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FUNDACIÓN UNIVERSTARIA CERVANTES SAN AGUSTÍN

FACULTAD DE TEOLOGÍA
ESCATOLOGÍA
Resumen Capitulo X:
La historia de la incorporación de cada hombre a Cristo se da por medio de recepción del
bautismo, este es el primer paso para la configuración con el Señor. Luego el creyente
progresivamente se va adhiriendo cada vez más gracias a la gracia dada por los
sacramentos, por tanto, a partir del bautismo, el cristiano está llamado a vivir en su un
itinerario constante de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, la imagen de Cristo es la
que debe reflejar con su vida todo creyente en él y más aún unido en intima comunión por
medio del bautismo.
El sacramento del bautismo se encuentra prefigurado muchas veces en el Antiguo
Testamento, en primer lugar con el recuerdo del éxodo, pero los protestas eran conscientes
de que se debía dar un nuevo éxodo más sublime que el primero, ya que este liberara de la
muerte y del pecado, es así como el bautismo comienza a tener un tiente esperanzador a lo
lardo de las Sagradas Escrituras y esta gran obra se realizara gracias al nuevo Moisés,
Cristo.
La pascua de Jesus aparece en los escritos del Nuevo Testamento como la fuente de donde
brota una vida radicalmente nueva para los hombres. Según las cartas de San Pablo, el
profundo centro del misterio de vida nueva de los cristianos se halla en la unión personal
con el Señor. Por tanto, ser bautizado es comprometerse a un esfuerzo ulterior por
mantenerse en la santidad: “vive en adelante para Dios en Cristo Jesus”.
San Pablo afirma en la primera carta a los Corintios, que la conmemoración de la Cena del
Señor hace presente su muerte, de modo arcano pero real. Participar en la mesa del Señor,
significa para los cristianos, alcanzar una mayor hondura en la comunión con el Señor. Por
tanto, la teología paulina dice que la actualización del misterio pascual y de la
identificación con Cristo es efectuada inicialmente en el hombre por el bautismo, y
posteriormente intensificadas y culminadas por la participación eucarística.
En san Juan se encuentra una meditación sobre la vida nueva, la cual consiste en
intensificar más al creyente por la eucaristía, ya que comulgar el cuerpo y la sangre de
Cristo, victima pascual, es compenetrarse con Él y ser vivificado por Él, y de esta manera
participar en el desenlace glorioso de la Pascua, la resurrección.
Clemente de Alejandría afirma que el bautismo es el primer peldaño de la muerte a la vida,
es decir el primer paso para la inmortalidad. Orígenes, afirma que la gracia del bautismo
inserta al individuo en el mismo dinamismo pascual de Jesus, de modo que se pueda decir
que el sacramento otorga una primera participación en su muerte y resurrección. Por tanto,
el bautismo remite a una promesa mayor, apunta a una regeneración más completa: es
realidad y promesa, incoación efectiva dela renovación del hombre en Cristo.
San Agustín, vuelve a insistir en la misteriosa configuración del cristiano con el Cristo
pascual. El bautizado recibe la fuerza vivificadora y purificadora de la Pasión, que le
permite emprender una nueva vida. La configuración del bautizado con Cristo muerto y
resucitado se perfecciona en la crismación que le incorpora a la Cabeza: Cristo sacrificado
y glorificado.
- El sacramento del bautismo inserta al hombre en el misterio pascual de Jesus.
- La inserción en la Pascua conlleva la identificación con su protagonista, que es
Cristo
- La vida nueva que posee el neófito tiene u dinamismo propio. Reclama el cultivo
ulterior o la intensificación durante la vida mortal. El bautizado está abocado a
“actualizar” continuamente la Pascua del Señor a lo largo de su existencia terrena.
- Un cristiano que se comporta fielmente según esta vocación pascual, llega al final
de la vida terrenal con la seguridad de recibir, al final de los tiempos, el último don
del Padre, la resurrección gloriosa.
- El juicio que cada uno tendrá al final de la vida será simplemente el discernimiento
del grado de “identidad cristológica o filial” que ha alcanzado con la ayuda del
Espíritu Santo.

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