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SUPLEMENTOS MONOGRAFIAS TEMATICAS LA AUTOBIOGRAFIA y sus problemas teoricos Estudios e investigacion document: Los Suplementos son un cuerpo nuevo y expansive da la revista Anthropos y de Documentos A. Siguen una secuencia ligada tematicamente a ellas, pero temporalmente independientes. Con ello offecemos ‘un mayor servicio documental y valiosos materiales de trabajo. Suplementos constituyen y configuran otro Contexto, otro espacio expresivo mas flexible, dinamico y adaptable, cuya organizacién temética se vertebra de una cuddruple manera. |. Miscelénea teméticr Acoge todos aguellos materiales ‘que, tanto lectores como colaboradores, 0 simplemente cono- eles evita spore hos evn pra 8 Pu licacién, sin otro compromiso que la oportunidad y:vigencia culgural de los mismos, San temas diversos que obedecen mis iL Hen hae deo ete ie saat planceamiento,Tienen la ventas, sin embargo, del valor del actuslided y de la sensibilidad e interés por lo que verdadera- ‘mente importa: el lector. Esta serie recoge dos dmbitos de trabajo: uno, «Estudios comentario, y el segundo, «Peferian (poems, reatos reves, pléstics, fotografia, ere). Todo aquello que configure ‘un testimonio de actuslidad y novedad expresiva; ya que es presarseeslo que imports ; 2: Monografias temdticas: Este segundo’ grupo ds suple- smento ir en torn s una monogialta temic, complementa y ampliacin de fo tratado sistemiticamente en la Esto Impla ponemos de acuerdo, previament con diveros espe lstas para que elaboren el andlisis sistemitico correspon sine bisrdo una majer profiad y pid emis Y temporal, cosa que no es facil realizar siempre en el dmbito dela revises, por su periodicidad y limitaciOn eapecal Se acude | este sistema siempre que la ampliacién yong cexigida por la lnmporcancia del tema ode autor eudiado y docomentado, ‘3. Amologtas temticas: El tercer tipo de textos se con creta en una antologia —en los casos pertinentes— de los au- tores estudiados en la revista, ofreciendo un material comple- mentario y més amplio, interesante para el trabajo inteleetval ‘Como puede observaee, se tata de ona expresign de un pro- ceso de maduracién y de su expansin de un cuerpo més dm plio cuantitativa y cualitativamente, 4. Textos dé la Historia Social del Pensamiento: Lo habi- tual es conocer y dfn is fentsoftale y hepembnies de ouestra cultura, dejando olvidados miltiples temas, tradi- ciones, ideas, aventuras critcas, heterodoxas y plurales, que configuran sustantivamente el conjunto de nuestra tradicién de historia social dl pensamiento. Con esta cuara sere de Suplementos queremos poner de relieve la verdadera historia, de la cultura sin jerarquiss ni valoraciones externa, sino reco sgieado toda la produecién real, los texzos ocultes no editados, marginados, o simplemente considerados de menor interés, Pero que entendemos constituyen también el hilo conductor de nuestra wradicin y de nuestra historia presente. El pensa- ‘eno siempre perntingcey por eso es mejor recogero ade. cuadamente en expresion viva, dferenclada, comio eapejo de vida y de presencia de otros. En el pensar han de estar todos los pensamientos, las obras, los textos y los pueblos. SUPLEMENTOS ANTHROPOS Wesco editorial cordinacién general Angel Nopure Dabsrro Dirator: Ramon Gabarés Cidona ror Lia Ming Grbueds de redacidm Maris Cinen Marcocl Fabrega, Eneban Nie Renée: Jue ogee Cah y Aspe Veg ‘peel (dgcumeaa Froduesdn y deo: fan Ramon Costs Gonz, Pilar Fl Franca, lama MarerallFabrepre, Carme Murtang Tiger y Rom Sia Codiache Gestin'y deed comerish Gullo Losuda Ore. Digee= én de marketing y scion coabeavar Lut Miré Gibulede Ventas Rta Bou Sunon Elen Gomer Momerd Gobel Ra Mariner, Car Serrano Beery Yolande Serene Pee facto de wei, ep aguna frre pr vlogun meio, er mesic, fotoguinnce Diciembre 1991 {© Editorial Anthropes, Promat,S. Coop, Lids, Ealita: Editorial Anthrepes, Prom, S. Coop. Ltda, Via Augusta, 6466, enlo. 08006 Barelona "> ‘Tel, (93)21740 39 217 4128 ‘Administraci6n, ventas #suscripciones: Apdo. 387 96180 Sane Cugat del Vallés Barcelona) TLCS 8H FONE ama useripein anual (6 ms) pare 1992: Espa: 9.975. Gin tVAe 9) Pigs: 6 depromecio. ISSN: 1130-2089 DepSsio legal B.37.133/00 | Impresidn: Novagrafik, Puigeer, 127, Barcelona | rie mgadio, ecosptice por otocpin osesgut Toe echo sera Ee publi go pnw produ ni ead ne pc regan rnd pr un inna der | Seana perm piso