Está en la página 1de 332

V. ¡ERAS TÚ!

Camila se había levantado con un potente dolor de cabeza, miro detenidamente


su reloj para notar que había dormido menos de 6 horas. Nada nuevo pensó.
Sujeto su cabeza con ambas manos al notar que todo a su alrededor giraba
ligeramente. Quitándose la ropa y dejándola esparcida al paso que se dirigía al
baño, entro a la ducha una vez que estuvo completamente desnuda, y dejo que el
agua fría se llevara el terrible mal estar del que se quejaba por completo su
cuerpo. Colocando su cabeza bajo el chorro de agua, sintió como poco a poco el
dolor comenzaba a marcharse y rápidamente llegaban recuerdos de la noche
anterior.

Se había besado a alguien desconocido.

Sí. Y para hacer aún más problemático al asunto, había sido con otra mujer.
Poniéndose su bata blanca una vez que salió del baño, se dirigió a su gran
armario en busca de ropa.

—Qué clase de estupidez he hecho… — Comento para sí misma mientras sacaba


un pantalón de mezclilla color marrón oscuro junto con su ropa interior y una
camisa blanca mangas cortas. Se pasaría todo el día en su hogar, así que quería
estar lo más cómoda posible.— Ni siquiera fue capaz de decirme su nombre—
Siguió hablando sola. Aunque de todas formas no debería de darle más vueltas al
asunto, tal vez nunca más se volvería encontrar con aquella mujer de ojos
hermosos. La forma en que sus manos acariciaban su espalda, la forma en la que
besaba era tan…

De ninguna manera. No se iba a pasar perdiendo su valioso tiempo en una


desconocida que se había empecinado tanto en ocultar su nombre ¿Por qué no se
lo quiso decir? ¿Acaso quería ocultar algo? Realmente si se encontraba en
desventaja, gracias a Joffrey ella supo quién era ella al oír su conversación en la
fiesta, pero ella no tenía ni idea de quién era aquella desconocida.

Termino de cambiarse y se dirigió directamente a su despacho, observando de


nuevo el reloj— Si que he perdido el tiempo — Pensó. ¿Pero había valido la
pena? No supo responder a esa pregunta, pero si sabía que aquella experiencia
no le había desagradado para nada.

*****

Lunes

Lauren se encontraba verificando las fotografías que se encontraban esparcidas


en la larga mesa de la sala de reuniones. Cualquiera que la observara pensaría
que estaba totalmente concentrada en las fotos, pero su mente estaba muy
alejada del lugar donde se encontraba, o más bien en alguien.

—Yo también estoy de acuerdo en que cualquier juego de colores claros estaría
bien, más si serán llamativos captarán rápidamente la atención de los
compradores— Dijo una rubia de gruesas gafas y demasiado flaca a la vista.

—Entonces creo que todos estamos de acuerdo con que las fotografías se
rehagan y se utilice esto.— Dijo un hombre castaño de ojos color miel anotando
sobre unas gama de colores y diseños.— ¿Tú tienes algo que decir con respecto a
esto, Lauren?— Y escuchar su nombre la trajo brutalmente a la realidad. Todas
las caras se encontraban pacientes esperando una respuesta de su parte,
respuesta a una pregunta que desconocida por su falta de atención.

—Por supuesto, yo estoy completamente de acuerdo—dijo. Esperando que no se


notara su viaje de recuerdos hace días atrás. Queriendo fingir que había prestado
atención absoluta a la reunión que se estaba tornando completamente aburrida.
Los segundos eternos de silencio la hacían incomodar, removiéndose
disimuladamente sobre su asiento, pensaba que había sido descubierta al dar una
respuesta errónea.

—La jefa ya ha hablado— Sentencio Edward. Devolviéndole todo el aire que se


encontraba retenido en sus pulmones y resucitando su espantado corazón.
Porque eso significaba que no había metido la pata— Que alguien le notifique a
Loise lo que se hará con las fotografías y los colores.

—Entonces quedamos así— Volvió a tomar la palabra el hombre castaño— Sin


más, yo me retiro.—Dijo observando su reloj— Tengo otro importante compromiso
al que acudir, con su permiso— Y se fue.
—En plan de que ya hemos llegado a un acuerdo, la reunión se da por finalizada,
señores— Dijo educadamente Lauren viendo como todos comenzaban a ponerse
de pie y abandonaban la sala.

—Has estado distraída durante toda la junta, Lauren — Menciono Edward al


dirigirse hacia ella— Tu cuerpo estaba aquí, pero no tu mente, ¿en que estaba
pensando esa maquiavélica cabeza tuya?— Dijo bromeando un poco, pero a la
vez curioso por la distracción de su amiga.

—No estaba pensando en nadie, Edward— Si, como no, se reprochó mentalmente
—No sé qué cosas estas inventando— Termino diciendo para comenzar a
caminar y dirigirse a su oficina.

—Bueno, viéndolo del lado que yo pregunte un “qué” y no “quién” es evidente que
no estoy inventando— Cerró la puerta y observo como Lauren tomaba asiento en
su enorme silla de cuero roja y negra de 5 rueditas— Y claramente está que
piensas en alguien.

—No estoy pensando en nadie—mintió— así que por favor si me permites…

—Estás rara, ¿sabes?— La interrumpió— Más que de costumbre. ¿Sucedió algo


en la fiesta? — Tomo asiento y la observo detenidamente— Nos perdimos el
rastro cuando fuiste a buscar algo de beber, y obviamente no te he visto durante
todo el día de ayer, ¿Qué sucedió?

—Conocí alguien, ¿está bien?, Pero tampoco fue algo del otro mundo— Dijo
moviendo sus manos como restándole importancia.

—Vaya, vaya— Pronuncio acomodándose en la silla y sonriendo— Con que era


eso, y dime ¿Quién es?

—No lo sé.

—¿Cómo que no lo sabes?


—¿Olvidas que teníamos mascaras? Yo no le dije mi nombre, ni ella tampoco me
rebelo el suyo— Mintió de nuevo— Así que no hagas más preguntas.

—¿Estás segura que no sabes quién era? ¿O es que acaso no me lo quieres


decir?— Pregunto. Observando cómo Lauren simulaba estar interesada en unos
papeles sobre su escritorio, intentando reprimir una sonora carcajada al darse
cuenta que su amiga estaba “leyendo” aquello al revés.
—No, no lo sé Edward— Lo miró, intentando sonar convincente ante su insistente
colega y amigo— Pero lo que si se, es que jamás volveré a cruzármela, así que
deja de darle demasiada importancia a un asunto sin relevancia— Dijo sin tener
idea de cómo el destino iba a estar empecinado en contradecir aquellas palabras.

—Como tú digas entonces— Dijo encaminándose hacia la puerta, donde antes de


abrirla giro su rostro para decir— Pero eso no quita que estas rara. Y sé que algo
sucedió.

Y cuánta razón tenía.

*****

Miércoles

—¡No, no, no y por millonésima vez no!— Grito Camila provocando que todos
dieran un brinco desde sus lugares— ¿Es que caso nadie se da cuenta lo estúpido
que suena esto?— Pregunto tirando el artículo sobre la mesa— Si permitiera que
esto se publicara en la revista estaría en todos los medios, ¡pero para burlarse!—
Volvió a gritar, esta vez pocos brincaron. Ya que veían venir más y más gritos—
Después de esto quiero a los responsables en mi oficina— Término diciendo.
Provocando pavor para los mencionados del hecho.

—Estas son las fotografías con la modelo inglesa que has pedido— Dijo Noah,
pasándoselas tranquilamente sobre la mesa. Era el único que no se encontraba
alterado ante los gritos de la exigente jefa.

—Creí ser bastante clara en decir que no me mandaran a una anoréxica, pero
parece que aquí hablo un idioma aparte— Dijo luego de mirarlas— No las quiero.
No seré responsable de las descerebradas adolescentes que quieran parecerse a
un costal de huesos.
—Entendido—contesto Noah— Yo me encargare de buscar a otra.

—¿Quién es ella?—pregunto drásticamente Camila, dirigiéndose a un tímida joven


que ni siquiera pudo sostener la mirada al notar tantos ojos posarse sobre ella.

—Ella es Nina Richardson y está sustituyendo el puesto de Kate.

—Bien— Dijo Camila para pararse y dirigirse hasta ella— Espero que puedas con
esto y no seas como la anterior— Le aconsejo. Creyéndose que tal vez Camila se
paraba para decirle lo que supuestamente sería su bienvenida, y que equivocada
estaba al pensar si quiera aquello— La reunión ha terminado— Par de inservibles
pensó mencionar, pero se contuvo.

Dirigiendo hábilmente sus pasos a su oficina, con su mente ocupada en los ojos
de su nueva empleada. En el momento en el que se había parado de su asiento y
se dirigió hacia ella para poder observarla aún más detenidamente, sus dudas
habían sido aclaradas al verlos esta vez a menos distancia. Estos también eran de
un color verde, oscuros, profundos.

—Pero no son los de aquella desconocida— Se contestó en el silencio de su


oficina. Queriendo maldecirse así misma al verse de nuevo pensando en lo
sucedido en la fiesta— Olvídalo, Camila. —Alcanzo a decir antes de que el sonido
de la puerta interrumpiera el gran dilema en el que estaba siendo ahogada.

—Permiso, señorita Cabello— Anuncio Allyson entrando— Pero un tal Frédéric


Jussieu está aquí para confirmar algo que hablo con usted.

—Claro, hazlo que pase por favor, Allyson.

—Está bien— Contesto dándose la vuelta— Puede pasar— Escucho desde el


pasillo.

—Señor, Jussieu, que grata sorpresa— Se encamino hasta él para recibirlo.


—Señorita, Cabello. Para mi es todo un placer— Contesto para después posar
caballerosamente un beso sobre el dorso de su mano.

—¿Gusta tomar asiento?— Ofreció señalándole la silla y caminando hacia la suya


—¿Quiere algo de beber?

—Que amable, pero así estoy bien. Gracias— Contesto acomodando su saco y
tomando asiento— Solamente estaré un momento.

—Y supongo que es para saber lo que pienso acerca de su propuesta— Dijo


apenas sonriendo y cruzándose de brazos.

—Supones bien— Dijo riendo— ¿Y bien?— Pregunto luego de que un silencio se


había apoderado del lugar y la mirada fija de ella comenzaba a incomodarlo—
¿Qué me dices?

—Sí, estuve pensando en la propuesta. Y viéndolo desde el punto de vista que


esto me conviene tanto a mí como a usted… aceptare— Término por decir.

—Créeme que no te arrepentirás, Camila— Dijo parándose y esta vez


estrechando sus manos como signo de sellar aquello.

Cuando Camila observo marcharse a Jussieu de su oficina, jamás estuvo tan


agradecida con Joffrey por haberle propuesto que se encargara de la organización
del desfile, que al parecer para todos, había sido todo un éxito.

—Allyson, comunícame con Joffrey ahora mismo— hablo por el intercomunicador.

—Enseguida, señorita Cabello— Contesto— Pero están aquí las personas del
artículo que esperan hablar con usted.

—¿Qué articulo…?— Pregunto pensando, pero rápidamente recordó la espantosa


reunión de hoy— Claro, ahora recuerdo. Hazlos que pasen ahora mismo, luego
cuando se marchen me comunicas con Joffrey.
—Enseguida.

Al parecer los regaños ese día no querían llegar a su fin.

*****

Viernes

—Camila, querida. Que gusto que pudieras venir hoy— Le dio la bienvenida
Charlotte, esposa de Joffrey.— ¿Por qué no vas tomando asiento? La cena pronto
estará lista y los demás ya están acomodados allí— Dijo caminando con ella hacia
el comedor.

—Es lo que menos podía hacer, señora LaPort— Comento Camila— Luego de
que Joffrey me diera la increíble oportunidad de encargarme del desfile, no podía
negarme a celebrarlo.

—Joffrey no hace más que hablar de eso, Camila— Dijo sonriendo— Además sé
que ha elegido a la persona correcta, porque no he escuchado más que elogios en
el increíble trabajo que hiciste.

—Gracias—respondió llegando al comedor.

Donde las palabras quedaron estancadas en su garganta y sus pasos se


detuvieron en el mismo instante en el que sus ojos se fijaron directamente en la
persona, que se encontraba sonriendo y hablando animadamente en la mesa.
Iba a estar bajo el mismo techo que Lauren Jauregui.

Deseando esta vez haber escuchado más detalladamente lo que Joffrey le había
dicho aquella mañana a cerca de la famosa cena que organizaba, odiándose al
dejarse embargar por la emoción del momento. Pero arrepentirse de sus
decisiones era algo que no quería reconocer, así que soportando las
consecuencias de sus impulsivos actos una vez más, se limitó a sonreír de la
mejor manera forzada que conocía.

—Camila— Dijo Joffrey parándose y dirigirse hacia ella para saludarla— Que
alegría que hayas podido venir, todos esperábamos impacientes tu llegada—
Seguramente no todos. Pensó— Déjame que te presente con los demás— Y la
guio para presentarla con las 14 personas que estaban ahí. Pero cuando
finalmente se encontró dirigiéndose hacia donde se encontraba Lauren hablando
muy animadamente con una rubia, más joven que ella, se detuvo dos pasos antes
de acercarse por completo— Ella es mi sobrina Camila —La presento— Vino a
visitarnos unos días, así que estará con nosotros un tiempo— Termino.

—Un placer conocerte, Camila— Dijo Camila al darle un apretón de manos.

—Igualmente— Contesto. Sintiendo una molesta mirada sobre ella— ¿Y en donde


es que me sentare yo, señor LaPort?—pregunto ignorando olímpicamente a
Lauren.

—Aquí—contesto Joffrey señalando un lugar vacío del otro lado, quedando


completamente sorprendido ante lo que acababa de suceder. ¿Había ocurrido
algo entre ellas? ¿Cómo era posible si en la fiesta las vio juntas? Aquí pasaba
algo que desconocía por completo— La cena ya se servirá.

—Está bien.— Contesto dando la vuelta por la larga mesa y posicionarse en su


lugar. Donde noto que solo bastaba levantar la vista y girar levemente su cabeza
para poder observar a Lauren— Esto no puede ser peor— Pensó.

—¡Aquí está la cena!— Anuncio Charlotte entrando con una fila de empleados con
bandejas detrás de ella.

Iba a ser una cena demasiado larga para su gusto.

Lauren jamás habría imaginado que sería Camila la persona de la que tanto decía
Joffrey que iría a cenar con ellos. Pero verla entrar con ese vestido negro ceñido a
su espectacular cuerpo, la había dejado sin respiración. Sosteniendo la mirada
cuando aquellos ojos la miraban, en un claro gesto de inconformidad, sintió que el
tiempo se había detenido. Ver ese contoneo de sus caderas al moverse cuando
uno a uno se presentaba ante los demás invitados, sintió como comenzaba a fluir
rápidamente la sangre por su sistema. Pero todas aquellas sensaciones no se
comparaban con la indescriptible y horrenda que tuvo al ser ignorada frente a
todos los demás ojos que observaban. La sensación en su pecho no cambiaba.
Fue inevitable que aquello no la hiciera recordar a los años de universitaria y
ponerse a pensar como soporto esa mirada durante demasiado tiempo. Aunque
sería demasiado estúpido creer que aquello la había sorprendido, porque eso era
exactamente lo que esperaba al encontrarse con ella en el mismo lugar. Siempre
la ignoraba.
—Vas a desgastarla –escucho como Camila susurro a su lado. Camila contaba
con apenas 21 años. Se habían conocido desde pequeñas gracias a la amistad de
Joffrey y su padre. Desde ese entonces siempre se trataban como las hermanas
que no tenían, y Lauren cada vez que se enteraba que su amiga estaba en la
ciudad, no dudaba en concretar algún encuentro entre ambas.

—¿Desgastar a quién? No sé de qué hablas— Contesto del mismo modo.


Queriendo sonar casual y no verse descubierta. Como obviamente ya estaba.

—Desde que atravesó aquella puerta, no hay un momento en el que te mire y no


estés observándola, Lauren.— Dijo. Dejando escapar una sonrisita que solo fue
perceptible para sus oídos.

—¿Y qué problema hay si lo estoy haciendo? Creo que los ojos están hechos para
ver y yo estoy en todo mi derecho en dirigirlos hacia donde yo quiera.— Se
defendió Lauren.

—Yo no he dicho nada, Lauren— Dijo sonriendo— Solo fue una observación. Solo
que pones una cara rara como si recordaras o tramaras algo de las tuyas—
Siguió. Conociendo la reputación de su amiga.

—Son solo imaginaciones tuyas— Se limitó a contestar.

—¿Es imposible para ti acaso o qué?— Pregunto. No conociendo toda la historia


entre ellas dos.

— Y no sabes cuánto, Camila. No sabes cuánto…

Había sido condenadamente insoportable, tedioso. Escuchar las poco interesantes


conversaciones de todos la habían aburrido por completo. Y como si fuera poco,
tenía que soportar los poco educados murmullos y risas de Lauren y su amiga.
Con solo tener su presencia a poca distancia la descontrolaba por completo. Y
todavía estaba ahí, sentada preguntándose cómo era capaz de soportar todo
aquello mostrando interés en todo lo que sucedida a su alrededor.
—¿Qué tal si brindamos todos?— Pregunto Joffrey parándose de su asiento.
Rápidamente la mesa se encontró rodeada de los ayudantes, que colocaban
copas y servían un caro y delicioso champagne a cada uno— Brindemos por la
buena salud que tienen todos los aquí presentes, por el éxito de nuestro
maravilloso trabajo y porque mi adorada sobrina –Dijo observándola— Esta
iluminando esta enorme casa con su presencia— Termino diciendo Joffrey. Para
que todos terminaran con el típico “salud” a coro levantando la copa en el aire.

Cosa que no llego a los oídos de Camila. Quien dejo de escuchar todos los
innecesarios agradecimientos que cada vez se escuchaban más y más a lo lejos.
Su cuerpo se había quedado completamente estático donde estaba. Se
encontraba con la mirada perdida. O más bien fija en un lugar. Lugar que era la
muñeca de Lauren, siendo elevada junto con la copa enseñando perfectamente un
panorama de su tatuaje.
Y todo dejo de tener sentido.
Su mente ágilmente se transportó al día de la fiesta, recordando tener esa misma
mano frente a ella invitándola a bailar, observando también ahora ese mismo
tatuaje. Y todos los cabos sueltos se ataron.

Su misma altura, el tono de su voz, la complexión de su cuerpo, el mismo cabello,


pero sobre todo, no iba a olvidar esos impresionantes ojos esmeraldas que la
había hipnotizado por completo esa noche. Y la rabia se apodero contra sí misma
al tener esos pensamientos. ¿Entonces había sido ella con quien…? Ni siquiera
era capaz de terminar aquella pregunta. Una sensación de ardor se apodero de su
cara, que luego se transportó a todo su cuerpo. Comenzó a temblar por la furia
contenida dentro que intentaba salir. No podía creer la desfachatez que había
tenido de hacer aquello, aun sabiendo que se trataba de ella. Apretaba
fuertemente su puño disimuladamente bajo la mesa, y con su otra mano libre
golpeaba sus dedos en un intento de querer subir sobre la mesa y saltar, cual tigre
hambriento sobre su presa, atacando directamente a la yugular para tener una
muerte instantánea asegurada. Pero por más ansias y ganas que tenia de aquello,
debía contenerse. Así que levantándose estrepitosamente a causa de la rabia
acumulada, llamando la atención de unos cuantos, anuncio con una voz
completamente neutra a las interrogativas caras que la observaban.

—Con permiso— Dijo— Necesito ir al baño.


—Claro Camila— Dijo Charlotte levantándose también— Deja que voy contigo. —
Y ambas se perdieron por un largo pasillo.
—Creo que yo también me retirare, Joffrey— Anuncio Lauren levantándose— Ha
sido una cena realmente exquisita, y la he pasado de maravilla. Despídeme a
Charlotte de mi parte por favor.— Dijo.
Y Joffrey tuvo el impulso de querer preguntar si sus ansias de querer marcharse
tenía que ver a lo que pasaba entre ella y Camila, que no se habían dirigido
palabra alguna durante toda la cena. Eso y además la forma en que había sido
ignorada al principio.

—Está bien, Lauren— Contesto— Déjame que te acompañe hasta la puerta al


menos— Dijo a la vez que intentaba pararse, que lo hubiera logrado si no fuera
porque su sobrina lo tomo suavemente de su hombro impidiéndoselo.

—No hace falta que descuides a tus invitados, tío— Dijo Camila — Deja que yo
acompañare a Lauren hasta la puerta y tu quédate tranquilito aquí.

—Entonces pero que no te moleste, Lauren— Dijo mirándola.

—No es nada, Joffrey. Hasta pronto.

—Nos vemos, Lauren. Cuídate.

—Tu igual— sonrió. Comenzando a caminar hacia la entrada con su amiga al


lado.

—¿Estarás disponible este fin de semana?— Pregunto Camila deteniéndose en la


puerta.

—Para ti siempre estoy disponible, hermanita— Contesto Lauren desde afuera.

—Entonces esperare tu llamada.— Dijo dejando posar un beso sobre su mejilla.

—Eso tenlo por seguro— Guiñó su ojo y empezó a caminar hacia su auto.
Apenas faltaban pocos pasos para llegar a su auto y poder abrir la puerta, pero
ésta acción se detuvo cuando escucho un grito a sus espalda que la obligo a
voltearse.

—¡ERAS TU MALDITA ESTÚPIDA!— Fue lo que alcanzo a escuchar antes de


sentir el impacto de una bofetada en su mejilla, que fue dado con tanto impulso
que logro girar su cabeza a 90º.

—¡¿PERO QUE CARAJOS…?!— Pregunto acariciando su rostro, comenzó a


sentir como toda una corriente recorría el lugar donde había sido golpeada.
Levanto la vista para toparse con una Camila que respiraba agitadamente y
apretaba con fuerzas sus puños a los costados.

—¿CREISTE QUE NUNCA ME DARIA CUENTA QU ERAS TÚ?— Grito


acercándose peligrosamente a Lauren— ¿DIME QUIEN MIERDA TE HAS
CREIDO PARA HACERME ESA MADITA JUGARRETA!

—¡TE RECUERDO QUE FUISTE TU QUIEN EMPEZO CON TODO!— Respondió


de igual forma, el ambiente se podía cortar fácilmente con un cuchillo.— ¡Y
ADEMAS DE ESO, SE QUE TAMBIEN TE HA GUSTADO!— Comento,
acercándose a su rostro para gritarle.

—¡GUSTARME Y UNA MIERDA!— Respondió apartándose de su rostro y


empujándola— ¡ERES UNA ESTUPIDA INCREDULA QUE CREE QUE TODO EL
MUNDO ESTA DETRÁS DE TI!— Volvió a gritar— ¡ERES TAN POCA COSA
LAUREN, QUE TIENES QUE OCULTAR TU ROSTRO PARA ACERCARTE A
ALGUIEN COMO YO! — Vocifero antes de mirarla de arriba abajo con una mueca
de disgusto y marcharse de nuevo hacia la casa.

—¡Por Dios santo, Lauren!— Dijo Camila acercándose a ella— ¿Qué rayos fue
eso? ¿Te encuentras bien?—pregunto preocupada.

—¿Tú crees que no he logrado todo lo que me propuse hasta el momento?—


Pregunto ignorando por completo las preguntas de Camila.

—¿Qué dices, Lauren?— Pregunto—¿De qué diantres hablas?


—¿Alguna vez alguien se ha negado ante mí?— Volvió a preguntar como si no
escuchara nada de lo que su amiga decía.

—No entiendo a dónde quieres llegar con todas estas preguntas, Lauren—
Contesto completamente confundida— Pero creo que no, hasta donde yo sé, sé
que eso jamás te pasó.

—Gracias— Respondió observándola por primera vez a la cara— Eso era todo lo
que necesitaba saber—dijo acariciando una última vez su mejilla golpeada y
adentrarse lentamente en su auto.

Y lo que comenzó siendo un simple juego, se convirtió en algo mucho más grave,
dándole paso a una guerra que ni una ni la otra estaba dispuesta a perder.

VI
JUEGO SUCIO

Sí, todo aquello le había dolido. Pero no fue la bofetada que había impactado en
su rostro, no. Las palabras dichas por su boca habían sido las hirientes, le había
dado directamente en su gran ego. Haberla llamada poca cosa había sido igual a
darle otra cachetada. Y ella no lo pudo soportar. Aquel juego del que pensó que
iba a salir impune, se la salió de las manos. Conociendo a Camila, sabía que las
consecuencias iban a ser graves, pero nunca creyó que iba a llegar a las manos.

Y todavía se estaba preguntando cómo pudo permitir que lo hiciera, obviamente


que esa única cachetada que le dio la había tomado completamente
desprevenida, pero aun no entendía como ni siquiera se molestó en defenderse,
como no aparto sus manos cuando la empujo, y mucho menos permitir que le
escupiera en su cara todo aquello que le dijo, que aunque disimulándolo muy bien,
no demostró todo lo que la había afectado. Había apretado fuertemente el volante
con sus manos, intentando retener la rabia que se negó a salir en el momento
apropiado. Teniendo miles de ideas que pesaban en su cabeza y a la vez
preguntándose cómo es que Camila había descubierto que había sido ella a quien
había besado, se propuso algo. Fue inevitable que todo esto provocara el
transporte al pasado, más precisamente a la universidad, donde siempre tuvo que
soportar su trato, su mirada, sus muecas, los empujones, la indiferencia, todo.
Había soportado todo eso y mucho más durante años y siempre había callado.
Pero ya era suficiente.
Que le gritara y además le pagara había sido la gota que derramo el vaso. La
paciencia se le había agotado. Dispuesta a recuperar su autoestima y repara su
ego, se había jurado a sí misma en el silencio de su mente, que ella si conseguía
todo lo que quería sin necesidad de ocultarse. De eso se iba a encargar. Aunque
tuviera que hacerlo no precisamente de una manera limpia, le iba a enseñar de lo
que era capaz.
Dejando su auto en el estacionamiento subterráneo se dirigió al ascensor
exclusivo que iba directamente al último piso de su pent—house. Arrojo sin
miramientos su abrigo sobre uno de los sofás y fue directamente a su segundo
piso, donde se adentró en su despacho, viendo a la nada en particular y
planeando como lograr aquello que se había propuesto funcione al pie de la letra.

*****

REVISTA DE MODAS “JAGUARS”

—Sin dudas es una muy buena propuesta de tu parte, Lauren— Dijo aquel hombre
de traje sentado frente a su escritorio— Pero me gustaría también comentarlo con
mis demás compañeros y saber su opinión al respecto. Créeme que si fuera por
mí no dudaría en aceptar esto que me dices.

—Yo no tengo ningún problema en esperar, Henry— Contesto sonrientemente


Lauren— Digamos que el viento está a mi favor. La revista está en su mejor
momento y yo puedo darme esta clase de lujos. Solo espero que no dejes pasar
demasiado tiempo— Dijo riendo— Porque desgraciadamente puedo esperar, pero
no tanto.

—Por favor, Lauren—Contesto levantándose— Eso ni lo dudes. Nos estaremos


viendo próximamente y te daré la respuesta de mis colegas— Dijo teniendo su
mano.

—Coméntales todo lo que te he dicho a ellos también— Contesto tomando su


mano—La propuesta les conviene demasiado esto.

—A eso no lo pongo en duda— Dijo caminando hacia la puerta— Cuídate, Lauren.


—Hasta pronto, Henry. Tú también— Había alcanzado a contestar viendo como
aquel hombre se perdía del otro lado de la puerta. Que no había durado mucho
tiempo cerrada, ya que fue abierta nuevamente, pero esta vez por Edward.
—Te traigo buenas noticias— Anuncio entrado y dejado un folio con varias fotos
sobre su escritorio— Acaban de llegar recién y necesitan de tu aprobación.
—Luego las veré— Contesto mirando su reloj— Ahora tengo una junta a la que
asistir.
—Lo sé—dijo viendo como su amiga se paraba—¿pero cuándo será eso? Olga
me dijo que le diera una respuesta lo antes posible para los arreglos, necesitan
que veas las opciones que hay para la tapa de la revista.— Comenzando a
caminar detrás de su amiga
—Pues en cuanto la veas mándala a mi oficina— Necesito café— Pensó.— Ahí
decidiré yo misma como y de qué manera será la portada.—Entro sintiendo varias
miradas de sus empleados observándola con asombro, Lauren a veces se
comportaba como un empleado más entrando al lugar y mezclándose como si
nada entre ellos, algo que a todo el mundo le sorprendía.
—Está bien— Contesto preparándose un café al igual que Lauren— Si la veo, se
lo diré. Pero si me lo preguntas a mí, las fotos no están nada mal. Se ve que han
captado muy bien lo que les has dicho la última vez— Dijo señalándola con la
vaso de café en la mano, como si estuviera brindado por eso.

—Me parece excelente que al fin hayan comprendido lo que quise decirles— Dijo
tomando. Cafeína, dulce cafeína.—Me ahorran mucha pérdida de tiempo—
Observo su reloj de nuevo— Es hora. Acompáñame— Le dijo a Edward.

—Pensé que estaba en mi tiempo de descanso— Contesto viendo la cara seria de


su amiga— Pero con gusto voy contigo— Dijo sonriendo falsamente como un niño
bueno. Una vez que se adentraron a la sala de juntas observaban que ya la
mayoría de todos estaban presentes, tomaron asiento y solamente bastaron
segundos para que todos los solicitados asistieran.

—Bien— Anunció Lauren parándose luego de que todos estuvieran sentados en


sus lugares— Primero antes que nada, quiero notificarles a todos que el último
trabajo ha sido más que asombroso, han llovido por montones muchas
propuestas, pero hay que saberlas tomar con pinzas. Las ideas que sigan llegando
por parte de ustedes y las propuestas de afuera serán minuciosamente evaluadas
por mí y mis colegas para definirse.—

—¿Eso quiere decir que entonces si cabe la posibilidad de que algunas de


nuestras ideas se plasmen en la revista?— Pregunto una morena de ojos color
miel sentada justamente en el medio de la larga mesa.
—Eso es lo que por el momento se está viendo— Le contesto observándola—
Pero como ya dije y volveré a repetir, serán revisadas por mí y otras personas
más. Porque aún se necesita pensar muy bien si lo permitiremos. Ya que esto no
se ha hecho jamás.—

—¿Y para aquellos que tengan otra idea completamente diferente, estilo y demás
cosas para la revista?— Volvió a preguntar la misma mujer, haciendo notar lo
contenta que la estaba poniendo aquella noticia. Aunque todavía sea una
propuesta en proceso.

—Tendrá que acercarse hasta mi oficina para mostrarme su idea o cualquier cosa
que tenga en mente— Contesto— Pero en fin. Ahora cambiando de tema, como
todos sabrán, se está acercando el cambio de temporada. Y como mi memoria no
me falla, exactamente el año pasado no nos fue demasiado bien que digamos. La
competencia fue demasiada y decaímos bastante, es por eso que hoy estoy
dispuesta a escuchar que tienen en mente para un nuevo cambio para la revista—
dijo Lauren. Sorprendiéndose a sí misma por la locura que estaba diciendo,
sorprendiendo a Edward que se encontraba completamente atónito ante lo dicho
por esta, y sorprendiendo a todo el mundo que la observaba si decir nada. Quizás
fue algo brusco decirlo de aquella manera, obviamente no iba a dejar todo en
manos de sus empleados, simplemente quería escuchar nuevas ideas diferentes a
las suyas, escuchar que era lo que querían los demás. Se sentía completamente
diferente, sintiendo esa nueva necesidad de cambiarlo todo. Y ese era un nuevo
comienzo.

La reunión se había extendido tanto, escuchando cada una de las ideas de todos,
que no tuvo idea de cuánto duro. Ni siquiera se había enterado cuando todos se
habían retirado y solamente se encontraba ella y Edward.

—Está bien— Dijo Edward sacándola completamente de sus pensamientos— Esto


ya es un hecho. No sé qué mosca te pico ha picado, definitivamente estas
diferente. Primero estabas como perdida, ni siquiera estabas aquí cuando se
hacían las reuniones. Ahora tienes esa cara completamente seria y sales con eso
de las renovaciones, ¿te das cuenta en lo que has dicho?—

—Quédate tranquilo, Edward— Lo tranquilizo ella— Se bien lo que hago. Ni creas


que dejare que manejen las cosas a su antojo, solamente quiero oír que es lo que
tienes para decir y ya— Levanto los hombros en señal de que no importaba
demasiado.

—¿Es eso y ya?— Pregunto— Definitivamente no te entiendo. Estás loca – Afirmo


levantándose— Y por muy extraño que parezca, no quiero saber la razón.—

—Solamente estoy exigiéndome a mí misma ideas para la próxima temporada. No


quiero que vuelva a suceder lo del año pasado.—

—¿Y es que no se te ocurre ninguna a ti o qué?— Pregunto.

—Claro que se me ocurren, es solo que…— Intento decir Lauren. Pero fue
interrumpida por una agitada Anna que entraba desesperada.

— !Al fin te encuentro Lauren!— Dijo poniendo la mano en su pecho y comenzar a


respirar profundamente— Estuve buscándote por todas partes y temí no
encontrarte con esto tan importante que acaba de suceder.

—Tranquila, Ana— Dijo parándose—¿Para qué me buscabas? ¿Qué es lo que


sucede?— Pregunto completamente intrigada.

—Lauren, están aquí, la sede de moda italiana— Anuncio feliz—¡Y vienen a


proponerte algo!

—¡Dios mío!— Grito— Hazlos pasar ya mismo, Anna.—

Y para Lauren cayó del cielo la noticia que vino después.

Luego de haber hablado por horas con esos importantes diseñadores, salió con
una sonrisa imposible de borrar, sintiendo como pieza a pieza cabía en su lugar.
Quizás no iba a ser digno de ella, o quizás sí. A estas alturas ya eso no importaba.
Una maliciosa idea cruzo por su cabeza tan rápido que ni tiempo a razonar le dio,
su mente estaba totalmente ocupada en otras cosas.

—Anna— Dijo llamándola— Este es el número de Camila— Dándole un papel con


dicho numero— Necesito que la llames y le digas que pase a verme a mi oficina
en cuanto pueda.

—Enseguida, Lauren— Y se retiró.

Y Lauren sonrió al imaginarse lo que vendría dentro de poco.

*****

Y siguiéndose el curso de los día que avanzaba, se aproximaba cada vez más la
nueva temporada que estaba por venir, trayendo nuevas expectativas para los
diseñadores, nuevas oportunidades para algunos o para otros simplemente
demostrar en lo que eran mejores.

REVISTAS DE MODAS “ICONO”

—¿Y qué tal un cinto?— Pregunto dudosa la mujer rubia –Uno turquesa quedaría
a juego con el vestido— Dijo señalándolo y acercándose a él para ponerlo.

—No me gusta— Dijo escuetamente Camila— Vestidos como este y el cinto


turquesa ya lo hemos hecho hace dos años.

—Bien, entonces nada de cintos— Dijo hablando demasiado bajo.

—¿Qué hay con lo otro?— Pregunto Camila— Hasta ahora no he visto más que
cosas de años anteriores.

—Hemos visto que se está usando demasiado el color naranja— Dijo


posicionando un perchero con vestidos naranja de varios diseños y medidas— Y
también estos— Mostrando todo tipo de pañuelos para el cuello y guantes.
—¿Colores claros?— Pregunto enarcando su ceja— ¿Esto es lo que tienen en
mente?

—Bueno, creíamos que…

—Aunque quizás no sea tan mala idea— La interrumpió sin siquiera escucharla—
Necesitaremos mostrar algo completamente diferente y eso será cuando abra la
nueva temporada.— La joven mujer rubia sonrió sintiéndose aliviada, había sido
demasiado arriesgado mostrar aquello –Eso es todo, retírate— Dijo viendo como
la mujer salía rápidamente de allí llevándose el perchero con la ayuda de dos
personas más.

—Señorita Cabello—dijo Allyson acercándose finalmente hasta su lado, había


estado detrás de ella silenciosamente mientras observaba como su jefa dictaba las
ordenes— Acaba de llegar esto— Le mostro una tarjeta de invitación de color
blanco y dorado.

—¿Qué es eso?— Pregunto caminando sin agarrar la tarjeta.

—Al parecer es un evento para festejar— Pijo siguiéndola— EStá auspiciado por
Dolce & Gabbana— Menciono provocando que ahora si su jefa se detuviera y la
escuchara.

—Bien— Se dio la vuelta y le quito la tarjeta— Yo sabré que hacer— Y se adentró


a su oficina. Observando la tarjeta y pensando que tal vez no sería mala idea
asistir. Sin tener idea lo que la deparaba.

*****

—Hasta que al fin llegas a horario— Dijo Lauren entrando al auto y viendo como
Edward cerraba su puerta.

—Ya ves— Contesto una vez que se sentó a su lado— Siempre hay una primera
vez, por cierto, te ves hermosa— Le dijo observándola. Lauren tenía un hermoso
vestido rojo que se ajustaba perfectamente a su figura. Su pelo negro brilloso se
encontraba completamente lacio.
—Gracias— Contesto sonriendo— Tu tampoco te ves mal— Edward tenía una
traje color gris con chaleco bordado que no le sentaba para nada mal.

—Eso es porque somos hermosos— Dijo modestamente riendo— Aun no puedo


creerlo hacia donde nos estamos dirigiendo. Todavía me cuesta asimilarlo.—

—Créeme que yo tampoco— Le contesto— Cuando Anna lo dijo pensé que se


había equivocado, pero la equivocada fui yo cuando atravesaron esa puerta y los
vi. Realmente tuve mucha suerte.—

—Eso no es suerte amiga— Palmeo amistosamente su muslo tres veces y volvió a


colocarlo sobre el volante— Eso es talento. Y tú tienes muchos, porque si no fuera
así, no nos estaríamos yendo ahora hacia dónde vamos.—

—Tienes razón— Dijo observando por la ventana la cantidad de personas que


había.

—¿Estas lista?— Le preguntó— Porque ya hemos llegado.— Y se bajó abriéndole


la puerta y ayudándola a salir como todo un caballero.

—Estas muy caballeroso el día de hoy— Dijo riendo.

—Ya me conoces— Levanto sus hombros— El día lo amerita.— Y se


encaminaron hacia la entrada donde había una gran lona blanca publicitaria que
servía para tomarse las fotos, que en todos lados estaba escrita Dolce &
Gabbana. Coloco un brazo en su cintura y sonrió, dejando que todos los
camarógrafos hicieran el resto. Y no les importaba que pudieran decir los medios
de que siempre estuvieran tan juntos, muchas veces que había escrito acerca de
que tenían una relación, porque había averiguado que además del trabajo,
también los unía una fuerte amistad. Pero eso no era nada que el tiempo no
pudiera desmentir, habían captado ya muchas veces a Edward salir siempre con
una mujer diferente, así que después de varios sucesos como ese, habían
aminorado bastante con las especulaciones acerca de que tuvieran una relación
romántica.

—Ya me he cansado de sonreír— Dijo Edward sonriendo forzadamente—


¿Quieres irte?

—Por favor— Contesto antes de sonreír una última vez y marcharse de ahí con su
amigo.

Dicho evento se había organizado al aire libre. El pastizal estaba perfectamente


cortado y tenía el color verde a la medida. En el fondo se podía escuchar a una
orquesta tocando sobre lo que parecía ser un piso de cerámica color blanco. Se
extendía a lo largo extensas telas blanca que cumplían la función de carpas,
donde debajo de ellas había grandes mesas redondas, de igual color rodeadas de
sillas que también estaban cubierta de tela. Ya se encontraban gran parte de las
personas bebiendo y comiendo de los bocadillos que los mozos servían. Se había
paseado por todo el lugar sin perder detalle alguno de nada. Y Lauren observaba
fascinada todo aquello con la boca abierta, sin poder creer aun que todo aquello
era por su causa.

—¡Lauren querida, aquí estas!— Grito alegre con un porte afeminado un castaño
de ojos verdes, que vestía de traje blanco— Por poco me desmayo pensando que
no venias, todo el mundo está buscándote, pero ya te tengo— Dijo enredado su
brazo con el de ella— Necesitamos abrir y para eso te necesitamos a ti.

—Está bien— Dijo sintiendo como el hombre comenzaba a caminar—¿Estarás


bien Edward?— Pregunto mirando sobre su hombro viendo como su amigo
sonreía.

—¡Si no te preocupes!— Grito ya que se estaban alejando—¡Iré por algo de tomar!


— Dijo volteándose sin mirar, lo que provoco que chocara con alguien.— Lo
siento, no te vi— Se disculpo Edward.

—No es nada, yo también venia distraído— Lo calmo el otro hombre. Que vestía
un traje negro a rayas y corbata roja. Y fue en ese momento en el que lo vio que
se dio cuenta que había chocado con nada menos que Noah Jakov.— Disculpa,
debo retirarme— Dijo igualmente sorprendido, ya que también había reconocido a
Edward.

Noah comenzó a caminar apresuradamente buscando entre la multitud, cosa que


se le dificultaba, ya que todo estaba adornado de blanco y justamente a Camila se
la había ocurrido ponerse justamente un vestido blanco. Luego de que casi se
hubiera rendida en su búsqueda, la encontró bebiendo tranquilamente en un
rincón.

—¡Aquí estabas!— Dijo llegando hasta ella—¿Dónde te habías metido? a que no


sabes a quien acabo de cruzarme— Hablo atropelladamente— No lo podrás creer.
—Noah, primero hazme el favor y cálmate un poco— Respondió tranquilamente—
No me he movido de aquí desde que me dijiste que ibas al baño.

—Tienes razón— Contesto— Pero no lo podrás creer cuando te cuente que acabo
de ver a…

—Muy bienvenidos a todos, damas y caballeros— Dijo un hombre hablando por el


micrófono de aquel escenario, interrumpiendo lo que Noah estaba a punto de
contarle.

—Vamos a acercarnos más— Dijo Camila.

—Pero…— No puedo continuar ya que fue jalado por el brazo.

—Antes que nada quiero agradecer la presencia de todos aquí—continuo el


hombre por el micrófono.— Este es un evento muy importante para nosotros, es la
primera vez que hacemos algo como esto, pero la persona vale mucho más que la
pena. Está a punto de cerrarse una importante asociación con dicha persona en
estos momentos, además de que hace mucho tiempo se vienen publicando en su
exitosa revista de moda muchos de nuestros diseños— Dijo.
Y Camila comenzó a sentir la mirada de más de uno posarse sobre ella, sentía
una sensación extraña al ver que todos la observaban con ojos interrogativos,
nadie sabía de quien estaba hablando aquel hombre, pero ¿Por qué la miraban a
ella de esa manera?
—Así que por esta razón, se ha hecho este evento en homenaje a esa gran
persona, por eso quiero anunciar ante ustedes a nada más y nada menos que a la
talentosa ¡Lauren Jauregui¡—Grito. Y todos comenzaron a aplaudir en cuanto
vieron a la nombrada subirse al escenario—
Camila ahora si se sentía completamente desubicada, no entendía absolutamente
nada de lo que acababa de suceder. ¿Por qué nadie le había dicho que era un
homenaje? Era increíble como el destino se burlaba de ella.
—Buenas noches, a todos— Empezó Lauren. Sacando a Camila de sus
pensamientos— También quiero agradecer a todos por asistir el día de hoy— Dijo
buscando a alguien con la mirada— Verdaderamente me siento muy emocionada
por el grandioso homenaje que están brindándome el día de hoy— Y sonrió. No
por lo que acababa de decir, sino porque había encontrado entre la multitud lo que
buscaba— Y sé también que los que están aquí presentes— Diciéndolo a
propósito— Están tan contentos como yo de poder festejar esto en mi honor y eso
es algo que me pone realmente feliz. Quiero también darles las gracias a Dolce &
Gabbana por la molestia que se han tomado en organizar todo esto, recuerdo
como si fuera ayer la primera vez que publique en mi revista sus diseños.

—Esto es un asco— Dijo Camila— Y no pienso seguir aquí escuchando tantas


sartas de tonterías que no me interesan.

—Espérame— Dijo Noah— Yo también me iré contigo.

Camila se encamino enojada con paso decidido hacia su auto donde estaba
obediente su chofer esperando afuera. Entro normalmente silenciosa como
siempre sin mencionar palabra alguna. Cuando Noah se sentó a su lado se dirigió
a él con una cara completamente seria

—Necesito pasar por mi oficina, tengo mi bolso ahí— Dijo.

—No te preocupes, yo tengo mi auto estacionado afuera— Se limitó a decir. Sabía


que Camila estaba enojada y no tendría ánimos para hablar, y si lo hacía, sabía
que lo iba a hacer de una mala manera.

Y otra vez sentía esa misma sensación de rabia, se preguntaba quien había sido
el estúpido que la había invitado a asistir a un homenaje de Lauren ¿Le estaban
tomándole el pelo? No quería ni pensar que saldría en las revistas con la cantidad
de fotos que le habían sacado mientras estuvo ahí. Sin dudas esto había sido un
muy, muy grave error. Pero esta clase de equivocaciones no tendrían que
suceder, algo tendría que haber sucedido.

Estaba tan cegada con sus pensamientos que en cuanto el auto se detuvo, ni
siquiera espero a que le abrieran la puerta, salió rápidamente de ahí para
encaminarse dentro del enorme edificio sin despedirse del sorprendido Noah que
la observaba. Ni bien entro a su oficina, encontró su bolso tal cual lo había dejado
sobre su escritorio, solo que sobre este había algo que no recordaba. Había un
gran ramo con rosas rojas reposando ahí. La curiosidad pudo más en ella, así
que se acercó hasta ellas notando que había una tarjeta, sacándola mientras la
abría se preguntó quién pudo habérselas dejado.

El rojo de estas flores me recuerdan a tu bella cara cuando te enojas, que espero
que no estés igual ahora.

P.D: “Para que veas que no necesito ocultar mi rostro para conseguir lo que
quiero.”

Leyó. Arrugo la tarjeta en su mano temblorosa por la fuerza que ejercía, todo
ahora tenía sentido. Nada había sido un error. No hacía falta pensar demasiado
quien había sido el responsable de todo. Con su mano libre empujo las flores lejos
esparciéndolas por todas partes. Si estaba pidiendo a gritos una guerra, pues
guerra tendría.

VII
DOBLE JUGADA

Haber concretado una cita con Camila esa mañana había sido nada más y nada
menos que con un interés de por medio. Había recordado cuando ella una vez le
mencionó tener un conocido que era todo un genio en el arte de falsificar
cualquier tipo de tarjetas, invitaciones y muchas otras cosas más. Solamente fue
suficiente el recuerdo de ese preciso momento para que su mente fuera ocupada
con una idea, que cabía perfectamente con lo que quería lograr. Y aunque fue
invadida con miles de preguntas por parte de su amiga, prefirió mantener su
jugada de forma clandestina. Evadió hábilmente los detalles dejando a una Camila
aún más curiosa, pero viendo como Lauren no quería soltar ni una palabra, decidió
dejar el interrogatorio de lado. De todas formas, tarde o temprano se enteraría.
Solamente basto un par de llamadas y una muy buena recompensa y todo iba a
salir como lo tenía planeado.
Y que descarado había sido aquello. Pero no podía negar el regocijo de
satisfacción que había sentido al ver reflejado en su rostro lo que exactamente
había esperado encontrar. Había contenido las vibrantes ansias que recorrían por
completo su cuerpo durante todo el tiempo que estuvo buscándola con la mirada.
Pensando que tal vez no estaba actuando acorde a su edad, pero se dejó
manipular por su extensa imaginación al pensar su reacción. Y sus sospechas
fueron acertadas.
El discurso para presentarla ante todos los invitados le había caído de maravilla,
imaginando que cara estaría poniendo en esos momentos, pero le fue inevitable
que en esos escasos segundos la habían torturado pensando que tal vez no había
asistido.
Pero verla mezclada entre la multitud como otra más de las personas que estaban
ahí en forma de apoyo le había provocado una sensación demasiado perfecta
como para poder describirla. Y cualquier clase de arrepentimientos que intentara
ponerla en duda con respecto a lo que había hecho, se borró por completo. El solo
recuerdo de ella dándole la increíble bofetada que había recibido junto con todas
las cosas que le había dicho hizo aparición, quitándole también cualquier clase de
culpabilidad. Porque quizás había llegado lejos con respecto a lo que acababa de
hacer, sabiendo que al día siguiente el evento saldría en muchas revistas y no
dudaba que su presencia hubiera sido ignorada por los camarógrafos.
Definitivamente ver su cara descompuesta en una furia reprimida apremiaba el
golpe y mucho más. Solo esperaba que su venganza no sea tan drástica como la
suya, porque reconocía que estaba pidiendo tal vez algo que no le iba a ser
otorgado, porque si había algo que Camila no tenia, eso era piedad. Y ella lo
sabía.

*****
REVISTA DE MODAS “ÍCONO”

Camila se dirigía hacia su oficina con su típico paso firme y sin mirar a nadie en
particular. Había dormido realmente poco durante el fin de semana, su mente no la
había dejado tranquila en ningún instante. El recuerdo de su sonrisa victoriosa
mientras la observaba hablar se había tatuado a fuego en su mente, el ridículo
discurso que había dicho a propósito, le habían dejado claramente que fue como
propósito de burla, porque no despego sus ojos de los suyos ni por un segundo. Y
basto la estúpida nota junto con las flores— que ya no se encontraban en su
oficina— para atar los cabos sueltos. Fue una completa ingenua haber asistido sin
pedir detalle alguno de dicho evento. Cayó redonda a la trampa por su cuenta. Y
una vez más dio otro paso en falso que la perjudico irreversiblemente. Pero era
obvio que no se iba a quedar de brazos cruzados, de ninguna manera. No señor.
Se había burlado de ella en su propia cara, le había dirigido palabras mirándola
fijamente solo para ella. Y como si fuera poco todo aquello había sido en público.
Ni siquiera ella misma se consideraba capaz de hacer una cosa así frente a todo
un eufórico grupo de medios y camarógrafos, eso sí había llegado demasiado
lejos. Pero ella no iba a estar en desventaja, si la había dejado tan ridículamente
mal frente a todo el mundo, ella también tendría que estar a la altura. Ella misma
convirtió todo en público, entonces debería usar la misma moneda. Solamente
tenía que pensar muy bien el siguiente paso.
Sentía la mirada de más de uno de los empleados que disimuladamente
intentaban observarla. Y ella intuía el porqué de la curiosidad de todos. Se pasó
todo el fin de semana evitando ver la televisión o cualquier tipo de revista.
Intentando evadir todo tipo de noticias inciertas que pudiera ver o escuchar acerca
de lo que quería olvidar en cuanto antes. Quería retrasar lo más posible la
amargura que tarde o temprano tendría que sentir.
Y justo antes de abrir la puerta, dirigió rápidamente la mirada hacia atrás
encontrándolos a todos observándola con curiosidad. Pero como normalmente
sucedida, nadie se la sostuvo. En cuanto los atrapo a todos in fraganti, no hubo
ninguno que no dirigiera su mirada hacia abajo retomando su trabajo. Y
adentrándose finalmente en su oficina reconoció que gracias a lo que acababa de
suceder todo el mundo seguramente ya estaría enterado.
Y las noticias no serían para nada de su agrado.
—Señorita Cabello— Dijo Allyson adentrándose en su oficina— Su cita de las tres
acaba de ser cancelada— Dijo temiendo de su propia jefa.
—Y no sé porque no me sorprende —Mencionó susurrando para ella misma—
Recuérdame que debo dejar de involucrarme con gente insolente.
—Claro— Respondió sin entender mucho de que hablaba en específico— Sarah
me ha mandado esto para usted— Dijo poniendo una pila de pales en su
escritorio.
—¿Necesita mi firma o qué?
—Son permisos— Le informó— Y si, necesita su firma para que le permitan el uso
de la plaza que mando a pedir para las fotos del cierre de temporada.
—Lo sé— Dijo comenzando a firmarlos – ¿Pero estamos a menos de dos
semanas de que la temporada cierre y recién comenzaran con las fotos? ¿Qué
hay si encuentro muchos errores como comúnmente sucede? Tardaran
demasiado en volver a renovar todo de nuevo.
—Tengo entendido que ya tienen todo listo, solo falta el permiso— Dijo queriendo
tranquilizarla. La mano con la que sostenía una noticia para nada grata a su jefa le
comenzaba a sudar.
—Eso espero— Dijo mirándola fugazmente y volver a firmar los papeles— No
quiero enterarme de que están haciendo las cosas a último momento. No puedo
permitir ni siquiera un intento de equivocación, la temporada que entra siempre es
el mejor momento para la revista. Y lo que menos necesito en estos momentos es
un harapiento error— Menciono dándoles los papeles y mirándola fieramente a los
ojos— Y yo estoy dispuesta a hacer lo que sea, con tal de que todo marche bien.
—Entendido— Dijo Allyson tomando los papeles rápidamente para ocultar el
temblor de sus manos. Haber escuchado ese “lo que sea” de parte de su jefa, le
había provocado millones de ideas de lo que sería capaz de hacer. Ideas tan
absurdas como todo tipo de coimas, secuestros y… ¿muerte? Aquello era
exagerado. Quito rápidamente la idea de su cabeza, no conocía a su jefa
demasiado como saber si llegaría a esos extremos, cosa que no creía, pero de
todas formas, con Camila nunca se sabía— Esta es una invitación a una cena
donde el señor Clark anunciara a su nuevo socio— Dejándole la tarjeta donde
antes habían estado los papeles— Dijo que le encantaría que asistieras para
poder presentártelo y que no te arrepentirías de conocerlo.
—No lo creo— Menciono recordando la última vez que había ido a una cena
donde le presentarían a alguien. Que fue en casa de Joffrey, por supuesto. Donde
había descubierto de manera brusca que había besado hace pocos días atrás a
nada más y nada menos que a Lauren. Apretó fuertemente su quijada al
reconocer que otra vez había sido engañada por ella. ¿Qué ganaba ocultándole
quién era? Lauren sabía quién era ella, pero ¿Por qué la beso? ¿Otra manera de
burlarse? Recordó el momento en el que estaba sentada a su lado, bebiendo y
contando anécdotas de todo tipo, comprobó que podía tener cualquier tema de
conversación que Lauren podía responder hábilmente. La forma en la que bailaba
suavemente mientras la abrazaba pegándola a su cuerpo. Y no pudo negar que
mirando sus profundos ojos verdes tuvo ganas de acercar aún más su cara a la
suya. El alcohol la había hecho actuar estúpidamente mal.
Pero lo que todavía seguía recordando vigentemente y que no había día en el que
no lo olvidara, era el beso que se habían dado.
No podía olvidar la perfecta forma en la que sus labios se movían sobre los de
ella, la manera suave con la que acaricio su espalda y la apretaba contra su cálido
cuerpo. Su lengua caliente dentro de su boca luchando contra la suya. Su
respiración agitada y el latido fuerte de su corazón no habían hecho más que
confirmarle cuanto le había encantado todo aquello. Cuando se habían despedido
no pudo contener sus ganas de volver a besarla nuevamente. Había sentido un
impulso de aceptar cuando le propuso acompañarla hasta su hogar, pero ella no
era de hacer aquel tipo de cosas como le había mencionado, así que solamente
se marchó llevándose todo tipo de sensaciones extrañas en su abdomen que no
quiso reconocer. Aunque sabía que significaban— de ninguna manera — Dijo ante
la atenta mirada de Allyson que la observaba curiosa por su repentino silencio—
Tendré cosas que hacer, así que dile que no podrá asistir.
—Me encargare de eso enseguida señorita, Cabello— Dijo tomando la invitación.
—¿Ese es el informe?— Pregunto Camila viendo revistas en su otra mano que
parecían no querer soltar. Y el silencio se apodero de aquella gran oficina. Había
llegado el momento que tanto quiso retener.
—Si— Dijo finalmente Allyson. Colocando la revista primero junto con el informe—
Su revista sigue tan bien como siempre— Empezó primero dándole la buena
noticia, intentado apaciguar el huracán que se avecinaba cuando vea todo lo que
había escrito de ella.
—Perfecto— Menciono observando la noticia y dando lo que parecía ser una leve
sonrisa torcida— Pero mi puesto sigue siendo el mismo— Dijo tirando la revista y
tomando el informe. Allyson abrió grande sus ojos, el peligro se acercaba— A ver
que tenemos aquí— Y comenzó a leer.
Allyson observo como la cara de Camila se encontraba concentrada en su lectura.
Primero viendo como sus ojos se movía de un lado a otro, y de momento todo
cambio. Su rostro comenzó a ponerse rojo y vio como comenzó a apretar fuerte la
revista con su mano temblorosa.
—¡¿Quién ha sido el estúpido que ha escrito tantas porquerías?!— Grito tirando la
revista lejos— ¿Amigas? ¿Cómo podemos ser yo y ella amigas?— Pregunto
haciendo rápidos movimientos con sus brazos —¿Todo el mundo ha enloquecido
o qué? Parece que nadie entiende que somos competencia, no “amigas”— Dijo
con sorna— Esto es increíble – Y cayó sentada en su gigante silla negra
tapándose el rostro con ambas manos y murmurando cosas inentendibles.
Allyson observo temerosa todo a su alrededor. Camila era un manojo de furia,
había deseado con todas sus fuerzas estar en otro lugar cuando le entregara la
noticia, pero quería conservar su empleo y comportarse como la buena y eficiente
secretaria que intentaba ser con todas las exigencias que le ponía, era obvio que
Camila era muy estricta, pero con respecto a su paga no tenía ni una queja.
Junto la revista del suelo encontrándola abierta de par en par. Observo varias
fotos de su jefa tomada de muchos ángulos con Noah siempre a su lado. Su rostro
neutro no mostraba alguna emoción alguna que se pudiera descifrar. Pero tenía
siempre la mirada fija al frente, encontrando a una Lauren a unos cuantos metros
más adelante hablando y sonriendo. Lo más extraño que le llamo la atención
había sido que parecía que las dos se miraban fijamente la una a la otra,
hablándose con los ojos.
Cuando había llegado temprano en la mañana el cotilleo en el edificio era
exclusivamente acerca del evento de Dolce & Gabbana donde sociabilizaban con
Lauren y festejaban aquello. Y ella también se sumó al grupo de la duda en el que
todos se preguntaban lo mismo ¿Qué hacía Camila en un evento para Lauren?.
Se moría de ganas por preguntar, la curiosidad siempre había sido algo magno en
ella. Pero si no quería quedar en la calle debía guardarse todas esas dudas para
sí misma. Quizás y con un poco de suerte tal vez algún día conocería las razones
de las acciones de su extraña jefa.
—Quiero que te lleves todo esto, Allyson—Ordeno provocándole un brinco por el
susto ante la interrupción del súbito silencio que se había creado de nuevo— No
quiero ver de nuevo nada de esto aquí.
—Enseguida señorita, Cabello— Dijo cerrando rápidamente la revista y tomando
todos los informes de su escritorio—¿Quiere que se las guarde por…?
—¡No!— Interrumpió antes de que terminara de hablar— Ni lo preguntes, no
necesitare eso jamás. Quiero que lo rompas, tires o lo que quieras. Pero llévate
todo eso de aquí en cuanto antes. Y no quiero ver otra noticia parecida al respecto
dando vueltas por aquí.
Allyson solamente se limitó a asentir y marcharse silenciosamente de la oficina.
Seguía sus órdenes al pie de la letra, así que en el momento en el que se acercó a
su escritorio, arrojo todos los papeles en el cesto que se encontraba al lado.
Estaba tan concentrada haciendo su labor que nuevamente se asustó cuando una
voz provoco que todos los papeles se esparcieran por todos lados.
—Lo siento, no quise asustarte— Dijo un apuesto hombre rubio de ojos azules. Se
agacho junto a ella para ayudarla a recolectar todos los papeles que se
encontraban fuera del cesto.
—Descuida— Se incorporo Allyson una vez que terminaron de poner todo dentro
del cesto— Estaba distraída— Y pudo ver esta vez mejor el apuesto hombre que
tenía en frente.
—Tengo una cita con la señorita, Cabello— Le informo el.
—¿Disculpa?— Pregunto distraídamente.
—Oh lo siento— Dijo tendiéndole la mano— Soy Patrick Jussieu— Apuntándose a
el mismo— Soy su cita de las cuatro.
—¿Señor Jussieu?— Se preguntó más a ella misma— Discúlpame, debí haberlo
olvidado. Cuanto lo siento.
—No te preocupes— Le contesto viendo cómo se fijaba en su libreta. Y si,
efectivamente era él.
—Ahora te anunciare— Le dijo presionando el botón del intercomunicador—
Señorita Cabello, el señor Jussieu está aquí para hablar con usted.
—Que pase entonces— Contesto.
—¡Vaya!— Dijo el sonriendo— No se oye muy bien.
—Nunca lo está— Murmuro Allyson parándose frente a la puerta— Adelante
—Gracias— Contesto el antes de ver cómo era cerrada.
****
—Patrick ¿Qué te trae por aquí?— Pregunto Camila
—Supongo que ya lo intuyes, eres una mujer inteligente Camila.
—Por supuesto— Contesto modestamente— El evento de caridad, ¿cierto?—
Pregunto de nuevo. Patrick junto con un grupo más de personas eran los
encargados de organizar al menos una vez por año un importante evento de
caridad para todas aquellas personas menos privilegiadas. Él debía asegurarse de
invitar a la mayor parte de sus conocidos con una muy buena economía en sus
bolsillos— Permíteme un momento y te hago el cheque.
—Me temo que no se podrá hacer eso, Camila— Dijo deteniéndola antes de que
comience a escribir— Claro si es que tu tiempo te lo permite, pero últimamente se
han puesto muy estrictos con respecto al acto de presencia. El año anterior
muchos han dejado su donación, obviamente, pero no han asistido aun y
disponiendo de tiempo. Los medios los han visto tomando tranquilamente
vacaciones y los han criticado desconociendo que si hicieron sus donaciones y es
por eso que solo se podrá donar en el momento, y eso se hace asistiendo y
haciéndolo frente a los ojos de todos.—
—Bien— Bufo ella— Dime cuando y donde y veré que puedo hacer.
—Me parece perfecto— Dijo sacándole una tarjeta con la dirección y fecha y
entregándosela.
—Está bien, podre asistir— Dijo de mala gana observando el papel.
—Me creas o no, no sabes el peso que te quitaras de encima con solo ir— Le
informo— Varias personas justamente estarán viajando para esa fecha y no creo
que se libren de la crítica, tu amiga por ejemplo, será uno de ellos— Termino
diciendo.
—¿Amiga?— Le pregunto completamente extrañada. Ella no tiene amigas, no hay
tiempo para eso.
—Lauren— Le aclaro— En realidad antes de venir hasta acá, pase por su oficina.
Tú sabes, me queda más cerca. Pero en fin, quería hacer lo mismo que tú porque
que iba a estar fuera del país, pero dije que de todas formas nadie creería que
donó si no estuvo ahí, seria en vano— Dijo levantando sus hombros— Pensé que
tú lo sabrías— Y Camila nuevamente se preguntó quién sería el idiota que invento
aquello, pero obviamente más idiotas eran todos los que eran capas de creer todo
lo que decía una chismosa revista.
—Supongo que olvido mencionarlo— Dijo sin negarlo y queriendo saber más.
—Solo esperemos que sean suaves con ella— Dijo parándose— Perjudicaría
mucho la reputación de su revista seguramente— Y a Camila le brillaron los ojos.
—Quien sabe que podría suceder— Dijo ella parándose también.
—Nos estaremos viendo pronto, Camila. Cuídate— Dijo caminando hacia la
puerta.
—Gracias a ti, Patrick— Respondió verdaderamente agradecida— Gracias por la
información— Y sonrió de manera maliciosa. Después de todo si podía
desquitarse y la oportunidad no pudo haber llegado en el mejor momento. Termino
anotando unos cuantos nombres en un pequeño papel sin borrar la sonrisa de su
rostro.
Finalmente todo se estaba moviendo a su favor, era momento de poner fin a los
errores.
—Allyson, ven inmediatamente a mi oficina— Anuncio por el intercomunicador.
—Enseguida, señorita Cabello— Respondió. Se levantó mecánicamente de su
silla y casi corriendo fue hasta su oficina. Golpeándola y recibiendo el pase
escuchando el “adelante” se adentró— Dígame que necesita— Dijo
educadamente.
—Toma esto— Dijo dándole un papel— Quiero que llames a cada una de esas
personas que están allí y concretes una cita con todas el mismo día aquí en mi
oficina—.
—Está bien, lo hare en este instante. Con su permiso— Y se retiró.
Preguntándose qué milagro había sucedido para su cambio de humor tan drástico.
Sin dudas era extraño verla sonreír, y hoy lo fue aún más teniendo en cuenta todo
lo que se rumorea de ella en las noticias y revistas. Solamente esperaba que todo
eso no traiga graves consecuencias.
Camila esperaba con ansias el momento en el que pudiera disfrutar de la
revancha. Ya que todo se estaba haciendo público y a ella la había dejado
ridiculizada a la vista de todos, un pago de la misma forma no le vendría mal
¿verdad?.
Después de toda una serie de más sucesos, exactamente una semana y media
había pasado después de que se enterara, según su parecer, de una maravillosa
noticia. Ahora se encontraba a tan solo un día para la llegada del evento de
caridad. Y ya no podía con las ansias.

*****
Lauren al fin se encontraba descansando en su hotel. Tuvo que viajar a Italia para
terminar de arreglar los últimos detalles para darle la bienvenida a la nueva
temporada. Sin dudas tenía todo ya asegurado. Aunque tenía un cansancio físico
que hacía estragos en su cuerpo, se dijo que todo eso valía la pena. Más cuando
estaba asegurada con una marca muy conocida que le garantizaba un éxito
indiscutible.
Ahora se encontraba completamente relajada mentalmente, podría quedarse unos
días más y disfrutar un poco de la bella ciudad en la que se encontraba, ya que
había cerrado exitosamente sus negocios. Su respiración se encontraba lenta y
relajada y poco a poco sus parpados comenzaban a pesarle. Estaba debatiéndose
entre el delgado hilo de estar consciente o caer en un profundo sueño. Que sin
lugar a dudas iba a ganar lo segundo, a no ser por el sonido proveniente de su
celular.
—Diga— Contesto con la voz adormilada.
—Lauren— Hablo Edward del otro lado de la línea—¿Crees que sea posible venir
lo más rápidamente que puedas? Necesito informarte de algo importante.
—¿Qué sucede Edward?— Pregunto sentándose en la cama—¿Sucedió algo
malo? Dime.
—Preferiría contártelo en cuanto estés aquí.
—Está bien— Dijo observando su reloj— Mañana habrá un vuelo. Supongo que
llegare un poco tarde, dependiendo si encuentro otro.
—No hay problema, iré a tu casa si no te molesta y ahí hablaremos tranquilos.
—Claro, nos veremos mañana entonces.
—Hasta mañana— Y colgó.
Lauren no había pasado una muy buena noche, a pesar del gran cansancio que
sentía su cuerpo. La llamada de Edward la había dejado con una intriga que
consumía todos sus pensamientos, ¿Qué era tan importante para llamar y
necesitar decírselo en persona? Esperaba que no sea tan malo.
Afortunadamente había llamada temprano en la mañana al aeropuerto por
información, donde sí tendría un vuelo próximo. Llegaría a New York por la tarde,
logrando llegar a tiempo para hablar con Edward en la oficina.
En cuanto su cabeza se apoyó en la cómoda suavidad del asiento del avión, cayó
en un profundo sueño tomándola completamente desprevenida. Finalmente el
sueño había vencido a la preocupación.
Solamente había despertado en cuanto la azafata toco delicadamente su hombro
para decirle que ya habían aterrizado. Observo su reloj y comprobó que
efectivamente estaba a tiempo de pasar por su oficina, hizo la fila correspondiente
esperando pacientemente su equipaje. Una vez que lo obtuvo se encamino fuera
del aeropuerto haciéndole señas al primer taxi que distinguió desocupado.
—¿Necesita ayuda con las maletas?— Pregunto el taxista de forma cortes
bajándose del auto.
—Si, por favor— Contesto dándoselas y tomando su lugar en la parte trasera del
lugar. Escucho el maletero cerrarse y observo como el hombre rodeo el auto y
finalmente tomo su asiento correspondiente.
—¿A dónde se dirige señorita?— Pregunto mirándola a través del espejo
retrovisor
—Llévame a la revista de modas “Jaguars”, por favor— Dijo. Si el taxista la
reconoció o no, no lo demostró para nada.
El camino había sido milagrosamente rápido, que daba gracias porque ya la intriga
estaba volviendo a ganar la batalla. El hombre le entrego las maletas y se marchó.
Lauren se encamino hacia las enormes puertas de su edificio encontrando a
Leonard como siempre parado al lado de estas.
—Leonard, ¿podrías cuidarme las maletas un momento?— Le pregunto—
Prometo no tardarme demasiado.
—Claro, Lauren— Le contesto sonriendo— No hay problema, yo te las cuidare.
—Gracias— Dijo antes de caminar apresuradamente dentro del edificio.
Encontrando el primer ascensor vacío, se encamino dentro presionando el botón
que la llevaría derecho al piso donde estaba su oficina. Cerros sus ojos y respiro
profundamente, ni siquiera la música lograba tranquilizarla un poco. Sentía una
sensación muy rara de la que no tenía explicaciones.
Escucho el sonido del ascensor, así que abriendo sus ojos se encontró con las
puertas abiertas de par en par. Camino nuevamente con paso apresurado hasta el
escritorio de Anna.
—Lauren— Dijo sorprendida— Creí que no llegarías hasta mañana.
—Edward dijo que quería decirme algo importante— Contesto— Por cierto,
¿Dónde está?
—Justamente está en la sala de juntas en estos momentos.
—Bien— Dijo. Se encamino hasta el lugar sin ni siquiera golpear la puerta. Se
encontró a un Edward parado frente a más personas que parecían escucharlo
atentamente.
—Lauren— Menciono Edward— Creí que no llegarías hasta en la noche.
—Afortunadamente encontré un vuelo temprano en la mañana— Dijo ignorando a
todas las personas que ahora estaban observándolos y escuchando todo—
Necesito que me digas que es eso tan importante por lo cual me llamaste.—
—¿Por qué no tomas asiento?— Le ofreció— Justamente estábamos hablando de
eso.—
—¿Y bien?— Pregunto una vez que se sentó—¿Me lo dirás algún día o qué?—
Pregunto ya completamente intrigada.
—Escucha Lauren— Comenzó Edward— Recién ayer las modelos con las que
comenzaríamos con la sesión de fotos para mañana llamaron.
—Ajá— Contesto Lauren—¿Las modelos que utilizaríamos para la nueva
temporada? ¿Qué sucede con ellas?
—Exacto— Respondió— Bueno, llamaron todas para informar que no harían la
sesión de fotos— Dijo finalmente.
—¡¿Qué?!— Pregunto gritando— ¡No pueden hacer eso un día antes! Los de
Dolce & Gabbana las pidieron exclusivamente a ellas, tenían todas las
características que requerían.
—Lo sé. Pero al parecer si lo pueden hacer— Dijo— Dieron a entender como que
les sugirieron otra cosa.
—¿Otra cosa?— Pregunto— Edward, si querían más dinero solamente debías
ofrecerles más y fin del asunto.
—No creo que sea solo eso, Lauren. Supongo que debieron ofrecerles otra cosa
además de mucho dinero— Comento— No cualquiera se negaría con nuestra
propuesta.
—Esto es increíble— Dijo tomando su cabeza con ambas manos—¿De dónde
sacaremos modelos para mañana con características similares?
—De eso nos estamos encargando ya, Lauren— Dijo acercándose a ella— Veras
que para mañana tendremos una fila de modelos esperando para esto— La
tranquilizo— Debes estar cansada —¿Por qué no te vas a casa a descansar?—Le
pregunto solo para que ella escuchara— Sabes que cualquier cosa, yo te llamare.
—Está bien— Dijo levantándose— Cualquier cosa avísame, por favor.—Y se
marchó a su hogar. Rogando porque mañana encontraran a modelos con las
características que le habían exigido. Era tan increíble que le suceda todo esto,
justo ahora que tenía todo completamente bajo su control. Se preguntó quién
podría haberles ofrecido una propuesta mejor que la de ella. ¿Quién estaría detrás
de eso?

******

Camila estaba siendo llevada directamente hacia el evento de caridad. Tenía un


elegante vestido para utilizar de día, era blanco con dos líneas negras en sus
puntas. También tenía una línea un poco más fina en negro en su cintura y cuello,
y otra en forma vertical que partía desde la mitad de ambas líneas paralelas. Sus
zapatos eran negros y se había dejado su pelo rizado al natural.
Diviso por la ventana correctamente lo que Patrick le había comentado. Había una
gran multitud de camarógrafos y periodistas en la entrada.
El auto se detuvo y su chofer se encamino para abrirle la puerta.
—¿Cuándo quiere que la pase a recoger, señorita Cabello?— Le pregunto una
vez que ella había salido del auto.
—Cuando me veas salir por la puerta— Dijo. Y él solamente asintió con la cabeza,
sabiendo perfectamente que no sabía cuándo seria eso y entendiendo que tendría
que esperar quien sabe cuánto hasta que ella se decidiera ir.
Camino solamente unos cuantos pasos y sonrió triunfante al ver como los
periodistas captaban su presencia y se dirigían hasta ella.
—¿Podríamos hacerles unas preguntas, señorita Cabello?— Pregunto el primer
periodista que logro poner su micrófono en su cara.
—¿Es la primera vez que asiste a un evento de caridad como este?— Pregunto
otro sin dejar de responder la pregunta anterior
—Claramente no es la primera vez que vengo a un evento como este— Dijo
sonriendo—Ya he participado de esto con anterioridad.
—¿Se siente bien consigo misma al hacer esto?— Pregunto otro periodista.
—Por supuesto que sí— Respondió ella— Siempre es un privilegio para mí ayudar
a los más necesitados.
—Vemos que ha venido sola— Dijo el periodista que le había hablado primero.
—¿No ha venido en compañía de su amiga?— Lo interrumpió otro— Sabemos
qué hace días usted fue para apoyarla en el negocio que cerró con Dolce &
Gabbana—menciono. Ella solamente se limitó a suspirar para calmarse, sabía que
esto sucedería, así que tendría que conservar la calma.
—Me temo que no— Dijo serenándose— Mi… amiga— Dijo con dificultad— No es
de agradarle este tipo de eventos, dice que preferiría gastar su dinero en algo
mucho más placentero para ella misma.— Dijo sonriendo por dentro.
—¿Está queriendo decir que Lauren prefiere gastar su dinero en ella misma antes
que donarlo a una buena causa?— Pregunto sorprendido otro periodista.
—Bueno, si— Dijo— Lauren es una persona rara en ese aspecto, digamos que le
cuesta gastar su dinero la mayoría de las veces.
—¿Quiere decir que Lauren es egoísta y tacaña en cuanto al dinero respecta?—
Se interpuso otro.
—Algunas veces, pero no creo que sea razón para criticar— Dijo hipócritamente—
Cada uno es como es.—Y observo como todos la miraba de manera extraña y
sorprendidos por lo acababa de contar.
—Gracias por sus palabras señorita, Cabello— Dijo el tercero rompiendo el
silencio— Ha sido de mucha información, gracias.
—No, gracias a ustedes— Dijo sonriendo aún más— Para mí ha sido un enorme
placer— Y sintió como su pecho se inflaba de alegría. La segunda jugada estaba
hecha, esperaba que con eso tenga suficiente.

*****

Lauren apago la televisión completamente atónita. Se había reído tanto en la


mañana que había leído acerca de su supuesta “amistad” entre ella y Camila, pero
lo que jamás pudo imaginar es que ella utilizaría semejante cosa a su favor, y que
bien se la había hecho.
El teléfono comenzó a sonar, pensó en no contestar, pero como aparentaba que
jamás cesaría lo contesto.
—Diga— Contestó de una mala manera.
—Lauren— Dijo Edward— ¿Has visto la televisión por casualidad? No podrás
creer lo que yo acab…
—Sí, lo vi Edward— Dijo interrumpiéndolo— Lo vi todo.
—¿Y qué pensaras hacer al respecto?— Pregunto— Es obvio que mintió en todo
—¿Qué harás?
—Aun no lo sé— Dijo simplemente— Supongo que ya se me ocurrirá algo, tengo
que irme, adiós— Y colgó. Pensando si seguir con todo o simplemente ponerle un
punto definitivo a la guerra, pero ¿Qué podría ser?
¿Qué odiaría tanto Camila como para obligarla a acabar con todo?
Y ella sonrió ante la respuesta.

VIII
LA PROPUESTA

“La paz que has elegido es peor que mi guerra... hay mujeres que empiezan la
guerra firmando la paz.”
Y qué bien se había sentido aquello. Cada palabra, cada gesto fingido, había
salido naturalmente desde su interior. Considerándose ya consumida por completo
de la venganza o no, todo había fluido de forma natural y espontánea. A estas
alturas no importaba nada más que desquitarse por el ridículo momento que la
había hecho pasar. Quizás había sobrepasado un tanto los extremos en cuanto
hablar abiertamente acerca de todo lo que dijo, pero a ella tampoco le había
importado en lo más mínimo dejarla a la vista de todos los medios. Pero es que
todo había sido tan fácil, tan sencillo. Todo se le había ofrecido al alcance de su
mano, y ella no pudo negarse.
Fue tan tentador, que ni siquiera haciendo acoplo con todas sus fuerzas habría
podido al menos pensar en las consecuencias de sus acciones.
Con solamente haberle quitado sus modelos posiblemente hubiera sido suficiente,
pero ella necesitaba esa venganza pública tal cual había hecho con ella, que la
observara de la misma forma en que ella la había mirado cuando había dado su
discurso, aunque no pudiera ver su cara, tenía millones de ideas de cual estaría
poniendo.
Y sin dudas todo lo que había dicho traería serios problemas con su revista,
aunque pensándolo bien Lauren nunca había perjudicado a la suya. Solamente la
había engañado en cuanto a revelar su identidad cuando la había besado y le
había enviado una invitación falsa a un homenaje en honor a ella ¿se había
pasado de la raya en decir todo aquello? De todas formas habían sido los
reporteros mismos quienes habían sacado el tema, no ella. ¿Debía desmentir lo
que dijo? Sería la oportunidad perfecta para decir de una vez que esa supuesta
“amistad” nunca existió, ni jamás existirá. Pero se consideraba lo suficientemente
orgullosa como para permitirse tal cosa, no iba a quedar como una mentirosa que
se contradice todo el tiempo. ¿Pedir disculpas? De ninguna manera, eso no iba
con ella. Definitivamente eso tendría que quedar descartado, tal vez, solo tal vez
debería hablar con ella. Concretar de una vez por toda una seria charla en la que
acabara definitivamente ese juego de la venganza que sabía que tanto ella como
Lauren jamás terminarían.
Solo iba a traer serios problemas con sus trabajos, y de su parte no quería que
eso sucediera para nada. No dejaría a la suerte lo que tanto trabajo le había
costado construir, su reputación, respeto, fama, todo estaba en juego. Y se había
cegado tanto en pensar en qué forma perjudicarla que no se había dado cuenta
que eso también traería problema consigo misma. Solamente esperaba actuar
antes de que Lauren no hiciera en su contra, porque ahí sí estaría en serios
problemas.
—Señorita Cabello— La llamo Allyson por el intercomunicador— El señor Darrell
Keener está aquí.
—Perfecto— Contesto— Hazlo que pase.
—Entendido— Dijo Allyson, e instantes después apareció el mencionado cruzando
la puerta. Era un castaño de ojos claros que portaba un muy favorable traje gris.
—Buenos días, Camila— Saludo tendiéndole la mano.
—Buenos días, señor Keener— Aceptando el saludo— Tome asiento por favor—
Ofreció
—Gracias.
—¿Gusta algo de beber?
—Agua estaría bien.
Camila se dirigió hasta la estantería que estaba del lado derecho de su gran
oficina, saco un enorme vaso de vidrio y una botella de agua, donde vertió todo su
contenido dentro de este.
—Muchas gracias Camila— Dijo cuando le alcanzo el vaso.
—No es nada— Contesto volviendo a su lugar— Y bien, supongo que vienes con
buenas noticias— Empezó sonriendo anticipadamente.
—Estas en lo correcto— Menciono una vez que bebió el agua y poso el vaso en el
escritorio— Como ya te había mencionado antes, moví todos mis contactos y han
hecho un más que considerable trabajo— Dijo viendo como Camila sonreía aún
más—El lugar ya está reservado a toda tu disposición y el servicio ya ha
confirmado que serán ellos los encargados de todo. Y en cuanto a la decoración
me gustaría que veas tu punto de vista y creo que eso es todo. Solamente
estamos esperando a que tú pongas la fecha.—
—Perfecto— Dijo sonriendo ampliamente— Será unos días antes de que termine
este mes, teniendo en cuenta que el mes próximo ya comienza la nueva
temporada de verano, lo más seguro es que mañana te llame para acordar la
fecha así todos estarán preparados.—
—Está bien— Dijo observando su reloj y parándose— Discúlpame que tenga que
marcharme tan pronto, pero tengo otros asuntos que solucionar y mi agenda está
un tanto apretada.—
—No te disculpes, yo entiendo eso— Dijo parándose de igual manera— Y en
cuanto a lo de la decoración, me pasare en cuanto tenga un tiempo libre y te
informare si quiero algún cambio.—
—Esperare tu llamada entonces— Se despidió apretando su mano— Sin dudas
comenzaras la temporada de la mejor manera Camila, felicitaciones.—
—Gracias, Darrell. Yo también espero lo mismo.
—Así será—dijo antes de marcharse cruzando la puerta.
Dejándole una sensación de ansias en el estómago. Preguntándose si eso se
debía a lo que estaba a punto de ocurrir a tan solo días o si se debía a alguna otra
cosa que ella desconocía.
—Permiso señorita, Cabello— Dijo Allyson entrando. Era la única a la que Camila
después de mucho tiempo trabajando como secretaria, le había permitido entrar
sin tocar la puerta, siempre y cuando sepa que ella estaba sola en la oficina— Le
he traído el café que me pidió— Informo dejándoselo en su escritorio, que fue
rápidamente tomando por su jefa— Y esto son los informes, acaban de llegar
recién.
—Perfecto— Menciono leyendo minuciosamente lo que cada párrafo decía.
En donde cada palabra que ella leía, sentía su corazón latiendo furiosamente.
Porque finalmente después de un largo tiempo, al fin se había cumplido lo que
tanto había deseado.
“La revista de modas “ÍCONO” vuelve a reclamar nuevamente su primer lugar
entre las revistas más populares y más vendidas”
Era el título de la portada de dicho informe, y no había palabras para explicar su
felicidad. Había dicho que era capaz de cualquier cosa con tal de que eso
sucediera, aunque había tomado tal vez no la mejor de las formas de hacerlo.
Pero nada de eso ahora importaba, era nuevamente el primer lugar y eso opacaba
absolutamente todo. Lo demás salía volando por la ventana.
Y había estado tan absorta en su lectura que ni siquiera había notado cuando
Allyson se había marchado de su oficina, solamente para volver a entrar minutos
después.
—Las modelos están aquí para hablar con usted, señorita Cabello— Dijo Allyson,
sacando a su jefa de su lectura que sonrientemente disfrutaba.
—Que pasen entonces, Allyson.—
—Enseguida— Contesto. Y fue hasta la puerta para saludar y a abrir alrededor de
5 sobresalientes modelos. Y dichosos los ojos que las observaran. Ahora entendía
perfectamente porque los de Dolce & Gabbana las habían pedido. Pero ahora ella
las tenía a su entera disposición, y eso aumento la alegría en su pecho.
—Buenos días, señorita Cabello— Se adelantó una castaña de ojos verdes, con
un bronceado más que perfecto y cuerpo escultural. Quien supuso que iba a ser la
vocera del grupo— Hemos venido para charlar acerca de la propuesta— Informo.
En donde Camila no tuvo ninguna duda de que había venido a otra cosa, y por las
caras sonrientes de todas, adivino anticipadamente de que y las tenía comiendo
de su mano.
—Antes de empezar— Dijo educadamente— ¿Alguna quiere algo de comer, beber
tal vez?— Pregunto. Observo como todas se miraba una con otra, moviendo la
cabeza levemente.
—Así estamos bien— Dijo la castaña— Gracias de todas formas.
—Bien, entonces— Se dirigió a su asiento, cruzando sus piernas sin perder la
postura recta y seria— ¿Y cuál es la respuesta que me van a dar?— Las modelos
volvieron a repetir el mismo proceso de observarse una con otra, solamente que
esta vez asintieron. La castaña la miro de nuevo sonriendo para decir.
—Aceptamos— Dijo simplemente— Todas queremos ser parte de su desfile,
señorita Cabello— Listo, ya todo estaba hecho. Camila respiro calmadamente
para reprimir sin irracionales ansias de saltar de alegría. Pero debía mantener su
postura seria y profesional si quería que la sigan viendo con los mismos ojos.
—Han tomado la decisión correcta— Les dijo. Y así saco varios papeles de uno de
los cajones de su escritorio, dando a entender que ya sabía la decisión que iban a
tomar desde un principio.— Solamente necesitare la firma de cada una de ustedes
aquí y eso será todo.
Les fue pasando dichos papeles sobre el escritorio junto con una pluma, y se dio
el placer de observar como una a una las modelos comenzaban a plasmar sus
firmas.
—Solamente tengo una pregunta— Volvió a tomar la palabra la castaña, justo
después de que todas terminara de firmar ella había sido la última y aun no lo
hacía— ¿Por qué nos ha elegido a nosotras y no otras tantas que quisieran estar
en su desfile?—pregunto curiosamente. Y Camila entendió que tal vez entre todas,
ella era la única con cerebro ahí.
—Obviamente ustedes no serán las únicas desfilando— Comenzó— Y sí, yo ya
tengo mi grupo de modelos de la revista que han trabajado para mi durante mucho
tiempo.
—¿Y puedo preguntar qué clase de papel cumpliríamos nosotras?— Dijo
obviamente preguntando. Camila tuvo que reprimir sus ganas de reír a causa de la
curiosidad de la joven.
—Simplemente porque quiero un cambio— Dijo diciendo lo primero que se le
ocurrió. No podía decirles que le había propuesto todo eso a propósito para
quitárselas a Lauren – Quiero comenzar la nueva temporada renovando todo, ¿y
qué mejor que con un cambio? ¿A ustedes nos les gustaría ser la nueva portada
para el verano?—pregunto. Viendo el brillo y la alegría de todas evidentemente en
sus caras— Sera un desfile aún más prestigioso que los de Victoria’s Secret, así
que espero que no haya ningún problema en absoluto para ese día.
—En absoluto— Contesto la castaña. Quien rápidamente dirigió su vista hacia
abajo y firmo el papel. Ahora solamente esperaba que todo marchara de acuerdo
al plan.

******

Lauren se había pasado casi toda la semana leyendo la misma noticia una y otra
vez. Queriendo grabarse en su mente para que terminara de procesarse de una
vez por todas y aceptarlo. ¿Cómo podía ser posible que Camila con tan solo abrir
la boca la hubiera dejado en la situación en la que se encontraba ahora? ¿Cómo
podía la gente ser tan ingenua como para creerse absolutamente todo lo que
dicen? Por el amor de Dios, no había ido a ese evento de caridad porque estaba
en un viaje de trabajo y no porque fuera una tacaña egoísta como había leído en
tantas noticias. Solamente bastaba que se informaran bien de las cosas y asunto
resuelto. Pero no, todos habían escrito y creído lo que se les daba la gana. Y ella
se sentía completamente impotente ante la situación.
Termino de leer nuevamente la noticia que decía en el que Camila nuevamente
tenía el primer lugar. Si, ella la había engañado y prácticamente humillado en
público, que a causa de eso se había dispersado un rumor inofensivo de que ellas
eran amigas. Pero nada de aquello era realmente nocivo para su trabajo. ¿De
verdad había llegado tan lejos? Los medios al día siguiente habían estado en la
puerta de su casa y en la de su edificio. Y eso fue suficiente para acabar una vez
más con la paciencia. Debía tomar cartas en el asunto en cuanto a recuperar la
reputación de su revista, y en cuanto a Camila. Bueno, más tarde vería de qué
manera se encargaría.
—Esto es inaudito— Dijo Edward como siempre entrando sin tocar y levantando la
voz— Las ventas han decaído bastante Lauren— Y dejo posar los papeles frente
a ella.
Pero sabía exactamente lo que ahí había escrito, así que ni siquiera se molestó en
leer. Solamente era cuestión de tiempo volver a recuperar lo perdido. Eran una
revista poderosa, estaba tranquila porque sabía que no iba a caer en la quiebra
como tantas pequeñas revistas lo hacían a menudo.
—Tendremos demasiados gastos para recuperarnos— Siguió Edward sonando
preocupado. Y a Lauren eso no le asustaba en absoluto, en dinero no era el
problema— Así que tendremos que pensar bien que se publicara el próximo mes.

