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RESUMEN DEL LAZARILLO DE TORMES

Por José Rubén Arango Rodríguez

Características de la novela: la novela picaresca se inicia con el Lazarillo en 1554, mostrando la realidad social de España.
Entre sus rasgos más sobresalientes están:

✓ El protagonista es un pícaro, cuya línea de conducta (ladronzuelo o un vagabundo) y norma de vida lo lleva a valerse
de trampas, ardides, mañas, engaño y astucia con agudeza y creatividad.
✓ Es actor y autor. Como autor narra de modo autobiográfico sus aventuras y desventuras, comenzando por su
genealogía y siguiendo con acciones que narra desde un presente que mira al pasado y con un desenlace que él
mismo conoce. La narración de la conducta descarriada del pícaro es, finalmente, castigada o él se arrepiente.
✓ La forma autobiográfica gira en función de la crítica social.
✓ Tiene un carácter satírico.
✓ Tiene una estructura abierta
✓ Es una novela realista que refleja su entorno de pobreza y la descomposición social de España
✓ El pícaro deja una nota moralizante. De ahí que el aspecto moral sea predominante en la novela.
✓ El amor es un tema secundario o aparece por el interés de conseguir algún beneficio particular.
✓ Abundan dichos y refranes. El lenguaje es sencillo. La libertad es el máximo gran bien.
✓ Preponderancia de un humor pesimista
✓ Hay un dominio general de novelas picarescas anónimas, quizá por la denuncia social y el desencanto que muestra
con énfasis en toda la novela. Es única y exclusiva de España.

PRIMER TRATADO

La obra comienza con Lázaro contando su infancia. En ella relata que su apodo proviene del lugar donde nació: en el río
Tormes. Sus padres eran naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Cuando tenía ocho años, su padre Tomé González
fue acusado de “sangrías mal hechas en los costales” (hurto) de la aceña donde trabajaba y fue arrestado, juzgado y
desterrado; luego fue llamado a servir a un caballero como acemilero, en la armada contra los moros donde perdió la vida.
Después cuenta que vinieron a vivir a la ciudad donde la madre, Antonia Pérez, tuvo que trabajar de cocinera a algunos
estudiantes y lavando ropas a algunos criados del Comendador. Luego ella conoció a un negro llamado Zaide, con quien
se amancebaron y de esa relación tuvieron un hijo mulato. El mayordomo descubrió que Zaide le robaba y fue azoado y
pringado. La madre tuvo que pagar una pena en casa del Comendador. Al terminar la pena, la madre y los hijos fueron a
trabajar en el mesón de la Solana, donde llegó un ciego que requería de un lazarillo. La madre lo vendió a este y fue su
primer amo.
Con su primer amo salieron de Salamanca y Lázaro tuvo su primer impase, pues fue corneado. El ciego le aclaró que no
podía pagarle un sueldo, pero sí enseñarle a vivir. El ciego era astuto y sagaz. Vivía de hacer oraciones, rezos y
jeringonzas para curar mujeres de diversos males y cantar en las iglesias, con lo que ganaba bastante. Pero era avaro y
mezquino, y no daba la suficiente alimentación a Lázaro, lo que le llevó a valerse de mañas para lograr el alimento,
haciendo trampas, sisando o engañando a su amo para conseguir el sustento. Así descosía y cosía el fardel para tomar
una porción de pan, torrezno o longaniza; hurtaba parte del pago que le daban al ciego; hizo un hueco en un jarro para
tomar vino, que cuando fue pillado recibió un jarrazo que le dejó heridas en el rostro y le rompió algunos dientes. También
está la del racimo de uvas. Una de las últimas travesuras fue la del cambio de longaniza por nabos en el mesón en
Escalona, la que terminó en una ira impensable del ciego, tal que terminó arpado y rasguñado, y si no lo libran de sus
manos Lázaro hubiese muerto. Además, empezó a desconfiar de Lázaro y a maltratarlo. Por su parte Lázaro comenzó
hacer guiar mal a su amo. En venganza, un día de lluvia recia; Lázaro guió a su ano por un paso angosto que lo llevaba a
un poste de piedra donde topó la cabeza del ciego contra el pilar y cayó con la cabeza hendida. Mucha gente vino a
socorrerlo y Lázaro huyó a Torrijos.
TRATADO SEGUNDO

En Maqueda se encontró con un clérigo que le propuso trabajar con él y fue su segundo amo, el cual era avaro y cruel.
Este tenía un baúl con llave donde guardaba el pan. Los sábados mandaba comprar una cabeza de carnero, pero solo le
daba a Lázaro los huesos roídos. Llegó un calderero que logró darle una llave del arcaz. Así logró comer pan (bodigo)
haciendo trampa para que su amo pensara que eran ratones. Como no conseguía librarse de ellos, contó a sus vecinos los
hechos y situación y ellos le sugirieron que era una culebra. Una noche, escuchó un silbo fuerte y bajó con un garrote. El
garrotazo fue asestado en la cabeza de Lázaro, pues él dormía con la llave del arca. A los quince días continuó con la
travesura hasta que fue sorprendido por su amo y este lo echó de la casa.