pes niods nant INDICE 18 33 v 62 79 93 a 437 festa tey 7 137 142 143 Coordinador: 170 ANGEL G, LounEiRO IOSUPLEMENTOS ANTHROPOS Introduccién Problemas tedricos de la autobiogratfa, por Angel G. Loureiro Estudios Condiciones y limites de la autobiografia, por Georges Gusdorf Autobiografia y conciencia histérica, por Karl J: Weintraub Algunas versiones de la memoria/ Algunas versiones del bios: la ontologia de la autobiografia, por James Olney El pacto autobiogrifico, por Philippe Lejeune ‘Actos lierarios, por Elizabeth Bruss Autoinvencién en la autobiografia: el momento del enguaje, por Paul Jobn Eakin Hacia una pottica de la auto! Sidonie Smith Norautobiografias de mujeres «privilegiadasy: Inglaterra y América del Norte, por Carolyn G. Heilbrun spor Paul de Man el final de la autobiogratia, por jogratia de mujeres, por La autobiografia como desfiguraci Ficciones del «yor Michael Sprinker Autografia: pensador firmado (Nietasche y Decrida), por Alberto Moreiras Documentacién Bibliografia selecta sobre teorla de la autobiografia, por Angel G. Loureiro Bibliografia general sobre la autobiograffa espaol, por Angel G. Louseiro Memorias y autobiograffas en Espata (siglos-XiK y xx), por Anna Cabullé Panorama de la literatura autobiogréfica en Espaia (197541991), por Jasé Romera Castillo 1 INTRODUCCION speneney Problemas tedricos de la autobiografia Angel G. Loureiro Corresponde a Dilthey, 2 finales del siglo pasado, el ele var fa autobiografia 2 un nivel de radical prominencia al postular su gran importancia para la comprensién bist rica, La autobiografla, nacida como mera rama de la bio- graffa, comenzé asf una larga andadura hasta llegar al dia de hoy en que cada ver atrae més atencién critica. Di they dio, por vez primera, enorme relieve a la autobiogra- fia al entenderla como una forma esencial de comprensi6n de los principios organizativos de la experiencia, de nues- twos modos de interpretacién de la realidad histérica en que vivimos. Dilthey propone, en particular, que lo que hace comprensible una vids, como un todo en el que se unen diversas partes, es que el entendimento se rig, ade~ is de por las eategor‘as generales del pensamiento, por las categorias witaless de valos, propésito y sentido, De esta manera, Dilthey propone estudiar la configuraci6n hise6riea de una época tomando como modelo y punto de partida el estudio de las autobiografls, las cuales le fre ceri las formas peculiares en que el ser humano ordena su experiencia en un momento hist6rico determinado Alentado por su suegro Dilthey, Georg Misch se impuso como tarea Ja paciente e inacabable reconstruccién de la historia dela autobiografla desde la ancigtedad, empresa que te vio suspendida por la muerte de Misch tras I pu- blicacién de tres voliimenes en que llegé hasta el Renaci- miento, y completada por sus disefpulos en un cuarto volumen que lew al estudio de la historia de la autobio- grafa hasta finales dl siglo XIX? Obras estimables como las de Bateson y Burr’ 0, ya més cerca de nuestros dias, ‘Wayne Shumaker, fueron abriendo el camino de una re- flexién tebrica que alcanza su primer punto verdaderamen- te lgido con la publicacién en 1956 del articulo de Gusdorf «Condiciones y limites de la autobiogratian* Desde esa fecha se suceden los articulos y los libros, ye dibujan tendencias muy dispares en el entendimiento ¢ interpretacién de los problemas que plantea la autobio- safla como género (uno de los problemas resila ser, pre- cisamente, si puede hablarse de la autobiograffa como ‘SUPLEMENTOS ANTHROPOSI29 ttropuccion -pénero>). Hay que insistir en la palabra «problemase por- que la aurobiografia parece estar convirtiéndose cada vez vis en el campo de batalla en que se dirittén’ téinas cen- tales del debate tedrico literario actual. Parte del asedio y cuestionamiento a que se std sometiendo a la autobio- xrafla en estos momentos proviene, sin duda alguna, de su relativa juventud como campo crftico, pero su centra- lidad la debe también a que, al ocuparnos de la autobio. grafla, debemos enfrentarnos a los problemas tedricos més ebatidos en la actualidad, y no sdlo en literatura sino tam- bign en filosoffa, Al pretender articular mundo, yo y tex to, la autobiografla no puede ignorar el acoso creciente 2 que estén siendo sometidos conceptos como historia, poder, sujeto,esencia, representacin, referencialidad, ex: presividad. Debemos aitadir ademés las complicaciones