Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Sí. Y para hacer aún más problemático al asunto, había sido con otra mujer.
Poniéndose su bata blanca una vez que salió del baño, se dirigió a su gran
armario en busca de ropa.
*****
Lunes
—Yo también estoy de acuerdo en que cualquier juego de colores claros estaría
bien, más si serán llamativos captarán rápidamente la atención de los
compradores— Dijo una rubia de gruesas gafas y demasiado flaca a la vista.
—Entonces creo que todos estamos de acuerdo con que las fotografías se
rehagan y se utilice esto.— Dijo un hombre castaño de ojos color miel anotando
sobre unas gama de colores y diseños.— ¿Tú tienes algo que decir con respecto a
esto, Lauren?— Y escuchar su nombre la trajo brutalmente a la realidad. Todas
las caras se encontraban pacientes esperando una respuesta de su parte,
respuesta a una pregunta que desconocida por su falta de atención.
—No estaba pensando en nadie, Edward— Si, como no, se reprochó mentalmente
—No sé qué cosas estas inventando— Termino diciendo para comenzar a
caminar y dirigirse a su oficina.
—Bueno, viéndolo del lado que yo pregunte un “qué” y no “quién” es evidente que
no estoy inventando— Cerró la puerta y observo como Lauren tomaba asiento en
su enorme silla de cuero roja y negra de 5 rueditas— Y claramente está que
piensas en alguien.
—Conocí alguien, ¿está bien?, Pero tampoco fue algo del otro mundo— Dijo
moviendo sus manos como restándole importancia.
—No lo sé.
*****
Miércoles
—¡No, no, no y por millonésima vez no!— Grito Camila provocando que todos
dieran un brinco desde sus lugares— ¿Es que caso nadie se da cuenta lo estúpido
que suena esto?— Pregunto tirando el artículo sobre la mesa— Si permitiera que
esto se publicara en la revista estaría en todos los medios, ¡pero para burlarse!—
Volvió a gritar, esta vez pocos brincaron. Ya que veían venir más y más gritos—
Después de esto quiero a los responsables en mi oficina— Término diciendo.
Provocando pavor para los mencionados del hecho.
—Estas son las fotografías con la modelo inglesa que has pedido— Dijo Noah,
pasándoselas tranquilamente sobre la mesa. Era el único que no se encontraba
alterado ante los gritos de la exigente jefa.
—Creí ser bastante clara en decir que no me mandaran a una anoréxica, pero
parece que aquí hablo un idioma aparte— Dijo luego de mirarlas— No las quiero.
No seré responsable de las descerebradas adolescentes que quieran parecerse a
un costal de huesos.
—Entendido—contesto Noah— Yo me encargare de buscar a otra.
—Bien— Dijo Camila para pararse y dirigirse hasta ella— Espero que puedas con
esto y no seas como la anterior— Le aconsejo. Creyéndose que tal vez Camila se
paraba para decirle lo que supuestamente sería su bienvenida, y que equivocada
estaba al pensar si quiera aquello— La reunión ha terminado— Par de inservibles
pensó mencionar, pero se contuvo.
Dirigiendo hábilmente sus pasos a su oficina, con su mente ocupada en los ojos
de su nueva empleada. En el momento en el que se había parado de su asiento y
se dirigió hacia ella para poder observarla aún más detenidamente, sus dudas
habían sido aclaradas al verlos esta vez a menos distancia. Estos también eran de
un color verde, oscuros, profundos.
—Que amable, pero así estoy bien. Gracias— Contesto acomodando su saco y
tomando asiento— Solamente estaré un momento.
—Enseguida, señorita Cabello— Contesto— Pero están aquí las personas del
artículo que esperan hablar con usted.
*****
Viernes
—Camila, querida. Que gusto que pudieras venir hoy— Le dio la bienvenida
Charlotte, esposa de Joffrey.— ¿Por qué no vas tomando asiento? La cena pronto
estará lista y los demás ya están acomodados allí— Dijo caminando con ella hacia
el comedor.
—Es lo que menos podía hacer, señora LaPort— Comento Camila— Luego de
que Joffrey me diera la increíble oportunidad de encargarme del desfile, no podía
negarme a celebrarlo.
—Joffrey no hace más que hablar de eso, Camila— Dijo sonriendo— Además sé
que ha elegido a la persona correcta, porque no he escuchado más que elogios en
el increíble trabajo que hiciste.
Deseando esta vez haber escuchado más detalladamente lo que Joffrey le había
dicho aquella mañana a cerca de la famosa cena que organizaba, odiándose al
dejarse embargar por la emoción del momento. Pero arrepentirse de sus
decisiones era algo que no quería reconocer, así que soportando las
consecuencias de sus impulsivos actos una vez más, se limitó a sonreír de la
mejor manera forzada que conocía.
—Camila— Dijo Joffrey parándose y dirigirse hacia ella para saludarla— Que
alegría que hayas podido venir, todos esperábamos impacientes tu llegada—
Seguramente no todos. Pensó— Déjame que te presente con los demás— Y la
guio para presentarla con las 14 personas que estaban ahí. Pero cuando
finalmente se encontró dirigiéndose hacia donde se encontraba Lauren hablando
muy animadamente con una rubia, más joven que ella, se detuvo dos pasos antes
de acercarse por completo— Ella es mi sobrina Camila —La presento— Vino a
visitarnos unos días, así que estará con nosotros un tiempo— Termino.
—¡Aquí está la cena!— Anuncio Charlotte entrando con una fila de empleados con
bandejas detrás de ella.
Lauren jamás habría imaginado que sería Camila la persona de la que tanto decía
Joffrey que iría a cenar con ellos. Pero verla entrar con ese vestido negro ceñido a
su espectacular cuerpo, la había dejado sin respiración. Sosteniendo la mirada
cuando aquellos ojos la miraban, en un claro gesto de inconformidad, sintió que el
tiempo se había detenido. Ver ese contoneo de sus caderas al moverse cuando
uno a uno se presentaba ante los demás invitados, sintió como comenzaba a fluir
rápidamente la sangre por su sistema. Pero todas aquellas sensaciones no se
comparaban con la indescriptible y horrenda que tuvo al ser ignorada frente a
todos los demás ojos que observaban. La sensación en su pecho no cambiaba.
Fue inevitable que aquello no la hiciera recordar a los años de universitaria y
ponerse a pensar como soporto esa mirada durante demasiado tiempo. Aunque
sería demasiado estúpido creer que aquello la había sorprendido, porque eso era
exactamente lo que esperaba al encontrarse con ella en el mismo lugar. Siempre
la ignoraba.
—Vas a desgastarla –escucho como Camila susurro a su lado. Camila contaba
con apenas 21 años. Se habían conocido desde pequeñas gracias a la amistad de
Joffrey y su padre. Desde ese entonces siempre se trataban como las hermanas
que no tenían, y Lauren cada vez que se enteraba que su amiga estaba en la
ciudad, no dudaba en concretar algún encuentro entre ambas.
—¿Y qué problema hay si lo estoy haciendo? Creo que los ojos están hechos para
ver y yo estoy en todo mi derecho en dirigirlos hacia donde yo quiera.— Se
defendió Lauren.
—Yo no he dicho nada, Lauren— Dijo sonriendo— Solo fue una observación. Solo
que pones una cara rara como si recordaras o tramaras algo de las tuyas—
Siguió. Conociendo la reputación de su amiga.
Cosa que no llego a los oídos de Camila. Quien dejo de escuchar todos los
innecesarios agradecimientos que cada vez se escuchaban más y más a lo lejos.
Su cuerpo se había quedado completamente estático donde estaba. Se
encontraba con la mirada perdida. O más bien fija en un lugar. Lugar que era la
muñeca de Lauren, siendo elevada junto con la copa enseñando perfectamente un
panorama de su tatuaje.
Y todo dejo de tener sentido.
Su mente ágilmente se transportó al día de la fiesta, recordando tener esa misma
mano frente a ella invitándola a bailar, observando también ahora ese mismo
tatuaje. Y todos los cabos sueltos se ataron.
—No hace falta que descuides a tus invitados, tío— Dijo Camila — Deja que yo
acompañare a Lauren hasta la puerta y tu quédate tranquilito aquí.
—Eso tenlo por seguro— Guiñó su ojo y empezó a caminar hacia su auto.
Apenas faltaban pocos pasos para llegar a su auto y poder abrir la puerta, pero
ésta acción se detuvo cuando escucho un grito a sus espalda que la obligo a
voltearse.
—¡Por Dios santo, Lauren!— Dijo Camila acercándose a ella— ¿Qué rayos fue
eso? ¿Te encuentras bien?—pregunto preocupada.
—No entiendo a dónde quieres llegar con todas estas preguntas, Lauren—
Contesto completamente confundida— Pero creo que no, hasta donde yo sé, sé
que eso jamás te pasó.
—Gracias— Respondió observándola por primera vez a la cara— Eso era todo lo
que necesitaba saber—dijo acariciando una última vez su mejilla golpeada y
adentrarse lentamente en su auto.
Y lo que comenzó siendo un simple juego, se convirtió en algo mucho más grave,
dándole paso a una guerra que ni una ni la otra estaba dispuesta a perder.
VI
JUEGO SUCIO
Sí, todo aquello le había dolido. Pero no fue la bofetada que había impactado en
su rostro, no. Las palabras dichas por su boca habían sido las hirientes, le había
dado directamente en su gran ego. Haberla llamada poca cosa había sido igual a
darle otra cachetada. Y ella no lo pudo soportar. Aquel juego del que pensó que
iba a salir impune, se la salió de las manos. Conociendo a Camila, sabía que las
consecuencias iban a ser graves, pero nunca creyó que iba a llegar a las manos.
*****
—Sin dudas es una muy buena propuesta de tu parte, Lauren— Dijo aquel hombre
de traje sentado frente a su escritorio— Pero me gustaría también comentarlo con
mis demás compañeros y saber su opinión al respecto. Créeme que si fuera por
mí no dudaría en aceptar esto que me dices.
—Me parece excelente que al fin hayan comprendido lo que quise decirles— Dijo
tomando. Cafeína, dulce cafeína.—Me ahorran mucha pérdida de tiempo—
Observo su reloj de nuevo— Es hora. Acompáñame— Le dijo a Edward.
—¿Y para aquellos que tengan otra idea completamente diferente, estilo y demás
cosas para la revista?— Volvió a preguntar la misma mujer, haciendo notar lo
contenta que la estaba poniendo aquella noticia. Aunque todavía sea una
propuesta en proceso.
—Tendrá que acercarse hasta mi oficina para mostrarme su idea o cualquier cosa
que tenga en mente— Contesto— Pero en fin. Ahora cambiando de tema, como
todos sabrán, se está acercando el cambio de temporada. Y como mi memoria no
me falla, exactamente el año pasado no nos fue demasiado bien que digamos. La
competencia fue demasiada y decaímos bastante, es por eso que hoy estoy
dispuesta a escuchar que tienen en mente para un nuevo cambio para la revista—
dijo Lauren. Sorprendiéndose a sí misma por la locura que estaba diciendo,
sorprendiendo a Edward que se encontraba completamente atónito ante lo dicho
por esta, y sorprendiendo a todo el mundo que la observaba si decir nada. Quizás
fue algo brusco decirlo de aquella manera, obviamente no iba a dejar todo en
manos de sus empleados, simplemente quería escuchar nuevas ideas diferentes a
las suyas, escuchar que era lo que querían los demás. Se sentía completamente
diferente, sintiendo esa nueva necesidad de cambiarlo todo. Y ese era un nuevo
comienzo.
La reunión se había extendido tanto, escuchando cada una de las ideas de todos,
que no tuvo idea de cuánto duro. Ni siquiera se había enterado cuando todos se
habían retirado y solamente se encontraba ella y Edward.
—Claro que se me ocurren, es solo que…— Intento decir Lauren. Pero fue
interrumpida por una agitada Anna que entraba desesperada.
Luego de haber hablado por horas con esos importantes diseñadores, salió con
una sonrisa imposible de borrar, sintiendo como pieza a pieza cabía en su lugar.
Quizás no iba a ser digno de ella, o quizás sí. A estas alturas ya eso no importaba.
Una maliciosa idea cruzo por su cabeza tan rápido que ni tiempo a razonar le dio,
su mente estaba totalmente ocupada en otras cosas.
*****
Y siguiéndose el curso de los día que avanzaba, se aproximaba cada vez más la
nueva temporada que estaba por venir, trayendo nuevas expectativas para los
diseñadores, nuevas oportunidades para algunos o para otros simplemente
demostrar en lo que eran mejores.
—¿Y qué tal un cinto?— Pregunto dudosa la mujer rubia –Uno turquesa quedaría
a juego con el vestido— Dijo señalándolo y acercándose a él para ponerlo.
—¿Qué hay con lo otro?— Pregunto Camila— Hasta ahora no he visto más que
cosas de años anteriores.
—Aunque quizás no sea tan mala idea— La interrumpió sin siquiera escucharla—
Necesitaremos mostrar algo completamente diferente y eso será cuando abra la
nueva temporada.— La joven mujer rubia sonrió sintiéndose aliviada, había sido
demasiado arriesgado mostrar aquello –Eso es todo, retírate— Dijo viendo como
la mujer salía rápidamente de allí llevándose el perchero con la ayuda de dos
personas más.
—Al parecer es un evento para festejar— Pijo siguiéndola— EStá auspiciado por
Dolce & Gabbana— Menciono provocando que ahora si su jefa se detuviera y la
escuchara.
*****
—Hasta que al fin llegas a horario— Dijo Lauren entrando al auto y viendo como
Edward cerraba su puerta.
—Ya ves— Contesto una vez que se sentó a su lado— Siempre hay una primera
vez, por cierto, te ves hermosa— Le dijo observándola. Lauren tenía un hermoso
vestido rojo que se ajustaba perfectamente a su figura. Su pelo negro brilloso se
encontraba completamente lacio.
—Gracias— Contesto sonriendo— Tu tampoco te ves mal— Edward tenía una
traje color gris con chaleco bordado que no le sentaba para nada mal.
—Por favor— Contesto antes de sonreír una última vez y marcharse de ahí con su
amigo.
—¡Lauren querida, aquí estas!— Grito alegre con un porte afeminado un castaño
de ojos verdes, que vestía de traje blanco— Por poco me desmayo pensando que
no venias, todo el mundo está buscándote, pero ya te tengo— Dijo enredado su
brazo con el de ella— Necesitamos abrir y para eso te necesitamos a ti.
—No es nada, yo también venia distraído— Lo calmo el otro hombre. Que vestía
un traje negro a rayas y corbata roja. Y fue en ese momento en el que lo vio que
se dio cuenta que había chocado con nada menos que Noah Jakov.— Disculpa,
debo retirarme— Dijo igualmente sorprendido, ya que también había reconocido a
Edward.
—Tienes razón— Contesto— Pero no lo podrás creer cuando te cuente que acabo
de ver a…
Camila se encamino enojada con paso decidido hacia su auto donde estaba
obediente su chofer esperando afuera. Entro normalmente silenciosa como
siempre sin mencionar palabra alguna. Cuando Noah se sentó a su lado se dirigió
a él con una cara completamente seria
Y otra vez sentía esa misma sensación de rabia, se preguntaba quien había sido
el estúpido que la había invitado a asistir a un homenaje de Lauren ¿Le estaban
tomándole el pelo? No quería ni pensar que saldría en las revistas con la cantidad
de fotos que le habían sacado mientras estuvo ahí. Sin dudas esto había sido un
muy, muy grave error. Pero esta clase de equivocaciones no tendrían que
suceder, algo tendría que haber sucedido.
Estaba tan cegada con sus pensamientos que en cuanto el auto se detuvo, ni
siquiera espero a que le abrieran la puerta, salió rápidamente de ahí para
encaminarse dentro del enorme edificio sin despedirse del sorprendido Noah que
la observaba. Ni bien entro a su oficina, encontró su bolso tal cual lo había dejado
sobre su escritorio, solo que sobre este había algo que no recordaba. Había un
gran ramo con rosas rojas reposando ahí. La curiosidad pudo más en ella, así
que se acercó hasta ellas notando que había una tarjeta, sacándola mientras la
abría se preguntó quién pudo habérselas dejado.
El rojo de estas flores me recuerdan a tu bella cara cuando te enojas, que espero
que no estés igual ahora.
P.D: “Para que veas que no necesito ocultar mi rostro para conseguir lo que
quiero.”
Leyó. Arrugo la tarjeta en su mano temblorosa por la fuerza que ejercía, todo
ahora tenía sentido. Nada había sido un error. No hacía falta pensar demasiado
quien había sido el responsable de todo. Con su mano libre empujo las flores lejos
esparciéndolas por todas partes. Si estaba pidiendo a gritos una guerra, pues
guerra tendría.
VII
DOBLE JUGADA
Haber concretado una cita con Camila esa mañana había sido nada más y nada
menos que con un interés de por medio. Había recordado cuando ella una vez le
mencionó tener un conocido que era todo un genio en el arte de falsificar
cualquier tipo de tarjetas, invitaciones y muchas otras cosas más. Solamente fue
suficiente el recuerdo de ese preciso momento para que su mente fuera ocupada
con una idea, que cabía perfectamente con lo que quería lograr. Y aunque fue
invadida con miles de preguntas por parte de su amiga, prefirió mantener su
jugada de forma clandestina. Evadió hábilmente los detalles dejando a una Camila
aún más curiosa, pero viendo como Lauren no quería soltar ni una palabra, decidió
dejar el interrogatorio de lado. De todas formas, tarde o temprano se enteraría.
Solamente basto un par de llamadas y una muy buena recompensa y todo iba a
salir como lo tenía planeado.
Y que descarado había sido aquello. Pero no podía negar el regocijo de
satisfacción que había sentido al ver reflejado en su rostro lo que exactamente
había esperado encontrar. Había contenido las vibrantes ansias que recorrían por
completo su cuerpo durante todo el tiempo que estuvo buscándola con la mirada.
Pensando que tal vez no estaba actuando acorde a su edad, pero se dejó
manipular por su extensa imaginación al pensar su reacción. Y sus sospechas
fueron acertadas.
El discurso para presentarla ante todos los invitados le había caído de maravilla,
imaginando que cara estaría poniendo en esos momentos, pero le fue inevitable
que en esos escasos segundos la habían torturado pensando que tal vez no había
asistido.
Pero verla mezclada entre la multitud como otra más de las personas que estaban
ahí en forma de apoyo le había provocado una sensación demasiado perfecta
como para poder describirla. Y cualquier clase de arrepentimientos que intentara
ponerla en duda con respecto a lo que había hecho, se borró por completo. El solo
recuerdo de ella dándole la increíble bofetada que había recibido junto con todas
las cosas que le había dicho hizo aparición, quitándole también cualquier clase de
culpabilidad. Porque quizás había llegado lejos con respecto a lo que acababa de
hacer, sabiendo que al día siguiente el evento saldría en muchas revistas y no
dudaba que su presencia hubiera sido ignorada por los camarógrafos.
Definitivamente ver su cara descompuesta en una furia reprimida apremiaba el
golpe y mucho más. Solo esperaba que su venganza no sea tan drástica como la
suya, porque reconocía que estaba pidiendo tal vez algo que no le iba a ser
otorgado, porque si había algo que Camila no tenia, eso era piedad. Y ella lo
sabía.
*****
REVISTA DE MODAS “ÍCONO”
Camila se dirigía hacia su oficina con su típico paso firme y sin mirar a nadie en
particular. Había dormido realmente poco durante el fin de semana, su mente no la
había dejado tranquila en ningún instante. El recuerdo de su sonrisa victoriosa
mientras la observaba hablar se había tatuado a fuego en su mente, el ridículo
discurso que había dicho a propósito, le habían dejado claramente que fue como
propósito de burla, porque no despego sus ojos de los suyos ni por un segundo. Y
basto la estúpida nota junto con las flores— que ya no se encontraban en su
oficina— para atar los cabos sueltos. Fue una completa ingenua haber asistido sin
pedir detalle alguno de dicho evento. Cayó redonda a la trampa por su cuenta. Y
una vez más dio otro paso en falso que la perjudico irreversiblemente. Pero era
obvio que no se iba a quedar de brazos cruzados, de ninguna manera. No señor.
Se había burlado de ella en su propia cara, le había dirigido palabras mirándola
fijamente solo para ella. Y como si fuera poco todo aquello había sido en público.
Ni siquiera ella misma se consideraba capaz de hacer una cosa así frente a todo
un eufórico grupo de medios y camarógrafos, eso sí había llegado demasiado
lejos. Pero ella no iba a estar en desventaja, si la había dejado tan ridículamente
mal frente a todo el mundo, ella también tendría que estar a la altura. Ella misma
convirtió todo en público, entonces debería usar la misma moneda. Solamente
tenía que pensar muy bien el siguiente paso.
Sentía la mirada de más de uno de los empleados que disimuladamente
intentaban observarla. Y ella intuía el porqué de la curiosidad de todos. Se pasó
todo el fin de semana evitando ver la televisión o cualquier tipo de revista.
Intentando evadir todo tipo de noticias inciertas que pudiera ver o escuchar acerca
de lo que quería olvidar en cuanto antes. Quería retrasar lo más posible la
amargura que tarde o temprano tendría que sentir.
Y justo antes de abrir la puerta, dirigió rápidamente la mirada hacia atrás
encontrándolos a todos observándola con curiosidad. Pero como normalmente
sucedida, nadie se la sostuvo. En cuanto los atrapo a todos in fraganti, no hubo
ninguno que no dirigiera su mirada hacia abajo retomando su trabajo. Y
adentrándose finalmente en su oficina reconoció que gracias a lo que acababa de
suceder todo el mundo seguramente ya estaría enterado.
Y las noticias no serían para nada de su agrado.
—Señorita Cabello— Dijo Allyson adentrándose en su oficina— Su cita de las tres
acaba de ser cancelada— Dijo temiendo de su propia jefa.
—Y no sé porque no me sorprende —Mencionó susurrando para ella misma—
Recuérdame que debo dejar de involucrarme con gente insolente.
—Claro— Respondió sin entender mucho de que hablaba en específico— Sarah
me ha mandado esto para usted— Dijo poniendo una pila de pales en su
escritorio.
—¿Necesita mi firma o qué?
—Son permisos— Le informó— Y si, necesita su firma para que le permitan el uso
de la plaza que mando a pedir para las fotos del cierre de temporada.
—Lo sé— Dijo comenzando a firmarlos – ¿Pero estamos a menos de dos
semanas de que la temporada cierre y recién comenzaran con las fotos? ¿Qué
hay si encuentro muchos errores como comúnmente sucede? Tardaran
demasiado en volver a renovar todo de nuevo.
—Tengo entendido que ya tienen todo listo, solo falta el permiso— Dijo queriendo
tranquilizarla. La mano con la que sostenía una noticia para nada grata a su jefa le
comenzaba a sudar.
—Eso espero— Dijo mirándola fugazmente y volver a firmar los papeles— No
quiero enterarme de que están haciendo las cosas a último momento. No puedo
permitir ni siquiera un intento de equivocación, la temporada que entra siempre es
el mejor momento para la revista. Y lo que menos necesito en estos momentos es
un harapiento error— Menciono dándoles los papeles y mirándola fieramente a los
ojos— Y yo estoy dispuesta a hacer lo que sea, con tal de que todo marche bien.
—Entendido— Dijo Allyson tomando los papeles rápidamente para ocultar el
temblor de sus manos. Haber escuchado ese “lo que sea” de parte de su jefa, le
había provocado millones de ideas de lo que sería capaz de hacer. Ideas tan
absurdas como todo tipo de coimas, secuestros y… ¿muerte? Aquello era
exagerado. Quito rápidamente la idea de su cabeza, no conocía a su jefa
demasiado como saber si llegaría a esos extremos, cosa que no creía, pero de
todas formas, con Camila nunca se sabía— Esta es una invitación a una cena
donde el señor Clark anunciara a su nuevo socio— Dejándole la tarjeta donde
antes habían estado los papeles— Dijo que le encantaría que asistieras para
poder presentártelo y que no te arrepentirías de conocerlo.
—No lo creo— Menciono recordando la última vez que había ido a una cena
donde le presentarían a alguien. Que fue en casa de Joffrey, por supuesto. Donde
había descubierto de manera brusca que había besado hace pocos días atrás a
nada más y nada menos que a Lauren. Apretó fuertemente su quijada al
reconocer que otra vez había sido engañada por ella. ¿Qué ganaba ocultándole
quién era? Lauren sabía quién era ella, pero ¿Por qué la beso? ¿Otra manera de
burlarse? Recordó el momento en el que estaba sentada a su lado, bebiendo y
contando anécdotas de todo tipo, comprobó que podía tener cualquier tema de
conversación que Lauren podía responder hábilmente. La forma en la que bailaba
suavemente mientras la abrazaba pegándola a su cuerpo. Y no pudo negar que
mirando sus profundos ojos verdes tuvo ganas de acercar aún más su cara a la
suya. El alcohol la había hecho actuar estúpidamente mal.
Pero lo que todavía seguía recordando vigentemente y que no había día en el que
no lo olvidara, era el beso que se habían dado.
No podía olvidar la perfecta forma en la que sus labios se movían sobre los de
ella, la manera suave con la que acaricio su espalda y la apretaba contra su cálido
cuerpo. Su lengua caliente dentro de su boca luchando contra la suya. Su
respiración agitada y el latido fuerte de su corazón no habían hecho más que
confirmarle cuanto le había encantado todo aquello. Cuando se habían despedido
no pudo contener sus ganas de volver a besarla nuevamente. Había sentido un
impulso de aceptar cuando le propuso acompañarla hasta su hogar, pero ella no
era de hacer aquel tipo de cosas como le había mencionado, así que solamente
se marchó llevándose todo tipo de sensaciones extrañas en su abdomen que no
quiso reconocer. Aunque sabía que significaban— de ninguna manera — Dijo ante
la atenta mirada de Allyson que la observaba curiosa por su repentino silencio—
Tendré cosas que hacer, así que dile que no podrá asistir.
—Me encargare de eso enseguida señorita, Cabello— Dijo tomando la invitación.
—¿Ese es el informe?— Pregunto Camila viendo revistas en su otra mano que
parecían no querer soltar. Y el silencio se apodero de aquella gran oficina. Había
llegado el momento que tanto quiso retener.
—Si— Dijo finalmente Allyson. Colocando la revista primero junto con el informe—
Su revista sigue tan bien como siempre— Empezó primero dándole la buena
noticia, intentado apaciguar el huracán que se avecinaba cuando vea todo lo que
había escrito de ella.
—Perfecto— Menciono observando la noticia y dando lo que parecía ser una leve
sonrisa torcida— Pero mi puesto sigue siendo el mismo— Dijo tirando la revista y
tomando el informe. Allyson abrió grande sus ojos, el peligro se acercaba— A ver
que tenemos aquí— Y comenzó a leer.
Allyson observo como la cara de Camila se encontraba concentrada en su lectura.
Primero viendo como sus ojos se movía de un lado a otro, y de momento todo
cambio. Su rostro comenzó a ponerse rojo y vio como comenzó a apretar fuerte la
revista con su mano temblorosa.
—¡¿Quién ha sido el estúpido que ha escrito tantas porquerías?!— Grito tirando la
revista lejos— ¿Amigas? ¿Cómo podemos ser yo y ella amigas?— Pregunto
haciendo rápidos movimientos con sus brazos —¿Todo el mundo ha enloquecido
o qué? Parece que nadie entiende que somos competencia, no “amigas”— Dijo
con sorna— Esto es increíble – Y cayó sentada en su gigante silla negra
tapándose el rostro con ambas manos y murmurando cosas inentendibles.
Allyson observo temerosa todo a su alrededor. Camila era un manojo de furia,
había deseado con todas sus fuerzas estar en otro lugar cuando le entregara la
noticia, pero quería conservar su empleo y comportarse como la buena y eficiente
secretaria que intentaba ser con todas las exigencias que le ponía, era obvio que
Camila era muy estricta, pero con respecto a su paga no tenía ni una queja.
Junto la revista del suelo encontrándola abierta de par en par. Observo varias
fotos de su jefa tomada de muchos ángulos con Noah siempre a su lado. Su rostro
neutro no mostraba alguna emoción alguna que se pudiera descifrar. Pero tenía
siempre la mirada fija al frente, encontrando a una Lauren a unos cuantos metros
más adelante hablando y sonriendo. Lo más extraño que le llamo la atención
había sido que parecía que las dos se miraban fijamente la una a la otra,
hablándose con los ojos.
Cuando había llegado temprano en la mañana el cotilleo en el edificio era
exclusivamente acerca del evento de Dolce & Gabbana donde sociabilizaban con
Lauren y festejaban aquello. Y ella también se sumó al grupo de la duda en el que
todos se preguntaban lo mismo ¿Qué hacía Camila en un evento para Lauren?.
Se moría de ganas por preguntar, la curiosidad siempre había sido algo magno en
ella. Pero si no quería quedar en la calle debía guardarse todas esas dudas para
sí misma. Quizás y con un poco de suerte tal vez algún día conocería las razones
de las acciones de su extraña jefa.
—Quiero que te lleves todo esto, Allyson—Ordeno provocándole un brinco por el
susto ante la interrupción del súbito silencio que se había creado de nuevo— No
quiero ver de nuevo nada de esto aquí.
—Enseguida señorita, Cabello— Dijo cerrando rápidamente la revista y tomando
todos los informes de su escritorio—¿Quiere que se las guarde por…?
—¡No!— Interrumpió antes de que terminara de hablar— Ni lo preguntes, no
necesitare eso jamás. Quiero que lo rompas, tires o lo que quieras. Pero llévate
todo eso de aquí en cuanto antes. Y no quiero ver otra noticia parecida al respecto
dando vueltas por aquí.
Allyson solamente se limitó a asentir y marcharse silenciosamente de la oficina.
Seguía sus órdenes al pie de la letra, así que en el momento en el que se acercó a
su escritorio, arrojo todos los papeles en el cesto que se encontraba al lado.
Estaba tan concentrada haciendo su labor que nuevamente se asustó cuando una
voz provoco que todos los papeles se esparcieran por todos lados.
—Lo siento, no quise asustarte— Dijo un apuesto hombre rubio de ojos azules. Se
agacho junto a ella para ayudarla a recolectar todos los papeles que se
encontraban fuera del cesto.
—Descuida— Se incorporo Allyson una vez que terminaron de poner todo dentro
del cesto— Estaba distraída— Y pudo ver esta vez mejor el apuesto hombre que
tenía en frente.
—Tengo una cita con la señorita, Cabello— Le informo el.
—¿Disculpa?— Pregunto distraídamente.
—Oh lo siento— Dijo tendiéndole la mano— Soy Patrick Jussieu— Apuntándose a
el mismo— Soy su cita de las cuatro.
—¿Señor Jussieu?— Se preguntó más a ella misma— Discúlpame, debí haberlo
olvidado. Cuanto lo siento.
—No te preocupes— Le contesto viendo cómo se fijaba en su libreta. Y si,
efectivamente era él.
—Ahora te anunciare— Le dijo presionando el botón del intercomunicador—
Señorita Cabello, el señor Jussieu está aquí para hablar con usted.
—Que pase entonces— Contesto.
—¡Vaya!— Dijo el sonriendo— No se oye muy bien.
—Nunca lo está— Murmuro Allyson parándose frente a la puerta— Adelante
—Gracias— Contesto el antes de ver cómo era cerrada.
****
—Patrick ¿Qué te trae por aquí?— Pregunto Camila
—Supongo que ya lo intuyes, eres una mujer inteligente Camila.
—Por supuesto— Contesto modestamente— El evento de caridad, ¿cierto?—
Pregunto de nuevo. Patrick junto con un grupo más de personas eran los
encargados de organizar al menos una vez por año un importante evento de
caridad para todas aquellas personas menos privilegiadas. Él debía asegurarse de
invitar a la mayor parte de sus conocidos con una muy buena economía en sus
bolsillos— Permíteme un momento y te hago el cheque.
—Me temo que no se podrá hacer eso, Camila— Dijo deteniéndola antes de que
comience a escribir— Claro si es que tu tiempo te lo permite, pero últimamente se
han puesto muy estrictos con respecto al acto de presencia. El año anterior
muchos han dejado su donación, obviamente, pero no han asistido aun y
disponiendo de tiempo. Los medios los han visto tomando tranquilamente
vacaciones y los han criticado desconociendo que si hicieron sus donaciones y es
por eso que solo se podrá donar en el momento, y eso se hace asistiendo y
haciéndolo frente a los ojos de todos.—
—Bien— Bufo ella— Dime cuando y donde y veré que puedo hacer.
—Me parece perfecto— Dijo sacándole una tarjeta con la dirección y fecha y
entregándosela.
—Está bien, podre asistir— Dijo de mala gana observando el papel.
—Me creas o no, no sabes el peso que te quitaras de encima con solo ir— Le
informo— Varias personas justamente estarán viajando para esa fecha y no creo
que se libren de la crítica, tu amiga por ejemplo, será uno de ellos— Termino
diciendo.
—¿Amiga?— Le pregunto completamente extrañada. Ella no tiene amigas, no hay
tiempo para eso.
—Lauren— Le aclaro— En realidad antes de venir hasta acá, pase por su oficina.
Tú sabes, me queda más cerca. Pero en fin, quería hacer lo mismo que tú porque
que iba a estar fuera del país, pero dije que de todas formas nadie creería que
donó si no estuvo ahí, seria en vano— Dijo levantando sus hombros— Pensé que
tú lo sabrías— Y Camila nuevamente se preguntó quién sería el idiota que invento
aquello, pero obviamente más idiotas eran todos los que eran capas de creer todo
lo que decía una chismosa revista.
—Supongo que olvido mencionarlo— Dijo sin negarlo y queriendo saber más.
—Solo esperemos que sean suaves con ella— Dijo parándose— Perjudicaría
mucho la reputación de su revista seguramente— Y a Camila le brillaron los ojos.
—Quien sabe que podría suceder— Dijo ella parándose también.
—Nos estaremos viendo pronto, Camila. Cuídate— Dijo caminando hacia la
puerta.
—Gracias a ti, Patrick— Respondió verdaderamente agradecida— Gracias por la
información— Y sonrió de manera maliciosa. Después de todo si podía
desquitarse y la oportunidad no pudo haber llegado en el mejor momento. Termino
anotando unos cuantos nombres en un pequeño papel sin borrar la sonrisa de su
rostro.
Finalmente todo se estaba moviendo a su favor, era momento de poner fin a los
errores.
—Allyson, ven inmediatamente a mi oficina— Anuncio por el intercomunicador.
—Enseguida, señorita Cabello— Respondió. Se levantó mecánicamente de su
silla y casi corriendo fue hasta su oficina. Golpeándola y recibiendo el pase
escuchando el “adelante” se adentró— Dígame que necesita— Dijo
educadamente.
—Toma esto— Dijo dándole un papel— Quiero que llames a cada una de esas
personas que están allí y concretes una cita con todas el mismo día aquí en mi
oficina—.
—Está bien, lo hare en este instante. Con su permiso— Y se retiró.
Preguntándose qué milagro había sucedido para su cambio de humor tan drástico.
Sin dudas era extraño verla sonreír, y hoy lo fue aún más teniendo en cuenta todo
lo que se rumorea de ella en las noticias y revistas. Solamente esperaba que todo
eso no traiga graves consecuencias.
Camila esperaba con ansias el momento en el que pudiera disfrutar de la
revancha. Ya que todo se estaba haciendo público y a ella la había dejado
ridiculizada a la vista de todos, un pago de la misma forma no le vendría mal
¿verdad?.
Después de toda una serie de más sucesos, exactamente una semana y media
había pasado después de que se enterara, según su parecer, de una maravillosa
noticia. Ahora se encontraba a tan solo un día para la llegada del evento de
caridad. Y ya no podía con las ansias.
*****
Lauren al fin se encontraba descansando en su hotel. Tuvo que viajar a Italia para
terminar de arreglar los últimos detalles para darle la bienvenida a la nueva
temporada. Sin dudas tenía todo ya asegurado. Aunque tenía un cansancio físico
que hacía estragos en su cuerpo, se dijo que todo eso valía la pena. Más cuando
estaba asegurada con una marca muy conocida que le garantizaba un éxito
indiscutible.
Ahora se encontraba completamente relajada mentalmente, podría quedarse unos
días más y disfrutar un poco de la bella ciudad en la que se encontraba, ya que
había cerrado exitosamente sus negocios. Su respiración se encontraba lenta y
relajada y poco a poco sus parpados comenzaban a pesarle. Estaba debatiéndose
entre el delgado hilo de estar consciente o caer en un profundo sueño. Que sin
lugar a dudas iba a ganar lo segundo, a no ser por el sonido proveniente de su
celular.
—Diga— Contesto con la voz adormilada.
—Lauren— Hablo Edward del otro lado de la línea—¿Crees que sea posible venir
lo más rápidamente que puedas? Necesito informarte de algo importante.
—¿Qué sucede Edward?— Pregunto sentándose en la cama—¿Sucedió algo
malo? Dime.
—Preferiría contártelo en cuanto estés aquí.
—Está bien— Dijo observando su reloj— Mañana habrá un vuelo. Supongo que
llegare un poco tarde, dependiendo si encuentro otro.
—No hay problema, iré a tu casa si no te molesta y ahí hablaremos tranquilos.
—Claro, nos veremos mañana entonces.
—Hasta mañana— Y colgó.
Lauren no había pasado una muy buena noche, a pesar del gran cansancio que
sentía su cuerpo. La llamada de Edward la había dejado con una intriga que
consumía todos sus pensamientos, ¿Qué era tan importante para llamar y
necesitar decírselo en persona? Esperaba que no sea tan malo.
Afortunadamente había llamada temprano en la mañana al aeropuerto por
información, donde sí tendría un vuelo próximo. Llegaría a New York por la tarde,
logrando llegar a tiempo para hablar con Edward en la oficina.
En cuanto su cabeza se apoyó en la cómoda suavidad del asiento del avión, cayó
en un profundo sueño tomándola completamente desprevenida. Finalmente el
sueño había vencido a la preocupación.
Solamente había despertado en cuanto la azafata toco delicadamente su hombro
para decirle que ya habían aterrizado. Observo su reloj y comprobó que
efectivamente estaba a tiempo de pasar por su oficina, hizo la fila correspondiente
esperando pacientemente su equipaje. Una vez que lo obtuvo se encamino fuera
del aeropuerto haciéndole señas al primer taxi que distinguió desocupado.
—¿Necesita ayuda con las maletas?— Pregunto el taxista de forma cortes
bajándose del auto.
—Si, por favor— Contesto dándoselas y tomando su lugar en la parte trasera del
lugar. Escucho el maletero cerrarse y observo como el hombre rodeo el auto y
finalmente tomo su asiento correspondiente.
—¿A dónde se dirige señorita?— Pregunto mirándola a través del espejo
retrovisor
—Llévame a la revista de modas “Jaguars”, por favor— Dijo. Si el taxista la
reconoció o no, no lo demostró para nada.
El camino había sido milagrosamente rápido, que daba gracias porque ya la intriga
estaba volviendo a ganar la batalla. El hombre le entrego las maletas y se marchó.
Lauren se encamino hacia las enormes puertas de su edificio encontrando a
Leonard como siempre parado al lado de estas.
—Leonard, ¿podrías cuidarme las maletas un momento?— Le pregunto—
Prometo no tardarme demasiado.
—Claro, Lauren— Le contesto sonriendo— No hay problema, yo te las cuidare.
—Gracias— Dijo antes de caminar apresuradamente dentro del edificio.
Encontrando el primer ascensor vacío, se encamino dentro presionando el botón
que la llevaría derecho al piso donde estaba su oficina. Cerros sus ojos y respiro
profundamente, ni siquiera la música lograba tranquilizarla un poco. Sentía una
sensación muy rara de la que no tenía explicaciones.
Escucho el sonido del ascensor, así que abriendo sus ojos se encontró con las
puertas abiertas de par en par. Camino nuevamente con paso apresurado hasta el
escritorio de Anna.
—Lauren— Dijo sorprendida— Creí que no llegarías hasta mañana.
—Edward dijo que quería decirme algo importante— Contesto— Por cierto,
¿Dónde está?
—Justamente está en la sala de juntas en estos momentos.
—Bien— Dijo. Se encamino hasta el lugar sin ni siquiera golpear la puerta. Se
encontró a un Edward parado frente a más personas que parecían escucharlo
atentamente.
—Lauren— Menciono Edward— Creí que no llegarías hasta en la noche.
—Afortunadamente encontré un vuelo temprano en la mañana— Dijo ignorando a
todas las personas que ahora estaban observándolos y escuchando todo—
Necesito que me digas que es eso tan importante por lo cual me llamaste.—
—¿Por qué no tomas asiento?— Le ofreció— Justamente estábamos hablando de
eso.—
—¿Y bien?— Pregunto una vez que se sentó—¿Me lo dirás algún día o qué?—
Pregunto ya completamente intrigada.
—Escucha Lauren— Comenzó Edward— Recién ayer las modelos con las que
comenzaríamos con la sesión de fotos para mañana llamaron.
—Ajá— Contesto Lauren—¿Las modelos que utilizaríamos para la nueva
temporada? ¿Qué sucede con ellas?
—Exacto— Respondió— Bueno, llamaron todas para informar que no harían la
sesión de fotos— Dijo finalmente.
—¡¿Qué?!— Pregunto gritando— ¡No pueden hacer eso un día antes! Los de
Dolce & Gabbana las pidieron exclusivamente a ellas, tenían todas las
características que requerían.
—Lo sé. Pero al parecer si lo pueden hacer— Dijo— Dieron a entender como que
les sugirieron otra cosa.
—¿Otra cosa?— Pregunto— Edward, si querían más dinero solamente debías
ofrecerles más y fin del asunto.
—No creo que sea solo eso, Lauren. Supongo que debieron ofrecerles otra cosa
además de mucho dinero— Comento— No cualquiera se negaría con nuestra
propuesta.
—Esto es increíble— Dijo tomando su cabeza con ambas manos—¿De dónde
sacaremos modelos para mañana con características similares?
—De eso nos estamos encargando ya, Lauren— Dijo acercándose a ella— Veras
que para mañana tendremos una fila de modelos esperando para esto— La
tranquilizo— Debes estar cansada —¿Por qué no te vas a casa a descansar?—Le
pregunto solo para que ella escuchara— Sabes que cualquier cosa, yo te llamare.
—Está bien— Dijo levantándose— Cualquier cosa avísame, por favor.—Y se
marchó a su hogar. Rogando porque mañana encontraran a modelos con las
características que le habían exigido. Era tan increíble que le suceda todo esto,
justo ahora que tenía todo completamente bajo su control. Se preguntó quién
podría haberles ofrecido una propuesta mejor que la de ella. ¿Quién estaría detrás
de eso?
******
*****
VIII
LA PROPUESTA
“La paz que has elegido es peor que mi guerra... hay mujeres que empiezan la
guerra firmando la paz.”
Y qué bien se había sentido aquello. Cada palabra, cada gesto fingido, había
salido naturalmente desde su interior. Considerándose ya consumida por completo
de la venganza o no, todo había fluido de forma natural y espontánea. A estas
alturas no importaba nada más que desquitarse por el ridículo momento que la
había hecho pasar. Quizás había sobrepasado un tanto los extremos en cuanto
hablar abiertamente acerca de todo lo que dijo, pero a ella tampoco le había
importado en lo más mínimo dejarla a la vista de todos los medios. Pero es que
todo había sido tan fácil, tan sencillo. Todo se le había ofrecido al alcance de su
mano, y ella no pudo negarse.
Fue tan tentador, que ni siquiera haciendo acoplo con todas sus fuerzas habría
podido al menos pensar en las consecuencias de sus acciones.
Con solamente haberle quitado sus modelos posiblemente hubiera sido suficiente,
pero ella necesitaba esa venganza pública tal cual había hecho con ella, que la
observara de la misma forma en que ella la había mirado cuando había dado su
discurso, aunque no pudiera ver su cara, tenía millones de ideas de cual estaría
poniendo.
Y sin dudas todo lo que había dicho traería serios problemas con su revista,
aunque pensándolo bien Lauren nunca había perjudicado a la suya. Solamente la
había engañado en cuanto a revelar su identidad cuando la había besado y le
había enviado una invitación falsa a un homenaje en honor a ella ¿se había
pasado de la raya en decir todo aquello? De todas formas habían sido los
reporteros mismos quienes habían sacado el tema, no ella. ¿Debía desmentir lo
que dijo? Sería la oportunidad perfecta para decir de una vez que esa supuesta
“amistad” nunca existió, ni jamás existirá. Pero se consideraba lo suficientemente
orgullosa como para permitirse tal cosa, no iba a quedar como una mentirosa que
se contradice todo el tiempo. ¿Pedir disculpas? De ninguna manera, eso no iba
con ella. Definitivamente eso tendría que quedar descartado, tal vez, solo tal vez
debería hablar con ella. Concretar de una vez por toda una seria charla en la que
acabara definitivamente ese juego de la venganza que sabía que tanto ella como
Lauren jamás terminarían.
Solo iba a traer serios problemas con sus trabajos, y de su parte no quería que
eso sucediera para nada. No dejaría a la suerte lo que tanto trabajo le había
costado construir, su reputación, respeto, fama, todo estaba en juego. Y se había
cegado tanto en pensar en qué forma perjudicarla que no se había dado cuenta
que eso también traería problema consigo misma. Solamente esperaba actuar
antes de que Lauren no hiciera en su contra, porque ahí sí estaría en serios
problemas.
—Señorita Cabello— La llamo Allyson por el intercomunicador— El señor Darrell
Keener está aquí.
—Perfecto— Contesto— Hazlo que pase.
—Entendido— Dijo Allyson, e instantes después apareció el mencionado cruzando
la puerta. Era un castaño de ojos claros que portaba un muy favorable traje gris.
—Buenos días, Camila— Saludo tendiéndole la mano.
—Buenos días, señor Keener— Aceptando el saludo— Tome asiento por favor—
Ofreció
—Gracias.
—¿Gusta algo de beber?
—Agua estaría bien.
Camila se dirigió hasta la estantería que estaba del lado derecho de su gran
oficina, saco un enorme vaso de vidrio y una botella de agua, donde vertió todo su
contenido dentro de este.
—Muchas gracias Camila— Dijo cuando le alcanzo el vaso.
—No es nada— Contesto volviendo a su lugar— Y bien, supongo que vienes con
buenas noticias— Empezó sonriendo anticipadamente.
—Estas en lo correcto— Menciono una vez que bebió el agua y poso el vaso en el
escritorio— Como ya te había mencionado antes, moví todos mis contactos y han
hecho un más que considerable trabajo— Dijo viendo como Camila sonreía aún
más—El lugar ya está reservado a toda tu disposición y el servicio ya ha
confirmado que serán ellos los encargados de todo. Y en cuanto a la decoración
me gustaría que veas tu punto de vista y creo que eso es todo. Solamente
estamos esperando a que tú pongas la fecha.—
—Perfecto— Dijo sonriendo ampliamente— Será unos días antes de que termine
este mes, teniendo en cuenta que el mes próximo ya comienza la nueva
temporada de verano, lo más seguro es que mañana te llame para acordar la
fecha así todos estarán preparados.—
—Está bien— Dijo observando su reloj y parándose— Discúlpame que tenga que
marcharme tan pronto, pero tengo otros asuntos que solucionar y mi agenda está
un tanto apretada.—
—No te disculpes, yo entiendo eso— Dijo parándose de igual manera— Y en
cuanto a lo de la decoración, me pasare en cuanto tenga un tiempo libre y te
informare si quiero algún cambio.—
—Esperare tu llamada entonces— Se despidió apretando su mano— Sin dudas
comenzaras la temporada de la mejor manera Camila, felicitaciones.—
—Gracias, Darrell. Yo también espero lo mismo.
—Así será—dijo antes de marcharse cruzando la puerta.
Dejándole una sensación de ansias en el estómago. Preguntándose si eso se
debía a lo que estaba a punto de ocurrir a tan solo días o si se debía a alguna otra
cosa que ella desconocía.
—Permiso señorita, Cabello— Dijo Allyson entrando. Era la única a la que Camila
después de mucho tiempo trabajando como secretaria, le había permitido entrar
sin tocar la puerta, siempre y cuando sepa que ella estaba sola en la oficina— Le
he traído el café que me pidió— Informo dejándoselo en su escritorio, que fue
rápidamente tomando por su jefa— Y esto son los informes, acaban de llegar
recién.
—Perfecto— Menciono leyendo minuciosamente lo que cada párrafo decía.
En donde cada palabra que ella leía, sentía su corazón latiendo furiosamente.
Porque finalmente después de un largo tiempo, al fin se había cumplido lo que
tanto había deseado.
“La revista de modas “ÍCONO” vuelve a reclamar nuevamente su primer lugar
entre las revistas más populares y más vendidas”
Era el título de la portada de dicho informe, y no había palabras para explicar su
felicidad. Había dicho que era capaz de cualquier cosa con tal de que eso
sucediera, aunque había tomado tal vez no la mejor de las formas de hacerlo.
Pero nada de eso ahora importaba, era nuevamente el primer lugar y eso opacaba
absolutamente todo. Lo demás salía volando por la ventana.
Y había estado tan absorta en su lectura que ni siquiera había notado cuando
Allyson se había marchado de su oficina, solamente para volver a entrar minutos
después.
