he creído que no hay peor soledad
que la del desamor. Luego he sentido la otra so- ¿Proyectos?
ledad, la de estar solo en sitios que me hubiera ¡Ah, muchos! A pesar de que me estén pre-jubi-
gustado estar acompañado, porque el momento lando en la tele, tengo un montón de cosas en la
era muy duro. De todas las formas, la soledad cabeza, de entrada continuar con la cadena de
es necesaria, incluso esa soledad mala debería ochomiles con Edurne Pasaban,(en este momento
pasarla todo el mundo, porque tarde o tempra- va a intentar el décimo) pero también me gustaría
no nos moriremos solos. Estar colgando de una cruzar el K-2 en globo, el último gran vuelo que
cuerda en el fondo de una grieta a 25 metros, queda en la Tierra pendiente de hacer, tenemos
absolutamente solo, es muy aleccionador. un proyecto de ayuda humanitaria en una aldea

“Las montañas
son los últimos
espacios vírgenes que
nos quedan, los últimos
lugares donde poder ir a
sentir la soledad, a mirar
el horizonte desde
lo más alto”

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ENTREVISTA

perdida del Karakórum y de por medio, libros, ar- bablemente mucho más grande que nosotros) y se
tículos, programas de radio y televisión... quedó allí. Así que ¿de qué forma vas a hacerlo? Yo
creo que se hace a base de muchísima inteligencia y
muchísima reflexión, aunque por supuesto hay que
La montaña: ¿lugar de razón o lugar sagrado? estar fuerte o no pasas del primer campamento.
Hay una frase de Apsley Cherry-Garrard, uno de los
Las montañas se han cobrado siempre un compañeros más jóvenes de la expedición de Scott
alto tributo en vidas, lo que ocurre es que al Polo Sur, que escribió un libro magnífico, que es
ahora ya no se cruzan por necesidad. ¿Me- éste: El peor viaje del mundo. (Sebastián se vuel-
rece la pena? ve y lo coge de su biblioteca). Cherry-Garrad tiene
Lo que yo creo es que merece la pena vivir la vida, una frase, al final del libro, que dice: “Si necesitas
lo que no quiere decir que vale la pena ser impru- elegir un compañero para una expedición polar, sólo
dente o hacer tonterías. Las montañas, desde fina- tienes que pedir dos cosas: una persona que tenga
les del siglo XVIII, son el símbolo de la razón, el al- un buen tono físico y la cabeza agarrada con cables
pinismo nace de la Ilustración, de gente que quiere de acero. Y como no vas a encontrar nunca las dos
hacer experimentos científicos. Los primeros alpi- cosas, quédate siempre con la segunda”. Luego dice
nistas van con un piolet y un barómetro. Por cier- también una frase que resume mi forma de pensar
to, las montañas son los últimos espacios vírgenes al respecto de lo que hacemos: “La exploración es la
que nos quedan, los últimos lugares donde poder ir expresión física de una pasión intelectual”.
a sentir la soledad, a respirar aire sin contaminar, a
mirar el horizonte desde lo más alto. Hay una anécdota curiosa en uno de los li-
bros de Carlos Castaneda. El antropólogo
Lo de subir a la montaña es también una de viaja con su maestro. Es de noche y parece
las metáforas favoritas de los místicos. que les sigue un coche. Don Juan dice que lo
Es que las montañas siempre han sido lugares que Carlos ve no son faros, sino las luces de
sagrados, y lo ha sido para todas las culturas, la muerte: “Ella se las pone como sobrero y
nuestras cumbres están llenas de cruces y San se lanza al galope”. Al rato las luces despare-
Juan habla de la subida al Monte Carmelo. Pero cen. Castaneda piensa que el auto se ha pa-
antes lo hizo Milarepa en el monte Kailash, la rado. Don Juan se ríe: “La muerte nunca se
montaña sagrada para budistas e hinduistas. para: a veces apaga las luces, eso es todo”.
Tú ya la has visto cerca. ¿Sentirás miedo?
¿Usted ha visto arder alguna zarza por ahí Probablemente, porque lo único que he aprendido
arriba? es que, cada una de las veces que me rozó, me
(Vuelve a reír) No, no, yo he visto arder el cielo comporté de una forma diferente. Me di cuenta
por encima de las montañas, en el desierto líbico que es sórdida, que es una ‘putada’, pero que no
o en el Annapurna, y he sentido lo pequeños y queda más remedio que cruzar por ahí. Así que
vulnerables que somos. pase lo que pase, intentaré enfrentarme a ella
con dignidad. Hay que vivir con dignidad y saber
¿Pensó usted en Mallory en el Everest? morir con dignidad. Toda nuestra vida sólo tiene
He recordado a Mallory en el Everest, a Hermann sentido por este aprendizaje.
Buhl en el Nanga Parbat y a todos los amigos que
he perdido en alguna de esas montañas. Cuando ------------------------------------------------------
uno va al Nanga Parbat, sabe que se enfrenta a (*) Uno de los últimos libros de Sebastián Álvaro, Ro-
un lugar que en dos expediciones mató a treinta y bando tiempo a la muerte, ganó el IV Certamen del libro

tantas personas. Cuando vas al Everest, recuerdas Deportivo Marca en 2006 y va por la segunda edición.