implicitas al medio del que se sirve el autobidgrafo para relatar su vida es decir, ol lenguaje— pues no podemos ‘ignorar (aunque en el estudio de la aurobiograffa se sosla- y2 menudo) que e! lenguaje no puede reducirse a mero instrumento en manos del escritor sino que su cardcter de mediador entre sujeto y texto y entre éste y lector nos obliga a plantearnos en qué modo y medida el lenguaje ao simplemente sirve al sujeto sino que lo constituye como tal: al fondo de todo encontramos los interrogan- tes que nos plantean los nuevos conceptos de texvualidad y el papel que juega la retdries (no ya en el sentido cldsi- <0 sino en el nuevo sentido que le dan las reflexiones de tun Paul de Maa, por ejemplo) en el proceso de escritura y lecture de un texto autobiogréfico.* James Olney ha seftalado que el estudio de la autobio- srafla se desarrolla histdricamence en tres etapas que co-! responden basicamentte a los tres drclenes que comprende| {a palabra aurobiograffa: el autos, el biot y la grafé? Des-| | de Dilthey y hasta aproximadamente los afos cincuenta, { el énfasis vecae en el bios al entendesse la autobiograffa +) como la reconstruccién de una vida, no solo en el sentie / do de suma de datos sino, sobre todo, y siguiendo el im- | pulso de Dilthey, como’ forma de comprensiéa de los Principios organizativos de Ia experiencia, de los modos | de interpretacién de la realidad histbrica en que vive el * autobiografiado, Por otra parte a lectura de las autobio- sgrafias se hace comparando constantemente lo narrado con |a informacién proveniente de otras fuentes: exactitud y «sinceridad» resultan claves en esta etapa, George Gusdorf eva a discusién a un plano de mucha mayor compleji dad, en su seminal articulo de 1956, fascinante tanto por {os nuevos temas que plantea como por su empefio en con- tener una problemética que desborda sus presupuestos de partida. Gusdorf sefiala, contra la historia positivista, que al igual que no se puede reconstruir el pasado como fue, tampoco la autobiograffe puede alcanzar la recreacién ob- jetiva del pasado, sino que consiste en uns lectura de la experiencia, lectura que es mis verdadera que el mero re- cuerdo de unos hechos, por cuanto al escribir una auto- biograffa se da expresién a un ser més interior, afirma Gusdorf, al afadir a la experiencia la conciencia de esa experiencia, En otras palabras, Gusdorf observa que al yo 20 GUPLEMENTOS ANTHROPOS Problema teéricee de 1a auloblogratia que ha vivido se le afiade un segundo yo creado en la ex- periencia de la eseritura, razén por la que concluye que el motto de la autobiografla deberia ser «Crear, yal crear ser creadow, Esta conclusién traslada inevitablemente el énfasis de la teorla autobiogréfica a la cuestién del yo, a una segun- dda ecapn de la historia de exateorfa ala que podemos de. ominar etapa del autos. Ahora bien, al menos en los Estados Unidos, a etapa del bios sigue manteniendo gran vitalidad,debido probablemente a, entre otras zones, su juveneud como nacién, la gran diversidad de origenes culturas de sus habitantes, las reivin iones de ciertas ‘minors y el afincamiento de cierto humanismo de gran tradicién en ese pais, Este humanismo explica, por ejem- plo, el abajo de Karl Weintraub, en la tadicibndilthe. ‘yana, mientras que la juventud de les Estados Unidos o su plunlidad de razas yorfgenes puede ayudarnos acom. prender la abundacia relative, hasta hoy mismo, de obras ue leen Ia autobiografia como expresén individual cule trl o histdriea, y que se centran por lo tanto en las auto biografias wespiritualess de los Primeros colonos o de los primeros nortearericanos prominentes, desde Benjamin Franklyn hasta Henry Adams, por ejemplo, o la abun. dancia de trabajos sobre autobiogrfias de minorias.