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______________________ Curso “Fitofármacos en la Clínica Diaria” ______

FITOTERAPIA
EVOLUCIÓN HISTÓRICA

Introducción

El estudio de las plantas medicinales se remonta prácticamente al principio de la evolución del hombre sobre
la tierra. El hombre prehistórico observaba el comportamiento instintivo de los animales a la hora de restaurar
sus heridas o paliar sus enfermedades. En su continuo deambular pudo observar que ciertas especies
resultaban aptas para el consumo alimenticio y otras eran tóxicas Dichas observaciones dieron origen al
proceso intuitivo que caracterizó al hombre primitivo y que permitió al mismo ensayar con diversas plantas a
efectos de discernir cuales poseian efectos medicinales y cuales no.
Son numerosas las observaciones referidas al empleo de plantas por los animales. Las golondrinas, por
ejemplo, refriegan hojas de celidonia sobre los ojos de sus crías para evitarles infecciones (Celidonia proviene
del griego kelidon que significa precisamente golondrina). Lo mismo hacen algunas culebras, que durante la
muda de su piel, suelen tener infecciones oculares, refregando sus ojos sobre la planta del hinojo. Las
comadrejas cuando deben enfrentarse con una serpiente, suelen envolverse sobre hojas de llantén. Algo similar
realizan las águilas andinas, que en sus vuelos rasantes en búsqueda de pequeñas presas suelen ser picadas por
serpientes. En esas circunstancias, frotan sus partes heridas sobre la planta Mikania guaco la cual presenta
propiedades antiofídicas.
Los hipopótamos que habitaban en el río Nilo, cuando estaban enfermos refregaban sus cuerpos sobre cañas
que previamente habían cortado, a efectos de provocarse una sangría, método que luego sería adoptado por
los egipcios. Las cigüeñas absorben agua de mar y, sin tragarla, la introducen en sus rectos para lograr
purgarse. Estas mismas aves, cuando quedan heridas se refriegan sobre la planta del orégano.
Respecto al empleo medicinal de las plantas por parte de las antiguas civilizaciones, se han encontrado varios
testimonios a través de expediciones arqueológicas, como la producida en el año 1975 en las paredes de una
gruta perteneciente a una lejana región del sur de Asia, que fuera habitada hace unos sesenta mil años
aproximadamente (Paleolítico medio superior) por el hombre de Neanderthal. En ella se encontraron dibujos
y grabados de plantas, hojas y órganos humanos en clara alusión a una correspondencia terapéutica.
Quizás este sea el primer testimonio de la integración de las artes y la ciencias, unión por la que el hombre
moderno ha luchado tanto a lo largo de los siglos. En los primeros tiempos de transición del homínido hacia
el hombre del paleolítico, el arte de curar tenía mucho del instinto animal: limpieza de heridas a través de la
saliva, imposición de manos, ayuno voluntario, reposo, contacto con los elementos naturales de la tierra (sol,
lodo, aire y agua), etc. Más tarde, este mismo hombre primitivo descubre la importancia de ciertos vegetales
con acción laxante, iniciando así el conocimiento empírico de la fitoterapia.
Indudablemente la fitoterapia es considerada la medicina más ancestral por excelencia y equivocadamente se le
atribuye a Hipócrates, Galeno o Dioscórides como sus iniciadores. Uno de los manuales de Medicina más
antiguo que se conoce, fue escrito hace aproximadamente 4.000 años antes de Jesucristo y fue hallado en las
ruinas de Nippur a través de una expedición arqueológica. Este manual, actualmente exhibido en el Museo de
la Universidad de Filadelfia, está hecho sobre una tabla de arcilla que mide aproximadamente 16 cm. de largo
por 9,5 cm. de ancho. En él se hallan inscriptos con características cuneiformes, una docena de remedios,
entre los que se menciona al abeto, la higuera, el peral y el tomillo entre otros.

La fitoterapia en China

Durante la dinastía Yin (1500 A. C. aproximadamente), se realizaban grabados sobre huesos (utilizados como
oráculos) acerca de las virtudes de numerosas plantas medicinales. Prueba de ello lo demuestran los casi
160.000 huesos hallados por diferentes arqueólogos. Shen Nung fue un emperador chino que gobernó
aproximadamente en el año 300 antes de Cristo y al cual se le atribuye ser el iniciador del estudio profundo de
la fitoterapia, lo cual dio origen a la primer obra de medicina en el mundo conocida con el nombre de
Pents'ao.

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Distintos autores fueron agregando modificaciones a la obra inicial por lo que suele ser habitual mencionar
diferentes Pents'aos con el transcurrir de los años en China. De ellos, el Shen Nung Pents'ao Ching es el libro
más antiguo que se conserva en la actualidad (escrito por autor desconocido durante la dinastía Han y cuya
fecha aproximada data del año 100 o 200 a.C). En él se describen 365 plantas clasificadas según su grado de
importancia, frecuencia de administración, y/o grado de toxicidad. A medida que pasaban los años se fueron
incorporando más plantas: 844 en la dinastía Tang; 1122 en la dinastía Sung y por último 1170 en la dinastía
Ming (año 1503) correspondiente a la última edición del Pents'ao la cual fue escrita por 41 personas e
ilustrada por 8 artistas bajo la supervización del director médico de la corte Liu Wen Tai. La importancia de
los diferentes Pents'ao radica en la minuciosa clasificación de cada planta: nombre, habitat, preparación,
toxicidad, etc. Asimismo, sentó las bases para la creación de la Farmacopea Nacional China en el año 1978 y la
base de datos informatizada de la Universidad China de Hong Kong.

La fitoterapia en Egipto:
Ejemplar del Pents’ao Emperador Shen Nung

La fitoterapia en Egipto

Plantas comunes como el ajenjo, ajo, beleño, coriandro, enebro, genciana, granado, hinojo, sen, tomillo, etc, son
mencionadas en papiros egipcios que se remontan al año 1900 a. C. En el bajorrelieve del templo de Tutmes
II (1450 a. C), expuesto en el Museo de Agricultura de El Cairo, se puede observar uno de los herbarios más
antiguos que se conoce grabado en granito, y que contiene esculpidas 275 plantas medicinales. Ya en tiempos
de Ramsés III se hacía referencia a las virtudes del cáñamo para los trastornos oculares y a la amapola
(adormidera) para tranquilizar a los niños que lloraban mucho (referencias extractadas del papiro de Ebers
correspondiente a la XVIII dinastía de Tebas).
Este papiro constituye un documento de extraordinaria importancia y fue hallado en Luxor en el año 1873.
Medía 20 metros de longitud y contenía, entre otras cosas, 870 prescripciones a base de mirra, flores de cipres,
aceite de castor, aceite de ricino, trementina, digital, dátiles, etc.
Se encuentra escrito en un solo carácter de letra y su introducción
corresponde a una plegaria mágico - religiosa. El resto presenta
encuentran magníficas descripciones de patologías tales como la
angina de pecho, hernia inguinal, tumores ginecológicos, quema-
duras, etc. Sin embargo, muchos términos no han podido ser aún
descifrados o comprendidos de manera fehaciente. Una receta ex-
tractada de este papiro para combatir enfermedades cardíacas dice
"... Colocar una cuarta parte de harina de dátiles, 1/32 partes de
hojas de digital, 1/3 de la planta de amamú, la mitad de la corteza
de Tebebu y otro tercio de levadura de cerveza. Hiérbase, cuélese y
tómese durante cuatro días.
De acuerdo con la mitología egipcia, el arte u oficio de curar se
remonta al Libro de Thot (dios de la escritura y la magia), y a la