—¿Y qué hay con las modelos?— Pregunto Lauren cambiando de tema— ¿Aun
hay más postulantes?—
—Por supuesto— Contesto Edward mirando un pequeño papel que saco de su
bolsillo— En la tarde vendrán las restantes.—
—Bien, porque no estamos encontrando nada parecido a las demás. No tengo ni
la menor idea a donde habrán ido a parar.—
—Creo tener la respuesta a eso— Dijo serio Edward, alcanzándole la noticia del
desfile de Camila con sus modelos— Yo aún sigo sin poder creerlo.
Lauren observo todo sin poder creérselo. Había sido Camila quien le propuso algo
aún mejor que ella, a las modelos. Y con la popularidad que había tenido
últimamente en cuanto a los desfile, no dudaría en que las modelos habrían
aceptado sin chistar. Se había desquitado doblemente de ella, quitándole todo.
—Es hoy— Dijo Lauren apartando la vista de la noticia y clavando la mirada en los
ojos de Edward.
—Sí, lo siento. Pero lo había olvidado por completo con todo esto que está
sucediendo con la revista— Vio como Lauren tomo su ligero abrigo y se dirigía
hacia la puerta— ¿Qué piensas hacer?— Pregunto.
—Para situaciones extremas, se necesitan medidas extremas— Cito Lauren
antes de dar un portazo.
Se encamino rápidamente hacia su Porsche 911 4S, observo su reloj y se dio
cuenta que estaba más que a tiempo para darse una ducha y cambiarse. Así que
cuando al fin estuvo en el estacionamiento subterráneo, ni siquiera se molestó en
fijarse si había estacionado correctamente. De todas formas tenía que volver a
salir más tarde. El “magnifico” desfile como se decía comenzaría en la noche, y
Lauren no dudaba que así no fuera.
Una vez que hubo tomado su ducha, se observó una última vez en espejo.
Perfecta, había murmurando ante su reflejo. Y tomando rumbo hacia su auto
nuevamente, partió.
Quizás sobrepasando un poco la velocidad permitida, porque el desfile se haría
lejanamente a su hogar. Así que no podría permitirse llegar demasiado tarde para
lo que estaba a punto de hacer.
Y después de haber pasado por un viaje de más de media hora y otros diez
minutos para encontrar donde estacionar, se dirigió a la enorme carpa blanca de
dónde provenía una fuerte música. Estaba completamente decidida.
Pero justo cuando estaba por atravesar la amplia entrada, dos corpulentos
hombres le obstruyeron el paso.
—Lo siento, pero no puede pasar— Le informo uno de ellos.
—¿Cómo que no puedo pasar?— Pregunto casi gritando—¿Tienen una idea de
quién soy yo?
—Lo sabemos— Contesto el otro hombre— Pero tenemos órdenes estrictas de no
permitirle el paso.— Menciono. Y Lauren entendió todo a la perfección.
—Muy madura de tu parte, Camila— Murmuro para ella misma. Así que fingiendo
indignación se retiró de la entrada, rodeando el lugar y pensando como entrar al
lugar sin ser atrapada.
Y justo como lo sospechaba, una punta del lugar estaba completamente sin gorilas
cuidando. Solamente tenía que caminar varios metros, cosa que se veía bastante
difícil hacerlo desde otro extremo, totalmente sola. Así que decidió caminar unos
pasos más para comenzar a escuchar el murmullo de la gente charlando fuera de
la gran carpa blanca. Asomo su cabeza y touché, encontró su pase para entrar. A
menos de dos metros de distancia diviso a Allyson Porter, con quien tuvo que salir
por desgracia algunas veces, más que nada por lastima y por no ser mal educada.
Aunque Allyson era sin dudas hermosa, a Lauren no le atraía para nada su
personalidad. O más bien, su falta de ella. En las pocas citas que habían tenido
Allyson se había mostrado completamente condescendiente en todo lo que ella
decía. Lo comprobó que no solamente era con ella, sino con todos los que se
rodeaba, y Lauren detestaba a las mujeres con falta de personalidad y carácter.
Así que atravesando entre dos lonas blancas como pudo para adentrarse al
campo, caminando simular estar interesada en las plantas, se dirigió aún más
cerca del grupo de personas. Sabía que Allyson estaba un poco colada por ella, se
lo había demostrado siempre que habían salido. Se le acercaba demasiado,
tomaba su mano, siempre queriendo tener una cercanía. Pero como siempre con
su falta de valor, jamás se lo había dicho con palabras.
Sintió un poco de culpa por tal vez utilizarla de esa manera, pero no tenía
demasiadas alternativas. Se acercó un poco más aclarando su garganta queriendo
llamar la atención adecuada. Y justo cuando levanto su vista, se encontró con la
mirada verde de Allyson, donde rápidamente encontró ese brillo particular que se
le hacía cada vez que la miraba.
—¡Lauren!— Correteo alegre hasta ella— Que sorpresa encontrarte aquí.
—También es una sorpresa verte, Allyson— Aceptando el abrazo— Hace mucho
tiempo que no te veía.
—Lo sé— Separándose de ella— Deberíamos salir para ponerlos al tanto un día
de estos— Comento feliz. Y eso era exactamente lo que Lauren quería evitar.
—Seguro— Fingió sonreír— Veré si tengo tiempo y veremos— Dijo sin negar ni
afirmar nada.
—Genial, ¿Qué era lo que estabas haciendo aquí sola?— Pregunto.
—Solamente estaba queriendo tomar un poco de aire aquí afuera— Dijo lo
primero que se le ocurrió— Pero debo volver adentro, me están esperando.
—Lastima— Dijo haciendo un pequeño puchero— Pensé en tener más tiempo
para hablar contigo. ¿Quieres algo de beber?— Pregunto ofreciendo su copa.
—Eso estaría bien, gracias— Aceptando y bebiendo el contenido.
—¿Quieres que te acompañe hasta la entrada al menos?— Pregunto queriendo
retener el mayor tiempo posible para estar con ella. Y Lauren no podía negarse a
tener una entrada para nada sospechosa.
—Claro que me gustaría— Dijo ofreciendo su brazo para que Allyson lo
entrelazara con el suyo.
—Jamás pensé en encontrarte aquí— Comento Allyson una vez que empezaron a
caminar— Teniendo en cuenta que Camila participara en su propio desfile.—
—¿Participar?— Pregunto sorprendida Lauren, imaginándosela caminando con su
pose firme—¿Te refieres a que también desfilara?
—¿No lo sabías?— Se detuvieron en la entrada de la carpa— Todos están
hablando de eso.
—Vaya, creo que se me paso por alto— Comento.
—Sí que es una sorpresa— Dijo mirando la entrada y cambiando nuevamente su
cara a un tono triste— Supongo que hasta aquí llegamos.
—Sí, supongo— Dijo Lauren dándole rápidamente un beso en la mejilla— Nos
veremos luego, Allyson.
—Hasta pronto Lauren— Escucho a su espalda.
Y sí que todo había sido una sorpresa. Al menos ahora sabía dónde encontrarla.
Escucho que en el escenario alguien anunciaba que faltaba poco para que todo
comenzara, así que decidió apurar sus pasos hacia la parte trasera. Cruzándose
con varias modelos apresuradas que chocaban sus hombros con ella sin siquiera
notar quien era, se adentró a través de una cortina. Estaba exactamente en el
lugar correcto.
Y como si el destino se pusiera a su favor, de repente todo el lugar se encontró
desierto. Avisándole de que todo ya había comenzado. Repasando con la mirada
probador por probador se encontró con unos cabellos castaños justamente en el
último. Así que reuniendo todas sus fuerzas y rapidez entro cerrando rápidamente
la puerta y empotrando a Camila contra la pared.
—Muy mala idea haber hecho eso, Camila— Susurro en su oído. Provocándole
todo un escalofríos a lo largo de su columna.
—¿Qué haces aquí?— Pregunto respirando con dificultad, el contraste de la fría
pared en su pecho contra la calidez de Lauren contra su espalda provocaban una
sensación extraña en su cuerpo— Se supone que no deberías estar aquí.
—Se supone— Contraataco Lauren— Pero estoy aquí para proponerte un trato.
—Yo no tengo nada que tratar contigo— Dijo queriendo darse la vuelta, pero
Lauren la tenía fuertemente agarrada impidiéndole cualquier tipo de movimientos
— ¡Quiero que te marches en este mismo momento!— Ordeno queriendo que su
voz sonara demandante
—Ni lo sueñes, antes me escucharas— Dijo apretándole aún más contra la pared
— Vine aquí con el fin de aclarar las cosas y estar en paz una con la otra.
—¡Tú me engañaste y me humillaste en público!— Siseo con un aliento contra la
pared— ¡Tú comenzaste con esto sino recuerdas!
—¡Y tú lo seguiste!— Volvió a contratar— ¡Me quitaste a MIS modelos y
perjudicaste gravemente mi revista y reputación! Ni creas que me quedaré con los
brazos cruzados.—
—¡Tu sola te lo buscaste desde el principio!— Grito—¿Y qué te hace pensar que
quiero arreglar algo contigo?— Entonces Lauren volvió a acercarse a su oído para
volver a murmurarle lentamente para que entendiera.
—Porque así como tu jodiste mi revista, puedo hacer exactamente lo mismo con tu
querido desfile— Dijo aflojando su agarre, y solo así logro que Camila dejara de
poner resistencia— Y supongo que eso no es lo quieres.
—Eres una… — Dijo interrumpiéndose a sí misma— Esta bien, dime que es lo
que quieres de una buena vez y márchate— Ordeno
—Esto te beneficiara tanto a ti como a mi, Camila— Comenzó— En cuanto
comience la nueva temporada te dejare en paz, porque créeme que cuando te
digo que yo también puedo afectarte gravemente, no dudare en hacerlo— Dijo
sintiendo como Camila se estremecía contra ella— ¿Qué me dices?—
—Que no se si creerte con tantas estupideces de tu parte— Y sintió como Lauren
la liberaba de su agarre, permitiéndole que la mire a la cara en cuanto le dijera lo
que estaba a punto de decirle—¡ Estas chantajeándome!— E intento levantar su
mano para empujarla, pero fue rápidamente detenida por Lauren.
—Ni crea que lo volverás a hacer— Dijo volviéndola a empujar contra la pared
sosteniendo sus brazos sobre su cabeza, pero estaba vez mirándola de frente—
No volverás a ponerme una mano encima. Y volviendo nuevamente al tema, ¿Qué
piensas al respecto?—
—Que lo mejor que podría pasarme es que me dejaras en paz— Escupió
rápidamente las palabras sin siquiera poder contenerlas— Pero no creo que hayas
venido para decirme solamente eso, algo debes pedir a cambio.
—Que inteligente eres, Camila – Dijo observando fijamente sus ojos oscuros—
Digna de admirar.—
—Termina de una vez con esto— Dijo queriendo soltar el agarre de sus manos,
tenía demasiado cerca la cara de Lauren y eso la ponía muy nerviosa— Dime ya
que quieres a cambio con tu famosa propuesta así no tendré que verte más la
cara— Lauren sonrió por lo dicho. Sostuvo fuertemente sus brazos con una mano
y con la otra mano libre acaricio su mejilla antes de soltar la bomba.
—Vine a proponerte que a cambio seas mi amante, Camila.—

IX
ACORRALADA
¿Por qué debería darle la bienvenida
a tu dominación?
¿Por qué debería escuchar
tus explicaciones?

No estoy pretendiendo
hacerlo simple.
Trato ser algo
Experimental.

Su mente parpadeo en el proceso de digerir lo que acababa de escuchar.


¿Realmente había dicho eso? Había observado su boca moverse frente a ella
diciendo lo último que esperaría oír, lo que nunca podría ni siquiera haberse
imaginado jamás. ¿Y por qué repentinamente todo se tornó en un absoluto
silencio?
Mantuvo como siempre su mirada fija y observo sus inquietos ojos esmeraldas
mirarla minuciosamente con cautela. Por consiguiente, lo que ella descifro como
un brillo pícaro reflejado en ellos, sirvió como ayuda de saber que aquello no era
más que la realidad, y no la pesadilla que con tantas ansias esperaba que fuera.
Su molesta sonrisa torcida de superioridad se lo confirmaba por completo. Ahora
si se sentía absolutamente indefensa, desamparada.
En ese preciso momento se sentía, literalmente, entre la espada y la pared.
Porque estaba siendo presionada contra una fría y dura pared, y Lauren era la
espada. Una molesta espada que la acorralaba, llevándola directamente al
precipicio sin la escapatoria de otra opción. De hecho, ella no dudaría ni por un
microsegundo saltar para alejarse de su cruel destino. Escapar rápidamente y
alejarse lo más lejos posible que sus fuerzas le permitieran, porque era ahora que
deseaba estar en cualquier lugar menos en este. Pero la fuerza que ejerció sobre
sus muñecas la saco sin su consentimiento de su letargo.
Y nuevamente volvió a sentir como su cuerpo comenzaba a vibrar una vez más,
pero a diferencia de anteriormente, esta vez lo hacía a causa de la rabia, la
impotencia que sentía. Porque aunque no lo quisiera admitir en voz alta, estaba
completamente desvalida, le había atinado perfectamente en su punto débil.
Dejándola desarmada ante una derrota inminente de la que ni siquiera podía
luchar un poco en su defensa. ¿Qué otra opción tenia? Ninguna otra, ella lo sabía.
Que cruel respuesta.
Sintió el cálido cuerpo presionarse aún más con el de ella, invadiendo su celoso
espacio personal, que a propósito, nunca nadie se había atrevido a propasar.
Rabia y nerviosismo se hicieron presentes súbitamente en el ambiente. Ambos par
de ojos mirándose uno con otros sin apartar la mirada altanera de uno y la bronca
de otro.
—¿No me digas que te ha comido la lengua el gato?— Pregunto burlonamente
rompiendo el incómodo silencio que se había creado—¿O es que tengo el honor
de haber dejado a la gran Camila Cabello sin palabras?— Su sonrisa se hizo más
amplia, aumentando también con ella el desagrado en su interior.
—El único honor que podrías llegar a tener tú de mi parte, sería que te llevas el
primer lugar de las personas más desagradables de las que tengo la desgracia de
conocer – Contesto triunfante, observando cómo su sonrisa rápidamente fue
borrada.
—Precisamente desagradable— Dijo acercándose peligrosamente a su boca— No
fue lo que pensaste de mi cuando te apretabas contra mí y me besabas con
necesidad en la fiesta de Joffrey— Así supo que eso era cierto. Aunque
claramente no lo iba a admitir para su burla.
—¡Por qué no sabía que eras tú!— Intento justificarse— ¡Además no acerques tu
inmunda cara a la mía!— Dijo volteando hacia otro lado —¿Qué no entiendes que
tu sola presencia afecta mi salud?—
—¿Afectar tu salud?— Dijo riendo—¿O es que te pongo nerviosa?
—¡Nunca alguien como tu podría llegar a ponerme nerviosa!— Contraataco— ¡Y
quiero que me sueltes en este preciso momento!— Dijo forcejeando para su
liberación.
—¡No hasta que me des una respuesta!— Grito.
—¿Es que todavía crees que hace falta que conteste mi respuesta ante tu
asquerosa propuesta?— Pregunto mirándola fijamente—¡Jamás! Y quiero que
escuches perfectamente bien esto Lauren ¡Jamás estaría contigo!—
—¡Bien!— Grito soltándola finalmente para apartarse algunos pasos más atrás—
Si eso es lo que quieres, está bien para mí— Dijo sacando su celular.
—¡Por supuesto, que es lo que quiero!— Dijo observando como Lauren tecleaba
algo rápidamente y luego se lo colocaba sobre su oreja—¿Qué se supone que
estás haciendo? ¿Y por qué no te has largado ya de aquí?—
—Para ser una mujer inteligente Camila, tienes muy mala memoria— Dijo
volviendo a teclear y esperando una respuesta— Ya que no aceptaste mi
propuesta, yo tendré que proseguir con lo mío— Por consiguiente, observo como
su mirada rápidamente cambio a una de ¿pavor? Sonrió para sus adentro,
sabiendo que la tenía justamente a su merced.
—¿Qué harás?— Pregunto medio temerosa de la respuesta, recordó la amenaza
hacia su desfile y revista, ella estaba indefensa ante todos esos ataques. La ira le
había quitado momentáneamente la memoria, logrando que hable con ella y no
con racionalidad como acostumbraba.
—A juzgar por tu cara creo que no hace falta que responda— Dijo— Es una
lástima que tu desfile se vea perjudicado ante tu falta de interés por el.—
—¡Tengo absoluto interés por el!— Contradijo— Y ni tú, ni nadie puede decir lo
contrario.—
—Pues no lo parece— Contesto— Tus acciones valen más que tus palabras en
este momento. Así que supongo que no te importará que no pueda llegar a su
cúspide y que mañana todos los medios estén hablando acerca del trágico y
decepcionante desfile de Camila Cabello.
—¡Ni se te ocurra!— Grito— ¡No puedes hacerme esto!
—¿Eso crees?— Pregunto encarándola nuevamente—¿Piensas que no soy capaz
de arruinarte como tú lo has hecho conmigo?
—Por supuesto que no, jamás podrías compararte conmigo— Contesto
soberbiamente— Yo no puedo permitirme ningún error.
—¿Entonces hasta donde estas dispuesta a llegar para que eso no suceda
Camila?—Pregunto avanzando, viendo como Camila retrocedía unos pasos
chocando contra la pared—¿Qué harías con tal de no perder tu adorado prestigio
por el que has luchado por mantener durante todo este tiempo?
—Yo… — Comenzó
—¿Camila, donde estás?— Se escuchó una voz afeminada del otro lado
interrumpiéndola— Aún falta para tu salida, pero tenemos que prepararte con
tiempo para que esta noche brilles, cariño.
—¿Y entonces?— Pregunto Lauren bajando un poco el tono de voz.
—Eres una chantajista – Dijo con ira pero imitando su mismo tono de voz—
Conste que bajo ningún concepto voy a permitir que arruinen mi momento, así que
ya sabes la respuesta— Dijo negándose a admitirlo.
—No, necesito que me lo digas con tus palabras— Dijo sonriendo—¿Cómo se
supone que sé qué clase de respuesta me darás?— Y observo como apretaba
fuertemente sus puños y bajaba la mirada ante la silenciosa rendición obvia.
—Te odio— Dijo conteniendo sus ganas de estrangularla con sus propias manos.
—¿Camila donde te has metido?— Se volvió a escuchar nuevamente la voz desde
el otro lado desesperada buscándola.
—Todos estamos esperando por ti, Camila— Dijo Lauren observando su debate
interno, pero quería disfrutar de cada momento como si no hubiera un mañana. De
todas formas ella disponía de todo el tiempo del mundo.
—Acepto— Dijo finalmente con toda la dificultad presentándose en su cuerpo.
—¿Qué cosa aceptas, Camila?— Dijo sabiéndose victoriosa sin borrar la sonrisa y
la sensación de saberla ponerla en su lugar.
—Acepto ser tu amante, Lauren— Dijo mostrando ampliamente su mueca de
desagrado ante lo dicho. Se sorprendió en aceptar tal cosa.
—¡Camila por el amor de Dios, sal ya!— Grito desesperándose más y más la voz
del otro lado—¿Dónde es que te has metido?
—Bien, te están buscando— Informo lo obvio Lauren— Supongo que lo prudente
seria que tu salieras primero y luego de un rato saldré yo— Dijo observándola
como se dirigía hacia la puerta sin siquiera brindarle una palabra o mirada— Por
cierto, Camila— Dijo llamándola antes de que se marchara.
—¿Y ahora qué es lo que quieres?— Pregunto dándole todavía la espalda. Sintió
como era jalada de un brazo para que volteara.
—Espero que esta noche brilles, cariño— Dijo imitando a la voz del otro lado, la
tomo del mentón para darle un beso en sus labios y se sorprendió al no encontrar
por su parte ninguna clase de resistencia— Te veré a la salida— Dijo sonriendo al
ver como Camila se pasaba una mano sobre su boca limpiando cualquier tipo de
restos inexistentes que hubiera dejado. Dio un portazo que no la tomo para nada
desprevenida, porque era lo mínimo hubiera esperando de ella.
Y una vez estando a solas y en el absoluto silencio, solo ahí se permitió reír por lo
bajo ante lo fácil que había sido todo. Miro su celular para observar que ninguna
llamada había sido emitida, más que para saber su saldo. Le sorprendió la rapidez
con la que había sido convencida ante la amenaza. No había ido a su desfile en
compañía de nadie ¿Cómo lograría ella sola arruinar una cosa tan grande como
aquella? Negó con la cabeza ante su ingenuidad, y esperando un poco más de
tiempo para que nadie le descubriera ahí, se aventuró a abrir la puerta. Observo a
ambos lados para encontrar todo absolutamente vacío. Así que con pasos
apresurados decidió marcharse para disfrutar del desfile, ya que Camila iba a
participar y aunque eso la sorprendía, era algo que no se veía todos los días,
decidió que no se perdería ver eso por nada en el mundo.

******
Y todo estaba justamente como lo había previsto. El número de gente había
aumentado considerablemente a comparación de lo que había visto cuando llego.
La gran mayoría estaba sentada rodeando la pasarela, otra parte estaba parada
bebiendo lo que ofrecían los empleados y vio que también había demasiada gente
afuera. Sin dudas todo era digno de presenciar. Saltaba a la vista el exquisito, algo
delicado pero elegante estilo de decoración. Y no cabía duda de que seguramente
aquello se debía a la mismísima Camila, ya que conocía algo de sus particulares
gustos. Lo delataba la exigencia a la vista, todo estaba demasiado perfecto.
Camino unos cuantos pasos en busca de algún lugar cómodo donde posicionarse,
que no paso mucho cuando se encontró con la sensación de ser observada.
Levanto la vista en busca y se encontró a unos cuantos metros más al frente a
Allyson mirándola sonriente. Justamente había encontrado el momento menos
apropiado para poder soportar alguna de sus conversaciones con poca ideas para
iniciarlas. Así que haciéndose la despistada giro sus pasos hacia otra dirección,
solo para ver de reojo que estaba por ser seguida, y fue como si sus plegarias
fueran escuchadas en su mente porque de pronto todas las luces del lugar se
apagaron. Dándole la oportunidad de acelerar el paso sin ser vista. Encontró por
suerte un lugar muy cerca donde las modelos tenían que hacer algunas de sus
poses durante pocos segundos, para luego marcharse por donde vinieron.
La música y las luces hicieron su aparición dando el comienzo de todo. Se limitó a
observar como las primeras modelos hacia su aparición con sus pasos, que a la
vista lucían sencillos caminar con la cantidad de centímetros de sus tacos. Y
mirando bien una a una sus caras se dio cuenta que eran las mismas modelos que
Camila les había quitado, que al parecer también las había utilizado para abrir el
desfile.
Su estilo y preferencias hablaban claro, y había mucho de su carácter en cuanto
elegir muy bien que mostrar. Tal cual como ella le había dicho antes, no encontró
nada que no le disgustara, o algún tipo de error. Pronto la lluvia de flashes y la
cara aprobatoria de los espectadores no se hicieron esperar. La cantidad de
personas que ya se encontraban adentro era impresionante. Al parecer Camila
había puesto mucho esmero en todo, y ahora eso se demostraba claramente. Si
iba a presentar esa nueva moda en su revista, tenía que admitir que iba a tener
una muy buena competencia por su parte, como siempre. Pero al menos tenía la
ventaja de tener una leve idea de lo que seguramente usaría, la competencia del
verano iba a estar demasiado peleada al parecer.
Se paró de su asiento en busca de algo para beber, encontrándose a alguien que
sorprendió con su presencia en ese lugar.
—¿Joffrey?— Pregunto sonriendo Lauren— ¿Tu aquí?
—Ya ves— Dijo abriendo sus brazos en señal de derrota— Charlotte no quería
perderse por nada el desfile de Camila, la estima mucho.
—Ya lo creo— Dijo riendo al imaginarse una discusión entre ellos dos.
—¿Y tú?— Pregunto el—¿Disfrutando del desfile?— Joffrey ya no entendía
realmente nada acerca de qué clase de relación tenían las chicas. Después de ver
que en la cena de su casa no se habrían dirigido la palabra y tampoco la mirada,
para días después ver que en una revista hablaba de una amistad, aun y así
sabiendo todo el mundo que eran competencia una con la otra, ya ni sabía que
pensar. Él nunca las había visto juntas durante todo este tiempo, y ahora para
aumenta un poco más su confusión, encontraba a Lauren en su desfile.
Definitivamente algo pasaba que él no sabía.
—Claro que, no iba a perderme esto— Dijo haciendo notar un poco de
nerviosismo sino— ¿A qué otra cosa vendría?— Se rio un poco.
—Por supuesto, yo entiendo— Dijo algo confundido— Mmm… bueno debo volver
para ver donde estará Charlotte, luego se me hará más difícil encontrarla entre
tanta gente que hay aquí.
—Tienes razón, hay demasiada gente— Dijo observando a su alrededor—
Supongo que nos estaremos viendo pronto.
—Eso siempre, Lauren— Dijo observándola— Adiós.—
—Adiós, Joffrey y salúdame a Charlotte de mi parte si es que no la veo.—
—Serán dadas— Anuncio perdiéndose entre el tumulto de gente.
Se abrió paso hasta encontrarse con una improvisada barra y se dispuso a beber
unas copas. Perdiendo la noción del tiempo de cuánto tiempo estuvo sentada ahí
sin saber que más hacer.
—Discúlpame— Dijo dirigiéndose al barman— ¿Sabes cuánto tiempo está
llevando el desfile?— Le pregunto
—Creo que— Dijo observando su reloj— Está a pocos minutos de llegar a una
hora y veinte— Le informo
—Gracias— Y se marchó en busca de otro paseo.
De hecho justo cuando había pensado en ir a tomar un poco de aire en el exterior,
la música y las luces cambiaron por completo. Lauren por un momento no
entendió que sucedió, pero cuando sus ojos se posaron sobre la pasarela
comprendió completamente que pasaba.
Camila venía a la cabeza con un espectacular vestido amarillo con abertura en
una de sus piernas, su busto lucía muy atrayente y solo hacia lucir aún más
estrecha su cintura. Con su mano derecha venia sujetando a una alta modelo
castaña y con su otra mano, venía haciendo lo mismo. Y tras ella venia la cola de
todas las modelos que habían sido participes del desfile.
Lauren sentía que su quijada pronto caería al piso, porque Camila realmente
brillaba. Lucía esplendida, pronto todo el público se paró para dar más que una
muy aceptable ovación. Al menos había ocurrido algo que no disgustara a Camila
esa noche.
Lauren decidió esperar afuera, ya que si hablaban dentro no dudaría que juntas
llamarían la atención y no sabría qué clase de especulación podrían inventar esta
vez. Era mejor prevenir.
—¡Felicidades, jefa!— Se atrevió a abrazar a Camila una vez que habían vuelto
detrás de todo donde nadie los pudiera ya ver, se sintió gustoso ya que Camila le
devolvió el abrazo de la misma manera—¡Lo has logrado!
—Estoy tan Feliz, Noah— Admitió cuando se separó de su abrazo— ¡Todo ha
salido perfecto!
—Eso es porque eres la mejor para esto— Dijo el contento al ver la alegría
grabada en su cara.
—Eso no hay que dudarlo— Contesto guiñando un ojo.
—Algunas modelos pueden ir a brindar con nosotros, solo necesitan cambiarse y
ya— Dijo Monique apareciendo detrás de ellos.
—Yo también me apunto entonces— Contesto Noah— Supongo que tú también
vendrás, ¿cierto?— Pregunto mirándola.
—En realidad, no lo sé— Dijo Camila. Generalmente siempre que tenían éxito en
algo, ella siempre inventaba una excusa para marcharse antes o directamente no
ir. Era muy extraño que se encontrara de ánimos para esas cosas.
—No, tú tienes que ir— Repuso Monique— Esto además será por ti, mereces
pasarla bien después de tanto trabajo. Así que tú te vienes— Dijo jalándola del
brazo para irse directamente cada uno a sus coches. Y Camila no puso ningún
tipo de resistencia.
—No, espera un momento— Dijo parando cuando estaban a punto de entrar en su
coche— Tengo a mi chofer esperándome
—Entonces dile que nos siga— Contesto simplemente—¿Qué sucede Camila?—
pregunto viendo su cara de duda.
—Es que yo…— Dijo recordando todo lo sucedido en los vestuarios. Levanto la
vista para buscarla, pero no la encontró por ningún lado ¿tendría la suerte de que
se haya olvidado de la estupidez que le propuso? Ojala que así sea, se dijo para
sus adentros.
—¿Vienes o no?— Volvió a preguntar Monique sacándola de sus pensamientos.
—Enseguida— Dijo dirigiéndose donde la esperaba su chofer. ¿Que importaba
Lauren a estas alturas? El desfile había pasado exitosamente sin problemas, y eso
era lo único que a ella le importaba. Después buscaría la forma de que no buscara
una venganza contra su revista, no ahora que todo le estaba saliendo bien.
Y cuando finalmente se encontró dentro de un bar que no quedaba demasiado
lejos de donde había sido el desfile, se permitió relajarse por completo. Observo a
su alrededor y se encontró con la mayoría de sus modelos ahí, su inseparable
Noah a su derecha y muchas más personas que habían colaborado para que todo
saliera estupendamente.
—Propongo un brindis— Comenzó Noah levantando su copa— Por el exitoso
desfile que nos abrirá más puerta y por la mujer que ha nacido para esto— Dijo
mirando a Camila— Ya que si no fuera por tus conocimientos nadie tendría el
trabajo que todos tenemos— Termino. A lo que todos corearon “salud” chocando
sus copas uno con otros.
De pronto Camila se encontró charlando alegre con todo el mundo, sin
preocupaciones, sin exigencias hacia ella misma, sin tratos que le pusieran los
pelos de punta. Aunque no sabía si se debía a la clara alegría de que todo salió
bien, o la cantidad de champagne que había ingerido. En cuanto se disculpó para
ir al baño notaba que todo giraba ligeramente, así que no sintiéndose demasiado
bien decidió que había sido suficiente y era hora de marcharse.
Y para que no insistieran en que se quedara como hacían cada vez que ella
intentaba irse, pensó en marcharse sin más. Pero jamás creyó encontrarse con el
cuadro que se presentaba frente a sus ojos en cuanto salió del bar.
—No entiendo que sucedió, señorita Cabello— Se apresuro a explicar su chofer—
En cuanto me baje del vehículo las ruedas ya estaban en estas condiciones— Dijo
señalándolas.
—¿Y ahora como es que volveré a mi hogar?— Pregunto viendo claramente dos
neumáticos desinflados por completo. Necesitaba estar recostada en cuanto
antes, el alcohol jamás había sido su mejor aliado. La afectaba bastante.
—Vaya, parece que alguien necesita un aventón— Dijo una voz a su espalda. No
hubo necesidad de darse la vuelta para reconocer de quien se trataba— Que
suerte que yo dispongo de mucho tiempo, ya que mi cita de esta noche me ha
dejado plantada— Camila cerro fuertemente sus ojos, sintiéndose nuevamente
acorralada y sin mucha fuerza de voluntad para negarse. No teniendo ni una sola
idea en que iban a terminar las cosas esa noche.

X. DECISIÓN

Tú no me apagas,
Yo nunca fallare.
Todas las cosas que antes amé,
Ahora están a la venta.

Mantente lejos,
Muy lejos de mí.
Y yo por siempre permaneceré
Como tu perfecto enemigo.

—¿Siempre tiene que aparecer cuando menos me lo espero?— Se pregunto


Camila a ella misma. Abrió sus ojos e intento enfocar la vista al frente, aun le daba
la espalda, así que se cruzó de brazos pensando silenciosamente en una
escapatoria de aquello que sabría que vendría y ella no podía hacer nada al
respecto.
—¿Y bien?— Pregunto Lauren acercándose apenas un poco más, observo un
leve tambaleo de su parte. Sonrió ampliamente sabiendo que tal vez volvería a ver
a la Camila desinhibida que conoció en la fiesta—¿Me responderás algún día?
—Tú siempre con tus molestas preguntas— Dijo cambiando de tema. Necesitaba
tiempo para pensar un poco más— ¿Cómo supiste que estaba aquí?— Pregunto
dándole una mirada rápida.
—Te sorprenderías lo fácil que es conseguir información preguntando— Es esta
vez que se acercó detrás de ella, y son separadas por medio metro— Huiste de mi
— Dijo cambiando notoriamente su tono de voz.
—Yo no hui de ti— Contradijo— Simplemente me surgió algo mucho más
importante—Apoyo una mano sobre el auto observando de soslayo a su chofer,
que intentaba parecer ajeno ante toda aquella conversación, pero era obvio que
podía escuchar perfectamente todo.
—¿Otra cosa más importante?— Pregunto cruzándose de brazos— Camila tú y yo
teníamos un trato por si lo olvidas. Y creo que yo he cumplido al pie de la letra con
todo, no puedes simplemente venir ahora diciéndome que te surgió otra cosa,
cuando claramente se nota que estas escapando de todo— Ella sabía que tenía
razón. En este momento ya todos se estarían preguntando porque aún no
regresaba del baño.
—¿Y tú que puedes saber de mí?— Pregunto apretando se puño sobre el
automóvil— No tienes por qué interesarte saber a dónde voy o dejo de ir. Tan solo
he venido a festejar mi éxito— Dijo sonriendo un poco— Aún no me olvido de tu
asquerosa propuesta— Dijo haciendo una mueca— Una desgracia como esta no
se podría olvidar, pero la que está olvidando aquí eres tu— Dijo mirándola de reojo
sobre su hombro—Jamás hemos aclarado los términos ni tampoco cuando serían
las cosas.
—En eso tiene razón— Coincidió Lauren— Pero recuerdo muy bien haberte dicho
que te esperaría afuera una vez que todo haya terminado— Y una vez supo que
tenía razón en lo que estaba diciendo— No he estropeado tu apreciado desfile, así
que estoy en todo mi derecho de reclamar lo que se me dé la gana.
—¿Qué quieres decir?— Pregunto intuyendo claramente a donde quería llegar—
¿Me quieres decir que ya hoy…? — Dejo inconclusa la pregunta.
—¿Tu qué crees?— Pregunto acercándose a su espalda, observo los ojos
grandes del chofer mirarla con interrogación. Eso demostraba claramente que no
estaba acostumbrado a ver a su jefa en demasiada cercanía con alguien más—
¿Subirás o no subirás a mi coche?— Pregunto en su oído para que solo ella
escuchara.
—No necesito que me lleves— Dijo tercamente, sintiendo su respiración en su
cabello. ¿Realmente las cosas tenían que suceder tan rápido? Era una mujer
adulta, pero no se sentía preparada para nada en lo absoluto para cumplir con lo
que Lauren le estaba exigiendo.
—¿A no?— Pregunto alejándose un poco— ¿Entonces no me digas que Camila
Cabello viajara en un taxi?— Dijo burlonamente— Esto tengo que verlo—
Entonces se volvió por primera vez para mirarla a la cara y encontró esa molesta
sonrisa perfecta que le estaba fastidiando la existencia. Había que admitir que
Lauren siempre sabía atinar perfectamente en el blanco.
—Señorita Cabello, realmente no sé cuánto puedan tardar en venir a reparar el
automóvil— Explico su chofer hundiéndola, sin saber, aún más en su gran
problema—Teniendo en cuenta el horario y la distancia no se…
—No te preocupes— Dijo Lauren interrumpiéndolo— Ella vendrá conmigo, yo
misma me encargare de llevarla— Dijo—¿Tomaras un sucio taxi o esperaras un
indeterminado tiempo para llegar quien sabe dentro de cuanto a tu hogar?—
Pregunto burlonamente alimentando más sus dudas.
Camila no contesto absolutamente nada, solamente le dedico una para nada
amigable a su chofer. Este trago con dificultad rezando interiormente no perder su
trabajo, pero se alegró una minúscula parte, al ver como su jefa miraba
silenciosamente hacia la otra mujer que estaba detrás suyo de la misma manera.
Vio como la desconocida sonreía triunfante al ver como Camila comenzó a
caminar sumisamente hacia el Porsche negro que estaba a unos metros de
distancia y la morena la escoltaba detrás. Teniendo miles de dudas en su cabeza
se preguntó ¿Quién era aquella desconocida mujer que habría logrado
convencerla? ¿Por qué no se había intimidando ante ella? Y aun sin saber su
nombre, comenzaba a admirarla ante lo que acababa de hacer.
Lauren quiso adelantarse un poco para poder abrirle la puerta, pero Camila le
había ganado de antemano sorprendiéndola al abrirla y cerrarla por su propia
cuenta antes de que ella pudiera reaccionar. Observo a través de la ventana su
sonrisa y comprendió que lo había hecho a propósito, así que quitándole
importancia ante lo que hizo, rodeo el auto para introducirse en él y finalmente
poder conducir.
A Camila no se sorprendió en lo absoluto cuando se percató de que estaba yendo
directamente por el camino correcto hacia su hogar, a estas alturas era obvio que
Lauren sabía dónde vivía así como supo donde se encontraba esa noche.
El viaje había sido incómodamente corto para Camila, además de silencioso. De
todas maneras no tenía ganas de tener alguna conversación amena con ella, ya
que aún no podía comprender como es que había caído tan bajo según ella, para
aceptar tal cosa. Pero se repetía mentalmente una y otra vez que todo valía la
pena con tal de que las cosas siguieran tan bien como estaban. Pero eso no
quitaba el hecho de que, aunque no se animara a admitirlo, estaba completamente
aterrada ¿Que si hacia algo mal? ¿Y si Lauren decidiera acabarla como le había
dicho si cometía algún error? La miro conduciendo tranquilamente a su lado sin
percatarse de que era observada, ella no podía ser capaz ¿o sí? Al menos estaba
haciendo el intento, no podía culparla si cometía algún paso en falso. Exhalo
notoriamente cerrando sus ojos, regañándose por estar pensando demasiado en
eso ¿desde cuándo la preocupaba lo que Lauren pudiera pensar de ella? ¿Por
qué repentinamente se encontraba debatiéndose con la dichosa propuesta? ¿Por
qué le tenía que suceder a ella? Realmente ya no tenia de una idea de que pensar
al respecto.
Abrió sus ojos rápidamente cuando sintió que el auto se detuvo, estaba a punto de
preguntar que sucedía cuando la voz de Lauren la interrumpió.
—Supongo que no me dejaran pasar así nada mas— Informo Lauren, puso su
vista al frente y se encontró con las familiares rejas de la entrada de su casa—
Tendrán que verte— Dijo bajando su ventana y acercándose más. Saco apenas
un poco su cabeza haciéndose notar ante el guardia que se encargaba de su
cuidado. Así las rejas automáticamente se abrieron, Lauren volvió a emprender
viaje y se adentró, observando sin perder detalle alguno de la ostentosa mansión
que estaba frente a sus ojos. Camila realmente había invertido muy bien su
economía ahí, pero ella consideraba que era un tanto exagerado aquello para
alguien que vivía absolutamente sola. No tenía la típica fuente de agua que
siempre descubría en todas las mansiones que había visitado, pero si contaba con
un hermoso jardín delicadamente cuidado.
Lauren quiso bajarse rápidamente del vehículo para poder abrir su puerta, pero
era demasiado tarde cuando llego a su lado. Camila ya estaba cerrando la puerta
del auto. Camino sin detenerse hasta estar frente de la puerta para abrirla, ver la
cara de sorprendida de Lauren cada vez que hacia aquello a propósito no tenía
precio.
Una vez adentro, comprobó que si la mansión lucia bien vista desde afuera, por
dentro no tenía palabras para calificarla. El piso blanco con negro resaltaba con un
brillo perfecto, las paredes tenían un raro color amarillento a causa de las
pequeñas luces que las alumbraban. Cerró la puerta detrás de sí y observo las
enormes escaleras blancas cubiertas por una alfombra roja, el pasamanos era de
un metal pintado de negro con unos agradables diseños. Había demasiados
cuadros colgando en la pared y pensó que Camila, además de ser una amante de
la moda como ella, posiblemente también lo sea del arte.
Pero antes de detenerse para investigar más en su intimidad, vio como ella se
dirigió a la derecha, así que opto por seguirla antes de perderla. Entraron en otro
ambiente completamente distinto, y ella supuso que tal vez sea una informal sala
de estar.
Había una pequeña mesa negra en un rincón rodeada de sillones color marrón
claro, más a la derecha en el otro extremo en cambio había otra mesa de madera
con varias copas en el centro, esta estaba frente a una barra donde vio que
colgaban distintos tipos de bebidas. Opto por sentarse en los sillones, donde
comprobó que eran tan cómodos como se veían.
—¿Por qué no te pones cómoda?— Pregunto irónicamente Camila viéndola
sentada. Fue directamente hacia la barra para prepararse algo para beber.
—Un whisky con hielo estaría bien para mí— Dijo Lauren viendo como bebía todo
el contenido de su copa. Ella la observo arqueando una ceja ante su descaro, pero
de todas formas se lo preparo. De nada servía seguir con la discusión, no cuando
ella dentro de poco tenía que cumplir con su parte— Gracias— Dijo cuando fue
hasta donde estaba ella para entregarle el vaso en sus manos.
—De nada— Contesto secamente Camila volviendo de nuevo hacia la barra, esta
vez decidiéndose por un licor un poco más fuerte. Queriendo olvidar hasta lo más
mínimo cuando despierte en la mañana sabiendo lo que tuvo que hacer la noche
anterior. Vacío nuevamente el contenido de su copa sintiendo arder su garganta,
pero tenía que seguir. Pero justo antes de volver a tomar otra vez, la voz de
Lauren la interrumpió.
—Sé lo que intentas hacer— Dijo pegándose completamente a su espalda, aspiro
el aroma de cuello “tal y como lo recordaba”— Y créeme que no es una buena
idea.
—Haber aceptado esta incómoda situación no fue una buena idea— Dijo Camila
queriendo beber de su copa, pero Lauren se la quitó colocándola lejos de su
alcance— ¿Podrías darme mi copa?— Pregunto comenzando a enojarse.
—De ninguna manera— Contesto Lauren— No seguirás tomando ni una gota
más.—
—¿Ahora además me darás ordenes?— Dijo levantando el tono de voz, haciendo
notar un poco su estado— ¿Quién te crees que eres?—
—No me creo nadie, Camila— Dijo calmadamente— Solamente que, no hare esto
contigo estando borracha.—
—Por favor— Dijo riendo— ¿Ahora de la nada comienzas a preocuparte por mí?
¿Después de haberme chantajeado como lo hiciste y obligarme a estar contigo de
esta forma?—
—Nadie te obligo, tu tuviste opciones y aun así haz escogido esta— Contesto—
No vengas con lamentos ahora.
—No estoy con lamentos— Dijo queriendo sonar dura— ¿Qué querías que
hiciera? Porque prácticamente me obligaste a elegir esta opción, no podía dejar
que arruinaras todo por lo que he trabajado tan duro.
—¿Entonces de que te quejas?— Pregunto acercándose a ella, la halo por la nuca
y comenzó a acercar su boca a la suya— Después de hacer contigo todo lo que
tengo pensando, vendrás a mí para rogarme que esto nunca se acabe.
—¿Rogarte yo?— Dijo forcejeando para que se aleje, pero entre el mareo y la
debilidad que sentía no ayudaban para nada— Estás loca, si piensas… que yo…
podría llegar a rogarte— Dijo con dificultad. Lauren se había apoderado de su
cuello, dándole pequeños besos húmedos sobre su pulso.
Sentía un leve temblor en sus piernas, Lauren sujeto su cintura con la mano libre y
la empujo, apoyándola contra la barra que estaba detrás. El orgullo y la capacidad
de razonar se habían marchado del sistema de Camila desde el momento que
había aceptado ser llevada por Lauren hasta su mansión, porque muy en el fondo
sabía que quizás ella quería reclamar con lo pactado, y aun sabiendo eso, se
subió de todas maneras en su auto. Inclino su cabeza hacia un costado
disfrutando de la forma suave en la que acariciaba su sensible piel con su boca.
Lauren dejo de besar su cuello, para comenzar a besar su mandíbula. Se alejó
apenas unos centímetros y se miraron directamente a los ojos y no encontró
ningún tipo de rechazos por parte de Camila, sino todo lo contrario. Acerco una
vez más su boca y chupo lentamente su suave labio inferior, Camila cerró sus ojos
en una muestra del gusto por aquello. Por ende, Lauren sintiendo aún más
confianza ante aquella demostración, se lanzó para besar su boca plenamente,
sintiendo como era correspondida por completo.
Camila realmente ya no tenía fuerzas para seguir luchando contra aquello, porque
aun teniéndolas, su cuerpo ya se había rendido por completo. Tomo con ambas
manos la cabeza de Lauren para remover su cabello, correspondiendo el beso con
necesidad, con ansias. Atrajo su cuerpo aún más si es que se podía, el deseo ya
se había apoderado por completo de ella. Lauren la besaba de una forma tan
magnífica de la que no recordaba haber sido besada antes de esa manera, sus
labios ardían. El ambiente estaba caliente y Camila no quería detenerse para dejar
de sentir esa maravillosa sensación que tenía en sus entrañas. Estaba segura,
plena. Sintiéndose en completa confianza para gemir por lo bajo dentro de su
boca. Y justo cuando estaba por admitir que ya no podía seguir resistiendo
aquello, se encontró con la sensación de vacío al ver a Lauren separarse de ella.
—Tranquila Camila— Dijo tomando distancia— No tendré sexo contigo esta
noche—anuncio. En efecto, quedo completamente muda ante aquello ¿Cómo
podía besarla de esa manera para después salir con esto?
—¿Qué?— Logró pronunciar. ¿Tenía que sentirse aliviada? ¿Estaba solamente
jugando con ella?
—Estás borracha— Dijo seriamente Lauren— Podré ser una egoísta como
muchos dicen, pero no voy a hacerlo contigo de esta manera. Lo siento— Se
dirigió hasta su copa bebiendo su whisky sin despegar su mirada de la suya— Te
llamare pronto— Dijo dándole rápidamente un beso sin darle tiempo a
corresponderlo debido a su sorpresa— Cuídate Camila— De modo, que se perdió
por el pasillo.
Camila se quedó aun estática observando por donde se había marchado, sin
poder creer con claridad lo que acababa de pasar. Antes rogaba en su interior
porque Lauren la dejase en su casa y se marchara para dejarla en paz, pero ahora
que se había dio ¿se sentía de la misma manera? ¿Cómo se supone que debería
sentirse? Camino hasta dar con las escaleras para ir directo a su dormitorio,
viendo con algo de dificultad supo manejarse entra la oscuridad. Había sido
rechazada. ¿Tendría que sentirse aliviada o enojada? ¿Por qué sentía una
extraña sensación en su estómago? Una vez tranquila entre las sabanas decidió
dejar de pensar en aquello que había sucedido. Si Lauren estaba buscando
solamente jugar con ella, desde ya tenía que hacerle saber que no iba a ser una
buena decisión de su parte, porque tal cual se lo había hecho, ella también podía
hacerse rogar. Y cerró sus ojos con ese último pensamiento en su mente.

******

REVISTA DE MODAS “ICONO”


—Es que no se han presentado, señorita Cabello— Dijo temeroso el hombre
delante de su escritorio— Solamente uno de ellos ha presentado la renuncia por
escrito— Dijo señalando el papel—
—¿Así nada más?— Pregunto y vio como el hombre asentía con la cabeza— Está
bien, luego veré que hare con sus liquidaciones, puedes retirarte.
—Sí, con su permiso— Dijo inclinando su cabeza y marchándose. Tomo con
ambas manos su cabeza para intentar en vano aliviar su dolor, tenía tantas cosas
en su mente que sentía que pronto ya no lo soportaría más.
—Señorita Cabello— Dijo Allyson por el intercomunicador— Su hermana Sofía
está aquí.
—Siempre tan oportuna Sofía— Murmuro para sí misma— Hazla que pase Allyson
—ordeno.
—Enseguida— Contesto. Y a los segundos observó la puerta siendo abierta por
su hermana, caminando con su porte firme al igual que ella hasta donde se
encontraba.
—Vaya— Dijo sentándose— Si no fuera porque vengo hasta aquí a verte, tú ni
señales de vida das querida hermanita— Sofía era igualmente castaña, contaba
con apenas 23 años y trabajaba ayudando en la empresa de su padre.
—Sofía— Comenzó suspirando— Tú sabes perfectamente que cuento con
mucho…
—Trabajo, ya lo sé— Dijo interrumpiéndola y rodando sus ojos— Pero no está mal
que de vez en cuando pases a visitarnos, la pequeña Emma te extraña ¿sabes?—
Dijo haciendo referencia a su hija. Sofía era madre soltera, en cuanto el hombre
con el que estaba saliendo se enteró de su embarazo se fugó sin dejar rastro,
dejándola sola al cuidado de su hija.
—No lo dudo, yo también la extraño— Dijo sonriendo. Fue a servirse un vaso de
agua y se dirigió hacia la gran ventana para observar el exterior.
—Hace unos días papá pregunto por ti— Menciono Sofía. Camila se tensó e
intento contesto de la mejor forma posible a su manera.
—Sofía, por favor... No comencemos de nuevo con esto.
—No he dicho nada malo, Camila— Dijo defendiéndose— Solamente he dicho
que pregunto por ti y nada más, no hay necesidad de alterarse. ¿Nunca lo
perdonaras?—Pregunto.
—Tú no viste lo que yo vi— Dijo mirándola— Mamá ya no está por su culpa.
—Lo sé— Así que observo fijamente su escritorio— Ya me has contado muchas
veces esa historia.
—¿Y entonces?— Pregunto queriendo saber realmente a donde quería llegar.
—Olvídalo— Dijo bufando— Contigo no se puede— Observo su reloj— He venido
a invitarte a cenar a casa— Dijo. Camila sonrió, sabiendo de antemano que el
propósito de su visita no había sido otro más que ese.
—Bien— Contesto— Dime cuando.
—Te quiero en casa el fin de semana— Dijo parándose y caminando hacia la
puerta—Así que no hagas planes con tus tantos amigos— Dijo bromeando
conociendo la rara costumbre de soledad de su hermana.
—Ahí estaré— Le dijo antes de que se marchara.
Y la semana pasó realmente sin ningún acontecimiento importante más que la
simple rutina de siempre. Camila se encontraba preparándose para la cena de su
hermana y de repente la ataco la misma cuestión de siempre. Lauren no se había
comunicado con ella, pero tampoco era que esperaba su llamado ¿cierto? Debía
ignorar la rara sensación, era mejor que se olvidara de ella, no podía brindarle la
satisfacción de hacerle saber que había creído que la llamaría.
Se estaba dando los últimos retoques para la cena con su hermana cuando
escucho su celular sonar, se dirigió hasta él para descubrir un mensaje de texto en
el que había la dirección de un famoso restaurante junto con un horario, firmado al
final por la misma Lauren. No se sorprendió que hubiera averiguado su número,
guardo el celular sin darle una respuesta. Se sentó tranquilamente sobre el sofá
pensando que hacer ¿debía cancelarle a Sofía para reunirse con Lauren para
aclarar las cosas? ¿O debería ir a la cena en casa de su hermana, quien hace
mucho que no veía? Recogió su bolso y emprendió marcha hacia la salida, donde
ya la esperaba su chofer. Ahora sabia claramente hacia donde debía dirigirse.

XI
NUEVA INVITADA Y CAMBIO DE PLANES

Lauren observo impacientemente su reloj por cuarta vez y se dio cuenta que ya se
había tardado tres cuartos de hora. Aunque sabía que era bastante tonto pensar
eso, el mensaje era bastante claro. Camila no iba a asistir. Gran parte de ella se
sentía enfadada por el nuevo plantón que le acababa de dar, la mayor parte de su
paciencia con ella estaba siendo agotada de forma irremediable. Y una minúscula
parte le gritaba interiormente que eso era exactamente lo que iba a suceder, no
podía esperar menos. No cuando prácticamente la estaba obligando a tenerla a su
merced y disponer de ella cada vez que quisiera. Su rebeldía contra ella era
bastante notoria. Si eso era algo que le fascinaba a Lauren, y ese era tener
carácter. Y Dios mío, Camila tenía mucho.
Sonrió tontamente en la soledad de aquella mesa en el restaurante, había sido
bastante crédula de su parte ponerse a esperar como si ella entraría por la puerta
puntual para una cena con ella. Era obvio que eso jamás sucedería, tal vez no de
la manera que ella esperaba que funcionara todo. Tomo el último trago de vino de
su copa, arrojo la servilleta y se dispuso a marchase del lugar, claro, no sin antes
pagar la cuenta. Una vez fuera observo su reloj y vio que era demasiado temprano
para ella en un fin de semana como aquel. Se dispuso a sacar su Iphone y marco
su número, mínimamente quería explicaciones del porqué de su desplante.

*****

La puerta a su lado se abrió y Camila salió con su porte elegante del negro auto.
Sentía un satisfactorio regocijo en su interior que la llenaba por completo,
nuevamente había dejado plantada a Lauren una vez más. Ahora estando en sus
verdaderos cinco sentidos, agradecía que ella hubiera tenido la pizca de
razonamiento que a ella le falto esa noche. Aunque realmente no sabía cómo
sentirse, Lauren le había dicho que la había llevado a su casa con la clara
intención de cobrar parte de la propuesta, pero cuando ella finalmente estaba
cediendo, se alejó dejándola con millones de sensaciones indescriptibles. La
rechazo. Y Camila no sabía cómo sentirse realmente, en sus ojos se reflejaba el
claro deseo hacia ella ¿entonces por qué se detuvo? Solamente esperaba que
este no sea un juego, porque ella también sabría mostrar sus ases bajo la manga.
Si había algo que tenía bien en claro, eso era lo que despertaba en las demás
personas. Y Lauren era muy obvia demostrando aquello. Necesitaba descubrir
muy bien cuales era sus verdaderas intenciones y comprendía que lo lograría
provocándola. Entonces era la mejor manera de hacerlo, además de que eso la
beneficiaba a ella también, era mantenerse lo más alejada de ella posible. Tenía
que descubrir hasta donde era capaz de llegar, y también planificar muy bien su
estrategia para evitar por todos los medios que la haga cumplir con su parte. Y de
eso no tenía ni idea, lo que implicaba estar con otra mujer, y eso la aterraba por
completo.
Toco timbre por segunda vez, hasta que escucho ruido desde el interior de la
casa. La puerta se abrió segundos después apareciendo una muy arreglada Sofía
detrás.
—Por un momento pensé que no vendrías— Dijo acercándose para saludarla.
—Lo sé, tuve que hacer un par de cosas— Imitándola. Qué particular forma de
saludarse— Te tardaste— Dijo entrando.
—Sí, discúlpame— Menciono cerrándola la puerta tras ella— Estaba ocupada en
la cocina.
—¿Tu cocinaste?— Preguntó sonriendo un poco dejando su abrigo y bolso en el
perchero cerca de la puerta.
—No veo cual sea la sorpresa— Dijo poniendo un poco seria— Realmente se me
está dando muy bien— Sonriendo.
—Eso tendrá que comprobarse— Avanzo unos pasos, justo cuando estaba por
preguntar otra cosa, una pequeña voz la interrumpe.
—¡Tía Mila!— Grita una pequeña niña de 5 años arrojándose a sus brazos.
—¡Aquí estas!— Dijo de la misma manera recibiéndola con los brazos abiertos y
cargándola— Te he extrañado tanto, cielo— Admitió llenándola de besos por toda
su pequeña carita.
—Yo también— Dijo riendo recibiendo sus besos y colocando sus bracitos
alrededor de su cuello— ¿Por qué ya no me visitas como antes?— Preguntó
haciendo un pequeño puchero.
—Bien dicho— Festejó alegremente Sofía— Saca toda tu artillería pesada, Emma.

—No le enseñes esas cosas a la niña— La regaño su hermana— Es que he
tenido mucho trabajo últimamente, pequeña— Dijo dirigiéndose dulcemente a la
niña— Pero prometo visitarte más seguido así podremos jugar ¿quieres?—
—¡Sí!— Grito contenta— Te quiero, tía.—
—Yo igual— Contesto dándole un beso en la frente— Por eso eres mi sobrina
preferida.
—Es la única que tienes, Mila— Recordó su hermana.
—¿Y tú qué sabes?— Cuestiono— Quizás más en un futuro vengan más— Dijo
riendo un poco al ver la cara de terror de su hermana.
—¿Y qué hay de ti?— Pregunto de brazos— Yo también quisiera ser tía algún día
¿sabes?—
—De eso ni hablar— Contesto bajando a la niña y viendo como corría escaleras
arriba—No tengo tiempo.—
—¿No tienes tiempo o es que no tienes a nadie?— Pregunto— Deberías conocer
a alguien, después de lo que sucedió con…
—Por favor, Sofía— Dijo interrumpiéndola— Es mi vida, ¿siempre tendrás algo
que decir respecto a todo lo que hago?—
—Es que a veces no te entiendo, Camila— Contesto negando con la cabeza. Y
era cierto, no sabía comprender la soledad de su hermana— Creo que estas
demasiado sola y consumida por tu trabajo.
—Son mis decisiones, Sofía— Contesto cansada— ¿Podrías cambiar de tema por
favor? Siempre es lo mismo, y siempre terminamos discutiendo inútilmente.—
—Tienes razón— Coincidió— Acompáñame a la cocina, no quiero que se me vaya
a quemar algo— En ese momento justo el sonido del celular de Camila interrumpió
sus marchas.
—Debo atender— Dijo observando su celular— Adelántate tú, yo iré en cuanto
pueda.—
—Claro— Menciono despreocupada su hermana y se perdió dentro de la cocina.
—Diga— Contesto.
—¿Dónde estás?— Pregunto sutilmente la voz desde el otro lado, que no sonaba
para nada contenta— Volviste a hacérmelo de nuevo Camila— Acuso.
—Lo sé— Respondiendo tranquilamente— Estoy a punto de cenar con mi
hermana— Comenzando a dar vueltas por la casa.
—¿Y no pudiste simplemente cancelar?— Pregunto— ¿Quieres tomarme el pelo
Camila? Creo que sabes claramente tu situación conmigo y aun así estás
haciendo lo que quieres.
—Primero, Lauren— Comenzó enumerando— No puedes obligarme a ir a un lugar
con menos de una hora de anticipación— Informo— Segundo, no he sido yo la
que se marchó la otra noche, así que no puedes reprocharme nada— Dijo— Y
tercero, no tienes ningún derecho de dirigirte a mi esa manera tan maleducada, ni
creas que te lo voy a permitir— Advirtió. En eso Lauren tuvo ganas de soltar una
enorme carcajada por lo que acababa de escuchar, porque si tenía que recordarle
quien era últimamente la que se comportaba de manera grosera, ella no tenía cara
para mencionar aquello.
—Está bien— Dijo suspirando. No valía la pena seguir siempre discutiendo, debía
ser muy cuidadosa con ella de ahora en más— Entonces, ¿serias tan amable de
decirme la dirección de tu hermana?— Pregunto. Haciendo un enorme esfuerzo
para no sonar con la gracia que con tantas ansias quería hablar.
—¿Y cómo para qué quieres saber?— Pregunto interesada— Creo que está más
que claro que no cenare contigo esta noche.—
—Digamos que solamente quiero verificarlo por mi cuenta— Contesto. Se formó
un incómodo silencio y por un momento pensó que Camila le había cortado— ¿Y
bien?— Volvió a preguntar.
—No creo que a mi hermana le guste que esté dando ese tipo de información a
cualquiera— Dijo queriendo desviar el tema.
—Por favor, Camila— Dijo riendo levemente— Sabes perfectamente que yo no
soy cualquiera, además —Siguió— Sabemos que solamente es cuestión de
tiempo para que yo lo averigüe, así que no me lo hagas perder y se buena chica
por una vez.—
—Entonces averígualo tú, por tú cuenta— Contesto— Y espero que pierdas
mucho de tu tiempo. Adiós Lauren— Le cortó. Interrumpiendo justo lo que podría
haber sido un improperio de su parte. Definitivamente la sacaba de quicio, no era
nadie para que le esté diciendo hacia donde se dirigía o no. Además no iba a
permitirle que le hablara de aquella manera ¿Para qué quería la dirección de
donde estaba? Actuando de aquella manera solo ganaba que la aborreciera aún
más.
Dejo su celular sobre la mesa y se dirigió hacia la cocina donde podía ver a su
hermana de espaldas muy entretenida con la cabeza prácticamente metida en la
olla.
—No voy a negarlo— Dijo mirando lo que estaba cocinando— Pero no huele nada
mal.—
—Por supuesto que no— Dijo orgullosamente— Te dije que estaba practicando
mucho.—
—Veo— Dijo admirando todo seriamente, cosa que Sofía capto.
—¿Sucede algo malo?— Pregunto viéndola.
—No ¿Por qué?— Negó— ¿Debería suceder algo?
—Es que estas un poco más seria desde que atendiste aquella llamada
¿Problemas con el trabajo?
—Ojala fuera eso— Respondió suspirando.
—¿Entonces?—
—No es nada malo, no te preocupes— Contesto restándole importancia— En
realidad es una estupidez— Termino diciendo. Pero Sofía no lo pensaba así, si lo
fuera su hermana no estaría de aquella manera.
—Si tú lo dices— Murmuro— Creo que solo bastarán unos pocos minutos más y
esto estará listo— Dijo removiendo— ¿Por qué no pones la mesa?— Pregunto
amablemente, ya que conocía a su hermana y sabía que aquella clase de tareas
no eran muy de su agrado. Muy pocas veces la había visitado a su mansión y
siempre que estaba no podía ni siquiera mover un dedo sin que alguno de los
sirvientes se adelantara o se ofreciera a hacerlo por ella.
—Bien— Respondiendo escuetamente Camila para su sorpresa.
Busco todos los utensilios correspondientes para la cena y coloco todo
prolijamente sobre la mesa, al menos eso era tarea fácil. Una vez que termino con
todo volvió a dirigirse a la cocina con su hermana.
—Esto ya está listo— Anuncio Sofía mirándola— Acomodare unas ultimas cosas
aquí y la cena ya se servirá— Sofía se movía apresuradamente de un lado a otro
poniendo las ollas sucias en el fregadero para disminuir cualquier pérdida de
tiempo a futuro cuando tenga que lavar todo. No supo por cuánto tiempo estuvo
observando a su hermana caminar de allí para acá por toda la cocina, cuando de
repente el timbre de la casa suena y ambas se miran una a la otra.
—¿Podrías ir a fijarte tú, Camila?— Pregunto Sofía— Realmente quisiera al
menos dejar ordenado aquí.
—Seguro— Contesto yendo hacia la puerta, pero después se arrepintió de dicha
decisión al encontrar a la última persona que esperaba ver frente a la puerta de la
casa de su hermana.
—¿Qué haces aquí?— Pregunto de manera brusca y sorprendida.
—Bueno, supuse que no me ibas a recibir con besos y rosas— Dijo sonriendo
Lauren— Pero este recibimiento no está nada mal a comparación de todos los
que me imaginaba.
—Creo que te hice una pregunta, Lauren— Dijo cruzándose de brazos y
poniéndose frente ella impidiendo cualquier tipo de paso hacia el interior.
—Y yo creo que es bastante claro lo que hago aquí, Camila— contesto— Dije que
esta noche cenare contigo y así lo hare.—
—Así que ahora si eres una mujer de palabra— Dijo burlonamente— Quiero que
te vayas en este instante antes de que…
—¿Quién es, Mila?— Pregunto Sofía apareciendo detrás de ella, que no tuvo
mejor momento para dar acto de presencia según ella.
—No es nadie, en realidad ya se ib…
—Lauren Jauregui, mucho gusto— Dijo ignorando a Camila sonriendo
ampliamente y ofreciendo su mano para saludar— Soy amiga de Camila—
Apuntándola.
—¿Amiga?— Pregunto sorprendida Sofía, avanzo unos pasos ignorando también
a una estática Camila que lo observaba todo— Discúlpame, soy Sofía Cabello—
Se presentó tomando su mano— Hermana de Camila.—
—Mucho gusto, Sofía— Dijo amablemente Lauren. Sofía estaba igual o más
sorprendida que Camila en esos momentos, ¿desde cuándo su hermana tenía
amiga y no le había dicho nada al respecto? Luego vería la manera de
reprenderla.
—¿Camila por qué no me dijiste que habías invitado a una amiga?— Pregunto
mirándola.
—Es que en realidad…—
—Oh pero que grosera soy— Dijo interrumpiéndola— Justo estábamos a punto de
cenar, ¿Por qué no nos acompañas, Lauren?— Pregunto.
—No creo que disponga de tiempo— Se interpuso Camila viendo que ella abría la
boca para contestar.
—Tonterías— Dijo su hermana— Supongo que si viniste hasta acá es por algo,
¿no?—
—Bueno, en realidad no quisiera molestar…— Comenzó haciendo una actuación
de vergüenza, de lo cual Camila se percató.
—Para nada, tú no eres molestia— Contradijo Sofía tomándola del brazo para
llevarla dentro— Solamente será un plato más en la mesa, porque en realidad hice
bastante comida esta noche.—
—Gracias entonces— Dijo Lauren sintiendo como Sofía tomaba su abrigo, del cual
noto que sería bastante costoso como el de su hermana. Así que supuso que
quizás sea de su mismo círculo. Lauren levanto la vista para encontrarse con una
pequeña que venía bajando las escaleras sosteniendo una muñeca— Hola— Dijo
Lauren poniéndose a la altura de la niña que la miraba evaluándola— ¿Cómo te
llamas?
—Emma— Respondió con su aguda voz.
—Pero qué bonito nombre, Emma— Dijo Lauren viendo como la pequeña se
sonrojaba y se ocultaba detrás de las piernas de su madre.
—Es algo tímida a veces— Aclaro Sofía— La cena ya será servida— Anunció— Si
quieres puedes ir a tomar asiento, Lauren. Yo llevare a Emma a lavarse las
manos.—
—Seguro, no hay problema— Dijo viendo como ambas subían escaleras arriba.
—¿Qué intentas tramar?— Pregunto Camila apareciendo detrás de ella.
—¿Tramar algo, yo?— Pregunto haciéndose la desentendida— Solamente estoy
siendo amable con tu hermana y sobrina, Camila.—
—Ni creas que yo me estoy tragando ese cuento— Dijo mirándola de manera fría
— No sé qué tendrás en mente Lauren, pero te voy advirtiendo desde ya que
tengas cuidado.—
—¿Y según tu qué es lo que estoy planeando entonces?
—No lo sé— Respondió simplemente— Pero se estará por ver.—
—Hubiera sido de otra manera, pero tú lo preferiste así— Dijo acercándose a ella
— ¿Por qué siempre estas huyendo de mí, Camila? ¿A que le temes?—
—Nadie está huyendo de ti— Dijo apartando la mano que acariciaba su mejilla—
Ten al menos un poco de respeto, porque no es tu casa ni la mía.
—¿Qué quieres decir?— Pregunto sonrientemente— ¿Entonces tendré la libertad
de hacerlo en un lugar más íntimo?— Camila estaba por arrebatar aquella
pregunta si no fuera por la interrupción de su hermana.
—¿Aun no se han sentado?— Pregunto— Supongo que quieren ponerse al día,
pero aquí en la mesa igualmente lo pueden hacer— Ofreció.
—Sí, discúlpanos —Comenzó Lauren— Es que nos entretuvimos bastante.—
—No hay problema, Lauren— La tranquilizo— Yo entiendo, pero vengan a
sentarse.—
Camila rápidamente se adelantó para tomar lugar del lado derecho de la mesa y
se descoloco bastante al ver a su hermana tomar lugar frente a ella, y no a su lado
como acostumbraban. Entonces lo comprendió y rezo en su mente para que Sofía
mantuviera la boca cerrada, pero la vio observarla fijamente y comprendió que
aquello ya estaba perdido.
—¿Lauren por qué no tomas asiento junto a Mila?— Le ofreció— Supongo que no
habrá problema con eso.—
—Claro que no— Dijo sentándose a su lado para sonreírle de manera burlesca—
Será agradable estar al lado de… Camz— Menciono para más burla.
Camila la miro de manera furiosa procurando que su hermana no la mirara, había
invitado al lobo a su casa sin darse cuenta. Y de repente todo el apetito se le
había ido sabiendo que tendría que soportar una cena que no sería para nada de
su agrado. Y justo cuando la situación no podía ir peor para ella, Lauren acerco su
silla aún más a la suya logrando rozar sus piernas, sabía que tenía que tener esas
manos bien vigiladas si es que no quería ocasionar un escándalo en ese mismo
momento.

La esperaba una muy, muy larga cena.

XII. NUEVA INVITADA Y CAMBIO DE PLANES pt. II

Giro lentamente su cabeza hacia la izquierda para ver la sonrisa amable que le
brindaba a su hermana, pero ella sabía perfectamente que aquella reluciente
dentadura perfecta se debía al roce debajo de la mesa.
Se aclaró la garganta y disimuladamente logro apenas alejar un poco su silla para
seguir evitando cualquier tipo de contacto. Aunque muy en al fondo algo le decía
que aquello apenas iba a ser el principio de una muy incómoda situación para ella.
Sofía se levantó para comenzar a servir amablemente la comida a cada plato.
—¿Entonces cómo es que se conocieron?— Comenzó Sofía preguntado mientras
servía comida para su hija— Mila tenía bien guardada esta sorpresa— Dijo
queriendo sonar con humor, pero la mirada que le envió a su hermana era
claramente de recriminación.
—Conozco a Camila desde la universidad— Intento explicar Lauren alguna
historia, pero en parte no estaba mintiendo.
—¿En serio?— Pregunto sorprendida pidiendo su plato— Pero yo no recuerdo
haberlas visto nunca juntas.—
—Bueno, a eso iba— Dijo riendo un poco recibiendo su plato rebosante de comida
— Solamente nos conocíamos de vista en la universidad, y en realidad nos
veíamos muy a menudo.—
—Eso es porque compartíamos materias y nada más— Dijo Camila integrándose
en la conversación mientras le daba su plato vacío a Sofía.
—Entiendo— Contesto Sofía no muy bien entendiendo a donde quería llegar la
morena— ¿Pero jamás se hablaban?—
—Éramos demasiadas personas ahí, tú sabes, cada una tenía su grupo de amigas
—explico Lauren. Sofía asintió, pero sabía que Camila no tenía un grupo de
amigas, sino que solamente contaba con una. Que luego de mucho tiempo
demostró ser lo que verdaderamente era— Es por eso que tal vez jamás se nos
ocurrió entablar más relaciones.—
—Sí, suele suceder— Medito Sofía— ¿Pero cómo sucedió entonces que se
conocieron?— Pregunto interesada. Lauren sonrió por su intriga.
—Fue mucho después de terminar la universidad, en realidad— Relato— Ya que
debido a nuestros trabajos teníamos que continuamente frecuentarnos, nos
presentaron una vez, y bueno, así sucedió. Fue inevitable que nos lleváramos tan
bien desde la primera vez.— Finalizo sonriendo de manera adorable para Sofía.
Camila la miro sorprendida por la enormidad de su gran mentira. Pero estaba
completamente atada de manos, y por más que le gustaría negar aquello, ya era
demasiado tarde para detenerla.
—¿Trabajan juntas acaso?— Pregunto Sofía— ¿O es que trabajas para Mila?—
Realmente quería saber todo acerca del asunto. Camila sonrió ante el
desconocimiento de su hermana.
—Supongo que olvide explicar bien esa parte— Dijo Lauren— Yo también soy
dueña de un revista de modas al igual que Camila— Observo a su derecha y sus
miradas se encontraron.
—Oh— Menciono Sofía apenándose por su ignorancia. Realmente estar
encerrada en la empresa ayudando a su padre la apartaba del mundo exterior—
Entonces creo que comprendo cómo viene todo— Dijo intentando disimular
aquello.
—Si— Menciono Lauren— Desde ahí no hemos podido evitar ser inseparables—
Volvió a mentir.
—Que adorables— Reconoció Sofía— Realmente me alegra de que al fin Mila
haya encontrado a alguien tan agradable como tu Lauren, porque aunque no lo
parezca, ella es una muy buena persona— Dijo queriendo dejar a su hermana lo
mejor posible, sabía que ella ni siquiera tenía amigas y el descubrimiento de hoy la
dejo completamente asombrada, pero también alegre.
—Sí, lo sé— Dijo Lauren mirándola. Coloco su mano en el espaldar de la silla de
Camila justo cuando vio que Sofía estaba entretenida peleando con la carne,
entonces aprovecho para bajarla y tocar su espalda— Camila es una persona muy
agradable—Y comenzó a acariciarla.
—Me alegra que se lleven bien, entonces— Dijo desconociendo completamente lo
que estaba haciendo Lauren— Realmente tienes a una muy buena amiga, Mila.
Lauren es realmente encantadora.—
—Lo sé, Sofía— Dijo yendo hacia atrás, dejando aplastada la mano de Lauren
entre el espaldar de la silla y su espalda— Lauren es encantadora— Y sonrió
falsamente mientras veía la mueca de dolor en su rostro. Pero Sofía no vio más
que una sonrisa genuina en el rostro de su hermana. Eso la ponía contenta.
—¿Y a que te dedicas, Sofía?— Pregunto Lauren, pudiendo sacar exitosamente
su adolorida mano.
—Soy la vicepresidenta en la empresa de mi padre— Explico. Lauren se
sorprendió de que lo mencionara, porque siempre se preguntó porque en la
graduación de Camila no habían estado sus padres. Había pensado que quizás
pudieran estar muertos, pero ahora aquello era realmente revelador para ella que
mencionara eso.
—Vaya, una empresaria— Dijo sorprendida— Eso es… diferente— Termino
diciendo.
—Lo sé— Dijo riendo un poco— Cabe mencionar que yo no soy muy fanática de
la moda, ni tampoco entiendo muy bien eso como de ustedes —Dijo observando la
fina ropa de ambas mujeres frente a ella— Mila es la que ha nacido para esas
cosas, lo mío es más la oficina. Ella hace un trabajo realmente estupendo.—
—Estoy de acuerdo con eso— Dijo esta vez dirigiendo disimuladamente su mano
debajo de la mesa acariciando su muslo— Camila sabe el compromiso que tiene
para que su trabajo siga siendo maravilloso— Menciono con el doble sentido, que
solamente entre ellas sabían a qué se debía. Ella rápidamente dejo de comer,
dirigió la mirada de advertencia hacia Lauren, pero ella aun así seguía moviendo
su mano aún más al centro evitando su mirada.
—Me sorprende que admires el trabajo de mi hermana, Lauren. Sabiendo que
ustedes debe ser obviamente competencia una con la otra, me alegra que a pesar
de eso sean amigas— Dijo levantado su copa señalándolas.
—Sorpresas de la vida— Menciono Camila cerrando sus piernas capturando la
mano de Lauren, e igual dirigió su mano lentamente debajo de la mesa para darle
un doloroso pellizco. Lauren chillo un poco por eso.
—¿Estás bien, Lauren?— Pregunto preocupada Sofía.
—Fue una torpeza mía— Explico. Aún seguía comiendo con su mano izquierda
para no ser atrapada con lo que estaba haciendo— Creo que me he quemado con
la comida— Mintió riendo un poco.
—Oh entonces bebe un poco de agua— Recomendó Sofía— Supongo que no ha
sido nada grave, ¿verdad?—
—Sí, no te preocupes— La tranquilizo Lauren. Dio una mirada rápida a su derecha
y Camila la miraba triunfante. Había logrado salirse con la suya, ya que pensaba
que ella no podía hacer nada al respecto al estar en presencia de su hermana.
Pero se había equivocado. Necesitaba cambiar de táctica.
—Necesito ir al baño— Dijo parándose— ¿Alguien sería tan amable de decirme
dónde queda?— Pregunto probando suerte.
—Seguro— Dijo Sofía— Mila te acompañara hasta allí— Dijo captando la mirada
reprobatoria de la mencionada, pero ella no se intimidaba ante su hermana. Así
que le lanzo otra mirada amenazadora logrando su cometido.
—Está bien— Dijo parándose— Te acompañare Lauren— Mostrando obviamente
sus pocas ganas de hacerlo.
Educadamente se hizo a un lado para que Camila tomara la delantera. Se
dirigieron escaleras arriba y Lauren tuvo un perfecto panorama completo de su
trasero moviéndose al compás que sus largas piernas iba ascendiendo por los
escalones. No había apartado la mirada ni por un segundo, necesitaba disfrutar de
aquella hermosa vista todo el tiempo que durase.
Avanzaron por el largo pasillo pasando dos puertas para frenar luego hacia la
derecha ante una puerta color caoba. Camila se cruzó de brazos sin mencionar
nada, y ella lo interpreto que hasta ahí llegaba su destino. Avanzo apenas dos
pasos cuando sintió su brazo siendo sujetado justo antes de poder introducirse
dentro.
—Te lo advertiré solo esta vez, Lauren— Dijo amenazadoramente— Termina de
una buena vez que tu jueguito de los manoseos si no quieres terminar mal.—
—¿En serio?— Pregunto riendo— ¿Y qué harás entonces Camila?— Pregunto
acercándose a ella quedando su cara a centímetros de la suya— Necesito que me
lo digas.—
—Ni siquiera te imaginas de lo que soy capaz— Contesto— Así que te aconsejo
de que no me tientes.
—No lo creo así — Mirándola fijamente a sus ojos— No puedes hacer nada frente
a tu hermana, ella me adora— Dijo sonriendo.
—Eso es porque la estas engatusando. Eso se te da muy bien ¿no?— Menciono
haciendo una mueca— Se la clase de persona que eres Lauren. No se necesita
conocerte mucho para saberlo. Porque personas como tú no avanzan en nada,
son solamente unos despreciables parásitos con un ego grande que piensan que
pueden conseguir lo que quieren cuando quieren, cuando saben muy en el fondo
que solo lo consiguen de la misma manera poco digna como lo haces tú o porque
están rodeada de interesados— Dijo fríamente. Y bingo, aquello le había dolido
realmente a Lauren. Pero ni loca lo iba a demostrar, solamente fue capaz de
reemplazarlo por una fingida ira en su rostro.
—No tuve que hacer muchos méritos para conseguirte a ti, si a esas vamos— Dijo
volviendo a acercarse— Así que yo te aconsejo que cierres esa bonita boca que
tienes y cumplas tu papel.—
—Oblígame— Contesto tercamente cruzándose de brazos.
—¿Estas provocándome, Camila Cabello?— Pregunto rodeando su cintura con
sus brazos, Camila no se opuso a nada— Porque si quieres que pare ya mismo lo
hare, pero tendrás que hacer algo a cambio— Contesto insinuante.
—No esperaba menos de una despreciable persona como tú— Dijo sin moverse
de su lugar.
—Eso es por lo que me hiciste allá abajo— Indignada— Ni creas que olvidare eso.
—Te lo merecías por estar haciendo eso frente a mi hermana y mi sobrina— Dijo
queriendo retroceder para apartarse.
—Entonces quiero que hagas buenos méritos para que me detenga— Dijo
teniendo su boca peligrosamente sobre la suya.
Camila capto perfectamente el mensaje, así que no quedándole otra alternativa,
comenzó a besar a Lauren. Y esta, obviamente sin quedarse atrás, comenzó a
responder con igual o más pasión el beso.
Lauren la hizo girarse sobre si y ella de repente se encontró retrocediendo hacia
dentro del baño. Todavía no terminaba de comprender como es que aquella mujer
de una altura apenas mayor por centímetros y su cuerpo semejante tuviera más
fuerza que ella. Era eso o sus fuerzas se debilitaban por completo con su
presencia.
Camila abrió por un fugaz momento sus ojos cuando sintió el mármol frio a su
espalda, Lauren la tomo por sus piernas y la elevo sentándola sobre el lavado.
Sabía que no podía oponerse a eso, tendría que hacerlo le gustara o no, si es que
no quería perder nada. Lauren se acercó nuevamente a ella para ser rodeada con
sus piernas, giro su cara hacia un lado y Lauren se apodero de su cuello
sacándole varios suspiros desde lo profundo de su ser. Involuntariamente sentía
como su cuerpo comenzaba a estremecerse al sentir que su boca iba cada vez
más abajo, situándose ahora sobre el nacimiento de sus senos. Subió
nuevamente con la misma lentitud para apoderarse de su boca, y ella esta vez le
correspondió al beso con más ansias, levanto sus manos y comenzó a pasar sus
dedos sobre el largo cabello negro y ondulado de ella. Lauren la rodeo con sus
brazos masajeando su espalda y apretándola aún más contra ella, Camila ya no
podía seguir negando que aquella sensación de calidez en su interior comenzara a
gustarle, porque realmente lo estaba disfrutando. Y mucho.
La condenada de Lauren seguía besando tan bien como siempre, y sus manos
parecía que parte debía tocar de su cuerpo y de qué manera. Sentía cierto tipo de
conexión con ella, en el que no eran necesarias las palabras.
Sintió que una mano se alejó de su espalda para comenzar a acariciar su
estómago que se movía nerviosamente, subió hasta casi tocar su seno derecho.
Eso bastó para traerla a la realidad y darse cuenta donde se encontraban.
—Por favor, Lauren— Rogo como pudo con la respiración entrecortada sobre su
boca—Aquí no.—
—Tienes razón— Pregunto de igual modo respirando con dificultad— Supongo
que se nos ha ido un poco la mano— Razono.
—Apártate, quiero bajarme de aquí— Dijo mostrando notoriamente ahora su tono
de voz. Lauren se alejó dos pasos hacia atrás viendo como Camila se bajaba del
lavado y se alisaba su falda— No quiero pensar que podría estar pensando Sofía
en estos momentos— Dijo algo preocupada.
—Ella no se dará cuenta de nada— Contesto— Confía en mí— Termino
sonriendo. Es que era precisamente eso lo que Camila no quería hacer, jamás
podía fiarse de ella. Y esperaba que no se le fuera la boca en presencia de su
hermana.
—Cuidado con lo que dices— Menciono cuando paso a su lado para salir del
baño.
Lauren dio un leve asentimiento con la cabeza y comenzó a seguirla escaleras
abajo.
—¡Vaya!— Exclamo Sofía cuando las veía dirigirse hacia la mesa— ¿Sucedió algo
malo con el baño que se tardaron tanto?— Pregunto intentando bromear. Camila
giro su rostro hacia otro lado ya que sintió la cara arder ante el comentario, que
logro hacerla recordar lo que sucedió minutos atrás. Lauren noto esto y decidió
ella tomar la palabra para salvarse ambas.
—Es que Camila también necesitó el baño— Mintió pero no del todo, le brindo otro
más de sus sonrisas a Sofía y esta quedo convencida por ello.
Sofía comenzó a recoger todos los platos y demás cosas sobre la mesa, bajo la
mirada atenta de la niña y ambas mujeres que miraban en silencio cada una
perdiéndose en sus pensamientos. La niña aprovecho esa oportunidad para
preguntarle a su progenitora si podía retirarse e irse a jugar y esta se lo permitió
gustosa ante su tierna cara de súplica. La hermana menor se dirigió hacia la
cocina dejándolas nuevamente solas, y obviamente, Lauren no pudo dejar pasar la
oportunidad.
—En cuanto vuelva tu hermana te despedirás de ella al igual que yo— Explico
mirándola.
—¿Qué?— Pregunto con una mezcla de sorpresa y enojo— Pensé que con lo que
sucedió en el baño dejarías de molestarme por esta noche.—
—Correcto, Camila— Dijo— Tú lo has dicho, dejare de molestarte de la forma en
la que lo estaba haciendo. Esto es completamente diferente, te irás conmigo hoy—
Ordeno. Y ella sintió el pánico recorrer su cuerpo, el corazón comenzó a latir de
forma acelerada en su pecho. Pensó en cualquier clase de insulto, sabia
contestación o contradicción, y todo se atoró en su garganta quitándole por
completo el habla. Estaba perdiendo en su propio juego.
—Siento informarles, pero no tengo nada de postre— Menciono Sofía llegando
hasta ellas— Pero no tengo problemas con ir a buscar algo en este momento.—
—No te preocupes, Sofía— Dijo Lauren levantándose— Ya no quiero causarte
más problemas esta noche, realmente la cena ha sido exquisita pero yo debo
retirarme ahora— Y poso ligeramente su mano sobre el hombro de Camila
dándole el claro mensaje de lo que debía hacer.
—¿En serio?— Pregunto sorprendida— Es una verdadera pena que te vayas tan
pronto, Lauren ¿segura que no puedes quedarte un poco más?
—Me encantaría, pero no puedo— Mintiendo una vez más— Necesito arreglar un
asunto que tengo pendiente.
—Entonces déjame acompañarte hasta la puerta— Se ofreció.
—Yo también debo marcharme ahora, Sofía— Dijo Camila imitando a Lauren—
De igual manera tengo cosas que solucionar— Menciono con desgana. Se dirigió
hacia su sobrina para abrazarla y charlar un rato con ella. Luego fue hasta donde
su hermana.
—Espero que vuelvas pronto a visitarnos, Camila— Menciono esperanzada Sofía.
—Veré que puedo hacer— Y se acercó para despedirse— Me iré adelantando—
dijo pasando al lado de Lauren para que solo esta escuchara. Ella le contesto con
una afirmación de cabeza y observo cómo se marchaba por la puerta.
—La invitación va para ti también, Lauren— Dijo logrando que la observara—
También estaría muy gustosa de que vuelvas a visitarme nuevamente.
—Claro que habrá otra vez— Prometió Lauren— Estaré encantada de volver aquí
— De igual forma saludo a la pequeña que estaba vez le correspondió su saludo
con menos timidez que antes— Nos veremos pronto, Sofía— Se acercó a ella
para despedirse.
—Eso espero— Dijo correspondiendo el saludo— Cuídate, Lauren.
—Tu igual— Y se marchó.
Vaya sorpresa se llevó una vez que estuvo fuera de la casa.
Camila ya no estaba.

* * * * *

Y la próxima semana no había cambiado en nada, todo daba el mismo resultado.


Camila evitaba a toda costa coincidir con ella en algún evento, o siempre que la
encontraba se terminaba perdiendo, y no había contestado a ninguna de las
cientos de llamadas que le había hecho. Entonces la última porción de paciencia
se había evaporado por completo de ella, era suficiente. Tenía que poner en
marcha su plan.

REVISTA DE MODA “JAGUARS”

—¿Entonces eso es todo lo que tengo que hacer?— Pregunto la morena mujer
cruzándose de piernas frente a su escritorio.
—Si— Afirmo seriamente Lauren— Supongo que está de más decir que necesito
completa discreción en ello.—
—Eso lo entiendo— Contesto— Pero es algo arriesgado para mi ¿no crees? No
quisiera terminar en la calle— Razono.
—Tú no te preocupes por eso— La tranquilizo— En el caso de que seas
descubierta las puertas de aquí estarán más que abiertas para ti, más cuando
estás haciendo esto para mí. Tendrás una muy buena recompensa.—
—En ese caso me sentiré más tranquila— Respondió con una sonrisa parándose
— ¿Trato hecho?— Pregunto tendiéndole la mano.
—Trato hecho— Respondió Lauren de igual manera apretando su mano— Que
tengas buena suerte— Dijo cuando veía a la mujer dirigiéndose hasta la puerta.
—Gracias— Contesto antes de cerrarla.
Lauren se sentó en su cómodo sillón y dejo salir un sonoro suspiro de diversión
antes de hablarle al silencio de su oficina.
—Tú te lo buscaste, Camila…

XII
SEDUCCIÓN

Camila se encontraba frente al espejo dándole los últimos retoques a su maquillaje


y verificando la correcta vestimenta para su día de trabajo. Dio una segunda
cepillada su cabello cuando escucho a lo lejos el sonido de la puerta de su
recamara. Se movió apenas unos pasos en la entrada del baño para articular un
“adelante” no demasiado alto. Y milagrosamente una de las empleadas entro
captando el mensaje, tenía un oído realmente envidiable o conocía muy bien a la
dueña de casa como para oír aquello.
—Señorita Cabello— Menciono haciendo un leve reverencia frente a ella, pero
Camila no vio aquello ya que estaba demasiado interesada en el espejo que tenía
en frente— Abajo la está esperando una tal señorita Jauregui, dijo que necesita
hablar con usted.—
—¿Qué?— Pregunto sorprendida, esta vez sí mirándola, ocasionando una mirada
de pánico en su empleada— ¿Qué hace Jauregui aquí?
—Yo… no lo sé— Contesto nerviosa— Solamente me dijo que quería decirle
algo…
—¡De ninguna manera!— Grito— ¿Cómo se atreve en venir hasta acá? Dile que
se retire ya mismo— Ordenó.
—Claro— Dijo volviendo a repetir la reverencia— Enseguida lo hare, señorita.—
—No creo que eso sea necesario— Dijo Lauren apareciendo atrás de la asustada
mujer— Necesito hablar contigo, Camila.—
—¿Cómo te atreves a subir hasta aquí arriba?— Pregunto comenzando a
enfadarse.
—En realidad no tuve que hacer mucho— Dijo sonriendo— Solamente tuve que
seguir a esta servicial mujer que tienes— Mientras le poso su mano sobre la
temblorosa mujer que observaba todo sin hablar— Y listo.—
—¡Lauren, vete!— Ordenó— No hay nada de lo que podríamos hablar tu y yo.—
—No— Contesto tercamente— Sabes perfectamente que no me iré hasta tener lo
que busco— Menciono— Así que puedes retirarte tranquila— Dijo dirigiéndose a
la mujer.
—Yo…— Comenzó dudosa. Miro a la mujer que tenía a un lado que le sonreía de
manera tranquilizadora, luego dirigió su mirada a su jefa que no se veía para nada
contenta apretando los puños y boca— Si no es problema…
—Ve— Dijo Lauren— Necesito hablar a solas con ella, tu tranquila— Y le guiño un
ojo. Volvió a mirar a Camila en busca de alguna contradicción a aquella orden,
pero no obtuvo más que nuevamente silencio y su mirada asesina mirando a la
desconocida mujer que nunca había visto antes con anterioridad.
—Entonces con su permiso— Dijo sumisamente y se marchó lo antes posible de
aquel ambiente tan incómodo.
—¡¿Quién te crees que eres?!— Estalló— ¡Vienes hasta aquí sin ningún tipo de
invitación, sabiendo que no eres para nada bienvenida y encima le das órdenes a
mis empleados!— Se acercó amenazadoramente hacia ella— ¡Vete de mi casa! –
En esta ocasión, no pudo detener el impulso de levantar su mano.
—Ni lo pienses— Dijo Lauren tomándola de sus manos, las coloco sobre su
cabeza y la acorralo contra la pared— Me has visto la cara de estúpida por mucho
tiempo, pero ya me canse, Camila.—
—¡Y seguiré haciéndotelo todo gustosa!— Escupió sobre su cara— No estaré
contigo.—
—¿Eso crees?— Pregunto acercándose a su boca.
—Si qu…— Dijo queriendo contestar, pero Lauren ya la estaba besando
interrumpiendo su respuesta. Intentó apartar sus manos, pero era inútil, tenía
demasiada fuerza. Quiso mover un poco su cuerpo para otro tipo de liberación y
Lauren la aplasto contra la pared con su cuerpo evitando sus movimientos—Su…
el…ta…me— Dijo con dificultad sobre la boca de Lauren.
—No hasta que me des lo que quiero— Dijo mirándola fijamente a los ojos. Camila
no vio más que puramente deseo en aquella mirada. Lauren hizo acoplo de todas
sus fuerzas y la cargo dirigiéndose hacia su habitación.
—¡Bájame ya mismo, Lauren!— Ordeno cuando se vio siendo trasportada por ella
— ¡Te lo advierto, no estoy jugando!— Dijo pataleando y golpeando su espalda,
pero aun así la seguía cargando como si nada— ¡Bájame, bájame!—
—Yo tampoco estoy jugando— Dijo arrojándola a la cama, donde rápidamente se
posiciono sobre ella cuando vio que Camila quería levantarse— Bonitas sábanas
blancas.—
—¡Suéltame maldita!— Dijo forcejeando— ¿Harás esto a la fuerza? ¡Cobarde!—
—Para nada— Asimismo volvió a tomarle sus brazos para ponerlos sobre su
cabeza dejándola inmovilizada— Porque ahora desearas esto tanto como yo—
Camila quiso contradecir aquello, pero Lauren nuevamente se había apoderado de
su boca.
Los labios de Lauren eran posesivos sobre los suyos, demandantes. No podía
hacer más que sentir los movimientos de sus labios suaves sobre los suyos,
sentía el dolor en sus muñecas que estaban siendo presionadas para evitar
cualquier tipo de escapatoria. En un intento de querer mover sus piernas para
empujarla, solamente logro empeorar más las cosas para ella. Aparto una pierna y
Lauren cayó situándose entre medio, provocando un satisfactorio roce que no fue
ignorado por ninguna de las dos. Por eso, justo cuando noto que sus pulmones
estaban necesitados de aire, milagrosamente Lauren se apartó de su boca para
que pudiera introducir en su sistema el oxígeno requerido. Ambas se miraron
fijamente a los ojos, en el silencio de la habitación solamente estaban las sonoras
respiraciones de las dos presentes.

Pero Lauren rápidamente noto como su ceño se fruncía frente a ella, así que antes
de que Camila pudiera hacer cualquier otra cosa, volvió a besarla. En esta ocasión
encontró menos resistencia que la vez anterior, Camila comenzaba a perder
fuerzas. De hecho, sintiéndose completamente segura de que no intentaría nada
más, se dirigió a atacar su vulnerable y suave cuello. No pasó desapercibido para
su oído izquierdo el suspiro que ella soltó. Comenzó a dar leves absorbidas
placenteras, pero cuidadosa de no dejar algún tipo de marcas. Noto como cada
vez estaba haciendo menos presión sobre sus muñecas, la mujer debajo de ella
tenía la respiración acelerada, y obviamente, había dejado de poner resistencia
con sus manos. Lauren tomo aquello como confianza de que no intentaría golpear
o algo por estilo. Bingo. Comenzó a soltar muy lentamente sus muñecas y Camila
aun no levantaba sus manos en señal de protección, sino que las dejo por su
propia cuenta sobre su cabeza. Lauren trazo un camino de apasionados besos
desde su cuello hasta donde comenzaban sus senos, y Camila involuntariamente
levanto sus caderas hacia arriba encontrando las de Lauren moviéndose sobre
ella. Giro su cabeza hacia la derecha, no quería ver lo que seguramente sería su
sonrisa de victoria.
Pero Lauren no hizo nada de aquello, sino que dirigió sus manos a sus muslos
capturando la punta de su vestido y lentamente empezó a levantarlo.
—¿Aun quieres que me detenga?— Murmuro sobre su cuello. Espero un par de
segundos y al no tener respuesta dirigió su cara hacia al frente para observar—
Contéstame— Ordenó mirándola. Meció sus caderas hacia adelante viendo como
la morena cerraba sus ojos ante eso— Cam…— Quiso pronunciar nuevamente
para que le contestara su pregunta, pero increíblemente Camila había alzado su
cabeza y ahora estaba besándola para callarla, y no caer en la bajeza de admitir
que realmente no quería que se detuviera.
Camila coloco ambas manos sobre la espalda de Lauren, como queriendo
desesperadamente que no se alejara de ella y dejar de sentir su tibio calor. Lauren
sonrió sobre su boca, la tenía justo como quería. Ahí no había nada forzado.
Siguió meciendo sus caderas sobre ella y comenzó a bajar sus besos hasta su
estómago, levanto la vista y observo a una agitada Camila con los ojos cerrados.
Metió ambas manos debajo de su vestido, para retirar con total delicadeza su ropa
interior. En el momento que la tuvo frente a sus ojos, su sonrisa se extendió aún
más en su cara. Camila estaba completamente húmeda. Y ella era la causa.
Lauren se colocó nuevamente sobre ella, levantando a la vez su vestido hasta su
cadera, teniendo a Camila en total disposición a ella.