* Debe advertise que este tipo de estudios no es ajeno a las complejidades de la teoria autobiogrfica mis recienr te; lo Unico que se quiere indicar es que los estudiosos de ¢stos temas ponen cierto énfasisen el valor cultural o his. ‘tbrico de esas autobiograffas, Retomando el hilo de la evolucign del estudio de la autobiognil, habfamos quedado en que Gusdorfabre las puertas, velis nolis, a la etapa del autos. En este etapa el andlisis no se centrard ya en la relacién entre texto e his toria sino en la conexién entre texto y sujeto, y el proble. ma central consistird en ver de qué manera ‘un texto representa aun sujeto,o ,levado'alextremo, si esa repre | sentacibn resulta posible en absoluo. El estudio de la auto. | Diografia pasa asf dé centrarse en los whechose del pasado ala eelaboracién» que hace el escrtor de esos hechos en cl presente de Ja escritura: la memoria ya no serfa un me- canismo de mera gabaciéa de recuerdos sino un elemem to active que relabora os hechos, queda wformay ana | vida que sin ese proceso activo de la memoria carecerfa de sentido: la memoria aeréa como redentora del ido al converilo en un present ern EI Gietiplo isin “he Bia orana dé cesta Iabiografia en el presente de la memoria nos lo ofrece James Olney en su trabajo «Some Versions of Memory / Some Versions of Bios: The Ontology of Autobiography»? Parlelamente a ete nue. vo énfsis en el presente, se da un nuevo desarrollo, ya aque al perder la autobiografia su condicién de objetvi- dad, el escritor pierde a su vez autor-ida, al pasar de set tun testgo fil y fidedigno a ser un ente en busca de una ‘densidad en tleima instancia inasible, Dadis estas quie- | bras en Ia autoridad del texio como historia y del autor como propietario de Ia interprecacign de su vida, el lee- tor pasa de mero «comprobador» de la fidelidad de los 3 t IntRODUCCION 4atos suministrados por el autor a convertirse en deposi tario de la winterpretacibne de la vida del ausobiogea do, a convertirse en intérprete. A esta etapa podemos adseribir trabajos tan conocidos como los de Lejeune y, cn los Estados Unidos, los de Olney, especialmente Me- taphors of Self (1972) y el libro Autobiographical Acts (1976), de Elizabeth Bruss.® Lejeune y Bruss coinciden en su esfuerzo por dar una definicién o en acotar unos rasgos generales de Ia autobiografla. E. Bruss, en particu- lar, sefiala que la esencia de la autobiograffa como género reside en los papeles del autor y del lector; Ia imporsan- cia de este tiltimo radica en que la autobiografia adopta formas externas muy diferentes de acuerdo con la época y depende en dima instancia de la setitud lectorial el considerar un texto como autobiografla; Brussafirma que solo nuestras convenciones nos permiten ver autobiogea- flas en textos que en otra época podfan ser catalogados como apologfas 0 confesiones. El lector ocupa también tun papel central en las teorfas de Lejeune pues, como se- fala al comienzo de su libro, el «definidors de la autobi sgrafa etd sometido a dos limicaciones: por una parte, tiene ‘que tomar la posicién del lector («La historia de la auto- biograffa[.] [es] la historia de sus modes de lectura, con- cluye en el dtimo pirrafo de su capitulo introduetorio}; ¥; por Ia otra, el modo en que el lector de hoy percibe el género hace que la autobiograffa como tal comience en Europa y en el siglo XViil" Tanto Bruss como Lejeu- ne coinciden en sefaar Ia necesidad imperiosa dela coin- cidencia de la identidad de autor, narrador y personaje principal, o, en otras palabras, que se dé lo gue Lejeune llama epacto aucobiogrifico», por el cual se establece un contrato de lectura entre autor y lector que le otorga al Ultimo garantla de la coincidencia de identidad entre ator, narrador y personaj, Por su parte, Olney combina de ma: rnera ejemplar la visidn de la autobiograffa como «auto- w» del autor en el momento de la eseritura con la necesidad del papel del lector: «El estudio de cémo los autobidgrafos...] descubrieron, afirmaron, cresron un yo en el proceso de escritura[..J] requiere que el lector 0 el estudioso de la autobiografia participe plenamente en el proceso, de'manera que el yo creado es obra [..] casi tanto del lector como de! autor». Paul de Man apunta con clarividencia a la treta implicita en ese contrato de Jectura postulado por Lejeune, treta que, podrlamos afae dir, esté presente en buena parte, si no en todas, las teo- iat autobiogréficas de la etapa del autos. Pues como seiala ‘De Man, numerosos tebricos trasladan el problema de un plano epistemolégico a un plano legal buscando unos cimientos firmes para sus teorfas. Al ser obvio que una autobiografia no puede medirse por su fideidad a unos datos histéricos, es decir, al darnos cuenta de que el ver- dadero problema de la autobiograffa reside precisamen- teen el 90 del autor, se da una tendencia, claramente do al pasado, al aceptar la idea del «contrat autobiogré- fico» o al asumir que la autobiografia revela mis sobre el presente del escritor que sobre su pasado, con lo que, a pesar de la radicalidad de algunas