La moringa es un árbol que ofrece valiosos recursos nutricionales y energéticos, y destaca por sus
propiedades medicinales, desde combatir la fatiga, el colesterol o procesos inflamatorios a evitar las
infecciones
6 beneficios del té de moringa
1. 1 Pérdida de peso. ...
2. 2 Propiedades antiinflamatorias. ...
3. 3 Reduce el estrés, reduce migraña y trata depresión. ...
4. 4 Protección de la piel. ...
5. 5 Balance hormonal y disminuye calambres menstruales. ...
6. 6 Aumenta el libido sexual
advertencias o contraindicaciones:
También conocida, por sus propiedades curativas, como ‘el árbol de la vida’, y a nivel científico como
‘moringa oleífera’, la moringa tiene un sinfín de aplicaciones terapéuticas.
Esta es la razón por la que su cultivo y su consumo se han ido extendiendo poco a poco, desde el
norte de la India (su lugar de origen) al resto del mundo, aunque a su expansión le queda aún mucho
recorrido por hacer.
Son cada vez más las formas de comercialización de la moringa (fresca, en extractos, en polvo, en
forma de suplementos o comprimidos), cuyo objetivo no es otro que el de permitir que se aprovechen
al máximo todas sus propiedades.
Lo mejor de este árbol y sus plantas es que son altamente resistentes, de forma que su cultivo es
posible en prácticamente cualquier punto del planeta. Concretamente, en Latinoamérica su uso se ha
popularizado considerablemente, lo que ha convertido a países como Venezuela en los máximos
productores a nivel mundial.
Otro de sus puntos fuertes es que se trata de un vegetal del que se pueden aprovechar
prácticamente todas sus partes. El ser humano puede consumir sus frutos, semillas y hojas, pero
también puede aprovechar los nutrientes de su corteza, de sus ramas y de sus raíces, ya sea como
alimento o para preparar remedios y tratamientos naturales.
Para comprender bien la creciente fama y la utilidad de la moringa, es necesario que conozcas
primero todas sus propiedades nutricionales:
La moringa se utiliza desde hace siglos para obtener una larga lista de beneficios y prevenir y curar
un sinfín de enfermedades. Aquí tienes sus ventajas más importantes:
El sistema inmunológico, es decir, las defensas naturales del cuerpo humano, pueden verse
incrementadas con el consumo habitual de moringa, en cualquiera de sus preparaciones. La
responsable, sobre todo, es la vitamina C, que ha demostrado ser eficaz en el aumento de las
defensas y en la prevención de muchos tipos de enfermedades.
La principal razón es que estimula la creación de linfocitos dentro de nuestro organismo, propiciando
así que nuestro sistema inmune se haga aún más fuerte.
Se controla el colesterol
El omega 3 que encontramos en la moringa hace posible que su consumo habitual sea realmente útil
para mantener a raya los niveles de colesterol. En concreto, este componente lo contienen las
semillas de moringa, de las cuales se puede extraer un aceite que se puede utilizar para la
preparación de numerosas recetas.
Es altamente antioxidante
Y una de las más valoradas consecuencias de este poder antioxidante es que podrás lucir una piel
con menos arrugas y mucho más suave, al mismo tiempo que también sentirás un rejuvenecimiento
interior. Algunos de los compuestos que son responsables de este beneficio son el ácido gálico, el
ácido ascórbico y el betacaroteno.
Aporta energía
No es exagerado afirmar que la moringa puede ser un muy buen sustituto natural de la cafeína, pues
la cantidad de energía que aporta es muy similar.
Las causantes son ciertas de sus sustancias, como el beta-caroteno y los fenoles. Además, se ha
logrado demostrar que su consumo habitual aumenta la cantidad de hemoglobina, de glucosa y de
glucógeno en el organismo.
Este beneficio, sumado al incremento de las defensas, ha propiciado que se haya extendido una
afirmación muy popular: ‘la moringa sirve para levantar a un muerto’.
Es antiinflamatorio
La inflamación del organismo puede tener como consecuencia una serie de molestias, como son el
dolor, la hinchazón o la disfunción de la parte afectada, que puede ser tanto externa como interna.
En este sentido, la moringa puede contribuir a disminuir cualquier tipo de inflamación, ya sea aguda
o crónica, y sus derivadas molestias.
Además, ha sido capaz de disminuir los efectos de los tratamientos contra el cáncer. En concreto,
contribuye a reducir el impacto negativo de la quimioterapia y la radiación a la que se someten las
personas que padecen cáncer.
De entre todos los tipos de cáncer, uno de los más investigados en relación al efecto que sobre él
puede tener el consumo de moringa es el cáncer de páncreas. No en vano, se trata del cuarto tipo de
cáncer en cuanto a índices de mortalidad. Otro de los estudios llevados a cabo logró demostrar que
la hoja de moringa sirve para frenar el desarrollo de esta grave enfermedad.
