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Universidad Católica Andrés Bello

Centro de Investigación de la Comunicación


Red Venezolana de Comunicación y Cultura
Sala Virtual de Investigación Carmen Clemente Travieso

Autor: Clemente Travieso, Carmen


Título: Josefina Joaquina Sánchez una heroína de nuestras guerras de independencia. La vida de
Josefina Joaquina ha debido de ser un martirio inenarrable
Publicación: El Heraldo
Fecha: lunes 25 de octubre de 1948

JOSEFINA JOAQUINA SANCHEZ UNA HEROÍNA DE NUESTRAS GUERRAS DE INDEPENDENCIA


(sic). -LA VIDA DE JOSEFINA JOAQUINA HA DEBIDO DE SER UN MARTIRIO INENARRABLE.

La historia de la emancipación venezolana trae pocos nombres de mujeres célebres. Los historiadores
parece se han preocupado poco por llevar a sus páginas los hechos de las mujeres venezolanas que
sacrificando comodidades, bienes y hasta la vida misma, se dieron en sacrificio inigualable a la causa
de la libertad patria. Una de ellas es la esposa del primer mártir de la emancipación venezolana,
Josefa Joaquina Sánchez.
En busca de datos sobre su gesto emancipador, sobre su sacrificio que hasta hoy ha permanecido
inédito, nos hemos remontado a los tiempos coloniales; a esos oscuros tiempos de explotación y de
trabajo en que toda tentativa de libertad era cruelmente reprimida; en que el trato a los naturales aún
por los mismos curas doctrineros que ocupaban a los indios e indias pequeñas en desmotar algodón
"desde que sale el sol hasta que se pone", era algo que estaba fuera de los límites q´(sic) prescribe la
razón. Entonces nos encontramos con que en el Puerto de La Guaira existía un hogar venerable
compuesto por dos venezolanos y sus ocho hijos.
En la Iglesia de San Juan de Dios existe hoy un documento que, copiado a la letra dice: "José María
de España y Rodríguez casó el 27 de julio de 1783 con Doña Josefa Joaquina Sánchez". De este
matrimonio nacieron ocho niños Bernardino María, Germana María, Valentina Soledad, Francisca
Josefa, José María Eufemio, Prudencio José, Cosme Damián y José Asunción.
Josefa Joaquina Sánchez era natural de La Guaira. Nació el 23 de agosto de 1765, hija legítima de
Don Joaquín Sánchez y Doña María Bastidas, vecinos del puerto. Fueron sus padrinos Don Agustín
Rodríguez y Doña Cándida Antonia Monascal.
Entregada a la tranquilidad hogareña, viviendo la vida mansa de los tiempos coloniales entre los
deberes del hogar y los de la iglesia, único punto de reunión de las mujeres de la Colonia en aquellos