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mujer-león Sekhmet (diosa de la salud). Cuenta la leyenda que en el libro de Thot, Hermes Trimegisto dejó
el legado de su sabiduría. Este conocimiento solo podía ser alcanzado por las castas sacerdotales y en absoluto
ceremonialo secreto, por lo que al acto de transmisión de este conocimiento entre sacerdotes se denominó "
conocimiento hermético" en honor de Hermes Trimegisto (cuyo nombre significaba "tres veces sabio").
Egipto constituye el paradigma del arte chamánico ya que auna en un dogma religioso y en un cuerpo
científico todos los conocimientos mágico-empíricos que anteriormente solo cultivaban los chamanes. En otro
orden de cosas, era común en Egipto que las parejas se casaran muy cerca de la pubertad, y llamaba la
atención que la población no creciera en número considerable, lo que hizo pensar a muchos historiadores que
ya en esa época se contaban con métodos anticonceptivos. Se sostiene, con bastante asidero, que las mujeres
consumían una planta llamada Silphium (hoy extinta), perteneciente al género Ferula la cual impedía a la
mujer quedar embarazada. Hoy en día se conocen algunas plantas emparentadas con este género las cuales
presentan un componente activo común a todas ellas, llamado ferujol, el cual en ratas de laboratorio ha
presentado altos índices de efectividad como anticonceptivo.
Otra método egipcio para regular la natalidad recomienda "... Coge espigas de acacia seca, pulverízalas, y mezcla
su polvo con pulpa de dátiles y miel. Impregna un trozo de algodón e insértalo en lo más profundo de la vagina...".
Se deberá recordar que la acacia contiene una goma que al disolverse forma ácido láctico, el cual ha formado
parte de muchos preparados anticonceptivos modernos. Incluso, algunos papiros estaban formados por una
mezcla de savia de acacia, fibras vegetales y miel, las cuales in vitro han demostrado propiedades espermicidas.
Otro remedio muy utilizado por los egipcios era el pan enmohecido que utilizaban contra las infecciones
urinarias y heridas supuradas (primeras evidencias de la antibioticoterapia).

La fitoterapia en la medicina sumeria, asiria y babilónica

Estos pueblos hacían mención a las virtudes terapéuticas de aproximadamente 250 especies vegetales, entre las
que destacaban la casia, la mirra, la asafoetida, el pino, corteza raíz y hojas del dátil, aloe, amapola, belladona,
cardamomo, etc. 0tro testimonio invalorable lo proporcionó el descubrimiento de la biblioteca del rey asirio
Arsubanipal, conteniendo varios millares de tablillas escritas, se calcula, hace más de tres mil años, y en las que
se describen varios centenares de plantas. Por ejemplo, una antigua tabla sumeria aconsejaba recetas tales
como "... Aplástense hasta convertirse en polvo las semillas de la hierba del carpintero, la resina gomosa del markasí
y el tomillo, disuélvanse en lodo de cerveza (la actual levadura de cerveza) y dársela de tomar al hombre
enfermo...".

La fitoterapia en la India

A partir de excavaciones arqueológicas llevadas a cabo hace 50 años en la India, se han podido descubrir las
ciudades de Mohenjo-Daro y Harapa en donde se pudieron encontrar escritos y grabados referidos al empleo
de plantas medicinales. Estos escritos se cree corresponderían al año 1000 A. C. y hacen mención de las
plantas aromáticas para su uso alimenticio: jenjibre, nuez moscada, pimienta, regaliz, albahaca, comino, azafrán,
ajo, etc. Respecto al azafrán, debe mencionarse que se trataba de una planta muy utilizada tambien por los
egipcios los cuales la empleaban para aliviar calambres y cólicos digestivos.
Es bueno recordar que en la India quienes ejercían la medicina eran los Brahmanes (sacerdotes de gran
prestigio, pertenecientes a la primera de las cuatro castas en que se dividía el pueblo hindú), ya que al
considerarse al hombre una unidad psicofísica-espiritual, quien podía cuidar la salud del espíritu tambien
podía encargarse de cuidar la salud corporal. Uno de los documentos que aún hoy se conserva es conocido
con el nombre de Atharvaveda y hace mención a una planta denominada kushta (desconocida hasta la fecha)
que sería útil para las cefaleas, inflamaciones oculares y dolores articulares. Posteriormente la India fue
invadida por los arios, quienes se apropiaron de estos conocimientos y de otros más avanzados (cirugías
estéticas, prótesis artificiales, etc).
En la India, como parte de un sistema integral y filosófico de la vida, nace el Ayúrveda (ayur= vida; veda =
conocimiento). Los primeros textos datan de unos 2500 años antes de Cristo, pero las sucesivas invasiones le
fueron aportando nuevos conocimientos derivados fundamentalmente de las culturas persas y de los
mongoles, quienes incorporaron las enseñanzas de Galeno y Avicena. Para la medicina Ayurvédica la
enfermedad resulta de un desequilibrio entre el hombre (microcosmos) y su entorno (macrocosmos).