—Las modelos están aquí para hablar con usted, señorita Cabello— Dijo Allyson,
sacando a su jefa de su lectura que sonrientemente disfrutaba.
—Que pasen entonces, Allyson.—
—Enseguida— Contesto. Y fue hasta la puerta para saludar y a abrir alrededor de
5 sobresalientes modelos. Y dichosos los ojos que las observaran. Ahora entendía
perfectamente porque los de Dolce & Gabbana las habían pedido. Pero ahora ella
las tenía a su entera disposición, y eso aumento la alegría en su pecho.
—Buenos días, señorita Cabello— Se adelantó una castaña de ojos verdes, con
un bronceado más que perfecto y cuerpo escultural. Quien supuso que iba a ser la
vocera del grupo— Hemos venido para charlar acerca de la propuesta— Informo.
En donde Camila no tuvo ninguna duda de que había venido a otra cosa, y por las
caras sonrientes de todas, adivino anticipadamente de que y las tenía comiendo
de su mano.
—Antes de empezar— Dijo educadamente— ¿Alguna quiere algo de comer, beber
tal vez?— Pregunto. Observo como todas se miraba una con otra, moviendo la
cabeza levemente.
—Así estamos bien— Dijo la castaña— Gracias de todas formas.
—Bien, entonces— Se dirigió a su asiento, cruzando sus piernas sin perder la
postura recta y seria— ¿Y cuál es la respuesta que me van a dar?— Las modelos
volvieron a repetir el mismo proceso de observarse una con otra, solamente que
esta vez asintieron. La castaña la miro de nuevo sonriendo para decir.
—Aceptamos— Dijo simplemente— Todas queremos ser parte de su desfile,
señorita Cabello— Listo, ya todo estaba hecho. Camila respiro calmadamente
para reprimir sin irracionales ansias de saltar de alegría. Pero debía mantener su
postura seria y profesional si quería que la sigan viendo con los mismos ojos.
—Han tomado la decisión correcta— Les dijo. Y así saco varios papeles de uno de
los cajones de su escritorio, dando a entender que ya sabía la decisión que iban a
tomar desde un principio.— Solamente necesitare la firma de cada una de ustedes
aquí y eso será todo.
Les fue pasando dichos papeles sobre el escritorio junto con una pluma, y se dio
el placer de observar como una a una las modelos comenzaban a plasmar sus
firmas.
—Solamente tengo una pregunta— Volvió a tomar la palabra la castaña, justo
después de que todas terminara de firmar ella había sido la última y aun no lo
hacía— ¿Por qué nos ha elegido a nosotras y no otras tantas que quisieran estar
en su desfile?—pregunto curiosamente. Y Camila entendió que tal vez entre todas,
ella era la única con cerebro ahí.
—Obviamente ustedes no serán las únicas desfilando— Comenzó— Y sí, yo ya
tengo mi grupo de modelos de la revista que han trabajado para mi durante mucho
tiempo.
—¿Y puedo preguntar qué clase de papel cumpliríamos nosotras?— Dijo
obviamente preguntando. Camila tuvo que reprimir sus ganas de reír a causa de la
curiosidad de la joven.
—Simplemente porque quiero un cambio— Dijo diciendo lo primero que se le
ocurrió. No podía decirles que le había propuesto todo eso a propósito para
quitárselas a Lauren – Quiero comenzar la nueva temporada renovando todo, ¿y
qué mejor que con un cambio? ¿A ustedes nos les gustaría ser la nueva portada
para el verano?—pregunto. Viendo el brillo y la alegría de todas evidentemente en
sus caras— Sera un desfile aún más prestigioso que los de Victoria’s Secret, así
que espero que no haya ningún problema en absoluto para ese día.
—En absoluto— Contesto la castaña. Quien rápidamente dirigió su vista hacia
abajo y firmo el papel. Ahora solamente esperaba que todo marchara de acuerdo
al plan.
******
Lauren se había pasado casi toda la semana leyendo la misma noticia una y otra
vez. Queriendo grabarse en su mente para que terminara de procesarse de una
vez por todas y aceptarlo. ¿Cómo podía ser posible que Camila con tan solo abrir
la boca la hubiera dejado en la situación en la que se encontraba ahora? ¿Cómo
podía la gente ser tan ingenua como para creerse absolutamente todo lo que
dicen? Por el amor de Dios, no había ido a ese evento de caridad porque estaba
en un viaje de trabajo y no porque fuera una tacaña egoísta como había leído en
tantas noticias. Solamente bastaba que se informaran bien de las cosas y asunto
resuelto. Pero no, todos habían escrito y creído lo que se les daba la gana. Y ella
se sentía completamente impotente ante la situación.
Termino de leer nuevamente la noticia que decía en el que Camila nuevamente
tenía el primer lugar. Si, ella la había engañado y prácticamente humillado en
público, que a causa de eso se había dispersado un rumor inofensivo de que ellas
eran amigas. Pero nada de aquello era realmente nocivo para su trabajo. ¿De
verdad había llegado tan lejos? Los medios al día siguiente habían estado en la
puerta de su casa y en la de su edificio. Y eso fue suficiente para acabar una vez
más con la paciencia. Debía tomar cartas en el asunto en cuanto a recuperar la
reputación de su revista, y en cuanto a Camila. Bueno, más tarde vería de qué
manera se encargaría.
—Esto es inaudito— Dijo Edward como siempre entrando sin tocar y levantando la
voz— Las ventas han decaído bastante Lauren— Y dejo posar los papeles frente
a ella.
Pero sabía exactamente lo que ahí había escrito, así que ni siquiera se molestó en
leer. Solamente era cuestión de tiempo volver a recuperar lo perdido. Eran una
revista poderosa, estaba tranquila porque sabía que no iba a caer en la quiebra
como tantas pequeñas revistas lo hacían a menudo.
—Tendremos demasiados gastos para recuperarnos— Siguió Edward sonando
preocupado. Y a Lauren eso no le asustaba en absoluto, en dinero no era el
problema— Así que tendremos que pensar bien que se publicara el próximo mes.
—
—¿Y qué hay con las modelos?— Pregunto Lauren cambiando de tema— ¿Aun
hay más postulantes?—
—Por supuesto— Contesto Edward mirando un pequeño papel que saco de su
bolsillo— En la tarde vendrán las restantes.—
—Bien, porque no estamos encontrando nada parecido a las demás. No tengo ni
la menor idea a donde habrán ido a parar.—
—Creo tener la respuesta a eso— Dijo serio Edward, alcanzándole la noticia del
desfile de Camila con sus modelos— Yo aún sigo sin poder creerlo.
Lauren observo todo sin poder creérselo. Había sido Camila quien le propuso algo
aún mejor que ella, a las modelos. Y con la popularidad que había tenido
últimamente en cuanto a los desfile, no dudaría en que las modelos habrían
aceptado sin chistar. Se había desquitado doblemente de ella, quitándole todo.
—Es hoy— Dijo Lauren apartando la vista de la noticia y clavando la mirada en los
ojos de Edward.
—Sí, lo siento. Pero lo había olvidado por completo con todo esto que está
sucediendo con la revista— Vio como Lauren tomo su ligero abrigo y se dirigía
hacia la puerta— ¿Qué piensas hacer?— Pregunto.
—Para situaciones extremas, se necesitan medidas extremas— Cito Lauren
antes de dar un portazo.
Se encamino rápidamente hacia su Porsche 911 4S, observo su reloj y se dio
cuenta que estaba más que a tiempo para darse una ducha y cambiarse. Así que
cuando al fin estuvo en el estacionamiento subterráneo, ni siquiera se molestó en
fijarse si había estacionado correctamente. De todas formas tenía que volver a
salir más tarde. El “magnifico” desfile como se decía comenzaría en la noche, y
Lauren no dudaba que así no fuera.
Una vez que hubo tomado su ducha, se observó una última vez en espejo.
Perfecta, había murmurando ante su reflejo. Y tomando rumbo hacia su auto
nuevamente, partió.
Quizás sobrepasando un poco la velocidad permitida, porque el desfile se haría
lejanamente a su hogar. Así que no podría permitirse llegar demasiado tarde para
lo que estaba a punto de hacer.
Y después de haber pasado por un viaje de más de media hora y otros diez
minutos para encontrar donde estacionar, se dirigió a la enorme carpa blanca de
dónde provenía una fuerte música. Estaba completamente decidida.
Pero justo cuando estaba por atravesar la amplia entrada, dos corpulentos
hombres le obstruyeron el paso.
—Lo siento, pero no puede pasar— Le informo uno de ellos.
—¿Cómo que no puedo pasar?— Pregunto casi gritando—¿Tienen una idea de
quién soy yo?
—Lo sabemos— Contesto el otro hombre— Pero tenemos órdenes estrictas de no
permitirle el paso.— Menciono. Y Lauren entendió todo a la perfección.
—Muy madura de tu parte, Camila— Murmuro para ella misma. Así que fingiendo
indignación se retiró de la entrada, rodeando el lugar y pensando como entrar al
lugar sin ser atrapada.
Y justo como lo sospechaba, una punta del lugar estaba completamente sin gorilas
cuidando. Solamente tenía que caminar varios metros, cosa que se veía bastante
difícil hacerlo desde otro extremo, totalmente sola. Así que decidió caminar unos
pasos más para comenzar a escuchar el murmullo de la gente charlando fuera de
la gran carpa blanca. Asomo su cabeza y touché, encontró su pase para entrar. A
menos de dos metros de distancia diviso a Allyson Porter, con quien tuvo que salir
por desgracia algunas veces, más que nada por lastima y por no ser mal educada.
Aunque Allyson era sin dudas hermosa, a Lauren no le atraía para nada su
personalidad. O más bien, su falta de ella. En las pocas citas que habían tenido
Allyson se había mostrado completamente condescendiente en todo lo que ella
decía. Lo comprobó que no solamente era con ella, sino con todos los que se
rodeaba, y Lauren detestaba a las mujeres con falta de personalidad y carácter.
Así que atravesando entre dos lonas blancas como pudo para adentrarse al
campo, caminando simular estar interesada en las plantas, se dirigió aún más
cerca del grupo de personas. Sabía que Allyson estaba un poco colada por ella, se
lo había demostrado siempre que habían salido. Se le acercaba demasiado,
tomaba su mano, siempre queriendo tener una cercanía. Pero como siempre con
su falta de valor, jamás se lo había dicho con palabras.
Sintió un poco de culpa por tal vez utilizarla de esa manera, pero no tenía
demasiadas alternativas. Se acercó un poco más aclarando su garganta queriendo
llamar la atención adecuada. Y justo cuando levanto su vista, se encontró con la
mirada verde de Allyson, donde rápidamente encontró ese brillo particular que se
le hacía cada vez que la miraba.
—¡Lauren!— Correteo alegre hasta ella— Que sorpresa encontrarte aquí.
—También es una sorpresa verte, Allyson— Aceptando el abrazo— Hace mucho
tiempo que no te veía.
—Lo sé— Separándose de ella— Deberíamos salir para ponerlos al tanto un día
de estos— Comento feliz. Y eso era exactamente lo que Lauren quería evitar.
—Seguro— Fingió sonreír— Veré si tengo tiempo y veremos— Dijo sin negar ni
afirmar nada.
—Genial, ¿Qué era lo que estabas haciendo aquí sola?— Pregunto.
—Solamente estaba queriendo tomar un poco de aire aquí afuera— Dijo lo
primero que se le ocurrió— Pero debo volver adentro, me están esperando.
—Lastima— Dijo haciendo un pequeño puchero— Pensé en tener más tiempo
para hablar contigo. ¿Quieres algo de beber?— Pregunto ofreciendo su copa.
—Eso estaría bien, gracias— Aceptando y bebiendo el contenido.
—¿Quieres que te acompañe hasta la entrada al menos?— Pregunto queriendo
retener el mayor tiempo posible para estar con ella. Y Lauren no podía negarse a
tener una entrada para nada sospechosa.
—Claro que me gustaría— Dijo ofreciendo su brazo para que Allyson lo
entrelazara con el suyo.
—Jamás pensé en encontrarte aquí— Comento Allyson una vez que empezaron a
caminar— Teniendo en cuenta que Camila participara en su propio desfile.—
—¿Participar?— Pregunto sorprendida Lauren, imaginándosela caminando con su
pose firme—¿Te refieres a que también desfilara?
—¿No lo sabías?— Se detuvieron en la entrada de la carpa— Todos están
hablando de eso.
—Vaya, creo que se me paso por alto— Comento.
—Sí que es una sorpresa— Dijo mirando la entrada y cambiando nuevamente su
cara a un tono triste— Supongo que hasta aquí llegamos.
—Sí, supongo— Dijo Lauren dándole rápidamente un beso en la mejilla— Nos
veremos luego, Allyson.
—Hasta pronto Lauren— Escucho a su espalda.
Y sí que todo había sido una sorpresa. Al menos ahora sabía dónde encontrarla.
Escucho que en el escenario alguien anunciaba que faltaba poco para que todo
comenzara, así que decidió apurar sus pasos hacia la parte trasera. Cruzándose
con varias modelos apresuradas que chocaban sus hombros con ella sin siquiera
notar quien era, se adentró a través de una cortina. Estaba exactamente en el
lugar correcto.
Y como si el destino se pusiera a su favor, de repente todo el lugar se encontró
desierto. Avisándole de que todo ya había comenzado. Repasando con la mirada
probador por probador se encontró con unos cabellos castaños justamente en el
último. Así que reuniendo todas sus fuerzas y rapidez entro cerrando rápidamente
la puerta y empotrando a Camila contra la pared.
—Muy mala idea haber hecho eso, Camila— Susurro en su oído. Provocándole
todo un escalofríos a lo largo de su columna.
—¿Qué haces aquí?— Pregunto respirando con dificultad, el contraste de la fría
pared en su pecho contra la calidez de Lauren contra su espalda provocaban una
sensación extraña en su cuerpo— Se supone que no deberías estar aquí.
—Se supone— Contraataco Lauren— Pero estoy aquí para proponerte un trato.
—Yo no tengo nada que tratar contigo— Dijo queriendo darse la vuelta, pero
Lauren la tenía fuertemente agarrada impidiéndole cualquier tipo de movimientos
— ¡Quiero que te marches en este mismo momento!— Ordeno queriendo que su
voz sonara demandante
—Ni lo sueñes, antes me escucharas— Dijo apretándole aún más contra la pared
— Vine aquí con el fin de aclarar las cosas y estar en paz una con la otra.
—¡Tú me engañaste y me humillaste en público!— Siseo con un aliento contra la
pared— ¡Tú comenzaste con esto sino recuerdas!
—¡Y tú lo seguiste!— Volvió a contratar— ¡Me quitaste a MIS modelos y
perjudicaste gravemente mi revista y reputación! Ni creas que me quedaré con los
brazos cruzados.—
—¡Tu sola te lo buscaste desde el principio!— Grito—¿Y qué te hace pensar que
quiero arreglar algo contigo?— Entonces Lauren volvió a acercarse a su oído para
volver a murmurarle lentamente para que entendiera.
—Porque así como tu jodiste mi revista, puedo hacer exactamente lo mismo con tu
querido desfile— Dijo aflojando su agarre, y solo así logro que Camila dejara de
poner resistencia— Y supongo que eso no es lo quieres.
—Eres una… — Dijo interrumpiéndose a sí misma— Esta bien, dime que es lo
que quieres de una buena vez y márchate— Ordeno
—Esto te beneficiara tanto a ti como a mi, Camila— Comenzó— En cuanto
comience la nueva temporada te dejare en paz, porque créeme que cuando te
digo que yo también puedo afectarte gravemente, no dudare en hacerlo— Dijo
sintiendo como Camila se estremecía contra ella— ¿Qué me dices?—
—Que no se si creerte con tantas estupideces de tu parte— Y sintió como Lauren
la liberaba de su agarre, permitiéndole que la mire a la cara en cuanto le dijera lo
que estaba a punto de decirle—¡ Estas chantajeándome!— E intento levantar su
mano para empujarla, pero fue rápidamente detenida por Lauren.
—Ni crea que lo volverás a hacer— Dijo volviéndola a empujar contra la pared
sosteniendo sus brazos sobre su cabeza, pero estaba vez mirándola de frente—
No volverás a ponerme una mano encima. Y volviendo nuevamente al tema, ¿Qué
piensas al respecto?—
—Que lo mejor que podría pasarme es que me dejaras en paz— Escupió
rápidamente las palabras sin siquiera poder contenerlas— Pero no creo que hayas
venido para decirme solamente eso, algo debes pedir a cambio.
—Que inteligente eres, Camila – Dijo observando fijamente sus ojos oscuros—
Digna de admirar.—
—Termina de una vez con esto— Dijo queriendo soltar el agarre de sus manos,
tenía demasiado cerca la cara de Lauren y eso la ponía muy nerviosa— Dime ya
que quieres a cambio con tu famosa propuesta así no tendré que verte más la
cara— Lauren sonrió por lo dicho. Sostuvo fuertemente sus brazos con una mano
y con la otra mano libre acaricio su mejilla antes de soltar la bomba.
—Vine a proponerte que a cambio seas mi amante, Camila.—
IX
ACORRALADA
¿Por qué debería darle la bienvenida
a tu dominación?
¿Por qué debería escuchar
tus explicaciones?
No estoy pretendiendo
hacerlo simple.
Trato ser algo
Experimental.
******
Y todo estaba justamente como lo había previsto. El número de gente había
aumentado considerablemente a comparación de lo que había visto cuando llego.
La gran mayoría estaba sentada rodeando la pasarela, otra parte estaba parada
bebiendo lo que ofrecían los empleados y vio que también había demasiada gente
afuera. Sin dudas todo era digno de presenciar. Saltaba a la vista el exquisito, algo
delicado pero elegante estilo de decoración. Y no cabía duda de que seguramente
aquello se debía a la mismísima Camila, ya que conocía algo de sus particulares
gustos. Lo delataba la exigencia a la vista, todo estaba demasiado perfecto.
Camino unos cuantos pasos en busca de algún lugar cómodo donde posicionarse,
que no paso mucho cuando se encontró con la sensación de ser observada.
Levanto la vista en busca y se encontró a unos cuantos metros más al frente a
Allyson mirándola sonriente. Justamente había encontrado el momento menos
apropiado para poder soportar alguna de sus conversaciones con poca ideas para
iniciarlas. Así que haciéndose la despistada giro sus pasos hacia otra dirección,
solo para ver de reojo que estaba por ser seguida, y fue como si sus plegarias
fueran escuchadas en su mente porque de pronto todas las luces del lugar se
apagaron. Dándole la oportunidad de acelerar el paso sin ser vista. Encontró por
suerte un lugar muy cerca donde las modelos tenían que hacer algunas de sus
poses durante pocos segundos, para luego marcharse por donde vinieron.
La música y las luces hicieron su aparición dando el comienzo de todo. Se limitó a
observar como las primeras modelos hacia su aparición con sus pasos, que a la
vista lucían sencillos caminar con la cantidad de centímetros de sus tacos. Y
mirando bien una a una sus caras se dio cuenta que eran las mismas modelos que
Camila les había quitado, que al parecer también las había utilizado para abrir el
desfile.
Su estilo y preferencias hablaban claro, y había mucho de su carácter en cuanto
elegir muy bien que mostrar. Tal cual como ella le había dicho antes, no encontró
nada que no le disgustara, o algún tipo de error. Pronto la lluvia de flashes y la
cara aprobatoria de los espectadores no se hicieron esperar. La cantidad de
personas que ya se encontraban adentro era impresionante. Al parecer Camila
había puesto mucho esmero en todo, y ahora eso se demostraba claramente. Si
iba a presentar esa nueva moda en su revista, tenía que admitir que iba a tener
una muy buena competencia por su parte, como siempre. Pero al menos tenía la
ventaja de tener una leve idea de lo que seguramente usaría, la competencia del
verano iba a estar demasiado peleada al parecer.
Se paró de su asiento en busca de algo para beber, encontrándose a alguien que
sorprendió con su presencia en ese lugar.
—¿Joffrey?— Pregunto sonriendo Lauren— ¿Tu aquí?
—Ya ves— Dijo abriendo sus brazos en señal de derrota— Charlotte no quería
perderse por nada el desfile de Camila, la estima mucho.
—Ya lo creo— Dijo riendo al imaginarse una discusión entre ellos dos.
—¿Y tú?— Pregunto el—¿Disfrutando del desfile?— Joffrey ya no entendía
realmente nada acerca de qué clase de relación tenían las chicas. Después de ver
que en la cena de su casa no se habrían dirigido la palabra y tampoco la mirada,
para días después ver que en una revista hablaba de una amistad, aun y así
sabiendo todo el mundo que eran competencia una con la otra, ya ni sabía que
pensar. Él nunca las había visto juntas durante todo este tiempo, y ahora para
aumenta un poco más su confusión, encontraba a Lauren en su desfile.
Definitivamente algo pasaba que él no sabía.
—Claro que, no iba a perderme esto— Dijo haciendo notar un poco de
nerviosismo sino— ¿A qué otra cosa vendría?— Se rio un poco.
—Por supuesto, yo entiendo— Dijo algo confundido— Mmm… bueno debo volver
para ver donde estará Charlotte, luego se me hará más difícil encontrarla entre
tanta gente que hay aquí.
—Tienes razón, hay demasiada gente— Dijo observando a su alrededor—
Supongo que nos estaremos viendo pronto.
—Eso siempre, Lauren— Dijo observándola— Adiós.—
—Adiós, Joffrey y salúdame a Charlotte de mi parte si es que no la veo.—
—Serán dadas— Anuncio perdiéndose entre el tumulto de gente.
Se abrió paso hasta encontrarse con una improvisada barra y se dispuso a beber
unas copas. Perdiendo la noción del tiempo de cuánto tiempo estuvo sentada ahí
sin saber que más hacer.
—Discúlpame— Dijo dirigiéndose al barman— ¿Sabes cuánto tiempo está
llevando el desfile?— Le pregunto
—Creo que— Dijo observando su reloj— Está a pocos minutos de llegar a una
hora y veinte— Le informo
—Gracias— Y se marchó en busca de otro paseo.
De hecho justo cuando había pensado en ir a tomar un poco de aire en el exterior,
la música y las luces cambiaron por completo. Lauren por un momento no
entendió que sucedió, pero cuando sus ojos se posaron sobre la pasarela
comprendió completamente que pasaba.
Camila venía a la cabeza con un espectacular vestido amarillo con abertura en
una de sus piernas, su busto lucía muy atrayente y solo hacia lucir aún más
estrecha su cintura. Con su mano derecha venia sujetando a una alta modelo
castaña y con su otra mano, venía haciendo lo mismo. Y tras ella venia la cola de
todas las modelos que habían sido participes del desfile.
Lauren sentía que su quijada pronto caería al piso, porque Camila realmente
brillaba. Lucía esplendida, pronto todo el público se paró para dar más que una
muy aceptable ovación. Al menos había ocurrido algo que no disgustara a Camila
esa noche.
Lauren decidió esperar afuera, ya que si hablaban dentro no dudaría que juntas
llamarían la atención y no sabría qué clase de especulación podrían inventar esta
vez. Era mejor prevenir.
—¡Felicidades, jefa!— Se atrevió a abrazar a Camila una vez que habían vuelto
detrás de todo donde nadie los pudiera ya ver, se sintió gustoso ya que Camila le
devolvió el abrazo de la misma manera—¡Lo has logrado!
—Estoy tan Feliz, Noah— Admitió cuando se separó de su abrazo— ¡Todo ha
salido perfecto!
—Eso es porque eres la mejor para esto— Dijo el contento al ver la alegría
grabada en su cara.
—Eso no hay que dudarlo— Contesto guiñando un ojo.
—Algunas modelos pueden ir a brindar con nosotros, solo necesitan cambiarse y
ya— Dijo Monique apareciendo detrás de ellos.
—Yo también me apunto entonces— Contesto Noah— Supongo que tú también
vendrás, ¿cierto?— Pregunto mirándola.
—En realidad, no lo sé— Dijo Camila. Generalmente siempre que tenían éxito en
algo, ella siempre inventaba una excusa para marcharse antes o directamente no
ir. Era muy extraño que se encontrara de ánimos para esas cosas.
—No, tú tienes que ir— Repuso Monique— Esto además será por ti, mereces
pasarla bien después de tanto trabajo. Así que tú te vienes— Dijo jalándola del
brazo para irse directamente cada uno a sus coches. Y Camila no puso ningún
tipo de resistencia.
—No, espera un momento— Dijo parando cuando estaban a punto de entrar en su
coche— Tengo a mi chofer esperándome
—Entonces dile que nos siga— Contesto simplemente—¿Qué sucede Camila?—
pregunto viendo su cara de duda.
—Es que yo…— Dijo recordando todo lo sucedido en los vestuarios. Levanto la
vista para buscarla, pero no la encontró por ningún lado ¿tendría la suerte de que
se haya olvidado de la estupidez que le propuso? Ojala que así sea, se dijo para
sus adentros.
—¿Vienes o no?— Volvió a preguntar Monique sacándola de sus pensamientos.
—Enseguida— Dijo dirigiéndose donde la esperaba su chofer. ¿Que importaba
Lauren a estas alturas? El desfile había pasado exitosamente sin problemas, y eso
era lo único que a ella le importaba. Después buscaría la forma de que no buscara
una venganza contra su revista, no ahora que todo le estaba saliendo bien.
Y cuando finalmente se encontró dentro de un bar que no quedaba demasiado
lejos de donde había sido el desfile, se permitió relajarse por completo. Observo a
su alrededor y se encontró con la mayoría de sus modelos ahí, su inseparable
Noah a su derecha y muchas más personas que habían colaborado para que todo
saliera estupendamente.
—Propongo un brindis— Comenzó Noah levantando su copa— Por el exitoso
desfile que nos abrirá más puerta y por la mujer que ha nacido para esto— Dijo
mirando a Camila— Ya que si no fuera por tus conocimientos nadie tendría el
trabajo que todos tenemos— Termino. A lo que todos corearon “salud” chocando
sus copas uno con otros.
De pronto Camila se encontró charlando alegre con todo el mundo, sin
preocupaciones, sin exigencias hacia ella misma, sin tratos que le pusieran los
pelos de punta. Aunque no sabía si se debía a la clara alegría de que todo salió
bien, o la cantidad de champagne que había ingerido. En cuanto se disculpó para
ir al baño notaba que todo giraba ligeramente, así que no sintiéndose demasiado
bien decidió que había sido suficiente y era hora de marcharse.
Y para que no insistieran en que se quedara como hacían cada vez que ella
intentaba irse, pensó en marcharse sin más. Pero jamás creyó encontrarse con el
cuadro que se presentaba frente a sus ojos en cuanto salió del bar.
—No entiendo que sucedió, señorita Cabello— Se apresuro a explicar su chofer—
En cuanto me baje del vehículo las ruedas ya estaban en estas condiciones— Dijo
señalándolas.
—¿Y ahora como es que volveré a mi hogar?— Pregunto viendo claramente dos
neumáticos desinflados por completo. Necesitaba estar recostada en cuanto
antes, el alcohol jamás había sido su mejor aliado. La afectaba bastante.
—Vaya, parece que alguien necesita un aventón— Dijo una voz a su espalda. No
hubo necesidad de darse la vuelta para reconocer de quien se trataba— Que
suerte que yo dispongo de mucho tiempo, ya que mi cita de esta noche me ha
dejado plantada— Camila cerro fuertemente sus ojos, sintiéndose nuevamente
acorralada y sin mucha fuerza de voluntad para negarse. No teniendo ni una sola
idea en que iban a terminar las cosas esa noche.
X. DECISIÓN
Tú no me apagas,
Yo nunca fallare.
Todas las cosas que antes amé,
Ahora están a la venta.
Mantente lejos,
Muy lejos de mí.
Y yo por siempre permaneceré
Como tu perfecto enemigo.
******
XI
NUEVA INVITADA Y CAMBIO DE PLANES
Lauren observo impacientemente su reloj por cuarta vez y se dio cuenta que ya se
había tardado tres cuartos de hora. Aunque sabía que era bastante tonto pensar
eso, el mensaje era bastante claro. Camila no iba a asistir. Gran parte de ella se
sentía enfadada por el nuevo plantón que le acababa de dar, la mayor parte de su
paciencia con ella estaba siendo agotada de forma irremediable. Y una minúscula
parte le gritaba interiormente que eso era exactamente lo que iba a suceder, no
podía esperar menos. No cuando prácticamente la estaba obligando a tenerla a su
merced y disponer de ella cada vez que quisiera. Su rebeldía contra ella era
bastante notoria. Si eso era algo que le fascinaba a Lauren, y ese era tener
carácter. Y Dios mío, Camila tenía mucho.
Sonrió tontamente en la soledad de aquella mesa en el restaurante, había sido
bastante crédula de su parte ponerse a esperar como si ella entraría por la puerta
puntual para una cena con ella. Era obvio que eso jamás sucedería, tal vez no de
la manera que ella esperaba que funcionara todo. Tomo el último trago de vino de
su copa, arrojo la servilleta y se dispuso a marchase del lugar, claro, no sin antes
pagar la cuenta. Una vez fuera observo su reloj y vio que era demasiado temprano
para ella en un fin de semana como aquel. Se dispuso a sacar su Iphone y marco
su número, mínimamente quería explicaciones del porqué de su desplante.
*****
La puerta a su lado se abrió y Camila salió con su porte elegante del negro auto.
Sentía un satisfactorio regocijo en su interior que la llenaba por completo,
nuevamente había dejado plantada a Lauren una vez más. Ahora estando en sus
verdaderos cinco sentidos, agradecía que ella hubiera tenido la pizca de
razonamiento que a ella le falto esa noche. Aunque realmente no sabía cómo
sentirse, Lauren le había dicho que la había llevado a su casa con la clara
intención de cobrar parte de la propuesta, pero cuando ella finalmente estaba
cediendo, se alejó dejándola con millones de sensaciones indescriptibles. La
rechazo. Y Camila no sabía cómo sentirse realmente, en sus ojos se reflejaba el
claro deseo hacia ella ¿entonces por qué se detuvo? Solamente esperaba que
este no sea un juego, porque ella también sabría mostrar sus ases bajo la manga.
Si había algo que tenía bien en claro, eso era lo que despertaba en las demás
personas. Y Lauren era muy obvia demostrando aquello. Necesitaba descubrir
muy bien cuales era sus verdaderas intenciones y comprendía que lo lograría
provocándola. Entonces era la mejor manera de hacerlo, además de que eso la
beneficiaba a ella también, era mantenerse lo más alejada de ella posible. Tenía
que descubrir hasta donde era capaz de llegar, y también planificar muy bien su
estrategia para evitar por todos los medios que la haga cumplir con su parte. Y de
eso no tenía ni idea, lo que implicaba estar con otra mujer, y eso la aterraba por
completo.
Toco timbre por segunda vez, hasta que escucho ruido desde el interior de la
casa. La puerta se abrió segundos después apareciendo una muy arreglada Sofía
detrás.
—Por un momento pensé que no vendrías— Dijo acercándose para saludarla.
—Lo sé, tuve que hacer un par de cosas— Imitándola. Qué particular forma de
saludarse— Te tardaste— Dijo entrando.
—Sí, discúlpame— Menciono cerrándola la puerta tras ella— Estaba ocupada en
la cocina.
—¿Tu cocinaste?— Preguntó sonriendo un poco dejando su abrigo y bolso en el
perchero cerca de la puerta.
—No veo cual sea la sorpresa— Dijo poniendo un poco seria— Realmente se me
está dando muy bien— Sonriendo.
—Eso tendrá que comprobarse— Avanzo unos pasos, justo cuando estaba por
preguntar otra cosa, una pequeña voz la interrumpe.
—¡Tía Mila!— Grita una pequeña niña de 5 años arrojándose a sus brazos.
—¡Aquí estas!— Dijo de la misma manera recibiéndola con los brazos abiertos y
cargándola— Te he extrañado tanto, cielo— Admitió llenándola de besos por toda
su pequeña carita.
—Yo también— Dijo riendo recibiendo sus besos y colocando sus bracitos
alrededor de su cuello— ¿Por qué ya no me visitas como antes?— Preguntó
haciendo un pequeño puchero.
—Bien dicho— Festejó alegremente Sofía— Saca toda tu artillería pesada, Emma.
—
—No le enseñes esas cosas a la niña— La regaño su hermana— Es que he
tenido mucho trabajo últimamente, pequeña— Dijo dirigiéndose dulcemente a la
niña— Pero prometo visitarte más seguido así podremos jugar ¿quieres?—
—¡Sí!— Grito contenta— Te quiero, tía.—
—Yo igual— Contesto dándole un beso en la frente— Por eso eres mi sobrina
preferida.
—Es la única que tienes, Mila— Recordó su hermana.
—¿Y tú qué sabes?— Cuestiono— Quizás más en un futuro vengan más— Dijo
riendo un poco al ver la cara de terror de su hermana.
—¿Y qué hay de ti?— Pregunto de brazos— Yo también quisiera ser tía algún día
¿sabes?—
—De eso ni hablar— Contesto bajando a la niña y viendo como corría escaleras
arriba—No tengo tiempo.—
—¿No tienes tiempo o es que no tienes a nadie?— Pregunto— Deberías conocer
a alguien, después de lo que sucedió con…
—Por favor, Sofía— Dijo interrumpiéndola— Es mi vida, ¿siempre tendrás algo
que decir respecto a todo lo que hago?—
—Es que a veces no te entiendo, Camila— Contesto negando con la cabeza. Y
era cierto, no sabía comprender la soledad de su hermana— Creo que estas
demasiado sola y consumida por tu trabajo.
—Son mis decisiones, Sofía— Contesto cansada— ¿Podrías cambiar de tema por
favor? Siempre es lo mismo, y siempre terminamos discutiendo inútilmente.—
—Tienes razón— Coincidió— Acompáñame a la cocina, no quiero que se me vaya
a quemar algo— En ese momento justo el sonido del celular de Camila interrumpió
sus marchas.
—Debo atender— Dijo observando su celular— Adelántate tú, yo iré en cuanto
pueda.—
—Claro— Menciono despreocupada su hermana y se perdió dentro de la cocina.
—Diga— Contesto.
—¿Dónde estás?— Pregunto sutilmente la voz desde el otro lado, que no sonaba
para nada contenta— Volviste a hacérmelo de nuevo Camila— Acuso.
—Lo sé— Respondiendo tranquilamente— Estoy a punto de cenar con mi
hermana— Comenzando a dar vueltas por la casa.
—¿Y no pudiste simplemente cancelar?— Pregunto— ¿Quieres tomarme el pelo
Camila? Creo que sabes claramente tu situación conmigo y aun así estás
haciendo lo que quieres.
—Primero, Lauren— Comenzó enumerando— No puedes obligarme a ir a un lugar
con menos de una hora de anticipación— Informo— Segundo, no he sido yo la
que se marchó la otra noche, así que no puedes reprocharme nada— Dijo— Y
tercero, no tienes ningún derecho de dirigirte a mi esa manera tan maleducada, ni
creas que te lo voy a permitir— Advirtió. En eso Lauren tuvo ganas de soltar una
enorme carcajada por lo que acababa de escuchar, porque si tenía que recordarle
quien era últimamente la que se comportaba de manera grosera, ella no tenía cara
para mencionar aquello.
—Está bien— Dijo suspirando. No valía la pena seguir siempre discutiendo, debía
ser muy cuidadosa con ella de ahora en más— Entonces, ¿serias tan amable de
decirme la dirección de tu hermana?— Pregunto. Haciendo un enorme esfuerzo
para no sonar con la gracia que con tantas ansias quería hablar.
—¿Y cómo para qué quieres saber?— Pregunto interesada— Creo que está más
que claro que no cenare contigo esta noche.—
—Digamos que solamente quiero verificarlo por mi cuenta— Contesto. Se formó
un incómodo silencio y por un momento pensó que Camila le había cortado— ¿Y
bien?— Volvió a preguntar.
—No creo que a mi hermana le guste que esté dando ese tipo de información a
cualquiera— Dijo queriendo desviar el tema.
—Por favor, Camila— Dijo riendo levemente— Sabes perfectamente que yo no
soy cualquiera, además —Siguió— Sabemos que solamente es cuestión de
tiempo para que yo lo averigüe, así que no me lo hagas perder y se buena chica
por una vez.—
—Entonces averígualo tú, por tú cuenta— Contesto— Y espero que pierdas
mucho de tu tiempo. Adiós Lauren— Le cortó. Interrumpiendo justo lo que podría
haber sido un improperio de su parte. Definitivamente la sacaba de quicio, no era
nadie para que le esté diciendo hacia donde se dirigía o no. Además no iba a
permitirle que le hablara de aquella manera ¿Para qué quería la dirección de
donde estaba? Actuando de aquella manera solo ganaba que la aborreciera aún
más.
Dejo su celular sobre la mesa y se dirigió hacia la cocina donde podía ver a su
hermana de espaldas muy entretenida con la cabeza prácticamente metida en la
olla.
—No voy a negarlo— Dijo mirando lo que estaba cocinando— Pero no huele nada
mal.—
—Por supuesto que no— Dijo orgullosamente— Te dije que estaba practicando
mucho.—
—Veo— Dijo admirando todo seriamente, cosa que Sofía capto.
—¿Sucede algo malo?— Pregunto viéndola.
—No ¿Por qué?— Negó— ¿Debería suceder algo?
—Es que estas un poco más seria desde que atendiste aquella llamada
¿Problemas con el trabajo?
—Ojala fuera eso— Respondió suspirando.
—¿Entonces?—
—No es nada malo, no te preocupes— Contesto restándole importancia— En
realidad es una estupidez— Termino diciendo. Pero Sofía no lo pensaba así, si lo
fuera su hermana no estaría de aquella manera.
—Si tú lo dices— Murmuro— Creo que solo bastarán unos pocos minutos más y
esto estará listo— Dijo removiendo— ¿Por qué no pones la mesa?— Pregunto
amablemente, ya que conocía a su hermana y sabía que aquella clase de tareas
no eran muy de su agrado. Muy pocas veces la había visitado a su mansión y
siempre que estaba no podía ni siquiera mover un dedo sin que alguno de los
sirvientes se adelantara o se ofreciera a hacerlo por ella.
—Bien— Respondiendo escuetamente Camila para su sorpresa.
Busco todos los utensilios correspondientes para la cena y coloco todo
prolijamente sobre la mesa, al menos eso era tarea fácil. Una vez que termino con
todo volvió a dirigirse a la cocina con su hermana.
—Esto ya está listo— Anuncio Sofía mirándola— Acomodare unas ultimas cosas
aquí y la cena ya se servirá— Sofía se movía apresuradamente de un lado a otro
poniendo las ollas sucias en el fregadero para disminuir cualquier pérdida de
tiempo a futuro cuando tenga que lavar todo. No supo por cuánto tiempo estuvo
observando a su hermana caminar de allí para acá por toda la cocina, cuando de
repente el timbre de la casa suena y ambas se miran una a la otra.
—¿Podrías ir a fijarte tú, Camila?— Pregunto Sofía— Realmente quisiera al
menos dejar ordenado aquí.
—Seguro— Contesto yendo hacia la puerta, pero después se arrepintió de dicha
decisión al encontrar a la última persona que esperaba ver frente a la puerta de la
casa de su hermana.
—¿Qué haces aquí?— Pregunto de manera brusca y sorprendida.
—Bueno, supuse que no me ibas a recibir con besos y rosas— Dijo sonriendo
Lauren— Pero este recibimiento no está nada mal a comparación de todos los
que me imaginaba.
—Creo que te hice una pregunta, Lauren— Dijo cruzándose de brazos y
poniéndose frente ella impidiendo cualquier tipo de paso hacia el interior.
—Y yo creo que es bastante claro lo que hago aquí, Camila— contesto— Dije que
esta noche cenare contigo y así lo hare.—
—Así que ahora si eres una mujer de palabra— Dijo burlonamente— Quiero que
te vayas en este instante antes de que…
—¿Quién es, Mila?— Pregunto Sofía apareciendo detrás de ella, que no tuvo
mejor momento para dar acto de presencia según ella.
—No es nadie, en realidad ya se ib…
—Lauren Jauregui, mucho gusto— Dijo ignorando a Camila sonriendo
ampliamente y ofreciendo su mano para saludar— Soy amiga de Camila—
Apuntándola.
—¿Amiga?— Pregunto sorprendida Sofía, avanzo unos pasos ignorando también
a una estática Camila que lo observaba todo— Discúlpame, soy Sofía Cabello—
Se presentó tomando su mano— Hermana de Camila.—
—Mucho gusto, Sofía— Dijo amablemente Lauren. Sofía estaba igual o más
sorprendida que Camila en esos momentos, ¿desde cuándo su hermana tenía
amiga y no le había dicho nada al respecto? Luego vería la manera de
reprenderla.
—¿Camila por qué no me dijiste que habías invitado a una amiga?— Pregunto
mirándola.
—Es que en realidad…—
—Oh pero que grosera soy— Dijo interrumpiéndola— Justo estábamos a punto de
cenar, ¿Por qué no nos acompañas, Lauren?— Pregunto.
—No creo que disponga de tiempo— Se interpuso Camila viendo que ella abría la
boca para contestar.
—Tonterías— Dijo su hermana— Supongo que si viniste hasta acá es por algo,
¿no?—
—Bueno, en realidad no quisiera molestar…— Comenzó haciendo una actuación
de vergüenza, de lo cual Camila se percató.
—Para nada, tú no eres molestia— Contradijo Sofía tomándola del brazo para
llevarla dentro— Solamente será un plato más en la mesa, porque en realidad hice
bastante comida esta noche.—
—Gracias entonces— Dijo Lauren sintiendo como Sofía tomaba su abrigo, del cual
noto que sería bastante costoso como el de su hermana. Así que supuso que
quizás sea de su mismo círculo. Lauren levanto la vista para encontrarse con una
pequeña que venía bajando las escaleras sosteniendo una muñeca— Hola— Dijo
Lauren poniéndose a la altura de la niña que la miraba evaluándola— ¿Cómo te
llamas?
—Emma— Respondió con su aguda voz.
—Pero qué bonito nombre, Emma— Dijo Lauren viendo como la pequeña se
sonrojaba y se ocultaba detrás de las piernas de su madre.
—Es algo tímida a veces— Aclaro Sofía— La cena ya será servida— Anunció— Si
quieres puedes ir a tomar asiento, Lauren. Yo llevare a Emma a lavarse las
manos.—
—Seguro, no hay problema— Dijo viendo como ambas subían escaleras arriba.
—¿Qué intentas tramar?— Pregunto Camila apareciendo detrás de ella.
—¿Tramar algo, yo?— Pregunto haciéndose la desentendida— Solamente estoy
siendo amable con tu hermana y sobrina, Camila.—
—Ni creas que yo me estoy tragando ese cuento— Dijo mirándola de manera fría
— No sé qué tendrás en mente Lauren, pero te voy advirtiendo desde ya que
tengas cuidado.—
—¿Y según tu qué es lo que estoy planeando entonces?
—No lo sé— Respondió simplemente— Pero se estará por ver.—
—Hubiera sido de otra manera, pero tú lo preferiste así— Dijo acercándose a ella
— ¿Por qué siempre estas huyendo de mí, Camila? ¿A que le temes?—
—Nadie está huyendo de ti— Dijo apartando la mano que acariciaba su mejilla—
Ten al menos un poco de respeto, porque no es tu casa ni la mía.
—¿Qué quieres decir?— Pregunto sonrientemente— ¿Entonces tendré la libertad
de hacerlo en un lugar más íntimo?— Camila estaba por arrebatar aquella
pregunta si no fuera por la interrupción de su hermana.
—¿Aun no se han sentado?— Pregunto— Supongo que quieren ponerse al día,
pero aquí en la mesa igualmente lo pueden hacer— Ofreció.
—Sí, discúlpanos —Comenzó Lauren— Es que nos entretuvimos bastante.—
—No hay problema, Lauren— La tranquilizo— Yo entiendo, pero vengan a
sentarse.—
Camila rápidamente se adelantó para tomar lugar del lado derecho de la mesa y
se descoloco bastante al ver a su hermana tomar lugar frente a ella, y no a su lado
como acostumbraban. Entonces lo comprendió y rezo en su mente para que Sofía
mantuviera la boca cerrada, pero la vio observarla fijamente y comprendió que
aquello ya estaba perdido.
—¿Lauren por qué no tomas asiento junto a Mila?— Le ofreció— Supongo que no
habrá problema con eso.—
—Claro que no— Dijo sentándose a su lado para sonreírle de manera burlesca—
Será agradable estar al lado de… Camz— Menciono para más burla.
Camila la miro de manera furiosa procurando que su hermana no la mirara, había
invitado al lobo a su casa sin darse cuenta. Y de repente todo el apetito se le
había ido sabiendo que tendría que soportar una cena que no sería para nada de
su agrado. Y justo cuando la situación no podía ir peor para ella, Lauren acerco su
silla aún más a la suya logrando rozar sus piernas, sabía que tenía que tener esas
manos bien vigiladas si es que no quería ocasionar un escándalo en ese mismo
momento.
Giro lentamente su cabeza hacia la izquierda para ver la sonrisa amable que le
brindaba a su hermana, pero ella sabía perfectamente que aquella reluciente
dentadura perfecta se debía al roce debajo de la mesa.
Se aclaró la garganta y disimuladamente logro apenas alejar un poco su silla para
seguir evitando cualquier tipo de contacto. Aunque muy en al fondo algo le decía
que aquello apenas iba a ser el principio de una muy incómoda situación para ella.
Sofía se levantó para comenzar a servir amablemente la comida a cada plato.
—¿Entonces cómo es que se conocieron?— Comenzó Sofía preguntado mientras
servía comida para su hija— Mila tenía bien guardada esta sorpresa— Dijo
queriendo sonar con humor, pero la mirada que le envió a su hermana era
claramente de recriminación.
—Conozco a Camila desde la universidad— Intento explicar Lauren alguna
historia, pero en parte no estaba mintiendo.
—¿En serio?— Pregunto sorprendida pidiendo su plato— Pero yo no recuerdo
haberlas visto nunca juntas.—
—Bueno, a eso iba— Dijo riendo un poco recibiendo su plato rebosante de comida
— Solamente nos conocíamos de vista en la universidad, y en realidad nos
veíamos muy a menudo.—
—Eso es porque compartíamos materias y nada más— Dijo Camila integrándose
en la conversación mientras le daba su plato vacío a Sofía.
—Entiendo— Contesto Sofía no muy bien entendiendo a donde quería llegar la
morena— ¿Pero jamás se hablaban?—
—Éramos demasiadas personas ahí, tú sabes, cada una tenía su grupo de amigas
—explico Lauren. Sofía asintió, pero sabía que Camila no tenía un grupo de
amigas, sino que solamente contaba con una. Que luego de mucho tiempo
demostró ser lo que verdaderamente era— Es por eso que tal vez jamás se nos
ocurrió entablar más relaciones.—
—Sí, suele suceder— Medito Sofía— ¿Pero cómo sucedió entonces que se
conocieron?— Pregunto interesada. Lauren sonrió por su intriga.
—Fue mucho después de terminar la universidad, en realidad— Relato— Ya que
debido a nuestros trabajos teníamos que continuamente frecuentarnos, nos
presentaron una vez, y bueno, así sucedió. Fue inevitable que nos lleváramos tan
bien desde la primera vez.— Finalizo sonriendo de manera adorable para Sofía.
Camila la miro sorprendida por la enormidad de su gran mentira. Pero estaba
completamente atada de manos, y por más que le gustaría negar aquello, ya era
demasiado tarde para detenerla.
—¿Trabajan juntas acaso?— Pregunto Sofía— ¿O es que trabajas para Mila?—
Realmente quería saber todo acerca del asunto. Camila sonrió ante el
desconocimiento de su hermana.
—Supongo que olvide explicar bien esa parte— Dijo Lauren— Yo también soy
dueña de un revista de modas al igual que Camila— Observo a su derecha y sus
miradas se encontraron.
—Oh— Menciono Sofía apenándose por su ignorancia. Realmente estar
encerrada en la empresa ayudando a su padre la apartaba del mundo exterior—
Entonces creo que comprendo cómo viene todo— Dijo intentando disimular
aquello.
—Si— Menciono Lauren— Desde ahí no hemos podido evitar ser inseparables—
Volvió a mentir.
—Que adorables— Reconoció Sofía— Realmente me alegra de que al fin Mila
haya encontrado a alguien tan agradable como tu Lauren, porque aunque no lo
parezca, ella es una muy buena persona— Dijo queriendo dejar a su hermana lo
mejor posible, sabía que ella ni siquiera tenía amigas y el descubrimiento de hoy la
dejo completamente asombrada, pero también alegre.
—Sí, lo sé— Dijo Lauren mirándola. Coloco su mano en el espaldar de la silla de
Camila justo cuando vio que Sofía estaba entretenida peleando con la carne,
entonces aprovecho para bajarla y tocar su espalda— Camila es una persona muy
agradable—Y comenzó a acariciarla.
—Me alegra que se lleven bien, entonces— Dijo desconociendo completamente lo
que estaba haciendo Lauren— Realmente tienes a una muy buena amiga, Mila.