que Mallory era el más grande de su época (y pro-

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A Fondo

CINE
EL MISTERIO
DE LA BUTACA
OSCURECIDA

ESE REGUSTO
POR LOS
APOCALIPSIS
CINEMATOGRAFICOS

Por Norberto Alcover

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A Fondo

De vez en cuando, los espectadores necesitamos experimentar


gracias a las películas esa contradictoria conjunción entre el
pánico y el deseo, ese estallido existencial que nos provoca
una misteriosa catarsis siempre mezclada con una desolación
estática y extática: la fascinación de la sima.

mediatamente después, recordaba y me domina-


ba una feroz pulsión hacia ámbitos de mi joven
Tendría yo unos trece años, a comienzos de los vida que exploraba por vez primera. Más tarde,
cincuenta, y acompañé a mis padres al cine. A supe que el Marqués de Sade había estudiado el
Palma de Mallorca había llegado una película míti- fenómeno, de la misma forma que Freud y otros
ca en el mundo entero: Rebeca, de un tal Alfred psicoanalistas acabaron por llamarlo la “atracción
Hitchcock, realizada, como supe mucho más tar- del abismo” así como la “ruptura de los límites”.
de, en 1940 y en los también míticos Estados Uni- Pero entonces, en mi cama familiar de Palma de
dos, el único lugar en donde se hacía cine “de ver- Mallorca, lo único que experimenté fue esa con-
dad”. A medida que avanzaba el film y sin saber tradictoria conjunción entre el pánico y el deseo,
por qué extraña razón, de tal manera me identifi- entre la seguridad del lecho y la fascinación del
qué con el personaje de Joan Fontaine, la institu- recuerdo. Un ir más allá de lo acostumbrado, de
triz golpeada por la intemperancia de Judith An- lo permitido, de lo que, en mi conciencia laten-
derson, esa cruel ama de llaves tan inglesa ella, te, chocaba con esa distinción establecida entre
que comencé un viaje completamente inadecuado lo bueno y lo malo.
para mi edad hasta unas zonas humanas que me
hicieron perder el sueño durante un montón de Nunca se lo dije a nadie, como tantas otras cosas
noches. En la cama, recordaba y temía, pero in- mantenidas también en secreto. Más tarde, sobre

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A Fondo

todo cuando comencé a estudiar el cine como “imá- Formas y modos de apocalipsis cinemato-
genes para la imaginación”, según Villegas López, gráficos
caí en la cuenta de lo sucedido y lo llamé “el re-
gusto por el apocalipsis”, la urgencia que tenemos Puede que el cine negro estrictamente dicho (Es-
los ciudadanos normales de un estallido existencial tados Unidos 1940-1960), constituya la matriz
que todo lo rompe hasta provocarnos una especie primera de esta dimensión apocalíptica que es-
de misteriosa catarsis siempre mezclada con una tamos analizando, con extensiones magníficas al
desolación quietante, casi la pasividad tras la dro- cine británico: por ejemplo, El tercer hombre
ga. Y supe con absoluta claridad que, todavía más (Carol Redd, 1949) que nos lleva de la mano por
allá o más acá de todo esto, se encontraba, el mis- los suburbios morales de Viena de una Guerra
terio de la butaca oscurecida, esa capacidad del Fría implacable, acompañados además por la cí-
cine para sumergidos en una realidad omnipoten- tara puntillosa de Anton Karas y la fotografía en
te y dominante en función de la situación en que blanco y negro de Robert Krasker. Pero también
lo contemplamos: cada uno en su butaca pero ro- es cierto que el descenso a los abismos del lími-
deado de una multitud y cada uno miembro de la te transgredido habían comenzado a provocarlo
misma oscuridad como magma donde las imáge- los realizadores alemanes y austriacos exiliados
nes cobran vida. Un misterio que ha desaparecido en Estados Unidos cuando el nazismo comenza-
con “el cine en casa” y los DVD correspondientes o ba a hacer estragos en la libertad de expresión.
las infinitas películas televisivas. Cito, sin más, a Fritz Lang, a Friedrich Murnau y
a Josep Von Stemberg entre tantos, con películas
Y he sacado una conclusión definitiva: el cine, en respectivas como Los verdugos también mue-
el cine. Multitud y oscuridad, condiciones para ren (1943), Amanecer (1927) y El ángel azul
que se produzca la sensación casi física del mis- (1930). Estos dos referentes fundamentan todas
terio, del abismo, del límite, tal vez de ese apoca- las formas y modos de una serie de géneros que,
lipsis indescriptible. Siempre, sin lugar a dudas, en sus mejores obras, podemos denominar “cine
Rebeca, con Joan Fontaine y Judith Anderson, del apocalipsis”, ese cine que tanto excita/sere-
en el cine Rialto de Palma de Mallorca y, por su- na al espectador de forma semejante a lo que me
puesto, detalle todavía no escrito, en un blanco y sucediera con Rebeca. Y que enumeramos de
negro portentoso, como acabaría por llevar al pa- forma muy elemental, añadiendo, en cada caso
roxismo Orson Wells en Sed de mal, años más algún film significativo que seguramente los lec-
tarde, en 1958. tores/as actuales recordarán con facilidad.