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Brinda un verdadero enfoque holístico ya que sus tratamientos son


apropiados para el espíritu, el cuerpo y la mente. Para esta medicina
existen cinco elementos: tierra, agua, fuego, aire y éter (fuerza etérea)
los cuales deben equilbrarse con tres fuerzas primarias: prana (el a-
liento de la vida), agni (el espíritu de la luz o el fuego) y soma (indica-
tivo de armonía, amor y bienestar). En cada individuo existirían cen-
tros de energía denominados Chakras (ubicados en diferentes sectores
o vísceras del organismo), los cuales pueden ser tonificados por medio
de alimentos o hierbas medicinales.
Por ejemplo para el chakra del corazón sería útil el azafrán y la rosa;
para el chakra del plexo solar (asociado al hígado y la glándula supra-
renal) le sería útil el hidrastis y lamelisa. Entre las plantas más emplea-
das por los hindúes figuran el sándalo, la canela y el cardamomo.
Los 7 chakras más importantes

La fitoterapia en Grecia

Hacia el siglo V a.C. comienza a tomar prestigio en Grecia la figura de Empédocles de Agrigento quien
comienza a difundir la idea de que la vida se basaba en la interacción de cuatro elementos: tierra, aire, fuego y
agua, los que tenían su correspondencia con los cuatro humores del cuerpo: bilis amarilla, bilis negra, sangre y
flema. A tal efecto, prescribía alimentos y plantas relacionándolas con dicha teoría. De las obras médico-
botánicas escritas en Grecia se considera como la más antigua la perteneciente a Teofrasto (nacido en la isla de
Lesbos en el año 372 a.C y muerto en el año 287 a.C) quien en su libro "Historia de las Plantas" (dividida en
nueve volúmenes) hace mención de 455 especieas, aunque en su gran mayoría son de confusa interpretación.
Teofrasto fue discípulo predilecto de Aristóteles (384-322 aC.) quien, poco antes de morir, lo designó su
sucesor y le encomendó el cuidado de su jardín botánico. Además de "Historia de las Plantas" realizó otra
obra en seis volúmenes titulada "Las causas de las plantas" . Cabe señalar que esta etapa de la historia estaba
ceñida de concepciones mágico-religiosas que dieron origen a la mitología griega. Entre los dioses que se
dedicaron al arte de curar figura Esculapio (Asclepio para los romanos), hijo de Apolo. Tan grande fue su arte
de curar que había barrido con todo vestigio de enfermedad y muerte sobre la tierra. A tal punto llegó la
situación que Plutón (el rey de los mundos inferiores) se quejó ante Zeus del "poco alimento de nuevas almas
que llegaban al territorio de las sombras". Fue así que Zeus, con el poder de un rayo, fulminó para siempre a
Esculapio. La vara de Esculapio enroscada por una serpiente, quedó como símbolo de la medicina hasta
nuestros días.

Empédocles de Agrigento Teofrasto Vara de Esculapio

A partir de este relato, muchos templos se esculpieron en Grecia en honor a Esculapio, denominados
"asklepieia" (donde se busca consuelo). Cada peregrino que llegaba al templo debía dejar una ofrenda, tomar
un baño purificador y participar de una ceremonia de rogativas al dios. El culto a Esculapio continuó hasta
fines del siglo V a. C, cuando aparece en escena Hipócrates.

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Otra anécdota de interés en la mitología griega la constituyó Ceres, la diosa del Cereal. El Olimpo, para ese
entonces, constituía el refugio de los dioses. Cuando Ceres se apartaba del Olimpo (por enemistad con
Neptuno) originaba la pérdida de las cosechas. Era común en la antigüedad atribuirle propiedades a los
alimentos. Por ejemplo el cereal permitía mantener saludable el organismo; en cambio las habas no eran buen
alimento ya que "contrariaban el espíritu".
Para Aristóteles, las habas hacían perder la castidad, mientras que Pitágoras prohibió a sus seguidores su
consumo. Por otra parte, se creía que las habas (al igual que las arvejas) traían aparejado desórdenes
emocionales (por la forma desordenada y desmedida en que crecen sus brotes). Asimismo, tenían fama de
afrodisíacas, creencia que perduró durante muchos siglos, al punto que en el año 1750 el obispo de Niza
prohibió que se las sirviera en los conventos de su diócesis, por considerar que tenían "efectos libidinosos".
Indudablemente, existía un concepto sobrenatural o mágico respecto a ciertas plantas, muchas de las cuales
eran consideradas como sagradas y, por ende, consagradas a los diferentes dioses. Por ejemplo el álamo era
consagrado a Hércules; el boj y el manzano a Ceres; el ciclamen a Apolo, el ciprés y el culantrillo a Plutón, la
consuelda a Juno, el mirto a Afrodita, la morera a Mercurio, etc. También eran considerados sagrados el
avellano común, el muérdago, y el loto.
La obra de Hipócrates (460? a 370? a.C) se considera como la más clara y completa de la antigüedad ya que
no hace referencia solo a plantas medicinales, sino que fija las bases de la ciencia médica en su totalidad, al
punto de ser reconocido como "el Padre de la Medicina" . No solo hizo hincapié en el tratamiento con plantas
medicinales, sino que consideró a la alimentación, el masaje, la hidroterapia y el reposo como baluartes
terapéuticos de primer orden. Hipócrates tuvo la suerte de viajar mucho en esa época y poder trasladar sus
conocimientos a tierras lejanas a la par que lo hacían los navegantes griegos que transmitían su legado (como
la creación de la escuela médica de Alejandría). A tal punto fue una celebridad, que el rey persa Artajerjes lo
invitó a su país para que ayudase a combatir la peste que estaba diezmando a la población. Pero Hipócrates
desestimó la invitación arguyendo que su honor no le permitía prestar servicios a una nación considerada
enemiga.
Adhirió a la teoría de los cuatro elementos y la enriqueció con la
relación entre los humores y las estaciones climatológicas. En su
repertorio figuraban alrededor de 300 remedios, muchos de ellos
aún vigentes, tales los casos de brionia, manzanilla,, centaura, casia,
ajo, canela y romero. Recomendó el uso de la corteza de sauce para
calmar los dolores y descender la fiebre (a partir de este hallazgo, 25
siglos más tarde se descubre la salicilina, base de la aspirina). Una
particularidad de su obra fue la división de los alimentos y hierbas
en categorías tales como: calientes, fríos, secos y húmedos.
A Hipócrates se le deben gran parte de los conocimientos semiológicos y clínicos actuales: facies hipocrática,
dedos hipocráticos, sucusión hipocrática, etc. Asimismo propuso la teoría de los cuatro temperamentos: flemático,
sanguíneo, melancólico y colérico que tuvo gran incidencia en la medicina europea.

- La naturaleza flemática estaba dominada por el frío y la humedad (invierno), le correspondían patologías
respiratorias (de ahí la flema) y su curación dependía de hierbas cálidas y desecantes como el tomillo y el hisopo.
- El individuo sanguíneo correspondía al ideal: alegre, vital aunque inclinado a los excesos. Empeoraba en primavera.
Predominaba en ellos la gota y la diarrea y le correspondían hierbas frías y secas como el lampazo y la escrofularia.
- La personalidad melancólica era fría y seca, predominaba en ella la depresión y la constipación. Empeoraba en
otoño.Las hierbas calientes como el sen y el heléboro eran útiles para eliminar el exceso de bilis negra y con ello
armonizaba nuevamente el organismo.
- El temperamento colérico era caliente y seco, empeoraba en verano. Se asociaba a los transtornos nerviosos y
hepáticos (bilis amarilla). Mejoraba con plantas húmedas y frías como el ruibarbo, el diente de león y las violetas.