TRATADO TERCERO

En Toledo estuvo quince días viviendo de la limosna de la gente, pero cansados de darle monedas lo trataron de gallofero
(vagabundo y holgazán) y le sugirieron buscar un amo. Su tercer amo fue un escudero, el cual aparentaba ser de noble
cuna, pero en realidad era pobre. Llegaron a una casa oscura y sin muebles. Para poder comer Lázaro debía mendigar y
darle parte de lo que conseguía a su amo. El pueblo era poco caritativo. Un día tuvo que hurtar varias libras de pan y en la
tripería le regalaron algo de carne y tripas de vaca. Como al año, el Ayuntamiento acordó que se fueran todos los pobres
extranjeros de la ciudad y el que encontraran por allí recibiría azotes. Durante ocho días el escudero y Lázaro estuvieron
sin comer. Un día el amo encontró un real y mandó a su lacayo por vino, carne y pan. Cierto día llegaron un hombre y una
vieja reclamando el alquiler de la casa y de la cama, unos doce reales. El escudero dijo que les pagaría por la tarde, pero
desapareció y no se supo más de él. Volvieron con el escribano e iban a arrestar al mozo, pero las vecinas le defendieron y
él confesó que su amo decía tener un solar y un palomar en Castilla La Vieja. Entregó la llave y se fue de ese lugar.

TRATADO CUARTO

El cuarto amo fue un fraile de la Merced, muy amigo de vagabundear, andar en negocios seglares y comer fuera del
convento. Este le regaló un par de zapatos que apenas le duraron ocho días, porque los acabó caminando con su amo de
un lugar a otro.

TRATADO QUINTO

El quinto amo, con quien estuvo cerca de cuatro meses, fue un buldero o bulero (“Funcionario comisionado para
distribuir las bulas de la Santa Cruzada y recaudar el producto de la limosna que daban los fieles”). Este amo,
junto con el alguacil, engañaba a la gente para que creyeran en sus ideales o en milagros. Un día el echacuervos
o bulero trató al alguacil de ladrón y este al bulero de falsario y que las bulas que predicaba eran falsas. En esta
disputa intervino el comisario y así llevó al alguacil a otro lugar, quedando el buldero muy enojado. Al día
siguiente, el buldero ordenó tañer la misa y decir un sermón para despedir las bulas. El comisario comenzó el
sermón motivando a los feligreses a tomar las bulas por los beneficios que estas traían. En esas entró el alguacil
confesando el engaño acordado con el buldero y declarando que las bulas eran falsas. El comisario se hincó en el
púlpito y oró pidiendo a Dios una señal sobre la verdad del caso. En esas cae el alguacil echando espumarajos.
El comisario llamó a la sensatez, perdonando al culpable por las injurias, no devolviendo mal por mal. Todos se
arrodillaron y cantaron una letanía. Luego el buldero comenzó una oración tan devota, rogando al Señor que no
quería la muerte del pecador, sino su arrepentimiento y su vida, que hizo llorar a la feligresía. El buldero hizo traer
la bula que la tomaron todos los asistentes. El alguacil se recuperó y pidió perdón, confesando que su actuación
fue obra del demonio. Finalmente se amistaron. Luego ellos se rieron de cómo habían burlado a la gente y
logrado el negocio.

TRATADO SEXTO

El sexto amo fue un maestro de pintar panderos, pero también sufrió penurias y fatigas con él.
El séptimo amo fue un capellán, que le recibió en la iglesia mayor. Le dio un asno, cuatro cántaros y un azote,
con esta dote comenzó el oficio de aguador por toda la ciudad, consiguiendo treinta maravedíes que entregaba
cada día al capellán. El sábado el amo le pagaba treinta maravedíes. Así comenzó a mejorar la condición de vida,
pues pudo comprar ropa. Después de cuatro años devolvió a su amo el asno y dijo que no quería seguir el oficio
de aguador.

SÉPTIMO TRATADO

El octavo amo fue un alguacil, pero estuvo poco tiempo con él por parecerle un oficio de mucho riesgo y peligro.
Luego de tanto sufrimientos, aguantar hambre y fatigas, tuvo amigos y señores que le ayudaban. Un día conoció
al arcipreste de San Salvador, quien sería su noveno amo o su señor, y comenzó a vender sus vinos en la ciudad
de Toledo, la almoneda y cosas perdidas, y pregonar los delitos de los que padecen persecución por justicia en
buen romance. Teniendo noticias de las habilidades y buen vivir de Lázaro, permitió que se casara con una criada
suya. Así empezó a vivir bien con su esposa en una casa cercana a la del arcipreste y su vida medró bastante,
pues nunca faltó el favor y la ayuda del arcipreste. Pero como en todo espacio de felicidad algo se interpone,
comenzaron chismes y comentarios acerca de la esposa de Lázaro y del arcipreste. Ella se angustió, pero Lázaro
la tranquilizó y determinó no hacer caso a esos cuentos. Eso trajo felicidad y un periodo de estabilidad en la vida,
no habiendo nada mejor para Lázaro

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