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Stee Hernández

Filosofía contemporánea
Informe de lectura 4

Un nuevo existencialismo: una reflexión en torno a François Jullien

En el capítulo I y II de su libro Vivir existiendo. Una nueva ética, François Jullien ofrece
una serie de características para pensar la vida y la existencia. En el capítulo I habla de un
doble movimiento entre adherencia- desadherencia. En el capítulo II habla sobre la
resistencia.
Con lo que respecta a la adherencia-desadherencia, Jullien afirma, en primer lugar, que la
adherencia es la pasividad más radical de la vida. Dicho de otro modo, es la manifestación
más originaria de mantener la vida. Así las cosas, según Jullien, existe una cota de
adherencia que fenoménicamente se manifiesta en la familia, la comunidad (incluso, el
Estado), los deseos y las repulsiones. Todo estos elementos, de una u otra manera, atan al
“sujeto” a la vida. Así mismo, la adherencia se diferencia del asentimiento y la investidura.
Tanto el asentimiento estoico como la investidura psicoanalítica tienen sus matices; pero,
desde la perspectiva de Jullien, no son tan originarias como la adherencia precisamente
porque estos dos procesos ya implican una operación reflexiva que no le hace justicia a la
pasividad de la adherencia.
Con lo que concierne a la desadherencia, ésta, si se quiere, es la condición de posibilidad
de la existencia. La desadherencia implica un salirse de la vida e intentar potenciar su
despliegue. Si la vida solo queda en la adherencia, entonces, queda en inercia, inerte.
Acaso, la desadherencia permite emerger el existir y constituir la libertad y autonomía del
sujeto, aspectos que son dados de antemano en una ontología o metafísica. Al igual que la
adherencia que no debe ser confundida, ya sea con asentimiento o investidura, la
desadherencia no debe ser confundida ni con la desinvestidura, ni la depresión y la
derelicción. En último término, la desadherencia es potencia, posibilidad de hacer una vida
y no solo tenerla. Tampoco, la desadherencia se debe confundir como un simple desvío,
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pues el desvío conduce a otra adherencia que vuelve a fosilizar la vida; por el contrario,
Jullien, propone las readherencias, las cuales no son un simple desvío, sino que son más
bien “flotadores” para afrontar la desadherencia de la vida.
Ahora con lo que concierne al capítulo II, Jullien introduce la resistencia, la cual es una
actitud que permite penetrar en la negatividad; pero no en una negatividad estéril, sino
fecunda. Para ilustrar este punto, el filósofo francés realiza una relectura del mito
fundacional de Adán y Eva: cuando ellos se comen el fruto prohibido se rompe con toda la
pasividad de la adherencia de la vida y se hace frente al vértigo que ofrece la existencia. En
última instancia, se trata de reconocer que la vida está impregnada de una negatividad
fecunda que en vez de paralizar, potencia al “sujeto”.
Lo que me parece potente de Jullien es que puede dar pistas para revivir un
existencialismo renovado. El existencialismo “clásico” decía que la existencia precedía a la
esencia; pero, Jullien va más lejos y hace una distinción entre vivir y existir (desde luego
son dos momentos que se comunican), donde vivir es lo más originario; así las cosas, la
vida precede a la existencia y a la esencia. También, cabría preguntar porque la
desadherencia no tiene un pathos cuando precisamente, al menos en términos vivenciales,
e-xistir va acompañado de cierto vértigo o angustia. Así mismo, creo que existen vivencias
que ayudan a experienciar la desadherencia, tales como un viaje al extranjero, una crisis
existencial, una tristeza, etc. Pienso que la desadherencia se manifiesta en vivencias con
pathos; por ejemplo, cuando alguien es extranjero vive una desadherencia con respecto a su
tierra natal y esta desadherencia que empieza por un tema concreto, luego puede impregnar
de un colorido a toda la vida y conducir a preguntarse asuntos más fundamentales que
pongan al sujeto de cara a la “desadherencia misma”. ¿Por qué excluir el pathos de la
desadherencia?

Referencias

François, Jullien. Vivir existiendo. Una nueva ética. Trad. Silvio Mattoni. Buenos aires:
Ediciones Gallimard.
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