Hipócrates también supo tener algunos errores: creía que los varones se concebían en la parte derecha del
útero y las mujeres en el lado izquierdo. Más allá de esto, han quedado para la posteridad algunos de sus
aforismos tales como: " Que el alimento sea tu medicamento"; " El arte es largo, la vida breve, la ocasión fugaz, el
experimento falaz y el juicio dificil" ; "Laxitud y cansancio sin causa, son indicio de enfermedad"; etc.

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Respecto a la vida de Hipócrates, gran parte de ella es aún una incógnita. Se cree que nació en el seno de una
antigua familia sacerdotal de la isla de Cos y que falleció a la edad de sesenta y seis años en la localidad griega
de Larissa. Contemporáneo aunque menos famoso fue Crataevas. A él se le debe un importante tratado (del
cual lamentablemente no hay ejemplares) en el que se detallaban alrededor de 400 plantas medicinales y del
que se asegura habría sido plagiado por Dioscórides. El mismo Hipócrates se dice aprendió de él.
Ya en la era cristiana, los romanos ocuparon Egipto tras anexionar Grecia y los demás territorios del
Mediterráneo Oriental. La medicina Romana era muy primitiva y tuvo que aprender de los médicos griegos
quienes inicialmente habían sido tomados como esclavos. Es en esta etapa que aparece Pedanios Dioscórides
quien fuera médico y cirujano durante el Imperio de Nerón, años 50-75 d.C (algunos le atribuyen haber sido
el médico de Antonio y Cleopatra), y a quien se considera como el "fundador de la Materia Médica" siendo su
obra la base para los 18 siglos que siguieron a su existencia. Se le atribuye la descripción de 600 plantas
correspondientes a Asia Menor, Grecia, Egipto e Italia aunque gran parte se cree que fuera plagio de la obra
de Cratevas , Sextus Niger y Plinio.

De su obra se destaca, entre otras cosas, la acción diurética del perejil, la estimulación láctea por el hinojo o la
acción expectorante del marrubio blanco mezclado con miel. El ejemplar más antiguo que se conoce de la
Materia Médica de Dioscórides se encuentra en Viena, y está escrita en griego con gran cantidad de dibujos
ilustrativos (se calcula que sea del año 1499).
La primer traducción al castellano fue hecha por Antonio de Nebrija en el año 1518, y pocos años más tarde
Angres Laguna lanza una nueva versión mucho más amplia y completa. Según refería el historiador Ahumada
" después de Dioscórides, la botánica médica dormitó durante largos años". Contemporáneo a Dioscórides merece
citarse al enciclopédico Caio Plinio el Viejo quien falleció durante la erupción del volcán Vesubio en el año
79. En la obra de Plinio se describen curiosas descripciones del uso de las hierbas medicinales como así
tambien supersticiones a que daba lugar su manipulación y empleo. Por ejemplo, consideró a Hércules como
padrino de varias plantas medicinales y al Centauro Chirón como uno de los iniciadores del arte farmacéutico.
La obra cumbre de Plinio se llamó "La Historia Natural" y consta de 37 volúmenes. Los vólumenes 21 al 28
están dedicados a la Materia Médica, destacando entre varias hierbas al olivo y la menta. El final del período
creador de la medicina griega le pertenece a Galeno quien vivió en el siglo II d.C. Nacido en Pérgamo en el
seno de una familia acomodada, se formó en esta ciudad y en Alejandría. En Roma permaneció durante tres
décadas, hasta poco antes de su muerte en el año 201 d.C. Fue iniciakmente médico de los gladiadores y
luego pasó a la corte como médico de los emperadores Marco Aurelio, Cómodo y Séptimo Severo.
De las casi 400 obras que escribió hoy se conservan 150. Retomó la teoría de los humores de Hipócrates y le
agregó importantes trabajos sobre todo en el área de la anatomía y la neurología. Sin embargo, le dio más
importancia a la capacidad discursiva de la razón que a la información proporcionada por el paciente, y sus
tratamientos se basaban solo en la corrección de los humores alterados olvidándose del principio de unidad
psicofísica postulado por Hipócrates.

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En la actualidad, sus teorías sobreviven en la medicina Unani que se practica en la


India y en el mundo musulmán. A Galeno se le debe el hecho de mezclar
diferentes hierbas en un mismo preparado, lo cual motivó el nombre de
formulaciones galénicas, las cuales se vendían a un alto costo y se le atribuían
propiedades de "curalotodo".
Resumiendo, a los griegos se les debe de alguna manera, la transición de lo
mitológico a lo científico, ya que los primeros pensadores griegos dieron pie al
entendimiento del origen del cosmos y su relación con el ser humano. A partir de
aquí el hombre comienza a entenderse en función de elementos lógico-
pragmáticos y no en base a elementos mágico-religiosos.

La fitoterapia en los pueblos árabes

Con la caída del Imperio Romano en el siglo V, el centro de la cultura (y por ende de la Medicina) se trasladó
a Constantinopla y Persia, en donde cultivaron las ideas de Galeno e Hipócrates junto a las tradiciones
egipcias. Simultáneamente la tradición judaica otorgó gran importancia a la higiene como elemento preventivo
de enfermedades, sobretodo infecciosas. Los hebreos utilizaban ritualmente la mirra y el incienso. Tanto árabes
como persas agregaron como fruto de su experiencia, las propiedades terapéuticas del alcanfor, el almizcle,
borax y nuez vómica entre otros recursos naturales. Fueron los árabes quienes introdujeron en Europa las bases
de procesos químicos extractivos tales como la destilación y sublimación. Asimismo, fueron los iniciadores de
los cultivos de azafrán, caña de azúcar, arroz, algodón y algarroba.
La obra más importante de la época la constituye el Kitab al-Qanun o Canon de la Medicina, escrita en el
siglo XI por Ibn Sina, más conocido por Avicena (980 - 1037). Esta obra estaba centrada firmemente en el
conocimiento griego y dio origen al denominado método o sistema Unani (pal. árabe que significa " de los
griegos" ). Fue traducida al latín en el siglo XII y de esta manera llega a Occidente para convertirse en el libro
de texto básico para todas las escuelas médicas.
También merece destacarse la obra de Ibn Baithar conocida como Kitabal Dschamial Kabu o Gran
Compilación de Medicamentos y Alimentos, en donde se hace referencia de más de 1400 drogas (200 de ellas
inéditas). Algo más tardío fue el florecimiento de la medicina en al-Andaluz (España Islámica) que contribuyó
a través de las figuras de Avenzoar (1113-1162), Averroes (1126-1198) y Albucasis a pormenorizar la
sintomatología de las enfermedades del corazón y los oídos; la descripción del parásito de la sarna y las
primeras descripciones de plantas regionales.