Lauren es realmente encantadora.—
—Lo sé, Sofía— Dijo yendo hacia atrás, dejando aplastada la mano de Lauren
entre el espaldar de la silla y su espalda— Lauren es encantadora— Y sonrió
falsamente mientras veía la mueca de dolor en su rostro. Pero Sofía no vio más
que una sonrisa genuina en el rostro de su hermana. Eso la ponía contenta.
—¿Y a que te dedicas, Sofía?— Pregunto Lauren, pudiendo sacar exitosamente
su adolorida mano.
—Soy la vicepresidenta en la empresa de mi padre— Explico. Lauren se
sorprendió de que lo mencionara, porque siempre se preguntó porque en la
graduación de Camila no habían estado sus padres. Había pensado que quizás
pudieran estar muertos, pero ahora aquello era realmente revelador para ella que
mencionara eso.
—Vaya, una empresaria— Dijo sorprendida— Eso es… diferente— Termino
diciendo.
—Lo sé— Dijo riendo un poco— Cabe mencionar que yo no soy muy fanática de
la moda, ni tampoco entiendo muy bien eso como de ustedes —Dijo observando la
fina ropa de ambas mujeres frente a ella— Mila es la que ha nacido para esas
cosas, lo mío es más la oficina. Ella hace un trabajo realmente estupendo.—
—Estoy de acuerdo con eso— Dijo esta vez dirigiendo disimuladamente su mano
debajo de la mesa acariciando su muslo— Camila sabe el compromiso que tiene
para que su trabajo siga siendo maravilloso— Menciono con el doble sentido, que
solamente entre ellas sabían a qué se debía. Ella rápidamente dejo de comer,
dirigió la mirada de advertencia hacia Lauren, pero ella aun así seguía moviendo
su mano aún más al centro evitando su mirada.
—Me sorprende que admires el trabajo de mi hermana, Lauren. Sabiendo que
ustedes debe ser obviamente competencia una con la otra, me alegra que a pesar
de eso sean amigas— Dijo levantado su copa señalándolas.
—Sorpresas de la vida— Menciono Camila cerrando sus piernas capturando la
mano de Lauren, e igual dirigió su mano lentamente debajo de la mesa para darle
un doloroso pellizco. Lauren chillo un poco por eso.
—¿Estás bien, Lauren?— Pregunto preocupada Sofía.
—Fue una torpeza mía— Explico. Aún seguía comiendo con su mano izquierda
para no ser atrapada con lo que estaba haciendo— Creo que me he quemado con
la comida— Mintió riendo un poco.
—Oh entonces bebe un poco de agua— Recomendó Sofía— Supongo que no ha
sido nada grave, ¿verdad?—
—Sí, no te preocupes— La tranquilizo Lauren. Dio una mirada rápida a su derecha
y Camila la miraba triunfante. Había logrado salirse con la suya, ya que pensaba
que ella no podía hacer nada al respecto al estar en presencia de su hermana.
Pero se había equivocado. Necesitaba cambiar de táctica.
—Necesito ir al baño— Dijo parándose— ¿Alguien sería tan amable de decirme
dónde queda?— Pregunto probando suerte.
—Seguro— Dijo Sofía— Mila te acompañara hasta allí— Dijo captando la mirada
reprobatoria de la mencionada, pero ella no se intimidaba ante su hermana. Así
que le lanzo otra mirada amenazadora logrando su cometido.
—Está bien— Dijo parándose— Te acompañare Lauren— Mostrando obviamente
sus pocas ganas de hacerlo.
Educadamente se hizo a un lado para que Camila tomara la delantera. Se
dirigieron escaleras arriba y Lauren tuvo un perfecto panorama completo de su
trasero moviéndose al compás que sus largas piernas iba ascendiendo por los
escalones. No había apartado la mirada ni por un segundo, necesitaba disfrutar de
aquella hermosa vista todo el tiempo que durase.
Avanzaron por el largo pasillo pasando dos puertas para frenar luego hacia la
derecha ante una puerta color caoba. Camila se cruzó de brazos sin mencionar
nada, y ella lo interpreto que hasta ahí llegaba su destino. Avanzo apenas dos
pasos cuando sintió su brazo siendo sujetado justo antes de poder introducirse
dentro.
—Te lo advertiré solo esta vez, Lauren— Dijo amenazadoramente— Termina de
una buena vez que tu jueguito de los manoseos si no quieres terminar mal.—
—¿En serio?— Pregunto riendo— ¿Y qué harás entonces Camila?— Pregunto
acercándose a ella quedando su cara a centímetros de la suya— Necesito que me
lo digas.—
—Ni siquiera te imaginas de lo que soy capaz— Contesto— Así que te aconsejo
de que no me tientes.
—No lo creo así — Mirándola fijamente a sus ojos— No puedes hacer nada frente
a tu hermana, ella me adora— Dijo sonriendo.
—Eso es porque la estas engatusando. Eso se te da muy bien ¿no?— Menciono
haciendo una mueca— Se la clase de persona que eres Lauren. No se necesita
conocerte mucho para saberlo. Porque personas como tú no avanzan en nada,
son solamente unos despreciables parásitos con un ego grande que piensan que
pueden conseguir lo que quieren cuando quieren, cuando saben muy en el fondo
que solo lo consiguen de la misma manera poco digna como lo haces tú o porque
están rodeada de interesados— Dijo fríamente. Y bingo, aquello le había dolido
realmente a Lauren. Pero ni loca lo iba a demostrar, solamente fue capaz de
reemplazarlo por una fingida ira en su rostro.
—No tuve que hacer muchos méritos para conseguirte a ti, si a esas vamos— Dijo
volviendo a acercarse— Así que yo te aconsejo que cierres esa bonita boca que
tienes y cumplas tu papel.—
—Oblígame— Contesto tercamente cruzándose de brazos.
—¿Estas provocándome, Camila Cabello?— Pregunto rodeando su cintura con
sus brazos, Camila no se opuso a nada— Porque si quieres que pare ya mismo lo
hare, pero tendrás que hacer algo a cambio— Contesto insinuante.
—No esperaba menos de una despreciable persona como tú— Dijo sin moverse
de su lugar.
—Eso es por lo que me hiciste allá abajo— Indignada— Ni creas que olvidare eso.
—Te lo merecías por estar haciendo eso frente a mi hermana y mi sobrina— Dijo
queriendo retroceder para apartarse.
—Entonces quiero que hagas buenos méritos para que me detenga— Dijo
teniendo su boca peligrosamente sobre la suya.
Camila capto perfectamente el mensaje, así que no quedándole otra alternativa,
comenzó a besar a Lauren. Y esta, obviamente sin quedarse atrás, comenzó a
responder con igual o más pasión el beso.
Lauren la hizo girarse sobre si y ella de repente se encontró retrocediendo hacia
dentro del baño. Todavía no terminaba de comprender como es que aquella mujer
de una altura apenas mayor por centímetros y su cuerpo semejante tuviera más
fuerza que ella. Era eso o sus fuerzas se debilitaban por completo con su
presencia.
Camila abrió por un fugaz momento sus ojos cuando sintió el mármol frio a su
espalda, Lauren la tomo por sus piernas y la elevo sentándola sobre el lavado.
Sabía que no podía oponerse a eso, tendría que hacerlo le gustara o no, si es que
no quería perder nada. Lauren se acercó nuevamente a ella para ser rodeada con
sus piernas, giro su cara hacia un lado y Lauren se apodero de su cuello
sacándole varios suspiros desde lo profundo de su ser. Involuntariamente sentía
como su cuerpo comenzaba a estremecerse al sentir que su boca iba cada vez
más abajo, situándose ahora sobre el nacimiento de sus senos. Subió
nuevamente con la misma lentitud para apoderarse de su boca, y ella esta vez le
correspondió al beso con más ansias, levanto sus manos y comenzó a pasar sus
dedos sobre el largo cabello negro y ondulado de ella. Lauren la rodeo con sus
brazos masajeando su espalda y apretándola aún más contra ella, Camila ya no
podía seguir negando que aquella sensación de calidez en su interior comenzara a
gustarle, porque realmente lo estaba disfrutando. Y mucho.
La condenada de Lauren seguía besando tan bien como siempre, y sus manos
parecía que parte debía tocar de su cuerpo y de qué manera. Sentía cierto tipo de
conexión con ella, en el que no eran necesarias las palabras.
Sintió que una mano se alejó de su espalda para comenzar a acariciar su
estómago que se movía nerviosamente, subió hasta casi tocar su seno derecho.
Eso bastó para traerla a la realidad y darse cuenta donde se encontraban.
—Por favor, Lauren— Rogo como pudo con la respiración entrecortada sobre su
boca—Aquí no.—
—Tienes razón— Pregunto de igual modo respirando con dificultad— Supongo
que se nos ha ido un poco la mano— Razono.
—Apártate, quiero bajarme de aquí— Dijo mostrando notoriamente ahora su tono
de voz. Lauren se alejó dos pasos hacia atrás viendo como Camila se bajaba del
lavado y se alisaba su falda— No quiero pensar que podría estar pensando Sofía
en estos momentos— Dijo algo preocupada.
—Ella no se dará cuenta de nada— Contesto— Confía en mí— Termino
sonriendo. Es que era precisamente eso lo que Camila no quería hacer, jamás
podía fiarse de ella. Y esperaba que no se le fuera la boca en presencia de su
hermana.
—Cuidado con lo que dices— Menciono cuando paso a su lado para salir del
baño.
Lauren dio un leve asentimiento con la cabeza y comenzó a seguirla escaleras
abajo.
—¡Vaya!— Exclamo Sofía cuando las veía dirigirse hacia la mesa— ¿Sucedió algo
malo con el baño que se tardaron tanto?— Pregunto intentando bromear. Camila
giro su rostro hacia otro lado ya que sintió la cara arder ante el comentario, que
logro hacerla recordar lo que sucedió minutos atrás. Lauren noto esto y decidió
ella tomar la palabra para salvarse ambas.
—Es que Camila también necesitó el baño— Mintió pero no del todo, le brindo otro
más de sus sonrisas a Sofía y esta quedo convencida por ello.
Sofía comenzó a recoger todos los platos y demás cosas sobre la mesa, bajo la
mirada atenta de la niña y ambas mujeres que miraban en silencio cada una
perdiéndose en sus pensamientos. La niña aprovecho esa oportunidad para
preguntarle a su progenitora si podía retirarse e irse a jugar y esta se lo permitió
gustosa ante su tierna cara de súplica. La hermana menor se dirigió hacia la
cocina dejándolas nuevamente solas, y obviamente, Lauren no pudo dejar pasar la
oportunidad.
—En cuanto vuelva tu hermana te despedirás de ella al igual que yo— Explico
mirándola.
—¿Qué?— Pregunto con una mezcla de sorpresa y enojo— Pensé que con lo que
sucedió en el baño dejarías de molestarme por esta noche.—
—Correcto, Camila— Dijo— Tú lo has dicho, dejare de molestarte de la forma en
la que lo estaba haciendo. Esto es completamente diferente, te irás conmigo hoy—
Ordeno. Y ella sintió el pánico recorrer su cuerpo, el corazón comenzó a latir de
forma acelerada en su pecho. Pensó en cualquier clase de insulto, sabia
contestación o contradicción, y todo se atoró en su garganta quitándole por
completo el habla. Estaba perdiendo en su propio juego.
—Siento informarles, pero no tengo nada de postre— Menciono Sofía llegando
hasta ellas— Pero no tengo problemas con ir a buscar algo en este momento.—
—No te preocupes, Sofía— Dijo Lauren levantándose— Ya no quiero causarte
más problemas esta noche, realmente la cena ha sido exquisita pero yo debo
retirarme ahora— Y poso ligeramente su mano sobre el hombro de Camila
dándole el claro mensaje de lo que debía hacer.
—¿En serio?— Pregunto sorprendida— Es una verdadera pena que te vayas tan
pronto, Lauren ¿segura que no puedes quedarte un poco más?
—Me encantaría, pero no puedo— Mintiendo una vez más— Necesito arreglar un
asunto que tengo pendiente.
—Entonces déjame acompañarte hasta la puerta— Se ofreció.
—Yo también debo marcharme ahora, Sofía— Dijo Camila imitando a Lauren—
De igual manera tengo cosas que solucionar— Menciono con desgana. Se dirigió
hacia su sobrina para abrazarla y charlar un rato con ella. Luego fue hasta donde
su hermana.
—Espero que vuelvas pronto a visitarnos, Camila— Menciono esperanzada Sofía.
—Veré que puedo hacer— Y se acercó para despedirse— Me iré adelantando—
dijo pasando al lado de Lauren para que solo esta escuchara. Ella le contesto con
una afirmación de cabeza y observo cómo se marchaba por la puerta.
—La invitación va para ti también, Lauren— Dijo logrando que la observara—
También estaría muy gustosa de que vuelvas a visitarme nuevamente.
—Claro que habrá otra vez— Prometió Lauren— Estaré encantada de volver aquí
— De igual forma saludo a la pequeña que estaba vez le correspondió su saludo
con menos timidez que antes— Nos veremos pronto, Sofía— Se acercó a ella
para despedirse.
—Eso espero— Dijo correspondiendo el saludo— Cuídate, Lauren.
—Tu igual— Y se marchó.
Vaya sorpresa se llevó una vez que estuvo fuera de la casa.
Camila ya no estaba.
* * * * *
—¿Entonces eso es todo lo que tengo que hacer?— Pregunto la morena mujer
cruzándose de piernas frente a su escritorio.
—Si— Afirmo seriamente Lauren— Supongo que está de más decir que necesito
completa discreción en ello.—
—Eso lo entiendo— Contesto— Pero es algo arriesgado para mi ¿no crees? No
quisiera terminar en la calle— Razono.
—Tú no te preocupes por eso— La tranquilizo— En el caso de que seas
descubierta las puertas de aquí estarán más que abiertas para ti, más cuando
estás haciendo esto para mí. Tendrás una muy buena recompensa.—
—En ese caso me sentiré más tranquila— Respondió con una sonrisa parándose
— ¿Trato hecho?— Pregunto tendiéndole la mano.
—Trato hecho— Respondió Lauren de igual manera apretando su mano— Que
tengas buena suerte— Dijo cuando veía a la mujer dirigiéndose hasta la puerta.
—Gracias— Contesto antes de cerrarla.
Lauren se sentó en su cómodo sillón y dejo salir un sonoro suspiro de diversión
antes de hablarle al silencio de su oficina.
—Tú te lo buscaste, Camila…
XII
SEDUCCIÓN
Pero Lauren rápidamente noto como su ceño se fruncía frente a ella, así que antes
de que Camila pudiera hacer cualquier otra cosa, volvió a besarla. En esta ocasión
encontró menos resistencia que la vez anterior, Camila comenzaba a perder
fuerzas. De hecho, sintiéndose completamente segura de que no intentaría nada
más, se dirigió a atacar su vulnerable y suave cuello. No pasó desapercibido para
su oído izquierdo el suspiro que ella soltó. Comenzó a dar leves absorbidas
placenteras, pero cuidadosa de no dejar algún tipo de marcas. Noto como cada
vez estaba haciendo menos presión sobre sus muñecas, la mujer debajo de ella
tenía la respiración acelerada, y obviamente, había dejado de poner resistencia
con sus manos. Lauren tomo aquello como confianza de que no intentaría golpear
o algo por estilo. Bingo. Comenzó a soltar muy lentamente sus muñecas y Camila
aun no levantaba sus manos en señal de protección, sino que las dejo por su
propia cuenta sobre su cabeza. Lauren trazo un camino de apasionados besos
desde su cuello hasta donde comenzaban sus senos, y Camila involuntariamente
levanto sus caderas hacia arriba encontrando las de Lauren moviéndose sobre
ella. Giro su cabeza hacia la derecha, no quería ver lo que seguramente sería su
sonrisa de victoria.
Pero Lauren no hizo nada de aquello, sino que dirigió sus manos a sus muslos
capturando la punta de su vestido y lentamente empezó a levantarlo.
—¿Aun quieres que me detenga?— Murmuro sobre su cuello. Espero un par de
segundos y al no tener respuesta dirigió su cara hacia al frente para observar—
Contéstame— Ordenó mirándola. Meció sus caderas hacia adelante viendo como
la morena cerraba sus ojos ante eso— Cam…— Quiso pronunciar nuevamente
para que le contestara su pregunta, pero increíblemente Camila había alzado su
cabeza y ahora estaba besándola para callarla, y no caer en la bajeza de admitir
que realmente no quería que se detuviera.
Camila coloco ambas manos sobre la espalda de Lauren, como queriendo
desesperadamente que no se alejara de ella y dejar de sentir su tibio calor. Lauren
sonrió sobre su boca, la tenía justo como quería. Ahí no había nada forzado.
Siguió meciendo sus caderas sobre ella y comenzó a bajar sus besos hasta su
estómago, levanto la vista y observo a una agitada Camila con los ojos cerrados.
Metió ambas manos debajo de su vestido, para retirar con total delicadeza su ropa
interior. En el momento que la tuvo frente a sus ojos, su sonrisa se extendió aún
más en su cara. Camila estaba completamente húmeda. Y ella era la causa.
Lauren se colocó nuevamente sobre ella, levantando a la vez su vestido hasta su
cadera, teniendo a Camila en total disposición a ella.
—Camila, mírame— Dijo esperando ver como aquella mirada oscura brillaba,
mientras se enfrentaba a la suya esmeralda. Lauren dirigió su mano hasta
perderlas dentro de sus piernas— No quiero que apartes tu mirada en ningún
momento— Y ella espero, ansiosa ante lo que estaba a punto de ocurrir,
preparada. Y entonces paso, Lauren se adentró hasta lo más fondo de su interior.
—¡Lauren!—grito.
Camila se levantó de su cama hasta quedar sentada, completamente desorientada
observo a su alrededor y no vio más que su habitación. Estaba sola. Se tocó la
cabeza con ambas manos preguntándose que había sido aquello. Definitivamente
si su mente buscaba hacerle alguna broma lo había logrado. Se dirigió al baño aun
confusa por todo lo que había recreado su sueño, se miró frente al espejo y
termino por confirmar que todo aquello no había sucedido realmente, pero ¿Qué
significaba todo aquello?
—Definitivamente me está desquiciando— Se respondió sola ante la pregunta
hecha mentalmente. Se tomó su tiempo para prepararse para el trabajo. Y una vez
que estuvo lista se dirigió hacia la planta baja donde ya podía ver uno a que otro
empleado haciendo sus deberes, y también noto la que había aparecido en su tan
vívido sueño.
—¿Desayunara hoy, señorita Cabello?— Pregunto servicialmente. Observo su
reloj y vio que si se tomaba más tiempo iba a llegar tarde, y ella odiaba eso.
—No— Contesto escuetamente. La empleada la quedo por un instante mirando y
ella no pudo evitar preguntar— ¿Acaso tu…?— Se interrumpió a sí misma. Agitó
su cabeza ante la estupidez que estaba por cometer.
—¿Yo que, señorita Cabello?— Pregunto viéndola titubear en preguntarle algo.
—Olvídalo— Dijo. Dio media vuelta, recogió su bolso que siempre estaba sobre la
mesa más cercana a la puerta y emprendió marcha hacia el exterior. Su chofer ya
la esperaba pacientemente con la puerta abierta.
—Buenos días, señorita Cabello— La saludo como siempre. Nunca perdiendo la
esperanza de que tal vez alguna vez le conteste. Pero desafortunadamente esta
vez tampoco fue la excepción. Cerró su puerta, se dirigió hacia su lugar y partió
hacia el prestigioso edificio donde se elaboraba una de las revistas más populares
de moda del país.
Camila se perdió en sus pensamientos observando por la ventana, viendo uno tras
otros los enormes edificios. Todavía preguntándose porque había soñado eso esta
mañana. Soltó un largo suspiro sin saber que responderse. Pero de todas
maneras, todo era culpa de Lauren.
La puerta a su derecha se abrió y salió como cada día de la semana lo hacía. Con
una postura recta, firme y sin mirar a los costados siquiera.
Sintió la mirada temerosa de sus empleados y observando de soslayo vio a uno
que otro corretear a causa de vaya a saber qué. Pero ya sabía que seguramente
se había corrido la voz de que ya estaba en el edificio. Presiono el botón del
elevador sonriendo. Aquello era una costumbre de la que aseguraba que nunca se
aburriría.
Las puertas se abrieron frente a ella y el silencio que siempre encontraba, hoy no
se hizo esperar. Coloco para mayor comodidad su bolso en su hombro y avanzo
con sus tacones altos. Observo a Allyson como siempre esperándola a unos
metros de la puerta de su oficina, quizás hoy iba a ser un día como cualquier otro.
Quizás.
Y que equivocado estaba aquel pensamiento.
—Allyson, necesito que me comuniques con Alphonse en cuanto antes— Ordenó
cuando paso a su lado— Infórmale que tengo muchas ideas acerca de los
vestidoS que me hablo el viernes.—
—Entendido— Contesto Allyson, como siempre anotándolo todo— Monique me
avisó que en cuanto estén las fotos se las haría enviar inmediatamente— Dijo
reposando su café en su escritorio.
—Perfecto.—
—Además Noah ha conseguido a las 5 chicas rubias que habías pedido.—
—Genial— Contesto— Porque verdaderamente no entiendo qué clase de
daltónico me ha enviado a esas castañas— Dijo suspirando— Dios mío, cuanta
incompetencia hay.
—Y por ultimo, este es el informe— Menciono temerosa Allyson. Decidió que
debía dejar la peor noticia para lo último— Si eso es todo…— Dijo queriendo
escapar en cuanto antes.
—Sí, ya puedes retirarte. Vete— Le contesto despreocupada. Dio un largo y
necesitado sorbo a su café. Abrió su informe y a medida que leía sus ojos se
agrandaban de incredibilidad ante la sorpresa, casi atragantándose con su propio
café logro erguirse sobre la silla completamente atónita.
—Supongo que ya te enteraste— Menciono Noah entrando a su oficina.
—¿Qué significan estos números, Noah?— Pregunto sorprendida todavía— ¿Qué
está pasando?—
—Créeme que existe una explicación para todo— Intento calmarla.
—¡Y más vale que la haya!— Grito—¡Quiero inmediatamente a todos en la sala de
juntas!—
—Está bien— Concedió Noah— ¿Para cuándo?—
—Para dentro de 5 minutos— Ordenó, ya saliendo de su oficina. Noah se
encamino rápidamente a dar la información de la gente requerida en la sala de
juntas inmediatamente, conociendo a Camila no dudaría que ya estuviera sentada
con cara de pocos amigos para comenzar a gritarles improperios a todos.
Eso era exactamente lo que sucedía, Camila estaba sentada como siempre en su
lugar, justo en la cabecera de la larga mesa. No había pasado todavía los 5
minutos cuando vio a casi todo su personal entrar ligeramente a la sala. El sonido
de sus uñas golpeando contra la mesa iban al mismo ritmo de bombeo para los
corazones de los presentes. Observo a Noah entrar último escoltando a dos
personas más, así que suspirando pesadamente antes de hablar, comenzó.
—Quiero saber en este mismo instante que está pasando con la revista— Dijo
mirándolos fijamente a todos— Lo único bueno es que no hemos bajado de
puesto, pero ha sido descomunal la manera en que han disminuido las ventas y
pronto eso será una noticia en boca de todos.—
—Supongo que tendrás que verlo por tu propia cuenta— Dijo Noah alcanzándole
una pila de revistas que sabía que eran suyas y otras que no lo eran.
Observo minuciosamente todo antes de llegar a una conclusión bastante notoria
ante lo que tenía en frente.
—Lauren…— Susurró sin que nadie la pudiera escuchar.
—Aun no entendemos que es lo que está sucediendo y como logro hacer esto—
Menciono una rubia.
—¡Es bastante obvio lo que está sucediendo!— Grito parándose— ¡Acá tenemos
a un infiltrado que nos está traicionando!—
—Pero…— Intento protestar.
—¿Son tan estúpidos para no darse cuenta?— Lanzó la pregunta en general—
Entonces díganme una cosa— Dijo tomando un revista de las suyas y otra de
Lauren— ¿Qué clase de revista comprarían ustedes? ¿La que tiene el secreto de
la moda nº 49 o lo ultima de la moda nº 50?— Pregunto. Pero no dejo que nadie
respondiera, ya que estaba de más dar una respuesta a ello— Alguien ha estado
pasando información antes de que se publique la revista ¡Y quiero al responsable!
—
Y sin más, salió de ahí tan rápido que dejo a todos con la boca abierta mirando
con estupor cómo se marchaba por la puerta.
—¡Maldita desgraciada!— Gritó una vez dentro de su oficina.
—Camila escúchame— Dijo Noah entrando detrás de ella— ¿Cómo es que
piensas lograr dar con el responsable de todo esto?—
—No lo sé, Noah, no lo sé— Contesto— Pero voy a llegar al fondo de todo esto
hasta las últimas consecuencias y no me importa si tengo que dar una limpieza
completa del personal para lograrlo.—
—¿Estás segura?— Pregunto sorprendido.
—¿Tengo cara de querer estar bromeando?— Pregunto. Y no, no la tenía. Su cara
estaba totalmente contraída por la ira que reprimía en su interior— Así que desde
este momento, quiero que averigües cualquier cosa dudosa que veas por ahí y no
dude en decírmelo, ¡lo que sea!— Puntualizó.
—Bien— Y se marchó. Camila observo el teléfono pensando por unos segundos si
aquello valía la pena. Pero debía hacerlo.
*****
—En serio, que no sé cómo lo has hecho— Dijo contento Edward— Pero las
ventas han aumentado considerablemente estas últimas semanas.—
—Lo sé— Contesto satisfecha Lauren— Aunque en realidad no tuve que hacer
demasiada, pero tú sabes— Dijo levantando sus hombros— Tengo mis métodos.
—
—Eso veo— Contesto Edward. Y justo en ese momento comenzó a sonar el
teléfono interrumpiendo la conversación— Yo debo retirarme— Dijo parándose—
Te dejo para que hables a gusto— Lauren le asintió con la cabeza antes de
atender.
—¿Diga?
—¿A quién mandaste?— Pregunto fríamente la voz desde el otro lado, y Lauren la
reconoció al instante.
—¡Vaya!— Dijo riendo— Que lindo que ahora los papeles se inviertan, ahora eres
tu quien me llama. Sabía que me extrañarías.—
— ¡Déjate de estupideces Lauren! Y dime ya mismo con quien estas trabajando
dentro de mi edificio para que se infiltrara.—
—Oh Camila ¿Cómo puedes ser capaz de pensar eso de mí?— Pregunto
haciéndose la herida.
—Claro que pienso eso de ti, eres un ser despreciable Lauren. Y no me cabe la
menor duda de que tu estas detrás de todo.—
—¿No se te ocurrió, que tal vez todo sea una simple coincidencia?—
—En estas cosas no hay coincidencias y tu bien lo sabes— Respondió— Dime
quien es.—
—No— Respondió Lauren— Si quieres una respuesta tendrá que ser en persona.
—
—Ni lo pienses— Arrebato— Hagamos esto simple y rápido. Yo pregunto y tú
respondes.—
—Querida Camila— Dijo largando una carcajada— No creo que estés en una
posición de ordenar en este mismo momento, así que te digo desde ya que ni lo
intentes conmigo, ¿quieres que esto se detenga? Pues es fácil, harás lo que YO te
ordene.
—¿Y qué carajos es lo que quieres?— Pregunto. Aunque sabía que se iba a
arrepentir de todo esto, era obvio lo que buscaba Lauren de ella.
—A las ocho te pasara a recoger mi chofer, espero que estés lista ¿de acuerdo?—
—¡Maldita desgraciada!— Grito antes de cortar. Lauren se rio por ello, pero al
menos estaba poco a poco cediendo.
Camila dio varias vueltas dentro de su oficina pensando en todo, si Lauren quería
entrar en un juego de quien mandaba, ella también podía hacer lo mismo. Sonrió
ante lo que tenía pensando, ahora ella sabía cómo podía controlarla también.
*****
Más tarde, aproximándose a la hora. Camila había optado por un ajustado vestido
negro escotado que hacían resaltar sus sensuales senos, necesitaba lograr lo que
tenía en mente. Se había dejado sus rizos al natural, cayendo deliberadamente
sobre su espalda. Observo la hora y fue justo cuando escucho una bocina desde
afuera, tomo su bolso y se encontró con un hombre esperándola junto a un
elegante auto negro
—¿Es usted, la señorita Cabello?— Pregunto él.
—Si— Afirmó Camila.
—Entonces suba, por favor— Dijo abriéndole la puerta para que entrara.
Camila apoyo su frente al vidrio de la ventana durante todo el viaje hacia su
destino indefinido. Autocompadeciéndose de sí misma y a la vez alentándose de
que todo valía por su trabajo. Se encontraba debatiéndose entre la duda de querer
seguir hasta el final, o abandonar simplemente todo y hacer su mejor esfuerzo
para opacar su trabajo. Pero sabía que de aquella manera las cosas nunca iban a
llegar a un fin, Lauren siempre iba a encontrar la manera de estar interponiéndose
en sus cosas, además ya no podía retroceder las cosas. Estaba en un viaje sin
retorno en el que tendría solamente una oportunidad en cuanto se le presentara
frente a ella, y no iba a dudar en tomarla.
El auto finalmente se detuvo después de un no tan largo viaje y se vio saliendo del
auto justo cuando el desconocido hombre le abrió la puerta para que saliera.
Observo los lujosos edificios a su alrededor sintiéndose completamente
desorientada.
—No entiendo a donde me ha traído— Dijo dirigiéndose al hombre.
—Mil disculpas por eso señorita Cabello— Dijo inclinando su cabeza— Nos
dirigimos al hogar de la señorita Jauregui.—
—¿Hogar?— Pregunto sorprendiéndose
—Si— Afirmó el— Es aquí donde vive ella. Acompáñeme.—
Camila siguió silenciosamente al hombre cuando se dirigía hacia dentro de uno de
los edificios. Observo que pasaron alrededor de 3 elevadores cuando él se detuvo
frente a la puerta de uno que era completamente diferente a los demás, las
puertas se abrieron y el caballerosamente se hizo a un lado para dejarla pasar
primero. Vio como presiono el botón que daba hacia el último piso. Ella no
escucho más que el sonido de la música dentro de aquel pequeño lugar, y cuando
finalmente las puertas se abrieron el no avanzo para nada.
—Es hasta aquí donde llego yo— Le informo el— Suerte señorita Cabello— Y le
señalo con su brazo la puerta que estaba frente a ella. Movió levemente la cabeza
y agradeció interiormente sus palabras, porque necesitaba mucha suerte para lo
que ella quería.
Toco suavemente la puerta, y fue hasta ese entonces que noto el temblor en sus
manos. Oyó ruido en el interior y apretó fuerte su bolso con sus manos, en un
intento de querer disimular su temblor.
—Realmente me sorprende que vinieras— Dijo Lauren cuando abrió la puerta—
Realmente estas bastante desesperada por saberlo ¿no?—
—Tú sabes la respuesta de eso— Contesto indiferente entrando sin que la
invitara, no tenía caso ser educada con ella. Observo todo a su alrededor sin
disimulo, no había duda de que aquello era un muy costoso pent—house. Desde
lejos pudo admirar la vista de los enormes ventanales que había frente a ella. Le
encanto el juego de sillones blancos que había frente a estas, sin dudas eso sería
muy relajante.
—¿Gustas algo de tomar?— Pregunto Lauren desde atrás de ella asustándola.
—Un vino estaría bien— Contesto Camila, observo su bolso y pidió que todo
funcionara correctamente.
—Enseguida— Contesto Lauren yendo hasta la enorme cocina que había en el
otro extremo. Camila admitió que aquel lugar no estaba para nada mal. A pesar
del nerviosismo que sentía, había algo ahí que era agradable. Sola no pudo evitar
no dirigirse hacia los sillones, posó su bolso en la mesa de enfrente y se sentó
comprobando la suavidad de esto. Lauren volvió con una cara botella de vino y
dos copas.
—No has especificado alguna marca, y espero que esta no te importe— Menciono
mostrando la botella.
—Estará bien— Contesto Camila, realmente eso era lo que menos le importaba en
este momento— ¿Me dirás ahora o más tarde si tuviste algo que ver?— Pregunto
comprobando la poca paciencia que le quedaba.
—Todo a su paso, Camila— Contesto Lauren sirviendo el vino— Todo a su paso
— Ella se cruzó de brazos observándola. Lauren le alcanzo una copa casi llena y
tomo otra con su otra mano— Salud— Dijo golpeando su copa.
—No hay ningún motivo para brindar— Contesto de mala gana, dio un buen sorbo
al vino y noto que no estaba para nada mal.
—Siempre tan terca— Contesto Lauren sonriendo de lado antes de dar un trago.
Camila descubrió que a Lauren no le había pasado desapercibido su sugerente
escote, ya que sintió su mirada clavada ahí. Sonrió porque las cosas seguramente
no se iban a dar tan difíciles.
Las conversaciones habían dado un rumbo completamente diferente a lo que ella
esperaba, Lauren por el momento se estaba comportando y ella agradecía un
poco eso. De pronto la botella de vino ya se había acabado y ella se descubrió con
la boca seca.
—Buscare más vino— Menciono Lauren levantándose. Busco en la heladera de
su cocina y se encontró con que no había más, así que tomando la primer botella
que llamo su atención volvió de nuevo a su lugar— Espero que no te importe un
poco de whisky, el vino se me ha terminado.—
—No me importa— Contesto Camila. Pero se dio cuenta que necesitaba proseguir
con su plan antes de que sea demasiado tarde— Pero si no te molesta me
gustaría un poco de hielo.—
—Seguro, ahora regreso— Dijo. Camila aprovecho su descuido y saco de su bolso
un sobre con polvo blanco y lo vertió sobre su vaso, sirvió el whisky y removió
delicadamente sin dejar caer una gota. Lauren volvió en el momento justo que
había dejado el vaso sobre la pequeña mesa— Aquí estoy— Dijo poniendo hielo
en ambos vasos sin detectar las sospechosas burbujas dentro de su vaso. Tomo
una considerable cantidad y después la observo— Delicioso.—
—Ya lo creo— Contesto sonriendo un poco— Y bien Lauren, ya te he soportado
bastante tiempo y creo que me merezco mi respuesta. —
—Tienes razón Camila— Dijo ella acercándose a un mas— Pero creo que sabes
en el fondo porque lo he hecho, ¿no es así?—
—Si— Contesto— Porque no he querido estar contigo.—
—Exacto— Afirmó— Y porque has estado huyendo de mí.—
— ¿Y qué sucedería si yo… si yo cambiara de parecer?— Pregunto insinuante.
— ¿A qué te refieres?— Pregunto curiosamente— Eso quisiera comprobarlo—
Mientras se encargó de terminar la distancia que había entre ellas.
Camila descaradamente se sentó a horcajadas sobre sus piernas, se sujetó con
ambas manos del espaldar del sillón dejando frente a la vista de Lauren sus
senos.
—¿Esto no te da una idea?— Pregunto acercándoselos, y justo cuando Lauren
dirigía su cabeza hacia adelante se los alejo.
—No juegues conmigo, Camila— Chillo Lauren.
—No lo hago— Contesto antes de besarla. Su corazón comenzó a bombear
rápidamente cuando comenzó a recordar el sueño que había tenido esa mañana
¿Qué pensaría Lauren si ella se enterara la clase de sueño que había tenido con
ella? Jamás se lo contaría, de eso estaba segura. La sujeto de su sedoso cabello
cuando sintió la lengua de Lauren introducirse en su boca, coloco sus manos en
su espalda y la empujo hacia adelante apretándola más contra ella. Camila
correspondía todo aquello de la misma manera, confundiéndose ya si lo hacía con
tal de entretenerla un poco o porque estaba siendo prisionera de la pasión que se
desato en su cuerpo ante el recuerdo de su sueño.
XIII
LA PRIMERA CITA.
Lauren sintió un ligero dolor de cabeza, abrió sus ojos pesadamente observando
el techo y se sintió desorientada por un momento. Coloco su mano derecha en su
sien, de a poco se incorporó en el sofá con una mueca y los ojos cerrados. Intento
recrear que fue lo último en su memoria para terminar así en uno de los sofás de
su sala, soltó una maldición junto con un suspiro cuando lo recordó todo y supuso
lo que Camila le había hecho.
—Hasta que al fin despiertas— Escucho la voz tan conocida frente a ella. Lauren
alzo la mirada y la vio, Camila estaba tranquilamente frente a ella con las piernas
cruzadas mirándola de manera casi neutra. Pero veía un poco de atisbo de quizás
molestia—Muy buena estrategia de tu parte, Lauren, debo admitirlo— Dijo
mientras sacaba el sobre de su bolso para mostrárselo— Aunque también
arriesgado.
—Te lo advertí demasiadas veces, Camila— La miro fijamente sin apartar la
mirada, el hecho de que haya subido hasta al piso de arriba y encontrara las
cartas en la que le enviaban información no fue para nada de su agrado. Se
preguntó cuándo tiempo pudo haber estado dormida, pero no se lo iba a
preguntar, no aceptaría que se burlara de ella ante lo que le hizo—Tú te negabas
y yo iba a responder ante eso— Le sonrió de manera soberbia, viendo la mueca
en su cara y presintiendo su debate de que hacer o no. Ahora la tenía justo como
quería.
—Todo con tal de lograr lo que te propones, ¿verdad?— Pregunto burlándose, un
poco por donde la situación la estaba orillando, y otro por una estupidez más
grande que el mundo que iba a cometer según ella— ¿Sabes? Me he tomado el
tiempo para pensar en muchas cosas mientras tú te tomabas tu apacible siesta—
Lauren observo como cambiaba la posición de sus piernas para cruzarlas, y
rápidamente cayó en cuanta en algo que había olvidado.
—Muy buena tu maniobra también, debo decir— Contesto cambiando de tema—
¿Tu ocasionaste que me durmiera? ¿Qué fue lo que metiste a mi bebida?
—Creo que la respuesta es bastante obvia, Lauren— Contesto— No creo que
tampoco quieras saber los detalles acerca de eso, tú tienes otros intereses, ¿no es
cierto?
—Tienes razón— Coincidió Lauren riendo un poco— ¿Me dirás esa maravillosa
conclusión a la que has llegado mientras estaba dormida por tu culpa? Espero que
sea lo que quiero escuchar— Menciono cambiando su tono de voz, la había
invitado a su casa con un solo propósito, para que luego ella la durmiera y
descubriera sus planes. Definitivamente las cosas esa noche no estaban
marchando como quería, pero ella era una persona muy perseverante que no
perdía fácilmente las esperanzas.
—Eso puedes apostarlo, granuja— Menciono con su mejor tono despectivo.
Lauren sonrió por eso, jamar perdía la oportunidad de insultarla cada vez que
podía. Recordándole siempre la manera en que quería tenerla, pero no sentía
ninguna clase de culpabilidad. No señor, no cuando tenía la posibilidad
presentándosele tan fácil.
—Entonces soy toda oídos— Miro el vaso de whisky medio vacío frente ella, tenía
muchísimas ganas de beber en ese momento. Pero no iba a cometer el estúpido
error otra vez, quería estar completamente consciente en cuando escuchara lo
que tanto estuvo esperando. Camila la miraba fijamente a los ojos con el rostro
completamente serio, y Lauren supo cuánto aquello comenzaba a encantarle de
ella. Era todo un reto que esperaba lograr, su madurez y seriedad eran la clase de
cualidades que la atraían por completa, sin omitir obviamente, lo hermosa que era
y el cuerpo perfecto que poseía.
—Estoy dispuesta a cumplir con mi parte—Respondió Camila. Lauren tuvo unas
increíbles ganas de brindar con el tentador whisky de todas maneras, pararse y
saltar para presumir en su cara que finalmente la tenía como quería. Pero
conservo su postura recta en el sofá y continuo callada—Pero va a ser bajo mis
términos—Siguió. Y ahí estaba, justo con lo que Lauren se esperaba. Hubiera sido
casi decepcionante que aceptara así sin más todo aquello, pero eso no quitaba el
hecho de que comenzaba a aminorar poco a poco con su reticencia. Eso la hacía
todavía más atrayente.
—¿De qué clase de términos estabas hablando entonces Camila?—Se recostó
para más comodidad, colocando sus brazos sobre el espaldar del sofá, sin apartar
la mirada de ella—Porque yo en tu posición no estaría tan segura de querer
negociar, a eso lo sabes ¿verdad?
—Lo tomas o lo dejas, Lauren. Tú decides—Intento probando suerte. No podía
creer que aun cuando le estaba diciendo que aceptaba todo, todavía quisiera
seguir con la fanfarronería de recordarle que prácticamente estaba atada de pies y
manos ante la situación—Porque si no será bajo mis términos, creo que sabes que
más que gustosa me marchare de aquí sin importarme lo que hagas, porque hare
hasta lo imposible con tal de que no sigas molestando en mi trabajo— Le quiso
incluir el acuerdo, porque verdaderamente jamás se hubiera imaginado estar en
una situación como esta y mucho menos estar aceptando. Pero como siempre, se
repitió mentalmente, que todo valía por la seguridad de la revista y reputación.
—Está bien, como tú digas—Contesto suspirando pesadamente. Analizando mejor
todo, al menos había ya aceptado. Fue un gran avance que ya haya aceptado.
Ahora solamente quería ver cuáles eran aquellos dichosos términos de los que
hablaba, para así estar preparada ante cualquier imposibilidad que se le
presentara de que ella creara algún método para evadirla como lo estaba
haciendo últimamente— Te daré la satisfacción de que las cosas marchen a tu
gusto, pero te advierto algo Camila—Dijo señalándola—Nada de juegos—
Aseveró.
—Puedes estar tranquila de que eso no pasara— La tranquilizo alzándose de
hombros. Aunque sonrió internamente diciéndose que no prometía eso del todo.
—¿Y que son esas condiciones de las que me hablas entonces?—Pregunto
Lauren intrigada.
—Como debes estar más que segura, yo no estoy para nada contenta con todo
esto—Contesto— Así que mínimamente quisiera tiempo para ir asimilando las
cosas.
—Eso es algo que ya se ha dejado pasar demasiado, ¿no crees?
—Además también quiero—Siguió como si Lauren no hubiera dicho nada—
Conocer muy bien a la persona que me está obligando a hacer algo que no quiero.
No quiero cometer ninguna clase de riesgos.
—¿Conocer?—Pregunto confundida Lauren—¿Qué me estas proponiendo?
¿Salir? ¿Cómo una cita?— Volvió a preguntar sonriendo un poco.
—Tómalo como quieras, a eso— Contesto un poco incomoda, ya que noto que fue
eso lo que claramente dio a entender— Lo que pienses es lo que menos me
importa— Dijo tomando su bolso y parándose—¿Estás o no de acuerdo?—
Pregunto mirándola
—Por supuesto que sí—Contesto sin borrar su sonrisa y se paró para quedar
frente a ella.
—Tenemos un trato entonces—Contesto Camila tendiendo su mano. Lauren se la
tomo silenciosamente aprovechando el contacto de su suave piel.
—No es así como yo cerraría nuestra clase de trato— Menciono observando su
boca.
—¿Entonces como…—Intento preguntar Camila, pero Lauren ya la había halado
de la mano en la que la estaba sujetando para atraerla hasta ella y besarla. Un
beso corto y superficial, solamente con los labios, en el que Camila no opuso
resistencia pero tampoco correspondió. Solamente dejo su boca inmóvil.
—Tenemos un trato—Dijo Lauren cuando se apartó de ella. Camila dio unos
cuantos pasos atrás mirándola fijamente a la cara, el silencio se había apoderado
del lugar casi incómodamente. Giro sobre si, sin mencionar palabra alguna y se
marchó. Lauren se preguntó si estaba haciendo bien en dejar que tomara el
control absoluto de la situación ¿volvería a evadirla como siempre? Quizás tenía
algo planeado y ella pronto seria víctima de eso. Pero estaba cansada de sus
desplantes, y no iba a permitir que volviera a suceder. De eso se tendría que
encargar muy minuciosamente. Solamente esperaba no equivocarse con la
decisión que acababa de tomar.
* * * * *
Lauren se tomó su tiempo para mirar a Camila dirigiéndose hacia ella con su
característica postura, llevaba un vestido negro muy adherido a su figura, llegaba
hasta medio muslo y no tenía tiras. Su cintura estaba rodeada de un volado y
apenas unos centímetros más arriba tenía una cinta con un tono de negro más
claro y brilloso. Tenía zapatos igualmente negros y sus cabellos danzaban al
compas, de su caminata. De repente sintió el vulgar impulso de silbar y lanzar uno
que otro piropo, pero sabía perfectamente bien que Camila no era aquella clase de
mujer a la que le gustaba eso, aun así diciéndoselo con todo lo respeto que
merecía una dama como aquella.
—Te ves hermosa— Menciono Lauren en cuanto llego hasta ella. Especialmente
esa noche se encontraba de un increíble buen humor y esperaba que Camila al
menos tenga un poco también. Aunque no podía descifrar mucho ya que su cara
se encontraba completamente neutra sin demostrar emociones. Ni siquiera un
disgusto como particularmente hacía.
—Gracias—Respondió simplemente entrando al auto. Decidió que era hora de
terminar con las discusiones si querían llevar las cosas bien. No quería seguir
gastando energías inútilmente.
Lauren cerró su puerta y se fue hasta su lado, para introducirse y finalmente partir
hacia su destino.
El viaje como siempre había sido silencioso y relativamente incómodo. Lauren
tenía ganas de sacar algún tema de conversación, pero temía encontrarse
hablando sola durante todo el viaje, observo de soslayo a Camila y esta estaba
casi cargando su cabeza por la ventana viendo hacia ningún sitio en particular,
parecía querer estar en cualquier lado menos ahí. Y ella entendía eso.
Pero no iba a declinar, ella misma le había propuesto eso y Lauren se
considerándose una mujer de palabra, no iba a cambiar las cosas. Quería al
menos dejarla contenta lo mayor posible para que las cosas no se vieran tan
forzosas como parecían.
Lauren estaciono frente al gran salón situado sobre un amplio campo.
Caballerosamente el hombre encargado le abrió la puerta para que ella saliera y le
entrego las llaves, no sin antes voltear y ver como otro hombre abría la puerta
para que Camila saliera, y no pasó desapercibida para ella la sonrisa babosa de
él.
Se acercó sonriendo hasta ella y entrelazo sus brazos posesivamente, Camila se
sorprendió por un instante, pero se dejó llevar. Quisiera o no, eso era algo de lo
que tendría que acostumbrarse con frecuencia.
Visualizaron que en la entrada mucha gente se encontraba hablando
animadamente, siendo capturadas por las cámaras incesantes del lugar y de
paparazis. Había a un costado una gran lona blanca que servía de fondo para
aquellos que gustaran de posar un rato antes de entrar.
Dejo las llaves debajo del velador que estaba junto a la cama y procedió a quitarse
la ropa y colocarse un pijama. Una vez dentro del baño comenzó a quitarse
cualquier rastro de maquillaje de su rostro. La cara de Lauren estaba tan vívida en
su recuerdo, aunque hayan pasado apenas unos minutos atrás. Se lo había dicho
a quemarropa, mientras le tendía la mano con las llaves colgando, ella la había
mirado durante unos largos segundos intentando procesar la información ante lo
dicho. Había tomado las llaves en absoluto silencio, sabía que las palabras salían
sobrando. No volvería a dar voz a su humillación.
Salió del baño y se perdió entre sus sábanas blancas de seda, ya acostada dando
su perfil sobre la almohada se durmió. Viendo por última vez a las llaves junto a
ella.
* * * *
* * * *
* * * *
Lauren había salido un poco más temprano del trabajo. Aunque su pent-house
nunca se encontrara en malas condiciones de limpieza, decidió mandar de igual
manera a su personal encargado de eso. Había caminado diez veces al menos
por los mismos lugares, subiendo y bajando las escaleras constantemente.
Revisaba que todo estuviera en perfecto orden, a veces solía tener esa pequeña
obsesión. Y la situación que se aproximaba daba méritos para ese
comportamiento. Estaba justo en el segundo piso cuando escucho el timbre sonar,
tuvo que bajar rápidamente las escaleras a ver, ya que les había dado la noche
libre a sus empleados. Observo su reloj y se preguntó quién podría llegar a ser a
esa hora. Camila no podía ser, ya que le había dado personalmente una llave para
que entrara en cuanto llegara.
Asomo su ojo a la mirilla de la puerta y se sorprendió al encontrar a quien menos
dudaba que podía ser, Camila estaba del otro lado con su cara habitual de
siempre.
—Creí que usarías las llaves que… te di— Musito sorprendida cuando abrió la
puerta. Camila venía con una pequeña y adorable compañía extra.
—Me las olvide— Contesto simplemente— Tuve que hacer unas cosas antes de
venir, además como si te molestara abrirme la puerta— Camila gozo de la cara de
estupefacción de Lauren, sabía que aquello la iba a molestar y por eso no se hizo
de rogar ante el favor que le había pedido su hermana.
—Hola Lauren— Saludo la pequeña castaña tomada de la mano de su tía,
interrumpiendo el silencio y las miradas amenazadoras sin ser consciente de ello.
—Hola pequeña, Emma— La saludo sonriente poniéndose a su altura— Estas aún
más bonita de lo que recordaba— Dijo tocando su mentón.
—Gracias— Respondió tímidamente sonrojándose al extremo.