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tiempos oscuros y dramáticos, Josefa comenzó a hacer su obra de libertad al lado de su compañero y
de sus hijos, levantando una familia honorable con toda su responsabilidad maternal, y solidarizándose
al mismo tiempo con su compañero en sus luchas emancipadoras.
Desde aquellos tiempos posteriores Josefa Joaquina comenzó a vivir una vida de inquietudes cuando
el compañero se retrasaba más de lo convenido en el regreso al hogar; o cuando le miraba partir de
noche por la Quebrada del Vigía para asistir a las reuniones clandestinas de las cuales era alma y
nervio.
Hemos tenido oportunidad de visitar la casa donde habitaba este matrimonio guaireño y estos hijos
que compartían con sus padres toda la responsabilidad de una tarea que fuera el comienzo de nuestra
libertad. La casa se conserva muy refaccionada por dentro. Apenas si pudimos ver los altos techos de
madera y la romanilla donde nos pareció vislumbrar la silueta de esta mujer venezolana que es
ejemplo de firmeza revolucionaria, de fe en los destinos inmanentes de la patria.
Pocos datos tuvimos sobre su vida generosa y sacrificada. Antes de la prisión de José María España,
después de su regreso al hogar, cuando el amor a los suyos le lleva en busca de un cariño a cuya
sombra prefiere una vida de persecusión (sic) y sinsabores, viviendo ya las angustias del movimiento
fracasado, y engañado por las clamencias (sic) del Rey, la vida de Josefa Joaquina Sánchez debe
haber sido un martirio incomparable. Rodeada de enemigos por todas partes, de espías, de traidores
que se venden por el consabido plato de lentejas, fracasado ya el valeroso intento revolucionario,
puesta a precio la vida del compañero, fácil es imaginarse la vida que llevaría esta heroica y generosa
mujer.
Cuenta una leyenda de Don Manuel Landaeta Rosales que cuando el marido vagaba oculto, llegaba
por las noches a su lado, partiendo con el alba a esconderse a los montes vecinos o en la casa de
algún esclavo fiel. Josefa Joaquina salió embarazada de su último hijo. Y en una de las muchas
búsquedas que llevaran a los espías tras las huellas del perseguido, se dieron cuenta del estado de la
mujer. El Juez la increpa sobre su estado, y aquella valerosa mujer poniendo su honra en tela de juicio,
exclama: "¿Y es acaso José María España el único hombre que existe sobre la tierra?"
Luego se efectúa la traición de María Josefa Herrera quien le entrega manitado (sic) en la cocina de su
propia casa, por cuya chimenea se ha deslizado al saberse perseguido. Y da comienzo a su martirio.
No se conforma Josefa Joaquina con la idea de que el sacrificio libertario termine con el sacrificio de
su propio compañero en la Plaza de Armas de Caracas; con que todo quede finalizado al dar cuenta
los zamuros de sus miembros colocados en los caminos de La Guaira, en los mismo sitios donde se
oyó su voz invitando al pueblo a la rebeldía y, armada de un valor que no reconoce límites en la
historia, levanta la peonada de su hacienda "Laderas", de Naiguatá, para continuarla (sic) obra
comenzada por el muerto ilustre.
Por los callejones estrechos de La Guaira se desliza el cuerpo de un hombre que lleva la consigna
libertadora: es Rafael España el esclavo valeroso que corre desesperado a llevar la nota de Josefa
Joaquina al mayordomo de la hacienda. Pero no adelanta mucho en su camino sin caer en manos de
las autoridades. Viéndose perdido se traga el papel y calla cuando es sometido a tortura.
La casa ha sido rodeada por los guardias. La india que cuida del hogar y de los niños menores es
torturada sin dejar salir una sola palabra de sus labios. Y luego...
"A eso de las dos y tres de esta mañana llegaron a Caracas Doña Joaquina Sánchez y el negro Rafael
España, conducidos al cargo de D. Vicente Balvey y D. Agustín de la Concha, Tenientes del
Regimiento de Infantería de la Reina, y buen Veterano de esta provincia, de una remisión q´(sic) así
informó en oficio de ayer. Caracas, 30 de abril de 1799:

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"Sobre los papeles hallados casa de la Sánchez tratará el expediente..." El zambo y la Sánchez están
en la cárcel con seguridad y privados de comunicación".
Condenada a diez años de prisión en la Casa de Misericordia por no haber delatado a su esposo, es
de presumirse que la mártir perdiera el hijo y perdiera también la salud. Alejada de los hijos, privada de
sus bienes, prisionera, luego que sale libre ya en el comienzo de la aurora libertadora de 1810, muere
en Cumaná, sola, pobre, abandonada. No hubo para ella,, para su marido sacrificado, para su hogar
deshecho, y no lo hay aún, un gesto de comprensión de los venezolanos.
Encerrada en su largo y tormentoso presidio, la primera revolucionaria venezolana se mantuvo firme a
sus consignas de libertad; levantando en sus manos inmaculadas la primera bandera de la
independencia, respondiendo así la confianza que su compañero depositara en ella en los días
tormentosos que lo llevaron al sacrificio integral.

(*) La presente transcripción es una copia fiel del texto original. Los aparentes errores de redacción,
ortografía, acentuación, concordancia y tipeo son producto del estilo periodístico y de las técnicas de
edición de la época. Únicamente se corrigió la inversión de líneas. El adverbio de modo sic se empleó
entre paréntesis después de aquellas palabras o expresiones con errores muy evidentes de ortografía
o tipeo para asegurar que la expresión precedente es una cita textual.

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