Avicena El Canon de la Medicina

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La fitoterapia en la época Medieval

En esta época la medicina sufrió un proceso de estancamiento ya que eran muy pocos los que podían tener
acceso a las obras escritas en árabe, griego y latín. Precisamente los monjes y clérigos tuvieron un papel
importante en su difusión, al punto de ser considerados como médicos. En los monasterios aparecieron los
primeros jardines de hierbas medicinales, destacando entre ellos los monasterios de St. Gallen (Francia) y el de
Schaffhausen (Alemania). Éste último, con el correr de los años fue tomando gran relieve, siendo orientado y
dirigido en el siglo XVI por Leonhard Fuchs, considerado uno de los padres de la botánica.
Ciertos sectores de la iglesia eran reservados al cultivo de plantas medicinales, denominándoseles “oficinas”, de
ahí que las plantas o preparados surgidos de esos sectores fueran considerados oficinales. Incluso muchas
plantas en su denominación científica tomaron dicho nombre: Rosmarinus officinalis (romero), Taraxacum
officinalis (diente de león), Althaea officinalis, etc. Dentro del ámbito monacal, surgieron personalidades
importantes en el manejo de las hierbas medicinales, tales como el obispo de Regensburg, Alberto Magnus; el
abad del monasterio de Reichenau, Walafried Strabo y el caso de una mujer, la abadesa Hildegard Von
Bingen más conocida como la "santa Hildegard". Los clérigos solían preparar vinos o licores con varias plantas
medicinales, tarea que aún hoy continúa y que se suelen ofrecer a los visitantes de sus monasterios.
Es en la edad Media donde comienza a titularse y oficializarse la enseñanza de la medicina, cuyas primeras
reglamentaciones corresponden a ordenanzas que el rey Federico II promulgó entre 1212 y 1250 para el reino
de Sicilia. En Inglaterra, durante el reinado de Enrique VIII, el recientemente formado Colegio de Médicos
decretó que todo aquel que tuviera conocimiento de las propiedades curativas de las plantas medicinales,
podría utilizar ese conocimiento en bien de la comunidad luego de solicitar el correspondiente permiso ante
ese colegio. De esta manera surgieron los primeros Herbolarios a quienes años más tarde se les "recortó" el
permiso de recetary diagnosticar, limitándolos a la tarea exclusiva de vender plantas medicinales, dando así
comienzo a las primeras farmacias.
Dentro de la estructura feudal de la sociedad, la atención médica dependía del estrato social del paciente. Los
ricos y nobles eran atendidos por médicos de la corte, los ciudadanos medios eran atendidos a domicilio
(surgiendo el inicio del médico de cabecera o familiar) y los pobres, esclavos y siervos eran recogidos (más que
asistidos) en hospitales públicos.

La fitoterapia en la época del Renacimiento

En esta época el hombre toma conciencia de los cambios acaecidos en el mundo y comienza a relevarse contra
los principios propuestos por el sistema imperante, forjando así sus propias ideas. Hasta ese momento la
filosofía y la religión habían transitado juntas, pero el advenimiento de nuevos descubrimientos, tales como la
brújula (permitía salir con mayor certeza a la aventura oceánica), la pólvora (que puso en jaque el poder de los
caballeros de la Edad Media) y la imprenta (permitió masificar los nuevos conocimientos) le dieron a esta
etapa de la historia una dinámica diferente.
La llegada de la imprenta le dio gran impulso a la difusión del conocimiento herbario. Otto Brunfels (1489-
1543), monje cartujo y posteriormente médico en Berna, publica el primer herbario ilustrado con plantas
grabadas en madera. La tecnología le fue agregando mayor colorido a estos gráficos, destacándose en ese
sentido las obras ilustradas de Hieronymus Bock, Andrea Cesalpino y de Leonhard Fuchs.
Sin embargo, este explosivo despliegue de libertad espiritual representaba un peligro para la fuerte cultura
tradicional de los gobernantes. Figuras como Copérnico, Kepler y más tarde Galileo, dieron origen a lo que se
ha dado en llamar las Ciencias Naturales, siendo éste quizás el momento en que la filosofía y la religión
deciden separarse y tomar caminos propios. La iglesia como institución, no podía dar una respuesta intelectual
a tantos cambios, por lo tanto no tuvo más remedio que censurar a la incipiente ciencia y restarle veracidad.
Surge en esta época la reforma en la Iglesia dando lugar a fanatismos religiosos por ambos lados y comienza a
forjarse como institución propia y mandataria la llamada Santa Inquisición. Esta institución fue un tribunal
mixto, del Estado y de la Iglesia, que se ocupaba de juzgar los delitos relacionados con la fe y las buenas
costumbres. Los Reyes Católicos (Isabel y Fernando) fundaron en 1480 el Tribunal de la Santa Inquisición
con la autorización del papa Sixto IV. Participaban en él sacerdotes y jueces civiles, donde los primeros podían
reconocer los delitos y los últimos dictaban la sentencia.

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Como fuimos observando, la atención médica de esta época dejaba bastante que desear ya que eran muy
pocos los que podían acceder a ella. De esta manera fueron apareciendo los primeros curanderos quienes
poseían conocimientos herbarios notables y solían ser muy populares entre aquellos pobladores carentes de
recursos. Lógicamente los curanderos eran muy mal vistos por la Iglesia (la que se atribuía junto a los pocos
médicos reconocidos, autoridad sanitaria) comenzando de esta manera la primera "caza de brujas".
Este proceso comenzó lentamente en la Edad Media y tuvo su punto culminante en la época del
Renacimiento, contabilizándose según los historiadores, en casi diez millones las víctimas sometidas a todo
tipo de tormento y quemadas vivas en hogueras. La Inquisición consideraba al curandero o hechicero como
fruto del demonio al osar desviar la credulidad de la gente respecto a la autoridad de la Iglesia. Decía William
Perkins, famoso inquisidor inglés de entonces: " Sería mil veces mejor para el pais si todos los hechiceros
muriesen. La muerte sería su justo y digno fin". Para el hombre común de la época, la hechicera no era ni más ni
menos que una mujer sabia en cuanto al conocimiento de plantas se refiere, que sabía aconsejar bien en el
momento preciso y que se contaba con ella en los momentos de apremio. Para la Iglesia era un elemento
desestabilizador de su autoridad, estrechamente relacionada con creencias ateas y heréticas y que sólo el fuego
podía purificar su alma.

