Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Aceptacion
Aceptacion
Etapa: Adolescentes-Jóvenes
Objetivo: Concientizar a los jóvenes sobre el sentido de su fe, para que dejen de
ser cristianos mediocres y den un Si completo a Cristo.
Puntos a tratar:
¿Qué es la fe?
Diferencia entre Fe ideológica y Fe personalizada.
Ser cristiano por costumbre o por moda.
Ser cristiano solo en la iglesia.
¿Cómo ser un cristiano autentico?
Dudas Frecuentes.
Errores Comunes.
http://blogs.periodistadigital.com/speculum.php/2017/06/04/la-fe-como-ideologia
Como la luz del alba se encarna en el día, el discernimiento es palabra del Espíritu.
La exhortación de Francisco en Santa Marta, a finales del mes florido, fue la de
“dejarse inquietar”, es decir, dejarse interpelar por el Espíritu Santo que nos hace
discernir, es decir, rechazar una fe ideológica. El resto, podría ser religión que, en
palabras de Gutiérrez, invocando a Karl Barth o Dietrich Bonhoeffer, rechazaba la
amalgama entre cristianismo y religión.
El término ideología fue acuñado por Destutt de Tracy para denominar a la ciencia
que estudia las ideas y las relaciones entre los signos que las expresan, pero fue
Karl Marx quien transformó el término, que se convirtió en el conjunto de ideas
cuya relación con la realidad es menos importante que su objetivo. Por eso Marx,
afirma que la ideología genera una falsa conciencia sobre las condiciones
materiales de existencia del hombre.
Francisco recuerda que el libro del Apocalipsis comienza invitando a las “siete
Iglesias” —las siete diócesis de aquel tiempo —a escuchar lo que el Espíritu Santo
les dice: “Pidamos también nosotros esta gracia de escuchar lo que el Espíritu
Santo dice a nuestra Iglesia, a nuestra comunidad, a nuestra parroquia, a nuestra
familia” y a “cada uno de nosotros”.
No se trata de subir a un cerro doctrinal, esto es, a una religión cultual, sino de
adorar en Espíritu y Verdad, para convertir el seguimiento de Jesús, que no es una
idea, en vida: “Entonces Job se levantó, rasgó su manto, se rapó la cabeza, y
postrado en tierra adoró”.
“¡Qué fácil es ser cristiano en la Iglesia, pero qué difícil es serlo en el mundo!”
Es normal ¿no crees?, por un lado en tu parroquia todos son iguales, hay un par de críticas
y chismes, pero al final del cuento nadie critica tu fe, porque todos están ahí porque Cristo
los ha unido. Por otro lado, cuando salimos al mundo la cosa se pone tensa; en tu colegio
o universidad te da pena que te digan en voz alta que te vieron en misa, a la hora del
almuerzo te da pena persignarte en público, en tu casa te da miedo que te escuchen
cantar el corito del salmo o la alabanza de tu retiro… En fin, qué conflicto interno más
complicado ¿no?, Es por eso que este día quiero decirte seis cosas:
No eres el único
Lo primero que quiero que sepas al leer esta carta es que no eres el único, a mi también
me da [o me ha dado] pena. Es natural que en algún momento de nuestras vidas, sea cual
sea la razón, neguemos a Jesús, el mismísimo san Pedro lo hizo tres veces con canto de
gallo incluido. Ahora bien, el hecho que sea algo común no quiere decir que sea algo
correcto. San Pedro negó a Jesús porque tuvo miedo, porque horas antes en lugar de orar
y velar, se quedó dormido. Quizás por eso a ti y a mí a veces nos da pena nuestra fe,
porque preferimos dormir en lugar de orar.
Durante estos últimos meses, he leído con mucha tristeza tantas noticias desgarradoras
sobre los cristianos perseguidos, una de las noticas que más me conmovió fue la del joven
de 14 años llamado Nauman Masih, quien mientras se cruzaba la calle fue interceptado
por un grupo de jóvenes musulmanes quienes lo detuvieron y al darse cuenta que era
cristiano lo golpearon, le rociaron con gasolina y le prendieron fuego dejándolo con un
55% de su cuerpo quemado: “Los jóvenes que me han agredido eran unos perfectos
desconocidos para mí. Comenzaron a pegarme al saber que soy cristiano. Trate de escapar
pero me persiguieron y me rociaron con la gasolina”, dijo el joven víctima del ataque.
Cinco días más tarde Nauman muere en el hospital.
Mientras tú te preocupas por las críticas y “el qué dirán” de tu fe, en medio oriente los
jóvenes de tu edad son quemados vivos o decapitados por decir con firmeza “soy
cristiano”. ¡Qué fe tan grande la que hay que tener para no negar a Jesús! Así dice el Señor:
“Dichosos los perseguidos por hacer la voluntad de Dios, porque de ellos es el reino de los
cielos. Dichosos serán ustedes cuando los injurien y los persigan, y digan contra ustedes
toda clase de calumnias por causa mía. Alégrense y regocíjense, porque será grande su
recompensa en los cielos, pues así persiguieron a los profetas que vivieron antes que
ustedes” (Mateo 5, 10-12).
