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Como presupuesto debemos tener presente que en este caso en particular nos
referiremos a la acción como un vehículo para adquirir la condición o “estatus”
de socio y, así, ser titular de un conjunto especial de derechos y obligaciones.
Esta concepción de la acción como fundamento del estatus de socio la
encontramos en los artículo 95 y 96 de la LGS. Respecto a esto es posible decir
que todos los derechos y obligaciones pertenecientes a un socio le son atribuibles,
precisamente, por el estatus que alcanza al adquirir acciones dentro de una
sociedad.
En relación a esto, Enrique Elías establece que “el status es una relación o una
situación jurídica que constituye el presupuesto de un complejo de derechos,
facultades y obligaciones que derivan de ella”[1]. En tal sentido, es en base a esa
situación jurídica que confiere la acción que el socio adquiere los principales
derechos de todo accionista. Cabe decir que los derechos de los accionistas, al
igual que los derechos de un ciudadano, son inderogables y fundamentales, por
lo que no pueden ser suprimidos ni por el pacto social ni por el estatuto. En ese
sentido, estaríamos haciendo referencia a derechos mínimos que confiere la
acción a su titular.
Ahora bien, una vez sentado el presupuesto de la acción como vehículo para
adquirir la condición de socio, es necesario desarrollar lo relativo a los derechos
de los accionistas de las sociedades anónimas. Respecto a esto, lo primero que
debemos establecer es la clasificación de estos derechos en dos grupos:
los derechos económicos o patrimoniales y los derechos políticos o
administrativos.
Por otro lado, los derechos políticos o también llamados administrativos son
aquellos que permiten al titular de la acción (socio) hacer uso efectivo de los
mecanismos que le aseguren que la actividad social está efectivamente
encaminada a obtener beneficios económicos adecuados[2]. En otras palabras,
son los derechos que le permiten injerir en la gestión social de la
sociedad, en aras de perseguir un rendimiento efectivo de su capital. De acuerdo
con Enrique Elías “de nada serviría asegurar los derechos patrimoniales si el
accionista no puede controlar la adopción de las decisiones orientadas a una
eficiente conducción de los negocios sociales”[3].
[1]
2015 Elías Laroza, Enrique. Derecho Societario peruano: la Ley General de
Sociedades del Perú. Gaceta Jurídica. pp, 300
[2]
2015 Elías Laroza, Enrique. Derecho Societario peruano: la Ley General de
Sociedades del Perú. Gaceta Jurídica. pp, 350
[3]
2015 Elías Laroza, Enrique. Derecho Societario peruano: la Ley General de
Sociedades del Perú. Gaceta Jurídica. pp, 350
[4]
2015 Elías Laroza, Enrique. Derecho Societario peruano: la Ley General de
Sociedades del Perú. Gaceta Jurídica. pp, 350