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En el presente trabajo me propongo relacionar el cuento “El Hambre” de Manuel Mujica

Lainez con “Infierno Grande” de Guillermo Martinez mediante el siguiente eje: el relato de

una historia ficcional para contar sucesos contextuales reales.

El tema a desarrollar, en líneas generales, consiste en analizar las herramientas que

utilizan ambos autores para relatar hechos históricos a través de personajes y sucesos

ficticios. Es decir, cuando dentro del hilo conductor de una historia se deja entrever una

trama más profunda detrás, para analizar la realidad del momento. Así es como el autor

ficcionaliza no sólo la historia inventada sino el momento contextual en la que ésta se

sitúa.

En primer lugar, “El Hambre” transcurre durante la primer fundación fallida de Buenos

Aires, en 1536. El protagonista, Baitos, forma parte del grupo conquistador, liderado por

Pedro de Mendoza, quienes se encuentran acorralados por los indios hace ya varios días.

En este contexto comienza el relato ficcional: entre la desesperación, el frío y sobre todo,

el hambre. En este punto es donde se disfumina la línea entre lo sucedido y lo inventado;

Mujica Lainez plantea una historia ficcional en un contexto y escenario histórico real,

utilizando importantes figuras coyunturales para el relato.

Por otro lado, "Infierno Grande" tiene lugar en la Argentina de los ochentas, durante la

última dictadura cívico militar. Se cuenta la historia de un joven mochilero que llega a un

pueblo cercano a Bahía Blanca, donde conoce a una mujer y posteriormente ambos

desaparecen. En este caso no es tan explícito el contexto del cuento sino que se va

ubicando por datos sueltos entre las líneas. A simple vista uno podría interpretar el cuento
atendiendo únicamente las aventuras y desventuras de este joven en el pueblo, pero en

una lectura más profunda vemos como el relato se corresponde con los hechos históricos

del momento. Es decir, en la figura del protagonista se reflejan conflictos relacionados con

la dictadura que tenía lugar en la época.

Desde el comienzo del relato, Mujica Lainez nos sitúa en la época al describir el

escenario, la situación de ambos grupos –españoles e indios- y al nombrar a quien

lideraba el primer grupo, Pedro de Mendoza.

“Alrededor de la empalizada desigual que corona la meseta frente al río, las hogueras de los indios
chisporrotean día y noche. En la negrura sin estrellas meten más miedo todavía. Los españoles,
apostados cautelosamente entre los troncos, ven al fulgor de las hogueras destrenzadas por la locura
del viento, las sombras bailoteantes de los salvajes.”

En las primeras líneas, entonces, es cuando se plantea el contexto histórico, se

describen los sucesos reales. Pero a partir de allí se va a narrar lo ficcional, siempre

haciendo referencia a este contexto mencionado.

En cambio, en Infierno Grande, nunca se dice explícitamente la época de la historia,

pero se entreveran datos en el relato que ayudan al lector a situarse.

“Nunca supe muy bien por qué le decían la Francesa y nunca tampoco quise averiguarlo: me
hubiera desilusionado enterarme, por ejemplo, de que la Francesa había nacido en Bahía Blanca
o, peor todavía, en un pueblo como éste.”

“Y sea porque se había acabado el Mundial y no había de qué hablar, sea porque en el pueblo
venían faltando los escándalos, todas las conversaciones desembocaban en las andanzas del
muchacho y la Francesa.”

Uno de los más claros es la referencia al mundial de 1982, que abre paso, más

adelante, a diversas relaciones con la dictadura militar, escondidas entre líneas,

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