de sus ideas, en mu- cchos sentidos Smith no va més alld de la problematica planteada por Gusdorf, Olney, Lejeune, Bruss 0 Eakin.” Las dificukades consustanciales ala etapa del autor que- dan resumnidss por Olney de manera tan ejemplar como cexpresiva: «De alguna manera complicads, oscura, cam biante ¢ inasible [la autobiografia] es, o esté en lugar de, fo rinde homenaje en la memoria, o reemplaza, 0 hace algo de ls vida de alguien." Esa supuesta y posible re Iacién entre texto autobiogréfico y yo es la que en stima instancia se le escapa a todos los tedricos examinados has- ta el momento. Sidonie Smith planta, pero no dessrolla —pues el ha- , el paso necesario dela firma (y la escritura del yo) a través de Ia oreja del otro, convierte a lo autobiogréfico en hete- robiogrifico.® Deberfa quedar claro que las vis abiertas por De Man y Derrida no implican una cafda en el nihilismo o la «des truccidno sino que llevan al pensamiento autobiogrifico asus limites y, con radical lucidez, miran de frente al pro- blema sin subterfugios ni desplazamientos que puedan lle- var a una ficil reconciliacién que nos dejarla seguir pensando sobre la aurobiograffa en términos tradi kes y sin mala conciencia. 2SUPLEMENTOS ANTHROPOS. NOTAS |, Véae W, Dihey Selected Writings (Carabridge, Cambridge Unie verity Pres, 1976, especialmente lst pp. 207-216, 2. Georg Misch Gachic der Aubiographi vol, Berna y Fine: fort, 1949948, El primer volumen agareio en 1507 3: Anna Robertson Burr, The Aucabingrahy: A Critcel and Com. ‘aratve Study (Boson, Houghton Miffin, 1909) E. Scare Bates, Inside (Out: dn tneraducion 0 Autobiography (Nueva York, Sheridan House, 137. 4. Wayne Shumaker, Engh Autobiography es Emergence, Materials, sand Forms Berkeley, Univecscy of Calfornia Pres, 1954). 5. Georges Gusdor, «Conditions es limits de Usutobiographies, en Formen der Slldartllang Anaekten 24 ener Gebicie de literericben Sellportrit,Fesgabe fr Fritz Neuber (Berlin, Duncker 8 Humbioe, 1950), pp. 105423. Inciido en este Suplementes, {6 Otro problems no tan amplio sino consustancial al edo de 4a aubiogrifi lo consitaye la demareaign de Vinizs con la novela ©.con otros géneres afines (memoria, diaros, cata et). Vaee en ete sentido George May, La aucobigrafis (México, FCE, 1982) Keel Wein- ‘taub,«Autobigniphy and Historical Contiouenese, Critic! Inquiry, 1 (1975), 8214948; Bart J Mandel, all of Life Nowe, en J. Olney, eds, Autobiography (Princeton, Princeton Univenity Pres, 1980), p. 4.72; José Romera Navarro, «La literatura autobiogrfia como gé. ‘eto litertion Revist de Investigecién (Colegio Univeriario de So- is) (980), 4854. 7, James Olney ),latendencia es crear autobiogrfia en cada obr: por medio de formas diversas, disimuladas o encu- eras, entonces, buscar una dniea forma textual de lo que se debe denominar apropiadamente como «autobio+ graflas (0 algin otto nombre que venga a indicar lo mis- mo) que podria ser aquella que refleje y exprese la vida y la vision de la misma que tiene el escritor individual, -Exas obsernaciones preliminares son necessras puesto que voy a estudiar autobiograflas esritas por diferentes hom- bres de letras y podrfa ocurrir que existieran diferencias respecto a las autobiograffas escritas por médicos, hom- bres de estado 0 educadores. Hay un par de conceptos (quizé haya mis, aunque aqui sme ocupaté solamente de dos), alos que vamos a recucrie para avanzar en la comprensién de cualquier tipo de auto- biografla, Los conceptos criticos a los que me refiero son «memoria» y sbioss que serdn analizados de la siguiente forma: Primero’ofreceré algunas observaciones y conje+ tun en relacién a lo que voy a denominar ontologia de la aucobiograffa, esto es, ese orden espacial de la realidad que la aurobiograflaexige y, después, rataré de clasficar as diversas, sutiles y cambiantes interrelaciones entre la vida que se imita 0 relata en una autobiografia y la facul- tad de la memoria (o no memoria) que aprehende o rea- prehende, construye o reconstruye esa vids, Mi proximo paso serd mostrar cémo un particular concepto de la auto- biografia como participadora del «bios» junto a ua parti- cular uso orechazo de la memoria determinan la ontologla specifica de una autobiografla dada. Por ihimo, deseo ilustrar todas esas euestiones tebricas por medio de referen- cas a las autobiograflas de Richard, Wright, Paul Valéry, y WB. Yeats, Espero que de esta breve lista