¿Recuerdas esas frases bonitas que escuchas a diario? Pues déjame decirte que no son
únicamente para tuitearlas… son también para que las pongas en práctica. Sólo quien tiene
un corazón dispuesto a escuchar a Cristo, encontrará en el consejo del prójimo el aliento
de fe enviado por el Señor. Pídele al Espíritu Santo un corazón dócil y humilde para poder
descubrir en la Palabra de Dios su santa voluntad, pregúntale sin miedo: “Señor, ¿qué más
puedo hacer yo por ti?”.
Jesús vino por los pecadores no por los santos, este camino no se trata de quién soy yo
por mi cuenta, sino quién soy gracias a con quien voy. La Iglesia es como un hospital
donde va la gente que está enferma, es como un gimnasio donde va gente que tiene
propósitos para mejorar su condición física, la Iglesia es como una madre, que ama,
abraza, consiente, guía y corrige con amor a sus hijos. Es hora que te quites el concepto de
la Iglesia de los perfectos, por la Iglesia de personas imperfectas en búsqueda de alcanzar
la santidad, además perfecto solo Dios.
¿Y si pierdo amigos?
¿Esto es enserio? ¿de esto se trata todo? En primer lugar quiero decirte que ese es un mito
falso, tan falso como que si te puedes lamer el codo… las personas que realmente son tus
amigos te van a seguir queriendo igual o más que antes. Segundo, yo puedo darte fe que
las amistades que encuentras en el camino del Señor no son promociones de temporada,
son amistades que trascienden el concepto de amigo, son como hermanos. Tercero, no
tengas miedo de hablarles de Jesús, invítalos al manicomio de amor, apadrínalos y guíalos
en sus primeros pasos en la Iglesia. Motívalos y ora mucho para que perseveren; un día
recibirás una llamada de agradecimiento por tu invitación y te llenará de gozo ver cuánta
alegría y conversión hay en su nueva vida, yo sé que sabes de qué estoy hablando.
Si de algo estoy seguro en mi vida es que lo mejor que me pudo haber pasado en mi vida
es haber conocido a Jesús desde adolescente, hoy con mis veintitantos años puedo decirte
que soy feliz porque “ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mi” (Gálatas
2,20).
Por esas razones y muchas más decidí escribirte esta carta a ti, que no te conozco, pero
que sé que al igual que yo te has avergonzado de tu fe, y que espero que con lo que
acabas de leer, conmueva una pequeña parte de tu ser para proponerte firmemente a
rendirte a los pies de Jesús y decirle con mucha fe al mundo entero: “Yo sé que soy
especialista en la imperfección, pero soy discípulo del maestro perfecto, soy lo que soy
gracias a mi Jesús”.
Ser cristiano es algo más que adoptar una pose ¿cómo se le reconoce entre la multitud?
Un hombre que acababa de encontrarse con Jesús Resucitado, iba a toda prisa por el
Camino de la Vida, mirando por todas partes y buscando. Se acercó a un anciano que
estaba sentado al borde del camino y le preguntó:
– Por favor, señor, ¿ha visto pasar por aquí a algún cristiano?
-Perdone- dijo contrariado el hombre-, pero soy nuevo en esto y no conozco los tipos que
hay. Sólo conozco a Jesús.
Y el anciano añadió:
-Pues sí amigo; hay de muchos tipos y maneras y también para todos los gustos: Hay
cristianos por cumplimiento, cristianos por tradición, cristianos por costumbres, cristianos
por superstición, cristianos por obligación, cristianos por conveniencia, cristianos
auténticos…
– ¡Los auténticos! ¡Esos son los que yo busco! ¡Los de verdad! -exclamó el hombre
emocionado.
-¡Vaya!- dijo el anciano con voz grave-. Esos son los más difíciles de ver. Hace ya mucho
tiempo que pasó uno de esos por aquí, y precisamente me preguntó lo mismo que usted.
«Raza» (juventud) así, es la que necesitamos: como ustedes muchachos que al verlos den
ganas de decir: yo quiero ser como tú, yo quiero ser como ése. Que el arrastrado diga:
después de estar con fulano, yo no puedo ser un arrastrado; después de conversar con
zutano, yo no puedo ser el católico que estoy siendo. Aguas mansas, profundas pero que,
porque están cerca de Dios, van sembrando por donde pasan.
¿Qué están haciendo tantos millones de católicos? Si cada uno hiciera su quehacer, otro
sería el mundo. Los malos no son fuertes, sino porque los buenos son débiles. (Mons.
Darboy).
¿De qué nos sirve ese 97% de católicos en México? De nada. Si cinco incrédulos dominan
nuestras universidades. ¿El cristiano, Iglesia, dónde está? La acción nuestra es decisiva.