Está en la página 1de 8

Masonería oaxaqueña, al borde

del colapso

De ser una institución respetable y elitista, las logias se han convertido en agencias de colocación

“llenas de mercenarios”, quienes han traficado con su influencia para adquirir estatus y conseguir

puestos políticos; este tipo de prácticas, que se han generalizado en todo el país, mantienen a la

fraternidad en una crisis que podría desembocar en su extinción, advierte en un análisis el Gran

Maestro, José Valdemar Portillo. La masonería necesita redefinir su objetivo, su misión, su meta

y su propósito, afirma el especialista. A su vez, Manuel Guzmán García, Maestro Masón de la logia

rito Escocés Antiguo y Aceptado, no sólo respalda la percepción antes descrita sino que sentencia

que la masonería oaxaqueña se ha “vulgarizado” debido a la pérdida de valores de sus integrantes

Jesús SÁNCHEZ
La masonería en Oaxaca está en crisis, su estado de salud es
grave, está en terapia intensiva. De ser una institución
respetable y elitista para seleccionar a sus adeptos, se ha
convertido en una agencia de colocaciones llena de mercenarios
que han traficado con la institución, según lo revela un estudio
elaborado por el Gran Maestro Masón, José Valdemar Portillo,
un experto en el tema con más de 40 años de vida masónica
simbólica y filosófica.

El estudio refiere que las logias han pasado a ser para muchos
“masones” un templo de “club social”, y por ello se encuentra
hoy en día en una encrucijada, que, “sin duda”, la llevará por
dos caminos: uno, a su plena decadencia y extinción y, el otro,
a estadios de posible superación y progreso que le permita
volver a ser una institución de vanguardia.

Es por ello que la masonería, afirmó, necesita redefinir su


objetivo, su misión, su meta y su propósito, sin que por ello
tenga que “hacer violencia” a su esencia fundamental.

El experto consideró que, lamentablemente, el mundo de hoy está envuelto en crisis, crisis en
organizaciones, gobiernos, partidos políticos, sociedades, gremios, religiones, y, en especial, la
institución masónica, que ha visto disminuir sus poderes de convocatoria, su membresía, el
cumplimiento de sus metas y objetivos; su influencia en el medio social en el que se desarrolla,
motivado por la pérdida de valores morales, educacionales, religiosos y patrios.

Esta crisis, evidente, abundó, ha afectado en forma importante a la masonería universal, a la


masonería mexicana y, en particular, a la masonería de Oaxaca.

En la actualidad, sentenció, hay síntomas evidentes de decadencia y descomposición en la orden; es


decir, un bajo promedio de asistencia, así como letargo, apatía, falta de crecimiento, importante
decremento de las normas de calidad y envejecimiento de sus integrantes.

“Se observa una creciente superficialidad y materialización en la orden; para muchos, la masonería
es un mero apéndice de su vida social. Se adolece de una pérdida de visión y de ideales de superación
espiritual, que empaña la institución”, criticó.

En referencia al historiador y politólogo José Luis Trueba Lara, autor del libro “Masones en México.
Historia del poder oculto”, aseveró que la masonería en los últimos años ha pasado de ser un
importante grupo de influencia política, a una especie de “club social” en el que se busca adquirir
prestigio.

Mercenarios, culpables de esta crisis


Para el teniente Manuel Guzmán García, Maestro Masón de
la logia oaxaqueña denominada Rito Escocés Antiguo y
Aceptado, la masonería no debe ser subsidiaria de
ningún tipo de gobierno ni debe ser una agencia
de colocaciones que sirva con un escalón político.

“Lamentablemente, en esta orden masónica sí


han existido mercenarios que han denigrado a la
institución y que se han aprovechado de la
propia masonería para usarla como trampolín
político”.

Guzmán lamentó que, con estas actitudes, no sólo han marginado el concepto universal de la
institución, sino que también han traído como consecuencia que la masonería se “vulgarice” entre la
sociedad y de ahí provengan deducciones no gratas para la orden.

Por ello, recalcó que es importante honrar esta orden, pues no debe ser una instancia que pueda servir
para buscar empleos.

“La masonería es, más que nada, un concepto individual y grupal que se tiene que aprovechar en
todos sus sentidos y bajo todas las circunstancias, pero de manera transparente y honesta.

“Ningún jerarca de la masonería puede presumir o adjudicarse el voto colectivo de la institución,


ningún masón se deja inducir por nadie porque no son esclavos de la manipulación. Quien diga y
presuma aportar volúmenes de votos no será más que un mercenario fracasado”, pronunció Manuel
Guzmán.
En entrevista, dijo
que es importante honrar la memoria de los hombres héroes e ilustres que dejaron un gran legado a
nuestra patria, tal es el caso de Benito Juárez García, un “personaje democrático, virtuoso”, que no
solapó la corrupción ni a los traidores, cuyo éxito fue encarnar el ideal masónico liberal.