Texto de la Santa Inquisición – Murcia (1648)

Jules Michelet en el año 1862 encuadró a la bruja como un personaje ineludible perteneciente a la sociedad y
la define como "... una revoltosa social que protesta contra el orden inhumano y la condición inferior de la mujer
". Eran acusadas de preparar ungüentos, pomadas, polvos y venenos capaces de trasformar la conducta
humana. Uno de los famosos ungüentos que "les permitía volar" estaba compuesto por beleño negro,
belladona, cicuta y mandrágora, todas plantas consideradas sagradas durante cientos de años. Para el inquisidor
general español Fernando de Valdés "...habría que aplicar a las brujas un castigo proporcionado a la calidad de la
imaginación o el propósito que tuvieran para apartarse de nuestra fe y atribuir al demonio la honra que sólo a Dios
debe " .
Uno de los tres inquisidores de Logroño, Alonso de Salazar, en su excursión por tierras vascas dio a conocer
1802 confesiones de brujería, de las que 1384 correspondían a niños de entre 7 y 14 años. Indudablemente el
médico no existía en la población. Poseía una cultura diferente a la mayoría de la gente pobre y sus honorarios
eran prácticamente inalcanzables. Del mismo modo, la Iglesia consideraba como "extraño" a todo aquel que
tuviera conocimientos curativos sin ser médico o religioso. Para ella, la idea de salvación espiritual era más
importante que la de curación de la enfermedad. Incluso, eran perseguidos muchos médicos de origen judío a
los que la Iglesia consideraba como responsables de epidemias y otras calamidades (solamente

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en la ciudad de Estrasburgo se mataron 2.000 judíos). Asimismo los astrónomos y físicos eran mal vistos. El
mismo Galileo tuvo que renunciar a la idea que había difundido acerca de que la tierra gira alrededor del sol,
so pena de ser condenado a muerte. La iglesia tardó más de tres siglos en reconocer este error.
Al respecto, comenta Ricardo García Carcel "... la alquimia no fue perseguida mientras se creyó en su viabilidad.
Cuando en el siglo XVII la obtención de metales preciosos por procedimientos alquímicos se revela imposible, la
Inquisición procesa a alquimistas como Melchor Agramunt, ya que pretendía hacer plata del azoque lo cual resulta
frustatorio y, como tal, prohibido por el Santo Oficio". De esta lectura se desprende que la Inquisición parecía
perseguir más que los medios o fines, los resultados. Se le podría perdonar casi todo a una bruja, menos que
sus "poderes" fueran falibles y, por ende, generadores de frustación.
En síntesis, la utilización de las plantas medicinales cae en un terreno oscuro con profundos cuestionamientos
sobretodo eclesiásticos, en donde a pesar de todo se destacan honrosas excepciones como la de los médicos de
la escuela de Salerno y Paracelso. Precisamente Aureolus Philippus Teophrastus Bombastus von Hohenheim
(Paracelso, cuyo significado era " mejor que Celso, el médico romano") llegó a declarar que todo su
conocimiento médico se lo debía "a la sabiduría de las brujas"; como así tambien que "nuestros prados y montes
son nuestra farmacia".
Nacido en Ensiedeln, un cantón suizo de Schwyz (1493-1541), hijo de padre médico, fue el propulsor de la
denominada Teoría de las Signaturas la cual establecía que Dios había creado plantas y frutos
morfológicamente similares a los órganos en donde actuarían terapéuticamente.

Por ejemplo: la nuez era ideal para el cerebro, la mandrágora sería esencial para dar vitalidad al hombre (por su apariencia
humana), la pulmonaria sería útil para las enfermedades del pulmón; las hojas redondas del Pie de León para el cerebro por
la forma "cerebrada" que tienen; las flores de color amarillo para la ictericia (como las de la celidonia o las del diente de
león), los tubérculos de las orquídeas para enfermedades testiculares (de ahí la palabra orquitis); la utricularia (planta
acuática cuyas hojas tienen forma de vejiga) para las enfermedades urinarias, etc.

En su juventud había trabajado en minas de mercurio, por lo


que propició el uso del mismo para tratar ciertas
enfermedades. Igualmente con el antimonio. Preconizó la
importancia de la Alquimia, ciencia que estaba muy arraigada
en el mundo islámico, pero que funcionó siempre al margen
de la ciencia oficial. A ella se le debe la preparación de
alcoholaturas, y procesos tales como la destilación,
sublimación y calcinación. En 1527, según cuenta la
tradición yacía en cama víctima de una infección en una
pierna Johan Froben, un respetable erudito e impresor y
amigo de gente influenciable, como el gran teólogo y
humanista holandés Erasmo. Los ocho médicos que le habían
visitado diagnosticaron que lo mejor para su salud era
amputarle la pierna afectada. Nada tan terrible para Froben,
un hombre acostumbrado a gozar de las caminatas por las
montañas aledañas a Basilea. Fue así que conocida la fama de
Paracelso y su arte no convencional de tratar los enfermos, lo
invitan a viajar 100 km a caballo para visitar a Froben.

La primer medida que tomó Paracelso al entrevistar a su paciente, fue cambiarle la cama blanda donde yacía,
por un colchón de paja sobre el suelo. Le ordenó a su cocinero personal un cambio sustancial en la dieta, a
base de jugos de frutas y vegetales. Le recomendó la toma de infusiones en base a hierbas medicinales y sugirió
a sus familiares que diariamente lo sacaran del cuarto donde yacía y le hagan tomar aire fresco y sol. Invitó
tambien a un músico para que ejecutara el laud en aquellos momentos en que Froben se sintiere angustiado o
depresivo.
Lentamente la pierna fue mejorando y hacia el día 13º de tratamiento Froben ya caminaba asistido por un
bastón en su jardín. Admirado de su mejoría, no solo en su pierna sino en su estado general, se comunicó con
su amigo Erasmo y de esta manera Paracelso fue nombrado médico de la ciudad de Basilea y profesor de
Medicina en la universidad de esa ciudad.