—Camila, mírame— Dijo esperando ver como aquella mirada oscura brillaba,
mientras se enfrentaba a la suya esmeralda. Lauren dirigió su mano hasta
perderlas dentro de sus piernas— No quiero que apartes tu mirada en ningún
momento— Y ella espero, ansiosa ante lo que estaba a punto de ocurrir,
preparada. Y entonces paso, Lauren se adentró hasta lo más fondo de su interior.
—¡Lauren!—grito.
Camila se levantó de su cama hasta quedar sentada, completamente desorientada
observo a su alrededor y no vio más que su habitación. Estaba sola. Se tocó la
cabeza con ambas manos preguntándose que había sido aquello. Definitivamente
si su mente buscaba hacerle alguna broma lo había logrado. Se dirigió al baño aun
confusa por todo lo que había recreado su sueño, se miró frente al espejo y
termino por confirmar que todo aquello no había sucedido realmente, pero ¿Qué
significaba todo aquello?
—Definitivamente me está desquiciando— Se respondió sola ante la pregunta
hecha mentalmente. Se tomó su tiempo para prepararse para el trabajo. Y una vez
que estuvo lista se dirigió hacia la planta baja donde ya podía ver uno a que otro
empleado haciendo sus deberes, y también noto la que había aparecido en su tan
vívido sueño.
—¿Desayunara hoy, señorita Cabello?— Pregunto servicialmente. Observo su
reloj y vio que si se tomaba más tiempo iba a llegar tarde, y ella odiaba eso.
—No— Contesto escuetamente. La empleada la quedo por un instante mirando y
ella no pudo evitar preguntar— ¿Acaso tu…?— Se interrumpió a sí misma. Agitó
su cabeza ante la estupidez que estaba por cometer.
—¿Yo que, señorita Cabello?— Pregunto viéndola titubear en preguntarle algo.
—Olvídalo— Dijo. Dio media vuelta, recogió su bolso que siempre estaba sobre la
mesa más cercana a la puerta y emprendió marcha hacia el exterior. Su chofer ya
la esperaba pacientemente con la puerta abierta.
—Buenos días, señorita Cabello— La saludo como siempre. Nunca perdiendo la
esperanza de que tal vez alguna vez le conteste. Pero desafortunadamente esta
vez tampoco fue la excepción. Cerró su puerta, se dirigió hacia su lugar y partió
hacia el prestigioso edificio donde se elaboraba una de las revistas más populares
de moda del país.
Camila se perdió en sus pensamientos observando por la ventana, viendo uno tras
otros los enormes edificios. Todavía preguntándose porque había soñado eso esta
mañana. Soltó un largo suspiro sin saber que responderse. Pero de todas
maneras, todo era culpa de Lauren.
La puerta a su derecha se abrió y salió como cada día de la semana lo hacía. Con
una postura recta, firme y sin mirar a los costados siquiera.
Sintió la mirada temerosa de sus empleados y observando de soslayo vio a uno
que otro corretear a causa de vaya a saber qué. Pero ya sabía que seguramente
se había corrido la voz de que ya estaba en el edificio. Presiono el botón del
elevador sonriendo. Aquello era una costumbre de la que aseguraba que nunca se
aburriría.
Las puertas se abrieron frente a ella y el silencio que siempre encontraba, hoy no
se hizo esperar. Coloco para mayor comodidad su bolso en su hombro y avanzo
con sus tacones altos. Observo a Allyson como siempre esperándola a unos
metros de la puerta de su oficina, quizás hoy iba a ser un día como cualquier otro.
Quizás.
Y que equivocado estaba aquel pensamiento.
—Allyson, necesito que me comuniques con Alphonse en cuanto antes— Ordenó
cuando paso a su lado— Infórmale que tengo muchas ideas acerca de los
vestidoS que me hablo el viernes.—
—Entendido— Contesto Allyson, como siempre anotándolo todo— Monique me
avisó que en cuanto estén las fotos se las haría enviar inmediatamente— Dijo
reposando su café en su escritorio.
—Perfecto.—
—Además Noah ha conseguido a las 5 chicas rubias que habías pedido.—
—Genial— Contesto— Porque verdaderamente no entiendo qué clase de
daltónico me ha enviado a esas castañas— Dijo suspirando— Dios mío, cuanta
incompetencia hay.
—Y por ultimo, este es el informe— Menciono temerosa Allyson. Decidió que
debía dejar la peor noticia para lo último— Si eso es todo…— Dijo queriendo
escapar en cuanto antes.
—Sí, ya puedes retirarte. Vete— Le contesto despreocupada. Dio un largo y
necesitado sorbo a su café. Abrió su informe y a medida que leía sus ojos se
agrandaban de incredibilidad ante la sorpresa, casi atragantándose con su propio
café logro erguirse sobre la silla completamente atónita.
—Supongo que ya te enteraste— Menciono Noah entrando a su oficina.
—¿Qué significan estos números, Noah?— Pregunto sorprendida todavía— ¿Qué
está pasando?—
—Créeme que existe una explicación para todo— Intento calmarla.
—¡Y más vale que la haya!— Grito—¡Quiero inmediatamente a todos en la sala de
juntas!—
—Está bien— Concedió Noah— ¿Para cuándo?—
—Para dentro de 5 minutos— Ordenó, ya saliendo de su oficina. Noah se
encamino rápidamente a dar la información de la gente requerida en la sala de
juntas inmediatamente, conociendo a Camila no dudaría que ya estuviera sentada
con cara de pocos amigos para comenzar a gritarles improperios a todos.
Eso era exactamente lo que sucedía, Camila estaba sentada como siempre en su
lugar, justo en la cabecera de la larga mesa. No había pasado todavía los 5
minutos cuando vio a casi todo su personal entrar ligeramente a la sala. El sonido
de sus uñas golpeando contra la mesa iban al mismo ritmo de bombeo para los
corazones de los presentes. Observo a Noah entrar último escoltando a dos
personas más, así que suspirando pesadamente antes de hablar, comenzó.
—Quiero saber en este mismo instante que está pasando con la revista— Dijo
mirándolos fijamente a todos— Lo único bueno es que no hemos bajado de
puesto, pero ha sido descomunal la manera en que han disminuido las ventas y
pronto eso será una noticia en boca de todos.—
—Supongo que tendrás que verlo por tu propia cuenta— Dijo Noah alcanzándole
una pila de revistas que sabía que eran suyas y otras que no lo eran.
Observo minuciosamente todo antes de llegar a una conclusión bastante notoria
ante lo que tenía en frente.
—Lauren…— Susurró sin que nadie la pudiera escuchar.
—Aun no entendemos que es lo que está sucediendo y como logro hacer esto—
Menciono una rubia.
—¡Es bastante obvio lo que está sucediendo!— Grito parándose— ¡Acá tenemos
a un infiltrado que nos está traicionando!—
—Pero…— Intento protestar.
—¿Son tan estúpidos para no darse cuenta?— Lanzó la pregunta en general—
Entonces díganme una cosa— Dijo tomando un revista de las suyas y otra de
Lauren— ¿Qué clase de revista comprarían ustedes? ¿La que tiene el secreto de
la moda nº 49 o lo ultima de la moda nº 50?— Pregunto. Pero no dejo que nadie
respondiera, ya que estaba de más dar una respuesta a ello— Alguien ha estado
pasando información antes de que se publique la revista ¡Y quiero al responsable!

Y sin más, salió de ahí tan rápido que dejo a todos con la boca abierta mirando
con estupor cómo se marchaba por la puerta.
—¡Maldita desgraciada!— Gritó una vez dentro de su oficina.
—Camila escúchame— Dijo Noah entrando detrás de ella— ¿Cómo es que
piensas lograr dar con el responsable de todo esto?—
—No lo sé, Noah, no lo sé— Contesto— Pero voy a llegar al fondo de todo esto
hasta las últimas consecuencias y no me importa si tengo que dar una limpieza
completa del personal para lograrlo.—
—¿Estás segura?— Pregunto sorprendido.
—¿Tengo cara de querer estar bromeando?— Pregunto. Y no, no la tenía. Su cara
estaba totalmente contraída por la ira que reprimía en su interior— Así que desde
este momento, quiero que averigües cualquier cosa dudosa que veas por ahí y no
dude en decírmelo, ¡lo que sea!— Puntualizó.
—Bien— Y se marchó. Camila observo el teléfono pensando por unos segundos si
aquello valía la pena. Pero debía hacerlo.

*****

REVISTAS DE MODA “JAGUARS”

—En serio, que no sé cómo lo has hecho— Dijo contento Edward— Pero las
ventas han aumentado considerablemente estas últimas semanas.—
—Lo sé— Contesto satisfecha Lauren— Aunque en realidad no tuve que hacer
demasiada, pero tú sabes— Dijo levantando sus hombros— Tengo mis métodos.

—Eso veo— Contesto Edward. Y justo en ese momento comenzó a sonar el
teléfono interrumpiendo la conversación— Yo debo retirarme— Dijo parándose—
Te dejo para que hables a gusto— Lauren le asintió con la cabeza antes de
atender.
—¿Diga?
—¿A quién mandaste?— Pregunto fríamente la voz desde el otro lado, y Lauren la
reconoció al instante.
—¡Vaya!— Dijo riendo— Que lindo que ahora los papeles se inviertan, ahora eres
tu quien me llama. Sabía que me extrañarías.—
— ¡Déjate de estupideces Lauren! Y dime ya mismo con quien estas trabajando
dentro de mi edificio para que se infiltrara.—
—Oh Camila ¿Cómo puedes ser capaz de pensar eso de mí?— Pregunto
haciéndose la herida.
—Claro que pienso eso de ti, eres un ser despreciable Lauren. Y no me cabe la
menor duda de que tu estas detrás de todo.—
—¿No se te ocurrió, que tal vez todo sea una simple coincidencia?—
—En estas cosas no hay coincidencias y tu bien lo sabes— Respondió— Dime
quien es.—
—No— Respondió Lauren— Si quieres una respuesta tendrá que ser en persona.

—Ni lo pienses— Arrebato— Hagamos esto simple y rápido. Yo pregunto y tú
respondes.—
—Querida Camila— Dijo largando una carcajada— No creo que estés en una
posición de ordenar en este mismo momento, así que te digo desde ya que ni lo
intentes conmigo, ¿quieres que esto se detenga? Pues es fácil, harás lo que YO te
ordene.
—¿Y qué carajos es lo que quieres?— Pregunto. Aunque sabía que se iba a
arrepentir de todo esto, era obvio lo que buscaba Lauren de ella.
—A las ocho te pasara a recoger mi chofer, espero que estés lista ¿de acuerdo?—
—¡Maldita desgraciada!— Grito antes de cortar. Lauren se rio por ello, pero al
menos estaba poco a poco cediendo.
Camila dio varias vueltas dentro de su oficina pensando en todo, si Lauren quería
entrar en un juego de quien mandaba, ella también podía hacer lo mismo. Sonrió
ante lo que tenía pensando, ahora ella sabía cómo podía controlarla también.

*****

Más tarde, aproximándose a la hora. Camila había optado por un ajustado vestido
negro escotado que hacían resaltar sus sensuales senos, necesitaba lograr lo que
tenía en mente. Se había dejado sus rizos al natural, cayendo deliberadamente
sobre su espalda. Observo la hora y fue justo cuando escucho una bocina desde
afuera, tomo su bolso y se encontró con un hombre esperándola junto a un
elegante auto negro
—¿Es usted, la señorita Cabello?— Pregunto él.
—Si— Afirmó Camila.
—Entonces suba, por favor— Dijo abriéndole la puerta para que entrara.
Camila apoyo su frente al vidrio de la ventana durante todo el viaje hacia su
destino indefinido. Autocompadeciéndose de sí misma y a la vez alentándose de
que todo valía por su trabajo. Se encontraba debatiéndose entre la duda de querer
seguir hasta el final, o abandonar simplemente todo y hacer su mejor esfuerzo
para opacar su trabajo. Pero sabía que de aquella manera las cosas nunca iban a
llegar a un fin, Lauren siempre iba a encontrar la manera de estar interponiéndose
en sus cosas, además ya no podía retroceder las cosas. Estaba en un viaje sin
retorno en el que tendría solamente una oportunidad en cuanto se le presentara
frente a ella, y no iba a dudar en tomarla.
El auto finalmente se detuvo después de un no tan largo viaje y se vio saliendo del
auto justo cuando el desconocido hombre le abrió la puerta para que saliera.
Observo los lujosos edificios a su alrededor sintiéndose completamente
desorientada.
—No entiendo a donde me ha traído— Dijo dirigiéndose al hombre.
—Mil disculpas por eso señorita Cabello— Dijo inclinando su cabeza— Nos
dirigimos al hogar de la señorita Jauregui.—
—¿Hogar?— Pregunto sorprendiéndose
—Si— Afirmó el— Es aquí donde vive ella. Acompáñeme.—
Camila siguió silenciosamente al hombre cuando se dirigía hacia dentro de uno de
los edificios. Observo que pasaron alrededor de 3 elevadores cuando él se detuvo
frente a la puerta de uno que era completamente diferente a los demás, las
puertas se abrieron y el caballerosamente se hizo a un lado para dejarla pasar
primero. Vio como presiono el botón que daba hacia el último piso. Ella no
escucho más que el sonido de la música dentro de aquel pequeño lugar, y cuando
finalmente las puertas se abrieron el no avanzo para nada.
—Es hasta aquí donde llego yo— Le informo el— Suerte señorita Cabello— Y le
señalo con su brazo la puerta que estaba frente a ella. Movió levemente la cabeza
y agradeció interiormente sus palabras, porque necesitaba mucha suerte para lo
que ella quería.
Toco suavemente la puerta, y fue hasta ese entonces que noto el temblor en sus
manos. Oyó ruido en el interior y apretó fuerte su bolso con sus manos, en un
intento de querer disimular su temblor.
—Realmente me sorprende que vinieras— Dijo Lauren cuando abrió la puerta—
Realmente estas bastante desesperada por saberlo ¿no?—
—Tú sabes la respuesta de eso— Contesto indiferente entrando sin que la
invitara, no tenía caso ser educada con ella. Observo todo a su alrededor sin
disimulo, no había duda de que aquello era un muy costoso pent—house. Desde
lejos pudo admirar la vista de los enormes ventanales que había frente a ella. Le
encanto el juego de sillones blancos que había frente a estas, sin dudas eso sería
muy relajante.
—¿Gustas algo de tomar?— Pregunto Lauren desde atrás de ella asustándola.
—Un vino estaría bien— Contesto Camila, observo su bolso y pidió que todo
funcionara correctamente.
—Enseguida— Contesto Lauren yendo hasta la enorme cocina que había en el
otro extremo. Camila admitió que aquel lugar no estaba para nada mal. A pesar
del nerviosismo que sentía, había algo ahí que era agradable. Sola no pudo evitar
no dirigirse hacia los sillones, posó su bolso en la mesa de enfrente y se sentó
comprobando la suavidad de esto. Lauren volvió con una cara botella de vino y
dos copas.
—No has especificado alguna marca, y espero que esta no te importe— Menciono
mostrando la botella.
—Estará bien— Contesto Camila, realmente eso era lo que menos le importaba en
este momento— ¿Me dirás ahora o más tarde si tuviste algo que ver?— Pregunto
comprobando la poca paciencia que le quedaba.
—Todo a su paso, Camila— Contesto Lauren sirviendo el vino— Todo a su paso
— Ella se cruzó de brazos observándola. Lauren le alcanzo una copa casi llena y
tomo otra con su otra mano— Salud— Dijo golpeando su copa.
—No hay ningún motivo para brindar— Contesto de mala gana, dio un buen sorbo
al vino y noto que no estaba para nada mal.
—Siempre tan terca— Contesto Lauren sonriendo de lado antes de dar un trago.
Camila descubrió que a Lauren no le había pasado desapercibido su sugerente
escote, ya que sintió su mirada clavada ahí. Sonrió porque las cosas seguramente
no se iban a dar tan difíciles.
Las conversaciones habían dado un rumbo completamente diferente a lo que ella
esperaba, Lauren por el momento se estaba comportando y ella agradecía un
poco eso. De pronto la botella de vino ya se había acabado y ella se descubrió con
la boca seca.
—Buscare más vino— Menciono Lauren levantándose. Busco en la heladera de
su cocina y se encontró con que no había más, así que tomando la primer botella
que llamo su atención volvió de nuevo a su lugar— Espero que no te importe un
poco de whisky, el vino se me ha terminado.—
—No me importa— Contesto Camila. Pero se dio cuenta que necesitaba proseguir
con su plan antes de que sea demasiado tarde— Pero si no te molesta me
gustaría un poco de hielo.—
—Seguro, ahora regreso— Dijo. Camila aprovecho su descuido y saco de su bolso
un sobre con polvo blanco y lo vertió sobre su vaso, sirvió el whisky y removió
delicadamente sin dejar caer una gota. Lauren volvió en el momento justo que
había dejado el vaso sobre la pequeña mesa— Aquí estoy— Dijo poniendo hielo
en ambos vasos sin detectar las sospechosas burbujas dentro de su vaso. Tomo
una considerable cantidad y después la observo— Delicioso.—
—Ya lo creo— Contesto sonriendo un poco— Y bien Lauren, ya te he soportado
bastante tiempo y creo que me merezco mi respuesta. —
—Tienes razón Camila— Dijo ella acercándose a un mas— Pero creo que sabes
en el fondo porque lo he hecho, ¿no es así?—
—Si— Contesto— Porque no he querido estar contigo.—
—Exacto— Afirmó— Y porque has estado huyendo de mí.—
— ¿Y qué sucedería si yo… si yo cambiara de parecer?— Pregunto insinuante.
— ¿A qué te refieres?— Pregunto curiosamente— Eso quisiera comprobarlo—
Mientras se encargó de terminar la distancia que había entre ellas.
Camila descaradamente se sentó a horcajadas sobre sus piernas, se sujetó con
ambas manos del espaldar del sillón dejando frente a la vista de Lauren sus
senos.
—¿Esto no te da una idea?— Pregunto acercándoselos, y justo cuando Lauren
dirigía su cabeza hacia adelante se los alejo.
—No juegues conmigo, Camila— Chillo Lauren.
—No lo hago— Contesto antes de besarla. Su corazón comenzó a bombear
rápidamente cuando comenzó a recordar el sueño que había tenido esa mañana
¿Qué pensaría Lauren si ella se enterara la clase de sueño que había tenido con
ella? Jamás se lo contaría, de eso estaba segura. La sujeto de su sedoso cabello
cuando sintió la lengua de Lauren introducirse en su boca, coloco sus manos en
su espalda y la empujo hacia adelante apretándola más contra ella. Camila
correspondía todo aquello de la misma manera, confundiéndose ya si lo hacía con
tal de entretenerla un poco o porque estaba siendo prisionera de la pasión que se
desato en su cuerpo ante el recuerdo de su sueño.

Lauren la levanto asustándola y la tiro sobre el sillón, colocándose rápidamente


sobre ella. Camila ya la esperaba, anhelante de recibirla. Y fue entonces cuando
comenzó a masajear un seno con su mano derecha y estaba a punto de besar el
otro sobre el vestido cuando noto que sus movimientos se hacían cada vez más
lentos y ella más pesada.
—¿Lauren?— Pregunto Camila cuando la sintió sobre ella sin moverse—¿Lauren?
— Volvió a preguntar. Pero no obtuvo respuesta. Como pudo logro sacársela de
encima y la coloco sobre el sillón. Sonrió ya que no tuvo que hacer demasiado, y
todo había salido más que excelente.
Visualizo las escaleras y rápidamente emprendió camino en ellas, una vez en el
largo pasillo comenzó a abrir puerta por puerta para encontrar lo que buscaba. Y
no fue hasta que dio con la última que se topó con su despacho. Se dio cuenta de
que era ligeramente parecido al suyo, rápidamente comenzó a buscar en los
cajones hasta que dio con unos cuantos sobres. Los abrió y comenzó a leerlos
para encontrar la respuesta que tanto buscaba, era cierto. Alguien estaba
pasándole información a Lauren acerca de todo de su revista mucho antes de que
se publicara. Se sentó sobre el diván completamente atónita, Lauren la había
amenazado una vez de que si no cumplía con su parte iba a comenzar a
perjudicarla, y claramente lo estaba logrando. Ahora solamente dependía de ella si
quería que eso siguiera o terminara, pero la verdadera pregunta en su interior es.
¿Era hora de finalmente convertirse en su amante?

XIII
LA PRIMERA CITA.

Había bajado lentamente de las escalera con miles de pensamientos recreándose


en su cabeza, el cuerpo le pesaba, tanto como por el cansancio físico como el
mental. Las opciones no variaban mucho, eran como aquellas preguntas a las que
solamente tienes que responder simplemente con un “si” o un “no”, y ella ahora
tenía que decidir entre aceptar o no negarse a una propuesta; de la cual dependía
su exitoso futuro laboral. Se sentía como en un callejón sin salida, ahora ya no
tenía más evasiones que hacer. Le había amenazado con arruinarla, y ella tentó a
su suerte de comprobar hasta dónde sería capaz de llegar. Y he aquí los
resultados.
Se tomó tranquilamente su tiempo, el transcurso entre guardar el sobre como
prueba en su cartera y sentarse frente a ella. Observo su reloj y supuso que no
faltaba mucho, así que se cruzó de piernas frente a ella y espero lo que tendría
que esperar.

Lauren sintió un ligero dolor de cabeza, abrió sus ojos pesadamente observando
el techo y se sintió desorientada por un momento. Coloco su mano derecha en su
sien, de a poco se incorporó en el sofá con una mueca y los ojos cerrados. Intento
recrear que fue lo último en su memoria para terminar así en uno de los sofás de
su sala, soltó una maldición junto con un suspiro cuando lo recordó todo y supuso
lo que Camila le había hecho.

—Hasta que al fin despiertas— Escucho la voz tan conocida frente a ella. Lauren
alzo la mirada y la vio, Camila estaba tranquilamente frente a ella con las piernas
cruzadas mirándola de manera casi neutra. Pero veía un poco de atisbo de quizás
molestia—Muy buena estrategia de tu parte, Lauren, debo admitirlo— Dijo
mientras sacaba el sobre de su bolso para mostrárselo— Aunque también
arriesgado.
—Te lo advertí demasiadas veces, Camila— La miro fijamente sin apartar la
mirada, el hecho de que haya subido hasta al piso de arriba y encontrara las
cartas en la que le enviaban información no fue para nada de su agrado. Se
preguntó cuándo tiempo pudo haber estado dormida, pero no se lo iba a
preguntar, no aceptaría que se burlara de ella ante lo que le hizo—Tú te negabas
y yo iba a responder ante eso— Le sonrió de manera soberbia, viendo la mueca
en su cara y presintiendo su debate de que hacer o no. Ahora la tenía justo como
quería.
—Todo con tal de lograr lo que te propones, ¿verdad?— Pregunto burlándose, un
poco por donde la situación la estaba orillando, y otro por una estupidez más
grande que el mundo que iba a cometer según ella— ¿Sabes? Me he tomado el
tiempo para pensar en muchas cosas mientras tú te tomabas tu apacible siesta—
Lauren observo como cambiaba la posición de sus piernas para cruzarlas, y
rápidamente cayó en cuanta en algo que había olvidado.
—Muy buena tu maniobra también, debo decir— Contesto cambiando de tema—
¿Tu ocasionaste que me durmiera? ¿Qué fue lo que metiste a mi bebida?
—Creo que la respuesta es bastante obvia, Lauren— Contesto— No creo que
tampoco quieras saber los detalles acerca de eso, tú tienes otros intereses, ¿no es
cierto?
—Tienes razón— Coincidió Lauren riendo un poco— ¿Me dirás esa maravillosa
conclusión a la que has llegado mientras estaba dormida por tu culpa? Espero que
sea lo que quiero escuchar— Menciono cambiando su tono de voz, la había
invitado a su casa con un solo propósito, para que luego ella la durmiera y
descubriera sus planes. Definitivamente las cosas esa noche no estaban
marchando como quería, pero ella era una persona muy perseverante que no
perdía fácilmente las esperanzas.
—Eso puedes apostarlo, granuja— Menciono con su mejor tono despectivo.
Lauren sonrió por eso, jamar perdía la oportunidad de insultarla cada vez que
podía. Recordándole siempre la manera en que quería tenerla, pero no sentía
ninguna clase de culpabilidad. No señor, no cuando tenía la posibilidad
presentándosele tan fácil.
—Entonces soy toda oídos— Miro el vaso de whisky medio vacío frente ella, tenía
muchísimas ganas de beber en ese momento. Pero no iba a cometer el estúpido
error otra vez, quería estar completamente consciente en cuando escuchara lo
que tanto estuvo esperando. Camila la miraba fijamente a los ojos con el rostro
completamente serio, y Lauren supo cuánto aquello comenzaba a encantarle de
ella. Era todo un reto que esperaba lograr, su madurez y seriedad eran la clase de
cualidades que la atraían por completa, sin omitir obviamente, lo hermosa que era
y el cuerpo perfecto que poseía.
—Estoy dispuesta a cumplir con mi parte—Respondió Camila. Lauren tuvo unas
increíbles ganas de brindar con el tentador whisky de todas maneras, pararse y
saltar para presumir en su cara que finalmente la tenía como quería. Pero
conservo su postura recta en el sofá y continuo callada—Pero va a ser bajo mis
términos—Siguió. Y ahí estaba, justo con lo que Lauren se esperaba. Hubiera sido
casi decepcionante que aceptara así sin más todo aquello, pero eso no quitaba el
hecho de que comenzaba a aminorar poco a poco con su reticencia. Eso la hacía
todavía más atrayente.
—¿De qué clase de términos estabas hablando entonces Camila?—Se recostó
para más comodidad, colocando sus brazos sobre el espaldar del sofá, sin apartar
la mirada de ella—Porque yo en tu posición no estaría tan segura de querer
negociar, a eso lo sabes ¿verdad?
—Lo tomas o lo dejas, Lauren. Tú decides—Intento probando suerte. No podía
creer que aun cuando le estaba diciendo que aceptaba todo, todavía quisiera
seguir con la fanfarronería de recordarle que prácticamente estaba atada de pies y
manos ante la situación—Porque si no será bajo mis términos, creo que sabes que
más que gustosa me marchare de aquí sin importarme lo que hagas, porque hare
hasta lo imposible con tal de que no sigas molestando en mi trabajo— Le quiso
incluir el acuerdo, porque verdaderamente jamás se hubiera imaginado estar en
una situación como esta y mucho menos estar aceptando. Pero como siempre, se
repitió mentalmente, que todo valía por la seguridad de la revista y reputación.
—Está bien, como tú digas—Contesto suspirando pesadamente. Analizando mejor
todo, al menos había ya aceptado. Fue un gran avance que ya haya aceptado.
Ahora solamente quería ver cuáles eran aquellos dichosos términos de los que
hablaba, para así estar preparada ante cualquier imposibilidad que se le
presentara de que ella creara algún método para evadirla como lo estaba
haciendo últimamente— Te daré la satisfacción de que las cosas marchen a tu
gusto, pero te advierto algo Camila—Dijo señalándola—Nada de juegos—
Aseveró.
—Puedes estar tranquila de que eso no pasara— La tranquilizo alzándose de
hombros. Aunque sonrió internamente diciéndose que no prometía eso del todo.
—¿Y que son esas condiciones de las que me hablas entonces?—Pregunto
Lauren intrigada.
—Como debes estar más que segura, yo no estoy para nada contenta con todo
esto—Contesto— Así que mínimamente quisiera tiempo para ir asimilando las
cosas.
—Eso es algo que ya se ha dejado pasar demasiado, ¿no crees?
—Además también quiero—Siguió como si Lauren no hubiera dicho nada—
Conocer muy bien a la persona que me está obligando a hacer algo que no quiero.
No quiero cometer ninguna clase de riesgos.
—¿Conocer?—Pregunto confundida Lauren—¿Qué me estas proponiendo?
¿Salir? ¿Cómo una cita?— Volvió a preguntar sonriendo un poco.
—Tómalo como quieras, a eso— Contesto un poco incomoda, ya que noto que fue
eso lo que claramente dio a entender— Lo que pienses es lo que menos me
importa— Dijo tomando su bolso y parándose—¿Estás o no de acuerdo?—
Pregunto mirándola
—Por supuesto que sí—Contesto sin borrar su sonrisa y se paró para quedar
frente a ella.
—Tenemos un trato entonces—Contesto Camila tendiendo su mano. Lauren se la
tomo silenciosamente aprovechando el contacto de su suave piel.
—No es así como yo cerraría nuestra clase de trato— Menciono observando su
boca.
—¿Entonces como…—Intento preguntar Camila, pero Lauren ya la había halado
de la mano en la que la estaba sujetando para atraerla hasta ella y besarla. Un
beso corto y superficial, solamente con los labios, en el que Camila no opuso
resistencia pero tampoco correspondió. Solamente dejo su boca inmóvil.
—Tenemos un trato—Dijo Lauren cuando se apartó de ella. Camila dio unos
cuantos pasos atrás mirándola fijamente a la cara, el silencio se había apoderado
del lugar casi incómodamente. Giro sobre si, sin mencionar palabra alguna y se
marchó. Lauren se preguntó si estaba haciendo bien en dejar que tomara el
control absoluto de la situación ¿volvería a evadirla como siempre? Quizás tenía
algo planeado y ella pronto seria víctima de eso. Pero estaba cansada de sus
desplantes, y no iba a permitir que volviera a suceder. De eso se tendría que
encargar muy minuciosamente. Solamente esperaba no equivocarse con la
decisión que acababa de tomar.

REVISTA DE MODAS “JAGUARS”


—¿Por qué estás tan intrigado en saber, Edward?—Pregunto Lauren—
Confórmate con saber que tienes una genio por amiga—Respondió guiñando su
ojo para después beber de su café.
—Está bien, me rindo—Respondió el— Tú y tus misterios que nunca sabré
comprender
—No son misterios—Contradijo—Simplemente me gusta guardarme algunas
cosas para mí.
—En eso puedo llegar a comprenderte—Dijo el sentándose cómodamente frente a
ella—Ahora cambiando de tema, ¿estás saliendo con alguien últimamente?—
Pregunto tomándola completamente desprevenida. Lauren dio una torcida y
nerviosa sonrisa antes de responder.
—Créeme que en eso estoy—Contesto improvisando lo mejor que pudo—¿Por
qué la pregunta?
—Porque últimamente no te he escuchado fanfarronear acerca de alguna
conquista tuya—Dijo riendo un poco—Además tampoco he visto que te espere
alguna hermosa modelo a salida o que miraras como siempre a las de aquí,
¿estás interesada en alguien en particular?
—Algo así— Respondió escuetamente.
—¿Y puedo saber quién? ¿La conozco?— Pregunto Edward dejando salir a flote
su curiosidad. Le intrigaba de sobremanera conocer a la desconocida mujer que
Lauren intentaba esconder, quería saber quién había logrado, al menos
temporalmente como creía él, encaminar a su amiga.
—Edward…— Pronuncio Lauren en tono de advertencia, suspiro y proceso su
mejor táctica de evasión— No puedes saber todo—dijo finalmente.
—Bien, bien, como quieras— Dijo alzando sus manos— De todas maneras
presiento que me enterare tarde o temprano. — Lauren esperaba que al menos
por un tiempo eso no pasara, no sabía porque motivo no se sentía preparada aun
para contar a su amigo lo que estaba haciendo.
—Si tú lo dices— Murmuro distraídamente observando unos papeles.
—Antes de que me olvide— Dijo Edward parándose— ¿Iras a la celebración de
John Clark?—pregunto.
—Tengo que— Contesto Lauren— Me conviene enormemente estar rodeada de
sus conocidos— Dijo sin despegar la vista de los papeles.
—Entonces creo que ahí tendremos un problema—Menciono— Mi vuelo sale
temprano ese día, ¿recuerdas? Así que tendrás que conseguir a alguien más con
quien asistir—Y solo así Lauren despego la vista de su escritorio para mirarlo.
—Cierto, lo había olvidado por completo. —
—Pero viniendo de ti no creo que tengas problema alguno con eso, ¿o me
equivoco? —
—Luego pensare que hacer, tú no te preocupes— Dijo indiferentemente. Pero
automáticamente ya tenía un nombre grabado a fuego en su mente. Ese no iba a
ser el problema.

* * * * *

Camila se encontraba peinando prolijamente sus cabellos frente al enorme espejo


que poseía en su baño. Se había ruborizado apenas un poco sus mejillas, alargo
un más sus largas pestañas y delineo sus ojos de forma que sus ojos marrones
lograban resaltar de una manera salvaje de un rostro casi angelical. Aunque solo
era su apariencia.
De haber sabido que las cosas iban a tomar un rumbo tan rápido hubiera sido
mejor poner otra clase de términos que lograran tardar aún más las cosas lo más
que se pudiera. Pero si se ponía a pensar profundizando las cosas, no importara
que tanto hiciera con tal de que no ocurriera, sabía que tarde o temprano tendría
que entregar su cuerpo y eso era inevitable. Había aceptado, habían hablado cara
a cara aclarando los términos y Lauren había aceptado sin chistar,
sorprendiéndola increíblemente. Ya que creía que su reticencia para con ella
estaba más que acabada, pero estaba equivocada. Lauren era una persona muy
impredecible guiada por la seguridad de sus palabras certeras. Ya que todo lo que
le había dicho, lo había cumplido. Así que era hora de dejarse lamentos y jugar
sus mejores cartas.
Escucho el sonido de una bocina en el exterior y comprendió que había llegado.
Una de sus empleadas había subido para informarle lo que ya sabía, así que
silenciosamente bajo las escaleras tomándose su tiempo, y un poco para lograr
hacerla molestar. Recordó el día en el que había leído en las revistas acerca de su
supuesta amistad, y ahora se preguntaba si había sido correcto haber aceptado
casi obligatoriamente asistir a un evento público, donde todos las verían juntas y
asumirían que aquella amistad era verdadera. Pero había sido ella misma quien
había propuesto eso de conocerse antes de concretar las cosas, aunque
solamente lo había hecho con la intención de seguir tardando las cosas. Esperaba
no estar hundiéndose más en aquel pozo de equivocaciones en el que
últimamente se la pasaba sumergiéndose casi de manera constante.
Saliendo de la puerta principal se topó con un Aston Martin color negro mate,
donde Lauren estaba reluciente con una sonrisa a un lado esperándola con la
puerta de copiloto abierta.

Lauren se tomó su tiempo para mirar a Camila dirigiéndose hacia ella con su
característica postura, llevaba un vestido negro muy adherido a su figura, llegaba
hasta medio muslo y no tenía tiras. Su cintura estaba rodeada de un volado y
apenas unos centímetros más arriba tenía una cinta con un tono de negro más
claro y brilloso. Tenía zapatos igualmente negros y sus cabellos danzaban al
compas, de su caminata. De repente sintió el vulgar impulso de silbar y lanzar uno
que otro piropo, pero sabía perfectamente bien que Camila no era aquella clase de
mujer a la que le gustaba eso, aun así diciéndoselo con todo lo respeto que
merecía una dama como aquella.
—Te ves hermosa— Menciono Lauren en cuanto llego hasta ella. Especialmente
esa noche se encontraba de un increíble buen humor y esperaba que Camila al
menos tenga un poco también. Aunque no podía descifrar mucho ya que su cara
se encontraba completamente neutra sin demostrar emociones. Ni siquiera un
disgusto como particularmente hacía.
—Gracias—Respondió simplemente entrando al auto. Decidió que era hora de
terminar con las discusiones si querían llevar las cosas bien. No quería seguir
gastando energías inútilmente.
Lauren cerró su puerta y se fue hasta su lado, para introducirse y finalmente partir
hacia su destino.
El viaje como siempre había sido silencioso y relativamente incómodo. Lauren
tenía ganas de sacar algún tema de conversación, pero temía encontrarse
hablando sola durante todo el viaje, observo de soslayo a Camila y esta estaba
casi cargando su cabeza por la ventana viendo hacia ningún sitio en particular,
parecía querer estar en cualquier lado menos ahí. Y ella entendía eso.
Pero no iba a declinar, ella misma le había propuesto eso y Lauren se
considerándose una mujer de palabra, no iba a cambiar las cosas. Quería al
menos dejarla contenta lo mayor posible para que las cosas no se vieran tan
forzosas como parecían.
Lauren estaciono frente al gran salón situado sobre un amplio campo.
Caballerosamente el hombre encargado le abrió la puerta para que ella saliera y le
entrego las llaves, no sin antes voltear y ver como otro hombre abría la puerta
para que Camila saliera, y no pasó desapercibida para ella la sonrisa babosa de
él.
Se acercó sonriendo hasta ella y entrelazo sus brazos posesivamente, Camila se
sorprendió por un instante, pero se dejó llevar. Quisiera o no, eso era algo de lo
que tendría que acostumbrarse con frecuencia.
Visualizaron que en la entrada mucha gente se encontraba hablando
animadamente, siendo capturadas por las cámaras incesantes del lugar y de
paparazis. Había a un costado una gran lona blanca que servía de fondo para
aquellos que gustaran de posar un rato antes de entrar.

—¿Estas lista para algunas fotos?—Pregunto animadamente Lauren rompiendo


un poco el silencio.
—Siempre lo estoy—Respondió Camila egocéntricamente levantando su barbilla.
Lauren solamente opto por apartar la mirada hacia otro lado para sonreír y negar
con la cabeza a la vez. Esta mujer era increíble y jamás dejaba de sorprenderla.
Mucho antes de que pudieran acercarse hacia la lona blanca, la gran mayoría de
los camarógrafos, por no decir todos, ya se habían percatado de la presencia de
ambas. Sin dudas este era un suceso muy poco común. No todos los días se tenía
la suerte de captar a las reinas de la moda, ambas concentradas en el mismo
lugar, juntas y sobre todo entrelazando sus brazos. Habían tomado varias
fotografías de sus perfiles mientras caminaban para ponerse frente el fondo
blanco, Lauren sonreía con su dentadura perfecta y Camila la imitaba lo mejor que
podía aguantar. No paso demasiado tiempo para que todos los poseedores de
cámaras las bañaran en flashes captando todo tipo de ángulos en ambas mujeres
juntas. Casi todo el mundo estaba enterado de la “amistad” que compartían, pero
era la primera vez que se enseñaban juntas en público. Sin dudas era el suceso
que marco la noche e iba a ser, seguramente, la principal noticia en las revistas
interesadas en aquello.
—Suficiente— Dijo Camila después de aguantar los pocos minutos más largos de
su vida. Lauren no queriendo llevarle la contraria, considero que también lo era.
Así que hizo una leve inclinación de cabeza en modo de asentir, ambas
comenzaron a caminar hacia la entrada. Y aun así cuando casi estaban
introduciéndose no dejaron de sentir los flashes en sus espaldas.
A pesar de la hora, más que una simple celebración como habían dicho, era más
parecido a una fiesta en pleno apogeo. El color de las paredes era de un naranja
pálido, que apenas se notaba gracias al juego de luces que había por todo el
salón, estaban las infaltables bolas de cristales de todos los tamaños sobre la
pista de baile improvisada. La gente pasaba despreocupada con bebidas en mano
que los meseros ofrecían paseando con sus bandejas, las mesas con bufet
llegaban casi de punta a punta en ambos extremos del lugar. La música era
bastante actual y bailable, con el volumen no tan alto como para no escuchar a
quien te hablara pero tampoco tan bajo. Tenía la medida perfecta.
Lauren visualizo una apetecible cascada de lo que seguramente sería ponche
sobre una de las mesas y no pudo evitar resistirse.
—¿Quieres algo de beber?—Pregunto cortésmente Lauren.
—Eso no me vendría nada mal—Contesto Camila. Decidió que ya había sido
mucho tiempo estando en aquella cercanía con ella, así que lentamente recupero
su brazo, Lauren no lo tomo a mal. Ya que justamente también estaba pensando
lo mismo. Se dirigieron a la mesa rápidamente, Lauren tomo dos vasos y comenzó
a servirlos colocándolos directamente bajo la cascada. Le dio uno a Camila y
ambas tomaron de sus respectivas bebidas sin mencionar palabra.
—¿Camila? ¿Lauren?— Escucharon ambas ser mencionadas a sus espaldas.
Sincronizadamente se giraron y se encontraron con el señor Clark frente a ellas.
Que no tenía tal vez pocos años más que ellas— Que alegrías encontrarlas por
aquí— Dijo sonriendo de manera sincera— Realmente es un placer grande
tenerlas aquí.
—El placer es totalmente nuestro, Clark— Intervino Lauren hablando por las dos—
Gracias por la invitación.
—De eso nada—Contesto negando severamente con la cabeza—Y por favor,
llámenme John, que no estamos tan lejanos con la edad—Menciono para luego
reír y ser acompañado por ellas. En eso escucho un carraspeo en su espalda –Oh
disculpen mis modales, les presento a Frédéric Jussieu, mi socio— Aclaro él.
—Es un gusto conocer a tan hermosas damas— Menciono el dándoles un beso en
la mano de ambas.
—Igualmente— Menciono Camila quitando disimulada pero rápidamente su mano.
Eso era algo de lo que nunca iba a acostumbrarse, siempre tolerando que algún
desconocido le bese su mano. Lauren volvió a sonreír al darse cuenta de eso.
Frédéric no había despegado la mirada en ningún momento durante toda la
presentación y Lauren también había notado eso.
—¿Me pregunto si tan bella dama me haría el honor de acompañarme con un
baile?— Pregunto cortésmente Frédéric . Camila rápidamente miro a Lauren,
quien ya no sonreía para nada.
—Discúlpenme, pero debo seguir saludando a mis invitados— Dijo John antes de
retirarse con una sonrisa. Nadie le había prestado atención. Camila disfruto de su
rostro contraído y decidió molestarla un poco, Lauren gritaba con la mirada un
rotundo “NO”.
—Estaré encantada de hacerlo, señor Jussieu— Y ambos se fueron hacia el
centro de la pista, donde había demasiadas parejas compartiendo un baile. Así,
quedo Lauren sola con un vaso de ponche en mano. Totalmente sorprendida sin
dar crédito ante lo que acababa de suceder.
Camila fingió alegría al aceptar bailar con él, pronto se convirtió en una completa
incomodidad para ella, más porque lo que solamente había sido una invitación a
un baile, pronto se convirtieron en 3 tediosas interminables canciones. Elaboró su
mejor esfuerzo para recrear una sonrisa en su cara, pero más fue una mueca lo
que alcanzo a formar, necesitaba alejarse de aquel hombre.
—Discúlpame, pero estoy sedienta—Mintió rápidamente despegándose de él
cuándo noto más proximidad— Iré por una bebida.
—No te preocupes por eso, iré en busca de una— Se ofreció el— Solamente
espérame aquí ¿sí?— Pregunto
—Seguro— Volvió a mentir. En cuanto vio perderse a Frédéric entre el tumulto de
gente, ella también lo hizo. Encontrando a John en el camino.
—Camila— Exclamo— Pareces perdida, ¿buscas a alguien?— Pregunto viendo
como ella observaba hacia todas direcciones.
—Más o menos—Contesto— ¿Por casualidad has visto a Lauren?
—No pueden estar separadas las amigas ¿eh?—Dijo bromeando—La última vez
que la vi estaba cerca de la mesa donde estuvimos todos juntos ¿quieres que le
avise que la buscas si la encuentro?
—No, no será necesario—Dijo—de todas maneras no es nada importante, si me
permites iré hacia el baño.
—Claro, buena suerte—Dijo dejándola pasar. Camila se dirigió hacia el baño más
cercano, que para su suerte y comodidad, estaba completamente vacío.
Solamente se escuchaban el sonido de sus tacos haciendo eco dentro del lugar.
Entra en uno de los cubículos y procede a tomarse su tiempo en hacer sus
necesidades.
Al salir, todavía notaba que se encontraba como cuando entro. Se miró frente el
espejo y se cercioró de que nada estuviera fuera de lugar, así que con el sonido
del agua cayendo sobre el lavado comenzó a lavarse las manos, que no fueron
solo esos sonidos los que inundaban el relajado lugar hasta que escucho el
peligroso “clic” del pestillo de la puerta de entrada siendo cerrado.
Anticipadamente su corazón comenzó a dar bombeos fuertes y rápidos en su
pecho, y sin saber porque motivo no quiso levantar la mirada. Intuía perfectamente
de quien se trataba.
El perfume ajeno al suyo llego a sus fosas confirmando sus teorías, sentía la
cercana presencia en su espalda, pero aun así no levanto su vista al frente. Sintió
una mano siendo apoyada en su hombro derecho que luego movió su sedoso
cabello hasta el otro hombro, dejando al descubierto su cuello.
—No tenías por qué haber bailado con ese sujeto, Camila— La amonesto la voz
ronca cerca de su odio, tirándole el cálido aliento directamente provocando una
reacción rara en su cuerpo— Y mucho menos en mi presencia.
—No eres mi dueña— Se defendió ella— Y soy libre de hacer lo que quiera—
Respondió mirando al espejo y viendo a Lauren sonreír detrás de ella.
—Eso lo dices ahora, pero esto—Dijo colocando su mano izquierda en su cadera y
su derecha sobre su plano abdomen acariciándolo— Todo esto pronto será de mi
absoluta propiedad.
—¿Eso crees?—Pregunto imitando su sonrisa torcida. Ella veía muy lejana
aquella posibilidad—Estas demasiado equivocada, Lauren. —
—Entonces tendré que demostrártelo— Prometió apretando completamente su
cuerpo a su espalda, Camila aun con las manos mojadas tuvo que sostenerse si
es que no quería caer sobre aquel mármol mojado. Lauren ataco su cuello
posicionada desde atrás, provocando que ambos cuerpos elevaran sus
temperaturas de manera precipitada. Meció un poco sus caderas contra ella y
Camila no supo cómo sentirse al respecto, inconscientemente cerro sus ojos para
no observarse de aquella manera frente al espejo. Lauren lentamente comenzó a
subir su mano, que hasta ese momento estaba en su abdomen, y tomo su seno
derecho sin demasiadas vueltas. Dio un rápido vistazo hacia el espejo y observo el
obvio punto de su seno erecto debajo del vestido, con sus propios dedos
comprobó la dureza de estos, y sonrió con lasciva. Camila ya había inclinado
levemente su cabeza para darle un mejor acceso a su cuello, que fue justamente
cuando Lauren le había dado una pequeña absorción quitándole un suspiro. La
respiración de Lauren era agitada al igual que la suya, podía sentir sus senos
moviéndose rápidamente contra su espalda. La mano que estaba sobre su cadera
se dirigió ágilmente bajo su vestido perdiéndose entre sus piernas.
Oh se siente tan bien pensó Lauren, estar de aquella manera, justo como tanto lo
había querido.
—Tu cuerpo no miente, Camila—Dijo besándole el lóbulo de la oreja— Yo soy la
causante de todas tus reacciones en este momento y él lo sabe— Mientras
comenzó a presionar su palma sobre su ropa interior, que la sentía suavemente
caliente.
Camila sentía que sus pulmones no lograban retener e inhalar el suficiente aire,
estaba sintiendo miles de sensaciones placenteras que se dirigían hacia todas
direcciones en su cuerpo. Nunca se había sentido así, nunca nadie la había hecho
sentir así. Por cuenta propia apoyo su mano sobre la de Lauren ejerciendo más
presión sobre su seno derecho, embriagada completamente por el momento tan
íntimo y la excitación que estaba haciendo acto de presencia en su cuerpo.
—Si quieres puedo detenerme en este momento— Ofreció Lauren, hablándole de
una manera que comenzaba a estremecerla. De repente un calor invasor comenzó
a apoderarse del ambiente, y ella se sentía completamente desorientada, pero no,
no quería que todas esas sensaciones se detuvieran— Pero eso no es lo que
quieres, ¿verdad?— Pronuncio lentamente, el mismo tiempo que comenzó a
trazar círculos sobre su ropa interior ya mojada— Quiero que me contestes—
ordeno, sin perder la sutileza con la que le habla.
—Yo…— Pronuncio a la vez que abría sus ojos, parecían que las manos de
Lauren estaban sobre todo su cuerpo. Se miró con la respiración agitada de su
pecho subiendo y bajando rápidamente, la mano de Lauren perdida dentro de su
vestido y la otra mano sobre su seno jugando con su pezón completamente
erecto. La situación era tan rara para ella, pero a la vez era intima, atractiva hasta
cierto punto de su vista y completamente atrayente.
—Veo que no me quieres responder—Dijo deteniendo sus movimientos de ambas
manos. Camila la observo rápidamente, sin moverse de su lugar más que para
girar su rostro para mirarla directamente a la cara. Y omitiendo cualquier voz en su
interior, su moralidad y orgullo, levanto su mano derecha agarrando la nuca de
Lauren para acercarla y besarla de manera voraz. Esta le correspondía de la
mejor manera que podía, aun con las respiraciones agitadas y con la lucha por
obtener aire, el encuentro de sus lenguas no ceso. El candente momento estaba
volviéndose descontrolado cuando Lauren retomo sus movimientos ejerciendo
esta vez más presión, Camila mordió su labio inferior en respuesta.
El momento estaba en plena cúspide, pero a veces el destino era bastante
inoportuno a veces en cuestión de interrupciones. Ya que para disgusto de Lauren
y quizás un poco de desesperación para Camila, fueron traídas a una cruda
realidad donde se escuchaba el sonido de la puerta siendo golpeada
desesperadamente.
Lauren lanzo toda clase de improperios ante la interrupción de lo que tanto le
había costado, al menos conseguir un poco. Abrió la puerta de manera abrupta
encontrando a una asustada mujer de quizás más de 40 años.
—¿Todo bien?—Pregunto preocupada la desconocida mujer—Pensé que alguien
se había quedado encerrado dentro.
—Sí, creo que la puerta se trabo por un momento o algo, así—Mintió de manera
despreocupada para que la mujer dejara de hacer preguntas.
—Bien, entonces—Dijo entrando confundida dentro encontrando a una hermosa
mujer castaña secándose las manos, quien paso a su lado sin mencionar palabra
alguna.
Lauren espero paciente afuera hasta que vio a Camila dirigirse hacia donde
estaba.
—Vamos— Dijo Lauren— Te llevare hasta tu casa.
—No quiero que pienses…
—No intentare nada, Camila— Dijo interrumpiéndola para tomarla de su mano—
Con lo de hoy me has demostrado bastante— Menciono para molestarla. Camila
decidió que era mejor callar en vez de comenzar una discusión que nunca
tendrían fin.
El viaje de regreso a casa había sido igualmente de silencioso como el de ida. No
quería mencionar nada de lo que había sucedido en el baño, y agradecía que
Lauren tampoco lo hiciera. Todavía hasta ese momento no entendía su reacción,
pero ahora debía ser más precavida. Así que se hizo una nota mental: no estar en
un baño con Lauren cerca. No si no quería que aquello se repitiera varias veces.
Lauren estaciono su auto frente a la mansión y Camila no espero a que le abriera
la puerta, sino que casi escapo de él.
—Camila, espera— Grito Lauren detrás de ella— Quiero darte esto—dijo
mostrándole unas llaves.
—¿Y estas?—Pregunto sorprendida.
—Son llaves—Respondió Lauren como si eso fuera lo obvio.
—Créeme que tengo muy bien entendido lo que son las llaves, Lauren— Contesto
de manera brusca— Lo que no entiendo es para que son y para que me las estas
dando—Pero pensándolo mejor, ella temía su respuesta. Esperaba que no fuera lo
que ya se estaba imaginando. Lauren sonrió con su típica sonrisa torcida antes de
contestar orgullosamente.
—Son una copia de mi pent-house— Contesto— y te las doy porque quiero que
pases todo el fin de semana conmigo.

XIV. EL FIN DE LA PACIENCIA.

“Toda espera tiene su final.”

Aquellas palabras se agolparon en su mente haciendo un eco constante dentro de


su cabeza. El avance de las cosas iba inevitablemente rápido, no cabía duda. No
podía eludir el recriminarse a ella misma, porque aunque ya nada podía hacer,
todo se debía gracias a su aceptación.
Ascendió por las escaleras pisando pesadamente cada escalón, apretaba
fuertemente su mano izquierda, en un intento de querer estrujar el contenido que
tenía dentro de la misma. Lauren volvía a sorprenderla una vez más, y de nuevo
ella no tenía otra escapatoria, otra opción. Era el fin de todo.

Dejo las llaves debajo del velador que estaba junto a la cama y procedió a quitarse
la ropa y colocarse un pijama. Una vez dentro del baño comenzó a quitarse
cualquier rastro de maquillaje de su rostro. La cara de Lauren estaba tan vívida en
su recuerdo, aunque hayan pasado apenas unos minutos atrás. Se lo había dicho
a quemarropa, mientras le tendía la mano con las llaves colgando, ella la había
mirado durante unos largos segundos intentando procesar la información ante lo
dicho. Había tomado las llaves en absoluto silencio, sabía que las palabras salían
sobrando. No volvería a dar voz a su humillación.
Salió del baño y se perdió entre sus sábanas blancas de seda, ya acostada dando
su perfil sobre la almohada se durmió. Viendo por última vez a las llaves junto a
ella.

* * * *

REVISTA DE MODAS “JAGUARS”

—¿Cómo que canceló?— Pregunto enojándose Lauren— No pueden tomarse el


atrevimiento de cancelar apenas unos minutos antes de la reunión— Dijo
golpeando levemente la mesa— Que se olvide que tendré en cuenta sus
propuestas entonces.
—Hice todo lo posible de que cambiara de parecer, pero me dijo que sus tiempos
se complicarían— Informo Anna— Tampoco es para que te desquites conmigo,
cariño— Dijo acercándose a ella. Lauren intento ignorar esto último que dijo y
simulo estar interesada en sus papeles.
—Discúlpame Anna, pero ahora no— Dijo esquivándola— Ahora tendré que
buscar otro tipo de diseño para estos vestidos si quiero que el tema no se pierda—
Intento justificarse.
—¿Lauren sucede algo contigo?— Pregunto Anna queriendo acercarse a ella
nuevamente. Para su suerte apareció Edward como siempre sin tocar la puerta,
salvándola de la incómoda situación.
—Lauren ha llegado esto para ti— Anuncio entrando levantando una pequeña caja
—¿Estás ocupada ahora?— Pregunto viendo de reojo a Anna con una mirada de
confusión. Lauren tomo esto como una salida segura para ella.
—En realidad hay unos temas que me gustaría charlar contigo—Dijo echando de
manera sutil a Anna— Si no te importa, claro.
—Para nada—contesto— Dispongo de tiempo, así que adelante— Y se sentó
cómodamente.
—Yo me retiro— Anuncio Anna—Lauren si necesitas algo, solo llámame.
—Claro— Contesto Lauren sabiendo que decirle aquello estaba de más, era su
secretaria, era obvio que si necesitaría algo iba a llamarla—¿Por qué siento que
has hecho a propósito — Pregunto Lauren riendo un poco una vez que Anna se
marchó de su oficina.
—No me gusta ella— Contesto simplemente Edward— Se que te acuestas con
ella cada vez que quieres, pero siempre he sido sincero contigo y lo sabes— Dijo
viendo como Lauren sentía— Así que solo por eso soy educado, pero no es bueno
que te involucres con alguien del trabajo a quien ves de manera seguida, además
de que tiene un no sé qué, que no me gusta para nada— Finalizo.
—Tú no te preocupes— Contesto Lauren— Se mantener muy bien ese tipo de
cosas por separado y ya le he aclarado desde el principio como son las cosas.
—Eso espero— Dijo no muy convencido— Pero creo que eso es algo que ella
ignora Lauren, solo ten cuidado, ¿sí?
—Deja tu paranoia— Contesto riendo ante la exageración de su amigo— Oye, soy
yo. Me conoces muy bien, me ofende que creas que no puedo controlar una
situación así— Comento fingiendo estar dolida.
—Tú eres peor que yo— Dijo riendo y negando con la cabeza— Pero cambiando
de tema, he venido a dejarte esto— Dijo poniendo la caja sobre su escritorio—
Además a hablar acerca de unas fotografías para la revista, quería darte mi visto.
—Soy toda oídos—Contesto Lauren interesada—Quiero dejar todo preparado
para la semana próxima— Dijo sentándose.
—Eso quiere decir que no piensas tocar tu trabajo en todo el fin de semana—
Sonriendo de manera picara— Sé lo que eso significa, compañera— Las mejillas
se le tiñeron de un leve sonrojo, tendría que dejar de contarle todo a su amigo,
siempre predecía cada paso que daba.
—No digas tonterías— Queriendo desviar el tema— Quiero disfrutar del fin de
semana como corresponde— Hablando en un doble sentido que solo ella entendía
— Esta temporada está acabando conmigo.
—Tienes razón— Dijo cruzándose de piernas— Aun seguimos en el mismo puesto
detrás de esa bruja fría— Menciono Edward. Lauren rio casi imperceptiblemente,
teniendo en cuenta lo poco que conocía a Camila, podría jurar que ella era
cualquier cosa menos fría.
—No te preocupes por eso— Dijo— Nuestro trabajado también dará frutos.
—Eso espero—Dijo observando su reloj— ¿Al final asistirás a la congregación de
París?— Pregunto tomando desprevenida a Lauren, ella lo observo sorprendida.
Lo había olvidado por completo. Había olvidado uno de los encuentros más
importantes en el país de la moda. Era un evento de alto nivel, donde asistían toda
clase de diseñadores, modelos, personas de clase alta, famosos y personas como
ella que tuvieran que ver con la organización de la moda. Siempre se hacía una
vez por año y se consideraba –para gente del entorno e interesada— casi como
un pecado no asistir.
—Por supuesto que sí— Contesto lo antes posible luego de razonar las cosas—
No podría darme el lujo de faltar a un evento como ese, además quizás tenga
suerte y pueda tener algún diseñador interesado en mi revista.
—Justo como lo imagine— Contesto sonriendo— Pero, ¿asistirás sola?—
Pregunto.
—¿Por qué tan interesado en eso?
—Solo pregunto— Levantando sus hombros— Como siempre vamos a todos los
eventos juntos pensé que tal vez habías conseguido ir con alguien, ya que yo
tendré mi segundo viaje para esas fechas— Y nuevamente gracias a la gran boca
de Edward a Lauren se le ocurrió otra maravillosa idea.
—Como ya te había dicho antes camarada, ese no es un problema para mí. Algo
se me ocurrirá—Y por la mirada de Lauren, Edward no dudaba de eso.
—Bien entonces— Dijo parándose— Necesitare terminar unas ultimas cosas que
deje pendiente, luego vendré y te hablare acerca de algunas cosillas que observe
por ahí— Metiendo las manos en sus bolsillos.
—¿Cuándo te marchas?—pregunto.
—Mañana en la noche— Contesto— Quiero tomarme un día para organizarme
adecuadamente.
—Me parece una muy buena idea— Sonriendo— Espero que tengas un buen viaje
Edward, si es que no llego a verte para entonces.
—No te preocupes por eso— Dijo— Si estarás ocupada sabes que comprenderé
perfectamente— Contesto guiñando un ojo antes de marcharse.

* * * *

REVISTAS DE MODAS “ÍCONO”


—Pero Sofía, ¿te das cuenta de lo que me estas pidiendo?— Pregunto
desesperada— Sabes que yo no tengo mucha idea con esas cosas, por no decir
absolutamente nada.
—Ya lo sé, Camila— Contesto llamándola por su nombre completo, la
conversación se ponía interesante— Solamente serán por un par de días, máximo
serán como tres, ¿es mucho sacrificio para ti?— Pregunto haciendo su peor cara
de abatimiento.
—Sabes perfectamente que no Sofía— Contesto—¿Pero te das cuenta a quien se
lo estas pidiendo? No tengo idea de cómo hacer las cosas.
—Es que no he podido contactar con nadie que pudiera— Dijo— Si no fuera un
caso extremo créeme que no estaría molestándote con algo así.
—No me estas molestando, por favor— Dijo intentado calmarse— Solamente no
quiero que sea incomodo, ¿te das una idea de lo aburrido que podría llegar a ser
para ella?
—Yo no creo para nada que eso suceda— Contradijo a su hermana— Se que
sabrás hacer un buen trabajo, yo estoy segura de eso— Dijo tomándola su mano
sobre la mesa— No temas, ¿sí?
—Nadie tiene miedo— Contesto— Es solo que…—Sofía la miraba fijamente—
Olvídalo, pero nadie está teniendo pánico ante la situación—Sofía rodo los ojos
ante la testaruda de su hermana.
—¿Entonces es un sí?— Pregunto cambiando su semblante.
—Si— Contesto suspirando— Pero no prometo que se aburra.
—Sé que lo harás bien, hermanita— Dijo parándose para abrazarla. Camila sintió
el cálido abrazo de su hermana rodearla. Era lo único reconfortante que le
quedaba.
—¿Entonces cuando te vas?— Pregunto una vez que se separaron del abrazo.
—Mi vuelo está programado para mañana— Contesto
—¿Mañana?— Pregunto sorprendida.
—Sí, ¿Por qué? ¿Sucede algo?— Pregunto—¿O tienes otra cosa que hacer?—Y
claro que la tenia. Pero eso era algo de lo que no quería recordar.
—Sí, pero no es nada importante en realidad— Y decidió que esa era la mejor
descripción— Así que no te preocupes.
—¿Segura?— Pregunto viendo su cara dubitativa— Si quieres puedo intentar
seguir llamando y…
—Ni se te ocurra— La interrumpió. Analizo todo en tan solo segundos y vio que
ante ese pequeño y lindo inconveniente, no le venía nada mal para salvarla una
vez más de la desgracia para ella— Ya te he dicho que sí y fin del asunto.
—Genial— Dijo Sofía parándose— Un peso menos. Eres la mejor, ¿sabías?— La
adulo, porque sabía que aquello le encantaba a su hermana.
—Sí, lo sé— Dijo sonriendo y contestando justo de la manera en la que lo
esperaba.
—¿Entonces a qué hora quieres que pase mañana?
—Cuando te quede más cómodo a ti— Contesto— Mañana estaré todo el día en
casa, así que eso es lo de menos— Y como no. Si conocía a Camila lo suficiente
como para saber que no era necesario hacer aquella pregunta. Su hermana no
conocía otro camino de su casa al trabajo y del trabajo a casa.
—Bien, pero te llamare antes por si a acaso— Dijo caminando hacia la puerta—
Gracias por esto Mila, realmente te lo agradezco.
—No tienes que agradecerme nada, Sofía. Porque aunque quizás lo di a entender
en un principio, lo hare encantada.
—Lo sé, hermanita— Abriendo la puerta— Lo sé— Y se marchó.

* * * *

Lauren había salido un poco más temprano del trabajo. Aunque su pent-house
nunca se encontrara en malas condiciones de limpieza, decidió mandar de igual
manera a su personal encargado de eso. Había caminado diez veces al menos
por los mismos lugares, subiendo y bajando las escaleras constantemente.
Revisaba que todo estuviera en perfecto orden, a veces solía tener esa pequeña
obsesión. Y la situación que se aproximaba daba méritos para ese
comportamiento. Estaba justo en el segundo piso cuando escucho el timbre sonar,
tuvo que bajar rápidamente las escaleras a ver, ya que les había dado la noche
libre a sus empleados. Observo su reloj y se preguntó quién podría llegar a ser a
esa hora. Camila no podía ser, ya que le había dado personalmente una llave para
que entrara en cuanto llegara.
Asomo su ojo a la mirilla de la puerta y se sorprendió al encontrar a quien menos
dudaba que podía ser, Camila estaba del otro lado con su cara habitual de
siempre.
—Creí que usarías las llaves que… te di— Musito sorprendida cuando abrió la
puerta. Camila venía con una pequeña y adorable compañía extra.
—Me las olvide— Contesto simplemente— Tuve que hacer unas cosas antes de
venir, además como si te molestara abrirme la puerta— Camila gozo de la cara de
estupefacción de Lauren, sabía que aquello la iba a molestar y por eso no se hizo
de rogar ante el favor que le había pedido su hermana.
—Hola Lauren— Saludo la pequeña castaña tomada de la mano de su tía,
interrumpiendo el silencio y las miradas amenazadoras sin ser consciente de ello.
—Hola pequeña, Emma— La saludo sonriente poniéndose a su altura— Estas aún
más bonita de lo que recordaba— Dijo tocando su mentón.
—Gracias— Respondió tímidamente sonrojándose al extremo.
—Tú no tienes filtro, ¿verdad?— Pregunto Camila. Empujo a un lado a Lauren
avanzo con la niña.
—¿Qué quisiste decir con eso?— Pregunto Lauren después de cerrar la puerta y
ponerse detrás de ellas.
—Olvídalo— Contesto mirándola— ¿Cuál será nuestra habitación?
—¿Nuestra?— Pregunto todavía sorprendida.
—Emma ¿quieres conocer un poco el hogar de Lauren?— Ofreció dirigiéndose a
la niña— Yo te alcanzare en un momento.
—Si—contesto corriendo directamente hacia una pecera que había captado su
atención desde que entro.
—No puedo creerlo, Camila— Dijo Lauren viéndola— Si piensas que yo tengo una
paciencia infinita déjame decirte que…
—No ha sido a propósito— La interrumpió Camila— Sofía no tenía con quien más
dejarla.
—Y supongo que tú te has ofrecido voluntariamente para evitar lo que se supones
que venias a hacer aquí, ¿cierto?
—No— Contesto— Fue personalmente a pedírmelo y no iba a cometer la grosería
de negarme a algo que no me iba a costar nada hacer.
—Perfecto— Contesto negando con la cabeza— Simplemente perfecto. —
Mascullo por lo bajo.
—Mira Lauren, si quieres creerme o no eso me tiene sin cuidado— Contesto
señalándola— Ahora ¿me dirás cual será nuestra habitación para que pueda dejar
estas cosas?— Pregunto levantando dos pequeños bolsos.
—Esa parte es la que no entiendo— Dijo Lauren—¿Nuestra? No sé qué estas
tramando.
—No puedo creer que seas tan cínica de exigirme eso estando la niña presente—
Dijo enojada Camila— Además es muy pequeña y su madre no está, es obvio que
tendré que dormir con ella.
—Y yo no puedo creer este maldito juego que tramas— Dijo acercándose hasta
ella con mala cara— Sígueme que te enseñare la habitación.
Camila fue en busca de la pequeña Emma y juntas siguieron a Lauren en un
perfecto silencio. Lauren estaba demasiado enojada y lo sabía, no era para
menos. No le había creído ni una sola palabra a Camila, pensó que como siempre
busco la manera de librarse de ella.
—Aquí es— Anuncio Lauren abriendo la puerta y entrando. Quedaba a dos
puertas después de la suya propia— Las dejare para que se acomoden.
—¿Lauren está enojada con nosotras tía?— Pregunto inocentemente la niña.
—No, cariño— Acariciando su cabello— Ella nos ha invitado a su casa, no tendría
por qué enojarse por eso ¿cierto?— Mintió.
—Si— Contesto— ¿Puedo seguir recorriendo este gigantesco departamento?—
pregunto.
—Claro que si cielo, siéntete como si estuvieras en casa, ¿sí? Haz lo que quieras
aquí— Y sonrió casi de manera diabólica. Quizás si iba a ser interesante su
estadía ahí.
La pequeña bajo ágilmente las escaleras encontrando a Lauren bebiendo vaya a
saber que en la cocina, nunca había visto antes a la supuesta amiga de su tía y la
desconocida mujer la intrigaba por completo. Era un poco más alta que su tía,
pero su cabello era completamente negro y largo a comparación con el suyo o el
de su madre. Tenía los ojos tan verdes y no recordaba conocer a alguien que los
tuviera de aquel tono. Si, definitivamente era muy diferente a otras personas. Se
acercó hasta ella y se detuvo en cuanto Lauren noto su presencia.
—¿Tu estas enojada conmigo?— Volvió a lanzar la inocente pregunta. Lauren
dejo reposar el vaso sobre la mesa y se acercó hasta ella sonriendo.
—Claro que no – Respondió de manera dulce ¿Por qué piensas eso? —
—No lo sé— Contesto levantando sus hombros—¿Con mi tía Mila? Escuche que
peleaban.
—No, no peleábamos— Mintió Lauren— Solo hablábamos de… una manera
extraña— Dijo moviendo sus ojos exageradamente haciendo reír a la niña.
Después de todo ella no tenía la culpa de que Camila la esté usando— ¿Oye
tienes hambre?— Pregunto
—Si— Admitió Emma meciéndose sobre sí misma.
—¿Qué te parece si tú y yo vamos a comer afuera?— Pregunto animada al ver el
brillo en su mirada.
—¿Y puede venir mi tía Mila, con nosotras?— Pregunto con genuina alegría.
Lauren pensó que quizás Camila se negaría y también no permitiría que la niña
saliera solo con ella.
—Sí, podrías invitarla— Concedió finalmente— Anda arriba a avisarle, yo esperare
aquí— Y observo como la niña corriendo fue en busca de su tía para contar su
propuesta. Para sorpresa de Lauren al poco tiempo vio bajar a las dos.
—¿Es cierto?— Pregunto Camila en cuanto estuvo frente a ella.
—Si—se limitó a contestar Lauren.
Camila no había hecho muchas más preguntas y Lauren agradecía internamente
eso. Condujo en completo silencio y sin dar explicaciones hacia donde se dirigía.
Camila pensaba en todo tipo de restaurantes caros o lujosos, pero cuando todas
habían bajado del auto, se encontró con lo que menos esperaba encontrarse.
—¿Es en serio?— Pregunto con mala cara. Lauren solamente se había limitado a
levantar sus hombros y tomar a la niña de la mano para entrar sin esperarla. Cosa
que le molesto demasiado. Cuando entro observo a Lauren subir a Emma a una
banqueta alta y ella sentarse a su lado, frente a la barra. Odiaba tener que comer
en lugares así donde ni siquiera se molestaban en limpiar la comida caída de las
personas que habían estado anteriormente.
—Siéntanse libres de pedir lo que quieran— Ofreció Lauren. Camila se sentó del
otro lado de la niña quedando en medio de ambas adultas. Ahora se arrepentía de
haber aceptado, era obvio que Lauren hacia esto con tal de molestarla.
—¿Qué son todas esas cosas?— Pregunto Emma.
—Eso pequeña, son todas las clases de pescados que te imagines— Explico
Lauren— Adelante, prueba lo que quieras— Observo como la niña tomaba
libremente todo con sus manos para comprobar su sabor. Escucho a Camila pedir
una bandeja donde pudiera comer los alimentos sin tener que tocar el sucio
mesón como había dicho. Esa mujer parecía que jamás iba a cambiar— Camila
¿asistirás este año a la congregación de París? – Pregunto para romper un poco
el silencio y además quería saber— Sé que el año pasado no fuiste.
—Tuve un problema con los horarios— Contesto sorprendida, suponiendo quizás
hacia donde Lauren quería ir.
—¿Pero iras este año?—volvió a preguntar.
—No lo creo— Contesto— Tengo demasiadas cosas que hacer y mis horarios son
tan apretados como el año pasado, así que no lo creo. Mi respuesta es no.
—Entiendo— Dijo Lauren. Convencida totalmente ante la seguridad de sus
palabras.
Más tarde, una vez que las tres se habían degustado con una gran variedad de
pescado en aquel restaurante japonés, ya estaban de nuevo en el pent-house.
Lauren les había deseado buenas noches a todas y se había marchado en silencio
hacia su recamara, sin ni siquiera haber intentado nada fuera de lugar esa noche.
De todas maneras era la primera, era lo que se decía mentalmente. Pero lo que
nunca pensó, fue en escuchar golpes en la puerta de su habitación a las 3 de la
mañana, y mucho menos los gritos de Camila.
—¿Qué sucede?— Fue lo que pregunto con cara adormilada una vez que abrió la
puerta.
—La niña, Lauren— Dijo desesperada— La niña no se siente bien.
—¿Qué?— Pregunto antes de salir corriendo hacia su habitación. Y efectivamente
la pequeña Emma sudaba en su frente, lo que era más que obvio de que quizás
tuviera fiebre y respiraba agitadamente—Hay que llevarla al hospital— Camila
afirmo efusivamente con la cabeza, no tenía por qué negarse ante aquello.
El camino hacia el hospital había sido muy corto debido a la velocidad en la que
Lauren conducía. Ni siquiera había detenido el auto del todo para estacionar
cuando Camila había salido casi corriendo con la niña en brazos hacia dentro del
edificio del hospital. Cuando había entrado vio a Camila hablar desesperadamente
con un hombre vestido con una bata blanca que tomaba a la niña en brazos y se
la llevaba por un largo pasillo.
—¿Qué te han dicho?— Pregunto Lauren una vez que la alcanzo.
—Solamente se la llevaron— Contesto Camila—Oh por Dios, ¿Por qué me sucede
esto a mi?— Murmuro por lo bajo tapándose la cara con ambas manos. Lauren
escucho todo.
—Oye se pondrá bien— Dijo tocando su hombro— Yo sé que no es nada grave.
—¿Y cómo puedes estar tan segura?— Dijo Camila apartando su mano
retrocediendo— Ni siquiera sabemos que le sucede.
—No lo sé, solamente lo presiento— Contesto Lauren— Pero poniéndote así no
harás que se mejore. ¿Quieres café, agua, algo?— Ofreció Lauren— Iré a buscar
algo para que tomes.
—Agua estaría bien— Contesto Camila. Solamente para que Lauren se marchara.
No podía creer que le sucediera eso ella, se sentía una irresponsable y no sabía
porque. Lo peor de todo es que estaba actuando de aquella manera frente a
Lauren y eso era algo que odiaba. Habían pasado pocos minutos cuando Lauren
regreso con un vaso de agua justo a la vez que el mismo doctor se aproximaba
hacia ella. Se paró rápidamente casi empujando a Lauren en el proceso.
—¿Cómo está? ¿Se encuentra grave?— Pregunto rápidamente— ¿Qué es lo que
tiene?
—Señorita tranquilícese— Pidió el doctor— La niña solamente ha presentado una
manifestación de alergia, quizás por algo que haya ingerido y que no estaba
acostumbrada— Camila rápidamente dirigió su mirada hacia Lauren que en ese
momento no sabía dónde meterse. Ambas habían pensado exactamente lo mismo
en ese momento.
—¿Pero está todo bien?— Volvió a preguntar
—Sí, no se preocupe—Contesto— Solamente quería informarle esto, además de
que quedara en observación por el resto de la noche por si presenta algún otro
tipo de complicación.
—Está bien— Contesto más tranquila— Me parece bien entonces.
—Eso es todo, me retiro— Anuncio el doctor— Que tengan buenas noches— Y se
marchó por donde vino.
—Camila yo…
—Cállate Lauren— La interrumpió— Simplemente cállate, no quiero escucharte en
este momento. Sabía que iba a ser una mala idea seguirte la corriente ¡lo sabía!—
Levantando la voz— Emma estaba bajo mi cargo y ahora por TU culpa está
internada en este hospital.
—¿Mi culpa?— Sorprendida— Camila ¿cómo querías que supiera que era
alérgica a esa comida?
—¡Es una niña por Dios!— Grito— Nunca antes había comido esa asquerosa
comida cruda ¡eres una imprudente!
—Lo repetiré— Levantando la voz—¡No lo sabía!
—Vete de aquí Lauren— Ordeno— De todas maneras tu presencia no sirve para
nada, vete.
—¿Qué?— Pregunto— Tu no me echaras de aquí…
—¡Vete!— Grito— ¿Qué no ves que siempre complicas mi vida? ¡Vete de aquí!
Lauren no supo cómo contestar aquello, así que haciendo lo que menos quería
hacer se marchó. Viendo por última vez a Camila tomar asiento y cubrir su rostro
con las manos. Definitivamente las cosas no habían salido como quería esa
noche.
A la mañana siguiente no se había levantado más que con una sola preocupación
en su cabeza, de alguna manera también se sentía culpable de lo sucedido de la
noche anterior, pero como ella le había dicho a Camila, no lo sabía. Dejando su
desayuno casi a medias se marchó hacia el hospital. Necesitaba tener noticias.
—Disculpe, quería saber dónde se encuentra la habitación de Emma Cabello—
Consulto a la secretaria.
—Lo siento, pero a Emma Cabello la han dado de alta hace un par de horas.
—¿En serio?— Pregunto sin creerlo.
—Completamente, señorita. La mujer que la trajo se marchó con ella en cuanto el
doctor así lo determino.
—Bueno…yo…gracias— Alcanzo a decir antes de marcharse. ¿Por qué Camila
no la había llamado? Aunque si lo pensaba bien, y conociéndola, aquello no la
tenía que sorprender. Pensó que quizás habían vuelto al pent-house mientras ella
no estuvo, y vaya sorpresa que se llevó cuando se encontró con que las
pertenencias de las dos ya no se encontraban en su habitación. La había llamado
cientos de veces al celular, nunca le respondió, llamo también a su casa y siempre
alguien le informaba que no estaba. Aunque aquello era muy difícil de creer.
Lauren se había tomado aquel día para pensar y dejar que Camila también se
calmara un poco. Pero al día siguiente todo había pasado exactamente igual, y
ella termino por decidir que era suficiente. La testarudez que poseía aquella mujer
era más grande de lo que ella se podría llegar a imaginar. Había ya pasado todo el
fin de semana tan decepcionante para Lauren y del que no esperaba para nada
todo aquello que sucedió.
Encontrándose ahora en su oficina y pesando que ya no tendría escapatoria,
decidió realizar su último recurso.
—Buenos días, revista “Ícono” ¿Qué se lo ofrece?—saludo la educada voz del otro
lado de la línea.
—Buenos días, quisiera hablar con la señorita Cabello por favor— Pidió Lauren.
—Lo siento, pero ahora la señorita Cabello está en una importante reunión antes
de tomar un vuelo.
—¿A París?—Pregunto Lauren—¿Eso quiere decir que asistirá a la
congregación?
—Lo siento, señorita, pero no tengo el permiso para dar esa clase de información
a menos que no sea la misma señorita Cabello quien la de ¿quizás quiera usted
dejarle un recado? —Ofreció— ¿con quién tengo el gusto de hablar?—Pero
Lauren ya había colgado.
—Me mintió— Dijo hablándose a sí misma—¡Me mintió!— Y comenzó a dar
vueltas por toda su oficina, camino rápidamente hasta su escritorio nuevamente
para hablar por el intercomunicador— Anna, necesito que llames al aeropuerto y
me reserves un vuelo lo antes posible— Ordeno.
—Enseguida Lauren—contesto Anna— ¿Un vuelo hacia qué destino?
—A París— Respondió. Dio media vuelta observando la gran ciudad desde su
ventana y planeo minuciosamente las cosas esta vez— Ahora si me escucharas
Camila— Prometió Lauren— O mejor dicho me sentirás…

Y sonrió.

XV. CONSUMACIÓN

El que espera desespera…pero tiene su recompensa.


Camila había pasado una muy, muy solitaria noche esperando en el hospital. El
enojo y la culpabilidad que sentía la habían hecho estallar contra Lauren, después
de todo había sido idea de ella llevar a la niña a un restaurante donde servían
especialmente pescado crudo. Aunque tenía razón en haber dicho que no tenía
idea de lo que iba a suceder, ella tampoco. Decidió echarle toda la culpa de todo,
después de pensarlo eso era lo mejor. No había podido pegar un solo ojo durante
toda la noche preocupada por la salud de su sobrina, era la primera vez que la
tenía sola con ella durante tantos días y sucedía una cosa así. Y lo peor de todo
por culpa de Lauren.
No había sido para nada fácil escaparse de la cantidad de preguntas que le había
hecho la niña de 5 años del porque no habían regresado a la casa de Lauren, pero
decidió que no volver iba a ser lo mejor. Inexplicablemente no quería ni verla en
pintura. Habían tenido muchísima suerte cuando muy temprano en la mañana
volvió y no la encontró, así que rápidamente aprovecho para llevarse todas sus
pertenencias y regresar a la comodidad de su hogar. Dejo órdenes estrictas de
que si la llamaba dijeran siempre que no estaba disponible, comenzaba a conocer
muy bien a Lauren, a su insistencia y no dudaba que esa posibilidad sucediera. Y
eso fue exactamente lo que sucedió en cuando llego y todas las empleadas le
habían informado que una señorita había estado durante todo un día intentando
comunicarse con ella. Había pasado un relajante fin de semana con su sobrina,
sin propuestas que cumplir, sin acosos, sin nada y no podía sentirse más
satisfecha al respecto.
Pero de lo que Camila no estaba enterada para nada, era de lo que esa misma
mañana Allyson había contado sin querer. Ahora observando el azul del cielo a
través de la ventanilla del avión se dispuso a descansar su mente. Le había
mentido una vez más a Lauren diciendo que no iría a la famosa congregación, era
cierto que el año pasado no había podido asistir por complicaciones de tiempo,
pero este año decidió que no se lo perdería por nada. Ni loca iba a permitir que
Lauren la arrastrara con ella durante todo el viaje, no se consideraba capaz de
soportar tanto. Soltó un largo suspiro antes de cerrar sus ojos y sonreír. Sin estar
enterada de lo que le esperaba.

* * * *

REVISTAS DE MODAS “JAGUARS”


—A ver Anna— Dijo Lauren irritada—¿Cómo está eso de que no hay vuelos
disponibles para hoy? ¿No les dijiste para quien era?
—Lo intente Lauren, en serio— Contesto— Pero ya sabes, me han dicho eso una
y otra vez, solamente hay vuelos disponibles para París hasta mañana.
—¡Pero yo no tengo tiempo hasta mañana!— Grito parándose. ¿Cómo es que
Camila entonces si había conseguido ir?— Quiero que sigas insistiendo hasta el
cansancio Anna.
—Seguiré intentado Lauren— Confirmo Anna— Pero no prometo nada, sé que
seguirán diciéndome lo mismo de siempre.
—No me importa— Levantando la mano con indiferencia— Tú sigue intentando,
sino quiero el primero que salga mañana.
—Está bien— Dijo Anna y se marchó.
Lauren en estos momentos necesitaba de la molesta compañía de su querido
amigo Edward, sabía que el con un par de llamadas podría enviarla a París en un
parpadeo, pero ahora estaba completamente sola y tenía que apañárselas por sí
misma. Después de haber pasado un apestoso fin de semana, su mal humor se
había acumulado durante todos esos días, y para mejorar aún más la situación,
hoy recién se enteraba que Camila le había mentido en su cara. Seguramente ya
había sospechado de lo que tenía en mente, no podía negar que también era una
mujer muy inteligente, demasiado astuta, pensó.
Pero ella también se consideraba de esa manera y también tenía ases bajo la
manga, no le iba a dejar las cosas tan fáciles después de haberla dejado en paz.
Tenía que cumplir a como diera lugar, quiera o no.

—Lauren, aquí hay una mujer que dice tener propuestas para ti— Dijo Anna por el
intercomunicador.
—Dile que ahora no, Anna, estoy demasiado ocupada ahora.
—Dice que no te hará tardar mucho, es importante.
—Está bien— Contesto bufando— Que pase.
—Entendido.
Lauren espero paciente y se encontró observando a una alta mujer rubia con el
cabello lacio brilloso, tenía una ajustada pollera blanca que llegaba hasta sus
rodillas, una ajustada camisa negra y un saco que por lo visto hacia conjunto, pero
este lo tenía enrollado sobre su brazo libre, ya que en su otra mano portaba unos
cuantos papeles.
—Buenos días, señorita Jauregui, espero no llegar a un momento muy
inapropiado para usted— Dijo con una encantadora sonrisa.
—Buenos días, para nada, solamente digamos que estoy con algunos
inconvenientes— Contesto— Por favor no me trate de usted, dígame solamente
Lauren— Devolviéndole la sonrisa.
—Está bien, Lauren— Observo cómo esta desesperadamente acomodaba unos
papeles sobre el escritorio— ¿Qué me dices acerca de unir lazos con otra revista?
— Pregunto tomando asiento por sí misma.
—No estoy interesada en unificar la revista con otras— Contesto esta vez sí
mirándola— Así que si vienes a proponerme eso, discúlpame pero no.
—Lo entiendo— Contesto— Pero ni siquiera has leído los beneficios que esto te
traerá— Alzando las hojas.
—No me interesa— Dijo Lauren caminando de un lado a otro— Así que si me
disculpas…
—¿Estas ocupada ahora?— Pregunto.
—Demasiado— Contesto.
—Disculpa le interrupción, Lauren—Dijo Anna por el intercomunicador— Pero
tienes el vuelo mañana temprano en la mañana.
—¡Perfecto!— Grito—Muchas gracias Anna— Discúlpame pero ahora no puedo
quedarme aquí— Dijo buscando su abrigo.
—¿Podre venir en otra ocasión?— Pregunto con la mirada esperanzada. Lauren
había notado lo grosera que había sido, pero no iba a tener mucho tiempo si se
seguir tardando.
—Escucha— Dijo suspirando— Mañana no estaré aquí y tampoco sé cuándo
regresare— Explico— ¿Qué te parece si de igual forma vienes mañana y hablas
toda tu propuesta con el vicepresidente?
—Lo hare, Lauren. Muchas gracias— Dijo tendiendo su mano— De todas formas
gracias por el tiempo.
—No hay problema…
—Marina— Se presentó ella—Marina Turner.
—No ha sido problema, Marina— Dijo observando si reloj— Ahora si me disculpas
tengo que prepararme para un vuelo.
—Sí, no molestare más— Dijo— Que tengas suerte en tu vuelo, Lauren.
—Gracias— Agradeció Lauren. Porque realmente esperaba tenerlas.