Tiene propiedades antibacterianas
También gracias a varios experimentos, se ha conseguido evidenciar que, en este caso, el líquido
extraído de las hojas de la moringa es útil para luchar contra la presencia de
ciertas bacterias perjudiciales en el organismo. En especial, destacan las bacterias causantes de
varias enfermedades de la piel.
También las semillas y el aceite elaborado a base de moringa pueden utilizarse para eliminar ciertos
tipos de hongos, que pueden llegar a causar tiña, verrugas o pie de atleta.
Enfermedades relacionadas con el corazón, con los riñones o con la visión. Estos son solo algunos
de los ejemplos sobre el poder de la moringa para combatir enfermedades. Esta planta mejora la
circulación de la sangre y reduce los niveles de azúcar en sangre, por lo que es capaz de beneficiar
a las personas con diabetes.
La moringa contiene una muy pequeña dosis de grasas (que además son saludables) por lo que todo
parece indicar que no debes preocuparte si estás tratando de adelgazar y quieres disfrutar, a la vez,
de todos los nutrientes que la moringa te puede aportar.
Es más, tomar moringa puede servirte para adelgazar de manera más rápida, porque acelera el
metabolismo gracias a las proteínas y a los aminoácidos y produce una sensación de saciedad que
hace mucho más fácil reducir la cantidad de comida que ingieres a lo largo del día.
A pesar de todos los beneficios que consumir moringa te puede proporcionar, es recomendable que
tengas cuidado al tomarla si alguno de estos casos es el tuyo:
Como ya te he comentado, la moringa es una planta de la que se puede aprovechar todo: raíz, tallo,
hojas, fruto, semillas… Por lo tanto, las posibilidades en este caso son muchas y muy variadas.
¡Toma nota de las más frecuentes!
Las vainas
Si quieres disfrutar de todo su sabor y su mejor textura, es mejor que las quites cuando están verdes,
o que te fijes bien en el momento de comprarlas. Después, solo tendrás que cocinarlas como si
fueran judías verdes, cuya forma de preparación más común es hervidas.
Las hojas
Si prefieres comer sus hojas, para cocinarlas o preparar tus mejores platos hazlo como si se tratará
de espinacas. Puedes hacer con ellas pasta, guisos, cremas o sopas.
Otras opciones son que las tomes crudas o frescas (en ensaladas, por ejemplo) o que las dejes
secar y después las tritures para conseguir como resultado una especie de polvos, que también
podrás comprar y consumir como suplemento alimenticio.
Las semillas
Las semillas de moringa las puedes conseguir muy fácilmente en cualquier tienda especializada, y
una vez en tus manos las podrás moler para hacer una especie de polvo o ‘curry’, que podrás utilizar
en una gran variedad de recetas.
Las raíces
Por último, y aunque parezca mentira, también se pueden consumir las raíces de la moringa. Por si
tienes curiosidad, su sabor es muy similar al del rábano picante.
Sin ninguna duda, la forma más popular de consumir moringa es en infusión. El té de moringa es
muy fácil de tomar y además permite obtener sus beneficios nutritivos de forma rápida, práctica y
sencilla, y mucho más si decides comprarlo en las tiendas.
Pero, si prefieres prepararlo tú mismo, debes saber que tampoco es un proceso complicado. En
primer lugar, escoge la parte de la moringa que quieres usar para hacer el té. Lo más habitual es
decantarse por las hojas, en cuyo caso puedes utilizarlas frescas, secas o en polvo.
Los siguientes pasos son muy similares a los que hay que seguir en la elaboración de cualquier
infusión: pon un cazo de agua en el fuego y, cuando comience a hervir, introduce en él la moringa y
déjala un par de minutos más. Cuela el líquido, y ya estará listo para consumir.
En cuanto a las proporciones, lo más recomendable es que utilices unos 8 gramos de hojas por cada
taza de té, pero se trata de cantidades que se pueden adaptar según los gustos y las preferencias de
cada persona.
Conclusión
La moringa, aunque desconocida por muchos, es una planta con una larga tradición terapéutica y
nutritiva, que puedes comenzar a tomar desde ya si quieres disfrutar de todos sus beneficios.
Desde obtener una ayuda para adelgazar más rápidamente, hasta disponer de un suplemento
alimenticio y energético, son muchas las razones por las que empezar a tomar moringa.
Y, por si todo ello fuera poco, la moringa también sirve para mejorar nuestra salud, en muchos y muy
variados aspectos, por sus propiedades y por su excelente combinación de nutrientes.