de nombres, Constituida por tre escritores que tes entre si se.extraiga fa conclpsa@e due no es a £ hy sstuo0s cstablecer una definicin prescriptiva de la aurobiograia ni imponerle de forma alguna posibles limitaciones genérias. El bios, situsdo en el centro literal y figurado del sér- ino autobiograia (entre autos al principio y grapbéal fi nal) es una palabra griega que significa widas y que const- tuye ademés la ralz de palabras como «biologi, bidmetro, biotcopia, etew. En un diccionario de griego encontra- ‘mos la definicibn exacta de esta palabra como eel curso de la vider el tiempo de vides, Esta definiciSn da lugar de forma inmediata a que surjan dificiles interrogantes de sumo interés para los tebricos de la aurobiograffa y, més especificamente, para el estudioso de la ontologta de la axutobiograffa, Si ios es eel curso de la vida: el tiempo de vidas, y si sta ya ha tenido lugar, entonces habria qué preguntarse cSmo vara hacerse presente otra vez, cmd va a ser revivida, cémo es posible devolver ala vida k que ya no se estd viviendo, cudndo el «es» ha sido trans} formado en «eras, en qué momento el presente se intro} duce en el enorme abismo del pasado, site permaneeg enteramente real en todos los sentidos entonces debe ser Jo dentro de un nuevo orden de l realidad rotalmente ferente del que formal presente. Asi, un tipo deri corcesponde al presente y otro tipo bastante diferente de realidad (si efeccivamente lo es) corresponde al pasado. En lensayo de Barrett Mandel que se incluye en el presente volumen se le otorga a esta nocién una expresion provo- cativa: «El pasado... nunca existi6 realmente: ha sido siem- pre una ilusién creads por la actividad simbolizadora de Ja mente. que se apoyaba en las ruinas de los afios de guerra. «A veces me he enorgulleci- do» dice Valéry «de ese intento de creer que debfa hacer algo por nues:ro lenguaje en sustitucién de la lucha por nuestra tierra por lo que pensé en erigir un pequefio mo- numento, quiz4 una tumba, a ese lenguaje, compuesto por ‘sus palabras mds puras y sus formas mas nobles —un pe- quefio monumento sin fecha alguna—, en las amenazan- tes orillas del Océano de Charabia»."® La Jeune Parque resulté ser no solo ua monumento 2 la lengua francesa sino también a lo configurado por ese lenguaje, y por ello creo que estarfamos cayendo en un error tanto si cuestiondramos el poema de Valéry como posible auto biografla, debido a cierca susceptibilidad respecto al gé- nero, como si afirméramos que su autobiografia no ¢s un poema pues una autobiografia es lo que el ingenio hace de ella, Plotino nos dice que todo hombre tiene dos almas, la inferior y la superior, y que «cada una de las erapas del Alma [..] posee su propia memoriar. En relacién a los tipos de memoria propios de las almas inferior y supe- tior, Plotino contintia afirmando: Pero («gy a memoria de ls amigos, os hijos o la espo- s22, el pals, y todo lo que el hombre de mayor clase es ‘eapaa de recordar Todo esto lo que uno (el hombre bajo) retiene con emocién mientras que el hombre autEntico pi sivamente [..] El alma inferior debe esforzarse siempre por conseguir memorizar as actividades de la superior (..] Cuane to ands apremiante es Ia intencibn hacia el Supremo, mayor serkel olvido del Alma{...] Bn este sentido podlamos decir que, efectivament, es el alma buena la que olvida. Escapa la, busca escaparse alo infinito arrastrando la unidad, ya que solo enconces se librak de ese enredo dirigido a i mismo," 2ASUPLEMENTOS ANTHROPOS Onioiog de a autoblogratia $i Plotino estaba en lo cierto, entonces WEB. Yeats era realmente una buen alma puesto que ers capaz de olvi- dar todo lo que el hombre inferior eretiene con emociéne (asi como esa multitud de hechos ante los que incluso un hombre inferior dificilmente se emocionarfa) y también era capaz de recordar todo ese tipo de cosas a las que su- puestamente sélo un hombre superior puede llegar. De acuerdo a dversos testimonios, Yeats cenfa muy mala me- moria para los nombres, fechas y hechos, pero, aunque esto podrla serle ttil frente al Supremo de Plotino, zno lo descalifica como autobidgrafo’, xno es el autobidgraio totalmente dependiente de la memoria, tanto para la for- may los detalles de su texto? La respuesta es si, si el auto- bidgrafo es Richard Wright, no, i el aurobidgrafo es Paul Valéry, y sf y no, si el autobidgrafo es WEB. Yeats. “Tamo para Years como para Plotino