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1. El apocalipsis del terror: El silencio de los 2. El apocalipsis de la ciencia-ficción: Odisea


corderos (Jonathan Demme, 1990), donde en el espacio, 2001 (Stanley Kubrick, 1968).
el canibalismo alcanza dimensiones pocas veces Parece mentira que hace exactamente cuarenta
contempladas en la pantalla, pero además en un años ya, el cine sorprendiera con esta maravilla
clima de terror apabullante, mezclado con el sus- que dejó perplejos a todos los espectadores del
pense policiaco. El personaje de Hannibal, prota- mundo, obligándoles a viajar en el espacio y en el
gonizado por un eficaz Anthony Hopkins, se nos tiempo por la infinitud de las galaxias hasta reen-
metió en el alma hasta conducirnos a parajes de- contrarse con el comienzo de la mismísima vida,
leznables pero subterráneamente atractivos. El encarnada en ese feto perdido en la ubicuidad de
terror provocado por la pulsión de lo incorrecto. la pantalla. En la nave espacial nos encontramos
En muchos espectadores se produjo una contra- todos nosotros, participando del pánico a lo des-
dicción entre ese monstruo y la inspectora de po- conocido, mucho antes de que la tecnología nos
licía, encarnada por una fría Jodie Foster, un mu- hubiera transportado hasta tanto milagros como
ñeco en manos del fascinante caníbal. Queríamos ha proyectado en nuestros días. Y sentimos el ex-
que la inspectora acabara con él, pero previamen- citante pavor del abismo galáctico, de los astro-
te Hannibal se nos había metido en el alma. Todo nautas frigorizados, del ordenador con persona-
un fenómeno digno de estudiarse como oscura lidad propia y pudimos penetrar en ese abismo
tentación. Una tentación ante la que nos deba- siempre atrayente de las estrellas.
tíamos desde la butaca. Y por esta razón, cuan-
do el monstruo consigue escapar (y vencer) a la Años más tarde, Ridley Scott, quien nos acaba de
obstinada mujer que representa la ley y el orden, sorprender con la plausible American Gangster
los espectadores sintieron una incontrolada satis- (2007), llevaba la ciencia-ficción mucho más allá
facción: los límites habían sido transgredidos sin al poner en nuestras conciencias la realidad tre-
que “la norma” consiguiera evitarlo. Qué terrible menda de los humanoides y su posible vida senti-
y qué satisfactorio... mental en Blade Runner (1982), un film que nos

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obligó a contemplarnos a noso-


tros mismos y preguntarnos qué
éramos exactamente: personas
normales u otra realidad misté-
rica y extraña. Por ahí, penetró
en el cine esa criatura excitan-
te, morbosa y siempre dulce
que acabaría por llamarse Ma-
trix (1999) de los geniales
hermanos Wachowski. Con el
interrogante ya implantado en
nuestras vidas sobre la con-
sistencia del mundo en que
nos parece vivir. Tres films
inevitables que seducen por-
que nos sobrepasan.

3. El apocalipsis del ero-


tismo: Leaving Las Ve-
gas (Mike Figgis, 1995).
De la mano de un guionis-
ta alcoholizado que decide
suicidarse en un apoca-
lipsis de alcohol, drogas
y sexo, y de una joven
prostituta que le acom-
paña en su propio delirio
autodestructivo, fuimos
conducidos hasta esa habi-
tación de hotel, anónima, minimalista y os-
cura, donde dos seres humanos celebran la litur-
gia de una muerte anunciada. No es un gran film, vados como corderos aterroriza-
pero cuando el siglo estaba por consumirse, nos dos pero a la vez conscientes de que no podemos
entregaba una terrible imagen de una sociedad evitarlo. Un film que doblega nuestras expectati-
atada a sus propios fantasmas, tan repugnantes vas de gente normal y moralizada. El abismo: ¿y
como excitantes, que parecían sacarnos de nues- si fuéramos invitados a esa traumática ceremonia
tra monotonía permisiva para envolvernos en el nocturna, cuál sería nuestra respuesta?
caos límite de Nicolas Cage y de Elisabeth Shue
en la cama de su propia perdición. 4. El apocalipsis de la violencia: Sombras en
una batalla (Mario Camus, 1993). Tal vez el
Años más tarde, en 1999, el ya citado Stanley Ku- lector resulte un tanto desconcertado por esta
brick, realizaría una de las metáforas más abrup- propuesta un tanto inesperada. Pero es que lo
tas de la historia del cine con Eyes wide shut, que realmente excitante en su morbosidad en mate-
se hace de obligada visión: la mejor interpretación ria de violencia, no es tanto esa violencia exter-
de Tom Cruise y toda la perfidia de la que es capaz na de los films bélicos o incluso históricos (de
esa criatura absolutamente versátil que es Nicole reconstrucción añeja), como esa otra violencia
Kidman. Fin de siglo en un Nueva York padre de la soterrada y como escondida por los protagonis-
sofisticación cultural y ahora ya doblegado por la tas mismos que, de pronto, estalla y nos arrebata
autohumillación del aburrimiento convertido en el hasta la identificación más dolorosa. Como la que
más abyecto sadomasoquismo. Al que somos lle sufre el personaje interpretado por una soberbia

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demás, nos conduce hasta el más terrible y atrac-


Los realizadores alemanes y tivo límite de nuestra identidad humana: el gozo
austriacos exiliados en Esta- ideológico que procura la eliminación del enemi-
go, del peligroso para el sistema, del malo en es-
dos Unidos a causa del na- tado puro. Es un film terrible en su siempre do-
zismo y el cine negro cons- minada discreción lingüística. ¿Es posible que el
tituyen la matriz primera del apocalipsis de toda una sociedad produjera tan-
ta satisfacción en espíritus puros como el del pro-
descenso al abismo del lími-
tagonista? Más tarde, de nada sirve el remordi-
te trasgredido en la pantalla miento. Salvo para que un novelista convierta tu
terribilidad en historia de librería.