—Tú no tienes filtro, ¿verdad?— Pregunto Camila. Empujo a un lado a Lauren
avanzo con la niña.
—¿Qué quisiste decir con eso?— Pregunto Lauren después de cerrar la puerta y
ponerse detrás de ellas.
—Olvídalo— Contesto mirándola— ¿Cuál será nuestra habitación?
—¿Nuestra?— Pregunto todavía sorprendida.
—Emma ¿quieres conocer un poco el hogar de Lauren?— Ofreció dirigiéndose a
la niña— Yo te alcanzare en un momento.
—Si—contesto corriendo directamente hacia una pecera que había captado su
atención desde que entro.
—No puedo creerlo, Camila— Dijo Lauren viéndola— Si piensas que yo tengo una
paciencia infinita déjame decirte que…
—No ha sido a propósito— La interrumpió Camila— Sofía no tenía con quien más
dejarla.
—Y supongo que tú te has ofrecido voluntariamente para evitar lo que se supones
que venias a hacer aquí, ¿cierto?
—No— Contesto— Fue personalmente a pedírmelo y no iba a cometer la grosería
de negarme a algo que no me iba a costar nada hacer.
—Perfecto— Contesto negando con la cabeza— Simplemente perfecto. —
Mascullo por lo bajo.
—Mira Lauren, si quieres creerme o no eso me tiene sin cuidado— Contesto
señalándola— Ahora ¿me dirás cual será nuestra habitación para que pueda dejar
estas cosas?— Pregunto levantando dos pequeños bolsos.
—Esa parte es la que no entiendo— Dijo Lauren—¿Nuestra? No sé qué estas
tramando.
—No puedo creer que seas tan cínica de exigirme eso estando la niña presente—
Dijo enojada Camila— Además es muy pequeña y su madre no está, es obvio que
tendré que dormir con ella.
—Y yo no puedo creer este maldito juego que tramas— Dijo acercándose hasta
ella con mala cara— Sígueme que te enseñare la habitación.
Camila fue en busca de la pequeña Emma y juntas siguieron a Lauren en un
perfecto silencio. Lauren estaba demasiado enojada y lo sabía, no era para
menos. No le había creído ni una sola palabra a Camila, pensó que como siempre
busco la manera de librarse de ella.
—Aquí es— Anuncio Lauren abriendo la puerta y entrando. Quedaba a dos
puertas después de la suya propia— Las dejare para que se acomoden.
—¿Lauren está enojada con nosotras tía?— Pregunto inocentemente la niña.
—No, cariño— Acariciando su cabello— Ella nos ha invitado a su casa, no tendría
por qué enojarse por eso ¿cierto?— Mintió.
—Si— Contesto— ¿Puedo seguir recorriendo este gigantesco departamento?—
pregunto.
—Claro que si cielo, siéntete como si estuvieras en casa, ¿sí? Haz lo que quieras
aquí— Y sonrió casi de manera diabólica. Quizás si iba a ser interesante su
estadía ahí.
La pequeña bajo ágilmente las escaleras encontrando a Lauren bebiendo vaya a
saber que en la cocina, nunca había visto antes a la supuesta amiga de su tía y la
desconocida mujer la intrigaba por completo. Era un poco más alta que su tía,
pero su cabello era completamente negro y largo a comparación con el suyo o el
de su madre. Tenía los ojos tan verdes y no recordaba conocer a alguien que los
tuviera de aquel tono. Si, definitivamente era muy diferente a otras personas. Se
acercó hasta ella y se detuvo en cuanto Lauren noto su presencia.
—¿Tu estas enojada conmigo?— Volvió a lanzar la inocente pregunta. Lauren
dejo reposar el vaso sobre la mesa y se acercó hasta ella sonriendo.
—Claro que no – Respondió de manera dulce ¿Por qué piensas eso? —
—No lo sé— Contesto levantando sus hombros—¿Con mi tía Mila? Escuche que
peleaban.
—No, no peleábamos— Mintió Lauren— Solo hablábamos de… una manera
extraña— Dijo moviendo sus ojos exageradamente haciendo reír a la niña.
Después de todo ella no tenía la culpa de que Camila la esté usando— ¿Oye
tienes hambre?— Pregunto
—Si— Admitió Emma meciéndose sobre sí misma.
—¿Qué te parece si tú y yo vamos a comer afuera?— Pregunto animada al ver el
brillo en su mirada.
—¿Y puede venir mi tía Mila, con nosotras?— Pregunto con genuina alegría.
Lauren pensó que quizás Camila se negaría y también no permitiría que la niña
saliera solo con ella.
—Sí, podrías invitarla— Concedió finalmente— Anda arriba a avisarle, yo esperare
aquí— Y observo como la niña corriendo fue en busca de su tía para contar su
propuesta. Para sorpresa de Lauren al poco tiempo vio bajar a las dos.
—¿Es cierto?— Pregunto Camila en cuanto estuvo frente a ella.
—Si—se limitó a contestar Lauren.
Camila no había hecho muchas más preguntas y Lauren agradecía internamente
eso. Condujo en completo silencio y sin dar explicaciones hacia donde se dirigía.
Camila pensaba en todo tipo de restaurantes caros o lujosos, pero cuando todas
habían bajado del auto, se encontró con lo que menos esperaba encontrarse.
—¿Es en serio?— Pregunto con mala cara. Lauren solamente se había limitado a
levantar sus hombros y tomar a la niña de la mano para entrar sin esperarla. Cosa
que le molesto demasiado. Cuando entro observo a Lauren subir a Emma a una
banqueta alta y ella sentarse a su lado, frente a la barra. Odiaba tener que comer
en lugares así donde ni siquiera se molestaban en limpiar la comida caída de las
personas que habían estado anteriormente.
—Siéntanse libres de pedir lo que quieran— Ofreció Lauren. Camila se sentó del
otro lado de la niña quedando en medio de ambas adultas. Ahora se arrepentía de
haber aceptado, era obvio que Lauren hacia esto con tal de molestarla.
—¿Qué son todas esas cosas?— Pregunto Emma.
—Eso pequeña, son todas las clases de pescados que te imagines— Explico
Lauren— Adelante, prueba lo que quieras— Observo como la niña tomaba
libremente todo con sus manos para comprobar su sabor. Escucho a Camila pedir
una bandeja donde pudiera comer los alimentos sin tener que tocar el sucio
mesón como había dicho. Esa mujer parecía que jamás iba a cambiar— Camila
¿asistirás este año a la congregación de París? – Pregunto para romper un poco
el silencio y además quería saber— Sé que el año pasado no fuiste.
—Tuve un problema con los horarios— Contesto sorprendida, suponiendo quizás
hacia donde Lauren quería ir.
—¿Pero iras este año?—volvió a preguntar.
—No lo creo— Contesto— Tengo demasiadas cosas que hacer y mis horarios son
tan apretados como el año pasado, así que no lo creo. Mi respuesta es no.
—Entiendo— Dijo Lauren. Convencida totalmente ante la seguridad de sus
palabras.
Más tarde, una vez que las tres se habían degustado con una gran variedad de
pescado en aquel restaurante japonés, ya estaban de nuevo en el pent-house.
Lauren les había deseado buenas noches a todas y se había marchado en silencio
hacia su recamara, sin ni siquiera haber intentado nada fuera de lugar esa noche.
De todas maneras era la primera, era lo que se decía mentalmente. Pero lo que
nunca pensó, fue en escuchar golpes en la puerta de su habitación a las 3 de la
mañana, y mucho menos los gritos de Camila.
—¿Qué sucede?— Fue lo que pregunto con cara adormilada una vez que abrió la
puerta.
—La niña, Lauren— Dijo desesperada— La niña no se siente bien.
—¿Qué?— Pregunto antes de salir corriendo hacia su habitación. Y efectivamente
la pequeña Emma sudaba en su frente, lo que era más que obvio de que quizás
tuviera fiebre y respiraba agitadamente—Hay que llevarla al hospital— Camila
afirmo efusivamente con la cabeza, no tenía por qué negarse ante aquello.
El camino hacia el hospital había sido muy corto debido a la velocidad en la que
Lauren conducía. Ni siquiera había detenido el auto del todo para estacionar
cuando Camila había salido casi corriendo con la niña en brazos hacia dentro del
edificio del hospital. Cuando había entrado vio a Camila hablar desesperadamente
con un hombre vestido con una bata blanca que tomaba a la niña en brazos y se
la llevaba por un largo pasillo.
—¿Qué te han dicho?— Pregunto Lauren una vez que la alcanzo.
—Solamente se la llevaron— Contesto Camila—Oh por Dios, ¿Por qué me sucede
esto a mi?— Murmuro por lo bajo tapándose la cara con ambas manos. Lauren
escucho todo.
—Oye se pondrá bien— Dijo tocando su hombro— Yo sé que no es nada grave.
—¿Y cómo puedes estar tan segura?— Dijo Camila apartando su mano
retrocediendo— Ni siquiera sabemos que le sucede.
—No lo sé, solamente lo presiento— Contesto Lauren— Pero poniéndote así no
harás que se mejore. ¿Quieres café, agua, algo?— Ofreció Lauren— Iré a buscar
algo para que tomes.
—Agua estaría bien— Contesto Camila. Solamente para que Lauren se marchara.
No podía creer que le sucediera eso ella, se sentía una irresponsable y no sabía
porque. Lo peor de todo es que estaba actuando de aquella manera frente a
Lauren y eso era algo que odiaba. Habían pasado pocos minutos cuando Lauren
regreso con un vaso de agua justo a la vez que el mismo doctor se aproximaba
hacia ella. Se paró rápidamente casi empujando a Lauren en el proceso.
—¿Cómo está? ¿Se encuentra grave?— Pregunto rápidamente— ¿Qué es lo que
tiene?
—Señorita tranquilícese— Pidió el doctor— La niña solamente ha presentado una
manifestación de alergia, quizás por algo que haya ingerido y que no estaba
acostumbrada— Camila rápidamente dirigió su mirada hacia Lauren que en ese
momento no sabía dónde meterse. Ambas habían pensado exactamente lo mismo
en ese momento.
—¿Pero está todo bien?— Volvió a preguntar
—Sí, no se preocupe—Contesto— Solamente quería informarle esto, además de
que quedara en observación por el resto de la noche por si presenta algún otro
tipo de complicación.
—Está bien— Contesto más tranquila— Me parece bien entonces.
—Eso es todo, me retiro— Anuncio el doctor— Que tengan buenas noches— Y se
marchó por donde vino.
—Camila yo…
—Cállate Lauren— La interrumpió— Simplemente cállate, no quiero escucharte en
este momento. Sabía que iba a ser una mala idea seguirte la corriente ¡lo sabía!—
Levantando la voz— Emma estaba bajo mi cargo y ahora por TU culpa está
internada en este hospital.
—¿Mi culpa?— Sorprendida— Camila ¿cómo querías que supiera que era
alérgica a esa comida?
—¡Es una niña por Dios!— Grito— Nunca antes había comido esa asquerosa
comida cruda ¡eres una imprudente!
—Lo repetiré— Levantando la voz—¡No lo sabía!
—Vete de aquí Lauren— Ordeno— De todas maneras tu presencia no sirve para
nada, vete.
—¿Qué?— Pregunto— Tu no me echaras de aquí…
—¡Vete!— Grito— ¿Qué no ves que siempre complicas mi vida? ¡Vete de aquí!
Lauren no supo cómo contestar aquello, así que haciendo lo que menos quería
hacer se marchó. Viendo por última vez a Camila tomar asiento y cubrir su rostro
con las manos. Definitivamente las cosas no habían salido como quería esa
noche.
A la mañana siguiente no se había levantado más que con una sola preocupación
en su cabeza, de alguna manera también se sentía culpable de lo sucedido de la
noche anterior, pero como ella le había dicho a Camila, no lo sabía. Dejando su
desayuno casi a medias se marchó hacia el hospital. Necesitaba tener noticias.
—Disculpe, quería saber dónde se encuentra la habitación de Emma Cabello—
Consulto a la secretaria.
—Lo siento, pero a Emma Cabello la han dado de alta hace un par de horas.
—¿En serio?— Pregunto sin creerlo.
—Completamente, señorita. La mujer que la trajo se marchó con ella en cuanto el
doctor así lo determino.
—Bueno…yo…gracias— Alcanzo a decir antes de marcharse. ¿Por qué Camila
no la había llamado? Aunque si lo pensaba bien, y conociéndola, aquello no la
tenía que sorprender. Pensó que quizás habían vuelto al pent-house mientras ella
no estuvo, y vaya sorpresa que se llevó cuando se encontró con que las
pertenencias de las dos ya no se encontraban en su habitación. La había llamado
cientos de veces al celular, nunca le respondió, llamo también a su casa y siempre
alguien le informaba que no estaba. Aunque aquello era muy difícil de creer.
Lauren se había tomado aquel día para pensar y dejar que Camila también se
calmara un poco. Pero al día siguiente todo había pasado exactamente igual, y
ella termino por decidir que era suficiente. La testarudez que poseía aquella mujer
era más grande de lo que ella se podría llegar a imaginar. Había ya pasado todo el
fin de semana tan decepcionante para Lauren y del que no esperaba para nada
todo aquello que sucedió.
Encontrándose ahora en su oficina y pesando que ya no tendría escapatoria,
decidió realizar su último recurso.
—Buenos días, revista “Ícono” ¿Qué se lo ofrece?—saludo la educada voz del otro
lado de la línea.
—Buenos días, quisiera hablar con la señorita Cabello por favor— Pidió Lauren.
—Lo siento, pero ahora la señorita Cabello está en una importante reunión antes
de tomar un vuelo.
—¿A París?—Pregunto Lauren—¿Eso quiere decir que asistirá a la
congregación?
—Lo siento, señorita, pero no tengo el permiso para dar esa clase de información
a menos que no sea la misma señorita Cabello quien la de ¿quizás quiera usted
dejarle un recado? —Ofreció— ¿con quién tengo el gusto de hablar?—Pero
Lauren ya había colgado.
—Me mintió— Dijo hablándose a sí misma—¡Me mintió!— Y comenzó a dar
vueltas por toda su oficina, camino rápidamente hasta su escritorio nuevamente
para hablar por el intercomunicador— Anna, necesito que llames al aeropuerto y
me reserves un vuelo lo antes posible— Ordeno.
—Enseguida Lauren—contesto Anna— ¿Un vuelo hacia qué destino?
—A París— Respondió. Dio media vuelta observando la gran ciudad desde su
ventana y planeo minuciosamente las cosas esta vez— Ahora si me escucharas
Camila— Prometió Lauren— O mejor dicho me sentirás…
Y sonrió.
XV. CONSUMACIÓN
* * * *
—Lauren, aquí hay una mujer que dice tener propuestas para ti— Dijo Anna por el
intercomunicador.
—Dile que ahora no, Anna, estoy demasiado ocupada ahora.
—Dice que no te hará tardar mucho, es importante.
—Está bien— Contesto bufando— Que pase.
—Entendido.
Lauren espero paciente y se encontró observando a una alta mujer rubia con el
cabello lacio brilloso, tenía una ajustada pollera blanca que llegaba hasta sus
rodillas, una ajustada camisa negra y un saco que por lo visto hacia conjunto, pero
este lo tenía enrollado sobre su brazo libre, ya que en su otra mano portaba unos
cuantos papeles.
—Buenos días, señorita Jauregui, espero no llegar a un momento muy
inapropiado para usted— Dijo con una encantadora sonrisa.
—Buenos días, para nada, solamente digamos que estoy con algunos
inconvenientes— Contesto— Por favor no me trate de usted, dígame solamente
Lauren— Devolviéndole la sonrisa.
—Está bien, Lauren— Observo cómo esta desesperadamente acomodaba unos
papeles sobre el escritorio— ¿Qué me dices acerca de unir lazos con otra revista?
— Pregunto tomando asiento por sí misma.
—No estoy interesada en unificar la revista con otras— Contesto esta vez sí
mirándola— Así que si vienes a proponerme eso, discúlpame pero no.
—Lo entiendo— Contesto— Pero ni siquiera has leído los beneficios que esto te
traerá— Alzando las hojas.
—No me interesa— Dijo Lauren caminando de un lado a otro— Así que si me
disculpas…
—¿Estas ocupada ahora?— Pregunto.
—Demasiado— Contesto.
—Disculpa le interrupción, Lauren—Dijo Anna por el intercomunicador— Pero
tienes el vuelo mañana temprano en la mañana.
—¡Perfecto!— Grito—Muchas gracias Anna— Discúlpame pero ahora no puedo
quedarme aquí— Dijo buscando su abrigo.
—¿Podre venir en otra ocasión?— Pregunto con la mirada esperanzada. Lauren
había notado lo grosera que había sido, pero no iba a tener mucho tiempo si se
seguir tardando.
—Escucha— Dijo suspirando— Mañana no estaré aquí y tampoco sé cuándo
regresare— Explico— ¿Qué te parece si de igual forma vienes mañana y hablas
toda tu propuesta con el vicepresidente?
—Lo hare, Lauren. Muchas gracias— Dijo tendiendo su mano— De todas formas
gracias por el tiempo.
—No hay problema…
—Marina— Se presentó ella—Marina Turner.
—No ha sido problema, Marina— Dijo observando si reloj— Ahora si me disculpas
tengo que prepararme para un vuelo.
—Sí, no molestare más— Dijo— Que tengas suerte en tu vuelo, Lauren.
—Gracias— Agradeció Lauren. Porque realmente esperaba tenerlas.
—Espero que no hayan perdido mis maletas— Dijo una enojada Camila— Porque
me encargare de que consigas un trabajo mucho más humillante que este— Dijo
de manera denigrante.
—Lo siento señorita— Contesto asustado el hombre— Debe haber algún
problema con las maquinas, pero yo le prometo enseguida que estarán aquí sus
maletas ¿me permite su tarjeta? Yo las recogeré personalmente.
—Eso espero— Contesto entregándosela evitando tocar sus grasos dedos según
ella.
—Enseguida vuelvo— Y se marchó apresuradamente.
—Quizás sea cierto— Dijo Noah con las manos en los bolsillos— ¿Nos cuesta
mucho esperar?
—¿Y tú de qué lado estas?— Pregunto mirándolo— Noah no sé qué tan
importante será para ti el gran evento que se realizara esta noche, pero para mí en
este momento es mi primordial y único objetivo para que las cosas terminen de
salir bien. Yo si me preocupo por mi trabajo.
—¿Piensas que yo no acaso?— Pregunto un poco dolido—Camila yo creo que
estas mezclando un poco las cosas ¿no lo crees?
—¿Por qué no te encargas de conseguir un vehículo para el hotel?— Pregunto
cambiando de tema— El muchacho parece que sí ha hecho su trabajo— Dijo
señalando al joven que venía caminando con algo de dificultad ya que sostenía
demasiadas maletas para una sola persona.
Noah se encargó de tomar algunas maletas y juntos salieron fuera del aeropuerto,
donde efectivamente ya los esperaba un auto fuera. Camila no emitió muchas
palabras, solamente se limitó a entrar sin dar muchas explicaciones. Una vez todo
listo se dirigieron a uno de los hoteles más lujosos más cercano al lugar donde
sería la gran reunión de moda.
No había tomado mucho tiempo poder registrarse en el hotel, ya que por su
nombre y por haber sido una clienta que lo frecuentaba cada año. Le habían dado
una de las mejores habitaciones como siempre, Noah se registró en una
habitación contigua a la de ella. Había estado por demás de callado y sabía que
quizás se debía a la discusión que habían tenido en el aeropuerto, en realidad no
había querido decir aquello, pero su lengua había actuado antes que su cerebro.
Sentía una extraña sensación, esta vez sí desconocía el porqué de su irritación, el
viaje había sido bastante pesado y había descansado poco durante el fin de
semana cuidando de Emma. No había sido fácil eludir a la pequeña de querer
volver con Lauren, y mucho menos esquivar las cientos de preguntas que le había
hecho Sofía cuando su hija le había informado que había pasado el fin de semana
en su casa, su hermana había estado tan alegre que casi había ignorado por
completo que su hija había estado una noche entera en el hospital. De todas
maneras se veía en buen estado y no había sido nada grave, realmente fui muy
difícil lidiar con madre e hija cuando la atacaron con preguntas de todas clases
acerca de Lauren, preguntas de las que no sabía respuestas y las había
inventado. Bendita sea la hora en la que había aceptado todo esto.
Camila estaba poniéndose los aretes cuando escucho la puerta de su habitación
siendo golpeada.
—¡Vaya! Que hermosa— Exclamo Noah cuando abrió la puerta. Camila tenía un
ceñido vestido color morado oscuro, con gran parte de encaje en sus hombros y
espalda. Se había pintado los labios de un color parecido sin parecer ridícula y
tenía un difícil rodete en su cabellera.
—Tu tampoco estas mal— Contesto ella. Noah tenía un traje gris de raso fino que
brillaba con la más mínima luz en el ambiente. Se ajustaba perfectamente a su
figuraba y acentuaba muy bien sus anchos hombros y brazos.
—¿Lista?— Pregunto el ofreciendo su brazo.
—Espera— Dijo yendo hacia adentro en busca de su cartera del mismo color que
su vestido y volvió hacia la puerta— Ahora si— Juntos partieron hacia uno de los
más importantes encuentros que tendrían en el año.
Visualizo en la distancia la típica gran alfombra roja que recubría la ancha, pero
corta escalera que se adentraba hacia la entrada de aquel gran salón del edificio
antiguo. Prácticamente la calle rebalsaba entre paparazis, automóviles y gente
que cruzaba la calle caminando. Había también demasiados periodistas tomando
entrevistas a las bellas mujeres que llamaban la atención desde metros de
distancia.
Camila bajo del auto siendo ayudada por la mano tendida del caballero de Noah.
—Nos luciremos esta noche— Dijo él cuando ambos empezaban a caminar sobre
la alfombra— Estamos hermosos— Intento bromear.
—Por favor, que cosas dices— Dijo sonriendo. Noah hubiera jurado que esa
sonrisa se debía a su comentario, pero el pensamiento fue disipado en el
momento que se dio cuenta que ambos estaban bajo una lluvia de flashes
incesantes.
—No quiero sonar aguafiestas, pero ¿no te importaría si ya nos metemos adentro?
— Pregunto mientras sonreía y la tomaba de la cintura.
—Para nada, estoy algo cansada en realidad—se separó de él y tomando la
delantera se adentró en el gran salón.
El piso era de un blanco brillante al igual que las paredes y cualquier cosa que
tuviera que ver con la decoración. Había mesas redondas que se situaba casi al
fondo haciendo un juego genial con los candelabros que colgaban del techo que
eran de puro vidrio reluciente. Las mesas eran redondas amplias y las sillas tenían
el típico recorte a la francesa. La música clásica se escuchaba suave junto con el
murmullo de cientos de personas hablando a la vez.
—¡Oh por Dios, Camila has podido venir!— Escucho el casi grito de Diane
Moulian. Tenía un largo vestido color rosa pálido y un escote para nada disimulado
— Por un momento pensé que quizás este año tampoco acudirías aquí.
—Nada de eso— Contesto—esta vez sí pude hacer tiempo para venir, no me
perdería esto por nada— Y acepto el beso en ambas mejillas que Diane le dio.
Trabajaba también para una importante revista de modas en Paris y era la
segunda al mando, a comparación de Camila, ésta no era dueña de la revista pero
si era muy reconocida por su talento y habilidad para los diseños.
—¡Noah!— Volvió a elevar la voz— Que elegante que están ambos— Menciono
saludándolo de igual manera.
—Tu tampoco te quedas atrás Diane— Dijo admirándola— Estas esplendida esta
noche— Vio como esta se sonrojaba furiosamente.
—Por favor, Noah, harás que me sonroje— Dijo sosteniéndose las calientes
mejillas— ¿Por qué no toman asiento?— Ofreció— Évy llegara un poco tarde esta
noche, supongo que lo hará en el momento justo para dar su discurso.
—No sería novedad eso en Évy—comento Noah. Évy Le Brun era la dueña de la
revista más aclamada en París, era muy reconocida por lo mismo, además de
respetada, aunque tenía mucho carisma, pero un muy raro sentido del humor que
muy pocos comprendían. Eso no era nada con lo que Camila tuviera dificultad
para soportar, después de todo su carácter y humor eran mucho peor que el de
ella. Y ni hablar del respeto que inducia a provocar.
Así Camila y Noah se dirigieron tranquilos hacia una mesa que afortunadamente
estaba vacía, la cual tenía una vista perfecta para observar el lugar. Noah como
todo un caballero corrió su silla para permitir que Camila se sentara
cómodamente, y no había pasado mucho tiempo que Noah se sentó a su lado
cuando apareció alguien en su mesa.
—Camila veo que has asistido, por poco pensaba que no podrías— Dijo besando
el dorso de su mano ¿Qué pasaba que todos creían que no vendría?
—Señor Frédéric, que gusto encontrarlo— Dijo a modo de saludo— Le presento a
mi mano derecha— Dijo señalando a su lado—Noah Jakov.
—Es un placer— Dijo Noah tendiendo su mano.
—El placer es todo mío, soy Frédéric Jussieu – Se presentó.
—¿Diseñador?— Pregunto.
—Exactamente— Contesto—¿Les molestaría si me siento un momento con
ustedes? La verdad es que algunas personas por más importantes que sean aquí,
son un tanto aburridas— Dijo riendo un poco.
—No hay problema con eso— Contesto Camila— Y también entiendo lo otro—
Contesto haciendo una mueca. Por más veces que asistiera a estas clases de
reuniones no podía tampoco evitar aburrirse, últimamente no se había convertido
en la persona más sociable que digamos, pero tampoco nadie podía culparla de
sus propias elecciones. La vida la había hecho de aquella manera y ella se sentía
completamente bien así, no había errores, arrepentimientos, malas decisiones,
consecuencias, nada. Y todo se debía gracias a ser como era. Un camarero se
había acercado con bebidas y algunos bocadillos para dejarlos sobre la mesa. Las
conversaciones pasaban tan naturales al igual que el tiempo en ese lugar. Muchas
más personas se había acercado a saludar, otros tanto solamente para
cerciorarse de su presencia, y no faltaron aquellos que preguntaran por su
“amiga”, parecía que esa clase de chismes corrían más rápido que al luz, Camila
siempre les contestaba con la primera mentira que se le cruzara en la cabeza.
Suponiendo mal o no, se preguntaba el motivo por cual Lauren no había asistido,
por lo poco que sabía no tenía ningún motivo importarte por el cual faltar. Sonrió
mientras bebía el contenido de su copa, iba a estar realmente contenta si ella no
había asistido por la mentira que le dijo. Aunque sabía que tenía que pagar un
precio alto quizás, iba a disfrutar de todo esto mientras podía.
Camila noto que varias de las personas habían bajado el tono de voz, justo
cuando iba a preguntar qué sucedida, una elegante mujer de cabellera larga y
castaña se subía en el punto más alto de aquel salón. Se trataba nada más y nada
menos que de la mismísima Évy Le Brun.
—Antes que nada, quiero agradecer la presencia de todos aquí en esta reunión
tan importante para mí como para ustedes, se la cantidad de talento que hay aquí
esta noche bajo el mismo techo, como sé también que hay distintos líderes de
moda viniendo desde muchas partes— Dijo sonriendo— Pero moda a fin de
cuentas, sino que serían de estas valiosas manos— Dijo levantándolas— ¿Si no
firmo yo los cheques quien más lo haría?— Pregunto. Y se escucharon varias
risas en el lugar. Camila estaba realmente entretenida con el discurso hasta que la
interrumpió el sonido de su celular. Dudo por un instante si leer el mensaje o
hacerlo más tarde, ya que el número era completamente desconocido para ella,
pero finalmente gano la curiosidad el debate y lo abrió de todas formas.
Noah estando a su lado no había perdido detalle alguno de su jefa, desde la
expresión de sorpresa a uno de nerviosismo. Supuso que algo debió sorprenderla
en su celular ya que había abierto demasiado los ojos en clara expresión estupor.
Camila se había quedado viendo un punto fijo inexistente en el suelo después de
haber guardado el celular en su bolso.
—¿Todo bien?— Pregunto Noah.
—Si…si— Alcanzo a contestar apenas con voz.
—¿Sabes Frédéric nos acaba de invitar a tomar algo luego de que las cosas aquí
terminen ¿te apuntas?— Pregunto.
—No creo— Respondió todavía pensativa— En realidad creo que me iré ahora
mismo— Dijo parándose.
—¿Segura?— Pregunto Noah imitando su acción.
—Sí, pero tú no te preocupes— Dijo mirándolo— Mil disculpas señor Jussieu, pero
tal vez sería mejor dejarlo para otra ocasión.
—No hay problema por eso, tú tienes mi número y estaré encantando de mostrarle
mi hermosa ciudad – Respondió de manera amable.
—¿Te sientes bien?— Pregunto Noah— ¿Estás segura que no quieres que te
acompañe?
—Si, Noah— Contesto ya cansada— Solamente siento un poco de fatiga, nada
más. Si tú te quieres quedar no hay problema, nos veremos mañana temprano.
—Como quieras— Dijo sentándose— Nos veremos mañana entonces.
Camila apresuro el paso, el nerviosísimo que sentía además de las pocas ganas
que tenia de hacerlo notar en público la obligaban a querer marcharse en cuanto
antes de ahí. Pero era justo como si el destino buscara burlarse de ella, porque a
lo lejos Évy había captado su presencia y ahora venía sonriente hacia ella
dejándola sin ninguna escapatoria rápida.
—Has venido, querida— Dijo saludándola con dos besos sonoros en cada mejilla
— Estas hermosa esta noche Camila, déjame decirte.
—Usted tampoco se queda atrás, señorita Le Brun— No quiso sonar tan grosera,
después de todo le convenía tener aquella clase de contactos.
—Por favor, solamente dime Évy como todo el mundo aquí, no me digas que ya te
marchas— Dijo arrugando su entrecejo— Esto apenas está comenzando, he
llegado yo— Dijo para luego reír, Camila la imito de la mejor manera que pudo
antes de contestar.
—Lo sé, pero es que no me siento muy bien— Mintió— Pero déjeme decirle que
todo le ha quedado excelente como siempre.
—Muchas gracias, querida— Contesto satisfecha la mujer— Viniendo de personas
con nuestro nivel, lo siento como un completo halago de tu parte— Dijo— ¿Qué te
parece si mañana tomamos un café?— Pregunto. Parecía que todo el mundo
estaba demasiado pesado para su gusto en ese momento.
—No habrá problema con eso— Contesto Camila
—Excelente— Se alegró— Me encargare de que mi asistente te llame para
concretar la hora y el lugar ¿está bien?
—Esperare su llamada entonces— Dijo— Así que si no le importa yo…
—Perdón, perdón— Dijo interrumpiéndola— Nos veremos mañana, querida— Dijo
volviendo a besar sus mejillas— Espero que te mejores.
—Gracias, Évy. Yo también espero lo mismo— Respondió— Nos estaremos
viendo entonces, adiós—Y salió rápidamente por la salida.
Alcanzo a ver el mismo auto que los había traído y no dudo en dirigirse hacia él. El
hombre caballerosamente le abrió la puerta y Camila se subió tan rápido que ya
no tenía tiempo de pensar. Lo único que sabía era que quería marcharse
rápidamente antes de ser descubierta. El viaje de nuevo a su hotel había sido
demasiado lento para su gusto, pero ahora no podía negar la sensación de
tranquilidad que sentía en todo su cuerpo.
Tan rápido como llego a la habitación se dispuso a quitarse el vestido para
tomarse una relajante ducha y dormir temprano, mañana iba a ser un día bastante
social aunque no quisiera admitirlo. Últimamente estaba empezando a enojarse al
estar haciendo cosas que no quería hacer realmente.
Se había tomado su tiempo en la ducha, quería quitarse por completo los nervios
que había hecho estragos en su mente y cuerpo. Se había cepillado el cabello aun
mojado y apenas se había terminado de poner la ropa interior cuando escucho la
puerta siendo golpeada. Inexplicablemente su corazón comenzó a bombear de
forma fuerte y acelerada. No estaba del todo segura de querer abrir a esas horas,
pero ¿y si era alguna emergencia? Miles de posibilidades se le habían pasado por
la mente, así que tomo una bata y poniéndosela fue a abrir para disipar sus dudas.
Pero se reprochó internamente, ojala no lo hubiera hecho, ya que del otro lado
estaba la persona que menos esperaba ver en ese momento.
—¿Qué haces aquí?— Pregunto entre sorprendida y nerviosa nuevamente.
—Vine por lo que me pertenece— Contesto como si nada.
—¡No!— Grito. Intento cerrarle la puerta en su cara pero Lauren había alcanzado
a poner el pie, logrando meter sus dedos entre el espacio y empujo con todas sus
fuerzas, haciendo que la puerta se abriera para ella meterse. La cerró detrás de sí
con un empujón de su pie. Camila estaba frente ella, solamente con una bata y el
pelo chorreándole agua. Toda una belleza.
—¿No qué?— Pregunto sonriendo.
—¡Vete!— Volvió a gritar— Lauren quiero que te largues— Pero caso contrario a
lo que quería que sucediera, Lauren se acercó a ella rápidamente para
arrinconarla contra la pared y sujetar sus manos.
—¡Ni en tus sueños!— Dijo muy cerca de su cara— Hasta aquí llego mi paciencia
contigo Camila, y no me iré hasta tenerte por fin— Ella ya lo intuía, el temblor de
las rodillas le confirmaba que aquello era el fin de lo que ella había estado
escapando con tanta ímpetu.
—No quiero…— Menciono corriendo la cara hacia otro lado impidiendo que la
bese.
—Camila, así solamente haces las cosas más divertidas para mí— Dijo Lauren
riendo— Y sí que querrás esto— Siguió riendo. Camila aprovecho la disminución
de fuerza que ejercía sobre sus manos gracias a la risa, logró zafarse y salió
corriendo hacia el dormitorio—¡Camila!— Escucho el grito detrás de ella.
Nuevamente intento cerrar la puerta frente a ella, pero Lauren había sido
demasiado rápida y ya se encontraba dentro de la habitación con ella.
—Veo que querías ahorrarme el trabajo de encontrar la habitación, gracias por eso
— Y volvió a acercarse rápidamente sin darle tiempo a nada, la empujo sin mucha
delicadeza para caer sobre la cama y Lauren encima de ella— Si no fuera porque
te sorprendí, podría jurar que me estabas esperando— Dijo antes de apoderarse
de su boca. Camila intentaba resistirse con las pocas fuerzas que tenía, realmente
a estas altura era inútil. Ambas tenían la respiración agitada debido a la carrera
que habían tenido y la fuerza que ejercía una sobre la otra. Lauren arrinconándola
sin escape y Camila intentando librarse en vano.
Lauren había dejado en paz su boca para dirigirse hacia su cuello, también
necesitaba un poco de oxígeno. Aún tenía las manos aprisionadas de Camila
sobre las suyas. Corrió con sus rodillas sus piernas y se situó en medio de ellas,
quedando sus caderas completamente pegadas encajando perfectamente. El aire
que entraba en los pulmones de Camila rápidamente comenzó a sentirse caliente,
la temperatura de su cuerpo también comenzaba a elevarse, y eso no lo podía
evitar. Lauren comenzó a dirigir sus besos aún más abajo llegando a su escote,
aun sin enterarse del brasier puesto en el cuerpo de Camila, quien ya había
dejado de poner tanta resistencia. Aprovecho esto y dirigió rápidamente su mano
para desenredar el nudo de su bata, donde se encontró con la sorpresa de que
estaba en ropa interior. Beso su hombro sonriendo.
—Ya nos encargaremos de esto—prometió. Acaricio la parte interna de sus
muslos después de haber abierto su bata por completo, y volvió para quedar frente
a su cara y besarla de manera desesperada. Subió su mano derecha para apretar
un pezón de Camila, quien en respuesta soltó una sonora exhalación por la nariz.
Lauren libero su mano y masajeo el otro seno con ambas manos y volvió a su
cuello, Camila suspiro mirando al techo y arqueando su espalda. Lauren
aprovecho la oportunidad para meter su mano detrás de su espalda y desabrocho
su brasier, ambas se miraron a los ojos en ese instante. Los ojos de ambas
brillaban en la oscuridad de la habitación y las respiraciones eran agitadas—
Quítate la bata—ordeno Lauren.
Se sentó sobre sus rodillas, pero sin separarse de Camila para darle espacio
cuando se levantara. Todo fue en completo silencio, Camila se irguió frente a ella
y se quitó la bata, Lauren rápidamente subió sus manos y deslizo también el
brasier por sus brazos. Dejándola completamente desnuda de la cintura para
arriba. Coloco una mano en su pecho empujándola para que volviera a acostarse
y ella se colocó sobre Camila nuevamente. Quien esta vez la beso
correspondiendo su beso, Camila ya no podía evitar no corresponder a sus
caricias, era inevitable seguir negándose a tal placer que sentía en esos
momentos.
Las manos de Camila recorrieran toda su cabellera negra despeinándola, había
rodeado con sus piernas las caderas de Lauren evitando que despegara su cuerpo
del suyo. Lauren dejo un camino de besos por su cuello y fue a atacar
directamente un pezón de su pecho, dejándolo erguido al contacto con su lengua.
Camila había comenzado a gemir en voz baja y subía sus caderas encontrándose
con las de Lauren haciendo presión, tal cual como había soñado una vez.
Involuntariamente Camila comenzaba a sentir el líquido entre sus piernas, todo a
causa de la sensual lengua que estaba ahora sobre su otro pezón. Lauren estuvo
un buen rato entreteniéndose con ambos montículos morenos antes de volverla a
mirar a la cara— Date la vuelta Camila—Volvió a ordenar. Camila la miro por un
momento sorprendida preguntándose que traía entre manos. Pero la mirada de
Lauren era firme sobre la de ella, así que se levantó y se colocó de rodillas
dándole la espalda. Sintió el movimiento de la cama cuando Lauren se posiciono
sobre ella y beso la parte de la curvatura de su espalda, el beso siguió bajando
más a medida que sentía su ropa interior siendo bajada por sus muslos a la vez.
Levanto una pierna y luego la otra para ayudar a Lauren a sacarla por completo.
Ahora estaba completamente desnuda.
Lauren se quedó por un momento estática admirando el paisaje que se
encontraba frente a sus ojos, Camila estaba a punto de mirar sobre su hombro
que estaba haciendo justo cuando sintió una lengua caliente en su muslo derecho.
Se estremeció por completo y cerro fuertemente sus ojos cuando sintió que se
aproximaba justo al centro donde comenzaba a sentir el dolor de la excitación.
—Oh por Dios…—murmuro cuando sintió su lengua caliente en su sexo. Lauren
trazo un largo recorrido de punta a punta antes de clavarse en su interior. La
humedad de Camila no había pasado desapercibida para sus papilas, sonrió
mientras le introducía y sacaba a la vez que sentía sus gemidos en aumento.
Camila apretaba fuertemente las sabanas con sus manos a la vez que comenzaba
a mecerse por sí misma contra la lengua de Lauren. Solamente faltaba un poco,
solo un poco y podía sentir tocando la gloria. Sus paredes internas comenzaron a
apretar su lengua avisando que pronto llegaría a su límite, Lauren salió justo antes
de que eso sucediera y Camila la miro en señal de protesta.
—Relájate— Dijo Lauren. Sintió a Lauren darle un beso a su nalga justo antes de
ser invadida directamente por dos dedos, que se adentraron rápidamente hacia el
fondo de su interior. Camila mordió su mano para permitirse no gritar ante aquella
invasión inesperada. Lauren sin ningún tipo de preliminar, comenzó a mover
rápidamente sus dedos hacia donde llegara, logrando que Camila también la
acompañara con sus movimientos.
—Dios— Gimió Camila cuando sintió que comenzaba a tocar en el lugar correcto.
Involuntariamente comenzaba a gemir, y aun así en esta situación tan íntima, su
orgullo salía a flote. No quería demostrarle a Lauren cuanto estaba disfrutando de
aquello. Irguió un poco más su espalda y bajo su cabeza hasta colocarla sobre la
almohada para callarse a sí misma mordiéndola.
—De ninguna manera— Dijo Lauren adivinando sus planes, la tomo de sus
cabellos obligándola a despegar la cara de la almohada— Quiero escuchar cuanto
disfrutas de esto— Y la penetro de manera profunda, Camila mordió sus labios,
pero aún continuaba meciéndose contra sus dedos— Quiero escucharte Camila,
no me obligues a parar— Amenazo. Aunque estaba muy lejos de eso.
—No puedo— Dijo con la respiración agitada y jadeando. Soltó un gemido cuando
sintió que Lauren comenzaba a trazar círculos en su interior a medida que se
introducía más y más.
—¿Qué no puedes, cariño?— Pregunto Lauren. Volvió a tirar de sus cabellos
cuando vio que intentaba volver a agachar la cabeza.
—No puedo… no puedo resistirlo… Oh por Dios— Gimió. Los movimientos de
ambas tomaron impulso, Lauren sentía sus dedos siendo cada vez más
apretados. Sonrió y siguió acelerando los movimientos sin detenerse—Lauren…—
Gimió Camila su nombre, la nombrada sonrió y volvió a mover sus dedos dentro
de ella y ese fue el fin para Camila— ¡Ahhh…!— Gimió por última vez llegando a
su tan esperado orgasmo. Camila se derrumbó agitada sobre la cama, Lauren
salió de ella haciéndola estremecer. Sintió unos movimientos en la cama y sus
ojos rápidamente comenzaban a pesarle.
—Ves que no era tan difícil— Escucho decir a Lauren mientras salía de la cama. Y
ella aun de espaldas y con la respiración ahora tranquila logro dormirse.
Escuchando por última vez el portazo que Lauren dio.
Camila abrió los ojos encontrándose con el techo de su habitación del hotel. En
cuanto levanto las sabanas para ir al baño, descubrió para su sorpresa todo su
cuerpo desnudo. Su mente automáticamente recreo todo los sucesos de la noche
anterior provocando que todo se le viniera abajo ¿Cómo se había dejado
manipular tan rápidamente? Se sujeto la cabeza con ambas manos y se aparto de
la cama, sintiendo un leve tirón en su entrepierna que servía como otro
recordatorio de lo que había vivido tan solo horas atrás.
Entro a la ducha rápidamente sin otra cosa en la mente más que las escenas
placenteras que había sentido a flor de piel, dejo que el agua se deslizara por toda
su piel. Paso sus manos en su cuello, donde Lauren había estado repartiendo
sensuales besos, por sus pechos, donde había sentido su lengua caliente. Las
manos estaban tocando cada parte de su cuerpo sin dejar ningún rincón sin
explorar. Su respiración era agitada, y aun con los ojos cerrados sus manos se
dirigieron compulsivamente hacia el sur de su cuerpo, donde la temperatura era
aún más elevada. Sintió el ligero dolor por la noche anterior mezclado con el
despertar de una corriente placentera.
De repente la realidad la golpeo justo a la vez que recordaba el sonido del portazo.
Quito las manos de donde estaban y abrió los ojos haciendo una clara mueca de
reproche para sí misma.
—No sé qué clase de estupidez estoy haciendo— Se dijo. Salió de la ducha y se
colocó la bata. Si, la misma de anoche que volvía a revivir los recuerdos.
En cuanto termino de cambiarse, maquillarse y demás cosas que habían durado
alrededor de casi una hora su celular sonó. El involuntario golpeteo de su corazón
no se hizo esperar en ese momento, pero el alivio que sintió fue demasiado
cuando había sido la asistente de Évy que llamaba para tomar un café tal y cual lo
había prometido la noche anterior, era una mujer de palabra.
Tenía 15 minutos todavía para llegar, pero el lugar acordado estaba retirado del
hotel, así que se dispuso a marcharse en cuanto antes. No vaya a ser cosa de
llevarse una sorpresa de volver a tener otra inesperada visita, porque si lo
pensaba mejor, no sabría que podría llegar a ocurrir. Le indico la dirección al
chofer, la cual era el Café De La Paix que estaba a su disposición y así se marchó
hacia el lugar de encuentro.
El lugar desde el lado de afuera no se veía mal y no dudaba que por dentro
tampoco, conociendo a Évy Le Brun y sus gustos, seguramente sería un lugar
relajante pero sin dejar de ser fino. En cuanto entro era todo eso y más, también
era algo íntimo. Ya que había tenues luces rojas en la barra y velas adornadas en
los centros de mesas. Observo detenidamente mesa por mesa buscando la gran
cabellera castaña de Évy, en cuanto la localizo el pulso se le acelero. La señora
Le Brun no estaba sola. Había una larga cabellera negra y ondulada a su lado,
esta se había acercado a decirle algo y llego hasta sus oídos la carcajada que
desprendió la otra estricta mujer. Camila solamente esperaba que no fuera la
persona a la que menos estaría preparada para ver en esos momentos, tuvo
ganas de dar media vuelta y desaparecer de ahí en cuanto antes. Pero fue como
si Évy hubiera escuchado sus pensamientos, porque se giró encontrándola con un
disparo directo a sus ojos. Ella le sonrió y Camila por inercia tuvo que hacerlo,
pero no fue más que una sonrisa temblorosa y nerviosa.
La señora Le Brun fue rápidamente a su encuentro ya que ella se había quedado
completamente estática donde estaba.
—Has venido, querida— Le dijo mientras se acercaba— Tan puntual como
siempre— Y le dio el típico saludo en ambas mejillas.
—No me podría perder esto por nada— Alcanzo a decir Camila— ¿Cómo se
encuentra hoy?— Pregunto educadamente.
—Yo me encuentro bien como siempre, querida— Dijo mientras la tomaba de su
espalda para acercarla hasta su mesa— Más aun con la compañía que tengo hoy
— Camila cruzo sus dedos en un último intento de pedir que no fuera quien creía
que era. Demasiado tarde— Lauren cielo, mira a quien tengo aquí— Dijo Évy
tomando a Camila desde atrás por los hombros. Lauren se dio vuelta sin borrar la
sonrisa resplandeciente de su rostro.
—Camila, que gusto verte— Dijo simulando verla por primera vez. Estaba
completamente petrificada, Lauren la saludo con un beso muy cerca de la boca y
había rozado a propósito su mano con su muslo— Évy justo estaba contándome
los sucesos de anoche— Y le guiño un ojo sin ser vista por la mujer mayor. Lauren
movió una silla para que se sentara y ella lo hizo silenciosamente.
Desafortunadamente Lauren se sentó a su lado en cuanto había tomado asiento.
—Fue una pena que no hayas podido venir, Lauren— Se lamentó Évy— Al menos
Camila hubiera tenido una muy buena amiga con quien pasar el momento—
Menciono sonriendo— Sobre todo cuando se marchó porque se sentía mal— Y le
toco de manera consoladora su mano sobre la mesa.
—¿En serio, Camila?— Pregunto Lauren con interés— ¿Cómo te sientes ahora?
Espero que hayas podido descansar muy bien anoche— Y ella captó
completamente esa indirecta.
—Pudo haber sido mejor— Contesto para molestarla. Lauren rápidamente miro
hacia otro lado para disimular su molestia, Camila sonrió e hizo una rara señal al
mesero—¿Ya han ordenado algo?— Pregunto cambiando de tema.
—En realidad, todavía no—contesto Évy, y de igual manera llamo al mesero.
Todas habían estado de acuerdo en pedir un café para cada una y Camila pidió un
vaso de agua que le fue servido de manera rápida— Lauren me ha comentado su
adorable amistad Camila, espero que no te hayas molestado cuando la invite, es
que esta niña es tan adorable— Dijo esta vez tocando la mano de Lauren sobre la
mesa —Ni tanto—pensó Camila.
—No hay problema— Contesto si negar ni afirmar nada. Tomo enseguida su vaso
para no seguir hablando más del tema, sentía la boca seca.
—¿Pero desde cuándo?— Pregunto Évy. Camila por unos cortos segundos no
entendió la pregunta.
—Desde la universidad— Contesto Lauren hablando por las dos— Desde ahí nos
hemos conocido.
—¿En serio?— Pregunto sorprendida— Sí que se lo tenían guardado ambas,
como siempre se veían separadas— Termino por comentar Évy. Camila miro a
Lauren quien no respondió a su mirada, sin poder creer que aun estuviera
sosteniendo aquella mentira. Debía estar preparada para estas cosas, siempre
tenía que adelantarse a todo antes que ella.
—Es que nunca se sabe qué clase de cosas podrían inventar— Hablo Camila—
Tu entiendes, algunas veces una tiene que soportar ciertas cosas aunque no le
gusten para nada— Soltó el comentario hiriente. El camarero se acercó con el
café para cada una poniéndolos sobre la mesa y se marchó.
—Muy buenas palabras— Contesto Évy antes de beber su café— Es muy lindo
que quieran proteger lo suyo— Comento sin captar la indirecta que solamente era
para una persona allí.
—Eso es lo que hacemos— Intervino Lauren—Camila y yo no podemos estar
separadas, no podemos permitir que las cosas se vengan abajo, no cuando nos
debemos tanto la una a la otra— Y coló su mano por debajo de la mesa hasta el
muslo de la mencionada. Camila rápidamente sintió el chispazo que no esperaba
sentir, atrayendo también los recuerdos de la noche anterior a su mente y cuerpo.