Aeropuerto de París-Charles de Gaulle

—Espero que no hayan perdido mis maletas— Dijo una enojada Camila— Porque
me encargare de que consigas un trabajo mucho más humillante que este— Dijo
de manera denigrante.
—Lo siento señorita— Contesto asustado el hombre— Debe haber algún
problema con las maquinas, pero yo le prometo enseguida que estarán aquí sus
maletas ¿me permite su tarjeta? Yo las recogeré personalmente.
—Eso espero— Contesto entregándosela evitando tocar sus grasos dedos según
ella.
—Enseguida vuelvo— Y se marchó apresuradamente.
—Quizás sea cierto— Dijo Noah con las manos en los bolsillos— ¿Nos cuesta
mucho esperar?
—¿Y tú de qué lado estas?— Pregunto mirándolo— Noah no sé qué tan
importante será para ti el gran evento que se realizara esta noche, pero para mí en
este momento es mi primordial y único objetivo para que las cosas terminen de
salir bien. Yo si me preocupo por mi trabajo.
—¿Piensas que yo no acaso?— Pregunto un poco dolido—Camila yo creo que
estas mezclando un poco las cosas ¿no lo crees?
—¿Por qué no te encargas de conseguir un vehículo para el hotel?— Pregunto
cambiando de tema— El muchacho parece que sí ha hecho su trabajo— Dijo
señalando al joven que venía caminando con algo de dificultad ya que sostenía
demasiadas maletas para una sola persona.
Noah se encargó de tomar algunas maletas y juntos salieron fuera del aeropuerto,
donde efectivamente ya los esperaba un auto fuera. Camila no emitió muchas
palabras, solamente se limitó a entrar sin dar muchas explicaciones. Una vez todo
listo se dirigieron a uno de los hoteles más lujosos más cercano al lugar donde
sería la gran reunión de moda.
No había tomado mucho tiempo poder registrarse en el hotel, ya que por su
nombre y por haber sido una clienta que lo frecuentaba cada año. Le habían dado
una de las mejores habitaciones como siempre, Noah se registró en una
habitación contigua a la de ella. Había estado por demás de callado y sabía que
quizás se debía a la discusión que habían tenido en el aeropuerto, en realidad no
había querido decir aquello, pero su lengua había actuado antes que su cerebro.
Sentía una extraña sensación, esta vez sí desconocía el porqué de su irritación, el
viaje había sido bastante pesado y había descansado poco durante el fin de
semana cuidando de Emma. No había sido fácil eludir a la pequeña de querer
volver con Lauren, y mucho menos esquivar las cientos de preguntas que le había
hecho Sofía cuando su hija le había informado que había pasado el fin de semana
en su casa, su hermana había estado tan alegre que casi había ignorado por
completo que su hija había estado una noche entera en el hospital. De todas
maneras se veía en buen estado y no había sido nada grave, realmente fui muy
difícil lidiar con madre e hija cuando la atacaron con preguntas de todas clases
acerca de Lauren, preguntas de las que no sabía respuestas y las había
inventado. Bendita sea la hora en la que había aceptado todo esto.
Camila estaba poniéndose los aretes cuando escucho la puerta de su habitación
siendo golpeada.
—¡Vaya! Que hermosa— Exclamo Noah cuando abrió la puerta. Camila tenía un
ceñido vestido color morado oscuro, con gran parte de encaje en sus hombros y
espalda. Se había pintado los labios de un color parecido sin parecer ridícula y
tenía un difícil rodete en su cabellera.
—Tu tampoco estas mal— Contesto ella. Noah tenía un traje gris de raso fino que
brillaba con la más mínima luz en el ambiente. Se ajustaba perfectamente a su
figuraba y acentuaba muy bien sus anchos hombros y brazos.
—¿Lista?— Pregunto el ofreciendo su brazo.
—Espera— Dijo yendo hacia adentro en busca de su cartera del mismo color que
su vestido y volvió hacia la puerta— Ahora si— Juntos partieron hacia uno de los
más importantes encuentros que tendrían en el año.
Visualizo en la distancia la típica gran alfombra roja que recubría la ancha, pero
corta escalera que se adentraba hacia la entrada de aquel gran salón del edificio
antiguo. Prácticamente la calle rebalsaba entre paparazis, automóviles y gente
que cruzaba la calle caminando. Había también demasiados periodistas tomando
entrevistas a las bellas mujeres que llamaban la atención desde metros de
distancia.
Camila bajo del auto siendo ayudada por la mano tendida del caballero de Noah.
—Nos luciremos esta noche— Dijo él cuando ambos empezaban a caminar sobre
la alfombra— Estamos hermosos— Intento bromear.
—Por favor, que cosas dices— Dijo sonriendo. Noah hubiera jurado que esa
sonrisa se debía a su comentario, pero el pensamiento fue disipado en el
momento que se dio cuenta que ambos estaban bajo una lluvia de flashes
incesantes.
—No quiero sonar aguafiestas, pero ¿no te importaría si ya nos metemos adentro?
— Pregunto mientras sonreía y la tomaba de la cintura.
—Para nada, estoy algo cansada en realidad—se separó de él y tomando la
delantera se adentró en el gran salón.
El piso era de un blanco brillante al igual que las paredes y cualquier cosa que
tuviera que ver con la decoración. Había mesas redondas que se situaba casi al
fondo haciendo un juego genial con los candelabros que colgaban del techo que
eran de puro vidrio reluciente. Las mesas eran redondas amplias y las sillas tenían
el típico recorte a la francesa. La música clásica se escuchaba suave junto con el
murmullo de cientos de personas hablando a la vez.
—¡Oh por Dios, Camila has podido venir!— Escucho el casi grito de Diane
Moulian. Tenía un largo vestido color rosa pálido y un escote para nada disimulado
— Por un momento pensé que quizás este año tampoco acudirías aquí.
—Nada de eso— Contesto—esta vez sí pude hacer tiempo para venir, no me
perdería esto por nada— Y acepto el beso en ambas mejillas que Diane le dio.
Trabajaba también para una importante revista de modas en Paris y era la
segunda al mando, a comparación de Camila, ésta no era dueña de la revista pero
si era muy reconocida por su talento y habilidad para los diseños.
—¡Noah!— Volvió a elevar la voz— Que elegante que están ambos— Menciono
saludándolo de igual manera.
—Tu tampoco te quedas atrás Diane— Dijo admirándola— Estas esplendida esta
noche— Vio como esta se sonrojaba furiosamente.
—Por favor, Noah, harás que me sonroje— Dijo sosteniéndose las calientes
mejillas— ¿Por qué no toman asiento?— Ofreció— Évy llegara un poco tarde esta
noche, supongo que lo hará en el momento justo para dar su discurso.
—No sería novedad eso en Évy—comento Noah. Évy Le Brun era la dueña de la
revista más aclamada en París, era muy reconocida por lo mismo, además de
respetada, aunque tenía mucho carisma, pero un muy raro sentido del humor que
muy pocos comprendían. Eso no era nada con lo que Camila tuviera dificultad
para soportar, después de todo su carácter y humor eran mucho peor que el de
ella. Y ni hablar del respeto que inducia a provocar.
Así Camila y Noah se dirigieron tranquilos hacia una mesa que afortunadamente
estaba vacía, la cual tenía una vista perfecta para observar el lugar. Noah como
todo un caballero corrió su silla para permitir que Camila se sentara
cómodamente, y no había pasado mucho tiempo que Noah se sentó a su lado
cuando apareció alguien en su mesa.
—Camila veo que has asistido, por poco pensaba que no podrías— Dijo besando
el dorso de su mano ¿Qué pasaba que todos creían que no vendría?
—Señor Frédéric, que gusto encontrarlo— Dijo a modo de saludo— Le presento a
mi mano derecha— Dijo señalando a su lado—Noah Jakov.
—Es un placer— Dijo Noah tendiendo su mano.
—El placer es todo mío, soy Frédéric Jussieu – Se presentó.
—¿Diseñador?— Pregunto.
—Exactamente— Contesto—¿Les molestaría si me siento un momento con
ustedes? La verdad es que algunas personas por más importantes que sean aquí,
son un tanto aburridas— Dijo riendo un poco.
—No hay problema con eso— Contesto Camila— Y también entiendo lo otro—
Contesto haciendo una mueca. Por más veces que asistiera a estas clases de
reuniones no podía tampoco evitar aburrirse, últimamente no se había convertido
en la persona más sociable que digamos, pero tampoco nadie podía culparla de
sus propias elecciones. La vida la había hecho de aquella manera y ella se sentía
completamente bien así, no había errores, arrepentimientos, malas decisiones,
consecuencias, nada. Y todo se debía gracias a ser como era. Un camarero se
había acercado con bebidas y algunos bocadillos para dejarlos sobre la mesa. Las
conversaciones pasaban tan naturales al igual que el tiempo en ese lugar. Muchas
más personas se había acercado a saludar, otros tanto solamente para
cerciorarse de su presencia, y no faltaron aquellos que preguntaran por su
“amiga”, parecía que esa clase de chismes corrían más rápido que al luz, Camila
siempre les contestaba con la primera mentira que se le cruzara en la cabeza.
Suponiendo mal o no, se preguntaba el motivo por cual Lauren no había asistido,
por lo poco que sabía no tenía ningún motivo importarte por el cual faltar. Sonrió
mientras bebía el contenido de su copa, iba a estar realmente contenta si ella no
había asistido por la mentira que le dijo. Aunque sabía que tenía que pagar un
precio alto quizás, iba a disfrutar de todo esto mientras podía.
Camila noto que varias de las personas habían bajado el tono de voz, justo
cuando iba a preguntar qué sucedida, una elegante mujer de cabellera larga y
castaña se subía en el punto más alto de aquel salón. Se trataba nada más y nada
menos que de la mismísima Évy Le Brun.
—Antes que nada, quiero agradecer la presencia de todos aquí en esta reunión
tan importante para mí como para ustedes, se la cantidad de talento que hay aquí
esta noche bajo el mismo techo, como sé también que hay distintos líderes de
moda viniendo desde muchas partes— Dijo sonriendo— Pero moda a fin de
cuentas, sino que serían de estas valiosas manos— Dijo levantándolas— ¿Si no
firmo yo los cheques quien más lo haría?— Pregunto. Y se escucharon varias
risas en el lugar. Camila estaba realmente entretenida con el discurso hasta que la
interrumpió el sonido de su celular. Dudo por un instante si leer el mensaje o
hacerlo más tarde, ya que el número era completamente desconocido para ella,
pero finalmente gano la curiosidad el debate y lo abrió de todas formas.
Noah estando a su lado no había perdido detalle alguno de su jefa, desde la
expresión de sorpresa a uno de nerviosismo. Supuso que algo debió sorprenderla
en su celular ya que había abierto demasiado los ojos en clara expresión estupor.
Camila se había quedado viendo un punto fijo inexistente en el suelo después de
haber guardado el celular en su bolso.
—¿Todo bien?— Pregunto Noah.
—Si…si— Alcanzo a contestar apenas con voz.
—¿Sabes Frédéric nos acaba de invitar a tomar algo luego de que las cosas aquí
terminen ¿te apuntas?— Pregunto.
—No creo— Respondió todavía pensativa— En realidad creo que me iré ahora
mismo— Dijo parándose.
—¿Segura?— Pregunto Noah imitando su acción.
—Sí, pero tú no te preocupes— Dijo mirándolo— Mil disculpas señor Jussieu, pero
tal vez sería mejor dejarlo para otra ocasión.
—No hay problema por eso, tú tienes mi número y estaré encantando de mostrarle
mi hermosa ciudad – Respondió de manera amable.
—¿Te sientes bien?— Pregunto Noah— ¿Estás segura que no quieres que te
acompañe?
—Si, Noah— Contesto ya cansada— Solamente siento un poco de fatiga, nada
más. Si tú te quieres quedar no hay problema, nos veremos mañana temprano.
—Como quieras— Dijo sentándose— Nos veremos mañana entonces.
Camila apresuro el paso, el nerviosísimo que sentía además de las pocas ganas
que tenia de hacerlo notar en público la obligaban a querer marcharse en cuanto
antes de ahí. Pero era justo como si el destino buscara burlarse de ella, porque a
lo lejos Évy había captado su presencia y ahora venía sonriente hacia ella
dejándola sin ninguna escapatoria rápida.
—Has venido, querida— Dijo saludándola con dos besos sonoros en cada mejilla
— Estas hermosa esta noche Camila, déjame decirte.
—Usted tampoco se queda atrás, señorita Le Brun— No quiso sonar tan grosera,
después de todo le convenía tener aquella clase de contactos.
—Por favor, solamente dime Évy como todo el mundo aquí, no me digas que ya te
marchas— Dijo arrugando su entrecejo— Esto apenas está comenzando, he
llegado yo— Dijo para luego reír, Camila la imito de la mejor manera que pudo
antes de contestar.
—Lo sé, pero es que no me siento muy bien— Mintió— Pero déjeme decirle que
todo le ha quedado excelente como siempre.
—Muchas gracias, querida— Contesto satisfecha la mujer— Viniendo de personas
con nuestro nivel, lo siento como un completo halago de tu parte— Dijo— ¿Qué te
parece si mañana tomamos un café?— Pregunto. Parecía que todo el mundo
estaba demasiado pesado para su gusto en ese momento.
—No habrá problema con eso— Contesto Camila
—Excelente— Se alegró— Me encargare de que mi asistente te llame para
concretar la hora y el lugar ¿está bien?
—Esperare su llamada entonces— Dijo— Así que si no le importa yo…
—Perdón, perdón— Dijo interrumpiéndola— Nos veremos mañana, querida— Dijo
volviendo a besar sus mejillas— Espero que te mejores.
—Gracias, Évy. Yo también espero lo mismo— Respondió— Nos estaremos
viendo entonces, adiós—Y salió rápidamente por la salida.
Alcanzo a ver el mismo auto que los había traído y no dudo en dirigirse hacia él. El
hombre caballerosamente le abrió la puerta y Camila se subió tan rápido que ya
no tenía tiempo de pensar. Lo único que sabía era que quería marcharse
rápidamente antes de ser descubierta. El viaje de nuevo a su hotel había sido
demasiado lento para su gusto, pero ahora no podía negar la sensación de
tranquilidad que sentía en todo su cuerpo.
Tan rápido como llego a la habitación se dispuso a quitarse el vestido para
tomarse una relajante ducha y dormir temprano, mañana iba a ser un día bastante
social aunque no quisiera admitirlo. Últimamente estaba empezando a enojarse al
estar haciendo cosas que no quería hacer realmente.
Se había tomado su tiempo en la ducha, quería quitarse por completo los nervios
que había hecho estragos en su mente y cuerpo. Se había cepillado el cabello aun
mojado y apenas se había terminado de poner la ropa interior cuando escucho la
puerta siendo golpeada. Inexplicablemente su corazón comenzó a bombear de
forma fuerte y acelerada. No estaba del todo segura de querer abrir a esas horas,
pero ¿y si era alguna emergencia? Miles de posibilidades se le habían pasado por
la mente, así que tomo una bata y poniéndosela fue a abrir para disipar sus dudas.
Pero se reprochó internamente, ojala no lo hubiera hecho, ya que del otro lado
estaba la persona que menos esperaba ver en ese momento.
—¿Qué haces aquí?— Pregunto entre sorprendida y nerviosa nuevamente.
—Vine por lo que me pertenece— Contesto como si nada.
—¡No!— Grito. Intento cerrarle la puerta en su cara pero Lauren había alcanzado
a poner el pie, logrando meter sus dedos entre el espacio y empujo con todas sus
fuerzas, haciendo que la puerta se abriera para ella meterse. La cerró detrás de sí
con un empujón de su pie. Camila estaba frente ella, solamente con una bata y el
pelo chorreándole agua. Toda una belleza.
—¿No qué?— Pregunto sonriendo.
—¡Vete!— Volvió a gritar— Lauren quiero que te largues— Pero caso contrario a
lo que quería que sucediera, Lauren se acercó a ella rápidamente para
arrinconarla contra la pared y sujetar sus manos.
—¡Ni en tus sueños!— Dijo muy cerca de su cara— Hasta aquí llego mi paciencia
contigo Camila, y no me iré hasta tenerte por fin— Ella ya lo intuía, el temblor de
las rodillas le confirmaba que aquello era el fin de lo que ella había estado
escapando con tanta ímpetu.
—No quiero…— Menciono corriendo la cara hacia otro lado impidiendo que la
bese.
—Camila, así solamente haces las cosas más divertidas para mí— Dijo Lauren
riendo— Y sí que querrás esto— Siguió riendo. Camila aprovecho la disminución
de fuerza que ejercía sobre sus manos gracias a la risa, logró zafarse y salió
corriendo hacia el dormitorio—¡Camila!— Escucho el grito detrás de ella.
Nuevamente intento cerrar la puerta frente a ella, pero Lauren había sido
demasiado rápida y ya se encontraba dentro de la habitación con ella.
—Veo que querías ahorrarme el trabajo de encontrar la habitación, gracias por eso
— Y volvió a acercarse rápidamente sin darle tiempo a nada, la empujo sin mucha
delicadeza para caer sobre la cama y Lauren encima de ella— Si no fuera porque
te sorprendí, podría jurar que me estabas esperando— Dijo antes de apoderarse
de su boca. Camila intentaba resistirse con las pocas fuerzas que tenía, realmente
a estas altura era inútil. Ambas tenían la respiración agitada debido a la carrera
que habían tenido y la fuerza que ejercía una sobre la otra. Lauren arrinconándola
sin escape y Camila intentando librarse en vano.
Lauren había dejado en paz su boca para dirigirse hacia su cuello, también
necesitaba un poco de oxígeno. Aún tenía las manos aprisionadas de Camila
sobre las suyas. Corrió con sus rodillas sus piernas y se situó en medio de ellas,
quedando sus caderas completamente pegadas encajando perfectamente. El aire
que entraba en los pulmones de Camila rápidamente comenzó a sentirse caliente,
la temperatura de su cuerpo también comenzaba a elevarse, y eso no lo podía
evitar. Lauren comenzó a dirigir sus besos aún más abajo llegando a su escote,
aun sin enterarse del brasier puesto en el cuerpo de Camila, quien ya había
dejado de poner tanta resistencia. Aprovecho esto y dirigió rápidamente su mano
para desenredar el nudo de su bata, donde se encontró con la sorpresa de que
estaba en ropa interior. Beso su hombro sonriendo.
—Ya nos encargaremos de esto—prometió. Acaricio la parte interna de sus
muslos después de haber abierto su bata por completo, y volvió para quedar frente
a su cara y besarla de manera desesperada. Subió su mano derecha para apretar
un pezón de Camila, quien en respuesta soltó una sonora exhalación por la nariz.
Lauren libero su mano y masajeo el otro seno con ambas manos y volvió a su
cuello, Camila suspiro mirando al techo y arqueando su espalda. Lauren
aprovecho la oportunidad para meter su mano detrás de su espalda y desabrocho
su brasier, ambas se miraron a los ojos en ese instante. Los ojos de ambas
brillaban en la oscuridad de la habitación y las respiraciones eran agitadas—
Quítate la bata—ordeno Lauren.
Se sentó sobre sus rodillas, pero sin separarse de Camila para darle espacio
cuando se levantara. Todo fue en completo silencio, Camila se irguió frente a ella
y se quitó la bata, Lauren rápidamente subió sus manos y deslizo también el
brasier por sus brazos. Dejándola completamente desnuda de la cintura para
arriba. Coloco una mano en su pecho empujándola para que volviera a acostarse
y ella se colocó sobre Camila nuevamente. Quien esta vez la beso
correspondiendo su beso, Camila ya no podía evitar no corresponder a sus
caricias, era inevitable seguir negándose a tal placer que sentía en esos
momentos.
Las manos de Camila recorrieran toda su cabellera negra despeinándola, había
rodeado con sus piernas las caderas de Lauren evitando que despegara su cuerpo
del suyo. Lauren dejo un camino de besos por su cuello y fue a atacar
directamente un pezón de su pecho, dejándolo erguido al contacto con su lengua.
Camila había comenzado a gemir en voz baja y subía sus caderas encontrándose
con las de Lauren haciendo presión, tal cual como había soñado una vez.
Involuntariamente Camila comenzaba a sentir el líquido entre sus piernas, todo a
causa de la sensual lengua que estaba ahora sobre su otro pezón. Lauren estuvo
un buen rato entreteniéndose con ambos montículos morenos antes de volverla a
mirar a la cara— Date la vuelta Camila—Volvió a ordenar. Camila la miro por un
momento sorprendida preguntándose que traía entre manos. Pero la mirada de
Lauren era firme sobre la de ella, así que se levantó y se colocó de rodillas
dándole la espalda. Sintió el movimiento de la cama cuando Lauren se posiciono
sobre ella y beso la parte de la curvatura de su espalda, el beso siguió bajando
más a medida que sentía su ropa interior siendo bajada por sus muslos a la vez.
Levanto una pierna y luego la otra para ayudar a Lauren a sacarla por completo.
Ahora estaba completamente desnuda.
Lauren se quedó por un momento estática admirando el paisaje que se
encontraba frente a sus ojos, Camila estaba a punto de mirar sobre su hombro
que estaba haciendo justo cuando sintió una lengua caliente en su muslo derecho.
Se estremeció por completo y cerro fuertemente sus ojos cuando sintió que se
aproximaba justo al centro donde comenzaba a sentir el dolor de la excitación.
—Oh por Dios…—murmuro cuando sintió su lengua caliente en su sexo. Lauren
trazo un largo recorrido de punta a punta antes de clavarse en su interior. La
humedad de Camila no había pasado desapercibida para sus papilas, sonrió
mientras le introducía y sacaba a la vez que sentía sus gemidos en aumento.
Camila apretaba fuertemente las sabanas con sus manos a la vez que comenzaba
a mecerse por sí misma contra la lengua de Lauren. Solamente faltaba un poco,
solo un poco y podía sentir tocando la gloria. Sus paredes internas comenzaron a
apretar su lengua avisando que pronto llegaría a su límite, Lauren salió justo antes
de que eso sucediera y Camila la miro en señal de protesta.
—Relájate— Dijo Lauren. Sintió a Lauren darle un beso a su nalga justo antes de
ser invadida directamente por dos dedos, que se adentraron rápidamente hacia el
fondo de su interior. Camila mordió su mano para permitirse no gritar ante aquella
invasión inesperada. Lauren sin ningún tipo de preliminar, comenzó a mover
rápidamente sus dedos hacia donde llegara, logrando que Camila también la
acompañara con sus movimientos.
—Dios— Gimió Camila cuando sintió que comenzaba a tocar en el lugar correcto.
Involuntariamente comenzaba a gemir, y aun así en esta situación tan íntima, su
orgullo salía a flote. No quería demostrarle a Lauren cuanto estaba disfrutando de
aquello. Irguió un poco más su espalda y bajo su cabeza hasta colocarla sobre la
almohada para callarse a sí misma mordiéndola.
—De ninguna manera— Dijo Lauren adivinando sus planes, la tomo de sus
cabellos obligándola a despegar la cara de la almohada— Quiero escuchar cuanto
disfrutas de esto— Y la penetro de manera profunda, Camila mordió sus labios,
pero aún continuaba meciéndose contra sus dedos— Quiero escucharte Camila,
no me obligues a parar— Amenazo. Aunque estaba muy lejos de eso.
—No puedo— Dijo con la respiración agitada y jadeando. Soltó un gemido cuando
sintió que Lauren comenzaba a trazar círculos en su interior a medida que se
introducía más y más.
—¿Qué no puedes, cariño?— Pregunto Lauren. Volvió a tirar de sus cabellos
cuando vio que intentaba volver a agachar la cabeza.
—No puedo… no puedo resistirlo… Oh por Dios— Gimió. Los movimientos de
ambas tomaron impulso, Lauren sentía sus dedos siendo cada vez más
apretados. Sonrió y siguió acelerando los movimientos sin detenerse—Lauren…—
Gimió Camila su nombre, la nombrada sonrió y volvió a mover sus dedos dentro
de ella y ese fue el fin para Camila— ¡Ahhh…!— Gimió por última vez llegando a
su tan esperado orgasmo. Camila se derrumbó agitada sobre la cama, Lauren
salió de ella haciéndola estremecer. Sintió unos movimientos en la cama y sus
ojos rápidamente comenzaban a pesarle.
—Ves que no era tan difícil— Escucho decir a Lauren mientras salía de la cama. Y
ella aun de espaldas y con la respiración ahora tranquila logro dormirse.
Escuchando por última vez el portazo que Lauren dio.

XVI. CAFÉ DULCE Y COMPAÑÍA AMARGA.

¿No te das cuenta que tengo sed de ti?

Camila abrió los ojos encontrándose con el techo de su habitación del hotel. En
cuanto levanto las sabanas para ir al baño, descubrió para su sorpresa todo su
cuerpo desnudo. Su mente automáticamente recreo todo los sucesos de la noche
anterior provocando que todo se le viniera abajo ¿Cómo se había dejado
manipular tan rápidamente? Se sujeto la cabeza con ambas manos y se aparto de
la cama, sintiendo un leve tirón en su entrepierna que servía como otro
recordatorio de lo que había vivido tan solo horas atrás.

Entro a la ducha rápidamente sin otra cosa en la mente más que las escenas
placenteras que había sentido a flor de piel, dejo que el agua se deslizara por toda
su piel. Paso sus manos en su cuello, donde Lauren había estado repartiendo
sensuales besos, por sus pechos, donde había sentido su lengua caliente. Las
manos estaban tocando cada parte de su cuerpo sin dejar ningún rincón sin
explorar. Su respiración era agitada, y aun con los ojos cerrados sus manos se
dirigieron compulsivamente hacia el sur de su cuerpo, donde la temperatura era
aún más elevada. Sintió el ligero dolor por la noche anterior mezclado con el
despertar de una corriente placentera.
De repente la realidad la golpeo justo a la vez que recordaba el sonido del portazo.
Quito las manos de donde estaban y abrió los ojos haciendo una clara mueca de
reproche para sí misma.
—No sé qué clase de estupidez estoy haciendo— Se dijo. Salió de la ducha y se
colocó la bata. Si, la misma de anoche que volvía a revivir los recuerdos.
En cuanto termino de cambiarse, maquillarse y demás cosas que habían durado
alrededor de casi una hora su celular sonó. El involuntario golpeteo de su corazón
no se hizo esperar en ese momento, pero el alivio que sintió fue demasiado
cuando había sido la asistente de Évy que llamaba para tomar un café tal y cual lo
había prometido la noche anterior, era una mujer de palabra.
Tenía 15 minutos todavía para llegar, pero el lugar acordado estaba retirado del
hotel, así que se dispuso a marcharse en cuanto antes. No vaya a ser cosa de
llevarse una sorpresa de volver a tener otra inesperada visita, porque si lo
pensaba mejor, no sabría que podría llegar a ocurrir. Le indico la dirección al
chofer, la cual era el Café De La Paix que estaba a su disposición y así se marchó
hacia el lugar de encuentro.
El lugar desde el lado de afuera no se veía mal y no dudaba que por dentro
tampoco, conociendo a Évy Le Brun y sus gustos, seguramente sería un lugar
relajante pero sin dejar de ser fino. En cuanto entro era todo eso y más, también
era algo íntimo. Ya que había tenues luces rojas en la barra y velas adornadas en
los centros de mesas. Observo detenidamente mesa por mesa buscando la gran
cabellera castaña de Évy, en cuanto la localizo el pulso se le acelero. La señora
Le Brun no estaba sola. Había una larga cabellera negra y ondulada a su lado,
esta se había acercado a decirle algo y llego hasta sus oídos la carcajada que
desprendió la otra estricta mujer. Camila solamente esperaba que no fuera la
persona a la que menos estaría preparada para ver en esos momentos, tuvo
ganas de dar media vuelta y desaparecer de ahí en cuanto antes. Pero fue como
si Évy hubiera escuchado sus pensamientos, porque se giró encontrándola con un
disparo directo a sus ojos. Ella le sonrió y Camila por inercia tuvo que hacerlo,
pero no fue más que una sonrisa temblorosa y nerviosa.
La señora Le Brun fue rápidamente a su encuentro ya que ella se había quedado
completamente estática donde estaba.
—Has venido, querida— Le dijo mientras se acercaba— Tan puntual como
siempre— Y le dio el típico saludo en ambas mejillas.
—No me podría perder esto por nada— Alcanzo a decir Camila— ¿Cómo se
encuentra hoy?— Pregunto educadamente.
—Yo me encuentro bien como siempre, querida— Dijo mientras la tomaba de su
espalda para acercarla hasta su mesa— Más aun con la compañía que tengo hoy
— Camila cruzo sus dedos en un último intento de pedir que no fuera quien creía
que era. Demasiado tarde— Lauren cielo, mira a quien tengo aquí— Dijo Évy
tomando a Camila desde atrás por los hombros. Lauren se dio vuelta sin borrar la
sonrisa resplandeciente de su rostro.
—Camila, que gusto verte— Dijo simulando verla por primera vez. Estaba
completamente petrificada, Lauren la saludo con un beso muy cerca de la boca y
había rozado a propósito su mano con su muslo— Évy justo estaba contándome
los sucesos de anoche— Y le guiño un ojo sin ser vista por la mujer mayor. Lauren
movió una silla para que se sentara y ella lo hizo silenciosamente.
Desafortunadamente Lauren se sentó a su lado en cuanto había tomado asiento.
—Fue una pena que no hayas podido venir, Lauren— Se lamentó Évy— Al menos
Camila hubiera tenido una muy buena amiga con quien pasar el momento—
Menciono sonriendo— Sobre todo cuando se marchó porque se sentía mal— Y le
toco de manera consoladora su mano sobre la mesa.
—¿En serio, Camila?— Pregunto Lauren con interés— ¿Cómo te sientes ahora?
Espero que hayas podido descansar muy bien anoche— Y ella captó
completamente esa indirecta.
—Pudo haber sido mejor— Contesto para molestarla. Lauren rápidamente miro
hacia otro lado para disimular su molestia, Camila sonrió e hizo una rara señal al
mesero—¿Ya han ordenado algo?— Pregunto cambiando de tema.
—En realidad, todavía no—contesto Évy, y de igual manera llamo al mesero.
Todas habían estado de acuerdo en pedir un café para cada una y Camila pidió un
vaso de agua que le fue servido de manera rápida— Lauren me ha comentado su
adorable amistad Camila, espero que no te hayas molestado cuando la invite, es
que esta niña es tan adorable— Dijo esta vez tocando la mano de Lauren sobre la
mesa —Ni tanto—pensó Camila.
—No hay problema— Contesto si negar ni afirmar nada. Tomo enseguida su vaso
para no seguir hablando más del tema, sentía la boca seca.
—¿Pero desde cuándo?— Pregunto Évy. Camila por unos cortos segundos no
entendió la pregunta.
—Desde la universidad— Contesto Lauren hablando por las dos— Desde ahí nos
hemos conocido.
—¿En serio?— Pregunto sorprendida— Sí que se lo tenían guardado ambas,
como siempre se veían separadas— Termino por comentar Évy. Camila miro a
Lauren quien no respondió a su mirada, sin poder creer que aun estuviera
sosteniendo aquella mentira. Debía estar preparada para estas cosas, siempre
tenía que adelantarse a todo antes que ella.
—Es que nunca se sabe qué clase de cosas podrían inventar— Hablo Camila—
Tu entiendes, algunas veces una tiene que soportar ciertas cosas aunque no le
gusten para nada— Soltó el comentario hiriente. El camarero se acercó con el
café para cada una poniéndolos sobre la mesa y se marchó.
—Muy buenas palabras— Contesto Évy antes de beber su café— Es muy lindo
que quieran proteger lo suyo— Comento sin captar la indirecta que solamente era
para una persona allí.
—Eso es lo que hacemos— Intervino Lauren—Camila y yo no podemos estar
separadas, no podemos permitir que las cosas se vengan abajo, no cuando nos
debemos tanto la una a la otra— Y coló su mano por debajo de la mesa hasta el
muslo de la mencionada. Camila rápidamente sintió el chispazo que no esperaba
sentir, atrayendo también los recuerdos de la noche anterior a su mente y cuerpo.
—Que adorables— Dijo enternecida la mujer— Se nota la conexión entre ambas,
no puedo negarlo. Además ustedes dos juntas tienen mucho potencial, no me
imagino si ambas trabajarían juntas en una misma revista— Comento— ¡Por Dios!
Arrasarían con todo — Dijo exaltada.
—Quizás sea una posibilidad— Comento bromeando Lauren, dirigiendo su mano
aún más al centro.
—O quizás no—contradijo Camila, cerrando sus muslos para impedir que Lauren
se dirigiera, aunque lo negara, hacia donde su cuerpo quería. No ella— De todas
maneras supongo que tendría que suceder algo muy malo para que alguna
decidiera eso, y ambas estamos en nuestro mejor momento— Comento sin tener
idea del poder que tendrían esas palabras más adelante.
—Si quien sabe…— Intento decir Évy, que fue interrumpida por el sonido de su
celular— Oh discúlpenme un momento, enseguida regreso— Dijo parándose para
atender su celular, las dos mujeres en la mesa asintieron.
—¿Se puede saber que estás haciendo, Lauren?— La intercepto en cuanto la
mujer mayor tomo distancia.
—¿Tú qué crees que estoy haciendo Camila?— Pregunto sin quitar la mano.
Camila tampoco se la había quitado— Simplemente no estoy haciendo algo que
no hubiera hecho antes— Dijo mirándola. Camila reconoció al instantes sus ojos
esmeralda de deseo, esos mismos que había visto anoche. Se movió nerviosa
sobre su asiento debido a aquella mirada intensa.
—Tampoco tienes que hacerlo aquí a la vista de todos— Dijo intentando de
apartar ahora su mano.
—Nadie nos está viendo— Contesto viendo discretamente hacia todas
direcciones. Camila vio que Évy se aproximaba nuevamente hacia ellas, así que
intento nuevamente apartar la mano de Lauren, quien sorprendentemente agarro
la suya y entrelazo sus dedos. Camila se quedó completamente atónita ante
aquella acción inesperada, mirándola noto que Lauren solo sonreía pero ya no la
miraba a ella.
—Me siento totalmente apenada con ustedes, chicas— Empezó Évy cuando
estuvo frente a ellas— Pero acaban de informarme de un problema y nadie más
que yo puede solucionarlo ahora.
—No te preocupes Évy, nosotras comprendemos— Dijo Lauren— Tu ve a
solucionar tus cosas importantes antes de seguir aburriéndote aquí con nosotras—
Dijo sonriendo.
—Eres tan adorable— Comento la señora Le Brun— Además de ninguna manera
me aburro con ustedes, nuevamente me disculpo pero debo retirarme ahora— Se
despidió de ambas con dos besos en sus respectivas mejillas— Y por favor,
llámenme cuando vuelvan a visitar París, siempre serán bienvenidas aquí. Espero
que disfruten de lo que queda de la velada.
—Gracias, Évy— Intervino Camila— Siempre es un placer estar aquí.
—Y tranquilízate que disfrutaremos de lo que queda— Comento Lauren.
—Así está mejor, cuídense – Deseo Évy antes de irse. Ambas se quedaron el
silencio observando como la mujer mayor se marchabas tras perderse en la puerta
de salida. Lauren se levantó sin despegar las manos de Camila y la miro a la cara.
—Cena conmigo esta noche, Camila— Dijo sin apartar sus ojos de los suyos.
—¿Y por qué debería hacerlo?— Pregunto Camila— Yo no tengo esa clase de
obligaciones contigo.
—Por supuesto que si las tienes— Dijo Lauren— ¿O necesito hacerte recordar
que fuiste tú la que propuso eso?
—Eso era antes de ir a mayores Lauren— Contesto— Además no creo que tengas
en mente solo eso— Dijo intentando separar sus manos, pero Lauren ejerció
presión evitándolo.
—Bueno, si eso es lo que estás pensando, podría venir después— Dijo guiñando
un ojo.
—Eres un asco— Respondió Camila.
—Creo que aquello no fue exactamente lo que escuche anoche – Dijo provocando
un sonrojo en su cara, tanto como de enojo como de vergüenza.
—¿Y después me dejaras en paz?— Pregunto.
—No prometo nada Camila— Contesto Lauren tirando de su mano para que se
levantara. Comenzó a caminar con Camila detrás sin soltar su mano, esta se
sentía un poco incomoda al estar de la mano con otra mujer tan deliberadamente.
Pero Camila no entendía que estaban en París, ciudad del amor.
—Después de ti— Dijo Lauren abriendo la puerta de un Mercedes Benz Cla 200
color gris. Se preguntó si cada auto con el que andaba era de su propiedad,
porque si así lo era, vaya que no tenía en otra cosa mejor que gastar su dinero, y
más le llamaba la atención que dispusiera de uno en otro país. Pero se dispuso a
quedarse con las dudas y no preguntar, no quería para nada comenzar una
conversación con ella. Entrelazo sus dedos y se preguntó mentalmente porque
estaba tan irracionalmente nerviosa, observo las manos de Lauren sobre el
volante, manos que la noche anterior había estado en muchas partes de su cuerpo
causándole un completo placer.
Ahora si se sentía completamente confundida, había estado con una mujer. Mujer
a la que se suponía que odiaba, que a propósito era su competencia, su rival.
Mujer a la que nunca se imaginó teniendo cualquier tipo de relación, ni siquiera
teniendo alguna conversación. Ahora estaba junto a ella, yendo hacia un
restaurante donde estarían como si nada, ignorando por completo que habían
estado juntas la noche anterior y que comprendía que ahora en adelante iban a
ser amantes ¿amantes? ¿Eso serian a partir de ahora? El nerviosismo y un raro
entusiasmo le embriago el cuerpo. Ahora se sentía completamente desorientada y
sin ningún camino por el cual seguir, más que mantener las cosas tranquilas como
estaba. Eso era lo único que importaba.
—¿Bajarás algún día?— Pregunto Lauren a su lado asustándola. Ella bajo del
auto sin mencionar nada, caminando paciente a su lado.
El lugar gritaba elegancia por todas partes. Las mesas cubiertas de mantel blanco,
luces amarillas haciendo contraste y con obras de arte llenando sus paredes,
dando una maravillosa combinación. Tenía que admitir que Lauren esta vez había
hecho un buen trabajo en escoger. Copas enormes posaban sobre las mesas y la
vajilla tenía demasiada clase. Un hombre alto de traje las dirigió directamente
hacia una mesa, donde Camila descubrió la reservación de Lauren. No supo
porque eso la molesto aún más, quizás ya había tenido todo planeado y por lo
visto ella le estaba facilitando el trabajo.
—¿Quisieran ordenar algo del bar mientras tanto?— Pregunto el mozo una vez
que les dejo las cartas a ambas—¿O prefieren que se les traiga las bebidas junto
con la comida?
—Yo pediré un vaso de Whisky antes de ordenar— Dijo Lauren— La marca la
dejo a su elección.
—Muy bien— Dijo anotándolo— ¿Y usted señorita?— Pregunto dirigiéndose a
Camila.
—Yo pediré una copa de vino— Contesto Camila— Quiero el mejor que tengan,
no importa el precio.
—Enseguida les traeré el pedido— Dijo antes de marcharse. Lauren la miro
sonriente y negó levemente con la cabeza sabiendo lo que estaba haciendo
¿Cómo podía la mujer frente a ella sorprenderla siempre? Sin duda no se había
equivocado al estar tan intrigada por ella durante toda la universidad. Camila era la
clase de persona a la que le gustaría conocer por completo, conocer sus razones
y porqués. Aunque ella la detestara demasiado, se necesitaba de una muy buena
paciencia, quería lograrlo, que la llevara hasta donde la llevara. Ella siempre
lograba cumplir con sus objetivos.
—¿Ya se decidieron que van a ordenar?— Pregunto el mozo irrumpiendo la
batalla silenciosas de miradas y dejando las bebidas. Lauren simplemente se
había decidido por el plato principal y Camila había pedido nuevamente la orden
más cara, solamente para hacer enojar a Lauren. Ni siquiera se había molestado
en mirar detenidamente que estaba pidiendo, solamente había comparado los
precios uno con otros y se había decidido por uno de los más altos, pensando
ingenuamente que aquella tontería detendría a Lauren de cualquier cosa que
tuviera en mente.
—Siento mi desaparición de anoche— Dijo Lauren rompiendo el silencio— Pero
supongo que sabes comprender que no estoy para nada contenta contigo y más
con tu mentira.
—No hablaré de anoche— Dijo bebiendo su vino— Y mucho menos me interesa
saber cada paso que des, son tus decisiones, no mías.
—¿Segura?— Pregunto sonriendo Lauren— Yo diría que si te tendría que
interesar Camila, y mucho más cuando eso tiene algo que ver contigo— Dijo
queriendo tomar su mano sobre la mesa pero Camila la alejo enseguida al ver la
acción.
—Aun así tampoco quiero saber— Contesto.
—Entonces debo suponer que te gustan las sorpresas— Dijo – Pensándolo bien,
yo no tendría problema en proporcionártelas— Camila quería lanzar una réplica
para callarla, pero en ese momento llego oportunamente el camarero con la
comida anunciando el fin de la incómoda conversación.
Durante todo el momento que duraron degustando la comida, solamente reino el
silencio. Camila se debatía entre los prejuicios y su propia seguridad, entre estar
estancada en un mismo lugar o buscar una salida fácil, aunque el precio no fuera
sencillo. Lauren la observaba, intentando disimularlo pero Camila la había
atrapado varias veces. Lauren estaba pensando que no estaba actuando de mala
manera, más bien había ido por lo que le “pertenecía” de algún modo, había
esperado, aguantado y soportado demasiado. Era hora de demostrar cuan
cansada estaba, y porque no también dar a entender quién iba a tener el control
de las cosas y quien iba a obedecer.
—Vámonos— Dijo de repente Lauren.
—¿Qué?— Pregunto Camila sorprendida.
—Nos iremos, te llevare a tu hotel— Informo. Llamo al camarero y pago la cuenta
sin chistar, sabiendo el plan de Camila, ella sabiamente decidió no participar en
ese juego. El viaje fue tan incómodo y silencioso como siempre, pero al menos no
fue tan largo para terminar de colmar la paciencia. Cuando Lauren había aparcado
el auto frente al hotel, le dio las llaves al maître para que se encargara de él,
Camila ya se encontraba caminando hacia dentro sin mirar hacia atrás ni una sola
vez.
Lauren la siguió, paciente acompañada con el silencio que provocaba la distancia
entre ellas. Camila sabia con el fin que estaban sucediendo las cosas.
Preguntándose, debatiéndose y cuestionándose, abrió la puerta y avanzo hacia
adentro, sin molestarse en cerrar la puerta. Lauren ya lo había hecho cuando entro
tras de ella. Ambas sabían que iba a suceder de ahora en más, y Camila ya no
podía hacer nada al respecto para impedirlo. Tenía que aguantarlo todo mientras
durase toda la temporada como habían acordado. Pero de lo que no podía negar y
no iba a admitir en voz alta, era que no la había pasado para nada mal noche
anterior, después de todo quizás si podía sacar un poco de provecho, además de
la tranquilidad de que no iba a entrometerse nuevamente en su trabajo. Dejo su
bolso sobre el primer sofá que se atravesó en su camino y se dirigió hacia la
ventana observando la noche parisina que se alzaba ante ella, suspirando y
dándole la espalda a Lauren, decidió terminar con los silencios.
—¿Qué es lo que quieres de mi, Lauren?— Pregunto sin moverse. Escucho el
sonido de sus tacos aproximarse hasta ella, donde la sintió justo detrás de su
espalda.
—A ti, Camila— Susurro en su oído. La abrazo por la cintura y coloco su mentón
en su hombro, observando también la noche frente a sus ojos— ¿No te das
cuenta que te deseo a ti?— Dijo haciéndola estremecer. Camila pensó, era cierto,
no la había pasado mal estando con ella, a pesar de que había sido la primera vez
que había estado en contacto con una mujer de aquella forma. Entonces medito
que si el precio que tendría que pagar era el placer que había sentido ¿Por qué no
darle la bienvenida? Ella también podría disfrutar de eso. No podría ser tan malo
¿o sí?
—Entonces hazlo de una vez— Contesto cerrando sus ojos. Sintió el aire cálido
que soltó Lauren por la nariz al reír por lo que dijo, entonces sucedió. Lauren la
abrazo fuertemente pegándola a su cuerpo a medida que besaba desde su
mandíbula hasta dirigirse hacia su cuello, donde ya notaba el pulso acelerado de
la castaña que tenía en frente.
Camila suspiro, ladeando su cabeza para que hiciera lo que quisiera con su cuello.
Definitivamente aquello no se sentía para nada mal. Lauren le bajo lentamente el
cierre de su vestido desde su espalda y este cayó al piso con facilidad, dejando
también cualquier indicio de dudas o prejuicios que hasta ese momento habían
estado presentes.
Sintió sus suaves y delicadas manos de mujer pasear desde su cintura a su
estómago, para después seguir más arriba donde acuno ambos pechos desnudos.
No podía estar mal, no cuando se sentía de aquella forma.
Camila dejo reposar su cabeza sobre el hombro de Lauren cuando tiro su cuello
hacia atrás, mordió sus labios cuando la morena comenzó a apretar sus pezones
con sus dedos, endureciéndolos al instante. Aprovecharía todo eso mientras
durara, ya no había dudas. Lauren abandonó uno de sus senos y dirigió su mano
hacia el sur, descubriendo la suave piel resbaladiza con sus dedos, justo como
quería encontrarla. Camila no resistió aquello y abrió rápidamente los ojos, miro
hacia el frente y se encontró en el reflejo de la gran ventana casi desnuda, siendo
casi tomada en plena vista pública, aunque estuviera muy lejana la posibilidad de
que alguno mirara hacia arriba, teniendo en cuenta la altura en la que se
encontraban.
—Aquí no—dijo quitando la mano de Lauren de sus bragas ya húmedas, se giró y
encontró el mismo brillo resplandeciente que había visto la noche anterior.
Ninguna de las dos pronuncio ninguna palabra durante los eternos segundos que
duro aquella batalla de miradas. Lauren se aproximó hasta ella, dejando sus
rostros a centímetros de distancia, en cuanto vio que Camila no se movía para
terminar de acabarlos, la sujeto desde la cintura y la atrajo hacia ella. Donde a
Camila, no quedándole otra alternativa respondió a su fiero beso, que provoco
nuevamente la agitación de sus respiraciones. Así entre la oscuridad y la memoria
de su encuentro anterior, a ciegas y dando tumbos caminaron hacia la habitación,
sin despegar sus labios bajo ninguna circunstancia.
Cuando finalmente llegaron a la habitación ni siquiera se habían molestado en
cerrar la puerta, aquello no tenía importancia en esos momentos.
Camila cayó de espaldas sobre la cama con Lauren encima de ella, donde
convirtieron el beso aún más salvaje si es que se podía. Instintivamente rodeo su
cadera con sus piernas y llevo sus manos a su espalda, bajándole también el
vestido de la misma forma que lo había hecho con ella. Aunque aún tenía dudas
con respecto de que manera actuar, solamente se dejó llevar, actuando de
acuerdo a los pedidos de la piel caliente sobre la suya.
Lauren por si misma se quitó su vestido frente a sus ojos, sin pudor alguno.
Camila se sentó y la tomo bruscamente de su cabello, quizás a modo de venganza
por la noche anterior, o quizás no, tiro de él y la atrajo hacia su boca. Donde las
lenguas se introdujeron en sus bocas en el primer contacto, convirtiéndolas en
adictas sin darse cuenta. Lauren la recostó nuevamente, besando su cuello, senos
y abdomen. Camila no había perdido detalle alguno mientras veía su rostro
perderse entre sus piernas, anticipadamente su pulso bombeo fuerte y la
respiración se le corto.
Volvería a sentirse de la misma manera que anoche.
Lauren dio un último beso sobre su estómago contraído por las respiraciones
agitadas, poso una mano en cada lado de su cadera y comenzó a bajar
lentamente sus bragas, torturando a Camila durante todo el proceso. Una vez
fuera de su cuerpo las arrojo lejos sin ver siquiera, levanto sus piernas de modo
que solamente quedaran sobre la cama sus pies, dejando sus rodillas en el aire,
donde las tomo y abrió más sus piernas para deleitarse con la vista.
Lo siguiente fue la perdición para Camila, la larga cabellera negra se sumergió
entre sus piernas y lo único que pudo hacer fue abrir la boca para soltar el aire
retenido en sus pulmones. La lengua de Lauren barría todo de extremo a extremo,
sin dejar ningún recóndito lugar sin contactar. Sentía a Camila retorcerse debajo
de ella, tomándola de sus cabellos para impedir que escapara y le quitara la
sensación de sentirse tan bien.
—No te detengas…no…—Pidió en un entrecortado gemido. Lauren estaba muy
lejos de desobedecer aquel pedido, y más cuando se lo pedían de aquella manera
tan sensual que era Camila mientras jadeaba. Camila comenzó a mover sus
caderas por voluntad propia, tomaba fuertemente las sabanas con sus manos en
un intento de seguir aguantando tal placer que jamás se la había sido
proporcionado de aquella manera.
Había pasado tanto tiempo.
Lauren guío su lengua hacia su punto más sensible, donde con la ayuda de sus
labios lo absorbió a la vez que dirigía sus dedos a su entrada, trazando círculos
para avisar la próxima invasión. Y los siguientes segundos de respiraciones
agitadas en aquella habitación, fueron rápidamente opacados por gemidos y
jadeos más sonoros, Camila estaba en un delirio placentero del que estaba segura
que no quería terminar de sentir. Lauren sorpresivamente introdujo sus dedos
hasta lo más profundo que estos le permitían
— ¡Ah…!— Jadeó Camila como respuesta. Sintiéndose llena a medida que
bombeaba dentro de ella, sus piernas se abrieron aún más y comenzó a sentir el
calor siendo acumulado en la parte baja de su estómago, estaba cerca—Más…
mas— Volvió a pedir Camila al borde del límite. Lauren puso más entusiasmo en
sus penetraciones y fue recompensada con más gemidos— ¡Sí! Así... si— Repetía
Camila. De repente la explosión vino tan rápido que apenas pudo darse cuenta
cuando grito fuerte observando el techo. Agitada y satisfecha se dejó ir entre las
sabanas revueltas.
Lauren dio un último beso y se irguió para observarla, completamente tranquila
ahora. La noche anterior había estado tan enojada por su mentira que se había
marchado sin más en cuanto obtuvo lo que busco. Si, Camila se había resistido,
pero finalmente había cedido, así que ahora se encontraba frente a ella, desnuda
y a su entera disposición, ella esta vez iba a aprovechar cada centímetro de ella.
Verla de aquella manera había sido más que suficiente como para ahora no poder
consigo misma. Se levantó rápidamente quitándose las bragas de la misma
manera en el que lo había hecho con su vestido y se colocó sobre Camila.
—Eres hermosa, Camila— Dijo antes de bajar la cabeza y besarla. Dándole la
oportunidad a Camila de probar su propio sabor, en el que comprobó que tampoco
le desagradaba para nada. Una pierna de Camila aún se encontraba sostenía por
su pie, así que acariciando su muslo logró que rodeara su cadera, poniendo en
contacto directo sus sexos. La castaña la miro sorprendida ante aquel súbito
cambio de posición, pero no dijo nada. Lauren comenzó un lento vaivén
provocando una placentera fricción para ambas. Camila poso ambas manos sobre
la espalda de Lauren acompañándola con los movimientos, que pronto
comenzaron a hacerse más rápidos a medida que el placer seguía en aumento. El
aire comenzó a faltar, así que Lauren solamente se separó centímetros de sus
labios, sintiendo la tentadora boca entreabierta que rozaba con la suya,
expulsando el aire caliente que chocaba uno con otro. Cerró sus ojos y acelero
sus movimientos, jadeando y mordiendo sus propios labios a la vez. Camila ya se
encontraba bastante sensible con su anterior orgasmo, así que pronto comenzó a
sentir que no faltaba mucho para el siguiente, apretó más a Lauren contra si
logrando mayor contacto. La morena ante esto bajo su cabeza para comenzar a
besar los turgentes senos que se aprisionaban contra los de ella. Y sucedió.
Lauren se dejó llevar con todo— Camila— Gimió sintiendo el éxtasis recorrerle el
cuerpo. Chupo fuertemente el pezón duro entre sus labios, detonando también el
fin de Camila que acompañaba con sus movimientos de caderas.
—¡Dios!— Gritó Camila. Lauren se derrumbó sobre ella con la respiración igual de
agitada. Grandes bocanadas de aire entraban a sus bocas para recuperarse.
Lauren rodo sobre si observando también el techo sonriendo.
De pronto, el silencio volvió a reinar. De manera espontánea, los recuerdos de la
noche anterior vinieron a la mente de Camila, recordándole la manera en la que
había sido casi obligada y más aún, abandonada.
La furia volvió a desatarse en su cuerpo y salió de la cama sin importarle por
completo su desnudez, y le comenzó a tirar todas las pertenencias de Lauren
sobre esta.
—¿Qué haces?— Chillo está molesta viendo a Camila lanzar todo sobre ella.
—Quiero que te marches ahora mismo— Ordeno mirándola retadoramente. La
noche anterior había sucedido lo mismo, no tendría por qué contradecir eso, si
Lauren pretendía querer dormir con ella perdía su tiempo totalmente. Camila no
iba a permitir bajo ninguna circunstancia otra clase de acercamiento que no fuera
el trato que tenían. No volvería a caer una vez más.
—¿Qué?— Pregunto sorprendida.
—Lo que escuchaste, Lauren— Contesto yendo hasta el baño— Ya has tenido
suficiente de mi al igual que yo de ti. Así que quiero que te marches— Y le cerró la
puerta. Esperando paciente hasta que escucho los movimientos del otro lado de la
puerta
—Tendrás más de mí durante mucho tiempo— Contesto Lauren— Lo prometo— Y
escucho la puerta cerrarse. Se sentó en el suelo frio y tapo su rostro con ambas
manos. Comprendiendo que había tenido bastante de Lauren en muy pocas
horas. Sintiéndose completamente desorientada y confundida. Teniendo suficiente
de Lauren, más de lo que quisiera aceptar.

Aeropuerto de París-Charles de Gaulle

—¿Esa no es Lauren Jauregui?— Pregunto Noah. Camila levanto la vista y vio


una larga cabellera negra, pero no podía corroborar efectivamente si era ella.
Había cientos de mujeres con ese aspecto desde atrás.
—Quien sabe— Respondió Camila indiferentemente, recriminándose por volver
una vez más a recrear los recuerdos de las noches de su estadía en el hotel, el
nuevo estremecimiento presente la confundía entre la rabia u otra cosa parecida
que la colocaba en esa posición que no le gustaba estar.
—Es raro si es ella— Meditó Noah— Porque yo no la he visto en la convención, la
verdad no comprendo que otra razón tendría que estar haciendo aquí si no asistió
a tal reunión tan importante— Camila no contesto rápidamente, ella si tenía la
respuesta ante aquella duda.
—Quizás no sea ella y punto Noah— Contesto de manera brusca— De todas
maneras no nos tendría porque importar su vida y que es lo que hace con ella.
—Tienes razón— Respondió el— ¿Por qué nos tendría que importar lo que hace
la gran Lauren Jauregui?— Pregunto riendo. Camila rodo los ojos con cansancio.
Lauren, Lauren, Lauren.

Siempre Lauren.
El vuelo se había sentido más corto que el de ida, además de sumarle que había
intentado dormir un poco para descansar. Pero siempre que cerraba sus ojos,
dormía, pero venia en sueños su rostro y volvía a revivir una y otra vez lo sucedido
en su habitación.
Frustrada y cansada se rindió, se limitó a leer todo tipo de revistas que tenía al
alcance, intento apartar de sus pensamientos lo que su mente estaba tan
empeñada en recordarle. No sabía con exactitud que iba a suceder una vez que
estuvieran en New York nuevamente, esperaba que Lauren se limitara a quedarse
en el anonimato con su trato, si es que no quería saber lo que sería capaz de
hacer.
Era llegada la tarde cuando finalmente había aterrizado en su querido y amado
EEUU. Su chofer la esperaba servicialmente en la entrada como había sido
ordenado. Noah caballerosamente la había ayudado con su equipaje hasta
cargarlo en el auto.
—Nos veremos mañana en el trabajo— Dijo Noah sosteniendo la puerta—
Descansa, Camila.
—Tú también, Noah— Contesto ella antes de ver como la puerta se cerraba a su
lado. Recargo su cabeza en el espaldar del asiento y se dispuso a cerrar los ojos,
a relajarse con el silencio del interior del automóvil, hasta que claro, escuchó el
sonido de su IPhone interrumpir.
—¿Qué sucede, Sofía?— Pregunto después de ver su nombre en la llamada
entrante.
—Solamente quería saber que tal tu vuelo y como la has pasado en Paris,
hermanita— Contesto— Tampoco es para que actúes tan borde—Camila rodo los
ojos, cansada. Sofía casi nunca se enteraba de sus viajes por el trabajo y mucho
menos preguntaba mucho por este.
—Sofía— Contesto suspirando— Dime que es lo que necesitas, realmente me
siento muy cansada ahora.
—Está bien— Dijo cambiando su tono de voz— La verdadera razón por la cual te
llame es para ver si confirmarías tu asistencia en la cena que haré dentro de unos
días, llame a Lauren y ella me dijo que estaría más que encantada y…
—Espera, espera Sofía— Dijo interrumpiéndola— ¿Dijiste Lauren?
—Si— Contesto feliz— Al principio dijo que ella quería invitarnos a todas, que los
gastos solamente serían cubiertos por ella, pero tú sabes cómo soy y no podría
permitir hacer una cosa así, entonces lo pensé mejor y decidí invitarlas a todas a
cenar como la última vez. Emma no para de preguntar por ella, ¿puedes creerlo?
— Camila paso sus dedos por su frente en señal de frustración, ignorando por
completo todo el parloteo de su hermana del otra lado de la línea— ¿Entonces
qué me dices, Mila? ¿Vendrás con Lauren, sí o no?— Pregunto. Lauren, Lauren,
Lauren.

Siempre Lauren.

XVII. JUEGO DE UNO, JUEGO DE DOS.

No hay que detener lo que ya empezó.

—Simplemente no quiero que vayas— Respondió Camila— Es tan fácil como eso.
—¿Y por que debería de hacerte caso a ti?— Pregunto— Soy una persona de
palabra Camila, así que no intentes persuadirme porque no lo hare.
—Me interesa un comino tú y tu palabra— Contesto— No tienes porque estar
involucrada con mi familia Lauren, no es parte de nuestro trato.
—Lo sé— Respondió tranquilamente— Pero fue Sofía quien cordialmente me
invitó y no podría negarme cuando claramente podría hacerlo ¿no crees?—
Camila se tomó la cabeza con su mano libre y comenzó a pasear alrededor de
todo su despacho. Cerró sus ojos, ya se dio por vencida, tendría que recurrir al
último plan que tenía en mente para intentar, al menos, salir de ese embrollo en el
que se metió.
—Dime qué quieres…— Se aclaró la garganta— Que quieres a cambio de no ir—
Dijo como último recurso— Hare lo que sea— Puntualizó. Los eternos segundos
de silencio del otro lado de la línea se hicieron interminables para ella.
—Por Dios, no puedo creerlo— Dijo Lauren riendo— ¿Acaso entendí bien? ¿Te
estas ofreciendo Camila?— Pregunto con alegría. Lauren espero unos adecuados
segundos para que respondiera, pero nunca hablo— Está bien, escúchame—
Comenzó— No te voy a negar que la propuesta que me estás haciendo es
bastante tentadora, te lo aseguro. Pero tu hermana me cae muy bien Camila
¿sabes? y ni hablar de la pequeña Emma. Así que si el mensaje llego
adecuadamente declinare al respecto.
—¿Estás hablando en serio?— Pregunto totalmente sorprendida.
—Absolutamente— Contesto— Es porque tú ya tienes esa obligación conmigo, no
quieras ofrecerme lo mismo por otra cosa completamente diferente. No caeré.
—Estas colmando mi paciencia— Dijo apretando fuertemente su puño. La
negativa de Lauren la tomó por sorpresa, hubiera jurado que la conocía lo
suficiente como para saber que no podía resistirse ante su propuesta, pero como
siempre, lograba superar sus expectativas.
—Al igual que tú lo hiciste conmigo amor, así que ahora trágate las consecuencias
— Dijo sonriendo— Tienes menos de dos horas para ponerte aún más bella de lo
que eres. No olvides que pasare a recogerte.
—Me las pagaras, Lauren— Dijo antes de colgar.
Camila arrojo su celular sin la menor delicadeza al sofá. Frustrada dio un portazo
saliendo de su despacho y se dirigió refunfuñando directamente hacia su
habitación para ir derecho al ostentoso closet que estaba junto a esta. No
comprendía si se sentía decepcionada o aliviada ante su rechazo.
Había llamado a Lauren especialmente para evitar que asistiera a la bendita cena
de su querida hermana, pero todo, como siempre, era absolutamente en vano.
Recurrió al último recurso que esperaba cumplir. ¿Se había rebajado? Eso ya no
importaba. A estas alturas lo hecho, hecho estaba. Lo peor de todo es que aún no
podía creer que todavía tuviera el descaro de hacerse la difícil, cuando fue
claramente ella quien comenzó con todo. Encendió las luces y comenzó a pasear
alrededor de la interminable fila de vestidos que colgaban, tenía que hacer algo al
respecto. No podía evitar sentirse furiosa ante su posición en la situación, Lauren
la tenía como quería y ella no hacía nada sin intentar evitarlo. Aunque ella también
podría sacar a relucir sus mejores juegos, era hora de probar quien estaba
teniendo el poder sobre quién.
Después de una larga y relajante ducha, Camila finalmente se había decidido por
un vestido negro con encaje en su espalda y sin mangas. El pronunciado escote
había sido minuciosamente escogido para lograr su cometido. Esperaba que todo
saliera acorde al plan. Los rizos se los había dejado al natural, remarcándolos aún
más, se había pintado cuidadosamente los ojos procurando que resaltaran todavía
más su rara mezcla entre el marrón y miel. Su boca estaba pintada de un sensual
rojo fuego que la representaba a la perfección con todo lo que a ella respectaba.
Decidiéndose por unos zapatos un tanto altos y dándole un último retoque a su
maquillaje, emprendió escaleras abajo. No fue hasta que dio el último paso para
bajar que se oyó el timbre de la entrada principal, Camila observo su reloj y sonrió.
Justo a tiempo.
—Yo abriré— Menciono adelantándose a la acción de su empleada cuando vio
que iba directamente hacia la puerta. La mujer asintió con la cabeza y se perdió
por un largo pasillo de aquella enorme mansión.
Camila abrió la puerta con una sutileza que logro detener el tiempo, haciéndolo
pasar todo a cámara lenta para la mujer que estaba del otro lado. Lauren la
observaba sin pestañar, con la boca ligeramente abierta, Camila comprobaba que
el esmero había valido la pena y había logrado, al menos una parte de lo que
esperaba que sucediera.
—Llegas temprano— Menciono para romper el silencio. Lauren agito levemente su
cabeza y sonrió abiertamente. Avanzo unos cuantos pasos y se acercó
peligrosamente a ella antes de contestar.
—Supuse que querías pasar más tiempo conmigo— Pronuncio muy cerca de su
rostro— No pude evitar sentir un poco de duda cuando mencionaste aquello por
teléfono— Dijo olfateando su cuello— Estas realmente encantadora esta noche
Camila— Menciono logrando sacar una sonrisa discreta a la mencionada. El plan
estaba en marcha.
—Lo sé— Contesto indiferentemente. Se giró y se alejó de ella sin ninguna clase
de invitación. No iba a olvidar por nada que estaba aún en la puerta de entrada.
Fue directamente hacia la informal, pero discreta sala de estar que estaba hacia la
derecha. Sabía que Lauren estaba pisándole los talones, el sonido de sus zapatos
sobre el suelo se lo confirmaba— Pero tú lo rechazaste, ¿lo recuerdas?— Dijo
girando abruptamente, logrando que Lauren casi choque de frente con ella— ¿O
has cambiando de parecer?— Pregunto disminuyendo su tono de voz.
Lauren miro directamente a la boca pintada de un rojo peligroso que tenía en
frente, disputándose con la cordura que amenazaba con de desaparecer ante la
tentación tan cerca que tenía en frente. Camila noto esto y mordió a propósito su
labio inferior, desatando sin control lo que esperaba que sucediera. Lauren dejo
atrás su razón y la tomo de la nuca suavemente antes de acercar su cara para
besarla. Habían pasado poco días en los que no había tenido ninguna clase de
contacto, no podía negar que había extrañado esos delicados labios que
acariciaban los suyo.
Fue una completa sorpresa que Camila la haya llamado, pero cualquier indicio de
alegría se había evaporado cuando dio a conocer de manera rápida el motivo de
su llamada. Lauren casi se había atorado con su propia saliva cuando escucho la
tentadora propuesta desde el otro lado de la línea, pero sabía que no lo hacía más
que con otro fin que evitar que siguiera involucrándose en su vida. Pero eso era
algo que no quería y tampoco iba a hacer. Introdujo su lengua en su boca y fue
recompensaba por un gemido que escapo involuntariamente de la garganta de la
castaña. Lauren estaba a punto a apartarse de su demandante boca para buscar
un poco de aire, pero Camila se adelantó a su acción y se apretó contra ella
evitando la separación. La morena exhalo fuertemente por la nariz
correspondiendo el beso, que de suave y delicado, se había vuelto cada vez más
desesperado y pasional.
Camila abrió los ojos por un instante, visualizo justo un cómodo sofá a su espalda,
tomo a Lauren de ambos brazos y la arrojo sobre este sin darle tiempo a nada.
Esta la miro sorprendida pero no expreso palabra alguna, aprovechando esto, la
castaña mujer se sentó sobre sus piernas y coloco sus brazos sobre sus hombros,
impidiendo cualquier movimiento de escape.
—Por favor, no me hagas esto— Se quejó Lauren. El calor que desprendía el
cuerpo junto al suyo era más de lo que podía llegar a soportar. Intuía cuáles eran
sus planes, pero el deseo se había apoderado de su cuerpo de tal manera que
apenas si podía responder algunas acciones emitidas por su cerebro.
—Calla— Ordeno Camila cerca de su rostro. Bajo unos centímetros su cabeza y
atrapo su labio inferior con sus dientes de manera delicada, tiro de él un poco y
avanzo hacia al frente apoderándose por completo de su boca. Lauren la tomo de
su espalda alzando sus caderas para acercar aún más el tacto si es que se podía,
Camila imitó su acción apretándose contra su estómago. Una ola de calor se
apropió de ambos cuerpos que estaban casi pegados en uno al otro.
Expuso su moreno cuello cuando Lauren se apodero de él, sus rizos caían en
cascada cuando su cabeza se inclinó hacia atrás.
—No estás jugando limpio— Murmuro sobre su piel. Camila aun con los ojos
cerrados sonrió débilmente con su cara apuntando hacia el techo. Sintió unas
manos colocarse debajo de sus brazos, y luego se vio siendo arrojada al sofá,
donde Lauren sin más vueltas se colocó sobre ella. Mostrando la indirecta de que
tenía el absoluto control de todo.
—Sin marcas— Advirtió alejando su rostro cuando sintió que Lauren absorbía su
cuello, no se veía intentado ocultar una de aquellas marcas en su cuello sabiendo
lo que daban a entender, ni hablar si su propia hermana las descubría. La vio
sonreír y bajar unos cuantos centímetros más hasta posicionar su rostro de forma
que quedara frente a su seno. El aliento cálido que desprendió su boca antes de
apoderarse de su pezón aun sobre la ropa, logro que se irguiera al instante—
Lauren— Murmuro apretando los dientes para no gemir. Rodeo que sus piernas
sus caderas y comenzó a elevarlas obteniendo la fricción que desesperadamente
buscaba.
Lauren distraídamente logro apartar sus piernas para comenzar a descender, y
justo cuando logro la posición que quería, comenzó a besar la parte interna de sus
muslos, sintiendo como Camila comenzaba a tomarla de sus cabellos para
apresurarla, ante lo que según ella, estaba a punto de suceder. Lauren no detuvo
sus lentos besos en sus piernas, torturándola, se acercaba cada vez con más
lentitud hacia el centro donde más la necesitaban. Camila se retorcía debajo de
ella buscando apresurar las cosas, sonrió cuando noto esto y se apartó totalmente
de ella.
—Suficiente— Dijo mirándola fijamente. Camila arrugo el entrecejo en señal de
disgusto por lo que acababa de hacerle, así no era como debían pasar las cosas—
Sé lo que tramas Camila— Y se apartó de ella para quedar parada a su lado, le
brindo su mano para ayudarla a levantarse, pero esta solamente la aparto de un
manotazo levantándose por su cuenta. Lauren sonrió por dicha acción— No voy a
negar que por un momento casi lo logras— Dijo haciendo una pausa— Pero así
no funcionan las cosas— Saco un pañuelo y comenzó a quitarse cualquier rastro
de pintura, que no era la suya, de su boca— Es hora—recordó mirando su reloj.
Tomo su mano y ambas se encaminaron hacia la salida. Camila quiso apartar su
mano, pero solo logro que Lauren ejerciera más presión sobre ella, así que
forzadamente tuvo que aguantarse aquella clase de contacto. Abrió como siempre
su puerta para que entrara al auto y ella lo hizo, como siempre, sin decir nada.
Lauren rodeo el auto, se adentró y partieron hacia lo que sería otra incomoda
cena, en la que ella no estaba para nada contenta de compartir, mucho menos con
la compañía que tenía.
Camila estaba tan perdida en sus pensamientos que le tomo varios minutos darse
cuenta que no estaba yendo por el camino correcto hacia donde iban.
—Por aquí no es el camino— Dijo viendo a su alrededor— ¿A dónde me llevas?—
Pregunto.
—Tranquila— Menciono riendo ante su desesperación— Ya sé que este no es el
camino, pero espero que no te importe que nos desviemos un poco. Tengo algo
que arreglar antes.
—Como sea— Dijo observando por la ventanilla más tranquila. No paso mucho
cuando sintió que el auto se aparcaba justo frente a un reconocido salón de
belleza.
—Espérame un momento— Dijo Lauren saliendo del auto— Regresare enseguida
— Camila ni siquiera contesto. La observo entrar al local y ser saludada de
manera muy amistosa por parte de todas las mujeres que estaban dentro. Así que
aquí es donde Lauren Jauregui asiste para sus arreglos, pensó. Coloco una
piernas sobre la otra y se sintió rara cuando noto la humedad entre ellas. ¿Cómo
podía ser posible que la volviera a rechazar? ¿Cómo podía su cuerpo reaccionar
tan fácil a sus caricias? Cerró sus ojos cansada del juego de quien cedería más
rápido, tenía que ponerle un punto. No podía seguir de aquella manera,
necesitaba alguna forma desquitarse pero ¿Cómo? Odiaba sentirse débil, lo
detestaba profundamente. Siempre había sido una mujer fuerte, que no se dejaba
manipular por nada y ahora Lauren entraba a su vida descontrolándolo todo sin
permiso y sometiendo todo a su gusto. No podía permitir eso. No volvería a
depender de alguien que luego sabia, que tarde o temprano, la apuñalaría cuando
bajara su guardia.
—Tú no me controlaras, Lauren— Hablo consigo misma. La observo salir del local
y en cuanto entro al auto junto a ella, le brindo una sonrisa. No supo cómo sentirse
ante eso, así que solamente se limitó a observar hacia el frente ignorando todas
las acusaciones mentales que tenía.
Hubiera deseado que las cosas no fueran así, hubiera hecho hasta lo imposible.
Pero era simplemente increíble como el destino jamás se conformaba con seguir
jodiendo su existencia, como ella misma lo decía. Se había pasado varios días
pensando cómo hacer eludir a Lauren de asistir a la cena familiar, la última idea
había sido el último recurso que casi le había funcionado. Casi. Por segunda vez
la había seducido, no había sido nada difícil, pero desafortunadamente las cosas
no habían salido esta vez como le hubiera gustado. Negarlo a estas alturas sería
estúpido, Lauren a modo de venganza la había dejado completamente excitada
por culpa de su propio juego. Quería entretenerla tanto tiempo como sea posible
para ya no asistir a la casa de Sofía, Lauren había murmurado contra su cuello de
forma directa qua ya sabía lo que estaba planeando, así que como forma de
castigo había parado todo en cuanto vio que estaba totalmente dispuesta. Ahora
se sentía enojada, un poco decepcionada y con la pequeña molestia entre sus
piernas que no paraba de recordarle su falta de atención. Miro a su izquierda y
observo a Lauren tocar la puerta, se preguntó cómo es que una mujer a la que
odiaba tanto había logrado hacerla sentir de esa manera, nunca se hubiera
imaginado estar con una mujer, y mucho menos tener la clase extraña de relación
que tenían. Estaba asustada, no sabía que es lo que podía pasar en su futuro por
hacer lo que estaba haciendo.
Solamente esperaba que más adelante aquello no le trajera ninguna clase de
consecuencias, no lograba forjar una imagen de ella misma siendo víctima de la
prensa amarillista hablando acerca de su relación con otra mujer. Ni hablar. A
Lauren le convenía mantener la boca cerrada como hasta el momento si no quería
conocer a la verdadera bestia de furia que contenía en su interior.
—¡Que alegría verlas!— Exclamo genuinamente Sofía en cuanto abrió la puerta—
Veo que ambas se han puesto de acuerdo con su vestimenta—dijo viéndolas.
Ambas estaban increíblemente de negro. Sofía dio un exagerado apretón a Lauren
como abrazo y un sonoro beso en su mejilla, después se dirigió hacia su hermana
para hacer exactamente lo mismo— Por favor, pasen— Dijo colocándose detrás
de la puerta. Camila tomo la delantera encontrando a Emma corriendo
directamente hasta ella.
—Hola allí— Menciono recibiéndola en brazos y alzarla.
—Tía Mila, tengo una muñeca nueva— Menciono entre sus brazos mostrándola.
—Eso veo, cielo— Contesto— Es muy linda— La niña obtuvo su completa
atención los cortos minutos que duro aquella conversación, hasta que claro,
observo entrar a Lauren acompañada de su mama, así que retorciéndose logro
liberarse y corrió hasta ella para repetir la misma acción que con su tía—¡Lauren!
— Grito cuando se sintió sujeta por sus brazos.
—¿Cómo estas, pequeña?— Pregunto riendo ante su alegría de recibirla. La
pequeña niña le había caído bien desde el instante en el que la había conocido
por primera vez, Lauren era hija única, así que de alguna manera sabía lo que era
estar siempre solo en una casa grande sin nadie con quien jugar— ¿Qué es eso
que tienes ahí?— Pregunto viendo como Emma abrazaba algo con sus pequeños
bracitos, que si fuera algo vivo, ya no tendría oxígeno en estos momentos.
—Es mi muñeca nueva— Informo con orgullo.
—¡Vaya!— Exclamó— ¿Sabes? Es tan pequeña y linda como tú— Dijo tocando la
punta de su nariz, logrando sacar una pequeña carcajada a la infante. La escena
había sido completamente observada por una conmovida madre y una tía un tanto
reticente cruzada de brazos.
—Oh Camila, que adorable amiga te has conseguido— Menciono Sofía— Pero lo
único que no te perdono es que no la hayas traído para conocerla mejor.
—Pues si quieres puedes quedártela todo el tiempo que quieras— Contesto
indiferentemente— Es más, si quieres nunca la devuelvas.
—Pero que cosas dices, hermana— Dijo riendo, interpretando como una broma de
parte de Camila. Desconociendo completamente cuan en serio estaba hablando—
La cena ya está lista, así que todos tomen asiento ahora— Ordeno— Emma ven
para que lavemos tus manos— La niña fue directamente hacia la cocina con su
madre.
—No te pongas celosa— Bromeó Lauren en cuanto vio que Sofía estaba a una
distancia prudencial.
—Nadie esta celosa— Contradijo— Solamente te estás tomando demasiadas
atribuciones.
—¿Atribuciones?— Pregunto—¿Y que debería haber hecho? ¿No saludar a
nadie?— Dijo acercándose— Dime que te molesta, cariño.
—Atrás Lauren— Dijo apartándose— Y no me llames así. Para tu información
fuiste tú quien quiso asistir— Menciono dando a entender claramente lo que
estarían haciendo ahora mismo— Así que por favor, te lo diré una vez más, ten un
poco de respeto aquí.
—Bueno, eso no fue exactamente lo que pensaste esa vez en el baño— Dijo
recordando—¿O no me crees capaz de lograr lo que quiero aquí?— Pregunto
sonriendo.
—No lo harás— Contesto dudando— No podrás volver a tener otra oportunidad, y
menos aquí.
—Eso es lo que tú crees, Camila— Alcanzo a decir antes de que Sofía volviera a
la mesa junto con Emma.
La cena había sido amena para dos personas, algo incomoda y silenciosa para
una. No habían faltado los típicos de halagos de Sofía hacia Lauren, y obviamente
las mentiras de esta tampoco. Nuevamente su hermana las había hecho sentar a
la par sin tener una remota idea de lo que sucedía debajo de la mesa. Camila se
había pasado gran parte de la cena evadiendo las inquietas manos de Lauren, a
base de pellizcos y apretones había logrado que no tocara nada que no debía,
además de enviarles miradas de advertencia de que a rato surtían efectos. Sabía
que hacia todo eso con el solo fin de molestarla un poco, porque la sonrisa
insoportable jamás parecía irse de su cara cada vez que acercaba su mano a la
suya. Pero cada vez que la observaba no podía evitar sentir miles y miles de
sensaciones contradictorias. Por más que lo intentara, o por más que quisiera,
jamás podía predecir su próximo paso. Lauren tampoco dejaba de tener ese aire
de misterio, aunque se hubieran conocido de vista durante toda la universidad y
leer uno que otro artículo en alguna revista acerca de ella, no podía decir que
conocía más que aquello. Pero tampoco era que le importara, simplemente quería
estar en la tranquilidad de estar involucrándose con alguien que no estuviera
metido en problemas, ya que eso, de alguna manera podía también llegar a
afectarla a ella. Y eso era lo que menos necesitaba en estos momentos.
—Regresare enseguida— Menciono levantándose. La cena hacía rato había
terminado, ahora estaban simplemente hablando de cosas banales que no eran
para nada de su importancia. Comenzaba a inquietarse al estar constantemente
mintiendo acerca de la verdadera clase de relación que mantenía con Lauren, con
otra mujer. Coloco el seguro en la puerta del baño, asegurándose de no volver a
cometer más errores. Se miró al espejo durante unos segundos y después se
inclinó para lavarse el rostro, sintiéndose en otra realidad, viviendo algo que
parecía que lo estaba viendo a la distancia. De repente se sintió sorprendida ante
el rol que había tomado últimamente las cosas.
Abrió la puerta y se encontró con un pasillo completamente vacío, suspiró aliviada,
comenzó a caminar hasta toparse con la puerta de una habitación vacía, que no
era nada menos que de su sobrina. Se encontró con la niña esparciendo cajas y
cajas de juguetes, Camila se acercó silenciosamente hasta ella para observarla.
—Si tu madre ve todo este desastre se enojara contigo, ¿lo sabes?— Le dijo
calmadamente.
—Si— Contesto con su aguda voz— Pero es que quiero mostrarle mis juguetes a
Lauren— Le hizo un puchero irresistible para cualquiera.
—Tendrás otra ocasión mejor para mostrárselos, Emma— Y ella especialmente
esperaba que no— ¿Por qué no solo le muestras solo estas muñecas y luego
quizás quiera ver más?
—Está bien— Cedió— No quiero que mami me regañe— Se acerco hasta ella y
depositó un beso en su mejilla y se fue casi corriendo de la habitación. Camila la
observo en silencio sonriendo mientras lo hacía. No podía creer el patán
asqueroso que había abandonado a su hermana en cuanto supo que estaba
embarazada, pudiera elegir marcharse como el cobarde que era en vez de
disfrutar de la maravillosa personita en la que se estaba convirtiendo su sobrina.
Se aproximó a la repisa más cercana y comenzó a observar las fotos que posaban
sobre esta. Una a una las miraba viendo lo feliz que de igual forma eran su
hermana y ella. Sofía había mostrado ser una mujer fuerte que había salido
delante de todas formas. Camila de repente dio un respingo y fue sacada
abruptamente de su ensimismamiento cuando sintió unos brazos rodearla por la
cintura.
—Tranquila— Murmuro en su oido— Soy yo.
—¿Eso tendría que hacerme sentir mejor?— Menciono mientras se separaba de
ella y se giraba para verla de frente— ¿Qué haces aquí?
—Te fuiste y no regresaste más— Dijo alzando sus hombros— Vine para ver que
estuvieras bien.
—Por favor, Lauren— Dijo riendo con ironía— Eso no te lo crees ni tú, tanto tú
como yo sabemos exactamente con qué clase de intenciones subiste a buscarme.
—¿Entonces por qué pierdes el tiempo en preguntarme algo que ya sabes?— Se
acercó hacia ella, viendo como Camila retrocedía.
—¿Qué… que hace Sofía?— Pregunto cuándo se vio acorralada entre su cuerpo
y la pared—Emma está buscándote.
—Tu hermana está muy entretenida en la cocina— Contesto poniendo ambas
manos sobre la pared al lado de su cabeza, impidiendo su escape— Por la
pequeña, no te preocupes, está muy encantada mirando la televisión abajo.
—Debemos… debemos regresar—Menciono con dificultad cuando Lauren
comenzó a besar su cuello— Lauren…
—No quiero— Murmuro— Y sé que tú tampoco quieres.
—Te equivocas— Dijo luchando inútilmente, las fuerzas estaban pérdidas para
ella— No quiero esto…
—Sí que lo quieres— Contradijo dirigiéndose directamente hacia su escote—
Estas así a propósito, sé que te has vestido así para provocarme Camila, no lo
niegues.
—No…— Dijo luchando contra su respiración— Tu no quisiste.
—Sí que quiero— Y comenzó a subir su vestido a medida que tocaba sus muslos
— En tu casa estabas tan dispuesta ¿Por qué no hacerlo ahora?
—Lauren— Gimió por lo bajo— Esta… esta es la casa de Sofía, no podemos.
—A mí no me importa— E irguió su cabeza para besarla, Camila le correspondió
de la misma manera desesperada, después de todo no podía culparla, había
estado besando su escote y ya se encontraba un tanto descontrolada. Lauren la
sujetó por la cintura y la tumbo sobre la cama. Dirigió sus manos hasta perderlas
entre sus piernas y vaya sorpresa que se llevó cuando noto que Camila no tenía
ropa interior puesta—Oh Camila, no puedo dejarte cuando estas así— Menciono
sintiendo la humedad entre sus dedos. Claro que aún estaba así, después de
haberla dejado de aquella manera en su casa y estar tocándola bajo la mesa
había dado fruto después de todo.
Lauren no pudo resistir más tiempo y con su lengua se dirigió hasta ese lugar que
tanto le encantaba, Camila mordió sus labios para reprimir los sonoros gemidos
que querían escaparse de su boca, ahora no era solo por ella, cualquier tipo de
ruido podría ser escuchado por su hermana y ahí si las cosas se podían poner
interesantes para explicar. Lauren trazo movimientos circulares antes de
introducirse en ella, elevo sus caderas como respuesta y comenzaron un
movimiento sincronizado que estaba acabando con su cordura. Sus paredes
internas estaban aprisionando su lengua avisando la próxima liberación, Lauren al
darse cuenta de esto salió de ella y se colocó encima, Camila la había mirado con
protesta, temiendo que nuevamente este jugando con ella, pero retuvo el aire en
sus pulmones cuando sintió los dedos de Lauren paseando donde antes había
estado su lengua. La miro directo a los ojos a la vez que entraba en ella después
de unos últimos movimientos.
—¡Lauren!— Exclamo Camila, elevando nuevamente sus caderas para el
encuentro de sus dedos.
—Shh…— Dijo poniendo su mano libre sobre su boca para callarla— No tienes
una idea de cuánto me gustaría escucharte ahora mismo, pero si alguien te oye
estaremos en problemas— Sin más preámbulos comenzó a bombear dentro de
ella, duro y profundo. Camila casi sollozaba sobre su mano, Lauren entraba y salía
de ella con suma facilidad gracias a la excitación de la castaña— Vamos Camila—
la animo. Observaba sus ojos entrecerrados mirarla a ella, los movimientos de su
cuerpo iba a la par de sus penetraciones, Camila estaba ahora participando con
sus caderas. Trazo círculos dentro de ella y sintió como comenzaba a morder sus
dedos, aguantando el dolor de su mano, siguió con los movimientos, sus dedos
estaban siendo presionados y dando un último bombeo firme y profundo sintió
como Camila acababa de llegar al clímax. Reprimiendo el último grito que ella
soltó sobre su palma. Saco su mano de su boca y la escucho respirar con
dificultad— Eres maravillosa— Menciono antes de darle un apasionado beso en la
boca.
—Muévete, no me dejas respirar— Dijo apartándola de encima. Si, se sentía rara,
pero increíblemente satisfecha y relajada. Tenía la vista puesta en el techo y
sentía la mirada de Lauren sobre ella, pero de todas no quería hacer ningún
contacto visual con ella. Ella había intentado seducir a Lauren en su casa para
evitar estar en donde estaban ahora, y de la nada ella entra e irrumpía su silencio
para tomarla cuando menos se lo estaba esperando. Aun cuando se estaba
prometiendo a si misma que ella también podía tener el control de la situación.
Pero nuevamente se dejó manipular por los deseos y cayó nuevamente en la
tentación. Recriminándose, odiándose y odiándola, se levantó para acomodar su
vestido.
—¿Todo bien, Camila?— Pregunto Lauren sentándose sobre la cama.
—¿Hace falta que responda eso?— Pregunto girándose para mirarla— Si no te
importa quiero estar sola.
—¿Estás segura?— Pregunto dudando— Si quieres podemos decirle a Sofía
que…
—Olvídalo, Lauren— La interrumpió— Simplemente baja sin dar explicaciones, yo
iré apareceré en un momento. Ya veré que diré después.
—Está bien— Dijo doblegándose finalmente— Te veré abajo— Se acercó hasta
ella, Camila dio dos pasos atrás impidiendo otro contacto. Lauren comprendió su
reticencia y se retiró de la habitación sin más. Dejándola sola con sus
pensamientos.
Camila se paseó por unos instantes alrededor de toda la habitación, abrazándose
y maldiciéndose a sí misma. Las contradicciones iban y venían a su mente,
agolpándola, dejándola en blanco por momentos, otros simplemente la dejaban
con la furia y la intranquilidad que eso generaba. Lauren de nuevo mostraba tener
todo el poder y dominación que tenía sobre ella y ella, bueno, simplemente se
dejaba hacer. ¿Cómo era posible que acabaran de hacer lo que hicieron en la
casa de su hermana? Por si fuera poco sobre la cama de su propia sobrina,
Lauren la estaba llevando hacia un precipicio donde su deseo no tenía límites, y
eso la aterraba. No podía permitir que la conociera más que lo justo y necesario
que les permitía su acuerdo.
Camila bajo las escaleras con los pensamientos pesándole en la sien, Emma
estaba riendo por algo que Lauren dijo, por lo visto la había convencido o hecho
olvidar el hecho de que estuvo un largo rato desaparecida en el piso de arriba.
—¿No es una persona genial Lauren, Camila?— Pregunto inocentemente Sofía—
No sabía que había acordado una tarde con Emma todas juntas, realmente se los
reconozco. Estoy justo en el momento en el que el trabajo está consumiendo
mucho de mi tiempo últimamente. No podría estar más agradecida con ustedes al
respecto.
—Bueno, eso es algo que todavía no es concreto— Menciono dándole una mirada
glacial a Lauren. Estaba comenzando a hartarse de sus planes sin su
consentimiento y mucho menos de su conocimiento previo. Observo que Sofía se
disculpó para ir hacia el baño. Camila aprovecho esto y rápidamente se acercó
hasta Lauren para recriminarle— ¿Qué diablos sucede contigo?— Exclamo
enojada—¿Es que nunca tienes suficiente? ¿No te basta con saber que estoy
cumpliendo con mi parte como para que ahora tú organices mi vida? Tengo un
trabajo y responsabilidades también Lauren, yo no ando por ahí obligando a
personas a que estén conmigo— Ataco.
—Soy una persona ambiciosa, Camila. No me puedes culpar— Dijo bebiendo de
su copa— En cuanto a lo otro, yo también tengo un trabajo y cosas que hacer,
simplemente estoy haciéndole un favor a tu hermana, se nota cansada.
—¿Y tú que puedes saber de ella? Casi que ni la conoces, no digas que lo haces
para hacer un favor. Yo si conozco tus verdaderas intenciones Lauren, y déjame
decirte que estas yendo demasiado lejos.
—Nadie está yendo lejos, Camila— Dijo parándose— Tu eres la que exagera
todo, los amantes también hacen estas cosas.
—Pues te recuerdo que yo no hago todo esto por gusto, tú orillaste todo a esta
situación.
—Está bien— Dijo suspirando— Puede que no estés de esta manera conmigo por
decisión propia, pero tampoco es que me hayas demostrado en algún momento
que esto te disgusta en lo absoluto, porque está claro que así no es— Camila
apretó sus puños, no tenía forma de negar eso, su cuerpo siempre hablo por sí
mismo— Dejas por sentado que siempre estarás dispuesta para mí, me lo acabas
de demostrar hace un momento.
—¿Me estás diciendo que solo fue una maldita prueba para ti?— Pregunto entre
sorprendida y furiosa.
—Entre otras cosas, si— Respondió.
—Me das asco— Respondió viendo bajar a Sofía por las escaleras. Camila
rápidamente se dirigió hacia ella sin pensárselo dos veces— ¿Sofía puedo hablar
contigo a solas un momento?— Pregunto
—Por supuesto— Dijo ésta algo confundida. Siguió a Camila hasta la gran cocina
donde la distancia era mucha para que cualquier desde la sala de estar escuchara
—¿Qué sucede, Mila?—pregunto intrigada.
—¿Podrías prestarme tu auto, por favor? De repente no me siento muy bien.
—¿Te sientes mal? ¿Qué te sucede?— La ataco con preguntas—¿Lauren no
puede llevarte a caso? Ya que fue ella quien te trajo.
—Sí, pero tiene otras cosas que hacer y no quiero molestarla— Mintió— ¿Me lo
darás sí o no?
—Claro que si— Dijo buscando sus llaves—¿Te irás ahora mismo? ¿Necesitas
algo?
—No, solamente necesito marcharme en cuanto antes. En casa estaré mejor—
Siguió a su hermana viendo como pasaba al lado de Lauren sin mirarla, Camila se
despidió de Emma y se fue directamente hacia la puerta de entrada sin mirar
atrás.
—¿Qué sucede con ella?— Pregunto intrigada Lauren
—Dijo que no se sentía bien— Explico Sofía— Se marcha.
—¿Qué?— Exclamo Lauren. Salió de igual forma hacia afuera atrapándola justo
antes de que entrara al auto— No te puedes marchar así.
—¡Suéltame, Lauren!— Grito— ¡Suéltame! No puedo seguir viéndote a la cara. Ya
no más— Se introdujo dentro del auto.
—Sabes que esto no terminara así ¿cierto?— Dijo mirándola desde la ventana.
—Te arrepentirás de esto, Lauren— Fue todo lo que pronuncio antes de encender
el auto y marcharse rechinando las llantas. Lauren solamente lo había hecho para
comprobarle en su propia cara que ella era una débil que siempre estaría a su
disposición. Y no señor, si al menos iban a seguir de esa manera quería algo que
la hiciera desquitarse. Necesitaba hacerla pagar de alguna forma que la hiciera
sentir bien consigo misma, al menos para no perder la costumbre. Ahora
solamente tenía que planear que.

REVISTAS DE MODAS “ÍCONO”

—Dile a Monique que estas fotografías quedaran descartadas— Dijo


lanzándoselas sobre el escritorio— Quiero que sean más como estas— Dijo
mostrándolas— Y también que tengan el juego de colores de fondo como esta.
—Entendido— Respondió— Ya le informare. ¿Algo más señorita Cabello?
—Siempre hay algo más, Allyson— Dijo mirándola fijamente— Quiero que me
consigas el número de este local – Menciono pasándole la dirección— En cuanto
lo tengas quiero que me lo traigas inmediatamente.
—Enseguida—dijo marchándose.
Camila se sentó paciente observando fijamente la puerta. El brillo malicioso en sus
ojos estuvo presente en ella durante todo el día. Fue solamente cuestión de pocos
segundos para que Allyson volviera con el número que necesitaba. Observo el
papel sobre el escritorio. Jodete Lauren—fue todo lo que pensó antes de marcar
—Buenos días— Dijo en cuanto le contestaron desde el otro lado de la línea—
Llama la secretaria de Lauren Jauregui, quiero hacer un par de arreglos antes de
su cita— Escucho atentamente— No, no es para cancelar, solamente quiero dejar
algunas especificaciones— Sonrió con malicia— digamos que ha habido un
cambio repentino con respecto al corte de esta vez— Y rodo sobre su gran silla,
disfrutando de lo que estaba a punto de hacer. Gozando de la dulce venganza.
Lauren le había mostrado sin querer un pase libre para ella.

XVIII. CAMBIOS

“Las flores más bonitas se riegan con la paciencia.”

Camila prácticamente le había dado un plantón dejándola sola en la casa de su


hermana, Lauren no podía cometer la grosería de marcharse sin más. El hecho de
que ella no esté no significaba que no podría quedarse un poco más, y eso fue
exactamente lo que sucedió. Sofía tenía una forma de ser que la animaba a
introducirse en su mundo, era amigable, sencilla y de un carácter muy dulce. Todo
lo contrario a su hermana mayor.
Lauren aun no comprendía ciertas cosas acerca del carácter tan inestable de
aquella mujer tan misteriosa, le había sacado muy poca información a Sofía, debía
ser muy delicada con cada pregunta que hacía. No podía cometer el error de
delatarse así misma de lo poco que sabía de ella, no cuando dijo que tenían una
amistad desde la universidad supuestamente. Sofía le había revelado cosas
demasiado interesantes para ella, como que Camila hacia demasiado tiempo no la
frecuentaba con demasiada continuidad, se podía decir que las dos cenas en las
que ella había asistido habían sido más contacto que los últimos meses, se había
conmovido por aquel relato. Ella hubiera dado mucho porque su familia se
agrandara, pero por cuestiones de naturaleza aquello no se cumplió. Le había
explicado un poco acerca de la relación nula que tenía con su padre, Camila lo
había descubierto en plena infidelidad, ella se sorprendió por esto, no era para
menos. Sofía le relato que después de eso su madre se había desaparecido sin
más y por eso su hermana mayor lo culpaba hasta el día de hoy que su
progenitora ya no este. Si se ponía a pensar, era un suceso bastante delicado,
pero ella en su lugar había actuado de diferente manera, al menos no de una
forma tan irrevocable. Pero bueno, era Camila.
Al menos ahora comprendía cómo es que sus padres no hubieran asistido a su
graduación, ella le había pedido específicamente a su progenitor que no quería
que asistiera, así que solamente Sofía estuvo presente en ese suceso tan
importante de su vida. Y Lauren no lo negaba, había visto aquello con sus propios
ojos.
Pero por si fuera poco, aquello no era todo lo que le había sucedido durante todo
ese tiempo, Sofía no había sido del todo directa con ese tema, Lauren intuía que
había otra cosa además que había desatado por completo aquel carácter tan frio.
Si se ponía a atar cabos, podía unir aquel recuerdo de Camila llorando en el baño
de la universidad, aquello podía deberse a la huida de su madre y el horripilante
descubrimiento de adulterio de su padre. Pero ¿Qué es lo que había sucedido una
vez que termino la universidad? Sofía expresó que después de un suceso del cual
no entro en detalles, su hermana era la persona solitaria que era el día de hoy.
Lauren no podía evitar sentirse intrigada por completo, la curiosidad era más que
grande que su voluntad de meterse en sus propios asuntos. Ella quería
descubrirla, saber que guardaba tan oculto en su interior.
Necesitaba saber el porqué de aquel tempano de hielo, si eso significaba cambiar
su táctica y comenzar a tratarla de forma diferente, aun sabiendo que tal vez no
sería reciproco, al menos, lo iba a intentar. Las cosas por las malas parecían no
avanzar hacia ningún lugar, entonces probaría suerte con las buenas.

REVISTAS DE MODAS “JAGUARS”

Lauren se encontraba observando los diferentes bocetos de lo que sería su


siguiente portada en la revista, el silencio en la sala era casi sepulcral, todos
estabas atentos a la jefa y que diera su irrevocable orden.
—¿Entonces?— Pregunto un hombre ya intrigado al esperar en tanto silencio.
—No me gusta— Respondió. Edward sonrió en el fondo de la sala— Ninguno de
ellos— Comenzó a rodearlos a todos paseándose— Para empezar no sé quién ha
autorizado el cambio de letras en la portada, creí ser muy específica con que hay
cuestiones que no se cambian— Enfatizó las últimas tres palabras.
—Lo que pasa es que creíamos que al estar por venir la próxima temporada
podrías comenzar con los cambios y…
—Pero aun no es la próxima temporada— Lo interrumpió Lauren— Quiero que
estén pensando en esta temporada, no en la que aún no existe, y por la tanto no
va a haber cambios, no ahora, ni después. Primero necesita pasar por una
autorización que saldrá de mi ¿queda entendido lo del cambio de cosas sin
permiso?— Pregunto en general. Todos asintieron— Bien, en cuanto a las
portadas ya he expresado mi disgusto por ellas, los contrastes de colores están
demasiados trillados. Lo único bueno es que los títulos no están nada mal,
solamente quiero que los colores sean completamente contrarios a su color de
cabello y vestido ¿queda claro?— Varias cabezas asintieron— Bien, la reunión ha
finalizado señores.
—La verdad que si te decidías por algunos de esos bocetos, hasta yo me hubiera
opuesto a eso— Menciono Edward cuando se acercó a ella.
—Todo es un fiasco— Exclamo Lauren, juntando algunos papeles— No sé porque
todos tienen la mente ocupada en la próxima temporada, yo aún no quiero saber
nada con lo que vendrá después— Menciono suspirando.
—Como venimos estamos bien— Dijo tocando su hombro para tranquilizarla—
Solamente debemos seguir así.
—Eso espero, Eddy— Menciono con una sonrisa torcida.
—Lauren— Dijo Anna al entrar— Tu cita en la peluquería es dentro de veinte
minutos.
—Está bien, Anna. Gracias por recordármelo— Guardó sus pertenencias y se
dispuso a marcharse.
—¿A qué hora pasare por ti, entonces?— Pregunto Edward. Ella lo miró, estaba
confundida y a juzgar por su cara noto que su amiga nuevamente se olvidaba de
todo—A ver, adivinare— Dijo riendo— Lo olvidaste.
—¡Demonios!— Exclamo golpeando su frente— La cena ¿verdad?
—Exacto— Respondió— Lauren sabes que necesitas ir, es una cena benéfica,
con esto puedes remediar y desmentir de alguna manera lo que la bruja fría ha
dicho de ti.
—Puede ser— Dijo pensándolo— Está bien, pasa por mí— Dijo yéndose— Ah y
Edward— Dijo volteándose— Esta vez llega puntual, por favor.
—Tienes mi palabra— Dijo riendo al ver su cara asesina.
Lauren espero pacientemente hasta que sacaran el auto del estacionamiento y así
partió rumbo a la peluquería, a la cual venía asistiendo durante todo este tiempo.
¿Cómo había sido capaz de olvidarse la cena benéfica? Definitivamente tendría
que tener una agenda encima con todas aquellas clases de cosas anotadas, no
podía siempre estar pendiente de otros avisándole casi sin tiempo para nada.
Afortunadamente encontró estacionamiento bastante cerca de la peluquería, bajo
del auto y se adentró al local llamando la atención de varios ojos. Aunque Lauren
tenía cierta simpatía con todo el mundo, eso no significaba que su presencia no
sea un tanto imponente y llamativa a la vez. Riendo internamente ante la cara de
sorprendidas de algunas de las mujeres, camino con pose recta hasta la mesa de
la secretaria del lugar, quizás había sido reconocida por algunas, otras
simplemente estaban asombradas con el aura que desprendida a su alrededor.