Pero todavía está en nuestras pantallas esa ma-


Carmen Maura, sin lugar a dudas nuestra mejor ravilla que es Deseo, peligro (2008) del siempre
actriz viviente, y que nos permite introducirnos fiable Ang Lee, el film más inquietante de los últi-
en el sótano de la conciencia etarra, que parece mos meses. La atracción entre víctima y verdugo.
incapaz de curarse de todo el mal protagoniza- Y uno recuerda a Chabrol, a Visconti, a Passolini,
do con anterioridad. Sin darnos apenas cuenta, a Renoir, a Oshima y a tantos otros. Y como no,
de pronto nos encontramos sometidos a esa pul- la necesaria Gritos y susurros (1972) del maes-
sión de una memoria delincuente, y experimen- tro Bergman. Eran los setenta y todavía dedicá-
tamos el límite ilimitado de cualquier terrorismo bamos tiempo a pensar en imágenes. Imágenes
que darse pueda. Un film que debiéramos entre- para la imaginación de la piedad, de la gracia, de
gar a las nuevas generaciones para que caigan la fraternidad, del dolor, de la muerte, de la eter-
en la cuenta de los riesgos que envuelven toda nidad. Otros tiempos. Que nos condujeron hasta
pasión invertebrada y asesina, aunque el tiempo el límite y el abismo del misterio puro y duro.
haya pasado y creamos haber vencido el diablo
instalado en nuestra alma. Algo semejante suce-
de con El Buen Pastor (2007) del sólido Robert Elogio de las minisalas
de Niro, cuando somos invitados a penetrar en
ese submundo de los servicios secretos, siempre Salvo estos gigantes a las afueras de nuestras
demonizados y siempre atrayentes. Ese terrible ciudades que más parecen circos, mandan las
placer de matar impunemente que en ocasiones minisalas. Me gustaría visionar de nuevo Rebeca
nos asalta y tanto nos humilla. en uno de estos lugares pequeñitos, austeros, de
excelente sonido, donde la oscuridad parece au-
5. El apocalipsis de misterio: La vida de los mentar y la agradable conjunción de los espec-
otros (Florian Henckel, 2006). Está claro que tadores en las butacas se acentúa. Siempre que
dos autores protagonizan esta llamada insupe- puedo, entro en una de estas minisalas y aumen-
rable al misterio tanto religioso como humano: ta la llamada adolescente hacia lo desconocido
Ingmar Bergman y Woody Allen, cada uno en sus y su misterio en el límite y en el abismo. Parez-
parámetros tan diferentes como eficaces. Sin ol- co retornar a Palma de Mallorca, años cincuen-
vidarnos por supuesto de esos tres autores mu- ta, en el cine Rialto, para disponerme a contem-
cho más exquisitos como son Kieslowski, Resnais plar la llamada de las imágenes hacia territorios
y el olvidado Robert Bresson. Pero deseamos evi- innombrados. Y comprendo que aquel adolescen-
denciar la relevancia de películas como la citada, te ya no existe, y que en su lugar es y está un
tan reciente todavía en nuestras pupilas, que nos hombre seducido desde las pantallas del mundo,
sumerge en ese otro misterio existencial donde siempre a la escucha visual de la vida secreta, la
los haya, mezcla indigna de la sociopolítica, del única que es vida. Porque en ella se produce la
miedo elemental y todavía más del rodillo totali- tentación apocalíptica del límite y del abismo. Los
tario. La historia de ese hombre-espía, que ven- fantasmas de Joan Fontaine y de Judith Anderson
ce su propia humillación con su dominio sobre los paseándose por mi alma inquieta.

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A PIE
DE CALLE
SOBREVIVIR, Hay quien se arriesga
para salvar su
ADRENALINA, salud, otros para ser
TELEVISIÓN vistos en programas
de vídeos o en páginas
E INTERNET ‘webs’ como “Youtube”

Bomberos, policías, militares, toreros, corresponsa-


les de guerra son algunas de las profesiones que son
calificadas como “de riesgo”. Quienes las practican se
juegan la vida en muchas ocasiones. También hay per-
sonas que ponen en peligro sus propias vidas por ra-
zones difíciles de explicar; realizan acciones sin sen-
tido, quizá por morbo, por figurar, por ser el líder del
grupo o, simplemente, por tratar de ser famoso lo más
rápidamente posible.