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Paracelso fue un gran crítico del sistema de enseñanza médica imperante en Europa, que seguía las ideas de
Galeno. En la Universidad de Basilea, un día llegó a decir ante sus colegas: "... Hay más sabiduría en mis
zapatos de viajero que en todos los textos de medicina actuales". Previamente a ello, había mandado quemar todos
los textos médicos de Galeno. Con el correr del tiempo y debido a sus (para entonces) tratamientos
misteriosos y la agresividad con las que defendía sus ideas, se ganó la animadversión de muchos colegas, al
punto de tener que abandonar Basilea y empezar una vida ambulante de ciudad en ciudad.
Creyó en la idea en la cual el hombre es un ser que está unido inseparadamente con el universo y que, en su
constitución, estaría compuesto por tres sustancias: mercurio, azufre y sal. Estas tres sustancias representaban el
modo de comportamiento de la materia: el mercurio era lo volátil, aquello que se transformaba en humo
(elemento agua); el azufre el combustible que originaba la llama (elemento fuego); y la sal representaba la
resistencia al fuego, lo que quedaba de las cenizas (elemento tierra). El ordenamiento de estas tres sustancias
estaba determinado por una fuerza vital interna a la cual denominó "arqueo".
Fue un gran observador de los fenómenos naturales, al punto de señalar que " ... la medicina se funda en la
naturaleza; la naturaleza es la medicina y solamente en aquella deben buscarla los hombres. La naturaleza es la
maestra del médico, ya que ella es más antigua que él y ella existe dentro y fuera del hombre...".
Consideró tambien que dentro de cada organismo existía una fuerza curativa que podía ser aislada con los
elementos de la alquimia que él proponía. Estos trabajos provocaron una fuerte división en el mundo
científico hecho que perduró durante durante el siglo siguiente. Paracelso murió en 1541 a la edad de 48
años, en circunstancias misteriosas (se piensa fue mandado a matar por una conjura médica disidente con su
labor).
Con el descubrimiento de América, se fueron incorporando nuevas medicinas en Europa producto del
conocimiento de los aborígenes. Es así que se introduce la quina para el tratamiento de la Malaria y el
mercurio en el tratamiento de la sífilis. Es en 1574 donde por primera vez se describe la planta del tabaco, en la
obra de Nicolás Monardes acerca de sustancias medicamentosas de origen americano. El siglo XVI está
enmarcado con los conocimientos aportados en el campo de la anatomía por Andrés Vesalio quien
perfeccionó y profundizó los antiguos esquemas provenientes de las disecciones realizadas en la Universidad
de Bolonia en el siglo XII. Incluso corrigió los escritos de anatomía de las obras de Galeno de quien se había
inspirado.
Como es posible analizar, la anatomía se convirtió en la única rama de la medicina con fundamento científico;
de esta manera, las artes médicas se consolidaron en el estudio de la naturaleza muerta y no de la viviente. Así,
las plantas quedaron como elementos del ocultismo y carentes de todo rigor científico.

La fitoterapia en la edad Moderna

Con el advenimiento de la edad Moderna, el avance de la ciencia promovido en principio por Galileo, Bacon,
Newton y posteriormente Descartes, determinó que el mejor camino para llegar a un conocimiento efectivo y
a la vez riguroso de la naturaleza debía ser llevado a cabo a través del Método Científico. De esta manera surge
la era de la Metodología la cual se puede definir como " aquella parte de la lógica encargada de estudiar los
métodos de manera sistemática y crítica, ya sea los métodos empleados en las ciencias como los utilizados en la
filosofía".
Quien inicia los cuestionamientos al conocimiento imperante de la época es Galileo con su teoría acerca de
que la Tierra no era el centro del universo. Galileo propone romper con el clásico planteamiento de hacer
preguntas reemplazando el porqué por el cómo ( es más importante preguntar "cómo" caen las cosas que
"porqué" caen las cosas).
En este período de la edad moderna, el inglés Francis Bacon (1561-1626) sentó las bases de la ciencia
moderna al aplicar para ella metodologías de investigación. En tal sentido, propuso como primera medida
eliminar todo prejuicio existente al encarar una idea. En segundo término desarrollar una base de trabajo que
genere el experimento, y por último el experimento determinará la experiencia. Así llegó a la conclusión de
que sólo el experimento y la experiencia forman la base para el control práctico de la naturaleza.
Estas bases no estarían completas sin el aporte de las matemáticas, tarea llevada a cabo más tarde por Isaac
Newton (1643-1727) quien supo combinar el método inductivo-empírico con el deductivo-matemático.
Asimismo, no debe omitirse el aporte de René Descartes (1596-1650) considerado el padre de la filosofía
moderna, que incorpora el método deductivo, que incita primero a dudar de todo para luego encontrar las
soluciones verdaderas. Así llega a su famosa frase " cogito ergo sum": yo pienso, luego yo existo.

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Se llega así a sostener que solo aquello que puede ser explicado con la razón es perfectamente válido. Es la era
del positivismo, filosofía sustentada en la base de que solo el razonamiento, basado en hechos y datos obtenidos
en observaciones y experimentos, puede sostener el saber o conocimiento. La palabra método surgió de unir
dos raices griegas: " meta" = hacia; " odos" = camino; es decir "camino hacia algo", "esfuerzo para alcanzar un
fin". De alguna manera, el método científico logra colocar como trasgresor a todo aquel que no podía explicar
"científicamente" las propiedades terapéuticas o curativas de determinada sustancia; es así que el conocimiento
trasgresor da lugar al nacimiento del Empirismo. Sin embargo, el método científico partía del conocimiento
empírico, pero trataba de darle un marco de lógica, o de referencia comprobable por mecanismos ideológicos-
filosóficos. Decía A. Huxley " aquellos que renuncian a ir más allá de los hechos raramente obtienen otra cosa que
los hechos".
No obstante, y más allá de cuestiones filosofales, durante los siglos XVI y XVII y paralelamente a una caida de
la autoridad eclesiástica en el mundo, muchos médicos retoman la obra de Dioscórides y comienzan a
profundizar en ella. Surgen obras de importantes investigadores como la perteneciente a William Turner en
1568, John Gerard (1597), John Parkinson (1640) y Nicholas Culpeper (1652) en donde se describían no
solo vegetales sino preparaciones en base a animales (venenos de serpientes, cálculos biliares de vacunos,
cuerno de ciervo, lombrices, etc).

John Gerard Nicholas Culpeper Libro de Plantas de William Turner

Para evitar problemas de toxicidad o mal uso de las hierbas por parte de la gente común, William Turner y
Nicholas Culpeper escribieron sus obras en inglés (y no en latín como solían hacer los científicos de la época)
lo cual les trajo innumerables problemas con las autoridades del recientemente creado College of Phisicians.
Los médicos que conocían el uso de las plantas medicinales, comienzan a legislar leyes que castigaban a sus
"competidores" no médicos, abriéndose una brecha importante entre el saber científico y el folklórico. El
expendio y venta de hierbas queda bajo el riguroso manejo de boticarios o herbolarios académicos.
En cambio, los médicos que no utilizaban plantas medicinales insistían en el uso del mercurio, la quinina y el
arsénico los cuales crearon múltiples intoxicaciones. Por ejemplo el mercurio contribuyó a la muerte del rey
Carlos II en 1685 y a la de George Washinton en 1799. Esto motivó a que muchos investigadores y médicos
replantearan cual era la "medicina oficial" que debía ser implementada en la enseñanza universitaria.
Uno de esos cuestionadores fue el alemán Samuel Hahnemann (1755-1843) quien creyó conveniente utilizar
sustancias tóxicas en forma diluida y convenientemente dinamizada para tratar las diferentes enfermedades.