Al igual que Porfirio Díaz, son seres que combatieron con honor por el país: Juárez, “quitándonos la
intervención francesa y Díaz uniendo a un pueblo, dándoles la luz, teléfono y el ferrocarril para
lograr el progreso”.

La masonería es una asociación secreta de personas que profesan principios de fraternidad mutua,
usan emblemas y signos especiales, y se agrupan en entidades llamadas logias, según la concepción
masónica.

Por ello, Manuel Guzmán, detalló que esta institución milenaria sigue siendo secreta y debe
promover la fraternidad y el crecimiento intelectual, moral, y espiritual de todos sus miembros, por
eso para llegar a ser un buen masón se necesita ser un hombre libre y de buenas costumbres.

El ser humano, en decadencia

En tanto, Efraín Morales Sánchez, ex Gran Maestro de la gran logia Benito Juárez García, precisó
que la masonería no está en crisis como institución; sin embargo, reconoció que quienes están en
crisis “somos los seres humanos, que pensamos resolver nuestros problemas materiales y sociales en
una institución que es meramente filosófica la cual está lejos del dogmatismo y del fanatismo”.

El también miembro del Supremo Consejo de México grado 33 súper numerario y diputado Gran
Maestro de la gran logia York de los Estados Unidos Mexicanos, dijo que la masonería no puede
cambiar su esencia, pues los principios están muy claros y quien trata de cambiar la esencia de la
institución “se pierde en esa búsqueda y confunde a la orden”.

Explicó que hay masones textuales, de internet; masones de convivios de políticas, que sólo están
hechos “por forma pero no de fondo”; es decir, que no tienen esencia y sólo especulan.

No obstante, dijo que esta esencia de la masonería se ha confundido últimamente, al pensar que son
clubes sociales u otro tipo de cosas. Lo más lamentable “es que cuando no hacemos masonería,
caemos en una serie de vicios”, apuntó.

“Como masones debemos de trabajar para controlar las apasiones y las emociones; en el masón no
debe existir la envidia ni la competencia, mucho menos la hipocresía. Se tiene que luchar para
enseñarle al ignorante, reconocer al hipócrita y al ambicioso”.

Y si alguno de los que se dicen masones refleja estas actitudes, subrayó, quiere decir que sólo son
masones de forma, pero no de esencia. Para poder practicar los valores, como justicia, prudencia,
fortaleza y templanza no sólo se debe tener el grado si no se requiere de un trabajo de años y de toda
una vida, manifestó.

Morales Sánchez aseveró que en esta institución no se practica ni se habla de política o de religión ni
tampoco es una oficina para buscar empleos, ni estatus; es todo lo contrario, “a la masonería vamos
hombres para buscar la moral de la práctica de las virtudes. Somos respetuosos de la Ley así como de
nuestros gobiernos y de nuestros gobernantes”.
Efraín Morales consideró que “si somos hombres pensantes y trabajamos el entendimiento para
encontrar el saber, no podemos ser masones de internet, de copiar, pegar y especular; por eso la
masonería sigue siendo tan secreta y sólo la van a entender aquellos que han encontrado la esencia
ante Dios para su entendimiento; lo demás, es pura frivolidad”.

Lamentó que la masonería ha caído en una “especulación romántica” por intereses fuera de lo que
establece la orden; por ello, para que los miembros que la integran recuperen el sendero hacia el fin
requieren instrucción; es decir, “entender que somos seres humanos y que nos debemos respetar,
apoyar y saber convivir para el bien de todos, lejos de la ignorancia, la hipocresía y la ambición, que
son los primeros factores que generan el caos en el ser humano en las familias y en la sociedad.

Por lo anterior, Morales recalcó que la masonería es una institución que ha prevalecido y prevalecerá
en los tiempos, pues advirtió que el que llega a un tiempo masónico con otros intereses y no a los
fines de la institución, se destruye a sí mismo y “jamás los hermanos lo reconocerán como tal”.

Con esto, dijo que lo único que harían es generar el ridículo a nivel mundial dentro de la orden: “La
masonería operativa es secreta; la masonería especulativa es pública”, y por tanto en esta orden no
caben los traidores ni los ignorantes; la masonería debe ser 100 porciento humanista, concluyó.