Por Antonio Saugar

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Quizá la monotonía de la vida haga necesaria “Quienes se la juegan alegre-


ciertas emociones para poder desconectar de la
rutina diaria, para poder sentir cosas distintas.
mente en carreras de coches
Así lo entiende Natalia, para quien “las emocio- en la vía pública, que pueden
nes -que no riesgos-, fuertes son necesarios para costarles la vida no sólo a ellos
sobrevivir. Para los que en vez de sobrevivir, lo
sino a otras personas, son
que hacemos es vivir, cualquier actividad que
desconecte del trabajo, de la familia o, como en unos cobardes”
los tiempos en los que vivimos, de la política, no
viene mal; yo diría que es indispensable”. quedar en el simple peligro de perder algo. Lo que
está claro es que el que no arriesga no pierde”.

El riesgo necesario
‘Kamikazes’ al volante
En la vida podemos encontrarnos situaciones lí-
mite, no porque las busquemos, sino porque la Respecto a quienes arriesgan la vida alegremen-
realidad es dura, en ocasiones. Natalia tuvo que te en acciones como carreras de coches en la vía
enfrentarse al riesgo, “cuando en el año 93 decidí pública, que pueden costarles la vida no sólo a
entrar en un quirófano para salvar la visión de mi ellos sino a otras personas, Natalia dice que “Esta
único ojo sano, me arriesgué, pero en aquel mo- ‘especie humana’ me parece terrorista; gente
mento era todo o nada. En aquella ocasión perdí”. aburrida de su vida y sus circunstancias; cobar-
des que necesitan demostrar no sé qué, carentes
Natalia afirma que nunca ha buscado el riesgo, de afectos y de arraigo en la vida y lo que es más
“pero puede ser que las circunstancias de la vida importante, sin respeto a la vida de los demás”.
me lo hayan acercado. En caso de que haya arries-
gado algo, no soy consciente de haberlo hecho. “No hay que olvidar –añade-, que, cuando un su-
Probablemente, en mis 40 años, haya arriesgado jeto decide ir en dirección contraria por una carre-
mucho más de lo que creo; quizá deberían ser tera por la que circulan personas que sí aprecian
otros quienes opinaran sobre esto”. su vida, el más perjudicado es aquél que tiene
una familia esperando y sabe abrir esa cajita en
Ante ciertas situaciones no se mide el riesgo. la que todos guardamos las cosas buenas”.
Cuando alguien cercano corre peligro no se miran
las posibles consecuencias negativas de realizar Sobre qué puede llevar a estas personas a jugar
una acción muy osada. “Responder a por quién con su vida y con la de los demás, Natalia se pre-
correría riesgos es muy difícil de contestar. Si gunta: “¿Qué le lleva al drogadicto a seguir con la
tuviera hijos sería sencillo, arriesgaría cualquier droga? ¿Qué hay en la cabeza del que golpea a su
cosa por ellos”, señala Natalia, quien añade: pareja hasta matarla? Creo que son los profesiona-
“como no es el caso, estoy segura que arriesga- les de la psicología los que tienen la respuesta”.
ría mi vida por cualquier persona, si tan sólo tu-
viera un segundo para reaccionar; pero si tuviera Para Natalia, quienes realizan este tipo de accio-
tiempo para pensarlo, probablemente lo analiza- nes “pueden sufrir una falta de valores, quizá ex-
ría bastante. Los años te hacen selectiva y, según perimentan cobardía o han probado todo y están
van pasando, arriesgo más en unos aspectos y en una continua búsqueda de nuevas sensaciones
me cuido mucho de jugármela con determinadas o en una prueba continua de autoestima”.
personas”, afirma.
Como se puede ver, hay quien se arriesga para
Hay personas a las que les atrae el riesgo. So- mejorar su estado de salud, en este caso, para
bre esto señala que, “en la vida hay que arriesgar tratar de salvar su visión, pero hay personas que
porque si no, puede que no avancemos. No todo toman el riesgo como una cosa normal, como una
riesgo lleva implícito un daño físico, la cosa puede forma de vivir.

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Ya no ‘vende’ la caída en la pista de baile


de los padrinos de una boda; ahora los
programas especializados en vídeos de impacto buscan
desesperadamente imágenes de actividades de gran riesgo