—Que adorables— Dijo enternecida la mujer— Se nota la conexión entre ambas,
no puedo negarlo. Además ustedes dos juntas tienen mucho potencial, no me
imagino si ambas trabajarían juntas en una misma revista— Comento— ¡Por Dios!
Arrasarían con todo — Dijo exaltada.
—Quizás sea una posibilidad— Comento bromeando Lauren, dirigiendo su mano
aún más al centro.
—O quizás no—contradijo Camila, cerrando sus muslos para impedir que Lauren
se dirigiera, aunque lo negara, hacia donde su cuerpo quería. No ella— De todas
maneras supongo que tendría que suceder algo muy malo para que alguna
decidiera eso, y ambas estamos en nuestro mejor momento— Comento sin tener
idea del poder que tendrían esas palabras más adelante.
—Si quien sabe…— Intento decir Évy, que fue interrumpida por el sonido de su
celular— Oh discúlpenme un momento, enseguida regreso— Dijo parándose para
atender su celular, las dos mujeres en la mesa asintieron.
—¿Se puede saber que estás haciendo, Lauren?— La intercepto en cuanto la
mujer mayor tomo distancia.
—¿Tú qué crees que estoy haciendo Camila?— Pregunto sin quitar la mano.
Camila tampoco se la había quitado— Simplemente no estoy haciendo algo que
no hubiera hecho antes— Dijo mirándola. Camila reconoció al instantes sus ojos
esmeralda de deseo, esos mismos que había visto anoche. Se movió nerviosa
sobre su asiento debido a aquella mirada intensa.
—Tampoco tienes que hacerlo aquí a la vista de todos— Dijo intentando de
apartar ahora su mano.
—Nadie nos está viendo— Contesto viendo discretamente hacia todas
direcciones. Camila vio que Évy se aproximaba nuevamente hacia ellas, así que
intento nuevamente apartar la mano de Lauren, quien sorprendentemente agarro
la suya y entrelazo sus dedos. Camila se quedó completamente atónita ante
aquella acción inesperada, mirándola noto que Lauren solo sonreía pero ya no la
miraba a ella.
—Me siento totalmente apenada con ustedes, chicas— Empezó Évy cuando
estuvo frente a ellas— Pero acaban de informarme de un problema y nadie más
que yo puede solucionarlo ahora.
—No te preocupes Évy, nosotras comprendemos— Dijo Lauren— Tu ve a
solucionar tus cosas importantes antes de seguir aburriéndote aquí con nosotras—
Dijo sonriendo.
—Eres tan adorable— Comento la señora Le Brun— Además de ninguna manera
me aburro con ustedes, nuevamente me disculpo pero debo retirarme ahora— Se
despidió de ambas con dos besos en sus respectivas mejillas— Y por favor,
llámenme cuando vuelvan a visitar París, siempre serán bienvenidas aquí. Espero
que disfruten de lo que queda de la velada.
—Gracias, Évy— Intervino Camila— Siempre es un placer estar aquí.
—Y tranquilízate que disfrutaremos de lo que queda— Comento Lauren.
—Así está mejor, cuídense – Deseo Évy antes de irse. Ambas se quedaron el
silencio observando como la mujer mayor se marchabas tras perderse en la puerta
de salida. Lauren se levantó sin despegar las manos de Camila y la miro a la cara.
—Cena conmigo esta noche, Camila— Dijo sin apartar sus ojos de los suyos.
—¿Y por qué debería hacerlo?— Pregunto Camila— Yo no tengo esa clase de
obligaciones contigo.
—Por supuesto que si las tienes— Dijo Lauren— ¿O necesito hacerte recordar
que fuiste tú la que propuso eso?
—Eso era antes de ir a mayores Lauren— Contesto— Además no creo que tengas
en mente solo eso— Dijo intentando separar sus manos, pero Lauren ejerció
presión evitándolo.
—Bueno, si eso es lo que estás pensando, podría venir después— Dijo guiñando
un ojo.
—Eres un asco— Respondió Camila.
—Creo que aquello no fue exactamente lo que escuche anoche – Dijo provocando
un sonrojo en su cara, tanto como de enojo como de vergüenza.
—¿Y después me dejaras en paz?— Pregunto.
—No prometo nada Camila— Contesto Lauren tirando de su mano para que se
levantara. Comenzó a caminar con Camila detrás sin soltar su mano, esta se
sentía un poco incomoda al estar de la mano con otra mujer tan deliberadamente.
Pero Camila no entendía que estaban en París, ciudad del amor.
—Después de ti— Dijo Lauren abriendo la puerta de un Mercedes Benz Cla 200
color gris. Se preguntó si cada auto con el que andaba era de su propiedad,
porque si así lo era, vaya que no tenía en otra cosa mejor que gastar su dinero, y
más le llamaba la atención que dispusiera de uno en otro país. Pero se dispuso a
quedarse con las dudas y no preguntar, no quería para nada comenzar una
conversación con ella. Entrelazo sus dedos y se preguntó mentalmente porque
estaba tan irracionalmente nerviosa, observo las manos de Lauren sobre el
volante, manos que la noche anterior había estado en muchas partes de su cuerpo
causándole un completo placer.
Ahora si se sentía completamente confundida, había estado con una mujer. Mujer
a la que se suponía que odiaba, que a propósito era su competencia, su rival.
Mujer a la que nunca se imaginó teniendo cualquier tipo de relación, ni siquiera
teniendo alguna conversación. Ahora estaba junto a ella, yendo hacia un
restaurante donde estarían como si nada, ignorando por completo que habían
estado juntas la noche anterior y que comprendía que ahora en adelante iban a
ser amantes ¿amantes? ¿Eso serian a partir de ahora? El nerviosismo y un raro
entusiasmo le embriago el cuerpo. Ahora se sentía completamente desorientada y
sin ningún camino por el cual seguir, más que mantener las cosas tranquilas como
estaba. Eso era lo único que importaba.
—¿Bajarás algún día?— Pregunto Lauren a su lado asustándola. Ella bajo del
auto sin mencionar nada, caminando paciente a su lado.
El lugar gritaba elegancia por todas partes. Las mesas cubiertas de mantel blanco,
luces amarillas haciendo contraste y con obras de arte llenando sus paredes,
dando una maravillosa combinación. Tenía que admitir que Lauren esta vez había
hecho un buen trabajo en escoger. Copas enormes posaban sobre las mesas y la
vajilla tenía demasiada clase. Un hombre alto de traje las dirigió directamente
hacia una mesa, donde Camila descubrió la reservación de Lauren. No supo
porque eso la molesto aún más, quizás ya había tenido todo planeado y por lo
visto ella le estaba facilitando el trabajo.
—¿Quisieran ordenar algo del bar mientras tanto?— Pregunto el mozo una vez
que les dejo las cartas a ambas—¿O prefieren que se les traiga las bebidas junto
con la comida?
—Yo pediré un vaso de Whisky antes de ordenar— Dijo Lauren— La marca la
dejo a su elección.
—Muy bien— Dijo anotándolo— ¿Y usted señorita?— Pregunto dirigiéndose a
Camila.
—Yo pediré una copa de vino— Contesto Camila— Quiero el mejor que tengan,
no importa el precio.
—Enseguida les traeré el pedido— Dijo antes de marcharse. Lauren la miro
sonriente y negó levemente con la cabeza sabiendo lo que estaba haciendo
¿Cómo podía la mujer frente a ella sorprenderla siempre? Sin duda no se había
equivocado al estar tan intrigada por ella durante toda la universidad. Camila era la
clase de persona a la que le gustaría conocer por completo, conocer sus razones
y porqués. Aunque ella la detestara demasiado, se necesitaba de una muy buena
paciencia, quería lograrlo, que la llevara hasta donde la llevara. Ella siempre
lograba cumplir con sus objetivos.
—¿Ya se decidieron que van a ordenar?— Pregunto el mozo irrumpiendo la
batalla silenciosas de miradas y dejando las bebidas. Lauren simplemente se
había decidido por el plato principal y Camila había pedido nuevamente la orden
más cara, solamente para hacer enojar a Lauren. Ni siquiera se había molestado
en mirar detenidamente que estaba pidiendo, solamente había comparado los
precios uno con otros y se había decidido por uno de los más altos, pensando
ingenuamente que aquella tontería detendría a Lauren de cualquier cosa que
tuviera en mente.
—Siento mi desaparición de anoche— Dijo Lauren rompiendo el silencio— Pero
supongo que sabes comprender que no estoy para nada contenta contigo y más
con tu mentira.
—No hablaré de anoche— Dijo bebiendo su vino— Y mucho menos me interesa
saber cada paso que des, son tus decisiones, no mías.
—¿Segura?— Pregunto sonriendo Lauren— Yo diría que si te tendría que
interesar Camila, y mucho más cuando eso tiene algo que ver contigo— Dijo
queriendo tomar su mano sobre la mesa pero Camila la alejo enseguida al ver la
acción.
—Aun así tampoco quiero saber— Contesto.
—Entonces debo suponer que te gustan las sorpresas— Dijo – Pensándolo bien,
yo no tendría problema en proporcionártelas— Camila quería lanzar una réplica
para callarla, pero en ese momento llego oportunamente el camarero con la
comida anunciando el fin de la incómoda conversación.
Durante todo el momento que duraron degustando la comida, solamente reino el
silencio. Camila se debatía entre los prejuicios y su propia seguridad, entre estar
estancada en un mismo lugar o buscar una salida fácil, aunque el precio no fuera
sencillo. Lauren la observaba, intentando disimularlo pero Camila la había
atrapado varias veces. Lauren estaba pensando que no estaba actuando de mala
manera, más bien había ido por lo que le “pertenecía” de algún modo, había
esperado, aguantado y soportado demasiado. Era hora de demostrar cuan
cansada estaba, y porque no también dar a entender quién iba a tener el control
de las cosas y quien iba a obedecer.
—Vámonos— Dijo de repente Lauren.
—¿Qué?— Pregunto Camila sorprendida.
—Nos iremos, te llevare a tu hotel— Informo. Llamo al camarero y pago la cuenta
sin chistar, sabiendo el plan de Camila, ella sabiamente decidió no participar en
ese juego. El viaje fue tan incómodo y silencioso como siempre, pero al menos no
fue tan largo para terminar de colmar la paciencia. Cuando Lauren había aparcado
el auto frente al hotel, le dio las llaves al maître para que se encargara de él,
Camila ya se encontraba caminando hacia dentro sin mirar hacia atrás ni una sola
vez.
Lauren la siguió, paciente acompañada con el silencio que provocaba la distancia
entre ellas. Camila sabia con el fin que estaban sucediendo las cosas.
Preguntándose, debatiéndose y cuestionándose, abrió la puerta y avanzo hacia
adentro, sin molestarse en cerrar la puerta. Lauren ya lo había hecho cuando entro
tras de ella. Ambas sabían que iba a suceder de ahora en más, y Camila ya no
podía hacer nada al respecto para impedirlo. Tenía que aguantarlo todo mientras
durase toda la temporada como habían acordado. Pero de lo que no podía negar y
no iba a admitir en voz alta, era que no la había pasado para nada mal noche
anterior, después de todo quizás si podía sacar un poco de provecho, además de
la tranquilidad de que no iba a entrometerse nuevamente en su trabajo. Dejo su
bolso sobre el primer sofá que se atravesó en su camino y se dirigió hacia la
ventana observando la noche parisina que se alzaba ante ella, suspirando y
dándole la espalda a Lauren, decidió terminar con los silencios.
—¿Qué es lo que quieres de mi, Lauren?— Pregunto sin moverse. Escucho el
sonido de sus tacos aproximarse hasta ella, donde la sintió justo detrás de su
espalda.
—A ti, Camila— Susurro en su oído. La abrazo por la cintura y coloco su mentón
en su hombro, observando también la noche frente a sus ojos— ¿No te das
cuenta que te deseo a ti?— Dijo haciéndola estremecer. Camila pensó, era cierto,
no la había pasado mal estando con ella, a pesar de que había sido la primera vez
que había estado en contacto con una mujer de aquella forma. Entonces medito
que si el precio que tendría que pagar era el placer que había sentido ¿Por qué no
darle la bienvenida? Ella también podría disfrutar de eso. No podría ser tan malo
¿o sí?
—Entonces hazlo de una vez— Contesto cerrando sus ojos. Sintió el aire cálido
que soltó Lauren por la nariz al reír por lo que dijo, entonces sucedió. Lauren la
abrazo fuertemente pegándola a su cuerpo a medida que besaba desde su
mandíbula hasta dirigirse hacia su cuello, donde ya notaba el pulso acelerado de
la castaña que tenía en frente.
Camila suspiro, ladeando su cabeza para que hiciera lo que quisiera con su cuello.
Definitivamente aquello no se sentía para nada mal. Lauren le bajo lentamente el
cierre de su vestido desde su espalda y este cayó al piso con facilidad, dejando
también cualquier indicio de dudas o prejuicios que hasta ese momento habían
estado presentes.
Sintió sus suaves y delicadas manos de mujer pasear desde su cintura a su
estómago, para después seguir más arriba donde acuno ambos pechos desnudos.
No podía estar mal, no cuando se sentía de aquella forma.
Camila dejo reposar su cabeza sobre el hombro de Lauren cuando tiro su cuello
hacia atrás, mordió sus labios cuando la morena comenzó a apretar sus pezones
con sus dedos, endureciéndolos al instante. Aprovecharía todo eso mientras
durara, ya no había dudas. Lauren abandonó uno de sus senos y dirigió su mano
hacia el sur, descubriendo la suave piel resbaladiza con sus dedos, justo como
quería encontrarla. Camila no resistió aquello y abrió rápidamente los ojos, miro
hacia el frente y se encontró en el reflejo de la gran ventana casi desnuda, siendo
casi tomada en plena vista pública, aunque estuviera muy lejana la posibilidad de
que alguno mirara hacia arriba, teniendo en cuenta la altura en la que se
encontraban.
—Aquí no—dijo quitando la mano de Lauren de sus bragas ya húmedas, se giró y
encontró el mismo brillo resplandeciente que había visto la noche anterior.
Ninguna de las dos pronuncio ninguna palabra durante los eternos segundos que
duro aquella batalla de miradas. Lauren se aproximó hasta ella, dejando sus
rostros a centímetros de distancia, en cuanto vio que Camila no se movía para
terminar de acabarlos, la sujeto desde la cintura y la atrajo hacia ella. Donde a
Camila, no quedándole otra alternativa respondió a su fiero beso, que provoco
nuevamente la agitación de sus respiraciones. Así entre la oscuridad y la memoria
de su encuentro anterior, a ciegas y dando tumbos caminaron hacia la habitación,
sin despegar sus labios bajo ninguna circunstancia.
Cuando finalmente llegaron a la habitación ni siquiera se habían molestado en
cerrar la puerta, aquello no tenía importancia en esos momentos.
Camila cayó de espaldas sobre la cama con Lauren encima de ella, donde
convirtieron el beso aún más salvaje si es que se podía. Instintivamente rodeo su
cadera con sus piernas y llevo sus manos a su espalda, bajándole también el
vestido de la misma forma que lo había hecho con ella. Aunque aún tenía dudas
con respecto de que manera actuar, solamente se dejó llevar, actuando de
acuerdo a los pedidos de la piel caliente sobre la suya.
Lauren por si misma se quitó su vestido frente a sus ojos, sin pudor alguno.
Camila se sentó y la tomo bruscamente de su cabello, quizás a modo de venganza
por la noche anterior, o quizás no, tiro de él y la atrajo hacia su boca. Donde las
lenguas se introdujeron en sus bocas en el primer contacto, convirtiéndolas en
adictas sin darse cuenta. Lauren la recostó nuevamente, besando su cuello, senos
y abdomen. Camila no había perdido detalle alguno mientras veía su rostro
perderse entre sus piernas, anticipadamente su pulso bombeo fuerte y la
respiración se le corto.
Volvería a sentirse de la misma manera que anoche.
Lauren dio un último beso sobre su estómago contraído por las respiraciones
agitadas, poso una mano en cada lado de su cadera y comenzó a bajar
lentamente sus bragas, torturando a Camila durante todo el proceso. Una vez
fuera de su cuerpo las arrojo lejos sin ver siquiera, levanto sus piernas de modo
que solamente quedaran sobre la cama sus pies, dejando sus rodillas en el aire,
donde las tomo y abrió más sus piernas para deleitarse con la vista.
Lo siguiente fue la perdición para Camila, la larga cabellera negra se sumergió
entre sus piernas y lo único que pudo hacer fue abrir la boca para soltar el aire
retenido en sus pulmones. La lengua de Lauren barría todo de extremo a extremo,
sin dejar ningún recóndito lugar sin contactar. Sentía a Camila retorcerse debajo
de ella, tomándola de sus cabellos para impedir que escapara y le quitara la
sensación de sentirse tan bien.
—No te detengas…no…—Pidió en un entrecortado gemido. Lauren estaba muy
lejos de desobedecer aquel pedido, y más cuando se lo pedían de aquella manera
tan sensual que era Camila mientras jadeaba. Camila comenzó a mover sus
caderas por voluntad propia, tomaba fuertemente las sabanas con sus manos en
un intento de seguir aguantando tal placer que jamás se la había sido
proporcionado de aquella manera.
Había pasado tanto tiempo.
Lauren guío su lengua hacia su punto más sensible, donde con la ayuda de sus
labios lo absorbió a la vez que dirigía sus dedos a su entrada, trazando círculos
para avisar la próxima invasión. Y los siguientes segundos de respiraciones
agitadas en aquella habitación, fueron rápidamente opacados por gemidos y
jadeos más sonoros, Camila estaba en un delirio placentero del que estaba segura
que no quería terminar de sentir. Lauren sorpresivamente introdujo sus dedos
hasta lo más profundo que estos le permitían
— ¡Ah…!— Jadeó Camila como respuesta. Sintiéndose llena a medida que
bombeaba dentro de ella, sus piernas se abrieron aún más y comenzó a sentir el
calor siendo acumulado en la parte baja de su estómago, estaba cerca—Más…
mas— Volvió a pedir Camila al borde del límite. Lauren puso más entusiasmo en
sus penetraciones y fue recompensada con más gemidos— ¡Sí! Así... si— Repetía
Camila. De repente la explosión vino tan rápido que apenas pudo darse cuenta
cuando grito fuerte observando el techo. Agitada y satisfecha se dejó ir entre las
sabanas revueltas.
Lauren dio un último beso y se irguió para observarla, completamente tranquila
ahora. La noche anterior había estado tan enojada por su mentira que se había
marchado sin más en cuanto obtuvo lo que busco. Si, Camila se había resistido,
pero finalmente había cedido, así que ahora se encontraba frente a ella, desnuda
y a su entera disposición, ella esta vez iba a aprovechar cada centímetro de ella.
Verla de aquella manera había sido más que suficiente como para ahora no poder
consigo misma. Se levantó rápidamente quitándose las bragas de la misma
manera en el que lo había hecho con su vestido y se colocó sobre Camila.
—Eres hermosa, Camila— Dijo antes de bajar la cabeza y besarla. Dándole la
oportunidad a Camila de probar su propio sabor, en el que comprobó que tampoco
le desagradaba para nada. Una pierna de Camila aún se encontraba sostenía por
su pie, así que acariciando su muslo logró que rodeara su cadera, poniendo en
contacto directo sus sexos. La castaña la miro sorprendida ante aquel súbito
cambio de posición, pero no dijo nada. Lauren comenzó un lento vaivén
provocando una placentera fricción para ambas. Camila poso ambas manos sobre
la espalda de Lauren acompañándola con los movimientos, que pronto
comenzaron a hacerse más rápidos a medida que el placer seguía en aumento. El
aire comenzó a faltar, así que Lauren solamente se separó centímetros de sus
labios, sintiendo la tentadora boca entreabierta que rozaba con la suya,
expulsando el aire caliente que chocaba uno con otro. Cerró sus ojos y acelero
sus movimientos, jadeando y mordiendo sus propios labios a la vez. Camila ya se
encontraba bastante sensible con su anterior orgasmo, así que pronto comenzó a
sentir que no faltaba mucho para el siguiente, apretó más a Lauren contra si
logrando mayor contacto. La morena ante esto bajo su cabeza para comenzar a
besar los turgentes senos que se aprisionaban contra los de ella. Y sucedió.
Lauren se dejó llevar con todo— Camila— Gimió sintiendo el éxtasis recorrerle el
cuerpo. Chupo fuertemente el pezón duro entre sus labios, detonando también el
fin de Camila que acompañaba con sus movimientos de caderas.
—¡Dios!— Gritó Camila. Lauren se derrumbó sobre ella con la respiración igual de
agitada. Grandes bocanadas de aire entraban a sus bocas para recuperarse.
Lauren rodo sobre si observando también el techo sonriendo.
De pronto, el silencio volvió a reinar. De manera espontánea, los recuerdos de la
noche anterior vinieron a la mente de Camila, recordándole la manera en la que
había sido casi obligada y más aún, abandonada.
La furia volvió a desatarse en su cuerpo y salió de la cama sin importarle por
completo su desnudez, y le comenzó a tirar todas las pertenencias de Lauren
sobre esta.
—¿Qué haces?— Chillo está molesta viendo a Camila lanzar todo sobre ella.
—Quiero que te marches ahora mismo— Ordeno mirándola retadoramente. La
noche anterior había sucedido lo mismo, no tendría por qué contradecir eso, si
Lauren pretendía querer dormir con ella perdía su tiempo totalmente. Camila no
iba a permitir bajo ninguna circunstancia otra clase de acercamiento que no fuera
el trato que tenían. No volvería a caer una vez más.
—¿Qué?— Pregunto sorprendida.
—Lo que escuchaste, Lauren— Contesto yendo hasta el baño— Ya has tenido
suficiente de mi al igual que yo de ti. Así que quiero que te marches— Y le cerró la
puerta. Esperando paciente hasta que escucho los movimientos del otro lado de la
puerta
—Tendrás más de mí durante mucho tiempo— Contesto Lauren— Lo prometo— Y
escucho la puerta cerrarse. Se sentó en el suelo frio y tapo su rostro con ambas
manos. Comprendiendo que había tenido bastante de Lauren en muy pocas
horas. Sintiéndose completamente desorientada y confundida. Teniendo suficiente
de Lauren, más de lo que quisiera aceptar.
Siempre Lauren.
El vuelo se había sentido más corto que el de ida, además de sumarle que había
intentado dormir un poco para descansar. Pero siempre que cerraba sus ojos,
dormía, pero venia en sueños su rostro y volvía a revivir una y otra vez lo sucedido
en su habitación.
Frustrada y cansada se rindió, se limitó a leer todo tipo de revistas que tenía al
alcance, intento apartar de sus pensamientos lo que su mente estaba tan
empeñada en recordarle. No sabía con exactitud que iba a suceder una vez que
estuvieran en New York nuevamente, esperaba que Lauren se limitara a quedarse
en el anonimato con su trato, si es que no quería saber lo que sería capaz de
hacer.
Era llegada la tarde cuando finalmente había aterrizado en su querido y amado
EEUU. Su chofer la esperaba servicialmente en la entrada como había sido
ordenado. Noah caballerosamente la había ayudado con su equipaje hasta
cargarlo en el auto.
—Nos veremos mañana en el trabajo— Dijo Noah sosteniendo la puerta—
Descansa, Camila.
—Tú también, Noah— Contesto ella antes de ver como la puerta se cerraba a su
lado. Recargo su cabeza en el espaldar del asiento y se dispuso a cerrar los ojos,
a relajarse con el silencio del interior del automóvil, hasta que claro, escuchó el
sonido de su IPhone interrumpir.
—¿Qué sucede, Sofía?— Pregunto después de ver su nombre en la llamada
entrante.
—Solamente quería saber que tal tu vuelo y como la has pasado en Paris,
hermanita— Contesto— Tampoco es para que actúes tan borde—Camila rodo los
ojos, cansada. Sofía casi nunca se enteraba de sus viajes por el trabajo y mucho
menos preguntaba mucho por este.
—Sofía— Contesto suspirando— Dime que es lo que necesitas, realmente me
siento muy cansada ahora.
—Está bien— Dijo cambiando su tono de voz— La verdadera razón por la cual te
llame es para ver si confirmarías tu asistencia en la cena que haré dentro de unos
días, llame a Lauren y ella me dijo que estaría más que encantada y…
—Espera, espera Sofía— Dijo interrumpiéndola— ¿Dijiste Lauren?
—Si— Contesto feliz— Al principio dijo que ella quería invitarnos a todas, que los
gastos solamente serían cubiertos por ella, pero tú sabes cómo soy y no podría
permitir hacer una cosa así, entonces lo pensé mejor y decidí invitarlas a todas a
cenar como la última vez. Emma no para de preguntar por ella, ¿puedes creerlo?
— Camila paso sus dedos por su frente en señal de frustración, ignorando por
completo todo el parloteo de su hermana del otra lado de la línea— ¿Entonces
qué me dices, Mila? ¿Vendrás con Lauren, sí o no?— Pregunto. Lauren, Lauren,
Lauren.
Siempre Lauren.
—Simplemente no quiero que vayas— Respondió Camila— Es tan fácil como eso.
—¿Y por que debería de hacerte caso a ti?— Pregunto— Soy una persona de
palabra Camila, así que no intentes persuadirme porque no lo hare.
—Me interesa un comino tú y tu palabra— Contesto— No tienes porque estar
involucrada con mi familia Lauren, no es parte de nuestro trato.
—Lo sé— Respondió tranquilamente— Pero fue Sofía quien cordialmente me
invitó y no podría negarme cuando claramente podría hacerlo ¿no crees?—
Camila se tomó la cabeza con su mano libre y comenzó a pasear alrededor de
todo su despacho. Cerró sus ojos, ya se dio por vencida, tendría que recurrir al
último plan que tenía en mente para intentar, al menos, salir de ese embrollo en el
que se metió.
—Dime qué quieres…— Se aclaró la garganta— Que quieres a cambio de no ir—
Dijo como último recurso— Hare lo que sea— Puntualizó. Los eternos segundos
de silencio del otro lado de la línea se hicieron interminables para ella.
—Por Dios, no puedo creerlo— Dijo Lauren riendo— ¿Acaso entendí bien? ¿Te
estas ofreciendo Camila?— Pregunto con alegría. Lauren espero unos adecuados
segundos para que respondiera, pero nunca hablo— Está bien, escúchame—
Comenzó— No te voy a negar que la propuesta que me estás haciendo es
bastante tentadora, te lo aseguro. Pero tu hermana me cae muy bien Camila
¿sabes? y ni hablar de la pequeña Emma. Así que si el mensaje llego
adecuadamente declinare al respecto.
—¿Estás hablando en serio?— Pregunto totalmente sorprendida.
—Absolutamente— Contesto— Es porque tú ya tienes esa obligación conmigo, no
quieras ofrecerme lo mismo por otra cosa completamente diferente. No caeré.
—Estas colmando mi paciencia— Dijo apretando fuertemente su puño. La
negativa de Lauren la tomó por sorpresa, hubiera jurado que la conocía lo
suficiente como para saber que no podía resistirse ante su propuesta, pero como
siempre, lograba superar sus expectativas.
—Al igual que tú lo hiciste conmigo amor, así que ahora trágate las consecuencias
— Dijo sonriendo— Tienes menos de dos horas para ponerte aún más bella de lo
que eres. No olvides que pasare a recogerte.
—Me las pagaras, Lauren— Dijo antes de colgar.
Camila arrojo su celular sin la menor delicadeza al sofá. Frustrada dio un portazo
saliendo de su despacho y se dirigió refunfuñando directamente hacia su
habitación para ir derecho al ostentoso closet que estaba junto a esta. No
comprendía si se sentía decepcionada o aliviada ante su rechazo.
Había llamado a Lauren especialmente para evitar que asistiera a la bendita cena
de su querida hermana, pero todo, como siempre, era absolutamente en vano.
Recurrió al último recurso que esperaba cumplir. ¿Se había rebajado? Eso ya no
importaba. A estas alturas lo hecho, hecho estaba. Lo peor de todo es que aún no
podía creer que todavía tuviera el descaro de hacerse la difícil, cuando fue
claramente ella quien comenzó con todo. Encendió las luces y comenzó a pasear
alrededor de la interminable fila de vestidos que colgaban, tenía que hacer algo al
respecto. No podía evitar sentirse furiosa ante su posición en la situación, Lauren
la tenía como quería y ella no hacía nada sin intentar evitarlo. Aunque ella también
podría sacar a relucir sus mejores juegos, era hora de probar quien estaba
teniendo el poder sobre quién.
Después de una larga y relajante ducha, Camila finalmente se había decidido por
un vestido negro con encaje en su espalda y sin mangas. El pronunciado escote
había sido minuciosamente escogido para lograr su cometido. Esperaba que todo
saliera acorde al plan. Los rizos se los había dejado al natural, remarcándolos aún
más, se había pintado cuidadosamente los ojos procurando que resaltaran todavía
más su rara mezcla entre el marrón y miel. Su boca estaba pintada de un sensual
rojo fuego que la representaba a la perfección con todo lo que a ella respectaba.
Decidiéndose por unos zapatos un tanto altos y dándole un último retoque a su
maquillaje, emprendió escaleras abajo. No fue hasta que dio el último paso para
bajar que se oyó el timbre de la entrada principal, Camila observo su reloj y sonrió.
Justo a tiempo.
—Yo abriré— Menciono adelantándose a la acción de su empleada cuando vio
que iba directamente hacia la puerta. La mujer asintió con la cabeza y se perdió
por un largo pasillo de aquella enorme mansión.
Camila abrió la puerta con una sutileza que logro detener el tiempo, haciéndolo
pasar todo a cámara lenta para la mujer que estaba del otro lado. Lauren la
observaba sin pestañar, con la boca ligeramente abierta, Camila comprobaba que
el esmero había valido la pena y había logrado, al menos una parte de lo que
esperaba que sucediera.
—Llegas temprano— Menciono para romper el silencio. Lauren agito levemente su
cabeza y sonrió abiertamente. Avanzo unos cuantos pasos y se acercó
peligrosamente a ella antes de contestar.
—Supuse que querías pasar más tiempo conmigo— Pronuncio muy cerca de su
rostro— No pude evitar sentir un poco de duda cuando mencionaste aquello por
teléfono— Dijo olfateando su cuello— Estas realmente encantadora esta noche
Camila— Menciono logrando sacar una sonrisa discreta a la mencionada. El plan
estaba en marcha.
—Lo sé— Contesto indiferentemente. Se giró y se alejó de ella sin ninguna clase
de invitación. No iba a olvidar por nada que estaba aún en la puerta de entrada.
Fue directamente hacia la informal, pero discreta sala de estar que estaba hacia la
derecha. Sabía que Lauren estaba pisándole los talones, el sonido de sus zapatos
sobre el suelo se lo confirmaba— Pero tú lo rechazaste, ¿lo recuerdas?— Dijo
girando abruptamente, logrando que Lauren casi choque de frente con ella— ¿O
has cambiando de parecer?— Pregunto disminuyendo su tono de voz.
Lauren miro directamente a la boca pintada de un rojo peligroso que tenía en
frente, disputándose con la cordura que amenazaba con de desaparecer ante la
tentación tan cerca que tenía en frente. Camila noto esto y mordió a propósito su
labio inferior, desatando sin control lo que esperaba que sucediera. Lauren dejo
atrás su razón y la tomo de la nuca suavemente antes de acercar su cara para
besarla. Habían pasado poco días en los que no había tenido ninguna clase de
contacto, no podía negar que había extrañado esos delicados labios que
acariciaban los suyo.
Fue una completa sorpresa que Camila la haya llamado, pero cualquier indicio de
alegría se había evaporado cuando dio a conocer de manera rápida el motivo de
su llamada. Lauren casi se había atorado con su propia saliva cuando escucho la
tentadora propuesta desde el otro lado de la línea, pero sabía que no lo hacía más
que con otro fin que evitar que siguiera involucrándose en su vida. Pero eso era
algo que no quería y tampoco iba a hacer. Introdujo su lengua en su boca y fue
recompensaba por un gemido que escapo involuntariamente de la garganta de la
castaña. Lauren estaba a punto a apartarse de su demandante boca para buscar
un poco de aire, pero Camila se adelantó a su acción y se apretó contra ella
evitando la separación. La morena exhalo fuertemente por la nariz
correspondiendo el beso, que de suave y delicado, se había vuelto cada vez más
desesperado y pasional.
Camila abrió los ojos por un instante, visualizo justo un cómodo sofá a su espalda,
tomo a Lauren de ambos brazos y la arrojo sobre este sin darle tiempo a nada.
Esta la miro sorprendida pero no expreso palabra alguna, aprovechando esto, la
castaña mujer se sentó sobre sus piernas y coloco sus brazos sobre sus hombros,
impidiendo cualquier movimiento de escape.
—Por favor, no me hagas esto— Se quejó Lauren. El calor que desprendía el
cuerpo junto al suyo era más de lo que podía llegar a soportar. Intuía cuáles eran
sus planes, pero el deseo se había apoderado de su cuerpo de tal manera que
apenas si podía responder algunas acciones emitidas por su cerebro.
—Calla— Ordeno Camila cerca de su rostro. Bajo unos centímetros su cabeza y
atrapo su labio inferior con sus dientes de manera delicada, tiro de él un poco y
avanzo hacia al frente apoderándose por completo de su boca. Lauren la tomo de
su espalda alzando sus caderas para acercar aún más el tacto si es que se podía,
Camila imitó su acción apretándose contra su estómago. Una ola de calor se
apropió de ambos cuerpos que estaban casi pegados en uno al otro.
Expuso su moreno cuello cuando Lauren se apodero de él, sus rizos caían en
cascada cuando su cabeza se inclinó hacia atrás.
—No estás jugando limpio— Murmuro sobre su piel. Camila aun con los ojos
cerrados sonrió débilmente con su cara apuntando hacia el techo. Sintió unas
manos colocarse debajo de sus brazos, y luego se vio siendo arrojada al sofá,
donde Lauren sin más vueltas se colocó sobre ella. Mostrando la indirecta de que
tenía el absoluto control de todo.
—Sin marcas— Advirtió alejando su rostro cuando sintió que Lauren absorbía su
cuello, no se veía intentado ocultar una de aquellas marcas en su cuello sabiendo
lo que daban a entender, ni hablar si su propia hermana las descubría. La vio
sonreír y bajar unos cuantos centímetros más hasta posicionar su rostro de forma
que quedara frente a su seno. El aliento cálido que desprendió su boca antes de
apoderarse de su pezón aun sobre la ropa, logro que se irguiera al instante—
Lauren— Murmuro apretando los dientes para no gemir. Rodeo que sus piernas
sus caderas y comenzó a elevarlas obteniendo la fricción que desesperadamente
buscaba.
Lauren distraídamente logro apartar sus piernas para comenzar a descender, y
justo cuando logro la posición que quería, comenzó a besar la parte interna de sus
muslos, sintiendo como Camila comenzaba a tomarla de sus cabellos para
apresurarla, ante lo que según ella, estaba a punto de suceder. Lauren no detuvo
sus lentos besos en sus piernas, torturándola, se acercaba cada vez con más
lentitud hacia el centro donde más la necesitaban. Camila se retorcía debajo de
ella buscando apresurar las cosas, sonrió cuando noto esto y se apartó totalmente
de ella.
—Suficiente— Dijo mirándola fijamente. Camila arrugo el entrecejo en señal de
disgusto por lo que acababa de hacerle, así no era como debían pasar las cosas—
Sé lo que tramas Camila— Y se apartó de ella para quedar parada a su lado, le
brindo su mano para ayudarla a levantarse, pero esta solamente la aparto de un
manotazo levantándose por su cuenta. Lauren sonrió por dicha acción— No voy a
negar que por un momento casi lo logras— Dijo haciendo una pausa— Pero así
no funcionan las cosas— Saco un pañuelo y comenzó a quitarse cualquier rastro
de pintura, que no era la suya, de su boca— Es hora—recordó mirando su reloj.
Tomo su mano y ambas se encaminaron hacia la salida. Camila quiso apartar su
mano, pero solo logro que Lauren ejerciera más presión sobre ella, así que
forzadamente tuvo que aguantarse aquella clase de contacto. Abrió como siempre
su puerta para que entrara al auto y ella lo hizo, como siempre, sin decir nada.
Lauren rodeo el auto, se adentró y partieron hacia lo que sería otra incomoda
cena, en la que ella no estaba para nada contenta de compartir, mucho menos con
la compañía que tenía.
Camila estaba tan perdida en sus pensamientos que le tomo varios minutos darse
cuenta que no estaba yendo por el camino correcto hacia donde iban.
—Por aquí no es el camino— Dijo viendo a su alrededor— ¿A dónde me llevas?—
Pregunto.
—Tranquila— Menciono riendo ante su desesperación— Ya sé que este no es el
camino, pero espero que no te importe que nos desviemos un poco. Tengo algo
que arreglar antes.
—Como sea— Dijo observando por la ventanilla más tranquila. No paso mucho
cuando sintió que el auto se aparcaba justo frente a un reconocido salón de
belleza.
—Espérame un momento— Dijo Lauren saliendo del auto— Regresare enseguida
— Camila ni siquiera contesto. La observo entrar al local y ser saludada de
manera muy amistosa por parte de todas las mujeres que estaban dentro. Así que
aquí es donde Lauren Jauregui asiste para sus arreglos, pensó. Coloco una
piernas sobre la otra y se sintió rara cuando noto la humedad entre ellas. ¿Cómo
podía ser posible que la volviera a rechazar? ¿Cómo podía su cuerpo reaccionar
tan fácil a sus caricias? Cerró sus ojos cansada del juego de quien cedería más
rápido, tenía que ponerle un punto. No podía seguir de aquella manera,
necesitaba alguna forma desquitarse pero ¿Cómo? Odiaba sentirse débil, lo
detestaba profundamente. Siempre había sido una mujer fuerte, que no se dejaba
manipular por nada y ahora Lauren entraba a su vida descontrolándolo todo sin
permiso y sometiendo todo a su gusto. No podía permitir eso. No volvería a
depender de alguien que luego sabia, que tarde o temprano, la apuñalaría cuando
bajara su guardia.
—Tú no me controlaras, Lauren— Hablo consigo misma. La observo salir del local
y en cuanto entro al auto junto a ella, le brindo una sonrisa. No supo cómo sentirse
ante eso, así que solamente se limitó a observar hacia el frente ignorando todas
las acusaciones mentales que tenía.
Hubiera deseado que las cosas no fueran así, hubiera hecho hasta lo imposible.
Pero era simplemente increíble como el destino jamás se conformaba con seguir
jodiendo su existencia, como ella misma lo decía. Se había pasado varios días
pensando cómo hacer eludir a Lauren de asistir a la cena familiar, la última idea
había sido el último recurso que casi le había funcionado. Casi. Por segunda vez
la había seducido, no había sido nada difícil, pero desafortunadamente las cosas
no habían salido esta vez como le hubiera gustado. Negarlo a estas alturas sería
estúpido, Lauren a modo de venganza la había dejado completamente excitada
por culpa de su propio juego. Quería entretenerla tanto tiempo como sea posible
para ya no asistir a la casa de Sofía, Lauren había murmurado contra su cuello de
forma directa qua ya sabía lo que estaba planeando, así que como forma de
castigo había parado todo en cuanto vio que estaba totalmente dispuesta. Ahora
se sentía enojada, un poco decepcionada y con la pequeña molestia entre sus
piernas que no paraba de recordarle su falta de atención. Miro a su izquierda y
observo a Lauren tocar la puerta, se preguntó cómo es que una mujer a la que
odiaba tanto había logrado hacerla sentir de esa manera, nunca se hubiera
imaginado estar con una mujer, y mucho menos tener la clase extraña de relación
que tenían. Estaba asustada, no sabía que es lo que podía pasar en su futuro por
hacer lo que estaba haciendo.
Solamente esperaba que más adelante aquello no le trajera ninguna clase de
consecuencias, no lograba forjar una imagen de ella misma siendo víctima de la
prensa amarillista hablando acerca de su relación con otra mujer. Ni hablar. A
Lauren le convenía mantener la boca cerrada como hasta el momento si no quería
conocer a la verdadera bestia de furia que contenía en su interior.
—¡Que alegría verlas!— Exclamo genuinamente Sofía en cuanto abrió la puerta—
Veo que ambas se han puesto de acuerdo con su vestimenta—dijo viéndolas.
Ambas estaban increíblemente de negro. Sofía dio un exagerado apretón a Lauren
como abrazo y un sonoro beso en su mejilla, después se dirigió hacia su hermana
para hacer exactamente lo mismo— Por favor, pasen— Dijo colocándose detrás
de la puerta. Camila tomo la delantera encontrando a Emma corriendo
directamente hasta ella.
—Hola allí— Menciono recibiéndola en brazos y alzarla.
—Tía Mila, tengo una muñeca nueva— Menciono entre sus brazos mostrándola.
—Eso veo, cielo— Contesto— Es muy linda— La niña obtuvo su completa
atención los cortos minutos que duro aquella conversación, hasta que claro,
observo entrar a Lauren acompañada de su mama, así que retorciéndose logro
liberarse y corrió hasta ella para repetir la misma acción que con su tía—¡Lauren!
— Grito cuando se sintió sujeta por sus brazos.
—¿Cómo estas, pequeña?— Pregunto riendo ante su alegría de recibirla. La
pequeña niña le había caído bien desde el instante en el que la había conocido
por primera vez, Lauren era hija única, así que de alguna manera sabía lo que era
estar siempre solo en una casa grande sin nadie con quien jugar— ¿Qué es eso
que tienes ahí?— Pregunto viendo como Emma abrazaba algo con sus pequeños
bracitos, que si fuera algo vivo, ya no tendría oxígeno en estos momentos.
—Es mi muñeca nueva— Informo con orgullo.
—¡Vaya!— Exclamó— ¿Sabes? Es tan pequeña y linda como tú— Dijo tocando la
punta de su nariz, logrando sacar una pequeña carcajada a la infante. La escena
había sido completamente observada por una conmovida madre y una tía un tanto
reticente cruzada de brazos.
—Oh Camila, que adorable amiga te has conseguido— Menciono Sofía— Pero lo
único que no te perdono es que no la hayas traído para conocerla mejor.
—Pues si quieres puedes quedártela todo el tiempo que quieras— Contesto
indiferentemente— Es más, si quieres nunca la devuelvas.
—Pero que cosas dices, hermana— Dijo riendo, interpretando como una broma de
parte de Camila. Desconociendo completamente cuan en serio estaba hablando—
La cena ya está lista, así que todos tomen asiento ahora— Ordeno— Emma ven
para que lavemos tus manos— La niña fue directamente hacia la cocina con su
madre.
—No te pongas celosa— Bromeó Lauren en cuanto vio que Sofía estaba a una
distancia prudencial.
—Nadie esta celosa— Contradijo— Solamente te estás tomando demasiadas
atribuciones.
—¿Atribuciones?— Pregunto—¿Y que debería haber hecho? ¿No saludar a
nadie?— Dijo acercándose— Dime que te molesta, cariño.
—Atrás Lauren— Dijo apartándose— Y no me llames así. Para tu información
fuiste tú quien quiso asistir— Menciono dando a entender claramente lo que
estarían haciendo ahora mismo— Así que por favor, te lo diré una vez más, ten un
poco de respeto aquí.
—Bueno, eso no fue exactamente lo que pensaste esa vez en el baño— Dijo
recordando—¿O no me crees capaz de lograr lo que quiero aquí?— Pregunto
sonriendo.
—No lo harás— Contesto dudando— No podrás volver a tener otra oportunidad, y
menos aquí.
—Eso es lo que tú crees, Camila— Alcanzo a decir antes de que Sofía volviera a
la mesa junto con Emma.
La cena había sido amena para dos personas, algo incomoda y silenciosa para
una. No habían faltado los típicos de halagos de Sofía hacia Lauren, y obviamente
las mentiras de esta tampoco. Nuevamente su hermana las había hecho sentar a
la par sin tener una remota idea de lo que sucedía debajo de la mesa. Camila se
había pasado gran parte de la cena evadiendo las inquietas manos de Lauren, a
base de pellizcos y apretones había logrado que no tocara nada que no debía,
además de enviarles miradas de advertencia de que a rato surtían efectos. Sabía
que hacia todo eso con el solo fin de molestarla un poco, porque la sonrisa
insoportable jamás parecía irse de su cara cada vez que acercaba su mano a la
suya. Pero cada vez que la observaba no podía evitar sentir miles y miles de
sensaciones contradictorias. Por más que lo intentara, o por más que quisiera,
jamás podía predecir su próximo paso. Lauren tampoco dejaba de tener ese aire
de misterio, aunque se hubieran conocido de vista durante toda la universidad y
leer uno que otro artículo en alguna revista acerca de ella, no podía decir que
conocía más que aquello. Pero tampoco era que le importara, simplemente quería
estar en la tranquilidad de estar involucrándose con alguien que no estuviera
metido en problemas, ya que eso, de alguna manera podía también llegar a
afectarla a ella. Y eso era lo que menos necesitaba en estos momentos.
—Regresare enseguida— Menciono levantándose. La cena hacía rato había
terminado, ahora estaban simplemente hablando de cosas banales que no eran
para nada de su importancia. Comenzaba a inquietarse al estar constantemente
mintiendo acerca de la verdadera clase de relación que mantenía con Lauren, con
otra mujer. Coloco el seguro en la puerta del baño, asegurándose de no volver a
cometer más errores. Se miró al espejo durante unos segundos y después se
inclinó para lavarse el rostro, sintiéndose en otra realidad, viviendo algo que
parecía que lo estaba viendo a la distancia. De repente se sintió sorprendida ante
el rol que había tomado últimamente las cosas.
Abrió la puerta y se encontró con un pasillo completamente vacío, suspiró aliviada,
comenzó a caminar hasta toparse con la puerta de una habitación vacía, que no
era nada menos que de su sobrina. Se encontró con la niña esparciendo cajas y
cajas de juguetes, Camila se acercó silenciosamente hasta ella para observarla.
—Si tu madre ve todo este desastre se enojara contigo, ¿lo sabes?— Le dijo
calmadamente.
—Si— Contesto con su aguda voz— Pero es que quiero mostrarle mis juguetes a
Lauren— Le hizo un puchero irresistible para cualquiera.
—Tendrás otra ocasión mejor para mostrárselos, Emma— Y ella especialmente
esperaba que no— ¿Por qué no solo le muestras solo estas muñecas y luego
quizás quiera ver más?
—Está bien— Cedió— No quiero que mami me regañe— Se acerco hasta ella y
depositó un beso en su mejilla y se fue casi corriendo de la habitación. Camila la
observo en silencio sonriendo mientras lo hacía. No podía creer el patán
asqueroso que había abandonado a su hermana en cuanto supo que estaba
embarazada, pudiera elegir marcharse como el cobarde que era en vez de
disfrutar de la maravillosa personita en la que se estaba convirtiendo su sobrina.
Se aproximó a la repisa más cercana y comenzó a observar las fotos que posaban
sobre esta. Una a una las miraba viendo lo feliz que de igual forma eran su
hermana y ella. Sofía había mostrado ser una mujer fuerte que había salido
delante de todas formas. Camila de repente dio un respingo y fue sacada
abruptamente de su ensimismamiento cuando sintió unos brazos rodearla por la
cintura.
—Tranquila— Murmuro en su oido— Soy yo.
—¿Eso tendría que hacerme sentir mejor?— Menciono mientras se separaba de
ella y se giraba para verla de frente— ¿Qué haces aquí?
—Te fuiste y no regresaste más— Dijo alzando sus hombros— Vine para ver que
estuvieras bien.
—Por favor, Lauren— Dijo riendo con ironía— Eso no te lo crees ni tú, tanto tú
como yo sabemos exactamente con qué clase de intenciones subiste a buscarme.
—¿Entonces por qué pierdes el tiempo en preguntarme algo que ya sabes?— Se
acercó hacia ella, viendo como Camila retrocedía.
—¿Qué… que hace Sofía?— Pregunto cuándo se vio acorralada entre su cuerpo
y la pared—Emma está buscándote.
—Tu hermana está muy entretenida en la cocina— Contesto poniendo ambas
manos sobre la pared al lado de su cabeza, impidiendo su escape— Por la
pequeña, no te preocupes, está muy encantada mirando la televisión abajo.
—Debemos… debemos regresar—Menciono con dificultad cuando Lauren
comenzó a besar su cuello— Lauren…
—No quiero— Murmuro— Y sé que tú tampoco quieres.
—Te equivocas— Dijo luchando inútilmente, las fuerzas estaban pérdidas para
ella— No quiero esto…
—Sí que lo quieres— Contradijo dirigiéndose directamente hacia su escote—
Estas así a propósito, sé que te has vestido así para provocarme Camila, no lo
niegues.
—No…— Dijo luchando contra su respiración— Tu no quisiste.
—Sí que quiero— Y comenzó a subir su vestido a medida que tocaba sus muslos
— En tu casa estabas tan dispuesta ¿Por qué no hacerlo ahora?
—Lauren— Gimió por lo bajo— Esta… esta es la casa de Sofía, no podemos.