—Disculpa— Menciono llamando la atención de la joven distraída con unos


papeles— Yo tenía cita a las…
—Señorita, Jauregui— Exclamo sorprendida— Justo estábamos esperando por
usted.
—Bueno— Dijo mirando su reloj— Aun falta para que sea la hora, yo podría…
—Cómo cree— Dijo parándose e interrumpiéndola por segunda vez— Annette ya
ha terminado hace tiempo, ella no tendría problema en atenderla ahora mismo.
Por favor, acompáñame.
—Si es así entonces no tendré problemas con eso— Dijo mostrando su mejor
sonrisa. Siguió a la joven que la guio casi al final de aquel gran salón
—¡Annette!—exclamo llamando la atención de una alta rubia que se encontraba
riendo con alguien más— La señorita Jauregui está aquí—informo.
—Muchas gracias, Lisa— Dijo ella acercándose— Ahora yo me encargare de ella.
—Con su permiso— Y se marchó a recepción.
—Buenos días, señorita Jauregui— Saludo— ¿Gusta ponerse cómoda ya?—
Ofreciendo la silla frente aquel gran espejo.
—Buenos días— Devolvió el saludo— Y si, gracias— Dijo sentandose.
—Entonces señorita Jauregui— Dijo mirándola desde atrás a través del espejo—
¿Comenzamos primero con la máscara y luego con el corte o como prefiere
usted?
—Supongo que la máscara estaría bien primero— Contesto— El corte puede venir
después
—Entonces a comenzar— Exclamo sonriendo. Annette se pasó los siguientes
minutos cubriéndole el rostro con aquella rara mascarilla verde, Lauren solamente
cerraba sus ojos disfrutando de aquellas atenciones de las que tanto costaban
pero valían la pena— Señorita Jauregui— Menciono llamando su atención—
¿Quiere el corte ahora o después?— Pregunto.
—Me gustaría que sea ahora, si no te importa— Analizo que no debía tomarse
demasiado tiempo— Con respecto al corte yo…
—No se preocupe por eso— La interrumpió— Me han dejado las órdenes estrictas
de cómo será, usted relájese.
—Está bien— Cedió Lauren— ¿Le importaría ponerme algo en los ojos?
Necesitaría eso para relajarme por completo.
—Seguro— Puso una rodaja de kiwi en cada ojo. Annette prosiguió a realizar el
corte que se le había ordenado por teléfono. Lauren estaba tan relajada que no
tenía idea del mundo exterior, se debatía entre entrar en un profundo sueño o
seguir conservando la conciencia. Había estado tan ensimismada que no había
sentido las tijeras cortar mucho más de lo debido. Pasado un tiempo prudencial a
un corte como ese la rubia mujer había terminado su trabajo satisfecha al haberlo
cumplido como ordeno—Muy bien señorita Jauregui, hemos terminado— Anuncio.
Quito las rodajas encontrándose con sus profundos ojos verdes, Lauren le sonrió
ante el acto y la mujer rodo su silla para que pudiera verse frente al espejo —¿Y
qué tal?— Pregunto. A Lauren se le desvaneció la sonrisa de la cara ante lo que
estaba viendo con sus propios ojos.
—¡¿Qué me has hecho?!— Fue todo lo que pudo exclamar.

* * * *

REVISTAS DE MODAS “ÍCONO”

—Señorita Cabello, su chofer ya está esperándola fuera— Informo Allyson por el


intercomunicador.
—Excelente— Contesto. Tomo todas sus pertenencias y se dispuso a marcharse
en cuanto antes. Paso frente al escritorio de su secretaria la cual también se limitó
a guardar rápidamente sus cosas para marcharse también— Allyson— Dijo
llamando la atención de esta— Quiero que le avises a Noah que nos veremos allá,
no hace falta que pase a recogerme.
—Enseguida— Dijo tomando su teléfono para hacer rápidamente lo pedido.
Camila fue recogida efectivamente por su chofer, llevándola en un parpadeo hasta
su gran mansión. Sinceramente asistiría a esa cena caritativa porque no había
otra cosa mejor que hacer, quedar mal frente a los demás era algo que no estaba
permitido para ella. Pero el solo hecho de pensar que podría llegar a ver a Lauren
ahí, la hacía dudad, lo único que realmente la entusiasmaba era verla para ver si
efectivamente su plan había marchado como lo esperaba. Las ansias la
consumían, esperaba que con eso tuviera un poco de su merecido, moría de
ganas de ver que tan mal le había quedado el corte, porque debía admitir que su
largo, negro y ondulado cabello no estaba para nada mal.
Se dispuso estaba vez por un ajustado vestido blanco que le llegaba hasta medio
muslo, con un cinturón plateado que hacia aún más definida su cintura. Se había
alaciado el cabello y se lo había recogido de forma ajustada, de modo que
quedara todo tirante hacia atrás. Se dio sus últimos retoques y salió viendo como
su servicial chofer ya la esperaba afuera.
La cena era dentro de uno de los lujos hoteles que quedaban en el centro de la
gran manzana, si debía admitirlo, aquello no era nada más que una hipocresía de
ostentar quien tenía más dinero que mostrar. Había perdido la cuenta de ver a
aquellas falsas personas dar grandes donaciones solamente por el hecho de
querer demostrar quién poseía más dinero, sin importar realmente las personas
que los necesitaban. Era una gran y valiosa razón para no mezclarse con aquella
clase de gente tan engañosa, pero como siempre, quisiera o no, la sucia sociedad
dictaminaba que así debían ser las cosas. Aparentaría que estaría ahí interesada
en mantener alguna conversación forzada con aquellos, intentando disimular que
todos estaban ahí por tener un interés en común, cuando cada persona ahí sabía
que aquello no cierto. Cumpliría con su parte, estaría un tiempo adecuado y se
marcharía en cuanto antes para seguir ahorrándose disgustos.
La puerta a su lado se abrió y ella salió sintiendo el fresco aire de New York. Noah
estaba esperando paciente junto a la puerta, con su traje de gala azul oscuro.
Siempre tan elegante.
—Camila, luces maravillosa— Dijo cuando estuvo cerca de él.
—Gracias, Noah— Sonrió agradecida por su cumplido— Tu traje te sienta
demasiado bien.
—Me lo han dicho— Sonrió el ofreciendo su brazo, ella lo entrelazo y juntos
entraron dentro de aquel lujoso hotel. Claro, no sin antes haber sentidos varios
flashes sobre ellos.
El gran hotel por dentro no era nada más que pintando con los típicos colores
blanco y un amarillo oro. Había llegado quizás un cuarto de hora tarde, y ya gran
parte de la gente estaban llenando el salón por completo. Todos paseándose con
sus costosos trajes y vestidos, sosteniendo en sus copas seguramente los vinos y
champanes más caros. Había tenido que lidiar, como se había imaginado, de
gente que no era para nada de su agrado. Forzar como siempre su sonrisa para
aquellos que se acercaban con algún interés de por medio.
Camila desde que había llegado se la había pasado disimuladamente con la
mirada buscando lo que ansiaba encontrar, no porque eso fuera lo que quisiera,
se contradijo a sí misma, sino que era porque moría de ansias de ver el fruto de su
venganza. Estaba a punto de inventar una excusa para irse del grupo que se
había formado a su alrededor cuando una mujer mayor se había acercado a
saludarla, sintiéndose fuera de lugar totalmente, además de incomoda, decidió
dirigir su atención hacia el escándalo que se podía oír en la entrada.
Desgraciadamente la cantidad de gente acumulada obstruida la visión, pero sabía
que con paciencia no duraría demasiado tiempo en enterarse a que se debía tanto
alboroto.
—¿Camila quieres champagne?— Apareció mágicamente Noah para su salvación
con una copa en cada mano.
—No tienes idea de cuenta te agradezco— Dijo recibiendo una— Tengo la boca
demasiado seca y…— Se detuvo, con las palabras atorándose en la garganta y la
copa a medio camino de su boca.
—Oh, santo cielos— Oyó murmurar a Noah.
Estaba sin poder creer la visión que estaba teniendo a tan solo metros de
distancias más adelante. Ahora sus preguntas eran respondidas de manera
espontánea, resultándole de una manera brutal al saber que gracias a ella ahora
todo eso estaba sucediendo.
Lauren tenía un vestido gris con una parte blanca en su escote. La vestimenta
oscura que portaba hacia resaltar aún más sus ojos esmeraldas de una manera
casi lobuna, pero lo más increíble de todo era la forma en el que aquel corte se
adhería a todo lo que ella era. Tenía el cabello corto, que apenas llegaba hasta
sus hombros. En la parte trasera de su cabeza algunos cabellos estaban
desordenados, dándole un toque de rebeldía que no le sentaba para nada mal,
sino que para cualquiera que la conociera diría que su personalidad era
exactamente como su aspecto lo gritaba por todas partes.
Camila agitó su cabeza escapando de aquella visión, se terminó el contenido de
su copa en pocos sorbos, se maldijo internamente todo aquello que no se podía
decir en voz alta y que estaba tan mal para una mujer como ella. Pero eso era lo
que menos le importaba en esos momentos, en vez de arruinar a Lauren, de
dejarla con un aspecto totalmente fuera de lugar y espantoso, ella habría logrado
mejorar aquel ser humano que tantos problemas le estaba causando. Su cabello
parecía tener luz propia bajo los candelabros del alto techo, arrugo su entrecejo y
aparto la mirada, se había quedado un largo rato mirándola que podía jurar que
ella se podía dar cuenta de su mirada tan fija. Dejo la copa vacía sobre la primera
bandeja que vio circular con un mozo y salió por una puerta que daba al exterior,
salió en busca de aire. Apretando los puños, estremeciéndose a sí misma,
queriendo retroceder el tiempo y cambiar tantas cosas como fueran posibles. Pero
era realista, y nada de aquello podía suceder. Así que suspirando tranquilamente,
intentando relajarse, volvió adentro, queriendo tomar las cosas con madurez y
queriendo lucir indiferente ante todo lo que sucedía. Sabía que Lauren era una
persona astuta, y no pasaría mucho para que ate los cabos sueltos y se dé cuenta
que no había sido precisamente un error de su secretaria el haber ordenado
aquello con su cabeza. Se había equivocado tan mal, que ahora sabía
perfectamente que sola estaba cavando pozos a su alrededor.
Comenzó a perderse entre medio de las personas, no localizaba a Noah por
ninguna parte, lo más seguro era que la tuviera a la vista para tomar distancia y
así evitar cualquier tipo de contacto. Desconocía por completo que clase de
reacción podía tener frente a ella, si eso había sido con metros de distancia no
quería ni imaginar que sucedería teniéndola cerca. Lauren sería capaz de
cualquier cosa de ahora en más, eso lo sabía, y ella, ella también desconocía que
clase de reacción podría llegar a tener, pero antes de que algo sucediera, era
mejor prevenir que curar.
—¡Noah!— Gritó aproximándose a un hombre de traje azul de espaldas, toco sus
hombros desesperadamente y todo tipo de esperanzas de que fueran él se fueron
directamente al piso.
—Disculpa— Dijo el hombre girándose— Pero mi nombre no es Noah, yo soy…—
Y le sonrió.
—Edward— Interrumpió en voz baja, casi hablando con ella misma. Dio varios
pasos hacia atrás, con su cerebro trabajando a mil por hora. Por supuesto que
conocía a Edward, si él estaba por aquí aquello significaba que…
—Hola Camila— Escucho a sus espaldas. El sonido de su voz envió todo un
escalofrió a lo largo de su espalda, observo a Edward sonreír moviendo la cabeza
hacia la persona que tenía detrás y después se marchó perdiéndose entre la gente
— Que interesante encontrarte por casualidad— Dijo riendo con burla. Ella se giró
viéndola de frente, adaptando su coraza fría impenetrable. Disimulando a la
perfección la lucha contradictoria que se desataba en su interior.
—Si, quien lo diría— Contesto lo más borde que pudo. Lauren la miraba
analizándola con la mirada tan fija en ella que casi la obligaba a apartarla. Casi.
—¿Sabes Camila?— Comenzó meciendo su copa suavemente— Algunos dicen
que la madurez no se mide por los años, sino que parte de aquí— Dijo señalando
su sien— O sea, no por la cantidad de tiempo que hemos vivido, sino de qué
manera afrontamos ciertas cosas que se nos ponen en frente— Bebió el contenido
de su copa— Y yo estoy de acuerdo con esa deducción, pero también digo que
además de afrontar algunas circunstancias de las que la vida nos pone a prueba,
también juega en contra o a favor nuestra forma de actuar, eso también dice
mucho de nosotros.
—Por qué no vas directo al punto y me dices de una vez a dónde quieres llegar—
Dijo enojándose. Ahora lo que le faltaba era que Lauren le diera una clase de
educación reflexiva, como si fuera que hace semanas atrás ella no había hecho
tantas estupideces como para olvidarlas ahora.
—A eso voy, querida— Dijo mostrando apenas una sonrisa temblorosa— Porque
lo que me ha sucedido hoy en la mañana ha sido muy interesante para mí— Y ella
entendió perfectamente a donde quería llegar, así que finalmente había
descubierto todo— Digo interesante porque fue todo un misterio de la forma tan
cautelosa en el que funcionaron las cosas, desde la orden fantasma que recibieron
las estilistas de parte de mi supuesta secretaria hasta la parte del gran cambio que
trajo todo eso consigo.
—¿Entonces cuál es el problema?— Pregunto cruzándose de brazos— Porque si
estas pidiendo alguna opinión de mi parte, lo que te aconsejaría es que
aproveches el cambio que tienes en el exterior y empieces a comenzar a cambiar
la suciedad que tienes por dentro. Ese si sería un hecho realmente interesante de
ver.
—Veo que no entiendes el concepto Camila— Dijo fríamente— Pero puede ser
porque todavía no me he terminado de explicar— Dijo dejando su copa vacía—
Veras, en cuanto me vi en el espejo fue toda una sorpresa ver la forma en la que
había quedado, obviamente exigí una explicación ya que de mi boca no había
salido que quería un corte de esa magnitud— Relató— Pero en cuanto me dijeron
que mi secretaria había llamado para dar aquella orden, rápidamente pedí que
registraran desde donde había sido esa llamada, y bendita sea la tecnología ¿Por
qué sabes que sucedió Camila? La llamada no había sido emitida de mi
secretaria, ni tampoco desde mi compañía. Sino que provenía de otra— Dijo
atrapándola por completo— Y no fue necesario para mí pensar mucho quien había
sido el responsable de aquello. ¿Tú qué piensas al respecto? ¿Actuó o no actuó
de manera adecuada aquella persona?
—No pienso responder eso— Dijo apretando sus puños— ¿Por qué le das tantas
vueltas al asunto Lauren? Di lo que tengas que decir y lárgate de aquí.
—No te preocupes que eso hare rápidamente— Contesto sin inmutarse— Pero en
realidad esa no es mi verdadera pregunta, la verdadera cuestión es ¿Cómo
debería actuar de ahora en más? — Preguntó avanzando hacia ella— ¿Demostrar
madurez o actuando de la misma manera? Porque si así lo hiciera, créeme que
sentiría una enorme satisfacción al hacerlo.
—¿Entonces en qué quedamos?— Pregunto desesperándose por la intriga—
Porque por mi puedes hacer lo que quieras, no me interesara en lo absoluto.
—Eso lo que dices ahora, mi querida Camila— Y aspiro profundamente su
perfume sin apartar sus ojos— Pero te dejare con la tranquilidad de que tomare la
decisión más sensata, pero con la garantía de que las algunas cosas cambiaran
por completo.
—No entiendo que es lo que quieres decir.
—Lo que quiero decir es que falta muy poco para que eso pase— Contesto— Así
que si jugaremos un juego en paz, entonces te aconsejo que te mantengas al
margen de los impulsos. Mañana te quiero lista a las siete— Dijo apartándose—
Pasare por ti— Y girando ligeramente aquellos cabellos cortos se marchó.
Dejándola con la duda incesante de que era lo que se traía entre manos, porque
aunque ella se demostrara indiferente, no podía negar que temía cuál sería su
próximo paso, todo un misterio.

XIX
UNA NUEVA TÁCTICA

“En terrenos del amor, no alargues lo inevitable.”

¿Había sido algo ruda? Posiblemente. Camila se lo debía, el haberle dado aquella
clase filosófica improvisada había sido más humillante que haberle devuelto la
jugada. Había visto perfectamente sus puños apretados, cuando había girado sus
ojos y sus suspiros desesperados. Camila detestaba que la hagan ser menos, eso
era algo que notaba a simple vista, no hacía falta analizar demasiado.
Indirectamente la había llamado inmadura y eso realmente había sido un acto de
tener agallas. Aunque sorprendentemente ella la había dejado sin ninguna
contestación ingeniosa, explicándole perfectamente cómo es que habían sucedido
las cosas esa misma mañana, hasta la parte donde se enteró que no había sido
nadie más que ella quien mando a cortarle el cabello.
El silencio otorga, y ella no había dado ninguna replica para contradecir todo. De
todas maneras hubiera sido estúpido, todas las pruebas apuntaban a ella y no
tenía una cuartada a su favor. Aunque realmente no le importaba, era algo que
tarde o temprano Lauren descubriría y no había dejado pasar mucho para que eso
sucediera.
Lauren la miraba fijamente, desde el otro extremo del salón, analizándola. La
distancia era mucha, pero aun así habían sido posicionadas en sus lugares de
manera tal que podían verse perfectamente las caras. La curiosidad se apoderaba
por completo de ella, preguntándose qué estaría pasando por su mente en esos
momentos. ¿Qué había querido decir con que las cosas cambiarían? Bebió el
contenido de su copa incómodamente sintiendo el roce de su mirada, esperaba
que sea lo que sea que tuviera en mente, no la hiciera arrepentirse de sus actos.
Quizás había tenido un impulso infantil, una cosa era atacar directamente hacia su
persona y trabajo, otra era hacer lo que hizo con su apariencia, aunque más que
perjudicarla la había mejorado. Y bastante. Condenadamente lindo. Fue ahí que
se dio cuenta de que ya no tenía poder sobre sus propios pensamientos.
—Tú la odias, Camila— Se reprochó. Dio un rápido vistazo con la mirada y se
impactó con el choque de sus miradas, por lo visto Lauren no le iba a despegar la
vista durante toda la noche, haciéndola sentir aún más incómoda de lo que
hubiera pensando. Benditas obligaciones sociales, rodeada de gente hipócrita y
otras que no tienen nada mejor en que invertir su tiempo.
—¿Todo bien con la comida?— Pregunto Noah sentado a su lado, viéndola girar
la vista varias veces después de ser atrapada de vaya a saber quién.
—Perfecta, Noah— Contesto. Observo el plato frente a sus ojos y vio que estaba
intacto, la miro con el rostro contraído por la interrogación, ella solamente se limitó
a darle una mirada neutra. Ahogando las palabras en su garganta, callo. Aun
sabiendo que mentía, decidió ya no hacer más preguntas y dejar las cosas como
estaban, envolviéndose nuevamente con el silencio alrededor, aunque todos en
sus mesas compartieran alguna conversación, ella no participaba, su mente
estaba en un lugar demasiada lejano de aquella mesa de donde nada de lo que
estuviera en ella fuera de su verdadero interés. ¿Había mencionado la paz?
¿Cómo podía tomarse eso? Viniendo de Lauren la “paz” debía tomarse con
pinzas. No tenía ni siquiera una leve idea de lo que podría traerse entre manos,
así que tendría que estar demasiado atenta a sus movimientos, al menos la había
dejado tranquila unos días después de que paso aquello en la casa de su
hermana que tanto intentaba olvidar.
Quizás era mejor dejar de actuar impulsivamente, hasta ahora solo le causó más
problemas, a lo mejor la mejor opción es dejar contenta a Lauren y solo así tal vez
deje de atosigarla un poco. Sabía que estaba enojada, y por eso debía cuidarse,
aunque su voz jamás se elevó cuando le había dicho todo aquello, pudo distinguir
la molestia y enojo evidente que intentaba disimular. La mirada penetrante que
sentía ahora no era más que una advertencia de que de ahora en más todas sus
acciones tendrían una consecuencia, obviamente, como también intuía, un castigo
para ella.
No había ni siquiera pasado dos horas cuando Camila perdió de vista a Lauren, la
cena hacía rato había concluido y ella aprovecho esto para un rápido escape.
Perdiendo unos cuantos minutos entre despedirse de personas que se había
percatado de su acción logro llegar hacia afuera, sintiéndose ahora
completamente libre de obligaciones. Noah se había entretenido bailando con una
joven mujer y ella supuso que estaba en buenas manos, no perdería más tiempo
buscándolo solo para notificarle que ya se marchaba, él se veía demasiado a
gusto con la mujer.
Paso apresurada frente a un gran grupo de fumadores que reían en voz alta y
soltaban estruendosas carcajadas, así que apartándose con manotazos el humo
del rostro busco el auto donde había acordado que la esperaría su chofer. La
minúscula brisa que corría era demasiado helada, así que abrazándose así misma
espero viendo el auto acercándose a ella, de momento sintió el repentino impulso
y giro su cabeza hacia la derecha justo en el momento en el que el auto
estacionaba frente a ella, notando la poco deseada presencia. Lauren venia
caminando despreocupadamente hacia su dirección, pero sorprendiéndola, no se
detuvo, sino que siguió caminando como si nada, pero reparando de su presencia
y sin poder evitar lanzar algún comentario antes de que la distancia se lo
impidiera.
—A las siete— Fue todo lo que dijo cuándo paso a su lado. Su chofer abrió la
puerta para que entrara y ella no lo dudo. Ni siquiera se había molestado en
contestar, sabiendo que por más que pusiera alguna replica Lauren ignoraría sus
palabras como siempre y manejaría todo el asunto a su antojo. Se relajó sobre el
asiento cuando sintió su marcha, cerro sus ojos, pensando en su último error y de
cómo nunca tendría que haber aceptado aquello desde el principio.

*****
—Entonces eso quiere decir que no me comentaras nada al respecto— Dijo
Edward antes de tomar su café.
—No sé si debería aun, Edward— Dijo imitando su acción— Quizás luego de que
deje correr un tiempo te cuente las cosas, pero ahora no lo creo prudente.
—Misteriosa Lauren— Comento canturreando— ¿Ni siquiera me dirás una pizca
de la clase de conversación que tuvieron en el hotel?— Pregunto curioso
—¿Y por qué mejor no me hablas de tus misteriosas escapadas?— Pregunto
cambiando de tema.
—Intentas cambiarme de tema— Respondió— Pero debes comprenderme, siento
muchísima curiosidad por saber acerca de la bruja fría, o sea ¿tu hablando con
ella? ¡Imposible!
—Bueno, ya ves que algunas cosas no son tan imposibles, Edward— Comento—
Solamente se paciente y luego quizás te comente.
—Sinceramente hay veces en las que no te comprendo— Dijo negando con la
cabeza—¿Qué estas esperando, Lauren? ¿Al menos lo sabes?— Pregunto. Ella
lo miro durante unos cuantos largos segundos antes de responder.
—Eso creo, Edward— Dijo acomodando sus cosas para marcharse— Y si por
casualidad eso llegara a pasar, puedes quedarte con la tranquilidad de que seguro
serás el primero en saberlo.
—Eso me deja aún más picado— Reprocho— Pero confió en tu palabra. De
ninguna manera— Dijo cuando vio que Lauren quería pagar— Yo te invite, yo
pago.
—En ese caso no podre objeción— Dijo sonriendo— Tengo algo pendiente ahora
— Mirando su reloj— Nos veremos la semana que viene mi buen amigo.
—Buena suerte en lo que sea que estés haciendo, Lauren— Dijo brindando con su
café.
—Gracias, porque creo que la necesitare— Y se marchó con paso apresurado de
aquel lugar.
Camila apenas había logrado pegar un ojo durante toda la noche, preguntándose
qué era lo que Lauren traía entre manos. La intriga la mataba, no sabía bien de
qué manera vestirse, simplemente le había dicho que esté lista a las siete, pero
¿para llevarla a dónde? Ese gran dilema estaba en su cabeza constantemente. Se
había paseado tantas veces dentro de habitación que pensó que pronto
comenzaría a dejar huellas ¿y si la llevaba a un fino lugar y ella se decidía por
algo sencillo? ¡Bendita la hora en la que se metió en ese problema! Detuvo su
andar bruscamente, teniendo una brillante idea. ¡Eso era! Podría vestirse de
manera informal—aunque no tanto— Quizás Lauren cambiaria de parecer en
cuanto la viera y mejor decidía no salir a ningún lado.
Camila, eres un genio— Se dijo así misma. Se decidió esta vez por colores
opacos, se puso un sencillo pero fino pantalón negro ajustado y una camisa gris
tres cuartos. Se maquillo el rostro, dejo sus rizos al natural, se miró una última vez
al espejo y sonrió, no estaba mal, pero tampoco tenía una vestimenta formal como
para ir a cenar o pasar la noche en algún lujoso lugar.
—Señorita— Dijo una de sus empleadas – Abajo están esperándola— Informo con
voz apenas audible.
—Bien— Contesto escuetamente. Pasó a su lado sin dirigirle la mirada y fue
directamente hacia la puerta de entrada, donde Lauren estaba tranquilamente
reposada en el marco de esta con los brazos cruzados y esa provocadora sonrisa.
No fue hasta que Camila la tuvo en una visión de su cuerpo completo para darse
cuenta de cómo iba vestida.
—Ni que nos hubiéramos puesto de acuerdo ¿no?— Menciono Lauren. Tenía
puesto unos gastados jeans oscuros, una remera azul y una fina chaqueta negra.
Camila deseaba pegarse una palmada en la frente, aquello no se veía para nada
bien— Te ves preciosa, Camila— Menciono con alegría. La rebeldía de su cabello
corto y negro no hacía nada más que resaltar esa sonrisa y esos increíbles ojos
verdes. Ella trago pesadamente y se cruzó de brazos frente a Lauren simulando
que todo aquello no la afectaba para nada.
—¿A dónde iremos?— Pregunto con su cara seria.
—Eso todavía es una sorpresa— Dijo sin dejar de sonreír— Pero te aseguro de
que te divertirás— Menciono con convicción— Tengo una adorable sorpresa para
ti— Indicando que la siguiera.
—Viniendo de ti, no sé qué tan agradable pueda ser— Murmuro yendo detrás de
ella.
—Escuche eso— Dijo Lauren abriendo la puerta del copiloto de su auto, pero sin
notarse molesta. Cuando la puerta estuvo completamente abierta, salió una
pequeña castaña corriendo con alegría.
—¡Tía Mila!— Grito colgándose de los hombros de una escéptica Camila que la
sostenía sorprendida.
—¿Qué hace ella contigo?— Fue todo lo que pregunto en cuanto su cerebro
comenzó a procesar todo nuevamente.
—Un favor a Sofía— Contesto simplemente levantando sus hombros— Te lo
había mencionado.
—Sí, pero ¿Por qué contigo?— Pregunto no muy segura.
—Porque le había mencionado que haríamos eso juntas y eso es lo que hare, te
había dicho que soy una persona de…
—Ya, ya entendí— Dijo interrumpiéndola, luego hablaría seriamente con Sofía—
Entonces ¿Qué harás ahora?
—¡Por favor, Camila!— Exclamo riendo— Ni que las estuviera secuestrando—
Menciono viendo su cara— Emma, sube y abróchate el cinturón que nos iremos a
divertir a lo grande.
—¡Sí!— Exclamo entusiasmada obedeciendo.
Lauren fue a su lado correspondiéndote y a Camila no le quedó de otra que ir a su
lado, el hecho de que Emma este con ellas la dejaba increíblemente aliviada. Al
parecer Lauren no iba a vengarse de ella de alguna cruel manera o quizás
obligarla a algo que no quisiera, pero eso no quitaba el hecho de que debía ir de
todas formas con la guardia alta. Era tan impredecible como ella y eso llegaba a
acobardarla un poco.
El viaje había sido entre risas de Emma por cosas que mencionaba Lauren, una
que otra lucha porque esta no mencionara a donde se dirigían, al parecer todo el
mundo lo sabía y ella era la única que no sabía.
Lauren aprovecha sus descuidos para mirarla fugazmente, Camila estaba sentada
rectamente con los brazos cruzados y su mirada firme al frente. Ella no necesitaba
mucho análisis para saber que aquella clase de ropa, con la que no estaba
acostumbrada a verla habitualmente no fue con otro propósito de hacerla quedar
mal. Ella sonrió por dentro, esa mujer seguía siendo increíble aun con ese
carácter. Pero estaba dispuesta al menos de hacer un intento de cambiarla y
destruir aquella muralla de hielo en la que se refugiaba. Posiblemente exista una
historia detrás de todo eso, no la culpaba, quizás algún día tendría la oportunidad
de descubrirlo y lograr que todo eso quedara en el olvido. Quizás.
Camila miro al frente con los ojos casi saliéndose de sus orbitas por la sorpresa.
Entre tantos lugares que se imaginó al que Lauren podría llevarlas aquello era lo
último que se le habría ocurrido, no, ni siquiera lo había pensado por casualidad.
El auto se detuvo en el estacionamiento y ella no podía salir de aquel estado de
incredibilidad. Miro a Lauren en busca de una respuesta, esta solamente le guiño
un ojo sonriéndole antes de bajarse del auto y ayudar a hacer lo mismo con la
entusiasmada niña de atrás.
—¿Es en serio?— Fue todo lo que dijo cuándo las tres ya estaban fuera del
automóvil.
—Completamente— Respondió avanzando hacia ella con la niña de la mano—
¿No es genial esto?— Pregunto.
—¡Entremos ya! ¡Entremos!— Era todo lo que exclamaba Emma alegre saltando
de emoción. Camila mira al frente todavía callada observándolo todo ¿un parque
de diversiones? ¿Eso era lo que tenía planeado Lauren para ella? La decepción
estaba muy lejana de sentirse en ella ¿estaba sorprendida? obviamente, no era
para menos. ¿Qué tramaba, Lauren? Eso no lo sabía, pero esperaba pronto
averiguarlo.
—Entremos— Pronuncio Lauren sujetándola con su mano libre. Camila finalmente
había cedido que era inútil seguir resistiéndose a eso, así que sin protestar por su
acción dejo que tomara su mano para ser arreada hasta adentro de aquel gran
campo adornado de todos los colores brillantes y sonidos.
Lo primero que llego a ella fue el dulce aroma del algodón de azúcar, palomitas de
maíz, la música de los diferentes juegos se mezclaban con los gritos y risas de las
personas a su alrededor. Emma tenía la cara embobada y los ojos brillantes con
todo lo que veía, sabía que era la primera vez que ella visitaba un lugar como este
y no podía sentir un poco de preocupación por lo que llegara a suceder. Sofía
había sido una total irresponsable en dejarla a total merced de Lauren ¿Por qué
no pensó en ella antes? Oh si, de esa explicación no se iba a salvar. Aunque su
hermana estaba la mayoría del tiempo abocada a su trabajo, no puedo evitar
aceptar en el fondo que Lauren había hecho un lindo gesto por ella.
Tampoco pienses tantas bobadas Camila— Se reprochó a sí misma. Aquello no
quitaba el hecho de que Lauren se estaba tomando demasiadas atribuciones.
—¡Vamos allá!— Exclamo encantada Emma apuntando hacia un juego demasiado
extremo para su edad.
—Eso sí que no— Exclamo soltándose de la mano de Lauren y colocándose
frente a las dos— Lauren eres una completa irresponsable ¡ni creas que permitiré
que la mandes nuevamente al hospital!
—¿Por quién me tomas?— Pregunto sorprendida— Ella no tiene edad para eso—
dijo cargando a la niña— ¿Cómo puedes pensar que permitiría algo así?
—No lo sé, dime tu— Exclamo cruzándose de brazos.
—¿Qué te parece si vamos allí?— Ignorando a Camila señalando un carrusel para
niños de su edad. Emma encantada se dejó guiar en brazos de Lauren hasta
dicho juego. Habían colocado a la niña sobre un extraño elefante rosa que pronto
comenzó a girar calmadamente junto con otros niños sobre más animales.
Lauren y Camila observaban encantadas a la niña saludarlas cada vez que
estaban a la vista. Lauren aprovecho el momento y no dudo en dirigirse hacia ella.
—Podrías tomar las cosas con calma ¿sabes?— Menciono para romper el silencio
— ¿Cuándo fue la última vez que te divertiste de verdad, Camila?—Pregunto
mirándola fijamente. Camila le sostuvo la mirada por unos momentos antes de
bajarla al suelo y pensar ¿Cuándo se había divertido por última vez? Esa pregunta
la tomo completamente desprevenida, no podía mencionar su trabajo, ni tampoco
sus aburridas reuniones y mucho menos las celebraciones a las que asistía por
muy poco tiempo y luego escapaba en cuanto al oportunidad se presentaba—
Justo como lo pensé— Escucho a Lauren a su lado.
—¿Qué intentas decir con eso?— Pregunto.
—Absolutamente nada, Camila— Respondió— ¿Por qué no me permites cambiar
eso?— Pregunto tomando discretamente su mano— ¿Siempre tienes que planear
cada paso que das y ser tan centrada? ¿Por qué no te das un tiempo para ti
misma?
—¡Me doy un tiempo para mí misma!— Se defendió.
—¿Así?— Pregunto—¿Y cuándo fue la última vez?— Pregunto acercándose a
ella—¿Cuándo fue la última vez que no has pensando en trabajo solamente,
Camila?— Ella miro, sorprendida de que sus preguntas ahora la hicieran debatirse
consiga misma.
—Yo… eso no tiene por qué ser de tu interés— Fue todo lo que se le ocurrió para
no contar una penosa verdad.
—Yo puedo cambiar eso Camila— Prometió Lauren— Mostrarte algo diferente,
saber lo que es divertirse realmente y no me refiero a las aburridas reuniones
¿Qué me dices? Solamente déjate llevar— Camila la miro sin saber que responder
realmente, Lauren estaba acercándose cada vez y ella no estaba haciendo nada
para impedirlo, observo sus manos juntas entrelazadas y los conflictos internos se
hicieron presentes en ella.
—Yo no lo sé…— Dudo.
—Permíteme, Camila— Dijo mirando directamente hacia sus ojos— Solo déjame
enseñarte, ¿Qué dices?
—Yo… yo…
—¿Me vieron? ¿Me vieron?— Pregunto emocionada Emma poniéndose entre
ellas interrumpiéndolas. Se habían olvidado completamente de la niña.
—¡Si, estuviste grandiosa ahí, peque!— Dijo Lauren poniéndose a su altura—¿Por
qué no vamos a otro?
—¡Sí! ¡sí!— Gritó emocionada. Lauren volvió a tomarla de la mano y con su otra
mano tomo la de Camila, dándole una increíble sonrisa a esta cuando vio que
observaba su acción.
Camila comenzó a mirar todo alrededor algo recelosa, veía a parejas con niños
sujetos de la mano, gente mayor haciendo lo mismo y hasta jóvenes. Después se
miró a ella misma, siendo tomada de la mano de Lauren y viendo a Emma en el
otro extremo, tal cual como una familia más en aquel parque. El torrente de
emociones se disparó por todo su cuerpo dándole una sensación extraña e
indescifrable para ella en su pecho, el corazón latió desesperado en su pecho y
ella luchaba con todas sus fuerzas por intentar ser indiferente a todo eso.
—¿Camila?— Escucho mencionar su nombre—¿Estás aquí?
—Sí, aquí estoy— Respondió—¿Qué sucede ahora?
—Es que Emma está diciendo que quiere ir a aquel juego— Dijo señalándolo—
¿Está bien para ti?— Ella miro a donde señalaba Lauren y no vio más que un
juego de mini cuatrimotos para niños pequeños. Asintió con la cabeza y juntas
siguieron a una emocionada niña que ya se había subido a una por su cuenta. Fue
hasta ese momento que noto que Lauren estaba pagando todos los gatos y no
supo cómo sentirse. No se iba a interponer en eso, ya que había sido su idea,
pero se preguntaba porque se tomaba tantas molestias en una simple salida. Ella
suspiro cansada, ojala fuera tan simple como quería que fuera, esto no traiga más
que confusiones para ella.
Observo a Lauren a su lado mirándola fijamente, incomoda y nerviosamente
solamente pudo sostener la mirada un poco antes de romper el silencio.
—¿Qué?— Pregunto altaneramente.
—Emma tiene varias vueltas para dar libremente, así que tardara su buen tiempo
— Le explico— Y yo tengo una idea— La tomo de su mano y la llevo a un juego
no demasiado lejano como para que dejaran de vigilar a la niña. Lauren la condujo
hacia un puesto donde había al menos cinco torres de al menos 15 botellas a una
gran distancia.
—¿Qué debo hacer?— Pregunto al hombre.
—Tienes cinco tiros a tu disposición, si logras derribar al menos 3 torres puedes
reclamar el premio que gustes— Dijo señalando peluches de todos los tamaños.
—Bien, lo hare— Respondió tranquilamente.
—Jauregui, no eres una niña— Dijo Camila poniéndose a su lado— Además eso
está bastante lejos y estos juegos siempre están arreglados— Dijo mirando
reprobatoriamente el hombre— Deja de perder el tiempo.
—Discúlpame Camila, pero tengo un juego que ganar— Dijo tomando las 5 bolas
que le dio el hombre y se preparó para lanzar.
—Eres una inmadura— Le reprocho cruzándose de brazos— Como si lo fueras a
lograr.
—Observa— Fue todo lo que contesto antes de lanzar. Había impactado la
primera bola justo en el centro dejando solamente 3 botellas intactas. Lauren
volvió a prepararse y como si nada impacto en las restantes. Le lanzo una mirada
de victoria a Camila y vio como esta solamente rodó los ojos y bufaba.
El segundo lanzamiento fue completamente limpio, ya que había apuntado unos
cuantos centímetros más abajo del medio y logro tumbar todas las botellas.
Observo las dos bolas que todavía le quedaban y se preparó para ir por la tercer
torre— Deséame suerte— Dijo antes de lanzar.
—Ni sueñes— Contesto Camila observando cómo nuevamente como quedaba
una única botella para derribar.
—Si logras tumbarla con ese último tiro puedes escoger lo que gustes— Volvió a
explicar el hombre. Lauren suspiro y se concentró en ese sola botella que
quedaba, observo una última vez a Camila mirarla con curiosidad, lanzo la bola
con todas sus fuerzas, viendo como impactaba de lleno en este y caía más alejada
de las demás botellas en el suelo.
—¡Felicidades, señorita!— La felicito el hombre— Puede elegir lo que guste—
Lauren observo todo divertida y señalo exactamente lo que quería en este
momento, el hombre camino hasta el gran peluche y se lo entrego.
Camila vio a Lauren aproximarse a ella con el gran peluche y dedujo sus
intenciones.
—Para ti— Dijo Lauren entregándoselo.
—¿Cuántos años crees que tengo, Jauregui?— Pregunto mirándolo con
escepticismo.
—Los suficiente, pero tú me has retado diciendo que no lo lograría y aquí tienes la
prueba. Un recordatorio de este momento— Camila vio al gran león de ojos verdes
dudando si tomarlo o no– Vamos Camila, debemos ir por Emma— Dijo eso
solamente para que ella se decidiera por tomarlo. Camila finalmente lo hizo
sintiendo nuevamente aquellas emociones. Prefirió ignorarlas y fue directamente
con Emma, teniendo apenas un atisbo de sonrisa en sus labios.
—Wow ¡qué gran león!— Exclamo Emma en cuanto lo vio en brazos de su tía—
¿De dónde lo sacaron?
—Lo ganamos en un juego— Explico Lauren cargándola— También podemos
ganar uno para ti ¿tú también quieres uno?
—Si ¡vayamos!— Exclamo exaltada.
—Bien—respondió Lauren riendo— Pero antes vayamos a comer algo, muero de
hambre.
—¿Aquí?— Pregunto Camila.
—Por supuesto que sí, ¿algún problema con ello?
—Ninguno— Prefirió callar. Y definitivamente habían comido en ese parque. En
cuanto terminaron de hacerlo, Lauren cumplió con lo prometido, volvió a ganar un
gran peluche para la niña. Había estado recorriendo más y más juegos aptos para
Emma, hasta que la pequeña comenzó a bostezar sin parar y ellas decidieron que
era suficiente.
Lauren le aseguro que Sofía posiblemente ya estuviera en casa y juntas fueron a
llevar a la niña a su hogar. El silencio se había hecho presente, pero
milagrosamente el ambiente ya no se sentía para nada incomodo como antes.
Cargaron a la niña y juntas la llevaron con una agradecida Sofía que las recibió
alegremente, esta las había invitado a tomar algo pero Lauren declino diciendo
que tenía cosas por hacer temprano en la mañana, Camila imito su acción y dejo
que la llevara hasta su hogar, abrazando inocentemente durante todo el camino al
león. Esta acción no pasó desapercibida para Lauren quien sonrió viéndola y
pensando que quizás no todo estaba perdido.
Cuando se detuvo frente a la casa de Camila, esta dejo que le abriera la puerta y
salió aun cargando al peluche.
—Gracias por esta noche, Camila. La pase muy bien— Dijo Lauren quedando muy
cerca de ella.
—Fue tu idea, no mía— Respondió para no confesarlo.
—No me respondiste lo que te pregunte en la feria— Dijo acariciando lentamente
su rostro.
—Yo… ¿Por qué no me das tiempo para pensarlo?— Respondió finalmente.
—Puedo hacerlo— Dijo sonriendo— Al menos lo estás pensando— Dijo antes de
acercarse a ella y besarla con las mismas ganas que reprimió ese impulso durante
toda la noche, Camila involuntariamente tomo el peluche con una mano y con la
otra mano libre acaricio sus cortos cabellos acercándola más ella para
corresponder de la misma manera voraz— Debo marcharme ahora— Dijo
respirando agitadamente.
—¿Tu no…?—comenzó.
—No me quedare— Dijo riendo sabiendo lo que pensó— Dije que cambiaran las
cosas— Dijo tomando su rostro— Te llamare pronto, Camila— Dijo volviéndola a
besar suavemente, acariciando solamente sus labios con una ternura
embriagante, un beso maldito de una promesa prohibida que la dejo flotando en la
orilla de la calle. Lauren se marchó sin mirar atrás y ella se quedó mirando la nada
por unos cuantos segundos.
Toco sus propios labios y se sintió vibrar. Lauren complicaba su vida y ella estaba
comenzando a dejarse llevar, comenzó a caminar sujetando firmemente el peluche
y suspiro cansada. Ella increíblemente también la había pasado bien esa noche, y
se recrimino a sí misma en cuanto pensó que quisiera volver a repetir todo de
nuevo, absolutamente todo.

XX
DÍAS DE PAZ

Siempre hay espinas al final de una hoja frágil.

Estaba con una gran sonrisa en su rostro, y ella no quería preguntarse y


responderse a que se debía eso exactamente. Se había levantado
maravillosamente con buen humor ese día en particular, quizás podía deberse al
éxito laboral que estaba teniendo, agradecer que se encontraba con buena salud
al igual que toda su familia y amigos ¿Por qué no?
Lauren condujo por si misma hacia su trabajo como lo hacía habitualmente, el día
estaba soleado y los pájaros cantaban con todo su esplendor.
Saludo a Igor en la entrada y el caballerosamente como siempre se encargo de
encontrarle un lugar para su auto. Salió sonriendo del elevador y saludo a quien se
cruzara por el camino, Anna se percato de su presencia y fue enseguida hacia su
oficina.

—Buenos días—saludo entrando. Sin tiempo a nada le dio un beso directamente


en la boca a Lauren, dejándola completamente descolocada, esta alcanzo a dar
unos cuantos pasos atrás permitiendo que solo sea un roce de labios.
—Buenos días, Anna—contesto consternada Lauren—¿algo nuevo para hoy?—
pregunto.
—Bueno, eso depende—contesto insinuante. Se acerco hasta ella y cuando
Lauren predijo que iba a sentarse sobre ella, rápidamente se levanto impidiéndolo.
—Anna, los informes por favor—pidió. Fue hasta el bar propio que contenía en su
oficina y se sirvió agua.
—Bien—contesto esta de forma poco amigable—aquí dejo el informe de la revista
—tirándolo sobre el escritorio—los mensajes de ayer—dijo haciendo lo mismo—y
por último las fotografías de las candidatas para las modelos de otoño que pediste
—y se cruzo de brazos.
—Gracias, Anna—contesto—puedes retirarte cuando gustes—ofreció—cuando te
necesite te llamare.
—Ese es el problema Lauren—dijo ésta llamando su atención— ¿siempre será
así?

—¿De qué me estás hablando?—pregunto sin saber nada


—Que estoy cansada—dijo—¡cansada! Y quiero arreglar esto en cuanto antes.
—Bueno ahora que lo mencionas yo también tengo algo que decirte—menciono
Lauren. Justo cuando estaba por abrir la boca para darle una solución definitiva a
eso la puerta se abre de la nada.
—Lauren—Dijo Edward entrando—necesito hablarte de algunas cosas—dijo
observando su reloj—¿tienes tiempo ahora? –mirando de reojo a Anna.
—Por supuesto que si amigo—contesto—para ti siempre tendré tiempo—lanzo el
punzante comentario. Anna se retiro refunfuñando de ahí, repitiéndose
mentalmente que esperaría paciente el momento adecuado en el que ningún
inoportuno como aquel hombre interrumpiera su grato momento a solas con su
jefa.
—Que bien, porque he notado algunos errores –dijo poniendo papeles sobre su
escritorio— y ni hablar de los artículos.
—¿Tan mal están?—pregunto preocupada.
—Si me lo preguntas sinceramente a mí, yo diría que sí—dijo cruzándose de
brazos—pero no es nada que no se pueda solucionar.
—¿Y qué tienes en mente?
—Que el vicepresidente o tu—sugirió—o si quieres ambos, los revisen
minuciosamente antes de publicarlos, últimamente ya no son lo mismo, me he
tomado el tiempo de leerlos y no llaman la atención en lo absoluto.
—Gracias Edward—dijo tomando los papeles—ahora mismo me encargare de
leerlos por mi misma y solucionaremos el problema, justo tenía en mente hacer
varios cambios, nuevo personal no vendría nada mal.
—¿Y que estas pensando?—pregunto intrigado.
—Poner a otras personas a escribir los artículos, gente que si trabaje como
corresponde, no por nada tienen todos los sueldos que tienen.
—¿Los despedirás?—pregunto sorprendido.
—No, por supuesto que eso no –contesto— ni que no tuviera ningún tipo de
sentimientos para hacer una cosa así ¿Quién crees que soy?
—Bueno, pues yo tengo a alguien en mente en ese momento—riendo un poco.
—Quizás los remueva a otro puesto—siguió Lauren ignorando su comentario,
sabía perfectamente de quine hablaba Edward y por una razón inexplicable
aquello comenzaba a molestarle— así que quiero que busques gente para
entrevistar para escribir los artículos, ahora mismo le pedir a Anna que me traiga
todos los nombres de los encargado.
—No es una mala idea—contesto—al menos no dejas a nadie sin trabajo—
observándola—eres una gran persona Lauren.
—Gracias—sonriendo— eso intento hacer.
—¿Y qué tal el fin de semana?—quiso saber.
—¿Qué es lo que quieres saber?—pensando que es lo que quería averiguar su
amigo.
—No lo sé, cuéntame tu—dijo sonriendo— últimamente estas tan misteriosa que
ya no se con que excusas me saldrás ahora para evitar el tema que tanto vienes
posponiéndome.

Lauren suspiro cansada, Edward tenía razón. Antes solían contarse


absolutamente acerca de sus locas salidas y conquistas ¿a qué se debía tanto
misterio ahora? La razón era completamente desconocida del porque estaba
tardando para contárselo a la única persona en la que confiaba profundamente.
Conocía a su amigo de toda la vida y nunca le había pagado de mala manera, el
seguía contándole de sus cosas como si nada pero ella estaba completamente
reservada y un tanto reticente a contar ese tema.

Si hace algunos meses atrás alguien le hubiera dicho que Camila Cabello y ella
eran amantes se hubiera reído tanto como un desquiciada, siempre vio aquello
como mas que una lejana posibilidad, ahora, aquello era completamente real. Eran
amantes con todas las letras y ella la tenía a su completa y total merced, aunque
la mujer fuera todo un caso.
Medito un poco acerca de todo eso, tampoco era que tuviera tantas conquistas
como para contarle con quien estaba saliendo últimamente. Aquello la sorprendida
de sombre manera, estaba tan encaprichada en conseguir a Camila que se había
olvidado por completo de las salidas y la caza de mujeres fáciles. ¿Eso significaba
algo? Negó por si sola con la cabeza. Esperaba que no. Ella podía tener a quien
quiera cuando quisiera, y nadie le había demostrado lo contrario hasta el
momento.
Observo a Edward mirarla atentamente, era suficiente, se moría por escuchar la
opinión de su amigo por otro lado. Tal vez aquello podía servirle de algo en algún
futuro, ¿quién sabia?
—Está bien—cedió por fin— ponte cómodo y no me interrumpas en anda hasta
que te diga que ya he terminado ¿de acuerdo?
—Completamente—contesto alegre tomando asiento—soy todo oído y paciencia.
—Muy bien—dijo—comenzare desde el principio—empezó Lauren.

REVISTAS DE MODAS “ÍCONO”

La mañana estaba demasiado ajetreada para ella, el éxito de su revista no iba


nada más que en dirección del éxito. Y tampoco negar que una parte de aquello
se debía a que Lauren finalmente había decidió dejarla tranquila en ese aspecto,
ahora con su mente completamente sumergida en el, ella se podía dedicarse
plenamente a su trabajo. Pero desgraciadamente eso no era todo lo que
últimamente ocupaba sus pensamientos.
El completo cambio en el comportamiento de Lauren la dejaba totalmente
descolocada, hacia apenas dos días que había pasado lo del parque de
diversiones y ella no podía evitar recrear ese día una y otra vez, su sonrisa y
amabilidad estaban tan presentes ahora en sus recuerdo como si todo aquello
hubiera sucedido hace apenas unos momentos.

Lauren le había dejado claro desde el primer momento que su interés era
solamente en ser amantes, pero ¿Por qué había aceptado cenar con su hermana
para empezar? No entendía eso ¿Por qué era tan cariñosa con Emma? Se
comportaba con la niña de forma amable y atenta, y compartían a una química
como si la conociera desde que había nacido. Camila no podía comprender el
porqué de sus acciones. Ella había cedido, finalmente se había convertido en su
amante como habían acordado para ya no seguir perjudicando la una a la otra,
pero ¿Por qué Lauren hacia todo eso? No tenía obligación, no hacía falta que se
introduzca tanto en su vida privada si finalmente había aceptado. ¿A dónde quería
llegar?
Cuando la había besado frente a la puerta de su casa, ella pensó que le exigiría
cumplir con su parte. Pero nada de aquello sucedió, la había besado con una
delicadeza que le había remolinado varias sensaciones en su estomago. Estaba
tan confundida y desorientada que no hubiera pensado demasiado si Lauren se lo
pedía, pero en cambio ella se marcho, dejándole como recuerdo aquel gran
peluche que había ganado en el parque y con la promesa de que la llamaría luego.

Se paso todo el día siguiente consumida por una extraña ansiedad, pero Lauren
nunca llamo. Tampoco era que verdaderamente hubiera esperado su llamando
¿cierto? Ella no podía permitirse volver a ser dependiente de alguien de mas, no
señor, las cosas habían cambiando demasiado para ella. Ella es una mujer recta y
madura y no estaba para los juegos de la persecución, según su criterio. Dejaría el
drama para otra ocasión y se dedicaría a soportar aquello mientras durase. Se
había propuesto a si misma que lo mejor era que intentara disfrutar de eso que le
ofrecían y lo tomara a su gusto.
Finalmente había terminado de aceptar por completo que eran plenamente
amantes, ahora solamente restaba que eso llegara a su fin y ella podría seguir con
su vida tranquila, algo solitaria, pero tranquila finalmente.

Pero ahora nuevamente ocurría algo que la desorbitaba, Lauren no la llamo al día
siguiente como prometió, pero si había hecho un llamado directo a su celular el día
de hoy. La había invitado a cenar, y ella, luchando con todas las contradicciones y
regaños en su mente, había aceptado. Lauren le había hablado con tanta
amabilidad y respeto que se dejo envolver por aquel engaño. Sabía que lo hacía
con un solo fin, ella no podía pasar demasiado tiempo sin recordarle
indirectamente que tendría que responder a sus exigencias, se había metido en la
cabeza que tendría que dejar el escándalo un poco de lado. Como Lauren le había
dicho una vez, aquellas cosas eran lo que hacían los amantes, ella tendría que
comenzar a aceptarlo, le gustara o no. En cuanto había terminado la llamada, no
había pasado ni diez minutos cuando había golpeado la puerta de su oficina. Un
hombre joven se presento ante con un gran ramo de flores amarillas y violetas,
ella sorprendida pensó que quizás el se había equivocado, pero en cuanto le dijo
que la entrega era en su nombre, se sorprendió un poco. No era que no las
recibiera en continuidad, muchas personas se tomaban la molestia de enviárselas
en fechas importantes o como modo de agradecimiento ante algún favor. Lo que
realmente la había sorprendida, era el remitente. Lauren.
Ella había optado por finalmente aceptarlas y dejar marchar al joven tranquilo de
que su pedido había sido entregado. El ramo de flores venia con una tarjeta de
deseos de que comenzara un buen día y que esperaba que ellas (flores) le dieran
color a su vida. ¿Qué quería decir con eso? Las observo y pensó que podía hacer
con ellas, ¿A que jugaba Lauren? ¿Por qué hacia eso? En cuento se encontrara
con ella para cenar esa misma noche tendría que hablar al respecto, no era que le
molestara, pero quizás la incomodaba, si quizás era eso , no podía haber razones
¿o sí?

—Señorita Cabello ¿estad usted bien?—pregunto Allyson llamando su atención.


—Sí, disculpa—dijo sacudiendo su cabeza –no te había oído ¿Qué era lo que
necesitabas?
—Los permisos—dijo señalando los papeles—necesita usted firmarlos.
—Seguro—dijo haciéndolo.
—Por cierto—comenzó Allyson— el señor Clark necesitaba saber si usted
confirmara la cena de esta noche.
—¿Esta noche?—dijo deteniendo su acción.
—Sí, pero puedo cancelar si tiene otro compromiso—respondió— aunque el dejo
dicho que le encantaría que usted asista.
—No… yo, tengo un asunto que solucionar—dijo queriendo convencerse de ello—
así que hazle saber mi ausencia.
—Entendiendo—anotándolo—¿Qué hay de las flores?—pregunto como si nada.
—¿Qué? ¿Qué sucede con las flores?—pregunto alarmada. ¿Allyson sabia quien
las enviaba? ¿Qué mentira podía inventar para solucionar eso? Su secretaria la
miro un poco rara ante su repentino comportamiento.
—¿Quiere que me deshaga de ellas?—sugirió. Estaba tan acostumbrada a que su
jefa le ordenara siempre lo mismo, cada vez que recibía aquello Camila siempre
pedía que las retiraran de su oficina, argumentando que sus aromas no la hacían
sentirse muy bien.
—No, no me molestan—¿Qué haces Camila? se reprocho así misma—se pueden
quedar aquí, no te preocupes—al menos por un rato, agrego mentalmente.
—Está bien—contesto completamente sorprendida por el pedido, aquello no se
veía todos los días –entonces si eso es todo yo… me retiro.
—Sí, ya termine con todo esto—pasándole los permisos ya firmados—si necesito
alguna cosa te lo hare saber, puedes retirarte.
—Con su permiso—dijo tomando las carpetas y marchándose. Preguntando en
que estaba metida su extraña jefa, pero por sobre todo preguntándose ¿Quién
había sido el ser que había logrado que aceptara sus flores?
Camila tomo su cabeza con ambas manos y suspiro, observando las flores y
sorprendiéndose de sus dos grandes actos, y apenas era temprano en la mañana.
Había aceptado por su propia voluntad una cena con Lauren y además de eso,
permitió que dejaran el ramo de flores que adornaba ahora su escritorio. Aquello si
era una total sorpresa.
—¿A qué juegas Lauren?—se pregunto.

*****

No la había pasado a recoger, y no era precisamente porque no tuviera ganas,


simplemente la castaña había establecido aquella condición. Al principio se
pregunto a que se debía ese repentino pedido, pero no iba a hacer más preguntas,
aquella mujer nunca iba a dejar de sorprenderla.
Lauren salió unos cuantos minutos antes de lo acordado, había fumando
lentamente un cigarrillo antes de atreverse a entrar el lujoso restaurant. La
reservación la había hecho hacia dos días, así que se tomo su tiempo cuando
preguntaron su nombre en la entrada y la dirigían hacia una mesa apartada y
bastante intima que ella había pedido especialmente. Le había costado
conseguirlo, pero finalmente con un poco de presión y con solo nombrar su
apellido y recordarles quien era, lo había obtenido finalmente.
El mozo la guio y caballerosamente aparto su silla para que se sentara y se paro
en frente para recibir cualquier orden.

—¿Desea algo ahora, señorita o esperara a elegir?—le pregunto.


—Por el momento nada—contesto—pero en cuanto venga mi acompañante quiero
que me traigan un whisky para mí y la mejor botella de vino que tengas—dijo
pensando en Camila, ella siempre estaba pidiendo aquella bebida.
—A la orden—dijo haciendo una reverencia para después marcharse.
Lauren observo su reloj para comprobar que ya era la hora de llegara, y por
primera vez como si el destino la escuchara, levanto la vista y se encontró con el
ser más hermoso de aquella noche.
Camila entraba danzando elegantemente con su paso hacia su dirección, el pelo
estaba recogió cuidadosamente hacia atrás. El maquillaje resaltaba aun mejor en
su rostro y el vestido rojo la dejo sin respiración. Su corazón se salteo un latido en
cuanto vio la tela moverse para descubrir el corte en su muslo, enseñándolo
discretamente. Simplemente perfecta, se dijo.
Ella se levanto rápidamente y corrió la silla tal cual lo había hecho el mozo hace
unos instantes.
—Luces hermosa, Camila—no podía dejar escapar la oportunidad de hacérselo
saber. La castaña dio un leve movimiento con la cabeza, moviendo los pendientes
puestos, y Lauren visualizo en un efímero momento un brillo en sus ojos.
—Gracias—se le salió sinceramente. Se acomodo en la silla y prefirió relajarse y
dejar que las cosas siguieran el curso que tenían que seguir.
El mozo llego en el momento justo para dejar las bebidas pedidas sobre la mesa
con la promesa de volver cuando quieran ordenar algo.
—Ordena lo que quieras, esta noche yo invito—dijo Lauren. Camila dio una leve
inclinación de cabeza y se sumergió en la carta, volver a hacer lo que hizo en
París ya o estaba en sus planes. Recordar lo que había sucedido después de eso,
le provocaba miles de sensaciones, unas mejores que otras y algunas no tanto.
Haberse sometido al deseo por el cual fue empujada por la mujer de fieros ojos
azules había sido imperdonable para ella, pero no podía seguir culpándose así
misma cuando ella había aceptado sus términos desde el principio para estar
tranquila. Además por nada en el mundo volvería a permitir que Lauren la volviera
a llamar inmadura o algo por el estilo, ella vivía manteniendo la postura y siempre
pensaba demasiado antes de actuar ¿Por qué de repente tiene que volver a
aparar para complicarlo todo? Camila se cruzo de piernas y decidió elegir lo que
más le apeteciera esta vez, Lauren ya había abierto la boca y ella no se retractaría
de nada.

Cuando finalmente había acabado de cenar y ahora se encontraba en lo que


parecía la charla más amena y tranquila, Camila confeso que aquello se sentía
mejor que estar desgastando innecesariamente energías en algo tan
insignificante. Lo que sí, no iba a permitir envolverse y que Lauren le llevara por
donde quisiera, como le había dicho aquella noche en el parque de diversiones.
Simplemente decidió por disfrutar el placer que Lauren le daba a cambio, de todas
maneras, sabía que aquello no seria para siempre así.

—¿Entonces no vas porque no puedes o no quieres?—le pregunto Lauren cuando


habían tocado el tema de los viajes de negocios.
—Prefiero invertir en otra cosa mejor—dijo antes de beber su vino— además,
siempre envió a alguien en mi nombre cada vez que eso pasa—ella observo a
Lauren sonreír por su comentario— ¿Hay algo de malo con eso?—pregunto
molestándose. Lauren negó divertidamente con la cabeza y la mirada fija en ella.
—Simplemente es porque no lo ves como deberías—comento. Ella enarco una
ceja y Lauren decidió explicar—puedes hacer ambas cosas Camila—dijo
irguiéndose hacia adelante—hacer tu trabajo y divertirte a la vez—explico— tienes
que aprender a separar ciertas cosas.
—Si tú lo dices—dijo despreocupadamente. Volvió a lanzar una sonrisa de infarto
y ella prefirió desviar la mirada hacia otra parte.
—Salgamos de aquí—menciono levantándose. Pago la cuenta y volvió a permitir
que la condujera fuera del lugar de la mano.
Lauren la llevo directamente hacia su auto y le abrió la puerta, esperando
impaciente a que Camila se decidiera si entrar o no. Cuando finalmente esta lo
hizo, salió apresuradamente hacia el único sitio donde deseaba que estuviera.

Camila miraba desde la ventana despreocupada pero con el corazón latiéndole


desesperado, la sensación de ansiedad se mezclaba con la curiosidad de saber
hacia dónde la llevaba, pero decidió que mejor era no preguntar, se sentía aquello
por algo era.

El coche de Lauren había entrado directamente en el estacionamiento subterráneo


y Camila sabía perfectamente donde estaban. Lauren volvió a abrir su puerta y
tomo su mano, caminando apresuradamente hacia los ascensores. En cuanto el
pitido dio el último piso, las respiraciones de ambas estaban siendo demasiado
sonoras. Ella vio la mano temblorosa con la que Lauren intentaba abrir la puerta,
Camila no había mencionada palabra alguna durante todo el trayecto.
Preparándose mentalmente para todo lo que sabía que estaba a punto de
suceder.

Lauren abrió la puerta y entro primera, dejándolo todo a oscuras. Camila la siguió
por detrás apenas unos pasos, cuando noto que la puerta se cerro de golpe y ella
fue presionada contra la pared. El aliento cálido de Lauren daba directamente
hacia su cuello, sus manos estaban en su cintura y sentía su cuerpo
completamente pegado al suyo.
—Eres tan hermosa—susurro en su odio con la voz rasposa. Lauren repartió
besos desde su mandíbula hasta llegar a su cuello, donde lo beso tantas veces
que podía sentir el saber de su perfume en sus labios, aquello estaba acabando
completamente con su cordura. Se detuvo por un instante y levanto su cabeza,
chocándose con la respiración agitada de Camila, calculo con la poca visibilidad
que tenía en la oscuridad y acerco su cara, dándole a ella la decisión de terminar
los centímetros restantes.

Camila coloco ambas manos en sus hombros y pensó, sabiendo exactamente lo


que Lauren estaba haciendo, entonces sucedió. Ella misma termino por acaba con
la distancia para unir suavemente sus labios. Al principio Camila mostraba dar un
beso dudoso y hasta tímido. Y Lauren se pregunto qué era lo que había sucedido
con ella, quien era el responsable de eso, entonces ya no resistiéndolo más, tomo
su cabeza e invadió su boca con su lengua, rompiendo la suavidad para dale paso
a un beso tan necesitado como lo estaba de ella.

Su otra mano se encargo de colocarse justo entremedio de su vestido, palpando la


suavidad de su muslo y subiéndola cada vez mas y mas arriba. Camila respondía
el beso cada vez con más ansias, comenzando a subir sus manos para tirar y
despeinar sus cortos cabellos como le daba la gana. Cuando la mano de la
morena encontró justamente lo que estaba buscando, no dudo en comenzar a
estimular circularmente esa zona, con movimientos circulares y otras veces
ejerciendo presión sobre punto ya hinchado.
—Oh Lauren—murmuro su nombre en la oscuridad, un jadeo que retumbo en
cada rincón de aquella sala. Camila rápidamente subió una pierna por su cintura
para encontrar un poco más de alivio, Lauren tomo esto como total permiso para
que siguiera, entonces con sus dedos aparto su ropa interior y se introdujo por
aquella hendidura resbaladiza y caliente. La agitada castaña rompió con el beso
para morder sus propios labios, reprimiendo el gemido que reclamaba escapar
desde lo más profundo de ella. Lauren coloco el pulgar en su clítoris y comenzó a
bombear donde de ella, uno, dos tres. Duro y profundo, haciendo diminutas
pausas antes de comenzar de nuevo, cuatro, cinco, seis. Camila comenzaba a
participar de aquello con sus caderas, siente, ocho, ella coloco su frente en su
hombro y dejo escapar sus gemidos, la única pierna que la sostenía comenzó a
temblar inquietantemente, entonces ella dio dos últimas penetraciones, nueve,
diez. Entonces la castaña grito en su oído, anunciándole la llegada de su punto
máximo. La pierna que sujetaba su cadera callo y Lauren la sostuvo en sus brazos
antes de que callera al suelo.

La presiono contra esperando paciente que contra su cuerpo, cuando su


respiración se normalizo, quiso observar su rostro. A pesar de la oscuridad, los
ojos de Camila brillaban con intensidad frente ella, conocía perfectamente cuál era
la imagen del deseo, y ella lo era con cada partícula de su cuerpo.
—¿Todo bien?—quiso saber. Camila miro directo a su cara sin mencionar palabra,
entonces cuando Lauren intento volver a repetir la pregunta, ella tiro de su cabello
hasta su boca, donde la beso con intensidad apremiante. Cuando corto el beso,
tiro de sus labios con sus dientes para después chuparlo y volverla a besar una
vez más. Cuando el aire ya comenzaba a faltar, Lauren con la voz agitada no pudo
sostenerlo más—ven conmigo—dijo tomándola de la mano y la guio escaleras
arriba.

Los besos y tropiezos no se hicieron esperar cuando finalmente habían llegado a


la recamara, Lauren volteo a Camila tomándola por la espalda, donde comenzó a
besar su nuca y apretujo sus senos con demasiadas ganas. Camila solamente
atino a colocar sus manos sobre las suyas y disfrutar de aquella sensación,
comenzando nuevamente a jadear por lo bajo. Fue en ese momento que decidió
por completo que aquella le gustaba, e iba a aprovecharlo tanto como pudiera.
Lauren avanzo con su cuerpo aun pegado a su espalda y la empujo a la cama,
cuando Camila cayó, se volteo rápidamente. Observándola con la respiración tan
agitada como la suya, esta se abalanzo sobre ella con todo su peso.

—Ya no lo soporto mas—dijo la morena con la voz entrecortada. Comenzó a


quitar desesperadamente su vestido a la vez que Camila hacia lo mismo con el
suyo, cuando ambas ya lo tenían fueras de sus cuerpos, Lauren la tomo de sus
piernas quitándole las bragas, el sostén había corrido con la misma suerte y
rapidez.
Entonces que ya no había más ropa que estorbe, Lauren se coloco nuevamente
sobre ella, Camila la recibió con las piernas abierta, sabiendo que no faltaba
mucho para volver a llegar.
—Si—murmuro cuando el contacto dio en el blanco, Lauren movió frenéticamente
sus caderas desde el principio, apretujo uno de sus blancos senos y con su boca
se apodero del otro, aquello posiblemente provocaría dolor para Camila, pero no lo
sentía en ese momento—Oh… no te detengas—pronuncio la castaña sonriendo,
Lauren en cambio, comenzó a moverse más rápido ejerciendo más presión.
Camila clavaba sus uñas en su espalda, pero ella estaba tan entusiasmada en
otra cosa que no lo noto, cuando la envolvió con sus piernas el roce hizo que sus
cuerpos explotaran al instante. Camila elevo sus caderas por última vez y el
éxtasis volvió a recorrerle el cuerpo, Lauren se meció unas cuantas veces más
sobre ellas, y entonces de la misma manera se derrumbo, colocando su rosto en
su cuello y respirando agitadamente.

Los minutos pasaron y ellas aun se encontraban en esa posición. Cuando los ojos
de Camila comenzaron a ponerse pesados, un recordatorio vino rápidamente a su
mente. Quito de encima suya a Lauren como pudo, dejándola tumbada a estar
boca abajo, cuando comenzó a buscar su ropa y a colocársela, llamo la atención
de la otra.
—¿Qué haces?—pregunto Lauren mirándola.
—¿Qué no es obvio?—dijo mirándola fugazmente.
—Por favor, dime que no seguirás de nuevo con lo mismo Camila—dijo Lauren
irritada— ¿Cuál sería la diferencia?
—Mucha—contesto colocándose el vestido— ya te dije que no dormiré en la
misma cama que tu Jauregui—azotando la puerta. Lauren decidió que mejor era
no insistir, era tan testaruda que dudaba hacerla cambiar de opinión. Se coloco en
la cama más cómodamente y se dispuso a dormir tranquilamente, después de
todo ya había obtenido lo que tanto había querido.

*****

Los días seguían su marcha y con ellos se marco una nueva rutina para ellas,
Lauren terminaba por llamarla para invitarla a comer, ya sea afuera o en su casa,
y al terminar siempre acababan teniendo tanto sexo como querían. Camila
finalmente se dejo llevar por sus deseos acostumbrándose a sus invitaciones, que
sabían que se hacían con un solo propósito.

Pero cuando un día en particular, Lauren sorpresivamente no la llamo, ella se


sorprendió muchísimo cuando se descubrió así misma enojada. ¿Por qué se
sentía de esa manera? Dejo pasar esa noche y nada. Lauren no lo había hecho.
Cuando llego el fin de semana y ella desesperada al encontrarse con la soledad
de su gran mansión, decisión cometer esta vez ella la estupidez. Inseguramente
se acerco hasta el teléfono y marcho su número, cerrando sus ojos y
recriminándose a sí misma cuando el sonido de espera llego a sus oídos.
Que no conteste, por favor que no conteste. Pero desafortunadamente aquello no
paso, sino que llego suavemente su voz ronca desde el otro lado de la línea.

—¡Lauren!— casi grito sorprendida por la sorpresa y el susto que le provoco


cuando pronuncio de aquella manera su nombre. Entonces observando el techo
suspiro antes de hablar y arrepentirse—¿Tú quisieras…—se lanzo— quisieras
cenar esta noche en casa?

Y cruzo sus dedos.

pei_17

Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 13/08/2015

Volver arriba Ir abajo

ENEMIGAS Y ALGO MÁS Empty Re: ENEMIGAS Y ALGO MÁS


Mensaje por pei_17 el Sáb Ago 15, 2015 8:17 pm

XXI
CENA EN CASA

Estoy sola por las noches,


he tratado de no meterme en problemas.
Pero tengo una guerra en mi mente.

Estúpida. Eso era todo lo que se repetía en su mente. Era una completa estúpida
al dejarse llevar nuevamente por los impulsos, eso jamás le traiga algo bueno.
Recorrió con pasos pesados por todos lados de su mansión, ¿Y si era una
maniobra de Lauren? Si eso era, nuevamente significaba que había caído tan
estúpidamente de nuevo ante ella. Pero no señor, no podía seguir permitiéndose
eso. Cancelar la cena ahora sería demasiado evidente, Lauren se daría cuenta de
su retirada y no dudaría que ella hiciera suposiciones tales como que no
soportaría una cena. A solas.
Solamente teniendo la compañía de la otra. Dios, eso la ponía tan nerviosa ahora
¿Qué iba suceder? Qué tontería. Ella sabía perfectamente que sucedería después
de la cena. Pero ¿Por qué la llamo? ¿Impulso o deseo? Sacudió su cabeza
confundida. ¡Qué dilema!
La condenada de Lauren había logrado que su cuerpo reaccionara ante el suyo y
sus caricias. No podía ser cierto. No podía, pero inevitablemente así era. Fue en
ese momento que se dio cuenta de una cruel verdad, ella extrañaba eso. Las
sensaciones, sus toques, el placer. Si, solamente era eso.

La noche que tuvo el impulso de llamarla, solamente era porque su cuerpo estaba
anhelando la tranquilidad que solamente la morena sabia darle. Todos los días ella
había sucumbido al placer, y ahora su cuerpo volvía a reclamarlo. Por primera vez
después de mucho tiempo ella se había encontrado con la realidad golpeándola
de lleno. Era un fin de semana por la noche, y ella se encontraba en una enorme
mansión, con cada rincón frio y solitario. Y fue ahí que noto la necesidad de una
presencia, aunque fuera una molesta como la de Lauren. Ahora más tranquila
después de haber llegado a esa maravillosa deducción comenzó a cambiar.
Quisiera o no, ahora debía atenerse a las consecuencias de sus actos.

Había decidió relajarse por completo, ella obtendría tranquilidad y tomaría todo lo
que Lauren estuviera dispuesta a darle. Era por su culpa que su cuerpo
nuevamente estaba acostumbrándose a esas emociones. Hacía demasiado
tiempo que no había tenido un amante.
Observo su reloj y vio que aun tenía tiempo de sobre, bajo las escaleras con
movimientos torpes y fue directamente hacia la cocina. Una de sus empleadas
estaba de espaldas y a otra se la topo de frente asustándola y provocando que se
quedara estática en su lugar.

—Esta noche habrá visita—anuncio Camila con voz demandante— así que esta
vez prepararan una cena para dos—y por motivos desconocidos, saboreo
pronunciar cada palabra. Ahora la soledad se veía tan lejana.
—¿Ce—cena para dos?—pregunto sorprendida la empleada que en ese momento
estaba de espaldas. Camila comprendía que aquello las sorprendiera, ella nunca
había llevado a nadie a cenar a su casa. Sus empleados no la conocían más que
a ella, Sofía y a su sobrina, y solamente era porque ésta a veces la visitaba de
sorpresa.
—Sí, ¿hay algún problema con eso a caso?—cruzándose de brazos. La mirada
penetrante que le lanzo a cada una hizo que ambas agacharan la cabeza y ponga
la mirada en el piso.
—Ninguno, señorita—respondió la otra— ¿desea alguna comida en especifico?—
pregunto temerosa.
—A eso lo arreglaran ustedes—dijo antes de voltearse y caminar escaleras arriba.

Después de una larga ducha Camila decidió por no aparentar que lo puso
demasiado esmero a su vestimenta. Así que se coloco una fina camisa rosa
ajustada a su figura y unos pantalones de tiro alto blancos. Termino por colocarse
un grueso cinto, los rizos los dejo al natural, maquillaje liviano sobre su rostro,
pero resalto con delineador sus ojos. Se miro frente al espejo e hizo una mueca
satisfecha frente a este. Justo como quería estar.

Bajo esta vez tranquilamente las escaleras, viendo discretamente como sus
empleados se paraban en sus lugares durante pocos segundos para mirarla
sorprendidos y seguir con lo suyo. A pesar de sus advertencias que les había
hecho a cada uno el primer día de trabajo, Camila sabía perfectamente que
hablaban de ella mientras no estuviera cerca. Y era sorprendente que eso por el
momento no le importara, mientras se mantengan los comentarios entre ellos y
ninguno salga de la mansión la cosas iban a seguir por su camino como siempre.
Solamente esperaba que a ninguno se le fuera la lengua y dijera algo de de mas
por ahí, sino, tendrían que atenerse a las consecuencias. Y más ahora que había
cometido el error de invitar al enemigo en casa.
Camila tomo asiento cómodamente en los sofás de su sala de estar. Tomo la pila
de revistas que estaban sobre la mesa de en frente y se levanto para acomodarlas
en un lugar más cómodo. Justo cuando avanzo unos pasos con todas las revistas
en la mano, oyó el timbre. Quedando completamente quieta donde estaba, espero
unos segundos hasta que vio a un de sus empleadas ir en su dirección.

—Señorita, afuera esta…


—Ya lo sé—la interrumpió sin dejar que terminara—hazla pasar en este instante—
ordeno.
—Enseguida—haciendo una reverencia. La mujer salió apresuradamente de
nuevo hacia la puerta principal para dejar a pasar a la invitada estrella. La guio
hasta donde estaba Camila aun con todas las revistas en sus manos.
—¿Trabajando en fin de semana?—pregunto Lauren lanzando su ceja
perfectamente depilada. Lauren llevaba unos vaqueros oscuros un tanto gastados,
tenía una camisa de color jean claro y sobre esta una campera negra. Todo se
ajustaba perfectamente a su cuerpo. Avanzo unos cuantos pasos hacia la castaña
y tomándola de los codos se acerco hasta ella para depositar un lento beso en su
mejilla. Permitiéndole a ambas ahogarse en el perfume de la otra. Camila
involuntariamente cerró sus ojos ante su contacto cálido, pero recobrando la
compostura y viendo los ojos sobre ella, avanzo unos cuantos pasos atrás.
—Viniste—carraspeo aclarándose la garganta. Entre tantos comentarios para
hacer, ella decidió por lanzar la acotación más estúpida y obvia.
—No podría perderme esto—comento Lauren sonriendo—más cuando es una
invitación que viene de ti— Camila se sintió incomoda teniendo esa conversación
frente a su empleada, así que lanzándole una fulminante mirada esta se marcho
sin mirar atrás. Sabía que ya comenzaba a meter la pata ¡lo sabia! Eso no sería
más que comodilla para que sus empleados hablaran de ella, no quería ni
imaginar si eso llegaba a oídos equivocados, Oh pero si alguno se atrevería a
hablar ella…
—¿No quieres tomar asiento?— interrumpió sus propios pensamientos. Se sentía
algo cansada mentalmente como para comenzar una pelea sin fin con Lauren, lo
menos que podía hacer intentar comportarse bien con ella y llevar las cosas con
calma.
—¿Por qué no?—dijo está tomando asiento donde ella había estado antes.
Observo atentamente a Camila dirigirse hacia otra mesa depositando las revistas
en una mesa más lejana—¿Son todas tuyas?—pregunto refiriéndose a las
revistas.
—Y de quien mas ¿sino?—mirándola—ni modo que tenga las de alguien más.
—Bueno—comenzó Lauren— a veces si buscas originalidad y no repetir siempre
lo mismo debe ver que hacen los demás también—acoto. Camila bufo en
respuesta, había sonado tan egocéntrica que no había tomado en cuenta eso.
—¿Quieres algo de tomar?— pregunto cambiando de tema. Ni loca admitirá que
tenía razón.
—Creo que esperare hasta la cena—dijo levándose— ¿Qué hay de ti Camila?—
pregunto avanzado hacia ella.
—¿Qué conmigo de que Jauregui?—dijo yendo en dirección hacia el bar para
entretenerse con algo.
—A que se debe esta… súbita invitación de tu parte—acorándola entre la barra.
Camila rápidamente recordó la noche que Lauren la había traído borracha a su
casa y la había besado con tal devoción que la había cegado por completo, pero
cuando justo ella estaba por entregarse al deseo que había nacido en su interior,
ella la había dejado sin más poniendo como excusa que no abusaría de ella en
ese estado.
—Si no quieres estar aquí eres libre de marcharte cuando quieras—dijo sintiendo
la madera en su espalda—nadie te está obligando a estar aquí.
—Oh créeme que no hace falta que nadie me obligue—acariciando su cara— no
quisiera estar en otro lugar más que este—comento muy cerca de sus labios.
Camila cerró sus ojos preparada para el contacto que inconscientemente
anhelaba. Pero solamente cuando restaban solamente milímetros para concretar
aquella, ambas escucharon un carraspeo que las hizo distanciarse al instante.
—Se—señorita Cabello—menciono la mujer sumamente nerviosa por interrumpir
esa situación tan comprometedora como extrañara para ella— la cena ya esta lista
—anuncio.
—Enseguida iremos—dijo viendo como su empleada se marchaba. Camila tomo
con ambas manos el pecho de Lauren y la empujo hasta que esta dio unos
cuantos pasos atrás tomando distancia—Lauren—dijo.
—Dime Camila—contesto esta.
—No vuelvas a hacer eso—ordeno marchándose. Lauren alzo sus hombros
sonriendo mientras veía la espalda de Camila alejándose de ella, si esperaba
amabilidad de su parte quizás estaría perdiendo el tiempo. Negó con la cabeza y
decidió seguirla.
Lauren observo todo alrededor topándose con un ambiente completamente
diferente. Las paredes no eran para nada comunes para un comedor tan grande
donde los típicos colores era siempre claros, lo único que si cambiaba el ambiente
era que el piso si era blanco completamente brilloso.

Había una larga mesa de madera muy bien elaborada junto con sus sillas
correspondientes a juego. Se pregunto si Camila no se sentiría demasiado solitaria
comiendo en una mesa tan larga, el espacio era demasiado y eso no hacía más
que alimentar aun más la ausencia de cosas en el lugar. Sobre todo de más
personas. En si la mansión era enorme, y ella suponía que lo era aun mas para
una sola persona habitando en ella. Ella no disponía de una mala economía, sino
todo lo contrario. Pero aquello no fue razón para comprar una mansión, la soledad
que sentiría ella misma en un lugar así hubiera sido insoportable para ella. Quizás
solo sean sus gustos, se comento así misma despreocupada.

Observo a Camila sentándose en la punta, ella sonrió. Si ella pensaba que


intentaría mantener distancia, estaba muy equivocada. Lauren intuía lo que ella
buscaba, si no fuera así no la hubiera llamado. Así que en vez de sentarse en la
otra punta del otro extremo de la mesa, fue directamente a su sentarse a uno de
los lados, procurando de mantener siempre la cercanía. Si Camila se disgusto por
esto o no, no lo demostró con su rostro.

En cuanto las empleadas las vieron a las dos tomar asiento, rápidamente
comenzaron a servirles la comida silenciosamente y se retiraron de la misma
manera. Lauren no quería ni imaginarse a que se debía esa conducta.
—Entonces es ahora que me lo dirás ¿o cuando?—comenzó Lauren antes de
llevarse el primer bocado a la boca.
—¿Qué cosa?—pregunto más interesada en su comida.
—El porqué de esta invitación Camila—dijo— porque debo admitir que fue una
total sorpresa para mí, jamás me lo hubiera imaginado de ti.
—¿Y por qué te importa tanto eso?—quiso cambiar de tema— además no tengo
porque responderte todo.
—Sí, bueno. Tienes razón—sonriéndole— pero no puedes culparme, la curiosidad
puede demasiado conmigo.
—En realidad no sé porque sucedió, Lauren ¿contenta?—dejando sus cubiertos—
fue una idea totalmente repentina e impulsiva, es en este momento que te tengo
frente que me doy cuenta de mi error y comenzó a arrepentirme enormemente.
—Eso fue porque me has extrañado—ignorando su comentario.
—¿Qué?—alarmada—estas totalmente loca, ¿extrañarte a ti? No jodas—
sonriendo irónicamente.
—Eso va después querida—bebiendo. Camila comenzó a suspirar cansada, que
decisión más errónea había tenido.
—Eres una inmadura.
—Y tú una testaruda.
—Ya no tengo apetito.
—Pues que mal por ti—contesto Lauren sin parar de comer— ¿Y si yo admito que
si te he extrañado?—se lanzo Lauren—supongo que eso puede darte más
confianza para que finalmente lo admitas.
—No comiences de nuevo Lauren—bebiendo—no tengo nada que admitir.
—Entonces yo si lo hare—mirándola—yo si te he extrañado, a ti y a todo tu cuerpo
—dijo recorriéndola con la mirada. La respiración de Camila comenzó a
acelerarse, Lauren la miraba descaradamente sin tapujos con el deseo ardiendo
en sus ojos. Ella se removió en su asiento incomoda, además de contagiada por
su mismo deseo. Aun no podía creer que reaccionara así frente a una mujer, y
habiendo tantas, justamente tenía que ser con Lauren. Pero las cosas así eran.
—Lauren te he pedido que no lo vuelvas a hacer— mirando hacia todas
direcciones.
—¿Hacer qué?—pregunto haciéndose la desentendida—yo no estoy haciendo
nada.
—Como digas—rodando sus ojos— pero ya estas advertida—dijo señalándola.
Lauren sonrió divertida y siguió comiendo como si nada bajo la mirada de Camila
sobre ella. Aquello no le importaba, en lo absoluto.
—Tuve que viaja de improviso ayer—explico Lauren limpiándose la boca— es por
eso que no te he llamado, ni siquiera estaba en New York.
—No tienes porque darme explicaciones a mi—dijo esquivando su mirada. Algo en
su interior se alegro por ello, así que esa había sido la razón y no otra— de todas
maneras no me importa—queriendo sonar indiferente.
—Como quieras—respondió— yo solamente quería que lo supieras—y la cena
continúo sin más. Cuando Lauren finalmente había terminado de comer, observo a
Camila mirar un punto inexistente en el otro extremo. Ella acerco un poco mas su
silla, miro a su alrededor y desde ahí noto que las empleadas no se había
acercado ni una vez hacia donde ellas estaban, así que supuso que quizás era
alguna de las reglas de Camila. Así que aprovechando eso comenzó a acariciar
lentamente su pierna para llamar su atención— ¿Y qué hay del postre?—susurro.
—¿Qué?—pregunto brincado por el toque y la sorpresa.
—El postre Camila—dijo Lauren—¿O me lo darás tu?—pregunto sonriendo.
—¿Comenzaras de nuevo?—dijo levantándose. Tomo su copa y fue hacia una
puerta corrediza que daba hacia el jardín. Lauren copio su acción siguiéndola
sigilosamente por detrás.
Camila escucho sus pasos detrás de ella, bebió de su copa y sintió unos brazos
rodear su cintura, pero no hizo nada por apartarla.
—Bonito jardín—dijo Lauren colocando su mentón en su hombro. Comenzó a
mecerse de izquierda a derecha llevando a Camila consigo en el movimiento.
Disfrutaría del contacto mientras esta se lo permitiera, así tomando valor comenzó
a besar delicadamente su cuello.
Camila cerró sus ojos y se dedico a disfrutar de esa placentera sensación.
—Llamaste por la misma razón que lo hubiera hecho yo—murmuro Lauren
besando el lóbulo de su oreja—niégalo—pidió. Camila suspiro y alzo su rostro al
cielo sin abrir sus ojos aun.
—Tú lo dijiste—dijo mordiendo sus labios, intentando retener el gemido que quería
escapar de su boca.
—¿Qué he dicho yo, cariño?—pregunto Lauren pegando su cuerpo al de ella.
—Somos… amantes—contesto agitada—es normal que hagamos las cosas… así
—Lauren sonrió sobre su cuello. Al fin las cosas estaban claras. La tomo de los
brazos haciendo que girara para mirarla a la cara, tomo la copa de Camila y la
dejo reposar en una mesa. Sin más demoras la agarro con ambas manos desde
atrás de su cabeza y la beso con ansias, la castaña le correspondía de igual
manera al rodear su cuello con ambos brazos.
—Te deseo Camila—dijo Lauren al separarse de ella—te deseo demasiado—y
cuando iba a acercarse para volver a besarla, sus labios fueron detenidos por sus
delicados dedos.
—Aquí no Lauren—dijo. La tomo de su mano y las dos fueron directamente
escaleras arribas, procurando de no ser vistas por nadie para dirigirse derecho a la
habitación de la castaña.

Lauren la acorralo contra la puerta cuando se había girado después de cerrarla. La


guerra de miradas duro durante unos interminables segundos para ambas, Lauren
comenzó a desprender botón por botón de la camisa de Camila—eres
encantadora Camila—murmuro sobre su oreja. No fue hasta que desprendió el
último botón que la castaña se alejo de ella unos cuentos pasos.

—¿Por qué yo Lauren?—pregunto intrigada. La morena por unos instante no


entendió, pero cuando lo hizo finalmente, tampoco supo que responder.
—¿Y por qué no tu, Camila?—contraataco. Cuando fue hacia donde estaba ella,
esta vez fue la castaña quien se arrojo a sus brazos besándola
desesperadamente. Camila igualmente comenzó a hacer lo mismo con la camisa
de Lauren, cuando esta estuvo completamente desprendida se la quito de su
cuerpo dejándola solamente en brasier. Permitiéndole por primera vez admirarla,
donde descubrió desgraciadamente que eso frente a sus ojos tampoco lo veía
desagradable. Se acerco nuevamente hasta ella y comenzó a desprender sus
vaqueros, desprendió el primer botón y bajo el cierre rápidamente.

Lauren contagiada por su entusiasmo retiro su camisa de igual forma y admiro las
grandes montañas que tenía en frente. Le desabrocho el cinturón y su pantalón
corrió con igual suerte. Arrojo a Camila a la cama y aprovecho esto para
quitárselos, cuando tuvo solamente la visión de sus piernas blancas, se arrojo
sobre ella sin ya poder resistirlo más. La castaña la abrazo con brazos y piernas y
volvieron a besarse una vez más.

Camila guiada de repente por un valor desconocido para ella, voltio a Lauren de
manera tal que ahora era ella quien estaba arriba. Comenzó a besar su cuello y
cuando la moreno menos lo espero, Camila le quito sus vaqueros arrojándolos
detrás de ella. Lauren sonrió por su gran cambio, después de tanto era la primera
vez que ella mostraba esa clase de entusiasmo. Los besos de Camila fueron
desde su mandíbula hasta atacar nuevamente su boca. Y cuando el beso
comenzó a quitarle el aire para ambas, esta se aparto agitada de Lauren, viendo
sus penetrantes ojos azules mirándola con interrogación.

—Lauren, yo nunca…
—Shhhh—dijo cubriéndola la boca— déjamelo todo a mi ¿sí?—Camila sintió con
la cabeza y volvió a recostarse sobre la cama. Sintiendo como Lauren
rápidamente se posicionaba sobre ella. La morena no pesaba demasiado, y
comprobar que su peso sobre ella no le molestaba, era algo totalmente revelador
para Camila.
Lauren con maestría le quito el brasier, obligando con sus movimientos a Camila a
hacer lo mismo con el suyo. Hasta que finalmente después de besos y caricias,
ambas se habían desnudando completamente.
Camila estaba totalmente agitada sintiendo a Lauren besar su estomago, salto
directamente a sus piernas besando la parte interna de sus muslos. La castaña
comenzó a tomar grandes bocanadas de aire preparándose para lo que estaba
por venir. Cuando la lengua de Lauren entro en contacto su con su parte sensible,
ella ya no podía seguir callando su placer.
—Lauren—gimiendo tomándola de sus cortos cabellos. Observo hacia abajo y la
imagen era completamente erótica e intima. Jamás se había topado con una
imagen de esa manera, y mucho menos con otra mujer—no… no te detengas—
pidió apretándola con sus piernas. Sentía el calor abrazador estar formándose en
su bajo vientre, avisándole que no faltaba demasiado para que todo eso explotara.
Lauren toco con su pulgar su clítoris a la vez que la penetraba con la lengua,
ocasionando que Camila diera un grito al techo por la inesperada intromisión.
Entonces bastaron unos últimos movimientos para que Camila finalmente llegara
su límite— ¡Ahhh…!—grito llegando a su orgasmo. Se desplomo entre la sabanas
con sus piernas aun temblando, Lauren dio unos últimos lengüetazos antes de
apartarse y mirarla a la cara—¡Dios!—exclamo Camila sonriendo a medias.
Observo a Lauren mirar con curiosidad y la llamo con su dedo índice—Ven aquí—
le dijo provocadoramente.

Lauren fue a su encuentro y sus boca fueron como imanes, sus labios le
permitieron a Camila probar su propio sabor. Dándole más entusiasmo al beso y
abriendo más sus piernas, dejo que Lauren se posicionara cómodamente sobre
ella. Lauren respiraba agitada sobre su oído, Camila cerró sus ojos y se dejo hacer
pos sus movimientos, completamente entregada al momento.

Cuando todo comenzó a tomar más rapidez y la presión se acentuaba más, la


castaña no pudo evitar clavar sus largas uñas sobre la espalda de Lauren. Esta
absorbió con presión su cuello en respuesta a medida que ambas serían el placer
en aumento. Lauren comenzó a sentir las piernas estremecerse de la mujer que
tenia debajo de ella y comenzó a aumentar el ritmo, ambas jadeantes se
entregaron una vez al momento.

—¡Camila!—grito Lauren en su oído desplomándose. Lo nombrada de igual forma


mordió sus labios antes de comenzar a recuperar el tiempo.
—Lauren—murmuro debajo de ella. La morena espero unos cuantos segundos
para tranquilizar su respiración antes de derrumbarse a su lado. Sintió a Camila
inquietarse y murmurar algo por bajo.
—Está bien. Ya entendí, ya entendí—dijo levantándose de la cama para comenzar
a ponerse la ropa—¿sabes Camila? estoy comenzando a hartarme de esto—
menciono Lauren.
—Lo tomas o lo dejas Lauren—dijo mirándola— ya habíamos acordado esto
desde el principio.
—Si, como sea—contesto indiferentemente. Termino de vestirse y justo cuando
estaba por abrir la puerta se volteo —¿Qué harás mañana después del trabajo?—
pregunto viendo a Camila acomodarse entre las sabanas.
—Nada ¿Por qué?
—No lleves a tu chofer—dijo—pasare por ti.
—¿Y por que debería obedecerte?—pregunto consternada.
—Porque es lo que te conviene, Camila—dijo cerrando la puerta para que esta
volviera a replicar. Camila se cubrió el rostro con ambas manos y maldijo su
suerte. Solamente esperaba restar a que llegue mañana y ver con que salía
Lauren esta vez.