El morbo de grabar lo impactante colgadas en Internet. El problema no es que los


protagonistas se arriesguen, sino que llevan a per-
De un tiempo a esta parte, parece que existe sonas inexpertas a realizar acciones semejantes,
una tendencia a primar ciertas acciones de ries- que pueden traer consecuencias irreparables.
go o, al menos, a publicitarlas, especialmente
a través de Internet y de la televisión. De las Otra cosa es quienes utilizan las carreteras como
imágenes más o menos curiosas o graciosas de si fueran su circuito privado poniendo en peligro
los típicos programas televisivos en los que se a los demás conductores, para luego hacer públi-
emiten vídeos caseros, se ha pasado a com- cas las imágenes en Internet. Los responsables
petir por lograr imágenes lo más impactantes de las webs que suelen albergar este tipo de ví-
posibles. deos deberían actuar de forma inmediata, impi-
diendo que las imágenes lleguen a sus portales.
Ya no ‘vende’ la caída en la pista de baile de los Una herramienta de cultura, formación y trabajo
padrinos de una boda; ahora los programas es- como es Internet no puede primar acciones de
pecializados en vídeos de impacto buscan y emi- tan alto riesgo.
ten imágenes de verdadero riesgo. No ocurre lo
mismo en los programas informativos de la tele- Uno de los más famosos portales de la red mues-
visión, en los que las imágenes sirven para re- tra en sus páginas imágenes como las de jóvenes
prochar a quienes protagonizan ciertas conductas practicando el metring, que consiste en agarrarse
peligrosas (carreras de coches en la vía pública, a las puertas de los vagones del Metro y saltar al
alta velocidad de motos y coches, etc.), y para andén antes de que el convoy entre en el túnel.
evitar que se produzcan, tratando de concienciar Les puede costar la vida, pero se arriesgan a rea-
a los espectadores. lizar esta práctica y, además, se sienten recom-
pensados al saber que su estupidez se puede ver
Pero no siempre es así. El ejemplo claro es In- en todo el mundo.
ternet. Una vez más, la red de redes se convier-
te en escaparate de determinadas conductas de Hay quienes piensan que la vida es un riesgo.
riesgo y reprochables. Hace unas semanas, dos Otros buscan riesgos para pasar mejor la vida.
paracaidistas burlaron la seguridad de una de Los hay que no pueden vivir sin riesgo, mientras
las cuatro nuevas torres construidas en Madrid. otros son un riesgo para ellos mismos y los de-
Subieron a lo más alto de una de ellas y, des- más. La vida es algo sosa sin emociones, y no
de allí, saltaron al vacío con sus paracaídas. A es malo poner algo de salsa picante a la cotidia-
los pocos días, las imágenes que ellos mismos neidad, pero sin hacer de la emoción el último
tomaron y las de su “equipo de apoyo” estaban peldaño de la escalera de la vida.

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ALAIN ROBERT, UN “ICONO” DEL RIESGO


Conocido como el “Spiderman francés”, Alain Ro- cés” tiene en el riesgo su manera de ganarse la
bert se ha hecho famoso en todo el mundo por vida. La publicidad se ha rendido a su figura y
sus repetidas “hazañas”: escalar los edificios más es contratado para algunos eventos como espec-
altos de las grandes ciudades. Bueno, también táculo para dar notoriedad a la presentación de
es famoso porque, cuando acaba de subirlos o distintos productos o empresas.
bajarlos, es detenido.
Por cierto, Robert dejó caer que no haría ascos
Una de sus últimas escaladas urbanas ocurrió el a trepar a cualquiera de los cuatro nuevos ras-
pasado mes de febrero en Sao Paulo, donde trató cacielos de Madrid. Barcelona también conoce a
de escalar los 151 metros de una de las construc- este escalador urbano. En la ciudad condal fue la
ciones más altas de la ciudad. No lo logró al ser in- Torre Agbar la que vio de cerca este arriesgado
terceptado por la Policía antes de llegar a la cima. escalador, que subió sus más de 30 plantas en
dos ocasiones y sólo con la ayuda de sus manos.
España también le ha visto subir algunas de sus Por cierto, acabó en comisaría.
fachadas. Hace unas semanas trepó por la fachada
de un moderno hotel madrileño, de 55 metros de El “Spiderman francés” tiene en su currículum
altura. En poco menos de 25 minutos se encaramó más de 70 edificios y monumentos de todo el pla-
a la parte más alta del edificio. En esta ocasión no neta. Entre sus altas conquistas destacan el Em-
fue detenido, al estar autorizada la escalada. pire State Building (Nueva York), la Torre Eiffel
(París), o la Torre Jin Mao (Shangai), el edificio
Desde hace unos años, el “el hombre araña fran- más alto de China.

‘PARKOUR’, LA VIDA A SALTOS


Si paseando por su ciudad ven a algún grupo de El conocimiento masivo del parkour vino de la mano
jóvenes trepando por muros, saltando bancos, de Yamakasi, una película dirigida por Ariel Zeitoun,
descolgándose por vallas o bajando las escaleras que narra la historia de siete jóvenes, los Yamakasi,
de calles o parques dando brincos, no se asuste. que crean un nuevo deporte para “tomar” la ciudad.
Son practicantes de parkour, una modalidad de Saltos entre edificios, carreras por azoteas y entre-
deporte urbano. namientos nocturnos hacen que los vecinos les to-
men por ladrones y que la Policía los busque. Para
El parkour nació en Francia de manos de unos jó- operar a uno de ellos, herido en un accidente, nece-
venes. Tiene sus raíces en la filosofía asiática, y su sitan recaudar una importante cantidad de dinero,
objetivo es combatir las malas energías. Su prác- y deciden infringir la Ley y arriesgar sus vidas. Un
tica es sencilla: se trata de recorrer una ciudad inspector de Policía tratará de ayudarles. En total,
corriendo, trepando o escalando los obstáculos 90 minutos en los que no falta la acción.
que se encuentren en el camino, hasta llegar al
punto de destino. Quienes practican el parkour Quienes practican parkour causan en la gente admi-
van de un lado a otro de la ciudad en línea recta, ración y el temor de que, en cualquier momento se
sin tener en cuenta escaleras, edificios, desnive- partan la cabeza. A pesar de la dureza de este depor-
les, muros, etc. El objetivo es llegar después de te urbano, la filosofía de los “yamakasi” es no ponerse
sortear estos y otros obstáculos. en peligro y tener todas sus acciones bajo control.