Crisis entre logias,

por pérdida de valores


Concretando esta autocrítica, las causas principales de
esta crisis masónica, que la muestran como una
institución decadente, anacrónica y obsoleta que no
satisface ya las expectativas de este inicio de milenio,
son entre otras, según el estudio de Valdemar
Portillo: el descuido de la estricta selección de
candidatos a ingresar en base a perfiles de
excelencia y solvencia económica, también el
descuido de la educación e instrucción masónica
y la formación de verdaderos y auténticos líderes.

Asimismo este estudio refiere que hay quienes,


mirando la parte “externa de las cosas”,
consideran los ritos masónicos, como
costumbres arcaicas, que ahora
carecen de sentido y les parece que la
masonería, es un museo viviente de
atavismos incompatibles con el
presente.

También explica la situación actual de


esa corriente, la cual carece de
homogeneidad, en los procesos de
selección y aprobación de los
candidatos a iniciar; alto índice de
deserción de aprendices, compañeros
y maestros, nula profundización, en el
estudio de la temática masónica.

Además de notorias deficiencias en la instrucción


mecánica: marchas, signos, baterías, tocamientos; muchas
logias, se han convertido en “clubes sociales”;
actualmente, existe un papel pasivo en la sociedad y debe
de ser activo; una baja o caída, en todas las normas de
calidad de los rituales.

A esta institución se ha hecho cada vez más fácil o


accesible el ingreso de profanos candidatos a las logias; la
ausencia de libros (bibliografía masónica); falta de organización y celebración de foros, encuentros y
seminarios; olvido gradual, de la dimensión iniciática y esotérica de los símbolos, ritos, mitos y
liturgias, esto según el estudio de Valdemar Portillo.

Es por ello que la masonería se encuentra en crisis, obsoleta, enferma, pues son los malos
ceremoniales, el envejecimiento de la membresía las que la han llevado a este destino, ya que cuando
los nuevos miembros ingresan, se enfrentan a la realidad de hombres viejos destruyendo el ritual, de
largos y aburridos discursos, de falta de convivios de calidad, aunado a la política de virtualmente
“agarrar al que sea” lo que ha complicado el problema.
Y esto trae como consecuencia que los nuevos afiliados, pronto se alejan de sus logias y renuncian;
la facilidad de conseguir, los grados sin mérito alguno, por parte de los iniciados, hace, que estos, no
los valoren y como no les costó ningún trabajo, no los aprecian, detalló.

Para José Valdemar Portillo, el problema actual de la masonería, en cuanto a lo que a la formación
masónica se refiere, es, que no está plenamente definido, regulado y oficializado, en forma clara y
precisa, el método de cómo realizar el proceso ( sui generis ) enseñanza-aprendizaje y lo que aún es
peor, no están ni determinadas, ni codificadas, ni reguladas, ni sistematizadas, las enseñanzas que se
deben impartir a un masón, todo en este proceso, se ha manejado según los tradicionales usos y
costumbres.

Además de que no está definida la temática de cada grado, ni los apoyos didácticos, ni la manera y
donde conseguirlos, si es que se pudiera encontrarlos en alguna parte, “no existe un programa docente
que capacite a nuestra membresía, me atrevo a decir, que si se retejaran a los miembros de cualquier
gran logia de la república mexicana, muy pocos pasarían la prueba de primer grado y difícilmente
tendrían paso franco a la segunda y tercera cámara.

En tanto, José Valdemar, aseguró que hoy día no se cuenta con autoridades masónicas, que oficialicen
la literatura a consultar según los diferentes grados, ni los procedimientos rigurosos para pasar de un
grado a otro, esto hace que tengamos hermanos de tercer grado, que nunca han abierto un libro
masónico, ni leído el catecismo del primer grado y ello porque no existe una metodología educacional
oficial y de obligado cumplimiento para las logias.

Por ello los jóvenes, no pueden encontrarse con una institución que vive en el letargo, en la apatía y
en la nostalgia de sus años dorados, que se ha convertido, en un verdadero club del recuerdo y ha
dado la espalda por completo, a las necesidades de una sociedad cada vez más despierta, globalizada,
comunicada, tecnificada y democratizada.

Para salvar a la institución de esta encrucijada, Valdemar Portillo considera que si se toma el camino
de su refundación, y si se mejora su operatividad, con una reingeniería organizacional de la misma,
así como el manejo de la operación de cada una de las logias y grandes logias como una empresa, se
podría enfrentar esta crisis.

Pero indicó que lo más importante es hacer una adecuada selección de candidatos, con perfiles de
excelencia y con solvencia económica, de incluir en la solicitud de iniciación constancias de ingresos,
de no antecedentes penales, así como la prueba de antidoping, haciendo ceremonias serias y solemnes,
si se pone en práctica el examen de grado, entre otras cosas, concluyó.

También podría gustarte