******
Observo su reloj una vez más y se topo con que ya no tendría más tiempo. Si las
circunstancias fueran otras, a ella no le importaría quedaría después de hora en su
trabajo la laboral, pero por primera vez después de mucho tiempo, si tenía que
hacer algo.
—Eso es todo por hoy Allyson—dijo quitándose sus lentes— puedes retirarte
cuando gustes—ordeno.
—Gracias—dando una leve inclinación de cabeza— entonces hasta mañana
señorita Cabello—dijo despidiéndose.
—Hasta mañana—respondió guardando unos papeles.
Camila tomo su bolso y emprendió camino hacia fuera de su edificio. Estacionado
perfectamente frente a las puertas de su edificio estaba el típico porche negro que
ya reconocía, sabía perfectamente de quien era.
—Que puntual—dijo Lauren saliendo del auto para abrirle la puerta.
—Soy responsable—fue todo lo que dijo tomando asiento. Lauren sintió con la
cabeza y fue hacia su lado correspondiente para arrancar—espero que no te
importe, pero tengo que llevar estos papeles a mi edificio—dijo alzándolos—es de
suma importancia.
—¿Y por qué no lo has hecho antes?—quiso saber.
—Porque no fue hasta recién que me los acaban de dar—respondió—y necesito
que estén listo para mañana.
—Pero… ¿y si nos ven juntas?—pregunto Camila.
—¿Qué con eso?—dijo mirándola—por si no lo has notado los vidrios son
polarizados, además somos “amigas” ¿lo olvidas?
—Sí, pero una cosa es que yo tolere estar contigo en algún evento, y otra muy
diferente a estar contigo en un día cualquiera Jauregui.
—Pero ahora estar conmigo ¿o no?—dijo sonriendo. Camila estaba
completamente seria—está bien, tu puedes esperarme dentro del auto, dejare los
papeles y estaré contigo enseguida ¿está bien para ti eso?
—Si—murmuro cruzándose de brazos—a propósito, ¿A dónde iremos después?
—Eso por el momento es una sorpresa querida Camila—sonriendo— pero
solamente te diré que estés preparada para bailar
—¿Bailar?—mirándola—¿Con que disparate me sales ahora? ¡Tengo trabajo
mañana Jauregui!
—Relájate— pidió— nos iremos temprano, lo prometo—Camila respondió mas
nada. Ese “lo prometo” no sabía de qué manera tomarlo, con Lauren nunca se
sabía. Lo único que esperaba era sea cual sea la idea loca que tenía en mente no
perjudicara su imagen pública y no le robara el sueño para mañana.

Lauren estaciono frente a su edificio, tomo sus papeles y la miro.


—Enseguida regreso—aviso antes de salir. Camila ni siquiera contesto, ya que
estaba mirando por la ventana.
Cuando estuvo dentro del edificio se cruzo con varias personas ya marchándose.
Lauren saludo a unas pocas y entro a su oficina para dejar los papeles, justo
cuando estaba por salir se topo a Anna de frente asustándola.
—Lauren—menciono— ¿aun sigues aquí?—sonriéndole.
—Sí, tuve que dejar unos papeles, pero ya me voy—intentando esquivarla.
—¿Cenaremos la semana que viene?—tomando su brazo.
—¿Cenar?
—¡Tú me lo prometiste Lauren!—reprocho—¿a caso no cumples con tu palabra?
—¡Por supuesto que sí!—contesto— luego te llamare, ahora debo marcharme.
—Hasta pronto entonces—acercándose a ella.
—Anna debo marcharme—retrocediendo—me están esperando. Luego
hablaremos, adiós—dijo Lauren escapando rápidamente. Anna fue directamente
hacia su oficina para mirar por el gran ventanal.
—Ya estoy aquí—dijo Lauren entrando— ¿me extrañaste?
—Ni en sueños—respondió Camila mirándola.
—Que lastima—dijo Lauren—porque en ellos no me dices lo mismo.
—¿Qué intentas…—pero fue interrumpida por un beso de Lauren para callarla.
—Así está mejor—respondió— lo siento, pero no pude contenerme. Tu boca es
demasiado bonita—lanzo el comentario. Camila miro hacia otro lado para calmar
con respiraciones hondas el latido rápido de su corazón. Lauren sonrió y arranco
el auto, ambas estaban con sus propios pensamientos ausentes sin saber que
cada movimiento había sido visto desde lo alto.
—No se con quien estarás ahora Lauren—apretando sus puños observando—
pero a ella no le dejare el camino fácil de tenerte, ¡nadie te apartara de mi lado!—
prometió.

XXII
PROBLEMAS

Tal vez tengas mi número,


puedes tomar mi nombre.
Pero nunca tendrás mi corazón.

Camila estuvo callada durante todo el viaje. Observo por la ventana y dedujo que
ya se habían alejado demasiado de la ciudad.
Las calles comenzaban a tornarse completamente diferente, la noche ya estaba
en todo su esplendor y ella rezaba porque todo terminara lo antes posible. No
supo cuanto tiempo mas había pasado cuando sintió el auto detenerse. Miro al
frente y observo lo que parecía ser un vulgar bar hecho de troncos, lo único que lo
diferenciaba de una cabaña eran las luces que parpadeaban en la entrada y la
música que ya se escuchaban desde el exterior.
Lauren abrió su puerta y ella salió dudosa.

—¿A qué espantoso lugar me has traído?—quiso saber.


—Esto Camila—explico Lauren— es un lugar muy conocido aunque no lo parezca,
te he traído hasta aquí para que te sientas más segura, nadie nos conocerá. Y no
deberías juzgar las cosas por como lucen por fuera, ya verás—dijo tomándola de
la cintura para arrastrarla hacia la entrada. Si Camila quiso replicar ante esto, no lo
alcanzo a hacer. Lauren ya la había empujado hacia el interior. Cualquier tipo de
quejas a estar alturas ya no servían.
Observo rápidamente todo a su alrededor y comprobó que sus palabras eran
ciertas, por dentro el lugar era completamente diferente a como lucia por fuera.
En un rincón había varias personas sentadas en meses bebiendo, la música
sonaba a un volumen un tanto elevado y observo la pista de baile. No se
encontraba repleta pero varias personas comenzaban a pararse para ir a bailar.
La barra y los taburetes no se veían de mal aspecto, así intentando hacer un gran
esfuerzo se dejo guiar hasta ellos.
—Dos Martini— pidió Lauren sentándose. El hombre asintió y prosiguió a preparar
la bebida.
—Debo suponer que ya conocer el lugar—dijo Camila tomando asiento a su lado.
—He venido un par de veces, si—dijo. Camila comprobó que se veía algo
higiénico y se pregunto porque motivo Lauren solamente la había traído tan lejos
solamente para beber. No podía evitar admitir que se había tomado la molestia de
venir a un lugar donde nadie las reconocería así ella podía estar tranquila, podría
ser hasta un tierno gesto. Sacudió su cabeza para soltar cualquier pensamiento
estúpido que comenzaba a aparecer.
—No entiendo realmente que hacemos aquí— dijo viendo como le entregaban sus
bebidas.
—Ya te lo dije—bebiendo— bailaremos—dijo tan convencida de ello que Camila
casi se lo cree.
—Yo no estaría tan segura—dijo— y no voy a bailar contigo—contesto de manera
determinante.
—Eso dices ahora, cariño—contesto Lauren antes de beber nuevamente. Camila
suspiro cansada y rodo sus ojos. Que intentara todo lo que quiera, de todas
maneras ella también estaba convencida de que eso no pasaría.

Los minutos pasaban y entre ellos los tragos también. Las conversaciones no eran
más que bromas pesadas de Lauren y contradicciones y replicas por parte de
Camila. Ambas solamente lo hacían con el fin de molestarse mutuamente.
Ella todavía se preguntaba cómo es que todavía había aguantado durante ese
poco tiempo a Lauren. Era indudable que le caía mal en todos los aspectos, pero
Camila intento conversarse así misma que al menos era una buena amante. Por
más que intentara negarlo y buscar todas las excusas posibles, ella sabía qué
hacer y lo hacía muy bien. Demasiado.

Miro su perfil, Lauren estaba tan recta como ella sentada. Tenía un aspecto
totalmente relajada y despreocupado, y eso era algo que envidiaba de ella.
Siempre aparentaba estar igual, esa seguridad que siempre tenía en si misma era
un tanto admirable. Posiblemente era como ella misma decía, quizás sea porque
nadie se le había negado y nunca conoció lo que era ser rechazada. Es una
creída, pensó Camila.

Una creída con buen aspecto, popularidad, talento y fama. Todo al igual que ella.
Y lo peor de todo es que no podía negar que era… agradable a la vista. Si,
solamente era eso. Ya que posiblemente si su aspecto fuera otro, ella no estaría
tan segura de sí misma como todo el tiempo lo demostraba.
Lauren giro su rostro atrapándola. Camila aun así no esquivo su mirada, sino que
alzo más su barbilla. Ambas si analizaron sin tapujos una a la otra.

Camila se sintió perdida durante unos instantes en esos potentes ojos azules, la
miraban de una forma tan penetrante que se sintió intimidada al pensar que
aquella mirada podía leerla. Ella siempre estaba mostrándose interpretable, pero
esos ojos parecían querer mirar más allá. Y eso no era pada nada de su agrado.
Ella sintió nuevamente el bombeo fuerte de su corazón cuando dirigió su mirada
unos centímetros más abajo, encontrando a Lauren sonriéndole ampliamente.
Tenía una dentadura perfecta y una sonrisa demasiado coqueta. Y ella no dudaba
que aquello le funcionara. Ella ladeo la cabeza un poco y sus cortos cabellos
apenas se movieron, observo su lenta acción mientras se para a su lado y le
ofrecía su mano.

Ella la observo, encontrando el tatuaje como aquella primera vez en la fiesta de


Joffrey Diatlov, que a propósito también era el cumpleaños de Lauren. Sabía
perfectamente que significaba aquella invitación, y por más que lucho, por más
que quiso girar su rostro hacia otro lado y ser indiferente ante aquella acción, ella
finalmente hizo lo que tanto quería impedir. Coloco su mano sobre la suya y supo
que no había vuelta atrás.
Batalla perdida.

Lauren la llevo delicadamente hasta la pista de baile. Ella observo que había más
personas, tanto a su alrededor bailando como en las mesas. Sintió sus brazos
rodear delicadamente sus costillas para después ir más abajo, Lauren tenía una
mirada tan tierna que en esos momento lo que menos quería era discutir con ella.
Camila suspiro y dirigió su mirada disimuladamente a todo a su alrededor,
dejándose guiar por la música suave y el cuerpo pegado al de ella.
Sintió a la morena plantar suaves besos en su cuello discretamente, ella intento
apartarla lentamente antes de crear algún show.

—Lauren—dijo apartándole sutilmente. Avisándole qu no era el momento ni el


lugar apropiado. Pero esta no se aparto del todo, sino que continuo meciéndose
como si nada le importara.
—Nadie esta mirándonos Camila—susurro en su oído. La castaña levanto la
mirada y comprobó que eso era cierto, cada persona de ahí estaba sumergida en
sus propios asuntos— obsérvalos bien Camila—dijo enviándole el aliento cálido
directamente en su mejilla—mira sus ropas y dime que es lo que notas en ellos.
La castaña coloco su mentón en el hombro de Lauren y aprovecho los
movimientos para observarlos detenidamente a todos. Los hombres tenían
claramente trajes caros y las mujeres estaban tan elegantes como ellas. No
dudaba que fueran de la clase alta, pero ¿Qué hacia esa gente aquí?
—Ellos son como nosotras—respondió a su pregunta Lauren— también quieren
escapar y disfrutar de una salida tranquila. Y si alguna vez ves alguno por
casualidad, solamente serán un “yo nunca te vi”—comento.
—Ya veo—respondió de igual forma.
—Créeme, es cierto todo lo que te digo—aprovecho para girarla y estrecharla
contra su cuerpo— ¿pensaste que te traería a un lugar donde te ibas a sentir
incomoda?—pregunto.
—Contigo nunca se sabe—siguiendo la música— tengo que estar atenta a todo—
Lauren sonrió.
—Aquí no tienes que preocuparte por nada—acariciando su rostro—a nadie le
importa lo que suceda aquí.
—Lauren, no…—intento apartarse de ella.
—Hagamos la prueba Camila—dijo antes de acercarse a ella y besarla. Camila
por unos instantes quiso apartarla, pero Lauren la tenia firme de su cintura.
Sabiendo que seguir desgastando fuerzas iba a ser en vano, decidió aflojar la
resistencia y comenzó a corresponder el beso.

Ellas seguían meciéndose lentamente al compas de la música, sus lenguas dentro


de sus bocas también tenían una danza propia. Se adaptaban tan bien una con la
otra que parecía que se reconocían desde hace demasiado tiempo ya. Lauren la
atrajo mas contra su cuerpo y Camila respondió gimiendo dentro de su boca.
Coloco ambas manos detrás de su nuca y se apretó contra ella de tal forma que
sus cuerpos parecían querer ser uno.
Cuando finalmente el aire se hizo necesario y ellas salieron de ese mundo
demasiado alejado en el que habían escapado, se encontraron con sus ojos
extrañamente brillantes. Lauren sonrió y volvió a acariciar su rostro.

—¿Algún cambio?—pregunto. Camila se hundió en su abrazo y observo que nada


había cambiado. La gente bailaba, conservaban y bebían sus bebidas tan
despreocupadamente y lejanos de lo que ocurría a su alrededor. Como si fuera
que dos mujeres sumamente conocidas no importaran realmente que se
estuvieran besando en el centro de la pista de baile.
Camila giro su vista en todas direcciones, gente riendo, gente bebiendo, no había
miradas reprobatorias y murmullos por lo bajo. Nada. No había absolutamente
nada.
—¿Sorprendida?—dijo Lauren riendo suavemente. Coloco en mecho de su pelo
detrás de su oreja y Camila retrocedió unos cuantos pasos atrás para intentar
detener tanta cercanía. El hecho de que nadie se había percatado de su beso, no
le hacía sentirse completamente segura. Una cosa era hacer eso en un lugar
donde no estuviera nadie o en sus casas y otra era frente a demasiadas personas
desconocidas como acababan de hacer.
El hecho de no reconocer a alguien no la aliviaba, su verdadera preocupación era
que acababa de permitir una cosa que nunca se habría atrevido a hacer.
Lauren nuevamente la ponía a prueba y ella se dejaba guiar sin pensar en las
consecuencias. Su reputación estaba en juego gracias a la imprudencia que
acababa de cometer.
—Lauren es tarde—dijo apartándose de ella.
—¿Ya te quieres ir?—quiso saber. Tomo si mano y Camila no hizo más que
incomodarse aun más.
—Tenemos trabajo mañana—razono sin aparentar su ansiedad.
—Bien—dijo suspirando—yo te llevo.
Coloco suavemente su mano en su espalda y la guio de igual forma que como
entraron a la salida. Camila no puso ninguna replica al respecto, Lauren lucia algo
molesta y no quería lidiar con eso.

En el viaje de ida Lauren había parecido algo entusiasmada y habían compartido


uno que otro comentario sin importancia. Ahora estaba sumamente callada y con
su vista fija en el frente. Los minutos corrían y el silencio se hacía cada vez más
notorio, agradecía que al menos la voz del locutor con un extraño humor
envolviera el ambiente cambiándolo apenas un poco.

Cuando el auto finalmente se había detenido frente a su mansión, ella no espero a


que Lauren le abra la puerta, así que sin dudarlo dos veces salió rápidamente.
Cuando cerró la puerta observo a Lauren rodear al auto y yendo en su dirección.
—¿Mañana cena a la misma hora?—pregunto Lauren. Camila la miro por un
momento sorprendida. Ella podía apostar que Lauren estaba enojada y ahora se
veía como si nada hubiera pasado.
—B—bien—respondió sorprendida.
—Perfecto—sonriendo—pasare por ti—se acerco rápidamente y volvió a darle un
apasionado beso. Camila se lo correspondió más segura al sentirse entre las
sombras de la noche— buenas noches Camila—dijo alejándose e introduciéndose
en el auto. Por unos instantes se quedo viendo el auto marcharse hasta que lo
perdió de vista. Al parecer las cosas seguían iguales.

*****

REVISTA DE MODAS “ÍCONO”

Camila apenas había podido dormir unas pocas horas. Si no fuera porque ella
recordó que tenía que levantarse temprano al día siguiente, no quería ni
imaginarse a qué hora se hubiera decidió Lauren llevarla. Obviamente ese día su
humor no era el mejor.
Cuando se había ilusionado un poco al pensar que Lauren estaba algo molesta
con ella y que quizás la dejaría en una paz mental durante algunos días, pensó
con alegría que finalmente estaba comenzando a ganar terreno. Pero anda era lo
que parecía. Ella le había mostrado una sonrisa agradable y la había besado de la
misma manera de siempre. Ahora estaba totalmente intranquila pensando a donde
la llevaría esta vez, tendría que ponerle un punto final de una vez. El hecho de que
el día de ayer haya estado en un lugar bastante lejano a la ciudad y se hayan
besado frente a estos, no le daba el derecho de hacerlo frente a otras personas
cuando a ella se le antojara, tendría que dejar bien aclarada esa parte de una.

—Allyson—la menciono cuando la vio entrando a su oficina— quiero que me


traigas un café y le avises a Alphonse que lo quiero en mi oficina rápidamente
cuando termine su reunión de las tres.
—Entendido—dijo anotándolo— Monique llamo para preguntar si prefería las
flores violetas o las amarillas para las fotografías.
—Dile que optare por las violetas—respondió.
—Yo le diré—informo.
—También quiero que me traigas algo para la cabeza por favor—dijo masajeando
sus sienes—siento que estallara dentro de poco.
—Enseguida—respondió servicialmente.
—Y hablando de flores—dijo mirándola— deshazte de estas—señalándolas—
pronto se secaran.
—Si gusta puedo ponerlas en agua—se ofreció.
—No, simplemente quiero que las quites de aquí
—¿Está segura?—enarcando una ceja.
—¿Qué sucede contigo?—mirándola— ¿Qué parte de que ya no las quiero no
entiendes?
—Lo siento, es que yo… como usted me había dicho que…—nerviosa—olvídelo—
dijo avanzando para tomar las flores, la mirada de Camila no se había perdido
ninguno de sus movimientos.
—No te olvides mis pastillas para la cabeza—le recordó. Allyson asintió con la
cabeza y comenzó a caminar ligeramente.
—Está loca—murmuro saliendo.

REVISTA DE MODAS “VOLK”

Lauren termino de ordenar los últimos papeles que reposaban sobre su escritorio.
Ya la mayoría de todos los empleados se habían marchado, incluso hasta el
mismo Edward había salido algo temprano.

Cerro los cajones depositando información de todo tipo, encendió un cigarrillo,


tomo su abrigo y salió de la oficina. Estaba a pocos pasos de llegar a su auto
cuando fue interceptada por su secretaria.

—¡Lauren!—grito sorprendiéndola— ¿Cómo me veo?—dijo dando una vuelta


sobre su mismo eje.
—Anna…—suspiro Lauren—estas…linda—dijo finalmente.
—¿Verdad que si?—dijo tomándola del brazo—¿A dónde iremos?
—¿Cómo que a dónde iremos?—confundida.
—Lauren habíamos quedado en que cenaríamos tú y yo esta noche—le recordó—
hace días vienes dándome vueltas.
—Lo siento, Anna—se disculpo—lo había olvidado completamente. Escucha me
siento cansada ahora y realmente…
—¡Gaste mucho dinero en esta ropa!—dijo— y solamente para salir contigo—
Lauren la observo atentamente. Aunque en la oficina siempre la veía bien vestida,
ahora estaba realmente bella y elegante. Su secretaria tenía razón, seguramente
se había gastado su sueldo en aquella vestimenta, ella se sintió mal por
compártanse de esa manera y por la molestia que se había tomado en arreglarse
con esmero para ella.
—Está bien, sube—cedió. Anna salto alegre y se subió sin dudarlo dos veces al
auto. Lauren le dio una última calada a su cigarrillo antes de tirarlo y se monto de
igual forma—¿A dónde quieres ir?—quiso saber.
—Donde tú quieras—respondió feliz.
—Bien—respondió Lauren manejando.
La llevo hasta un restaurante no muy lujoso pero tampoco desagradable. Habían
ido ya varias veces a cenar en el, así que si las veían juntas aquella no sería una
sorpresa. Lauren se comporto educada durante la cena y le seguía la corriente a
todas las conversaciones que Anna sacaba a relucir.

Había sido cierto cuando le dijo que estaba cansada, cuando había llegado a su
casa le había costado dormir. Necesito de mucho café esa mañana para terminar
de despertarse por completo.

Además el día laboral había estado bastante ajetreado, estaban a penas a


semanas de que la temporada acabara y ella ya estaba evaluando posibles
cambios. Necesitaba ascender de forma digna, aunque aun se encontrara en un
segundo lugar aquello no le molestaba. Reconocía también el talento de otras
revistas y sabia la competencia que había allí afuera. Ella había tenido demasiada
suerte que se tomaran tan en serio su revista, además de tener buen ojo para la
ropa, claro.
Lauren termino de tomar el vino restante de su copa y bostezo por quinta vez
consecutiva.

—¿Estas cansada?—quiso saber Anna.


—¿Sinceramente?—dijo Lauren—Si, lo estoy.
—Entonces creo que es todo por esta noche—dijo parándose— ¿podrías llevarme
a casa?
—Con gusto—dijo parándose y pagando la cuenta.
Lauren condujo tranquila y con paciencia por las calles de New York. Luchando
con todas sus fuerzas por no quedarse dormida. Cuando se introdujo en barrio de
departamentos algo modestos, se detuvo frente a uno que conocía demasiado.
—Gracias por esta noche Lauren—dijo Anna una vez que estuvieron fuera del
auto—la he pasado muy bien, como siempre—sonriendo.
—Yo también Anna—dijo bostezando— si me disculpe, me iré enseguida.
—¿No quieres quedarte a dormir?—propuso— Lauren realmente te ves cansada,
lo he notado durante todo el viaje.
—Está bien, no quiero causar molestias.
—Por favor, lo has hecho muchas veces ¿Cuál sería la diferencia ahora?—Lauren
estuvo a punto de acceder, pero una vez en su cabeza le recordó su postura.
—Estaré bien Anna, no te preocupes…—quiso continuar hablando pero fue
interrumpida por un beso de su secretaria, Lauren le correspondía como podía.
Cuando finalmente pudo separarse de ella agitada dijo—debo irme ahora Anna.
—Está bien—se rindió finalmente—menaje con cuidado por favor. Te quiero
Lauren—dijo sinceramente—Lauren asintió con la cabeza y con los parpados
pesándole camino hasta su auto, cuando abruptamente se detuvo en su lugar, sus
ojos se abrieron completamente, el sueño se había ido y fue entonces que recordó
algo que jamás debió haber olvidado.

*****

Se paseo nerviosamente de un lado a otro, con la furia incrementándose con cada


minuto que pasaba, observo su reloj y sus ojos chispearon coléricos ¡Una hora!
¡Una hora esperando y nada! ¿Quién se creía que era?

Camila se dejo desplomar en el sofá y dejo que su voz haga eco en cada rincón
del lugar.

—¡Me ha plantado!—grito con rabia. Suspiro entre frustrada y enojada. Que


pérdida de tiempo había sido todo. Esperaba que tuviera una buena excusa al
menos— ¡Me planto!—volvió a gritar.

pei_17

Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 13/08/2015

Volver arriba Ir abajo

ENEMIGAS Y ALGO MÁS Empty Re: ENEMIGAS Y ALGO MÁS


Mensaje por pei_17 el Sáb Ago 15, 2015 8:30 pm

XXIII
QUIERAS O NO

Y no importará
cuantas veces caigamos
Mientras volvamos a caer en ello.

Estaba en problemas, en serios problemas, graves problemas. Lo sabía


perfectamente ¿Cómo pudo haber olvidado una cosa así? Eso era por no contener
su lengua, se había dejado llevar por el juego junto con Camila, que en cuando la
vio tan liviana y sin excusas para dejarse guiar, como ella le había dicho una vez,
no supo contenerse. Se suponía que iba a llevar meramente una relación de
amantes, pero ella misma complico todo cuando dijo que eso era algo común para
las personas que tenían aquella clase de tratos. Lo enredo todo cuando
comenzaron las cenas sin razón, las visitas sin invitación a su hogar y para
rematar, una salida en la que había compartido una canción, y por si eso no fuera
poco, la había envuelto de tal manera que la había besado sin importarle la mirada
de los demás.
Sabía que estaba tanteando terreno peligroso, todavía le costaba creer como es
que una mujer como Camila hubiera permitido que hiciera eso con ella, pero eso
era cierto. Para disconformidad de ella y victoria para sí misma, lo era. Y ahora,
después de tanto luchar, tanto insistir finalmente logro tenerla, tanto como durante
tanto tiempo secretamente había deseado.
Camila era exactamente lo que daba a enseñar a la vista, se mostraba fría, si,
pero Lauren dudaba que aquella imagen sea la correcta. Por momentos era
completamente indescifrable, jamás mostraba sus emociones con expresiones
faciales, más que disgusto o enojo y en casos mayores, hasta asco. Pero con todo
lo demás, ella no podía leer más allá al respecto. Tenía un temperamento
completamente explosivo, por eso es que siempre era cuidadosa con las cosas
que mencionaba para no estar continuamente en la lucha sin fin que sabía que
serian.
Pero Lauren se negaba a creer que aquello era cierto, Camila era una máscara,
una mentira. Ahora ella sabía por la misma boca de su hermana que no había
pasado por una vida tranquila, y ella lo creía por completo, lo había comprobado
con sus propios ojos durante toda la universidad. Era comprensible que hubiera
desarrollado esa clase de personalidad y carácter, pero la verdadera intriga era
¿Por qué se comportaba reacia en compartir algo más con ella? Está bien, eran
solamente amantes, no tenía ninguna otra obligación con ella aparte de eso. Pero
¿Por qué le molestaba? Lauren tampoco era la clase de persona que se quedaba
a dormir en brazos de alguien después de haber saciado su pasión, pero ¿Por qué
con Camila le molestaba eso? ¿Por qué no quería compartir el lecho con ella?
Después de que le permitía tomar su cuerpo, de la forma que ella quería y como
quería, y sin recibir queja alguna ¿Por qué se negaba a quedarse? ¿Cuál sería la
diferencia? Sacudió la cabeza intentado sacarse ese capricho de la mente, quizás
era mejor así, a lo mejor si no le tomaba demasiada importancia con el tiempo se
le pasaría.

Lauren se levanto y miro a través del gran ventanal pensando en todo. Era obvio
que ahora tendría que enmendar el gran error que había cometido, de lo poco que
conocía a Camila ella podría afirmar que posiblemente estuviera furiosa con ella y
no era para menos. Aunque la castaña se mostrara claramente siempre
disgustada cada vez que ella le salía con alguna invitación sorpresa, siempre la
esperaba lista, y Lauren no dudaba que anoche no hubiera sido la excepción.
Quizás aun no era de su agrado, pero Camila siempre había sido responsable con
los compromisos que siempre tenían. No sospechaba que la hubiera esperado
mirando a cada segundo su reloj y comprobando que estaba tardando,
seguramente maldiciéndola y deseándole de todo, menos cosas bonitas. Si que
estaba en aprietos. Tendría que ser bastante meticulosa con el paso que daría
para podar opacar la gran furia que se lanzaría seguramente encima de ella.
—Dios, realmente no se qué podría hacer…—se dijo así misma.

Se cruzo de brazos y siguió pensando, no tendría que tomarle bastante


importancia al asunto, pero ¿Por qué con Camila si? Ella no era más que una
amargada, solitaria y testaruda mujer. Completamente diferente a ella, en todos
los sentidos, aunque compartieran la misma edad.

Lauren jamás se había comportado atenta con alguna amante, ella solamente
tomaba lo que le ofrecían y se marchaba sin culpabilidades y sin mirar atrás. No
tendría porque interesarle. No debería.

La puerta se abrió detrás de ella, pero no volteó para fijarse quién era. El perfume
que llego a su nariz y las delicadas manos que sujetaron con delicadeza ambos
brazos se lo confirmaron.
—Anna—murmuro Lauren por lo bajo cuando sintió sus labios en su nuca. El
hecho de que tuviera ahora el cabello corto aquello le daba vía libre para que lo
hiciera cómodamente—Los papeles… ¿Trajiste los papeles que te pedí?—logro
pronunciar volteándose.
—Están ahí—respondió señalando su escritorio—¿Ya estas mejor hoy?—
pregunto con interés.
—Sí, gracias por preguntar –respondió mirándola— he dormido bien.
—Que bien—dijo abrazándola— ¿Qué harás esta noche?
—Tengo cosas que hacer Anna, lo siento—dijo— debo terminar algunas cosas del
trabajo en cuanto antes y después debo encargarme de solucionar unos asuntos.
—Lauren ya ni salimos juntas como antes ¿Qué sucede?—pregunto
—Anna, por si lo olvidas eres mi secretaria también—respondió— y no creo que
sea muy bueno que nos vean demasiado juntas, quien sabe qué clase de cosas
podría importar.
—¿Y desde cuando eso te interesa?—quiso saber— antes siempre salíamos sin
importarnos nada, y tú eras quien lo proponía. Siempre encontrabas un tiempo
para mí.
—Lo sé, pero ahora el trabajo está muy demandante, tú sabes, la nueva entrada
de temporada consume todo mi tiempo. Por favor no insistas con eso siempre—
quiso apartarse del abrazo de Anna pero esta no se lo permitió— tengo muchas
cosas que hacer, si me permites…
—¿Ya no me quieres?—mirándola fijamente.
—Por favor Anna—respondo cansada— por favor, no me vengas con esas cosas,
dijimos que no…
—Dímelo Lauren, mírame y dímelo—la reto. Lauren la observo a la cara, viendo
claramente el dolor en sus ojos, ella no podría soltar la cruel verdad así como así,
no podría soportar su reacción y todo lo que vendría después. Y como siempre,
para evitar la fatiga, ella la tomo de la nuca y la beso, salvándose olímpicamente
de responder esa indeseable pregunta.

El beso de Lauren logro que Anna olvidara por completo lo que le había
preguntado para comenzar a responder. No sabía que era con exactitud lo que le
atraía de Lauren, era una magnifica amante, no podía negarlo. Y lo que más dulce
hacia todo, era que ella disponía de muchos millones en su cuenta. Era hermosa,
famosa y dueña de una importante y exitosa revista ¿Cómo dejar de estar con
ella? Quizás no estaba lo que se decía enamorada, pero si podría decir que la
quería, o solamente era un gusto o una obsesión. Quien sabia, pero mientras tanto
ella haría hasta la imposible para que no se le terminaran todos los beneficios que
tenia gracias a ella.
Cuando el beso comenzó a elevar sus temperaturas, la puerta se volvió a abrir
interrumpiéndolas.

—¡Lauren!—pronuncio fuerte Edward entrando. Anna por primera vez se mostro


avergonzada al ser vista de aquella manera, así que murmuro una disculpa y
pasando con la cabeza agacha al lado del amigo de su jefa se marcho
rápidamente por la puerta.
—¿Qué hay Edward?—dijo Lauren despreocupadamente sentándose.
—Lauren deberías tener más cuidado con lo que haces en tu oficina—le advirtió—
esta vez fui yo, pero quien sabe quién podría haber sido.
—Para empezar Edward, todos tocan antes de entrar, cosa que no haces tú—
señalándolo—así que nadie podría habernos visto, y si así fuera, yo misma me
encargare de que nadie abra la boca.
—Da igual no deberías de ser tan confiada—negando con la cabeza— el hecho de
que tengas a gran parte de las mujeres amenazadas no quiere decir que alguna
vez alguna no vaya abrir la boca.
—Las conozco muy bien amigo—respondió— y sé muy bien que hacer a cambio
de su silencio. Todas buscan lo mismo, no te preocupes.
—La que se acaba de marchar no creo que tenga las cosas muy claras—dijo de
mala gana—además ¿Qué sucedió con la bru…—interrumpiéndose a sí mismo—
con Camila Cabello?
—¿Qué con ella Edward?—pregunto dirigiéndose al bar de su oficina.
—Me contaste todo acerca de la clase de relación que tenias con ella y como
comenzó todo ¿ella sabe de esto?
—Por favor Edward, tú me conoces—sonriendo—y no, no tiene porque saberlo
tampoco. Nadie hablo de exclusividad y ella tampoco lo menciono, no tendría
porque esto cambiar algo.
—¿Pero sigues con ella entonces?—pregunto.
—Si—respondió— al final no resulto ser tan indiferente como quiere hacerse ver,
después de todo no la culpo, nadie se resiste a mis encantos—sonriendo
triunfantemente.
—Entonces después de todo si tiene sentimientos.
—No sé si sentimientos, es una relación puramente física amigo—amputándolo—
no te equivoques. Ella no se ha mostrado para nada disgustada, créeme.
—Y no lo dudo, por algo aun sigue contigo ¿no?—sonriendo.
—Quedamos que lo haríamos durante toda la temporada.
—¿Ósea que ya tienen una fecha de caducidad?—pregunto.
—Algo así—contesto.
—¿Y tu estas conforme con eso?
—¿A qué te refieres con exactitud?
—Cuando terminen. Se nota que te gusta demasiado y hasta podría decir que…
—No Edward—lo interrumpió—nada de sentimientos. Supongo que llegara el
momento en el que me cansare de su cuerpo y después otra será la novedad.
Como siempre lo he hecho, nada cambiara.
—¿Estás segura?—enarcando una ceja. El no creía absolutamente nada de lo
que escuchaba.
—Absolutamente ¿Y todavía lo dudas?
—Estoy en todo mi derecho de analizar la situación—respondió. Lauren lo miro
con atención y el cruzo sus piernas cómodamente— déjame preguntarte algo
Lauren, desde que comenzaste todo esto con Camila ¿te has estado viendo o
saliendo con alguien más?—a la morena obviamente le sorprendió esto y más aun
la respuesta.
—¿Sinceramente? No—respondió— he tenido trabajo y…
—¿Y no has pensando en salir con alguien más?—la interrumpió. Sabía que
solamente estaba inventado excusas.
—Ya dije que no he tenido tiempo. Tengo otras cosas por las cuales responder
también.
—Bien—respondió— hagamos de cuenta que ese es el motivo—sonriendo
—No me molestes Edward—respondió a la defensiva— porque si estoy captando
bien lo que insinúas déjame decirte que estas completamente equivocado.
—Entonces dime una verdadera razón por la que no sales de fiesta y sales con
cualquier mujer.
—No lo sé… sinceramente supongo que me he encaprichado tanto en tenerla que
descuide todo lo demás—mirándolo— es solo eso.
—Pues déjame decirte que así se empieza Lauren—levantándose y yendo hacia
la puerta.
—¿Así se empieza con que Edward?—quiso saber.
—Estas cambiada Lauren—dijo volteando para mirarla— y es así aunque tú lo
niegues, y en cuanto con tu pregunta si sigues como estas pronto lo averiguaras.
—Ella no es así Edward, es completamente diferente a las demás.
—¿Entonces que estas esperando?—pregunto— ¿no eres tú la fanática de los
retos? Tienes a una mujer muy deseable que se ha negado a más ofrecimientos
de citas que todas las mujeres juntas de este edificio. ¿Te imaginas si eres tú la
que logra cambiar eso?
—Lo nuestro terminara, Edward. Por favor no insistas.
—Solo piénsalo Lauren—dijo retirándose.
Ella se meció en la silla y pensó las palabras de su amigo. Lo que si no podía
aceptar era que él estaba completamente equivocado en todo lo que dijo con
respecto a ella, era Lauren Jauregui, por el amor de Dios. Ella no se iba a dejar
amarrar por ninguna mujer, pero ¿Por qué la sugerencia de su amiga la había
dejado tan dudosa? En pocos puntos tuvo razón, si había conseguido a Camila
podría intentar también otras cosas, solamente tendría que mantener distancia si
no quería involucrarse demasiado en esa locura. La disfrutaría mientras durara y
después cada una seguiría con sus tranquilas vidas. Sí, eso era.
Ahora solamente restaba hacer algo para olvidar el estúpido error que había
tenido de olvidar una cena con ella, pero ¿Qué podría ser?

Lauren dejo todas las cosas acomodadas en su escritorio y se levanto en cuanto


antes cuando una brillante idea se le vino a la cabeza, esperaba que funcionara
como ella pensaba, aunque pensara que estaba cayendo algo bajo en usar las
cosas de esa manera.

******

El chofer paso puntual como siempre a recogerla y a los pocos minutos ya estaba
en su hogar. En cuanto llego decidió aplazar su solitaria cena unos cuantos
minutos más y se encerró sin decir más palabras en su despacho. Se había
llevado, como siempre, parte de su trabajo a casa. Necesitaba mantener su mente
ocupada si no quería seguir alimentando el malestar que sentía después del
suceso de la noche anterior.

De forma indefinida el tiempo paso y ella no fue consciente de eso hasta que su
estomago rugió en protesta. De todas maneras ella no deseaba pasar otra noche
más incómoda, así que bajo al primer piso para reclamar que al menos le hagan
un café, observo la hora y decidió que eso seria los más apropiado. Mañana se
levantaría temprano para degustar un buen desayuno como correspondía.
Fue una total coincidencia que justo cuando estaba pensando cerca la de puerta
principal, ella escuchara el timbre. Se sorprendió enormemente por esto, no
acostumbraba demasiado a recibir visitas y mucho menos a esas horas de la
noche. Observo a su alrededor y no vio a alguna de sus empleadas cerca así que
decidió ir a abrir la puerta por cuenta propia. Sus ojos saltaron expresivos y fue
una total sorpresa encontrar a la persona que menos deseaba ver en esos
momentos.

—¿Qué haces aquí?—pregunto lo mas borde que pudo, sin un saludo al menos
de amabilidad, nada.
—Buenas noches Camila—dijo Lauren. Con una minúscula parte de ella algo
nerviosa— esto es para ti—menciono mostrando una extraña flor azul frente a ella.
Camila enarco una ceja ¿ella de verdad creería que eso arreglaría algo?
—Creo que te he hecho una pregunta Jauregui—dijo cruzándose de brazos. Si, ni
siquiera había agarrado la flor.
—Vine a hablar contigo y ofrecerte una disculpa por lo anoche—contesto—
realmente estuve…
—No me importa—la interrumpió— así que si no es mucho pedir, yo estoy
ocupada ahora mismo con cosas del trabajo—dijo intentando cerrar la puerta.
—No Camila, espera—dijo Lauren deteniendo su acción.
—¿Y ahora qué?—pregunto sin paciencia.
—Emma ¡Ahora!—escucho decir a Lauren cuando esta avanzo unos cuantos
pasos más atrás.
—¡Tía Camz!—grito la niña apareciendo sorpresivamente de vaya a saber dónde.
La castaña aun sorprendida, la alzo en brazos y la sujeto con todas sus fuerzas.
—¿Qué significa esto?—pregunto mirando fijamente a Lauren.
—Sorpresa—dijo Lauren levantando sus hombros.
—Tía esto es para ti—dijo la pequeña mostrándole hojas y hojas de lo que
parecían ser dibujos hechos por ella misma— Lauren me ayudo a pintar algunos
pero casi todos los he hecho yo—menciono orgullosamente.
—Cielo, son hermosos—contesto ella maravillada por el presente de su única
sobrina. Lauren alcanzo a ver el cambio en su rostro—muchas gracias
Ya la tenía.
—¿No nos invitaras a pasar?—se atrevió a preguntar Lauren. Camila rodo los ojos
y giro con la niña aun en brazos que seguía explicándole como es que había
aquellas obras de arte. Camila tenía unas enormes ganas de cerrarle la puerta en
sus narices, pero no podía hacer eso ahora.

Fueron directamente al comedor y la pequeña se sentó desparramando libremente


las hojas sobre toda la mesa y enseñando cada dibujo orgullosa. Camila se había
sentado a su lado y le acariciaba el cabello mientras escuchaba atenta todo lo que
la infante tenía para decir. Lauren recargada en la puerta observaba todo
conmovida, era una imagen realmente tierna. Ella nunca había visto a la castaña
comportarse tan de esa manera tan cariñosa, ni siquiera cuando estaban juntas en
la cama, pero era su sobrina, su sangre y eso era comprensible.

—Y este es el que pinto Lauren—dijo enseñándoselo—ella me compro muchos


crayones de colores y en su gigante departamento los pintamos cuando
conseguimos las hojas.
—¿En su departamento?—pregunto por lo bajo. Camila levanto la vista se
encontró con Lauren avanzando unos cuantos pasos más hacia ella—cariño
¿tienes hambre?—le pregunto amablemente.
—Si—asintió— quiero leche—pidió.
—Ven conmigo—dijo tomándola de la mano. Juntas fueron hacia la cocina y
Camila ordeno a las empleadas encargadas que le dieran a la niña todo lo que
esta pidiera. Cuando estuvo segura que no necesitaba más nada, le dijo a esta
que estaría esperándola en la mesa.

Camila fue rápidamente a su encuentro con Lauren para explicaciones ¿Cómo era
posible que apareciera con su sobrina cada vez que se le pegara la gana?
—¿Qué haces con Emma?—pregunto directamente Camila.
—Pintábamos—contesto Lauren—ella misma te lo acaba de contar.
—Eso ya lo sé Lauren—dijo— lo que no entiendo es que haces con ella ¿con
clase de derecho?
—Bueno, eso es algo interesante—dijo sentándose— estaba justo saliendo del
trabajo cuando tu hermana me llamo y me pidió que la cuidara durante un corto
tiempo, pero después me explico que un asunto de trabajo se le complico y el
plazo se extendió—Camila no podía creerlo. Ella era su tía y ni siquiera había
pensando en dejarle al cuidado a su sobrina, a Lauren apenas la conocía y ya le
daba aquella clase de confianza, luego hablaría seriamente con ella.
—Bueno, supongo que Sofía luego te lo agradecerá—dijo de brazos cruzados—
pero ahora que la has traído ya puedes retirarte, estará mejor conmigo.
—¿Bromeas?—exclamo Lauren— está bajo mi responsabilidad y yo misma me
encargare de entregársela en persona. Y si estamos aquí es porque ella insistió en
darle un regalo a su adorada tía.
—Y tu como bondadosa haces todo lo que una niña de 5 años te ordena ¿cierto?
—pregunto— Bravo, Jauregui. Tienes el cielo asegurado seguramente por esto—
dijo— es una total sorpresa que no estés obligando a otros a actuar contra su
voluntad— irónica.
—Por favor, Camila. Jamás podría hacer una cosa así—contesto— es una niña
¡Por Dios!
—Y es muy raro que te importe ¿no?—dijo. Camila no era ingenua, sabía que
Lauren había hecho eso a propósito, ellas no podrían discutir frente a la niña.
Había sido un movimiento demasiado bueno, debía admitirlo.
—La niña me importa Camila—dijo Lauren parándose— si así no fuera hubiera
inventado cualquier excusa para no cuidarla ¿no crees?—acercándose a ella.
—A mi no me importa que es de tu interés o que deja de serlo—dijo girándose.
—Entonces dime que tengo que hacer para que me creas—dijo detrás de ella.
Cuando sintió las manos de Lauren en sus caderas rápidamente se aparto de ella.
—¡No me toques!—alejándose— porque para empezar me gustaría que salieras
por esa puerta para no verte nunca.
—Vamos Camila—riendo— tu sabes que eso no es posible, conoces el trato y…
—Lo sé—contesto— lamentablemente lo sé.
—¿Entonces?—acercándose nuevamente. Camila observo su boca y lucho por no
caer en esa peligrosa tentación. Tenía que ser dura con ella, debía mostrarse
enojada por lo de la noche anterior, sino aquello le daba el derecho de hacerlo
cada vez que quisiera.

Pero todo era más poderoso que ella, aunque no lo quisiera de esa manera,
inevitablemente sus cuerpos estaban acercándose involuntariamente, queriendo
sentir el calor que emanaba el uno del otro. Cuando faltaba un paso para
concretar el encuentro esperado, una aguda voz las hizo apartarse.

—Tía— apareció Emma de la nada.


—Pequeña—dijo Camila escapando rápidamente de la cercanía de la morena,
agradecía enormemente esa intromisión, sino vaya a saber que estupidez iba a
volver a cometer.
—Tengo sueño—respondió esta bostezando y tallándose un ojo.
—Enseguida hare preparar una habitación para ti cariño, no te preocupes—le
respondo levantándole.
—Sí, pero necesito dormir con Ruffus, sino no podre hacerlo.
—¿Quién es Ruffus?—pregunto Camila intrigada.
—Es el peluche que ganamos en la feria para ella—respondió Lauren— Emma se
ha encariñado demasiado con él.
—Está bien, vayamos por él y luego nos iremos a dormir ¿Dónde lo tienes?
—Está en casa de Lauren—respondió cansada. Oh oh
—¿Qué?—pregunto mirando ahora a Lauren.
—Sofía me lo dio y me explico que ella no logra dormir sin el—dijo levantando sus
hombros— ni modos, debemos ir por él—Camila maldijo a su suerte por lo bajo.
¿Por qué a ella?
—Está bien—dijo bajando a la niña que fue rápidamente a los brazos de Lauren—
déjenme ir por un abrigo e iremos todas
—¿Vendrás?—pregunto Lauren sorprendida.
—Ni modo que la deje sola contigo Jauregui—respondió yéndose.
Lauren salió a acomodar a una Emma media dormida al auto abrochando
apropiadamente su cinturón, espero paciente dentro del auto hasta que Camila
salió ya abrigada y juntas partieron camino hacia el edificio donde vivía.

Durante el viaje el silencio volvo a habitar, pero al menos no se había sentido tan
incomodo como la última vez. Lauren prestaba mayor interés en el cielo y observo
como las nubes comenzaban a amontonarse y los relámpagos comenzaban a
hacerse ver en diferentes zonas del cielo. Parecía que se avecinaba una tormenta
eléctrica bastante importante y ella no pudo evitar sonreír ante lo que tenía en
mente.

Cuando finalmente habían llegado esta vez fue Camila quien se encargo de
desabrocharle el cinturón y cargarla. Emma ya se encontraba más dormida que
despierta en esos momentos. Lauren la espero y cuando la alcanzo juntas fueron
directo hacia el ascensor privado que las iba a llevar directamente hacia el último
piso.

—¿Quieres algo de beber?—pregunto Lauren cuando entraron.


—Así estoy bien—respondió Camila siento a Emma removerse entre sus brazos,
al parecer había despertado.
—Quiero a Ruffus—pidió adormilada.
—¿Dónde lo has dejado?—pregunto Camila. La niña se bajo de sus brazos y dijo
que por sí sola lo buscaría. Cuando paso al lado de Lauren, esta la sujeto
suavemente del brazo y se inclino para decirle algo al oído, Camila no perdió
detalle alguno de esta acción. Las observo a las dos con unas sonrisas cómplices,
la niña se volteo para mirarla un instante antes de perderse en el otro piso. El brillo
pícaro de su mirada había sido completamente captado por ella.
—Ten cuidado con lo que haces—advirtió severamente Camila mirándola.
—¿Y que se supone que hago Camila?—pregunto Lauren risueña. En eso
momento se escucho un gran trueno y luego como poco a poco las gotas pegaban
sobre el gran ventanal que había. La castaña se dirigió a él sin responder,
observando cómo rápidamente la furia de la tormenta se desataba frente a ella.
—Lo has hecho todo a propósito ¿cierto?—dijo. Escucho la suave risa de Lauren
detrás de ella, esta se dirigió a la cocina por un poco de agua. Y fue ahí cuando
las dos escucharon un grito en el piso de arriba.
Ambas se miraron asustadas durante unos segundos antes de correr escaleras
arriba para saber que acababa de suceder.
—¡Emma!—grito aterrada Camila.
—¡Tía!—apareció con el famoso Ruffus en brazos y se sujeto firmemente de sus
piernas— tengo miedo—admitió. Camila acaricio sus cabellos en comprensión,
ella sabia acerca de su temor a las tormentas.
—Tranquila, todo está bien cielo—susurro abrazándola.
—Quiero que duermas conmigo, no quiero hacerlo sola—pidió.
—Supongo que eso es lo más sensato—dijo Lauren—pediré que preparen una
habitación para ustedes, no podemos arriesgarnos a otro viaje nuevamente
cuando hay una tormenta que claramente se ve peligrosa.
—Supongo que será lo mejor—murmuro Camila.
—Enseguida regreso—anuncio Lauren saliendo.
Más tarde, después de una corta espera, cuando la habitación ya estaba arreglada
para ellas Lauren las guio. La pequeña aun asustada se dirigió rápidamente hacia
la cama cuando escucho otro trueno.
—Espero que estén cómodas, cualquier cosa no duden en pedirla—dijo Lauren en
la puerta. Camila asintió con la cabeza y se dirigió a consolar a su sobrina.
Cuando todo esto ocurría, otro trueno aun más fuerte se dejo escuchar.
—Lauren quédate— pidió Emma temblando y abrazando fuertemente a Ruffus.
—Cariño, ella debe dormir también—intervino Camila tranquilamente.
—Pero puede dormir con nosotras tía—dijo esperanzada. Lauren sorprendida
observo a Camila, que estaba al igual que ella o mas sorprendida aun.
—Yo no creo que sea buena idea—dijo finalmente Lauren.
—Ella quiere tener privacidad Emma—dijo Camila.
—Por favor Lauren, tengo mucho miedo. Quédate a dormir con nosotras—dijo
ofreciendo la tentadora propuesta. Lauren sonrió asintiendo con la cabeza
—Enseguida regreso—dijo antes de cerrar la puerta. Reprimiendo la carcajada
que quería escaparse de su boca al recordar la cara que había puesto Camila
cuando ella acepto.
Ella fue en busca de una cómoda pijama, eso le pasaba a Camila por no haber
permitido eso antes. Si tan solo lo hubieran hecho cuando ella se lo pidió, ahora
aquello seria de lo más natural, pero ella tampoco podía negar que se sentía un
poco nerviosa ahora mismo.

Cuando finalmente ya estaba cambiada, se dirijo hacia su habitación, encontrando


a ambas castañas ya acostadas en sus respectivos lugares. Al parecer Emma
terminaría en el medio. Lauren volvió a sonreír cuando supuso que Camila podría
haber tenido algo que ver con eso.
—Aquí Lauren—dijo Emma palmeando su lado izquierdo. Efectivamente ella
quería entre las dos. Se acomodo en el lugar indicado escuchando nada más que
el sonido de las sabanas al moverse—buenas noches, Lauren—dijo Emma.
—Buenas noches pequeña—respondió Lauren.
—Buenas noches tía—dijo dirigiéndose a Camila.
—Buenas noches, cielo—le respondió. Lauren decidió tentar su suerte y también
se lanzo contagiada por la amabilidad de la pequeña.
—Buenas noches Camila—dijo Lauren. Espero unos prudentes segundos cuando
escucho un largo bufido.
—Buenas noches Jauregui—escucho que dijo de mala gana. Lauren sonrió, al
menos le había respondió. Eso era un gran avance. Cuando su respiración
comenzó a relajarse y ella se sintió debatiéndose entre la vigilia y el sueño,
escucho nuevamente la voz sintiéndola lejana— embustera— sintió que murmuro
por lo bajo. Pero aun así ella escucho.

pei_17

Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 13/08/2015

Volver arriba Ir abajo

ENEMIGAS Y ALGO MÁS Empty Re: ENEMIGAS Y ALGO MÁS


Mensaje por Aleinads el Sáb Ago 15, 2015 8:31 pm

OMG!! Esperar 30 capítulos para la continuación se me hará eterno. cyclops


Aleinads
Aleinads

Mensajes : 460
Fecha de inscripción : 14/05/2015
Edad : 30
Localización : Colombia

Volver arriba Ir abajo

ENEMIGAS Y ALGO MÁS Empty Re: ENEMIGAS Y ALGO MÁS


Mensaje por pei_17 el Sáb Ago 15, 2015 8:42 pm

OMG!! Esperar 30 capítulos para la continuación se me hará eterno: ¿Y que


queda para mi que tengo que subirlos? jajaja no parece, pero es cansador u.u

XXIV
SORPRESA, SORPRESA.

Es un secreto entre tú y yo.

La cálida luz del sol entraba tenuemente a través de las cortinas. Aun era
temprano en la mañana, pero eso no quitaba que la gran habitación se vea
parcialmente con los reflejos provenientes desde el exterior.
Los pájaros comenzaron su canto para empezar el día, pero eso no fue
impedimento para la mujer castaña que cómodamente se removió sumergida en
un profundo sueño. Camila suspiro profundamente relajada cuando comenzó a
sentir una sensación húmeda en su cuello, totalmente delicada y placentera al
tacto de su suave piel, ella no se atrevía a abrir los ojos, pensando inocentemente
que todo aquello era gracias al sueño que estaba viviendo.
Por una extraña y desconocida razón, el palpitar de su corazón en su pecho se
descontrolo en el momento que la sensación comenzó a trasladarse más arriba.
Sus piernas se movieron de un lado a otro sobre el colchón, la respiración se torno
agitada cuando sintió la suavidad aproximándose a su boca.

Camila espero impaciente el momento que alcanzara sus labios, y cuando eso
sucedió, un calor abrumador comenzó a nacer en su estomago. Aquello no era
desconocido, a pesar de no tener dudas, aquello era como tener otra boca sobre
la de ella, que la besaba con total deseo. Perdida entre la realidad y el sueño, ella
respondió sus movimientos con las mismas ansias, y quizás por mero impulso o
reflejo, levanto de manera automática su mano para tantear lo que estaba sobre
ella, ya que de un segundo a otro, se sintió presa de un peso sobre su cuerpo. Y la
realidad supero todo.
Camila tomo total consciencia cuando toco algo totalmente solido, aquello dejo de
ser un sueño rápidamente. Buscando una respuesta a tantas preguntas
aglomerándose en su cabeza, ella abrió los ojos sintiendo aun movimiento sobre
sus labios. Y lo que encontró fue una total sorpresa.
Se topo con dos zafiros oscuros de deseo, que no hizo más que aumentar aún
más los latidos de su corazón desesperado. Ella inhalo fuerte con la nariz
debatiéndose entre la sorpresa y la ira que se incrementaba, tomo fuerzas con el
aire entrando en sus pulmones antes de terminar de convencerse de lo que estaba
ocurriendo.

—¡¿Qué estás haciendo?!—grito empujándola con todas sus fuerzas, logrando


que la morena se tambaleara para atrás— ¡¿Qué carajos se supone que estabas
haciendo?!—la ira creció aun mas cuando observo frente a ella la risa burlona en
su rostro.
—Oye tranquila—pidió Lauren riendo— ¿tan temprano en la mañana y tu ya con
ese carácter?—pregunto con alegría.
—¡¿Y cómo quieres que este?!—volvió a gritar mirándola con rabia— ni siquiera
puedo dormir tranquila contigo aquí ¡estabas abusando de mi!—vocifero
convencida de ello.
—Vamos Camila—respondió Lauren— yo no sé qué clase de cosa extraña
estabas soñando, pero no parecía en absoluto que alguien estaba abusando de ti,
no cuando te removías y suspirabas de esa manera— Camila movió su rostro en
otra dirección cuando sintió el calor furioso instalándose en sus mejillas, ¿Cómo
podía negar eso? Ella pensaba que estaba en un sueño, nadie podía culparla por
eso ¿cierto?
—¡Y a ti que te importa que estaba soñando!—se defendió con lo primero que vino
a su mente— eso no te da ningún derecho de abusar de mi en un estado
inconsciente—Lauren no lo creía así, no cuando le respondía el beso de aquella
manera, pero no insistiría mas con el asunto— ¿Qué quieres?—pregunto
celosamente Camila tapándose con las sabanas.
—Oh lo había olvidado—menciono Lauren meciéndose de un lado a otro— vine a
despertarte para desayunar, estábamos esperándote a ti—explico. Camila hasta
ese momento reparo de la ausencia de Emma en la cama, seguramente todo el
mundo se había despertado mucho antes que ella, y aquello no se debía mas a
que se había pasado gran parte de la noche incomoda y sin dormir, aunque
estaba divididas por el pequeño cuerpo, ella no podía evitar sentir nervios al saber
que a tan solo centímetros se encontraba Lauren, en la misma cama.
—Está bien, enseguida bajare—dijo de manera desganada. Hizo algunas
movimientos sobre la cama pero se detuvo abruptamente cuando vio que Lauren
aun estaba en el mismo lugar—¿Qué?—dijo groseramente—Necesito privacidad
—informo.
—¿Necesitas ayuda?—pregunto Lauren de manera insinuante.
—No.
—Segura que no…
—Estoy segura—la interrumpió— así que si no estoy pidiendo demasiado quisiera
que te retire para poder cambiarme tranquilamente—remarcando la última palabra.
—Bien, estaremos abajo—dijo finalmente marchándose. Camila suspiro
agradecida de que le hiciera caso. Todo su cuello sintiendo en sus dedos aun la
humedad, Lauren había estado besándola vaya a saber durante cuánto tiempo,
ella confusa se levanto contrariada por su descaro.
—¿Cómo se atreve?—se pregunto a si misma yendo hacia el baño para ponerse
algo decente hasta que vaya nuevamente a su hogar por ropa.
Cuando Camila finalmente bajo hacia el comedor después de unos largos minutos
de esmero para su imagen, se topo con Emma desayunando sola en una gran
mesa. La variedad de comida sobre esta era algo exagerada hasta para ellas tres
solamente. Observo el brillo de alegría genuina en la infante en cuanto la vio.
—Buenos días tía—canturreo con comida aun en su boca.
—Buenos días pequeña—respondió besando su castaña caballera— ¿estás aquí
solita?—quiso saber una vez que se sentó a su lado.
—Si—asintió con la cabeza— A Lauren la llamaron por teléfono—dijo sumergida
en la comida.
—Entiendo—murmuro Camila. Al menos durante algún corto tiempo podría
desayunar tranquilamente sin la vista incomoda de la morena sobre ella.
Los minutos corrían y ella tenía un agradable desayuno con su sobrina a fin de
cuentas, Camila ya encontrándose completamente satisfecha, se limito a
observarla con cariño.
La puerta principal se escucho cerrarse y al poco tiempo apareció Lauren con su
celular en la mano, su caminar delataba que no se encontraba muy contenta, pero
su rostro cambo notoriamente en cuanto se aproximo hacia ellas.
—¿Todo bien?—pregunto Lauren cuando estuvo frente a ella.
—En parte—contesto Camila mirándola fijamente, quizás un poco resentida con lo
que había sucedido en la mañana.
—Me alegro—dijo sonriendo por su comentario. El celular de Lauren volvió a
sonar y ella se alejo contestándolo.

Comprendida que quizás Camila este un poco enojada por lo que temprano en la
mañana, pero yo no iba a negar que había sido completamente bueno haberla
despertado de aquella manera. En cuanto entro en la habitación y la observo
siendo reflejada por la luz tenue que entraba, Lauren se había acercado vacilante
hacia ella. La miro durante algunos cuantos segundos antes de decidir qué hacer,
al principio ella había optado por tocar ligeramente su hombro para despertarla,
pero en cuanto la pelirrojo dio un suspiro y un gemido por lo bajo, Lauren perdió el
control. Ella se había acomodado de manera tal que su cuello quedaba a su total
merced, se había acercado lentamente para sumergir su nariz en ella, pero en
cuanto su perfume se coló en sus pulmones, la racionalidad se fue de su cuerpo.
Lucho con todas sus fuerzas por contenerse, pero irremediablemente perdió la
batalla en contra de su deseo y sus labios comenzaron a moverse sobre la piel
blanquecina que tanto le estaba fascinando.
Lauren corto la llama y volvió a su anterior lugar.

—Era Sofía—informo— ella quería saber si no era problema que la llevara ahora
mismo.
—No te preocupes por eso—dijo Camila levantándose— ahora llamare a mi chofer
para que pase a recogerme y nos lleve a ambas
—Yo no tengo problema en llevarlas—dijo ofreciéndose— en realidad me queda
de pasada al trabajo.
—No deberías llegar tarde—dijo Camila intentando mantener las distancias.
—Eso no pasara, no te preocupes—contesto Lauren tranquilamente—iré por mis
cosas—dijo alejándose. Dejando claramente el mensaje de que no se haría lo
contrario.

Cuando la morena nuevamente apareció, Camila cargo a la niña en silencio y


todas juntas fueron hacia el estacionamiento subterráneo del edificio. Lauren
volvió a mostrarse educada al abrirle la puerta a ambas para que entraran en sus
lugares correspondientes. Camila se preguntaba si quería arreglar algo del
altercado que habían tenido en la mañana o simplemente era su manera de ser.
Pero ella simplemente se levanto de hombros diciéndose que no le importaba, así
que se monto en el auto y dejo que Lauren la llevara a donde su hermana.
Después de algún duradero viaje en silencio, Lauren decidió finalmente romperlo
al acordarse de algo importante.

—¿Iras al desfile de Nikolay Kozlov?—pregunto Lauren mirándola fugazmente.


—Que pregunta más estúpida—respondió Camila sin mirarla—tengo que, no voy a
perder la oportunidad de tener sus diseños en mi revista.
—Suerte con eso—dijo Lauren al tener la información que necesitaba. El auto fue
estacionado frente a la casa de Sofía. Emma salió por su propia cuenta disparada
hacia el encuentro con su madre dentro de la casa, fue solamente una noche, pero
era comprensible para alguien de su edad que era tan apegada. Camila estaba a
punto de abrir la puerta cuando un brazo tomo el suyo deteniendo su acción.
—¿Y ahora que es lo que quieres?—dijo sin inmutarse.
—Yo no podre bajar—dijo Lauren mirando su reloj— debo arreglar un mal
entendido y no debo llegar tarde.
—¿Y eso que tiene que ver conmigo?—pregunto Camila apartando su brazo.
—Solamente te informo—contesto Lauren— además te ibas a ir sin despedirte.
—Yo no tengo ninguna obligación de…—pero no pudo continuar su parloteo. Ya
que Lauren la había tomado de su rostro y la callo besándola. Sus labios húmedos
y suaves acariciaron los suyos, embrujándola, perdiéndola y casi obligándola a
corresponder. Ella correspondió el beso durante unos instantes antes de recuperar
la compostura, así que Camila la tomo de sus cabellos alejándola solamente
algunos centímetros de sus bocas— ¿Asistirás a la fiesta que se organizara
después?—pregunto Lauren algo agitada.
—No pienso ir contigo—dijo Camila convincente.
—Se que no lo harás—dijo— pero de igual manera me veras ahí— Camila detesto
su sonrisa arrogante y saber que eso era cierto. Lauren la beso rápidamente antes
de que ella reaccionara y luego se fue hacia atrás—salúdame a Sofía—dijo.
Camila bajo rápidamente del auto dando un portazo y Lauren arranco rápidamente
perdiéndose.

Camila entro a casa de su hermana, mirando el reloj y sabiéndose tranquila de


que aun tenía tiempo para el horario de entrada de su trabajo. Tendría que llamar
a su chofer para que la llevara hasta allá y obviamente lo haría con algunos
minutos extras, ya que se pondría algo que encontrara, ya que ropa era algo que
sobraba ahí.
Sofía la recibió con un abrazo amistoso en cuanto la vio

—Camz que gusto verte—dijo separándose de su abrazo y mirando a través de


sus hombros— ¿Y Lauren?—pregunto con curiosidad.
—Tuvo cosas que hacer—respondió escuetamente— ¿Qué hacia Emma con ella?
—fue directamente al grano.
—¿No te lo dijo?—pregunto— ella me hizo el favor de cuidar a Emma, tuve que
hacer un viaje improvisado para aclarar un mal entendido con la empresa.
—Me lo dijo—conto— pero ¿Por qué ella? Podrías habérmelo pedido a mí y yo no
tendría problemas—dijo rápidamente ¿estaba celosa?
—Lo siento, es que no quería molestarte—se disculpo— recordé la última vez que
te lo había pedido y…
—Sé que mi reacción no fue la mejor aquella vez—la interrumpió— por favor,
debes comprenderme, estaba aterrada y no sabía nada.
—Lo comprendo hermana—contesto tranquilamente— y créeme que pensé en ti
cuando supe que tendría que viajar, lo que pasa que me encontré a Lauren por
casualidad y me vio tan preocupada que me pregunto y yo no pude evitar contarle
—respondo. Camila no duba de eso, a su hermana siempre se le iba la lengua en
todo.
—Se te ofreció y tú aceptaste—dijo. Aquello no era para nada una pregunta.
—Si—dijo afirmando con la cabeza— y me quede mucho más tranquila cuando
ella te menciono—Camila enarco una ceja atenta a lo que acababa de escuchar.
—Eres una irresponsable Sofía—le dijo— ¡apenas la conoces un poco!—dijo
alterándose—no entiendo siempre esa confianza tuya
—Vamos Camz, es tu amiga, tú la conoces desde hace años—respondió
ingenuamente. Camila comenzaba a hartarse de seguir sosteniendo esa mentira—
además ella me dijo que lo haría saber a ti y entre las dos la cuidarían ¿Cuál era el
problema?—pregunto. Así que eso era, Lauren actuó estratégicamente bien. Su
hermana le había ofrecido todo en bandeja de plata—acabas de llegar con ella—
informo Sofía— ¿Pr que actúas como si no supieras nada de esto?—pregunto
curiosa
—Como sea— contesto Camila para salir de ese embrollo—solamente me
molesto saber que fui la ultima en enterarme de todo, solo eso—dijo para que su
hermana le creyera.
—Por favor hermanita, no seas celosa—respondió Sofía divertida creyendo todo—
es tu amiga, no deberías ser así, ella lo hizo para ayudarte a ti—aconsejo. Si
supieras lo que hace conmigo y porque no dirías lo mismo, se dijo Camila
mentalmente— ¿quieres desayunar?—ofreció.
—No ya lo he hecho—dijo mirando su reloj—no quiero que se me haga tarde para
ir al trabajo, debo llamar a mi chofer para que me lleve—dijo sacando su celular.
—Está bien, pero un poco de compañía ahora no me vendría mal—dijo Sofía.
Camila asintió con la cabeza siguiéndola mientras esperaba que su chofer la
atendiera.

REVISTAS DE MODAS “VOLK”

—¿Alguna duda al respecto señores?—pregunto Lauren observándolos a todos


sentados alrededor de la larga mesa. Las cabezas negaron y ella se sintió
satisfecha—muy bien—dijo parándose— ahora haciendo un cambio de tema,
supongo que la gran mayoría asistirá al desfile de Nikolay Kozlov, obviamente yo
daré todo mi parte para que el acepte diseñar para mi revista, así que les pediré
encarecidamente que si alguno tiene la oportunidad de hablar con él le comente
todo los beneficios que tendrá aquí y que ninguna otra revista le conviene más que
esta ¿entendido?—pregunto. La mayoría asintió obediente y ella esperaba tener
suerte en eso—muy bien, eso es todo, pueden retirarse y mucha suerte esta
noche—varios agradecieron murmurando y poco a poco la sala comenzaba a
vaciarse.
—¿Crees que el acepte?—pregunto Edward acercándose con una carpeta debajo
del brazo— la última vez termino viajando y ni siquiera tuvimos la oportunidad de
informarle algo.
—Esperemos tener suerte esta vez Edward—comento Lauren esperanzada— por
eso también necesitare que también asistas.
—Entiendo—dijo asintiendo— y no tendré problemas con ello, en realidad
esperaba que me lo pidieras—Lauren sonrió con el—la competencia es mucha—
comenzando a caminar detrás de Lauren.
—Por eso mismo— comento media preocupada— pero si tenemos a Nikolay con
nosotros muchas cosas se nos quitaran de encima—dijo sentándose.
—Lo sé—contesto— ¿necesitaras alguna otra cosa más?—pregunto.
—Creo que nada más que eso—contesto— ¿pasaras por mi o prefieres ir por
separado?—pregunto tomando unos papeles.
—Pasare por ti—contesto yendo hacia la puerta—y seré puntual—prometió.
—Eso espero—contesto Lauren viéndolo marchar.
Presiono el botón del intercomunicador y hablo con voz neutra.
—Anna necesito que vengas ahora mismo a mi oficina, por favor
—Enseguida—contesto. Y como si hubiera corrido rápidamente en el trayecto,
Anna apareció a los pocos segundos entrando en la oficina.
—Anna esta noche hay importante desfile del diseñador Nikolay Kozlov —dijo
Lauren en cuanto la tuvo en frente— y necesitare tener muchos ojos viendo por mi
también, así que espero contar con tu presencia también ahí esta noche.
—Estaré encantada de asistir—contesto ilusionada.
—Bien, esta es la dirección—dijo dándole la tarjeta— nos encontraremos en la
entrada y espero que llegues puntual—le advirtió.
—Estaré puntual ahí—dijo cabizbaja. Lauren le estaba hablando de una manera
demasiado profesional poniéndole distancia y lo peor de todo es que no irían
juntas ¿desde cuándo? Ella siempre pasaba a recogerla, pero ahora parecía muy
lejana aquella posibilidad.
—¿Alguna duda?—pregunto Lauren viéndola quieta.
—Ninguna—contesto guardando el papel. No importaba que no vayan juntas, si
iba a pasar lo que siempre sucedía no encontraba inconvenientes. Seguramente
Lauren se aburriría y las dos escaparían juntas sin ser vistas. Eso la puso
demasiado contenta.
—Bien, eso es todo—dijo Lauren.
—Con permiso—retirándose. Tenía que vestirse muy bien para dejarla encantada
esta noche y con ese pensamiento trabajo alegre durante todo el día.

*****

La noche ya había hecho su aparición y con ella se desplazaban las distintas


actividades esa noche.
Camila se dio otra vez otro vistazo frente al espejo, totalmente satisfecha con lo
que veía. Tenía un hermoso blanco algo escotado, pero suelto a la vez. El
maquillaje se acentuaba cuidadosamente y se había recogido esta vez el cabello,
su piel blanca brillaba al igual que el vestido. Había elegido muy cuidadosamente
un llamativo collar que hacia juego con sus pulseras, peleándose entre que objeto
era el que más llamaba la atención a primera vista. Se perfumo nuevamente y
salió hacia afuera donde la esperaba su chofer.
Estaba algo entusiasmada por dentro, ya que ella al igual que Lauren, pensaba
que quizás al gran y rebelde diseñador Nikolay Kozlov posiblemente la elegiría a
ella para trabajar en su revista. Aunque él fuera joven para tener tan importante
reconocimiento, eso no quitaba que desde ya tenía un gran talento. En cualquier
revista para la que le había diseñado, había sido un total éxito. Y un talento como
ese y un talento ya asegurado, tendría que estar en su revista en cuanto antes,
eso era todo lo que pensaba Camila.

Cuando el auto finalmente se detuvo en su destino, ella espero a que la puerta a


su lado se abriera para salir elegantemente. Estaban justo frente a la entrada del
gran lugar y bastaron solamente segundos para que todos repararan en su
presencia, y como siempre, ella fuera bañada por la lluvia de flashes.
En la entrada observo a Noah esperándola con una sonrisa, tenía un traje rojo
oscuro brilloso y al lado de este, algo nerviosa pero también alegre, estaba
Allyson, su secretaria. Ella por lo que podía observar se había esmerado en
cambiar su peinado, y tenía un vestido verde oscuro que la favorecía
enormemente.

—Encantadora como siempre, Camila—la halago Noah saludándola.


—Gracias—observando hacia el frente y posando para las fotos
—Usted se ve muy bien señorita Cabello—se atrevió a decir Allyson. Ella
obviamente no era la primera vez que asistía a un evento importante como ese
con su jefa, pero o quitaba que se sintiera rara al estar al lado de tan imponente
mujer, cuando en la mañana ella le había ordenado que asistiera con ella no lo
pensó dos veces, una era porque no quería desobedecer a su jefa y otra era
porque quería simplemente saber un poco más acerca del gran mundo de la
moda. Y que mejor oportunidad que esa.
—Vayamos adentro—propuso Camila ya cansada de sonreír tan fingidamente.
Una vez adentro el ambiente cambiaba por completo, las luces estaban algo
tenues y se veía bastante privado todo, pero la pasarela estaba completamente
iluminada llamando la atención a primera vista.
—Camila Cabello—dijo un rubio aproximándose a ella—es un grato honor contar
con su presencia en esta importante noche, nosotros ya le hemos reservado el
lugar con anticipación—anuncio alegre— por favor, acompáñeme.
—Por supuesto—contesto— pero ellos vienen conmigo—dijo acordándose
repentinamente de Noah y su secretaria.
—Estábamos informados—la tranquilizo el— también hay lugares para ellos, por
aquí—dijo dejándola pasar.
Ella no podía evitar sentirse una celebridad y tampoco negaba que eso le
desagradaba. La colocaron a ella y a sus acompañantes en un lugar muy cercano
a la pasarela, donde solamente la parte importante tenía el placer de estar. LE
habían ofrecido todo tipo de bebidas o bocadillos y ella siempre declinada diciendo
que así se sentía bien.
De repente cuando las luces se apagaron y los gritos se hicieron escuchar, supo
que el desfile dio su comienzo.

Estuvo atenta evaluando muy minuciosamente cada modelo que pasaba y la ropa
que vestían. Como siempre, el gran Nikolay Kozlov no la decepcionaba.
Su estilo era renovador, rebelde, atrevido y revolucionario y eso era todo lo que
encajaría con su revista.
Aunque miro atenta el desfilo, eso no quitaba en el de que estuviera alerta con lo
que sucedía alrededor. Busco con la mirada en todas las direcciones, negándose
a sí misma que buscaba una presencia en particular. Visualizo a otros dueños de
revistas, otros diseñadores, modelos, en fin, demasiada gente importante y
famosa. Pero no había encontrado algo que buscaba discretamente.
Cuando había pasado casi menos de media hora, el desfile ya estaba terminando.
Ella se levanto en cuanto el show de cierre comenzó y supo que tenía que actuar
rápido. Allyson y Noah se la habían pasado detrás de ella callados, pero buscando
al igual que su jefa, el objetivo principal.
Camila sentía que a medida que pasaba el tiempo, las oportunidades se alejaban
de ella. Así que sintiéndose desesperada ya, encontró al mismo rubio que la había
posicionado en su lugar cuando había entrado.
—Disculpa—dijo tocando su hombro, el volteo sonriente— ¿sabes dónde está
Nikolay?
—Oh querida—dijo el lamentándose tocando con una mueca de dolor su pecho—
él se ha ido derecho a la fiesta para festejar se éxito, esta es la dirección—dándole
un papel—deberías apresurarte—guiñándole un ojo.
—Gracias—dijo tomando el papel e ir derecho a donde estaba Noah e Allyson
esperándola atentos.
—¿Qué sucedió?—pregunto Noah.
—Ya se ha ido—dijo mirando el papel—perdimos demasiado tiempo buscándolo y
el ya festejando antes de tiempo—algo enojada.
—¿Y qué haremos ahora?
—Aunque no sea de mi agrado tendré que ir a la fiesta y hablar con él—contesto
— no puedo dejar pasar esto. Ustedes pueden venir conmigo o irse, ya no los
necesitare.
—Yo te acompaño—se adelanto Noah— de todas maneras no tengo nada que
hacer—dijo. Ambos fijaron la mirada en Allyson quine se había mantenido algo
alejada de la discusión.
—Yo… supongo que tampoco me importaría ir—dijo tímidamente— sería la
primera vez que iría a una fiesta así.
—Bien—contesto Camila dándose la vuelta—quizás nos veremos allá—
marchándose.
—¿Tienes transporte?—le pregunto Noah. Allyson negó con la cabeza—está bien,
no importa—tomándola del brazo— ven conmigo—dijo guiándola.
El chofer la llevo a la dirección indicada. Era una gran mansión donde se podían
ver varias luces y la música escandalosa ya se podía oír.

Camila bajo del auto y vio a varias personas al igual que ella dirigiéndose al lugar.
Ni Noah ni Allyson estaban en la puerta esperándola, así que supuso que con el
tráfico, ellos todavía no habían llegado. Pero eso no importaba en esos momentos,
así caminando con seguridad se adentro a la gran mansión, topándose con una
gran cantidad de personas por el camino.
La música estaba algo fuerte, así que para que ella escuchara alguien tendría que
gritar. Todos se paseaban con bebidas en mano o estaban apoyados sobre las
paredes, algunos se amontonaban en grupos debatiendo quizás cosas sin sentido
gracias al alcohol que ingerían.

Busco y busco, pero no encontró. Ya cansada decidió pedir una bebida y relajarse,
en esos momentos la esperanza era lo último que quería perder.
Cuando pidió un segundo trago y lo bebió esta vez con más lentitud, decidió dar
un paseo, quizás no queriendo buscar encontraría. Todavía no había rastros de su
secretaria ni de Noah, si ellos ya habían llegado, lo más seguro era que no
coincidían por la gran magnitud de la mansión.

Cuando Camila finalmente decidió poner un descanso a sus pies, la luz se ilumino
frente a ella. A unos cuantos metros de distancia, visualizo a Nikolay riendo
rodeado de personas, ella ágilmente con la bebida en mano comenzó a caminar
en su dirección, parando abruptamente cuando vio a una rubia que no era para
nada de su agrado.
—Si vas para lo que pienso pierdes tu tiempo—dijo una voz conocida y fastidiosa
detrás de ella— no sé que le habrá prometido, pero el ya ha firmado con ella—
señalándola.
—¿Y tu como lo sabes?—pregunto mirándola. Lauren estaba al igual que ella con
un vaso en su mano, y estaba ligeramente recostada en la pared de aquel pasillo
amplio.
—Porque he ido hacia él con las mismas intenciones que tu—dijo mirando en su
dirección y bebiendo— pero me dio una clara declaración de que no declinaría—
mirándola— y como te dije antes, no sé que le ofreció para que este ni siquiera
piense en otra oferta.
—Es una ofrecida ¿Qué más?—dijo Camila con rabia. Y por alguna extraña razón,
ella creía en las palabras de Lauren, no dudaría que fuera cierto. Pero eso no
quitaba el hecho de que de todas formas averiguaría por sí misma. Suspirando
cansadamente observo a la ronda clavando especialmente su mirada en la rubia
que ahora reía.

Milenka Serkin. Digna rival de las dos. Si Camila y Lauren estaban continuamente
peleando por obtener siempre el primer lugar, obviamente después de ella
también seguían otras revistas. Y el tercer puesto, que lo sabe mantener muy
bien, era para aquella mujer que se había llevado el premio mayor esa noche.
Camila la detestaba profundamente, si se encontraban personalmente en eventos
como este, solamente eran saludos y sonrisas fingidas. La hipocresía estaba a flor
de piel cuando estaban cara a cara.

Ella le había dejado en claro varias veces que buscaba derrocarla de su puesto,
pero obviamente Camila siendo tan conocida y respetada, aquello no era tarea
sencilla, pero la rubia mujer estaba empecinaba que algún día lograría eso. Y ella
haría todo lo posible para evitar eso a toda costa.
Ella giro su rostro encontrando a Lauren mirándola fijamente, aunque no lo
admitiría, ella agradecía en estos casos ser la amante de Lauren Jauregui. Eso al
menos la dejaba tranquila de que no haría nada en su contra, la favorecía por
completo. Al menos ahora podían ser dos contra una, y Milenka no tendría ni
siquiera oportunidad de quitarles el trono a alguna de las dos.

—¿Qué tanto piensas?—pregunto Lauren moviéndose a su lado. Mirando en la


misma dirección donde Camila mantenía fija su vista—¿algún plan maquiavélico
en mente?— bebiendo
—Sí, pero no te lo voy a decir—cambiando el peso de un pie a otro— por cierto
¿Por qué apareces así tan repentinamente?—pregunto quitándole el vaso y
bebiendo de él.
—Hace rato que estoy aquí—informo Lauren poniéndose detrás de ella— te
estuve viendo durante todo el desfile, pero cuando supe que Nikolay había
escapado a esta fiesta me vine rápidamente.
—¿Y por qué no te he visto?—quiso saber mirándola sobre su hombro. Lauren
sonrió por su repentino interés.
—Porque no estuve junto a la pasarela como muchos, siempre encuentro un lugar
mejor—dijo tocando su hombro— es por eso que podría verte a ti y no tu a mí.
—Ya veo—dijo apartándose de su toque. Aquí no era como ese lugar a la que la
había llevado casi a fuera de la ciudad, cualquier las reconocería al instante y la
situación sería bastante incómoda y prometedora su dejaba que Lauren hiciera
nuevamente lo que quisiera— Comportante—advirtió alejándose.
—¿Te molesta?
—Si—contesto—y también me incomoda—dijo mirando hacia todos lados.
—Ven conmigo entonces—dijo agarrándola de la mano— de todas maneras ya no
hay mucho que hacer—menciono mirando en dirección a Nikolay y demás
compañía. Camila estaba a punto de replicar que la soltara ya que no quería estar
así con ella, cuando Lauren se detuvo frente a ella, logrando que impactara contra
su espalda.
—¡Pero qué maravilla encontrarlas a las dos!—dijo John Clark al verlas— como
siempre las amigas muy unidas—dijo mirando sus manos juntas, Camila
aprovecho este momento para quitar su mano— ¿intentando probar suerte?—
pregunto.
—Algo así, pero ya se nos han adelantado—dijo Lauren señalando con la cabeza
al diseñador. John siguió su mirada y entendió perfectamente asintiendo con la
cabeza.
—Es una verdadera lástima—dijo negando con la cabeza— pero aquí entre nos, si
me lo preguntan a mi—dijo acercándose a las dos— ustedes podrían hacer revivir
mejor el potencial, esa mujer solamente se deja llevar por la codicia y
reconocimiento.
—Total razón—intervino Camila con rabia— ella ni siquiera sabrá que hacer—
segura de sí misma. Lauren la observo sonriendo— espero sepan disculparme,
pero viendo que no hago ya aquí más que perder el tiempo, me retirare—dijo
avanzando.
—Espera —dijo Lauren reteniéndola suavemente del brazo. Camila se giro
dándole una mirada de que nada de escenas frente a alguien más, John miraba
atentamente todo—¿Ya te irás?—quiso retenerla— si no hace mucho que estas
aquí— Camila quería marcharse en cuanto antes, Lauren seguramente intentaría
algo y ella no estaba segura de que manera iba a reaccionar. Aun estaba un poco
resentida por lo que le había hecho.
—Lauren tiene razón Camila—dijo John— ¿Por qué ya no te quedas y te
diviertes? La fiesta se ve muy animada.
—¿Alguien dijo diversión?— pregunto Frédéric apareciendo detrás de su socio
John. Lauren lo miro de una no muy amigable manera, recordó rápidamente esa
vez que él había invitado a bailar a Camila y como esta no se había negado—es
un grato honor volver a coincidir con tan bellas damas— avanzo hacia ella, Lauren
percibió el brillo malicioso con el que miraba a Camila—espero que esta vez
podamos compartir más que unas simples piezas de baile—dijo besando su mano.
Ni a Lauren ni a Camila le hacía gracia aquello, mas a la morena
—Me temo que eso no podrá ser—dijo juntándose más a la castaña— mi buena
amiga aquí me prometió algunas piezas de baile y no pienso permitir que se vaya
sin antes hacerla cumplir— menciono con decisión, sin quitar su fulminante
mirada. Camila la miro sorprendida por aquel ataque de posesión, no supo
exactamente de qué manera sentirse.
—Yo no tengo problemas en esperar paciente—dijo sonriéndole, lo que sería para
él una sonrisa sensual. Camila no sintió más que repugnancia por aquella
seguridad y descargo.
—Mucha suerte con eso—contesto. Después dirigió su mirada a John— espero
poder verte nuevamente John, si me disculpas…
—No hay problema—comento sonriendo despreocupadamente—vayan a
divertirse.
—Con permiso—dijo Lauren tomando a Camila del brazo y alejándola de ahí. La
castaña se dejo guiar escaleras arriba callada, cuando vio que ya nadie las podía
observar o escuchar se soltó de su agarre
—¿Quién te crees que eres?—grito alejándose— ¡tú no decides por mi! ¡Y mucho
menos voy a permitir que vuelvas a hacerlo! ¡No soy de tu propiedad!
—¡No, pero estas conmigo!—contesto— el te miraba con deseo en los ojos ¡y no
voy a permitir eso!
—¡En todo caso es mi problema!—dijo acercándose— escúchame una cosa
Lauren, ¡yo no soy de tu propiedad! ¡Grávate eso! Y con quien estoy o dejo de
estar son mis asuntos.
—¡De ninguna manera!—dijo tomándola del brazo— y te voy a demostrar que tan
de mi propiedad eres—dijo jalándola a la puerta más próxima. Camila abrió los
ojos grandes por la sorpresa.

Noah e Allyson se la pasaron buscando incasablemente a su jefa y nada aun.


Habían tenido la oportunidad de hablar con Nikolay y grande había sido la
decepción al enterarse que el ya había aceptado otra oferta. Habían preguntado a
una que otra persona si habían visto a Camila y todos afirmaban, la pregunta era
¿Dónde estaba entonces? Siguieron recorriendo la mansión pero no había ni
rastros de ella.

—Quizás se marcho—dijo Noah finalmente— no dudo que hablo con Nikolay y él


le haya dicho lo mismo que a nosotros—dijo— ella seguramente se dijo que no
tendría nada más que hacer aquí y se fue.
—Es lo más seguro—respondió Allyson mirando maravillada todo a su alrededor.
—¿Te quieres ir?—pregunto.
—En realidad no—respondió con algo de seguridad. Noah sonrió, era
comprensible que aquello le estuviera gustando
—Vayamos a tomar algo—propuso tomándola de la cintura. Justo fueron hacia la
barra y el pidió una bebida para los dos.

Anna estaba buscando por todos lados alguien conocido al menos con quien
hablar. Le había perdido el rastro por completo a Lauren cuando le había dicho
que se adelantaría a la fiesta, y el muy “caballeroso” de Edward la había dejado
sola parada cuando una mujer se le había acercado para bailar. Ella estaba
completamente furiosa, esperaba encontrar a Lauren para que ella le propusiera
marcharse juntas como siempre pasaba, si. Solamente tenía que seguir buscando.

Allyson ya iba por la segunda copa con Noah, nunca habían hablado más que
algunas palabras en el trabajo. Y solamente habían sido órdenes o consultas por
parte de su jefa, Noah aparentaba ser una persona amable y además de eso era
encantador. Se había mostrado muy caballero y tenía muchas conversaciones
interesantes.
—Disculpa ¿quisieras bailar?—se acerco una mujer a Noah de manera insinuante.
—Lo siento, pero estoy con ella—dijo apuntando a Allyson. La mujer asintió con la
cabeza ya para marcharse.
—No, espera—dijo deteniéndola— ve a divertirte si quieres, no hay problemas con
eso.
—¿Segura? Pero estarás sola—Allyson sonrió por su genuina preocupación
—Me daré una vuelta por ahí—contesto parándose— tu tranquilo, estaré bien.
—Está bien, pero cualquier cosa estaré por aquí—dijo antes de ser jalado por la
mujer.

Allyson sonrió y tomando su copa avanzo dando una vuelta tal cual como había
dicho. La mansión era enorme y ella estaba muy sorprendida con cada cosa que
veía. Miro a su alrededor y claramente no había nadie conocido de su círculo, no
eran más que gente importante, pero desconocidos para ella. Dio un trago a su
bebida y comenzó a avanzar hacia donde sus piernas la guiaban.

Después de dar varias vueltas en la planta baja, ella se topo con las escaleras.
Observo a algunas personas hablando sobre esta y ella tomo coraje para
comenzar a subirlas, no sabía a dónde se dirigía con exactitud. Sintiéndose un
poco mareada a causa de la bebida y por la falta de costumbre de beberla, tomo la
buena decisión de dejar su vaso sobre una pequeña mesa que vio en el pasillo del
segundo piso. Miro maravillada los caros cuadros sobre la pared, aquella era una
total belleza. Estuvo tan sumergida viendo la fila de cuadros que no noto que de
repente ya se había topado con el final de este, estaba a punto de girarse y tomar
el camino de regreso cuando escucho un pequeño gemido proveniente de una de
las puertas del pasillo.

Ella en un acto de inocencia se tapo la boca con su mano para no reír, ya que
cuando escucho un segundo sonido se dio cuenta de lo que aquello significaba.
Peleándose entre la intriga y la pequeña voz que le decía que se alejara de ahí,
ella avanzo unos pasos buscando de donde provenía aquello. No fue hasta tres
puertas más adelante que vio una entreabierta y escucho que los sonidos
provenían de ahí. Dio un vistazo hacia atrás y no vio absolutamente a nadie en el
pasillo, así que con todo el silencio con el que se disponía a caminar, miro hacia el
interior de la habitación hasta donde la puerta abierta se lo permitiera. Y aquella si
fue una total sorpresa.

El vestido, la larga cabellera castaña y su voz, puso en total alerta a Allyson. Esa
no era nada más y nada menos que su jefa. Besándose apasionadamente con
alguien más. Ella creía que esa mujer estaba permanentemente sola, y que
equivocada estaba. Cuando la otra figura frente a ella se movió, los ojos de
Allyson crecieron enormemente, su jefa estaba besándose con otra mujer. Y no
cualquier mujer, sino que con Lauren Jauregui, su mortal rival. Allyson
rápidamente viajo hace varias semanas atrás cuando se jefa le había mencionado
algo que hasta ahora tenía sentido “yo estoy dispuesta a hacer lo que sea con tal
de que todo marche bien” era lo que le había dicho, ella nuevamente volvió a
tomar su boca con su mano, intentando reprimir su voz de sorpresa.
Aquello era totalmente increíble, se suponía que la odiaba, se le notaba, ella se la
pasaba hablando mal y recordó perfectamente el día que ella había leído las
noticias acerca de su supuesta amistad. Allyson sabia que nada de aquello era
cierto pero ¿ahora? Nada tenía sentido.

Volvió su vista el frente y escucho a su jefa suspirar cuando Lauren la empujo


sobre un estante de libros y abusaba de su cuello, a la vez que tenía ambas
manos en sus pechos. La escena era totalmente inadmisible para su cabeza.
Camila la tomaba de su cabeza acercándola aun mas, Allyson estaba a una
distancia en la que podía escuchar perfectamente sus respiraciones agitadas.
Observo a Lauren bajar una mano y perderlas debajo del vestido de su jefa, más
específicamente entre sus piernas.

—Oh… si—la escucho gemir. A pesar de la penumbra en la habitación, se veían


claramente los movimientos de sus manos, siendo tapadas por el vestido. Allyson
ahora tenía una clara idea de la clase relación que mantenían aquellas dos.
Solamente se preguntaba porque querían aparentar que se odiaban, que no
tenían nada que ver una con la otras más que la competencia de sus revistas,
cuando era claro que había mucho mas.
—Ven conmigo a casa Camila—escucho decir a Lauren antes de besar sus labios
—ven conmigo—repitió mirándola. Ella observo a su jefa mirarla con confusión,
como teniendo una lucha interna entre aceptar o negarse. Lauren volvió a mover
sus manos y la castaña se mordió los labios, con los ojos claramente brillantes por
el deseo.
—Si—murmuro antes de tomarla por sus cabellos y besarla vorazmente. Allyson
decidió que ya había sido demasiada información para ella, así que se retiro de
ahí antes de que fuera atrapada viendo algo que jamás debió haber visto.
Teniendo tanas preguntas como sorpresa.
Camila y Lauren habían salido rápidamente escabulléndose de todos hacia afuera,
sin ser conscientes de que si lo hubieran deicidio antes, tal vez hubieran visto a
una consternada Allyson aun en el pasillo.
Estaban a pocos pasos de aproximarse a su auto cuando una voz las detuvo.
—¡Lauren!—grito un hombre corriendo hacia ella—que bien que te encuentro al
fina Lauren, quisiera hablar unas cosas contigo.
—Mierda—murmuro Lauren por lo bajo— allí esta mi auto—señalándolo— toma
esto y espérame en el ¿está bien? Me desharé de él rápidamente—Camila tomo
las llaves y se fue caminando rápidamente hacia el auto antes de que cualquiera
la vea.
Anna decidió rendirse finalmente, quizás Lauren hacía rato ya se había marchado.
Caminando de forma desganada salía hacia el exterior de la mansión,
encontrando a varias personas también.
Estaba avanzando hacia donde había estacionado su auto cuando visualizo a la
morena despedirse de un hombre, ella apresuro el paso cuando la vio subirse
rápidamente a su auto y arrancar de igual manera.
—¡Lauren!—grito inútilmente. Pero la morena ya se había marchado demasiado
lejos como para escucharla. Anna supuso que quizás se iba a ir a su casa, así que
montándose en su auto salió rechinando las llantas. Decidió tomar un conocido
atajo y darle una sorpresa a la morena.