—A mí no me importa— E irguió su cabeza para besarla, Camila le correspondió
de la misma manera desesperada, después de todo no podía culparla, había
estado besando su escote y ya se encontraba un tanto descontrolada. Lauren la
sujetó por la cintura y la tumbo sobre la cama. Dirigió sus manos hasta perderlas
entre sus piernas y vaya sorpresa que se llevó cuando noto que Camila no tenía
ropa interior puesta—Oh Camila, no puedo dejarte cuando estas así— Menciono
sintiendo la humedad entre sus dedos. Claro que aún estaba así, después de
haberla dejado de aquella manera en su casa y estar tocándola bajo la mesa
había dado fruto después de todo.
Lauren no pudo resistir más tiempo y con su lengua se dirigió hasta ese lugar que
tanto le encantaba, Camila mordió sus labios para reprimir los sonoros gemidos
que querían escaparse de su boca, ahora no era solo por ella, cualquier tipo de
ruido podría ser escuchado por su hermana y ahí si las cosas se podían poner
interesantes para explicar. Lauren trazo movimientos circulares antes de
introducirse en ella, elevo sus caderas como respuesta y comenzaron un
movimiento sincronizado que estaba acabando con su cordura. Sus paredes
internas estaban aprisionando su lengua avisando la próxima liberación, Lauren al
darse cuenta de esto salió de ella y se colocó encima, Camila la había mirado con
protesta, temiendo que nuevamente este jugando con ella, pero retuvo el aire en
sus pulmones cuando sintió los dedos de Lauren paseando donde antes había
estado su lengua. La miro directo a los ojos a la vez que entraba en ella después
de unos últimos movimientos.
—¡Lauren!— Exclamo Camila, elevando nuevamente sus caderas para el
encuentro de sus dedos.
—Shh…— Dijo poniendo su mano libre sobre su boca para callarla— No tienes
una idea de cuánto me gustaría escucharte ahora mismo, pero si alguien te oye
estaremos en problemas— Sin más preámbulos comenzó a bombear dentro de
ella, duro y profundo. Camila casi sollozaba sobre su mano, Lauren entraba y salía
de ella con suma facilidad gracias a la excitación de la castaña— Vamos Camila—
la animo. Observaba sus ojos entrecerrados mirarla a ella, los movimientos de su
cuerpo iba a la par de sus penetraciones, Camila estaba ahora participando con
sus caderas. Trazo círculos dentro de ella y sintió como comenzaba a morder sus
dedos, aguantando el dolor de su mano, siguió con los movimientos, sus dedos
estaban siendo presionados y dando un último bombeo firme y profundo sintió
como Camila acababa de llegar al clímax. Reprimiendo el último grito que ella
soltó sobre su palma. Saco su mano de su boca y la escucho respirar con
dificultad— Eres maravillosa— Menciono antes de darle un apasionado beso en la
boca.
—Muévete, no me dejas respirar— Dijo apartándola de encima. Si, se sentía rara,
pero increíblemente satisfecha y relajada. Tenía la vista puesta en el techo y
sentía la mirada de Lauren sobre ella, pero de todas no quería hacer ningún
contacto visual con ella. Ella había intentado seducir a Lauren en su casa para
evitar estar en donde estaban ahora, y de la nada ella entra e irrumpía su silencio
para tomarla cuando menos se lo estaba esperando. Aun cuando se estaba
prometiendo a si misma que ella también podía tener el control de la situación.
Pero nuevamente se dejó manipular por los deseos y cayó nuevamente en la
tentación. Recriminándose, odiándose y odiándola, se levantó para acomodar su
vestido.
—¿Todo bien, Camila?— Pregunto Lauren sentándose sobre la cama.
—¿Hace falta que responda eso?— Pregunto girándose para mirarla— Si no te
importa quiero estar sola.
—¿Estás segura?— Pregunto dudando— Si quieres podemos decirle a Sofía
que…
—Olvídalo, Lauren— La interrumpió— Simplemente baja sin dar explicaciones, yo
iré apareceré en un momento. Ya veré que diré después.
—Está bien— Dijo doblegándose finalmente— Te veré abajo— Se acercó hasta
ella, Camila dio dos pasos atrás impidiendo otro contacto. Lauren comprendió su
reticencia y se retiró de la habitación sin más. Dejándola sola con sus
pensamientos.
Camila se paseó por unos instantes alrededor de toda la habitación, abrazándose
y maldiciéndose a sí misma. Las contradicciones iban y venían a su mente,
agolpándola, dejándola en blanco por momentos, otros simplemente la dejaban
con la furia y la intranquilidad que eso generaba. Lauren de nuevo mostraba tener
todo el poder y dominación que tenía sobre ella y ella, bueno, simplemente se
dejaba hacer. ¿Cómo era posible que acabaran de hacer lo que hicieron en la
casa de su hermana? Por si fuera poco sobre la cama de su propia sobrina,
Lauren la estaba llevando hacia un precipicio donde su deseo no tenía límites, y
eso la aterraba. No podía permitir que la conociera más que lo justo y necesario
que les permitía su acuerdo.
Camila bajo las escaleras con los pensamientos pesándole en la sien, Emma
estaba riendo por algo que Lauren dijo, por lo visto la había convencido o hecho
olvidar el hecho de que estuvo un largo rato desaparecida en el piso de arriba.
—¿No es una persona genial Lauren, Camila?— Pregunto inocentemente Sofía—
No sabía que había acordado una tarde con Emma todas juntas, realmente se los
reconozco. Estoy justo en el momento en el que el trabajo está consumiendo
mucho de mi tiempo últimamente. No podría estar más agradecida con ustedes al
respecto.
—Bueno, eso es algo que todavía no es concreto— Menciono dándole una mirada
glacial a Lauren. Estaba comenzando a hartarse de sus planes sin su
consentimiento y mucho menos de su conocimiento previo. Observo que Sofía se
disculpó para ir hacia el baño. Camila aprovecho esto y rápidamente se acercó
hasta Lauren para recriminarle— ¿Qué diablos sucede contigo?— Exclamo
enojada—¿Es que nunca tienes suficiente? ¿No te basta con saber que estoy
cumpliendo con mi parte como para que ahora tú organices mi vida? Tengo un
trabajo y responsabilidades también Lauren, yo no ando por ahí obligando a
personas a que estén conmigo— Ataco.
—Soy una persona ambiciosa, Camila. No me puedes culpar— Dijo bebiendo de
su copa— En cuanto a lo otro, yo también tengo un trabajo y cosas que hacer,
simplemente estoy haciéndole un favor a tu hermana, se nota cansada.
—¿Y tú que puedes saber de ella? Casi que ni la conoces, no digas que lo haces
para hacer un favor. Yo si conozco tus verdaderas intenciones Lauren, y déjame
decirte que estas yendo demasiado lejos.
—Nadie está yendo lejos, Camila— Dijo parándose— Tu eres la que exagera
todo, los amantes también hacen estas cosas.
—Pues te recuerdo que yo no hago todo esto por gusto, tú orillaste todo a esta
situación.
—Está bien— Dijo suspirando— Puede que no estés de esta manera conmigo por
decisión propia, pero tampoco es que me hayas demostrado en algún momento
que esto te disgusta en lo absoluto, porque está claro que así no es— Camila
apretó sus puños, no tenía forma de negar eso, su cuerpo siempre hablo por sí
mismo— Dejas por sentado que siempre estarás dispuesta para mí, me lo acabas
de demostrar hace un momento.
—¿Me estás diciendo que solo fue una maldita prueba para ti?— Pregunto entre
sorprendida y furiosa.
—Entre otras cosas, si— Respondió.
—Me das asco— Respondió viendo bajar a Sofía por las escaleras. Camila
rápidamente se dirigió hacia ella sin pensárselo dos veces— ¿Sofía puedo hablar
contigo a solas un momento?— Pregunto
—Por supuesto— Dijo ésta algo confundida. Siguió a Camila hasta la gran cocina
donde la distancia era mucha para que cualquier desde la sala de estar escuchara
—¿Qué sucede, Mila?—pregunto intrigada.
—¿Podrías prestarme tu auto, por favor? De repente no me siento muy bien.
—¿Te sientes mal? ¿Qué te sucede?— La ataco con preguntas—¿Lauren no
puede llevarte a caso? Ya que fue ella quien te trajo.
—Sí, pero tiene otras cosas que hacer y no quiero molestarla— Mintió— ¿Me lo
darás sí o no?
—Claro que si— Dijo buscando sus llaves—¿Te irás ahora mismo? ¿Necesitas
algo?
—No, solamente necesito marcharme en cuanto antes. En casa estaré mejor—
Siguió a su hermana viendo como pasaba al lado de Lauren sin mirarla, Camila se
despidió de Emma y se fue directamente hacia la puerta de entrada sin mirar
atrás.
—¿Qué sucede con ella?— Pregunto intrigada Lauren
—Dijo que no se sentía bien— Explico Sofía— Se marcha.
—¿Qué?— Exclamo Lauren. Salió de igual forma hacia afuera atrapándola justo
antes de que entrara al auto— No te puedes marchar así.
—¡Suéltame, Lauren!— Grito— ¡Suéltame! No puedo seguir viéndote a la cara. Ya
no más— Se introdujo dentro del auto.
—Sabes que esto no terminara así ¿cierto?— Dijo mirándola desde la ventana.
—Te arrepentirás de esto, Lauren— Fue todo lo que pronuncio antes de encender
el auto y marcharse rechinando las llantas. Lauren solamente lo había hecho para
comprobarle en su propia cara que ella era una débil que siempre estaría a su
disposición. Y no señor, si al menos iban a seguir de esa manera quería algo que
la hiciera desquitarse. Necesitaba hacerla pagar de alguna forma que la hiciera
sentir bien consigo misma, al menos para no perder la costumbre. Ahora
solamente tenía que planear que.
XVIII. CAMBIOS
* * * *
XIX
UNA NUEVA TÁCTICA
¿Había sido algo ruda? Posiblemente. Camila se lo debía, el haberle dado aquella
clase filosófica improvisada había sido más humillante que haberle devuelto la
jugada. Había visto perfectamente sus puños apretados, cuando había girado sus
ojos y sus suspiros desesperados. Camila detestaba que la hagan ser menos, eso
era algo que notaba a simple vista, no hacía falta analizar demasiado.
Indirectamente la había llamado inmadura y eso realmente había sido un acto de
tener agallas. Aunque sorprendentemente ella la había dejado sin ninguna
contestación ingeniosa, explicándole perfectamente cómo es que habían sucedido
las cosas esa misma mañana, hasta la parte donde se enteró que no había sido
nadie más que ella quien mando a cortarle el cabello.
El silencio otorga, y ella no había dado ninguna replica para contradecir todo. De
todas maneras hubiera sido estúpido, todas las pruebas apuntaban a ella y no
tenía una cuartada a su favor. Aunque realmente no le importaba, era algo que
tarde o temprano Lauren descubriría y no había dejado pasar mucho para que eso
sucediera.
Lauren la miraba fijamente, desde el otro extremo del salón, analizándola. La
distancia era mucha, pero aun así habían sido posicionadas en sus lugares de
manera tal que podían verse perfectamente las caras. La curiosidad se apoderaba
por completo de ella, preguntándose qué estaría pasando por su mente en esos
momentos. ¿Qué había querido decir con que las cosas cambiarían? Bebió el
contenido de su copa incómodamente sintiendo el roce de su mirada, esperaba
que sea lo que sea que tuviera en mente, no la hiciera arrepentirse de sus actos.
Quizás había tenido un impulso infantil, una cosa era atacar directamente hacia su
persona y trabajo, otra era hacer lo que hizo con su apariencia, aunque más que
perjudicarla la había mejorado. Y bastante. Condenadamente lindo. Fue ahí que
se dio cuenta de que ya no tenía poder sobre sus propios pensamientos.
—Tú la odias, Camila— Se reprochó. Dio un rápido vistazo con la mirada y se
impactó con el choque de sus miradas, por lo visto Lauren no le iba a despegar la
vista durante toda la noche, haciéndola sentir aún más incómoda de lo que
hubiera pensando. Benditas obligaciones sociales, rodeada de gente hipócrita y
otras que no tienen nada mejor en que invertir su tiempo.
—¿Todo bien con la comida?— Pregunto Noah sentado a su lado, viéndola girar
la vista varias veces después de ser atrapada de vaya a saber quién.
—Perfecta, Noah— Contesto. Observo el plato frente a sus ojos y vio que estaba
intacto, la miro con el rostro contraído por la interrogación, ella solamente se limitó
a darle una mirada neutra. Ahogando las palabras en su garganta, callo. Aun
sabiendo que mentía, decidió ya no hacer más preguntas y dejar las cosas como
estaban, envolviéndose nuevamente con el silencio alrededor, aunque todos en
sus mesas compartieran alguna conversación, ella no participaba, su mente
estaba en un lugar demasiada lejano de aquella mesa de donde nada de lo que
estuviera en ella fuera de su verdadero interés. ¿Había mencionado la paz?
¿Cómo podía tomarse eso? Viniendo de Lauren la “paz” debía tomarse con
pinzas. No tenía ni siquiera una leve idea de lo que podría traerse entre manos,
así que tendría que estar demasiado atenta a sus movimientos, al menos la había
dejado tranquila unos días después de que paso aquello en la casa de su
hermana que tanto intentaba olvidar.
Quizás era mejor dejar de actuar impulsivamente, hasta ahora solo le causó más
problemas, a lo mejor la mejor opción es dejar contenta a Lauren y solo así tal vez
deje de atosigarla un poco. Sabía que estaba enojada, y por eso debía cuidarse,
aunque su voz jamás se elevó cuando le había dicho todo aquello, pudo distinguir
la molestia y enojo evidente que intentaba disimular. La mirada penetrante que
sentía ahora no era más que una advertencia de que de ahora en más todas sus
acciones tendrían una consecuencia, obviamente, como también intuía, un castigo
para ella.
No había ni siquiera pasado dos horas cuando Camila perdió de vista a Lauren, la
cena hacía rato había concluido y ella aprovecho esto para un rápido escape.
Perdiendo unos cuantos minutos entre despedirse de personas que se había
percatado de su acción logro llegar hacia afuera, sintiéndose ahora
completamente libre de obligaciones. Noah se había entretenido bailando con una
joven mujer y ella supuso que estaba en buenas manos, no perdería más tiempo
buscándolo solo para notificarle que ya se marchaba, él se veía demasiado a
gusto con la mujer.
Paso apresurada frente a un gran grupo de fumadores que reían en voz alta y
soltaban estruendosas carcajadas, así que apartándose con manotazos el humo
del rostro busco el auto donde había acordado que la esperaría su chofer. La
minúscula brisa que corría era demasiado helada, así que abrazándose así misma
espero viendo el auto acercándose a ella, de momento sintió el repentino impulso
y giro su cabeza hacia la derecha justo en el momento en el que el auto
estacionaba frente a ella, notando la poco deseada presencia. Lauren venia
caminando despreocupadamente hacia su dirección, pero sorprendiéndola, no se
detuvo, sino que siguió caminando como si nada, pero reparando de su presencia
y sin poder evitar lanzar algún comentario antes de que la distancia se lo
impidiera.
—A las siete— Fue todo lo que dijo cuándo paso a su lado. Su chofer abrió la
puerta para que entrara y ella no lo dudo. Ni siquiera se había molestado en
contestar, sabiendo que por más que pusiera alguna replica Lauren ignoraría sus
palabras como siempre y manejaría todo el asunto a su antojo. Se relajó sobre el
asiento cuando sintió su marcha, cerro sus ojos, pensando en su último error y de
cómo nunca tendría que haber aceptado aquello desde el principio.
*****
—Entonces eso quiere decir que no me comentaras nada al respecto— Dijo
Edward antes de tomar su café.
—No sé si debería aun, Edward— Dijo imitando su acción— Quizás luego de que
deje correr un tiempo te cuente las cosas, pero ahora no lo creo prudente.
—Misteriosa Lauren— Comento canturreando— ¿Ni siquiera me dirás una pizca
de la clase de conversación que tuvieron en el hotel?— Pregunto curioso
—¿Y por qué mejor no me hablas de tus misteriosas escapadas?— Pregunto
cambiando de tema.
—Intentas cambiarme de tema— Respondió— Pero debes comprenderme, siento
muchísima curiosidad por saber acerca de la bruja fría, o sea ¿tu hablando con
ella? ¡Imposible!
—Bueno, ya ves que algunas cosas no son tan imposibles, Edward— Comento—
Solamente se paciente y luego quizás te comente.
—Sinceramente hay veces en las que no te comprendo— Dijo negando con la
cabeza—¿Qué estas esperando, Lauren? ¿Al menos lo sabes?— Pregunto. Ella
lo miro durante unos cuantos largos segundos antes de responder.
—Eso creo, Edward— Dijo acomodando sus cosas para marcharse— Y si por
casualidad eso llegara a pasar, puedes quedarte con la tranquilidad de que seguro
serás el primero en saberlo.
—Eso me deja aún más picado— Reprocho— Pero confió en tu palabra. De
ninguna manera— Dijo cuando vio que Lauren quería pagar— Yo te invite, yo
pago.
—En ese caso no podre objeción— Dijo sonriendo— Tengo algo pendiente ahora
— Mirando su reloj— Nos veremos la semana que viene mi buen amigo.
—Buena suerte en lo que sea que estés haciendo, Lauren— Dijo brindando con su
café.
—Gracias, porque creo que la necesitare— Y se marchó con paso apresurado de
aquel lugar.
Camila apenas había logrado pegar un ojo durante toda la noche, preguntándose
qué era lo que Lauren traía entre manos. La intriga la mataba, no sabía bien de
qué manera vestirse, simplemente le había dicho que esté lista a las siete, pero
¿para llevarla a dónde? Ese gran dilema estaba en su cabeza constantemente. Se
había paseado tantas veces dentro de habitación que pensó que pronto
comenzaría a dejar huellas ¿y si la llevaba a un fino lugar y ella se decidía por
algo sencillo? ¡Bendita la hora en la que se metió en ese problema! Detuvo su
andar bruscamente, teniendo una brillante idea. ¡Eso era! Podría vestirse de
manera informal—aunque no tanto— Quizás Lauren cambiaria de parecer en
cuanto la viera y mejor decidía no salir a ningún lado.
Camila, eres un genio— Se dijo así misma. Se decidió esta vez por colores
opacos, se puso un sencillo pero fino pantalón negro ajustado y una camisa gris
tres cuartos. Se maquillo el rostro, dejo sus rizos al natural, se miró una última vez
al espejo y sonrió, no estaba mal, pero tampoco tenía una vestimenta formal como
para ir a cenar o pasar la noche en algún lujoso lugar.
—Señorita— Dijo una de sus empleadas – Abajo están esperándola— Informo con
voz apenas audible.
—Bien— Contesto escuetamente. Pasó a su lado sin dirigirle la mirada y fue
directamente hacia la puerta de entrada, donde Lauren estaba tranquilamente
reposada en el marco de esta con los brazos cruzados y esa provocadora sonrisa.
No fue hasta que Camila la tuvo en una visión de su cuerpo completo para darse
cuenta de cómo iba vestida.
—Ni que nos hubiéramos puesto de acuerdo ¿no?— Menciono Lauren. Tenía
puesto unos gastados jeans oscuros, una remera azul y una fina chaqueta negra.
Camila deseaba pegarse una palmada en la frente, aquello no se veía para nada
bien— Te ves preciosa, Camila— Menciono con alegría. La rebeldía de su cabello
corto y negro no hacía nada más que resaltar esa sonrisa y esos increíbles ojos
verdes. Ella trago pesadamente y se cruzó de brazos frente a Lauren simulando
que todo aquello no la afectaba para nada.
—¿A dónde iremos?— Pregunto con su cara seria.
—Eso todavía es una sorpresa— Dijo sin dejar de sonreír— Pero te aseguro de
que te divertirás— Menciono con convicción— Tengo una adorable sorpresa para
ti— Indicando que la siguiera.
—Viniendo de ti, no sé qué tan agradable pueda ser— Murmuro yendo detrás de
ella.
—Escuche eso— Dijo Lauren abriendo la puerta del copiloto de su auto, pero sin
notarse molesta. Cuando la puerta estuvo completamente abierta, salió una
pequeña castaña corriendo con alegría.
—¡Tía Mila!— Grito colgándose de los hombros de una escéptica Camila que la
sostenía sorprendida.
—¿Qué hace ella contigo?— Fue todo lo que pregunto en cuanto su cerebro
comenzó a procesar todo nuevamente.
—Un favor a Sofía— Contesto simplemente levantando sus hombros— Te lo
había mencionado.
—Sí, pero ¿Por qué contigo?— Pregunto no muy segura.
—Porque le había mencionado que haríamos eso juntas y eso es lo que hare, te
había dicho que soy una persona de…
—Ya, ya entendí— Dijo interrumpiéndola, luego hablaría seriamente con Sofía—
Entonces ¿Qué harás ahora?
—¡Por favor, Camila!— Exclamo riendo— Ni que las estuviera secuestrando—
Menciono viendo su cara— Emma, sube y abróchate el cinturón que nos iremos a
divertir a lo grande.
—¡Sí!— Exclamo entusiasmada obedeciendo.
Lauren fue a su lado correspondiéndote y a Camila no le quedó de otra que ir a su
lado, el hecho de que Emma este con ellas la dejaba increíblemente aliviada. Al
parecer Lauren no iba a vengarse de ella de alguna cruel manera o quizás
obligarla a algo que no quisiera, pero eso no quitaba el hecho de que debía ir de
todas formas con la guardia alta. Era tan impredecible como ella y eso llegaba a
acobardarla un poco.
El viaje había sido entre risas de Emma por cosas que mencionaba Lauren, una
que otra lucha porque esta no mencionara a donde se dirigían, al parecer todo el
mundo lo sabía y ella era la única que no sabía.
Lauren aprovecha sus descuidos para mirarla fugazmente, Camila estaba sentada
rectamente con los brazos cruzados y su mirada firme al frente. Ella no necesitaba
mucho análisis para saber que aquella clase de ropa, con la que no estaba
acostumbrada a verla habitualmente no fue con otro propósito de hacerla quedar
mal. Ella sonrió por dentro, esa mujer seguía siendo increíble aun con ese
carácter. Pero estaba dispuesta al menos de hacer un intento de cambiarla y
destruir aquella muralla de hielo en la que se refugiaba. Posiblemente exista una
historia detrás de todo eso, no la culpaba, quizás algún día tendría la oportunidad
de descubrirlo y lograr que todo eso quedara en el olvido. Quizás.
Camila miro al frente con los ojos casi saliéndose de sus orbitas por la sorpresa.
Entre tantos lugares que se imaginó al que Lauren podría llevarlas aquello era lo
último que se le habría ocurrido, no, ni siquiera lo había pensado por casualidad.
El auto se detuvo en el estacionamiento y ella no podía salir de aquel estado de
incredibilidad. Miro a Lauren en busca de una respuesta, esta solamente le guiño
un ojo sonriéndole antes de bajarse del auto y ayudar a hacer lo mismo con la
entusiasmada niña de atrás.
—¿Es en serio?— Fue todo lo que dijo cuándo las tres ya estaban fuera del
automóvil.
—Completamente— Respondió avanzando hacia ella con la niña de la mano—
¿No es genial esto?— Pregunto.
—¡Entremos ya! ¡Entremos!— Era todo lo que exclamaba Emma alegre saltando
de emoción. Camila mira al frente todavía callada observándolo todo ¿un parque
de diversiones? ¿Eso era lo que tenía planeado Lauren para ella? La decepción
estaba muy lejana de sentirse en ella ¿estaba sorprendida? obviamente, no era
para menos. ¿Qué tramaba, Lauren? Eso no lo sabía, pero esperaba pronto
averiguarlo.
—Entremos— Pronuncio Lauren sujetándola con su mano libre. Camila finalmente
había cedido que era inútil seguir resistiéndose a eso, así que sin protestar por su
acción dejo que tomara su mano para ser arreada hasta adentro de aquel gran
campo adornado de todos los colores brillantes y sonidos.
Lo primero que llego a ella fue el dulce aroma del algodón de azúcar, palomitas de
maíz, la música de los diferentes juegos se mezclaban con los gritos y risas de las
personas a su alrededor. Emma tenía la cara embobada y los ojos brillantes con
todo lo que veía, sabía que era la primera vez que ella visitaba un lugar como este
y no podía sentir un poco de preocupación por lo que llegara a suceder. Sofía
había sido una total irresponsable en dejarla a total merced de Lauren ¿Por qué
no pensó en ella antes? Oh si, de esa explicación no se iba a salvar. Aunque su
hermana estaba la mayoría del tiempo abocada a su trabajo, no puedo evitar
aceptar en el fondo que Lauren había hecho un lindo gesto por ella.
Tampoco pienses tantas bobadas Camila— Se reprochó a sí misma. Aquello no
quitaba el hecho de que Lauren se estaba tomando demasiadas atribuciones.
—¡Vamos allá!— Exclamo encantada Emma apuntando hacia un juego demasiado
extremo para su edad.
—Eso sí que no— Exclamo soltándose de la mano de Lauren y colocándose
frente a las dos— Lauren eres una completa irresponsable ¡ni creas que permitiré
que la mandes nuevamente al hospital!
—¿Por quién me tomas?— Pregunto sorprendida— Ella no tiene edad para eso—
dijo cargando a la niña— ¿Cómo puedes pensar que permitiría algo así?
—No lo sé, dime tu— Exclamo cruzándose de brazos.
—¿Qué te parece si vamos allí?— Ignorando a Camila señalando un carrusel para
niños de su edad. Emma encantada se dejó guiar en brazos de Lauren hasta
dicho juego. Habían colocado a la niña sobre un extraño elefante rosa que pronto
comenzó a girar calmadamente junto con otros niños sobre más animales.
Lauren y Camila observaban encantadas a la niña saludarlas cada vez que
estaban a la vista. Lauren aprovecho el momento y no dudo en dirigirse hacia ella.
—Podrías tomar las cosas con calma ¿sabes?— Menciono para romper el silencio
— ¿Cuándo fue la última vez que te divertiste de verdad, Camila?—Pregunto
mirándola fijamente. Camila le sostuvo la mirada por unos momentos antes de
bajarla al suelo y pensar ¿Cuándo se había divertido por última vez? Esa pregunta
la tomo completamente desprevenida, no podía mencionar su trabajo, ni tampoco
sus aburridas reuniones y mucho menos las celebraciones a las que asistía por
muy poco tiempo y luego escapaba en cuanto al oportunidad se presentaba—
Justo como lo pensé— Escucho a Lauren a su lado.
—¿Qué intentas decir con eso?— Pregunto.
—Absolutamente nada, Camila— Respondió— ¿Por qué no me permites cambiar
eso?— Pregunto tomando discretamente su mano— ¿Siempre tienes que planear
cada paso que das y ser tan centrada? ¿Por qué no te das un tiempo para ti
misma?
—¡Me doy un tiempo para mí misma!— Se defendió.
—¿Así?— Pregunto—¿Y cuándo fue la última vez?— Pregunto acercándose a
ella—¿Cuándo fue la última vez que no has pensando en trabajo solamente,
Camila?— Ella miro, sorprendida de que sus preguntas ahora la hicieran debatirse
consiga misma.
—Yo… eso no tiene por qué ser de tu interés— Fue todo lo que se le ocurrió para
no contar una penosa verdad.
—Yo puedo cambiar eso Camila— Prometió Lauren— Mostrarte algo diferente,
saber lo que es divertirse realmente y no me refiero a las aburridas reuniones
¿Qué me dices? Solamente déjate llevar— Camila la miro sin saber que responder
realmente, Lauren estaba acercándose cada vez y ella no estaba haciendo nada
para impedirlo, observo sus manos juntas entrelazadas y los conflictos internos se
hicieron presentes en ella.
—Yo no lo sé…— Dudo.
—Permíteme, Camila— Dijo mirando directamente hacia sus ojos— Solo déjame
enseñarte, ¿Qué dices?
—Yo… yo…
—¿Me vieron? ¿Me vieron?— Pregunto emocionada Emma poniéndose entre
ellas interrumpiéndolas. Se habían olvidado completamente de la niña.
—¡Si, estuviste grandiosa ahí, peque!— Dijo Lauren poniéndose a su altura—¿Por
qué no vamos a otro?
—¡Sí! ¡sí!— Gritó emocionada. Lauren volvió a tomarla de la mano y con su otra
mano tomo la de Camila, dándole una increíble sonrisa a esta cuando vio que
observaba su acción.
Camila comenzó a mirar todo alrededor algo recelosa, veía a parejas con niños
sujetos de la mano, gente mayor haciendo lo mismo y hasta jóvenes. Después se
miró a ella misma, siendo tomada de la mano de Lauren y viendo a Emma en el
otro extremo, tal cual como una familia más en aquel parque. El torrente de
emociones se disparó por todo su cuerpo dándole una sensación extraña e
indescifrable para ella en su pecho, el corazón latió desesperado en su pecho y
ella luchaba con todas sus fuerzas por intentar ser indiferente a todo eso.
—¿Camila?— Escucho mencionar su nombre—¿Estás aquí?
—Sí, aquí estoy— Respondió—¿Qué sucede ahora?
—Es que Emma está diciendo que quiere ir a aquel juego— Dijo señalándolo—
¿Está bien para ti?— Ella miro a donde señalaba Lauren y no vio más que un
juego de mini cuatrimotos para niños pequeños. Asintió con la cabeza y juntas
siguieron a una emocionada niña que ya se había subido a una por su cuenta. Fue
hasta ese momento que noto que Lauren estaba pagando todos los gatos y no
supo cómo sentirse. No se iba a interponer en eso, ya que había sido su idea,
pero se preguntaba porque se tomaba tantas molestias en una simple salida. Ella
suspiro cansada, ojala fuera tan simple como quería que fuera, esto no traiga más
que confusiones para ella.
Observo a Lauren a su lado mirándola fijamente, incomoda y nerviosamente
solamente pudo sostener la mirada un poco antes de romper el silencio.
—¿Qué?— Pregunto altaneramente.
—Emma tiene varias vueltas para dar libremente, así que tardara su buen tiempo
— Le explico— Y yo tengo una idea— La tomo de su mano y la llevo a un juego
no demasiado lejano como para que dejaran de vigilar a la niña. Lauren la condujo
hacia un puesto donde había al menos cinco torres de al menos 15 botellas a una
gran distancia.
—¿Qué debo hacer?— Pregunto al hombre.
—Tienes cinco tiros a tu disposición, si logras derribar al menos 3 torres puedes
reclamar el premio que gustes— Dijo señalando peluches de todos los tamaños.
—Bien, lo hare— Respondió tranquilamente.
—Jauregui, no eres una niña— Dijo Camila poniéndose a su lado— Además eso
está bastante lejos y estos juegos siempre están arreglados— Dijo mirando
reprobatoriamente el hombre— Deja de perder el tiempo.
—Discúlpame Camila, pero tengo un juego que ganar— Dijo tomando las 5 bolas
que le dio el hombre y se preparó para lanzar.
—Eres una inmadura— Le reprocho cruzándose de brazos— Como si lo fueras a
lograr.
—Observa— Fue todo lo que contesto antes de lanzar. Había impactado la
primera bola justo en el centro dejando solamente 3 botellas intactas. Lauren
volvió a prepararse y como si nada impacto en las restantes. Le lanzo una mirada
de victoria a Camila y vio como esta solamente rodó los ojos y bufaba.
El segundo lanzamiento fue completamente limpio, ya que había apuntado unos
cuantos centímetros más abajo del medio y logro tumbar todas las botellas.
Observo las dos bolas que todavía le quedaban y se preparó para ir por la tercer
torre— Deséame suerte— Dijo antes de lanzar.
—Ni sueñes— Contesto Camila observando cómo nuevamente como quedaba
una única botella para derribar.
—Si logras tumbarla con ese último tiro puedes escoger lo que gustes— Volvió a
explicar el hombre. Lauren suspiro y se concentró en ese sola botella que
quedaba, observo una última vez a Camila mirarla con curiosidad, lanzo la bola
con todas sus fuerzas, viendo como impactaba de lleno en este y caía más alejada
de las demás botellas en el suelo.
—¡Felicidades, señorita!— La felicito el hombre— Puede elegir lo que guste—
Lauren observo todo divertida y señalo exactamente lo que quería en este
momento, el hombre camino hasta el gran peluche y se lo entrego.
Camila vio a Lauren aproximarse a ella con el gran peluche y dedujo sus
intenciones.
—Para ti— Dijo Lauren entregándoselo.
—¿Cuántos años crees que tengo, Jauregui?— Pregunto mirándolo con
escepticismo.
—Los suficiente, pero tú me has retado diciendo que no lo lograría y aquí tienes la
prueba. Un recordatorio de este momento— Camila vio al gran león de ojos verdes
dudando si tomarlo o no– Vamos Camila, debemos ir por Emma— Dijo eso
solamente para que ella se decidiera por tomarlo. Camila finalmente lo hizo
sintiendo nuevamente aquellas emociones. Prefirió ignorarlas y fue directamente
con Emma, teniendo apenas un atisbo de sonrisa en sus labios.
—Wow ¡qué gran león!— Exclamo Emma en cuanto lo vio en brazos de su tía—
¿De dónde lo sacaron?
—Lo ganamos en un juego— Explico Lauren cargándola— También podemos
ganar uno para ti ¿tú también quieres uno?
—Si ¡vayamos!— Exclamo exaltada.
—Bien—respondió Lauren riendo— Pero antes vayamos a comer algo, muero de
hambre.
—¿Aquí?— Pregunto Camila.
—Por supuesto que sí, ¿algún problema con ello?
—Ninguno— Prefirió callar. Y definitivamente habían comido en ese parque. En
cuanto terminaron de hacerlo, Lauren cumplió con lo prometido, volvió a ganar un
gran peluche para la niña. Había estado recorriendo más y más juegos aptos para
Emma, hasta que la pequeña comenzó a bostezar sin parar y ellas decidieron que
era suficiente.
Lauren le aseguro que Sofía posiblemente ya estuviera en casa y juntas fueron a
llevar a la niña a su hogar. El silencio se había hecho presente, pero
milagrosamente el ambiente ya no se sentía para nada incomodo como antes.
Cargaron a la niña y juntas la llevaron con una agradecida Sofía que las recibió
alegremente, esta las había invitado a tomar algo pero Lauren declino diciendo
que tenía cosas por hacer temprano en la mañana, Camila imito su acción y dejo
que la llevara hasta su hogar, abrazando inocentemente durante todo el camino al
león. Esta acción no pasó desapercibida para Lauren quien sonrió viéndola y
pensando que quizás no todo estaba perdido.
Cuando se detuvo frente a la casa de Camila, esta dejo que le abriera la puerta y
salió aun cargando al peluche.
—Gracias por esta noche, Camila. La pase muy bien— Dijo Lauren quedando muy
cerca de ella.
—Fue tu idea, no mía— Respondió para no confesarlo.
—No me respondiste lo que te pregunte en la feria— Dijo acariciando lentamente
su rostro.
—Yo… ¿Por qué no me das tiempo para pensarlo?— Respondió finalmente.
—Puedo hacerlo— Dijo sonriendo— Al menos lo estás pensando— Dijo antes de
acercarse a ella y besarla con las mismas ganas que reprimió ese impulso durante
toda la noche, Camila involuntariamente tomo el peluche con una mano y con la
otra mano libre acaricio sus cortos cabellos acercándola más ella para
corresponder de la misma manera voraz— Debo marcharme ahora— Dijo
respirando agitadamente.
—¿Tu no…?—comenzó.
—No me quedare— Dijo riendo sabiendo lo que pensó— Dije que cambiaran las
cosas— Dijo tomando su rostro— Te llamare pronto, Camila— Dijo volviéndola a
besar suavemente, acariciando solamente sus labios con una ternura
embriagante, un beso maldito de una promesa prohibida que la dejo flotando en la
orilla de la calle. Lauren se marchó sin mirar atrás y ella se quedó mirando la nada
por unos cuantos segundos.
Toco sus propios labios y se sintió vibrar. Lauren complicaba su vida y ella estaba
comenzando a dejarse llevar, comenzó a caminar sujetando firmemente el peluche
y suspiro cansada. Ella increíblemente también la había pasado bien esa noche, y
se recrimino a sí misma en cuanto pensó que quisiera volver a repetir todo de
nuevo, absolutamente todo.
XX
DÍAS DE PAZ
Si hace algunos meses atrás alguien le hubiera dicho que Camila Cabello y ella
eran amantes se hubiera reído tanto como un desquiciada, siempre vio aquello
como mas que una lejana posibilidad, ahora, aquello era completamente real. Eran
amantes con todas las letras y ella la tenía a su completa y total merced, aunque
la mujer fuera todo un caso.
Medito un poco acerca de todo eso, tampoco era que tuviera tantas conquistas
como para contarle con quien estaba saliendo últimamente. Aquello la sorprendida
de sombre manera, estaba tan encaprichada en conseguir a Camila que se había
olvidado por completo de las salidas y la caza de mujeres fáciles. ¿Eso significaba
algo? Negó por si sola con la cabeza. Esperaba que no. Ella podía tener a quien
quiera cuando quisiera, y nadie le había demostrado lo contrario hasta el
momento.
Observo a Edward mirarla atentamente, era suficiente, se moría por escuchar la
opinión de su amigo por otro lado. Tal vez aquello podía servirle de algo en algún
futuro, ¿quién sabia?
—Está bien—cedió por fin— ponte cómodo y no me interrumpas en anda hasta
que te diga que ya he terminado ¿de acuerdo?
—Completamente—contesto alegre tomando asiento—soy todo oído y paciencia.
—Muy bien—dijo—comenzare desde el principio—empezó Lauren.
Lauren le había dejado claro desde el primer momento que su interés era
solamente en ser amantes, pero ¿Por qué había aceptado cenar con su hermana
para empezar? No entendía eso ¿Por qué era tan cariñosa con Emma? Se
comportaba con la niña de forma amable y atenta, y compartían a una química
como si la conociera desde que había nacido. Camila no podía comprender el
porqué de sus acciones. Ella había cedido, finalmente se había convertido en su
amante como habían acordado para ya no seguir perjudicando la una a la otra,
pero ¿Por qué Lauren hacia todo eso? No tenía obligación, no hacía falta que se
introduzca tanto en su vida privada si finalmente había aceptado. ¿A dónde quería
llegar?
Cuando la había besado frente a la puerta de su casa, ella pensó que le exigiría
cumplir con su parte. Pero nada de aquello sucedió, la había besado con una
delicadeza que le había remolinado varias sensaciones en su estomago. Estaba
tan confundida y desorientada que no hubiera pensado demasiado si Lauren se lo
pedía, pero en cambio ella se marcho, dejándole como recuerdo aquel gran
peluche que había ganado en el parque y con la promesa de que la llamaría luego.
Se paso todo el día siguiente consumida por una extraña ansiedad, pero Lauren
nunca llamo. Tampoco era que verdaderamente hubiera esperado su llamando
¿cierto? Ella no podía permitirse volver a ser dependiente de alguien de mas, no
señor, las cosas habían cambiando demasiado para ella. Ella es una mujer recta y
madura y no estaba para los juegos de la persecución, según su criterio. Dejaría el
drama para otra ocasión y se dedicaría a soportar aquello mientras durase. Se
había propuesto a si misma que lo mejor era que intentara disfrutar de eso que le
ofrecían y lo tomara a su gusto.
Finalmente había terminado de aceptar por completo que eran plenamente
amantes, ahora solamente restaba que eso llegara a su fin y ella podría seguir con
su vida tranquila, algo solitaria, pero tranquila finalmente.
Pero ahora nuevamente ocurría algo que la desorbitaba, Lauren no la llamo al día
siguiente como prometió, pero si había hecho un llamado directo a su celular el día
de hoy. La había invitado a cenar, y ella, luchando con todas las contradicciones y
regaños en su mente, había aceptado. Lauren le había hablado con tanta
amabilidad y respeto que se dejo envolver por aquel engaño. Sabía que lo hacía
con un solo fin, ella no podía pasar demasiado tiempo sin recordarle
indirectamente que tendría que responder a sus exigencias, se había metido en la
cabeza que tendría que dejar el escándalo un poco de lado. Como Lauren le había
dicho una vez, aquellas cosas eran lo que hacían los amantes, ella tendría que
comenzar a aceptarlo, le gustara o no. En cuanto había terminado la llamada, no
había pasado ni diez minutos cuando había golpeado la puerta de su oficina. Un
hombre joven se presento ante con un gran ramo de flores amarillas y violetas,
ella sorprendida pensó que quizás el se había equivocado, pero en cuanto le dijo
que la entrega era en su nombre, se sorprendió un poco. No era que no las
recibiera en continuidad, muchas personas se tomaban la molestia de enviárselas
en fechas importantes o como modo de agradecimiento ante algún favor. Lo que
realmente la había sorprendida, era el remitente. Lauren.
Ella había optado por finalmente aceptarlas y dejar marchar al joven tranquilo de
que su pedido había sido entregado. El ramo de flores venia con una tarjeta de
deseos de que comenzara un buen día y que esperaba que ellas (flores) le dieran
color a su vida. ¿Qué quería decir con eso? Las observo y pensó que podía hacer
con ellas, ¿A que jugaba Lauren? ¿Por qué hacia eso? En cuento se encontrara
con ella para cenar esa misma noche tendría que hablar al respecto, no era que le
molestara, pero quizás la incomodaba, si quizás era eso , no podía haber razones
¿o sí?
*****
Lauren abrió la puerta y entro primera, dejándolo todo a oscuras. Camila la siguió
por detrás apenas unos pasos, cuando noto que la puerta se cerro de golpe y ella
fue presionada contra la pared. El aliento cálido de Lauren daba directamente
hacia su cuello, sus manos estaban en su cintura y sentía su cuerpo
completamente pegado al suyo.
—Eres tan hermosa—susurro en su odio con la voz rasposa. Lauren repartió
besos desde su mandíbula hasta llegar a su cuello, donde lo beso tantas veces
que podía sentir el saber de su perfume en sus labios, aquello estaba acabando
completamente con su cordura. Se detuvo por un instante y levanto su cabeza,
chocándose con la respiración agitada de Camila, calculo con la poca visibilidad
que tenía en la oscuridad y acerco su cara, dándole a ella la decisión de terminar
los centímetros restantes.
Los minutos pasaron y ellas aun se encontraban en esa posición. Cuando los ojos
de Camila comenzaron a ponerse pesados, un recordatorio vino rápidamente a su
mente. Quito de encima suya a Lauren como pudo, dejándola tumbada a estar
boca abajo, cuando comenzó a buscar su ropa y a colocársela, llamo la atención
de la otra.
—¿Qué haces?—pregunto Lauren mirándola.
—¿Qué no es obvio?—dijo mirándola fugazmente.
—Por favor, dime que no seguirás de nuevo con lo mismo Camila—dijo Lauren
irritada— ¿Cuál sería la diferencia?
—Mucha—contesto colocándose el vestido— ya te dije que no dormiré en la
misma cama que tu Jauregui—azotando la puerta. Lauren decidió que mejor era
no insistir, era tan testaruda que dudaba hacerla cambiar de opinión. Se coloco en
la cama más cómodamente y se dispuso a dormir tranquilamente, después de
todo ya había obtenido lo que tanto había querido.
*****
Los días seguían su marcha y con ellos se marco una nueva rutina para ellas,
Lauren terminaba por llamarla para invitarla a comer, ya sea afuera o en su casa,
y al terminar siempre acababan teniendo tanto sexo como querían. Camila
finalmente se dejo llevar por sus deseos acostumbrándose a sus invitaciones, que
sabían que se hacían con un solo propósito.
pei_17
Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 13/08/2015
XXI
CENA EN CASA
Estúpida. Eso era todo lo que se repetía en su mente. Era una completa estúpida
al dejarse llevar nuevamente por los impulsos, eso jamás le traiga algo bueno.
Recorrió con pasos pesados por todos lados de su mansión, ¿Y si era una
maniobra de Lauren? Si eso era, nuevamente significaba que había caído tan
estúpidamente de nuevo ante ella. Pero no señor, no podía seguir permitiéndose
eso. Cancelar la cena ahora sería demasiado evidente, Lauren se daría cuenta de
su retirada y no dudaría que ella hiciera suposiciones tales como que no
soportaría una cena. A solas.
Solamente teniendo la compañía de la otra. Dios, eso la ponía tan nerviosa ahora
¿Qué iba suceder? Qué tontería. Ella sabía perfectamente que sucedería después
de la cena. Pero ¿Por qué la llamo? ¿Impulso o deseo? Sacudió su cabeza
confundida. ¡Qué dilema!
La condenada de Lauren había logrado que su cuerpo reaccionara ante el suyo y
sus caricias. No podía ser cierto. No podía, pero inevitablemente así era. Fue en
ese momento que se dio cuenta de una cruel verdad, ella extrañaba eso. Las
sensaciones, sus toques, el placer. Si, solamente era eso.
La noche que tuvo el impulso de llamarla, solamente era porque su cuerpo estaba
anhelando la tranquilidad que solamente la morena sabia darle. Todos los días ella
había sucumbido al placer, y ahora su cuerpo volvía a reclamarlo. Por primera vez
después de mucho tiempo ella se había encontrado con la realidad golpeándola
de lleno. Era un fin de semana por la noche, y ella se encontraba en una enorme
mansión, con cada rincón frio y solitario. Y fue ahí que noto la necesidad de una
presencia, aunque fuera una molesta como la de Lauren. Ahora más tranquila
después de haber llegado a esa maravillosa deducción comenzó a cambiar.
Quisiera o no, ahora debía atenerse a las consecuencias de sus actos.
Había decidió relajarse por completo, ella obtendría tranquilidad y tomaría todo lo
que Lauren estuviera dispuesta a darle. Era por su culpa que su cuerpo
nuevamente estaba acostumbrándose a esas emociones. Hacía demasiado
tiempo que no había tenido un amante.
Observo su reloj y vio que aun tenía tiempo de sobre, bajo las escaleras con
movimientos torpes y fue directamente hacia la cocina. Una de sus empleadas
estaba de espaldas y a otra se la topo de frente asustándola y provocando que se
quedara estática en su lugar.
—Esta noche habrá visita—anuncio Camila con voz demandante— así que esta
vez prepararan una cena para dos—y por motivos desconocidos, saboreo
pronunciar cada palabra. Ahora la soledad se veía tan lejana.
—¿Ce—cena para dos?—pregunto sorprendida la empleada que en ese momento
estaba de espaldas. Camila comprendía que aquello las sorprendiera, ella nunca
había llevado a nadie a cenar a su casa. Sus empleados no la conocían más que
a ella, Sofía y a su sobrina, y solamente era porque ésta a veces la visitaba de
sorpresa.
—Sí, ¿hay algún problema con eso a caso?—cruzándose de brazos. La mirada
penetrante que le lanzo a cada una hizo que ambas agacharan la cabeza y ponga
la mirada en el piso.
—Ninguno, señorita—respondió la otra— ¿desea alguna comida en especifico?—
pregunto temerosa.
—A eso lo arreglaran ustedes—dijo antes de voltearse y caminar escaleras arriba.
Después de una larga ducha Camila decidió por no aparentar que lo puso
demasiado esmero a su vestimenta. Así que se coloco una fina camisa rosa
ajustada a su figura y unos pantalones de tiro alto blancos. Termino por colocarse
un grueso cinto, los rizos los dejo al natural, maquillaje liviano sobre su rostro,
pero resalto con delineador sus ojos. Se miro frente al espejo e hizo una mueca
satisfecha frente a este. Justo como quería estar.
Bajo esta vez tranquilamente las escaleras, viendo discretamente como sus
empleados se paraban en sus lugares durante pocos segundos para mirarla
sorprendidos y seguir con lo suyo. A pesar de sus advertencias que les había
hecho a cada uno el primer día de trabajo, Camila sabía perfectamente que
hablaban de ella mientras no estuviera cerca. Y era sorprendente que eso por el
momento no le importara, mientras se mantengan los comentarios entre ellos y
ninguno salga de la mansión la cosas iban a seguir por su camino como siempre.
Solamente esperaba que a ninguno se le fuera la lengua y dijera algo de de mas
por ahí, sino, tendrían que atenerse a las consecuencias. Y más ahora que había
cometido el error de invitar al enemigo en casa.
Camila tomo asiento cómodamente en los sofás de su sala de estar. Tomo la pila
de revistas que estaban sobre la mesa de en frente y se levanto para acomodarlas
en un lugar más cómodo. Justo cuando avanzo unos pasos con todas las revistas
en la mano, oyó el timbre. Quedando completamente quieta donde estaba, espero
unos segundos hasta que vio a un de sus empleadas ir en su dirección.
Había una larga mesa de madera muy bien elaborada junto con sus sillas
correspondientes a juego. Se pregunto si Camila no se sentiría demasiado solitaria
comiendo en una mesa tan larga, el espacio era demasiado y eso no hacía más
que alimentar aun más la ausencia de cosas en el lugar. Sobre todo de más
personas. En si la mansión era enorme, y ella suponía que lo era aun mas para
una sola persona habitando en ella. Ella no disponía de una mala economía, sino
todo lo contrario. Pero aquello no fue razón para comprar una mansión, la soledad
que sentiría ella misma en un lugar así hubiera sido insoportable para ella. Quizás
solo sean sus gustos, se comento así misma despreocupada.
En cuanto las empleadas las vieron a las dos tomar asiento, rápidamente
comenzaron a servirles la comida silenciosamente y se retiraron de la misma
manera. Lauren no quería ni imaginarse a que se debía esa conducta.