la memoria era un fenémeno doble de dos facultades contrarias: la facul- | tad de recordar, equilibrada e invertida por la facultad de olvidar. Sobre esta facultad y antifacultad, Yeats le eseri- bi6 a Joseph Hone: «Lo que yo no veo pero puede que ver o haya visto es observado por otro ser. Es decir, for- ima parte de la sustancia de otro ser. Yo recuerdo lo que &l olvida, él recuerda lo que yo olvido»." Siguiendo 2 Plotino podemos denominar a estos dos sees el hombre inferior y el hombre superior; siguiendo a Yeats, el yo y el anti-yo, el hombre y su demonio. Pero sean cuales sean los nombres que les ororguemos a estos dos seres ‘opuestos que son contrarios pero que se parecen como dos gotas de agua, como el que se mira y la imagen que el espejo rele, es posible imaginarlos encerrados en ese complejo baile de opuestos antinémicos a los que alude ‘Yeats en Una visidn: «an ser corriendo hacia el futuro se ‘cruza con otro que corre hacia el pasado, dos huellas que se destruyen etérnamente, del dedo al talbn, del tal6n a Ia punta de los dedos».t* Al bailar esta complicada dan- a de olvido/recuerdo con su demonio, Yeats elimina to- das las huelles de la memoria de este mundo para poder asi recordar las formas de otro mundo. Olvida lo que pasa ‘en el tiempo para poder asf recordar lo que no pasa en Ia eternidad. Al no recordar voluntariamente, con una sutl indiferencia, los nombres, las fechas y sencilla vida individual, busca personi arquetipico y el cardcter anecdético de las Autobiografias la esencia del ser, ya purificado de lo que él en alguna oca- sibn llamé «el accidente y la incoherenciaw de a existen- cia, Mientras Wright rescata cl tiempo descubriendo algin, sentido en su pasado y Valéry recupera el tiempo crean- down monumento al lenguaje y a la conciencia en el eter- no presente, Yeats recobra el tiempo simplemente aboliéndolo en favor de la eternidad, puesto que, como el mismo Yeats dice por medio de John Aherne, uno de ‘us portavoces: «Creo que PlasSn usaba la palabra memno- ria como simbolo de una relacién con lo que no tiene tiempo» (Vision, p. $4) Plotino lo hizo ast en a filosofta de los Enncads y Yeas en la realizacién de Awtobiografias. «Los rostrosy los nombres me son vagos» admite Yeats en El temblor del velo, el segundo volumen de sus auto- a esTUDIs biografias. No obstante, tras ofrecernos una visign espe- cial de la realizacién de su autobiografia, continta diciendo que «mientras puede recordar rostros a los que vio solo ‘en una ocasién aquellos que vio muchos domingos (en los encuentros de W.E, Henley) parceen haberse difumi- nado»."” Yeats no manifiesta ningun tipo de sentimien- to de pesar por los rostros olvidados o desaparecidos Porque existen otros mas memorables, aunque hayan sido vistos en una sola ocasién (vistos, me imagino, por el hom- bre superior de Plotino més que por el inferior) y tie- hen una importancia mucho mayor para Yeats como autobidgrafo de la que tienen aquellos que, al ser rostros que se repiten en la experiencia mundana, son un mate- Fial diffeil para los propésitos del artista. Sin embargo, a pesor de lo aficmado anteriormente, es necesario admitir que en sus Autobiografias Yeats escribid sobre personas a las que vefa a menudo: Lady Gregory, Maud Gonne, Lionel Johnson, John Synge, y otros muchos, aunque en ‘el momento en que pasaban a formar parte de la autobio- srafia de Yeats, estas personas reales ya habfan sido cam- biadas y transformadas totalmente, de forma que un resultado de gran belleze surge del encuentro entre los he- cchos histéricos, la existencia de esas personas y la visién configuradora del artista, La autobiografla de Yeats es més aneedética que nin- guna otra de las que se nos puedan ocurric, Es realmente mis anecdética que El chico negro, por ejemplo (y ni si quiera ¢s necesario traer a colacién a Valéry). Esté-com- puesta por una serie de historias basadas parcialmente en hechos reales sobre personas a las que, tanto a las famosas como las menos famosas, Yeats conocfa bien o solo su- perficialmente. A primera vista pudiera parecer que lo an- terior va en contra del fundamento de la memoria dual de Plotino, ¢Qué hacia Yeats recordando a «los amigos, tos hijos o Ia esposee (aunque sus ijos y su esposa no for- ‘man realmente parte de sus Autobiografias, sus amigos cier- tamente sf) y «el pais también» si tal recuerdo es la tipica actividad del hombre inferior y