Y efectivamente cuando se introdujo en el estacionamiento de su edificio, vio que


ella aun no llegaba, ya que conocía perfectamente el lugar en el que estacionaba
siempre. Decidió esperar aun adentro del auto, así cuando estuviera cerca le daría
la sorpresa. La entrada se ilumino con las luces del que efectivamente era su auto,
la morena estaciono rápidamente y justo cuando Anna estaba por abrir la puerta
noto algo. La morena no estaba sola.

Ella espero dentro del auto y observo a una desconocida mujer a la que todavía no
le veía el rostro por la oscuridad, pero si vio perfectamente cuando la morena la
había empujado contra el auto y la besaba. El pulso de Anna se acelero con esta
imagen.
Las dos cortaron el beso tan abruptamente como había comenzado, así que
tomadas de la mano se dirigían a los ascensores. Anna espero el momento en el
que pasaron demasiado cerca de su auto sin notar su presencia. Pero la sorpresa
se la había llevado ella cuando vio quien era la acompañante de Lauren. Entonces
con la respiración acelerada ella dijo lentamente.

—No… puede…ser…

pei_17

Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 13/08/2015

Volver arriba Ir abajo

ENEMIGAS Y ALGO MÁS Empty Re: ENEMIGAS Y ALGO MÁS


Mensaje por pei_17 el Sáb Ago 15, 2015 8:44 pm

XXV
MALOS PASOS.

Cada regla que tenia la estas rompiendo.


Su respiración estaba agitada, su pecho se contraía en un intento de retener el
mayor aire posible. Sus ojos no podían engañarla ¿eso era cierto? ¿Lo que
acababa de ver había pasado realmente? Se suponía que ni siquiera se hablaban,
y si podían evitarlo, tampoco mirarse. Lauren siempre se había mostrado
indiferente en su presencia, ella misma la había visto hacer eso demasiadas
veces, pero ¿ahora? ¿Era todo simplemente una actuación?
Las preguntas venían a su cabeza como tropel, todo este tiempo había sido
engañada. Ahora la pregunta era ¿desde cuándo? ¿Desde cuándo Lauren
Jauregui estaba con Camila Cabello? La mujer fría, la sin piedad, la que tenía esa
fama tan ruin de la que pocos tenían conocimiento. En el trabajo tenia tantos
apodos y se gastaban tantas bromas que Anna estaba segura que hasta llegaba a
odios de Lauren ¿por eso siempre ignoraba todo?
Estaba sorprendida, confundida y enojada. Apretó con fuerzas el volante
imaginando lo que estaría pasando en el penthouse de Lauren. Ella ni siquiera
había tenido el honor de pasar una noche ahí, siempre le insistía a Lauren con
indirectas de quedarse, pero la morena siempre buscaba una excusa para lograr
que se marchara, o se la pasaban en su casa o Lauren la llevaba a algún lugar
donde nadie diría que las habían visto. Siempre ocultándola.

Ella no podía creer que Camila Cabello este con Lauren en esos momentos,
estaba todo tan descontrolado en su cabeza que no le encontraba sentido a nada.
¿No se suponía que le caía mal? Aunque Lauren nunca había soltado algún mal
comentario acerca de la castaña, ella no dejaba de ser su competencia. Muchas
veces había encontrado a Camila mirarla de mala manera, Lauren se mostraba
como si su presencia no estuviera ahí, pero la castaña siempre había dejado ver
su disgusto ¿Cómo había hecho Lauren? Quizás esas dos se traían algo, no podía
encontrarle otro sentido. ¿Eran amantes desde hace mucho tiempo? Si era así,
eran unas excelentes actrices, nunca se lo habría imaginado.
Anna aun con la rabia decidió tomar una decisión lo antes posible, encendió el
auto y decidió marchase de ahí. Aunque las ganas de ir hasta su puerta e
interrumpir lo que sabía que estaba haciendo aquellas dos fuera más fuerte, sabía
que le convenía mantenerse aun al margen con esa información que sabía. Por
más que la envenenara saber que Lauren estaba con otra, ella tenía que actuar
con cautela. Ya vería que haría después, pero de lo que si estaba segura es que
haría todo lo posible por tener a Lauren solo para ella, no importaba hasta donde
tuviera que llegar.
Arranco el auto y salió rápidamente de ese estacionamiento, con la mente
encaprichada en su próximo plan.
Camila apenas había alzando a cerrar la puerta que Lauren ya la tenía
presionándola contra esta. No había invitaciones por cortesía de alguna bebida ni
el ofrecimiento de ponerse cómoda. Solamente estaba la sensación de un cuerpo
caliente apretándose contra el suyo y una boca suave y húmeda que le quitaba el
aire y la noción de la realidad.
Lauren la tomaba de las caderas acercándola más a ella como queriendo ser una,
sus manos cálidas subían y bajaban por todo su contorno. Camila con los ojos
cerrados se entregaba por completo al momento, aunque luchara con todas sus
fuerzas. Ella no debería ser tan débil, no tendría que mostrarse tan dispuesta, pero
es que todo se sentía tan bien, aunque para ella fuera mal visto. Aquello era malo
a la vez que peligroso por donde se le mirara.
Mordió sus labios para reprimir su gemido cuando Lauren absorbió su cuello con
ansias. Estaba mal, aquella estaba muy mal, pero es que se sentía tan bien. La
respiración agitada de la morena llego a sus odios y no hizo más que acelerarle el
pulso. Tomo a Lauren de la espalda y la pego aun mas contra ella, siendo ahora
prisionera entre su cuerpo y la puerta. Camila volvió a besar sus labios, donde con
cada movimiento suave, disminuían sus contradicciones para darle paso al place.

Las manos de Lauren se movieron con maestría desde sus caderas a sus pechos,
y esta vez Camila no pudo reprimir su gemido de gusto. Bajo por sus hombros su
vestido para encontrar sus blancos pechos sin brasier, con la mirada maravillada
ante el paisaje su boca no resistió un segundo más y fue a parar directo a donde
la carne vibrara por su toque. Camila tiro de sus bellos negros acercándola para
que no se detuviera, ya no había marcha atrás.
Lauren se entretuvo un buen rato consintiendo un pecho para después pasar a
otro, dejándolos algo rojos y brillantes, estando completamente erectos sus
dientes participaban también de forma suave.
Y cada bocanada de aire que se respiraba estaba caliente, sus pulmones le
quemaban y su corazón acelerada bombeaba fuerte la sangre por sus venas. Sin
más preámbulos, la morena comenzó a levantar su vestido hasta ponerlo arriba de
sus caderas, deslizando posteriormente la ropa interior de la castaña de manera
tan lenta que hacia sufrir a las dos. Lauren ya podía oler claramente su deseo,
Camila estaba como siempre, totalmente dispuesta.
Cuando esta había levantado una pierna y después la otra, se encontró
semidesnuda frente a los feroces ojos azules que la miraban con hambre.
Camila contuvo el aliento durante todo el momento pausando en el que Lauren se
arrodillaba frente a ella, y sin apartar la mirada, se sumergía entre sus piernas. La
castaña murmuro algo inentendible antes de morder sus labios y observar el
techo, la lengua de Lauren se movía con destreza aliviando increíblemente el dolor
de su deseo. Por pura inercia coloco una mano sobre su cabeza alborotando aun
mas sus cabellos cortos y la otra mano libre fue a parar a un doliente pecho, a
Lauren le maravillo tanto esta imagen que introdujo su lengua en su interior,
ganando un gemido más sonoro por parte de la mujer a la que le comenzaban a
temblar involuntariamente sus piernas.

—Lauren…—soltó en un quejido. La morena conocía muy bien ese aviso, Camila


ya estaba por llegar a su límite. Cuando sintió sus largas uñas clavadas en sus
hombros, acelero sus movimientos, sintiendo a la vez las caderas de la castaña
buscar lo que tanto ansiaba. Sujeto sus piernas que no paraban de agitarse, y
espero el momento que llego con fuerzas. Camila soltó desde lo profundo de su
garganta un canto de victoria, llenando el pecho de Lauren de una extraña
sensación desconocida para ella.

Se entretuvo unos momentos más en su lugar, antes de pararse y colocarse a su


altura. Abrazo a la castaña que se arrojo a sus brazos aun con sus piernas
débiles. Lauren calmadamente la condujo hasta el sofá más cercano, donde con
delicadeza quiso recostarla, pero Camila estaba firmemente sujetada de su cuello,
ocasionando que ambas fuera a parar sobre este, una sobre la otra, mirándose y
comunicándose solamente con las miradas.
Lauren estaba a punto de volverse a parar cuando la mujer debajo de ella la
detuvo sujetándola más contra su cuerpo.

—Tú también…—fue todo lo que dijo Camila. Lauren entendió perfectamente a


que se refería a la vez que sonreía por haber interesado también en ella. Se
deshizo de su ropa interior a la vez que también subía su vestido rápidamente.
Camila la envolvió con sus piernas y el mínimo contacto las enloqueció a ambas.

El movimiento no se hizo tardío, y Lauren tomando impulso comenzó sus


movimientos acelerándolos desde el principio. Había sido tanta su excitación al
observar a Camila tocándose a sí misma, que ella no tardo demasiado en volver a
estar en el mismo estado que hace un momento. Camila esta vez participaba con
sus movimientos, logrando que las dos alcanzaran rápidamente la cúspide. Esta
vez había sido rápido, sin ningún tipo de espera.
Lauren dio su último movimiento y oculto su rostro en el cuello de la castaña
respirando su dulce fragancia.
Cuando Camila logro calmar su respiración después de un tiempo,
inconscientemente comenzó a trazar figuras en la espalda de la morena, quien se
estremeció en el acto ante esa acción tan intima. Se sentía rara, pero no
incomoda. Las pecosas manos recorrían su espalda de arriba abajo sin darse
cuenta exactamente de lo que estaba haciendo.
Cuando el rostro de Lauren se interpuso en su visión fija en la nada, ella recién
hasta ese momento tomo consciencia de lo que estaba haciendo. Deteniendo su
acción rápidamente, comenzó a removerse debajo de ella, y como aun no se
había movido de la posición en la que estaban, fue inevitable escuchar el pequeño
gemido que escapo de la boca de la otra ante eso.
Y era hora de que el arrepentimiento llegara. O eso pensaba ella.

—Debo irme—dijo Camila parándose. Lauren se había retirado de encima suya y


la observaba acomodarse su vestido prolijamente, quien a su vez hacia lo mismo.
—Es tarde Camila—respondió Lauren mirando su reloj— ¿Por qué no te quedas?
—Lauren no comiences de nuevo con lo mismo—dijo buscando con la mirada su
ropa interior, donde la observo tirada justo en frente de la puerta—ya hemos
aclarado esos puntos.
—Nadie te está pidiendo que duermas conmigo—respondió algo enojada—
tendrás tu propia habitación, la que compartiste con Emma si quieres. Puedo
mandar a que la preparen ahora mismo.
—No lo sé—respondió algo dudosa. Fue hasta la puerta y comenzó a ponerse su
ropa interior sin importar ser vista por Lauren, de todas maneras esta ya había
visto su cuerpo totalmente desnudo.
—¿Por qué tienes que ser tan terca?—pregunto avanzo hacia ella—no
compartirás nada conmigo, prometo comportarme—dijo acariciando sus mejillas.
Camila rápidamente comenzó a sentir un calor en su pecho, totalmente
contrariada ante la situación y lo que acababa de ocurrir aun su cuerpo no se
reponía por completo.
—Está bien—cedió finalmente. Lauren sonrió y se acerco a ella para besarla, pero
no de manera lujuriosa como hace instantes, sino que lentamente acariciando sus
labios con los suyos— pera nada de juegos Jauregui—advirtió cuando las dos se
había separado del beso.
—Entendido—asintió esta. Sujeto su mano y ambas fueron al siguiente piso,
donde Lauren como había prometido hizo que prepararan su habitación. Cuando
todo ya estuvo listo, la morena nuevamente se había acercado a ella para volver a
besarla, le deseo buenas noches y se retiro. Dejando a una Camila
completamente confundida y vencida, ya que esos no iba con sus planes.
Observo fijamente la puerta cerrada por la que había pasado Lauren y se sentó la
gran cama bufando. Intentando asimilar que una vez mas estaba durmiendo bajo
el mismo techo, pero al menos no en la misma cama.
Cuando la mañana finalmente había llegado, ella se sintió agradecida de que
Lauren no volviera a despertarla como aquella vez. Ya que analizando las cosas,
no sabría de qué manera volvería actuar. Se levanto rápidamente y observo que
aun era temprano, así que se tomo su tiempo en el baño para parecer algo
decente, pero era una ducha lo que realmente necesitaba. Su piel olía al perfume
de Lauren y eso no hacía más que volver a remontar los recuerdos de la noche
anterior.
Cuando finalmente estuvo lista y bajo al primer piso, observo a una Lauren
tarareando una canción en la cocina. Se la veía de un buen humor y en cuanto
reparo en su presencia le brindo una sonrisa tan sincera que ella estuvo a punto
de responderla.
—Buenos días, Camila—la saludo alegre— justo estaba esperándote para
desayunar. Espero que hayas pasado una buena noche—dijo en un tono un tanto
pícaro.
—Algo así— respondió observando la larga mesa— ¿estabas esperándome en
serio?—pregunto enarcando una ceja. Lauren hasta parecía alegre de verla, y
Camila comenzó a reprocharse interiormente cuando pensó que quizás sea a su
presencia, eran pensamientos demasiados estúpidos según su parecer.
—Por supuesto que sí—respondió entrelazando sus brazos. La guio hasta la mesa
y saco una silla para que se sentara, ella estaba completamente muda ante sus
atenciones.
—Eso es todo, si necesitamos algo mas te lo hare saber—escucho decir a Lauren
dirigiéndose a la cocinera. La mujer asintió educadamente y se perdió diciendo
que tenía otras cosas que hacer pero estaría atenta.
Camila observo la gran variedad de comida y medito que aquello era realmente
exagerado solamente para ellas dos. Lauren tomo asiento frente a ella sin perder
la sonrisa. Y aunque ella ni siquiera quería pensar en eso, por primera vez, estaba
a gusto con su presencia. La morena se mostraba muy cortés y al menos hasta el
momento no había lazando ningún comentario molesto que le hiciera cambiar su
humor por completo.
Camila comió a gusto su desayuno en casa de Lauren Jauregui, quien parecía
encontrarse de la misma manera.
—¿Iras a la fiesta de Pier?— pregunto de repente Lauren cambiando de tema
drásticamente.
—Obvio que si—respondió bebiendo café. Las famosas fiestas de Pier no eran
más que una celebración en la que se invitaba a toda aquella persona que tuviera
algo que ver con la moda. Se hacían una vez al año y siempre se entregaba un
premio a las dueñas de revista con el fin de tener algún reconocimiento, al
principio no le habían tomado demasiada importancia. Pero con el tiempo se fue
invitando cada vez más gente y al hacerse reconocida tal fiesta, los medios
comenzaron a prestarle más atención y ahora era un evento bastante importante
del que no se debería perder la oportunidad de asistir.
—No me esperaba menos—mirándola—creo que fue una pregunta bastante tonta
—termino riendo un poco. Camila asintió con la cabeza y se dio por satisfecha
ante su desayuno.
—Yo tengo que ducharme y prepararme para esta noche—dijo parándose— el
desayuno a esta bien—dijo por cortesía.
—¿Necesitas que te lleve?—se ofreció Lauren parándose también.
—No, ya he llamado a mi chofer y supongo que ya debe estar esperándome
afuera—mirando la hora.
—Te acompaño entonces—respondió Lauren. Cuando ambas estaban llegando a
la puerta Camila puso una mano en su pecho deteniéndola antes de que salga.
—No es necesario que me acompañes hasta afuera—dijo. Lauren la miro
sorprendida durante unos segundos antes de comprender, quizás Camila se
sentiría un poco incomoda saliendo de su penthouse temprano en la mañana con
ella acompañándola. Lauren era algo discreta con sus salidas, pero eso no quitaba
el hecho de que varios en el edificio conocían su secreto.
—Entiendo—respondió tranquilamente. Camila dio un paso hacia adelante
insegura y después se detuvo. Lauren termino por acortar la distancia y
rápidamente se apodero de sus labios aplastándola contra la puerta tal cual como
la noche anterior. Se dieron un gran beso de despedida que las dejo a las dos
agitadas mirándose a los ojos mutuamente durante unos cortos segundos.
—Adiós Lauren—dijo Camila abriendo la puerta y marchándose.

******

Cuando finalmente la noche había caído, ella ya se encontraba lista. Había


llamando a Allyson con tiempo para avisarle que en esta ocasión también tenía
que acompañarla, ya que la iba a necesitar. La joven rubia se había mostrado
dispuesta pero Camila había percibido cierto tono de nerviosismo al hablar con
ella, más de lo habitual. Pero no le tomo demasiada importancia, le dio algunas
órdenes por teléfono y también le informo que pasaría a recogerla para ir juntas.
Esta se mostro muy servicial y al colgar se pregunto nuevamente que pasaría con
su inadaptada secretaria que se comportaba de aquella manera.

Una vez que espero a la hora correcta, ella le ordeno a su chofer llevarla primero a
la dirección que le había dado Allyson. Introduciéndola en una zona donde el nivel
económico no se veía bajo pero tampoco tan alto. Al parecer su secretaria no vivía
tan mal después de todo. Fue el mismo hombre quien se había bajado y había
golpeado la puerta de su casa, la observo salir pocos segundos después con su
habitual timidez de siempre. El chofer le había abierto la puerta dejándola sin
ninguna escapatoria de sentarse en otro lugar que no fuera al lado de su jefa.
Camila estaba ocupando mas lugar de su lado que el correspondiente, pero
claramente se veía que no tenía intenciones de moverse, así que la rubia con los
nervios aumentando de nivel tuvo que prácticamente encogerse para no entrar en
un incomodo contacto con su jefa. Mas ahora que sabía de su secreto no tan
secreto para ella.

—Bu—buenas noches señorita Cabello—saludo con un hilo de voz.


—Buenas noches Allyson—le respondió mirando unos papeles que tenía en su
regazo. La miro fugazmente y vio que esta portaba su libreta tal y cual se lo había
ordenado— supongo que te debes preguntar porque te hice traer la agenda
¿cierto?
—Bueno, supongo que para anotaciones importantes ¿no?—respondió
ingenuamente. Camila casi ríe en su cara por su comportamiento. Parecía que no
quería mirarla a los ojos, y hasta podría jurar que se encontraba aun más nerviosa
que cuando había hablado por teléfono con ella.
—Por supuesto que sí—respondió guardando las carpetas y quitándose los lentes
— habrá muchas personas que serán de mi interés y no quiero perder algún
beneficio que pueda obtener la revista, quizás organizándome alguna cita con
alguien que valga la pena quizás consiga algo.
—¿Cita?—pregunto sorprendida. Automáticamente a su mente vino la noche
anterior en la que había visto el espectáculo de su jefa, no supo explicarse
claramente porque la imagen de Lauren Jauregui se aclaro en sus pensamientos
cuando la escucho decir eso. Quizás no iba a ser de su agrado. Pero pensando y
analizando, ella no sabía qué clase de relación tenían, pero a lo mejor no era nada
serio o esa noche lo que vio sucedió por primera y única vez. O quizás no. Ese
pensamiento era demasiado tonto. Ellas se tocaban con demasiada familiaridad,
probablemente si mantenían una relación a espaldas del mundo. Que hasta el
momento no era sabida por nadie más que por ella.
—Sí, ¿algún problema con eso?—pregunto sacándola de su análisis. Allyson
rápidamente la miro algo asustada por el repentino cambio de ficción a realidad.
Ella por supuesta que no iba a decir nada, no tenía a quien. Pero lo que realmente
temía era perder su trabajo si su jefa describía que ella las había estado espiando
en aquella casa.
—Ninguno—negando rápidamente con la cabeza. Camila asintió, pero no descarto
la idea de que estaba aun más rara de lo normal—llegamos—anuncio mirando por
la ventana.
El chofer rápidamente fue a abrirles la puerta y la joven rubia se topo con una
enorme carpa de la que se podía apreciar el lujo desde afuera. Observaba a las
personas entrar y luego miro su vestimenta, agradecida de haber puesto el mejor
vestido que tenía para al menos aparentar estar a la altura.
—Allí esta Noah esperándonos—dijo Camila apuntando hacia la entrada con un
movimiento de cabeza. Allyson miro en su dirección y en su rostro
automáticamente se dibujo una sonrisa, al menos la incomodad y la intimidación
que la provocaba aquella mujer ahora no sería tanta al estar en compañía de
alguien más.
—Hermosas damas—saludo Noah educadamente a las dos. Donde Allyson
observo prestarle atención especial al vestido de su jefa, el llevaba un traje azul
oscuro un tanto ajustado a su cuerpo e Allyson no quería hacer suposiciones
raras. Ya demasiado tenía con el secreto guardado de su jefa.
—Entremos—ordeno Camila sin mirar atrás. Ambos tomaron sus respectivos
lugares detrás de ella siguiéndola sin hacer preguntas. Habían alcanzado a hacer
unos cuantos pasos adentros cuando las personas detenían a la castaña mujer
para saludarla o felicitarla por algo.
—Te acostumbraras—escucho que Noah murmuro cerca de su odio. Ella lo
observo y el estaba sonriendo divertido ante su cara de desconcierto.
—Eso espero—respondió antes de observar que Camila nuevamente retomaba el
paso.
—¿Algo de beber?—le pregunto Noah.
—Ahora que me lo preguntas creo que si—respondió. Noah asintió y saco dos
copas al mozo que pasaba, dándole una a ella y quedándose con la otra—gracias
—dijo sonriéndole.
—¡Camila, querida!—se escucho el grito acercándose. La nombre voltio y observo
a la mujer mayor yendo hacia ella.
—Charlotte—dijo respondiendo a su saludo—que gusto verla.
—El gusto es todo mío, niña—dijo sonriente—que alegría encontrarte, supongo
que has venido a llevarte tu el premio esta noche.
—Eso veremos—respondió sonriendo. La seguridad con que la mujer había dicho
eso había inflado un poco su ego—¿Joffrey no ha venido?—buscándolo con la
mirada.
—Oh por supuesto que sí, yo lo he obligado—dijo riendo por eso— pero se ha
encontrado con unos amigos y ya sabes cómo es, le gusta tanto hablar que pierde
la noción de todo a su alrededor.
—Ya lo creo—dijo asintiendo.
—¿Y tu amiga?—pregunto Charlotte mirando sobre su hombro, encontrando
solamente a Noah y a Allyson hablando rápidamente. La alarma sonó en el
cerebro de Camila procesando, suponiendo que claramente se refería a Lauren
ella intento mostrarse calmada— ¿no ha venido contigo?
—No, cada una por su parte—fue todo lo que dijo. Charlotte asintió no hacía más
preguntas, quizás entendiendo un poco su escueta respuesta.
—Eso veo—dijo— pero aun no ha llegado, supongo que llegara hasta después—
negando con la cabeza— esa niña parecer que nunca cambiara—riendo un poco.
Camila solamente se limito a responder con la cabeza ya que no tenía otra
respuesta que darle, ella no podía decir que conocía por completo a Lauren y su
fastidiosa forma de ser. Se escucho otra voz llamando a Charlotte, esta sonrió
encantada en cuanto vio a la mujer de su edad llamándola a la distancia—
Discúlpame Camila, pero saludare a una buena amiga de la que tengo tiempo de
no ver—intento explicarse.
—No hay problema Charlotte, yo entiendo—respondió casi despreocupadamente.
—Gracias— respondió dándose la vuelta—por cierto—mirándola— luces
esplendida esta noche Camila—dijo antes de retomar su camino, le brindo una
sonrisa en señal de agradecimiento. La señora Diatlov parecía que nunca dejaba
de mostrarse encantada con ella.
—¡Por Dios!—se quejo— no entiendo como siempre haces lo mismo una y otra
vez, quisiera saber cuál es el motivo por el cual siempre te tardas demasiado.
—Siempre es una diferente Lauren, créeme— respondió guiñándole un ojo. Esta
bufo enojada y siguió caminando apresuradamente, antes de comenzar a decir las
palabras para su amigo que tanto quería retener—Oye no te enojes—dijo
alcanzándola.
—Olvídalo Edward, no quiero que se hable más al respecto—dijo mostrándole su
palma— Allí esta Anna, entremos de una vez que quiero terminar con esto en
cuanto antes.
—Bien, bien—respondió caminando a su lado. Anna se veía claramente con cara
de pocos amigos, ambos pensaron que se debía a su tardanza, mas no sabían
que había otra clase de motivos.
—Buenas noches Anna—dijo Lauren saludándola—siento la tardanza, tuvimos un
contratiempo—mirando a Edward.
—Anna—menciono este a forma de saludo.
—Hola—fue lo que respondió fríamente. Lauren noto un gran cambio, ella siempre
la tenía prácticamente encima suya a la hora de saludarla. Pero no le tomo
importancia en el momento, al menos agradecía que no lo hiciera en un lugar
donde estaba rodeada de gente que la conocía—vayamos adentro de una vez,
estoy congelándome aquí afuera—dijo volteándose y yendo hacia adentro. Lauren
y Edward se miraron el uno al otro con cara de sorprendidos ante su conducta,
pero levantando sus hombros los dos copiaron su acción y se introdujeron hacia la
gran carpa.
El lugar ya estaba bastante ocupado y Lauren supuso que si seguían asistiendo
más personas, no sabrían donde iba a caber todos. Observo el panorama a su
alrededor y vio a John Clark hablando con alguien desconocido, ya que este se
encontraba de espaldas. Rápidamente comenzó a buscar con la mirada aquel
hombre que desde un principio le había caída mal, se sintió momentáneamente
agradecida en cuanto no noto su presencia. Pero aun así tenía una extraña
sensación que la mantenía alerta, algo bueno sabía que no sucedería esa noche.
Dio un vistazo hacia atrás y ni Edward ni Anna estaban con ella, suspiro
sabiéndose completamente sola. Que descaro tenían aquellos para dejarla así
como así, decidió dar un paseo y sonrió de oreja a oreja cuando vio algo que era
de su completo agrado.

Había pasado ya un largo tiempo agobiante para ella, estaba cansada de saludar
y sonreír falsamente a todos. Cuando finalmente se había decidió por tomar
asiento y descansar un poco, una asquerosa presencia se presento frente a ella.
Camila de haber sido un gato, todos los pelos de su cuerpo se hubieran crispado.

—Parece que la nobleza finalmente nos ha deleitado con su presencia— dijo


Milenka con cinismo y burla. Sostenía una copa en su mano y la mecía mientras
que la observaba sonriendo— parece que ahora si estamos todos completos ¿no?
—Bueno, en eso tienes razón—dijo sorprendiéndola— la nobleza ya hecho
presencia—dijo señalándose a sí misma— y en cuanto con la parte plebe—dijo
mirándola de arriba abajo— la estoy viendo ahora mismo, así que si. Supongo que
estamos todos completos—dijo para sonreír casi diabólicamente.
—Pero que graciosa esta la señorita Cabello esta noche—respondió algo todavía
incomoda por su comentario— si quieres dar un espectáculo de humor, podrías
hacerlo cuando finalice la fiesta. Quizás a la salida alguien te de alguna limosna,
aunque supongo que no lo harán más que por lastima.
—Al menos ganaría algo honestamente—dijo levantando su barbilla— yo no tengo
que denigrarme a mi misma para superarme al menos—dijo dejando a Milenka
con la boca abierta— y si hablamos de lastima—dijo acercándose a ella— ya que
estas acostumbrada a recibir sobras, podrías ser tú la que se quede cuando todo
termine. Después de todo creo que este lugar necesitara una buena limpieza—
mirando alrededor— ¿o es que eres mejor para otras cosas?—pregunto con
sorna. Milenka retrocedió unos cuantos pasos ahora si intimidada, completamente
sorprendida de haber sido descubierta.
—Cuidado con esa boca de víbora que tienes Cabello—advirtió— porque yo
también podría hablar—dijo tartamudeando.
—Por favor, Milenka ¿Qué podrías decir tu de mi? ¿Lo obvio? ¿Qué soy mejor
que tu, que jamás me superaras y siempre estarás bajo mi sombra?—riendo—
piensa muy bien que dirás antes de abrir la boca—mirándola seriamente—es un
consejo que te doy. Tómalo como de alguien a quien admiras e intentas copiar
inútilmente.
—Pronto Cabello—dijo marchándose—pronto darás un paso en falso y yo estaré
ahí para hundirte.
—Aquí estaré esperando entonces—dijo cruzándose de brazos y guiñándole un
ojos, totalmente segura de sí misma. Milenka termino por irse rápidamente al ser
una vez más derrotada por ella.
—¡Bravo!—dijo una voz detrás de ella— no conocía esa parte tan guerrera de ti
Cabello—poniéndose frente a ella. Camila rodo los ojos cansada, dos asaltos
seguidos era demasiado ya.
—No molestes ahora Lauren—mirando hacia otra parte— no estoy para tus juegos
ahora.
—Oh Camila tu sabes que yo no juego—mirándola fijamente a los ojos— no pude
evitar escuchar la conversación y sentirme aun mas deseosa de ti—acercándose.
Camila rápidamente se alejo.
—Lauren compórtate—contesto algo nerviosa.
—¿Y si no quiero?—pregunto juguetonamente.
—No me hagas darte tu merecido a ti también—contesto. Lauren rio con ganas,
hasta que repentinamente su risa se apago cuando sus ojos se posaron en un
lugar especifico. Camila se sorprendió por su comportamiento y vio en su dirección
con curiosidad, encontrado a Frédéric a unos metros de ellas—vámonos de aquí
— dijo tomándola discretamente de su muñeca.
—¡Por Dios santo!—dijo apartando su mano— ¿podrías madurar y dejar de
comportarte así?—mirándola— ¿Qué es lo que sucede contigo?
—Sucede que no quiero tener a ese cerca—dijo apuntándolo. Frédéric aun no se
había dado cuenta de su presencia, pero si giraba las iba a encontrar a ambas a
una dirección recta—y mucho menos aguantar de la forma en la que te observa.
—Ya te lo he dicho Lauren—señalándola— no son tus asuntos y será mi problema
a quien le permito mirarme de esa manera o no.
—Como quieras—acercándose— luego no digas que no lo advertí.
—No tienes nada que advertirme—contesto— se cuidarme sola y…— se
interrumpió así misma cuando observo a Lauren alejándose ligeramente de ella
perdiéndose entre la gente— ¡Lauren!—la llamo, pero nada. La morena se había
dio sin mirar atrás— ¡Aggh!—gruño— ¡no puedo creer que se atreviera a dejarme
hablando sola!—dijo haciendo casi un berrinche. Apretó sus puños a sus costados
y le pego al piso con su zapato.
—¡Buenas noches damas y caballeros!—dijo un apuesto hombre al micrófono
llamando la atención de todos—espero que estén pasando una muy buena noche
—mirándolos— creo que ya hemos dejado pasar el tiempo estimado y es hora de
que se anuncie el premio para esta talentosa persona—sonriendo— pero antes
que nada quiero hablar un poco acerca de su esmero y la pasión con la que hace
su trabajo—anuncio.
El hombre comenzó a hacer el típico discurso elogiando, hasta el momento, a la
desconocida persona, Camila escuchaba atenta y ansiosa, olvidándose por
completo de su malestar anterior.
—¿Estas lista?—pregunto Noah apareciendo detrás de ella.
—Yo he nacido lista—contesto con convicción. Los dos junto con Allyson se
acercaron un poco más cerca del hablador hombre para seguir escuchando mejor.
El grupo estaba completamente seguro para quien seria dado su premio.
—Pero bueno, basta de parloteo—dijo el hombre abriendo un sobre negro—
supongo que todos ya sabrán de quien estoy hablando, ¿cierto?—pregunto.
Varios rostros sonrieron— el premio es para nada más y nada menos que para…
—leyendo— nuestra talentosa ¡Milenka Serkin!—anuncio gritando.
Los aplausos y silbidos no se hicieron esperar, la anunciada subió al escenario
sonriendo para reclamar su premio. Camila estaba con la boca abierta, al igual
que Noah e Allyson.
—¡Esto es una farsa!—dijo exhalando notoriamente. Allyson la observo casi con
temor, ya que si su jefa pudiera, ella hubiera escupido fuego con ese aire
expulsado.
—Completamente—concedió Noah en forma de apoyo. Camila por un extraño
impulso miro a un costado y lo que vio la dejo aun mas sorprendida, si no es que
mas enojada.
—No importa Lauren, supongo que todo es arreglado de todas maneras—intento
consolarla Anna.
—Es lo más seguro—respondió. Y lo siguiente que paso, sucedió tan rápido que
no le dio tiempo de detenerlo.
—Quizás para la próxima tengas más suerte cariño—dijo Anna aprovechando que
tenía la atención de alguien especial a tan solo metros, entonces se lanzo
rápidamente en brazos y de Lauren y la beso fugazmente, pero lo suficiente para
que la persona correcta observara.
—¿Pero qué…—dijo Lauren retorciendo sorprendida, observando todo a su
alrededor por si alguien había visto algo.
—Es para la suerte—contesto sonriendo. La cara de Lauren se descompuso aun
mas cuando se vio descubierta por quien menos quería.
—Como se atreve esa….—siseo Camila con furia. Allyson escucho su murmullo y
miro en su misma dirección. Encontrando a Lauren en una situación bastante
comprometedora, observando ahora a su jefa estaba completamente convencida
que ellas tenían un relación. Su comportamiento hablaba por ella misma. Camila
comenzó a caminar pesadamente sin dar explicaciones a nadie hacia la salida,
Allyson vio todo preocupada ¿ahora quien soportaría su carácter? Fue todo lo que
se pregunto con miedo.
—Mierda—murmuro Lauren corriendo en su dirección. Camila ya estaba en el
exterior de la carpa—¡Camila!—grito llamándola. Pero esta ni siquiera paro,
Lauren corrió para rápido alcanzándola— ¡Camila espera!—sujetándola del brazo.
—¡Suelta!—zafándose— ¡Ni me toques! ¡Ni se te ocurra tocarme!—grito. Lauren
levanto sus manos en señal de que no lo volvería a hacer— ¡Eres una hipócrita!—
volvió a gritar— ¡¿Cómo es que haces eso en público?! ¿Es que ni vergüenza
tienes?
—Yo no hice nada Camila, fue ella quien se lanzo sin darme tiempo a nada—
intento explicarse.
—Entonces si hace eso es porque no es la primera vez ¿cierto?—mirándola— ¡No
tienes cara Lauren! ¡Sal de mi vista!
—De ninguna manera—siguiéndola— no hasta que me escuches
—¡No quiero saber de ti!—grito—¡Suéltame!
—¡Déjame explicarte!
—¡No!—grito tercamente. Camila cruzo la calle sin ni siquiera mirar, estaba tan
enojada que eso era lo último que importaba. Cuando de repente todo sucedió
demasiado rápido, ella miro a su izquierda y vio un auto ir hacia ella a una
velocidad un tanto rápida, ella se quedo petrificada donde estaba a causa del
miedo, pero por fortuna Lauren vio esto y actuó enseguida.
—¡Camila, cuidado!—grito empujándola. La castaña sintió el golpe del pavimento
a sus manos y rodillas, cuando detrás de ella escucho el terrorífico impacto de un
cuerpo que después cayó inerte el suelo. Giro su cabeza bruscamente viendo una
imagen totalmente perturbadora.
—¡Lauren!

pei_17

Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 13/08/2015

Volver arriba Ir abajo

ENEMIGAS Y ALGO MÁS Empty Re: ENEMIGAS Y ALGO MÁS


Mensaje por pei_17 el Sáb Ago 15, 2015 8:54 pm

XXVI
NUEVAS EMOCIONES.

Vives en tonos azules,


corazón frío, manos y aptitud.

Todo había pasado en cámara lenta para sus ojos. El ruido de las llantas rechinar
parecía repetirse una y otra vez dentro de su cabeza.
De pronto y como si nada, el sonido del tráfico comenzó a oírse y ella tomo
conciencia de lo que acababa de ocurrir. Camila se levanto sin importarle el dolor
en sus piernas y manos, y la realidad la golpeo brutalmente.
—¡Lauren, no!—grito avanzando hacia ella. Se arrodillo a su lado y con las manos
temblorosas busco inútilmente despertarla—Lauren abre tus ojos por favor—pidió
sumamente asustada— Lauren no es gracioso, por favor, por favor, por lo que
más quieras despierta—dijo desesperada frente a su rostro. Pero no había ni
siquiera una mínima señal de la morena.
—¡Señorita!—dijo el hombre saliendo del auto viendo la escena— Juro que no las
vi, usted paro en medio de la calle y luego ella se interpuso y…
—Ambulancia…—murmuro Camila viendo hacia la nada— ¡Llama a una
ambulancia maldita sea si no quieres terminar tras las rejas por el resto de tu vida!
—grito mirándolo furiosa— ¡Hazlo ya maldito inservible!—volvió a ordenar con
todas sus fuerzas
—Enseguida…enseguida—dijo asustado. Tomo su celular y muy obediente
comenzó a hacer lo pedido.
—Lauren…—dijo tocando delicadamente su rostro— ¿Por qué hiciste esa tontería
Lauren?—pregunto temblando— no tendrías… —menciono interrumpiéndose a sí
misma.
Los minutos posteriores fueron un total infierno para sus nervios. Las personas
comenzaron a rodear el lugar del accidente víctimas de la curiosidad.
Cuando la ambulancia finalmente había llegado, eso apenas había disminuido un
poco la preocupación de Camila, ella observo todo el momento en el que cargaban
a Lauren a una camilla y ésta todavía seguía sin enterarse de lo que sucedía a su
alrededor, esperaba que aquello no significara graves consecuencias. Los
enfermeros la colocaron cuidadosamente dentro de la ambulancia y estaban a
punto de irse cuando uno de ellos la miro parada con la vista perdida.
—Señorita, está usted herida—dijo señalándoles las rodillas de las que caían unas
gotas de sangre, Camila se observo y efectivamente lo estaba, pero
milagrosamente ella no sentía dolor en lo absoluto.
—Yo estoy bien—dijo retrocediendo— por favor, llévenla enseguida a ella al
hospital. Esta grave, la… atropellaron y…—dijo rápidamente. Las palabras se le
atoraban y ella en ese instante descubrió que tan asustada se encontraba
—Tranquilícese, usted también puede venir con nosotros en la ambulancia—
ofreció— no está en las mismas condiciones, pero de todas maneras es necesario
llevarla también—Camila asintió y decidió que eso iba a ser lo mejor. Miro una
última vez hacia atrás viendo como varias personas salían de la gran carpa y no
dudo que pronto todos se enterarían de lo sucedido, observo fulminantemente al
hombre dueño del auto como este intentaba explicarle a la policía lo sucedido y se
adentro en la ambulancia.
Habían pasado otros pocos minutos de viaje, afortunadamente el trafico los
favorecía y con ellos el buen manejo del conductor. Camila se había pasado todo
el rato mirando preocupadamente a Lauren tendida en la camilla. Enojándose a la
vez con ella misma y la morena por lo que había hecho, la culpabilidad se hacía
presente poco a poco al igual que el miedo.

Una vez que llegaron al hospital, se llevaron a Lauren por un largo pasillo
entendiéndola de urgencia, con ella solamente se habían limitado a curarle sus
manos y rodillas por el impacto de haber caído de esa manera. La habían dejado
una habitación para ella, donde, con mucho recelo, decidió acostarse, ya que
todos habían notado su estado de nerviosismo.

Cuando los efectos de los calmantes finalmente habían pasado, ella abrió los ojos
encontrando las típicas paredes blancas rodearlas. Estaba completamente sola en
la habitación y le habían costado unos cuantos segundos en encontrar la razón
por la cual estaba ahí. Con pesar en su cuerpo y sintiéndose levemente mareada,
se levanto, la preocupación nuevamente hacia aparición en ella.
Estando ya en el pasillo se dirigió rápidamente a la recepción en busca de
información, encontrando a una mujer detrás de un gran mostrado.

—Disculpe—llamando su atención— no sé exactamente hace cuanto, pero


ingresaron a Lauren Jauregui herida por un accidente, ¿tiene información de cómo
se encuentra?—pregunto nerviosa.
—¿Ha dicho Jauregui?
—Sí.
—Espere un momento—tecleando en su computadora— efectivamente, ella está
en la habitación 585, no puedo dar información de su estado, solamente el doctor
que la atendió está encargado de dar la noticia.
—¿Y cuál es su nombre?—quiso saber.
—Es el doctor Morozov, creo que esta con ella en la habitación en estos
momentos.
—Bien.
—Sí, pero si usted…—dijo levantando la mirada y viendo que comenzaba a hablar
sola. Solamente vio la larga mCamila roja perderse por el pasillo rápidamente.
Caminaba frente a las puertas viendo los números de esta y su corazón se
contraía al saber que cada vez faltaba menos, justo cuando estaba a dos puertas
de llegar, observo a un doctor salir de la puerta que el habían indicado. Acelero el
paso y se coloco frente a él.
—¿Disculpa, puedo ayudarle en algo?—pregunto el hombre.
—Vengo a ver a la señorita, Jauregui—dijo queriendo entrar.
—¿Es usted familiar a caso?—quiso saber.
—Si—mintió— si me permite…
—Bueno, pues en ese caso quiero hablarle de su condición—dijo el activando la
alarma. Camila se quedo dura en su lugar mirándolo sin facciones.
—¿Condición?—pregunto temerosa— ¿sucede algo malo con ella?
—Bueno, seré franco—dijo guardando su bolígrafo en su bolsillo— aun no
sabemos qué tan grave puedan ser las lesiones, ella aun no ha despertado debido
a los sedantes. Tiene dos costillas fisuradas y un tobillo doblado, pero nada que
no pueda curarse con absoluto reposo—termino explicando, Camila suspiro
aliviada al escuchar que no estaba nada grave— pero como dije antes, hasta que
no despierte no podremos saber si hay más complicaciones, tenemos que ver de
qué manera ha afectado el golpe en la cabeza.
—¿Golpe en la cabeza?
—Sí, tenía un corte en la ceja derecha. Suponemos que ha tenido varios impactos
en la cabeza—ella escucho todo sin poder creerlo aun— es por eso que le
advierto que esté preparada para cualquier cosa, los golpes en la cabeza no son
cualquier cosa señorita.
—Entiendo—dijo consternada— yo puedo… ¿puedo pasar a verla?—con un hilo
de voz y la mirada perdida.
—Claro—dijo apartándose— cualquier cosa no dude en llamarte ¿sí?—dijo.
Camila asintió con la cabeza con la mirada fija en la puerta. El doctor se marcho y
ella suspiro antes de abrir la puerta e introducirse en la habitación.

Lo primero que noto fue el ensordecedor silencio en la habitación, las luces eran
tenues y vislumbro el cuerpo tranquilo de la morena. Cerró la puerta detrás de ella
y con pasos lentos se acerco hasta la cama. Efectivamente como le había dicho el
doctor, Lauren tenía uno que otro corte pequeño en el rostro, aparte de la ceja que
tenía una diminuta gasa. La pierna que sobre salía entre las sabanas estaba
vendada justo en el tobillo y podía notarse que debajo de su pecho la rodeaba
otra, obviamente, más gruesa.
Camila comenzó a sentir todo tipo de sensaciones encontradas, Lauren no era de
su completo agrado, pero verla en un situación así y mas al saber que tendría que
haber sido ella quien estaba sobre esa cama y no ella, la hacía dudar
absolutamente de todo.

Cuando levanto su mano en el aire, noto que estaba temblando, así que con el
mayor de los cuidados acaricio suavemente sus cabellos. Se veía completamente
tranquila en ese estado, era todo lo contrario a la persona detestable que estaba
todo el tiempo molestándola con comentarios inadecuados. La razón de la
mayoría de sus cambios de humor ahora se mostraba completamente débil e
indefensa, trazo con sus dedos tocando apenas la piel de su cara. Delineo sus
cejas, nariz y boca con suma paciencia al saber que nadie la vería o ella la
sorprendería. Arrimo una silla al costado de su cama y tomo delicadamente una de
sus manos, notando una que otra raspadura.

—¿Por qué hiciste eso Lauren?—quiso saber preguntando inútilmente sin soltar
su mano y acariciando su rostro con su otra mano libre. Camila comenzó a
reprocharse así misma su acción, pero quería convencerse una y otra vez que
estaba ahí por la culpabilidad.
Perdió la noción del tiempo de cuanto estuvo en aquella posición mirándola,
luchando con todas sus fuerza, queriendo coordinar inútilmente lo que quería
hacer, lo que estaba haciendo y lo que pensaba.
Y de repente, asustándola, Lauren comenzó a removerse sobre en la cama y a
soltar quejidos inentendibles. Camila rápidamente se paro separándose de ella y
mirándola con toda su atención.
La morena abrió sus ojos clavándolos directamente en los de ella, y Camila
involuntariamente y aunque no lo demostrara, una pizca de ella se alegro de que
finalmente estuviera consciente. Lauren se ajusto a la cama para su comodidad y
comenzó a mirar todo a su alrededor como queriendo descifrar donde se
encontraba y como había ido a parar ahí.
—Hasta que despiertas—menciono Camila logrando que la volviera a mirar— el
doctor dijo que estabas sedada pero veo que hasta para eso eres dura—
cruzándose de brazos.
—¿Qué me sucedió?—pregunto tocándose sus adoloridas costillas a los costados
y viendo sus manos con raspones y moretones que comenzaban a aparecer.
—Te atropellaron—contesto— supongo que comienzas a sentir nuevamente—dijo
cambiando de tema al ver su cara de dolor— llamare al doctor—dijo comenzando
a caminar hacia la puerta.
—Espera—Camila se giro para mirarla—antes de que te vayas… dime una cosa—
dijo lentamente mirándola— ¿Quién eres?—pregunto. Camila abrió grandes los
ojos y dio un paso hacia atrás, completamente atónita sin poder creer lo que
Lauren acababa de preguntarle. Ella esperaba muchas cosas, pero nada a esa
magnitud, el doctor se lo había advertido, pero ¿no recordarla? ¿Tan serio había
sido el golpe?
—Tú… tú no estarás hablando en serio—dijo con un hilo de voz. El silencio
comenzó a hacerse incomodo.

*****

Como el premio ya había sido anunciado y entregado a su respectiva dueña, el


supuso que era inútil seguir en ese lugar. Sobre todo teniendo en cuenta que
hacía demasiado tiempo no veía a Lauren, en realidad poco después de haber
entrado le había perdido el rastro.
Pero como era algo común, sabía que su amiga no le tomaría importancia. La
busco en el momento en el que estaban anunciando el discurso, suponiendo que
sería más fácil encontrarla entre la multitud, pero nada. Su amiga parecía que se
había evaporado por arte de magia, espero el momento en el que algunas
personas comenzaron a retirarse así su búsqueda seria más sencilla, pero todo
seguía teniendo el mismo resultado.
Solamente y por simple casualidad, se había cruzado a Anna en varias ocasiones.
Intento simplemente ignorarla como siempre, pero no pudo evitar sorprenderse
cuando la veía tan alegre y sonriente, estaba completamente diferente. La forma
hostil en la que los había saludado en la entrada fue lo que más le había llamado
la atención, siendo que estaba casi todo el tiempo tirándose sobre Lauren o
siempre tenía una sonrisa para ella, pero ahora era una persona completamente
contraria a la de hace unos momentos.
Edward decidió salir de una vez de ahí ya que no tenía sentido, una vez fuera la
gran carpa una gran multitud de gente se aglomeraba frente a esta. Envuelto en la
curiosidad como a muchos ahí también, se dirigió hacia la calle, donde vio un auto
parado en el medio de ésta. Un policía estaba tomando la declaración de un
evidente hombre nervioso que narraba con detalles lo que sucedió.
Entre los murmullos que oía y lo que recreo en su mente, lo más seguro era que
había sido un accidente. Solamente se preguntaba donde se encontraba la otra
parte con la que había chocado. Se acerco a un grupo de personas que se
debatían en voz alta lo que supuestamente había pasado, preguntar nunca estaba
de más.

—Disculpa—dijo en voz alta para que todo el grupo lo oyera— ¿Alguien sabe que
sucedió?—pregunto.
—Un accidente—respondió obviamente un hombre moreno— al parecer atropello
a una mujer que cruzaba la calle sin mirar.
—Santo cielos—murmuro sorprendido— espero que no haya sido nada grave.
—Eso sí que no se sabe—respondió otro— hace rato se la ha llevado una
ambulancia, al parecer estaba inconsciente—termino diciendo.
Edward asintió con la cabeza y se dispuso a retirarse cuando observo a un joven
agitado corriendo en dirección al grupo con el que había hablado.
—Ya sea a quien atropellaron—dijo intentando calmar su respiración— fue a
Lauren Jauregui— anuncio claramente— El rubio al escuchar esto giro
automáticamente con el miedo recorrerle el grupo, fue hasta el muchacho y no
dudo en tomarlo del brazo para que girar.
—¿Dijiste Lauren?—pregunto con temor—¿Lauren Jauregui?—queriendo y no
queriendo saber la respuesta.
—Si—respondió el joven extrañado— mi amigo policía me lo acaba de decir, fue a
ella a quien llevo la ambulancia hace rato.

Edward dejo de prestarle atención a todo lo que sucedida a su alrededor,


pasmado retrocedió unos pasos soltando el brazo del chico en el proceso. Eso no
podía ser cierto, si su amiga hasta hace rato había estado tranquilamente bajo la
misma carpa que él, pero no la había encontrando por ningún lado. Lauren no
tendría motivos para andar merodeando fuera cuando todo lo que era de su
interés estaba adentro.
No lo pensó dos veces y rápidamente se dirigió hasta su coche para salir de
dudas, aunque deseaba con todas sus fuerzas que aquello no fuera cierto.

Anna se despidió victoriosamente del sujeto molesto se la había pasado detrás de


ella, durante todo ese último tiempo que estuvo sola. Decidió, al igual que muchas
personas ya, retirarse de una vez. La sonrisa de su rostro no se había borrado
durante ningún momento durante todo el rato que gozo por lo que hizo, sabía que
había molestado a la castaña con eso. Sus ojos de furia le gritaban tantas cosas, y
si ella aun tenía alguna duda, el que ella se haya marchado cuando presencio lo
que hizo no termino por confirmar más que aquellas tenían algo.
Pero ella había ganado, Lauren no podía hacerle algún reclamo en público, quizás
se había pasado de la raya al hacerlo en ese lugar, pero por fortuna solamente
había visto la única persona que ella quería que mirara. Camila Cabello dejaría de
interponerse en lo que era suyo quisiera o no.
Una vez fuera sintió al aire fresco pegarle en el rostro. Anna estaba a punto de ir
directamente por un taxi cuando le llamo la atención el amontonamiento de gente
en la calle, ella se acerco interesada hasta el grupo de personas y escucho muy
claramente lo que un gran grupo informara.
Ella abrió enormemente los ojos cuando escucho el nombre de Lauren Jauregui
siendo involucrado en el accidente que había pasado, Anna sintió ahora una
pesadumbre creciente en su pecho y se dispuso a buscar respuestas por sí
misma. Al parecer la ambulancia ya se la había llevado y era obvio que estaría en
el hospital. Ella consiguió un taxi y rápidamente le dio la dirección a su intrigante
destino.
Ni siquiera el sonido de su respiración que comenzó a acelerarse escuchaba, una
a la otra se analizaban con la mirada sin apartarla. Ella no podía estar hablando en
serio.
La pared estaba fría cuando hizo tacto con su espalda, pero la castaña no lo sintió.
Lauren podía lanzar comentarios molestos y hacer rabiar con facilidad, dominarla
y sabotearla a accionar contra su propia voluntad y restregárselo en la cara cada
vez que ella se quejaba, pero esto, esto que acababa de escuchar de su boca,
definitivamente se llevaba el premio mayor.
Quería abrir la boca para responder, pero las palabras parecían que no querían
salir, la sorpresa la había dejado completamente muda. No quería, no podía
creerlo, una pequeña pero molesta punzada apareció en su pecho con dolor, se
sentía capaz de soportar muchas cosas, pero eso era demasiado.

Lauren la miraba fijamente esperando una respuesta, sus ojos estaban neutros
esperando su respuesta, y ella, ella no sabía que responder.
—Yo…—trago duro—yo soy…—y no supo que responder. Esa clase de verdad le
costaba decir tanto que removía cosas en su interior.
—¿Tu eres…?—menciono pausadamente Lauren para que siguiera. Camila miro
sus facciones y comenzó a ver como poco a poco de la cara de ésta nacía la
diversión. Y lo supo, enseguida todo llego a ella haciendo un clic, reiniciándole
todo a un cambio abrupto totalmente diferente.
—¡Me estas jodiendo!—bramo enojada— ¡Es un chiste!—grito. Y de muy mal
gusto para ella, Lauren soltó una carcajada cuando fue descubierta.
—¡Por Dios!—dijo riendo— Tu cara… tu cara estaba como la pared—dijo para
señalarla y seguir riendo. Camila apretó sus puños y suspiro varias veces para no
irse sobre ella y darle su merecido, pero ya era suficiente el estado con el que la
veía.
—Eres una…—reprimiendo lo que estaba a punto de decir a medida que negaba
con la cabeza. Lauren no tenia para nada mentalmente la edad que aparentaba
tener.
—Dios Camila…—dijo abrazándose a sí misma mientras intentaba aminorar su
risa— ¡Ay, esto duele!—quejándose y tocándose las costillas. Fue hasta ese
momento que retomo nuevamente consciencia de cómo estaba.
—Te lo mereces por estar de estúpida—dijo enojada. Sentía unas tremendas
ganas de lanzarle una bofetada al menos para quitarle esa sonrisa, pero recordó
que estaba ahí por ella y ese era el único motivo por el que un se encontraba ahí.
Lauren recupero la compostura y vio las vendas en sus rodillas.
—¿Cómo te encuentras?—pregunto con interés. Camila volvió a suspirar mirando
hacia el otro lado para tranquilizarse y tomarse su tiempo para contestar.
—Evidentemente mejor que tu—dijo señalándola con la cabeza y cruzándose de
brazos.
—Mejor así— respondió sonriendo— deberías ver la calle antes de cruzar así—
menciono como quien no quiere la cosa al recordarlo todo. Camila volvió a sentir,
al menos una minúscula porción de ella, un malestar y algo de culpabilidad por
eso. Pero rápidamente recordó el motivo por el que estaban ambas ahí y la furia
amenazaba con querer volver a aparecer nuevamente.
—Iré por el doctor—fue todo lo que dijo saliendo ahí. Sabía que si se quedaba un
momento más con ella comenzaría a reclamarle una vez mas lo sucedido, pero se
consoló diciéndose así misma que no eran nada y no tenia porque hacerlo, luego
vería la manera de descubrir porque había sucedido eso. Pero no quitaba el hecho
de que le molestara.

Al poco tiempo apareció el doctor alegre de que ya estuviera despierta y no


presentara, como tanto temía, secuelas graves por el impacto. Le hizo uno que
otro chequeo y le confirmo que no había algún problema con su cabeza, Lauren
sentía un leve dolor en la parte occipital, pero eso no había más que el golpe
cuando había caído al suelo. Le explico acerca de sus costillas y su tobillo que no
eran lesiones no eran tan considerables, pero que tenía que guardar reposo si
quería una rápida recuperación.

—Entiendo—dijo afirmando— pero también puedo tomar reposo en la comodidad


de mi hogar, ¿Cuándo puedo irme?—el doctor sonrió por su desesperación.
—Comprendo que no se sienta a gusto aquí, señorita Jauregui—respondió— pero
me gustaría tenerla aquí por esta noche al menos para estar tranquilo que no le
sucederá nada. Quizás experimente mareos y nauseas y quisiera que este
vigilada por si surge alguna complicación.
—Está bien—dijo suspirando pesadamente. El doctor volvió a sonreír e hizo unas
anotaciones en su libreta— por cierto—dijo acomodándose— Camila… la mujer
que fue a buscarlo ¿Dónde está?—el médico rápidamente recordó a la seria
castaña que había ido en busca de él hace unos momentos.
—Creo que me dijo que iría por un café—respondió— en realidad no supe
escuchar muy bien, ya que se marcho y salió murmurando cosas mientras se
alejaba—relato. Lauren sonrió, esa sí que era Camila—bien señorita Jauregui, por
si se le ofrece algo aquí estaré. Quizás mañana hablaremos acerca de su alta.
—Gracias—respondió observando cómo se retiraba. Ella suspiro y miro el techo,
aun le costaba hacerse la idea de que se encontraba ahí por haber salvado a
Camila de que la atropellaran. Sinceramente no sabía darse una respuesta a sí
misma, solamente había actuado y listo. Cerró los ojos relajándose durante unos
segundos hasta que escucho la puerta abrir con brusquedad.
Ella abrió los ojos encontrando a un Edward con cara de espanto aun sosteniendo
la puerta.
—¡Lauren!—expreso avanzando hacia ella— ¡gracias al cielo que estas bien!—dijo
observándola—aunque no tanto…
—Estoy viva Edward, no ha sido nada—dijo acomodándose para recostar su
espalda con ayuda de sus almohadas
—¿No ha sido nada?—pregunto consternado—¿Has visto tu cara por casualidad?
—No—contesto tocándosela—pero tengo una leve idea de cómo puede estar.
—Por Dios Yul—sentándose a su lado y tomando su mano— ¿Qué fue lo que
hiciste para estar así? En un momento estabas en la carpa y al otro ya no y mírate
aquí ahora ¿Qué sucedió?
—Supongo que a ti si puedo contártelo—dijo suspirando. Edward escucho
atentamente el relato que Lauren le daba con lujo de detalles, sin dejar escapar
nada. Estaba completamente sorprendido por lo que había sucedido y el no había
visto nada, pero sobre todo, estaba impresionado por la acción de su amiga. El
sabía que Lauren no había sido del todo sincera con él, pero con el tiempo eso era
algo que no iba a seguir oculto por siempre. Cuando ella termino, acaricio sus
cabellos con cariño a la vez que sonreía y tenía una leve idea de lo que estaba
sucediendo.
—Vaya, eso es… increíble Lauren—dijo sonriéndole— quien diría que hay una
heroína escondida por ahí dentro.
—No digas tonterías—riendo un poco— tenía que solucionar el mal entendido,
aunque todo me salió mal.
—Oye, pero no es el fin del mundo—dijo Edward— ¿Por qué sabes lo que eso
significa?—sonriendo. Lauren estaba a punto de preguntarle cuando los dos
escucharon la puerta abrirse y dirigieron la mirada a la bella mujer castaña que los
miraba con un vaso de café en su mano—Bueno, yo creo que debo retirarme ya—
dijo parándose y mirando su reloj— mañana pasare a visitarte, tengo que dar la
noticia en el edificio, aunque sería raro que nadie lo sepa a estas alturas—
meditando.
—Gracias Edward—contesto observándolo— te estaría muy agradecida si lo
haces.
—No es problema para mí y lo sabes—dijo besando su mejilla— nos veremos
mañana—dijo caminando— señorita Cabello—dijo a modo de saludo antes de
marcharse.
—El no tenia porque irse—menciono Camila para romper el hielo.
—Créeme que aunque si se lo hubiera pedido, el se hubiera ido de todas maneras
—contesto.
—¿Y tu como puedes saber eso?—bebiendo su café.
—Es mi amigo Camila y lo conozco—dijo— ¿Tú no tienes amigos a los que
conoces muy bien?—lanzo la inocente pregunta. Lauren se removió incomoda
sintiendo el dolor de sus costillas y Camila miro en otra dirección aclarándose la
garganta.
—Me encontré al doctor mientras venia para acá—dijo cambiando de tema— dijo
que olvido darte esto por si comienzas a sentir los dolores—mostrándoles unas
pastillas.
—Genial—contesto Lauren— me gustaría unas ahora—dijo mostrando una mueca
de dolor.
—Iré por agua—dijo tomando un vaso y yendo hacia el baño. La puerta había sido
arrimada pero Camila de todas maneras podía observarla. Estaba a punto de salir
de ahí cuando escucho la puerta de la habitación abrirse y posteriormente la voz
preocupada de una mujer que ya comenzaba a odiar.
—¡Dios, Lauren!—exclamo Anna avanzando hacia ella— no podía creerlo cuando
supe que había sido tu la del accidente— abrazándola
—Espera Anna, me duele todo el cuerpo—se quejo apartándola— como puedes
ver estoy bien—dijo nerviosa mirando fugazmente la puerta del baño— no fue
nada.
—¡¿Cómo que no fue nada?!—casi grito— mírate nada mas como estas, con la
cara toda magullada, mira tú pie—señalándolo— ¿Te parece que no fue nada?—
Camila apretó con fuerzas el vaso observándolo todo.
—Estoy bien ahora Anna ¿sí?—dijo Lauren exasperada— por favor no exageres
las cosas, ya viste que me encuentro vida. Así que si no te molesta ¿podrías
retirarte? Realmente me gustaría descansar un poco.
—Me preocupo por ti ¿Y es así como me tratas?—dijo dolida— está bien—dijo
para alivio de una y más rabia para otra— ahora me iré, pero no dudes que
volveré— dijo depositando un lento beso en su mejilla, Lauren no podía hacer
anda para detenerla. Ya que si lo hacía solamente generaría más peleas y ella
seguiría quedándose tercamente ahí.
Suspiro aliviada cuando Anna cerró la puerta y vio a Camila salir del baño, ella le
dedico una sonrisa creyendo que no había visto ni escuchado nada, pero esta no
se la respondió. Sino que su rostro estaba completamente serio.

—Gracias, Camila. No sé que hubiera hecho estando aquí sola—dijo viéndola


avanzar hacia ella con el vaso de agua.
—Idiotas que te sirvan creo que hay de sobra—respondió— principalmente la que
se acaba de ir
—¿La viste?—pregunto Lauren con temor.
—Lo suficiente—respondió recordando el beso de la carpa a la vez que sentía el
enojo incrementar.
—Camila con respecto a lo que sucedió yo…
—No Lauren, cállate—dijo interrumpiéndola— toma tu condenada pastilla y no
digas nada—dijo dándole bruscamente el vaso y una pastilla— y si quieres puedes
atragantarte con ella –dijo marchándose.
—¡Camila!—grito en vano. Ella no volvería, sabía que estaba enojada.

Lauren había pasado una pésima noche en el hospital, después de todo tampoco
eran de su agrado. Al día siguiente Edward había ido nuevamente a visitarla como
había prometido, le comento lo que había pasado con Anna y Camila y el la
regaño diciéndole que eso le sucedida por no haberle dejado claras las cosas a la
castaña como era debido. Estuvieron charlando hasta que el doctor entro y le dio
el alta, dándole más recomendaciones para su reposo. Su amigo se encargo de
llevarla hasta su casa, y Lauren durante todo el camino se había querido
comunicar con Camila, pero esta ni siquiera respondía a sus llamadas, al igual que
la noche anterior. Así que decidió mandarle un mensaje informándola de que ya
no estaba en el hospital, teniendo al menos una esperanza por si ella decidía
visitarla nuevamente. Aunque si seguía tan enojada como el día anterior, dudaba
que lo hiciera.

Camila se maldijo una vez más así misma cuando veía que ya faltaba poco para
llegar, Lauren el día anterior la había estado llamando incansablemente, y ella sin
saber muy bien porque lo hacía, no atendía a ninguna de sus llamados. Cuando
pareció que ella finalmente entendió la indirecta, poco después, le había llegado
un mensaje de que ya había sido dada de alta, entonces supuso que ya se
encontraba mucho mejor. Había dejado pasar ese día, y no fue hasta el otro día
después que decidió ir hasta su penthouse. Se había llevado sin querer sus
pastillas y se dijo que solamente estaba ahí para hacérselas llegar.

Anna estaciono su auto frente al edificio ya conocido, ella de repente se sintió


como en un deja vu. Estaba a punto de bajar del coche cuando vio otro auto parar
muy cerca del suyo. Observo a la castaña salir de él y posteriormente darle unas
indicaciones a su chofer, el solamente asentía con la cabeza atento. Aun era muy
temprano en la mañana, pero ella supuso a que se debía eso. Camila entro al
edificio con suma confianza y eso le molesto todavía más.

—Esto no se quedara así maldita castaña impostora—apretando con fuerzas el


volante. Supo que no serviría de nada entrar ahí, serian dos contra una y ella no
podía sola. Anna se marcho sin tener unas mínimas ganas de hacerlo, pero supo,
que al menos por el momento, eso sería lo mejor.

pei_17

Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 13/08/2015

Volver arriba Ir abajo

ENEMIGAS Y ALGO MÁS Empty Re: ENEMIGAS Y ALGO MÁS


Mensaje por pei_17 el Sáb Ago 15, 2015 8:57 pm

XXVII
SALTO AL PRECIPICIO.

Un beso gris, un beso blanco.


Todo depende del lugar.

Lauren meditaba acerca de su situación y el comportamiento de Camila, que


aunque no lo demostrara y no la disgustara, ahora comenzaba a molestarle. Había
tenía mucha paciencia con ella para tenerla, y una vez que eso había pasado,
siempre quería mostrarse tranquila para intentar contagiarla con su entusiasmo.
Pero ella siempre se mostraba con esa barrera impenetrable, ella empezaba a
hartarse de eso, siempre teniendo indirectamente rechazos, aunque a pesar de
tenerla cuando ella quería y ella se mostrara siempre dispuesta, cuando todo
finalmente terminaba, Camila volvía a ser de nuevo la mujer fría de siempre.
Lauren comenzaba a rendirse al querer cambiar inútilmente eso. Estaban a muy
pocos días de que terminara la temporada y ella se preguntaba cómo y de qué
manera terminarían las cosas, quisiera negarlo o no, ella había disfrutado mucho a
Camila, más que a cualquier otra mujer con la que haya estado.

Nunca nadie le había hecho frente como ella, nadie le había llevado la contraria y
mucho menos, tenían ese carácter altanero siempre queriendo buscarle la
contraria. Las mujeres que ella le gustaban, solamente era cuestión de esperar
para que solas se les ofrecieran, y eso era que aburría enormemente a Lauren.
Haber conseguido a Camila había sido el mayor de sus logros, la mujer que
siempre había observado a la distancia durante su joven adolescencia hasta el
momento.
Y lo que lo hacía aun mejor, era que sabía que disfrutaba junto con ella cada vez
que estaban juntas, su cuerpo se lo había demostrado en cada ocasión. Ella era
impredecible con un carácter particular, y Lauren dudaba si realmente quería
domarla como tantas veces había fantaseado. Las peleas y hacerla enojar era
algo realmente entretenido, ya que no era tarea difícil poder lograrlo. Era una
mujer como ella, de su mismo estatus y nivel social, ambas dueñas de unas
importantes revistas de modas. Había más cosas en común de las que quisiera
aceptar, aunque sus personalidades fueran totalmente contrarias, pero ¿Qué era
lo que decían de los opuestos? Sabia claramente que ella era la primer mujer con
la que Camila estaba, y eso era algo que a Lauren le encantaba de sobre manera,
lo que se preguntaba e intrigaba era ¿Cómo es que ella había cedido tan
fácilmente? No se la veía como la clase de mujer que estaría con otra, Camila era
respetable, recta y seria, y Lauren no cabía en sí al saber que después de todo,
ahora estaba con ella.
Quizás hubiera querido que las cosas se den de otra manera, sin límites de tiempo
y ella estar por su propia cuenta, pero sabía que eso era imposible. Había estado
tan desesperada por vengarse y tenerla que no se había puesto a reparar que tal
vez ella estaría contando los días para que su trato finalmente terminara.
Estaba tan concentrada divagando y analizando las cosas, que se necesito un
segundo llamado de la mujer que trabajaba ahí para que le prestara atención.

—Disculpa, no te había oído—dijo Lauren recostada.


—Le había dicho que tenia visita, señorita.
—¿Y quién es María?—pregunto cansada. El solo hecho de levantar un poco la
voz y hacer más fuerza con su caja torácica, sus costillas se lo hacían pagar duro.
Estaba tan cansada de sentir molestias que lo único que quería era dormir y
dormir para ya no sentir más dolor.
—Es… es la señorita Camila Cabello—anuncio— ella dijo que tenía algo para
usted— Lauren abrió grande los ojos, aquello sí que era una sorpresa, pero ¿Que
podía tener Camila que ella necesitara? Además ella pensaba que estaba tan
enojada que no la vería durante todo el tiempo que tuviera que guardar reposo y
ella disfrutar de su libertad.
—Está bien, dile que puede pasar María— respondió relajada. La mujer asintió y
bajo obedeciendo a su jefa. Ella conocía varios secretos de la morena, pero
demasiado fiel a ella como para traicionarla de esa manera, de todas maneras ya
había visto a la mujer castaña por ahí y hasta había dormido, ella pensaba que
solamente era una amiga de Lauren, pero cuando vio a ambas salir de la
habitación de la morena una noche la mujer solo sonrió, no la conocía, pero ahora
su jefa se mostraba más relajada y siempre tenía una sonrisa cuando la veía.

Lauren puso detrás de ella una almohada y se sentó sobre la cama, buscando una
cómoda posición para que sus costillas no dolieran. La puerta se abrió y apareció
una increíble Camila con camisa y pantalones ajustados, Lauren trago duro y le
sonrió al saber que apareció después de todo.

—Buenos días Camila—la saludo— que sorpresa tenerte aquí tan temprano por la
mañana.
—Tenía que traerte esto—dijo mostrándole las pastillas— me las he llevado sin
querer esa vez en el hospital.
—Créeme que notado su ausencia—contesto Lauren. Camila sonrió al imaginar la
pésima noche que habrá tenido Lauren sin las pastillas para aliviar el dolor, de
todas formas era lo mínimo que se merecía por ser mentirosa— María me ha dado
algunas pero no surten el mismo efecto.
—Bien, entonces aquí te las dejo— dijo colocándolas en la mesita al lado de su
cama— solamente a eso venia—dijo mirando hacia otra parte.
—¿Ya te irás?—quiso saber— ven aquí y charlemos—propuso Lauren palmeando
el espacio vacío de la cama a su lado.
—No lo sé Jauregui—dijo dudosa cruzándose de brazos.
—Vamos Camila—menciono mostrándole su reloj— aun es temprano para ir a
trabajar, en cuanto sea la hora prometo dejarte tranquila—regalándole otra
sonrisa.
—Está bien, pero solo un momento—dijo queriendo simular que no se había
tildado viendo esos dientes perfectos, ella se sentó a su lado incomoda al tener a
Lauren mirándole de esa manera y mas con la cercanía
—¿Y cómo va el trabajo?—pregunto Lauren iniciando la conversación. Camila la
miro desconfiada y Lauren supo rápidamente el motivo— solamente era una
pregunta por cortesía, Camila. Créeme que no lo hago con segundas intenciones,
mírame—dijo señalándose— estoy aquí y no puedo hacer nada, si no fuera
porque Edward vendrá a traerme los informes estaría muy incomunicada de todo.
—El trabajo va bien Lauren—respondió quitando una invisible pelusa de su
pantalón— eh estado muy ocupada ayer y seguramente también hoy, debemos
preparara muy bien la nueva temporada—comento. Lauren asintió con la cabeza.
—Lo comprendo—dijo— ¿Es por eso que has venido hasta hoy recién?—pregunto
bromeando— te he llamado varias veces ayer.
—Sí, bueno no he podido del todo—mintió— te las hubiera podido traer pero el
tiempo no estaba de mi lado.
—Tranquila, viniste hoy y eso ya es mucho— respondió tocando la mano que
estaba tendida sobre la cama, Camila no la aparto, sino que miro ambas manos
juntas sobre la cama y se sorprendió al ver que Lauren siempre tenía ese calor
agradable en ella.
—Las noticias no hablan más que de tu accidente—comento Camila queriéndole
quitar importancia a las caricias de Lauren sobre su mano— no dudo que ya todo
New York lo sepa.
—Bueno, las malas noticias viajan rápido—dijo Lauren— ¿Al menos no han
exagerado algo o algún invento por el estilo?
—Al menos por el momento no—contesto mirándola— lo poco que he visto no
dice más que te ha atropellado un auto por ir distraída—comento recordando el
momento una vez más.
—Sí, supongo que tendré que tener más en cuenta que cuando rescate a alguien
yo también debo moverme—dijo queriendo bromear. No supo si Camila rio o
sonrió ya que miro hacia otro lado y no pudo ver su rostro.
—Convengamos que debes estar más atenta entonces—dijo mirándola
finalmente.
—¿Cómo están tus rodillas?—pregunto entrelazando sus dedos, ya que Camila no
había quitado su mano aun, ella lo tomo como un permiso para seguir.
—Yo estoy bien Lauren, solo fueron unos raspones—contesto— tu eres la del
tobillo doblado y las costillas fisuradas.
—Lo sé—contesto distraídamente. Lauren acaricio con su mano libre una cicatriz
que tenía la castaña en el dorso de su mano, arrugando el entrecejo quiso
preguntarle cómo se la había hecho, pero cuando miro la cara de Camila viendo
en la misma dirección supo que quizás debería dejarlo para más tarde.
—Debo irme—dijo notándose claramente incomoda, sabía que Lauren quizás
preguntaría por esa cicatriz y ella no quería revivir ese momento nuevamente.
—No, espera—dijo Lauren jalándole del brazo cuando ella se había parado,
Camila perdió el equilibrio y fue a parar sobre Lauren, con ambos brazos en cada
costado— ¿no piensas despedirte de mí?—dijo Lauren acariciando su rostro y
aprovechando el momento.
—Yo…—quiso decir, pero Lauren interrumpió eso besándola con ganas. Camila
no pudo resistirse a eso, pasar de besar esos labios casi a diario a unos cuantos
días sin ellos era algo de lo que estaba acostumbrándose, quisiera o no. Así que
con las mimas ansias comenzó a corresponder el beso, expresando claramente
cuanto había extrañado esa boca. Lauren despeinaba sus cabellos pero a ella no
le importaba, la suavidad con la que lo hacía y su boca moviéndose sobre la de
ella la llevaban a otra realidad donde no existían más que eso y las sensaciones
que provocaba en ella.
Las respiraciones iban en aumento y el aire se hacía necesario, pero aun así no
se separaban, Lauren coloco una mano en su malo y la atrajo hacia sí, y Camila
se dejo caer con todo su peso sobre ella, olvidándose de su estado. Fue cuando
se escucho el quejido de Lauren dentro de la boca de ambas, que Camila noto
que quizás le estaba haciendo daño. Se separo de ella rápidamente parándose a
su lado y la vez peinando sus cabellos.

—¿Te he lastimado?—quiso saber preocupadamente.


—Tranquila, estoy bien—mintió la morena. Sentía sus costillas palpitar de dolor,
pero había sido su culpa por dejarse llevar, el beso de Camila estaba siendo tan
bueno que ella había olvidado por completo que no podría resistir otro peso
encima.
—Bien yo… yo debo irme Lauren—repitió de nuevo. La morena volvió a repetir la
acción, donde Camila con más voluntad propia se inclino para otro beso, esta vez
corto y sin pasar más allá de los labios.— adiós— dijo avanzando hacia la puerta.
—¿Vendrás después del trabajo Camila?—pregunto logrando que se detuviera
antes de que marchara.
—¿Y por que vendría Lauren?—dijo levantando una ceja y abriendo la puerta.
—Para estar conmigo— dijo simplemente Lauren. Había puesto su mejor cara de
inocente y Camila comenzaba a caer ante eso.
—Quizás lo haga Jauregui—menciono— Quizás— repitió. Lauren se alegro al ver
que al menos haría el intento y que tuvo la oportunidad de ver, al menos, una
sonrisa torcida e irónica de su parte, pero al menos era una sonrisa.
No había pasado ni siquiera media hora de que Camila se fuera, cuando le había
avisado que nuevamente tenía visitas. Eran sus padres.
Lauren dio el permiso y espero paciente lo que sería un reclamo, preocupación y
retos. Ya se habían tardado se dijo.
Observo entrar primero a su madre con cara de preocupación, que cambio
rápidamente a una de horror al ver a su único tesoro en ese estado, su padre
entro detrás de ella con su habitual tranquilidad de siempre.
—¡Lauren!—pronuncio Clara al verla en ese estado— pero mira nada mas como
estás cielo—dijo besando su rostro por todas partes— ¿Cómo es posible que sea
Edward quien nos notificara de tu estado y tu ni siquiera un llamado has dado?—
quiso saber. Lauren comprendió y quiso estrangular a su amigo en esos
momentos.
—Lo he olvidado mama, lo siento—respondió— además no quería preocuparlos a
ambos, me siento bien, en serio.
—Pero nos has dado un susto de muerte hija—respondió Michael acercándose a
ella para saludarla— nos hemos preocupado mucho cuando Edward dijo que
habías tenido un accidente, nos dijo que ya te habían dado el alta al ver que no
tenias nada grave, pero eso no quito nuestro miedo.
—Cariño ¿Qué sucedió?—pregunto Clara acariciando su cabello.
—Un idiota no me vio—mintió— fue un accidente, nada mas—dijo queriendo
restarle importancia.
—¿Te has quejado con las autoridades Lauren?—pregunto Michael.
—La policía sabrá qué hacer con el papá—respondió— de todas maneras lo que
importa es que no sucedió nada grave y yo estoy bien.
—Exacto cariño. Estas aquí con nosotros— respondió Clara.
—¿Y bien?—dijo Michael sentándose a su lado— ¿Qué tienes pensado almorzar
hoy?—quiso saber.
—¿A qué te refieres?—pregunto Lauren suponiendo hacia donde iba a ir la
conversación.
—Tu madre no se querrá separar de ti durante todo el día—dijo señalándola y
viendo como Clara inspeccionaba los cortes en su rostro— así que espero que no
te moleste que nos quedemos a comer.
—Para nada papá, necesitare compañía ahora más que nada—dijo sonriéndole.
—Bien—contesto respondiéndole con otra sonrisa.

REVISTA DE MODAS “ÍCONO”

Camila estuvo en el edificio un poco más temprano de lo habitual debido al escape


que había tenido de Lauren, después de todo era la dueña y podía estar ahí
cuando quisiera ¿cierto?
Poco a poco fue observando cómo los empleados llegaban y la miraban con
curiosidad, pero eso a ella no le importaba. Cualquiera podía suponer muchas
cosas acerca de ella, pero no le interesaba mientras siguieran mostrando respeto
hacia su persona. La hora del ingreso había llegado y ella espero paciente en su
oficina hasta que vio a Allyson entrando con los informes de siempre.

—Las noticias y los informes señorita Cabello—dijo dejándolos en el escritorio.


Camila trago su café que había comprado antes de ir al edificio como para matar
un poco el tiempo ya que había sido muy temprano para ir.
—¿Noticias?—pregunto.
—Sí, bueno…—nerviosa— son las revistas que hablan de su… digo de Lauren y
su accidente—tartamudeando. Camila la miro ceñuda ante su nerviosismo, Allyson
cada vez estaba más estúpida según su parecer.
—¿Y por que las has traído hasta aquí?—pregunto intrigada.
—Bueno… pensé, o supuse que… le interesaría saber lo que dicen.
—No deben tener nada que no sepa Allyson—dijo tranquila al saberse testigo de
aquello— pero no importa, de todas maneras déjalas ahí— la rubia suspiro
aliviada mirando una vez más intrigada sus manos raspadas— quieres saber lo
que sucedió con ellas ¿cierto?—pregunto Camila sabiendo hacia donde miraba su
secretaria.
—Bueno yo… yo no tendría porque preguntarle algo fuera de lo laborar señorita
Cabello—respondió nuevamente nerviosa. Camila sonrió ante el respeto de su
secretaria, sabía que Allyson era de confiar, por algo era la única que tenía
permiso para entrar sin tocar y ella confiaba en su discreción.
—Te contare algo Allyson y no quiero que salga ni una palabra de eso ¿de
acuerdo?—dijo señalándola. La rubia asintió con la cabeza intrigada, ya que si su
jefa mostraba nuevamente ese porte algo importante era. Se sentó frente a ella
rectamente y escucho atentamente cada palabra de la castaña.

Camila le relato con detalles el accidente y como ella había tenido algo que ver. Le
había dicho que fue porque Lauren la había salvado a ella de ser atropellada y por
eso había terminado así, obviamente omitiendo el detalle que iban discutiendo y la
razón por la que ella se había ido como si nada de ahí. Aunque para Allyson no
fue la gran sorpresa, ella unió sus suposiciones y las sabia correctas, sabía que su
jefa se había marchado por lo que había visto y no “porque quería tomar aire”
como le había dicho, ella no era ninguna tonta. Camila se las había arreglado para
que nadie supiera que ella también tenía algo que ver en el accidente,
seguramente que la vuelvan a involucrar en algo con Lauren le daría algo más que
inventar a los chismosos. Temía tanto que se descubriera el trato que tenia con la
morena que haría hasta lo imposible con tal de que una cosa así no sucediera, no
quería ni imaginarse las cosas que dirían de ella si alguien se llegara a enterar que
ella y Lauren eran amantes. Ni hablar.

Pero por alguna razón, ella le había contado solamente a Allyson que también
estuvo en aquel accidente, no supo porque motivo, pero su secretaria la daba una
sensación de que no abriría la boca, a lo mejor y eso la beneficiara a ella también,
después de todo ella tendría a alguien con quien descargarse de vez en cuando. E
Allyson parecía la candidata perfecta para la discreción.

Los días seguían su curso y con ellos se trazo una nueva rutina. Camila después
del trabajo pasaba a visitar a Lauren un momento, tal cual como el primer día que
se lo había pedido claramente con sus ojos. Lauren no había vuelto a mencionar
el incidente en la carpa ya que comprendió que Camila no quería saber con eso,
después de todo preferiría que las cosas quedaran así a soportarla enojada. La
morena comenzaba a mejorar del tobillo, pero obviamente aun le dolía se ejercía
fuerza con este, sus costillas eran otro tema, ya que el doctor le había dicho que
necesitaría de tiempo para que terminara de sanar, posiblemente más de un mes.
Aunque a veces ella se mostraba algo curtida y quería dar un paseo por su hogar,
las empleadas la encontraban y la regañaban pero ella siempre se justificaba
diciendo que se aburría demasiado estando tan sola en la habitación.
Edward la visitaba cada vez que podía y la informaba de todo y la dejaba tranquila
al decirle que todo iba bien con la revista, aunque ella moría por volver al trabajo
que tanto le apasionaba.

Estaba oscureciendo y ella una vez más, se había escapado para sus vueltas.
Quiso ir por si misma por un vaso de agua, pero había sido todo un odisea bajar
las escaleras sin dejar de sentir el dolor en su tobillo cuando tenía que bajar algún
escalón, se sostenía de la barandilla delicadamente para no hacer mucha fuerza
con su brazo y no exponer a que sus costillas se quejaran por el dolor. Cuando
victoriosamente había llegado hasta la cocina tuvo como recompensa a su tan
ansiado vaso de agua. Una vez saciada su necesidad, se dispuso a prepararse
mentalmente para volver a, esta vez, subir las escaleras.
No fue hasta que le faltaban pocos escalones para finalmente terminar que
escucho una voz detrás de ella regañarla.

—¡Lauren!—escucho el grito— ¡¿Se puede saber que estás haciendo levantada?!


—La morena voltio y observo a la castaña con cara de enojada.
—Hola Camila—la saludo— no te esperaba tan temprano.
—Nada de “hola Camila” y ni tampoco me cambies de tema—dijo subiendo las
escaleras.
—¿Cómo entraste?—dijo queriendo cambiar de tema nuevamente.
—Las llaves Lauren—dijo mostrándoselas— ¿ahora me dirás que haces
levantada?—dijo poniéndose frente a ella.
—Moría sed ¿sí?—dijo queriendo sonar enfadada— no había nadie alrededor y
quería ir por mi misma—mintió.
—Ajá—dijo sin creerle— como diciendo que si no llamaras a ninguna de tus
empleadas no vendrían para darte un simple vaso de agua. Invéntate otra cosa
mejor Lauren.
—Bueno no me creas entonces—dijo volteándose para seguir subiendo las
caleras. Faltaba poco. Quería disimular lo mayor posible los evidentes dolores en
su cuerpo. Pero Camila claramente se había percatado de esto al ver como se
sujetaba sus costillas y maldecía por lo bajo.
—Mírate nada mas, ni siquiera estas del todo recuperada Lauren—continuo
regañándola— das lastima.
—Yo puedo Camila ¿lo estoy haciendo o no?—dijo tercamente. Sonrió con ganas
cuando había terminado con las escaleras, ahora solamente faltaba el largo pasillo
que no sería problemas, ya que este era recto y no era tanto problema en
comparación con las escaleras.
—Termina de una vez con tu fracasado intento de hacerte la fuerte—dijo
alcanzándola— déjame ayudarte a llegar hasta tu habitación.
—Ya dije que puedo Camila—dijo deteniéndose para mirarla y posteriormente
seguir con su lento caminar.
—¿A si?—pregunto levantando una ceja. Lauren asintió con la cabeza y Camila
sonrió con picardía ante lo que estaba a punto de hacer— entonces veamos— dijo
al picar con sus dedos las costillas afectadas de Lauren.
—¡Ay Camila!—se quejo— ¡eso dolió, m.aldición!
—Entonces no están tan recuperada del todo—dijo triunfante— déjame ayudarte
si no quieres que lo haga de nuevo—amenazo preparando sus dedos
nuevamente.
—Está bien, está bien— respondió asustada. Rodeo con el brazo contrario de las
costillas fisuradas el hombro de la castaña y la ayudo a caminar así hasta su
habitación, sintiéndose aliviada de no pisar demasiado con su tobillo.
—¿Ves?—menciono entrando— si te hubiera dejado caminar por tu cuenta
hubiéramos tardado años en llegar—depositándola en la cama
—Sí, sí, que graciosa—respondió Lauren acomodándose— estoy muy aburrida de
estar viendo solamente cuatro paredes. Ya se me cada detalle de esta habitación.
—No seas exagerada—respondió sentándose a su lado— además ¿no te has
puesto a pensar que mientras más reposo tomes más rápido te repondrás?
—Sí, ya lo he hecho. Pero eso no quita lo aburrido.
—Solamente son excusas Lauren—respondió.
—De todas maneras gracias por la ayuda—dijo tomando su mano— sé que es
inevitable para ti preocuparte por alguien como yo—dijo queriendo bromear.
—Oh por Dios, aquí vamos de nuevo—dijo girando sus ojos. Lauren solamente se
rio.
—Por cierto tienes un bonito perfume ¿Cuál es?—quiso saber.
—Ese es un secreto que no te diré—dijo al entrelazar inconscientemente sus
manos.
—No importa—contenta por su acción— solamente será cuestión de tiempo para
que lo descubra.
—Buena suerte con eso—respondió. Las dos se quedaron durante un tiempo
indefinido observándose mutuamente, la distancia entre sus rostro comenzó a
acotarse y ellas se unieron en un beso. Las lenguas y labios se acariciaban
mutuamente y ellas disfrutaban de ese momento único que era cada vez que
estaban en esa situación. Camila comprendió en ese momento que estaba, como
siempre dejándose llevar y no hacía nada por evitarlo, ya que sabía que cuando
fuera demasiado tarde, le constaría mas solucionar las consecuencias.
Como habían dejado la puerta de la habitación abierta, se había escuchado
claramente el sonar de un celular, las dos a la vez había terminado el beso
observándose a través de los ojos de la otra.
—Creo que me he olvidado el celular abajo—dijo Lauren en voz baja.
—Yo iré por el—dijo Camila levantándose de la cama— después de todo soy la
más apta.
—No es gracioso Cabello—se quejo Lauren mirándola.

Camila estaba todavía caminando por el pasillo cuando comenzó a ver una
mCamila castaña ir subiendo por las escaleras, ella avanzo unos cuantos pasos
más para que la tenga frente a ella al terminar de subirlas. Se pulso se acelero y
rápidamente recordó el incidente de la carpa al ver la cara de la mujer que estaba
frente a ella petrificada por la sorpresa.

—¿Qué haces aquí?—logro pronunciar.


—Lo mismo me pregunto yo—dijo Camila cruzándose de brazos— ¿Qué haces tú
aquí?—pregunto con rabia. Aunque negara el motivo, ya la odiaba.
—Vengo a dejarle el informe a mi jefa y ponerla al día con su revista— dijo
mostrándole los papeles que había usado como excusa para ir a ver a Lauren.
Después de varios días pensándolo finalmente ir a visitarla para ver como estaba.
—Pensé que de eso se encargaba Edward—contesto— además no creo que este
sea un horario para las visitas de este tipo—mirándola de arriba abajo— y muchos
menos que sean de trabajo, Lauren tiene que guardar reposo.
—Solamente he venido a decirte unas cosas—mintió mirándola de la misma
manera— además si Lauren tiene que reposar, puedo decir lo mismo para las
visitas que vienen sin motivo aparente—lanzo el comentario que tanto se moría
por decir. Ella deseaba ver la cara de la castaña cuando le dijera que lo sabía
todo.
—Soy su amiga— dijo Camila usando por primera vez aquella mentira a su favor
— y fue la misma Lauren quien solicito mi presencia—dijo sonriendo al ver su
cara. Anna apretó con fuerza los papeles en sus manos al ser consumida por sus
celos, no dudaba que quizás la morena la hubiera llamado a ella para que estén
juntas.
—En todo caso no es de mi interés eso—dijo— ahora si me permites…—
queriendo avanzar. Cuando quiso salirse por un costado, Camila dio un paso
poniéndose frente a ella, repitió la misma acción hacia el otro lado y la castaña
volvió a hacer lo mismo impidiéndola el paso—¿Qué sucede contigo?—la espeto.
—Dame los papeles a mí y yo misma se los daré—dijo queriendo sacárselos.
—De ninguna manera—dijo esquivando sus manos— tengo que hablar con ella
para explicárselos, además tú no tienes porque ver cosas privadas de la
competencia.
—Sabemos mantener muy bien en privado cierto tipo de cosas—contesto.
—Yo no diría lo mismo siendo tu—dijo Anna mirándola con odio.
—Disculpa, ¿Qué has querido decir con eso?—dijo Camila ceñuda.
—Nada que todo el mundo ignore menos yo—dijo— muévete de mi camino—
exigió.
—¡A mí no me hables de esa manera!—contesto Camila ignorando lo anterior—
¡no eres nadie para hablarme así!
—Oh claro que según tu no soy nadie—mirándola— ¿pero Lauren si lo es todo
no?—Camila se quedo callada para ver hasta donde llegaba— no sé de donde
salió de la nada su “amistad”—dijo sabiendo ella toda la verdad— a mi no me
engañan y menos tu—señalándola— tú la odias, a mi no vas a engañar Cabello,
todavía me pregunto que hizo Lauren para tenerte—menciono. Camila abrió
grande los ojos al interpretar aquel comentario con doble sentido, sin saber que
uno de ellos era correcto.
—Yo no tengo porque rendirte cuentas a ti—contesto— y mucho menos perdiendo
el tiempo con una simple… secretarucha de cuarta como tu— avanzando,
logrando que Anna también diera pasos hacia atrás, deteniéndose justo en el
momento en el que sabía que comenzaba la escalera.
—¡Conmigo no tienes que tratar nada!—grito— no me importa nada que tenga que
ver contigo pero si con Lauren—dijo— ¡Déjame pasar!
—De ninguna manera—agarrándola del brazo— tu no iras a ninguna parte.
—¿Y quién lo dice? No tengo porque obedecerte.
—¡Yo lo ordeno!—grito— ¡Y no quiero que pases por esa puerta tampoco!
—La quieres toda para ti sola ¿cierto?—dijo sonriendo— ¡lo sabia! ¡Yo sabía!—
Camila se puso algo nerviosa por su comentario.
—No sé qué insinúas— soltándola— ni tampoco me interesa.
—Yo que tu si estaría al tanto de lo que comentan—contesto— y más cuando
alguien sabe la verdad—Camila la escucho atenta— todos ocultamos algo
señorita Cabello ¿o me equivoco?
—No tengo porque darte explicaciones—mirándola— no a una simple secretaria
como tú que solamente es una pobre interesada muerta de hambre.
—Pues esta simpe interesada logra lo que quiere cuando quiere—sonriendo—
para ti no ha sido sencillo ¿no? Estar al mismo nivel de una simple “interesada”
como yo—dijo hablando sin querer de lo que sabía— se creen la gran cosa y se
mezclan con nosotros de todas formas, Oh pobre de la señorita Cabello, avísame
cuando pierda el interés por ti—dijo queriendo avanzar.
—Te dije que no pasaras—poniéndose frente a ella— eres una rebajada—dijo al
entender perfectamente de lo que hablaba— y lo seguirás siendo durante el resto
de tu asquerosa vida, ¿no te da vergüenza hacerlo simplemente para escalar más
alto? ¿Es que a caso no te das cuenta que siempre estarás en el mismo lugar
valiendo cada vez menos?—viendo a Anna apretar sus puños.
—Tú tampoco eres perfecta—contesto con rabia— mira quien lo dice, la que tiene
una familia destruida a la que ni siquiera ve.
—¡Cállate!—grito— ¡No hables de eso!
—¿Qué no te gusta?—pregunto riendo— Por cierto Cabello ¿Cómo está tu papi?
—¡Te dije que te callaras!—volvió a gritar. La furia se apoderaba de ella y esta vez
no iba a dudar en dejarla libre. Lauren que estaba dormitando sobre la cama
escucho un grito en el pasillo, se levanto como pudo y quiso ir a ver que era todo
ese griterío, además de que quería saber qué rayos hacia Camila que se tardaba
tanto por ir a buscar simplemente su celular.
—¿Esta con tu madre?—preguntando inocentemente— ¡Ops!—tapándose la boca
— olvide que los dejo abandonados a todos sin importarle nada.
—¡Tú no eres la que no sabe nada!—reteniendo su furia— ¡No hables de lo que
no sabes!
—¿Y qué hay de tu hermana?—volvió a preguntar— la zorra que quedo
embarazada y fue igualmente abandonada, no hay duda que la niña que tiene
como hija sea igual que su madre cuando crezca.
—¡Te dije que cerraras la boca!—vociferó golpeando su pecho. Pero lo que
Camila no tenía en cuenta en ese momento era el lugar donde estaban, Anna
perdió el equilibrio y al no tener nada de donde sostenerse a tiempo, fue a dar
directamente hacia las escaleras, rodando escalón por escalón siendo observada
por la castaña que veía todo en cámara lenta al estar en shock por lo que había
sucedido. La cabeza de Anna golpeo el suelo cuando termino de caer y Camila se
tapo la boca con ambas manos totalmente sorprendida al ver el evidente charco
debajo de ella. Lauren había sido un público impotente que lo había visto todo
desde el pasillo.
—¡¿Camila que has hecho?!

pei_17

Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 13/08/2015

Volver arriba Ir abajo

ENEMIGAS Y ALGO MÁS Empty Re: ENEMIGAS Y ALGO MÁS


Mensaje por pei_17 el Sáb Ago 15, 2015 9:07 pm

XVIII
INDIFERENCIA.

