Comparado con los países vecinos, el Perú tiene la
menor tasa de desigualdad en los ingresos, según cifras del Banco Mundial (BM). A través del coeficiente de Gini –donde el número cero indica que todos tienen el mismo ingreso y el 1 significa que una persona concentra todo el ingreso y el resto no tiene nada –la desigualdad en el Perú registraba un 0,44 en el 2015, en Chile 0,47; y en Colombia y Brasil, 0,51. Sin embargo, que estos resultados se concentran únicamente en la igualdad vista desde la parte financiera. Y también conviene resaltar que el Perú no ha reducido su desigualdad en los últimos cuatro años, de acuerdo al BM.
Este resultado estadístico no considera factores como el
acceso básico a servicios de salud, educación, saneamiento o seguridad, por lo que no representa la desigualdad en todas sus dimensiones, en especial en la desigualdad en los derechos básicos. Por el otro lado, desde el punto de vista geográfico, la pobreza en la zona urbana peruana decreció, pero aumentó en el área rural.
Los desastres naturales que ha sufrido el país con el
Niño costero han reflejado las grandes brechas de desigualdad y la precariedad en la que viven muchos peruanos. Observando las consecuencias de los desastres naturales notamos que solo el 15 o 20 por ciento vive en condiciones aceptables, según el economista German Alarco.
Uno de los mayores impedimentos para conseguir la
reducción de la desigualdad económica es el sistema tributario. La recaudación de impuestos no proviene los impuestos a la renta que controla las riquezas de las grandes empresas, sino de impuestos indirectos como el IGV y el ISC, que reducen los ingresos indiscriminadamente a los ciudadanos. En los países desarrollados ocurre todo lo contrario. Hay grandes empresas que deben miles de millones de soles al Estado y hace 10 o 15 años no pagan. Las grandes empresas que eludan sus obligaciones, mientras que a los pequeños contribuyentes los persigan y los ahogan. El aumento en la recaudación tributaria es la clave para reducir las brechas de la desigualdad.
Otro de los puntos es el "estancamiento laboral", ya que
solo 1 de cada 23 trabajadores tiene protección gremial, mientras que el sueldo básico actual solo cubre el 67,5% de la canasta básica familiar.