estd formado por deta- lles que el superior olvidaria conscientemente? La respues- 12 es que estas anécdotas son diferentes a las anéedotas histdricas u objetivas. Yeats busca eaptar en ellas lo mis tipico de su cardcter para poder vislumbrar la esencia que extd detrds (0 arriba, segtin la metéfora espacial de Ploti- 1o) del «accidenten. Ello supone ser espectadores dela fun- cin que nos oftece el bios, «el curso histérico de un tiempo de vidas y, sin embargo, ver intelectualmente por detrds 0 por arriba del bios al Bios, ese eterno paradigma, arquetipo o idea que él solo es capaz.de conterirle al bios, «esa realidad menor e inferior que puede ser adscrita a él, Ello supone mirar tan fijamtente en el tiempo que es po- sible lograr detener su movimiento y poder as{ ver en la eternidad y a través de la eterhidad (pues, tal como le dijo Timeus a Platén, el tiempo es una imagen mévil de la eternidad). La ontologta de ta autobiografla de Yeats ¢s profundamente platénica. As! lo expresa Plotino, {.-JJcuando las dos almas estin en armonia, las dos far cultades imaginadas [memorias] ya no estin separadse, La “a Ontotoge do a autoblogratia, unin esté dominada por la facultad imaginads del alma superior y asi la imagen percibida es como si fuera una sola, La menos intensa es as{ como una sombra que sirve de apoyo a la que domina, como una luz inferior que surge dentro de otra mayors." El propio Yeats nos da una clave de interpretacién al llamar al tercero de sus voldmenes autobiograficos Dra ‘matis Personae pues el titulo no solo se tefiere a 34 parti cipacién en la actividad seatral durante esos aflos (1896-1902) sino también, y de forma més importante, al hecho de que estas personas fueran personajes del drama de la vida de Yeats, un drama que (especialmente en Auto biografias) fue escrito por &l mismo. Cuando esas perso- znas aparecen en El temblor del velo 0 Dramatis personae 0 La muerte de Synge, cada una de ellas (como también dice Yeats en su obva respect al artista) eha renacide como una idea, algo deseado, completo» y son elementos sim- bélicos que contribuyen al modo de ser total del cardcter Y autoexpresién del artista. Aunque esto pudiera parecer tuna forma simple de tatar la historia y los amigos, Yeats podria siempre apelar a su débil memoria a la hora de recordar hechos objetivos, ello unido a un fuerte olvido: creativo: él podta olvidar los nombres y los rostros, pero, incluso mientras westabén ahi» se le escapaban de Ia me- moria, su demonio se ocupaba de recordar las ideas que se encontraban tras esos nombres’ y esos rostros, puesto aque a Yeats le gustaba estar de acuerdo con lo que pensa- ‘ba que Plotino (en una Enéada diferente) habia dicho de que existfa un tinico arquetipo para cada alma individual. Y¥ era tanto el tipo como el arquetipo lo que Yeats busca- ba captar en las Autobiografias, De ahi que sustituya a Lady Gregory, la mujer, por Lady Gregory, la aristécrata ideal (el hecho de que la mujer real no se pareciera a lo que Yeats vio en ella e hizo de ella ¢ la conclusién que extraemos del hecho de que otros, como por ejemplo Frank O'Connor y George Yeats, la encontraban muy di- ferente al ideal que Yeats imaging; en realidad, conside- raban que era una mujer imposible). También sustituye a John Synge, vivo y moribundo, por John Synge, el ar- tista ideal. A Jo largo de todo el libro va sustituyendo a hombres y mujeres individuales por tipos para, finalmente y llevando a cabo el tiltimo paso légico, reemplazar a esos tipos por sus correspondientes arquetipos. En los diferentes ¥oldmenes que componen la auto- biografia de Yeats se encuentran, en repetidas.ocasiones, las expresiones ono recuerdo cuando», «no recuerdo quién ‘eras, eno puedo recordar dénde fuer y «no recuerdo 4quién estaba presentes. Estos lapsus poco frecuentes se ha- Ian explicados y justificados en el prefacio al primero de estos vohimenes (Ensuerios sobre la infancia y la juventud) ue se anticipa para desarmar toda critica de un posible ‘error histérico: «Que yo sepa, no he cambiado nada y, sin embargo, parece ser que he cambiado, muchas cosas sin saberlo puesto que estoy escribiendo después de muchos aiios sin haber consultado 2 ningéin amigo, carta o perié- dco antiguo y describo lo que me viene con mayor fre- ‘cuencia a mi memoria» (p. 3), O, tal como sucede tan SUPLEWENTOS ANTHROFOSI29

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