El sistema se basa en el principio de tratar la enfermedad con la misma sustancia que la provoca, pero a dosis diluidas
(infinitesimales). Hahnemann comenzó con la quinina, siguió con el mercurio, luego el arsénico y finalmente con otro
tipo de sustancias: minerales, vegetales, animales, etc, dando origen a un revolucionario método que aún perdura en
nuestros días y que se conoce con el nombre de Homeopatía (Homeo= similar; Pathos = enfermedad, es decir curar a través
del similar).

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Su libro, el Organon, se considera la obra cumbre de la Medicina del siglo XVIII y crea un nuevo concepto en
el tratamiento de las enfermedades preservando los fundamentos Hipocráticos que consideran más importante
al enfermo que a la enfermedad y rescatando el principio de " Primun non Nocere" (Lo primero es no dañar).
Posteriormente Hahnemann fue incorporando nuevas plantas hasta llegar a un total de casi 400 hierbas, la
mayoría de Europa Central, probadas en el hombre a través del método dinamizado.
El alemán Cristoph Hufeland, nacido en Turingia en 1762 y su compatriota Heinrich Lahmann, fueron
grandes preconizadores de los tratamientos por métodos naturales. Este último creó en 1887 un sanatorio
naturista cerca de la localidad de Dresden que alcanzó notoriedad mundial. También merece destacarse la
labor del médico cirujano alemán Augusto Bier (inventor de la anestesia endovenosa y la raquitomía) quien
dejó su especialidad y se abocó a la difusión de la homeopatía y la medicina natural. Otro ejemplo lo
constituyó el sueco Maximilian Bircher Brenner, quien fue el primero en preconizar la importancia de la
ingesta de vegetales crudos.
Muchos médicos europeos lentamente comenzaron a emigrar hacia el Nuevo Mundo y poco a poco fueron
adquiriendo el conocimiento de las plantas autóctonas. Así fueron incorporados al arsenal terapéutico
remedios vegetales tales como la dragontea, el salsafrás, el olmo, el lino azul, la vara de oro, etc. Tras la muerte
de George Washinton, víctima del mercurio como hemos visto, hubo una especie de rebelión médica contra
los tratamientos ortodoxos encabezada por Samuel Thomson, en Norteamérica, que trataron de revalorizar
los tratamientos a base de vegetales. Este médico se nutrió del conocimiento indígena en gran medida y
popularizó el uso de plantas como la cayena, la serpentaria y la lobelia.
Fue el fundador de la Fisiomedicina y propuso la teoría acerca de que "todas las enfermedades se debían al frío",
lo cual no sonaba entonces tan descabellado si observamos que su labor se desarrolló en el territorio de Nueva
Inglaterra donde los inviernos diezmaban a la población. Se calculó hacia 1830 en alrededor de 3.000.000 las
personas que adherían a Thomson; en 1864 sus seguidores europeos crean la National Association of Medical
Herbalist, la organización oficial más antigua de Europa en cuanto a fitoterapia se refiere. En Europa surgen
grandes defensores de la salud por métodos naturales, como Sebastian Kneipp (1821-1897), un sacerdote
alemán que preconizó el empleo del agua en forma de baño de inmersión, y posteriormente Johann Künzle
(1857-1945).

Samuel Hahnemann Samuel Thomson Sebastian Kneipp

En el año 1830 había surgido un movimiento similar en Norteamérica basado en el empleo de las plantas
medicinales combinadas con prácticas ortodoxas, cuyo pionero fue el Doctor Wooster Beech. Este
movimiento se denominó Eclectismo y en la cumbre de su popularidad llegó a contar con más de 20.000
practicantes calificados en Estados Unidos. Lentamente fue desplazando a la medicina "oficial" al punto que
se tuvo que realizar un debate en 1907 para determinar a qué escuela médica debían destinarse los fondos de
los filántropos que sostenían la medicina en ese entonces: Andrew Carnegie y John D. Rockefeller.
Finalmente se optó por privilegiar a la medicna oficial y lentamente el eclectismo fue perdiendo fuerza. En el
año 1906 aparece un tal Dr. Charubel quien publica un libro que hablaba sobre la curación de las
enfermedades a través de las plantas y minerales, pero con un enfoque distinto: el mecanismo de acción
terapéutico de las plantas y minerales se centraba en el plano espiritual. Indicó el uso de 39 plantas que
actuaban en la esfera psíquica, aparte de 3 metales y 11 piedras preciosas. Un discípulo de él, el Dr. Rudolph
Steitner amplía la obra con mayor cantidad de minerales y plantas (entre ellas el muérdago) y da origen a la
denominada Medicina Antroposófica que aún hoy perdura.

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El herborismo de los indios americanos se centraba en la figura del hechicero o "chamán" el cual por medio de
rituales que incluían danzas y "fumatas" de tabaco o peyote, les permitía entrar en trance y de esta manera
"viajar espiritualmente" en busca del alma de la persona enferma a efectos de rescatarla y curarla. (Para
mayores detalles ver el Capítulo de Evolución Histórica de la Fitoterapia en Latinoamérica ).
Cabe hacer notar que el tabaco era utilizado por los nativos solo como elemento ceremonial. Entre las
sustancias que les permitía entrar en estado de trance figuran el yage, la ayahuasca, el agárico, el beleño, la
belladona, bayas de espino o mandrágora (nótese que muchas de estas sustancias tienen compuestos tóxicos y
alcaloides).
Una de las primeras plantas reconocida científicamente por sus bondades terapéuticas fue la digital . Cuenta la
historia que una paciente que sufría de hidropesía por trastornos cardíacos prueba una receta basada en una
antigua receta familiar que la contenía. Al observar el excelente resultado del brebaje, decide comunicárselo a
su médico de cabecera, el Dr. William Witherin quien hasta ese momento había fracasado contínuamente con
los tratamientos convencionales. Comienza él mismo a recomendar esta planta y en el año 1785 publica un
libro titulado Account of the Foxglobe and Some of his Medical Uses, en el cual relata 200 casos de hidropesía
asociados a insuficiencia cardíaca. Asimismo, revela las partes de la planta que contienen mayor cantidad de
principio activo, época de recolección y dosis óptima (muy cercana a la dosis tóxica).
A inicios del siglo XIX, un joven aprendiz de farmacia en Alemania llamado Friedrich Serturner aisla del opio
una sustancia a la que denominó: morfina (en honor Morfeo, dios de los sueños). A posteriori, en 1819 se
aisla la atropina y la hioscina de la belladona; en 1820 se obtiene la quinina de la corteza de la quina; en 1827
la salicilina de la ulmaria; en 1829 la emetina de la ipecacuana y en 1860 la cocaína de las hojas de la coca.
Finalmente en 1828, Friedrich Wohler produce la síntesis de la urea a partir de una sustancia inorgánica (el
cianato de amonio), dando comienzo así a una nueva etapa de la medicina, en la cual por primera vez se
prescinde de la obtención de un compuesto proveniente de un vegetal.

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