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Comunicando

Hilario Paz y Beatriz Menéndez, presidente y vicepresidenta Público asistente a la presentación de la nueva sede con la
del Teléfono de Asturias, coordinando el acto de presentación presencia de un nutrido grupo de voluntarios.
de la nueva sede. Fotografía: Jimena Agois. Fotografía: Jimena Agois.

EL TELÉFONO DE LA ESPERANZA
EL NUEVO CENTRO, QUE DISPONE DE
MÁS DEL DOBLE DE ESPACIO QUE EL En 2007, los voluntarios
ANTERIOR LOCAL, ES FRUTO DE LA del Teléfono en Asturias
COLABORACIÓN ENTRE ADMINISTRA- atendieron 4.326 consultas
CIONES, INSTITUCIONES, EMPRESAS de asistencia psicológica a
Y PARTICULARES. personas en situación de
crisis emocional (3.921
telefónicas y 405 presenciales)

César Menéndez, director de Relaciones Institucionales y Entrega de los laureles por parte de los voluntarios a algunas
Asuntos Sociales de la Caja de Ahorros de Asturias (CajAstur). de las personas que han colaborado para acondicionar el nue-
Fotografía: Jimena Agois. vo local. Fotografía: Jimena Agois.

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Comunicando

De izq. a dcha., César Menéndez, director de relaciones Insti-


tucionales y Asuntos Sociales de CajAstur; Teresa Ordiz, vice-
consejera de Centros, Familia, Infancia y Mayores de Asturias;
Belén Fernández, concejala de Servicios Sociales de Oviedo;
Jesús Madrid, presidente de la Asociación Internacional del
Teléfono de la Esperanza y José Ramón Quirós, consejero de Salón de actos del nuevo Centro del Teléfono de la Esperanza
Salud de Asturias. Fotografía: Jimena Agois. en Asturias.

EN ASTURIAS ESTRENA SEDE


Hacía ya tiempo que la sede de la calle Facetos vas instalaciones se han hecho realidad. Hilario
se había quedado pequeña para atender las nu- Paz, presidente del Teléfono de la Esperanza en
merosas peticiones de ayuda en situaciones de Asturias, y muy especialmente Beatriz Menéndez,
crisis emocional que cada día llegaban a nuestro vicepresidenta del Centro asturiano, han sido los
Centro de Oviedo. De ahí la tremenda ilusión de principales artífices de aunar todas estas volun-
los voluntarios del Teléfono de la Esperanza en tades y coordinar el esfuerzo de un grupo muy
Asturias por mudarse a los nuevos locales ubica- comprometido de voluntarios. “En esta ocasión,
dos en la zona conocida como Rubín que cuentan el Teléfono de la Esperanza ha cambiado su papel
con 470 metros cuadrados construidos (es decir, y se ha convertido en demandante de ayuda. Ne-
más del doble del espacio disponible hasta en- cesitábamos ayuda, la hemos pedido y la socie-
tonces), que se distribuyen entre un salón de ac- dad asturiana nos la ha dado. Hemos llamado y
tos, cuatro despachos, dos salas para reuniones nos ha escuchado”, explicó Beatriz Menéndez.
de grupos, otras dos salas para relajación, una
biblioteca, además de aseos, archivo y zona para Por esta razón, el acto de presentación de la nue-
orientación nocturna. La nueva sede del número 4 va sede del Teléfono de la Esperanza en Asturias,
de la avenida de Bruselas, que se organiza en tres que tuvo lugar el pasado 5 de febrero, se convirtió
niveles que se comunican entre sí por escaleras y en una celebración de agradecimiento a aquellos
con accesos independientes, ha sido cedida por el que han colaborado para acondicionar el nuevo
Ayuntamiento de Oviedo, institución con la que el local y que de manera simbólica recibieron de ma-
Teléfono de la Esperanza mantiene un convenio de nos de voluntarios un broche elaborado con hojas
colaboración y que desde 1986 apoya económica- de laurel, creación de Manuel Gallego, florista que
mente la realización de nuestras actividades. participó en la boda de los Príncipes de Asturias.

La llamada del Teléfono Ante cerca de 300 personas entre colaboradores y


simpatizantes del Teléfono, que llenaron la plaza de
Tras once meses de obras y gracias a la colabora- Trascorrales (la antigua plaza del Pescado), Hilario
ción de las distintas Administraciones, de nume- Paz quiso expresar su gratitud a todas las personas
rosas empresas, personas y entidades, las nue- así ‘laureadas’: “Sinceramente nos habéis dado

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Comunicando

Belén Fernández, concejala de Servicios Sociales de Oviedo. José Ramón Quirós, consejero de Salud del Principado de As-
Fotografía: Jimena Agois. turias, respondiendo a la prensa. Fotografía: Jimena Agois.