—Entonces es ahora que me lo dirás ¿o cuando?—comenzó Lauren antes de
llevarse el primer bocado a la boca.
—¿Qué cosa?—pregunto más interesada en su comida.
—El porqué de esta invitación Camila—dijo— porque debo admitir que fue una
total sorpresa para mí, jamás me lo hubiera imaginado de ti.
—¿Y por qué te importa tanto eso?—quiso cambiar de tema— además no tengo
porque responderte todo.
—Sí, bueno. Tienes razón—sonriéndole— pero no puedes culparme, la curiosidad
puede demasiado conmigo.
—En realidad no sé porque sucedió, Lauren ¿contenta?—dejando sus cubiertos—
fue una idea totalmente repentina e impulsiva, es en este momento que te tengo
frente que me doy cuenta de mi error y comenzó a arrepentirme enormemente.
—Eso fue porque me has extrañado—ignorando su comentario.
—¿Qué?—alarmada—estas totalmente loca, ¿extrañarte a ti? No jodas—
sonriendo irónicamente.
—Eso va después querida—bebiendo. Camila comenzó a suspirar cansada, que
decisión más errónea había tenido.
—Eres una inmadura.
—Y tú una testaruda.
—Ya no tengo apetito.
—Pues que mal por ti—contesto Lauren sin parar de comer— ¿Y si yo admito que
si te he extrañado?—se lanzo Lauren—supongo que eso puede darte más
confianza para que finalmente lo admitas.
—No comiences de nuevo Lauren—bebiendo—no tengo nada que admitir.
—Entonces yo si lo hare—mirándola—yo si te he extrañado, a ti y a todo tu cuerpo
—dijo recorriéndola con la mirada. La respiración de Camila comenzó a
acelerarse, Lauren la miraba descaradamente sin tapujos con el deseo ardiendo
en sus ojos. Ella se removió en su asiento incomoda, además de contagiada por
su mismo deseo. Aun no podía creer que reaccionara así frente a una mujer, y
habiendo tantas, justamente tenía que ser con Lauren. Pero las cosas así eran.
—Lauren te he pedido que no lo vuelvas a hacer— mirando hacia todas
direcciones.
—¿Hacer qué?—pregunto haciéndose la desentendida—yo no estoy haciendo
nada.
—Como digas—rodando sus ojos— pero ya estas advertida—dijo señalándola.
Lauren sonrió divertida y siguió comiendo como si nada bajo la mirada de Camila
sobre ella. Aquello no le importaba, en lo absoluto.
—Tuve que viaja de improviso ayer—explico Lauren limpiándose la boca— es por
eso que no te he llamado, ni siquiera estaba en New York.
—No tienes porque darme explicaciones a mi—dijo esquivando su mirada. Algo en
su interior se alegro por ello, así que esa había sido la razón y no otra— de todas
maneras no me importa—queriendo sonar indiferente.
—Como quieras—respondió— yo solamente quería que lo supieras—y la cena
continúo sin más. Cuando Lauren finalmente había terminado de comer, observo a
Camila mirar un punto inexistente en el otro extremo. Ella acerco un poco mas su
silla, miro a su alrededor y desde ahí noto que las empleadas no se había
acercado ni una vez hacia donde ellas estaban, así que supuso que quizás era
alguna de las reglas de Camila. Así que aprovechando eso comenzó a acariciar
lentamente su pierna para llamar su atención— ¿Y qué hay del postre?—susurro.
—¿Qué?—pregunto brincado por el toque y la sorpresa.
—El postre Camila—dijo Lauren—¿O me lo darás tu?—pregunto sonriendo.
—¿Comenzaras de nuevo?—dijo levantándose. Tomo su copa y fue hacia una
puerta corrediza que daba hacia el jardín. Lauren copio su acción siguiéndola
sigilosamente por detrás.
Camila escucho sus pasos detrás de ella, bebió de su copa y sintió unos brazos
rodear su cintura, pero no hizo nada por apartarla.
—Bonito jardín—dijo Lauren colocando su mentón en su hombro. Comenzó a
mecerse de izquierda a derecha llevando a Camila consigo en el movimiento.
Disfrutaría del contacto mientras esta se lo permitiera, así tomando valor comenzó
a besar delicadamente su cuello.
Camila cerró sus ojos y se dedico a disfrutar de esa placentera sensación.
—Llamaste por la misma razón que lo hubiera hecho yo—murmuro Lauren
besando el lóbulo de su oreja—niégalo—pidió. Camila suspiro y alzo su rostro al
cielo sin abrir sus ojos aun.
—Tú lo dijiste—dijo mordiendo sus labios, intentando retener el gemido que quería
escapar de su boca.
—¿Qué he dicho yo, cariño?—pregunto Lauren pegando su cuerpo al de ella.
—Somos… amantes—contesto agitada—es normal que hagamos las cosas… así
—Lauren sonrió sobre su cuello. Al fin las cosas estaban claras. La tomo de los
brazos haciendo que girara para mirarla a la cara, tomo la copa de Camila y la
dejo reposar en una mesa. Sin más demoras la agarro con ambas manos desde
atrás de su cabeza y la beso con ansias, la castaña le correspondía de igual
manera al rodear su cuello con ambos brazos.
—Te deseo Camila—dijo Lauren al separarse de ella—te deseo demasiado—y
cuando iba a acercarse para volver a besarla, sus labios fueron detenidos por sus
delicados dedos.
—Aquí no Lauren—dijo. La tomo de su mano y las dos fueron directamente
escaleras arribas, procurando de no ser vistas por nadie para dirigirse derecho a la
habitación de la castaña.
Lauren contagiada por su entusiasmo retiro su camisa de igual forma y admiro las
grandes montañas que tenía en frente. Le desabrocho el cinturón y su pantalón
corrió con igual suerte. Arrojo a Camila a la cama y aprovecho esto para
quitárselos, cuando tuvo solamente la visión de sus piernas blancas, se arrojo
sobre ella sin ya poder resistirlo más. La castaña la abrazo con brazos y piernas y
volvieron a besarse una vez más.
Camila guiada de repente por un valor desconocido para ella, voltio a Lauren de
manera tal que ahora era ella quien estaba arriba. Comenzó a besar su cuello y
cuando la moreno menos lo espero, Camila le quito sus vaqueros arrojándolos
detrás de ella. Lauren sonrió por su gran cambio, después de tanto era la primera
vez que ella mostraba esa clase de entusiasmo. Los besos de Camila fueron
desde su mandíbula hasta atacar nuevamente su boca. Y cuando el beso
comenzó a quitarle el aire para ambas, esta se aparto agitada de Lauren, viendo
sus penetrantes ojos azules mirándola con interrogación.
—Lauren, yo nunca…
—Shhhh—dijo cubriéndola la boca— déjamelo todo a mi ¿sí?—Camila sintió con
la cabeza y volvió a recostarse sobre la cama. Sintiendo como Lauren
rápidamente se posicionaba sobre ella. La morena no pesaba demasiado, y
comprobar que su peso sobre ella no le molestaba, era algo totalmente revelador
para Camila.
Lauren con maestría le quito el brasier, obligando con sus movimientos a Camila a
hacer lo mismo con el suyo. Hasta que finalmente después de besos y caricias,
ambas se habían desnudando completamente.
Camila estaba totalmente agitada sintiendo a Lauren besar su estomago, salto
directamente a sus piernas besando la parte interna de sus muslos. La castaña
comenzó a tomar grandes bocanadas de aire preparándose para lo que estaba
por venir. Cuando la lengua de Lauren entro en contacto su con su parte sensible,
ella ya no podía seguir callando su placer.
—Lauren—gimiendo tomándola de sus cortos cabellos. Observo hacia abajo y la
imagen era completamente erótica e intima. Jamás se había topado con una
imagen de esa manera, y mucho menos con otra mujer—no… no te detengas—
pidió apretándola con sus piernas. Sentía el calor abrazador estar formándose en
su bajo vientre, avisándole que no faltaba demasiado para que todo eso explotara.
Lauren toco con su pulgar su clítoris a la vez que la penetraba con la lengua,
ocasionando que Camila diera un grito al techo por la inesperada intromisión.
Entonces bastaron unos últimos movimientos para que Camila finalmente llegara
su límite— ¡Ahhh…!—grito llegando a su orgasmo. Se desplomo entre la sabanas
con sus piernas aun temblando, Lauren dio unos últimos lengüetazos antes de
apartarse y mirarla a la cara—¡Dios!—exclamo Camila sonriendo a medias.
Observo a Lauren mirar con curiosidad y la llamo con su dedo índice—Ven aquí—
le dijo provocadoramente.
Lauren fue a su encuentro y sus boca fueron como imanes, sus labios le
permitieron a Camila probar su propio sabor. Dándole más entusiasmo al beso y
abriendo más sus piernas, dejo que Lauren se posicionara cómodamente sobre
ella. Lauren respiraba agitada sobre su oído, Camila cerró sus ojos y se dejo hacer
pos sus movimientos, completamente entregada al momento.
******
Observo su reloj una vez más y se topo con que ya no tendría más tiempo. Si las
circunstancias fueran otras, a ella no le importaría quedaría después de hora en su
trabajo la laboral, pero por primera vez después de mucho tiempo, si tenía que
hacer algo.
—Eso es todo por hoy Allyson—dijo quitándose sus lentes— puedes retirarte
cuando gustes—ordeno.
—Gracias—dando una leve inclinación de cabeza— entonces hasta mañana
señorita Cabello—dijo despidiéndose.
—Hasta mañana—respondió guardando unos papeles.
Camila tomo su bolso y emprendió camino hacia fuera de su edificio. Estacionado
perfectamente frente a las puertas de su edificio estaba el típico porche negro que
ya reconocía, sabía perfectamente de quien era.
—Que puntual—dijo Lauren saliendo del auto para abrirle la puerta.
—Soy responsable—fue todo lo que dijo tomando asiento. Lauren sintió con la
cabeza y fue hacia su lado correspondiente para arrancar—espero que no te
importe, pero tengo que llevar estos papeles a mi edificio—dijo alzándolos—es de
suma importancia.
—¿Y por qué no lo has hecho antes?—quiso saber.
—Porque no fue hasta recién que me los acaban de dar—respondió—y necesito
que estén listo para mañana.
—Pero… ¿y si nos ven juntas?—pregunto Camila.
—¿Qué con eso?—dijo mirándola—por si no lo has notado los vidrios son
polarizados, además somos “amigas” ¿lo olvidas?
—Sí, pero una cosa es que yo tolere estar contigo en algún evento, y otra muy
diferente a estar contigo en un día cualquiera Jauregui.
—Pero ahora estar conmigo ¿o no?—dijo sonriendo. Camila estaba
completamente seria—está bien, tu puedes esperarme dentro del auto, dejare los
papeles y estaré contigo enseguida ¿está bien para ti eso?
—Si—murmuro cruzándose de brazos—a propósito, ¿A dónde iremos después?
—Eso por el momento es una sorpresa querida Camila—sonriendo— pero
solamente te diré que estés preparada para bailar
—¿Bailar?—mirándola—¿Con que disparate me sales ahora? ¡Tengo trabajo
mañana Jauregui!
—Relájate— pidió— nos iremos temprano, lo prometo—Camila respondió mas
nada. Ese “lo prometo” no sabía de qué manera tomarlo, con Lauren nunca se
sabía. Lo único que esperaba era sea cual sea la idea loca que tenía en mente no
perjudicara su imagen pública y no le robara el sueño para mañana.
XXII
PROBLEMAS
Camila estuvo callada durante todo el viaje. Observo por la ventana y dedujo que
ya se habían alejado demasiado de la ciudad.
Las calles comenzaban a tornarse completamente diferente, la noche ya estaba
en todo su esplendor y ella rezaba porque todo terminara lo antes posible. No
supo cuanto tiempo mas había pasado cuando sintió el auto detenerse. Miro al
frente y observo lo que parecía ser un vulgar bar hecho de troncos, lo único que lo
diferenciaba de una cabaña eran las luces que parpadeaban en la entrada y la
música que ya se escuchaban desde el exterior.
Lauren abrió su puerta y ella salió dudosa.
Los minutos pasaban y entre ellos los tragos también. Las conversaciones no eran
más que bromas pesadas de Lauren y contradicciones y replicas por parte de
Camila. Ambas solamente lo hacían con el fin de molestarse mutuamente.
Ella todavía se preguntaba cómo es que todavía había aguantado durante ese
poco tiempo a Lauren. Era indudable que le caía mal en todos los aspectos, pero
Camila intento conversarse así misma que al menos era una buena amante. Por
más que intentara negarlo y buscar todas las excusas posibles, ella sabía qué
hacer y lo hacía muy bien. Demasiado.
Miro su perfil, Lauren estaba tan recta como ella sentada. Tenía un aspecto
totalmente relajada y despreocupado, y eso era algo que envidiaba de ella.
Siempre aparentaba estar igual, esa seguridad que siempre tenía en si misma era
un tanto admirable. Posiblemente era como ella misma decía, quizás sea porque
nadie se le había negado y nunca conoció lo que era ser rechazada. Es una
creída, pensó Camila.
Una creída con buen aspecto, popularidad, talento y fama. Todo al igual que ella.
Y lo peor de todo es que no podía negar que era… agradable a la vista. Si,
solamente era eso. Ya que posiblemente si su aspecto fuera otro, ella no estaría
tan segura de sí misma como todo el tiempo lo demostraba.
Lauren giro su rostro atrapándola. Camila aun así no esquivo su mirada, sino que
alzo más su barbilla. Ambas si analizaron sin tapujos una a la otra.
Camila se sintió perdida durante unos instantes en esos potentes ojos azules, la
miraban de una forma tan penetrante que se sintió intimidada al pensar que
aquella mirada podía leerla. Ella siempre estaba mostrándose interpretable, pero
esos ojos parecían querer mirar más allá. Y eso no era pada nada de su agrado.
Ella sintió nuevamente el bombeo fuerte de su corazón cuando dirigió su mirada
unos centímetros más abajo, encontrando a Lauren sonriéndole ampliamente.
Tenía una dentadura perfecta y una sonrisa demasiado coqueta. Y ella no dudaba
que aquello le funcionara. Ella ladeo la cabeza un poco y sus cortos cabellos
apenas se movieron, observo su lenta acción mientras se para a su lado y le
ofrecía su mano.
Lauren la llevo delicadamente hasta la pista de baile. Ella observo que había más
personas, tanto a su alrededor bailando como en las mesas. Sintió sus brazos
rodear delicadamente sus costillas para después ir más abajo, Lauren tenía una
mirada tan tierna que en esos momento lo que menos quería era discutir con ella.
Camila suspiro y dirigió su mirada disimuladamente a todo a su alrededor,
dejándose guiar por la música suave y el cuerpo pegado al de ella.
Sintió a la morena plantar suaves besos en su cuello discretamente, ella intento
apartarla lentamente antes de crear algún show.
*****
Camila apenas había podido dormir unas pocas horas. Si no fuera porque ella
recordó que tenía que levantarse temprano al día siguiente, no quería ni
imaginarse a qué hora se hubiera decidió Lauren llevarla. Obviamente ese día su
humor no era el mejor.
Cuando se había ilusionado un poco al pensar que Lauren estaba algo molesta
con ella y que quizás la dejaría en una paz mental durante algunos días, pensó
con alegría que finalmente estaba comenzando a ganar terreno. Pero anda era lo
que parecía. Ella le había mostrado una sonrisa agradable y la había besado de la
misma manera de siempre. Ahora estaba totalmente intranquila pensando a donde
la llevaría esta vez, tendría que ponerle un punto final de una vez. El hecho de que
el día de ayer haya estado en un lugar bastante lejano a la ciudad y se hayan
besado frente a estos, no le daba el derecho de hacerlo frente a otras personas
cuando a ella se le antojara, tendría que dejar bien aclarada esa parte de una.
Lauren termino de ordenar los últimos papeles que reposaban sobre su escritorio.
Ya la mayoría de todos los empleados se habían marchado, incluso hasta el
mismo Edward había salido algo temprano.
Había sido cierto cuando le dijo que estaba cansada, cuando había llegado a su
casa le había costado dormir. Necesito de mucho café esa mañana para terminar
de despertarse por completo.
*****
Camila se dejo desplomar en el sofá y dejo que su voz haga eco en cada rincón
del lugar.
pei_17
Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 13/08/2015
XXIII
QUIERAS O NO
Y no importará
cuantas veces caigamos
Mientras volvamos a caer en ello.
Lauren se levanto y miro a través del gran ventanal pensando en todo. Era obvio
que ahora tendría que enmendar el gran error que había cometido, de lo poco que
conocía a Camila ella podría afirmar que posiblemente estuviera furiosa con ella y
no era para menos. Aunque la castaña se mostrara claramente siempre
disgustada cada vez que ella le salía con alguna invitación sorpresa, siempre la
esperaba lista, y Lauren no dudaba que anoche no hubiera sido la excepción.
Quizás aun no era de su agrado, pero Camila siempre había sido responsable con
los compromisos que siempre tenían. No sospechaba que la hubiera esperado
mirando a cada segundo su reloj y comprobando que estaba tardando,
seguramente maldiciéndola y deseándole de todo, menos cosas bonitas. Si que
estaba en aprietos. Tendría que ser bastante meticulosa con el paso que daría
para podar opacar la gran furia que se lanzaría seguramente encima de ella.
—Dios, realmente no se qué podría hacer…—se dijo así misma.
Lauren jamás se había comportado atenta con alguna amante, ella solamente
tomaba lo que le ofrecían y se marchaba sin culpabilidades y sin mirar atrás. No
tendría porque interesarle. No debería.
La puerta se abrió detrás de ella, pero no volteó para fijarse quién era. El perfume
que llego a su nariz y las delicadas manos que sujetaron con delicadeza ambos
brazos se lo confirmaron.
—Anna—murmuro Lauren por lo bajo cuando sintió sus labios en su nuca. El
hecho de que tuviera ahora el cabello corto aquello le daba vía libre para que lo
hiciera cómodamente—Los papeles… ¿Trajiste los papeles que te pedí?—logro
pronunciar volteándose.
—Están ahí—respondió señalando su escritorio—¿Ya estas mejor hoy?—
pregunto con interés.
—Sí, gracias por preguntar –respondió mirándola— he dormido bien.
—Que bien—dijo abrazándola— ¿Qué harás esta noche?
—Tengo cosas que hacer Anna, lo siento—dijo— debo terminar algunas cosas del
trabajo en cuanto antes y después debo encargarme de solucionar unos asuntos.
—Lauren ya ni salimos juntas como antes ¿Qué sucede?—pregunto
—Anna, por si lo olvidas eres mi secretaria también—respondió— y no creo que
sea muy bueno que nos vean demasiado juntas, quien sabe qué clase de cosas
podría importar.
—¿Y desde cuando eso te interesa?—quiso saber— antes siempre salíamos sin
importarnos nada, y tú eras quien lo proponía. Siempre encontrabas un tiempo
para mí.
—Lo sé, pero ahora el trabajo está muy demandante, tú sabes, la nueva entrada
de temporada consume todo mi tiempo. Por favor no insistas con eso siempre—
quiso apartarse del abrazo de Anna pero esta no se lo permitió— tengo muchas
cosas que hacer, si me permites…
—¿Ya no me quieres?—mirándola fijamente.
—Por favor Anna—respondo cansada— por favor, no me vengas con esas cosas,
dijimos que no…
—Dímelo Lauren, mírame y dímelo—la reto. Lauren la observo a la cara, viendo
claramente el dolor en sus ojos, ella no podría soltar la cruel verdad así como así,
no podría soportar su reacción y todo lo que vendría después. Y como siempre,
para evitar la fatiga, ella la tomo de la nuca y la beso, salvándose olímpicamente
de responder esa indeseable pregunta.
El beso de Lauren logro que Anna olvidara por completo lo que le había
preguntado para comenzar a responder. No sabía que era con exactitud lo que le
atraía de Lauren, era una magnifica amante, no podía negarlo. Y lo que más dulce
hacia todo, era que ella disponía de muchos millones en su cuenta. Era hermosa,
famosa y dueña de una importante y exitosa revista ¿Cómo dejar de estar con
ella? Quizás no estaba lo que se decía enamorada, pero si podría decir que la
quería, o solamente era un gusto o una obsesión. Quien sabia, pero mientras tanto
ella haría hasta la imposible para que no se le terminaran todos los beneficios que
tenia gracias a ella.
Cuando el beso comenzó a elevar sus temperaturas, la puerta se volvió a abrir
interrumpiéndolas.
******
El chofer paso puntual como siempre a recogerla y a los pocos minutos ya estaba
en su hogar. En cuanto llego decidió aplazar su solitaria cena unos cuantos
minutos más y se encerró sin decir más palabras en su despacho. Se había
llevado, como siempre, parte de su trabajo a casa. Necesitaba mantener su mente
ocupada si no quería seguir alimentando el malestar que sentía después del
suceso de la noche anterior.
De forma indefinida el tiempo paso y ella no fue consciente de eso hasta que su
estomago rugió en protesta. De todas maneras ella no deseaba pasar otra noche
más incómoda, así que bajo al primer piso para reclamar que al menos le hagan
un café, observo la hora y decidió que eso seria los más apropiado. Mañana se
levantaría temprano para degustar un buen desayuno como correspondía.
Fue una total coincidencia que justo cuando estaba pensando cerca la de puerta
principal, ella escuchara el timbre. Se sorprendió enormemente por esto, no
acostumbraba demasiado a recibir visitas y mucho menos a esas horas de la
noche. Observo a su alrededor y no vio a alguna de sus empleadas cerca así que
decidió ir a abrir la puerta por cuenta propia. Sus ojos saltaron expresivos y fue
una total sorpresa encontrar a la persona que menos deseaba ver en esos
momentos.
—¿Qué haces aquí?—pregunto lo mas borde que pudo, sin un saludo al menos
de amabilidad, nada.
—Buenas noches Camila—dijo Lauren. Con una minúscula parte de ella algo
nerviosa— esto es para ti—menciono mostrando una extraña flor azul frente a ella.
Camila enarco una ceja ¿ella de verdad creería que eso arreglaría algo?
—Creo que te he hecho una pregunta Jauregui—dijo cruzándose de brazos. Si, ni
siquiera había agarrado la flor.
—Vine a hablar contigo y ofrecerte una disculpa por lo anoche—contesto—
realmente estuve…
—No me importa—la interrumpió— así que si no es mucho pedir, yo estoy
ocupada ahora mismo con cosas del trabajo—dijo intentando cerrar la puerta.
—No Camila, espera—dijo Lauren deteniendo su acción.
—¿Y ahora qué?—pregunto sin paciencia.
—Emma ¡Ahora!—escucho decir a Lauren cuando esta avanzo unos cuantos
pasos más atrás.
—¡Tía Camz!—grito la niña apareciendo sorpresivamente de vaya a saber dónde.
La castaña aun sorprendida, la alzo en brazos y la sujeto con todas sus fuerzas.
—¿Qué significa esto?—pregunto mirando fijamente a Lauren.
—Sorpresa—dijo Lauren levantando sus hombros.
—Tía esto es para ti—dijo la pequeña mostrándole hojas y hojas de lo que
parecían ser dibujos hechos por ella misma— Lauren me ayudo a pintar algunos
pero casi todos los he hecho yo—menciono orgullosamente.
—Cielo, son hermosos—contesto ella maravillada por el presente de su única
sobrina. Lauren alcanzo a ver el cambio en su rostro—muchas gracias
Ya la tenía.
—¿No nos invitaras a pasar?—se atrevió a preguntar Lauren. Camila rodo los ojos
y giro con la niña aun en brazos que seguía explicándole como es que había
aquellas obras de arte. Camila tenía unas enormes ganas de cerrarle la puerta en
sus narices, pero no podía hacer eso ahora.
Camila fue rápidamente a su encuentro con Lauren para explicaciones ¿Cómo era
posible que apareciera con su sobrina cada vez que se le pegara la gana?
—¿Qué haces con Emma?—pregunto directamente Camila.
—Pintábamos—contesto Lauren—ella misma te lo acaba de contar.
—Eso ya lo sé Lauren—dijo— lo que no entiendo es que haces con ella ¿con
clase de derecho?
—Bueno, eso es algo interesante—dijo sentándose— estaba justo saliendo del
trabajo cuando tu hermana me llamo y me pidió que la cuidara durante un corto
tiempo, pero después me explico que un asunto de trabajo se le complico y el
plazo se extendió—Camila no podía creerlo. Ella era su tía y ni siquiera había
pensando en dejarle al cuidado a su sobrina, a Lauren apenas la conocía y ya le
daba aquella clase de confianza, luego hablaría seriamente con ella.
—Bueno, supongo que Sofía luego te lo agradecerá—dijo de brazos cruzados—
pero ahora que la has traído ya puedes retirarte, estará mejor conmigo.
—¿Bromeas?—exclamo Lauren— está bajo mi responsabilidad y yo misma me
encargare de entregársela en persona. Y si estamos aquí es porque ella insistió en
darle un regalo a su adorada tía.
—Y tu como bondadosa haces todo lo que una niña de 5 años te ordena ¿cierto?
—pregunto— Bravo, Jauregui. Tienes el cielo asegurado seguramente por esto—
dijo— es una total sorpresa que no estés obligando a otros a actuar contra su
voluntad— irónica.
—Por favor, Camila. Jamás podría hacer una cosa así—contesto— es una niña
¡Por Dios!
—Y es muy raro que te importe ¿no?—dijo. Camila no era ingenua, sabía que
Lauren había hecho eso a propósito, ellas no podrían discutir frente a la niña.
Había sido un movimiento demasiado bueno, debía admitirlo.
—La niña me importa Camila—dijo Lauren parándose— si así no fuera hubiera
inventado cualquier excusa para no cuidarla ¿no crees?—acercándose a ella.
—A mi no me importa que es de tu interés o que deja de serlo—dijo girándose.
—Entonces dime que tengo que hacer para que me creas—dijo detrás de ella.
Cuando sintió las manos de Lauren en sus caderas rápidamente se aparto de ella.
—¡No me toques!—alejándose— porque para empezar me gustaría que salieras
por esa puerta para no verte nunca.
—Vamos Camila—riendo— tu sabes que eso no es posible, conoces el trato y…
—Lo sé—contesto— lamentablemente lo sé.
—¿Entonces?—acercándose nuevamente. Camila observo su boca y lucho por no
caer en esa peligrosa tentación. Tenía que ser dura con ella, debía mostrarse
enojada por lo de la noche anterior, sino aquello le daba el derecho de hacerlo
cada vez que quisiera.
Pero todo era más poderoso que ella, aunque no lo quisiera de esa manera,
inevitablemente sus cuerpos estaban acercándose involuntariamente, queriendo
sentir el calor que emanaba el uno del otro. Cuando faltaba un paso para
concretar el encuentro esperado, una aguda voz las hizo apartarse.
Durante el viaje el silencio volvo a habitar, pero al menos no se había sentido tan
incomodo como la última vez. Lauren prestaba mayor interés en el cielo y observo
como las nubes comenzaban a amontonarse y los relámpagos comenzaban a
hacerse ver en diferentes zonas del cielo. Parecía que se avecinaba una tormenta
eléctrica bastante importante y ella no pudo evitar sonreír ante lo que tenía en
mente.
Cuando finalmente habían llegado esta vez fue Camila quien se encargo de
desabrocharle el cinturón y cargarla. Emma ya se encontraba más dormida que
despierta en esos momentos. Lauren la espero y cuando la alcanzo juntas fueron
directo hacia el ascensor privado que las iba a llevar directamente hacia el último
piso.
pei_17
Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 13/08/2015
Mensajes : 460
Fecha de inscripción : 14/05/2015
Edad : 30
Localización : Colombia
XXIV
SORPRESA, SORPRESA.
La cálida luz del sol entraba tenuemente a través de las cortinas. Aun era
temprano en la mañana, pero eso no quitaba que la gran habitación se vea
parcialmente con los reflejos provenientes desde el exterior.
Los pájaros comenzaron su canto para empezar el día, pero eso no fue
impedimento para la mujer castaña que cómodamente se removió sumergida en
un profundo sueño. Camila suspiro profundamente relajada cuando comenzó a
sentir una sensación húmeda en su cuello, totalmente delicada y placentera al
tacto de su suave piel, ella no se atrevía a abrir los ojos, pensando inocentemente
que todo aquello era gracias al sueño que estaba viviendo.
Por una extraña y desconocida razón, el palpitar de su corazón en su pecho se
descontrolo en el momento que la sensación comenzó a trasladarse más arriba.
Sus piernas se movieron de un lado a otro sobre el colchón, la respiración se torno
agitada cuando sintió la suavidad aproximándose a su boca.
Camila espero impaciente el momento que alcanzara sus labios, y cuando eso
sucedió, un calor abrumador comenzó a nacer en su estomago. Aquello no era
desconocido, a pesar de no tener dudas, aquello era como tener otra boca sobre
la de ella, que la besaba con total deseo. Perdida entre la realidad y el sueño, ella
respondió sus movimientos con las mismas ansias, y quizás por mero impulso o
reflejo, levanto de manera automática su mano para tantear lo que estaba sobre
ella, ya que de un segundo a otro, se sintió presa de un peso sobre su cuerpo. Y la
realidad supero todo.
Camila tomo total consciencia cuando toco algo totalmente solido, aquello dejo de
ser un sueño rápidamente. Buscando una respuesta a tantas preguntas
aglomerándose en su cabeza, ella abrió los ojos sintiendo aun movimiento sobre
sus labios. Y lo que encontró fue una total sorpresa.
Se topo con dos zafiros oscuros de deseo, que no hizo más que aumentar aún
más los latidos de su corazón desesperado. Ella inhalo fuerte con la nariz
debatiéndose entre la sorpresa y la ira que se incrementaba, tomo fuerzas con el
aire entrando en sus pulmones antes de terminar de convencerse de lo que estaba
ocurriendo.
Comprendida que quizás Camila este un poco enojada por lo que temprano en la
mañana, pero yo no iba a negar que había sido completamente bueno haberla
despertado de aquella manera. En cuanto entro en la habitación y la observo
siendo reflejada por la luz tenue que entraba, Lauren se había acercado vacilante
hacia ella. La miro durante algunos cuantos segundos antes de decidir qué hacer,
al principio ella había optado por tocar ligeramente su hombro para despertarla,
pero en cuanto la pelirrojo dio un suspiro y un gemido por lo bajo, Lauren perdió el
control. Ella se había acomodado de manera tal que su cuello quedaba a su total
merced, se había acercado lentamente para sumergir su nariz en ella, pero en
cuanto su perfume se coló en sus pulmones, la racionalidad se fue de su cuerpo.
Lucho con todas sus fuerzas por contenerse, pero irremediablemente perdió la
batalla en contra de su deseo y sus labios comenzaron a moverse sobre la piel
blanquecina que tanto le estaba fascinando.
Lauren corto la llama y volvió a su anterior lugar.
—Era Sofía—informo— ella quería saber si no era problema que la llevara ahora
mismo.
—No te preocupes por eso—dijo Camila levantándose— ahora llamare a mi chofer
para que pase a recogerme y nos lleve a ambas
—Yo no tengo problema en llevarlas—dijo ofreciéndose— en realidad me queda
de pasada al trabajo.
—No deberías llegar tarde—dijo Camila intentando mantener las distancias.
—Eso no pasara, no te preocupes—contesto Lauren tranquilamente—iré por mis
cosas—dijo alejándose. Dejando claramente el mensaje de que no se haría lo
contrario.
*****
Estuvo atenta evaluando muy minuciosamente cada modelo que pasaba y la ropa
que vestían. Como siempre, el gran Nikolay Kozlov no la decepcionaba.
Su estilo era renovador, rebelde, atrevido y revolucionario y eso era todo lo que
encajaría con su revista.
Aunque miro atenta el desfilo, eso no quitaba en el de que estuviera alerta con lo
que sucedía alrededor. Busco con la mirada en todas las direcciones, negándose
a sí misma que buscaba una presencia en particular. Visualizo a otros dueños de
revistas, otros diseñadores, modelos, en fin, demasiada gente importante y
famosa. Pero no había encontrado algo que buscaba discretamente.
Cuando había pasado casi menos de media hora, el desfile ya estaba terminando.
Ella se levanto en cuanto el show de cierre comenzó y supo que tenía que actuar
rápido. Allyson y Noah se la habían pasado detrás de ella callados, pero buscando
al igual que su jefa, el objetivo principal.
Camila sentía que a medida que pasaba el tiempo, las oportunidades se alejaban
de ella. Así que sintiéndose desesperada ya, encontró al mismo rubio que la había
posicionado en su lugar cuando había entrado.
—Disculpa—dijo tocando su hombro, el volteo sonriente— ¿sabes dónde está
Nikolay?
—Oh querida—dijo el lamentándose tocando con una mueca de dolor su pecho—
él se ha ido derecho a la fiesta para festejar se éxito, esta es la dirección—dándole
un papel—deberías apresurarte—guiñándole un ojo.
—Gracias—dijo tomando el papel e ir derecho a donde estaba Noah e Allyson
esperándola atentos.
—¿Qué sucedió?—pregunto Noah.
—Ya se ha ido—dijo mirando el papel—perdimos demasiado tiempo buscándolo y
el ya festejando antes de tiempo—algo enojada.
—¿Y qué haremos ahora?
—Aunque no sea de mi agrado tendré que ir a la fiesta y hablar con él—contesto
— no puedo dejar pasar esto. Ustedes pueden venir conmigo o irse, ya no los
necesitare.
—Yo te acompaño—se adelanto Noah— de todas maneras no tengo nada que
hacer—dijo. Ambos fijaron la mirada en Allyson quine se había mantenido algo
alejada de la discusión.
—Yo… supongo que tampoco me importaría ir—dijo tímidamente— sería la
primera vez que iría a una fiesta así.
—Bien—contesto Camila dándose la vuelta—quizás nos veremos allá—
marchándose.
—¿Tienes transporte?—le pregunto Noah. Allyson negó con la cabeza—está bien,
no importa—tomándola del brazo— ven conmigo—dijo guiándola.
El chofer la llevo a la dirección indicada. Era una gran mansión donde se podían
ver varias luces y la música escandalosa ya se podía oír.
Camila bajo del auto y vio a varias personas al igual que ella dirigiéndose al lugar.
Ni Noah ni Allyson estaban en la puerta esperándola, así que supuso que con el
tráfico, ellos todavía no habían llegado. Pero eso no importaba en esos momentos,
así caminando con seguridad se adentro a la gran mansión, topándose con una
gran cantidad de personas por el camino.
La música estaba algo fuerte, así que para que ella escuchara alguien tendría que
gritar. Todos se paseaban con bebidas en mano o estaban apoyados sobre las
paredes, algunos se amontonaban en grupos debatiendo quizás cosas sin sentido
gracias al alcohol que ingerían.
Busco y busco, pero no encontró. Ya cansada decidió pedir una bebida y relajarse,
en esos momentos la esperanza era lo último que quería perder.
Cuando pidió un segundo trago y lo bebió esta vez con más lentitud, decidió dar
un paseo, quizás no queriendo buscar encontraría. Todavía no había rastros de su
secretaria ni de Noah, si ellos ya habían llegado, lo más seguro era que no
coincidían por la gran magnitud de la mansión.
Cuando Camila finalmente decidió poner un descanso a sus pies, la luz se ilumino
frente a ella. A unos cuantos metros de distancia, visualizo a Nikolay riendo
rodeado de personas, ella ágilmente con la bebida en mano comenzó a caminar
en su dirección, parando abruptamente cuando vio a una rubia que no era para
nada de su agrado.
—Si vas para lo que pienso pierdes tu tiempo—dijo una voz conocida y fastidiosa
detrás de ella— no sé que le habrá prometido, pero el ya ha firmado con ella—
señalándola.
—¿Y tu como lo sabes?—pregunto mirándola. Lauren estaba al igual que ella con
un vaso en su mano, y estaba ligeramente recostada en la pared de aquel pasillo
amplio.
—Porque he ido hacia él con las mismas intenciones que tu—dijo mirando en su
dirección y bebiendo— pero me dio una clara declaración de que no declinaría—
mirándola— y como te dije antes, no sé que le ofreció para que este ni siquiera
piense en otra oferta.
—Es una ofrecida ¿Qué más?—dijo Camila con rabia. Y por alguna extraña razón,
ella creía en las palabras de Lauren, no dudaría que fuera cierto. Pero eso no
quitaba el hecho de que de todas formas averiguaría por sí misma. Suspirando
cansadamente observo a la ronda clavando especialmente su mirada en la rubia
que ahora reía.
Milenka Serkin. Digna rival de las dos. Si Camila y Lauren estaban continuamente
peleando por obtener siempre el primer lugar, obviamente después de ella
también seguían otras revistas. Y el tercer puesto, que lo sabe mantener muy
bien, era para aquella mujer que se había llevado el premio mayor esa noche.
Camila la detestaba profundamente, si se encontraban personalmente en eventos
como este, solamente eran saludos y sonrisas fingidas. La hipocresía estaba a flor
de piel cuando estaban cara a cara.
Ella le había dejado en claro varias veces que buscaba derrocarla de su puesto,
pero obviamente Camila siendo tan conocida y respetada, aquello no era tarea
sencilla, pero la rubia mujer estaba empecinaba que algún día lograría eso. Y ella
haría todo lo posible para evitar eso a toda costa.
Ella giro su rostro encontrando a Lauren mirándola fijamente, aunque no lo
admitiría, ella agradecía en estos casos ser la amante de Lauren Jauregui. Eso al
menos la dejaba tranquila de que no haría nada en su contra, la favorecía por
completo. Al menos ahora podían ser dos contra una, y Milenka no tendría ni
siquiera oportunidad de quitarles el trono a alguna de las dos.
Anna estaba buscando por todos lados alguien conocido al menos con quien
hablar. Le había perdido el rastro por completo a Lauren cuando le había dicho
que se adelantaría a la fiesta, y el muy “caballeroso” de Edward la había dejado
sola parada cuando una mujer se le había acercado para bailar. Ella estaba
completamente furiosa, esperaba encontrar a Lauren para que ella le propusiera
marcharse juntas como siempre pasaba, si. Solamente tenía que seguir buscando.
Allyson ya iba por la segunda copa con Noah, nunca habían hablado más que
algunas palabras en el trabajo. Y solamente habían sido órdenes o consultas por
parte de su jefa, Noah aparentaba ser una persona amable y además de eso era
encantador. Se había mostrado muy caballero y tenía muchas conversaciones
interesantes.
—Disculpa ¿quisieras bailar?—se acerco una mujer a Noah de manera insinuante.
—Lo siento, pero estoy con ella—dijo apuntando a Allyson. La mujer asintió con la
cabeza ya para marcharse.
—No, espera—dijo deteniéndola— ve a divertirte si quieres, no hay problemas con
eso.
—¿Segura? Pero estarás sola—Allyson sonrió por su genuina preocupación
—Me daré una vuelta por ahí—contesto parándose— tu tranquilo, estaré bien.
—Está bien, pero cualquier cosa estaré por aquí—dijo antes de ser jalado por la
mujer.
Allyson sonrió y tomando su copa avanzo dando una vuelta tal cual como había
dicho. La mansión era enorme y ella estaba muy sorprendida con cada cosa que
veía. Miro a su alrededor y claramente no había nadie conocido de su círculo, no
eran más que gente importante, pero desconocidos para ella. Dio un trago a su
bebida y comenzó a avanzar hacia donde sus piernas la guiaban.
Después de dar varias vueltas en la planta baja, ella se topo con las escaleras.
Observo a algunas personas hablando sobre esta y ella tomo coraje para
comenzar a subirlas, no sabía a dónde se dirigía con exactitud. Sintiéndose un
poco mareada a causa de la bebida y por la falta de costumbre de beberla, tomo la
buena decisión de dejar su vaso sobre una pequeña mesa que vio en el pasillo del
segundo piso. Miro maravillada los caros cuadros sobre la pared, aquella era una
total belleza. Estuvo tan sumergida viendo la fila de cuadros que no noto que de
repente ya se había topado con el final de este, estaba a punto de girarse y tomar
el camino de regreso cuando escucho un pequeño gemido proveniente de una de
las puertas del pasillo.
Ella en un acto de inocencia se tapo la boca con su mano para no reír, ya que
cuando escucho un segundo sonido se dio cuenta de lo que aquello significaba.
Peleándose entre la intriga y la pequeña voz que le decía que se alejara de ahí,
ella avanzo unos pasos buscando de donde provenía aquello. No fue hasta tres
puertas más adelante que vio una entreabierta y escucho que los sonidos
provenían de ahí. Dio un vistazo hacia atrás y no vio absolutamente a nadie en el
pasillo, así que con todo el silencio con el que se disponía a caminar, miro hacia el
interior de la habitación hasta donde la puerta abierta se lo permitiera. Y aquella si
fue una total sorpresa.
El vestido, la larga cabellera castaña y su voz, puso en total alerta a Allyson. Esa
no era nada más y nada menos que su jefa. Besándose apasionadamente con
alguien más. Ella creía que esa mujer estaba permanentemente sola, y que
equivocada estaba. Cuando la otra figura frente a ella se movió, los ojos de
Allyson crecieron enormemente, su jefa estaba besándose con otra mujer. Y no
cualquier mujer, sino que con Lauren Jauregui, su mortal rival. Allyson
rápidamente viajo hace varias semanas atrás cuando se jefa le había mencionado
algo que hasta ahora tenía sentido “yo estoy dispuesta a hacer lo que sea con tal
de que todo marche bien” era lo que le había dicho, ella nuevamente volvió a
tomar su boca con su mano, intentando reprimir su voz de sorpresa.
Aquello era totalmente increíble, se suponía que la odiaba, se le notaba, ella se la
pasaba hablando mal y recordó perfectamente el día que ella había leído las
noticias acerca de su supuesta amistad. Allyson sabia que nada de aquello era
cierto pero ¿ahora? Nada tenía sentido.
Ella espero dentro del auto y observo a una desconocida mujer a la que todavía no
le veía el rostro por la oscuridad, pero si vio perfectamente cuando la morena la
había empujado contra el auto y la besaba. El pulso de Anna se acelero con esta
imagen.
Las dos cortaron el beso tan abruptamente como había comenzado, así que
tomadas de la mano se dirigían a los ascensores. Anna espero el momento en el
que pasaron demasiado cerca de su auto sin notar su presencia. Pero la sorpresa
se la había llevado ella cuando vio quien era la acompañante de Lauren. Entonces
con la respiración acelerada ella dijo lentamente.
—No… puede…ser…
pei_17
Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 13/08/2015
XXV
MALOS PASOS.
Ella no podía creer que Camila Cabello este con Lauren en esos momentos,
estaba todo tan descontrolado en su cabeza que no le encontraba sentido a nada.
¿No se suponía que le caía mal? Aunque Lauren nunca había soltado algún mal
comentario acerca de la castaña, ella no dejaba de ser su competencia. Muchas
veces había encontrado a Camila mirarla de mala manera, Lauren se mostraba
como si su presencia no estuviera ahí, pero la castaña siempre había dejado ver
su disgusto ¿Cómo había hecho Lauren? Quizás esas dos se traían algo, no podía
encontrarle otro sentido. ¿Eran amantes desde hace mucho tiempo? Si era así,
eran unas excelentes actrices, nunca se lo habría imaginado.
Anna aun con la rabia decidió tomar una decisión lo antes posible, encendió el
auto y decidió marchase de ahí. Aunque las ganas de ir hasta su puerta e
interrumpir lo que sabía que estaba haciendo aquellas dos fuera más fuerte, sabía
que le convenía mantenerse aun al margen con esa información que sabía. Por
más que la envenenara saber que Lauren estaba con otra, ella tenía que actuar
con cautela. Ya vería que haría después, pero de lo que si estaba segura es que
haría todo lo posible por tener a Lauren solo para ella, no importaba hasta donde
tuviera que llegar.
Arranco el auto y salió rápidamente de ese estacionamiento, con la mente
encaprichada en su próximo plan.
Camila apenas había alzando a cerrar la puerta que Lauren ya la tenía
presionándola contra esta. No había invitaciones por cortesía de alguna bebida ni
el ofrecimiento de ponerse cómoda. Solamente estaba la sensación de un cuerpo
caliente apretándose contra el suyo y una boca suave y húmeda que le quitaba el
aire y la noción de la realidad.
Lauren la tomaba de las caderas acercándola más a ella como queriendo ser una,
sus manos cálidas subían y bajaban por todo su contorno. Camila con los ojos
cerrados se entregaba por completo al momento, aunque luchara con todas sus
fuerzas. Ella no debería ser tan débil, no tendría que mostrarse tan dispuesta, pero
es que todo se sentía tan bien, aunque para ella fuera mal visto. Aquello era malo
a la vez que peligroso por donde se le mirara.
Mordió sus labios para reprimir su gemido cuando Lauren absorbió su cuello con
ansias. Estaba mal, aquella estaba muy mal, pero es que se sentía tan bien. La
respiración agitada de la morena llego a sus odios y no hizo más que acelerarle el
pulso. Tomo a Lauren de la espalda y la pego aun mas contra ella, siendo ahora
prisionera entre su cuerpo y la puerta. Camila volvió a besar sus labios, donde con
cada movimiento suave, disminuían sus contradicciones para darle paso al place.
Las manos de Lauren se movieron con maestría desde sus caderas a sus pechos,
y esta vez Camila no pudo reprimir su gemido de gusto. Bajo por sus hombros su
vestido para encontrar sus blancos pechos sin brasier, con la mirada maravillada
ante el paisaje su boca no resistió un segundo más y fue a parar directo a donde
la carne vibrara por su toque. Camila tiro de sus bellos negros acercándola para
que no se detuviera, ya no había marcha atrás.
Lauren se entretuvo un buen rato consintiendo un pecho para después pasar a
otro, dejándolos algo rojos y brillantes, estando completamente erectos sus
dientes participaban también de forma suave.
Y cada bocanada de aire que se respiraba estaba caliente, sus pulmones le
quemaban y su corazón acelerada bombeaba fuerte la sangre por sus venas. Sin
más preámbulos, la morena comenzó a levantar su vestido hasta ponerlo arriba de
sus caderas, deslizando posteriormente la ropa interior de la castaña de manera
tan lenta que hacia sufrir a las dos. Lauren ya podía oler claramente su deseo,
Camila estaba como siempre, totalmente dispuesta.
Cuando esta había levantado una pierna y después la otra, se encontró
semidesnuda frente a los feroces ojos azules que la miraban con hambre.
Camila contuvo el aliento durante todo el momento pausando en el que Lauren se
arrodillaba frente a ella, y sin apartar la mirada, se sumergía entre sus piernas. La
castaña murmuro algo inentendible antes de morder sus labios y observar el
techo, la lengua de Lauren se movía con destreza aliviando increíblemente el dolor
de su deseo. Por pura inercia coloco una mano sobre su cabeza alborotando aun
mas sus cabellos cortos y la otra mano libre fue a parar a un doliente pecho, a
Lauren le maravillo tanto esta imagen que introdujo su lengua en su interior,
ganando un gemido más sonoro por parte de la mujer a la que le comenzaban a
temblar involuntariamente sus piernas.
******
Una vez que espero a la hora correcta, ella le ordeno a su chofer llevarla primero a
la dirección que le había dado Allyson. Introduciéndola en una zona donde el nivel
económico no se veía bajo pero tampoco tan alto. Al parecer su secretaria no vivía
tan mal después de todo. Fue el mismo hombre quien se había bajado y había
golpeado la puerta de su casa, la observo salir pocos segundos después con su
habitual timidez de siempre. El chofer le había abierto la puerta dejándola sin
ninguna escapatoria de sentarse en otro lugar que no fuera al lado de su jefa.
Camila estaba ocupando mas lugar de su lado que el correspondiente, pero
claramente se veía que no tenía intenciones de moverse, así que la rubia con los
nervios aumentando de nivel tuvo que prácticamente encogerse para no entrar en
un incomodo contacto con su jefa. Mas ahora que sabía de su secreto no tan
secreto para ella.
Había pasado ya un largo tiempo agobiante para ella, estaba cansada de saludar
y sonreír falsamente a todos. Cuando finalmente se había decidió por tomar
asiento y descansar un poco, una asquerosa presencia se presento frente a ella.
Camila de haber sido un gato, todos los pelos de su cuerpo se hubieran crispado.
pei_17
Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 13/08/2015
XXVI
NUEVAS EMOCIONES.
Todo había pasado en cámara lenta para sus ojos. El ruido de las llantas rechinar
parecía repetirse una y otra vez dentro de su cabeza.
De pronto y como si nada, el sonido del tráfico comenzó a oírse y ella tomo
conciencia de lo que acababa de ocurrir. Camila se levanto sin importarle el dolor
en sus piernas y manos, y la realidad la golpeo brutalmente.
—¡Lauren, no!—grito avanzando hacia ella. Se arrodillo a su lado y con las manos
temblorosas busco inútilmente despertarla—Lauren abre tus ojos por favor—pidió
sumamente asustada— Lauren no es gracioso, por favor, por favor, por lo que
más quieras despierta—dijo desesperada frente a su rostro. Pero no había ni
siquiera una mínima señal de la morena.
—¡Señorita!—dijo el hombre saliendo del auto viendo la escena— Juro que no las
vi, usted paro en medio de la calle y luego ella se interpuso y…
—Ambulancia…—murmuro Camila viendo hacia la nada— ¡Llama a una
ambulancia maldita sea si no quieres terminar tras las rejas por el resto de tu vida!