Los hechos no dejan de existir porque se les ignore.

Camila se giro rápidamente encontrando a Lauren detrás de ella, viéndola con la


misma cara descompuesta que estaba segura que ella tenía por igual.
Lauren camino con pasos algo ligeros olvidándose del dolor, Camila estaba
estática a su lado sin saber qué hacer, donde mirar y qué decir, la morena observo
al final de las escaleras viendo a Anna en una pose bastante difícil para una
persona, pero lo que más impactaba era la mancha detrás de su cabeza.
—¡Dios santo!—murmuro viendo sin poder creer aquello. Se había hasta recreado
una escena de Camila discutiendo con alguna de sus empleadas cuando había
escuchado los gritos, pero lo que Lauren jamás imagino fue ver a Anna
discutiendo con la castaña, y de repente y sin dar tiempo a más nada, ver como
ésta la empujaba por las escaleras.
Logro quitar la visión del cuerpo inerte y miro hacia su derecha, viendo a Camila
aun con las manos en el rostro que claramente se mostraban temblantes, su
pecho se contraía rápidamente y supuso que estaba atravesando por una crisis.
—¡María!—grito Lauren a todo pulmón—¡María!—repitió. Por un momento había
tenido la idea de enviar a Camila por ayuda, pero viendo el estado en el que se
encontraba dudaba que pudiera procesar alguna orden. La anciana apareció al
poco tiempo gritando cuando vio aquella imagen en las escaleras—¡María llama a
una ambulancia!—grito Lauren. La mujer observo hacia arriba encontrando a su
jefa con la mujer castaña a su lado, ella también pensó cualquier cosa viéndolo
desde esa perspectiva—¡Ahora María, no tenemos toda la noche!—grito
sacándola de su transe.
—¡Enseguida!—dijo saliendo disparada hacia el teléfono.
Lauren intentaba tranquilizarse, pero no podía evitar sentir miedo ante la poca
movilidad del cuerpo de Anna. Habría grandes, grandes consecuencias si aquello
se complicaba. Ella estaba completamente con las manos y pies atados. Por más
que quisiera hacer algo, tristemente lo que restaba hacer era esperar el tiempo
que la ambulancia se dispusiera a tardar para venir en busca de la castaña.
—Camila—dijo zamarreándola. Ejerció un poco de fuerza en sus brazos para que
la mirara, logrando que la castaña dejara de mirar fijamente aquel cuerpo—
Camila vámonos de aquí—propuso casi empujándola.

La llevo hasta su habitación y la recostó en su cama, sentía su cuerpo temblar y la


vio con la mirada perdida, Lauren comprendió la culpabilidad que quizás estaría
atravesando en ella y no era para menos.

La dejo ahí y decidió cambiarse de ropa, aun no comprendía con exactitud qué era
lo que había sucedido, pero por el momento estaba dispuesta a poner la cara si la
situación se complicaba.
Después de su ardua tarea luchando contra los dolores y su ropa, logro finalmente
vestirse. Estaba saliendo de su cuarto cuando escucho la voz de María
anunciando que ya estabas los paramédicos en la casa. Lauren bajo lentamente
las escaleras viendo en el transcurso como colocaba a Anna sobre la camilla, ella
no había mostrado en algún momento movimiento alguno y eso no hacía más que
preocupar a Lauren.

—¿Vendrá con nosotros?—pregunto el hombre apurado.


—Los seguiré en mi auto—explico Lauren. Después de todo viajar en una
ambulancia tambaleante no era la mejor opción para sus adoloridas costillas. El
hombre asintió con la cabeza y se marcho rápidamente sin perder más tiempo.
—Señorita que…
—Ahora no María—la interrumpió buscando las llaves de su auto— tampoco tengo
idea de que es lo que sucedió, así que preguntes—dijo de manera cortante antes
de marcharse. Seguramente su empleada estaría pensando lo peor de ella, pero
en eso momento no le importaba para nada.
Rezaba una y otra vez que Anna estuviera viva, no quería ni imaginarse el
escándalo que se avecinaría después.

Con las mayores de las dificultades logro entrar a su auto y manejo de manera
tranquila durante todo el trayecto, si hubiera malas noticias los paramédicos se lo
hubieran notificado en el momento. ¿Qué estaba sucediendo? Se preguntaba una
y otra vez. Aun la idea era costosa de asimilar, en un momento estaba
tranquilamente con Camila en su habitación, compartiendo como nunca una
conversación si peleas y al siguiente se encontraba con una imagen
completamente diferente por donde se le mirara.

Lauren no podía evitar reprocharse a sí misma el no haber aclarado las cosas con
Anna nuevamente, era ahora cuando la voz molesta de Edward se repetía en un
constante eco en su cabeza. ¿Qué estaba haciendo Anna en su casa? No tenía
motivos para ir, pero teniendo en cuenta lo insistente que podía llegar a ser esa
mujer no dudaba que no le hubiera importado para nada el trato que le había dado
cuando la había ido a ver al hospital.

¿Qué hacia discutiendo con Camila? ¿Qué sucedido para que ambas este frente a
frente gritándose? Lauren tenía un caos en su cabeza, tenía tanta preocupación
como miedo y la situación no se presentaba para menos. Justo, justo cuando las
cosas estaban marchando tranquilas para ella tenía que suceder este tipo de
cosas.
Estaciono el auto y con dolor que sus costillas y tobillo se lo permitían salió de él y
fue a paso lento hacia el hospital. Quería tener en cuanto antes noticias de Anna y
preguntarle a Camila que rayos era lo que había sucedido.

Fue directamente a la mujer que parecía muy entretenida leyendo unos papeles
que tapaban su rostro.
—Hola—dijo Lauren llamando la atención de la mujer.
—¿Puede ayudarte en algo?—pregunto amablemente después de haber bajado
las hojas.
—Si bueno yo… quería saber cómo esta una amiga que supongo que acaba de
ingresar aquí hace poco. Ella cayo por las escaleras—explico Lauren— su nombre
es Anna Ivanova.
—Ha ingresado hace poco una mujer, si—dijo tecleando— pero aun no ha sido
identificada.
—¿Pero sabe cómo se encuentra?
—En este momento está siendo atendida en urgencia—explico— el doctor
Morozov se está encargando de ella.
—¿Urgencia?—pregunto asustada— ¿Esta grave?
—Aun no se ha notificado nada de eso señorita, si gusta puede sentarse a esperar
hasta que el doctor de noticias.
—Bien—respondió—gracias de todas formas—dijo palmeando su adolorida
costilla.
Lauren estuvo un largo e indefinido tiempo esperando sola en el pasillo,
observando de vez en cuando por la ventana y viendo que ya se había hecho de
noche. Estaba a punto de quedarse dormida ahí sentada como estaba hasta que
vio aproximarse al mismo doctor que la había atendido a ella hace unos días.
—Doctor—dijo Lauren deteniéndolo. El hombro giro y sonrió al reconocerla, la
morena estaba parada firme frente a él y se alegraba de su rápida recuperación.
—Señorita Jauregui—menciono recordándola claramente. A pesar de pasar más
horas en ese hospital que afuera, aquel rostro que había sido publicado en
innumerables revista era muy, muy reconocido— veo que ya se encuentra mejor.
—Si bueno, he estado haciendo reposo como me lo ha dicho—dijo antes de agitar
su cabeza ligeramente, se estaba desviando del tema— Doctor ¿Cómo se
encuentra Anna? ¿Ella está bien?—pregunto con preocupación.
—¿Anna?—pregunto— ¿así se llama? Supongo que me debes hablar de la mujer
que llego inconsciente—menciono.
—La misma—contesto— ¿Cómo se encuentra?
—¿Es usted familiar?—quiso saber— no puedo darle ese tipo de información si no
lo es.
—Soy su jefa—explico Lauren— y créame cuando le digo que no vendrá ninguna
familiar—termino diciendo. El doctor medito lo que escucho pero aun se
encontraba algo receloso al respecto.
—Yo, no lo sé señorita…
—Por favor, es mi empleada y estoy preocupada—dijo como último recurso.
Morozov asintió levemente conmoviéndose y creyéndole sin saber porque.
—Bien—dijo aclarando su garganta— como te había dicho, ella llego aquí
inconsciente con un importante golpe en la cabeza, supongo que eso causo el
desmayo.
—Ella… ella cayó por las escaleras—explico Lauren con temor.
—Bien, eso explica muchas cosas—asintió— además del golpe, tiene su brazo
izquierdo fracturado y un esguince en el muslo, que si se cuida como corresponde
quizás no le traiga complicaciones a futuro. Estamos esperando que despierte
para hacerle un electroencefalograma, queremos ver que tan grave pude haber
sido el impacto en su cabeza.
—Entiendo—dijo con la mirada perdida— ¿puedo pasar a verla?—pregunto.
Quería ver que tantas había sido sus heridas, ya que postrada al final de las
escaleras no era la mejor imagen para quedarse a mirar y evaluarla.
—Todavía no, las enfermeras están encargándose de su cabeza. Tuvo un golpe
que le provoco un corte—explico— pero yo le hare saber cuándo puede pasar a
verla, quizás quiere ir a casa a descansar señorita. Usted aun no está recuperada
del todo.
—Yo estoy bien—dijo queriendo ignorar los dolores— y si no le importa me
quedare a esperar aquí
—Como quiera—dijo sonriendo— es usted una buena jefa, le avisare cuando este
lista—dijo marchándose.
—Gracias—murmuro Lauren a la nada.

Tanto el cansancio físico como el mental, habían terminado por vencer a Lauren
dejándola en un sueño profundo en aquellas incomodas sillas. Había sido
demasiado para tan pocas horas y su cuerpo adolorido se lo hacía notar. Cada
leve movimiento que hacía era una punzada ardiente en sus partes afectadas.
Maldijo cuantas veces pudo a la situación y a ella misma, tenía demasiadas ganas
de irse a casa como se lo había propuesto el médico, pero se sentía con una
enorme culpa y no podía retirarse así como si nada. Más cuando se la había
informado acerca del golpe en su cabeza y que eso podría llegar a traer grandes
consecuencias.

Después de seguir intentando inútilmente volver a dormirse, supo finalmente que


el dolor no se lo iba a permitir. Había mirado las revistas viejas y poco interesantes
para matar el aburrimiento, paseo de punta a punta por los pasillos conociendo
aun más el hospital, e inclusive había ido en busco de un café, donde se había
entretenido escuchando a unos ancianos discutir donde se encontraba la
habitación que tanto buscaban. Ella se había acercado y se había ofrecido como
voluntaria a guiarlos hacia la puerta correcta, los ancianos agradecidos le había
contado durante toda la caminata— que había sido lenta por parte de Lauren y la
pareja mayor— que habían sido abuelos por tercera vez y estaba contestos de
que al final había venido una niña.

Lauren se mostro amable y atenta a la conversación hasta que llegaron a su


destino, los ancianos le agradecieron y ella se sintió bien al ser algo útil en esos
momentos, ya que el reposo y la poca actividad que tenia habían sido un
verdadera castigo para ella, quien no podía estar quieta un segundo y extrañaba
su trabajo a horrores.

Las molestias y el no saber nada, no había hecho más que aumentar su mal
humor. Había pasado una noche horrenda, preocupada y asustada por lo que se
avecinaba. Había dejado a Camila sola en su casa con una crisis y Anna ahora
estaba internada con lesiones que eran preocupantes. No sabía qué hacer hasta
que no tuviera noticias de su secretaria, era ahora que comenzaba a tomar
consciencia de la gravedad de la situación, la noche anterior había sido ocupada
por el temor y había actuado casi mecánicamente.
Estaba a punto de tomar otro paseo cuando observo al doctor Morozov acercarse
hasta ella.

—¿Paso la noche aquí?—pregunto intrigado y sorprendido. Lauren solamente se


limito a asentir con la cabeza de manera cansada— Eso es sorprendente—
sonriendo— y como te había dicho ya puedes pasar a ver a Anna—le informo.
—Gracias—dijo Lauren. El doctor la guió silenciosamente hasta la puerta donde
estaba Anna.
—Cualquier cosa no dude en llamarme—dijo antes de despedirse. Lauren volvió a
asentir con la cabeza y no dudo en entrar de una vez.

Cuando entro el único sonido que escucho fue el cerrar de la puerta. Anna estaba,
como suponía, plenamente dormida. El brazo izquierdo ya estaba enyesado y
reposaba sobre su tórax. Tenía algunas marcas en su frente y Lauren se sentía
aun peor, lo único que la aliviaba un poco al menos era saber que estaba ahí
frente a ella, viva y respirando. Tomo una silla y se sentó a su lado, observándola
durante un largo, largo tiempo.
Había notado que se había dormido una vez más, cuando escucho unos quejidos
que provenían de la mujer que estaba a su lado. Lauren termino por abrir los ojos
y observo a Anna tocarse la cabeza con su mano buena y murmurando por lo bajo
algo acerca de su adolorida pierna.

—Anna—dijo Lauren levantándose rápidamente— ¿Te encuentras bien? ¿Qué te


duele?—pregunto preocupada.
—Lauren—dijo ésta con la voz llorosa— me duele… me duele mucho la cabeza—
dijo tocándosela nuevamente. Anna llevo sus dedos detrás de su cabeza y noto
unas vendas en el lugar donde su carne palpitaba de dolor.
—No te exaltes Anna—pidió Lauren— llamare al doctor ahora, tu tranquila—dijo
marchándose ligeramente hasta donde su tobillo se lo permitía.
Afortunadamente Lauren encontró al doctor en el pasillo y no dudo en informarme
que Anna ya había despertado. Juntos fueron hasta la habitación, encontrando a
la castaña quejándose del dolor y haciendo todo tipo de preguntas de cómo había
llegado ahí.
La moreno observo paciente mientras el doctor le hacía preguntas a Anna y la
examinaba y explicaba con paciencia lo que le había sucedido.
Cuando todo finalmente había terminado el médico hizo algunas anotaciones e
hizo la pregunta que Lauren tanto estaba temiendo.
—Dime una cosa Anna—dijo ésta— ¿Qué es lo último que recuerdas?— Lauren
estuvo a atenta a la mirada pensante de la castaña y como se volvía a tomar la
cabeza por el dolor debido al esfuerzo del recuerdo.
—Bueno… lo último que recuerdo es a Lauren—dijo señalándola— cuando ella
me había llevado hasta casa luego de haber cenado—relato. Lauren abrió grande
los ojos, aquello había pasado hace semanas atrás. El doctor rápidamente capto
esto y decidió dejar las cosas ahí por el momento, no quería preocupar más a su
paciente y que sufriera algún tipo de colapso o algo por el estilo.
Morozov explico que tendrían que hacerle algunos estudios más y Anna acepto
automáticamente, anoto algunas cosas y se acerco a Lauren seriamente.
—¿Puedo hablar contigo a solas?—pregunto. Lauren asintió y los dos se retiraron
de la habitación para hablar calmadamente lejos de los oídos de Anna.
—Sé lo que me preguntara— comenzó Lauren con impaciencia— lo que ella le
conto ha sucedido hace semanas atrás—dijo.
—Como lo sospeche—contesto anotándolo.
—Supongo que eso no son buenas noticias ¿no?—dijo Lauren.
—Sí y yo—contesto confundiendo a Lauren—verás— explico— la pérdida de
memoria es algo que anticipábamos, pero debes ver el lado buena de que al
menos olvido las cosas de hace unos días atrás y no de hace años. Pudo haber
sido peor señorita.
—Es cierto—confeso Lauren— pero ¿ya no volverá a recordar más? ¿Y si olvido
otras cosas también?
—Eso dependerá de ella, como puede que recuerde lo que sucedió hace unos
días o quizás ya no. De todas maneras no creo que haya sucedido algo
demasiado trascendental en tan pocos días ¿no cree?—dijo sonriendo.
—Ya lo creo—contesto Lauren tranquila.

Después de eso el doctor le explico algunas otras cosas más y la morena pudo
quitarse el gran peso que cargaba encima al igual que la preocupación. Si los
análisis salían bien Anna seria dada de alta cuando menos se lo esperara,
solamente que tenía que hacer un reposo más estricto a comparación del suyo,
cualquier tipo de fuerza con su pierna podía seguir empeorando los tejidos
musculares.
Cuando Lauren volvió a entrar a la habitación, encontró a Anna mirándola
fijamente con muchas dudas tatuadas en el rostro.

—¿Qué tanto hablabas con el doctor?—quiso saber.


—Cosas—dijo simplemente Lauren— ¿Te sigue doliendo la cabeza?—cambiando
de tema.
—Algo—respondió— pero ya me han dado algo para quitarlo, supongo que será
cuestión de esperar.
—Sí, es lo más seguro—dijo pensando en decirle la verdad o no— ¿sabes?
Dentro de unos días te darán el alta, tendrás que tener mucho cuidado Anna si
quieres recuperarte correctamente.
—Lo sé—cabizbaja. Lauren se sintió pésima al ocultar la verdad.
—He estado pensando que quizás lo mejor sería que te vinieras conmigo cuando
te den el alta—dijo logrando que la castaña la mirara— necesitaras a alguien
cerca para que te ayude por si necesitas algo y esas cosas.
—Pero Lauren, no quiero ser molestia—intentando disimular su enorme alegría.
—No lo serás—contesto— es lo que menos puedo hacer—dijo murmurando. Anna
se extraño por este comentario pero no pregunto nada al respecto. Observo a la
morena y la vio claramente cansada, posiblemente había tenía una muy mala
noche.
—Gracias por todo Lauren—tomando su mano— gracias por estar conmigo en
esta difícil situación.
—No es nada—dijo apartando delicadamente su mano—.
—¿Por qué no vas a descasar?—notando su acción y cuidando su suerte—
supongo que estaré aquí unos cuantos días más, ya sabes que estoy viva—
queriendo bromear, sin darse cuenta como había impactado ese comentario a la
morena, ya que se había sentida atrapada.
—Sera lo mejor—dijo yendo hacia la puerta— vendré mañana a verte y para saber
acerca de los análisis.
—Está bien, aquí estaré entonces—sonriendo. Lauren salió rápidamente de ahí y
se apoyo en la pared del pasillo cerrando sus ojos. Iba a estar en graves aprietos
si la verdad salía a la luz. Estaba comenzando a relajarse cuando una voz la saco
de sus pensamientos, logrando que diera un brinco por el susto causando
nuevamente dolor en sus costillas.
—¡Lauren!—llego la castaña corriendo agitada hacia ella, la morena la miraba de
una manera nueva que no la hacía sentir nada cómoda— ¿Cómo esta? ¿Se
encuentra bien?
—Si quieres saber si está viva, si, ella ahora está bien—contesto rápidamente— y
no gracias a ti Camila—dijo reprobatoriamente.
—Se que pensaras lo peor…
—¡Y no es para menos!—la interrumpió, sus costillas se quejaron por el esfuerzo
en su caja torácica pero eso ya no era problema, el enojo iba en aumento y poco a
poco comprimía el dolor — ¿En qué rayos estabas pensando Camila? ¡¿Qué
hubiera pasado si el resultado hubiera sido otro?!
—¡Pero no fue así!—grito— ¡¿Crees que no siento culpa?!—dijo— Si estoy aquí
es por algo ¿no?
—Ya es de mañana Camila—dijo apuntando a una ventana— supongo que si
hubieras estado tan preocupada como dices, hubiera venido hace horas—
contesto. Camila intentaba calmar su respiración para evitar seguir con una
discusión inútil.
—Lauren—dijo intentándolo decir calmadamente— créeme cuando te digo que
todo tiene una explicación
—Y no sé si la tuya tenga justificación Camila—negando con la cabeza— ¿Tienes
idea de lo que he mentido para que me crean que fue un simple accidente?—dijo
— agradece que ella no lo recuerda.
—¿Qué quieres decir con eso?—pregunto alarmada.
—Anna perdió la memoria—contesto— cuando la empujaste por las escaleras ella
se golpeo la cabeza logrando que olvidara algunas cosas—la castaña abrió
grandes los ojos ante esa información— por eso no recuerda que fue lo que le
sucedió, y por el momento agradezco que no haya preguntando anda aun.
—Oh cielos…—murmuro dando unos pasos hacia atrás— yo… yo no quería…
—¿No querías empujarla?—completo Lauren— de todas maneras creo que no me
interesa saberlo—dijo comenzando a caminar
—Lauren pero ella…
—Olvídalo Camila—la interrumpió – lo mejor será que te mantengas alejada de
ella, no vaya a ser cosa que de repente lo recuerde todo y quiera hacer algo en tu
contra—dijo deteniéndose para mirarla— y no sé porque lo hago, pero es mejor
que me obedezcas si no quieres meterte en problemas, es por ti bien—retomando
su caminata.
—¿Lauren no escucharas lo que tengo para decir?—quiso saber acercándola.
—¿Sinceramente?—mirándola— no. Al menos por el momento no quiero saber
nada, quiero prepararme mentalmente para lo que diré, tengo muchas cosas que
solucionar ahora.
—¡Entonces haz lo que quieras!—dijo ya enojada— pero ella no quedara como
una víctima simplemente porque este en una camilla, tu y yo hablaremos pronto—
dijo con convicción— pero será cuando entres en razón—dijo alejándose.
—Si, como sea—murmuro confundidita.

A la mañana siguiente le había realizado los análisis a Anna y parecía que todo
marchaba bien. La nueva temporada comenzaba la semana próxima y Lauren
estaba de los nervios al dirigir algunas cosas de su trabajo por medio de lo que
Edward le dejaba, esperaba recuperarse rápidamente y estar presente para el
primer lanzamiento. Camila no había intentando explicarse nuevamente y Lauren
no supo si sentirse más enojada por su indiferencia ante lo que había hecho, ¿Por
qué se mostro preocupada en el hospital por Anna entonces? Eso no hacía más
que hacerla dudar con respecto a lo que había sucedido.

Bastaron algunos días más para que le dieran el alta a Anna y Lauren estaba ya
temprano desde la mañana para ir a recogerla, sabía que iba a necesitar una silla
de ruedas y un transporte especial, por eso sería llevada por un personal
especializado en eso. Lauren había llegado a su edificio mucho antes que los
enfermeros, iba a necesitar de guiarlos para que llevaran a Anna desde su piso,
espero afuera en la entrada sin tener idea de que era observada.

Lauren no se perdió del brillo en los ojos de Anna cuando era empujada con su
silla de ruedas hasta ella, habría ofrecido su penthouse como hospedaje
simplemente porque se sentiría peor si no se recuperaba como era debido. Más
con saber que cargaba una mentira sobre su espalda hacia más pesada la carga.
Anna abrió sus brazos cuando faltaba poco para su encuentro y Lauren no tuvo
más alternativa que erguirse un poco y abrazarla.

—Gracias Lauren—dijo en su oído apretándola como podía contra ella. En eso la


morena escucha el portazo de un auto y levanta la vista para ver y no ve más que
una mirada fija y seria sobre ella. Se separa rápidamente de Anna e intenta actuar
lo más normal posible.
—Por aquí—dijo avanzando y abriendo la puerta. Lauren le dio la llave a su
portero y le pidió como favor guiar a los enfermeros hacia su piso, este asintió sin
problemas y Lauren volvió de nuevo con Anna.
—El los guiara, síganlo—dijo Lauren señalándolo. Los enfermeros avanzaron pero
la castaña se mostro preocupada.
—¿Lauren tu no vendrás?—pregunto.
—Enseguida Anna—contesto mirándola. Todos se perdieron dentro del edificio y
ella espero paciente la próxima lucha que vendría.
—Vaya, no se ve tan mal después de todo—dijo la voz a su espalda— ¿serás
enfermera ahora?
—¿Y a que viene ese comentario ahora?—mirándola— ¿quieres que te recuerde
porque esta así a caso?— Camila giro su mirada hacia otro lado incomoda.
—Sé muy bien porque esta así Lauren—contesto— muy a diferencia de ti.
—Creo que lo que vi fue más que suficiente—respondió— después de todo Anna
no recuerda nada y tú puedes decir lo que quieras a tu favor
—¿Me estas tomando de mentirosa?—pregunto— deja de exagerar las cosas
Lauren, intento explicarte que sucedido y tú te obstinas en no escuchar
—¿Y cómo quieres que este?—pregunto— estas aquí como si nada después de
dejar pasar varios días en lo que tuviste la oportunidad de aclarar las cosas, y
fuiste solamente al hospital una vez y supongo que no era para nada más que
para quitarte la duda si estaba viva o no.
—¡No me aparecí porque tú me lo dijiste!—grito— no quería empeorar las cosas
—¡Si, y fue porque mentí por ti!—contesto.
—¡Pues nadie te lo pidió!—cruzándose de brazos— si me hubieras escuchado no
habría necesidad de seguir complicando más las cosas. Te cargas con asuntos
que no son tuyos.
—¿Asuntos que no son míos?—pregunto— Te recuerdo que todo sucedió en mi
casa y por si fuera poco hay testigos que vieron a Anna en el suelo y a nosotras
en las escaleras, no me vengas a decir no tengo nada que ver.
—¿Entonces por qué no me dejas explicarme de una vez Lauren?—pregunto con
impaciencia— terminemos de una vez con esto que tengo cosas que hacer.
—Si estas tan ocupada no pierdas el tiempo entonces—mirándola— también
tengo trabajo que hacer y sin embargo me encargo de cosas que no son mías—
caminando— vamos a tener esta charla Camila, pero no aquí—observando a su
alrededor y viendo que habían captado algunas miradas debido a sus gritos— no
es el lugar ni el momento apropiado.
—¿Entonces cuando será Lauren?—pregunto — ¿Cuándo tú quieras, como
siempre?
—No te preocupes, yo te llamare—dijo girándose. Camila suspiro y decidió que
era mejor dejar las cosas así. Se fue rápidamente hacia su auto, esperando
impaciente entretener su mente en otra coas que no sea en ese bendito accidente
que la tenia comiéndose las uñas.
Una vez que Lauren estuvo dentro de su penthouse observo a Anna mirar
atentamente por los ventanales. La saludo para que notara su presencia y fue
rápidamente hacia la cocina por agua, aquellas discusiones cada vez la agotaban
mas.
—¿Lauren?—dijo Anna llamando su atención.
—¿Si?—girándose.
—¿Qué fue lo que me sucedió?

XXIX
LA INCERTIDUMBRE Y LA NUEVA TEMPORADA.

De los miedos nacen los corajes


Y de las dudas las certezas.
Se necesito de un gran esfuerzo para que Lauren no escupiera el agua que estaba
bebiendo, justo cuando Anna hizo aquella pregunta. La miro durante algunos
eternos segundos pensando en que decir, el hecho de que la castaña estuviera
más entretenida en la vista exterior, hacia las cosas al menos un poco más
sencillas.
Apenas había abierto la boca para contestar alguna mentira cuando nuevamente
apareció un enfermero para su salvación.

—Señorita, ¿eso es todo?—pregunto— si ya no nos necesita…


—En realidad si los necesitare—lo interrumpió— necesito que esté en una
habitación y es en el piso de arriba y yo no podre sola—explico recordando sus
lesiones— además es una terea difícil para una persona y más con las escaleras
—señalándolas.

Los hombres asintieron, Lauren llamo a María y juntos con un gran esfuerzo para
no mover demasiado a Anna, la llevaron hacia el piso de arriba con mucha
dificultad. Se habían requerido de muchas maniobras y mucha lentitud para lograr
aquello, Lauren solamente había permanecido en la cocina pensando en cómo
actuar de ahora en más. Decirle la verdad a Anna era arriesgarse a que
posiblemente lo recuerde todo y quisiera hacer algo contra Camila, y ella no
estaba preparada para soportar el lío que podría aparecerse por eso. Lo mejor
sería inventar algo y quizás rezar para que nunca recuerde que le mintió.
La habitación ya estaba preparada para Anna, así que cuando entro, todos la
habían colocado cómodamente sobre la cama. María despidió a los enfermeros y
decidió obedecer las órdenes de su jefa, tenía muchas preguntas, y claro, no era
para menos después de haber visto a esa misma muchacha tendida al final de las
escaleras en una posición muy incómoda y con sangre saliendo de su cabeza. Y
ahora, días después de lo sucedido y que Lauren estuviera mas fuera del
penthouse que adentro, traen a la misma muchacha con unos enfermeros para
cuidarla en su casa. Definitivamente sucedían cosas de lo que no estaba enterada
para nada, cosas raras y de las que no estaba del todo segura si quería saber.

Lauren termino por limpiar ella misma el vaso donde había bebido agua y lo
guardo en su lugar. Se apoyo en la mesa y soltó un suspiro largo, no sabiendo si
era de alivio o para prepararse ante lo que se venía. María bajo lentamente la
escalera, observando durante unos momentos la mancha que aun no había salido
del tapizado y posteriormente a la morena.
Lauren noto su presencia, pero aun no se atrevía a hacer contacto visual, temía
encontrar su mirada acusadora, y lo que hacía aun peor las cosas, era que en
parte lo era, ya que había sido cómplice y mas en callarlo.

—La señorita ya está en su habitación—informo María poniéndose del otro lado de


la mesa.
—Muy bien María—contesto Lauren viendo una mancha casi invisible sobre el
mármol— dentro de poco será la hora de comer—mirando su reloj— si no te
importa, me gustaría que Anna no coma tan tarde, necesita recuperar fuerzas—
explico para finalmente mirarla.
—No hay problema con eso, ya mismo me pondré a cocinar—contesto— ¿usted
también comerá?—pregunto.
—Yo… no lo creo, no tengo demasiado apetito. Quizás me vaya a la cama
temprano hoy.
—Pero usted también necesita recuperar fuerzas—casi regañándola— ha estado
durante todos estos últimos días caminando cuando usted bien sabe que no
tendría que hacerlo—relato. Lauren dio una sonrisa torcida ante su preocupación.
—Lo sé, María—contesto— pero era mi deber—la señora mayor se quedo
pensando en lo que acababa de escuchar y nuevamente las ideas y conclusiones
habían hecho su aparición ante lo que había ocurrido tiempo atrás.
—Señorita Lauren, yo no sé lo qué sucedió hace unos días atrás, pero…
—María—dijo la morena interrumpiéndola. Temía tanto que a la mujer mayor se le
fuera la boca y contara algo de lo que no estaba ni enterada— ¿Puedo contar con
tu total discreción en esto?
—Por supuesto que sí—contesto rápidamente— eso era justo lo que le estaba por
decir.
—Me alegra entonces que sea así—dijo— pero si quieres alguna respuesta,
déjame decirte que yo también las estoy buscando.
—No entiendo—contesto confundida.
—Yo tampoco María—contesto francamente— y no sé que pasara por tu cabeza,
pero estoy segura que debe ser lo peor—la mujer abrió la boca para hablar, pero
Lauren volvió a interrumpirla levantando la mano— pero te aseguro, María, que los
accidentes existen— o eso era lo que ella quería creer
—Lo comprendo—dijo asintiendo— usted sabe que puede contar conmigo
siempre que lo necesite—dijo— para cualquier cosa—puntualizo. Lauren avanzo
sonriendo hasta ella, seguramente la mujer todavía seguía teniendo dudas y
posiblemente creía que ella había tenido algo que ver con la caída de Anna, pero
después de todo no la culpaba.
—Gracias—dijo tomando sus manos— me alegra contar con tu apoyo, pero debes
estar tranquila que nada es como parece—soltándola.
—Eso espero señorita—murmuro. Lauren giro escuchando y vio sobre su hombro
para hablarle.
—Iré a ver si Anna necesita algo—dijo— en cuanto la comida este házmelo saber.
—Yo le avisare—dijo María, observando a Lauren subir las escaleras con algo de
dificultad, habían pasado demasiadas cosas raras en muy poco tiempo. Sacudió la
cabeza cuando los malos pensamientos comenzaron a apoderarse de su cabeza,
si su jefa le había dicho que había sido un accidente, entonces eso sería ¿cierto?
María se dispuso finalmente a cocinar para intentar tener su mente apartada de
sus posibles teorías, pero lo que hacía todo aun más misterioso era ¿Dónde
estaba la mujer castaña que estaba con su jefa en las escaleras cuando había
visto a la joven en el suelo? ¿Tendría ella algo que ver también?

Anna estaba a punto de quedarse dormida cuando escucho unos suaves golpes
en la puerta, en cuanto vio a Lauren aparecer del otro lado, rápidamente su cara
de dormida paso a ser una de alegría. Lauren había notado su sonrisa aparecer
cuando la observo a ella.

—¿Cómo estás?—pregunto acercándose a la cama.


—Creo que no podría estar mejor en otro lugar—dijo sonriente. Se acomodo de
forma que estuviera algo sentada para poder observarla. Anna tomo
sorpresivamente a Lauren de la mano jalándola, provocando que la morena se
sentara de golpe en la cama, no teniendo en cuenta sus lesiones, logrando que la
morena soltara un quejido y tocara con su mano libre sus costillas— Cielos Lauren
¿te he lastimado?—pregunto preocupada.
—Tranquila—dijo queriendo aliviar su dolor— Estoy lastimada, pero no has sido tú
—explico.
—¿Qué?—pregunto confundida— ¿Qué te sucedido?
—Me atropello un auto—relató
—¡Por Dios Lauren!—dijo tapándose la boca con su mano libre— ¿hace cuanto
que sucedió eso?—pregunto activando las alarmas en la cabeza de la morena.
—Hace unos días, pero no es nada—se removió incomoda.
—¿No es nada?—dijo— te he visto como caminas, seguramente estas adolorida y
anda caminando de aquí para allá—contesto.
—No es nada, Anna—contesto tercamente— mi tobillo ya no me causa molestias,
además si fuera algo más serio ¿no crees que ni siquiera podría estar levantada?
—Puede que tengas razón—medito asintiendo lentamente.
—Y la tengo—afirmo.
—Lauren—dijo cambiando su tono de voz— ¿eso fue hace días?
—Unas dos semanas atrás para ser exactas—contesto— ¿Por qué?
—Y ¿Por qué yo no lo recuerdo?—quiso saber. La morena abrió grande los ojos,
tarde o temprano sabría que vendrían los problemas, pero eso no quitaba el hecho
de que la tomara por sorpresa— y no me has respondido cuando te pregunte que
me sucedió— término por recordar.
Lauren se acomodo un poco mejor para conservar una buena postura, necesitaba
verse tranquila y relajada, nada que hiciera dudar lo que estaba a punto de contar.
Ni siquiera para ella misma, necesitaba sonar muy convincente.
—Verás Anna—comenzó luego de suspirar— las mismas escaleras por donde te
subieron los enfermeros hace momentos atrás, es por donde te has caído—relato
escuetamente.
—¿Caerme por las escaleras?—repitió sorprendida— pero ¿Por qué yo no
recuerdo eso?
—Tuviste un fuerte golpe en la cabeza, eso logro que lo olvidaras—explico. Anna
toco la parte donde tenía las vendas y comenzó a creer en lo que escuchaba.
—pero ¿Cómo sucedió Lauren?—pregunto— ¿Cómo logre caerme por las
escaleras aquí y en tu casa?— Lauren volvió a removerse pensando.
—Yo… como te había dicho antes, había sido atropellada Anna—termino diciendo
lo primero que se le ocurrió— estaba queriendo subir las escaleras cuando tú te
ofreciste a ayudarme, y no lo recuerdo bien—mintió— pero tu tropezaste y
comenzaste a rodar y yo no pude hacer nada para evitarlo—dijo queriendo sonar
triste.
—Cielos…—murmuro sorprendida—pero aun así yo, yo no lo recuerdo.
—Quizás sea lo mejor Anna—tocando su mano fugazmente— no deberías
esforzarte tanto, además no es algo muy lindo para que lo recuerdes ¿cierto?
—Tienes toda la razón—respondió— de todas formas gracias por hacerte cargo
de mi Lauren, no sé de qué manera pagártelo—mirándola fijamente.
—No tienes porque pagarme de ninguna forma Anna—respondió parándose— a
mi me basta con que estés bien—dijo yéndose.
La castaña la vio marcharse sonriente, aquello, a pesar de todo lo que había
sucedido, estaba pasando de una manera muy conveniente para ella.

Lauren espero hasta estar en el pasillo, para recargarse en la pared de esta y


suspirar aliviada. Aquello había salido mejor de lo esperado, se alegraba
enormemente de que Anna no hiciera más preguntas, ya que si comenzaba a
indagar mas, notaria que había cierta diferencia entre su accidente y el de ella, y
no solamente no recordaría su caída en las escaleras, sino que también el suyo, y
ese si había pasado hace varios días atrás.
Pero al menos, por el momento, tenía un problema menos del que preocuparse. El
lanzamiento de la nueva temporada caía exactamente el viernes y apenas era
viernes por la noche, tenia exactamente una semana de espera. Ahora lo único
que importaba era reponerse para poder ver su revista antes de que fuera
lanzada.
El fin de semana paso sin problemas y Lauren se dedico a cuidarse
completamente, los dolores ya no eran continuos y casi ni se hacían notar. Anna
había querido intentar uno que otro acercamiento, pero la morena siempre lograba
escapar de manera sutil. Aun no había llamado a la castaña para tener “La charla”
y no sabía explicarse el motivo. Cuando finalmente llego el lunes, ella ya estaba
preparándose desde temprano en la mañana para ir a su trabajo.

Ninguno de los empleados había disimulado verla con asombro cuando ella
apareció, y no era para menos. Había estado al tanto de las revistas y noticias que
había hablado acerca de su accidente. Y como siempre, había encontrado una
que otra exageración, pero no era nada que no se pudiera desmentir con tan solo
mirarla, Camila no había sido involucrada en ello también y era mejor así. No
quería seguir dando explicaciones a algo que ya había pasado.
Paso derecho a su oficina y Edward apareció detrás de ella pisándole los talones.

—Veo que hiciste lo que te pedí—dijo observando fugazmente hacia afuera— ¿Tu
te encargaste de entrevistarla?—pregunto refiriéndose a su nueva secretaria
temporal.
—Sí, y ha sido la más apta—contesto— su nombre es Alexa y es muy eficiente
Lauren, se adapta muy bien.
—Eso espero—contesto mirando lo que su amigo le había traído— ¿han hecho
los cambios que pedí?
—Todos y cada uno—asintió— y todos te han apoyado con los arreglos que
sugeriste.
—Eran mucho mejor que las ideas anteriores—dijo— pero ya estoy aquí, así que
ya no habrá más ausencia—sonriendo.
—Se ve muy bien a decir verdad—dijo mirándola— estas contenta de estar de
nuevo en el rodeo ¿cierto?
—Y no sabes cuento Edward—contesto— es una total pesadilla estar recostada
en una cama sin hacer ningún tipo de actividad alguna.
—Creo que se te comprender—sentándose— y no me quiero ni imaginar con
cierta huésped que tienes, aun me cuesta creer que hayas hecho eso Lauren, si te
sentías culpable de alguna forma podrías haberle pagado a alguien para que la
cuidara o…
—Te explique cómo fueron las cosas Edward—lo interrumpió— y el tema es un
tanto delicado, así que por favor te pediré que no volvamos de nuevo a lo mismo.
—¿Y tú le crees todo eso de que no recuerda nada?—pregunto ceñudo.
—El doctor me ha explicado que eso fue a causa del impacto en su cabeza—
respondió algo insegura— de todas maneras algo así no se puede sostener por
siempre ¿no crees?
—Quizás— cruzándose de piernas— ¿Y qué me dices de cierta mujer testaruda
que ya no te visita?
—Aun no la he llamado—respondió
—¿Y por qué no lo has hecho?—pregunto— estamos a tan solo días de que
comience la nueva temporada y lo suyo termine Lauren ¿estás consciente de eso?
—Lo tengo muy claro Edward, no te preocupes.
—¿Entonces por qué pierdes valioso tiempo?
—Supongo que de alguna manera estoy retrasando las cosas—respondió. El rubio
la miro sin entender, así que Lauren fue por un vaso de agua antes de explicarse
mejor— veras—sentándose de nuevo— traté muy mal a Camila una vez en el
hospital cuando había ido a ver a Anna, yo estaba demasiado nerviosa y
preocupada por lo que le había sucedido y explote en la menor oportunidad.
—¿Qué hiciste Lauren?
—Tampoco es que haya dicho cosas erróneas—contesto— ¿puedes creer que
apareció justo cuando a Anna le dieron en alta y tuvo el valor para comentar que
no estaba tan mal? ¡Por Dios!—suspiro— ¡Ella esta así por su culpa!
—¿Entonces no la llamaste por que estas enojada?
—No, no lo he hecho porque tengo una leve idea de lo que sucedió.
—No entiendo.
—Alcance a escuchar algunas cosas que se gritaban antes de que Camila la
empujara, y sé que no ha sido a propósito, ella es bastante temperamental. Anna
dijo algo que hubiera hecho reaccionar de igual manera a cualquiera.
—Ya entiendo—contesto— de alguna manera te sientes culpable del trato que le
diste aun sabiendo que todo ha sido un accidente, que no fue más que todo un
susto por las consecuencias que pudieron haber aparecido después.
—Exactamente—dijo— quizás sea momento de dejar que las cosas se enfríen y
vuelven al menos un poco a la normalidad.
—Pero Lauren, yo no te culpo—mirándola— tu mentiste por ella, si algo peor
sucedía con Anna tú te ibas a hacer cargo ¿Qué sucede ahora?
—Mi forma de actuar Edward—dijo— conociendo a Camila seguramente me debe
estar odiando más que antes, y supongo que debe estar contando los segundos
para que el viernes llegue y deshacerse de mí lo antes posible. Supongo que es
mejor dejar las cosas así, creo que ya ha tenido suficiente de mí.
—¿Y tu Lauren?—pregunto— ¿Tu ya has tenido suficiente de ella?
—No sé a dónde quieres llegar con eso amigo.
—Solo respóndeme una cosa Lauren—dijo acercándose— olvida lo que pueda
llegar a pensar ella, pero ¿tu quieres que el trato de ambas se termine?—pregunto
sonriendo un poco. Y solo así logro que la morena pensara después de tanto
tiempo.

REVISTA DE MODAS “ÍCONO”

Quizás ya era la quinta vez que revisaba su celular y nada, tampoco es que
tuviera tan impaciente por aclarar las cosas. Si Lauren le creía o no, le valía un
pepino, ella había intentando explicarle y no se lo había permitido, pero ¿Por qué
esperaba tan impaciente su llamado? Si había algo que ya no podía seguir
negándose a sí misma, era que le enfurecía por completo que Lauren tuviera a su
secretaria hospedad en su propia casa. ¿Por qué tendría que tomarse tal
molestia? ¿Quería hablar con ella para explicarse una vez más o averiguar qué
era lo que tanto hacían esas dos? Contradictoriamente no quería ni pensar que
alguna de todas las ideas que ya se había formado, fuera alguna la real.

Había soportado todo el fin de semana pensando que Lauren lo usaría para
comunicarse con ella y arreglar las cosas, pero nada, absolutamente nada había
sucedido. Y eso la tenía loca de impaciencia y enojo. Y lo que hacía aun peor la
situación, era que ya estaban a días del lanzamiento de la nueva temporada y
todavía no había solucionado nada. Se reprochaba a si misma que ya no tendría
que preocuparse por eso, cuando finalmente el viernes llegara ella ya no tendría
que deberle nada a Lauren y volvería su rutinaria y tranquila vida, pero ¿Por qué
todavía sentía algo que la desesperaba? Se suponía que ya estaba por llegar el
día tan esperada para ella, ¿Qué sucedería que finalmente llegara? ¿Comenzaría
a llevarse mejor con Lauren? ¿Tendrían alguna clase de despedida especial?
¡Pero qué pensaba! Ni siquiera tendría porque imaginarse esas cosas, pero no
podía evitarse sentirse con la duda de que sucedería el viernes.

¿El fin de todo?

—Disculpe señorita Cabello—Dijo Allyson entrando sacándola de sus


pensamientos— aquí le traigo las portadas que me pidió—dejándolas sobre el
escritorio— y también todos los mensajes de esta mañana—dándole unas
papeles.
—Muy bien Allyson—revisándolos— ¿Y esto?— refiriéndose a una tarjeta dorada.
—Es la invitación para darle la bienvenida al sobrino de John Clark, el llamo y dijo
que pasaría un tiempo con él y vio apropiado que lo recibiera de esa manera.
—Ya veo—pensando en algo— ¿Y esto es…?
—El viernes—contesto rápidamente Allyson— justamente para el lanzamiento—
sonriendo un poco.
—Eso he notado—leyendo— luego veré que hare—respondió dejándolo apartado
y viendo las portadas. Allyson asintió suavemente y se fijo ésta vez con más
seguridad en su jefa, hacia de la semana pasada que la veía bastante pensativa,
ella solamente pensaba que quizás sea por todo lo del accidente y el estrés de la
nueva temporada. Ya que había oportunidades en la que pasaban apenas cortos
minutos que su jefa estaba constantemente preguntando acerca de las llamadas
en su ausencia. Si, lo más seguro era que se debía a eso.
Los días seguían su curso y ellas estaban cada vez más con las mentes ocupadas
en el nuevo lanzamiento, la bendita llamada había pasado a un segundo plano.
Cuando el viernes había llegado, ellas habían estado tranquilas al saber que
habían dado lo mejor de ellas para lo nuevo que vendría. Ambas estaban
conscientes de que había estado algo exigentes, pero sabían que así tendrían que
ser las cosas. Camila no iba a detenerse ahora, no después de que la guerra
contra Milenka había sido finalmente sellada, ella le iba a mostrar a esa
descerebrada y fácil mujer quien era la reina de la moda en New York.

Camila ahora se encontraba preparándose para la fiesta de bienvenida del sobrino


del señor Clark. Sinceramente no se encontraba con ganas de ir, ya que había
tenido una semana agotadora, pero no quería negar la posibilidad de toparse con
Lauren para terminar de una vez por todas aquello sin nombre, ya que se había
enterado por otros medios que ya estaba recuperada y trabajando. Al menos para
saber que ya no tendría cuentas pendientes que saldar.
Noah había pasado por ella puntual y juntos fueron hasta la mansión donde seria
la fiesta. El mismo John había comprado esa propiedad cuando había llegado de
América hace tiempo, ahora seguramente iba a alojar a su sobrino ahí durante
todo el tiempo que él se quedara.
Una vez dentro de la mansión, se habían topado con caras muy conocidas del
mismo círculo. Así que los primero minutos no habían sido nada más que para
saludar a todos aquellos que los reconocían instantáneamente para felicitarlos y
desearle la mejor de las suerte en esta nueva temporada.
Cada vez que algún empleado pasaba con una bandeja con copas sobre ella, no
dudaba en tomar una vaciarla en poco tiempo, buscaba con la mirada en todas las
direcciones pero no había algo o ese alguien que fuera de su importancia en esos
momentos. Estaba a punto de hacer una escapada al baño cuando escucho la voz
de John nombrarla.

—Camila—dijo el sonriente— ¿Cómo estás? Realmente no creí que asistirías,


supongo que habrás tenido un agotador día.
—Me encuentro bien, John—sonrió forzadamente mirando a la mujer que estaba
con él— pero no es más que un pequeño esfuerzo que valdrá la pena.
—No lo dudo—contesto— déjame presentarte a mi prometida—dijo entrelazando
las manos con la mujer— ella es Susan Meyer, pero próximamente Clark—
anuncio orgulloso— y ella es la famosa Camila Cabello.
—Es un placer finalmente conocerte Camila—tendiendo su mano— John me ha
hablado mucho de ti y además he visto tu trabajo.
—Bueno, espero que cosas buenas—correspondiendo el saludo y mirando a John
quien sonreía— y ¿Qué tal te parece?
—Completamente maravilloso—respondió— tienes un gran talento Camila.
—Gracias—respondió sinceramente— no sabía que estabas comprometido—
mirando a John.
—Sí, lo tenía algo oculto ¿no?—rió— pero nadie puede culparme con esta
maravillosa mujer—abrazándola— Susan al fin ha aceptado mudarse conmigo a
New York, así que ahora que se que no se ira de mi lado solamente resta esperar
a encontrar una fecha.
—Eso es grandioso—respondió— pero no es quizás algo ¿precipitado?
—No después de casi 4 años de relación—contesto Susan— incluso estaba
temiendo que él jamás me lo pidiera.
—Es que temía que tu no aceptaras, cariño—mirándola— no puedes culparme ¿o
sí?—pregunto. Susan solamente sonrió y lo beso sin importar la espectadora
frente a ellos, Camila quedo desplazada de aquella melosa escena.
—Bueno… les deseo lo mejor entonces—dijo haciéndose notar— tengo que irme
a…
—Sí, sentimos lo de hace rato, pero tu entiendes—ella asintió— no te quitaremos
más tiempo, debemos saludar a los demás. Quizás en estos días te sorprenda con
la invitación de la boda.
—No lo dudo—levantando su copa— con permiso—dijo escabulléndose de ahí.
Busco a Noah con la mirada pero no estaba en ninguna parte, desde que él había
dicho que iría al baño no lo volvió a ver. Quizás había sido porque ella no lo había
esperado donde él le había pedido, pero no pensaba quedarse parada como idita
en un solo lugar. Dejo su copa ya vacía en una mesa cuando vio a Charlotte
aproximarse a ella.
—Sabía que te encontraría aquí—abrazándola— ¿Cómo estas, querida?
—Muy bien, Charlotte—respondió— ¿Y usted?
—Esplendida, querida—dijo— ya he visto tu revista y déjame decirte que como
siempre superas mis expectativas.
—Muchas gracias—respondió— una buena organización y buenas elecciones dan
buenos frutos.
—Indudablemente—dijo— y hablando de organización, Joffrey cumplirá años
dentro de poco y pienso hacerle una fiesta sorpresa ¿asistirías?
—Ofende la pregunta, por supuesto que iré Charlotte.
—No esperaba menos de ti querida—respondió tomándola de las manos— Lauren
me sugirió la idea y no lo dude, después de todo el la vio crecer y es amigo de su
familia de toda la vida.
—¿Lauren?—pregunto sorprendida. Levanto la mirada y no la vio alrededor,
inclusive ya había pensando que la morena no había asistido a la fiesta.
—Sí, ella está en el baño—respondió mirando sobre su hombro— oh mira, justo
allí viene—señalando. Camila giro y la morena se venía aproximando hacia ella
caminando correctamente. Al parecer si había tenido una rápida y buena
recuperación, sus ojos estaban fijos especialmente en ella y no supo ahora de que
manera enfrentar la situación que tanto había esperado, pero una cosa era
recrearla en tu cabeza y otra muy diferente a vivir, poniendo en cuenta que la
temporada ya había empezado y ella ya no tenía nada que deberle.
—Camila—la saludo descaradamente depositando un beso muy cerca de su boca
— que gusto encontrarte aquí—y ahí estaba de nueva esa sonrisa.
—Lauren—respondió retrocediendo unos pasos, la atmosfera entre ellas ya
comenzaba a crearse y claramente se podía sentir. Las miradas de ambas estaba
conectadas mirándose con reproche y otra con una tenue disculpa, pero Charlotte
no registraba ni un ápice de lo que estaba sucediendo.
—Justo estábamos hablando de ti Lauren—dijo rompiendo sus miradas— le
contaba a Camila acerca de la maravillosa idea que tuviste para la fiesta sorpresa
de Joffrey, se que él estará encantado con todo ¿Tú qué opinas Camila?
—No es una mala idea—respondió— después de todo a él le encantan las fiestas.
—Eso mismo dijo Lauren—mirándola— Dios, ustedes tienen tantas cosas en
común— ella quiso contradecir aquello, pero sabía que no debía— hasta piensan
de igual manera.
—¿Verdad que si?—dijo Lauren sonriendo de manera divertida— eso mismo le
digo a Camila la mayoría del tiempo—siguiéndole la corriente—no por nada nos
dedicamos a lo mismo.
—Y es una verdadera lástima que no trabajen juntas—se lamento Charlotte—
ustedes serian insuperables—comento. Esta vez ninguna de las dos dijo algo, ya
que se habían mirado una a la otra sorprendida.
—Bueno… ¿nunca digas nunca?—dijo Lauren dudosa.
—Pero tampoco es para hacernos esas clases de preguntas inciertas—dijo Camila
— por algo estamos separadas ¿no? Quizás así sea lo mejor.
—Quizás—dijo Charlotte— ustedes tienen merecido el éxito y reconocimiento que
tienen.
—Pero con intentar nunca se pierde nada ¿no?—dijo Lauren mirando
especialmente a la castaña— sino nunca se sabría el resultado y siempre estará la
duda—comento. Charlotte solamente asintió con la cabeza y Camila la miro sin
decir nada— si me disculpan, tengo algo que arreglar ahora mismo, Charlotte
cualquier cosa que necesites no dudes en llamarme—besando su mejilla.
—Lo hare querida, no lo dudes—contesto abrazándola.
—Camila—dijo antes de acercarse a ella y saludarla de igual manera. La castaña
no tuvo más opción que seguirle la corriente, Lauren había tomado muy
disimuladamente su mano y ella sintió que introdujo un papel en su palma y se
alejo calmadamente.
La castaña estuvo un momento hablando con la señora Diatlov de cosas banales,
cuando la anciana se había distraído ella abrió el pequeño papel y leyó su
contenido sin poder creerlo. Lauren la estaba citando en el siguiente piso, no supo
si sentirse aliviada de que nada iba a quedar sin solucionar o enfadada por el
tiempo que se había tomado. Estuvo casi una media hora dando vueltas antes de
decidirse, ella también podía hacerse esperar.

Cuando vio que nadie estaba prestándole atención, subió calmadamente las
escaleras sin llamar la atención. Su corazón comenzó a bombear fuerte ante el
incierto encuentro, estaba segura que Lauren iba a tenderle alguna trampa, de eso
no cabía duda, pero ella ¿estaba dispuesta a dejarse envolver?

Fue hasta la puerta indicada y no dudo en entrar rápidamente, después de todo no


quería arriesgarse de que alguien la viera. Lo primero que observo al entrar era un
gran escritorio cerca de una ventana y la espalda de una mujer, que era
claramente la de Lauren.

—Te tardaste—dijo la morena girando— ¿fue a propósito?—sonrió.


—Deberías agradecer que vine—respondió indiferente— ¿Para que querías
verme aquí Lauren?
—¿Hace falta que te diga?—pregunto sentándose— me parece que es bastante
obvia la razón.
—No lo sé, dime tú—cruzándose de brazos— después de todo este tiempo, me
sorprende esta situación.
—¿Situación?—pregunto— ¿Qué quieres decir?
—Quiero decir, por si todavía no te has dado cuenta, que la nueva temporada ya
comenzó y ciertas cosas ya han terminado.
—¿Y?—parándose— quiero que me cuentes lo que sucedió con Anna.
—¿Y por qué tendría que hacer?—pregunto— cuando quise explicarte tu no me
dejaste, y no fue solamente una vez. Dejaste pasar el tiempo y ahora ya no estás
en una posición de exigir algo, Lauren. La temporada ya comenzó hoy…
—Yo escuche—la interrumpió— escuche lo que Anna te dijo.
—¿Qué?—pregunto sorprendida.
—Oí una parte de lo que dijo acerca de tu madre, después lo que dijo de tu
hermana y Emma.
—¿Entonces si escuchaste?—pregunto. Lauren asintió— ¡¿Y por qué actuaste
como una estúpida entonces?! ¿Por quién me tomas?
—Camila…
—¡Me trataste como su hubiera sido mi culpa!
—¡Por Dios Camila, tú la empujaste!—grito— ¡perdió la memoria!
—¡Pero tu escuchaste lo que me dijo!—contesto— ¡No tenía ninguna derecho!
—¡Ni tu tampoco de hacer eso!—contradijo— ¡pudo haber muerto! Tuve que pagar
todo los costos del hospital, tuve que mentir y…
—Si es dinero lo que me estas pidiendo, entonces dime el precio y saldamos de
una vez por todas esto.
—No es dinero lo que quiero—contesto— como si me faltara
—¿Entonces?—pregunto— ella no recuerda que sucedió, si piensas que debo
entregarme a las autoridades o algo parecido
—Mentí especialmente para qu eso no sucediera—contesto— ¿Por qué voy a
querer que hagas eso?
—¡¿Entonces qué rayos quieres?!—volvió a explotar— ¡Nuestra temporada ya
termino Lauren y yo… ¡
—Me importa un comino la temporada—la interrumpió acercándose hasta ella— y
tampoco me importa Anna y…
—Pues no parece—la interrumpió alejándose— no lo pareció para nada cuando tu
tranquilamente la llevabas hasta tu edificio
—¿Eso te molesta?—pregunto acercándose nuevamente.
—No me importa lo que hagas con tu vida Lauren—dijo caminando hacia la puerta
— deja de hacerme perder el tiempo, si eso es todo…—intentando abrir la puerta,
pero la mano de la morena sujeto la suya impidiendo que lo lograra, Lauren la
tomo del otro brazo y la giro aplastándola contra su cuerpo la puerta.
—No voy a hacerte perder el tiempo Camila— olfateando su cuello— no…
—Lauren deberías soltarme— no poniendo demasiada resistencia. La morena
como si no hubiera escuchado comenzó a repartir delicados besos en todo su
cuello, logrando que Camila soltara suspiros silenciosos. Su cuerpo no podía
evitar su reacción y cuanto había extrañado eso. Camila ejerciendo muy poca
fuerza la tomo de sus brazos para que la mirara a la cara, los ojos azules frente a
ella brillaban de una manera que la contagiaba, atrayéndola por completo para
ahogarla con el mismo deseo que era observada. Ella mismo acabo por matar la
corta distancia que separaba sus bocas, entrando nuevamente en contacto con
esos suaves labios que tan bien hacían su trabajo.

Lauren con algo de dificultad la llevo a empujones contra el escritorio, donde no


pudo contener sus manos cuando iban a parar en la espalada baja de Camila
hasta su trasero, la castaña abrió grande los ojos, pero no se opuso a este nuevo
contacto. Lauren disfruto de eso durante unos momentos, antes de alzarla un poco
y con su ayuda, ponerla sobre el escritorio, derribando todo lo que había sobre
este en el proceso. El beso seguía ahora con más pasión, donde sentía que se
iban sus respiraciones y mucho mas.

Como la castaña llevaba un vestido sin tiras y era obvio para ese momento, que
gracias a sus manos, Lauren pudo notar que no llevaba brasier. La exclamación
de su garganta hizo notar que tanto le había gustado este descubrimiento, así que
sin más preámbulos con ambas manos, jalo hacia abajo logrando que esas
montañas blancas quedaran frente a ella. El pecho de Camila subía y bajaba con
rapidez, Lauren dio un rápido vistazo a la hermosa visión frente a ella, para
posteriormente observar a la castaña agitada frente a ella, el momento era tan
único y especial, que supo que por sobre todas las cosas contradictorias que
tuvieran una con la otra, no podían evitar que en momentos así, ambas eran
perfectas.

Tomo a uno de la mano, a la vez que se acercaba a otro para apoderarse de él


con su boca, endureciendo todo al contacto con su saliva. Camila solamente
inclino su cabeza hacia atrás, gimiendo ante aquella suavidad con la que era
acariciado su pezón, la lengua húmeda y caliente de Lauren no hacía más que
terminar por confirmar lo bien que se sentía con ella. Porque era precisamente
ahora, en esos momentos, en los que no existían sus prejuicios para atormentarla.
Estaba a punto de soltar un quejido cuando su mano abandono su pecho, pero
cuando comenzó a sentir como la morena separaba sus piernas para después
sentir sus caricias en su muslo, ella supo que vendría a continuación. La morena
dio una suave mordida cuando encontró su ropa interior como tanto quería, la
había apartado y sus dedos habían entrado en contacto con su suave piel
resbaladiza. Dio un vistazo hacia arriba, viendo a Camila con sus ojos cerrados,
respirando rápidamente y con la boca ligeramente abierta, sin ningún rasgo de que
aquello estaba siendo contra su voluntad.
Camila intentaba calmarse con respiraciones, un dedo de Lauren burlaba su
entrada haciéndola sufrir ante la espera, la morena estaba a punto de entrar en
aquel caluroso sitio cuando escucharon una discusión en el pasillo. La castaña
rápidamente se sentó sobre el escritorio de manera que pudiera acomodar su
vestido, sin dejar de sentir la mirada de Lauren sobre ella. Las voces se acercaban
cada vez más cerca y las dos temían ser descubiertas de aquella manera.

Cuando habían pasado unos minutos, Camila finalmente se bajo con el vestido
puesto correctamente, estaba a punto de ir a fijarse por la puerta cuando la mano
de Lauren la detuvo.

—¿Terminamos esto en otro sitio?—pregunto mirándola fijamente. Camila dudo,


de todas maneras estaba a punto de dejarse hacer hace unos momentos ¿Por
qué negar que no quería? Aunque tuviera la duda cruda hace unos momentos de
cómo serian las cosas de ahora en mas, aparentemente ya todo se había resuelto.
Asintió con la cabeza y Lauren sonrió acercándose a ella, le dio un suave beso y
tomo su mano yendo juntas hacia la puerta— Vámonos entonces—dijo abriéndole
la puerta permitiéndole el paso.
Al parecer las cosas no habían terminado aún.

pei_17

Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 13/08/2015

Volver arriba Ir abajo

ENEMIGAS Y ALGO MÁS Empty Re: ENEMIGAS Y ALGO MÁS


Mensaje por pei_17 el Sáb Ago 15, 2015 9:12 pm

XXX
¿EL FIN?

No seré una de muchas…

Habían atravesado las calles con suma rapidez, pero no había sido terea sencilla
poder escaparse.
Después de haber abierto la puerta y observar minuciosamente el pasillo, se
habían atrevido a salir. El escritorio lo habían dejado con todos sus objetos
esparcidos en la habitación, de todas formas nunca sabrían quien no lo habían
hecho, las personas que aparentemente estaban discutiendo no estaban a la vista,
quizás se había retirado ya o se habían perdido de igual forma detrás de alguna
de las puertas. Lauren había dejado que esta vez Camila bajara sola las
escaleras, estuviera un rato entre la multitud para que después de unos minutos
ella hiciera lo mismo, probablemente nadie pensaría certeramente porque salían
las dos juntas del segundo piso, pero era mejor prevenir, y más ahora que todos
estaban al tanto de ellas en esos momentos.

Había localizado a Camila a lo lejos, estaba a punto de hacerle una señal cuando
obtuvo su atención pero fue interceptada por su amigo John.

—Lauren—dijo sonriente con un joven muy parecido a él a su lado— pensé que ya


te habías retirado, como es que ya no te veía.
—Estaba conociendo la casa—contesto— y debo decirte que es muy hermosa
John.
—Muchas gracias—dijo— déjame presentarte a mi adorado sobrino—dijo
señalándolo— por un momento pensé que estarías en su fiesta de bienvenida sin
conocerlo.
—Por supuesto que no. No tenia para nada pensado irme sin antes conocerte—
mintió— Soy Lauren Jauregui— tendiendo su mano.
—Michael Clark—respondió a su saludo— es usted toda una celebridad aquí
señorita Jauregui.
—No es para tanto—dijo— y por favor solo dime Lauren, se que acabamos de
conocernos, pero olvida las formalidades.
—Y es mejor que obedezcas—dijo su tío tocándole el hombro— Lauren es un
tanto insistente en con ese tema
—Que así sea entonces—respondió el joven educadamente. Lauren miro hacia su
derecha encontrando a Camila viéndola con impaciencia, ella volvió su vista al
frente pensando en cómo escaparse de ésta. John miro en su misma dirección
encontrando a la castaña también.
—Pero mira nada más quien está allá—dijo hablando con el mismo— Ven
Michael, te presentare a la otra dueña de la moda aquí en New York.
—¿Hay otra?—pregunto interesado.
—Y muchas más, pero nadie como ellas—refiriéndose a Lauren y a Camila. La
morena maldijo por lo bajo cuando descubrió que su espera tardaría más tiempo.
—Bien, no te quitaremos más tiempo Lauren—dijo John— seguiremos
presentando al anfitrión, disfruta de la fiesta y espero verte pronto.
—Espero lo mismo—contesto— ha sido un gusto Michael—saludándolo.
—Igualmente Lauren—contesto.
Ambos hombres se fueron claramente en dirección hacia la castaña, Lauren le
hizo una seña de que estaría afuera y ella asintió. Estaba a punto de comenzar a
caminar, cuando fue interceptada igualmente como la morena hace unos minutos.
—Camila, al fin te encuentro—dijo John— te presento a mi sobrino Michael Clark,
ella es Camila Cabello—el joven se acerco hasta ella algo intimidado por su
mirada, pero encantando con su belleza.
—Te esperábamos más temprano—dijo tendiendo su mano.
—Bueno, es que hubo un problema con el avión y tuve que tomar el siguiente
vuelo—contesto algo nervioso— es por eso que tarde algunas horas.
—Ya veo—dijo viendo a Lauren salir por la puerta— pero es bueno que finalmente
estés aquí.
—Si—contesto escuetamente. Alguien saludo a John a lo lejos y este respondió
alcanzo su brazo.
—Disculpen—dijo— alguien me llama, estaré por aquí cualquier cosa Michael—
dijo mirándolo.
—Está bien tío, ve tranquilo—respondió.
—Nos veremos pronto Camila.
—Así será John—respondió mirando cómo se iba. Dirigió su vista nuevamente al
frente ya aliviada de haberse salido tan rápidamente de aquel retraso.
—Bueno si eso es todo yo debo irme, ha sido un placer Michael—dijo queriendo
alejarse.
—Espera—dijo sujetando su brazo— ¿No quieres un trago o algo?—pregunto
reteniéndola. Camila miro su brazo y el joven rápidamente la soltó dando un paso
atrás.
—Como ya he dicho tengo que irme—respondió lentamente para que entendiera
— y gracias por tu ofrecimiento, pero ya he tenido suficiente.
—¿Y bailar?—intento de nuevo— ¿Me concedería una pieza, señorita Cabello?
—¿Cuántos años tienes?—pregunto media divertida.
—Tengo diecinueve, pero pronto cumpliré los veinte—respondió rápidamente.
—¿Y no crees que estoy algo mayor para ti, como para que intentes ligar
conmigo?—pregunto.
—No… yo… solo quiero conocerla mejor y…
—Lo siento, pero eso no sucederá hoy—él la miro con ojos esperanzados— ni
nunca—puntualizo. Sonrió divertida cuando el observo el piso avergonzado,
posiblemente le había gustado al niño— Si eso es todo ¿ya puedo irme?—
pregunto nuevamente.
—Si…yo, lo siento—mirándola— ha sido un placer para mi señorita Cabello—
tendiéndole la mano— y si me permite decirle, es usted una mujer muy hermosa.
—Gracias niño—respondió correspondiendo el saludo.

Giro rápidamente y salió de la casa rápidamente, antes de que alguien


nuevamente la retrasara. Una vez fuera, se había acercado hasta su auto y le
informo a su chofer que podía irse a casa, este la había mirado sorprendido
durante unos segundos, pero no había replicado nada ante aquella orden. Camila
espero hasta que el hombre se alejara considerablemente para comenzar a
buscar el auto de Lauren, el cual ya estaba encendido y acelerando en señal de
espera, bastante cerca de donde había estado el auto que la transportaba a ella.

—Te tardaste—dijo Lauren una vez que ella había entrando al auto.
—Tú también—respondió Camila sin mirarla. Temía observarla y que su cara
delatara el gran deseo con el que Lauren la había dejado en aquel despacho, el
haberle sacado esa satisfacción diaria a su cuerpo y luego darle todo de golpe,
comenzaba a ser algo incontrolable en ella.

Por obvias razones Lauren no había conducido en dirección a su penthouse,


quería evitar a toda costa algún posible encuentro entre Camila y Anna, temía que
la castaña recordara las cosas con verla o tal vez que Camila volviera a perder la
compostura e hiciera algo de lo que ambas se iban a arrepentir.

Unos momentos atrás había confirmado su teoría de que a la castaña le


molestaba hablar de la castaña y sobre todo el tema de que estaba alojada bajo
su protección, pero ¿Por qué le molestaba? Ella le había dicho incansablemente
que no eran nada y que no había razón de explicaciones y enojos de algún tipo,
pero ¿por que había reaccionado así la última vez? Quizás con el tiempo lo
averiguaría.

Las dos esperaron a que las rejas de la mansión Cabello fueran abiertas una vez
que habían reconocido a su dueña. El viaje había sido silencioso, pero no evito
que alguna de las dos se mirara fugazmente sin que la otra lo notara.

Camila salió en completo silencio del auto y Lauren la siguió de igual manera,
cuando estuvieron adentro no había rastros de algún empleado rondando, y era
algo más que obvio teniendo en cuenta la hora que era.

Subieron las escaleras y fueron directamente hacia la recamara de la castaña,


quien luego de cerrar la puerta con traba sintió las anos cálidas de la morena en
su cintura, que luego la giraron para estar frente a frente.
Por pura inercia y costumbre, Camila la tomo de cuello para besarla. Comenzaba
a gustarle hacer aquello, el pelo de Lauren era tan suave y le eran inevitables a
sus manos no pasar sus dedos entre él. Lauren la apretó más contra su pecho
cuando la lengua de ambas se encontraron.
Camila sorpresivamente tomo a Lauren de sus cabellos alejándola de su boca, no
tomaría una venganza por completo, pero un pequeño desquite por su actitud no
vendría nada mal para alimentar a su ego, ella estaba deseosa, no iba a negarlo,
pero sabia disimularlo muy bien a diferencia de Lauren.

—Todavía no me dijiste porque aun sabiendo lo que sucedió, no quisiste


escucharme—dijo cerca de su boca.
—¿Qué?—pregunto retrocediendo un poco— pensé que ya habíamos tenido esta
charla Camila.
—Una charla inútil de la que tú ya sabias la respuesta—dijo yendo hacia un
mueble para depositar en él su collar, pulseras y demás cosas— dime Lauren,
estoy esperando tu respuesta.
—Camila olvídalo ¿sí?—propuso—ya no tiene caso, Anna posiblemente nunca lo
recuerde y asunto solucionado.
—¡¿Y olvidar la manera en la que me trataste?!—girándose— ¡¿Aún cuando tu
habías escuchando claramente lo que esa me dijo?! ¡Y por si fuera poco la tienes
viviendo contigo!
—¡¿Y que querías que hiciera?! ¿Qué quedara tirada?—pregunto— ¡No fui yo
quien la mando al hospital! ¡Me sentía culpable de alguna manera y necesitaba
hacerme cargo de la situación!
—Claro, Lauren la bondadosa—contesto— ¿Te dio tanta lástima que la tienes
viviendo contigo?—pregunto caminando hacia la cama, donde se sentó
tranquilamente observando a Lauren, la morena estaba acercándose a ella
cuando Camila levanto la mano— ni se te ocurra acercarte—ordeno— estoy
enojada contigo Lauren.
—Camila—suspirando— tuve que crear una mentira que no sé hasta cuanto
pueda durarme, mientras eso pase, no sé de qué manera se descontrolara todo
¿Y por qué lo hice? Para no meterte en problemas a ti, necesitaba poner distancia
para pensar en la situación y ver de qué manera tranquilizar las cosas ¿no lo
entiendes?—pregunto— si yo hubiera dicho la verdad estarías bajo sospecha, y ni
hablar si Anna recordara todo—termino diciendo.
Camila la había escuchado atentamente sin interrupciones y sabía que tenía
razón, si Lauren no hubiera inventado la mentira de la que no tenía idea, quizás
ella si estuviera en problemas, y más cuando recordó que una de sus empleadas
las había visto en las escaleras cuando su secretaria estaba desangrándose en el
piso. Aunque no encontraba un buen motivo para justificar el trato que le había
dado, decidió dejarlo pasar. Quizás era cierto que estaba bajo presión y no podía
culparla por preocuparse, después de todos estaba ahora con ella y no con esa tal
Anna.

—Hazme sentir bien—ordenó recostándose sobre la cama. No hizo falta que lo


volviera a repetir, ya que Lauren se encontraba a pocos centímetros de su rostro.

La morena beso su cuello delicadamente y fue bajando hasta donde el escote de


su vestido se lo permitía. Lauren se arrodillo en la orilla cama a la vez que le
quitaba el vestido a Camila, encontrándola solamente con unas bragas, que era
todo lo que cubría su cuerpo en esos momentos. Lo arrojo sin la menor delicadeza
y acerco su nariz a su lugar favorito, olfateando y disfrutando del aroma
embriagante del deseo que ya estaba presente en su cuerpo.

Sintió a la castaña remover sus cabellos, Lauren no espero un momento más, así
que también la despojo de su ultima prenda, el tener a ese perfecto cuerpo
desnudo solo para ella había sido más que suficiente para lograr que su sangre
hirviera, así que por sí misma, también se quito su vestido corriendo con la misma
suerte que el otro.

Camila soltaba largas exhalaciones cuando comenzó a sentir esa maravillosa


lengua donde más quería, si estaba aun enojada con ella, esta era una buena
oportunidad para hacer que Lauren la complazca como quería. Ella se removió
gustosa cuando la lengua trabajaba en su clítoris y sintió sus dedos sumarse al
juego, no la hizo esperar tanto como en la casa del señor Clark, sino que cuando
menos lo espero, Lauren la penetro sin rodeos.
Soltó un fuerte gemido sin inhibiciones cuando eso la tomo por sorpresa, la
morena subió hasta ella para quedar frente a frente, y sin dejar de trabajarla con
sus dedos, la beso, Camila correspondía interrumpiendo el beso de a momentos
para respirar y jadear a la vez, cuando la morena comenzó a sentir el temblor en
sus piernas comenzó a darle más rapidez a sus movimientos.
—Lauren, Lauren…— repetía la castaña. A Lauren comenzaba a encantarle que
dijera su nombre de aquella manera tan sexy que era ella en ese estado; de
repente su estomago se contrajo y Camila volvió a pronunciar su nombre aun más
fuerte, avisando que ya había llegado a su límite.

Lauren espero un momento a que su respiración se tranquilizara para subir a la


cama y acostarse junto a Camila, la castaña aun sentía toda una corriente en su
cuerpo y no estaba ni cerca de sentir que aquello aminoraría. Así que en vez de
echar a Lauren de su lado como comúnmente lo hacía, sorprendiéndolas a ambas
se subió sobre ella, ayudando a la morena a quitarle la ropa que quedaba. Lauren
atacaba su cuello y senos, y no le costó casi nada volverla a encender
rápidamente, Lauren estaba encantada con esa nueva faceta, y aunque la
sorprendiera, no tenia queja alguna.

—Camila—suspiro cuenta ésta le había dado una fuerte absorción a su pecho.


—Lauren, por favor—murmuro en su oído. Fue la misma castaña quien tomo una
mano de Lauren y la llevo hasta su entrepierna, la morena capto rápidamente el
mensaje y se adentro nuevamente en ella, la castaña le ofreció su garganta a
medida que sus caderas subían y bajaban al compas de sus dedos. Lauren se
acomodo de manera tal que una pierna de la castaña quedara en medio de las de
ella, logrando un roce placentero que calmaba su dolor.

Camila no había parado de moverse hasta que llego nuevamente hasta donde
quería, aun así había sido consciente de lo que Lauren estaba haciendo con su
pierna, pero no había dicho nada. Lauren aun no sacaba los dedos de su interior y
ella no estaba segura si quería que lo hiciera alguna vez, movió su pierna hasta
que sintió a Lauren temblar debajo de ella, sintiendo y sabiendo que esta vez su
placer se lo había causado ella de una manera indirecta.

Oculto su rostro en su cuello y sintió su cuerpo ahora completamente relajado,


estaba a punto de ordenar lo mismo de siempre, pero las manos cálidas de Lauren
trazaban espirales en su espalda y eso había sido suficiente para que cayera en
un profundo sueño.
A la mañana siguiente cuando despertó por un momento se asusto cuando sintió
unos brazos rodearla, pero cuando volteo y lo primero que vio fue el rostro de
Lauren, rápidamente recordó que había sucedido. Al parecer durante la noche ella
se había tumbado a su lado y Lauren de alguna manera había logrado abrazarla
con ambos brazos. Camila experimento después de mucho tiempo, mas
sensaciones contradictorias, no iba a mentir diciendo que no se sentía bien
estando así, pero no podía, no debía.

Ella no tenia porque compartir un momento así, estaba confundida acerca de lo


que había sucedido con Lauren, pero eso no significaba que ya podían hacer
como si nada hubiera sucedido y actuaran como una pareja de hace tiempo.
Aquello sonaba bastante irreal hasta en su cabeza. Logro despojarse de aquellas
manos que sabían muy bien cómo tratar su cuerpo, la observo dormir
plácidamente durante algunos instantes. Lauren era todo lo contrario al ser
humano molesto y chantajista que era estando despierta, pero ahora, estando de
esa manera y en su cama ella era….

Sacudió su cabeza antes de pensar cualquier tipo de estupidez, no olvidaría que


por su culpa estaba mentida en aquella confusión. Era ahora que no debía
haberse dejado llevar por los deseos de su cuerpo, estaba demostrando ser débil
y que no supo mantener su palabra como lo había dicho desde el principio.

—Increíble—murmuro yendo hasta su baño. Nada que una relajante ducha en la


mañana despejara cualquier duda o molestia que sintiera, ya vería de qué manera
iban a marchar las cosas de ahora en más.

Después de casi media hora, Camila había salido del baño encontrando su cama
vacía. Había experimentando una extraña sensación en su pecho cuando supuso
que Lauren se había ido sin siquiera despedirse, pero aquello cambio cuando la
vio esperándola en el comedor para desayunar. No había expresado su sorpresa
con facciones, pero era una acción muy atenta por parte de Lauren haberse
quedado, le daba al menos un poco mas de ideas acerca del embrollo en el que
estaban metidas.
Habían desayunado juntas y habían tenido una amena charla esa mañana
tranquila, Lauren se había despedido de ella con mucho respeto y Camila
empezaba a relajarse y dejarse llevar.

Después de ese inesperado encuentro, había pasado una semana completa.


Lauren había hecho tiempo de visitarla dos veces, donde esas veces Camila
nuevamente había puesto la regla de “no dormir juntas” la morena se había
sorprendido pero ya no había protestado, a veces eran demasiado confusos sus
repentinos cambios de humor o decisiones, pero no era nada que no pudiera
controlar llevándola al dormitorio cada vez que eso sucedida.

Anna se había mostrado más cariñosa de lo normal y Lauren había notado


claramente eso, pero siempre mantenía las distancias. Lanzaba indirectas de vez
en cuando de que ya nada le interesaba pero la castaña parecía no querer
entender, o fingía muy bien. Con la revista iba de maravilla, pero aun así no había
podido encabezar el primer lugar, Camila había hecho un excelente trabajo y ella
no tenia queja alguna, ya que sabía que era muy merecido.

Habían pasado dos días desde que no hablaba con la castaña, quizás estaba muy
ocupada, o como siempre, con sus prejuicios a flor de piel. La invitación para la
fiesta sorpresa de Joffrey había llegado y ella no pensaba faltar bajo ninguna
circunstancia. Afortunadamente Edward la había pasado a recoger puntual y
juntos fueron hasta la mansión Diatlov, donde el viejo Joffrey llegaría de un viaje
de negocios y todos le iban a dar la bienvenida, ya que solamente él podía viajar
por trabajo hasta el día de su cumpleaños.

La fiesta era en el jardín trasero de la mansión, ya que si fuera adentro


seguramente el ruido y la gente no darían la mejor discreción. Había largas mesas
con comida y bocadillos, la bebía se servía a gusto de lo que había o
tranquilamente se les podía pedir a los barman que atendían en un rincón. La
música era bastante actual y movida, el esfuerzo de Charlotte se veía claramente.
Lauren fue rápidamente vista por ésta y no dudo en relatarle detalladamente todo
lo que había hecho para sorprender a su esposo, y la morena no quedándole otra
alternativa, tenía que soportar todo de manera educada.
El chofer abrió su puerta y salió con lentitud y elegancia del auto, el frente estaba
algo desierto en el sentido de que no encontraba la típica fila de autos
estacionados, pero pensándolo mejor, si se suponía que era una fiesta sorpresa,
eso sería de lo más natural. Le ordeno al hombre que estuviera atento a su
llamada y éste solo asintió educadamente. Camila fue guiada por un joven que
estaba en la puerta hacia el patio, donde ahí si había bastante gente y la fiesta
estaba bastante viva. Tomo una copa de una mesa y se fue a sentar a un rincón,
observando como siempre todo el panorama y a los demás invitados.

Lauren había sido prácticamente arrastrada por Charlotte, ya sea para saludar a
los demás invitados o presentarla con orgullo ante otras. Estaba ya comenzando a
aburrirse de las típicas preguntas aburridas que le hacían, Edward hace tiempo se
había ido a bailar con un mujer y dudaba que el viniera a su rescate. Dio un
vistazo a su alrededor para ver si encontraba algo más interesante que las
absurdas discusiones de aquellos ancianos y touché. Sonrió cuando vio en un
rincón lo que era, obviamente, lo más interesante en ese momento.

—Lo siento, si me disculpan un momento tengo a alguien a quien saludar—dijo


marchándose. Algunas cabeza habían asentido distraídamente y otros ni la habían
escuchado, ya que había comenzado a alejarse a la mitad de la oración.

Observo la hora una vez más y supo que si eso iba a ser durante toda la noche, ya
se vería dormida del aburrimiento. Justo se había parado cuando escucho una voz
reconocida detrás de ella.

—Tú sí que sabes cómo divertirte ¿he?—giro para encontrar a Lauren sonriendo
— Por cierto, te ves muy bien—comento mirándola.
—No sería yo si así no fuera—contesto caminando.
—¿A dónde vas?—pregunto siguiéndola.
—Al baño—contesto. Lauren sonrió y ella supo captar muy bien aquello.
—¿Y puedo acompañarte?—pregunto.
—De todas maneras así me niegue, sé que no me harás caso Lauren—contesto
suspirando—puedes hacer lo que quieras.
La morena festejo disimuladamente y las dos fueron al baño, milagrosamente la
morena no había intentando nada durante el trayecto, Camila pudo entrar tranquila
y esta la esperaba fuera. Pero al salir, y después de haber fijado muy bien de no
ser vista, la acorralo contra la pared para besarla con mucha necesidad, Camila
apenas había podido reaccionar ante su rapidez.

—Lo siento—dijo Lauren agitada— pero necesitaba hacerlo.


—No hay problema—relamiendo sus labios. Camila la tomo de sus hombros y le
dio un fiero pero corto beso, las dos al separarse caminaron como si nada y fue
justo cuando toda la música paró junto con las luces y los demás movimientos.
—¡Ya ha llegado!—Grito contenta Charlotte entrando. Todos esperaron el
momento en el que Joffrey entraba cansadamente por la puerta y todo el mundo le
gritó el típico “sorpresa” guiado por abrazos y saludos acerca de su cumpleaños.
Las dos esperaron el momento para acercarse y saludarlo igualmente.
Joffrey a pesar a haber tenido un cansador viaje, se había mostrado atento y
alegre ante la hermosa sorpresa de su esposa, dando un grito de alegría para que
la fiesta comenzara.

Lauren había invitado a bailar a Camila pero esta se había negado sin razones,
así que no les quedo otra más que volver a acomodarse en una mesa para tener
conversaciones cortas, ya que siempre alguien se les acercaba para saludarlas o
felicitarlas. Un apuesto joven se había acercado para invitar a bailar a la morena,
Camila había hecho indiscutiblemente una mala cara, pero Lauren ignoro esto,
sabiendo que había sido ella quien no había querido bailar. Cuando los dos se
alejaron, Camila se levanto rápidamente en busca de una bebida, quedarse
sentada viendo eso no era algo que le agradara realmente.

Se había paseado por el jardín y hablado con otras personas más por el camino,
había perdido de vista a Lauren y no sabía si eso era mejor o peor, justo cuando
estaba a punto de rendirse la vio hablando con dos mujeres muy sonriente.

—Parece que lo vuelve a hacer de nuevo—comento una mujer detrás de ella.


Camila gira y encuentra a Irena Korsakova, una importante diseñadora quien
había colaborado con ella en otras oportunidades.
—¿A qué te refieres?—pregunto intrigada, viendo que Irena también miraba en
dirección a Lauren.
—Oh vamos Camila, no hace falta que disimules frente a mi—dijo con una copa
en mano— sé muy bien del… secreto de Lauren—sonrió antes de beber—
supongo que tu como su amiga sabe de eso y lo oculta para protegerla de alguna
forma ¿cierto?
—Algo así— respondió incomoda. Si supiera que en realidad no había ninguna
“amistad” sino que algo mas, las cosas no serian buenas. Camila no quería estar
en bocas de todos para que hablaran a sus espaldas de esa manera— ¿Es eso
una molestia para ti?
—Para nada, yo acepto las inclinaciones de los demás—acercándose— pero
mírala nada mas—señalándola con el mentón— si no quiere escándalos yo le
aconsejaría que tomara las cosas con más discreción, no sé qué haría si eso llega
a los medios. Digo, esta noche puede ser una la elegida, en otra ocasión será otro
y así. Siempre es una diferente, pero jamás se preocupa de la discreción.
—¿Una diferente?—mirándola— ¿Cómo que una diferente, Irena?
—Supongo que no te cuenta ciertas cosas después de todo
—Explícate—dijo
—Es obvio Camila—dijo— ella no puede estar con una sola mujer, nadie me quita
la idea de que tiene una amante diferente por doquier—comento. Camila miro en
dirección a Lauren y vio que ahora estaba con una sola mujer, quien rio por algo
que dijo y luego la abrazara. Eso había sido suficiente.
¿Por qué no se hizo esa idea antes? Como Lauren la había chantajeado a ella,
podría haberlo hecho con otras más, las veces que se desparecía y no daba
señales, tranquilamente podría deberse a que estaba con otra u otras.
Lauren termino de despedir a la mujer y sintió unas manos tapándole los ojos.
—¿Quién soy?—dijeron en su oído de manera tímida. Ella sonrió al conocer
aquella aguda voz.
—Mmm—tocando sus manos— realmente es muy difícil saber quién eres, la
verdad que no tengo idea.
—¡Lauren soy yo!—protesto girándola. Observo a la rubia cruzándose de brazos y
refunfuñar queriendo aparentar molesta, Lauren no olvidaría para nada la timidez
de Inna Popova así le quitaran la memoria.
—Oh eras tú Inna, no te había conocido—mintió riendo.
—Y no puedo creer que lo hiciera.
—¿Me culpas a caso?—pregunto acercándose. La rubia rápidamente trago saliva
y se puso, como normalmente hacia, demasiado nerviosa con su cercanía.
—Yul— Lauren—dijo alejándose— yo quería…preguntarte algo—dijo.
—¿A si?—sonrió— ¿Y qué seria eso?—pregunto.

Desde la distancia eran observadas por un par de ojos, Camila no reconocía a la


rubia que hablaba con Lauren, pero se podía notar claramente su interés. Cuando
Lauren se había acercado a la rubia para decirle algo en su oído y ésta la había
tomado de un brazo para poner algo de distancia, pero no se alejo demasiado, fue
la gota de derramo el vaso.

—Suficiente—dijo llamando la atención de su compañera— ¿Irena me harías un


favor?—mirándola
—¿A ti?—pregunto— por supuesto que sí, soy toda oídos.
—Bien—contesto—porque quiero que me escuches con atención.
Lauren procesaba lo que acababa de escuchar, luego de unos segundos de
pensarlo finalmente se decidió.
—Seguro… ¿Por qué no?—respondió— cuando vayas a verme, pregunta por mí y
veremos que haremos
—¿En serio Lauren?—pregunto alegre— ¡Gracias! ¡Gracias!—brinco abrazándola,
en la efusividad del momento Inna ya no pudo resistir su deseo y acerco sus labios
a los de Lauren, besándola por un fugaz momento en la que ninguna de las dos se
había movido— Dios Lauren, lo siento, lo siento. No quería yo…
—Hey no te preocupes—la tranquilizo— no ha pasado nada.
—Pero es que yo…
—Hola Lauren— dijo Irena apareciendo, interrumpiendo aquella incomoda
conversación de disculpas.
—Irena, hola—respondió Lauren— no sabía que estabas aquí.
—Y yo tampoco que tu lo estabas—respondió— ¿Puedo hablar contigo a solas un
momento?—pregunto.
—Seguro—contesto— Inna me permites…
—Aquí estaré—contesto.
—Bien—respondió Irena— sígueme—dijo sin mirar atrás. Lauren la siguió algo
confundida, la mujer estaba alejándose un poco de los demás para adentrarse en
una zona de plantas altas.
—¿Irena?—pregunto Lauren—¿Irena?—repitió. Era evidente que la había perdido
de visto, se recostó en un árbol, dispuesta a marcharse de ahí. La situación era
demasiado extraña, apenas había dado dos pasos cuando sintió un impacto
derecho a su boca ¡¿Pero qué…?!— exclamo tocándose donde le había golpeado.
—¡Bonito lo tuyo!—grito— ¿Es que no tienes un poco de integridad? ¿Besarla a la
vista de todos?
—¿Qué?—pregunto aun sin entender— ¿Y por qué me pegaste?
—¡Y todavía lo preguntas!—grito— ¡No quiero tener nada que ver con una
persona así! ¡No me busques más Lauren, la temporada termino hace tiempo y yo
no te debo nada!
—¡¿Qué?!—grito— pero pensé que tu y yo…
—¡Nada!—la interrumpió— ¡Tu y yo nada! ¡Adiós, Lauren!
—Camila espera—dijo tomándola del brazo— ¿Es esto lo que quieres?
¿Realmente quieres que se termine así?—la castaña la miro dudando, pero ya
estaba clara su dedición.
—Si Lauren—apartando su brazo— es esto lo que quiero—dijo comenzando a
marcharse de ese lugar.

Sabiendo y sintiendo perfectamente que eso no era lo que quería que sucediera.

También podría gustarte