mucho y bueno, lo mejor de vosotros. Nos habéis largo del pasado año 30 talleres, cursos o gru-
aportado también ilusión y esperanza. Os prometo pos terapéuticos para promover una mejor salud
que éste será un local lleno de calor y calidez para emocional en la población.
recibir a las personas que lo necesitan”.
Belén Fernández, concejala de Servicios Sociales
Arte del bien escuchar del Ayuntamiento de Oviedo, encomió “el trabajo
del Teléfono de la Esperanza en favor del arte del
En su intervención, el consejero de Salud del bien escuchar” porque “se trata de una asociación
Principado, José Ramón Quirós, destacó que “dis- que proporciona de manera altruista un servicio
poner de una red social de la que echar mano permanente de ayuda a aquellas personas que se
cuando la vida aprieta es muy importante. Por encuentran en situación límite”. Además destacó
tanto, hay que decir que el Teléfono de la Espe- en su alocución que el Teléfono “cuenta en gran
ranza es un recurso social realmente potente”. medida con el valor más valioso para cualquier
organización, que son los voluntarios”, a los que
El acto de inauguración continuó con las pala- felicitó por “el rigor y la seriedad que han demos-
bras de César Menéndez, director de Relaciones trado a la sociedad”.
Institucionales y Asuntos Sociales de la Caja de
Ahorros de Asturias (CajAstur), quien expresó Al servicio de la palabra
su “alegría por saber que con el nuevo local los
voluntarios van a poder seguir desarrollando su El acto de presentación de la nueva sede prosi-
actividad en mejores condiciones y de una ma- guió con la intervención de Teresa Ordiz, vice-
nera más eficiente”. Asimismo, explicó: “Quienes consejera de Centros, Familia, Infancia y Mayores
tenemos la responsabilidad de administrar fon- del Principado, quien alabó la labor que realizan
dos de Obra Social, que en definitiva son el fruto los orientadores y profesionales del Teléfono “al
del esfuerzo de muchas personas que confían en servicio de la palabra” en esta sociedad que “tan
nosotros, y dedicamos partidas a proyectos como aprisa camina y en la que a veces se pierde la
el del Teléfono, sentimos una gran satisfacción comunicación entre los más próximos”, por lo que
cuando conocemos vuestro trabajo y sabemos en ocasiones se hace necesario paliar esta caren-
que hemos hecho bien las cosas”. cia con “la comunicación con quienes no cono-
cemos, con aquellos que nos ofrecen una mano
Así, en 2007, los voluntarios del Teléfono de la amiga que no pide nada y lo da todo en un mo-
Esperanza en Asturias atendieron 4.326 consul- mento difícil”. Por otra parte, Teresa Ordiz se con-
tas de asistencia psicológica en situación de crisis gratuló que el nuevo local sea un “ejemplo de lo
(3.921 telefónicas y 405 presenciales). Además, que se consigue con la colaboración e implicación
el Centro asturiano del Teléfono organizó a lo de toda una sociedad”.

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Comunicando

Hay cosas que sólo son posibles gracias


al esfuerzo solidario de muchos:

Ayuntamiento de Oviedo
Principado de Asturias
Caja de Ahorros de Asturias (CajAstur)
Constructora Los Álamos
Electricidad Llano
Entorno Asturiano
Impact 5
Encofrados Lena
Construcciones Fresno Desarrollos Urbanos S.A.
Teresa Ordiz, viceconsejera de Centros, Familia, Infancia y
Mayores del Principado de Asturias. Fotografía: Jimena Agois. Jovellanos XXI
SACEJO Construcciones y Promociones SAU
El Corte Inglés
Cerró el acto Jesús Madrid, presidente de la Aso- Hijos de Luis Rodríguez
ciación Internacional del Teléfono de la Esperan- Construcciones y Promociones COPROSA
Tratamientos Inmobiliarios S.A.
za, quien reivindicó “los dos valores que inspiran
IMES API
al Teléfono: la solidaridad y la visión positiva de la
ASTURCASA
persona”. “Por una parte –explicó Jesús Madrid-
Emilio Llano
, creemos en la solidaridad y en el voluntariado CEYD
comprometido como la mejor forma de vivencia Puertas Yunque
de esa solidaridad. De hecho, de día y de noche, GEIMSA
en días laborables y en festivos, en invierno y en Asturmármol
verano, hay personas dispuestas a escuchar, pre- INCOAS
paradas para tender una mano. Por otra parte, Don Papel
tenemos una visión positiva de la persona. Eso Álvarez Beltrán
significa que creemos en primer lugar en noso- Talleres Asipo S.L.
tros y que creemos también en las personas de Gómez Oviedo
nuestro entorno, de modo que sabemos que hay Jesús Rodríguez
Artemisa
problemas pero que las personas tenemos la ca-
Aqualia
pacidad de enfrentarlos para crear una sociedad
Gramma Formularios
mejor y que las personas cuando colaboramos en
Rufino Martínez del Río
ello nos sentimos felices y satisfechas”. Pioneer
Hotel AC Forum
Asimismo, el presidente internacional del Teléfono Borja Bordiú Cienfuegos
de la Esperanza recalcó que “para canalizara esos Andamios FM
valores es fundamental la formación y la prepa- SONIMEDIA
ración. Para comenzar a colaborar con nosotros MASTERCAFÉ
es necesario más de un año de preparación seria, Víctor Tresguerres Fernández
incluso aunque seamos previamente profesiona- SFIME S.L.
les de la psicología, porque para poder ayudar en GALFER Floristas S.L.
una situación de crisis hace falta poner lo mejor Alfredo Menchaca
Ana Fernández
de nosotros al servicio de los demás”.

Asturias tiene un nuevo espacio


para la esperanza.

El teléfono de atención del A todos vosotros, gracias.


Centro de Asturias es el 985 22 55 40 Teléfono de la Esperanza en Asturias

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