—grito mirándolo furiosa— ¡Hazlo ya maldito inservible!—volvió a ordenar con
todas sus fuerzas
—Enseguida…enseguida—dijo asustado. Tomo su celular y muy obediente
comenzó a hacer lo pedido.
—Lauren…—dijo tocando delicadamente su rostro— ¿Por qué hiciste esa tontería
Lauren?—pregunto temblando— no tendrías… —menciono interrumpiéndose a sí
misma.
Los minutos posteriores fueron un total infierno para sus nervios. Las personas
comenzaron a rodear el lugar del accidente víctimas de la curiosidad.
Cuando la ambulancia finalmente había llegado, eso apenas había disminuido un
poco la preocupación de Camila, ella observo todo el momento en el que cargaban
a Lauren a una camilla y ésta todavía seguía sin enterarse de lo que sucedía a su
alrededor, esperaba que aquello no significara graves consecuencias. Los
enfermeros la colocaron cuidadosamente dentro de la ambulancia y estaban a
punto de irse cuando uno de ellos la miro parada con la vista perdida.
—Señorita, está usted herida—dijo señalándoles las rodillas de las que caían unas
gotas de sangre, Camila se observo y efectivamente lo estaba, pero
milagrosamente ella no sentía dolor en lo absoluto.
—Yo estoy bien—dijo retrocediendo— por favor, llévenla enseguida a ella al
hospital. Esta grave, la… atropellaron y…—dijo rápidamente. Las palabras se le
atoraban y ella en ese instante descubrió que tan asustada se encontraba
—Tranquilícese, usted también puede venir con nosotros en la ambulancia—
ofreció— no está en las mismas condiciones, pero de todas maneras es necesario
llevarla también—Camila asintió y decidió que eso iba a ser lo mejor. Miro una
última vez hacia atrás viendo como varias personas salían de la gran carpa y no
dudo que pronto todos se enterarían de lo sucedido, observo fulminantemente al
hombre dueño del auto como este intentaba explicarle a la policía lo sucedido y se
adentro en la ambulancia.
Habían pasado otros pocos minutos de viaje, afortunadamente el trafico los
favorecía y con ellos el buen manejo del conductor. Camila se había pasado todo
el rato mirando preocupadamente a Lauren tendida en la camilla. Enojándose a la
vez con ella misma y la morena por lo que había hecho, la culpabilidad se hacía
presente poco a poco al igual que el miedo.
Una vez que llegaron al hospital, se llevaron a Lauren por un largo pasillo
entendiéndola de urgencia, con ella solamente se habían limitado a curarle sus
manos y rodillas por el impacto de haber caído de esa manera. La habían dejado
una habitación para ella, donde, con mucho recelo, decidió acostarse, ya que
todos habían notado su estado de nerviosismo.
Cuando los efectos de los calmantes finalmente habían pasado, ella abrió los ojos
encontrando las típicas paredes blancas rodearlas. Estaba completamente sola en
la habitación y le habían costado unos cuantos segundos en encontrar la razón
por la cual estaba ahí. Con pesar en su cuerpo y sintiéndose levemente mareada,
se levanto, la preocupación nuevamente hacia aparición en ella.
Estando ya en el pasillo se dirigió rápidamente a la recepción en busca de
información, encontrando a una mujer detrás de un gran mostrado.
Lo primero que noto fue el ensordecedor silencio en la habitación, las luces eran
tenues y vislumbro el cuerpo tranquilo de la morena. Cerró la puerta detrás de ella
y con pasos lentos se acerco hasta la cama. Efectivamente como le había dicho el
doctor, Lauren tenía uno que otro corte pequeño en el rostro, aparte de la ceja que
tenía una diminuta gasa. La pierna que sobre salía entre las sabanas estaba
vendada justo en el tobillo y podía notarse que debajo de su pecho la rodeaba
otra, obviamente, más gruesa.
Camila comenzó a sentir todo tipo de sensaciones encontradas, Lauren no era de
su completo agrado, pero verla en un situación así y mas al saber que tendría que
haber sido ella quien estaba sobre esa cama y no ella, la hacía dudar
absolutamente de todo.
Cuando levanto su mano en el aire, noto que estaba temblando, así que con el
mayor de los cuidados acaricio suavemente sus cabellos. Se veía completamente
tranquila en ese estado, era todo lo contrario a la persona detestable que estaba
todo el tiempo molestándola con comentarios inadecuados. La razón de la
mayoría de sus cambios de humor ahora se mostraba completamente débil e
indefensa, trazo con sus dedos tocando apenas la piel de su cara. Delineo sus
cejas, nariz y boca con suma paciencia al saber que nadie la vería o ella la
sorprendería. Arrimo una silla al costado de su cama y tomo delicadamente una de
sus manos, notando una que otra raspadura.
—¿Por qué hiciste eso Lauren?—quiso saber preguntando inútilmente sin soltar
su mano y acariciando su rostro con su otra mano libre. Camila comenzó a
reprocharse así misma su acción, pero quería convencerse una y otra vez que
estaba ahí por la culpabilidad.
Perdió la noción del tiempo de cuanto estuvo en aquella posición mirándola,
luchando con todas sus fuerza, queriendo coordinar inútilmente lo que quería
hacer, lo que estaba haciendo y lo que pensaba.
Y de repente, asustándola, Lauren comenzó a removerse sobre en la cama y a
soltar quejidos inentendibles. Camila rápidamente se paro separándose de ella y
mirándola con toda su atención.
La morena abrió sus ojos clavándolos directamente en los de ella, y Camila
involuntariamente y aunque no lo demostrara, una pizca de ella se alegro de que
finalmente estuviera consciente. Lauren se ajusto a la cama para su comodidad y
comenzó a mirar todo a su alrededor como queriendo descifrar donde se
encontraba y como había ido a parar ahí.
—Hasta que despiertas—menciono Camila logrando que la volviera a mirar— el
doctor dijo que estabas sedada pero veo que hasta para eso eres dura—
cruzándose de brazos.
—¿Qué me sucedió?—pregunto tocándose sus adoloridas costillas a los costados
y viendo sus manos con raspones y moretones que comenzaban a aparecer.
—Te atropellaron—contesto— supongo que comienzas a sentir nuevamente—dijo
cambiando de tema al ver su cara de dolor— llamare al doctor—dijo comenzando
a caminar hacia la puerta.
—Espera—Camila se giro para mirarla—antes de que te vayas… dime una cosa—
dijo lentamente mirándola— ¿Quién eres?—pregunto. Camila abrió grandes los
ojos y dio un paso hacia atrás, completamente atónita sin poder creer lo que
Lauren acababa de preguntarle. Ella esperaba muchas cosas, pero nada a esa
magnitud, el doctor se lo había advertido, pero ¿no recordarla? ¿Tan serio había
sido el golpe?
—Tú… tú no estarás hablando en serio—dijo con un hilo de voz. El silencio
comenzó a hacerse incomodo.
*****
—Disculpa—dijo en voz alta para que todo el grupo lo oyera— ¿Alguien sabe que
sucedió?—pregunto.
—Un accidente—respondió obviamente un hombre moreno— al parecer atropello
a una mujer que cruzaba la calle sin mirar.
—Santo cielos—murmuro sorprendido— espero que no haya sido nada grave.
—Eso sí que no se sabe—respondió otro— hace rato se la ha llevado una
ambulancia, al parecer estaba inconsciente—termino diciendo.
Edward asintió con la cabeza y se dispuso a retirarse cuando observo a un joven
agitado corriendo en dirección al grupo con el que había hablado.
—Ya sea a quien atropellaron—dijo intentando calmar su respiración— fue a
Lauren Jauregui— anuncio claramente— El rubio al escuchar esto giro
automáticamente con el miedo recorrerle el grupo, fue hasta el muchacho y no
dudo en tomarlo del brazo para que girar.
—¿Dijiste Lauren?—pregunto con temor—¿Lauren Jauregui?—queriendo y no
queriendo saber la respuesta.
—Si—respondió el joven extrañado— mi amigo policía me lo acaba de decir, fue a
ella a quien llevo la ambulancia hace rato.
Lauren la miraba fijamente esperando una respuesta, sus ojos estaban neutros
esperando su respuesta, y ella, ella no sabía que responder.
—Yo…—trago duro—yo soy…—y no supo que responder. Esa clase de verdad le
costaba decir tanto que removía cosas en su interior.
—¿Tu eres…?—menciono pausadamente Lauren para que siguiera. Camila miro
sus facciones y comenzó a ver como poco a poco de la cara de ésta nacía la
diversión. Y lo supo, enseguida todo llego a ella haciendo un clic, reiniciándole
todo a un cambio abrupto totalmente diferente.
—¡Me estas jodiendo!—bramo enojada— ¡Es un chiste!—grito. Y de muy mal
gusto para ella, Lauren soltó una carcajada cuando fue descubierta.
—¡Por Dios!—dijo riendo— Tu cara… tu cara estaba como la pared—dijo para
señalarla y seguir riendo. Camila apretó sus puños y suspiro varias veces para no
irse sobre ella y darle su merecido, pero ya era suficiente el estado con el que la
veía.
—Eres una…—reprimiendo lo que estaba a punto de decir a medida que negaba
con la cabeza. Lauren no tenia para nada mentalmente la edad que aparentaba
tener.
—Dios Camila…—dijo abrazándose a sí misma mientras intentaba aminorar su
risa— ¡Ay, esto duele!—quejándose y tocándose las costillas. Fue hasta ese
momento que retomo nuevamente consciencia de cómo estaba.
—Te lo mereces por estar de estúpida—dijo enojada. Sentía unas tremendas
ganas de lanzarle una bofetada al menos para quitarle esa sonrisa, pero recordó
que estaba ahí por ella y ese era el único motivo por el que un se encontraba ahí.
Lauren recupero la compostura y vio las vendas en sus rodillas.
—¿Cómo te encuentras?—pregunto con interés. Camila volvió a suspirar mirando
hacia el otro lado para tranquilizarse y tomarse su tiempo para contestar.
—Evidentemente mejor que tu—dijo señalándola con la cabeza y cruzándose de
brazos.
—Mejor así— respondió sonriendo— deberías ver la calle antes de cruzar así—
menciono como quien no quiere la cosa al recordarlo todo. Camila volvió a sentir,
al menos una minúscula porción de ella, un malestar y algo de culpabilidad por
eso. Pero rápidamente recordó el motivo por el que estaban ambas ahí y la furia
amenazaba con querer volver a aparecer nuevamente.
—Iré por el doctor—fue todo lo que dijo saliendo ahí. Sabía que si se quedaba un
momento más con ella comenzaría a reclamarle una vez mas lo sucedido, pero se
consoló diciéndose así misma que no eran nada y no tenia porque hacerlo, luego
vería la manera de descubrir porque había sucedido eso. Pero no quitaba el hecho
de que le molestara.
Lauren había pasado una pésima noche en el hospital, después de todo tampoco
eran de su agrado. Al día siguiente Edward había ido nuevamente a visitarla como
había prometido, le comento lo que había pasado con Anna y Camila y el la
regaño diciéndole que eso le sucedida por no haberle dejado claras las cosas a la
castaña como era debido. Estuvieron charlando hasta que el doctor entro y le dio
el alta, dándole más recomendaciones para su reposo. Su amigo se encargo de
llevarla hasta su casa, y Lauren durante todo el camino se había querido
comunicar con Camila, pero esta ni siquiera respondía a sus llamadas, al igual que
la noche anterior. Así que decidió mandarle un mensaje informándola de que ya
no estaba en el hospital, teniendo al menos una esperanza por si ella decidía
visitarla nuevamente. Aunque si seguía tan enojada como el día anterior, dudaba
que lo hiciera.
Camila se maldijo una vez más así misma cuando veía que ya faltaba poco para
llegar, Lauren el día anterior la había estado llamando incansablemente, y ella sin
saber muy bien porque lo hacía, no atendía a ninguna de sus llamados. Cuando
pareció que ella finalmente entendió la indirecta, poco después, le había llegado
un mensaje de que ya había sido dada de alta, entonces supuso que ya se
encontraba mucho mejor. Había dejado pasar ese día, y no fue hasta el otro día
después que decidió ir hasta su penthouse. Se había llevado sin querer sus
pastillas y se dijo que solamente estaba ahí para hacérselas llegar.
pei_17
Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 13/08/2015
XXVII
SALTO AL PRECIPICIO.
Nunca nadie le había hecho frente como ella, nadie le había llevado la contraria y
mucho menos, tenían ese carácter altanero siempre queriendo buscarle la
contraria. Las mujeres que ella le gustaban, solamente era cuestión de esperar
para que solas se les ofrecieran, y eso era que aburría enormemente a Lauren.
Haber conseguido a Camila había sido el mayor de sus logros, la mujer que
siempre había observado a la distancia durante su joven adolescencia hasta el
momento.
Y lo que lo hacía aun mejor, era que sabía que disfrutaba junto con ella cada vez
que estaban juntas, su cuerpo se lo había demostrado en cada ocasión. Ella era
impredecible con un carácter particular, y Lauren dudaba si realmente quería
domarla como tantas veces había fantaseado. Las peleas y hacerla enojar era
algo realmente entretenido, ya que no era tarea difícil poder lograrlo. Era una
mujer como ella, de su mismo estatus y nivel social, ambas dueñas de unas
importantes revistas de modas. Había más cosas en común de las que quisiera
aceptar, aunque sus personalidades fueran totalmente contrarias, pero ¿Qué era
lo que decían de los opuestos? Sabia claramente que ella era la primer mujer con
la que Camila estaba, y eso era algo que a Lauren le encantaba de sobre manera,
lo que se preguntaba e intrigaba era ¿Cómo es que ella había cedido tan
fácilmente? No se la veía como la clase de mujer que estaría con otra, Camila era
respetable, recta y seria, y Lauren no cabía en sí al saber que después de todo,
ahora estaba con ella.
Quizás hubiera querido que las cosas se den de otra manera, sin límites de tiempo
y ella estar por su propia cuenta, pero sabía que eso era imposible. Había estado
tan desesperada por vengarse y tenerla que no se había puesto a reparar que tal
vez ella estaría contando los días para que su trato finalmente terminara.
Estaba tan concentrada divagando y analizando las cosas, que se necesito un
segundo llamado de la mujer que trabajaba ahí para que le prestara atención.
Lauren puso detrás de ella una almohada y se sentó sobre la cama, buscando una
cómoda posición para que sus costillas no dolieran. La puerta se abrió y apareció
una increíble Camila con camisa y pantalones ajustados, Lauren trago duro y le
sonrió al saber que apareció después de todo.
—Buenos días Camila—la saludo— que sorpresa tenerte aquí tan temprano por la
mañana.
—Tenía que traerte esto—dijo mostrándole las pastillas— me las he llevado sin
querer esa vez en el hospital.
—Créeme que notado su ausencia—contesto Lauren. Camila sonrió al imaginar la
pésima noche que habrá tenido Lauren sin las pastillas para aliviar el dolor, de
todas formas era lo mínimo que se merecía por ser mentirosa— María me ha dado
algunas pero no surten el mismo efecto.
—Bien, entonces aquí te las dejo— dijo colocándolas en la mesita al lado de su
cama— solamente a eso venia—dijo mirando hacia otra parte.
—¿Ya te irás?—quiso saber— ven aquí y charlemos—propuso Lauren palmeando
el espacio vacío de la cama a su lado.
—No lo sé Jauregui—dijo dudosa cruzándose de brazos.
—Vamos Camila—menciono mostrándole su reloj— aun es temprano para ir a
trabajar, en cuanto sea la hora prometo dejarte tranquila—regalándole otra
sonrisa.
—Está bien, pero solo un momento—dijo queriendo simular que no se había
tildado viendo esos dientes perfectos, ella se sentó a su lado incomoda al tener a
Lauren mirándole de esa manera y mas con la cercanía
—¿Y cómo va el trabajo?—pregunto Lauren iniciando la conversación. Camila la
miro desconfiada y Lauren supo rápidamente el motivo— solamente era una
pregunta por cortesía, Camila. Créeme que no lo hago con segundas intenciones,
mírame—dijo señalándose— estoy aquí y no puedo hacer nada, si no fuera
porque Edward vendrá a traerme los informes estaría muy incomunicada de todo.
—El trabajo va bien Lauren—respondió quitando una invisible pelusa de su
pantalón— eh estado muy ocupada ayer y seguramente también hoy, debemos
preparara muy bien la nueva temporada—comento. Lauren asintió con la cabeza.
—Lo comprendo—dijo— ¿Es por eso que has venido hasta hoy recién?—pregunto
bromeando— te he llamado varias veces ayer.
—Sí, bueno no he podido del todo—mintió— te las hubiera podido traer pero el
tiempo no estaba de mi lado.
—Tranquila, viniste hoy y eso ya es mucho— respondió tocando la mano que
estaba tendida sobre la cama, Camila no la aparto, sino que miro ambas manos
juntas sobre la cama y se sorprendió al ver que Lauren siempre tenía ese calor
agradable en ella.
—Las noticias no hablan más que de tu accidente—comento Camila queriéndole
quitar importancia a las caricias de Lauren sobre su mano— no dudo que ya todo
New York lo sepa.
—Bueno, las malas noticias viajan rápido—dijo Lauren— ¿Al menos no han
exagerado algo o algún invento por el estilo?
—Al menos por el momento no—contesto mirándola— lo poco que he visto no
dice más que te ha atropellado un auto por ir distraída—comento recordando el
momento una vez más.
—Sí, supongo que tendré que tener más en cuenta que cuando rescate a alguien
yo también debo moverme—dijo queriendo bromear. No supo si Camila rio o
sonrió ya que miro hacia otro lado y no pudo ver su rostro.
—Convengamos que debes estar más atenta entonces—dijo mirándola
finalmente.
—¿Cómo están tus rodillas?—pregunto entrelazando sus dedos, ya que Camila no
había quitado su mano aun, ella lo tomo como un permiso para seguir.
—Yo estoy bien Lauren, solo fueron unos raspones—contesto— tu eres la del
tobillo doblado y las costillas fisuradas.
—Lo sé—contesto distraídamente. Lauren acaricio con su mano libre una cicatriz
que tenía la castaña en el dorso de su mano, arrugando el entrecejo quiso
preguntarle cómo se la había hecho, pero cuando miro la cara de Camila viendo
en la misma dirección supo que quizás debería dejarlo para más tarde.
—Debo irme—dijo notándose claramente incomoda, sabía que Lauren quizás
preguntaría por esa cicatriz y ella no quería revivir ese momento nuevamente.
—No, espera—dijo Lauren jalándole del brazo cuando ella se había parado,
Camila perdió el equilibrio y fue a parar sobre Lauren, con ambos brazos en cada
costado— ¿no piensas despedirte de mí?—dijo Lauren acariciando su rostro y
aprovechando el momento.
—Yo…—quiso decir, pero Lauren interrumpió eso besándola con ganas. Camila
no pudo resistirse a eso, pasar de besar esos labios casi a diario a unos cuantos
días sin ellos era algo de lo que estaba acostumbrándose, quisiera o no. Así que
con las mimas ansias comenzó a corresponder el beso, expresando claramente
cuanto había extrañado esa boca. Lauren despeinaba sus cabellos pero a ella no
le importaba, la suavidad con la que lo hacía y su boca moviéndose sobre la de
ella la llevaban a otra realidad donde no existían más que eso y las sensaciones
que provocaba en ella.
Las respiraciones iban en aumento y el aire se hacía necesario, pero aun así no
se separaban, Lauren coloco una mano en su malo y la atrajo hacia sí, y Camila
se dejo caer con todo su peso sobre ella, olvidándose de su estado. Fue cuando
se escucho el quejido de Lauren dentro de la boca de ambas, que Camila noto
que quizás le estaba haciendo daño. Se separo de ella rápidamente parándose a
su lado y la vez peinando sus cabellos.
Camila le relato con detalles el accidente y como ella había tenido algo que ver. Le
había dicho que fue porque Lauren la había salvado a ella de ser atropellada y por
eso había terminado así, obviamente omitiendo el detalle que iban discutiendo y la
razón por la que ella se había ido como si nada de ahí. Aunque para Allyson no
fue la gran sorpresa, ella unió sus suposiciones y las sabia correctas, sabía que su
jefa se había marchado por lo que había visto y no “porque quería tomar aire”
como le había dicho, ella no era ninguna tonta. Camila se las había arreglado para
que nadie supiera que ella también tenía algo que ver en el accidente,
seguramente que la vuelvan a involucrar en algo con Lauren le daría algo más que
inventar a los chismosos. Temía tanto que se descubriera el trato que tenia con la
morena que haría hasta lo imposible con tal de que una cosa así no sucediera, no
quería ni imaginarse las cosas que dirían de ella si alguien se llegara a enterar que
ella y Lauren eran amantes. Ni hablar.
Pero por alguna razón, ella le había contado solamente a Allyson que también
estuvo en aquel accidente, no supo porque motivo, pero su secretaria la daba una
sensación de que no abriría la boca, a lo mejor y eso la beneficiara a ella también,
después de todo ella tendría a alguien con quien descargarse de vez en cuando. E
Allyson parecía la candidata perfecta para la discreción.
Los días seguían su curso y con ellos se trazo una nueva rutina. Camila después
del trabajo pasaba a visitar a Lauren un momento, tal cual como el primer día que
se lo había pedido claramente con sus ojos. Lauren no había vuelto a mencionar
el incidente en la carpa ya que comprendió que Camila no quería saber con eso,
después de todo preferiría que las cosas quedaran así a soportarla enojada. La
morena comenzaba a mejorar del tobillo, pero obviamente aun le dolía se ejercía
fuerza con este, sus costillas eran otro tema, ya que el doctor le había dicho que
necesitaría de tiempo para que terminara de sanar, posiblemente más de un mes.
Aunque a veces ella se mostraba algo curtida y quería dar un paseo por su hogar,
las empleadas la encontraban y la regañaban pero ella siempre se justificaba
diciendo que se aburría demasiado estando tan sola en la habitación.
Edward la visitaba cada vez que podía y la informaba de todo y la dejaba tranquila
al decirle que todo iba bien con la revista, aunque ella moría por volver al trabajo
que tanto le apasionaba.
Estaba oscureciendo y ella una vez más, se había escapado para sus vueltas.
Quiso ir por si misma por un vaso de agua, pero había sido todo un odisea bajar
las escaleras sin dejar de sentir el dolor en su tobillo cuando tenía que bajar algún
escalón, se sostenía de la barandilla delicadamente para no hacer mucha fuerza
con su brazo y no exponer a que sus costillas se quejaran por el dolor. Cuando
victoriosamente había llegado hasta la cocina tuvo como recompensa a su tan
ansiado vaso de agua. Una vez saciada su necesidad, se dispuso a prepararse
mentalmente para volver a, esta vez, subir las escaleras.
No fue hasta que le faltaban pocos escalones para finalmente terminar que
escucho una voz detrás de ella regañarla.
Camila estaba todavía caminando por el pasillo cuando comenzó a ver una
mCamila castaña ir subiendo por las escaleras, ella avanzo unos cuantos pasos
más para que la tenga frente a ella al terminar de subirlas. Se pulso se acelero y
rápidamente recordó el incidente de la carpa al ver la cara de la mujer que estaba
frente a ella petrificada por la sorpresa.
pei_17
Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 13/08/2015
XVIII
INDIFERENCIA.
La dejo ahí y decidió cambiarse de ropa, aun no comprendía con exactitud qué era
lo que había sucedido, pero por el momento estaba dispuesta a poner la cara si la
situación se complicaba.
Después de su ardua tarea luchando contra los dolores y su ropa, logro finalmente
vestirse. Estaba saliendo de su cuarto cuando escucho la voz de María
anunciando que ya estabas los paramédicos en la casa. Lauren bajo lentamente
las escaleras viendo en el transcurso como colocaba a Anna sobre la camilla, ella
no había mostrado en algún momento movimiento alguno y eso no hacía más que
preocupar a Lauren.
Con las mayores de las dificultades logro entrar a su auto y manejo de manera
tranquila durante todo el trayecto, si hubiera malas noticias los paramédicos se lo
hubieran notificado en el momento. ¿Qué estaba sucediendo? Se preguntaba una
y otra vez. Aun la idea era costosa de asimilar, en un momento estaba
tranquilamente con Camila en su habitación, compartiendo como nunca una
conversación si peleas y al siguiente se encontraba con una imagen
completamente diferente por donde se le mirara.
Lauren no podía evitar reprocharse a sí misma el no haber aclarado las cosas con
Anna nuevamente, era ahora cuando la voz molesta de Edward se repetía en un
constante eco en su cabeza. ¿Qué estaba haciendo Anna en su casa? No tenía
motivos para ir, pero teniendo en cuenta lo insistente que podía llegar a ser esa
mujer no dudaba que no le hubiera importado para nada el trato que le había dado
cuando la había ido a ver al hospital.
¿Qué hacia discutiendo con Camila? ¿Qué sucedido para que ambas este frente a
frente gritándose? Lauren tenía un caos en su cabeza, tenía tanta preocupación
como miedo y la situación no se presentaba para menos. Justo, justo cuando las
cosas estaban marchando tranquilas para ella tenía que suceder este tipo de
cosas.
Estaciono el auto y con dolor que sus costillas y tobillo se lo permitían salió de él y
fue a paso lento hacia el hospital. Quería tener en cuanto antes noticias de Anna y
preguntarle a Camila que rayos era lo que había sucedido.
Fue directamente a la mujer que parecía muy entretenida leyendo unos papeles
que tapaban su rostro.
—Hola—dijo Lauren llamando la atención de la mujer.
—¿Puede ayudarte en algo?—pregunto amablemente después de haber bajado
las hojas.
—Si bueno yo… quería saber cómo esta una amiga que supongo que acaba de
ingresar aquí hace poco. Ella cayo por las escaleras—explico Lauren— su nombre
es Anna Ivanova.
—Ha ingresado hace poco una mujer, si—dijo tecleando— pero aun no ha sido
identificada.
—¿Pero sabe cómo se encuentra?
—En este momento está siendo atendida en urgencia—explico— el doctor
Morozov se está encargando de ella.
—¿Urgencia?—pregunto asustada— ¿Esta grave?
—Aun no se ha notificado nada de eso señorita, si gusta puede sentarse a esperar
hasta que el doctor de noticias.
—Bien—respondió—gracias de todas formas—dijo palmeando su adolorida
costilla.
Lauren estuvo un largo e indefinido tiempo esperando sola en el pasillo,
observando de vez en cuando por la ventana y viendo que ya se había hecho de
noche. Estaba a punto de quedarse dormida ahí sentada como estaba hasta que
vio aproximarse al mismo doctor que la había atendido a ella hace unos días.
—Doctor—dijo Lauren deteniéndolo. El hombro giro y sonrió al reconocerla, la
morena estaba parada firme frente a él y se alegraba de su rápida recuperación.
—Señorita Jauregui—menciono recordándola claramente. A pesar de pasar más
horas en ese hospital que afuera, aquel rostro que había sido publicado en
innumerables revista era muy, muy reconocido— veo que ya se encuentra mejor.
—Si bueno, he estado haciendo reposo como me lo ha dicho—dijo antes de agitar
su cabeza ligeramente, se estaba desviando del tema— Doctor ¿Cómo se
encuentra Anna? ¿Ella está bien?—pregunto con preocupación.
—¿Anna?—pregunto— ¿así se llama? Supongo que me debes hablar de la mujer
que llego inconsciente—menciono.
—La misma—contesto— ¿Cómo se encuentra?
—¿Es usted familiar?—quiso saber— no puedo darle ese tipo de información si no
lo es.
—Soy su jefa—explico Lauren— y créame cuando le digo que no vendrá ninguna
familiar—termino diciendo. El doctor medito lo que escucho pero aun se
encontraba algo receloso al respecto.
—Yo, no lo sé señorita…
—Por favor, es mi empleada y estoy preocupada—dijo como último recurso.
Morozov asintió levemente conmoviéndose y creyéndole sin saber porque.
—Bien—dijo aclarando su garganta— como te había dicho, ella llego aquí
inconsciente con un importante golpe en la cabeza, supongo que eso causo el
desmayo.
—Ella… ella cayó por las escaleras—explico Lauren con temor.
—Bien, eso explica muchas cosas—asintió— además del golpe, tiene su brazo
izquierdo fracturado y un esguince en el muslo, que si se cuida como corresponde
quizás no le traiga complicaciones a futuro. Estamos esperando que despierte
para hacerle un electroencefalograma, queremos ver que tan grave pude haber
sido el impacto en su cabeza.
—Entiendo—dijo con la mirada perdida— ¿puedo pasar a verla?—pregunto.
Quería ver que tantas había sido sus heridas, ya que postrada al final de las
escaleras no era la mejor imagen para quedarse a mirar y evaluarla.
—Todavía no, las enfermeras están encargándose de su cabeza. Tuvo un golpe
que le provoco un corte—explico— pero yo le hare saber cuándo puede pasar a
verla, quizás quiere ir a casa a descansar señorita. Usted aun no está recuperada
del todo.
—Yo estoy bien—dijo queriendo ignorar los dolores— y si no le importa me
quedare a esperar aquí
—Como quiera—dijo sonriendo— es usted una buena jefa, le avisare cuando este
lista—dijo marchándose.
—Gracias—murmuro Lauren a la nada.
Tanto el cansancio físico como el mental, habían terminado por vencer a Lauren
dejándola en un sueño profundo en aquellas incomodas sillas. Había sido
demasiado para tan pocas horas y su cuerpo adolorido se lo hacía notar. Cada
leve movimiento que hacía era una punzada ardiente en sus partes afectadas.
Maldijo cuantas veces pudo a la situación y a ella misma, tenía demasiadas ganas
de irse a casa como se lo había propuesto el médico, pero se sentía con una
enorme culpa y no podía retirarse así como si nada. Más cuando se la había
informado acerca del golpe en su cabeza y que eso podría llegar a traer grandes
consecuencias.
Las molestias y el no saber nada, no había hecho más que aumentar su mal
humor. Había pasado una noche horrenda, preocupada y asustada por lo que se
avecinaba. Había dejado a Camila sola en su casa con una crisis y Anna ahora
estaba internada con lesiones que eran preocupantes. No sabía qué hacer hasta
que no tuviera noticias de su secretaria, era ahora que comenzaba a tomar
consciencia de la gravedad de la situación, la noche anterior había sido ocupada
por el temor y había actuado casi mecánicamente.
Estaba a punto de tomar otro paseo cuando observo al doctor Morozov acercarse
hasta ella.
Cuando entro el único sonido que escucho fue el cerrar de la puerta. Anna estaba,
como suponía, plenamente dormida. El brazo izquierdo ya estaba enyesado y
reposaba sobre su tórax. Tenía algunas marcas en su frente y Lauren se sentía
aun peor, lo único que la aliviaba un poco al menos era saber que estaba ahí
frente a ella, viva y respirando. Tomo una silla y se sentó a su lado, observándola
durante un largo, largo tiempo.
Había notado que se había dormido una vez más, cuando escucho unos quejidos
que provenían de la mujer que estaba a su lado. Lauren termino por abrir los ojos
y observo a Anna tocarse la cabeza con su mano buena y murmurando por lo bajo
algo acerca de su adolorida pierna.
Después de eso el doctor le explico algunas otras cosas más y la morena pudo
quitarse el gran peso que cargaba encima al igual que la preocupación. Si los
análisis salían bien Anna seria dada de alta cuando menos se lo esperara,
solamente que tenía que hacer un reposo más estricto a comparación del suyo,
cualquier tipo de fuerza con su pierna podía seguir empeorando los tejidos
musculares.
Cuando Lauren volvió a entrar a la habitación, encontró a Anna mirándola
fijamente con muchas dudas tatuadas en el rostro.
A la mañana siguiente le había realizado los análisis a Anna y parecía que todo
marchaba bien. La nueva temporada comenzaba la semana próxima y Lauren
estaba de los nervios al dirigir algunas cosas de su trabajo por medio de lo que
Edward le dejaba, esperaba recuperarse rápidamente y estar presente para el
primer lanzamiento. Camila no había intentando explicarse nuevamente y Lauren
no supo si sentirse más enojada por su indiferencia ante lo que había hecho, ¿Por
qué se mostro preocupada en el hospital por Anna entonces? Eso no hacía más
que hacerla dudar con respecto a lo que había sucedido.
Bastaron algunos días más para que le dieran el alta a Anna y Lauren estaba ya
temprano desde la mañana para ir a recogerla, sabía que iba a necesitar una silla
de ruedas y un transporte especial, por eso sería llevada por un personal
especializado en eso. Lauren había llegado a su edificio mucho antes que los
enfermeros, iba a necesitar de guiarlos para que llevaran a Anna desde su piso,
espero afuera en la entrada sin tener idea de que era observada.
Lauren no se perdió del brillo en los ojos de Anna cuando era empujada con su
silla de ruedas hasta ella, habría ofrecido su penthouse como hospedaje
simplemente porque se sentiría peor si no se recuperaba como era debido. Más
con saber que cargaba una mentira sobre su espalda hacia más pesada la carga.
Anna abrió sus brazos cuando faltaba poco para su encuentro y Lauren no tuvo
más alternativa que erguirse un poco y abrazarla.
XXIX
LA INCERTIDUMBRE Y LA NUEVA TEMPORADA.
Los hombres asintieron, Lauren llamo a María y juntos con un gran esfuerzo para
no mover demasiado a Anna, la llevaron hacia el piso de arriba con mucha
dificultad. Se habían requerido de muchas maniobras y mucha lentitud para lograr
aquello, Lauren solamente había permanecido en la cocina pensando en cómo
actuar de ahora en más. Decirle la verdad a Anna era arriesgarse a que
posiblemente lo recuerde todo y quisiera hacer algo contra Camila, y ella no
estaba preparada para soportar el lío que podría aparecerse por eso. Lo mejor
sería inventar algo y quizás rezar para que nunca recuerde que le mintió.
La habitación ya estaba preparada para Anna, así que cuando entro, todos la
habían colocado cómodamente sobre la cama. María despidió a los enfermeros y
decidió obedecer las órdenes de su jefa, tenía muchas preguntas, y claro, no era
para menos después de haber visto a esa misma muchacha tendida al final de las
escaleras en una posición muy incómoda y con sangre saliendo de su cabeza. Y
ahora, días después de lo sucedido y que Lauren estuviera mas fuera del
penthouse que adentro, traen a la misma muchacha con unos enfermeros para
cuidarla en su casa. Definitivamente sucedían cosas de lo que no estaba enterada
para nada, cosas raras y de las que no estaba del todo segura si quería saber.
Lauren termino por limpiar ella misma el vaso donde había bebido agua y lo
guardo en su lugar. Se apoyo en la mesa y soltó un suspiro largo, no sabiendo si
era de alivio o para prepararse ante lo que se venía. María bajo lentamente la
escalera, observando durante unos momentos la mancha que aun no había salido
del tapizado y posteriormente a la morena.
Lauren noto su presencia, pero aun no se atrevía a hacer contacto visual, temía
encontrar su mirada acusadora, y lo que hacía aun peor las cosas, era que en
parte lo era, ya que había sido cómplice y mas en callarlo.
Anna estaba a punto de quedarse dormida cuando escucho unos suaves golpes
en la puerta, en cuanto vio a Lauren aparecer del otro lado, rápidamente su cara
de dormida paso a ser una de alegría. Lauren había notado su sonrisa aparecer
cuando la observo a ella.
Ninguno de los empleados había disimulado verla con asombro cuando ella
apareció, y no era para menos. Había estado al tanto de las revistas y noticias que
había hablado acerca de su accidente. Y como siempre, había encontrado una
que otra exageración, pero no era nada que no se pudiera desmentir con tan solo
mirarla, Camila no había sido involucrada en ello también y era mejor así. No
quería seguir dando explicaciones a algo que ya había pasado.
Paso derecho a su oficina y Edward apareció detrás de ella pisándole los talones.
—Veo que hiciste lo que te pedí—dijo observando fugazmente hacia afuera— ¿Tu
te encargaste de entrevistarla?—pregunto refiriéndose a su nueva secretaria
temporal.
—Sí, y ha sido la más apta—contesto— su nombre es Alexa y es muy eficiente
Lauren, se adapta muy bien.
—Eso espero—contesto mirando lo que su amigo le había traído— ¿han hecho
los cambios que pedí?
—Todos y cada uno—asintió— y todos te han apoyado con los arreglos que
sugeriste.
—Eran mucho mejor que las ideas anteriores—dijo— pero ya estoy aquí, así que
ya no habrá más ausencia—sonriendo.
—Se ve muy bien a decir verdad—dijo mirándola— estas contenta de estar de
nuevo en el rodeo ¿cierto?
—Y no sabes cuento Edward—contesto— es una total pesadilla estar recostada
en una cama sin hacer ningún tipo de actividad alguna.
—Creo que se te comprender—sentándose— y no me quiero ni imaginar con
cierta huésped que tienes, aun me cuesta creer que hayas hecho eso Lauren, si te
sentías culpable de alguna forma podrías haberle pagado a alguien para que la
cuidara o…
—Te explique cómo fueron las cosas Edward—lo interrumpió— y el tema es un
tanto delicado, así que por favor te pediré que no volvamos de nuevo a lo mismo.
—¿Y tú le crees todo eso de que no recuerda nada?—pregunto ceñudo.
—El doctor me ha explicado que eso fue a causa del impacto en su cabeza—
respondió algo insegura— de todas maneras algo así no se puede sostener por
siempre ¿no crees?
—Quizás— cruzándose de piernas— ¿Y qué me dices de cierta mujer testaruda
que ya no te visita?
—Aun no la he llamado—respondió
—¿Y por qué no lo has hecho?—pregunto— estamos a tan solo días de que
comience la nueva temporada y lo suyo termine Lauren ¿estás consciente de eso?
—Lo tengo muy claro Edward, no te preocupes.
—¿Entonces por qué pierdes valioso tiempo?
—Supongo que de alguna manera estoy retrasando las cosas—respondió. El rubio
la miro sin entender, así que Lauren fue por un vaso de agua antes de explicarse
mejor— veras—sentándose de nuevo— traté muy mal a Camila una vez en el
hospital cuando había ido a ver a Anna, yo estaba demasiado nerviosa y
preocupada por lo que le había sucedido y explote en la menor oportunidad.
—¿Qué hiciste Lauren?
—Tampoco es que haya dicho cosas erróneas—contesto— ¿puedes creer que
apareció justo cuando a Anna le dieron en alta y tuvo el valor para comentar que
no estaba tan mal? ¡Por Dios!—suspiro— ¡Ella esta así por su culpa!
—¿Entonces no la llamaste por que estas enojada?
—No, no lo he hecho porque tengo una leve idea de lo que sucedió.
—No entiendo.
—Alcance a escuchar algunas cosas que se gritaban antes de que Camila la
empujara, y sé que no ha sido a propósito, ella es bastante temperamental. Anna
dijo algo que hubiera hecho reaccionar de igual manera a cualquiera.
—Ya entiendo—contesto— de alguna manera te sientes culpable del trato que le
diste aun sabiendo que todo ha sido un accidente, que no fue más que todo un
susto por las consecuencias que pudieron haber aparecido después.
—Exactamente—dijo— quizás sea momento de dejar que las cosas se enfríen y
vuelven al menos un poco a la normalidad.
—Pero Lauren, yo no te culpo—mirándola— tu mentiste por ella, si algo peor
sucedía con Anna tú te ibas a hacer cargo ¿Qué sucede ahora?
—Mi forma de actuar Edward—dijo— conociendo a Camila seguramente me debe
estar odiando más que antes, y supongo que debe estar contando los segundos
para que el viernes llegue y deshacerse de mí lo antes posible. Supongo que es
mejor dejar las cosas así, creo que ya ha tenido suficiente de mí.
—¿Y tu Lauren?—pregunto— ¿Tu ya has tenido suficiente de ella?
—No sé a dónde quieres llegar con eso amigo.
—Solo respóndeme una cosa Lauren—dijo acercándose— olvida lo que pueda
llegar a pensar ella, pero ¿tu quieres que el trato de ambas se termine?—pregunto
sonriendo un poco. Y solo así logro que la morena pensara después de tanto
tiempo.
Quizás ya era la quinta vez que revisaba su celular y nada, tampoco es que
tuviera tan impaciente por aclarar las cosas. Si Lauren le creía o no, le valía un
pepino, ella había intentando explicarle y no se lo había permitido, pero ¿Por qué
esperaba tan impaciente su llamado? Si había algo que ya no podía seguir
negándose a sí misma, era que le enfurecía por completo que Lauren tuviera a su
secretaria hospedad en su propia casa. ¿Por qué tendría que tomarse tal
molestia? ¿Quería hablar con ella para explicarse una vez más o averiguar qué
era lo que tanto hacían esas dos? Contradictoriamente no quería ni pensar que
alguna de todas las ideas que ya se había formado, fuera alguna la real.
Había soportado todo el fin de semana pensando que Lauren lo usaría para
comunicarse con ella y arreglar las cosas, pero nada, absolutamente nada había
sucedido. Y eso la tenía loca de impaciencia y enojo. Y lo que hacía aun peor la
situación, era que ya estaban a días del lanzamiento de la nueva temporada y
todavía no había solucionado nada. Se reprochaba a si misma que ya no tendría
que preocuparse por eso, cuando finalmente el viernes llegara ella ya no tendría
que deberle nada a Lauren y volvería su rutinaria y tranquila vida, pero ¿Por qué
todavía sentía algo que la desesperaba? Se suponía que ya estaba por llegar el
día tan esperada para ella, ¿Qué sucedería que finalmente llegara? ¿Comenzaría
a llevarse mejor con Lauren? ¿Tendrían alguna clase de despedida especial?
¡Pero qué pensaba! Ni siquiera tendría porque imaginarse esas cosas, pero no
podía evitarse sentirse con la duda de que sucedería el viernes.
Cuando vio que nadie estaba prestándole atención, subió calmadamente las
escaleras sin llamar la atención. Su corazón comenzó a bombear fuerte ante el
incierto encuentro, estaba segura que Lauren iba a tenderle alguna trampa, de eso
no cabía duda, pero ella ¿estaba dispuesta a dejarse envolver?
Como la castaña llevaba un vestido sin tiras y era obvio para ese momento, que
gracias a sus manos, Lauren pudo notar que no llevaba brasier. La exclamación
de su garganta hizo notar que tanto le había gustado este descubrimiento, así que
sin más preámbulos con ambas manos, jalo hacia abajo logrando que esas
montañas blancas quedaran frente a ella. El pecho de Camila subía y bajaba con
rapidez, Lauren dio un rápido vistazo a la hermosa visión frente a ella, para
posteriormente observar a la castaña agitada frente a ella, el momento era tan
único y especial, que supo que por sobre todas las cosas contradictorias que
tuvieran una con la otra, no podían evitar que en momentos así, ambas eran
perfectas.
Cuando habían pasado unos minutos, Camila finalmente se bajo con el vestido
puesto correctamente, estaba a punto de ir a fijarse por la puerta cuando la mano
de Lauren la detuvo.
pei_17
Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 13/08/2015
XXX
¿EL FIN?
Habían atravesado las calles con suma rapidez, pero no había sido terea sencilla
poder escaparse.
Después de haber abierto la puerta y observar minuciosamente el pasillo, se
habían atrevido a salir. El escritorio lo habían dejado con todos sus objetos
esparcidos en la habitación, de todas formas nunca sabrían quien no lo habían
hecho, las personas que aparentemente estaban discutiendo no estaban a la vista,
quizás se había retirado ya o se habían perdido de igual forma detrás de alguna
de las puertas. Lauren había dejado que esta vez Camila bajara sola las
escaleras, estuviera un rato entre la multitud para que después de unos minutos
ella hiciera lo mismo, probablemente nadie pensaría certeramente porque salían
las dos juntas del segundo piso, pero era mejor prevenir, y más ahora que todos
estaban al tanto de ellas en esos momentos.
Había localizado a Camila a lo lejos, estaba a punto de hacerle una señal cuando
obtuvo su atención pero fue interceptada por su amigo John.
—Te tardaste—dijo Lauren una vez que ella había entrando al auto.
—Tú también—respondió Camila sin mirarla. Temía observarla y que su cara
delatara el gran deseo con el que Lauren la había dejado en aquel despacho, el
haberle sacado esa satisfacción diaria a su cuerpo y luego darle todo de golpe,
comenzaba a ser algo incontrolable en ella.
Las dos esperaron a que las rejas de la mansión Cabello fueran abiertas una vez
que habían reconocido a su dueña. El viaje había sido silencioso, pero no evito
que alguna de las dos se mirara fugazmente sin que la otra lo notara.
Camila salió en completo silencio del auto y Lauren la siguió de igual manera,
cuando estuvieron adentro no había rastros de algún empleado rondando, y era
algo más que obvio teniendo en cuenta la hora que era.
Sintió a la castaña remover sus cabellos, Lauren no espero un momento más, así
que también la despojo de su ultima prenda, el tener a ese perfecto cuerpo
desnudo solo para ella había sido más que suficiente para lograr que su sangre
hirviera, así que por sí misma, también se quito su vestido corriendo con la misma
suerte que el otro.
Camila no había parado de moverse hasta que llego nuevamente hasta donde
quería, aun así había sido consciente de lo que Lauren estaba haciendo con su
pierna, pero no había dicho nada. Lauren aun no sacaba los dedos de su interior y
ella no estaba segura si quería que lo hiciera alguna vez, movió su pierna hasta
que sintió a Lauren temblar debajo de ella, sintiendo y sabiendo que esta vez su
placer se lo había causado ella de una manera indirecta.
Después de casi media hora, Camila había salido del baño encontrando su cama
vacía. Había experimentando una extraña sensación en su pecho cuando supuso
que Lauren se había ido sin siquiera despedirse, pero aquello cambio cuando la
vio esperándola en el comedor para desayunar. No había expresado su sorpresa
con facciones, pero era una acción muy atenta por parte de Lauren haberse
quedado, le daba al menos un poco mas de ideas acerca del embrollo en el que
estaban metidas.
Habían desayunado juntas y habían tenido una amena charla esa mañana
tranquila, Lauren se había despedido de ella con mucho respeto y Camila
empezaba a relajarse y dejarse llevar.
Habían pasado dos días desde que no hablaba con la castaña, quizás estaba muy
ocupada, o como siempre, con sus prejuicios a flor de piel. La invitación para la
fiesta sorpresa de Joffrey había llegado y ella no pensaba faltar bajo ninguna
circunstancia. Afortunadamente Edward la había pasado a recoger puntual y
juntos fueron hasta la mansión Diatlov, donde el viejo Joffrey llegaría de un viaje
de negocios y todos le iban a dar la bienvenida, ya que solamente él podía viajar
por trabajo hasta el día de su cumpleaños.
Lauren había sido prácticamente arrastrada por Charlotte, ya sea para saludar a
los demás invitados o presentarla con orgullo ante otras. Estaba ya comenzando a
aburrirse de las típicas preguntas aburridas que le hacían, Edward hace tiempo se
había ido a bailar con un mujer y dudaba que el viniera a su rescate. Dio un
vistazo a su alrededor para ver si encontraba algo más interesante que las
absurdas discusiones de aquellos ancianos y touché. Sonrió cuando vio en un
rincón lo que era, obviamente, lo más interesante en ese momento.
Observo la hora una vez más y supo que si eso iba a ser durante toda la noche, ya
se vería dormida del aburrimiento. Justo se había parado cuando escucho una voz
reconocida detrás de ella.
—Tú sí que sabes cómo divertirte ¿he?—giro para encontrar a Lauren sonriendo
— Por cierto, te ves muy bien—comento mirándola.
—No sería yo si así no fuera—contesto caminando.
—¿A dónde vas?—pregunto siguiéndola.
—Al baño—contesto. Lauren sonrió y ella supo captar muy bien aquello.
—¿Y puedo acompañarte?—pregunto.
—De todas maneras así me niegue, sé que no me harás caso Lauren—contesto
suspirando—puedes hacer lo que quieras.
La morena festejo disimuladamente y las dos fueron al baño, milagrosamente la
morena no había intentando nada durante el trayecto, Camila pudo entrar tranquila
y esta la esperaba fuera. Pero al salir, y después de haber fijado muy bien de no
ser vista, la acorralo contra la pared para besarla con mucha necesidad, Camila
apenas había podido reaccionar ante su rapidez.
Lauren había invitado a bailar a Camila pero esta se había negado sin razones,
así que no les quedo otra más que volver a acomodarse en una mesa para tener
conversaciones cortas, ya que siempre alguien se les acercaba para saludarlas o
felicitarlas. Un apuesto joven se había acercado para invitar a bailar a la morena,
Camila había hecho indiscutiblemente una mala cara, pero Lauren ignoro esto,
sabiendo que había sido ella quien no había querido bailar. Cuando los dos se
alejaron, Camila se levanto rápidamente en busca de una bebida, quedarse
sentada viendo eso no era algo que le agradara realmente.
Se había paseado por el jardín y hablado con otras personas más por el camino,
había perdido de vista a Lauren y no sabía si eso era mejor o peor, justo cuando
estaba a punto de rendirse la vio hablando con dos mujeres muy sonriente.
Sabiendo y sintiendo perfectamente que eso no era lo que quería que sucediera.